El Equilibrio de Poderes

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

EL EQUILIBRIO DE PODERES

I. PODER.

I.1. DEFINICIÓN.
I.2. FORMAS DE PODER.
I.3. PODER POLÍTICO.
I.4. JUSTIFICACIÓN DEL PODER.

II. EQUILIBRIO DE PODER.

II.1. PRINCIPIO DE SEPARACIÓN DE PODERES.


II.1.1. DEFINICIÓN.
II.1.2. FUNDAMENTO DE LA DIVISIÓN TRIPARTITA.
II.1.3. EXCEPCIONES AL PRINCIPIO DE LA SEPARACIÓN DE
PODERES.
II.1.4. CRÍTICAS A LA DOCTRINA DE LA SEPARACIÓN.
II.2. DEFINICIÓN DE EQUILIBRIO DE PODER.
II.3. FUNDAMENTO.
II.4. EL EQUILIBRIO DE PODER EN LA SOCIEDAD
II.5. BENEFICIOS DEL EQUILIBRIO DE PODER.

III. LA FALTA DE EQUILIBRIO DE PODER EN EL PERÚ.

CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA

1
INTRODUCCIÓN

El ejercicio de la libertad en democracia no puede ser absoluto. La libertad es


pórtico monumental que según contexto y perspectiva resulta ser el medio
primario, elemental e insustituible para la consecución de otros derechos; por
consiguiente, ninguno de sus actores ni “el Estado” todopoderoso ni el
particular condescendiente, flexible, tolerante y liberal pueden pretender el uso
indiscriminado de tal responsabilidad. Ambos requieren de cortapisas, pesos y
contrapesos que conlleven un “equilibrio de poder”.

Esencial para esta dinámica y umbilical relación, es la aplicación del concepto


referido a la distribución, división, fragmentación y reparto del poder que señala
nuestro artículo 43 al precisar que el gobierno es unitario, representativo y
descentralizado y se organiza según el principio de separación de poderes.

Diversas teorías han hecho hincapié en los peligros de una excesiva


concentración y acumulación de poder. En Alemania, Ludwig Erhard
propugnaba por el “principio del poder distribuido”, cimentado el precepto en lo
peligroso que es acumular demasiado poder en manos públicas o privadas.
Otras teorías establecen que la “descentralización” reduce el poder absoluto;
que la “libertad económica” es la única capaz de disminuir el poder que puede
tener una persona sobre otra o un Estado sobre sus ciudadanos. Que una
sociedad con “poderes en equilibrio” progresa más que una centralizada; y que
“la armonización de millones de iniciativas” conduce a un orden superior.

Donde existe equilibrio de poderes tiende a haber más bienestar general, como
una relación causal entre prosperidad y fragmentación del poder. Esta
propuesta está en contra de una inercia intelectual que va en sentido contrario
y que sostiene que la prosperidad se logra por el camino opuesto,
concentrando el poder. Aquí se sugiera la posición contraria. Es natural y
explicable que aún hoy subsistan las ideas tradicionales, contrarias al Equilibrio
del Poder, que en su esencia hablan de gobiernos de amplios poderes, fuertes
y concentradas. Las personas que así piensan tienen inclinaciones añejas,
aunque desde luego no hay duda de sus buenas intenciones.

2
EL EQUILIBRIO DE PODERES

I. PODER.

1.1. DEFINICIÓN.

Aristóteles diferencia entre dominio y poder. Dominio es una forma del poder en
la que hay roles fijos o funciones; en la que los amos mandan y los esclavos
obedecen; donde los roles no pueden intercambiarse: los mismos sujetos
desempeñan siempre las mismas funciones. El dominio es el poder despótico 1.
Su estructura es rígida y asimétrica. Para Aristóteles, la mejor o más perfecta
relación de poder es la política, en la que los que mandan y los que obedecen
no son siempre los mismos, sino que van rotando en el ejercicio de las
magistraturas. La política es la relación de poder propia de los hombres libres,
de la condición del ciudadano. Si la lógica de la comunidad doméstica se
traslada a la comunidad política, ésta se desnaturaliza. Pero no podría haber
una comunidad de hombres libres, es decir, una comunidad política, si no
hubiese unos hombres que dediquen sus vidas al trabajo, posibilitando el ocio
que requiere el ejercicio de la libertad de los otros. Para Aristóteles, el poder y
el dominio nunca podrían ser equivalentes, pero son, en cierto sentido,
complementarios: puede haber hombres que intercambian roles porque hay
otros que tienen roles fijos2.

Podría plantearse si la teoría aristotélica aporta categorías para comprender lo


que sucede en las sociedades modernas. En cierto sentido, se puede decir que
las relaciones descriptas por Aristóteles existen y son funcionales en el sistema
capitalista. Éste funciona porque no todos tienen vocación de ser hombres
libres o no todos pueden ser hombres libres. Para Aristóteles, tanto las
relaciones de poder como las relaciones de dominio son naturales es decir, de
acuerdo a la naturaleza de las cosas. El dominio no tiene una valoración
negativa, sino que es una forma de relación inferior a la política. Lo que tiene

1
Ricardo Etchegaray Dominación y política, La Plata, Ediciones Al Margen, 2000, p. 14
2
Ibidem

3
valoración negativa para Aristóteles es lo que es impedido en su desarrollo o
apartado de su curso natural. Lo negativo es que un ser no desarrolle todas sus
potencialidades por un impedimento exterior. Destacamos de la obra de
Aristóteles que una buena legislación no ha de entenderse como la
promulgación de leyes buenas, sino como la obediencia éstas. Las leyes
pueden ser buenas en absoluto, o las mejores para este pueblo y ésta
característica es la que realmente cuenta3.

De los tres poderes: En todas las constituciones hay tres elementos que el
legislador debe tener en cuenta y que si están bien concertados, lo estará así
también la república. El primero de estos elementos es el que delibera sobre
los asuntos comunes. El poder deliverativo es soberano en lo que tiene que ver
en cuanto a la guerra y la paz; las alianzas y su disolución; las leyes; las
imposiciones de la pena capital; destierro; confiscación y para tomarles cuenta
a los ciudadanos. En cuanto a los miembros, sería provechoso que fuesen
designados, por elección o por sorteo de entre las diferentes clases sociales y
en número proporcionalmente igual, también pude ser provechoso elegir
algunas personas de la clase popular. En cuanto al poder judicial, en tres
factores estriba la variedad que hay entre los tribunales.

Por último resaltamos el tema, de la organización del poder en la Democracia:


Dos son las causas que determinan la variedad de las democracias, siendo la
primera el hecho de que los pueblos son diferentes y la segunda causa, es la
que hace que ser diferentes a las democracias por el hecho de combinarse
entre sí las diversas características y propiedades aparentes de dicho régimen;
y así una democracia va acompañada de menos otra de más, y otra de todos
esos caracteres. Así los fundadores tratan de combinar todos los elementos
propios de cada régimen y de acuerdo con su principio fundamental. Las
libertades es el principio fundamental de la constitución democrática,
implicando ello que sólo en este régimen político pueden los hombres participar
de la libertad, y a este fin apunta. Uno de los caracteres de la libertad, es la
alternancia en la obediencia y el mando, y en efecto, la justicia democrática
consiste en la igualdad por el número y no por el mérito, y siendo esto lo justo,
3
Ricardo Etchegaray. P. 16.

4
de necesidad tiene que ser soberana la masa popular y estimarse como final y
justa la decisión de la mayoría, el otro carácter es que cada cual viva como le
agrade, por el simple hecho de que el esclavo no vive como quiere. De este
segundo elemento surge la pretensión de no ser gobernado por nadie, lo que
contribuye a la libertad igualitaria. Por otra parte Hobbes coloca como ejemplo
de una vida sin poder común al qué temer, a las sociedades que han coexistido
primero bajo el poder de un gobierno pacífico y luego han degenerado en una
guerra civil. Y es esta guerra “nada puede ser injusto. Las nociones de lo moral
y lo inmoral, de lo justo y de lo injusto no tienen allí cabida. Donde no hay un
poder común, no hay ley; y donde no hay ley, no hay injusticia 4”.

