Experiencia Lectora Beereaders 4
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Por fin el Ratón, que parecía gozar de cierta autoridad dentro del grupo, les
gritó:
Alicia mantenía los ojos ansiosamente fijos en él, porque estaba segura de
que iba a pescar un resfriado enorme si no se secaba en seguida.
—Con perdón —dijo el Ratón, frunciendo el ceño, pero con mucha cortesía.
Y el Aguilucho bajó la cabeza para ocultar una sonrisa; algunos de los otros
pájaros rieron sin disimulo.
Primero trazó una pista para la Carrera, más o menos en círculo (“la forma
exacta no tiene importancia”, dijo) y después todo el grupo se fue colocando
aquí y allá a lo largo de la pista. No hubo el “A la una, a las dos, a las tres,
ya”, sino que todos empezaron a correr cuando quisieron, y cada uno paró
cuando quiso, de modo que no era fácil saber cuándo terminaba la carrera.
Sin embargo, cuando llevaban corriendo más o menos media hora, y volvían
a estar ya secos, el Dodo gritó súbitamente: