Los Godos

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Revista Onoba

2015, Nº 03, 147-162 ISSN: 2340-3047

Los godos y el Imperio romano: los mecanismos de


integración «del extranjero, el otro y el extraño»
en el Bajo Imperio

José Ángel Castillo Lozano


Doctorando, Universidad de Murcia

Recibido: 4/12/2014 Aceptado: 18/03/2015


Revisado: 17/02/2015 Publicado: 30/05/2015

Resumen Abstract
En estas líneas vamos a intentar recoger, ana- In the following lines we will try to gather,
lizar y estudiar los distintos instrumentos que el analyze and study the different instruments the
poder romano utilizó para acoger a los pueblos bár- Roman power utilized to embrace the barbarian
baros en general y a los godos en particular en su peoples generally speaking and the Goths more
propio territorio. Por ello, haremos un viaje desde specifically in their own territories. This is why we
el incierto origen de los godos hasta sus primeros will go all the way through the history, from the
contactos con Roma y su posterior inclusión en el uncertain origin of the Goths to their first contact
organigrama estatal romano. Para ello, criticaremos with Rome and their later integration into the Ro-
determinadas fuentes literarias de este momento man state organization. In order to do so, we will
histórico y obras historiográficas clásicas que tie- evaluate different literary sources from this histor-
nen una concepción bastante peyorativa de este fe- ical period and certain classical historiographical
nómeno. Todo esto servirá para mostrar de forma literary works that have quite a derogatory percep-
sintetizada como Roma se valió de estos bárbaros y tion of this phenomenon. All of it will illustrate in
estos no fueron la causa última de su caída sino un a synthesized way how Rome used these barbarian
recurso estatal para asegurar su supervivencia. peoples and they were not the last reason for its
decline, but a valuable state resource to assure its
survival.

Palabras Clave Keywords


Godos; Metamorfosis del estado romano; Bar- Goths; Roman State’s metamorphosis; Barbari-
barización de la Administración; Barbarización del zation of the Administration; Barbarization of the
Ejército; Inclusión; Integración. Army; Inclusion; Integration.

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1. Introducción. la ecúmene había cambiado y no era ese poder que


De manera tradicional siempre se ha tenido la deslumbraba a todos y que no tenía parangón en
tendencia a pensar que romanos y bárbaros coha- el resto del mundo. Poco a poco, las instituciones
bitaron en una misma franja espacial y temporal, y bases en las que se había asentado el Alto Im-
pero que a su vez representaban dos mundos anta- perio se habían ido deteriorando, sufriendo una
gónicos que estaban destinados a enfrentarse y a no metamorfosis cuyo punto álgido será la conocida
entenderse. Por un lado nos encontramos al mundo crisis del S. III d. C., que marcará la verdadera bi-
romano como estandarte de la civilización y la cul- sagra donde acontecieron y se asentaron una serie
tura, y por el otro lado al mundo bárbaro, donde de cambios y fenómenos que desembocarían en una
los godos se alzarían como uno de sus principales nueva realidad histórica y en un nuevo Imperio ro-
motores, como paradigma del caos, la incultura y, mano, fenómeno del que parece ser que se hicieron
en definitiva, del barbarismo. Los godos se dividían eco los propios habitantes de la época cómo afirma
en ostrogodos y visigodos, Jordanes (Historia y Alföldy (1974, 95): “Roman society was generally
gesta de los godos cap.IV, 27) explica esta separa- convinced that it was livingin an age of serious
ción por el camino distinto que siguieron cada gru- transformations, and that the result of thesechan-
po de godos al romperse el puente por el que cruza- ges meant present collapse or future uncertainty
ban. Esta rotura del puente podría explicarse como for the Empire. A general transformation of the
un camino simbólico que se puede comparar con el traditional order was the basic experience of people
arquetipo del paso de los israelitas por las aguas del when considering contemporary events”.
Mar Rojo, mostrándonos de esta forma Jordanes Tras este periodo, el mundo será testigo del na-
un amplio conocimiento de las escrituras bíblicas, cimiento de un nuevo ente político, un estado que
algo que no debe extrañarnos al ser un funcionario ha mutado y que se ha transformado en una entidad
del Imperio cristiano de Justiniano. Se trataría di- distinta a la que vislumbramos en el Alto Imperio.
cho elemento retórico de un motivo etiológico para Dentro de este nuevo estado las relaciones con los lla-
explicar la división entre ostrogodos y visigodos. mados bárbaros germanos1 serán esenciales para ase-
Por otra parte, Amiano Marcelino (Historias 31, 3, gurar una cada vez más difícil supervivencia. Entre
4-5) señala la existencia de dos subgrupos godos en esos pueblos bárbaros con los que Roma se vio obli-
el S. IV d. C. Estos dos grupos eran los tervingios y gada a pactar para asegurar su supervivencia en el
los greutungos que para determinados historiadores plano político, es lícito mencionar a los godos, pue-
eran nombres alternativos de visigodos y ostrogo- blo que va a ser el eje conductor de nuestro trabajo,
dos (Heather, 1991, 8; Valverde Castro, 2000, 19). habida cuenta de que será el primer pueblo de estas
Esta versión tan negativa de estos pueblos coe- características que fundó estados duraderos, el Reino
táneos al Imperio romano se ha venido superando de Tolosa y el Reino ostrogodo asentado en Italia, y
por parte de los historiadores recientes, que tienden que consiguió una síntesis de los elementos germanos
a señalar que no hubo tal hermetismo entre estas dos y romanos, naciendo de esta forma una cultura in-
civilizaciones, sino que ambas tuvieron contactos. telectual autónoma (Musset, 1982, 34), con grandes
Buena prueba de este hecho la ofrece la existencia de pensadores como San Isidoro de Sevilla o Casiodoro,
grandes personajes romanos de origen bárbaro, que por citar algunos ejemplos memorables.
llegaron a los más altos puestos (magistraturas) de la De esta forma, con el término “godo” se conoce
administración imperial y del ejército romano. Un a un pueblo “germánico” originario de Escandina-
ejemplo es el vándalo Estilicón, que llegará a ser ma- via, idea que ha suscitado numerosos debates debi-
gister utriusque militae praesentalis y que se re- do a que, posiblemente, no sea un pueblo como tal
lacionó con la familia imperial por medio del matri-
monio. Estos hechos demuestran que tuvieron que 1 Este término nace en un ejercicio de alteridad de las
existir unos determinados mecanismos y elementos plumas de los autores grecolatinos pues esta amalgama
que favorecieran la inclusión de estos extranjeros, al de pueblos y tribus no tenían una conciencia unitaria ni
menos de sus élites, en el aparato bajoimperial. tenemos constancia de que verdaderamente existiera el
vocablo “Germania” que limitara una entidad politico-
Para entender lo que en estas líneas vamos a ex- territorial. En conclusión, este término lo utilizaban los
plicar, debemos tener clara una idea relacionada, romanos para denominar a un conjunto muy heterogéneo
más que con los godos con el propio poder romano, de pueblos que venía a ser sinónimo de “extranjeros”, ajenos
ya que el estado que controlaba casi la totalidad de al Imperio romano (López Quiroga, 2011, 179)