El autor considera la existencia de leyes naturales y un derecho natural. En


cuanto al derecho natural “se emparenta con el instinto de conservación.
Hobbes lo define como la libertad de cada cual para usar su propio poder, en la
forma que quiera, para la preservación de su propia naturaleza, es decir su
propia vida”5. Asimismo entiende el concepto libertad como “la ausencia de
impedimentos externos, impedimentos que, a menudo, pueden quitarle a un
hombre parte de su poder para hacer lo que quisiera, pero que no le impiden
usar su poder que le quede, según los dictados de su juicio y su razón” 6. La ley
natural es “un precepto o regla general, descubierto mediante la razón, por el
cual a un hombre se le prohíbe hacer aquello que sea destructivo para su vida,
o elimine los medios de conservarla”7.

Las dos primeras leyes son la búsqueda de la paz y su mantenimiento y, “que


un hombre debe estar deseoso, cuando los otros lo están también, y a fin de
conseguir la paz y la defensa personal hasta donde le parezca necesario, de no
hacer uso de su derecho a todo, y de contentarse con tanta libertad en su
relación con los otros hombres, como la que él permitiría a los otros en su trato
con él”8. Para asegurar la paz y seguridad entre los hombres no se dispone de
un mejor procedimiento que establecer entre ellos un contrato (Se llama
4
Hobbes, Th. (1984). Leviatán. O la materia, forma y poder de la República Eclesiástica y Civil. Madrid:
Sarpe. 1984. p. 109
5
Touchard, J. Historia de las ideas políticas. Madrid: Tecnos. 1988, p. 261
6
Hobbes 1984, p. 110
7
Hobbes 1984, p. 110
8
Hobbes 1984, p. 111

5
contrato a “la transferencia mutua de un derecho”) y transferir al Estado los
derechos que, de ser conservados, obstaculizarían la paz de la humanidad.

El poder soberano no puede enajenarse, Hobbes 9 “en segundo lugar, como el


derecho de representar a la persona de todos es dado a quien los hombres
hacen su soberano, mediante un pacto establecido entre ellos mismos, y no
entre el soberano y alguno de ellos, no puede haber quebrantamiento de
convenio por parte del soberano; y, en consecuencia, ninguno de los súbditos
puede librarse de estar sujeto a él, alegando algún infringimiento de contrato
por su parte”. Ningún hombre puede, sin incurrir en injusticia, protestar contra la
institución del soberano declarada por la mayoría.

Las acciones del soberano no pueden ser, en justicia, acusadas por el súbdito,
Hobbes10 “tampoco deberá ser acusado de injusticia por ninguno de ellos. Pues
quien hace una cosa con autorización de otro, no causa injusticia a quien le dio
autoridad para actuar”. Nada de lo que haga el soberano puede ser castigado
por el súbdito. El soberano es juez de lo que es necesario para la paz y
defensa de sus súbditos y juez de qué doctrinas deben ser enseñadas.

El derecho de establecer reglas mediante las cuales los súbditos puedan hacer
saber a cada hombre lo que es suyo, de tal modo que ningún otro súbdito
pueda quitárselo sin cometer injusticia. Al soberano le pertenece el derecho de
judicatura y de la decisión de las controversias. Al soberano le pertenece el
derecho de hacer la guerra y la paz según le parezca oportuno. Al soberano le
pertenece el derecho de escoger a todos los consejeros y ministros, tanto para
funciones de paz como de guerra, de premiar y castigar y establecer honores y
jerarquías según le parezca. El soberano es según Hobbes quien posee un
poder soberano; y cada uno de los demás son sus súbditos. “Este poder
soberano se puede alcanzar de dos maneras: una, por fuerza natural, como
cuando un hombre hace que sus hijos se sometan a su gobierno, pudiendo
destruirlos si rehusan hacerlo, o sometiendo a sus enemigos por la fuerza de
las armas, y obligándolos a que acaten su voluntad, concediéndoles la vida con
esa condición. La otra es cuando los hombres acuerdan entre ellos mismos
9
Hobbes 1984, p. 147
10
Hobbes 1984, p. 149

6
someterse voluntariamente a algún hombre o a una asamblea de hombres,
confiando en que serán protegidos por ellos frente a todos los demás. A esta
segunda modalidad puede dársele el nombre de Estado político, o Estado por
institución; y a la primera, el Estado por adquisición”11.

Por su parte para Foucaul, El poder no tiene una única fuente ni una única
manifestación. "...por dominación no entiendo el hecho macizo de una
dominación global de uno sobre los otros, o de un grupo sobre otro, sino las
múltiples formas de dominación que pueden ejercerse en el interior de la
sociedad"12.

Tiene, por el contrario, una extensa gama de formas y naturaleza. Cuando un


grupo social es capaz de apoderarse de los mecanismos que regulan una de
dichas manifestaciones, lo pone a su servicio y elabora una superestructura
que se aplica a los potenciales dominados. “No hay ejercicio de poder posible
sin una cierta economía de los discursos de la verdad que funcionen en, y a
partir de esta pareja"13.

Se crea, así, un discurso que lo presenta como un hecho "natural" y procura


bloquear las posibilidades de aparición de otros discursos que tengan
capacidad cuestionadora. Aparece en escena la disciplina en su doble
acepción que mantiene desde su origen, apuntando tanto al conjunto de
conocimientos como al control. Esa necesidad de contar con un discurso de
"respaldo", con una determinada forma de verdad, lleva necesariamente a
establecer una relación entre poder y saber. Esta relación será clave a partir de
la cual interpretar la labor de la escuela como espacio cerrado. Espacio en el
que funciona uno de los panópticos que conforman la sociedad.

Romano Guardini en El Poder 14 realiza un análisis del concepto de poder


desde la perspectiva de la filosofía cristiana, la que como tal constituye un buen
punto de partida para nuestra reflexión. Al tratar de captar la esencia del poder
11
Hobbes 1984, p 145
12
M. Foucault. Microfísica del poder. 3ra Edición. Ediciones de La Piqueta. España 1991. p. 142.
13
Microfísica... ob cit. Página 140
14
Guardini, R., El Poder, Madrid, Ediciones Cristiandad, 1980. P.13.

7
Guardini advierte que el sentido propio del término tiene que ver con el poder
político, con la facultad que tienen los gobernantes de obligamos a obedecer.
De este sentido vendrían por analogía los otros, tales como el poder de Dios, el
poder de la naturaleza, el poder del dinero etc. Para entender lo que es el
poder Guardini destaca aquellos rasgos esenciales que lo definen como tal y
que lo distinguen de los otros poderes. Su diferencia específica se destaca
clara-mente cuando se le opone al poder natural. Al respecto afirma éste: “Al
contemplar las fuerzas elementales de la naturaleza, ¿Podemos hablar de
poder?, ¿Podemos decir, por ejemplo, que una tormenta, o una epidemia o un
león tienen poder?15” Probablemente todos empleemos el término en estos
sentidos metafóricos, sin embargo, según el pensador italiano: “Es claro que no
(se debe emplear), a no ser en un sentido inexacto, análogo. Existe aquí sin
duda algo capaz de obrar, de producir efectos; pero falta aquello que sin
quererlo pensamos también cuando hablamos del poder: falta la iniciativa. Un
elemento natural tiene -o es- energía, pero no poder” 16.

1.2. FORMAS DE PODER.

Aragón17 nos dice que existen diferentes formas de poder del hombre sobre el
hombre. El poder político no es más que una de ellas. Según Aristóteles,
existen tres formas de poder, la distinción entre estas tres formas, estaba dada
en el "interés" de aquel a favor del cual es ejercido el poder".

Poder paterno: Es el que ejerce el padre con su hijo, donde dicho poder, es
ejercido a favor del hijo.

Poder despótico: Es el ejercido por el príncipe sobre los súbditos, donde el


patrón (o príncipe) ejerce dicho poder a favor y en interés de él mismo.

Poder político: El poder político es el más adecuado, porque es el que se ejerce


en interés de quien gobierna, y de quien es gobernado, aclarando, que sólo se

15
Guardini, ibid., p. 13.
16
Guardini, ibid., p. 13.
17
Aragón Reyes ob.cit.. P. 177.

8
cumple esta situación, para el caso de formas de gobierno correctas, en las
corruptas es sólo en el interés del gobernado.

Con respecto al poder paterno, no es aplicable para este caso, debido a que es
una clasificación básica o pura de poder, que de alguna manera, está
contenido en las dos siguientes. Max Weber, también fundamenta tres tipos de
poder, el fundamento de estas distinciones, según Weber, estaba dado por la
"Legitimidad", mientras que en el anterior (Aristóteles), en el interés.

Estos tres tipos de poderes son: Poder Legal: Característico de la sociedad


moderna, se funda en la creencia en la legitimidad de ordenamientos
estatuidos, que definen expresamente el papel del detentador del poder.

