Gobiernos Liberales en Bolivia

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BOLIVIA Y LOS GOBIERNOS LIBERALES (1898 – 1935)

LA REVOLUCION FEDERAL.- El presidente Severo Fernández Alonso (1898-1899) estaba convencido de que el gobierno
debería poseer una residencia fija. Ese domicilio, debería ser Sucre, la capital legal de la Bolivia.
Para el efecto, en esos años se aceleraba la construcción del palacio de gobierno, además de puentes y carreteras, en el afán
de cohesionar una obra de política nacional. A partir de ello, nació la idea de la “Ley de Radicatoria”, que era considerada
como hostil e irritaba al pueblo de La Paz.
El Congreso Nacional inauguró su legislatura el 6 de agosto y transcurrió apacible y dedicado a temas habituales, sin
asomarse, ni siquiera por sospecha, la tempestad que no tardaría en desatarse con características catastróficas.
En la sesión ordinaria del 26 de septiembre de 1889, el diputado por la segunda sección de Yungas, Isaac Campero, presentó
a la plenaria un proyecto de ley que insertaba modificaciones trascendentes en la Constitución Política del Estado de 1880, en
la que la forma unitaria del Estado era transformada a una república federal representativa con el nombre de “Estados
Unidos de Bolivia”.

LEY DE RADICATORIA.- El ascenso económico y el crecimiento poblacional de la ciudad de La Paz en comparación con la de
Sucre, provoca que las élites de ambas ciudades se preocupen por generar un mayor crecimiento económico. Esta idea es
politizada por grupos de la corriente conservadora que toma cuerpo en Sucre, agregando a su discurso el tema de la
capitalidad de la República (hasta ese momento Sucre era Capital de la República y Sede de Gobierno). En tanto que los
llamados liberales se aglutinaban en La Paz y abanderaban el discurso del federalismo.
La rivalidad entre sucrenses y paceños hizo crisis en los últimos meses de 1898, más propiamente en la sesión matinal
ordinaria del 31 de octubre de 1898, cuando la representación chuquisaqueña propuso el proyecto de “Ley de Radicatoria”,
que establecía por disposición legal que la permanencia fija del Poder Ejecutivo quedaba en Sucre.
A contrapropuesta, la brigada paceña planteó otro proyecto de ley para el traslado del Poder Legislativo a Cochabamba.
La propuesta de los conservadores incorporaba el amor a la ciudad capital, pero se entremezclaba con los intereses
económicos e intrigas políticas, propiciados por el coronel y senador José Manuel Pando, quien obtuvo el escaño por
Chuquisaca gracias a los liberales chuquisaqueños.
El grupo liberal en el Parlamento apoyaba, supuestamente, la “Ley de Radicatoria” propuesta por el representante de Sucre
Isaac Vincenti, pero sólo por considerarla un arma de doble filo para herir al presidente Fernández Alonso, puesto que si esta
ley era vetada ofendería y enfurecería a los capitalinos, y si era promulgada, el pueblo paceño se alzaría y pondría sus tropas
a órdenes del coronel José Manuel Pando.

El 15 de noviembre, en la 58º sesión, la Ley de Radicatoria fue aprobada y se rechazó el proyecto paceño.
Antes, en la quincuagésima séptima sesión del 14 de noviembre de 1898, la brigada parlamentaria paceña abrazó
públicamente la causa federativa y nuevamente propuso la estructura de gobierno federal, en la que cada uno de los
departamentos de Bolivia debería tener su propio gobierno y manejar sus recursos económicos.
De todas formas, el 19 de noviembre de 1898 la “Ley de Radicatoria” fue lanzada con un texto que rezaba así en sus partes
importantes: El Poder Ejecutivo residirá permanentemente en la Capital de la República, salvo los casos determinados por la
Constitución Política del Estado.
Todos estos hechos desembocaron en la Guerra Federal de fines del siglo XIX, que termino con el triunfo de los Liberales, el
traslado de los poderes Legislativo y Ejecutivo a la ciudad de La Paz.