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sino una conformación de diversas tribus que con En cualquier caso, sabemos que estos godos se
el paso del tiempo sufrirán un proceso de etnogé- establecieron en un topos cercano al limes roma-
nesis conformándose así una identidad común con no, por ende, tuvieron un contacto directo con este
unas raíces distintas al ir absorbiendo comunidades pueblo en el que más tarde realizarían distintas in-
de otros lugares por donde pasaban en su largo pe- cursiones (S. III a. C.). Jordanes, en su “Origen y
riplo hacia el Mediterráneo. Los procesos de etno- gestas de los godos”, confunde a dicho pueblo con
génesis son claves para entender el mundo de las los dacios3, que son también conocidos como getas.
migraciones. Dicho concepto, esgrimido por vez Tal vez esta “confusión” no sea tal, sino una atribu-
primera por Reinhard Wenskus, nos hace ver las ción intencionada por parte del autor para glorificar
migraciones como un movimiento dinámico, cons- el pasado de este pueblo al compararlo con unos de
tante y abierto de génesis y desarrollo de determi- los mayores enemigos del Imperio en el transcurso
nadas pueblos y, sus idas y venidas en las fuentes del Alto Imperio, que a punto estuvo de convertirse
grecolatinas (López Quiroga, 2011, 178). Dicho en una potencia imperial a la altura de Roma (Cas-
pueblo parece que fue desplazándose hacia el sur tillo Lozano, 2014, 32-33). De este modo, la obra
hasta las riberas del Mar Negro. El término “godo” de Jordanes es un claro ejemplo de esa inclusión del
es frecuentemente empleado en las fuentes litera- mundo godo al funcionamiento imperial y, al mis-
rias antiguas, tanto en griego como en latín desde mo tiempo, es un intento de igualar a los godos con
el S. I a. C por autores como Estrabón (Geografía los romanos en cuanto a fama, gloria y buen hacer4.
7, 1,3), Plinio (Historia Natural, 4, 11, 99), que los En otras palabras, quiere convertir a los godos en
denominan con el término “gutones”, en Tácito un alter estado dentro del aparato romano, si bien
(Germania, 44,1) como “gothones” o “gotones”, y en un régimen de igualdad. No hay que olvidar que
en Ptolomeo (Geografía, 3, 5, 8). Las evidencias ar- Jordanes era un godo que trabajaba al servicio de
queológicas también nos ayudan a ir completando Justiniano, e intenta por lo tanto “romanizar” a
la historia de este término. Así, la inscripción de un este pueblo. Contaba en definitiva con una doble
anillo de oro en Pietroassa, del S. IV d. C., recoge la mentalidad, ya que realizaba una defensa a ultran-
grafía “gutani”2. za del gobierno bizantino de Justiniano frente a su
El uso de “invasiones y/o migraciones” por una condición de godo converso (Pérez Mulero, 2013,
u otra escuela historiográfica no es inocente (Ló- 79). A pesar de ello, por momentos parece que los
pez Quiroga, 2011, 14), por lo que debemos ser muy godos fueron el pueblo más importante y decidido
cautelosos a la hora de hablar de este concepto. del orbe, aunque también se los presenta como un
Antiguamente se tenía la concepción historiográ- pueblo vencido por el bizantino. Para este escritor
fica que estos movimientos fueron invasiones. Sin godo las victorias de Justiniano son una prueba
embargo, la historiografía actual propugna por un evidente de la continuidad del Imperio romano y
cambio y prefiere utilizar el término migración o con él de la estabilidad de la religión de Jesucris-
penetración para alejarse del aspecto peyorativo del to, nacido en tiempo de Augusto5. De este modo,
término invasión, ya que es probable que hubie- resalta la dualidad funcional de esta obra, pues no
ra un devenir constante de tribus en un limes que hemos de olvidar que Jordanes se inspira en la mag-
sería más abierto de lo que pensamos, puesto que na y desaparecida obra de Casiodoro Senador, por
actuaría como un medio de intercambio y de con- lo que la Gética podría mostrarnos una actividad
vivencia entre las distintas comunidades asentadas común en el campo literario cristiano, es decir resu-
a ambos lados de esta frontera. De esta forma, esta
3 “Posteriormente, cuando reinaba Buruista sobre los
frontera no tendría ese valor opaco y de separación godos, llegó a la Gotia Deceneo, en la época en la que Sila
que parece que nos ha legado la tradición que ha subió al poder en Roma” (Jordanes, Origen y gestas de los
llegado a nosotros. godos cap. XI, 67). Buruista en verdad era un rey dacio del
S.II d. C y la enigmática figura de Deceneo que siempre se
2 La inscripción rezaría: “Gutani O wi hailag”, lo vinculó a la figura del anterior monarca era su consejero
que traducido a nuestra lengua sería algo así como: “De pero Jordanes asimila a los dacios con los godos.
los Godos el Odal, consagrado sagrado”. Es decir, nos 4 Jordanes, Origen y gestas de los godos, cap V, 40;
hace referencia al carácter sacro y hereditario de dicha joya. cap. XIV, 79 y cap. XXIII, 116.
Para saber más acerca de este anillo, se puede consultar la 5 Para Jordanes el Imperio romano es ese organismo
siguiente página web (en español): http://z7.invisionfree. político del que habla el profeta Daniel como se muestra en
com/gotfornsed/ar/t9.htm (Consulta 3-XII-2014). su obra Romana 84-85 y 255-256.

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me una obra extensa anterior actualizándola según El primer gran pacto que firmaron los godos
los intereses de los cristianos. Por eso, ha llegado con el poder romano se produjo bajo el reinado
a tener tanto sentido la idea de Momigliano (1955, del emperador Constantino7, cuando en el 332 d.
207-245) de que el propio Casiodoro, una vez fa- C., tras una victoria romana, se firmó un tratado
llecido el rey ostrogodo Teodorico y con el cambio de paz formal con los godos que habitaban en la
político de Ravena tras la entrada de los hombres frontera del Danubio: los tervingios (Valverde Cas-
de Justiniano, tuvo que cambiar su obra sobre la tro, 2000, 18). Dicho tratado da sobrada muestra de
genealogía goda arriana y actualizarla a su verdade- las inestables relaciones políticas que habían en la
ro sentimiento cristiano, aquel que le hizo fundar la zona, que sentaría cátedra a la hora de asentar las
comunidad de monjes de Vivarium, en el suroeste bases políticas que utilizaría Roma frente a los bár-
de Italia, donde la labor cultural se presentaba como baros durante todo el S. IV y V d. C. (Pavan, 1979,
un acto más de dedicación a Dios. 160). En este tratado se estipulaba que los romanos
Dejando de lado el interesante tema de Jordanes pagarían un tributo en cereales y dinero a cambio
cuyo tratamiento desviaría la naturaleza y objeto de de la fuerza militar de éstos, unos 40000 soldados
este estudio, las primeras referencias en las fuentes (cifra que parece inflada por las fuentes literarias)
literarias acerca del establecimiento de este pueblo en y la apertura de nuevas rutas comerciales. De este
las fronteras del Imperio se remontan al primer ter- modo la diplomacia imperial consigue estabilizar y
cio del S. III d. C. En concreto se menciona la exis- pacificar sus fronteras danubianas implantando un
tencia de contingentes godos en el ejército de Gor- nuevo estado de normalidad, que perdurará hasta la
diano III en el 242 d. C. Esto coincide con las dos llegada del pueblo estepario que pasaría al imagina-
primeras oleadas de movimientos migratorios que rio colectivo como los azotes de Dios. La irrupción
los arqueólogos asocian a la denominada cultura de de los hunos en esas fechas alterará para siempre el
Wielbark, aunque es imposible determinar si todos statu quo alcanzado (Heather, 2008 a, 502), dis-
los godos que entran entonces en contacto con el go- torsionando los incipientes reinos godos construi-
bierno de la ciudad “eterna” lo harían en el marco de dos y añadiendo un factor más a la serie de acon-
este proceso y vinculados a esta cultura (López Qui- tecimientos, que acabará con el nacimiento de toda
roga, 2011, 98 y Schukin, Kazanski y Sharov, 2006). una serie de reinos germánicos que suplantarán a la
Amparados en la crisis del S. III d.C., en la que mitad occidental del Imperio romano.
participarían activamente contingentes de esta et- Además, aparte de este tratado, tenemos cons-
nia, los godos fueron realizando una serie de cam- tancia que Constantino recurrió en dos ocasiones
pañas que les irían convirtiendo en una verdadera al reclutamiento de bárbaros: una en el 312 d. C.
potencia más allá del limes romano6. De la misma mientras guerreaba contra Majencio y otra mien-
forma, no hay que descartar que bajo el amparo de tras combatía contra Licinio en el 324 d. C. Ade-
las guerras civiles que se vivieron en este convulso más, este mismo emperador se hizo rodear de una
S. III d. C., muchos grupos bárbaros, entre los que guardia de guerreros godos (Speidel, 2005, 60) que
se encontrarían grupos de godos, penetraran en los sentaría cátedra para el resto de emperadores roma-
territorios romanos. Del poder de este pueblo daría nos pues se auguraban una fidelidad incuestionable
buena cuenta del emperador Decio y su hijo Here- a cambio de una paga. Además no hemos de olvidar
nio Trusco en la batalla de Abrittus —también co- que Constantino suprimió a la Guardia Pretoriana
nocida como Forum Terebronii— en la que junto poco después de su victoria en el Puente Milvio so-
con el apoyo de tribus escitas y sármatas el rey godo
7 Estudiado con gran acierto por Heather, P. (1997),
Cniva logró derrotar a las tropas romanas, llegando “Foedera and Foederati of the Fourth Century”,
incluso a segar las vidas del emperador romano y su Kingsdoms of the Empire. The Integration of Barbarians
hijo en las arenas de la batalla. in Late Antiquity (Pohl, W., Ed), Leiden, 57-74. Si bien
este es el primer gran pacto que firman romanos y godos,
6 Tal y cómo especifica Jordanes en su obra, los godos con anterioridad, se puede rastrear regimientos godos al
realizarán campañas contra los vándalos y los marcomanos servicio del imperio. En concreto, desde el año 297 d. C.
(Origen y Gestas de los godos, Cap. XXII), contra los en el que el tetrarca Galerio atacó a los persas con el apoyo
gépidas (Origen y Gestas de los godos, Cap. XXIII) y los de tropas auxiliares godas (Valverde Castro, 2000, 18). En la
suevos cuados (Origen y Gestas de los godos, Cap. XXVI), misma línea se manifiesta Wolfram (1985, 110) al pensar que
entre otros pueblos. Dicho campo de estudio se inserta entre ya hubieron acuerdos de este estilo estipulados entre ambas
la realidad y el mito por lo que debemos ser muy cautelosos. partes antes de esta fecha del 332 d. C.