La Fuente del Poder: "La Ley": obedecen los ciudadanos, o sea los que prestan
obediencia, y los que mandan.

La tipología moderna de las formas de poder según Bobbio, son Tres grandes
clasificaciones:

Poder Económico: (Poder temporal), es el que utiliza la posesión de ciertos


bienes, necesarios.

Poder Ideológico: Se basa en la influencia que las ideas formuladas de cierta


manera, emitidas en ciertas circunstancias, por un apersona investida de una
cierta autoridad

Poder Político: Se basa en la posesión de los instrumentos a través de los


cuales se ejerce la fuerza fisica (las armas de todo tipo y grado): "Poder
coactivo" (relación superior-inferior) como último recurso. Esto es lo que
diferencia al poder político, de cualquier otro poder, o sea, la posibilidad de
recurrir a la fuerza como último recurso. Uso de la fuerza, como condición
necesaria, pero no suficiente para la existencia del poder político.

1.3. PODER POLÍTICO.

9
Para Aragón18 lo que caracteriza al poder político es la exclusividad en el uso
de la fuerza respecto a todos los demás grupos que actúan en un determinado
contexto social, exclusividad que es el resultado de un proceso que se
desarrolla en toda sociedad organizada para la monopolización de la posesión
y del uso de los medios con los que resulta posible ejercer coacción física. El
poder político es una consecuencia lógica del ejercicio de las funciones por
parte de las personas que ocupan un cargo representativo dentro de un
sistema de gobierno en un país.

El poder político se identifica en sistemas democráticos con el poder Ejecutivo


y legislativo de un país, mientras que el tercer poder del Estado, el poder
judicial, está dentro de un esquema distinto ya que su legitimidad no está
sostenida por el voto del pueblo como los otros dos poderes, si no por el fiel
cumplimiento del ejercicio de sus funciones. El poder político es legítimo
cuando es elegido conforme a las leyes del país (Constitución). En países
democráticos tiene como sustento la legitimidad otorgada por el pueblo por
medio del voto popular (Elecciones). El poder político es abusivo cuando se
excede en el ejercicio de sus funciones, avanzado en materias que está dentro
del ámbito de los otros poderes. (Intromisión de poderes).

El poder político es ilegitimo cuando utiliza mecanismos no autorizados por la


leyes y se adueña del poder gubernamental (Ejecutivo-legislativo) sin tener la
legitimidad del pueblo, otorgada por el voto popular.

La legitimación del poder tenemos:

Poder sagrado: La primera forma de legitimación utilizada se basó en la


religión y la divinidad. El poderoso ya no lo era sólo porque podía ejercer
violencia o porque tenía un vínculo de temor que le asegurara esa posición.
Ahora el poderoso se instituía como un ser distinto, superior y ligado a los
dioses. El poder de origen divino era incontestable, a no ser por otro poder de

18
Aragon Reyes, Ob Cit. P. 180

10
igual estatus o instituido por un dios diferente. A grandes rasgos este fue el
desarrollo esquemático hasta la Revolución francesa

Soberanía nacional: Las ideas que inspiraron la Revolución francesa y sus


resultados negaron que el poder tenga origen divino y lograron darle vuelta al
esquema señalando que la fuente del poder no eran las características del
poderoso sino únicamente la voluntad de los súbditos que lo dejaban tener el
poder. Esta idea llevó al convencimiento de que el verdadero poder nacía de la
masa de súbditos, el pueblo, y este debía tener la capacidad de delegar tal
poder en quien le placiera y en las condiciones que considerase más
apropiadas y durante el tiempo que creyera conveniente.

1.4. SISTEMAS POLÍTICOS.

Un sistema político es la plasmación organizativa de un conjunto de


interacciones estables a través de las cuales se ejerce la política en un
contexto limitado19.

El término «sistema político» ha sido confundido con el de forma de gobierno


porque alude a la estructura y funcionamiento de los poderes públicos. Los
términos «forma de gobierno» o «régimen político» o «sistema de gobierno» o
«modelo de gobierno» definen con distintos matices la forma de ejercitar el
gobierno, es decir, los distintos tipos de poder por parte de poder gobernante, y
una «estructura de gobierno» o es la forma en la que se estructura dicho poder,
sin embargo el término «sistema político» define al sistema en el que se
encuentra inmerso dicho poder y en el cual ha de desenvolverse para
conseguir su objetivo. De esta forma posee una connotación más dinámica y
compleja pues no se refiere aisladamente a las instituciones de gobierno o al
resto de actores políticos que inciden sobre ellas, sino a la interdependencia
del conjunto y al proceso de toma de gobierno.

Definición de David Easton El politólogo canadiense David Easton quería


convertir la Política en una ciencia elaborando modelos abstractos que
19
Ignacio Molina, profesor de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid, "Conceptos
Fundamentales de Ciencia Política", Alianza Editorial. 2008. p. 9.

11
describieran las regularidades de los patrones y procesos en la vida política en
general a través de la teoría de sistemas creando un enfoque de estudio de la
política como ente biopolítico. El resultado de su trabajo se convierte en la
primera definición del concepto efectivamente independiente del análisis
jurídico y constitucional dominante antes de los años cincuenta en
concordancia con la teoría organicista:

Modelo de Easton. Con esto quiere decir que lo que define a un sistema
político es su función de distribuir valores que la sociedad considera útiles
como el dinero, la educación, el poder, etc. Así, tomando un país como muestra
de estudio, éste se configura como un sistema complejo, dentro del cual los
elementos que lo integran, considerados como grupos o como individuos,
interactúan de manera muy intensa en función de ciertas pautas de
comportamiento.

Easton interrelaciona el sistema político con su entorno socioeconómico y


cultural a través de demandas y apoyos. Las primeras reflejan las
insatisfacciones que genera el sistema, lo que exige cambios en la distribución
de los valores societarios escasos.

Los apoyos permiten buscar soluciones a las demandas que posibiliten su


estabilidad. De esta forma evalúa al sistema político en su dinámica y no en su
estática, considerando la existencia de una permanente crisis e inestabilidad
que en agudos momentos de conflicto y conmociones pueden conducir a un
cambio del sistema. Considera pues positivamente tanto a la estabilidad como
el cambio, porque éste, en un momento determinado es el que puede favorecer
la retroalimentación del sistema político. De esta forma, el hecho de que
algunos sistemas sobrevivan es porque generan una capacidad de respuesta a
las perturbaciones que se vincula con su capacidad de adaptación a las
mismas, permitiendo su supervivencia. Si el sistema sobrevive se denomina
sistema político estable; si por el contrario quiebra se denomina sistema
político disfuncional20. Gabriel Almond elucubró una definición propia del
20
Comentado por Thalía Fung, especialista en Filosofía Política y Ciencias Políticas, doctora en Ciencias
Políticas, profesora titular consultante e investigadora titular, presidenta del Tribunal Nacional
Permanente de Ciencias Políticas y presidenta de la Sociedad Cubana de Investigaciones Filosóficas.

12
sistema político acorde con la teoría funcionalista: Un sistema político es un
sistema de interacciones, existente en todas las sociedades independientes,
que realiza las funciones de integración y adaptación, tanto al interior de la
sociedad como en relación con las otras, mediante el uso o la amenaza del uso
de la violencia física más o menos legítima.

1.5. JUSTIFICACIÓN DEL PODER.

Señala Carlos Fayt que la justificación del poder implica el examen racional de
porque manda el que manda y porque obedece el que obedece, a fin de
determinar porque los seres humanos deben dedicar una parte de su actividad
y sujetar su conducta a la acción de poder en el estado. En conexión con este
problema se encuentra las cuestiones de la finalidad de la organización política
y la legitimidad de la autoridad como encarnación del poder del estado 21.

Señala Fiat que la doctrina actual se orienta a 1) Justificar el poder por su


función; 2) Justificar el por el derecho 3) Justificar el poder por la obediencia.

II. EQUILIBRIO DE PODER.

2.1. PRINCIPIO DE SEPARACIÓN DE PODERES.

2.1.1. DEFINICIÓN.

La separación de poderes o división de poderes (en latín trias política) es una


ordenación y distribución de las funciones del Estado, en la cual la titularidad
de cada una de ellas es confiada a un órgano u organismo público distinto.
Junto a la consagración constitucional de los derechos fundamentales, es uno
de los principios que caracterizan el Estado de Derecho moderno 22.

