Inteligencia

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RDILA, R.: INTELIGENCIA. ¿QUÉ SABEMOS Y QUÉ NOS FALTA POR INVESTIGAR?

INTELIGENCIA. ¿QUÉ SABEMOS Y QUÉ NOS FALTA POR INVESTIGAR?

Rubén Ardila 1

Resumen

Ardila, R.: Inteligencia. ¿Qué sabemos y qué nos falta por investigar? Rev. Acad. Colomb. Cienc.
35 (134): 97-103, 2011. ISSN 0370-3908.

El estudio de la inteligencia ha interesado a psicólogos, filósofos, educadores y el público en


general durante varios siglos. La sociedad humana valora altamente la inteligencia y la
considera un factor decisivo para los logros educativos, el éxito en el trabajo y para el
desarrollo socioeconómico de los pueblos. Se analiza el concepto de inteligencia y su medición,
los tipos de inteligencia, las implicaciones sociales y políticas que tiene este concepto
psicológico, la relación entre inteligencia general, factores específicos de inteligencia,
inteligencia fluida e inteligencia cristalizada, el desarrollo ontogenético de la inteligencia, sus
orígenes evolutivos y otros asuntos relacionados. Se presentan los problemas de investigación
que están por solucionarse en este campo. La inteligencia como capacidad de adaptación a un
medio cambiante ha tenido importancia decisiva en la evolución filogenética de los seres
humanos.

Palabras clave: inteligencia, medición, psicología, evolución filogenética, adaptación.

Las diferencias individuales


Los seres humanos poseen muchas características en común y muchas características que los
diferencian unos de otros. Las características universales, que pertenecen a nuestra especie y
que son comunes a los miembros de todas las culturas, todas las épocas, todas las etnias,
ambos géneros y todos los rangos de edad, forman lo que se ha denominado naturaleza
humana. Por otra parte las características diferenciales, que son específicas de un grupo
humano (los varones a diferencia de las mujeres, los introvertidos a diferencia de los
extravertidos, los jóvenes versus los viejos, etc.) forman parte de la identidad de los grupos y
culturas. Finalmente nos encontramos con aspectos que son únicos de la persona: no hay dos
individuos exactamente iguales, con la misma estructura genética, los mismos
comportamientos consecuencia de igual aprendizaje temprano, las mismas aptitudes,
intereses, habilidades y limitaciones. Cada persona es única, como combinación de elementos
y factores.

Podemos indicar por lo tanto que las características humanas se clasifican en tres grupos:

• Aquellas que son comunes a todos los seres humanos.

• Las que son características de un grupo en particular.

• Las que son únicas del individuo.

A la segunda categoría pertenecen la inteligencia, la personalidad, las aptitudes, los intereses y


otras características que diferencian unos grupos de personas de otros.

¿Qué es la inteligencia?
Las características que asociamos con el concepto de inteligencia, como capacidad de
solucionar problemas, de razonar, de adaptarse al ambiente, han sido altamente valoradas a lo
largo de la historia. Desde los griegos hasta hoy se ha pensado que este conjunto de
características que distingue positivamente a las personas les brindan un lugar especial en la
sociedad. Esto se ha considerado incluso antes de que se comenzara a estudiar científicamente
el concepto de inteligencia y su medición. Hoy se conoce que la inteligencia (o inteligencias)
existe en todas las personas en mayor o menor grado, y también en los animales no humanos.

Los problemas asociados con la inteligencia se refieren a su definición, a sus características,


la forma de medirla, los factores que constituyen la inteligencia, la relación entre inteligencia
y otros rasgos psicológicos, la pregunta acerca de si existe una o varias inteligencias, el papel
de la genética, del ambiente y de su interacción, los orígenes de la inteligencia en la especie
humana y en otras especies, el desarrollo de la inteligencia en los niños, la utilidad del
concepto de inteligencia para la educación y para el éxito laboral y social, la forma de
desarrollar la inteligencia, los cambios que ocurren a lo largo del ciclo vital, la normalidad,
subnormalidad y supranormalidad, la relación entre inteligencia y creatividad, y otros
problemas similares. Son temas de gran importancia y relevancia para el individuo y la
sociedad.