LA REBELIÓN DE ZÁRATE WILLKA DE 1898.- Pablo Zárate Willka, también conocido como “el temible Willka”, fue un líder
indígena de gran carisma que luchó por la recuperación de las tierras ancestrales de sus hermanos indígenas.
Los antecedentes que determinaron la rebelión de Zárate Willka en 1898 se encuentran en la Ley de Exvinculación
promulgada durante el gobierno de Mariano Melgarejo en 1874. A través de este instrumento jurídico se ordena que las
parcelas de tierra que poseían los indígenas debían ser compradas y los sobrantes venderlos en subasta pública, en
favor de los hacendados que pagaban sumas irrisorias.
En este contexto, el “temible Willka” lidera una serie de rebeliones, principalmente en algunas regiones de La Paz, Oruro y
Cochabamba, con el fin de extinguir el despojo de tierras y la servidumbre. Willka buscaba además la restitución y la
instauración de un gobierno indígena. Willka, durante la Guerra Federal, se alió al liberal José Manuel Pando de La Paz
para derrocar a su contrincante conservador Severo Alonso Fernández, representante de la élite chuquisaqueña (Sucre).
Pando había ofrecido a Zárate Willka que una vez ganada la guerra, los indígenas recuperarían sus tierras comunitarias.
Lamentablemente, una vez más, como ocurrió a lo largo de la historia, es hábilmente utilizado y traicionado por Pando,
quedando trunco, nuevamente, el proyecto de autodeterminación indígena.

LOS LIBERALES.- Pando abrió el ciclo de veintiún años de gobiernos liberales, con una mentalidad modernizadora que marcó
una nueva preeminencia de la economía y de la geopolítica interna de Bolivia, estableciendo el liderazgo de La Paz que
tendría vigencia a lo largo de todo el siglo XX.  

En 1900 se produjo un hecho crucial para la economía boliviana, Simón I. Patiño descubrió en la mina La Salvadora (Llallagüa),
la veta de estaño más rica del mundo, comenzaba así la era del estaño en el país. Simultáneamente, los precios
internacionales de la plata se derrumbaron y la minería boliviana de la plata colapsó, coincidiendo con el auge del estaño y
los usos múltiples de este producto en el mundo.
En poco más de dos décadas los llamados barones del estaño Simón Patiño, Carlos Víctor Aramayo y Mauricio Hoschild, se
convirtieron en un poder económico y político decisivo en el país.
Los grandes mineros del estaño prefirieron prescindir de la acción política directa. Así nació un estamento de políticos
profesionales que intermediaron la relación con el estado, garantizando una absoluta dependencia de éste de los intereses
de los mineros.
Si en el siglo XIX la influencia de los latifundistas era más bien producto de su prestigio social y origen de clase, tras las
medidas legales de 1880 se convirtió en un factor real de poder, al haberse producido una expansión geométrica de las
propiedades de hacienda en altiplano y valles. Los hacendados eran menos vigorosos e influyentes que los magnates
mineros, pero estuvieron vigentes en las decisiones políticas, a tal punto, que algunos presidentes liberales fueron patrones
de hacienda y propietarios de grandes extensiones en el altiplano.

La explotación intensiva de mano de obra en complejos mineros cada vez mayores y mejor dotados tecnológicamente fue el
campanazo para el surgimiento de un movimiento obrero todavía balbuceante, que tuvo su origen más en los artesanos y
trabajadores de la incipiente industria urbana que en los centros mineros, pero que poco a poco trasladaron sus ideas al eje
de la producción nacional, la minería.
Los liberales no se diferenciaron de sus antecesores en la decisión de mantenerse indefinidamente en el poder, amparados
en el ropaje democrático. Esta actitud trajo consigo el nacimiento de un nuevo partido, el Republicano, hijo del liberalismo e
idéntico en sus ideas, cuyo vigor opositor se apoyaba en el deseo de romper el círculo de control electoral, no el sistema
vigente, objetivo que logró en 1920, cerrando el período liberal, el más largo de la historia republicana de Bolivia.

ISMAEL MONTES Y LA CONTINUACIÓN DEL CICLO LIBERAL.- En 1904 fue elegido Ismael Montes quien nada más comenzar su
gobierno tuvo que afrontar una de las más grandes responsabilidades históricas que hubiese tenido un mandatario boliviano,
el tratado de 1904. El congreso debatió duramente el tema y a pesar de una fuerte oposición (Miguel Ramírez, Pastor Saínz,
Fernando Campero, Román Paz, entre otros), la mayoría liberal se impuso. Se acordó la cesión a perpetuidad a Chile del
Litoral a cambio del libre tránsito de mercaderías, la construcción del ferrocarril Arica- La Paz y 300.000 libras esterlinas.

