El Protestantismo y La Franc Masonería
El Protestantismo y La Franc Masonería
El Protestantismo y La Franc Masonería
y la
\'í
MÉXICO: 1370.
8S. GG.
335735
PROLOGO*
En nuestros dias, en los que vemos á la
sociedad sumirse vergonzosamente en un
abismo de errores teórico-práctico* en ma
terias religiosas; que se abrazan unas ideas
que & fuer de avanzadas, nos conducen al
verdadero letroeeso; que se habla de religion
exivado» muchas veces por bastardas pasio-
nes, ó por crasos errores; que se burla de lo
mas sagrado y se le compara con avilantez
inaudita con lo profano; que se considera á
la religion segun las miserables luces de la
razon humana; que se aprueba ó rechaza lo
que piden lo que se llaman ideas de nuestro
siglo, que con tanto empeño se quiere hacer
protestante; y que con el grito de adelanto y
progreso, se intenta arrebatarnos la fe cató
lisa y hacernos racionalistas y materialis
tas: «a nuestros malhadados dias, repetimos
ni.
debe el «acordote poner un dique á ese tor
rente debastador, y puede hacerlo admira
blemente, mediante los recursos que pone
en sus manos la ciencia eclesiástica. Noso
tros liemos deseado iniciarlo por medio del
presente diálogo entre un sacerdote católi
co romano, un católico á la moderna, y un
ministro protestante, en el que demostra
mos lo que es el protestantismo, lo que es
la Iglesia Católica Romana, la falsedad y
tiranía de la Fpanc-masonería, y la divini
dad de Nuestro Señor Jesucristo.
E¿ AUTOR.
CAPITULO I.
Falsedad del protestantismo en sí mismo
y en sus obras.
3. — INDULGENCIAS.
3.—CARÁCTER DE LTJTERO.
5. —LA INQUISICION.
8 — SOpuE GALILEO.
1. —EXISTENCIA DE LA VERDADERA
IGLESIA.
Sac. "Vamos por partes, señor católico y
atendiendo bien vd. y el señor ministro, de
mostraré la existencia de una iglesia ó re
ligion verdadera, y que esta es la Católica
Romana; y por lo tanto, que no es lo mismo
profesar una religion ó profesar otra; sino
que es de necesidad profesar la verdadera
para salvarse. ¿Jesucristo prometio fundar
una Iglesia, señor ministro?
Min. Sí, señor, pues nos dice por San
Mateo, ltí. 18. Yo edificaré mi Iglesia.
Sac. Estas palabras, dichas absolutamen
te por Jesucristo debieron cumplirse, porque
nadie puede oponerse á la voluntad absolu
ta de Dios. Por esto, como nos dice la Es
critura, de hecho la edificó sobre la piedra
de Pedro, y señaló la víctima, el altar, el
sacerdocio y todo lo necesario para que hu
biese verdadera Iglesia, y como de una co
sa hecha, y que tuvo el mas esapto cumpli
miento nos hablaron los santos Apostole»
65
al decirnos Creo en la Santa Iglesia Cató
lica. ¿Puede decir algo señor ministro sobre
esta demostracion?
Min. No señor padre: y creo además que
Jesucristo fundó su Iglesia porque El mis
mo así lo dijo, y lo hizo.
Oat. 'Tamoieu lo creo yo; pero mi dificul
tad estriva en conocer la Iglesia verdadera,
porque la Ca.tólica tiene tantos abusos, que
no puede serlo; no, es imposible que la Igle
sia Católica sea la verdadera.
Sac. Vamos por partes, señores, y Dios
mediante, daremos solucion cumplida á to
dos sus argumento-; ya que la verdadera
religion, fundada por Jesucristo ha de te^
ner sii cuna, en su fundador,, y ha de durar
mientras dure el género humano. E ta es
mi demostracion. Aquella religion es la ver
dadera Iglesia de Cristo, que cuenta mas de
IB36 años d<3 establecida, y que desde su
establecimiento lia subsistido siempre. Na
da mas cierto que debe contar al menos 1836
años de existencia, porque hace todo este
tiempo que Jesucristo, su fundador, subio á
los cielos; y nada mas cierto que ha de sub
sistir siempre, porque así nos lo prometio
El mismo por San Mateo, al decir: Las
puertas del infierno no prevalecerán contra
mi Iglesia. Mat. 16 18. Yo estare con va-
'
68
sotros hasta lo consumacion de los siglos;
Mat. 28 20. Ahora bien, ¿cuál es la Iglesia
que tiene estas dos condiciones; ó lo que es
lo mismo, la Iglesia fundada por Jesucristo,
que es y ha de ser la Iglesia verdadera? Es
la Iglesia Católica Romana, y solo la Igle
sia Católica Romana.