Los primeros intentos formales de medir la inteligencia se deben a Alfred Binet (1857-1911)
quien fue comisionado por el gobierno francés para encontrar una forma de seleccionar a los
estudiantes que tenían habilidades para cursar estudios en las escuelas francesas. Binet diseñó
una serie de situaciones problema que poseían dificultad gradual creciente y clasificó las que
podían ser resueltas por niños de diversas edades. En esta forma se propuso una secuencia
que dio origen al concepto de “edad mental” a diferencia de la “edad cronológica”. El primer
test de inteligencia (Binet-Simon) se presentó en 1905 en Francia. Estos tests tuvieron en su
forma inicial una función práctica y se aplicaron a varios contextos educativos. Se buscó
correlacionar dichos resultados en los tests con el éxito en la escuela.

El concepto de inteligencia ha estado muy ligado a su medición. En lo que se refiere a una


teoría de la inteligencia, se puede afirmar que desde el comienzo se consideró que había una
capacidad cognitiva amplia, que Spearman denominó inteligencia general (o factor g). Por otra
parte como las pruebas estaban compuestas por diversos factores, se pensó que era más
adecuado hablar de factores específicos de la inteligencia (factores s) como el factor verbal,
cuantitativo, espacial, la memoria inmediata, la velocidad mental o de percepción y la
capacidad para captar reglas y relaciones lógicas. Thurstone propuso la técnica matemática del
análisis factorial para estudiar estos problemas y encontró varios factores, que harían parte de
la inteligencia. Hoy se utilizan complejos procedimientos matemáticos en las investigaciones
sobre inteligencia, entre otras el análisis factorial, la regresión múltiple y la correlación.

La inteligencia general (el factor g de Spearman) se ha correlacionado con ocupación, género,


etnias, culturas, clases sociales, éxito en ciertas ocupaciones y muchos factores más. Es un
concepto que tuvo gran aceptación en la ciencia de hace varias décadas pero ha dado origen a
numerosas críticas, tanto ideológicas y políticas como científicas (ver Gould, 1981). Sigue
siendo un concepto controvertido en este momento en el siglo XXI (ver Sternberg, 2000, 2007;
Nisbett, 2009).

Como la inteligencia es un campo de investigación muy complejo, también lo son las


definiciones que se han propuesto acerca de ella.

1. Definiciones de inteligencia
Las diversas definiciones dan luces sobre los problemas asociados con la inteligencia y su
dominio de investigación. Esas definiciones pueden agruparse en categorías: filosóficas,
pragmáticas, factoriales y operacionales.

1. Inteligencia es el poder de combinación, afirmó Ebbinghaus en 1885. Más tarde insistió en


que inteligencia es la capacidad de adaptarse a nuevas situaciones. Por otra parte, la
inteligencia, según Binet se refiere a cualidades formales como la memoria, la percepción, la
atención y el intelecto. La inteligencia según él se caracteriza por comprensión, invención,
dirección y censura.

2. Las soluciones factoriales al concepto de inteligencia se apoyaron en las técnicas del


análisis factorial y se elaboraron tests para medir un factor o capacidad primaria: capacidad
verbal, fluencia verbal, capacidad para manejo de números, memoria inmediata, velocidad
mental o de percepción, capacidad para captar reglas y relaciones lógicas. Son los factores s de
Thurstone que mencionamos anteriormente.

3. Las soluciones operacionales insisten en que es preciso medir y luego definir, y han tenido
cierta aceptación en la comunidad científica. Las operaciones que utilizamos para medir una
aptitud constituyen la definición de esa habilidad. En la actualidad el operacionalismo ha
recibido numerosas críticas y la mayor parte de los especialistas en medición y evaluación
prefieren ir más allá de las soluciones operacionales.

4. Inteligencia es lo que miden los tests de inteligencia Como hizo notar Terman, la
inteligencia al igual que la electricidad se puede medir adecuadamente antes de definirla. Sin
embargo, ¿qué es lo que miden los tests de inteligencia? En inglés se dice “Intelligence is what
the intelligence tests measure” Y la réplica se presenta preguntando: “What is the what that
the intelligence tests test?”

