Resumen Practicos
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MODULO 1
En 1967 se pone en vigencia de la Ley 17.132 (de facto) conocida como la Ley de los
profesionales del arte de curar y profesiones auxiliares afines: la psicología ocupaba
un lugar en esas ultimas, viéndose limitado su accionar a la aplicación de test
psicológicos para diagnósticos (art 9°), prohibiendo la aplicación de cualquier método
terapéutico, especialmente el psicoanálisis (art 91°), el cual quedaba reservado para
los médicos.
A partir de los ´70, si bien ya existían en los ámbitos de tribunales (cárceles y
establecimientos de menores) psicólogos trabajando en temas inherentes a la
especialidad, estos no lo hacían a partir de una formación sistematizada, sino
formados en la clínica, intentaban explicar los fenómenos jurídicos desde la óptica
psicológica.
1985. Resolución sobre incumbencias: enunciaba los ámbitos en los cuales el
psicólogo podía realizar sus prácticas, entre ellas el jurídico. Esto sentó el primer paso
para implementar la especialidad y luego la Ley Nacional del Ejercicio Profesional
de la Psicología (sancionada en 1987), en ella también se mencionaba la práctica en
el ámbito jurídico. Además las Leyes Provinciales permitían a los Colegios
Profesionales emitir certificados de especialistas. Todo esto alentó a que en las
facultades de psicología se incorporara la formación específica en el ámbito jurídico y
forense (se la incluyó entre 1985 y 1992). A partir de este momento comienza a
incluirse en la formación específica la tarea psicológica en otros fueros además del
penal, de tal forma que en el fuero civil el profesional psicólogo comenzó a ser
convocado para peritar en casos de adopción, tenencia de hijos, insanias, entre otras,
y en el fuero laboral, en la “determinación del daño psíquico”. Además, se continuó
ampliando su campo, pasando a ser consultados en caso de violencia familiar,
maltrato de menores y de ancianos, prostitución y comercio infantil.
La Psicología Jurídica es más abarcativa que la Psicología Forense, ya que en ésta
última está limitada su práctica al ámbito de los Foros o Fueros, mientras que el
término jurídica, es contemplativo de la otra y, además, se extiende para incorporar la
práctica psicológica que se desarrolla en Instituciones del quehacer psicológico-
jurídico (Unidades carcelarias, Institutos de menores, etc.). Por lo que decir “Psicología
Forense” sería acotar el campo de actuación del psicólogo que trabaja en esta
especialidad, ya que la palabra forense hace referencia a un cargo que implica trabajar
en relación de dependencia de la Justicia, ser un empleado de ella. En cambio, la
denominación “Psicología Jurídica” nombra la actividad que, como psicólogos,
llevamos a cabo en ámbitos que no son jurídicos, pero que están atravesados por el
discurso.
La práctica profesional en esta especialidad demanda de conocimientos específicos
del discurso jurídico que lo habilita a actuar en los diferentes ámbitos de inserción
laboral. El sujeto inserto en la sociedad es atravesado por el discurso jurídico, y el
psicólogo en su tarea profesional ocupa un rol a partir del cual debe dar respuesta a
problemáticas psicosociales. Es así como el trabajo del psicólogo jurídico, en el
abordaje de estas problemáticas, se desarrolla en diferentes ámbitos:
La Justicia Penal: interviene ante la comisión de un delito. Acá el perito podrá ser
llamado para realizar la evaluación del autor, de la víctima y las circunstancias en que
dicho hecho aconteció. El informe que realice el perito será una prueba más dentro del
proceso. Este elemento tiene como finalidad asesorar al magistrado a los efectos de
dictaminar la veracidad de los dichos de los sujetos involucrados en el hecho, como
también del estado mental de los mismos.
En caso de personas Imputabilidad: pueden existir atenuantes como la
emoción violenta, o agravantes, para lo cual se evaluaran los mecanismos
conductuales predominantes y el tipo de vínculo que el sujeto entabla de acuerdo
a su base de personalidad.
En casos en que se deba evaluar la posible existencia de causales de
Inimputabilidad (art 34 inc 1°) se reunirán los elementos necesarios para inferir si
pudo comprender la criminalidad del acto y dirigir las acciones conforme a esa
comprensión o no.
También pueden solicitar a los peritos sobre el concepto jurídico de
Peligrosidad: probabilidad de que un individuo pueda cometer o vuelva a cometer
un delito).
Además, intervendremos en casos de: delitos sexuales (evaluación de
víctimas y victimarios). En el caso de que la víctima sea menor de edad, a partir
de la ley 25.852, solo podrán tomar entrevistas los psicólogos especializados en
niños y/o adolescentes.
Dependen de la justicia penal las causas en que los involucrados sean
menores de 18 años que han transgredido la ley penal, tramitándose estas en los
tribunales orales de menores. El estado deberá tutelarlos cuando se encuentren
en situación de abandono material o moral y/o peligro moral o material
2. En el Ámbito Penitenciario: Inclusión del psicólogo en dos áreas:
criminológica y tratamiento. Acá hay que tener en cuenta la Ley Penitenciaria
Nacional (24.660), ya que en ella se establecen las etapas del tratamiento
penitenciario del reo. Esto hace referencia a la Progresividad del Régimen
Penitenciario que consta de:
a. un periodo de observación,
b. un periodo de tratamiento
c. un periodo de prueba.
a) para aprender;
b) para producir;
c) para la salud;
d) para el tiempo libre.
En sí, las instituciones de este tipo son de una reciente creación, dado que antes los
productos inadaptados eran eliminados, ya fuera suprimiéndolos físicamente, o
expulsándolos de su seno. Es evidente que al ir creciendo las sociedades y
haciéndose más rápidas y fluidas las comunicaciones, lo cual tiende a que las mismas
se vayan agrupando en una sola, fundiendo sus intereses objetivos, la alternativa de
expulsión de los inadaptados se va tornando imposible.
Según Ulloa, debemos pensar a estas instituciones dentro de los cuatro órdenes
explicitados, pues en la institución total el hombre aprende, trabaja, estudia, y
necesariamente posee espacios de tiempo libre, pues se trata de organizaciones
“para-sociales” o “meta-sociales”.
A la vez, también cumplen un doble objetivo social: por un lado el ya descripto, y por
otro, edificar como “controladores sociales” a sujetos de una extracción social similar a
la de aquellos a los que pretende aislar, separados sólo por el delgado límite de la
transgresión.
Para ejemplificar esto, tomemos las construcciones de las ciudades, en las cuales en
su centro y con mayor protección se elaboran las edificaciones de los poderosos A
medida que este círculo se va agrandando, comienzan a aparecer construcciones
medias correspondientes a las clases intermedias o clases de producción y el exterior
es ocupado por las clases periféricas o de menores recursos. Así pues, en un
principio, las cárceles también ocupaban territorios aislados de las comunidades.
Por supuesto que en la actualidad sería muy difícil continuar sustentando estos
recursos, por lo tanto hubo que edificar construcciones lo más seguras posibles,
comprendiendo que el tema de “seguras” pasa por la imposibilidad de fugas, no
importando mucho qué es lo que sucede con los internados dentro de ellas. Solamente
se tenía en cuenta el objetivo primario: “evitar que los marginales continúen lesionando
a la sociedad, mediante su aislamiento de ella”. Así se fue pasando de sótanos o
catacumbas en viejos castillos, por sistemas “panópticos”, luego “auburnianos”, hasta
llegar a sistemas de colonias aisladas.
He aquí una forma de doble control, encerrando a los delincuentes, juntamente con
aquellos que puedan representar un potencial peligro social, una manera de “socializar
la marginalidad”. Llegados a este punto podemos ver que la institución cumple varios
propósitos:
Aquí, en este último propósito, encontramos una amenaza que postula la clase de
poder, y es que esta institución funciona como ejemplificadora de las conductas que
no deben realizarse.
Todo tipo de organización está fundada sobre la base de áreas internas que se
correlacionan e intercomunican entre sí como articulaciones del cuerpo humano.
Cuando la comunicación intra-institucional falla, la articulación se convierte en fractura,
y aquí se depositan las ansiedades paranoides de los miembros más débiles de la
institución, y comienza a aparecer otro tipo de comunicación (fracturada) como puede
ser el “chiste” o el “rumor”, o las inscripciones en las paredes.
Tomando a la institución cerrada y total, podemos ver que en la mayoría de los casos,
éstas son de tipo militarizadas, más aún cuando hablamos de instituciones encargadas
de la custodia y seguridad de la comunidad, como si esta seguridad tuviese que ser
sustentada sólo por la fuerza y sometimiento de aquellos a los que se piensa como
nocivos o peligrosos sociales.
No sólo se puede pensar a la institución carcelaria como cerrada y total, opinando que
aquí también deben ser incluidos los establecimientos minoriles, las clínicas
neuropsiquiátricas y los hogares geriátricos, es decir, todas las instituciones que
trabajan con los marginados sociales y por ende quedan para ser pensadas ellas
también como marginadas. Quizás por esto producen tanta alarma social los motines o
fugas de establecimientos de reclusión o los incendios, tal vez porque a veces éstos
pueden ser leídos como “manifestaciones de salud” de los sujetos allí internados y una
forma de llamar la atención de una sociedad insensible que sólo se ve alarmada
cuando hechos de esta naturaleza ocurren-
MODULO 2
Para el hombre moralmente extraviado: la cárcel; para el hombre enfermo del espíritu:
el manicomio; ésta es la gran conquista de la ciencia. Locura y delincuencia
representaban juntas la parte del hombre que debía ser eliminada, circunscrita y
escondida, hasta que la ciencia no estableció claramente la división a través de la
individualización de los diversos caracteres específicos.
El Estado burgués se funda en una división artificial asumida como natural: la división
en clases. Aparentemente destinadas a resolver las contradicciones naturales, sirven
de hecho para mantener la división originaria sobre la cual se erige la estructura
económica social. Lo que es determinante en este proceso es un elemento. Pareciera
que las formas de delincuencia y locura irrecuperables fueran patrimonio de una sola
clase.
Este análisis nos permite comprender cómo todas las instituciones de nuestro sistema
social tienen la función de responder a las necesidades una vez que ellas han sido
criminalizadas, reducido lo que no es o aquello de que no es síntoma o expresión. La
criminalización de la necesidad es en realidad la naturaleza artificialmente construida,
de manera que se encuentran frente a frente dos formas de violencia y de
criminalidad, la una en respuesta a la otra. La desviación, el comportamiento anormal
son crímenes porque podrían ser peligrosos; la institución delegada para la cura y la
rehabilitación de la desviación y del comportamiento anómalo es crimen, en nombre de
la prevención de esta peligrosidad. No existen necesidades ni respuestas a las
necesidades.
Antropología Estructural – Levi-Strauss
Capítulo IX: El hechicero y su magia: La integridad física no resiste a la disolución de
la personalidad social. La eficacia de la magia implica su creencia, la cual se presenta
en tres aspectos complementarios (la del hechicero por su técnica, la del enfermo a su
cuidado en su poder y las exigencias de la opinión colectiva).
Los jueces no esperan que el acusado impugne una tesis, y menos aún, que refute los
hechos; le solicitan que corrobore un sistema del cual solamente poseen un
fragmento, y cuya totalidad quieren que el acusado reconstruya de una manera
apropiada.
El programa del principio de placer fija su fin a la vida. Lo que en sentido estricto se
llama "felicidad" corresponde a la satisfacción más bien repentina de necesidades
retenidas, con alto grado de éxtasis y, por su propia naturaleza, sólo es posible como
un fenómeno episódico. Es así que el sufrimiento adviene amenazador desde tres
lados distintos: desde el propio cuerpo que, destinado a la ruina y a la disolución, no
puede prescindir del dolor y la angustia como señales de alarma; desde el mundo
exterior, que puede abatir sus furias sobre nosotros con fuerzas hiperpotentes,
despiadadas, destructoras; y desde los vínculos con otros seres humanos.
Nos negamos a admitir el sufrimiento social. No podemos entender la razón por la cual
las normas que nosotros mismos hemos creado no habrían más bien de protegernos y
beneficiarnos a todos. Enuncia que gran parte de la culpa por nuestra miseria la tiene
lo que se llama nuestra cultura; seríamos mucho más felices si la resignaríamos y
volviéramos a encontrarnos en condiciones primitivas. El ser humano se vuelve
neurótico porque no puede soportar la medida de frustración que la sociedad le
impone en aras de sus ideales culturales, y de ahí se concluyó que suprimir esas
exigencias o disminuirlas en mucho significaría un regreso a posibilidades de dicha.
Semejanza del proceso de cultura con el del desarrollo libidinal del individuo. Otras
pulsiones son movidas a desplazar las condiciones de su satisfacción, a dirigirse por
otros caminos, lo cual en la mayoría de los casos coincide con la sublimación. La
sublimación de las pulsiones es un rasgo particularmente destacado del desarrollo
cultural; posibilita que actividades psíquicas superiores desempeñen un papel tan
sustantivo en la vida cultural.
