Ensayo Libros de Esdras
Ensayo Libros de Esdras
Ensayo Libros de Esdras
E
la tradición judía
sdras es un personaje que ha adquirido una talla casi mítica. En
Explicación preliminar
E n la edición de 2010 de la Traduction œcuménique de la Bible (TOB), se
han incluido varios libros pertene cientes al canon de las Iglesias ortodoxas junto
a libros bien conocidos de las Iglesias católica y protestan
te. Entre ellos figuran
3 Esd y 4 Esd. Es algo que parece enigmático, puesto que no aparece ningún
2 Esd en los índices….
I – Los libros de
Esdras
y de
Nehemía
s
Introducción
Sin duda, el libro de Esdras está lleno continuación: el copero del rey, con
de aconteci mientos, desde el regreso vertido en gobernador sin título,
de la comunidad de exilia dos a su emprende con entu siasmo la
tierra hasta la llegada del sacerdote- reconstrucción de las murallas de
escriba Esdras con la ley del rey. Su Jerusalén, mientras que en su entorno
redacción es tan diversa, ya que se traman violencias e intrigas
mezcla narración histórica con relato múltiples. En medio de tanta acción,
auto biográfico1, que da la impresión al estos dos libros dosifican, sin
lector de estar en contacto directo con embargo, algunas reflexiones, co mo la
la historia. Así sucede con la ex tensa oración de Esdras ante un pueblo
descripción de los reveses de un arrepentido (Esd 9,6-15) o la larga
retorno dolo roso dirigido por Esdras lamentación de los levitas que,
desde la lejana Babilonia, y la tristeza después de la lectura solemne de la
que se apodera del héroe cuando Ley por el sacerdo
constata el estado lamentable de los te-escriba (Neh 8), revisitan la extensa
judeos. historia de un pueblo que ha sido a
menudo infiel a su Dios (Neh 9).
La acción se acelera aún más en el
libro de Nehemías que constituye su Aunque los relatos de lo que acontece
y las oraciones llenas de emoción dan 22) —sin olvidar las diversas
un cierto encanto a estos dos libros, estadísticas que componen el conjunto
hay que admitir, no obstante, que el Neh 10,1– 12,26—, que llegan a
lector se enfrenta también a la aridez cansar al lector. Todo ello da una
de largas listas supues cierta credibilidad al conjunto, hasta
tamente procedentes de algunos hacer creer que está en consonancia
archivos: los prime ros emigrados (Esd con lo que verdaderamente sucedió…
2, retomado en Neh 7); la carava na Sin embargo, no hay libro bíblico que
guiada por Esdras (Esd 8,1-14); los plan tee tantas cuestiones al
judeos culpables por haberse casado historiador contemporáneo, y la
con mujeres extranjeras (Esd 10,18- primera se encuentra en el primer
44); los pioneros constructores, capítulo de Esdras con el edicto real
compañeros de Nehemías (Neh 3,1- Ciro, el rey persa que pone fin al largo
exilio en Babilonia.
1
Sobre este punto, véase un cuaderno anterior de Philippe A BADIE, Esdras y Nehemías, Cuaderno Bíblico n. 95.
6
Estructura de los libros de Esdras y de Nehemías
Aun cuando nuestras Biblias tengan la costumbre de separar estos dos libros, una mirada a su
estructura retórica muestra que, de hecho, forman un conjunto construido sobre la repetición
inclusiva de la lista de los repatriados en Esd 2 y Neh 7:
1. una introducción: Esd 1,1-4. El decreto de Ciro convoca a reconstruir el Templo
2. la aplicación del decreto: Esd 1,5–Neh 7,22
a. introducción (Esd 1,5-6) y lista de los repatriados (Esd 2,1-70)
b. construcción del altar y del Templo por los repatriados (Esd 2,1–6,22) c.
construcción de la comunidad de los repatriados por la Ley (Esd 7,1–10,44) d.
