El documento describe el perfil biofísico fetal, una prueba introducida en 1980 para evaluar el bienestar fetal mediante la evaluación ultrasónica de múltiples variables biofísicas fetales. Combina marcadores agudos como los movimientos respiratorios y cardiacos fetales con marcadores crónicos como el volumen de líquido amniótico. Si dos o más variables están alteradas, es un indicador de posible hipoxia fetal. Aunque la tasa de falsos positivos es alta para una sola variable, la combinación de variables mejora la de
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El documento describe el perfil biofísico fetal, una prueba introducida en 1980 para evaluar el bienestar fetal mediante la evaluación ultrasónica de múltiples variables biofísicas fetales. Combina marcadores agudos como los movimientos respiratorios y cardiacos fetales con marcadores crónicos como el volumen de líquido amniótico. Si dos o más variables están alteradas, es un indicador de posible hipoxia fetal. Aunque la tasa de falsos positivos es alta para una sola variable, la combinación de variables mejora la de
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PERFIL BIOFISICO FETAL
Antes de la aparición de la ecografía en tiempo real, el feto era
relativamente inaccesible a la exploración física y tan solo la valoración de la frecuencia cardiaca fetal basada en un conjunto de criterios aplicados de forma uniforme a todas las gestantes, permitía conocer su estado. La aplicación de los ultrasonidos para valorar la frecuencia fetal en un registro continuo y su relación con los movimientos fetales y / o con la dinámica uterina, constituyó un avance importante, de cuyas aplicaciones clínicas nos hemos beneficiado; por una parte a través del empleo sistemático del control monitorizado del parto y por otra mediante la aplicación de pruebas ante parto como la no estresante y la prueba de tolerancia a las contracciones. Sin embargo, se hacía necesario la incorporación de más variables para disponer de una información real del grado de bienestar del feto intrautero. Actualmente es posible valorar otras variables que informen de una forma global de las funciones vitales propias del feto y del medio ambiente útero placentario en el que se desenvuelve, por ejemplo: Actividades biofísicas globales: Movimiento del tronco y extremidades fetales. Movimientos respiratorios fetales. Tono fetal. Actividades Específicas: Micción. Succión. Estados de reposo. Frecuencia cardiaca fetal. Flujometría en vasos fetales y placentarios. Ambiente intrauterino. Volumen de líquido amniótico. Grado placentario. Repuestas fetales a estimulos. Todas estas actividades pueden ser valoradas ultrasonográficamente
El perfil biofísico fetal fue introducido en la práctica obstétrica por Manning y
colaboradores en 1980. La idea básica para su desarrollo surge de las observaciones clínicas que señalan que al combinar la información aportada por múltiples variables biofísicas fetales, disminuyen los resultados falsos positivos y aumentan por tanto la capacidad diagnóstica para identificar al feto hipóxico durante el embarazo. Introdujeron el uso del sistema de puntaje en el que se le asignaba a cada actividad biofísica una puntuación; la puntuación de 0, es cuando es anormal y 2 cuando es normal. Las variables fetales fueron, movimientos respiratorios, movimientos corporales, tono, reactividad de la frecuencia cardíaca y la valoración del líquido amniótico, todas con una puntuación. La terminación de la prueba se realiza cuando todos los componentes biofísicos cumplen criterios normales o han transcurrido más de 30 min. En 1983 otro grupo dirigido por Vintzileos utiliza en 150 gestantes un perfil biofísico semejante al de Manning, pero con 2 modificaciones: una la cuantificación de cada variable, donde introducía 1 punto cuando éste era dudosa; la segunda se basó en que incluyó el grado de madurez placentaria según la clasificación de Grannum. Los resultados encontrados por Vintzileos en su estudio fueron muy semejantes a los de Manning con su perfil original, confirmándose el alto valor predictivo de todas estas variables, cuando son normales, para detectar un resultado perinatal bueno y mejoraba la capacidad predictiva negativa de la reactividad de la frecuencia cardíaca fetal. Ya en 1987, Manning modifica su perfil biofísico original y separa la cardiotocografía, lo que llevaba a reducir el tiempo empleado en la elaboración del perfil sin disminuir su exactitud diagnóstica, llegando a la conclusión de que cuando 2 o más variables ecográficas están alteradas, la posibilidad de encontrar una cardiotocografía no reactiva aumenta de forma tan considerable como para hacerse estadísticamente significativa esta relación. No obstante, debido a lo antes expuesto, Eden y otros cuestionaron a Manning esta variante de omitir la cardiotocografía y observaron una incidencia más alta de desenlaces perinatales anormales en fetos con desaceleraciones variables durante la cardiotocografía, pese a los componentes biofísicos mostrados por ultrasonografía. La otra modificación del perfil biofísico original de Manning, la realizó en 1990 y es en relación con la valoración ecográfica de la cantidad de líquido amniótico, para la definición de oligohidramnios. A