El dinero recibido de Brasil y Chile permitió al liberalismo un importante trabajo de modernización de las principales
ciudades, particularmente La Paz. Se comenzaron vías férreas como La Paz-Beni, Viacha-Oruro, Oruro-Cochabamba, Oruro-
Potosí y Potosí-Tupiza, un proceso vital de vertebración del territorio occidental.           

En las elecciones de 1908 ganó Fernando Guachalla quien no pudo posesionarse al morir días antes de la transmisión del
mando. Montes decidió prorrogar un año más su mandato de manera totalmente ilegal. Le sucedió Eliodoro Villazón quien
ganó los comicios de 1909. El gobierno de Villazón fue uno de los más tranquilos y prósperos que haya tenido el país. Gozó de
una economía en bonanza y en crecimiento, tuvo sucesivos superávits en los presupuestos nacionales, las exportaciones
crecieron en más del 50 % y se instalaron tranvías en La Paz y Cochabamba. El gobierno contrató una misión alemana
presidida por el Gral. Hans Kundt para modernizar el ejército, en una línea permanente de renovación militar que sostuvieron
los gobiernos liberales. A diferencia de sus antecesores, respetó escrupulosamente la Constitución y los derechos ciudadanos,
sin la presión de movimientos subversivos que había sido y sería una constante histórica.          

En 1913 Montes volvió al poder en medio de una altísima popularidad, pero le tocó afrontar la crisis producida por la primera
guerra mundial, tuvo que reformar el sistema financiero estableciendo que el único banco con capacidad para emitir moneda
era el Banco de la Nación. La medida generó fuertes protestas, sumada a la contracción económica como producto de la
caída de las exportaciones. Incluso se tuvo que suspender temporalmente el pago de la deuda externa. (1913-1916), pero en
1916 la situación se revirtió y el Presidente se ufanó de que por primera vez se superaron los 100 millones de pesos en
exportaciones.  

La situación en el agro se mantuvo inalterable, la expoliación de las tierras de comunidad no trajo consigo una modernización
ni ampliación productiva, pero sí crecieron los terratenientes, entre ellos los presidentes Pando y Montes. El descontento
indígena se expresó de nuevo con el levantamiento de Pacajes de 1914.
En 1917, igual que ocurrió con el último gobierno conservador, llegó a la presidencia por la vía electoral José Gutiérrez
Guerra, un hombre tranquilo, más bien débil y con escaso ascendiente. Las pugnas entre liberales nacidas ya en 1904 con
Pérez Velasco, culminaron con la escisión definitiva y el nacimiento del Partido Republicano en 1915, con figuras claves como
el propio expresidente Pando y los futuros presidentes Bautista Saavedra y Daniel Salamanca. El asesinato del Gral. Pando en
1917 abrió una brecha insalvable, el crimen nunca esclarecido se achacó al gobierno y fue el san benito que ligó Gutiérrez
desde el comienzo de su mandato.     

Gutiérrez impulsó la llamada educación indigenal que era el primer esfuerzo por ocuparse de un tema central que solo
resolvería la revolución nacional. En 1920 voló el primer avión en el país. Continuaron las obras de integración vial y se firmó
el primer contrato de concesión de áreas para la explotación petrolera con la norteamericana Richmond Levering en el
departamento de Santa Cruz.

LOS REPUBLICANOS.- En 1920 el proceso conspirativo infatigable de los republicanos se tradujo en un golpe de estado
ejecutado con mucha facilidad, que llevó al poder a una junta compuesta por Bautista Saavedra, Manuel Ramírez y José
María Escalier. Casi veintiún años de gobierno ininterrumpido de los liberales terminó por agotar y debilitar a uno de los dos
partidos políticos más importantes de la historia republicana de Bolivia.     
La llegada de los republicanos al gobierno encontró a la nación bajo la égida del poder del estaño. Patiño era ya a mediados
de los años veinte uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo. El volumen de producción de sus minas de estaño
era clave en el mercado mundial que él mismo controlaba, sus intereses trascendieron nuestras fronteras y tocaron varios
países, su sede empresarial en Estados Unidos y Francia, era propietario de minas en Malasia y fundiciones de estaño en
Estados Unidos y Gran Bretaña y del más importante complejo minero en el país. Con un record máximo de 48.000 toneladas
producidas en un año, Bolivia se convirtió en el segundo productor mundial de estaño, para entonces 22.000 obreros
trabajaban en las minas bolivianas.
Con una población de 2,1 millones de habitantes y su principal ciudad La Paz con 135.000 almas en permanente y pujante
crecimiento, la sociedad comenzó a conocer los atisbos de una clase media urbana.         