construcción de la muralla por los repatriados (Neh 1,1–7,5)
e. recapitulación: lista de los repatriados (Neh 7,6-72)
3. el éxito de la reconstrucción: Neh 8,1–13,31. Celebración de la Ley y dedicación de la
muralla
Esta estructura pone de relieve el objeto central del conjunto, a saber, la construcción de la
comunidad de los repatriados (Esd 2 y Neh 7) articulada en torno a tres polos: el Templo, la Ley
y la tierra restaurada (simbolizada para la reconstrucción de las murallas de Jerusalén). Entre la
introducción, que marca el término del exilio, y la conclusión, que celebra el logro de la
restauración, la lectura solemne de la Ley (Esdras) ante una comunidad restablecida dentro de
esas murallas (Nehemías) realiza la función del paso. Percibimos así cómo estos libros
reconstruyen el pasado en torno a lo que legitima a los judeos purificados por la prueba.
La construcción del retorno
del exilio (Esd 1–6)
Esta primera unidad literaria es más judea justo al comienzo
ficticia de lo que parece. Lleva al del período persa, cuanto construirla
lector desde la devolución de los sobre el mode lo de la salida de
utensilios sagrados del Templo por Egipto.
Ciro hasta la de dicación del Templo
reconstruido bajo el reinado de Darío, ¿Retorno del exilio
es decir, un período de varias décadas
o evocación del Éxodo?
(del 538 hasta el 515 a.C.). En
realidad, veremos que la narración es Cuando leemos el relato de Esd
compleja: mezcla el hebreo con el ara 1 observamos que todo comienza con
meo y altera en exceso la cronología alegría. Lleno de espíritu proféti co, el
de los aconteci mientos relatados. Por rey persa Ciro emite un edicto que
consiguiente, el objetivo de este permite a los judeos exiliados retornar
primer conjunto no es tanto contar la a su país (1,1-4) y tiene un arrebato
historia de la primera restauración de generosidad (vv. 5-6). Sin embargo,
7
en lo que sigue se despierta la presente:
sospecha de que el gesto del rey,
devolviendo a los judeos los utensilios v. 1 «Ciro, rey de Persia» (proclamación)
del templo de Jerusalén antaño v. 7: alusión a la deportación (pasado)
transportados a Ba bilonia (vv. 7-8 + v. v. 8a «Ciro, rey de Persia» (acción)
11b), tiende a anular los efectos del v. 8b: «Sesbasar»
exilio. Si la lista de los utensilios v. 11b: «Sesbasar»
devueltos (vv. 9-11b) crea un efecto v. 11c: alusión a la deportación
de credibilidad por parte del lector, la (presente)
tonalidad misma del relato plantea
dudas al historiador. De hecho, a lo Una tal claridad de expresión no deja
largo de la lectura, un juego sutil de de plantear problemas, comenzando
inclusiones unifica el relato y pone de por la indicación cronológi ca del v. 1:
relieve a los diferentes actores del «el primer año de Ciro, el persa», que
drama, vinculando el pasado al no remite al ascenso al trono de este
rey (557 a.C.), sino a su conquista de realidad, la política persa apenas se
Babilonia (539). No hay que poner en dife renciaba de la babilónica: el
cuestión una cierta moderación de Ciro respeto o la deportación de esculturas
con res pecto a los pueblos y emblemas religiosos dependían de la
conquistados. Basta con recordar el actitud de sumisión de los pueblos
cilindro con escritura cuneiforme vasallos. Por con siguiente, las
(Museo Británico) en el que rey dice medidas adoptadas por Ciro a favor de
que debe su victoria a «Marduk, el los judeos no tienen nada de
gran Señor», a él, «que le hizo entrar excepcional, en la me dida en que
en Babilonia sin batalla ni combate» y estos se muestren vasallos fieles.
liberar la ciudad de la tiranía de
Nabónidas, el último rey babilonio. El A esta primera interrogación se añade
texto prosigue con la devolución por el análisis lite rario del edicto mismo.