Modernamente la doctrina denomina a esta teoría, en sentido estricto,


separación de funciones o separación de facultades, al considerar al poder
21
Fiat Carlos Derecho Político Buenos Aires. Ediciones Ghersi 1978. P. 243.
22
Vázquez, E., Aguilera, C., y Olmeda, C., «Checks and balances» en el “Diccionario Histórico y
Artístico” en La expansión de Gran Bretaña, Sarpe, 1985. p.8

13
como único e indivisible y perteneciente original y esencialmente al titular de la
soberanía (nación o pueblo), resultando imposible concebir que aquél pueda
ser dividido para su ejercicio.

2.1.2. FUNDAMENTO DE LA DIVISIÓN TRIPARTITA.

En la búsqueda de un basamento del tripartidismo de los poderes estatales, se


encontraron dos fundamentos de “necesidad”:

a) Garantizar la libertad por medio del equilibrio de los órganos del Estado; y

b) Dividir el trabajo y mejorar la función mediante la práctica especializada.

Con la desconfianza inherente de la humanidad ante los seres humanos que


detentan el poder del Estado, la división de los poderes se erige como claro
remedio contra toda forma de tiranía o “despotismo ilustrado”. Luego está el
hecho de la conservación de las atribuciones de cada poder frente a los otros.

En ese sentido, lo que se busca garantizar es al fin de cuentas la libertad


política de los ciudadanos, que traducida en la práctica de los hechos
cotidianos llega a interpretarse finalmente como una lisa y llana libertad.

Lo que Montesquieu manifestó como “la necesidad de que el poder detenga al


poder” no es, pues, una expresión de la desconfianza histórica hacia el mismo
Estado, sino hacia los hombres que detentan el poder del Estado.
Desconfianza o preocupación, pero respecto a la tendencia a la arbitrariedad
que tiene toda persona que ejerce autoridad. Y es que, históricamente, el
mismo ejercicio de la autoridad ha desembocado en un autoritarismo, de buena
o mala fe, mas autoritarismo al fin y al cabo, pues la buena fe que pudo existir
en un principio no tarda después en expresarse como opresión de la libertad
individual cuando se quiere o se busca la imposición de una determinada y
única manifestación de bien común. He allí a los inicios de los contestatarios y
rebeldes respecto a los mayoritarios y a los que participan activamente de una
forma de gobierno de turno.

14
Montesquieu dejó en claro su preocupación sobre la reunión en una misma
persona o un mismo cuerpo de funcionarios, de los poderes del Estado, trátese
de la combinación del poder ejecutivo y el legislativo, o de éstos junto con el
poder de juzgar; esto es, el Poder Judicial 23. Claro que el absolutismo de las
monarquías no pudo prescindir de aparatos jurisdiccionales, de jueces que se
encarguen de administrar justicia, conforme las sociedades iban dirigiéndose a
una mayor especialización en la división del trabajo. Por lo menos tal
“desprendimiento” de cuotas de omnímodo poder se restringió a la solución de
asuntos domésticos entre los particulares; es decir, en el marco de los
derechos privados. La división del trabajo en ese sentido estaría estrechamente
relacionada con la doctrina de la separación de poderes, por cuanto sin la
debida especialización en los modos de actuar de los órganos estatales no
habría una óptima conducción del Estado. Por otro lado, la independencia de
los poderes estatales no puede llegar a lo absoluto, bajo riesgo de detener la
misma marcha del Estado, ocasionando su propia fragmentación, tornando en
irreal su concepción como tal.

En ese sentido, los fundamentos de la división tripartita se encuentran en la


necesaria especialización del trabajo funcionarial en los predios del Estado, en
el entendido de una separación no absoluta para la imprescindible coordinación
entre los órganos estatales.

2.1.3. EXCEPCIONES AL PRINCIPIO DE LA SEPARACIÓN DE PODERES.

Siguiendo la línea de pensamiento que se refiere a la coordinación y no


absoluta separación entre los poderes del Estado, se afirma que el principio de
la separación tiene diversas excepciones asentadas en la complejidad de la
estructura estatal, explicada en unos casos por razones de oportunidad o por la
historia particular de las instituciones. En ese contexto existe el poder

23
Ferrero Rebagliati, Raúl. Ciencia Política. Teoría del Estado y Derecho Constitucional General y
Comparado. Editora Jurídica Grijley. 8ª e. 1ª re. Lima –Perú. 2000. p 258

15
reglamentario del órgano ejecutivo, el cual no podría cumplir sus funciones de
administración sin la facultad de dictar normas secundarias que regulen la
aplicación de la ley, como norma primaria. Asimismo, otra excepción al
principio de separación sería la jurisdicción administrativa, la misma que
confiere al administrador la capacidad de un juzgador, a pesar de carecer de
imparcialidad, puesto que revisaría nada menos que su propio acto o el de un
funcionario de menor jerarquía, aunque se acepte que el poder judicial debe
revisar los actos administrativos impugnados, a través de la acción contencioso
administrativa. También se dan excepciones al principio de la separación
cuando hay circunstancias históricas que desaconsejan la práctica de la
separación y división de poderes, en casos de invasión extranjera o de
gobiernos de facto, en el caso que sean “llamados” a mantener rápidamente el
orden público y la continuidad de la vida del Estado, o a realizar cambios no
posibles o practicables dentro de las formas o cánones constitucionales. Y es
que, al decir de Raúl Ferrero Rebagliati, en tiempos anormales, el gobierno
también sería anormal24.

En consecuencia, la realización plena y exclusiva de una función por parte de


cada poder del Estado es impracticable, dada la dialéctica que subyace en la
realidad estatal. Por tanto, podemos hablar de predominio de unas funciones
sobre otras. El órgano legislativo tiene como función lo legislativo, valga la
redundancia. La función del órgano ejecutivo es la administrativa o de
administración, y el órgano judicial tiene como función lo jurisdiccional. Pero
cada poder del Estado realiza funciones adicionales, que podrían ser
catalogadas como parte de los otros órganos estatales, y no de ellos mismos.
Las funciones típicas serían aquellas que son propias de cada poder, y las
materiales aquellas que se refieren a las impropias o no propias de cada
órgano. En ese sentido, el Poder Judicial realiza actos jurisdiccionales cuando
atiende a su función específica, empero también realizaría actos
administrativos cuando nombra a sus empleados o interviene en
procedimientos no judiciales. Del mismo modo este órgano estatal realizaría
actos legislativos cuando interpreta las leyes y establece normas supletorias.
Por último en el Legislativo también habría actos jurisdiccionales realizados por
24
FERRERO REBAGLIATI, p 259

16
funcionarios administrativos, específicamente los ministros, cuando éstos se
pronuncian acerca de la aplicación de las leyes en una reclamación
administrativa, toda vez que su resolución constituiría un acto jurisdiccional,
puesto que “dirían el derecho”. En tal sentido, los jefes de reparticiones
administrativas, al resolver casos concretos que implican una cuestión de
derecho, ejercerían de modo subsidiario una función jurisdiccional. Sin
embargo, hay que tener muy en cuenta que sólo los Poderes Ejecutivo y
Legislativo son estrictamente políticos, dado que se originan y renuevan a
través del sufragio universal; esto es, dentro de los mecanismos propios de la
democracia representativa. Por tanto, el gobierno o la conducción del país
corresponderían a estos dos Poderes, en un necesario o inevitable contrapeso
y coordinación.

El Poder Legislativo ejerce un contrapeso respecto al Poder Ejecutivo a través


de la interpelación, el voto de censura, etc., mientras que el Ejecutivo goza de
la facultad de observar las leyes, pudiendo incluso disolver el Parlamento, de
acuerdo a ciertos requisitos que tienen que cumplirse. El presidencialismo o el
parlamentarismo se configuran precisamente por la predominancia de los
órganos estatales en la conducción política del Estado. Y en este mismo orden
de ideas, producto de la interacción existente entre los poderes ejecutivo y
legislativo la distinción entre un “gobierno parlamentario” y un “gobierno
presidencial” no opera o no se verifica de modo absoluto o radical, pues se
constituyen precisamente en base a las predominancias, de tal modo que lo
correcto sería hablar en términos de gobierno predominantemente presidencial
o predominantemente parlamentario. La exclusión y el sometimiento de un
poder respecto al otro están prohibidos, ante el imperativo del control y
cooperación recíprocos.