5. En época más reciente Sternberg (1985) propuso una teoría de la inteligencia diferente de
las teorías clásicas de Spearman (g) y Thurstone (s). Considera que la inteligencia está basada
en tres categorías: habilidades analíticas, creativas y prácticas. Esta teoría tríadica de la
inteligencia dio origen al Test de Habilidades Triádicas de Sternberg (STAT por sus siglas en
inglés) que utiliza ítems de elección múltiple, verbales, cuantitativos y de figuras, al igual que
ensayos (escribir historias, contar historias, diseñar cosas, ver películas con problemas
prácticos que el examinado debe solucionar).

6. Inteligencia emocional es un concepto que se debe a Salovey y Mayer (1990) y que fue
popularizado por Daniel J. Goleman en 1995. La inteligencia emocional es la capacidad para
reconocer los sentimientos propios y ajenos y la habilidad para manejarlos. Se organiza en
cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos,
crear nuestras propias motivaciones y manejar las relaciones interpersonales.

7. Inteligencias múltiples. Este concepto, que se debe a Howard Gardner (1983, 1993),
considera que la inteligencia es la capacidad para resolver problemas o elaborar productos que
pueden ser valorados en determinada cultura. Afirma que existen varios tipos de inteligencia,
a saber:

• Inteligencia lógico-matemática, que permite resolver problemas de lógica y matemática. Es


la concepción clásica de inteligencia.

• Inteligencia lingüística, que es la capacidad de usar las palabras y los conceptos verbales de
manera apropiada.
• Inteligencia musical. Es el talento para reconocer y ejecutar melodías y armonías musicales.

• Inteligencia espacial. Es la capacidad de distinguir el espacio, las formas, figuras y sus


relaciones en tres dimensiones.

• Inteligencia intrapersonal. Es la capacidad de entendernos a nosotros mismos, nuestras


motivaciones y nuestras emociones.

• Inteligencia interpersonal o social. Es la capacidad de entender a los demás con empatía.

• Inteligencia corporal-sinestésica. Es la capacidad de controlar y coordinar los movimientos


del cuerpo y expresar sentimientos por medio de esos movimientos.

En versiones posteriores de su teoría, Gardner añadió la inteligencia naturalista y la


inteligencia existencial. Esta conceptualización de inteligencias múltiples ha sido muy bien
recibida en amplios sectores pero al igual que la inteligencia emocional, ha tenido numerosas
críticas. Una de ellas se refiere a la inteligencia musical y la inteligencia corporal-sinestésica,
que realmente no serían “inteligencia” sino talentos. En el caso de la inteligencia emocional,
también sería discutible afirmar que es una “inteligencia” y tal vez sería preferible hablar de
habilidades sociales, campo que se ha investigado ampliamente sin referencia alguna con la
“inteligencia”.

Estas definiciones o soluciones a las conceptualizaciones de la inteligencia, su medición, sus


aplicaciones y su lugar en la sociedad, son motivo de numerosas investigaciones y de muchas
controversias.

Una definición de inteligencia que probablemente es la más apropiada en el estado actual de


nuestros conocimientos es la siguiente: Inteligencia es un conjunto de habilidades cognitivas
y conductuales que permite la adaptación eficiente al ambiente físico y social. Incluye la
capacidad de resolver problemas, planear, pensar de manera abstracta, comprender ideas
complejas, aprender de la experiencia. No se identifica con conocimientos específicos ni con
habilidades específicas, sino que se trata de habilidad cognitiva general, de la cual forman
parte las capacidades específicas.

La inteligencia varía a lo largo de la vida de una persona (desarrollo ontogenético) y lo ha


hecho a lo largo de la evolución de la especie (desarrollo filogenético).

Desarrollo y ciclo vital

Los seres humanos y los demás animales, evolucionan a lo largo del ciclo vital, desde la
concepción hasta la muerte. Dichos cambios se dan a nivel de maduración, habilidades
perceptuales, capacidad de aprender, procesos cognitivos y conducta social. Esos cambios
posibilitan la adaptación a un medio ambiente cambiante. Son producto de la biología y de su
interacción con la cultura.