VERDADERA.
3 .EL PROTESTANTISMO NI ES NI
PUEDE SER. LA REFORMA DE LA
IGLESIA CATÓLICA.
Min. Convengo en lo que acaba de expo
ner; pero nosotros decimos que laT iglesia,
tiene necesidad de reforma, y que el protes
tantismo es la reforma de la Iglesia cató
lica. , ,
Sac. El protestantismo no es 4a reforma
de la Iglesia católica, ni lo ha sido nunca
ni jamás podrá serlo; porque la Iglesia ca
tólica resplandece con tanta luz, que no pue
de menos que ser conocida como per la
fuente de la luz de toda verdad, mientras
que el protestantismo trae consigo el mayor
námero de errores que pueden imaginarse:
etta tiens todo el conjunto de unidad per-
fectísimaque le dio su fundador; mssél
apenas nacido se dividio en nuevas sec
tas y todos los dias se subdivide mas: aque
lla tiene por fundador al mismo Dios hecho
hombre, mientras que aquel trae <u origen
de los hombres mas escandalosos y malva
dos de sobre la tierra; esta tiene la perfecta
santidad y los dones estraordinanos de los
milagros, y las gracias sobrenaturales que
la distinguen, al paso que éste -sla sin mi
lagros qre confirmen su doctrina, y sin las
gracias gráiis dadas que la ilustre»; esa ha
visto ci-er á sus p éá una ira< otra todas las
heregí s quese h n lev, ntado contra ella;
y ese á trueque de contervar el número de
sus secuaces, permite que cada uno piense
como quisiere: y la Iglesia en fin, no obstante
de hallarse combatida por todos los poderes
de la tierra, tantas persecuciones no han
logrado jesterminarla, mientras que el pro
testantismo que engrosó sus filas derraman
do sangre y cansando todos los estragos, des
aparecerá muy pronto como á los ciernas
nectarios. Tal es el protestantismo, lo con
trario de la Iglesia católiea: y habrá todavía
quien diga que es su reforma? Ah! jamás,
jamás: porque la Iglesia es como el sol de
medio dia, y el protestantismo como las ne
gras tinieblas de la noche. Y habrá todavía
quien afirme que el protestantismo es la re
forma de la Iglesia católica? ¿Quieren vdes.
convencerse mas y mas que 1 1 reforma pro
testante es todo lo malo, y que nada tiene .
de bueno? Aprendedlo del mismo Lutero,
el cu;il dijo así: Desde que liemos predicado
nuestra doctrina, el mundo se hace coda
dia mas malo, mas implo y mas descara
do. Los diablos se precipitan en legiones
sobre los hombres, los cuales a la luz del
73
evangelio Son mas ambiciosos, mas impádi
cos, y mas detestables de lo que eran en
otros tiempos bajo el papado. En nobles y
'plebeyos, grandes y rusticos, iw se encuen
tra sino avaricia, intemperancia, crápula,
desórdenes vergonzosos y pasiones abomi
nables.
Min. Pero señor ¿cómo puede ser esto?
yo siempre habia creido que el protestan
tismo era la reforma de la Iglesia romana.
Cat. Así lo he creido yo tambien, y así
lo he ojdo repetir á personas muy respeta
bles.
Sac. A psrsonas muy respetables por su
falla de catolicidad bien puede ser; pero ár
yersojias respetables por su santidad é
instruccion religiosa, esto jamás se ha oido
decir ni á una sola. Por consiguiente, la
creencia de vd. sobro este punto es falta,
porque nada mas fai o señor ministro, que
presentar el protestantismo como la reforma
de la iglesia católica. Es difícil señores
contar las arenas de las mares, de los ríos
y de las fuentes; mas difícil todavía redu
cir á guarismos las hojas de los árboles, de
los arbustos y de las plantas; y sumamente
mas difícil señalar el numero fijo de las es
trellas: pero todavía es mas difícil que el
protestantismo pueda ser la reforma de la
6
74
igleBia católica. Reforma?!! palabra la mas
cacareada de los protestantes, y tambien la
mas peormente aplicada, y. la mas necia
mente entendida.
4. ELPR.0TESTANTISM0 ES
UNA VIL SECTA.
Min. Pues ojalá señor padre que vd. nos
lo demuestre, -porque si el protestantismo no
es la iglesia de Cristo, ni es la reforma de
la Iglesia católica, se sigue entonces con
toda certidumbre, que no es otra cosa que
una vil secta y en este caso que ningun pro
testante puede salvarse.