parte del vencedor de las escul Además de una fraseología muy judía,
turas de las divinidades a sus templos marcada por la influencia de los
respectivos, esculturas de las que profetas del exilio (en particular por los
Nabónidas, el rey vencido de oráculos de Is 40–55), la fórmula de
Babilonia, se había apoderado. Bajo apertura, «Así habla Ciro, rey de
esta luz, el relato no presenta ninguna Persia», es un calco de los oráculos
incoherencia, salvo que la pers proféticos, cuando sería más
pectiva que da es muy «judeocéntrica» apropiado que un edicto real
y poco com patible con las actuaciones comenzara así: «Yo, Ciro, el gran rey,
de un rey persa. Además, es difícil el Dios del cielo me ha dado…». Asi
admitir, siguiendo el edicto mismo, que mismo, el título divino en el v. 3, «el
Ciro se reconociera muy en deuda con SEÑOR, el Dios de Israel», se inscribe
el dios hebreo: «Todos los reinos de la en la teología bíblica de la alianza,
tierra, el SEÑOR, el Dios de los cielos, estableciendo también un estrecho
me los ha dado, y me ha encargado, él vínculo entre Dios y su Templo.
mis mo, construirle una Casa en También resulta sospechosa la orden
Jerusalén, que está en Judá». En de retorno que pone en escena a los
deportados: «Quien
8
entre vosotros es de todo su pueblo, Jerusalén, algo que, sin duda alguna,
que su Dios esté con él, y que él suba nunca habría admitido un rey persa.
[…] y que él construya». Singulariza a Más fundamental aún es que hace del
los judeos como un pueblo pertenecien retorno la obra de todos, legitimando
te a la divinidad que reina en así a los repatriados como la parte
verdadera que pertenece a Dios — cuestión para analizar un último
algo que re fuerza más la lista que paralelo en la alusión final a los
sigue en el cap. 2—. regalos recibidos «plata, oro,
hacienda, gana do», que evoca Ex
Así pues, el retorno se perfila a imagen
11,2 (mientras que el cumplimiento de
del éxodo, como lo confirma, el uso
la acción en Esd 1,6 remite a Ex
del verbo «subir». La alusión es
12,35). De nuevo, el redactor
totalmente directa en el inciso «en
establece una equivalencia entre el fin
todos los luga res donde él resida»,
del exi lio y la salida de Egipto, aunque
que evoca el nombre que Moisés
añade un hecho impor tante, puesto
pone a su primer hijo, «Gersón, pues
que en Egipto despojaron a los
dijo, he sido un residente [hebreo: ger]
egipcios (Ex 12,36), mientras que el
en una tierra extranjera» (Ex 2,22).
don es ahora voluntario. Y lejos de la
Este mismo verbo gûr, ‘residir’, es el
figura hostil del faraón, se describe al
que se usa para designar la estancia
rey persa Ciro positivamente (Esd
de los hebreos en Egipto, una tierra
1,7).
extranjera (Ex 23,9; Dt 26,5; Is 52,4).
Como muestran estos datos, el edicto ¿Qué concluimos finalmente? El
de los vv. 2-4 no podría emanar de la carácter positivo da do a la figura de
cancillería persa. Tampoco pode mos Ciro lo erige en modelo de los reyes
ver en él un texto «oficial» redactado del futuro, al mismo tiempo que se
por un judeo —habría sido censurado convierte en el contratipo del rey
—. Se trata más bien de una relectura babilónico Nabucodonosor. Si este
teológica de un fenómeno cierto de aparece en la historia como el
retorno a la tierra ancestral, pero sin destructor de Jerusa lén y de su
necesidad para ello de una Templo, Ciro es su restaurador, y es a
aprobación real. Siempre y cuando él a quien se refiere Darío para
estuvieran someti dos a la autoridad permitir la reanudación de los
persa, que reinaba desde Irán hasta trabajos, largamente interrumpidos,
las puertas de Egipto, eran posibles los para re construir el Templo (Esd 6,1-
movimientos de población. Así pues, 12). La visión subyacen te no está
de la experiencia dolorosa del exilio lejos de los oráculos del Segundo
unida a la alegría de un retorno posible Isaías, que hacen de la llegada de
nace la visión teológica de un nuevo Ciro al poder el instru mento de la
éxodo, a menos que pue da justicia divina (Is 42,25) y del rey
considerarse lo contrario. Pero mismo un mesías (Is 45,1-6); unos
dejemos abierta la oráculos que procede fe char a
comienzos del período persa. puesto que, a pe sar de lo enunciando
en Esd 2,1, «Estos son los hijos de la
provincia que han regresado de la
La caravana del retorno
cautividad, de la deportación —
aquellos que Nabucodonosor, rey de
De hecho, el plural se impone aquí,
9
Enguedí
o
e
u
a
A
t
M
NÓ
nas. Se busca con ello el efecto de vv. 2-19, catorce son mencionadas
masa y de unanimi dad antes de
entre los firmantes de compromisos
comenzar la rehabilitación del altar en
comunitarios asumidos en Neh 10,
el cap. 3. Veremos que las cifras
once son mencionadas en la caravana
serán más realistas en Esd 8, al no
de Esd 8, y seis en la lista de las
exceder de un total global —ya
personas que habían contraído un
enorme— de 5000 personas, es decir,
matrimonio mixto (Esd 10). La
diez veces menos.
