TIRAMONTI - Las Exigencias Culturales - S - D
TIRAMONTI - Las Exigencias Culturales - S - D
TIRAMONTI - Las Exigencias Culturales - S - D
En los últimos años y como consecuencia de la exigencia de incluir a los jóvenes en las
escuelas secundarias, los diferentes países han ensayado espacios institucionales alternativos
para acoger a aquella población que ha sido expulsada de los formatos escolares tradicionales
o que nunca ha ido a la escuela media.
En la región se registran múltiples experiencias que procuran mejorar la cobertura y la
propuesta pedagógica de instituciones que atienden a los sectores más desfavorecidos. Entre
las estrategias principales, cabe destacar la implementación de escuelas de tiempo completo
que brindan servicios educativos, culturales y de salud a los alumnos y sus familias fuera del
horario escolar. En estas experiencias hay una fuerte impronta asistencial.
Tanto en Brasil como en Chile se han desarrollado iniciativas tendientes a modificar las
escuelas secundarias, vinculándolas con su entorno y generando modos de organización que
prolongan la permanencia de los alumnos en la institución.
En Brasil, se registran experiencias en San Pablo y en Río de Janeiro que extienden la
actividad de la escuela a los fines de semana, generando espacios institucionales para la
socialización de los jóvenes.
En la Argentina también se registran algunas experiencias destinadas a ampliar las
posibilidades inclusotas de las escuelas medias. Una de ellas, son los centros de actividad
juvenil que prevén la ampliación de la actividad escolar a los fines de semana con una oferta
cultural y deportiva. Con el mismo objetivo se desarrollaron las escuelas de reingreso que
tienen como principal novedad la construcción de trayectorias personalizadas para los
alumnos. En estas escuelas los alumnos construyen sus trayectorias en base a las asignaturas
que adeudan y no cursan los bloques de disciplinas por año de estudio.
En el conjunto de estas experiencias hay un intento de modificar o eludir una organización de
tiempo y espacio de la institución secundaria que se piensa tiene fuerte incidencia en la
selección negativa de los sectores populares. Hay un núcleo duro en la organización de las
instituciones que permanece inalterado desde la creación de estas instituciones, que está en la
base de las altas tasas de deserción de la educación media, como desarrollaremos en el
próximo bloque de este seminario.
Este núcleo duro ha sido denominado por algunos autores como la “gramática escolar”. Este
concepto remite a un conjunto de principios y reglas que rigen a las instituciones. Los autores
señalan que la gramática está conformada por diversos elementos, entre los cuales
encontramos la organización graduada de los alumnos en aulas por edades, la formas de
dividir el tiempo y el espacio, la clasificación de los saberes a enseñar y el otorgamiento de
certificaciones para validar lo que se aprende. La gramática escolar es el modo en que las
escuelas están organizadas para impartir instrucción. Si bien los autores hacen referencia a la
escuela primaria, la conceptualización puede hacerse extensiva al nivel medio en razón de los
elementos que forman parte del concepto de gramática. En el caso de la educación media la
combinación entre un currículum clasificado, el principio de designación de los docentes por
especialidad y la organización del trabajo docente por hora de clase constituye el núcleo de
mayor resistencia al cambio.
Los límites de la institucionalidad moderna se hacen presentes tanto en referencia a las
nuevos sectores socio-culturales que la escuela media intenta incorporar sino también, como
ya señalamos, en relación a la reconfiguración de la cultura en un sentido amplio.
A lo largo del siglo XX la desigualdad en el campo de la educación adquirió diferentes
expresiones, la exclusión de parte de la población, la segmentación que se expresa a través de
la conformación de circuitos diferenciados que se corresponden con los distintos sectores
socio-económicos existentes en la sociedad o, más recientemente, con la utilización del
término fragmentación educativa que designa un modo particular de segregación de los
públicos escolares. La exclusión sigue siendo hoy una expresión de la desigualdad educativa,
que coexiste con las manifestaciones de segmentación y fragmentación, tema que
desarrollaremos en el apartado siguiente.
