Concepto de Derecho Procesal Penal

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CONCEPTO DE DERECHO PROCESAL PENAL

“Es necesario entender que el Derecho Penal material o sustantivo,


cuyas reglas fundamentales están contenidas en el Código Penal (Ley
599 de 2000), establece los elementos del delito y amenaza con las
consecuencias (penas y medidas de seguridad) que están conectadas
a la comisión de la conducta punible.

Para que esas normas puedan cumplir su función de asegurar los


presupuestos fundamentales de la convivencia humana pacífica, es
preciso que ellas no permanezcan sólo en el papel, en caso de que se
cometa un delito. Para ello es necesario un procedimiento regulado
jurídicamente, con el fin de que pueda ser averiguada la existencia de
una conducta punible y, dado el caso, pueda ser determinada e
impuesta la correspondiente pena prevista en la ley.

A su vez, el proceso jurídicamente regulado comprende tres (3) ideas:

1. Que sus preceptos tienen que estar dispuestos para contribuir a la


realización del Derecho Penal material o sustantivo.

2. Que ellos deben trazar los límites fijados al derecho de intervención


de las autoridades en protección de la libertad del individuo.

3. Que deben lograr la posibilidad, a través de una decisión definitiva,


de restablecer la paz jurídica quebrantada.

En esas condiciones, el Derecho Procesal Penal representa la síntesis


del conjunto de normas que sirven a ese fin, es decir, su finalidad
trasciende a la realización del Derecho Sustantivo en un caso
concreto. Dicha actuación, sin embargo, no puede operar de manera
mecánica, sino que la declaración judicial del derecho adquiere
consistencia y sentido si con ella se hace justicia.

En ese sentido, debe entenderse que tanto el Derecho Material, como


el Derecho Procesal participan de una misma esencia teleológica.

Esos derechos (el material y el procesal) no pueden escindirse como


dos ramas de un mismo tronco, porque más que ramas son ambos
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tronco de un árbol que es la justicia, cuya naturaleza se constituye por
las previsiones abstractas sobre la conducta del hombre en sociedad y
las consecuencias por su transgresión, pero también por la operancia
de éstas en la vida real, a través del proceso que garantiza los
derechos de cada cual.

Por lo tanto, el Derecho Procesal Penal es el conjunto de normas


jurídicas teleológica y metodológicamente concebidas que regulan y
disciplinan el proceso para la aplicación del Derecho Penal por la
autoridad judicial correspondiente”.

PRINCIPIOS RECTORES Y GARANTÍAS PROCESALES

“Cuando se aborda el estudio de los postulados del proceso penal,


debe sentarse como premisa fundamental que éste no puede aislarse
de las diversas corrientes filosóficas, política y jurídicas que lo integral.

En el proceso penal, en el cual están en juego la dignidad y la libertad


humanas, el cúmulo de instituciones procesales es un reflejo cabal de
las fuerzas que se mueven en el interior de la sociedad, máxime
cuando ésta y su ordenamiento jurídico están edificados sobre un
Estado social Democrático de Derecho, regido por unas determinadas
garantías fundamentales.

Por ello, debe decirse que la normas o principios rectores del Código
de Procedimiento Penal (Ley 906 de 2004) no son otra cosa que
criterios, orientaciones o guías para la mejor comprensión del
ordenamiento procesal. Son ideas fundamentales referidas a la
estructura de un proceso, que le dan su base, y a las garantías de las
partes. Se trata, en otras palabras, de las pautas generales que
regulan la actividad del Estado y de los derechos de las partes
encaminadas a la obtención de una sentencia legal y justa, que tenga
por fundamento la verdad, la justicia y la reparación, obtenidas a
través del proceso”.
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LA ACCIÓN PENAL

Concepto: Es la facultad que, por virtud de la constitución y las leyes,


el Estado a través de la Fiscalía General de la Nación tiene para
investigar y acusar por los delitos cometidos (art. 66 del Código de
Procedimiento Penal).

Por consiguiente, entendiendo que la acción penal se funda en el


principio de legalidad, necesariamente debe concluirse que el Estado
no tiene disposición o discrecionalidad de la misma. En
consecuencia, por regla general, el Estado tiene el deber de investigar
y llevar a juicio a quien ha cometido una conducta punible, al menos
que dicha acción se encuentre prescrita o se haya extinguido.

No obstante, como excepción a aquella regla general, el artículo 250


de la Constitución Política establece la posibilidad de que la Fiscalía
General de la Nación interrumpa, suspenda o renuncie a la acción
penal en aplicación al principio de oportunidad, estructurándose
este principio no como una figura dispositiva, sino como una excepción
al principio de legalidad, pues, se reitera, la Fiscalía está obligada a
adelantar el ejercicio de la acción penal.

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