mayoría tienen nombres yahvistas
El detalle de la lista muestra (Nehemías, Serayas, etc.), pero
igualmente su carácter compuesto, es ciertos nombres suenan extran
decir, la fusión de materiales de pro jeros (Elam, Azgad, Bigvay, Ater), lo
cedencias diversas. Entre las que deja entre ver una población
diecisiete fratrías enu meradas en los mucho más mestiza de lo que da a
entender el relato de Esdras.
10
Los nombres de veintidós localidades Neh 12,25-35 se corres ponde con las
dados en los vv. 20-25 diseñan un antiguas fronteras del reino de Judá
territorio bastante exiguo, limi tando al en tiempos de Josías.
norte con Ay y Betel (v. 28), al este con
Jeri có (v. 34), al sur con Belén y Obedeciendo a otros principios, los vv.
Netofá (vv. 21-22), y al oeste con Lod 36-39 men cionan las cuatro grandes
y Onó (v. 33); nótese la ausencia de familias sacerdotales, tres de las
Jerusalén. Esta área geográfica cuales (Yedaías, Imer y Pasjur)
corresponde, sin du da, a la realidad aparecen tam bién en tres las
territorial de Judá durante la época repatriadas en 1 Cr 9,10-13. A la ca
persa, excluyendo el Négueb, siempre beza se encuentra la casa de Josué, el
ocupado por los edomitas (Jr 13,19), sumo sacerdo te testigo de la
que escapa a la esfera de in fluencia reconstrucción del Templo. Notemos,
judea (véase mapa, p. 10). Por por otra parte, que solo las dos
comparación, la lista territorial dada en primeras familias mencionadas eran
conocidas antes del exilio y que esta descendientes de extranjeros, como
división por «familias» parece más atestigua el gran número de nombres
antigua que la organización en no israelitas y el vínculo establecido en
veinticuatro clases que preva lecerá los vv. 55-57 con los «servidores de
posteriormente (según 1 Cr 24 y el Salomón», restos de poblaciones
historiador judío Flavio Josefo). Este cananeas no asimiladas y condenadas
dato, unido a otros indicios, es, sin a trabajos forzados (1 Re 9,20-21).
duda, la prueba de una cierta
Hemos dicho anteriormente que, en
antigüedad de la lista, aun cuando
nuestra opinión, la adición de los vv.