Cat. Pero la dificultad está en probarlo,
porque los errores de la Iglesia católica son
muchos, y muy graves y gravísimos como
he leido en algunos autores.
Sac. A esto ultimo respondo que ó estos
errores son esenciales ó no; si lo son el pro
testantismo ya no es iglesia de Cristo y
solo es la triste reforma de una iglesia falsa;
y si los errores no son esenciales, en este
caso ella sola, y solo ella es la verdadera
iglesia de Cristo porque el -protestantismo al
separarse hizo una accion tan indigna co
mo crimifial, porque tuvo la avilantez de
75
hacer lo que prohibe el apóstol 8an Pablo
al decir que nadie formas» cismas.
Por otra parte eL protestantismo no pue
de ser la Iglesia de Cristo ó la reforma de
la Iglesia verdadera, como las tinieblas no
pueden ser la reforma de la luz, porque es
y no es otra cosa que una vil secta:
Cat: Pues entonces ¿quién es la reforma
de la Iglesia católica.
La Iglesia romana señor católico, la Iglesia
romana señor ministro, y no mas que la
Iglesia romana; porque ella es la que se ha
reformado asimisma, como consecuente en
obrar siempre conforme con la doctrina de
sn divino fundador. En electo, Bossuet nos
ha dicho con toda verdad, que en los
tiempos de Lutero, pacíficos y verdaderos
hijos de \a Iglesia deploraban sus males sin
acrimonia: proponian con respeto su refor
ma, cuya demora la gemían con humildad,
7Jejosde quererla procurar por medio de la
violencia, miraban por el contrario á esta
como el mayor de todos los males En me
dio de los abusos admiraban la Divina Pro
videncia, que sabia segun sus promesas con
servar la fé de la Iglesia, y si parecía que,
se les negaba la reforma de las costumbres,
sin exasperacion ni acritud se juzgaban
bastante felices a.1 yer que nadie les impe-
76
dia realizarlas en sí mismos. Estos eran los
valuartes de la Iglesia cuya fé no podia ha
cer vacilar uinguna tentacion, ni arrebatar
les la unidad. Leon X, á ejemplo de sus
gloriosos predecesores Gregorio, Leon el
grande, Silvestre y Julio II y Alejandro
III por medio de un concilio celebrado en el
granBacilicade Letranen Roma, emprende
la verdadera reforma, mandando 1. c 'Que
en lo sucesivo solo sean elevados al sacer
docio hombres de edad madura, de costum
bres ejemplares y que hubiesen estudiado
largo tiempo en los bancos de las escuelas.
2.° Q,tie la teología que es la reina de las
ciencias era preciso que volviese á florecer
y que en lo sucesivo, el que quisiera dedi-
carreal servicio de los altares debería cono
cer los Santos Padres y lo¿ cánones: 3. °
due para ser recibido á los sagrados órde
nes no bastaría la ciencia, sino que á ella
debia añadirse Inconducta ejemplar; de stter
te que una vez recibido del ministerio sagra
do viva ei sacerdote no solo >in hacer mal,
sino que aun se le juzgue incapaz de poder
lo cometer; viva casto y piadoso, y sea como
una lámpara encendida ante los hombres y
que honre á Dios con sus obras. 4. ° Quie
re que la habitacion del cardenal, sea una
especie de puerto para todas las familas,
77
honradas, para todos los hombres doctos y
para todo sujeto de buena conducta. 5. °
Q,ue la mesa de un prelado sea sencilla, fru
gal y modesta, y que en su casa no reine el
lujo ni la avaricia; que sus criados sean po
cos; vigilados, y recompensados segun su
buena conducta; que los sacerdotes que ha
ya á su servicio los concideren como hués^
pedes dignos de toda consideracion; que re
huse ser abogado de aquellos que soliciten
puestos y honores y como el defensor nato
de la causa del pobre y del huérfano; y si tie
ne padres necesitados los socorra segun su
justicia,
Es preciso
pero nunca
leer cada
á espensas
renglondéla
de este
Iglesia,
de
3.—abitsos'del papado y su
infal»bilidad.
CAPITULO IV.
1.—LIBERTA» DE CU1T«S.