Tradicionalmente se estudió el desarrollo psicológico de los seres humanos desde el


nacimiento hasta la adolescencia, y en el caso específico de la inteligencia se encontró que
esta evolucionaba a lo largo de la infancia y la adolescencia alcanzando un punto máximo
alrededor de los 15 años aproximadamente . Luego se estabilizaba y más tarde comenzaba a
variar, incluso a declinar a lo largo de la vida de la persona. La medición de la inteligencia
utiliza pruebas que se adecúan a la edad de la persona, de acuerdo con su edad mental. El
puntaje denominado Cociente Intelectual (C.I.), propuesto en 1912 por el psicólogo alemán
William Stern, resulta de la edad mental (la capacidad intelectual de la persona, medida por
medio de tests que se han estandarizado para cada nivel de edad), dividida

por la edad cronológica (en meses) y multiplicado por 100 para que se obtenga un número
entero:

Edad mental CI = x 100 Edad cronológica

Se considera un CI de 100 como estadísticamente normal, con una variación de 15 puntos: 100
± 15 (o sea entre 85 y 115). La distribución de inteligencia en la población tiene la forma de
curva normal o curva de Gauss (curva de campana) como muchas otras habilidades y
características de las poblaciones. Una persona con menos de 85 de CI se considera subnormal
y una persona con más de 115 se considera supranormal.

La categorización más aceptada de niveles de CI es la siguiente:

NIVELES DE CI

Genio: 130 o más Inteligencia superior: 115 a 130 Inteligencia normal: 85a 115 (CI promedio:
100)

Retardo mental: Limítrofe o bordeline: 70 a 85 Leve: 50-55 a 70 Moderado: 35-40 a 50-55


Grave o severo: 20-25 a 35-40 Profundo: CI de 20-25 o menos

Este énfasis psicométrico ha sido muy útil para los trabajos en la educación, para la
conformación de escuelas especiales para niños con déficits cognitivos, sensoriales y sociales, y
para niños con habilidades superiores al promedio. Ha servido para proporcionar ambientes
más adecuados a los distintos individuos y para ayudar a la realización de sus potencialidades.
La capacidad de aprender, la capacidad de adaptarse a un nuevo ambiente, las habilidades
específicas (matemáticas, musicales, espaciales, sociales) se han tomado en cuenta en estos
contextos. El CI siempre se debe considerar dentro de un rango, que incluye un promedio (por
ejemplo 100) y desviación estándar (por ejemplo ± 15). Es siempre un concepto relativo.

Sin embargo colocar un rótulo a una persona puede tener importantes implicaciones muchas
de ellas negativas. Las expectativas de ejecución alta o baja influyen en los niños y
adolescentes y hay estudios sistemáticos que demuestran que la persona trata de acomodar su
ejecución a las expectativas que se han formado acerca de ella, en la escuela, en la vida diaria,
en la familia. La psicología contemporánea considera que no es adecuado etiquetar a una
persona como “retardado”, “incapaz de entender la música”, “genio”, “muy mal hijo”, o
“brillante y superdotado”, o cualquier otra etiqueta. A veces la etiqueta limita las posibilidades
y se vuelve una profecía auto-realizada .En otros casos al no ser capaz de lograr las metas que
se esperan de él (“soy un genio pero no soy capaz de llegar tan alto como se espera de mí”)
produce efectos emocionales negativos que pueden llegar a tener consecuencias funestas.

Se ha encontrado que el puntaje promedio de CI se ha incrementado en tres puntos cada


década, a partir de principios del siglo XX, que es cuando comenzaron a hacerse mediciones de
inteligencia. Esto se denomina el Efecto Flynn (ver Flynn, 1999, 2007) y se ha tratado de
explicar por mejoras en nutrición, escolaridad y habilidad para resolver los tests. Parece ser
que en los países con mayor nivel de desarrollo educativo (por ejemplo Noruega y Dinamarca)
estos avances de CI se presentaron durante varias décadas pero se estabilizaron y no se
presentan más. Parecería que se hubiera alcanzado un “techo” o “cielo”
Por otra parte, la teoría del desarrollo cognitivo más aceptada ha sido la de Piaget (ver 1952,
entre otros). Según este enfoque de la evolución de la inteligencia, el desarrollo es lineal y
ordenado. Pasa por una serie de estadios:

1. Estadio sensorio-motor, entre el nacimiento y los 2 años.

2. Estadio pre-operacional, entre los 2 y los 7 años.

3. Estadio de las operaciones concretas, entre los 7 y los 12 años.

4. Estadio de las operaciones formales, entre los 12 años y la vida adulta.

Los niños interactúan con su ambiente, al comienzo a través de esquemas sensoriales y


motores, y más adelante forman representaciones simbólicas internalizadas de los objetos. Un
punto importante en este desarrollo cognitivo es el concepto de permanencia de los objetos,
que implica que los objetos continúan existiendo cuando no están presentes, por ejemplo
cuando no están a la vista del niño. También tiene relevancia la imitación de los
comportamientos observados.