No puede soslayarse la medida en que la cultura se edifica sobre la renuncia de lo
pulsional, el alto grado en que se basa, precisamente, en la no satisfacción de
poderosas pulsiones. Los preceptos del tabú fueron el primer derecho. Por
consiguiente la convivencia de los seres humanos tuvo un fundamento doble: la
compulsión al trabajo, creada por el apremio exterior, y el poder del amor. El prójimo
no es solamente un posible auxiliar y objeto sexual, sino una tentación para satisfacer
en él la agresión, explotar su fuerza de trabajo sin resarcirlo, usarlo sexualmente sin su
consentimiento, desposeerlo de su patrimonio, humillarlo, infligirle dolores, martirizarlo
y asesinarlo. La existencia de esta inclinación agresiva es el factor que perturba
nuestros vínculos con el prójimo y que compele a la cultura a realizar su gasto. A raíz
de esta hostilidad primaria y recíproca de los seres humanos, la sociedad culta se
encuentra bajo una permanente amenaza de disolución.
Los códigos de ética orientan al perito psicólogo en dos aspectos, por un lado,
contribuyen a construir una identidad propia y por otro determinan las exigencias y las
formas de comportamiento más adecuada a si profesión y al desempeño del rol
pericial.
Desde un sentido legal para que haya responsabilidad profesional debe probarse un
daño el cual debe tener relación directa con el accionar profesional y la necesaria
reparación de este.
Los elementos necesarios que hacen a la responsabilidad profesional son: el autor –el
profesional-, el acto profesional, el elemento subjetivo –impericia, imprudencia,
negligencia, inobservancia de los deberes a su cargo-, el elemento objetivo – perjuicio
causado al evaluado-, y la relación causal –el perjuicio es causado por el acto
profesional-
La ley nos impone como obligatorio a proteger a los examinados asegurándoles que
las pruebas y resultados que obtenga se usaran de acuerdo a normas éticas y
profesionales y guardar el secreto profesional sobre cualquier acto que realizare en
cumplimiento de tareas específicas.
Por esta razón al momento de realizar una evaluación pericial tenemos que tener en
consideración los requerimientos que la justicia nos hace sin descuidar nuestra
obligación legal y ética de resguardar al periciado.
Entonces ¿Cómo debe proceder el perito psicólogo para cumplir con la obligación de
guardar el más riguroso secreto profesional?
Por su parte el código de ética del colegio de psicólogos señala que el secreto
profesional es la obligación y derecho permanente de silencio que contrae el psicólogo
en el transcurso del ejercicio de su profesión cualquiera sea el ámbito. Así mismo el
informe solo debe brindar la información relevante al propósito de la evaluación que se
solicita.
A partir de estos postulados se plantea que el perito psicólogo se debe regir por
principios comunes a toda deontología profesional: respeto a la persona, protección de
los derechos humanos, sentido de la responsabilidad, honestidad, producencia en la
aplicación de instrumentos y técnicas, competencia profesional, solidez de
fundamentación objetiva y científica de sus intervenciones.
El proceso pericial comienza con la aceptación del cargo para el cual el perito es
designado y termina con la contestación de la última requisitoria que haya planteado
cualquiera de los litigantes en el procesos y el juez que interviene hubiere corrido
traslado, es decir, que el juez ordenó que se avisara al perito de la presentación
efectuada. Todo traslado –aviso- que se le dé al perito, este debe contestar.
La presencia de terceros “parte” en el litigio debe ser admitida por el perito de oficio
durante la administración del psicodiagnostico. La pericia estará a cargo del perito
designado por el juez. Los consultores técnicos, las partes y sus letrados podrán
presenciar las operaciones técnicas que se realicen y formular observaciones.
Pericia psicológica.
Una pericia es un pedido de carácter científico que el juez hace a un psicólogo para
que valore científicamente un hecho en controversia entre las partes. Deberá ajustarse
a los principios de la lógica, el sentido común y redactar con un lenguaje común, libre
de tecnicismos. Sin embargo, no debe realizar juicios de valor, expresar aspectos
irrelevantes a la causa, emitir datos injuriosos o faltos de versomilidad.
a) Una vez que se realiza la evaluación, se debe tener en claro que todo lo que
incluya en su reporte va a ser sometido a evaluación o cuestionamiento por
parte de otros profesionales involucrados en el caso.
b) Es importante que su reporte se centre solo en aspectos de importancia para el
propósito legar que se busca. No todo se debe incluir.
Existen tramites primordiales que el perito psicólogo deberá llevar a cabo para que su
actuar sea ajustado a derecho y por tanto idóneo, siendo el primer de ellos, la
compulsa (chequeada) del expediente judicial.
Cuando toma contacto con el expediente debe buscar los nombres de todos los
intervinientes en el caso, para ver si existen o no causales que obliguen a su
excusación. Seguramente el perito buscara en el expediente los puntos periciales que
han propuesto las partes y el juez y a los que debe contestar si o sí.
Para dar respuesta a los puntos de pericia deberá recabar información sobre la
persona, atravesó de entrevistas semidirigidas y dirigidas, y la aplicación de técnicas
de exploración psicológica. Finalmente, el análisis de la información obtenida a través
de las técnicas psicodiagnosticas conduce a la elaboración de conclusiones
diagnósticas.
El perito psicólogo es convocado a los fines de dar respuesta a los requerimientos que
la justicia le haga para que con su aporte científico colabore en la comprensión de los
hechos que se ventilan en el expediente y así lograr una mejor administración de
justicia. Dentro del expediente constan los puntos periciales que el perito debe
responder. Son plasmados de diversas formas. Pueden ser preguntas, afirmaciones
y/o negaciones que deben ser confirmadas o no por el experto.
Debe entenderse que las partes que intervienen en el litigio son quienes proponen la
prueba pericial psicológica y consecuentemente los puntos de pericia que desean se le
respondan. No obstante, es facultad exclusiva del magistrado determinar la
procedencia o no de tales propuestas o incluir las propias, lo que en definitiva implica
que el experto deberá responder solo aquellos puntos periciales que el juez considere
pertinente.
Existe un punto pericial que es usado como clise en todas las convocatorias de
peritos. Que es que el perito se explaye ampliamente en lo que considere necesario y
pertinente. Es fundamental cuando se responda este pinto que el experto considere si
realmente tiene o no otros aportes relevantes a los hechos que se ventilan en los
actuando, ya que no puede volcar en su respuesta datos que no han sido solicitados o
que no se correspondan con los hechos.
El perito es el que decide, en base a lo que tiene que evaluar, que técnicas utilizar, ya
que él tiene el conocimiento técnico-científico necesarios. Si el profesional decide no
aplicar alguna de las técnicas que le fueron planteadas deberá, al momento de hacer
la respuesta al punto pericial, especificar las razones que motivaron a la desestimación
de la misma.
El perito se encuentra en el dilema de que se debe informar y que no. Para responder
este dilema debe analizar el expediente, se valora solo cual es el derecho que se está
debatiendo en ese juicio, es decir, la temática del litigio, que marcara el camino sobre
lo que es necesario informar.
Causales de excusación
Son aquellas que permiten que un perito se autoexcluya para intervenir en un proceso.
Tanto las excusaciones como las recusaciones, en nuestro derecho positivo se
pueden realizar de dos modos distintos:
a) Sin expresión de causa: quien se excusa o recusa no explicita las causas que
motivan su conducta.
b) Con la expresión de causa: quien se excusa o recusa explicita de modo
expreso las causas que motivan su conducta.
Alguna de las expresiones de causas son, amistad, enemistad, parentesco, acreedor o
deudor, tener interés en el litigio.
Se rige por los mismos principios que cualquier actividad científica, debe ser un
proceso estructurado que permita su replicabilidad. Lo que requiere de la formulación y
contraste de hipótesis e implica un proceso de toma de decisiones para llegar a la
solución de un problema evaluativo.
El encuadre del proceso pericial resulta muy particular, toda vez que el experto tiene el
deber de guardar el más riguroso secreto en el cumplimiento del ejercicio de su
profesión de todos aquellos conocimiento que obtenga a través de esta, pero al mismo
tiempo se encuentra con que cuando es llamado por la justicia para intervenir en un
proceso, su función esta signada justamente en informar de la persona evaluada todos
aquellos datos que obtenga dentro de la pericia.
Entrevista pericial.
Pueden ser:
Técnicas psicométricas.
a) Determinar la disfunción
b) Establecer el efecto de esta sobre la persona evaluada
c) Establecer pronostico
d) Establecer una relación entre la disfunción y el hecho que motiva la evaluación
La evaluación psicoforense esta enlazada a los motivos que dieron inicio a la demanda
judicial en virtud del fuero donde se haga la intervención. El objetivo es realizar una
valoración psicóloga dentro de un contexto judicial. Y se desarrolla dentro de los
tiempos judiciales, cuando finaliza no se vuelve a tener contacto con el evaluado.
Informe Pericial en el fuero civil y comercial y del Trabajo.
Aspectos generales
El perito presentará su dictamen por escrito, con copias para las partes
- De carácter optativo puede incluir explicación teórico conceptual sobre las directrices
consideradas para la elaboración de las conclusiones. Debe ser sencillo y
comprensible.
Colaboración-reticencia
Verborragia-pobreza discursiva
Cambios en el tono de voz
Lenguaje pre-verbal
Ansiedad-angustia
Estados emocionales.
Introducción.
Otro de los factores que se menciona como Los causantes del origen del fenómeno es
al propio trabajador. Se lo suele considerar como el responsable de generar conflictos,
ya sea por su personalidad, por su incapacidad de cumplir con las expectativas o
metas irreales propuestas por el hostigador o por tener una elevada moral, como si
fuera correcto categorizar en grados la moral.
Durante este proceso también se puede establecer distintos estadio por las que pasa
la persona:
Algunos plantean la figura del acosador con la de una personalidad psicopática que
necesita hacer daño, de manera consciente, a su víctima, usando para ello las
oportunidades que le da la organización.
a) Personalidad psicopática
b) Personalidad paranoide.
c) Personalidad narcisista.
Características de la victima
Resulta ser amenazante para la percepción de los agresores, y por lo tanto debe ser
eliminada de su puesto de trabajo. Suelen despertar en ellos, sentimientos de
inadecuación, complejos de inferioridad, celos y envidia, desprecio, discriminación y
rechazo.
Se coloca en el centro del mismo a la víctima, cerca de ella el hostigador, que es quien
eligió a una persona determinada para que lo sea.
En el último círculo están los complicar o testigos mudos, denominados así porque
saben y ven lo que pasa, pero no hacen nada y miran a otro lado.
El daño psíquico, puede ser entendido como un constructo que no surge del discurso
psicológico, sino que tiene origen mixto; psicológico y jurídico.
El perito psicólogo tendrá que evaluar los síntomas resultantes del hecho vivenciado
como traumático y a partir de esto llegar a la conclusión si hubo conformación
patológica, y por lo tanto, daño psíquico. La noción jurídica de daño psicológico
plantea una relación de causalidad-con causalidad entre el evento dañoso y su
consecuencia psíquica patológica, donde el perito es convocado para dilucidar su
existencia.
El daño psíquico puede adoptar dos formas en terminología jurídica: lesión psíquica,
que hace referencia a una alteración clínicamente significativa que afecta la
adaptación de la persona a distintos ámbitos de su vida y secuela psíquica que se
refiere a la estabilización y consolidación de esos desajustes psicológicos. Para
delimitar la secuela psíquica debemos introducir un elemento cronológico (2 años
después del evento) y valorar la intervención clínica realizada. La cristalización de la
lesión psíquica –secuela- suele expresarse mediante la aparición de rasgos
desajustados en la personalidad de base que dificultan la adaptación del sujeto.
Llamamos situación traumática a una experiencia vivida que aporta un aumento tan
grande de excitación en la vida psíquica, que fracasa su liquidación o su elaboración
por los medios normales y habituales, lo que da lugar a trastornos duraderos en el
funcionamiento energético.
Se debe tener presente que existen factores mediadores o con causas que influyen
de manera decisiva en la aparición del trastorno como son las situaciones traumáticas
previas o las enfermedades mentales preexistentes que nos ayudan a dilucidar si
estamos ante un caso real. Esta tarea ha resultado particularmente compleja y de
difícil solución, en primer lugar porque los simuladores buscan activamente no ser
detectados, lo que dificulta o imposibilita de facto llegar a conocer su incidencia real
y, en segundo lugar, porque solo de forma re}ativan1ente recientemente se han
establecido criterios diagnósticos claros que definen operativamente qué es la
simulación
Una indicación que se puede tener en cuenta para considerar una posible simulación
de daño psíquico es si la persona minimiza otras posibles causas de sus síntomas y
exagera como causa de éstos el accidente por el que solicita una compensación.
Siempre ha de sospecharse de simulación. Esta tarea no se puede llevar a cabo
mediante la evaluación clínica tradicional, basada en la entrevista clínica estándar e
instrun1entaclón psicométrica, debido a que ésta nunca ha informado ele simulación
Simón plantea las cuestiones que a priori debe responder un evaluador a la hora de
evaluar un daño psíquico donde se argumente un TEPT:
¿Cumple el trastorno referido por el reclamante los criterios diagnósticos
específicos?·
El acontecimiento traumático que, presuntamente, ha causado el supuesto.
Trastorno ¿tiene la suficiente intensidad como pata producir este trastorno?
¿Cuáles son los antecedentes psiquiátricos del demandante anteriores al
incidente?;
¿Está basado el diagnóstico de trastorno únicamente en la descripción
subjetiva del reclamante?;
¿Cuál es el nivel real de deterioro en el funcionamiento mental del reclamante?
Existe consenso en que una forma eficaz para detectar la simulación y valorar si
existe huella es necesario el e111pleo de múltiples medidas que permitan contrastar la
información y que controlen el engaño, tales como las entrevistas, las pruebas
psicométricas y la observación conductual.