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bre Majencio, una Guardia Pretoriana que era un nocer de una forma precisa la civilización romana si
conformación muy peligrosa por ello la suprime y no indagamos en el punto de vista que tenía ésta de
se apoya en estos bárbaros que se mostraban más sus civilizaciones limítrofes, pues ahondando en las
fieles ante la persona que los contrataba generándo- diferencias de ambas se genera una idea sustancial
se de esta forma, durante esta época, la adquisición acerca de quiénes eran ellos mismos.
de contingentes armados en clara oposición al ejér- Para subrayar esta oposición se reforzó otro
cito “estatal”. concepto que separaba tajantemente en el espacio,
A partir del tratado firmado entre Constantino aunque incluso más en el pensamiento, ambas di-
y los godos, estos últimos pasarían a ser uno de los mensiones, pues ambos mundos se separaban por
mayores aliados y a la vez enemigos de los romanos. el limes, la frontera que demarcaba el universo im-
Baste recordar hechos como la batalla de Adrianó- perial frente a lo que en tiempos tardoantiguos se
polis en el 378 d. C. o el saqueo de Roma por parte conoció como Barbaricum. Dicho término desig-
de Alarico en el 410 d.C. Por consiguiente, a partir na el ámbito territorial extra límites, fuera de la
de ahora la historia de Roma se vinculaba de forma frontera que delimitaba el Imperio romano. No se
indisociable con el devenir de los godos, que repre- trata, por lo tanto, de un concepto que se aplique
sentarán uno de los máximos ejemplos en lo que exclusivamente a espacios habitados por poblacio-
respecta a los estados bárbaros dentro del estado nes “bárbaras” y/o “germánicas”. No olvidemos
romano y del nuevo cambio de paradigma político- que “bárbaro”, concepto que los romanos acogen
social de esta nueva época. Tras la caída política del del mundo griego, es sinónimo de extranjero. En
Imperio romano de Occidente, desembocará en la otras palabras, bárbaro es todo aquel que es ajeno a
creación de una serie de reinos germanos que se- Roma (López Quiroga, 2011, 174; Elton, 1996, 126)
rán el embrión de muchos estados modernos tal y Así pues, estamos comprobando que el pueblo
como hoy los conocemos. godo “heredó” los arquetipos que el mundo romano
asignaba a los “bárbaros”, unos arquetipos que van
2. Política del Imperio con los godos antes y cambiando tanto en cuanto que el propio cosmos
después de su establecimiento en los territorios romano va cambiando, por lo que necesita buscar
del Estado Romano. otros portaestandartes de la barbarie. En definitiva,
2.1 El recurso retórico de la alteridad aplica- el mundo romano necesita si no una creación cor-
do al pueblo godo. pórea de un pueblo bárbaro enemigo, sí al menos
Para abordar este ensayo debemos tener muy una imaginaria, de ahí que los godos ocupen este
presente la idea que revela que para la existencia de lugar, un lugar que con anterioridad había ocupado
un Romanus debe haber un barbarus. En otras pa- la feritas celta, la perfidia púnica, o los propios
labras, si existe un Romanus, individuo que partici- germanos.
pa de una serie de rasgos culturales, sociales, políti- El pueblo godo fue un relevo más en esa amal-
cos y económicos definidos, ello ocurre porque tam- gama de representantes de la barbarie (Guzmán Ar-
bién existe su imagen contraria, la que se caracteriza mario, 2003, 336). Así, el godo durante un tiempo
por suscribir las actitudes inversas y que definen a la resultó ser el representante perfecto para encarnar
parte romana (positiva) por oposición y contraste. toda la pujanza destructiva fruto del barbarismo
Tal imagen contraria es la del barbarus (Guzmán que llevaba consigo, y el propio Amiano Marcelino
Armario, 2003, 331). Al respecto, es muy interesan- los destaca por encima de otros pueblos por la gra-
te lo que apunta Lyotard acerca del hecho de que no vedad de sus crímenes9. Dicha idea se realizó por el
puede existir “a” sin “b”8, es decir, no podemos co- desconocimiento que el mundo mediterráneo tenía
de estas comunidades y por la “pérdida de barbarie”
8 Hemos introducido una idea que está dentro de una rama que otros pueblos, como los celtas, habían superado
de la historia que se conoce como alteridad (alter: otro). Muy
ilustrativo y explicativo es lo que dice Lyotard: “Decir el otro es más existen divergencias y, por lo tanto, una diferencia
es postularlo como diferente, distinto, es postular que existen asignable o significativa entre los dos términos no pudiendo
dos términos: a [autores grecolatinos] y b [godos], y que a no existir a sin b” (Lyotard, 1971, 142). [Nota explicativa: la
es b; o sea, hay griegos y no griegos [y, luego, romanos y no traducción es propia y los corchetes de la cita se han colocado
romanos]. Pero la diferencia sólo adquiere interés a partir del para servir de explicación a lo planteado.]
momento en que a y b entran en un mismo sistema; hasta 9 Historias, XXXI, 5, 5; 5, 8-9; 6, 7; 8, 6-9; 16, 1; 16,
entonces, existía una no coincidencia pura y simple. De ahí 3;16, 7.

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por el fenómeno de la aculturación y de la cristiani- como ejemplo la traducción de la Biblia al godo por
zación. Esta aculturación y cristianización también Ulfila. En consecuencia, estamos observando una
llegaría al mundo godo y sus sustitutos no serían necesidad por parte del Estado romano en contar
otros que ese pueblo estepario que unificó Atila y con estos pueblos, suceso debido en parte al cam-
que quedó en el imaginario colectivo como el azote bio del centro de poder del interior a la periferia, a
de Dios. Así, las fuentes literarias nos muestran a los las fronteras (Sayas Abengochea y García Moreno,
hunos de una forma del todo peyorativa. Muy ilus- 1982, 40; Guzmán Armario, 2009, 24). Prueba de
trativo es el relato con tintes etnográficos que nos este desplazamiento del poder era el origen de los
hace Amiano Marcelino de ellos10, o el que nos hace propios emperadores o que Roma se convirtiera en
Jordanes11, que es muy significativo, ya que nos ha- una ciudad con un fuerte valor simbólico, mientras
bla que los hunos provenían de la unión de brujas y que su poder “real” fue desplazado a otras capitali-
espíritus, dos elementos del folcklore de las estepas. dades ubicadas en la periferia.
De este modo, el hueco que dejan los godos Estas fronteras estaban en continuo contacto
como bárbaros arquetípicos, condición que osten- con el mundo bárbaro, tal como demuestra la ten-
taban desde el siglo III d. C., es ocupado por otras dencia de la historiografía latina tardía al empezar
nationes, que toman el relevo como adversarios de a ocuparse de las relaciones entre emperadores y ge-
la romanidad12 y que en la mayoría de casos no son nerales bárbaros, pues los segundos solían permitir
cristianas católicas. Tal y como se incide en las fuen- a los primeros alzarse con el poder. Al mismo tiem-
tes literarias, a partir de ahora el verdadero bárba- po, hay que hablar de una escasez de esclavos, de un
ro será el pagano y el hereje que amenazan el buen decrecimiento generalizado de la población fruto
funcionamiento del estado. Dentro de estas gentes de epidemias, como aquélla que trajeron de Oriente
encontramos a las tribus hunos, aunque también en- las fuerzas de Lucio Vero, el corregente de Marco
contramos a otros pueblos como los vándalos asdin- Aurelio, de la alta mortalidad fruto de una esperan-
gos y silingos, los burgundios, etc. En definitiva, el za infantil muy baja, y de las muertes en distintas
organigrama estatal necesitaba de enemigos reales o guerras. También debemos hablar de una ruraliza-
creados para llevar a cabo su política. ción del poder13, unida a un auge de los localismos,
que generaba una serie de poderes secundarios que
2.2 La asimilación del godo al organigrama se autoregulaban y que estaban un tanto alejados
estatal romano. de la política estatal. Estos motivos explicarán el
La política que adoptaron los romanos con los hecho de que el Estado romano empezara a acoger a
godos y otros pueblos “bárbaros” ha originado ríos pueblos extra limites dentro de sus territorios para
de tinta y seguirá originando en un futuro, pues que prestaran sus servicios como militares y traba-
sin lugar a dudas, como se desprende del trabajo jaran los campos, pues al fin y al cabo se trataba
del investigador Patrick Geary (2002), el “mundo de resucitar uno de los pilares romanos desde sus
bárbaro” constituye uno de los mayores mitos e in- orígenes, el asylum Romulii (Guzmán Armario,
venciones creados por el indudable genio político 2009, 23).
y militar romano. Incluso, estos godos llegaron a A su vez, estos pueblos necesitaban a Roma,
ser educados en un paradigma de educación latina, puesto que anhelaban formar parte de un Imperio
aunque los estudios de Bickel (1987, 327-339) in- al que temían, pero al que también admiraban y del
ciden en la idea de que estos pueblos se inclinaron que querían formar parte. En su imaginario el Im-
culturalmente más a Grecia que a Roma, poniendo perio era un mito que conjugaba lugares de amplias
riquezas y un gobierno de providencial justicia y
10 Historias libro 31, 2, 1-12. El relato comienza de este paz. En consecuencia, no hemos de perder de vista
modo: “El pueblo huno, poco nombrado en las historias de
la antigüedad, habita al otro lado de la pantanosa Meotis, 13 Proceso al que la historiogafía ha venido denominando
junto a un helado océano y sobrepasa los límites de la como protofeudalismo (Wickham, 1984). Aún así, hay que
crueldad”. tener mucho cuidado al hacer uso de este concepto del
11 Orígen y Gestas de los godos, cap. XXIV, 121-122. protofeudalismo pues son muchos los aspectos que separan
12 Término que nace de las plumas de los historiadores la situación del Bajo Imperio del feudalismo propiamente
romanos tardíos para hacer un claro contraste con el mundo dicho a pesar de que la escuela marxista haya querido
romano que emplea el término populos o civitas. Otro comparar estas dos épocas al considerarlas similares en un
término que acompaña al de nationes es el de gentes. proceso global de luchas de clases (Anderson, 1974).