2.1.4. CRÍTICAS A LA DOCTRINA DE LA SEPARACIÓN.

Es de indicar que Incurriríamos en un simplismo grosero si identificásemos, sin


mayor análisis, la doctrina de la separación de poderes en la sociedad política,
tal como la formuló Montesquieu en 1747, y la idea de un Estado de Derecho,
tal como aparece, después de A. Muller y Th. Welker, en R. Von Mohl, en el

17
año de 1824, a partir del hecho de que aquella doctrina ha sido incorporada, de
algún modo, a esta idea. Cabría exponer el panorama al respecto: la idea del
Estado de Derecho (en el sentido de “Estado pleno de derecho”, no de “Estado
simple de derecho”) implica la doctrina de la separación de poderes; pero esta
doctrina no importa la idea de un Estado de Derecho, al menos en la
modulación característica o estricta de Estado pleno, según la cual suele ser
utilizada esta idea (la que se refiere al reconocimiento de los derechos
humanos individuales, eminentemente, aunque no exclusivamente, en el
sentido del liberalismo). En realidad, ni la doctrina de los tres poderes ni la idea
de Estado de Derecho son figuras exentas, susceptibles de alcanzar, en
filosofía política, un significado autónomo, como el que pueda corresponder, en
geometría, al tetraedro, por ejemplo. En cierto modo serían términos
sincategoremáticos, pese a las pretensiones con las que suele ser presentada
la idea del “Estado pleno” de derecho (por ejemplo, en el sentido de Kelsen,
para quien esta expresión es, ya en sí misma, redundante). Pero la idea de
Estado de Derecho, como su paralela, la idea de Estado de Cultura (formulada
por primera vez por Fichte), contiene implícitamente, o de modo escondido, la
referencia a una determinada sociedad política históricamente dada, como
pueda serlo el Estado prusiano, en cuanto buscaba ser la expresión del
Deutschum. Aquí cabe citar una frase histórica: “A partir de hoy [dice Federico
Guillermo IV el 21 de marzo de 1848] Prusia se confundirá con Alemania”. Así
también, el Kulturkampf, la lucha por la cultura que Bismarck inició en 1871,
había que entenderla como lucha por la cultura alemana. Sin duda, además, la
doctrina de los tres poderes y la idea de un Estado de derecho tienen en
común su oposición a la concepción que de la sociedad política nos había dado
el absolutismo del antiguo régimen; incluso tienen en común su reivindicación
de los “derechos humanos individuales”. Pero esta reivindicación no tendrá
necesariamente siempre el sentido del individualismo (es decir, del
nominalismo individualista, liberal, que suele invocar el contrato social) en
cuanto opuesto al realismo, exagerado o moderado, de los universales, en
nuestro caso, de la “sociedad”. Sin duda, las reivindicaciones individualistas o
personalistas pueden estar siempre actuando, incluso en un primer plano
aparente; empero ellas mismas actuarán envueltas en otras oposiciones más
complejas en las cuales se enfrentan, por ejemplo, los nacionalismos, entre sí y

18
con la idea de humanidad (implícita en la Declaración de los Derechos del
Hombre), o con la concepción monárquica de la sociedad política y la
concepción republicana.

2.2. DEFINICIÓN DE EQUILIBRIO DE PODER.

En la vida interna de un Estado se designa con este concepto aquella situación


institucional en la que las atribuciones de los tres poderes -ejecutivo, legislativo
y judicial- están adecuadamente compensadas, de modo que ninguno pueda
tomar preponderancia sobre los otros. Es el resultado de lo que en la técnica
del constitucionalismo clásico se denomina "sistema de frenos y contrapesos".

En un sentido más amplio, toda relación de poder es susceptible de alcanzar


un estado de equilibrio, por compensación de fuerzas enfrentadas. En el orden
internacional, se designa como equilibrio de poder ("balance of power") a aquel
sistema internacional construido sobre la base del equilibrio duradero entre las
potencias, mediante el enfrentamiento sistemático por parte de los demás
estados de toda tentativa hegemónica de alguno de ellos.

2.3. FUNDAMENTO.

Ludwig Erhard como iniciador en Alemania de un principio de poder distribuido,


cimentado en lo peligroso que es acumular demasiado poder en manos
públicas o manos privadas25.

La descentralización reduce el poder absoluto y se afirma que el sistema libre


de economía es el único sistema capaz de disminuir el poder que puede tener
una persona sobre otra26; igualmente la noción de que una sociedad con
poderes en equilibrio progresa más que una centralizada; y Sorman Guy,

25
Nixon, Richard M., Líderes, Planeta, México, 1987, p. 145.
26
Hayek Friedrich A., The Road to Serfdom, The University of Chicago Press, Chicago, 1972, p. 145. En
García Gaspar Eduardo El Equilibrio del Poder. Santiago. 2000. p.12

19
reitera la idea natural de que la armonización de millones de iniciativas conduce
a un orden superior, logrado de manera espontánea 27.

El Equilibrio del Poder presenta, una paradoja que es importante tratar. En


apariencia el equilibrio presenta un panorama de desorden, en el que hay
continuas iniciativas, sin coordinación entre sí, unas fracasadas y otras
exitosas. Sin embargo en realidad, por debajo de esa superficie de grande
actividad y aparente desorden, el Equilibrio del Poder otorga estabilidad y
protección a la sociedad contra fracasos grandes y ruinosos. Es decir, la
situación que presenta el sistema del Equilibrio del Poder es en el fondo más
estable a pesar que su apariencia diga lo contrario: van a verse con facilidad
los números de la gráfica que se eleva, pero no se verán los números de las
gráficas que se reducen.

Si mi panadería cierra sus puertas porque tomé malas decisiones de negocios,


hay otras más que la sustituyen con pocos inconvenientes para el resto de los
ciudadanos. Si quiebra un restaurante, hay otros a donde ir. Y esto mismo
también sucederá donde existan varios proveedores de petróleo, de
electricidad, de correo. Donde exista multiplicidad de acción económica y no
donde todos tengan que seguir un solo plan central de la economía, allí habrá,
gracias al Equilibrio del Poder, más estabilidad y, por tanto, mayor bienestar.

La intervención del gobierno en la vida social no toma sólo la forma de


empresas de propiedad estatal, pues también surge por el camino de lo que
hemos conocido como planeación de la economía o dirigismo estatal: sin
necesidad de ser propietario de empresa alguna, el gobierno pueden emitir tal
cantidad de leyes y regulaciones que las decisiones de las empresas privadas
carezcan de autonomía y se tornen de hecho en una empresa gubernamental.

Es fácil entender que la planificación central de la economía significa en la


realidad práctica el retiro del poder independiente de decisión de cada individuo
y empresa para concentrarlo en el gobierno. Puede llegar a haber poca
diferencia real entre un monopolio y una serie de empresas que son obligadas
27
Sorman Guy, Los Verdaderos Pensadores de Nuestro, Tiempo, Seix Barral, 1991, p. 187-193

20
a seguir todas los mismos lineamientos, lo que provoca que los riesgos de una
decisión errónea aumenten al igual que en el caso de un monopolio. Ese poder
independiente de decisión, que es el centro del mecanismo de autoprotección
pública contra malas decisiones, se pierde cuando la economía o la vida social
son planificadas centralmente. No nada más son estos principios aplicables a
asuntos económicos, también lo son a todos los aspectos de la sociedad. Por
ejemplo, si el gobierno de un país ha decretado el monopolio de la educación,
las probabilidades de error en toda la educación de ese país serían mayores a
las que se tendrían en otro en el que los particulares pudieran tener escuelas e
independencia de decisión en materias educativas 28.

Es útil reiterar la simpleza tranquilizadora de la noción de un gobierno


planificador, pues ella crea la impresión de una sociedad plácida, sosegada y
apacible, cuando en la realidad es todo lo opuesto; es una sociedad en riesgo
innecesario, con altas probabilidades de problemas y fracasos. Por el contrario,
una sociedad que vive bajo el principio del Equilibrio del Poder es impredecible
e imprevisible en su superficie, siempre está en movimiento y, sin embargo,
tiene una mayor estabilidad en sus cimientos.

Creo que, desafortunadamente, en lo general atrae más la noción de la


tranquilidad organizada, que la del dinamismo desordenado. Se requiere un
esfuerzo para percibir que ese aparente caos de actividades de la sociedad con
Equilibrio de Poder constituye un sistema estable en el fondo y capaz de
generar grandes niveles de bienestar29.