partir de este estudio define el bolsón de líquido amniótico cuando el eje vertical encuentra la mayor zona ecolúcida de más de 2 cm. Es importante señalar que desde el inicio de los estudios de Manning en 1980, que comenzó con 216 pacientes de alto riesgo, ha llegado a un estudio de 28 655 pacientes; prácticamente la mitad de los fetos (48,3 %) murieron durante el período perinatal. La muerte se produjo entre los 30 min y los 11 días después de obtenido el puntaje biofísico de 0. La observación realizada por Vintzileos en el 1983 refería que no creía conveniente asignar de manera arbitraria un puntaje a cada variable biofísica, como lo hace Manning en sus pruebas, sino dando prioridad según la variable afectada de acuerdo con la escala de hipoxia creada por él, en ese mismo año. Ahora creemos que es importante enumerar algunos aspectos importantes relacionados con el perfil biofísico, sus variables y su evaluación clínica. La evaluación de las variables biofísicas ha llevado a demostrar que tienen una gran exactitud predictiva; sin embargo, la tasa de resultados falsamente positivos para una variable anormal excede del 50%, pero la experiencia ha dado que las combinaciones de las variables biofísicas son útiles para disminuir el índice de resultados falsamente positivos. También tenemos que tener en cuenta que esta prueba es una combinación de marcadores agudos y crónicos. La reactividad de la frecuencia cardíaca, los movimientos respiratorios, los movimientos corporales y el tono fetal son los marcadores agudos. El volumen de líquido amniótico y la clasificación placentaria son los considerados como marcadores crónicos. Los agudos son actividades biofísicas desencadenadas y controladas por diferentes centros del sistema nervioso central y a la vez éstos se han desarrollado en distintos momentos de la embriogénesis fetal. Vintzileos creó el concepto de hipoxia fetal gradual basándose en que las actividades biofísicas que aparecen primero durante la vida fetal son las últimas en desaparecer durante la asfixia fetal. Creemos también importante señalar que estas pruebas de bienestar fetal utilizadas sólo en pacientes de alto riesgo, tienen un valor considerable para detectar al posible feto hipóxico. El inicio del perfil biofísico de Manning, así como los analizadores, detractores, modificadores y otros, han perfeccionado esta prueba para que su sensibilidad y especificidad sea aún mayor en estos momentos, para detectar los posibles fetos hipóxicos. La suma de sus variables no es de tanta importancia en el momento actual como hace 10 años. Su interpretación y la suma de todos los elementos que pudieran investigarse en el medio intrauterino, en embarazos de riesgos, es lo que realmente le da su valor en estos momentos y que clínicamente hablan a favor de repercusión en el neonato el que a su vez se encuentra afectado en sus movimientos, frecuencia cardíaca, líquido amniótico y placenta. No es la suma de resultados de todas las variables investigadas, sino su grado de afectación (escala de hipoxia) por perfusión, intercambio o resistencia al nivel endotelial, produciéndose la hipoxia, la hipercapnia, la acidemia y por último, la muerte del producto. Los centros neurológicos que aparecen primero en el desarrollo del sistema nervioso central son los últimos en deprimirse frente a una hipoxia evolutiva. Así entonces, el tono fetal que se localiza en la corteza cerebral es el primero que se desarrolla y en cambio es el último que se afecta por la hipoxia crónica, este comienza a funcionar hacia las siete u ocho semanas de gestación, el centro de los movimientos fetales se encuentra en los núcleos de la corteza, entra en funcionamiento hacia las nueve semanas de gestación; es más sensible que el tono fetal a la hipoxia, los movimientos fetales respiratorios se tornan regulares hacia las veinte o veintiuna semana de gestación y sería el segundo parámetro en deteriorarse con la hipoxia, el control de la frecuencia cardíaca fetal reside en la parte posterior del hipotálamo y el bulbo raquídeo y entra en funciones hacia el final del segundo trimestre y los comienzos del tercero. Por lo tanto una alteración de la frecuencia cardíaca fetal sería el signo más temprano de la asfixia fetal. Los quimiorreceptores presentes en el cayado aórtico fetal manifiestan signos reconocibles en respuesta a la hipoxemia arterial como es la marcada redistribución sanguínea. El flujo sanguíneo hacia el cerebro, corazón, glándulas suprarrenales y la placenta aumentan, mientras que el flujo sanguíneo hacia los otros órganos fetales disminuye. Se postula que la reducción del flujo sanguíneo a los pulmones y riñones conlleva a la producción del oligohidramnios, además de provocar retardo del crecimiento fetal. Los componentes del perfil biofísico junto con la prueba no estresante y siguiendo los criterios de Manning se valoran cuatro variables: Perfil Biofísico Fetal
Variable Biofísica (2 puntos) Anormal (0 punto)
Normal 1.- Movimientos Mínimo un episodio de 30 Ausentes o episodios respiratorios fetales segundos en 30 minutos. menores de 30 segundos en 30 minutos
2.- Movimientos Mínimo 3 movimientos del Menos de 3 movimientos
corporales cuerpo /extremidades en cuerpo / extremidades en 30 minutos. 30 minutos.