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el poder simbólico que tenía Roma, y los godos (Demandt, 1980, 76). Por ello, el godo fue cataloga-
aspiraban a ser como cualquier romano que habi- do antes como un aliado y defensor de Roma que
tase dentro de la “gran burbuja” que era el Imperio como un invasor (Gaudemet, 1984, 219).
(Paschoud, 1980, 124). Ansiaban vestir, vivir, ex- Este proceso empezó a desarrollarse cuando
presarse, y manifestarse como un romano más, y Roma se dio cuenta de la utilidad que podrían des-
esto lo consiguieron a través del contacto con un empeñar estos pueblos. En consecuencia, no los
limes mucho menos opaco y más vivo de lo que los atacó cuando se fueron asentando a lo largo del S.
estudios clásicos han venido mostrando. Este pro- I y II d. C en los bordes de sus fronteras del Rin
ceso de aculturación e interacción culminaría con la y el Danubio, sino que estableció contactos más o
entrada y el asentamiento oficial a través de pactos menos directos con ellos, y generó una hábil polí-
con el poder de facto de estos pueblos en los terri- tica exterior hacia estas comunidades. Tenía varios
torios romanos (López Quiroga, 2011, 15). Hay nu- objetivos primordiales que podemos agrupar en
merosas razones que nos permiten argumentar que dos elementos principales: la restauración, mejora
estos tratados, pactos o foedus, se firmarían o se y conservación de las infraestructuras defensivas,
formalizarían una vez que los no-romanos hubie- y la realización de incursiones. Dichas incursiones
ran sido derrotados militarmente, aunque también se originaban para conducir bárbaros fuera que se
hay casos que fueron convocados por la autoridad habían asentado en territorio romano, para casti-
imperial como aquél que alude a la penetración de gar los culpables de estas negligencias y para servir
los godos en el Danubio en el 376 d. C. con el per- como elemento de disuasión contra las incursiones
miso del emperador Valente. En lo que concierne a futuras, tanto para aquellos que las habían hecho en
los foedus, debemos saber diferenciar entre aque- el pasado como para aquellas tribus que aún no lo
llos firmados en época republicana y los firmados habían hecho (Seager, 1999, 604-605).
a partir del S. III d. C. (López Quiroga, 2011, 178). La definición de limes, de frontera, ya nos viene
Los foedus pactados en época Alto Imperial hacen dada desde antiguo: “La palabra latina limes era en
referencia al acuerdo suscrito por Roma con cual- su origen una expresión usada por los propietarios
quier pueblo bárbaro , con objeto de proporcionarle de tierras para indicar los límites entre dos campos,
asistencia y ayuda, incluyendo ayuda militar. Los por ejemplo el sendero entre dos prados. Varios au-
foedus a partir del S. III d. C. serían los acuerdos tores antiguos usan la expresión para describir las
concertados entre Roma y los bárbaros casi en ré- fronteras exteriores del Imperio romano”14. Los in-
gimen de igualdad en el que los bárbaros presta- vestigadores actuales la emplean en un sentido más
ban ayuda militar a Roma o vigilaban/defendían amplio, para definir y concretar el sistema imperial
determinadas zonas de otros bárbaro o facciones de defensa. El despliegue de defensas lineales en los
romanas contrarias al poder central a cambio de diversos limites europeos del Imperio romano no
una paga que solía ser grano o terrenos dentro del es una excepción. Bien elaborados en madera o en
Imperio para asentarse y formar auténticos estados piedra, este tipo de defensas en forma de amuralla-
dentro de un estado mayor siendo el primero en mientos que cubren grandes extensiones, son par-
lograr esto Alarico tras alcanzar la autoridad regia te habitual de las defensas limitaneas en el Rin, el
entre los godos en el 395 d. C. (Wirth, 1997, 54). Es Danubio o Britania desde finales del s. I d. C. Un
decir, a cambio de una serie de privilegios, tenían sistema de defensas que constaría entre otras cosas
que donar una serie de servicios al Imperio (Burns, de una serie de fuertes, empalizadas, y distintos
1994, 14; Goffart, 1980). contingentes. Hasta se piensa en la actualidad que
En cualquier caso, estos extranjeros que habían pudo haber un muro similar a los de Britannia15,
habitado más allá del limes, ahora se prestaban
como una solución a determinados problemas ro- 14 Veleyo Patérculo, Historia romana 2, 120, 2. Un
manos, de ahí que el espíritu pragmático de Roma autor que parece ser que sirvió en el ejército por lo que
los acogiera, pues sin lugar a dudas resultaban más cuenta con una experiencia militar nada desdeñable a la
útiles para el organigrama estatal siendo habitan- hora de enfrentarnos a sus escritos.
15 http://www.dailymail.co.uk/sciencetech/article-
tes de los dominios romanos que enemigos suyos 2412405/Is-Romanias-Trajans-Rampart-Roman-Empires-
(Goffart, 1989, 131-132). En resumen, el estado ba- OTHER-Hadrians-Wall.html (consulta 14/02/2014). Este
joimperial siempre fue proclive a recibir extran- nuevo hallazgo podría ser considerada como una parte más
jeros e integrarlos, pues le convenía realizar esto de la reestructuración del limes danubiano emprendida por

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154 Los godos y el Imperio romano: los mecanismos de integración ...