Hay una abundante bibliografía en las ciencias sociales que hace referencia a la condición
fragmentada de la sociedad. A diferencia del segmento, que se constituye como un espacio
diferenciado en un campo integrado, la fragmentación remite a un campo estallado,
caracterizado por las rupturas, las discontinuidades y la imposibilidad de pase de un
fragmento a otro. La fragmentación nombra la pérdida de la unidad, la ausencia de
referencias comunes y una dinámica de multiplicación de espacios que aleja toda posibilidad
de recuperación de la unidad.
“…ya no creemos en el mito de la existencia de fragmentos que, como pedazos de una
antigua estatua, esperan que la última pieza faltante sea descubierta para así ser
pegados creando una unidad exactamente igual a la unidad original...”.
Nuestras sociedades están en proceso de fragmentación, de separación permanente, de
construcción de homogeneidades que se separan y distinguen de otros cuerpos homogéneos
que conforman entre si un heterogéneo agregado de instituciones, agentes, grupos e
individuos.
La fragmentación social tiene continuidades claras en el campo educativo, y es este el
concepto que creemos da mejor cuenta de la configuración actual del sistema educativo. El
fragmento es un espacio auto referido en el interior del cual se pueden distinguir
continuidades y diferencias, las primeras marcan los límites o las fronteras del fragmento, las
otras dan cuenta de la heterogeneidad de estos espacios. De este modo el fragmento actúa
como una frontera de referencia, pero no se constituye en un todo integrado y coordinado, ni
siquiera en un campo donde se puedan reconocer posicionamientos de actores e
instituciones, sino que se trata de agregados institucionales que tienen referencias normativas
y culturales comunes.
A continuación presentamos resultados de nuestra investigación con la finalidad de ilustrar y
fundamentar esta condición fragmentada.
¿Qué es lo que está fragmentado?, ¿cuál es la materia de la fragmentación? La investigación
da clara cuenta de una ruptura de un campo de sentido compartido por el conjunto de las
instituciones y de los agentes que circulan en ellas. Estos sentidos que moldean las culturas
institucionales, se construyen en la confluencia de mandatos sociales, aspiraciones y
expectativas familiares, demandas comunitarias y recursos institucionales. Hay un modo de
constitución de lo institucional que genera la condición fragmentada. Se trata de una
construcción carente de referencias universalistas y ancladas en la consideración de las
especificidades del grupo que se atiende. No hay referencias valorativas que se definan de un
modo universal, sino que los valores adquieren definiciones y sentidos a la luz del grupo
particular que atiende la institución.
Por ejemplo, el valor “solidaridad” adquiere una diversidad de sentidos para los diferentes
grupos. Para algunos está asociada a explícitas actividades formativas destinadas a
incorporar al universo de los jóvenes provenientes de los sectores sociales medios o altos la
presencia de los “pobres” y generar un lazo asistencial entre unos y otros. En otros casos la
solidaridad se resuelve en la ayuda a familiares y amigos, en no olvidar a los pares después
de haberse salvado, o salvarse para ayudar a los cercanos. Ser “solidario” tiene un sentido
diferente para cada escuela y grupo social, y ninguno de estos sentidos hace alusión a
proyectos comunes, colectivos e inclusores del conjunto de la sociedad.
En este caso se trata de una fragmentación de los marcos normativos y del conjunto de
valores y creencias que conforman el sustrato cultural-ideológico con que una sociedad
integra y socializa a las nuevas generaciones.
Este hecho es especialmente significativo si consideramos que la escuela es una institución
del orden, un dispositivo destinado a generar “una comprensión compartida” de la realidad
sobre el que generar un consenso ético en el que se fundamenta el sistema de expectativas
recíprocas que regulan las relaciones entre los sujetos.