La teoría de Piaget y de los neo-piagetianos ha tenido aplicaciones en la educación, en la


conformación de currículos escolares, en la enseñanza de las matemáticas y la lógica y en otros
aspectos. Las contrastaciones empíricas de la validez de la teoría han demostrado
parcialmente algunas de sus afirmaciones, mientras que otras han sido refutadas. Un elemento
importante es la validez trans-cultural de la teoría piagetiana, investigar si los mismos estadios
de desarrollo cognitivo se encuentran en culturas diferentes, por ejemplo si los niños de
Uganda o de Pakistán pasan por los mismos estadios que los niños de Suiza que estudió
inicialmente Piaget.

Durante la edad adulta existe una meseta en el desarrollo intelectual de las personas y luego
un declive en habilidades cognitivas específicas. En la vejez estos cambios son más
pronunciados. Cattell (1963) diferenció entre inteligencia fluida que es la capacidad para
resolver problemas aquí y ahora, e inteligencia cristalizada que tiene que ver más con la
experiencia adquirida, con las capacidades almacenadas y asuntos similares.

En los ancianos no se presentan cambios en los factores verbales de la inteligencia (medida por
medio del WAIS y otras pruebas), incluyendo memoria de dígitos, vocabulario, información,
comprensión, aritmética, similitudes. Por el contrario se observa una disminución en los
puntajes obtenidos en las escalas de ejecución, sustitución de dígitos, completación de
dibujos, ordenación de figuras y composición de objetos. Parece ser que disminuye la
velocidad de procesar información, la memoria inmediata y se aumenta la capacidad de
síntesis y de utilizar información previamente adquirida, lo que se asocia con el concepto de
inteligencia cristalizada.

El complejo problema del desarrollo de la inteligencia en los adultos, especialmente en los


adultos mayores, requiere que se tengan en cuenta factores sociales, emocionales y
cognitivos, según señala Berg (2000).

2. Orígenes filogenéticos de la inteligencia

Nos hemos referido al desarrollo ontogenético de la inteligencia, desde el nacimiento hasta el


final de la vida y hemos señalado los cambios que se observan durante la infancia y durante el
resto del ciclo vital. Por otra parte el origen filogenético de la inteligencia ha sido motivo de
gran interés. ¿En qué momento de la evolución de nuestra especie aparecen las capacidades
cognitivas? ¿Existe razonamiento en animales no humanos, capacidad de producir cultura y
trasmitirla, lenguaje, habilidades matemáticas, capacidad de solucionar problemas? ¿Existen
diferencias cualitativas entre nuestra especie y las demás especies, o por el contrario se trata
de diferencias de grado? Estos problemas han interesado a la humanidad a lo largo de toda la
historia registrada. Tuvieron gran importancia en la teoría de la evolución propuesta por
Darwin. El estudio de los procesos psicológicos en los animales no humanos dio origen a la
psicología comparada (ver Papini, 2009) y a la psicología evolucionista (Buss, 1995, 2008;
Confer et al, 2010).

George J. Romanes (1848-1894) fue probablemente el primer psicólogo comparativo. Presentó


evidencias anecdóticas acerca de las capacidades mentales superiores de los animales, llamó la
atención sobre la posibilidad de una continuidad real de procesos psicológicas entre animales
no humanos y humanos. Sin embargo la comunidad científica consideró preferible utilizar una
metodología más experimental y rigurosa para explicar los fenómenos psicológicos en
animales. Se dio importancia a la llamada Navaja de Occam que es un principio metodológico
que afirma que el funcionamiento de un proceso psicológico no puede adscribirse al ejercicio
de una actividad mental superior si puede explicarse por el ejercicio de una función que se
encuentra en un estado inferior en la “escala filogenética”. Esta es una ley de parsimonia, que
privilegia las explicaciones más “simples” en lugar de las que impliquen mayor complejidad y
más constructos. Edward L. Thorndike (1874- 1949) y otros investigadores insistieron en evitar
especulaciones y eliminar las evidencias anecdóticas sobre inteligencia en los animales.