y toda la política exterior del Estado para defender con el origen de las confederaciones, esta diploma-
sus fronteras. Un ejemplo bastante característico al cia exterior fue cada vez más difícil, ya que éstas
respecto es el llamado limes “germanicus” ubicado tenían una organización política y militar más
entre el Rin y el Danubio. Esta frontera fue creada complejas que una simple tribu. No obstante, este
durante el reinado de Domiciano y sucesivos rei- problema se solucionó con un hábil juego de alian-
nados, como los de Hadriano, Antonino Pío, etc. zas políticas y pactos.
Fue mantenido y reformado, aunque hacia la se- De la misma forma, debemos añadir el pago de
gunda mitad del S. III d. C. se hubo de abandonar tributos a los estados vecinos para dejar la guerra de
esta línea ante el empuje de las tribus germanas, de lado. Así, un escritor tan importante para entender
modo que la frontera del Danubio y el Rin cambió de esta época como Orosio dejará testimonio de este
de localización. Al retroceder, las fronteras queda- hecho que puso en jaque a la eficacia imperial17. No
rían en Germania Superior y en Raetia. En torno pocos emperadores tuvieron que recurrir a él, como
a estas fronteras se fueron asentando un grupo de Treboniano Galo (251-253 d. C.), que pactará un
población de status no bien definido, que a la larga tributo anual con el pueblo godo para evitar a toda
adquirirá la ciudadanía y se integraría en la socie- costa cualquier tipo de enfrentamiento abierto con
dad romana, ya que ésta, por el espíritu pragmático éstos para poder tener la posibilidad de cerrar fren-
que la caracterizaba, vio que estas poblaciones eran tes armados, pues el peligro sasánida en el Oriente
beneficiosas para el buen funcionamiento de Roma, era un continuo. Para ahorrar bienes y hombres, en
aunque quizás no previnieron las consecuencias muchas ocasiones la administración prefería hacer
sociales y políticas a medio y largo plazo (Bravo, un pago que tener otro frente abierto.
2009, 35). Así la política exterior romana invadía la políti-
Con el inexorable paso del tiempo, las defensas ca de estas tribus (y, más tarde, confederaciones) y,
del Rin y el Danubio se habían vuelto ineficaces como si de una mano invisible se tratara, promovía
para detener las incursiones bárbaras, que hacían facciones y líderes favorables a sus designios para
estragos en las desprotegidas provincias situadas así hundir, sin esfuerzos militares, cualquier tipo
al otro lado. También es cierto que el estado de la de política anti-romana. Este tipo de política era
cuestión actual tiende a señalar que estas incursio- posible por el papel simbólico que jugaba el Impe-
nes responden más a movimientos migratorios que rio romano como Imperio Universal, ya que a raíz
al hecho de obtener botín mediante pillaje. Esto ya de esto Roma ejercía un papel “paternalista” con
es un hecho de que la política exterior debía cam- sus estados “vasallos”, que formarían una cadena de
biar, al menos, en lo concerniente a la defensa de satélites claves para el control político de determi-
sus propios territorios, pues desde los tiempos en nadas áreas. De la misma forma, podemos darnos
los que Marco Aurelio, el emperador filósofo, detu- cuenta de que a partir del S. IV d. C. el elemento
vo a los cimbrios, teutones y marcomanos, ninguna bárbaro adquiere un fuerte papel en la vida del im-
amenaza fuerte se había proyectado sobre las fron- perio. Este papel será tan fuerte que gran parte de los
teras. Sin embargo, a partir del S. III d. C. las con- colonos romanos de la frontera serán bárbaros que
federaciones de los bárbaros empezaron a mostrar se asentarán en estas zonas o en otras desiertas, fa-
las carencias, las debilidades y la incapacidad del voreciendo la producción agrícola de determinadas
ejército romano para mantener a estos extranjeros zonas18. Así, según el profesor Narciso Santos, en
a raya. Hallazgos arqueológicos como el Tesoro de tiempos de Constantino en las provincias del Nor-
Hagenbach, el de Lingelfeld o el de Neupotz16 así lo te un hombre de cada veinte descendía de antiguos
corroboran. emigrantes bárbaros (Santos Yanguas, 1976, 63), lo
A partir de este momento la política exterior que la historiografía moderna ha venido definien-
consistiría en utilizar la diplomacia, la intriga polí- do como semi-bárbaros o bárbaros “romanizados”.
tica y el espionaje por encima de las armas, aunque Este aumento demográfico del bárbaro y, dentro de
estos, los godos, ha llevado a Cameron (1998, 59)
este emperador a la muerte de su antecesor, Trajano (98-117
d.C.), si bien esta hipótesis no podrá ser confirmada hasta 17 Orosio, Historias V, 1, 10: “El tributo es el precio
que se realicen los pertinentes estudios arqueológicos. de la libertad. Pagamos para no tener guerras, así nuestros
16 El tesoro de Neupotz fue expuesto en el MARQ hace tiempos son felices”.
un par de años. Para saber más de esta exposición: http:// 18 Orosio llegará a escribir que esta gente “habían
www.marqalicante.com/barbaros/ (consulta el 14-II-2014). cambiado las armas por el arado” (Historias VII, 41, 7)

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José Ángel Castillo Lozano 155

a plantear la idea de que será en este periodo cro- ma, este tema es tratado por las fuentes literarias
nológico cuando se produzca una “barbarización” de una forma especial, con ese recurso retórico de la
del Imperio. Dicho concepto fue ya sugerido por E. alteridad bárbara como describimos en el apartado
Gibbon a finales del S. XVIII en su ya clásica obra anterior. De esta manera los historiadores romanos
Historia de la decadencia y caída del Imperio ofrecen una visión de superioridad romana sobre el
Romano. De igual forma, determinadas fuentes bárbaro y una manifiesta desconfianza hacia estas
literarias como Zósimo también se dieron cuenta gentes (Guzmán Armario, 2009, 26-27). Cabe la
de este fenómeno y lo criticaron ácidamente —la posibilidad de que estos bárbaros no estuvieran tan
crítica de Zósimo viene dada al atacar a un estado “barbarizados”, pues no hemos de perder de vista
que considera decadente al abrazar el cristianismo que eran comunidades asentadas cerca de una fron-
como doctrina oficial ya que él era seguidor de los tera que actuaba como vehículo de intercambio de
antiguos dioses paganos cuya repulsa por parte del distintas ideas, a pesar de la idea de hermetismo que
Estado romano provocó, a su juicio, el castigo de nos sugiere la historiografía tradicional. Es posible
estos dioses—. Sin embargo, la mayoría de los his- que estos individuos reclutados estuvieran ya tiem-
toriadores romanos tardíos no tuvieron problemas po atrás bajo la órbita de la cultura romana y en
en reconocer el importante papel que jugaron los poco se diferenciaran con un “romano de frontera”
extranjeros en el buen funcionamiento del aparato (Chauvot, 1984, 146).
estatal. En resumidas cuentas, esto es un concepto De igual manera, la diplomacia romana se nutría
que a nosotros nos parece cuanto menos rebatible de los hijos de esta serie de satélites pro-romanos
y que debe albergar distintas matizaciones, como que iban a parar a las capitales políticas como hués-
señalaremos en las conclusiones. pedes o, mejor dicho, rehenes para que el estado en
Es casi imposible saber el número de pactos/ cuestión no osara desafiar el poder romano. Uno
foedus que firmaron los emperadores, no el Esta- de los casos más conocidos es el de Teodorico, re-
do (Barnish, 1986), con los bárbaros19. De la misma hén ostrogodo aposentado en Constantinopla tras
forma es interesante plantear si estos foedus per- la rebelión de su padre por el incumplimiento del
mitirían la inclusión de la tribu entera al aparato foedus pactado. Este conocido personaje recibiría
imperial o solo de sus élites. Para ello resulta clave el título de magister militum y el de patricius,
un estudio de la onomástica de estos tiempos, que y volvería a llevar la “romanidad” a la Península
podría resultar más que interesante para arrojar luz Itálica tras arrebatársela a Odoacro, rey de los heru-
a esta época tan compleja de la Antigüedad Tar- los; el emperador Zenón le otorgaría el título de rex
día. De igual modo, no sabemos con seguridad la Italiam y le acogería como un “príncipe bárbaro
localización de estas externae gentes, ni siquiera de Occidente”.
sobre los términos del acuerdo, aunque en cualquier Otro caso inverso es Aecio, que estuvo de re-
caso su ubicación respondería a territorios cerca- hén de una tribu huna y finalmente, tras un in-
nos a las fronteras (Lee, 1993, 68; Burns, 1981, 392). tercambio de rehenes, pudo volver a su patria. La
Además, los bárbaros serían asentados en las peo- investigadora Susan Bock se plantea que estos in-
res tierras (Santos Yanguas, 1976, 138), fruto de su tercambios fueran un hecho clave para el mundo
abandono, con poco grado de urbanización o que bárbaro, que pudo haber influido en el cambio de
estuvieran aisladas. A pesar de ello, esta situación se mentalidad de determinadas comunidades bárba-
fue invirtiendo en un proceso natural del que mu- ras. Así pues, Aecio mostró claros indicios de lo
chos contemporáneos no se dieron ni cuenta, pues que este hecho influyó en su posterior vida militar
no hubo una concepción de caída del ente político y política, por lo que debemos plantearnos si esto
romano tanto en cuanto estos pueblos se esforza- no influyó a los hunos o a otros pueblos con los
ban en aparecer como romanos. Aún de esta for- que se intercambiaba rehenes, pues estos rehenes
bárbaros, que volvían a sus campamentos tras pasar
19 Estos tipos de pactos implicaba una relación personal varios años en la corte imperial, traspasaron una
entre emperador y líder godo lo que en una sociedad de serie de conocimientos claves en el devenir del Im-
tintes aristocráticos reforzaba la figura del líder godo de
ahí que estos jefes bárbaros buscaran firmar estos tratados
perio romano y de sus propias comunidades (Bock,
que además solían llevar de forma adjunta algún tipo de 1992, 190).
nombramiento dentro del ejército romano (Valverde Castro, Resumiendo, comprobamos cómo en este caso
2000, 33). histórico se da punto por punto lo que hemos ex-

