Cristo Viene
Cristo Viene
Cristo Viene
Mateo 24:36–42
36Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos,
sino sólo mi Padre.
37Mas como en los días de Noé, j así será la venida del Hijo del
Hombre.
38Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y
bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé
entró en el arca,
39y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a
todos,k así será también la venida del Hijo del Hombre. 40Entonces
estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado.
41Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada,
y la otra será dejada.
42Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro
Señor.
Mateo 24:36-42 nos dice que el Hijo de Dios vendrá nuevamente, y nadie sabe
el día ni la hora. Sin embargo, las personas inconversas (y los falsos
creyentes, es decir cristianos solo de nombre) viven diferente a los
verdaderos cristianos. El cristiano vela, se prepara, se santifica y vive en el
Espíritu. El inconverso ignora totalmente la inminencia de su venida.
No debemos olvidar esta verdad: Este mundo terminará, el Señor vendrá y
pasaremos una eternidad, con o sin Dios; dependiendo
de si creímos o no en Jesucristo.
Con esta enseñanza, Jesús tiene un gran propósito: animar a los discípulos a
que velen y se preparen, para recibir al Señor. Que vivan esperanzados y
preparados para encontrarse con Jesús. Para esto, les enseña acerca de las
señales del fin: (favor leer Mateo 24:3-24)
Mateo 24:3–24
Señales antes del fin
(Mr. 13.3–23; Lc. 21.7–24)
3Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le
acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué
señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? 4Respondiendo Jesús, les
dijo: Mirad que nadie os engañe. 5Porque vendrán muchos en mi
nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. 6Y oiréis de
guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es
necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. 7Porque se
levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y
hambres, y terremotos en diferentes lugares. 8Y todo esto será
principio de dolores.
9Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis
aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. a 10Muchos
tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se
aborrecerán. 11Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a
muchos; 12y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se
enfriará. 13Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. b 14Y será
predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a
todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
15Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación
desoladora de que habló el profeta Daniel c (el que lee,
entienda), 16entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. 17El
que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; 18y el
que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. d 19Mas ¡ay de
las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! 20Orad,
pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de
reposo;* 21porque habrá gran tribulación,e cual no la ha habido desde
el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. 22Y si aquellos días no
fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos,
aquellos días serán acortados. 23Entonces, si alguno os dijere: Mirad,
aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. 24Porque se
levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y
prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los
escogidos
Mateo 24:44–47
44Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del
Hombre vendrá a la hora que no pensáis.l
45¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre
su casa para que les dé el alimento a tiempo? 46Bienaventurado aquel
siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. 47De cierto
os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.
El falso creyente en el fondo no cree que el Señor vendrá; por eso descuida
su obediencia a la Palabra, y comienza a vivir igual que el mundo. Pero el
creyente no debe ser así, sino que debe “ocuparse en su salvación con
temor y temblor”, perseverando hasta el final en la lucha contra la carne y el
mundo.
El Señor narra una parábola de las diez vírgenes, que esperaban al esposo
para entrar con él en su boda. De las diez, 5 eran prudentes (verdaderas
creyentes) y 5 eran insensatas (falsas cristianas). Lo sabemos porque las 5
prudentes tenían el suministro inagotable del Espíritu. Las otras no tenían
suficiente aceite, simbolizando que no tenían al Espíritu, y “si alguno no
tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él.” Recordemos que “los que son hijos
de Dios, son guiados por el Espíritu”.
¡Jesús dice que solo las 5 prudentes entraron con el novio! Las otras fueron
dejadas fuera, por no velar. Lo que esto significa es que el verdadero
creyente procurará más y más ser lleno del Espíritu y de la Palabra, para
perseverar en las tribulaciones, y esperar así a su Señor hasta el final.
Isaías 55:6-8
Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está
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cercano.