En épocas más recientes, ante todo a partir la década de 1970 e incluso antes, el estudio de las
habilidades cognitivas superiores en los animales comenzó a desarrollarse utilizando los
métodos más estrictos de laboratorio y de campo y las nuevas herramientas de la psicología
cognitiva. Entre los trabajos más importantes sobre procesos cognitivos superiores en
animales no humanos se pueden citar los siguientes:

• Los estudios tempranos (1917) de Wolfang Köhler sobre insight en chimpancés.

• Las investigaciones experimentales sobre lenguaje en chimpancés llevados a cabo por Allen y
Beatrix Gardner, por David Premack, Duane Rumbaugh, Herbert Terrace, David A. Washburn y
otros investigadores. Demuestra que la comunicación altamente elaborada existe en primates
y que estos pueden adquirir sistemas complejos para expresar conceptos y comunicarse (ver
Washburn, 2007).

• Los trabajos sobre transmisión de cultura en monos. Las primeras demostraciones se


llevaron a cabo en el Primate Research Institute de la Universidad de Kyoto (Japón) a partir de
1978. Se encontró que los monos adquieren conductas como lavar los alimentos y otras, que
enseñan a la siguiente generación y que se transmite a las sucesivas generaciones (ver
Matsuzawa,

2001). Dicha transmisión cultural es muy similar a la que existe en los seres humanos y que
denominamos “cultura” y antes se consideraba exclusiva de nuestra especie.

• Las investigaciones sobre uso de instrumentos en chimpancés, llevados a cabo inicialmente


con Jane Goodall (1986) quien encontró que estos primates utilizaban palos para pescar
termitas y realizaban otras conductas complejas. Más adelante en 2007 se encontró que los
chimpancés de la sabana de Fongoli (en Senegal) usaban palos afilados para cazar.

• Los estudios de Irene Pepperberg (2002) con el loro gris africano llamado “Alex”.
• Las investigaciones sobre psicología de los delfines (Herman, 1986).

• Los estudios sobre habilidades matemáticas en animales (Beran, Gulledge y Washburn, 2007,
ver también Ardila, 2007).

• El problema de la conciencia o percepción de sí mismo, tanto en hombres como en animales


no humanos (ver Rozo & Pérez-Acosta, 2010).

Todas estas investigaciones han demostrado la continuidad entre los procesos psicológicos de
las especies no humanas y la especie humana. La complejidad conductual se correlaciona en
parte con el desarrollo del sistema nervioso, que posibilita la capacidad para aprender y para
adaptarse en forma adaptativa al ambiente. Sin embargo organismos con sistemas nerviosos
muy “simples” y con un cerebro relativamente pequeño en relación con el tamaño del cuerpo,
pueden presentar comportamientos complejos, como es el caso del loro Alex y de los cuervos
que tienen conductas muy similares a las de algunos primates. Aunque se ha trabajado
intensamente sobre estos temas de psicología comparada y de psicología evolucionista en los
últimos años, aún falta un largo camino por recorrer.

3. La inteligencia como adaptación al ambiente

De lo anterior se puede concluir que en los seres humanos y en muchas otras especies existen
habilidades cognitivas que permiten la realización de comportamientos complejos. Incluso
mucho más complejos de lo que se pensaba hace unas pocas décadas. Esta habilidad que
llamamos inteligencia (o en algunos casos “inteligencias”) posibilita la adaptación de los
organismos a su ambiente, que en muchos casos es un ambiente variable e impredecible. La
capacidad de adaptación está íntimamente relacionada con el concepto de inteligencia. Se ha
encontrado que la persona más inteligente:

• Es más capaz de adaptarse al ambiente físico y social.

• Es más hábil para seleccionar ambientes en los cuales pueda funcionar mejor.

• Es más capaz de modificar su ambiente para que encaje mejor en sus potencialidades.

• Es más capaz de enfrentar situaciones novedosas e inesperadas.

Esta habilidad o conjunto de habilidades que denominamos inteligencia, se valora altamente


por parte de la sociedad. Constituye un dominio de investigación que utiliza los más recientes
desarrollos en las matemáticas, la psicología y la neurociencia, y que está permeado por
factores políticos, ideológicos y culturales.

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