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156 Los godos y el Imperio romano: los mecanismos de integración ...

plicado acerca de la actitud de Roma ante estos De esta forma, el cambio del ejército ha llevado
nuevos estados, que empezaban a nacer en torno a distintos autores como Arther Ferrill20 o Yann Le
a sus territorios y, más tarde, dentro de ellos. Las Bohec21 a señalar que uno de los factores que apre-
campañas militares se convierten en una excepción. mió el deterioro del Imperio occidental romano y
El ejército romano tardoantiguo, aunque podero- su posterior caída, fue la introducción del bárba-
so, no podía hacer frente a la cantidad de proble- ro en el ejército. Sin embargo, para otros autores,
mas que acontecían. Por ello, si era posible evitar como Adrian Goldsworthy22, este fenómeno no fue
el combate, se evitaba y, cuando se realizaba siem- la condición sine qua nom que provocó la catar-
pre se buscaba un fuerte apoyo de estos pueblos que sis de Roma, sino que fue otro hecho más en esa
actuarían dentro del propio cuerpo expedicionario amalgama de cambios que se produjeron en el mun-
romano, como auxiliares, aliados o federados. do romano, ya que éstos fueron simultáneos a los
Esta política, que alcanza su punto álgido en es- cambios sociales, políticos y económicos que origi-
tos años, será clave para poder entender la compleja naron un nuevo mundo.
época a la que nos enfrentamos, y posteriormente Estamos, por tanto, ante un proceso de sobra co-
el Imperio Bizantino en la etapa que sus investiga- nocido en el ejército tardoimperial. Los bárbaros, y
dores han denominado como protobizantina, que dentro de éstos los godos, jugaban un papel funda-
condujo a esta política hacia nuevas cotas, tal como mental, siendo reclutados bien como mercenarios,
se ha explicado en el ejemplo de Teodorico. auxiliares o tropas federadas, llegando a ser lidera-
das por sus propios caudillos al margen del cuadro
2.3 Los godos como miembros de los ejércitos de mando romano. Además, en muchas ocasiones,
romanos. llegaban a ocupar los altos cargos del ejército. Por
El ejército tardoimperial fue cambiando gra- el contrario, nunca ha habido un consenso claro
dualmente en esta etapa de cambio. Así, las fre- acerca del valor que tuvo la introducción de estos
cuentes guerras civiles, usurpaciones, problemas contingentes en los ejércitos regulares imperiales.
en la frontera, el auge del localismo en detrimento La presencia de tropas auxiliares bárbaras en el
de la centralidad, y la falta de reclutas hizo que se ejército romano se visualiza desde tiempos de Julio
forjara un nuevo ejército y una nueva concepción César y el emperador Claudio. Un ejemplo sería la
a la hora de entenderlo, ya que el ejército dejará acuñación de una serie de aurei por parte de Clau-
de ser puramente romano, hecho que podemos ras- dio como agradecimiento a la ayuda prestada por
trear desde época del emperador Hadriano en las tropas de batavos en su ascenso al poder en el 41 d.
tablillas de Vindolandia con el sentimiento que C. y la conquista de Britannia en el 43-44 y 44-45
guardan determinados contingentes con el terreno d. C. (López Sánchez y Hollard, 2010, 65). También
donde están asentados (Guzmán Armario, 2009, rastreamos presencia de bárbaros en el ejército ro-
23). Además, ante tal situación de crisis del poder mano bajo el mandato de Marco Aurelio que utilizó
central y las continuas usurpaciones, se percibe el a estos bárbaros en sus luchas contra ellos mismos,
papel que adquiere el ejército como fuente de po- y Hadriano creó la unidad de los numeri (soldados
der y legitimación, pues a partir de ahora muchos de origen bárbaro) en el ejército y fueron colocados
emperadores serán alzados a la púrpura regia por bajo el mando de un praefectus numerorum, cargo
sus propias tropas, como le pasara al emperador que en primeras instancias correspondió a un oficial
Juliano “El Apóstata” en la Galia. Dicho suceso ya romano, pero que con el paso del tiempo fue desem-
se puede rastrear con el ascenso de los Severos al peñado por los propios jefes bárbaros. Gordiano III
poder y se consolidará a lo largo del S. III d. C., el 20 Arthur Ferrill dice textualmente en las conclusiones
siglo de los emperadores-soldados. Comprobamos de su obra La Caída del ejército romano. Causas militares
pues cómo el ejército se convirtió en un motor de (Ferril, 1998, 286): “Cuando el ejército se barbarizó, perdió
cambio y en un paradigma de ese cambio/meta- su superioridad táctica y Roma sucumbió a la embestida del
morfosis que hemos venido mencionando, y por barbarismo”
tanto no nos ha de extrañar que a su vez este ejér- 21 Yann Le Bohec (2004, 361) asevera que este cambio
en el ejército “desembocó en ruptura”.
cito sirviera como mecanismo de integración de los 22 Adrian Goldsworthy (2005, 201) opina que “no
godos y sus propias élites a las altas esferas sociales todo cambió, y probablemente hubo más continuidad que
romanas. la sugerida en principio por la aparición de abundantes
unidades y tipos de oficiales de nuevo cuño”

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Aureliano llegaron a emplear a godos en sus guerras Uno de los medios por lo que estos germanos
contra los persas, pero el ejército seguía siendo esen- pasaban a formar parte del ejército romano era me-
cialmente romano. Será a partir de esta época bajo- diante un acuerdo o foedus entre el Emperador y
imperial cuando el ejército se vaya “barbarizando” estos pueblos. Las condiciones de estos pactos va-
y estos extranjeros alcancen los puestos de más alta rían entre el pago de tributos y la vigilancia del
responsabilidad dentro del ejército, hecho inimagi- territorio de la gens y su protección frente a los
nable hacía unas pocas centurias. Incluso llegarán ataques de otros pueblos, siendo su duración la de
a ser árbitros influyentes de las disputas dinásticas la vida del propio emperador con el que establecie-
y militares dentro del corazón de Roma (Fuentes, ron el acuerdo (Barnish, 1986), por lo que a la subi-
1997 b, 366). Ejemplos tenemos varios, pero por ser da de otro emperador, éste debía de volver a firmar
tema principal de este trabajo los godos nombrare- otro foedus con ellos. Esta idea puede entrar en
mos a los “heerkönig23” godos Alarico y Teodorico. relación con el concepto patrimonialista del estado
Esto creará un interesante proceso que vamos a in- que tenían estos pueblos germanos y del cambio
tentar explicar de forma breve en estas líneas, pues de la mentalidad y estructura política romana, un
es paradigma del motor de cambio que se acechaba cambio que se fue gestando durante la crisis del S.
ya en el fatum del gobierno de la ciudad eterna. III d. C. y se consolidó con las medidas y reformas
De esta forma, Roma iba apoyando a determi- realizadas bajo el reinado de Diocleciano (244-313
nados líderes bárbaros y conseguía mantener el d. C.).
equilibrio geopolítico en la frontera, lo que Peter De esta manera, el jefe de este pueblo recibía
Heather denominó acertadamente como un “arte el título de dux, comes o magister militum de
de la política tardo-romana”: el de la “gestión de manos del emperador, títulos se prolongarán a la
clientelas” (Heather, 2008 b). Aunque aliados de Edad Media, y capitanearían unas tropas federa-
Roma, los romanos aún los veían con cierto recelo das, dentro del organigrama romano o fuera, pero
ante sus tradiciones y leyes bárbaras, no romanas, o asociadas a éste. Llegaron a tener más importancia
al menos así nos lo muestran las plumas de los es- que las propias legiones, como pasó en la batalla de
critores tardorromanos, en lo que es un interesante los Campos Cataláunico (Campus Mauriacus), en
instrumento retórico de la alteridad romana frente la que según Musset (1982, 32) el ejército romano
al otro, al bárbaro. sería una mezcla de romanos, francos, burgundios,
El peso creciente de las gentes barbarae entre galos armoricanos y otros bárbaros que un ejérci-
los cuadros de mando y en el ejército no hará sino to regular, añadiendo además que contaban entre
acelerarse a finales del S. IV e intensificarse a co- sus filas como federados a las tropas del monarca
mienzos del S. V d. C. (López Quiroga, 2011, 70). visigodo Teodorico. Podemos incidir en esta idea
Aparece así en tiempos de Honorio un nuevo tér- al observar que la Notitia Dignitatum menciona
mino que cristalizaría y formaría parte del proceso cerca de 110 regimientos como auxilia palatina24,
que en estas líneas estamos analizando: los bucella- cuyos nombres se ponen en relación directa con
rii. Eran tropas del Estado romano, pero no eran ciertos pueblos bárbaros y godos, ya que éstas son el
romanas sino godas, que para diferenciarse llevaban resultado de unidades irregulares de aliados que ac-
unas fíbulas del “tipo ballesta” como elemento de tuaban bajo las órdenes de sus propios jefes nativos
prestigio y rango militar. Según Eunapio, los go- (conocidos como socii o foederati) en formaciones
dos al servicio del Imperio llevaban una fíbula de regulares (De Francisco Heredero, 2011, 49). El ori-
las del “tipo ballesta” (Zwiebelknopf-Fibel) como gen de estos auxilia palatina y su carácter étnico
elemento de prestigio e indicativo de su alto rango nos es desconocido, aunque no son muy numerosos
militar (López Quiroga, 2011, 70). La cronología y en los años previos a la tetraquía, mientras que si lo
el contexto militar de este ítem se puede desarrollar son en el momento posterior a ésta (Zuckermann,
ampliamente en el campamento militar de Aquis 1993; Speidel, 1996).
Quaerquennis en España (López Quiroga, 2004).
24 Se puede leer una introducción de dicho documento,
23 Término acuñado por la historiografía alemana así cómo su traducción en la siguiente página web: http://
para referirse a los caudillos de los pueblos bárbaros en notitiadig.260mb.com/ (consulta el 15-XI-2014). Véase
movimiento y en pie de guerra, ya que la misión del rey no además: Neira Faleiro, C. (2003), La “Notitia Dignitatum” :
era otra que la dirección del pueblo en armas. De esta forma, nueva edición crítica y comentario histórico, Universidad
su derecho al poder desaparecía al término de la guerra. Complutense de Madrid. [Tesis doctoral]