En ese sistema de poderes equilibrados habrá muchas quiebras y cierres de


empresas, habrá muchas ideas nuevas, buenas, malas y extrañas; muchos
más que en una sociedad con un gobierno desequilibrado. Eso creará la
impresión de recursos desperdiciados, de demasiados errores, de demasiada
actividad. Por el contrario, un sistema de planeación estatal dará una impresión
de estabilidad, de muy pocas quiebras, de pocos errores, de estabilidad. Se
trata sólo de impresiones, porque la realidad es exactamente la contraria. Bajo

28
García Gaspar Ob Cit. p.18
29
Ibidem.

21
ese caos aparente de actividades y quiebras y cierres y éxitos y errores,
existen mecanismos difíciles de ver, que operan para aprovechar los recursos
de la manera más productiva, y así hacer más probable una sociedad estable
en la que son más probables el bienestar general, el bien común y la felicidad
personal30.

2.4. EL EQUILIBRIO DE PODER EN LA SOCIEDAD

Consecuentemente, la sociedad con Equilibrio del Poder será una en la que


predominen las costumbres y las instituciones, producto de las contribuciones
de millones de personas, cada una con escaso poder. Mientras tanto, una
sociedad con poder concentrado en el gobierno será una en la que predominen
los personalismos pues su estructura está cimentada en unos pocos hombres
que argumentan saber en exclusiva lo que es el bienestar de la sociedad que
gobiernan.

Esto significa estabilidad para la sociedad que se rija por el Equilibrio del Poder
y vaivenes para la sociedad de poder concentrado.

2.5. BENEFICIOS DEL EQUILIBRIO DE PODER.

La felicidad personal será alcanzable con mayor facilidad dentro de un régimen


de Equilibrio de Poder, pues se da un mejor y mayor aprovechamiento a los
talentos y a las habilidades con las que Dios nos ha dotado y estamos menos
sujetos a los abusos y defectos del poder desequilibrado. Pero no hay garantía
de felicidad, tan solo mayor probabilidad31.

Además, el poder dentro de una sociedad puede distribuirse entre los


miembros de la sociedad en una proporción homogénea, no idéntica, pero sí
similar, con pesos y contrapesos en mecanismos legales que permitan la
defensa del individuo ante el abuso del poder, especialmente el de la autoridad
civil, pero sin ser limitada a ésta. Se trata de una sociedad en la que podamos
30
García Gaspar Ob Cit. p.19
31
García Gaspar Ob Cit. p.20

22
realizar nuestras metas y proyectos sin limitantes innecesarias impuestas por
poderes desequilibrados.

El principio del Equilibrio del Poder es una propuesta de mercados fáciles,


sencillos, que den oportunidad a la iniciativa de las personas, que permitan el
uso máximo posible de nuestros talentos y habilidades, con impuestos
mínimos. Y ya que tocamos el tema de los impuestos, debemos entender que
ellos son costos como cualquier otro: cuantos más bajos sean, más barato
saldrá el producto y más accesible será para el consumidor.
Consecuentemente, al mantenerse bajos los impuestos, se permiten costos de
manufactura y venta más bajos, de los que saldrán productos a precios
atractivos32.

Otra forma de entender el Equilibrio del Poder en la esfera económica es la


fragmentación de la propiedad de las empresas en los mercados de acciones,
cosa que ataca la concentración del poder en este campo. La concentración de
la propiedad de las empresas en unas pocas personas es aminorada por medio
del fomento de los mercados accionarios, donde el ciudadano común no
solamente tiene acceso a una parte de la propiedad total de las empresas, sino
que también pasa por un valioso curso de aprendizaje que le enseña los
riesgos de las empresas. Una vez tratada brevemente la fragmentación dentro
de la esfera económica, vamos ahora a la esfera política, donde el Equilibrio
del Poder tiene la más conocida aplicación, que es la famosa división de los
poderes de la autoridad política 33. Para evitar el abuso del poder, hay que
enfrentarlo consigo mismo: el poder puede frenar al poder y lograr así un
gobierno de tales características que ningún ciudadano tema nada de otro, lo
que se obtiene haciendo que el que legisla sea diferente del que ejecuta y
ambos del que aplica la ley. Pero hay otras formas de dividir al poder del
gobierno, que es el que más recelo y sospecha nos debe producir, como las
elecciones de gobernantes y el federalismo, que fragmentan el poder en el
tiempo y en el espacio, respectivamente34.

32
García Gaspar Ob Cit. p.22
33
Montesquieu, Del Espíritu de las Leyes, Altaya, Grandes Obras del Pensamiento, Barcelona, 1993, pp.
34
García Gaspar Ob Cit. p.22

23
Este Equilibrio del Poder en la esfera política tiene un efecto vital para la
consecución de la felicidad personal, pues produce tranquilidad de ánimo y
seguridad en cada ciudadano. Mucha de nuestra desconfianza y de nuestro
desgano proviene en buena parte del no saber qué es lo que va a decidir el
gobierno, qué nuevos impuestos decretará, qué es lo que se le ocurrirá a la
autoridad. Al no tener una razonable seguridad sobre lo que sucederá en el
futuro, desaparecen las razones que mueven a los ciudadanos a ejecutar todo
lo que no dé un resultado inmediato y rápido. Las motivaciones de fondo para
estudiar, investigar, construir, plantar y fundar, están centradas en la esperanza
de una cierta seguridad futura, que es la confianza que en buena parte da la
limitación del poder gubernamental. Por tanto, hay una correlación positiva
entre un poder equilibrado y el bien común, pues así existirán menores
probabilidades de abusos de autoridad por parte del gobierno, lo que producirá
certeza razonable sobre el futuro en los ciudadanos y ellos usarán sus talentos
y habilidades motivados por el logro de su felicidad personal. Desde luego esto
se refiere a los abusos del gobierno, pero también deben mencionarse los
abusos por parte de otros ciudadanos, pues quien sabe que tiene un buen
gobierno confiará en que los delincuentes serán castigados, lo que también
produce tranquilidad. El ciudadano sosegado y calmado, sin miedos ni temores,
puede dedicarse con el esfuerzo del que es capaz a trabajar y producir así los
medios que le llevarán a elevar su felicidad personal, sabiendo que esos
mismos medios son causa de la felicidad en los demás. El Equilibrio del Poder
logra un arreglo social de tal naturaleza que hace posibles los máximos
razonables de esfuerzo y trabajo en nosotros, moviéndonos a emprender
tareas de largo plazo, grandes obras y proyectos, cuya realización será de
beneficio para todos35.

Es razonable suponer que ante igualdad de condiciones, progresará más el


país que cuente con el gobierno de conducta futura confiable. Hemos visto que
la conducta de un gobierno grande, centralista y desequilibrado tiene más
probabilidades de volverse inestable que la del gobierno limitado, por su
tendencia a intervenir cada vez en mayor proporción; los ciudadanos perciben
esa tendencia intervencionista y actúan con menos confianza. Estas cuestiones
35
Ibidem.

24
pueden ser mejor sustentadas señalando de nuevo que la probabilidad de
errores en los gobiernos centralistas es mayor que la de los gobiernos
limitados, lo que hace que con el tiempo sea seguro algún error grave de las
decisiones del gobierno, con sus consecuencias negativas para la sociedad.

Esas consecuencias negativas provocan que el gobierno tome más decisiones


para corregir dichas consecuencias. Al tomar más decisiones y tener un alto
margen de error en ellas, es muy probable que las nuevas medidas causen
nuevos efectos negativos. Los nuevos efectos negativos, de esta segunda ola
de decisiones, son atacados con nuevas medidas centralistas que mantienen
las mismas grandes probabilidades de error. La tercera ola de decisiones,
consecuentemente, presenta errores con efectos negativos, los que hacen que
el gobierno intervenga más todavía, con una cuarta ola de medidas y
decisiones, las que a su vez tendrán efectos negativos que darán causa a una
quinta ola de medidas gubernamentales. Esto es equivalente a hablar de un
ciclo de emisión de leyes, que en el primer paso consiste en la emisión de una
ley, la que tiene fallas y errores, a lo que sigue una modificación y otro fracaso,
para dar cabida a otros intentos y más fallas. Esta espiral totalitarias, es
fácilmente percibida por los ciudadanos y provoca una creciente falta de
confianza en la conducta del gobierno, lo que repercute negativamente en la
consecución del bien común.

El Equilibrio del Poder presenta mecanismos para detener esa espiral


totalitaria. Cuando varios partidos luchan por ser elegidos para ocupar el
gobierno de una nación, ellos saben que no detentarán el poder por siempre y
que si lo quieren mantener, deben trabajar por conseguir el bienestar de los
ciudadanos. Esos partidos tienen un incentivo para realizar un buen trabajo de
gobierno. Cuando sube un nuevo partido al poder, entra en funcionamiento un
mecanismo de corrección de errores. Este nuevo partido, con sus nuevas
decisiones, podrá corregir, actualizar y afinar las decisiones del partido anterior.
La sociedad se beneficia de este hecho que no se da en las naciones donde un
mismo gobernante, o partido permanece indefinidamente en el poder, ya que
ese partido tenderá a no corregir las medidas que él mismo propuso y ejecutó.