3.- Tono Fetal Mínimo un episodio de Ausencia de movimientos
extensión activa, con de extensión. Extensión recuperación de las lenta con recuperación flexiones. Abrir y cerrar la parcial de la flexión. mano se considera tono normal.
4.- Líquido Amniótico Mínimo un bolsillo de Líquido amniótico
líquido amniótico, que mida ausente, o bolsillo inferior 2 cm o más en dos planos a 2 cm. en dos planos perpendiculares perpendiculares.
5.- Frecuencia Cardíaca De tipo reactivo De tipo no reactivo
Fetal Basal
Vintzileos en 1983 añadió un quinto parámetro que es el grado placentario,
pero no se observó ninguna significancia en cuanto a disminuir la mortalidad perinatal. El propósito de la valoración fetal preparto no es tratar el resultado de la prueba sino más bien al feto y a la madre. Según ello, el tratamiento clínico basado en resultados de perfil biofísico fetal debe incluir una consideración de toda la información clínica materna y fetal. En general, una perfil biofísico fetal normal (definida como 10/10, 8/10 con líquido amniótico normal u 8/10) puede interpretarse como prueba confiable de que el feto no está afectado en ese momento. Una perfil biofísico fetal normal también es indicador confiable de que el feto tiene pocas probabilidades de morir en los siete días que siguen al resultado normal. Por tanto, una perfil biofísico fetal normal suele interpretarse como indicador para diferir o evitar la intervención por motivos fetales (p.e., una paciente postérmino con cuello favorable) o por un riesgo materno inestable (o sea, placenta previa cerca del término) o enfermedad materna cada vez peor (p.e., preclampsia grave). El feto con una calificación de 8/10 y disminución del líquido amniótico como motivo de la pérdida de los dos puntos es un caso especial. Tales fetos tienen alto riesgo de hipoxemia crónica compensada y descompensación aguda. Es práctica usual extraer a estos fetos cuando están maduros (más de 37 semanas). En el feto inmaduro, las pruebas deben hacerse más a menudo, por lo general dos veces por semana y en ocasiones a diario, con la intención de interrumpir el embarazo cuando alcanza 37 semanas o la prueba de perfil biofísico fetal se torna anormal, lo que ocurra primero. El tratamiento recomendado como la prueba de perfil biofísico fetal es no concluyente (6/10) depende la edad fetal, la calificación compuesta por parámetros individuales y la presencia de otros factores de riesgo materno y fetal. En 67% de los casos, una prueba no concluye por ausencia de dos de las variables biofísicas fetales agudas es normal si se repite en un período de 24 horas. Este resultado es particularmente válido si las variables ausentes son movimientos respiratorios y PSS no reactiva. En el feto maduro y el postérmino, en particular, la observación de un solo parámetro de perfil biofísico fetal no concluyente debería indicar valoración del cuello uterino. Si las condiciones son favorables, el curso usual de acción clínica es la inducción. Por el contrario, en el feto inmaduro o en el embarazo con cuello desfavorable para la inducción del trabajo de parto, la respuesta usual a una prueba de perfil biofísico fetal no concluyente es repetirla el mismo día o a la mañana siguiente. Un resultado normal en la prueba repetida tiene el mismo valor alentador de cualquier calificación normal. Si esta segunda prueba vuelve a ser no concluyente, habría una proclividad clínica a interrumpir el embarazo, templada hasta cierto grado por las consideraciones de la edad fetal. En general, si el feto tiene al menos 32 semanas de gestación o más, se recomienda el nacimiento por una prueba de perfil biofísico fetal no concluyente que persiste, porque hay un incremento súbito y significativo de la mortalidad y morbilidad perinatales. En el feto muy inmaduro (menos de 32 semanas), debe sopesarse el riesgo de muerte fetal con el de muerte neonatal vinculada