Por consiguiente, el trauma como sustantivo expresaría el daño al aparato como algo
interior a él, y lo traumático, como adjetivo describiría algo que se ubicaría primero, por
fuera al aparato y se referiría a la colisión entre un exceso y una insuficiencia que
puede terminar borrando esta diferencia entre lo exterior y lo interior. La explosión de
una bomba, un accidente de tránsito, o cualquier evento disruptivo que incida en un
psiquismo constituido, con defensas adecuadas, podrá provocar una "vivencia
traumática". En estos casos no hablamos de fenómeno producto de un evento fáctico
singular, circunscrito en el tiempo y el espacio, como lo hacemos al referin1os a la
"Vivencia traumática", sino a un proceso continuo en la temprana infancia. El "vivenciar
traumático" nos remite a la forma en que se desarrolla el proceso de constitución del
vacío.
Klein le dada importancia al lugar tan central que tiene la ansiedad en relación al
apronte angustioso y la angustia señal para enfrentar una situación que pueda ser
traumática. La autora introduce un aporte planteando que para que esa ansiedad
pueda operar, es fundamental que sea tolerada. Sostiene que la capacidad para
tolerar la ansiedad es otro factor importante interviniente en la dialéctica entre
realidad externa e interna, ya que la capacidad para tolerar la ansiedad es
constitucional, y que varía altamente en un individuo u otro y en distintos
momentos del funcionamiento interno del sujeto. Los pacientes guardan para sí un
monto de horror imposible de simbolizar, que nunca llega a tener palabras, que
pertenece a la categoría de lo impensable, de lo no cognoscible.
Keilson afirma que las consecuencias del trauma se mantienen en el tiempo más
allá del fin de la guerra, de los estados dictatoriales o del término de la represión
política. En consecuencia, sí las expectativas de reparación, de reconocimiento y
validación social del daño, se ven frustradas por el silencio y la falta de justicia,
estaríamos frente a una secuencia traumática más, pero de mayor intensidad
porque profundiza la sensación de impotencia, de desprotección y de marginalidad
en términos de la pertenencia social.
Tanto Ferenczi como Winnicott distinguen entre una vivencia traumática, intrusión
o conmoción que puede ser reconocida, elaborada por medio del sostén afectivo,
donde esta reacción del ambiente no tiene lugar, la reparación no es posible y
entonces el trauma queda inscrito en la subjetividad del niño. Sin embargo,
aunque parte de la experiencia traumática se transforme en palabras, una parte de
ella nunca podrá ser simbolizada, los pacientes guardan para sí un monto de
horror imposible de simbolizar, que nunca llega a tener palabras, que pertenece a
la categoría de lo impensable, de lo no cognoscible.
a) Una vivencia amenazadora, que atenta contra la integridad del sujeto, que
le enfrenta a la muerte, que le genera miedo, terror, etc.;
b) Una vivencia inevitable, que se experimenta como si
c) No existiera posibilidad de escapar de ella;
d) Una vivencia desbordante, en la que se sobrepasa la tolerancia del sujeto a
conflictos o dificultades
e) Una vivencia injusta, vivida como no merecida
f) Una vivencia degradante o humillante, que impacta directamente contra la
autoesti1na de la vícti1na.
Los prejuicios indemnizables por daño psíquico tienen diferencias respecto al daño
moral, las que van desde su origen (una es de tipo patológico y la otra no) hasta la
entidad del mal sufrido (material uno, inmaterial el otro) con la consecuente
proyección de efectos dentro del ámbito jurídico procesal en materia probatoria (el
daño psíquico requiere de prueba pericial probatoria). Para valorar la afectación
psíquica se tendrá en cuenta el menoscabo a una disfunción que afecta
peyorativamente su integridad, provocando un prejuicio susceptible de una
apreciación pecuniaria.
Daray distingue el daño psicológico del daño moral, en la gravedad que el primero
ejerce en la capacidad de la víctima, dado que el perjuicio en la psiquis de un
individuo desde el momento que produce perturbaciones en toda el área de su
comportamiento se traduce en una disminución en las aptitudes para el trabajo y
para la vida de relación, ello al margen de las consecuencias que el daño
psicológico puede tener respecto del equilibrio espiritual del sujeto y de la
correspondiente configuración de un daño moral.
Por otra parte, existen otros conceptos que necesariamente deben ser
identificados por el Perito para poder determinar el daño psíquico en sí mismo:
Los parámetros que hay que contemplar al momento de estimar la gravedad del
daño psíquico serán:
El daño moral.
La información que se recoge en la entrevista puede ser de índole verbal (lo que
expresa, de qué manera, etc.) no verbal (lo que omite, el lenguaje no verbal, la
gesticulación)
Modo de presentación
La impresión visual provee muchos datos por eso es importante observar y describir el
aspecto general del evaluado desde el momento en que ingresa a la sala en la
espera para ser entrevistado. Dentro del aspecto corresponde referirnos a la
vestimenta, el cuidado personal, el orden, el porte y la fisonomía.
1) Conciencia:
La conciencia no es una función sino la síntesis de funciones, resultado efecto del
ejercicio de todos los procesos que comporta la actividad mental. El estado normal de
conciencia es la vigilia o estado alerta, y resulta necesaria para el funcionamiento de
otras funciones como la memoria, la atención y el juicio. Se puede definir la conciencia
como el pleno conocimiento que tiene el individuo de sí mismo y del mundo que lo
rodea. Es la aptitud para comprender, capacidad de darse cuenta de sí mismo y del
entorno
Alteraciones de la Conciencia
2) Atención
Sistema que nos permite filtrar los estímulos, asignando prioridades, manteniendo el
foco interés y monitoreando potenciales cambios y modulando los recursos de todas
las demás funciones cognitivas. Esta selección está influenciada por la importancia
que tiene el estímulo para el sujeto, la intensidad del estímulo, la experiencia previa y
la motivación. Se diferencian tres componentes; selección, vigilancia y control.
Existen dos tipos de atención involuntaria producido por un estímulo intenso, nuevo o
interesante, relacionado con nuestro sistema de alerta y atención voluntaria implica
concentración y control, somos conscientes del esfuerzo que realizamos.
Alteraciones de la atención.
3) Concentración
4) Lenguaje
Las alteraciones o trastornos del lenguaje verbal se pueden agrupar en: ausencia de
lenguaje, trastornos del ritmo, estereotipias verbales, trastornos del significado y
alteraciones de origen neurológico, Mutismo o ausencia total de lenguaje sin que se
encuentre afectada la capacidad instrumental.
Estereotipias verbales:
Alteraciones neurológicas
5) Memoria
Dentro del contexto de los procesos de memoria a largo plazo podemos dividirla a
partir del contenido de la información almacenada. Así encontramos:
Alteraciones De La Memoria
Amnesia: Pérdida total como parcial de la función mnésica. Las amnesias pueden
clasificarse siguiendo distintos criterios: causal (postraumática, alcohólica, afectiva),
modalidad (visual, táctil, auditiva), anatómica ( hipocámpica, diencefálica) o
cronológico; anterógrada o retrógrada.
6) Afectividad
Conjunto de experiencias que definen y delimitan la vida emocional del sujeto. Está
constituida por los sentimientos, las emociones, los deseos y otros estados que
constituyen la vida emocional total del individuo. Definiremos a la emoción como la
respuesta afectiva brusca y aguda, con gran correlato somáticos, desencadenada a
partir de un estímulo o percepción interno y/o externo. Por su parte los sentimientos
son estados anímicos más difusos, experimentados de forma paulatina o progresiva y
que son más duraderos, sin acompañarse de síntomas somáticos, constituyen la
experiencia subjetiva de la emoción.
Los tipos de estado de ánimo más significativos que podemos mencionar son;
7) Pensamiento
Es toda aquella actividad, acción o recreación que realiza la mente o sea todo lo que
se trae a la existencia por medio del intelecto. El pensamiento lógico consiste en el
flujo de ideas, símbolos y/o asociaciones dirigidas hacia una meta. Lo podemos
definir como un proceso mental que nos permite reflexionar, juzgar, realizar
abstracciones, análisis y síntesis. El pensamiento es normal cuando se da una
secuencia lógica, el mismo tiene un curso, un contenido y una finalidad.
Los trastornos del pensamiento se han dividido en trastornos del curso y trastornos
del contenido. El curso del pensamiento es la manera en que se unen o asociación las
ideas, como la persona formula, organiza y expresa el pensamiento. Por su parte el
contenido del pensamiento sería aquello sobre lo que pensamos, serían las ideas,
creencias, preocupaciones, obsesiones, etc. Por lo cual cuando hablamos de
trastornos del curso del pensamiento hacemos alusión a las diferentes disonancias al
escuchar un discurso y trastornos del contenido se refiere a la temática del discurso.
a) Ideas fijas: o ideas parásitas, la persona las aceptas, no las siente como
extrañas y tienden a orientar la conducta
b) Ideas sobrevaloradas: el aspecto afectivo predomina sobre lo racional y con un
significado propio ocupando un lugar fundamental en la vida de la persona.
c) Ideas obsesivas: son ideas que se le imponen
d) Ideas delirantes: juicios o creencias falsas, donde el sujeto las mantiene con
gran convicción.
8) Sensopercepción
Es un proceso realizado por los órganos de los sentidos que captan lo que nos rodea a
través de los receptores sensoriales y el sistema nervioso central que interpreta la
información y actúa en consecuencia. La sensopercepción de produce en tres fases;
detección, en donde el estímulo es captado por los órganos sensoriales, transmisión
de la información como impulso nervioso al cerebro y procesamiento del estímulo que
llega al cerebro donde es interpretado.
Trastornos en la sensopercepción
Perito es la persona que, sin ser parte del proceso, emite declaraciones sobre la
apreciación desde su ciencia de los hechos que tienen carácter procesal. Es un
tercero llamado al juicio para suministrar esclarecimiento sobre hechos cuya
verificación o interpretación requieren conocimientos especiales en alguna ciencia.
En cuanto a la pericia como elemento de prueba, aun hoy surgen posturas divergente.
El juez podrá ordenar pericias siempre que sea para conocer o aprender algún hecho
o circunstancia pertinente a la causa, sean necesarios o convenientes conocimientos
especiales en alguna ciencia
Devís Echandía define: "prueba judicial, en particular, es todo motivo o razón aportado
al proceso por los medios y procedimientos aceptados por la ley para llevarle al juez él
convencimiento o la certeza sobre los hechos".
Así, uno de esos medios de prueba, es la prueba pericial. Witthaus la define como 'la
opinión fundada de una persona especializada o informada en una rama del
conocimiento que el juez no está obligado a dominar. La persona dotada de tales
conocimientos es el Perito y su opinión fundada es el dictamen
Esta doble cualidad del Perito ha permitido muchas veces discutir si más que un medio
personal de prueba es un auxiliar o asesor del Juez. La polémica es quizá más
lingüística que otra cosa en cuanto que el Juez debe valerse de todos los medios de
que dispone para alcanzar la verdad hasta donde le sea posible y siempre en la forma
legalmente permitida.
Es dable resaltar que la inserción del psicólogo en este área de trabajo requiere Que
una formación especifica, ya que son muchas las veces, en que se atraviesan largos
procedimientos porque un informe puede ser criticado técnicamente por la partes
intervinientes en las audiencias orales, en las cuales se suele exigir a los Peritos que
brinden información que esta resguardada por el secreto profesional. Por tal razón es
imprescindible que, quien tenga la responsabilidad de realizar esta actividad no
debería desconocer cuales son los alcances de su práctica y cuales las leyes que
regulan la misma..
Dos hechos que reflejan la tendencia actual en los aportes del psicólogo son, por una
parte, que cada vez es más frecuente su intervención en funciones que van mas allá
de la pericia como prueba pidiéndosele, además, que realice pronósticos y propuestas
Al respecto no puede olvidarse que en las leyes más modernas -legislación sobre
procesos de familia, legislación de menores, legislación en materia penitenciaria, cada
vez es más frecuente, la llamada o la intervención del psicólogo en funciones que van
más allá de la pericia como prueba y pasan al marco de lo que es asesoría, en cuanto
que del psicólogo no se pretende la fijación de datos fácticos, sino también, y con
renovada frecuencia, un pronóstico, una propuesta o incluso la indicación de
tratamiento. Y otra característica de la legislación moderna es la tendencia a
integrar a los expertos en equipos que, con diversos nombres -equipos técnicos,
equipos psicosociales, equipos especializados buscan el estudio multidisciplinar de los
problemas o conflictos y la resolución de los mismos.
El peritaje psicológico al ser una herraamienta técnica al servicio de la justicia, obliga
al psicólogo a realizar las siguientes operaciones dentro del proceso, sea cual fuere la
temática en la que este inmerso, es necesario que este tenga en cuenta los siguientes
elementos para el informe final:
El lenguaje de las mismas debe ser el propio del científico, lo que no quiere decir que
esto, no sea explicado en un lenguaje claro, inteligible y acompañado si es necesario
de ejemplos. Debiendo en todo momento transmitir sus conclusiones sobre el caso
concreto y tener en claro que llega con la mayor nitidez a los demás. Siempre el Perito
se deberá expedir con imparcialidad no ocultando nada en sus conclusiones. El Perito
en general, en cualquier función que ejerza debe ser absolutamente independiente.
Por otro lado como plantea Vásquez Mezquita, la redacción del informe es la parte
más delicada dentro de la elaboración pericial. Este es el momento en que el Perito
debe tomar una decisión sobre el contenido y forma que dará a su informe.