25
El continuismo gubernamental evita que entre en operación la renovación del
poder político y hace que los errores cometidos no sean corregidos con la
rapidez que es conveniente. De seguro se preguntará sobre la inconsistencia
de un gobierno en constante cambio, donde hoy hay un gobernante con una
ideas y mañana otro con intenciones diferentes. Desde luego, la inconsistencia
de medidas gubernamentales, tomadas por diferentes partidos, dentro de un
régimen democrático no permite ver con facilidad el principio subyacente de la
operación del mecanismo de corrección de errores. Se perciben las diferencias
en las decisiones de varios gobiernos, pero no la corrección de las
equivocaciones. Y no sólo corrección de errores, también actualización de
decisiones y afinación de medidas. Debe considerarse que el nuevo gobierno
también cometa errores y tome malas decisiones, pero el hecho es que,
gracias a la posibilidad de elegir a diferentes partidos, en poderes divididos, se
presenta la oportunidad de corregir lo mal hecho y mejorar lo decidido.
Además, desde luego, un gobierno con poderes divididos impedirá el ejercicio
de un poder desmedido, por ejemplo, del Poder Ejecutivo, pues diputados y
jueces lo impedirán. Entonces, sucede que una democracia dará la impresión
de una sociedad que siempre está en movimiento. Será una visión de un
aparente caos de actividades en el que nadie parece ponerse de acuerdo.

La sociedad regida por un sistema de poder desequilibrado, por el contrario, se


observará tranquila y pasiva, poco inclinada a intentar cambios y nada
dispuesta a corregir errores, aunque en la realidad esté sujeta a los errores del
gobierno. Será tentación de demasiadas personas el rechazar esa apariencia
de desorden en los regímenes democráticos que continuamente están
cambiando el estado de cosas. Bajo la superficie de esa aparente
inconsistencia, sin embargo, está ese poderoso mecanismo de corrección de
errores y limitación del poder que permite a la sociedad operar bajo mejores
condiciones la búsqueda de su bienestar. La inconsistencia entre diversas
administraciones gubernamentales corrige errores, evita abusos, pone
incentivos para un mejor gobierno y, también, paradójicamente, produce
consistencia y confianza en la sociedad36.

36
García Gaspar Ob Cit. p.78

26
III. LA FALTA DE EQUILIBRIO DE PODER EN EL PERÚ.

Sin lugar a dudas, en el poder político se guarda una estrecha relación


psicológica de dependencia entre quien ejerce el poder y aquel sobre el cual se
ejerce el mismo. Existe un control mental tan sólido y a la vez imperceptible
sobre las personas que llega a crear un cordón umbilical tan cercano y vital que
uno no podría existir sin el otro. Es inconcebible pensar en un poder político sin
personas sobre las cuales se ejerza, al igual que personas sobre las cuales no
se ejerza poder político37.

Así, el poder político se exterioriza mediante órdenes, autoridad, carisma,


amenazas o la combinación de éstas. Sin importar los objetivos meramente
materiales del poseedor del poder político, siempre se orientará al control de
los actos ajenos a través de la influencia sobre las mentes. El presidente de
una Nación ejercerá poder político sobre sus ministros en la medida en que
estos le obedezcan; el jefe de un partido político tendrá poder político en tanto
sea capaz de moldear las acciones de los miembros de su partido de acuerdo a
su voluntad; y así sucesivamente.

En nuestro país el estado es visto, por muchos como un botín, como una
presa, donde el que ostenta el poder puede hacer un uso indebido de las arcas
del tesoro del país.

Es en este contexto que podríamos destacar que el político toma el estado


como conquistador, por ello se apropia, despilfarra, consume lo que por
derecho de conquista le pertenece, situación lamentable que solo se puede ver
en nuestro país. La legitimidad del titular o poseedor del poder político, por su
parte, ha sida tratada a través de la historia por diversos pensadores,
señalando algunos autores que el principio de legitimidad de la sociedad
política es el consentimiento, en virtud del cual los hombres para salir del
estado de guerra y encontrar la seguridad y la paz, se someten a la voluntad de
otro hombre o de una asamblea. Es ese consentimiento o consenso lo que
legitima el poder del gobernante.
37
García Gaspar Ob Cit. p.81

27
Es decir, la legitimidad del poder está dada por el consenso de los miembros
de la comunidad a someterse a ese poder; al ser el hombre libre por naturaleza
no puede suponerse que se someta a ningún poder terrenal si no es por su
propio consentimiento, el cual legitima y justifica el poder.

El hombre es libre solo cuando obedece a la ley que el mismo ha creado, por
tanto el único modo que el ciudadano sea libre es dictando sus propias leyes.
El poder político reside en la naturaleza general, la legitimidad se encuentra en
el consenso de cada particular de someterse a esa voluntad general.

Pero además, un Estado solo puede ser permanente si se admite una cierta
participación del pueblo en el gobierno y si el gobernante dirige los asuntos
ordinarios del estado de acuerdo con la ley y respetando debidamente la
propiedad y los derechos de los ciudadanos; en este sentido, el gobierno es
más estable cuando participa en él la mayoría. La legitimidad se basa, en
principio, en la fuerza; pero también es necesario que el gobernante no solo
sea respetado sino que cuente con el afecto de la gente, y que se encuentre
sometido a la ley.

En definitiva la legitimidad es entendida como la justificación de estar investido


de poderes de mando, así, el monopolio de la fuerza no es suficiente para
caracterizar un poder como político, en la medida que también es necesario
que el poder sea legitimado, reconocido válido bajo algún título. Los motivos de
sumisión al mandato son los que otorgan validez legítima a un orden. Se trata
de un orden que los sujetos se representan mentalmente como reglas que se
deben observar. Esa representación descansa en el carisma, la tradición o la
legalidad. Cuando, la legitimidad descansa en la observancia de lo estatuido, el
orden positivo se cumple debido a la creencia en la legalidad del orden, el cual
puede ser legal por un pacto entre los interesados o por la imposición de una
autoridad legítima. La probabilidad de la representación de la existencia de un
orden como legítimo se denomina validez.

Podemos señalar que el poder legítimo es aquel que cuenta con sustento moral

28
o legal, sin prevalencia de uno sobre el otro, lo que no significa que no sea
posible ejercer un poder legitimo legal y moralmente válido.

Porque la legitimidad puede ser legal o moral. La legitimidad legal está dada
por acciones objetivas, como es el caso de un proceso electoral en el cual se
ha respetado irrestrictamente la voluntad popular, que si bien tiene sustancial
relevancia; también la tiene la legitimidad moral, la que se pierde no por actos
de naturaleza electoral viciados o mediante revocatoria, vacancia u otros
mecanismos de control ciudadano, sino a través del rompimiento de aquel nivel
de confianza de la ciudadanía en los actos de gobierno que dicta el titular del
poder político, que nace de la voluntad popular, llámese presidente de la
nación, presidente regional, alcalde, consejero regional o regidor.

En este sentido, podemos encontrar una relación entre poder e influencia. El


asesor que emite opinión sobre la política económica y la dirige al presidente
de una Nación, tendrá influencia sobre la decisión siempre que su opinión sea
la que el Presidente adopte, sin embargo no tendrá poder político sobre éste
debido a que no puede imponer su opinión. Sin embargo, el presidente si
mantendrá una relación de poder político sobre los ministros que ejecutarán
sus decisiones e inclusive sobre el asesor que emitió opinión.

Por otro lado, debe distinguirse entre el poder político y la fuerza, esta última
entendida como violencia física. Nos estamos refiriendo a la violencia que se
ejerce a través de las fuerzas policiales o armadas, encarcelamiento, etc.
Cuando la violencia física se consolida a través de actos concretos, el poder
político abdica y da paso al poder policial, militar, etc.

En este caso la fuerza rompe el esquema puramente mental y psicológico que


vincula a quienes ejercen el poder político y aquellas personas sobre quienes
se ejerce, fundamento esencial del poder político. Esta relación psicológica es
reemplazada por una relación puramente física que se exterioriza a través de
actos de violencia38.