La junta convocó a una asamblea que eligió Presidente de entre tres candidatos Saavedra, Salamanca y Escalier. Como
resultado de esa elección fuertemente manipulada por Saavedra, surgió éste como Presidente y el Partido Republicano
Genuino de Salamanca como opositor. El gobierno de Saavedra estuvo signado por la inestabilidad y la violencia, le tocó un
periodo turbulento y no tuvo contemplaciones para someter a los revoltosos.

SUBLEVACIÓNES INDÍGENAS Y MASACRE. JESÚS DE MACHACA 1921 Y CHAYANTA 1927.- Se vivieron también las masacres
de Jesús de Machaca en 1921 en contra de comunarios campesinos y la de Uncía de 1923 que fue la primera represión
sangrienta en la minería privada.
El primer caso fue el de Jesús de Machaca. Si bien el trasfondo fue la situación de explotación y expoliación de tierras, el
móvil fue el abuso sostenido del corregidor del pueblo Luis Estrada. Los líderes de la sublevación fueron Faustino y Marcelino
Llanque que lograron movilizar tres o cuatro mil aimaras. Es de destacar el hecho de que los Llanque eran maestros
(preceptores) rurales, educados para impartir enseñanza a los indios de la región. El 12 de marzo de 1921 asaltaron el pueblo,
quemaron sus principales casas y terminaron por asesinar a Estrada, su familia y otros trece vecinos, a los que apedrearon y
quemaron. La reacción del gobierno no se hizo esperar. Saavedra envió un destacamento militar de 1.500 hombres al mando
del Cnel. Vitaliano Ledezma.
La acción represiva incluyó el asesinato de un número no determinado de comunarios, incluidas mujeres y niños, incendio de
casi 130 casas, robo de más de mil cabezas de ganado de distinto tipo y apresamiento de varios sublevados entre ellos los
hermanos Llanque, que fueron condenados a diez años de cárcel y uno de ellos a la pena capital (muerte).
Pero el levantamiento de mayor envergadura fue el de Chayanta en 1927 que afectó a los departamentos de Potosí,
Chuquisaca, Oruro y La Paz. Como siempre, los malos tratos, cobros excesivos o ilegales, la amenaza sobre las tierras de
comunidad y la extensión del servicio obligatorio de los nuevos colonos, fueron elementos para la sublevación que se inició el
25 de Julio cié 1927 en Ocurí. Miles de indios se desplegaron en las serranías de Chayanta y en varias provincias de los tres
departamentos, armados con hondas, piedras y algunas armas de fuego.
Tal fue la magnitud de las acciones indígenas que el movimiento duró más de dos meses, forzó a la movilización de varias
unidades del ejército que desbarató y derrotó con dificultades a las masas sublevadas.

LA MASACRE MINERA DE UNCÍA EN 1923.- Para entender el problema de los trabajadores de la gran minería del estaño, se
debe saber que, hasta las leyes mencionadas, carecían en absoluto de una legislación que los amparase, así como de medidas
mínimas de seguridad industrial. Si bien es cierto que las grandes empresas contaban con una infraestructura importante en
el sector médico, educativo y recreativo que el país no había conocido nunca en centros de trabajo (hospitales totalmente
equipados, escuelas y áreas deportivas), las condiciones de trabajo eran francamente brutales. Las "puntas" de trabajo en
interior mina duraban más de las ocho horas en que se reglamentaron con Saavedra. Los socavones estaban bajo tierra a
temperaturas altísimas, saturados del polvo de las perforaciones. El esfuerzo físico era muy grande, no sólo por los pesos que
se cargaban sino por la escasez de oxígeno en las galerías sumada a la altura promedio de las montañas mineras. El resultado
era una esperanza de vida por debajo de los 35 años, tuberculosis y silicosis como enfermedades crónicas de los trabajadores
y mutilaciones y muertes frecuentes por accidente.
Los primeros conflictos en la minería comenzaron con el siglo. Hay referencias de confrontaciones o huelgas en 1904 en
Huanchaca y en 1918 en La Salvadora y Pulacayo. Pero fue en Uncía donde se produjo el hecho más grave que los mineros
tomaron como punto de partida de su lucha sindical. Uncía era el centro minero más moderno y equipado de Patiño, contaba
con unos 10.000 habitantes. El I2 de Mayo de 1923, se unieron las federaciones de Llallagua y La Salvadora, creando la
Federación Obrera Central de Uncía, liderizada por Guillermo Gamarra y Ernesto Fernández. A mediados de mayo exigieron la
destitución del gerente Emilio Díaz de nacionalidad chilena, por abusos permanentes y limitaciones al trabajo sindical.
Ni la empresa ni el gobierno oyeron los pedidos. Se decretó el estado de sitio y cuatro unidades del ejército llegaron a Uncía.
En medio de las negociaciones, los dirigentes Gamarra y Rivera fueron apresados. La población se reunió en la plaza principal
exigiendo la libertad de los presos y al anochecer el exasperado mayor José V. Ayoroa disparó y ordenó disparar contra la
multitud, el saldo fueron nueve muertos y cinco heridos de consideración. La masacre enardeció ánimos y la pacificación
requirió varios días. Más allá de los resultados inmediatos, el movimiento y masacre de Uncía abrió una brecha en las
reivindicaciones obreras bolivianas.