Por otra parte, el Dictamen Pericial es un acto procesal que culminara con una
imprescindible deliberación secreta, en el caso de la inclusión de Pelitos de parte. Si
entendemos que la inclusión de expertos a pedido de las partes está previsto a los
fines ele impartir mejor justicia, es condición el aporte de todos los intervinientes en el
proceso pericial a los fines de llegar a conclusiones más acabadas que las que puede
aportar una sola persona.
La deliberación por lo tanto implicara trabajar en función de los protocolos de los test y
su análisis por parte de todos los Peritos y la correlación con el material obtenido a
través de las entrevistas a las que hubieron de concurrir. Cuando esto no suceda, el
Perito de parte debería denunciar la anomalía pidiendo la inmediata presencia del
Juez en el recinto pericial o planteando la nulidad de la pericia. Esto es importante,
dado que muchas veces, las pericias que no han reunido estos criterios, son nulas
de hecho por carecer de debate
En relación a las diferentes posturas, la doctrina está dividida entre aquellos que
opinan que la pericia psicológica es en sí misma una prueba y otros que consideran
que el Perito es un mero auxiliar del juez.
Cuando las partes acuden a los Peritos para adquirir certeza sobre el hecho que se
investiga deben saber que el mejor de los estudios periciales, se configura como una
evaluación objetiva de todos los elementos involucrados en el caso con relación a la
memoria, el testimonio, etc. El Juez a través del mismo podrá valorar y apreciar
técnicamente hechos que ya han sido aportados al proceso por otros medios
probatorios.
Por lo tanto, podemos decir que la tarea profesional del psicólogo forense comienza
con una serie de premisas obrantes en una causa judicial y consideradas verdaderas
como autoridad competente, a las que por medio de un razonamiento válido
(aplicación de técnicas psicodiagnósticas judicialmente aprobadas), finalmente arriba a
las conclusiones que le fueron previamente solicitadas.
Los Peritos no comunican al juez su decisión sobre la cuestión de fondo del proceso,
la materia sobre la cual versa el juicio, sino que ejercen una función de asesoramiento
en el área de su especialidad y por eso es que muchos expertos terminan afirmando
que el juez es el Perito de Peritos, ya que a él le corresponde analizar en última
instancia la validez o las falencias que tiene la actuación del experto. La postura del
magistrado se basara en todos los elementos que surgieran en la investigación,
llegando tal vez a conclusiones distintas que las de los Peritos.
En los informes psicológicos el equívoco surge cuando algunos conceptos como por
ejemplo el de disociación, tienen diferentes acepciones de acuerdo a las distintas
teorías, por ello los Peritos que intervienen pueden estar refiriéndose á cuestiones muy
distintas y en forma muy diferente en la causa. En tales casos es necesario determinar
lo mejor posible la acepción con la que se está empleando la palabra que se utiliza en
el informe para evitar la ambigüedad, anfibologías o vaguedades.
En todo informe psicológico jurídico ha de cuidarse el uso del lenguaje. Por ello es que
el Perito debe redactar su dictamen en lenguaje entendible para el lego. El lenguaje
con el que se exprese ha de ser científico y técnico pero comprensible para los
magistrados. En el caso de que se use un término psicológico ha de explicitarse
mediante una definición operativa del término empleado.
La Ley prescribe que antes de dar comienzo al acto, los Peritos deberán prestar
juramento de proceder ética, imparcial y fielmente en sus operaciones, y de no
proponerse otro fin más que el de descubrir y declarar la verdad. Aquí comienzan las
dificultades discursivas, ya que para el derecho la verdad es la que puede probarse y
la psicología plantea que la verdad será, la del inconsciente. Confrontando, de esta
manera, verdad objetiva con verdad subjetiva.
El Perito por su parte es un tercero ajeno al juicio, quien colabora imparcialmente con
la justicia, conforme a los principios de su ciencia arte u oficio, formando el
convencimiento del tribunal acerca de la efectividad de los relatos de las proposiciones
fácticas contenidas en la acusación; aporte que será evaluado por el tribunal al
momento de dictar sentencia.
Entonces puede decirse que el poder penal le solicita a los expertos "psi" que realice
un estudio completo y profundo ele la personalidad del sujeto imputado.
Hay que reconocer al discurso jurídico penal como aquel discurso del poder punitivo,
que en el caso en particular interpela al Perito en busca de explicaciones a las que no
puede acceder, por características propias del discurso psi que le son ajenas. Este
reconocimiento, le permitiría al Perito operar desde un lugar independiente, ajeno al
poder punitivo, diferenciando ambos discursos y sobre todo reconociendo las
limitaciones de su ciencia. En otras palabras, el experto se transforma en un
especialista en develar la identidad social real del sujeto evaluado y lo realiza a través
su examen pe1icial.
Como hemos visto la pericia psicológica, en la actualidad, tiene por función realizar
una descripción y comprensión profunda y compleja de la personalidad de un sujeto
vinculado a un proceso judicial.
Módulo 6 - “La práctica profesional del psicólogo en el ámbito penitenciario”
Los ejes que atraviesan la práctica profesional del psicólogo en el campo penal: el rol
del psicólogo en el ámbito penitenciario tanto en el área correspondiente a la
criminología como en la asistencial; los tipos de tratamientos en instituciones penales;
y el abordaje psicológico en el régimen a prueba.
Antes de comenzar con el desarrollo del tema vale recordar que se sostiene que la
Psicología Jurídica es un campo que surge de la intersección teórico-práctica entre el
discurso de la Psicología y el del Derecho, mediatizada por la acción del Estado, a
través del TODO LEGAL. El discurso de la Psicología se va a centrar en el desarrollo
de la práctica específica del psicólogo, de su modalidad de trabajo en la institución
penitenciaria y las postpenitenciarias, como, por ejemplo, el patronato de liberados.
Desde ya el trabajo del psicólogo en este campo específico, como en cualquier otro
ámbito –hospitalario, tribunalicio, minoril, etc.- se encuentra regulado por la Ley del
Ejercicio Profesional de la Psicología, Ley 23.277
A modo general, se puede afirmar que las tareas que efectúan los psicólogos en el
trabajo en unidades penitenciarias y en los patronatos de liberados comprenden:
La evaluación, el diagnóstico, pronóstico y tratamiento de la personalidad, y la
recuperación, conservación y prevención de la salud mental de las personas.
La emisión, evaluación, expedición, presentación de certificaciones, consultas,
asesoramiento, estudios, consejos, informes y dictámenes.
Trabajan interdisciplinariamente integrando equipos en instituciones públicas y/o en
instituciones de bien público. En todos los casos, el psicólogo debe, de ser necesario:
Aconsejar la internación hospitalaria de aquellas personas que por los
trastornos de su conducta debido a patología signifiquen un riesgo para sí o
para terceros.
Proteger a los examinados asegurándoles que las pruebas y resultados que
obtengamos se utilizarán de acuerdo a normas éticas y profesionales.
Guardar el secreto profesional sobre cualquier prescripción o acto que realizare
en cumplimiento de nuestras tareas específicas, así como de los datos o
hechos que se nos comunicaren en razón de la actividad profesional sobre
aspectos físicos, psicológicos o ideológicos de las personas.
Respecto de la práctica, en el campo penal, la ley señala muy especialmente la
necesidad de que los profesionales que trabajen en los programas psico-educativos
y/o psico-sociales y/o sanitarios, tanto en relación a las penas como a las medidas,
Las medidas se tratan de tener conocimiento en profundidad desde una perspectiva
biopsicosocial de las personas que han cometido delitos con el objeto específico de
facilitar el desarrollo de las capacidades reflexivas respecto de las conductas delictivas
que han tenido y el daño que han causado –a sí mismos, a las víctimas, familias y
sociedad- y a partir de allí posibilitar un proceso de cambio y modificación de sus
tendencias y conductas antisociales a fin de que no se produzca reincidencia.
El objetivo de trabajo del psicólogo se sostendría en la posibilidad de que las personas
que han delinquido asuman su responsabilidad subjetiva respecto a su proceder
delictivo y desde allí puedan efectuar una proyección y desarrollo de sus vidas dentro
de los cánones de nuestra sociedad.
El fin de la pena privativa de la libertad
El fin de la pena consiste en lograr que el interno adquiera la capacidad de respetar y
comprender la ley, procurando la reinserción social, promoviendo el apoyo y la
comprensión de la sociedad. De esta manera, se advierte un eje individual y uno
social.
Respecto al primero, llama la atención que la idea de adquirir algo que no se tiene,
cuando este algo no es sino la capacidad de comprender la ley. No obstante, juzgados
de ejecución penal advierten que, en este caso, se apela a una actitud frente a la ley y
no a una aptitud.
Por otra parte, se muestra tibio al postular “procurar” algo. Mas, es dable precisar que
lo que se procura es la reinserción social. Esto difiere del objetivo de readaptar al
interno De esta manera, se advierte un claro deslizamiento hacia lo social, pues la
inserción no solo depende del actor sino del tejido social que aloje a aquel. Este
deslizamiento queda confirmado con el último punto: la promoción de la comprensión
de la sociedad, objeto que no se agota ni se acota en la ejecución de la pena privativa
de la libertad pero que en su enunciad0 marca una distancia de las intenciones
legislativas previas.
A modo de síntesis entonces, el objetivo de la pena interpela a un actor en su posición
respecto a la ley, y a la sociedad, en tanto deba acompañar la reinserción social del
interno tras la adquisición de este de la capacidad de respetar y comprender la ley.
El psicólogo intervendrá tanto en la asistencia para el logro de la mentada capacidad,
como en la coordinación de recursos que habiliten al interno a lograr la reinserción
social. A partir del diseño y aplicación del programa de tratamiento individual que no es
sino el medio para lograr el fin ya enunciado.
El programa de tratamiento individual
El psicólogo es un profesional que interviene en el marco del llamado tratamiento
penitenciario. Este, es el medio para lograr el fin de la pena privativa de la libertad.
Responde a determinadas características: es individual; interdisciplinario; obligatorio
respecto a las normas que regulan la disciplina, la convivencia y el trabajo, y voluntario
respecto a todo lo demás y progresivo.
Esto significa, por un lado, que el tratamiento se diseñará solo después de una
evaluación interdisciplinaria personalizada que derive en un programa de tratamiento
individual. Por otro lado, que debido a que el objeto es la reinserción social, el
tratamiento deberá incluir ejes que contemplen la promoción, gestión y fortalecimiento
de recursos pertinentes para esto. De esta manera, serán pilares destacados del
tratamiento el trabajo, la educación, la relación con el medio social y vincular, la salud.
El tratamiento comprenderá al conjunto de actividades terapéutico-asistenciales
dirigidas directamente a colaborar en el proceso de reinserción social de los internos,
contemplando aspectos voluntarios y obligatorios. Es individualizado y programado de
acuerdo a las características personales de cada interno, e integrado por un conjunto
de acciones que le brinden oportunidades de cambios observables en la evaluación de
su evolución.
En el diseño, desarrollo y concreción, así como en el seguimiento, control y evaluación
del Programa de Tratamiento Individual intervienen distintas áreas:
Sanidad o salud psicofísica: No sólo se considera lo atinente a cumplir con las
medidas higiénico-dietéticas, sino también lo que respecta a la atención médica
específica, de acuerdo a enfermedades, medidas de tratamiento y control que
deberán llevarse a cabo. Se recomienda el tipo de psicoterapia aconsejable –
individual, grupal, familiar- de acuerdo a las características y al diagnóstico de
cada uno en particular. En este eje del tratamiento, interviene el psicólogo del
área asistencial.
Educación: De acuerdo al nivel de instrucción alcanzado, a los conocimientos
que pueda haber adquirido durante su detención, y al tipo de actividad
educativa que cada quién desea recibir. Se evalúa y aconseja el nivel de
instrucción al que esa persona debe incorporarse.
Trabajo: Teniendo en cuenta la capacitación laboral que posee el interno, y la
que él desea recibir, se aconsejará la actividad laboral más conveniente,
considerando si existieran restricciones específicas por sus características
psicofísicas.
Asistencia religiosa: Responderá a las necesidades y al credo de ese individuo
en particular.
Relaciones familiares y/o sociales: Se aconsejará de acuerdo a la evaluación
de los vínculos intra y extrafamiliares si es necesario realizar algún tipo de
intervención, promoviendo el acercamiento de ciertos vínculos, así como el
trabajo de otros que presenten alguna conflictiva particular. Se intenta mejorar
los sistemas comunicativos familiares.
Los diferentes Programas Asistenciales buscan responder a las necesidades
generales, a las individuales, a la idiosincrasia de la población alojada y a las
características de la unidad que va a alojarlos. Las distintas problemáticas que se van
observando responden no solo al tipo de delitos cometidos sino, además, a otras
variables, como, por ejemplo, las zonas donde ocurren.
En otros casos, los Programas Asistenciales responden a factores ligados a
problemáticas específicas que pueden poner el acento en distintas motivaciones que
llevan a una persona al delito, apareciendo, por ejemplo, el tema del alcoholismo, el
consumo de drogas, la violencia intra y extrafamiliar, etc. A estas situaciones se
intenta dar respuesta y, en muchos casos, surgen Programas, Proyectos y/o
Experiencias Piloto propuestos por el equipo de trabajo de una determinada Unidad
que atiende a las necesidades que emergen con mayor fuerza en esa zona, y que, por
ende, comienza a implementarse en ese ámbito específico, sin incluirlos
necesariamente en otras unidades.