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158 Los godos y el Imperio romano: los mecanismos de integración ...

Además, se ha confirmado que durante el S. IV Teodorico tomaron gran parte de su identidad, sím-
d. C. distintas tropas romanas acantonadas en el li- bolos de poder y de su legitimidad en una serie de
mes adoptaron distintos tipos de atuendo bárbaro potestades militares que tiempo atrás ostentaban
y adoptaron una serie de costumbres bárbaras. Los los miembros del ejército romano, y que ellos mis-
ejemplos de lo anteriormente señalado son muy mos habían portado cuando habían servido bajo los
numerosos y nos basta con analizar los nombres de estandartes de Roma (Halsall, 2003, 26), pasando
las unidades, así los sobrenombres de regimientos estos símbolos a sus sucesores.
como los Tervingi se podría poner en relación con Hay otro interesante proceso al margen del ejér-
el pueblo godo de los tervingios, los cornuti es una cito “oficial”: el origen de los contingentes privados
referencia a los cuernos de los cascos germanos, y a cargo de poderosos terratenientes. Dicho proceso
el barritus no deja de ser una referencia a un grito parte de las élites locales que empezaron a contra-
de guerra de origen germano25. Así pues, tal como tar sus propios ejércitos personales para enfrentar-
señala el profesor Bravo (2009, 33), de las 29 nue- se contra saqueadores, bandidos, y también contra
vas unidades militares en tiempos de Honorio sólo recaudadores de impuestos algo que se pone de
3 fueron legionarias. manifiesto en las mismas fuentes literarias del mo-
En este sentido es posible observar cómo la bar- mento. Al respecto es muy interesante el siguiente
barización del ejército afloró en virtud de dos pro- fragmento: “Sin embargo, por la cruel inquinidad
cesos: el reclutamiento de foederati o la integra- romana ¿no son arrastrados a estos, a que no quie-
ción de bárbaros (godos) como soldados regulares. ran ser romanos?; y por esta razón, incluso los que
Incluso podríamos ir más allá y sostener que los no huyen junto a los bárbaros, son obligados a ser
foederati llegarán a ser soldados regulares como, bárbaros” (Salviano, De Gub. Dei, V, 23). En dicho
por ejemplo, se observa en la figura del rey visigo- texto, vemos deserciones romanas fruto de la fuerte
do Alarico, que en el 410 d. C. se presenta ante las presión fiscal. Esta gente será acogida más allá del
puertas de Roma como un rey godo, pero también limes. Observamos pues como en esta época había
como un romano al ostentar el título de magister poca diferencia entre un romano y un no romano
militum. Sin embargo, sus tropas le son fieles a a no ser que fueras parte de la élite de uno u otro
él y no al estado romano. De hecho, hay autores bando (Blázquez Martínez, 1985, 157-182).
que hablan que la génesis de una nueva conciencia Esto provocaba que los romanos actuaran como
goda, aniquilada tras la dispersión que siguió a la bárbaros y éstos como romanos, creando una co-
batalla de Adrianópolis (Valverde Castro, 2000, 28), yuntura altamente compleja que favoreció la crea-
viene dada cuando el estado romano le retiraba su ción de estos ejércitos privados, a pesar de que la
apoyo a determinados líderes godos que recurrían legislación de la época intentara subsanar este pro-
a esta para mantenerse en el poder (Burns, 1994, blema. De este modo, el Codex Theodosianus nos
276-283). Esta dualidad se ha venido presentando muestra una serie de leyes sancionadoras cuyo fin
durante toda la historia de la política romana con último era quitar autonomía a estos poderes locales
el mundo bárbaro, aunque ahora alcanza un nuevo e impedir las deserciones en los ejércitos oficiales
formato al integrarse en la clase dirigente. Ya he- y en el pago de los tributos al estado. En vista a lo
mos apuntado los ejemplos de Alarico o Teodorico, sucedido, podemos afirmar que estas no pusieron el
pero hay muchos más, como el vándalo Estilicón o freno para esta fenómeno que se extendió durante
el “último gran romano” Aecio que a pesar de ser buena parte de la Edad Media. Del C. Th., entre
romano, convivió (¿cómo rehén?) y se crió al otro otras leyes, son especialmente reveladoras al respec-
lado de la frontera romana bajo el amparo de alguna to las siguientes: VII. 13.16; VII. 1.15; IX. 14. 2.
tribu de hunos. Este problema que hemos venido apuntando se
Ante esta tesitura se forjó una síntesis en el extendería al reino visigodo (Rosa Sanz, 1987, 261;
ejército entre elementos no romanos y elementos Diesner, 1978). Estos ejércitos personales serían sin
romanos (Pérez Sánchez, 1989, 23), en un proceso lugar a dudas mercenarios, en su mayoría bárbaros
que cristalizó en el conjunto de reinos bárbaros que que son reclutados y contratados por la especial
ocuparon el solar del Imperio romano de Occidente. coyuntura que estaba aconteciendo en el occidente
Reyes visigodos como Alarico u ostrogodos como romano. Asistimos a un proceso de descomposi-
ción del poder central, provocando de esta forma
25 Vegecio, Compendio de técnica militar III, 18, 9. que surjan nuevas fórmulas de uso y ostentación de