denota evoluciones con respecto al
59-63, en los que se específica que
período precedente al exilio. En este
«aquellos han subido […] y sobre los
punto es intere sante ver que la lista
que no se ha po dido conocer si su
demuestra, de este modo, un
casa paterna y su estirpe eran de
arcaísmo en su descripción de los
origen israelita», era el elemento más
levitas, cantores y porteros (vv. 40-
revelador de la lista: la inquietud
42): en contra de lo que aparece en
genealógica se inscribe en adelante
1 Cr 23–26, estas tres funciones son
en la preocupación legitimadora de
distintas de to do oficio sacerdotal; y
organizar el vín culo comunitario. Más
posteriormente los cantores y los
allá de la ruptura del exilio y del riesgo
porteros serán contados entre los
de asimilación en un imperio
levitas (Neh 11,15-19; véase también
multiétnico, la comunidad de
1 Cr 9,33; 2 Cr 5,12; etc.).
repatriados reafirma así su carácter
En la escala más baja de esta fuertemente identitario antes de
jerarquía social los vv. 43- definirse como una «comunidad
54 mencionan a los «donados» cultual» (v. 64) separada de todo ele
(netimîm), en re ferencia al estatus mento heterogéneo. Por consiguiente,
otrora otorgado por Josué a los esta lista del retorno —al igual que «el
gabaonitas (Jos 9,27); a estos se inventario de los objetos de culto» del
añaden los prisione ros de guerra (Esd capítulo precedente— define los contor
8,20; Nm 31,28). De hecho, este nos de los que son aptos para
grupo parece estar compuesto por los reconstruir el Templo.
11
Reconstrucción del altar y da la imagen de una cierta unanimidad
oposiciones en la reconstrucción del altar: bajo la
dirección del sumo sacerdote Josué y
Desde el v. 1, el capítulo 3 de Esdras de Zo robabel, último heredero de la
Casa de David, el pue blo se congrega libro reduzca su función a
al unísono para reconstruir el altar una sola acción (1,11) y omita su
destruido durante el saqueo de nombre en la lista de los dirigentes del
Jerusalén en el 586 a.C. Esta retorno (2,2), Sesbasar debió de tener
presentación no está exenta de un papel nada irrelevante en los inicios
problemas. A la luz de Jr 41,4-5 y del de la restauración judea. Pero este
libro de las Lamentaciones, puede relativo silencio se de
dudarse que el culto hubiera cesado be al hecho de que la redacción final
durante el exilio. Además, el oráculo ha construido los acontecimientos en
más realista de Ag 1, que muestra a torno a dos dúos principales: el
los judeos más preocupados de sus sacerdote (Josué, después Esdras) y
problemas inmediatos que del Templo el gobernante (Zorobabel, después
en ruinas, in vita a rechazar esa Nehemías); en esta estructura de
imagen. De nuevo encontramos aquí conjunto no había lugar para
una transferencia de la temática central Sesbasar.
del li bro, según la cual los repatriados
del exilio son los verdaderos Por consiguiente, la información del v.
herederos del Templo. En este sentido 3, según la cual los repatriados se
apunta el hecho precisado en el v. 3, a enfrentan a la hostilidad «de los
saber, que el altar es restaurado en el pueblos del país», adquiere todo su
lugar exacto de su destruc ción. Como sentido. Se gún la imagen insinuada
la restitución de los objetos de culto aquí, la expresión remite a las
(1,7- 11), este aspecto establece una poblaciones heterogéneas —de ahí
continuidad entre los judeos que sea reto mada en Esd 9,1.2.11 y
deportados y los repatriados del exilio. Neh 10,29 en el marco de la ruptura
de los matrimonios mixtos—; sin
El relato mismo está lejos de ser claro; embargo, se habla más habitualmente
dos aconteci mientos distintos en el de «pueblos que habi tan en el país»
tiempo parecen colisionar: la (así en Esd 10,2.11 y en Neh
restauración del altar (vv. 1-6) seguida 10,31.32). El relato los asimila con las
de la recons trucción del santuario (vv. poblaciones extranjeras deportadas a
7-11). Si puede atribuirse la segunda a Judá por los soberanos asirios, califi
Josué y a Zorobabel (entre el 520 y el cándolos de «enemigos de Judá y de
515 a.C.) a la luz de Esd 5,13-16, la Benjamín» (4,1- 2). Si la expresión es
paternidad de la primera procede, sin muy imprecisa, crea, no obstan te, una
duda, de Sesbasar, ese persona je tensión entre estos autóctonos
oscuro de los primeros retornados extranjeros del país y «los hijos de la
(después del 539 a.C.). Aun cuando el
deportación», es decir, los repatriados 17,23-41, que descalifica el origen de
dirigidos por Josué y Zorobabel. Esd 4 los samaritanos (17,19)—.