En la actualidad y desde el 2010 por ejemplo se están desarrollando los siguientes
programas:
Programa para Internos Primarios
Programa de Asistencia Grupal para Adictos.
Programa de Prevención de Suicidios (tanto para internos como para el
personal)
Programa para internos condenados por agresión sexual.
De manera preliminar, se puede enunciar que, dentro de esta última, encuentra un
lugar la asistencia psicológica que dará lugar al psicólogo miembro del área
Asistencial. Asimismo, el diseño y coordinación de este tratamiento es trabajo del
psicólogo del área de Criminología
En lo que hace al diseño de tratamiento vale destacar:
a) Un punto significativo es el relevamiento del pasado criminológico y en relación
a aquellos que son reincidentes poder pensar, analizar y reflexionar acerca de
las fallas de los tratamientos anteriores.
b) Otro punto significativo es considerar la influencia del Sistema Penitenciario y
su efectos en el aquí y ahora de la persona con la que estamos trabajando. Es
decir los efectos de la institución total sobre la personalidad de la persona en
cuestión.
El consejo correccional
El consejo correccional es un organismo colegiado que integra las distintas áreas que
intervienen en el tratamiento penitenciario. En entre ellas, las dos en las que trabajan
los psicólogos: las áreas asistencial y criminológica.
Este organismo irá evaluando de manera trimestral la adherencia al tratamiento. Esta
adherencia se encuentra objetivada en dos aspectos: la calificación de conducta y la
de concepto. La primera refleja la observancia al marco normativo que permite la
adecuada convivencia. La segunda, el grado de cumplimiento de los distintos objetivos
conforme el cumplimiento de objetivos derivados del programa de tratamiento
individual.
El psicólogo y la tarea criminológica en el marco de la ejecución de la pena
La tarea de los psicólogos del área criminológica se encuentra centralizada a nivel
nacional por el Instituto de Criminología. Su misión consiste en:
Fijar políticas de tratamiento, realizar estudios científicos, técnicos y criminológicos,
diagramando e implementando su aplicación
Para ello desarrollará actividades de gerenciamiento y de organización, planificación,
ejecución, verificación y actualización del tratamiento individualizado aplicable a los
internos alojados en sus establecimientos, llevando a cabo los estudios científicos de
investigación y capacitación.
El Organismo Técnico-Criminológico o Gabinete Criminológico está integrado,
conforme lo establece el marco normativo correspondiente, por médicos, psicólogos,
psiquiatras, trabajadores sociales, odontólogos, abogados, maestros y profesores
encargados de efectuar, en principio, un estudio exhaustivo de cada interno que llega
al penal, realizar un diagnóstico integral que brinde la base para diseñar el Programa
de Tratamiento Individual. Este tratamiento se ajusta a la necesidad de cada interno y
responderá a sus capacidades y necesidades particulares. Esta individualización es en
pos de posibilitar un proceso progresivo de reinserción social.
La Progresividad del Régimen Penitenciario
El régimen carcelario se asienta en un régimen signado por la progresividad, lo cual
implica atravesar diferentes períodos o fases sucesivos, cada uno de las cuales tienen
sus propios objetivos. La progresividad del régimen consiste en un proceso gradual y
flexible que posibilite al interno, por su propio esfuerzo, avanzar paulatinamente hacia
la recuperación de su libertad. Su base imprescindible es un programa de tratamiento
interdisciplinario individualizado.
Los períodos de progresividad van a estar en íntima relación con la participación activa
y la implicación de cada interno en relación a su propio tratamiento. Dichos períodos
son cuatro:
a) De observación. Este período va a implicar la evaluación psicológica,
psiquiátrica, médica, social y legal en profundidad a fin de llegar al diagnóstico
criminológico, el cual es un diagnóstico dinámico y evolutivo. Este diagnóstico
comporta una hipótesis etiológica de la conducta delictiva, va a marcar el
destino y las estrategias del tratamiento, y va a permitir inferir un pronóstico de
reinserción social. El soporte de este diagnóstico, pronóstico y diseño de
tratamiento se sustancia en la Historia Criminológica, cuya confección justifica
este período de observación y no debe superar los 30 días.
Una vez delimitado el tratamiento entramos en la segunda etapa, que es el período de
tratamiento propiamente dicho.
b) El período de tratamiento, implica una verificación y actualización semestral
por parte del organismo técnico criminológico, y está fraccionado en fases que
importen al condenado una paulatina atenuación de las restricciones
inherentes a la pena: Socialización, Consolidación, Confianza. De manera
solidaria con el avance por estas fases se promueve el abandono de sectores
cerrados y la inclusión del causante en secciones semiabiertas, abiertas o
secciones separadas.-
c) El período de prueba implica la posibilidad de que los internos sean
trasladados a establecimientos con bases autodisciplinarias. Durante el período
de prueba comienzan las salidas transitorias de los internos y la incorporación
al régimen de semilibertad. Los traslados e incorporaciones al régimen de
semilibertad necesitan del aval del Organismo Técnico-Criminológico y del
Consejo Correccional, aunque la determinación siempre la toma el Juez ya que
lo que informen sendos organismos no porta carácter vinculante.
d) Período de la libertad condicional. Éste se inicia también por orden del Juez,
pero debe contar con informes fundados del Organismo Técnico-Criminológico,
los que deben incluir los dictámenes criminológicos desde el inicio de la pena.
Se destaca al respecto, que en la actualidad se discute acerca del estatuto de
la libertad condicional en tanto período. En efecto, aquella puede montarse a lo
largo de todas las etapas de la progresividad del régimen penitenciario, por lo
que no es sucesivo de la serie expuesta. Por lo mismo, se tiende a considerar
que la palabra período, en este caso, tiene un contenido semántico vacío y que
su estatuto real es el de instituto.
Los psicólogos trabajan también en este devenir con aquellas personas que han
delinquido y se encuentran privadas de la libertad, en los casos de solicitud de prisión
domiciliaria, es decir para aquellos mayores de 70 años y en casos de los últimos
períodos de enfermedades terminales. En los casos de semidetenciones, prisión
diurna, prisión nocturna y también en los casos de libertad condicional y libertad
asistida, se requiere la evaluación del psicólogo. La libertad asistida, en cambio,
habilita el egreso seis meses antes de dicho agotamiento. En este caso, la evaluación
del psicólogo requiere una vital importancia dado que el instituto en cuestión requiere
la ponderación del riesgo para sí o para terceros, información que el derecho exige a
nuestra disciplina.
En todos los casos señalados la evaluación e informe del Organismo Técnico-
Criminológico es fundamental mas no vinculante. En efecto, los egresos temporarios o
anticipados se desprenden del poder decisor del juez en el marco de la sana crítica e
íntima convicción.
Historia criminológica
Es el documento donde van a constar todas y cada una de las evaluaciones,
diagnóstico, estudios e informes realizados por el Organismo Técnico-Criminológico o
Gabinete Criminológico. En esta Historia Criminológica encontraremos:
Las observaciones, evaluación, diagnóstico y terapéutica en lo que respecta a
la personalidad de cada interno y antecedentes. Se incluirán las indicaciones
para tratamientos individuales y/o familiares, así como lo referente a su
evolución. En el trabajo del psicólogo se deberá considerar muy especialmente
no solo la estructuración de base del interno sino en qué medida y de qué
manera la dinámica institucional –institución total- va afectando al interno en lo
que hace a su subjetividad, vínculos, modalidad de comunicación, afectividad.
Las observaciones, evaluación, diagnóstico y terapéuticas en lo que respecta a
la salud de cada interno y antecedentes.
Las observaciones, evaluación, diagnóstico y terapéutica en lo que respecta a
la familia de cada interno y los antecedentes familiares
El recorrido vital del interno, considerando sus relaciones con el mundo
circundante, continente de diversas unidades de análisis
Antecedentes educacionales, su nivel de estudio, si presenta o no dificultad
para el aprendizaje, así como las referencias a la capacitación educativa que
reciba estando privada de la libertad la persona.
Referencias culturales y deportivas. Así como toda actividad que el interno
realice en tal sentido como la constitución de grupo, equipos y participaciones,
por ejemplo, interinstitucionales.
Un estudio del o de los delitos que haya cometido, y en este sentido es
importantela versión del protagonista.
Historia laboral y actividad laborativa en la unidad penitenciaria. El trabajo es
parte fundamental del tratamiento, constituyendo un derecho y un deber del
interno con positiva incidencia en su formación
Estudio victimológico.
Una síntesis e integración que permita arribar a una hipótesis de la conducta delictiva
al mismo tiempo que ofrezca un pronóstico de reinserción social. Este documento lleva
el nombre de génesis de la conducta delictiva.
También la historia incluye lo que se conoce como Programa de Tratamiento
Individual. Cada una de las medidas tomadas respecto de un interno en lo que
respecta a su pasado, presente y futuro quedan registradas en la Historia
Criminológica o Legajo Criminológico Personal.
El Régimen de Ejecución Anticipada Voluntaria de la Pena
Dado que la criminología es una transdisciplina que soporta el interrogante acerca de
por qué alguien delinquió y qué tratamiento aplicar al respecto, la población pertinente
de intervención comprende a internos condenados. Esto es, internos que hayan sido
declarados culpables y cuenten con un cómputo de pena. Ahora bien, en las unidades
carcelarias también se encuentran alojados internos procesados. Estos requieren la
evaluación del psicólogo a los efectos de asistir en la decisión que se adopte respecto
al alojamiento de cada interno.
Por otra parte, es derecho de todo interno procesado adherir al régimen de internos
condenados a los efectos de inscribirse en el Régimen de Ejecución Anticipada
Voluntaria de la Pena. Una vez que establece esta incorporación, el psicólogo del área
criminológica procederá de manera interdisciplinaria a elaborar la historia
criminológica, diseñar el tratamiento y evaluar la adherencia a este, tal como lo hace
con la población de internos condenados.
Área asistencial
Por un lado, la tarea del psicólogo en el área asistencial está enmarcada
normativamente, contextuada, situada dentro de la lógica del ámbito penitenciario, es
decir, del ámbito encargado de hacer cumplir la pena. Por otro lado, la tarea en el área
asistencial del ámbito penitenciario no debiera diferir de otras intervenciones en otros
ámbitos en lo que hace a la posición del psicólogo en su estatuto ético.
La brújula de cualquier intervención es el padecimiento subjetivo –con el tinte afectivo
con que este se presente (angustia, tristeza, culpa, ira…).
el padecimiento sobre el que el sujeto testimonia en este campo no tiene siempre el
modo de presentación habitual que es frecuente encontrar en otros ámbitos tales
como el hospitalario ni mucho menos el de la consulta privada, lo que suele ocurrir en
este campo es que el padecimiento subjetivo se presenta de un modo mudo,
desarticulado del campo de la palabra, por fuera incluso del registro del yo, sin que
éste tenga respecto del dolor y sus variaciones ninguna noticia que le permita
interrogarse por su padecer o bien, por las consecuencias de viejos dolores que
conducen a lugares inhóspitos, a veces, demasiado crueles.
En tal sentido, la consulta inicial en el área asistencial del ámbito penitenciario suele
no estar motivada por el propio interno. La lógica no es la de la demanda espontánea,
el espacio de entrevistas es un espacio que debe ser ofertado desde el profesional, y
sostenido con su apuesta y su deseo a fin de que, en los primeros encuentros (y
subsiguientes) algo del padecimiento ignorado por el interno empiece a encontrar la
posibilidad de desplegarse y alojarse en el lazo con el profesional tratante.
Respecto de la cuestión ética, convendrá destacar un punto. Tal como su nombre lo
indica, el ámbito carcelario es el espacio de la penitencia, es decir, del castigo. La
transferencia como motor del tratamiento y marco del dispositivo estará signada por
este elemento. Convendrá al profesional estar muy advertido de esto a fin de no
incurrir en posiciones que dupliquen la escena de la aflicción o bien que pongan en
juego su propio goce. En los términos en los que lo plantea Basaglia, el psicólogo es
un agente de cambio y su función no puede operar al servicio del control social.
Abordaje del Régimen a Prueba.
Este régimen es una medida alternativa a la privación de la libertad.
Esta medida se puede implementar en dos casos: presentencia y postsentencia.
Siempre seguida la solicitud de la misma un informe médico-psicológico que acredite y
funde la medida.
En el caso de presentencia, van a poder solicitar la medida aquellos que han sido
imputados de un delito de acción pública por primera vez, y cuya pena no supere los
tres años de privación de la libertad.
Los que no pueden solicitar esta medida, bajo ningún punto de vista son, los
funcionarios públicos en ejercicio de su función y aquellos sobre los que se estén
considerando penas de inhabilitación.
En el caso postsentencia, pueden solicitar la medida aquellos que se encuentren
cumpliendo una pena por primera vez, siempre y cuando la mismo no supere los tres
años, o cuando mediaran ocho años entre una primera medida y la solicitud de una
segunda medida sin que en medio se registrara la comisión de delito alguno.
Estas medidas intentan brindar una opción diversa a la de la pena privativa de la
libertad a fin de:
Reducir la aplicación de las penas
Racionalizar las políticas de justicia penal
El régimen de suspensión de Juicio a Prueba, una vez que el Juez lo otorga, queda
bajo la órbita del Patronato de Liberados. El mismo diseña un modelo de tratamiento
social para cada probado teniendo en cuenta su historia, personalidad, estructurara
familiar, educación, intereses y capacidades. Dicho tratamiento deberá contar con dos
ítems significativos:
La participación activa del probado.