Las elecciones de 1925 le dieron el triunfo a Gabino Villanueva del oficialismo. El Presidente celoso por la línea de
independencia de pensamiento de Villanueva apeló a una argucia legal y anuló la elección. Se hizo cargo del mando
interinamente el presidente del senado Felipe Segundo Guzmán que convocó a elecciones. En enero de 1926 triunfó el
candidato republicano Hernando Siles.  
El intento errado de prolongarse en el gobierno llevó a Siles al desastre. En mayo de 1930 renunció y dejó el mando en manos
de su gabinete para habilitarse en las elecciones. En junio el gobierno fue derrocado por un movimiento militar apoyado por
civiles, el expresidente fue exilado y su casa saqueada.    

Se instaló en el poder una junta militar presidida por Carlos Blanco Galindo quien convocó a un referéndum para modificar la
Constitución en el régimen económico, la elección presidencial y los derechos y garantías ciudadanos. El aporte crucial de
este gobierno, bajo la influencia de Daniel Sánchez Bustamante, fue la imposición de la autonomía universitaria y una
reforma educativa, particularmente en el ámbito de la administración. Las elecciones fueron ganadas por los genuinos de
Daniel Salamanca.
La modernización del país (ferrocarriles, electricidad, minería) trajo consigo la estructuración de un pequeño núcleo
proletario en el que habían germinado las ideas de la necesidad de asociación y habían llegado las tendencias renovadoras
del socialismo.

EL TRATADO DE 1929, UN CANDADO PARA EL MAR. FORTÍN VANGUARDIA Y EL NO A LA GUERRA.- En las relaciones
internacionales del país se produjeron dos hechos muy importantes. El primero fue la resolución de la cuestión de Tacna y
Arica. El laudo de Estados Unidos de 1925 fue el preámbulo del tratado del 29. Tanto Chile como Perú rechazaron la
propuesta Kellogg de una solución tripartita del problema. El 3 de Junio de 1929, Chile y Perú firmaron en Lima el tratado por
el que se definía la nacionalidad de Arica (Chile) y Tacna (Perú). De ese modo, Perú renunciaba a la soberanía sobre Arica.
En lo tocante a Bolivia el texto decía: "(Chile y Perú) no podrán sin previo acuerdo entre ellos, ceder a una tercera potencia la
totalidad o parte de los territorios que...quedan r ajo sus respectivas soberanías". En la práctica toda negociación bilateral de
Bolivia con Chile quedó bloqueada, entre otras razones por esa condición del tratado.
El tema del Chaco volvió a avivarse peligrosamente. Se celebró una conferencia en Buenos Aires en la que Paraguay insistió
en su reclamo de todo el territorio chaqueño para sí. El encuentro se frustró. En el Chaco, en tanto, unas maniobras
paraguayas en zona en litigio derivaron en el apresamiento de un oficial paraguayo.
La respuesta fue el ataque paraguayo a fortín Vanguardia el 5 de diciembre de 1928. Bolivia había construido entre 1923 y
1928, 11 fortines de avanzada en el Chaco, Vanguardia era uno de ellos. Bolivia en represalia tomó los fortines paraguayos
Boquerón y Mariscal López pero Siles no fue más allá, prefirió con sabiduría el camino de la paz. Un comité de conciliación de
varias naciones latinoamericanas determinó que la responsabilidad era paraguaya y la obligó a reconstruir y dejar
Vanguardia. A su vez Bolivia abandonó los dos fortines tomados. Así se resolvió una situación de tensión pre-bélica, pero la
espina ya estaba clavada.

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