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la violencia, muy heterogéneas, mediante las cuales de vista pragmático, cuyo origen podemos rastrear
los oligarcas tenderán a llenar el vacío de poder o, desde los míticos tiempos de Rómulo, el fundador
cuanto menos, a sobrevivir en él utilizando todo de la ciudad eterna. No es un fenómeno nuevo en
aquel recurso que caiga en sus manos. Por tanto, esta época, aunque si será en ésta cuando esta in-
y en palabras de Rosa Sanz, asistimos a la evolu- clusión de los elementos foráneos alcance su punto
ción de un “ejército como el romano, dependiente más alto.
de unas jerarquías militares y al servicio del Impe- Esta inserción del extranjero en el Imperio no
rio, hasta culminar en el ejército visigodo, confor- siempre ha sido valorada de forma positiva por los
mado en su mayor parte por tropas pertenecientes historiadores, y se empezó a esgrimir un concepto
a poderes locales que podían ponerse a favor o en peyorativo que hacía referencia a la “barbarización”
contra de sus monarcas, según fuesen los intereses del Imperio. Dicho concepto nos lleva a una pre-
directos de aquéllos a quienes estaban directamente gunta clave: ¿fueron los romanos “barbarizados” o
obligados” (Rosa Sanz, 1986, 225). Un ejército que los godos “romanizados”? Por lo tanto, se aprecia la
no será fiel al Estado sino al poder que les paga, un manera en que Roma pergeñó un proceso de “roma-
poder que se desplazará a la periferia, tal y como nización” en los godos, así como éstos últimos ejer-
demuestra el esplendor de determinadas villas tar- cieron un proceso de “barbarización” en la sociedad
dorromanas (Fuentes, 1997a), que se convertirán en romana tardía. En consecuencia, hay que matizar
auténticas ciudades fortificadas, ajenas a las polí- mucho la idea de la “caída” de Roma por parte de
ticas que partían del Estado. De esta forma, estos una “invasión” de pueblos foráneos, ya que el au-
ejércitos privados también pudieron tener una fun- mento de bárbaros dentro del Imperio no siempre
ción integradora, desde el mismo momento en que fue de forma violenta, y aunque hubo un aumento
la parte contratante diera una serie de derechos y durante los S. IV y V d. C. con entradas masivas
pagos a la parte contratada, que bien pudieran ser de estas nationes, no podemos justificar que el fin
tierras, lugares para asentarse o cualquier otra cosa. del Imperio se viera influido con estos fenómenos
Un pacto parecido a un foedus, pero en este caso migratorios, pues si lo aceptaramos, deberíamos ad-
este pacto no es entre un emperador y una comuni- mitir que la “invasión” de Roma empieza con su
dad bárbara, sino entre un aristócrata y un grupo de fundación, con el hecho de que Rómulo permitiera
mercenarios que pueden llevar asociados a sí a una penetrar en su ciudad a todo tipo de gente en lo
comunidad civil. que se ha conocido como Asylum Romulii, como
señala acertadamente Susan Bock en su apéndice
Conclusiones. C (Bock, 1992, 396). Por tanto, nos encontramos
Tal como se ha señalado en el desarrollo del ar- una sociedad fuertemente jerarquizada que encubre
tículo, debemos saber alejarnos de esas corrientes a su vez una sociedad muy dinámica. Se han ob-
historiográficas que antaño señalaron a los pueblos servado determinados mecanismos e instrumentos
germanos como causantes directos de la caída (o de movilidad social, donde el extranjero podía ir
el asesinato) del Imperio Romano26. A lo largo de ocupando una serie de magistraturas plenamente
estas páginas hemos podido comprobar cómo el romanas. Hasta en la corte imperial hubo funcio-
Imperio necesitaba a estos bárbaros en general y a narios bárbaros como prueban distintos estudios
los godos en particular, y éstos a su vez ansiaban y onomásticos.
anhelaban ser romanos, es decir, que ese supuesto Hemos dividido nuestro trabajo en torno al
enfrentamiento entre lo más puramente romano y mundo más puramente administrativo, para poste-
lo germano es ficticio. De esta forma, el Imperio riormente articular un análisis del mundo militar.
romano generó una serie de mecanismos que arti- El resultado que se desprende de esta investigación
cularon e integraron al bárbaro en su propio orga- radica en el hallazgo de una sociedad tardorromana
nigrama. Estos procesos son el punto álgido de una fuertemente militarizada, de ahí que uno de los me-
política llevada desde los inicios del mundo romano canismos estatales más importantes se viera invo-
frente al mundo bárbaro, y es la culminación de lucrado en estos mecanismos de articulación social.
una forma de entender la política desde un punto De esta manera, nos encontramos ante una duali-
dad en estos godos, pues cuando formaban parte
26 “La civilisation romaine n’est pas morte de sa del ejército regular romano solían ostentar cargos
belle morte. Elle a été assassinée” (Piganiol, 1947: 422) de procedencia romana y otros de origen bárbaro,

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160 Los godos y el Imperio romano: los mecanismos de integración ...

como demuestra el ejemplo de Alarico, puesto que gentes. Así pues, a cambio de concesiones de lotes
éste poseía las insignias de magister militum, pero de tierras, granos u otros bienes, obtenían una serie
también ostentaba la jefatura militar goda (heerkö- de servicios claves para asegurar el buen funciona-
nigtum). En esta línea, las élites godas se insertaban miento de su política y, como objetivo último, su
en las romanas perfectamente, junto a unos séqui- propia supervivencia. Por lo tanto, hemos de librar-
tos, que siempre les acompañaban, lo que a su vez nos de ciertos tópicos y estereotipos negativos y
responde a la pregunta que planteamos acerca de la peyorativos que circundan esta época y a estos pue-
integración o no de amplios sectores de la pobla- blos, con el fin de saber percibir una época com-
ción goda o solo de sus élites. Esta situación si fue pleja que sirvió de antesala para la conformación de
una de las causas que terminó por hundir al Imperio una mentalidad distinta, época histórica que será la
romano de Occidente, pues estas élites extranjeras base para entender el significado de la Edad Media,
aspiraban a ser romanas, pero al mismo tiempo no la Edad Moderna e, incluso, buena parte de la his-
renunciaban a sus jefaturas, provocando así una toria contemporánea.
consolidación de una serie de poderes secundarios
que privaban al poder central de poder llevar a cabo Bibliografía
una política ordenada. Se vivía en un equilibrio Alföldy, G.(1974), “The Crisis of the Thisrd Cen-
inestable fruto último de estos poderes secundarios, tury as seen by contemporaries”, Greek, Ro-
fuertemente militarizados. Esto provocó la desapa- man and Byzantine Studies, 15, 89-111.
rición del Imperio romano como ente político, pues Anderson, P. (1974), Passages from Antiquity to
el precio a pagar frente a estas gentes barbarae fue Feudalism, Londres.
demasiado alto, a pesar de que Roma siempre per- Barnish, S.J.B (1986), “Taxation, land and Barbaian
maneció durante buena parte de la Edad Media y settlement in the Western Empire”, Papers of
Edad Moderna como un mito político, muy pre- the British School at Rome, LIV, 170-195.
sente en las políticas de distintos reinos e imperios Bickel, E. (1987), Historia de la literatura roma-
como un ideal a restaurar y un espejo donde reflejar na, Madrid.
sus propias políticas. A su vez, esto nos da la clave Blázquez Martínez, J. M. (1985): “La sociedad del
de integración de estos pueblos, pues se adaptaron Bajo Imperio en la obra de Salviano de Marsella.
tanto sus élites como el pueblo llano propiamente Problemas económicos y sociales”, Gerión , 3,
dicho, aunque también hay experimentos “dualis- 157-182.
tas” entre romanos-godos, como el claro ejemplo Bock, S. (1992), Los hunos. Tradición e historia,
del reino de Teodorico “El Grande” en Italia. Antigüedad y cristianismo IX, monografías so-
Estas conclusiones nos llevan a otras tesis o bre la Antigüedad Tardía, Murcia.
ideas, tales como el comportamiento del limes. Bravo, G. (2009): “¿Bárbaros romanizados? Nuevas
Durante largo tiempo se creyó que eran unidades de fórmulas de integración del bárbaro en la socie-
defensa que cerraban y protegían al suelo romano dad bajoimperial”, Formas de integración en
de los ataques de pueblos extra límites. La postura el mundo romano, Actas del VI Coloquio de
defendida en este artículo es que el limes actuaría la Asociación Interdisiciplinar de Estudios Ro-
casi como un organismo vivo transmisor de ideas y manos (Bravo, G. y Salinero, R. Eds.), Madrid,
valores, que haría que nuestros godos y los bárba- 31-43
ros en general estuvieran localizados cerca de esta Burns, T. S. (1981), “The Germans and Roman
hipotética línea defensiva, donde convivieran y se Frontier Policy (ca. AD 350-378)”, Arheoloski
comportaran como auténticos romanos. Este fun- Vestnik, 32, 390-404.
cionamiento se integraría en un proceso por el cual Burns, T. S. (1994), Barbarians within the Gates
el poder se desplazaría del centro del Imperio a su of Rome. A estudy of Roman Military Policy
periferia, como demuestran también determinados and the Barbarians, ca.375–425 A.D. India-
experimentos políticos, como el reino de Palmira o na.
el Imperio Gálico. Cameron, A. (1998), El mundo mediterráneo en
Para finalizar, se aprecia cómo el hecho de ad- la Antigüedad Tardía, Barcelona.
mitir a extranjeros es un acto que se vincula direc- Chauvot, A. (1984), “Représentations du Barbari-
tamente al espíritu político romano, en la medida cum chez les barbares au service de l’Empire au
en que Roma jamás dudó en sacar partido a estas Ivº siècle après J. C.”, Ktema, 9, 145-157.

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José Ángel Castillo Lozano 161

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