La guía del oficial de prueba.
El rol del oficial de prueba se ha ido profesionalizando y actualmente es desempeñado
por profesionales universitarios con conocimientos de técnicas específicas para su
labor. Este oficial de prueba puede ser un psicólogo, un trabajador social, un abogado,
pero debe contar con unaacabada formación en temáticas sociales y debe acompañar
al probando en el devenir del tratamiento.
Tratamiento
El desarrollo de este tratamiento debe ser esencialmente individualizado. Para su
aplicación debe tenerse en consideración más que la esencia del delito imputado y/o
cometido las condiciones personales de cada persona.
Generalmente, aquéllos que recién han egresado de la cárcel deben ir armando
lentamente su nueva identidad de hombres libres, mientras tanto podemos
encontrarnos con individuos desorientados, que hasta pueden manejarse con
hostilidad en las primeras entrevistas y con resentimiento por su situación ya que en
muchos casos el futuro se les aparece incierto y oscuro.
Requieren imperiosamente demandas concretas, ya que muchos carecen de lo
elemental (alojamiento, alimento, vestimenta, elementos de higiene, medicamentos)
los que antes en mayor o menor medida le eran provistos por el Servicio Penitenciario,
pero al recuperar su libertad quedan librados a sus propias posibilidades para generar
recursos, que por lo general son escasas. Es estas condiciones encontramos al
liberado con bajo nivel de instrucción y económico surgido de los sectores más
vulnerables y postergados de la sociedad.
Tal situación se agrava por el rechazo social que suele generar quien tiene
antecedentes penales. La estigmatización no es una mera abstracción, es una marca
concreta que surge desde lo social y que se prolonga más allá del encierro.
Sintetizando, están a un paso de ingresar en un proceso de circularidad constituido por
diversos momentos:abandono, marginalidad, droga, violencia, delito, cárcel. De aquí la
importancia de que la persona no quede sola, y no porque se la controle físicamente,
sino para que encuentre un semejante que confía en él y que está dispuesto a
ayudarlo, el oficial de prueba que lo acompañará en este verdadero proceso
reeducativo.
Los que se encuentran bajo un régimen de prueba sin haber pasado por el
encarcelamiento poseen una distinta caracterización. Con variaciones individuales, se
trata de personas más organizadas, dispuestas al diálogo y al intercambio relacional
ya desde las primeras entrevistas. Puede explicarse, sin dejar de lado otras
consideraciones, que son personas que permanecen, generalmente, integradas a su
medio y a los distintos grupos con los que interactúan, ya sean laborales, familiares o
recreativos entre otros
El objetivo principal que encarna el oficial de prueba es trabajar por medio de un
tratamiento social y educativo, mediante una intervención no invasora y respetuosa de
la intimidad, pero a la vez oportuna, a fin de que la persona advierta las consecuencias
de la conducta delictiva y que, consecuentemente, bajo la guía y orientación de los
equipos profesionales pueda revertirla merced a la internalización de las pautas que
rigen la convivencia social
MODULO 7 – La intervención familiar en procesos de familia. HACER MAÑANA
INTRODUCCIÓN
Convención sobre los Derechos del Niño: mediante el cual se establece que los
niños y niñas son portadores de los mismos derechos que los adultos y se
destaca que requieren de cuidado y protección especial debido a que los
mismos no han alcanzado aún el pleno desarrollo y madurez física y mental.
Código Penal de la Nación, aquí debemos atender a las lesiones y/o secuelas
que pueden producirse como resultado de la violencia ejercida sobre algún
integrante de la familia.
AGRESIÓN Y VIOLENCIA
ii) violencia comunitaria, la cual se produce entre personas, fuera del hogar y
entre los cuales no existe relación de parentesco.
En el primer grupo la violencia incluye las formas de violencia hacia los niños y
niñas, hacia la pareja, los ancianos, mientras que en el segundo grupo
encontraremos los actos casuales de violencia, violencia laboral, violencia en
instituciones carcelaria, etc.
Finalmente (OMS1996) hay que sumar a esta clasificación la naturaleza de los actos
violentos los cuales pueden ser: a) física, b) sexual, c) psíquica/ emocional.
El principal interés para utilizar este modelo radica en que concibe al ambiente
ecológico como un conjunto de estructuras de diferentes niveles en donde cada uno
contiene e interactúa con el permitiéndonos diferenciar los diferentes elementos que
tienen injerencia en la conducta violenta.
Identificar los factores de riesgo que pueden aumentar el cometer o padecer un acto
violento en cada uno de los cuatro niveles nos posibilita intervenir preventivamente.
Por su parte el exosistema está formado por la comunidad más próxima a la persona y
media entre el individuo y la cultura. El exosistema rodea al sistema familiar (escuela,
trabajo, vecindario, amistades, etc.) cuyos valores y creencias limitan o enriquecen sus
propias vivencias y configuran un mundo relacional. En este nivel vamos a encontrar la
justificación de la violencia institucional y la victimización secundaria. Al mismo tiempo
podemos identificarse en el exosistema los factores de riesgo vinculados al estrés
económico, a los niveles altos de desempleo, consumo abusivo de sustancia, el
alcoholismo, la existencia de narcomenudeo, la escasez de apoyo institucional a la
víctima y la impunidad para los victimarios
Anterior a la década de los 80 se conceptualizaba que los temas de familia debían ser
resueltas en el marco de la privacidad familiar y por ende el Estado no debería
intervenir en su resolución. Es a partir de la década de los 80 que la violencia familiar
sale del encierro de los hogares para pasar a ser un tema de interés y de intervención
psicojurídico.
Definimos la violencia familiar como “toda relación de abuso que tiene lugar entre los
miembros de una familia, entendiendo por relación de abuso a toda conducta que por
acción u omisión provoque daño físico y/o psicológico a un miembro de la familia”.
Esta conducta sea por acción u omisión tiene como intención dominar, someter o
controlar a cualquier integrante de la familia y tiene por efecto causar daño.
No obstante, los miembros más afectados dentro del núcleo familiar son aquéllos que
por su condición física, madurativa y/o mental se encuentran en una situación de
mayor vulnerabilidad en relación con los otros integrantes del grupo familiar.
Son los momentos de crisis los que obligan a la familia a modificar las respuestas
frecuentes debiendo apelar a recursos internos y externos que le permitan resolver y
adaptarse a la nueva situación.
Es en estos períodos de crisis donde la familia va a transitar por una etapa de
inestabilidad que afecta a la organización vincular y al ejercicio de sus funciones
principales. Es en estas instancias donde el acto violento da cuenta de un modo de
respuesta inadecuada en consecuencia si la respuesta es predominantemente violenta
podemos hablar de una problemática de violencia familiar o como algunos autores
señalan el tópico de las familias en situación de violencia.
La proposición “en” nos posibilita aproximarnos para la intervención con una mirada
integradora de la multiplicidad de elementos que componen la situación de violencia,
articulando conceptos psicológicos, comunicacionales psicosociales y jurídicos.
ii) Abandono físico: En una conducta por omisión que implica la no atención y
la falta de respuestas de manera temporal o permanente a las necesidades
físicas de alimentación, vestimenta, higiene, protección y/o vigilancia.
Maltrato hacia la infancia incluye varias de las formas de violencia que ya hemos
enumerado; abuso y abandono físico y emocional, abuso sexual y negligencia, así
como la explotación comercial. Todas estas formas de violencia se dan en un contexto
de confianza y en una relación de responsabilidad y poder que tienen la capacidad de
producir daños en la salud y desarrollo de los niños y niñas sea de manera real y
concreta o de manera potencial.
Aquellas conductas reiteradas de violencia física y/o verbal, dirigda hacia los padres o
adultos cuidadores. La violencia filio parental la encontramos en todos los tipos de
estructuras familiares y contextos socio económicos, no obstante, suele prevalecer en
familias monoparentales y en mayor medida en donde se encuentran a cargo las
madres. Es una violencia que suele ir en aumento, comenzando por insultos y
agresiones de tipo verbal, seguido en esta escalada por las amenazas, finalizando con
la violencia física.
Violencia conyugal/pareja
Esta modalidad de maltrato se puede dar por una conducta activa u omisiva de
características físicas, emocionales y/o económicas.
ABUSO SEXUAL INFANTIL Pulh.
INTRODUCCIÓN
Los delitos sexuales, y más específicamente el abuso sexual infantil (ASI), son un
problema mundial, presente de una u otra forma en todas las culturas y sociedades,
constituyendo un complejo fenómeno resultante de una combinación de factores
individuales, familiares y sociales
En el caso concreto del estudio del abuso sexual infantil, Finkelhor identifica cuatro
etapas: la inicial de ―primeras alusiones, la de ―reconocimiento y catalogación, la
fase de ―estudios descriptivos y la fase de construcción de ―modelos explicativos.
Las políticas meramente punitivas no garantizaran que el sujeto agresor sexual, esté
reinsertado en la sociedad al momento del cumplimiento de la condena.
Se refiere a cualquier conducta mantenida entre dos personas (al menos, una de ellas
debe ser menor), entre las cuales existe una situación de desigualdad, siendo que el
niño es utilizado para estimulación sexual de quien ejerce dicha conducta.
Barudy (1999) señala que el abuso sexual infantil es una relación caracterizada por la
explotación y el abuso de poder, en donde el adulto busca su propia gratificación, sin
considerar el bienestar de su víctima.
Gross y Apfelbaum (1996) consideran al abuso sexual como el mayor y el más
profundo de los hechos violentos que se puede cometer contra una persona, y es más
grave aun cuando se trata de un menor, ya que afecta su persona y dignidad y
produce un trauma profundo que lo acompaña en todo su desarrollo y vida.
Save the Children toma la definición de National Center of Child Abuse and Neglect y
plantea que se trata de: Contactos e interacciones entre un niño y un adulto cuando el
adulto (agresor) usa al niño para estimularse sexualmente él mismo, al niño o a otra
persona.
Abuso sexual, considerado como cualquier forma de contacto físico con o sin
acceso carnal, con contacto y sin contacto físico realizado sin violencia o
intimidación y sin consentimiento. Se incluyen la penetración vaginal, oral y
anal, penetración digital, caricias o proposiciones verbales explicitas.
Agresión sexual, como cualquier forma de contacto físico con o sin intimidación
y sin consentimiento.
Todo abuso sexual, por más que no medie la violencia física, es una forma de maltrato
psicológico que conlleva una elevada probabilidad de producir daños en la salud
mental y en el desarrollo del niño o adolescente que lo padecen
López define el Abuso Sexual Infantil como cualquier actividad sexual con un niño en
la que se utilice la fuerza o la amenaza de utilizarla, independientemente de la edad de
las personas que participen, así como cualquier contacto sexual entre un adulto y un
niño más allá de que haya o no engaño o de que el niño comprenda la naturaleza
sexual de la actividad.
De Paul plantea que los abusos sexuales son cualquier clase decontacto sexual a un
niño por parte de un familiar adulto desde una posición de poder o autoridad sobre
éste. También debe considerarse abusivo el contacto sexual entre un adolescente y un
niño más pequeño cuando exista una disparidad significativa de edad entre ambos
Fernández Lameiras plantea que el Abuso Sexual Infantil refleja un paso de límite
sobre el niño en el que éste, por su edad, inmadurez psicofísica y diferencia de poder
no puede controlar su propia sexualidad, ya que la misma queda a merced de la de un
adulto con entero control de la situación. Contrariamente, el no control del menor
habilita al abusador a traspasar un límite que torna a su accionar como delictivo. En
este sentido, un abuso sexual se constituye un acto sexual instado sobre un/a menor
que por su carencia madurativa, cognoscitiva y emocional no puede consentir tal
actividad.
La edad: el abusador debe ser mayor que la víctima, con una diferencia de 5
años cuando sea éste menor de doce años y de diez años si supera esta edad.
Para otros autores, la edad no debe encubrir situaciones abusivas.
Las maniobras para llevar a cabo la conducta abusiva, ya que, para algunos
autores, la simple relación sexual entre un adulto y un niño, siempre es
inadecuda. Mientras que para otros debe existir coacción o sorpresa.
Si bien no existe un criterio inequívoco y consensuado, que sea aceptado por toda la
comunidad científica, sobre lo que debe o no debe determinarse como Abuso Sexual
Infantil, puede considerarse lo siguiente:
3. La utilización del menor como objeto sexual, incluyéndose el contacto físico (genital,
bucal o anal) o como objeto de estimulación sexual (exhibicionismo, voyeurismo,
pornografía)
b) Si nos centramos en el acto abusivo, podemos separar el abuso sexual infantil sin
contacto, con contacto sexual genital, vejación sexual. Siempre teniendo presente que
el coito es poco frecuente
c) Si tomamos en cuenta la relación entre la víctima y el ofensor, debemos considerar
el incesto
d) Lopez Sanchez (1995) realiza un trabajo en el cual divide los abusos sexuales en
categorías, explicitando que las mismas pueden aparecer en un mismo suceso:
proposiciones de realizar un encuentro sexual; exhibicionismo; caricias por encima de
la cintura; caricias por encima de la cintura; intento de penetración anal; intento de
penetración vaginal; masturbación; sexo oral; penetración vaginal; Penetración anal.
f) López (1995) divide los abusos sexuales en categorías que no se excluyen entre
ellas, ya que un suceso puede incluir a varias de ellas: proposiciones de actividad
sexual, exhibicionismo, caricias por encima de la cintura o por debajo de la cintura,
intento de coito vaginal, intento de coito anal, masturbación, sexo oral, coito vaginal y
coito anal.