)
159
en trapipas del demonio; pero los católicos
le sabemos en fuerza de la tradicion, de los
concilios y del Papa que así lo han defini
do. Pues porqué enseñarán la Biblia? por
qué procuran estenderla? ¡Oh refinada ma
licia ¡oh completa ignorancia! Hasta cuando
oh protestante seguirás la senda de las ti-
nieblas? cuándo conocerás lo horrible de
la cuenta que tendrás que dar á Nuestro
Señor? Y como te atreviste á asentar tu in
munda planta en México, en la priviligia-
da México, cuyas antiguas glorias la decía--
ra la nacion de María? Feliz el dia en el
cual todos sus hijos estarán tan bien unidos
con su Dios y señor, que barrerán de su se
no la inmundicia de las doctriuas anticató
licas. 1
Min. Como en cada momento se en
cuentran en mí los justos deseos de hacer-
mecatólico, y adjurar para siempre la ma
léfica doctrina del protestantismo, desearía
otras pruebas que me demostraran mejor
que el católico tiene verdaderamente la Bi
blia.
Caí. Me parece que ya nos ha probado
con toda claridad, porque en sustancia nos
¿a hecho el siguiente argumento. La Biblia
«• el libro mas antiguo de cuantos se co
nocen, cuyas originales se han perdido y
160
cuya garantía de que el libro que los ca
tólicos llaman Biblia, lo es verdaderamente
en todas sus partes consta tan solo por la
tradicion declarada como cierta y legíti
ma, y pur la autoridad de la Iglesia; mas
como no hay otro medio para conocer la
autenticidad de la Biblia, que la tradicion
y la autoridad de ia Iglesia, y los protestan
tes no lo admiten; claro está que tomando
la Biblia no les consta que lo es en realidad,
y mucho menos les consta cada una de sus
partea. De ahí la tontería inmedible de un
ministro protestante cu <ndo se sirve de la
Biblia: y de ahí la mala fé de aquellos qué
conociendo el estado de la cuestion, no obs
tante por miras particulares signen con su
tráfico tan crimina! como escandaloso. Ape^
Bar de lo dicho, deseo señor padre que des
cubra un poco mejor como la Iglesia católi
ca siempre ha tenido por divinos los libros
que componen la Biblia,. con lo cual quedarí
mas y mas asegurada la conversion de nues
tro señor ministro.
Sac. En gracia de un fin tan noble leñor
católico voy á hacer lo que me insinua.
Así como los protestantes desde el origen
de la reforma comenzaron á dudar de los li
bros que componen la Biblia, y & rechazarlos
mas o menos segun convenia á los nuevos
161
lectarios, hasta que hoy dia, ya muchos la
consideran como una fábula; asi los católicos
desde el principio consideraron la Biblia co
mo una cosa divina en todas eus partes; y to
dos los libros que 1 a componen, los considera
ron como divinamente inspirados: de mane
ra que cuanto ellos contienen al menos en
la esencia de la cosa y en sus sentencias,
confesamos que fueron movidos sus auto
res por Dios, y fueron ademas ayudados
y socorridos con una asistencia positiva,
para que tuese verdadera palabra de Dios
y de ningun modo palabra Je los hombres.
El católico considera á la Biblia como pa
labra de Dios, porque sabe por el testimo
nio de San Pedro que sus autores escrw
bieron inspirados por el Espíritu Santo, y
sabe por el apóstol San Pablo que ella es
divinamente inspirada. Ademas, el santo
Concilio de Trento dirigido por el Espíritu
Santo deñnio: que el mismo Dios era el au
tor del antiguo y nuevo testamento. El
obispo que se consagra al hacer la profesion
do fé; afirma que Dios el Señor. Omnipoten
te es el autor del antiguo y nnevo testa-
mento, es decir de todos los libros de la BU
bita. San Agustín llama á las escrituras
sagradas divinas: el Tercer concilio de Car
ago las llamó divinas: Clemente romano,
"182
Í>apa en su célebre epístola las llama oréen
os del Espíritu Santo. Orígenes afirma.
que el Espíritu Santo nos ka hdbladoimj)or
medio de las escrituras. San Juan Criaos-
tomo, que ellas corno inspiradas por el Es-
?íritu Santo contienen el mayor tesoro:
'eodoreto llama á los sagrados escritores
plumas del Espíritu Santo. San Gregorio
las apellida una carta que el Dios Omni
potente envia a su a-iatura . . . ..pero para
qué cansarnos si toda la tradicion y todos
los santos padree son un público testimonio
que nos demuestra que las escrituras son
divinamente inspiradas; así como la histo
ria del Protestantismo nos publica que con
sideran á las escrituras como un libro cual
quiera, como una fábula, como un conjunto
de engaños. Dios mio, Dios mio, qué fero
cidad, qué malicia, la de un ministro protes
tante, que siendo conocedor de estos argu
mentos toma en sus manos la Biblia/ manos
sacrilegas que trasforman la palabra de Dios
en dichos de Satanás. Dios mio, Dios mio,
qué cuenta tan horrible tendrá que dar en tu
divino tribuual un ministro protestante! Oja
lá que meditara nuestros argumentos! tal vez
los comprenderia: quizas una gracia pode
rosa volaría en su auxilio. Oh cuanto de
seamos su, conversion!