La construcción de los sentidos escolares en diálogo con la comunidad, la pérdida del
referente universal de las escuelas, ha transformado a estas últimas en un espacio donde se
recrean sentidos particulares del orden. Hay una colonización de la institución por los
marcos normativos sostenidos comunitariamente que contradice el original mandato
“civilizatorio” del que ha sido portadora la escuela.
Al mismo tiempo, y formando parte del mismo movimiento, las instituciones construyen una
pauta socializadora que expresa las aspiraciones, expectativas, valores y estrategias de
acomodamiento social del grupo que atienden. La escuela tiene un sentido diferente para
cada grupo y estos clivajes no necesariamente se corresponden con las rígidas divisiones
entre estratos socio-culturales.
Hay dos conceptos que aportan a la construcción de la idea de fragmentación. El primero de
estos conceptos es el de cierre social*, forjado por Weber para dar cuenta de los procesos por
los cuales las comunidades excluyen, limitan o condicionan el acceso a determinados
recursos al resto de los miembros de la sociedad. Estos procesos de cierre pueden originarse
en tradiciones, en el afecto, en la identidad, en la religión o a partir de motivaciones
netamente racionales.
En este último caso, el proceso de cierre está asociado a la tendencia de las comunidades de
ampliar al máximo sus recompensas, para lo cual “limitan” el acceso a recursos y
oportunidades a un número reducido de personas. Los atributos de edad, religión, etnia, sexo,
etc., pueden ser utilizados para limitar el acceso. Se trata de un modo de segregación que
afecta la distribución de “ciertos bienes sociales” o impide un acceso abierto a recursos
“socialmente valorados”.
Esta noción de cierre social y de tendencia a la monopolización de los bienes sociales estaba
ya presente en el texto de Braslavsky (1985) La discriminación educativa, donde se
planteaba que la segmentación del sistema educativo resultaba de una distribución segregada
del bien educativo que impedía que los sectores más desfavorecidos accedieran a los saberes
socialmente valorados, que eran, por lo tanto, monopolizados por los sectores dominantes.
En este caso la idea de cierre estaba asociada con la de monopolización de saberes y a su vez
los procesos de enseñanza/aprendizaje eran reducidos a una acción comunicativa de
transmisión de conocimientos. Las diferencias en los aprendizajes eran resultado de prácticas
monopolizadoras que limitaban o impedían a ciertos sectores acceder al conocimiento
socialmente valorado.
Esta idea suponía también cierta segregación y separación de los públicos escolares ya que
en algunas escuelas a las que asistían los sectores dominantes la transmisión escolar daba
acceso a saberes relevantes, y en otras escuelas frecuentadas por los sectores medios y bajos
de la población la práctica escolar impedía este acceso, o hacía circular saberes degradados o
socialmente irrelevantes.
Los sectores dominantes, como los llamaba Braslavsky, o las elites como las
denomina Svampahistóricamente han habitado en espacios segregados donde han
desarrollado una sociabilidad de tipo comunitario, destinada a la conservación de posiciones
y la reproducción social dentro de un espacio determinado.
Estas prácticas de segregación construyen diferentes círculos de pertenencia definidos por el
linaje social, las prácticas deportivas, los modos de vida, etc. La elección de las instituciones
escolares estuvo desde siempre, para estos sectores, asociada a esta práctica de segregación y
de construcción de espacios socialmente cerrados que garantizaban homogeneidad social y
cultural en el ámbito institucional.
En los últimos años este modo segregado de habitar la sociedad se ha difundido entre otros
estratos sociales. Asistimos a la construcción de barrios cerrados tanto para las elites como
para un amplio espectro de las clases medias. Se vive segregadamente y la vida social
transcurre en espacios controlados donde se limita el acceso de los otros no pertenecientes a
la comunidad. El mapa se completa con las tendencias de segregación de los propios
excluidos que no sólo son desplazados a los márgenes, desde donde desarrollan estrategias
de irrupción en el espacio de la ciudad, sino que a su vez desarrollan estrategias de cierre
social como respuesta o reacción a su condición de extraños. El concepto de fragmentación
social intenta dar cuenta de una configuración de la sociedad que resulta de los modos
segregados de las prácticas sociales.