Flores y Caminha describen a las familias en las que el incesto ocurre como
disfuncionales, ya que presentan, algunas características familiares que son
indicadores de abuso en el seno familiar, tales como: violencia doméstica; padre y/o
madre abusados sexualmente o descuidados por sus familias de origen; padre
alcohólico; padre autoritario o excesivamente moralista; madre demasiado pasiva o
ausente; parejas con una relación sexual inadecuada; familias reestructuradas (la
presencia de padrastro o madrastra); padres que acarician a sus niños o les exigen
cierto tipo de caricias a los mismos, violando la privacidad sexual.
El abuso sexual infantil, en gran medida, es perpetrado por personas muy cercanas al
niño, las cuales pueden ser convivientes con el mismo o, de no ser asi, son muy
allegados al pequeño.
Fase de imposición del Secreto. Es necesario que el adulto inocule en el niño la idea
de que lo que está ocurriendo es un secreto, ya sea por medio de amenazas o
promesas de cuidados. El secreto es una de las precondiciones del abuso, sin él no se
podría sostener la situación, para lo cual debe darse la desprotección. De este modo
se impone el silencio en el niño, a quien no le queda otra alternativa que adaptarse a
la situación. Es relevante destacar que en general un niño que es abusado dentro de
la familia se ha visto expuesto a una situación de riesgo generada por una situación de
abandono, de otra manera el abusador no encontraría oportunidad para llevar adelante
el proceso.
La Fase represiva. En esta fase se debe situar que en el caso de que la víctima logre
divulgar lo sucedido, muchas veces, las madres, o el entorno próximo, buscan
desesperadamente un reequilibrio para mantener a cualquier costo la cohesión familiar
que ve se ve en peligro, por lo tanto, puede tender a negar, o a restarle importancia o
a justificar el abuso, en un intento por seguir como si nada hubiese sucedido. Muchas
veces, el fondo de esta negación suele ser el miedo a perder la pareja.
1. Secreto
2. Desamparo
3. Entrampamiento y acomodación
5. Retractación
El adulto puede estar atormentado por los remordimientos, la culpa, el temor y las
resoluciones de detenerse, pero la cualidad prohibida de la experiencia y la inesperada
facilidad de realización parecen invitar a la repetición. Tiende a desarrollase un patrón
compulsivo, adictivo el cual continúa ya sea hasta que el niño alcanza autonomía o
hasta que el descubrimiento o la prohibición forzada se impone sobre el secreto. El
niño saludable, normal, emocionalmente resiliente aprenderá a acomodarse a la
realidad de abuso sexual que continúa. Existe el desafío de acomodación no sólo ante
las demandas sexuales que van escalando, sino ante una creciente consciencia del
engaño y la objetificación por parte de alguien quien es ordinariamente idealizado
como una figura parental querida, protectiva, altruísta. La dependencia patológica, el
auto-castigo, la auto-mutilación, la reestructuración selectiva de la realidad y las
personalidades múltiples para nombrar unos pocos, representan los vestigios
habituales de las habilidades de sobrevivencia dolorosamente aprendidas durante la
infancia. Al tratar con los mecanismos de acomodación del niño o con las cicatrices
vestigiales del sobreviviente adulto, el terapeuta debe tener cuidado en evitar el
reforzamiento de un sentimiento de maldad, inadecuación o de locura al condenar o
estigmatizar los síntomas.
5. Retractación
Es importante desde el planteo que realiza Summit que sea lo que fuere que diga la
niña, ella es probable que cambie su relato totalmente. Ello puede deberse por falta de
apoyo de su entorno familiar o por la ambivalencia de culpa en virtud de la separación
y conflictiva denro de la familia. A su vez, comienza a descubrir que todo aquello que
le fuera dicho por el agresor para que no develara lo que sucedia ha sido cierto. Todo
ella le generara la obligación martirizada de preservar la familia.
Asimismo, cabe aclarar que en algunos casos la intervención puede extenderse más
allá de los 18 años del sujeto, pero siempre teniendo en cuenta que el hecho que
motiva la intervención judicial -y consecuentemente la institucional- haya acaecido
previamente a la asunción de responsabilidad penal plena del sujeto, es decir antes de
que éste haya cumplido 18 años.
Uno de los objetivos principales del organismo nacional del que este equipo forma
parte es instaurar y sostener buenas prácticas que garanticen, para los adolescentes
que transitan por los dispositivos institucionales, la accesibilidad a derechos8 y la
asunción de responsabilidades.
Cabe señalar, además, que el lugar en el cual el/la joven se encuentre alojado va a
depender de la evaluación y decisión del juez o los jueces actuante/s, considerando
para ello tanto aspectos inherentes a la causa penal como al proceso institucional de
cada sujeto.
Un profesional del equipo se dirigirá al encuentro con el sujeto para mantener una
primera entrevista psicológica. En principio, se intentará establecer un vínculo o
rapport con el/la joven, preguntarle si sabe de qué se trata el espacio y comenzar a
escucharlo en su discurso, en su realidad psíquica, atendiendo también a los indicios
que surjan de su lenguaje gestual y corporal. Se dialogará acerca del encuadre de
trabajo, todo encuadre marca alcances y límites, siendo estos últimos uno de los
aspectos en los que los jóvenes transgresores a la ley penal presentan déficits.
En el mencionado marco se pautan días para los encuentros, aclarando en todos los
casos que este equipo no elabora informes para ser elevados al juzgado, pero que en
ocasiones es probable que el/la profesional sea citado/a por dicha autoridad; esto
último da lugar además a explicarle el secreto profesional que se mantiene. Otro punto
importante a ser presentado en dichos momentos de apertura lo constituye la
posibilidad de entrevista psicológica con integrantes de su núcleo familiar y/o con
referentes significativos, a lo que se sumarán las eventuales entrevistas vinculares
El primer nivel de intervención lo constituye aquel que se lleva a cabo con los sujetos
privados de libertad, intervención dirigida -desde los parámetros y el marco teórico con
el que se interviene- a que el sujeto pueda comenzar a poner en palabras aquello que
le viene sucediendo. En una lectura del caso por caso se toma al acto no como algo
vacío de sentido sino como algo que alberga un sentido a ser decodificado, abriendo
un espacio para la palabra.
Los y las adolescentes con características transgresoras11 -y que con dicho accionar
infringen la ley penal- tienen como particularidad que les suele resultar complejo
expresar con palabras las emociones o los acontecimientos que en su devenir
subjetivo los han hecho padecer; en algunas oportunidades pueden presentar
dificultades para relatar su historia de vida, aunque este relato sea solo una mera
descripción. Es en este punto donde suele observarse escasez de palabras para
vehiculizar las emociones inherentes a su proceso de constitución subjetiva, no
logrando entonces una adecuada tramitación psíquica de sus afectos. La posibilidad
de comenzar a poner palabras allí donde primó inicialmente la acción requiere de un
tiempo singular para que el/la joven logre conectarse con lo que le viene sucediendo.
Dicha puesta en palabras conlleva distintos efectos: una historización, la posibilidad de
subjetivarse, de asociar su propio devenir con aquello que haya generado su actual
ingreso al sistema penal juvenil y de preguntarse por un hipotético proceso de cambio.
Por lo tanto será necesario escuchar también a estos adultos e intentar abordar las
singularidades y las disfuncionalidades que hayan sido oportunamente observadas
para trabajarlas desde este nivel de intervención. Grupo familiar implica generalmente
su núcleo de origen, con una amplia gama de posibilidades respecto a quiénes lo
componen.
Por otra parte, se ubica la transgresión que desorganiza el orden social establecido y
da cuenta de la ley como organizador cultural, esto es, la infracción a la ley penal.
Dicha conducta no constituye el nombre del sujeto, sino que habla de él. Habla de un
modo particular, dado que se trata de un decir sin palabras, algo que se viabiliza
mediante la acción a veces compulsiva y, a veces, repetitiva. Y en los casos
trabajados aquí, dicha acción ubica al sujeto en conflicto con la ley penal.
En cuanto al rol del psicólogo -en su labor institucional con adolescentes judicializados
y privados de libertad-, se tendrá en cuenta, como uno de los ejes de la intervención
específica, la decodificación de aquello que subyace a la (presunta) comisión de la
infracción a la ley penal.
Observables recurrentes
Por otra parte, y en cuanto a las características más recurrentes de los contextos
familiares de proveniencia de estos sujetos, el espectro es amplio.
Episodios de violencia intrafamiliar en todas sus modalidades: adolescentes
que han sido (y/o son) víctimas de formas activas de maltrato (físico,
psicológico, sexual), de abandono en sus múltiples facetas. Sujetos que
provienen de contextos en los cuales han sido testigos de vínculos violentos
entre los miembros de su entorno más cercano. Indiferencia y falta de registro
del hijo en tanto tal.
Normas arbitrarias: Adultos referentes cuyas actitudes oscilan entre la
permisividad y el castigo indiscriminado. De la negligencia a las formas más
extremas de violencia, en un marco en el que la ley surge como algo lábil y
pasible de ser reformulado sobre la base de una serie de factores, tales como
el clima afectivo al interior del núcleo en ese momento, el estado anímico de
uno de sus integrantes, entre otros.
Legalidades coexistentes y mensajes que generan confusión: Pactos que uno
de los adultos del grupo realiza con el adolescente, a espaldas del otro
referente adulto. Se generan espacios de doble legalidad, en los cuales el
secreto constituye uno de los componentes principales.
Consumo de sustancias psicoactivas: Adultos del entorno más cercano que
han fallecido debido a situaciones ligadas al consumo problemático de drogas.
Familiares cuyo nivel de dependencia psíquica de la droga legal y/o ilegal se
halla asociado al consumo como hábito exclusivo, excluyente de otros.
Déficit en las vías de comunicación al interior del grupo y primacía del lenguaje
de acción: La palabra no surge al interior del núcleo de procedencia como un
elemento privilegiado para la resolución de conflictos o el alivio de tensiones.
La acción es el canal privilegiado para la comunicación, en detrimento de la
palabra.
Encuadres de origen en los que la infracción a la ley penal opera como norma:
Entornos familiares cuyos integrantes se encuentran y/o se han encontrado en
conflicto con la ley penal. Referentes privados de libertad, sujetos portadores
de patrones y emblemas asociados a la cultura carcelaria.
Sucesos traumáticos: De pérdidas y abandonos de figuras significativas a otras
situaciones cuya intensidad ha superado la tolerancia del sujeto y sus
posibilidades de elaboración.
LA EXPERIENCIA INSTITUCIONAL
Pero también puede suceder que el joven -al abordarlo desde un contexto de
entrevista psicológica, por ejemplo- presente cierta disposición para la puesta en
palabras de lo que le viene sucediendo. Y esto no es algo menor. De presentarse esta
inicial recurrencia a la palabra como elemento mediatizador de aquello que habita su
mundo interno, será éste un elemento privilegiado al momento de abrir un espacio de
escucha activa.
Como se verá, las recurrencias aquí expuestas son presentadas a modo de esquema
organizador inicial. Se trata de un conjunto de características que encuentran estrecha
vinculación entre sí y que ameritan ser evaluadas en el caso a caso.
Es dable recordar que con todos los adolescentes con los que se trabaja en el
entrecruzamiento discursivo Psicología-Ley, será necesario plasmar -por escrito-
observables, inferencias y/o conclusiones. Y hay que considerar que el destinatario del
informe es un Juzgado o un Tribunal.
Una modalidad a evitar al momento de escribir será aquella que limite su despliegue a
la simple enumeración de características subjetivas predominantes en el infractor a
modo de radiografía.
Se tratará a veces de un sujeto que tiene algunas posibilidades para hacer uso de
palabras y otras, de alguno más propenso a la actuación. Habrá un adolescente que
muestra disposición manifiesta para el acercamiento mediante palabras a lo que le
viene sucediendo; y habrá otro que rechaza esta posibilidad o se muestra indiferente a
la misma por lapsos variables.
El hombre que siente, el hombre que intuye, lejos de excluir el inconsciente, siempre
ha estado sometido a su influencia. Pero el hombre que piensa no ha comprendido
aún que puede pensar y, al mismo tiempo, incluir en su pensamiento lo inconsciente.
Todo magistrado tiene plena conciencia de que los ladrones tienen motivos
inconscientes. Quiero sugerir que se considere el inconsciente en su relación con la
tarea judicial, que consiste en aplicar la ley.
Particularmente cuando actúan en los tribunales, los jueces dan expresión a los
sentimientos públicos de venganza, y sólo en esa forma es posible sentar las bases
para un tratamiento humanitario del delincuente.
Existe el peligro, bien real, de que quienes desean ver a los delincuentes tratados
como enfermos (como realmente son) vean frustrados sus propósitos, justo cuando
parecen lograrlos, por no tener en cuenta el potencial inconsciente de venganza. Sería
peligroso adoptar una finalidad puramente terapéutica en los tribunales.
La comprensión del delito como una enfermedad psicológica. En una familia corriente,
un hombre y una mujer asumen una responsabilidad conjunta por sus hijos. Nacen
niños, la madre (apoyada por el padre) cría a cada uno de ellos estudiando su
personalidad, manejando el problema personal de cada uno en la medida en que
afecta a la sociedad en su unidad más pequeña, la familia y el hogar.