163
«%*—LOS PROTESTANTES NO PUEDEN
ADMITIR LA TRADUCCION DE LA BIBLIA.
Caí. Desearía saber de vd. qué juicio se
forma de la propaganda bíblica protestante,
ya que estos señores que se llaman minis
tros Jas expenden en gran námero junta
mente con otra multitud de folletos de dife
rentes especies. /
Sac. Esto nos lo dirá el señor ministro,
así como el estado actual de las sociedades
bíblicas.
Min. .Nada tengo que decir, sino que es
la mayor sin razon, porque si no estamos
seguros do los libros que componen la Biblia
ni menos estamos seguros de que ella es ins
pirada; es evidente que mucho menos lo
estaremos de la traduccion: tan mala causa
tenemos entre manos los ministros protes
tantes! La propaganda bíblica protestante
«efundo en 1S04: en el espacio de treinta y
seis años, es decir, en 1840 tenia distribui
dos 12.000,000 de ejemplares traducidos en
148 idiomas, y aunque es verdad que en
nuestros dias ya ha cesado el furor de dis
tribuir Biblias, ya porque los fieles cató
licos queman cuantas pueden alcanzar, y
aun en esto hacen muy bien, y aun les su
plicamos que quemen ademas todos los fo
164
lletos que pudieren, ya porque muchos otros
las empleau en envolver objetos, ya en su
ma, porque en algunos casos es una ar
ma contra nosotros mismos como me su
cede ahora, pues me han demostrado por
la misma Biblia, qne yo era un falsario y
un solemne embaucador, lo cual me ha
hecho tomar la resolucion de abominar los
errores de mi secta y hacerme católico. Es
ta propaganda eH su origen, naturaleza, ele
mentos y obras es contra el catolicismo;
porque desean los protestantes por medio
de ella arruinar á la Iglesia calólica, y ele
varse sobre sus ruinas. Los frutos de esta
sociedad biblica, y confesando la verdad
como católico, que ya soy, son nada, son de
tanto valor como un cero á la izquierda: y
ningun ministro protestante instruido en su
historia puede decir lo contrario. Cuentan
los misioneros protestantes sus conversiones
por el numero de las biblias y folletos dis
tribuidos; pero es pésima cuenta, pues se
olvidan que á los pocos dias todos sus li
bros están ya quemados: y hay pueblos aun
en la Republica mexicana, quffnan apedrea
do á los ministros protestantes, y han pe
gado fuego á todos sus libros: y estraño có
mo en México ha permitido el pueblo que
•e hubiese establecido una librería proter
165
tante, porque si el pueblo es soberano como
lo es, claro está que la soberanía del pueblo
podia acabaren un solo dia con todos esos li
bros y estoy en la persuacion que no haria
mal, sino un grande bien, ya que las Biblias
protestantes en vez de ser palabra de Dios,
son palabra de Satanás, j sus folletos son
•subversivos, inmorales y escandaloSog.
Sac. Es verdad que^el pueblo mexicano
podría acabar en un solo dia con todos los
libros protestantes, pero nosotros jamás da
remos seméjate consejo porque nuestro mi.
nisterio es de paz: pero tambien nos guarda-
raimos mucho de condenarlo si lo hubiere
hecho, porque nadie está obligado á admitir
en su misma casa una piedra de escándalo
destinada á hacerle perder su fé, y mucho
menos, y mucho menos está obligada la
soberania del pueblo mexicano. En este
caso llenos de afliccion lamentaríamos las
pérdidas, las desgracias, los disgustos y
derxias males causados, como lamentamos
lo que sucedio en Ouxaca cuando entregaron
á las llamas á todos los libros protestantes.
La Sociedad bíblica es mala muy mala, y
como tal ha sido condenada por la Iglesia
muchas veces como una sociedad mala, per
versa, perniciosa y herética; fué cendenada
por los Romanos Pontífices, y en esto se fun-
166
da la obligacion que tienen los fieles de que
mar todos los libros protestantes, no solo las
Biblias sino que tambien todos los folletos.