Ahora bien, cuando hablamos de fragmentación estamos haciendo alusión a un modo de
segregación que construye una específica distancia social (segundo concepto clave para la
construcción de la idea de fragmentación educativa) entre aquellos que habitan los
diferentes fragmentos.
Desde Durkheim en adelante la sociología ha analizado los modos de articulación, de
intercambios y contactos que se producen entre aquellos que comparten un determinado
espacio social. Para este autor la insuficiencia de los contactos entre los grupos que
conforman la sociedad está en la base de los procesos de desorganización social. A partir de
esta perspectiva, la cohesión y la solidaridad social no pueden desarrollarse si la distancia
social entre los diferentes grupos es profunda. Se establece así una asociación entre distancia
social y violencia.
Esta conexión se construye a partir de la idea de que la distancia genera fronteras morales.
La moral dibuja para este autor los límites entre la inclusión y la exclusión; legitima la
sanción legal para quienes están dentro del marco normativo y el ejercicio de la violencia
para aquellos que están fuera de la comunidad y no comparten las reglas establecidas. Las
justificaciones esgrimidas por los gobiernos respecto de la represión al terrorismo ilustran la
legitimación del ejercicio de la violencia con los que están fuera del límite de la moral.
Simmel utiliza el término de distancia social para distinguir el intercambio entre las
relaciones primarias -sociedades comunitarias- y las relaciones secundarias -institucionales o
sociales-. Parkretoma esta idea y plantea que el concepto de distancia social permite apreciar
el grado de entendimiento e intimidad que caracterizan las relaciones personales y sociales.
Se trata de un concepto que contrasta con el de diferenciación estructural. La distancia social
está relacionada con lo cultural y lo moral, hace alusión a los lazos de entendimiento e
intimidad entre los grupos que conforman la sociedad, mientras que la diferenciación
estructural hace referencia a condiciones objetivas -económicas y políticas- de desigualdad.
Por supuesto que las diferencias objetivas juegan un papel central en la definición de la
calidad del lazo social y por lo tanto de “distancia existente entre los diferentes grupos”, sin
embargo, lo que queremos marcar es que hay elementos culturales que juegan en la
construcción de la distancia social que tienen una cualidad diferente cuando hablamos de
segmentación que cuando hablamos de fragmentación.
Entonces cuando hablamos de un sistema educativo fragmentado estamos haciendo alusión a
una configuración basada en espacios mas o menos cerrados donde las distancias entre uno y
otro fragmento no se mide en grados (mas o menos buenas, de mejor o peor calidad) sino en
características culturales muy diversas que hacen que las realidades de uno y otro fragmento
sean incomparables.
A modo de cierre
La clase intentó explicitar algunas de las limitaciones de las escuelas medias para dialogar
con el mundo contemporáneo. Estas dificultades se definieron en términos culturales y
sociales. Se planteó también la existencia de nuevas experiencias y ensayos destinados a
superar las limitaciones antes marcadas. Finalmente, avanzamos en la presentación de un
nuevo mapa de la desigualdad que se configura a partir de la condición fragmentada del
campo de la educación que expresa de manera menos esquemática y más compleja la
coexistencia de espacios económicos, sociales y culturales sin referencias comunes.
La bibliografía sugerida aborda algunos de los conceptos presentados en esta clase y agrega
claves teóricas para complementar los ejes introducidos. Les sugerimos comenzar por Dubet,
luego por Barbero, continuar con el texto de Flavia Terigi y finalizar con el artículo de
Guillermina Tiramonti.