El hecho es que las primeras etapas del desarrollo emocional están llenas de conflicto
y desintegración potenciales. La relación con la realidad externa todavía no está
firmemente arraigada; la personalidad aún no está del todo integrada; el amor primitivo
tiene un fin destructivo, y el niño pequeño no ha aprendido todavía a tolerar y manejar
los instintos. Puede llegar a manejar estas cosas, y muchas más, si lo que lo rodea es
estable y personal. Al comienzo, necesita indispensablemente vivir en un círculo de
amor y fortaleza (con la consiguiente tolerancia) para que no experimente demasiado
temor frente a sus propios sentimientos y sus fantasías y pueda progresar en su
desarrollo emocional.
Ahora bien, ¿qué ocurre si el hogar no proporciona todo esto a un niño antes de que
haya establecido la idea de un marco como parte de su propia naturaleza? Al ver
destruido el marco de su vida, ya no siente libre. Se torna ansioso, y si tiene
esperanzas, comienza a buscar un marco fuera del hogar. El niño cuyo hogar no logra
darle un sentimiento de seguridad busca las cuatro paredes fuera de su hogar; todavía
abriga esperanzas, y apela a los abuelos, tíos y tías, amigos de la familia, la escuela.
Busca una estabilidad externa sin la cual puede perder la razón. Si alguien se la
proporciona en el momento adecuado, esa estabilidad puede crecer en el niño como
los huesos de su cuerpo, de modo que gradualmente, en el curso de los primeros
meses y años de su vida, pueda pasar de la dependencia y de la necesidad de ser
manejado a la independencia. A menudo, el niño obtiene de sus parientes y de la
escuela lo que no ha conseguido en su propio hogar.
El niño antisocial simplemente busca un poco más lejos, apela a la sociedad en lugar
de recurrir a su familia o a la escuela, para que le proporcione la estabilidad que
necesita a fin de superar las primeras y muy esenciales etapas de su crecimiento
emocional.
Cuando un niño roba fuera de su hogar, también busca a su madre, pero entonces con
un mayor sentimiento de frustración, y con una necesidad cada vez mayor de
encontrar, al mismo tiempo, la autoridad paterna que ponga un límite al efecto
concreto de su conducta impulsiva, y a la actuación de las ideas que surgen en su
mente cuando está excitado.
Aparte del descuido (en cuyo caso llegan a los tribunales de menores como
delincuentes), es posible manejarlos en dos formas. Se les puede hacer psicoterapia
personal, o bien proporcionarles un ambiente firme y estable con cuidado y amor
personales, y aumentar gradualmente la dosis de libertad. En realidad, sin esto último,
no es probable que la psicoterapia personal tenga éxito. La psicoterapia personal
apunta a capacitar al niño para completar su desarrollo emocional. Esto significa
muchas cosas, incluyendo el establecimiento de una buena capacidad para sentir la
realidad de las cosas reales, tanto externas como internas, y para lograr la integración
de la personalidad individual. El pleno desarrollo emocional significa esto y mucho
más. Después de estas etapas primitivas, aparecen los primeros sentimientos de
preocupación y culpa, y los primeros impulsos de reparación. Y en la familia misma
surgen las primeras situaciones triangulares, y todas las complejas relaciones
interpersonales inherentes a la vida en el hogar.
LA TENDENCIA ANTISOCIAL
Cuando existe una tendencia antisocial habido una verdadera deprivación y no una
simple privación. En otras palabras, el niño ha perdido algo bueno que, hasta una
fecha determinada, ejerció un efecto positivo sobre su experiencia9 y que le ha sido
quitado; el despojo ha persistido por un lapso tan prolongado, que el niño ya no puede
mantener vivo el recuerdo de la experiencia vivida. Una definición completa de la
deprivación incluye los sucesos tempranos y tardíos, el trauma en sí y el estado
traumático sostenido, lo casi normal y lo evidentemente anormal.
Dicha tendencia siempre dos orientaciones, si bien a veces el acento recae más en
una de ellas. Una de esas orientaciones está representada típicamente por el robo y la
otra por la destructividad. Mediante el primero, el niño busca algo en alguna parte y, al
no encontrarlo, lo busca por otro lado si aún tiene esperanzas de hallarlo. Mediante la
segunda, el niño busca el grado de estabilidad ambiental capaz de resistir la tensión
provocada por su conducta impulsiva; busca un suministro ambiental perdido, una
actitud humana en la que el individuo pueda confiar y que, por ende, lo deje en libertad
para moverse, actuar y entusiasmarse.
EL ROBO
El niño que roba un objeto no busca el objeto robado, sino a la madre, sobre la que
tiene ciertos derechos. Estos derivan de que (desde el punto de vista del niño) la
madre fue creada por él. Al responder a la creatividad primaria del hijo, la madre se
convirtió en el objeto que el niño estaba dispuesto a encontrar. (Aquí conviene aclarar
dos puntos: el niño no pudo haber creado a su madre; además, el significado que ella
tenga para el niño depende de la creatividad de éste.)
Las primeras señales de deprivación son tan comunes que pasan por normales.
La voracidad del niño forma parte de su búsqueda compulsiva de una cura que
provenga de la misma persona (la madre) que causó su deprivación. Esta voracidad
es antisocial y precursora del robo; la madre puede atenderla y curarla mediante su
adaptación terapéutica, tan fácilmente confundida con la indulgencia excesiva.
Así como la voracidad puede ser una manifestación de la reacción ante la deprivación
y de una tendencia antisocial, lo mismo puede decirse de la enuresis, la destructividad
compulsiva y la tendencia a fastidiar o armar líos. Todas estas manifestaciones están
estrechamente relacionadas entre sí. En la enuresis (una afección muy común) se
pone énfasis en la regresión en el momento del sueño, o bien en la compulsión
antisocial a reclamar el derecho a orinar sobre el cuerpo de la madre.
Para estudiar más a fondo el robo tendría que referirme al deseo compulsivo de salir a
comprar algo, una manifestación común en la tendencia antisocial que encontramos
en nuestros pacientes psicoanalíticos. El terapeuta puede hacer un análisis
prolongado e interesante de un paciente sin alterar este tipo de síntoma, que no
pertenece a las defensas neuróticas o psicóticas del paciente, sino a una tendencia
antisocial originada como reacción ante una deprivación específica, ocurrida en un
momento determinado.
De esto se infiere con claridad que los regalos de cumpleaños, así como el dinero que
se da a los niños o adolescentes para sus gastos personales, absorben parte de la
tendencia antisocial normalmente previsible.
LA PÉRDIDA ORIGINAL
Si la situación persiste, debe poner a prueba una y otra vez la capacidad de ese
ambiente inmediato de soportar la agresión, prevenir o reparar la destrucción, tolerar el
fastidio, reconocer el elemento positivo contenido en la tendencia antisocial, y
suministrar y preservar el objeto que ha de ser buscado y encontrado.
TRATAMIENTO
No obstante, debe señalarse que cualquier definición o acepción posibles, deja por
fuera al sujeto que la porta, el cual habitualmente, queda identificado por el rótulo que
la misma le asigna. Así es como las personas con discapacidad mental, pasan a ser
nombradas y reconocidas como “discapacitados mentales”. El ser de las personas con
discapacidad mental suele quedar vedado por ésta. De esta manera, la discapacidad
mental se constituye en un “estigma”
Como afirma Goffman “Son bien conocidas las actitudes que nosotros, los normales,
adoptamos hacia una persona que posee un estigma, y las medidas que tomamos
respecto de ella, ya que son precisamente estas respuestas las que la benevolente
acción social intenta suavizar y mejorar”
Pero, el hombre desde una visión existencialista es una persona, sujeto activo en su
vida y capaz de un sinfín de posibilidades de realización y de modos de ser. Dueño y
creador de un mundo propio y particular, además de actor en un mundo objetivo y
común a todos, y por sobre todo, capaz de trascender y superarse.
La relación que se establece entre los discursos del reconocimiento cultural y los
discursos de la integración tiene una naturaleza más bien compleja, cuyas reglas y
lógica pueden resultar hasta contradictorias según el momento. En tanto por un lado
se intenta promover la diferencia de grupo, por el otro se tiende a socavarla. Ello
visualiza un conflicto que puede interferir con los fines del grupo social. En otras
palabras, la integración tiende a establecer igualdades al extremo de obviar toda
posible diferencia cultural, mientras que la diversidad reconocería las diferencias de
cada identidad, pero ello acarrea como consecuencia un debilitamiento del vínculo que
hace a todas esas identidades formar parte de un mismo imaginario.
En efecto, la resistencia o la falta de recursos internos para aceptar al otro como una
totalidad que trasciende en mucho un simple rasgo o característica, se convierten en
obstáculos primordiales para la integración familiar y por lo tanto, social.
Las personas con discapacidad mental afrentan a su familia y a la sociedad, pues son
portadoras de una de las enfermedades que a lo largo de la historia de la humanidad
no han encontrado cura para su cronicidad. Dicho de otra manera, ellas resultan ser la
voz de los fenómenos de exclusión que la propia sociedad genera.
Se torna sumamente dificultoso a las familias que tienen un miembro con discapacidad
mental, considerarlo en principio como sujetos, y en consecuencia como sujetos de
derecho. Ello afecta directamente el proceso de integración familiar y social, puesto
que se corre el riesgo de cosificar al ser humano, y de este modo impedir su
incorporación física y emocional dentro de la sociedad.
En los albores del siglo XXI el hombre continua pensándose como un ser individual,
evitando de este modo reconocerse como parte y participante de una gran trama
social, que a la vez lo incluye en diferentes sistemas (familia, grupos de trabajo,
estudio, clubes, asociaciones, etc..).
Las personas con discapacidad mental, pueden y deberían realizar actividades que les
permitan incorporar y desarrollar valores positivos socialmente. La participación y
promoción inclusiva de personas con discapacidad en actividades artísticas,
deportivas, expresivas, y recreativas, propende el desarrollo de
potencialidades/capacidades y conjuntamente la integración sociocultural. Explorar,
pertenecer, reconocer, criticar, construir, contribuir, son situaciones que forman parte
del proceso de integración sociocultural.
2. Asegurar que toda persona discapacitada y toda familia que tenga un miembro
discapacitado disfrute de todos los servicios de rehabilitación, apoyo y asistencia que
necesitan para reducir los efectos minusvalidantes que puede aparejar la discapacidad
y para propiciar una viva plena en un contexto social que propenda su construcción.
4. Difundir información sobre las diferentes discapacidades, las personas que las
padecen y su potencial, su prevención y tratamiento; para asegurar el conocimiento y
la concientización pública de dichas problemáticas y su importancia social.
Las variables que se presentan a nivel social son disimiles, aunque constantes a nivel
individual, personal y profesional, como institucional. Lo instituido los atraviesa al igual
que la “ideología” “ideológicamente”, favoreciendo la reproducción de mecanismos de
marginación y/o indiferencia; evidenciándose la necesidad de identificar y reflexionar
sobre tales variables, a los fines de su modificación.
La posición científica que rotula a los sujetos bajo el diagnóstico de la patología mental
es, históricamente, estigmatizante. Como así también incompleta respecto del ser
humano y por lo tanto, ineficaz para su adecuado tratamiento.
Las intervenciones parcializadas que no tienen en cuenta al hombre en relación con su
historia y la interrelación condicionante entre las esferas biológica, psíquica, social, no
pueden tener otro destino que el fracaso para los profesionales cuya actitud descansa
en la manera que tienen de percibir a los sujetos asistidos, con la consecuente
frustración para estos.
Por lo tanto, a la luz del tratamiento propuesto, se deben evitar acciones que bajo un
discurso “proteccionista” encubran una tendencia al encierro en pos del bienestar del
sujeto, lo cual trae aparejado consecuencias tan nefastas como lo son la segregación
y la indiferencia (Schorn, 2013).
Las acciones terapéuticas deben mostrar y abrir caminos para que éstos sean
elegidos y descubiertos por los sujetos asistidos, y de ningún modo signar con una
única posibilidad (en este caso la de la niñez) las potencialidades, gustos e intereses
que posean.
Otra cosa que debe evitarse, es sustitución que suele hacer el diagnóstico o cualidad
de discapacitado mental, al nombre “propio” del sujeto asistido. Resulta una variable
frecuente que a nivel institucional se visualiza de modo cotidiano. Ello objetiviza a la
persona, por lo que la asistencia pierde toda efectividad posible, en tanto no se dirigirá
a nadie en particular, sino a una mera denominación científica o constructo teórico. De
esta manera, se convierte en una acción francamente iatrogénica en tanto se
deshumaniza al ser humano que se intenta asistir.
Así pues, los profesionales que integren dicho equipo terapéutico, deben contar con un
perfil que les permita establecer y desarrollar relaciones con otras personas; ya que
existe una correlación muy estrecha entre la capacidad de establecer una red amplia y
efectiva de relaciones, con la posibilidad de favorecer el proceso de socialización e
integración sociocultural de personas a cargo. Todos los aspectos deben ser
considerados si se quiere lograr una efectiva intervención terapéutica. Pensar los
tratamientos en equipo desafía modelos preexistentes, donde se escinde el saber de
la verdadera cura. Es por ello que el abordaje interdisciplinario conlleva un nuevo
modelo integrador de profesionales de diversas áreas, a la vez que su trabajo integra
(Schorn, 2013).