38
García Gaspar Ob Cit. p.112

29
En este contexto la lucha por el poder político es universal y eso se puede
apreciar de la experiencia de las naciones; sin embargo para que un
gobernante, un dirigente político, un dirigente sindical, u otro, mantenga el
poder político, es imprescindible que se mantenga una fluida comunicación de
alimentación y retroalimentación, a fin de no caer en la ilegitimidad que
comúnmente lleva a la violencia como sustituta del poder político.

Hoy en día, encontrándonos en el Perú en el marco de un Estado unitario y una


nueva visión tridimensional de gobierno, es necesario que nuestras autoridades
políticas ejerzan las funciones de gobierno que el pueblo ha puesto en sus
manos, sin perder de vista las necesidades y requerimientos de éste, a fin de
mantener la legitimidad moral que es vital para el sostenimiento de una
democracia.

En 1990, en medio de la hiper-inflación y la violencia terrorista, Alberto Fujimori


llegó al poder sin ningún apoyo de los partidos políticos tradicionales y tuvo que
enfrentar una fuerte oposición en el Parlamento. Fujimori acusaba al Congreso
de ser "paquidérmico" y el Congreso a Fujimori de tener actitudes "totalitarias".

La discusión terminó el 5 de abril de 1992, a la voz de "disolver", cuando


Fujimori cerró el Congreso e intervino el Poder Judicial, tomando el poder
absoluto. El sui generis golpe sería conocido como "el autogolpe" de Fujimori y
contó con un respaldo de entre el 80% y el 90% de la población.

El gobierno de mano dura de Fujimori consiguió vencer la hiper-inflación y


capturar a los cabecillas terroristas. Sin embargo, Fujimori las vería difíciles
cuando el 13 de noviembre de 1992 el Grl. Jaime Salinas Sedó lideró un
"contragolpe" que a última hora fue debelado y sus líderes encarcelados.

Luego de ello Fujimori hizo una nueva Constitución, fue reelecto e "interpretó"
la Constitución para reelegirse nuevamente.

Montesinos y su intento de tomar el poder

30
En el año 2000 se hicieron evidentes las fraudulentas manipulaciones del
asesor presidencial Vladimiro Montesinos, el cual controlaba casi todas las
instituciones del Estado, sobre todo, las Fuerzas Armadas. Tras exhibirse un
vídeo donde Montesinos sobornaba a un congresista, Fujimori destituyó a
Montesinos y anunció que acortaría su tercer mandato.

Pero al asesor presidencial no le gustó la idea y trató de mantenerse en el


poder deponiendo a Fujimori y colocando a un títere en su lugar, sin embargo,
gracias a la presión popular por regresar a una verdadera democracia,
Montesinos se vio obligado a huir y vivir en la clandestinidad por varios meses
hasta ser encarcelado.

Hay que destacar que en esta década del gobierno Fujimontesinista, hemos
sido testigos los peruanos que la temática de los derechos humanos en el
Perú ha sido maniobrada, durante mucho tiempo, por intereses políticos.

En estas últimas décadas los gobiernos, los grupos alzados en armas


(terroristas), y también grupos empresariales, han transgredido el derecho de
las personas, a la seguridad, a manifestarse libremente, a recibir información
veraz, entre otros.

La política que se ha ejercido es la del terror y la represión, que ha derivado en


asesinatos, torturas, persecuciones políticas, represión en manifestaciones,
manipulación de la información etc.

Muchos de estos sucesos no fueron atendidos en su momento y las personas


afectadas sufren ahora las consecuencias de la violación de sus derechos.

Durante la década de 1990 hasta noviembre del 2000, dada la naturaleza


autocrática y corrupta del régimen imperante entonces, bajo el gobierno de
Alberto Fujimori, se vivió una etapa donde los indicadores de desarrollo
humano asociado estrechamente al concepto esencial de derechos humanos
descendieron a niveles que ubicaron al país entre las últimas naciones en la

31
región latinoamericana. Más de 50 % de peruanos viviendo bajo los niveles de
pobreza y pobreza extrema, y más de 25 % de niñas y niños en estado de
desnutrición, aparte de la existencia de una legislación violatoria de la
Convención Americana de Derechos Humanos, así como la existencia de
grupos paramilitares creados para combatir al terrorismo criminal y genocida
sintetizan los rasgos definitorios de una etapa de la vida nacional que jamás
debe regresar. El Estado no puede ni debe descender a la barbarie para
combatir a la barbarie, con el pretexto de una política defensa nacional el
estado no puede vulnerar los derechos humanos de las personas.

En los últimos años se han multiplicado los comentarios, pronunciamientos,


llamados y observaciones, por parte de los organismos internacionales
responsables de la vigilancia de los derechos humanos, que hacen mención no
sólo de los actos de gobiernos sino también de grupos no-estatales que utilizan
la violencia en la persecución de sus metas políticas. En algunos casos, esto
ocurrió a pedido expreso de gobiernos que fueron objeto de graves
acusaciones de violación de derechos humanos, como es el caso del gobierno
peruano39.

En 2000, logró convertirse en el líder de la oposición al régimen de Alberto


Fujimori, quien pretendía concretar una gestión de quince años; sin embargo,
Toledo perdió en la segunda vuelta electoral en un proceso accidentado y
cuestionable. Ya después del destape de escándalos de corrupción al interior
del régimen y de la destitución de Fujimori por el Congreso Nacional, Toledo
participó en las elecciones de 2001 junto a Lourdes Flores (UN) y Alan García
(PAP); compitió con este último en la segunda vuelta, donde obtuvo la victoria
con 53,08% de votos válidos.

Como señala Tanaka40 que la democracia peruana actual sufre de una muy
baja legitimidad de sus instituciones, debilidad de su sistema de partidos y la
continua irrupción de outsiders. El desempeño de la economía muestra mejores
39
Huerta Barrón Miguel y Campos Peralta, Gustavo La Tortura en el Perú y su regulación legal
COMISEDH. Comisión de Derecho Humanos.2005. P.11
40
Tanaka Martín La dinámica “Neodualista” de una democracia del sistema de partidos. Lima Revista
de Ciencia Política. 2000. p. 114.

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indicadores a los promedios latinoamericanos y, al mismo tiempo, el país
enfrenta altos niveles de descontento ciudadano que se expresan en la
preferencia por opciones políticas con componentes antisistema y crecientes
niveles de conflicto social. Este artículo plantea que el legado de las reformas
estructurales del fujimorismo ha generado una situación “neodualista”, donde
convive un sector moderno y en crecimiento, que opta por opciones políticas
moderadas, con uno relativamente estancado y excluido que simpatiza con
retóricas antisistema.

CONCLUSIONES

 El Equilibrio del Poder es un extenso ensayo que explora el principio de


la separación de los poderes como una clave para elevar la prosperidad
de las personas y las naciones. Es un intento de explicar las razones por
las que la fragmentación del poder es positiva en la generación de
bienestar, sin que sea una receta mágica, pero sí un principio lógico y de
sentido común que cumpla con ese objetivo.

 La comunidad que vive el Equilibrio del Poder es una sociedad viva,


llena de movimiento, de apariencia alocada, con novedades continuas,
creadora de modas, innovaciones y descubrimientos, donde abren y
cierran empresas, en la que el cambio y los cuestionamientos son una
forma de vida; es la sociedad que alimenta al resto de innovaciones y
adelantos, donde nace lo nuevo y lo diferente. En ella hay obras
científicas, libros con nuevas ideas, todo género de medios de
comunicación y alta generación de información. Esa sociedad crea gran
diversidad de estilos de vida y de oportunidades de realización personal.

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 La sociedad abierta, de poderes equilibrados, está en continuo
movimiento, siempre vive pequeñas crisis que jamás paran, siempre
enfrenta nuevas situaciones que nunca frenan. Casi puede entenderse
como entrenada y preparada para enfrentar pequeñas crisis continuas.

 Esta sociedad, tan viva, innovadora y cambiante, produce una impresión


de caos y desorden que, según algunos, puede y debe ser corregido por
la planeación central Se cree que esta planeación corregirá ese caos y
ese desorden aparentes. La verdad es exactamente la contraria.

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doctora en Ciencias Políticas, profesora titular consultante e
investigadora titular, presidenta del Tribunal Nacional Permanente de
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34
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 Huerta Barrón Miguel y Campos Peralta, Gustavo La Tortura en el Perú
y su regulación legal COMISEDH. Comisión de Derecho Humanos.2005.
 Tanaka Martín La dinámica “Neodualista” de una democracia del
sistema de partidos. Lima Revista de Ciencia Política. 2000.

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