Cat. Pero señor padre no le parece una
especie de rigor redueir á cenizas tantos
libros.
Sac. No es rigor, sino deber yjusticia: ya
porque el apóstol San Pablo y demas discí
pulos del Señor quemaban los libros malos:
ya porque el clero anglicano representado
por sus órganos los obispos Pretissman y*
Carlisle los condenaron igualmente y prohi
bieron á sus subditos su lectura. El obispo
Marsh en el distrito de Nueva-York las
prohibio en los mismos términos y asi mu
chos otros. Comprende ahora un poco se
ñor católico lo que son los libros protestan
tes? Son tan malos, tan pésimos, tan falsos,
tan erroneos y tan peligrosos que los prin
cipales obispos protestantes han prohibido
sus Biblias y sus folletos. Cuanto mas ten
drán que prohibirlo los Romanos Pontífices?
Cat. Y porque nunca habrán dicho esto
en México los ministros protestantes? Será
su silencio otro- modelo perfecto de su buena
fé? Q,ué modo de engañar tan pórfido! Pe
ro continué vd. señor padre pues me da
mucho coraje solo con pensar en una con-
uucta tan pérfida como infame. Ellos son
16T
verdaderamente tinos embaucadores; y son
ademas la abominacion de la desolacion.
Peto continue vd. señor padre.
S(?c. P*tn concluir la materia solo rc?.m-
dhié, que la Biblia ha sidb e: ta *:>. g¡H'£o
y en hebreo, y como los minisi. .>s protestan-
ta» no poseen «ste idioma, es evidente que
no pueden estar ciertos de su traduccion.
Convengo que muchos protestantes se han
dedicado á traducirla, y aun diré mejor que
* corromperla, porque desde que Lutero
cambiando una sola coma, intentó probar
Suc Jesucristo no habia resucitado, todos sus
ijos se han tomado talesfibertades, que to
dos los errores del protestantismo han que
rido autorizarlos con la Biblia, y han queri
do ademas condenar á los demas sectarios.
Siendo esto así, es cierto que los ministros
protestantes se hacen reos de grandes peca
dos, ya que en vez de dar á sus seguidores
Japalabra de Dios, les propinan atrevidos
la palabra de Satanás. Dichoso católicolá
elle consta la traduccion de la Biblia, y sa
be que es exacta en fuerza de la tradicion,
de los Concilios universales, del juicio de
"ida la Iglesia y del Romano Pontifioe, _
168
''»!
5 SE REFUTA E» FOLLETO TITULADO LO»
LIBROS APÓCRIFOS.
.1
13
186
'-'> «
CAPITULO VI.
Gomo no es lícito & un católico hacerle
franc-mason.
Coi. Padre si vd. me permite le haré una
pregunta, que espero rae contestará categó
ricamente: y lo espero con tanta mas razón
cuanto que acabo de ver lo bien que ha de
mostrado vd. al señor ministro, que por nin
gún título podia servirse de la Biblia: y he
visto con gozo mio que hay sacerdotes que
saben su deber, cuando se trata de obrar en
defensa de la religion verdadera que es una,
Santa, Católica, Apostólica y Romana.
Sac. Es favor que vd. me hace seíior
mio, y que ciertamente no merezco; pue§
196
estoy persuadido, que soy cortísimo en m»-
teria de ciencia, y que la mayor parte délos
sacerdotes no solo habrían ejecutado lo pro
pio, sino que tambien lo habrían hecho con
mas acierto, exactitud, buen modo y elo
cuencia. \
Cat. Como quiera que sea; yo confieso á
vd. que he quedado muy convencido, y es-
Eero tendrá á bien iluminarme en las time-
las de mi ignorancia: en consecuencia, su
plico á vd. ine diga si es lícito ser masonl
ó lo que es lo mismo, afiliarse en alguna d«
las logias de la franc-masoneria.
,
conocer nuestros amigos. Es verdad n„p,i
gunos conceden que Ly entre* o mTsonL
hombres de bien, aunque estraviadS ñero
esmasacertado no concederles ni SS
esos pocos, al menos asi nos lo i
horribles misterios, sus nefandos hechos »
ÍJrdteT10n mas univeis«' «e la Jg,e'6ií
contra todo mason: en suma si alguno '
es lo que decimos, es porque solo ££ ms
son de nombro y no habra obrado todavía
.egun las fatalísimas leyes de la 6rde„ ma.