con la inmadurez. El riesgo de una muerte fetal con una prueba de perfil biofísico fetal persistentemente no concluyente es de casi 50 por 1000; el de muerte neonatal vinculada con inmadurez decrece conforme aumenta la edad fetal al nacer. Antes de las 28 semanas, la tasa de muerte neonatal supera a la de muerte fetal; por tanto, es práctica usual ser conservador en presencia de una calificación no concluyente y realizar una vigilancia fetal intensiva (por lo general a diario). El deterioro de la calificación no es raro en estos fetos, y cuando se observa, cambia mucho la razón de riesgo de muerte fetal/neonatal. Una calificación no concluyente en la que una de las dos variables anormales es un volumen disminuido del líquido amniótico produce gran preocupación. En el feto de 32 semanas de gestación o más, este dato indica el nacimiento. La forma de éste varía según factores obstétricos (p.e., presentación pélvica); sin embargo, en casi todos los casos se intenta que sea por vía vaginal. La atención intraparto debe incluir vigilancia continua de la frecuencia cardiaca fetal y una actitud liberal en cuanto a la intervención quirúrgica en presencia de desaceleraciones tardías repetitivas, desaceleraciones variables notorias persistentes o bradicardias basal sostenida, todas relativamente comunes en tales casos. Una prueba de perfil biofísico fetal de 4/10 difiere del no concluyente en dos formas. En primer lugar, la posibilidad de que este resultado vuelva a la normalidad es poca (menos del 5%). Un tipo mucho más frecuente es el deterioro del resultado, a veces rápido. En segundo lugar la mortalidad perinatal aumenta con una calificación de 4/10 en comparación con una de 6/10. El tratamiento recomendado para un calificación de perfil biofísico fetal de 4/10 es la interrupción del embarazo si la supervivencia neonatal es probable. El tratamiento del feto muy inmaduro (menos de 30semanas) con una prueba de perfil biofísico fetal de 4/10 siempre es difícil. La práctica usual es estudiar a diario con una tendencia a la intervención si la calificación se deteriora más (lo que suele ocurrir) o si se confirma madurez pulmonar fetal. En el feto inmaduro con crecimiento apropiado, a veces es posible retrazar la intervención días y en ocasiones incluso una semana o dos, siempre y cuando el volumen del líquido amniótico se mantenga normal; sin embargo, el riesgo de muerte fetal súbita es alto. En el feto inmaduro con retraso de crecimiento y en aquel con oligohidramnios, el tratamiento conservador con una prueba de perfil biofísico fetal de 4/10 es peligroso y debería considerarse sólo en el muy inmaduro, y en el riesgo de muerte neonatal supera al de muerte fetal. El feto con una prueba de perfil biofísico de 2/10 tiene riesgo extremo de muerte y daño perinatales. El resultado de una calificación de 2/10 es bastante diferente al de una de 4/10 o una no excluyente. La relación entre la BPS y la muerte perinatal es curva y su pendiente más pronunciada es evidente en fetos con calificación de 2/10 o menor. Es más, hay poca probabilidad de que la calificación mejore al repetir la prueba, y la recuperación a una cifra normal es rara o mínima. El parto está indicado en parto con BPS de 2/10 cuando es posible la supervivencia extrauterina. Por lo general, se hace una prueba de trabajo de parto si no hay contraindicaciones obstétricas y en ocasiones se puede lograr un parto vaginal. Una BPS de 0/10 es una urgencia fetal que requiere valoración inmediata de interrupción del embarazo. La morbilidad perinatal es universal y la mortalidad alta. El objetivo de combinar diferentes variables biofísicas es disminuir los resultados falsos positivos y falsos negativos. La prueba de perfil biofísico es un método que no tiene contraindicaciones, no es invasivo y tiene una sensibilidad del 90% y una especificidad del 96% para el diagnóstico de asfixia fetal.