permite precisar ciertas informaciones:
se trata de gente establecida allí De hecho, los anales de los
«desde el tiempo de Asaradón» —lo soberanos asirios confir man esos
que evoca el relato polémico de 2 Re desplazamientos de poblaciones en
los te
12
rritorios conquistados, pero el sentido.
comentario tiende sobre todo a
contraponer la posición de los repatria El texto dramatiza esta realidad,
dos frente a quienes habitan el país. evocando un pro longado conflicto que
La imagen construida por estos termina con una interrupción de los
diferentes textos es la de una tierra trabajos «hasta el segundo año del
judea vacía de sus habitantes reinado de Darío, rey de Persia»
auténticos y re poblada con paganos. (4,24), en algún momento entre el
Pero esto no responde a nin guna 537 y el 520 a.C. En realidad, existían
realidad histórica: solo fue deportada otros factores que explican las
la élite (había que mantener la dificultades para la reconstrucción del
presencia de una población humilde Templo, algunos de tipo económico
para que siguiera cultivando la tierra: (Ag 1,5-11: 2,16-19; Zac 8,10), otros
Jr 39,10; 52,16). También el discurso debidos a disensiones inter nas (Is
pronunciado por los jefes de los 58,4), e incluso tal vez la presencia de
repatriados en 4,3, construido sobre la movi mientos hostiles a esta obra (Is
oposi ción «a nosotros solos, pero no a 66,1-2). La recons trucción de los
vosotros», mani fiesta una visión hechos en Esdras enmascara estos
puramente teológica, centrada en una diversos factores a favor de una
definición estricta de la identidad judía. imagen altamente apologética. La
Queda por identificar a estos «pueblos inserción en este contexto de un pri
que habitan el país», a los que se mer documento escrito en arameo
dirige. Sin duda, más que referirse a (4,8-23), bajo la forma de un
los extranjeros en el país, apunta a los intercambio epistolar entre las autori
judeos no depor tados que se dades locales y los reyes persas, pone
mostraban reacios a las de relieve este mismo proceso de
reivindicaciones de los antiguos reconstrucción. Una lectura aten ta
propietarios para que les devolvieran muestra, sin embargo, que estas
sus tierras; algunos oráculos proféticos cartas se inscri ben en tiempos más
(Ez 11,14-21; 33,23-29) van en este tardíos, los reinados de Jerjes (486-
465 a.C.), y, posteriormente, de en hebreo tardío. Sin embargo, contiene la
Artajerjes (464- 425 a.C.), y su inserción de un largo documento escrito en
arameo (Esd 4,8–6,18), compues to,
temática no es tanto la reconstrucción esencialmente, de intercambios epistolares
del Templo cuanto los riesgos entre las autoridades locales y el poder
inherentes a la recons trucción de las central: carta de Rejún al rey Artajerjes
murallas de Jerusalén por una pobla (4,8-16), con la respuesta del rey (4,17-
ción a menudo rebelde. Se nos remite 22); carta de Tatenay al rey Darío (5,6-17).
Asimismo, el memorándum de Ciro está
así a los tiem pos de Nehemías, aun redactado en arameo (6,3-5) como también
cuando 4,24 quiere reconectar con el la respuesta de Darío a Tatenay autori
contexto concluyendo: «Entonces, se zando la reanudación de los trabajos (6,6-12).
detuvo el trabajo de la Casa de Dios El arameo se sigue usando en el relato de
en Jerusalén». la reconstrucción del Templo, en 6,13-18,
mientras el hebreo lo sustituye con la
celebración de la Pascua (6,19). Finalmente,
Las lenguas en el libro de un último escrito en arameo es el decreto
real de Artajerjes que Esdras lleva a
Esdras Jerusalén en el que el rey hace de la ley
El libro de Esdras está escrito, en general, divina una ley del imperio (7,12-16).
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