£* asf ta" P/rfida, tan nefanda, tai ma-
qmavélica es la francmasonería! Añora £
siendo esto así ¿cómo hade ser líe fo 2
mason teniéndose que asociar con seme
lanteg individuos? eme'
Cat. A la verdad, señor Padre, no puedo
convencerme que la minería se S
como vd. d,ce, y como ya se lo sup Im, ¡
deseo las pruebas de su acerto, ya Z?X
ellas á au tiempo en íavor de mis amigos
I
206
son los arbitrios criminales con que la ma
sonería realiza su recluta, y arbitrios que
en su mayor parte nosotros mismos hemos
oido de boca de los masones. A los ya Te-
feridos debe añadirse otro que es de los
mas diabólicos, á saber la corrupcion de cos
tumbres á la ejue procurar sumir todos sus
reclutas. Puede darse conducta tan satáni
ca como infame? Ciertamente que con sola
ella ya puede apreciarse cual conviene lo
que es la orden masónica, y concluir con
oontrado en los registros de la masonería de los
Estados Unidos, mentira y calumnia con que pre
tendían manchar la conducta del Sumo Pontífice y
con la que quisieron alucinar a muchos ignorantes
para hacerlos afiliar en las sociedades secretas.
Los periodicos impíos tan faltos de criterio como
el inventor de semejante nueva, la reprodujeron
con aire de triunfo y la prensa católica se confor
mó por entonces con negar tan ridicula mentira,
reservándose para dar despues las pruebas que no
le hicieron esperar mucho. Un periodico de los
Estados^Unidos publicó una certificacion del se-
cretario"general de las logias que habiendo regis:
trado los archivos de ellas no encontró el nombre
de Juan Jlastai Ferreti, sino uno parecido;pero
que este individuo fue de la Isla de Cuba. Con es
tos documentos incontestables quedaron en su lu
gar' Jas cosas, y los ligeros periodistas que con
tanta-.formalidad creyeron la patraña francesa, han
eehado 'sabre eí tanto ridículo cuanta infamia
quisieron' arrojar al venerable Pontífice Romano.'-
207
toda certidumbre que no 69 licito ser ma
son.
Sobre este punto tan delicado quiero ha
blarle otra vez, sirviéndome de au misma
dignidad, para que aprecie mejor hasta qué
punto es un pecado enorme el hacerse ma
son. De tal suerte no es lícito ser mason, ó
alistarse á algunas de las logias, que el que
lo hace pierde toda autoridad humana, se
contamina con los mayores crímenes que pue
den cometerse, y deja de ser hijo de ia Igle
sia. Tanto no es lícito el ser mason, que el
que se alista pierde toda su dignidad porque
en fuerza del infame juramento la renucia
del todo; y renunciando á su propia voluntad,
renuncia á la primera de sus prerogativas qut
es ser libre, renuncia á su propia inteligencia
Y aun á su corazon, y por no ser llamado es
crupuloso, retrógado y de ánimo pusilámine
«aerifica al respeto humano la paz, los re
mordimientos, su alma, su religion y Dios
mismo. Tanto no es lícito ser mason, que
el desgraciado se hace reo de los mayores
crímenes, no solo cometiéndolos de hecho,
sino con solo estar en la disposicion de co
meterlos: y crímenes como el de homicidio
que es el mas grave y el mas infame, y crí
menes como el del revolucionario, que oca
siona la pérdida de los bienes, de los em
IOS
pleoa, y de los medios de subsistencia, quita
la paz, la salud y aun la vida á innumera
bles, hace que se extienda la irreligion, la
blasfemia, la indiferencia religiosa, Toa nae-
sinatos y toda clase de crueldades. Tanto
no es lícito ser mason, que el infeliz qoe se
recibe deja de ser hijo de la Iglesia, porque
os Santos Pontífices han iulminado contra
las sociedades secretas, y contra ios ma*o<
nes I03 rayos del Vaticano, porque como reoí
de la impiedad mas desenfrenada, intentan
destruir toda religion, todo orden y toda la
ley. Tanto no es lícito ser mason, que no
solo no se contentan con no tributar á Dioa
el honor que le es debido, siuo que niegan
que se le deba dar, y aun trabajan para que
desaparezca de la tierra. Que delito nen-
tralizar la venida de Jesucristo, su pasion y
su muerte/ que delito confirmarse con una
voluntad tan infame por medio de un ju
ramento/ Ah/ nada mas impío, ni perverso,
ni satánico que hacerse masou.
Caí. Ahora comienzo á ver señor padre qoe
vd. tiene razon, pues á mi mismo mehan con-
vidado ala masonería como si olla fuere un
medio poderoso para hacer el bien á la hu- -
manidad, y tambien para salir de mis apuros
que vd. sabe que no son pequeños, y aun para
conseguir un buen empleo que proporcionara
200
i mi y & mí familia, todo lo necesario para
vivir desahogadamente. Pero de lodo esto,
yoiWeaedo concluir cosa alguna en con
tra dé la masonería, á no ser que vd. me
demuestre, que obra ella lo contrario de lo
qne-pnedica y promete y que obra lo que dice
tan santo obispo.
Sae. Voy á probará vd. que de hecho los
infelices masones obran lo contrario de lo
que prometen, y esto por confesion de la
misma franc masonería ya que segun ella
es esencialmente impía, descreida, anticris
tiana y jatea. La razon de esto es, porque
ll Dios que afecta, venerar bajo el nombre
del Grande Arquitécto de todos los mundos,
no es el Dios de los cristianos cuya creen
cia profesamos en el Credo; no es Dios Pa
dre, ni Dios Hijo, ni Dios Espirita Santo,
ni Jesucristo Dios y Hombre verdadero; si
no que es el Dios de los impíos, un Dios
fin religion, un Dios que no existe, y ade
mas ún Dios tan falso que les hace recha
zar la venida da Nuestro Señor Jesucristo.
De ahí es que la franc-masoneria solo habla
de Dios para engañar á sus reclutas, y á los
masones que son todavía medio profanos,
al paso que los masones puros niegan abier
tamente la ezisteucia de Dios. Y no debé
admiran* vd, porque ella profesa el deísmo,
210
el ateísmo y la negacion absoluta de toda
religion, y aun de todo elemento relig»oso.
Ella ya no quiere Dios, ni religion: y sus
escritores mas sabios y respetables, están á
la cabeza del odioso materialismo, ateísmo
é indiferentismo que se nota hace ya algu*
nos años; ella aclama las mas audaces y
anticristianas producciones; ella ha hecho
que en nuestros dias se publicara casi en
todos los idiomas, la obra nefanda é infer
nal de Ernesto Renan, titulada Vida de Je
sus; (2) y una secta masónica que se cono
ce con el nombro de solidarios, se^ compro
meten sus adeptos á vivir sin religion, y á
morir sin el auxilio de los sacerdotes: es de
cir á vivir y morir como brutos. Tales son
las ideas de la franc-masoneria en materia
de religion/ ideas que son altamente impías,
anticristianas y ateas: tan cierto es que una
cosa dicen y otra hacen/ (an cierto es que
por ningun título es lícito ser mason/ Esta
conducta tan infernal nos obliga á. decir que
¡as sociedades masónicas no son hijas de
...i
.,
Í42
En confirmacion de lo cual solo diremos que
en sus logias, están acompañadas al menos
de dos masones, y al preguntarles la edad
que tiene, responden: Tengo la edad, de
agradar y de amar. Por esto y por lo de^
mas que se observa se vé, que la Franr>-
masonería se sirve de ellas para corromper
de una vez á los espíritus y á los corazones
para separarlas mas y mas de la piedad y
de la religion, y para que lleguen á ser poco
a poco mugeres libres, mugeres libre enlu
tas, mugeres eminentemente mundanas y
corrompidas.
Cat. Querrá vd. decir mujeres irreligio
sas, y descreidas, y libertinas, porque seme
jantes polvos naturalmente habían de produ
cir esos lodos. Y es posible que haya mu
geres que desbarren hasta este punto? mu
geres que hechen á un lado su pudor y
expongan su joya mas preciosa7 Ojala que
no hubipre ni una sola! Ojala que volvieran
atras todas las que se han iniciado! Pero
dejando á un lado mis deseos, suplicó á vd.
me'esplique hasta que punto es condenada
la Frahc-masonería, por nuestra Madre la
Iglesia que es Una Santa, Católica, Apostó
lica y Romana.
243
, -ih.'t
4. — SECHÍNDA FALSEDAD-ÜE
NUESTRO DOCTOR Ó LA COMPAÑIA DE JESDS.
6. — CI'ARTA FALSEDAD DE
NUESTRO DOCTOR Ó LA FRANC- MASONERIA
ES ANTICATÓLICA,
-';
279
tras doctrinas entre el clero jóven y en el
fondo de los conventos. Dentro de algunos
años, y como por la fuerza de los aconteci
mientos, este mismo clero ocupará todos los
puestos, y no solo gobernará, administrará,
juzgará y formará el consejo de los sobera
nos, si que tambien será llamado á elegir .el
Pontífice que habrá de reinar, y Pontífice que
como la mayor parte de sus contemporáneos,
estará imbuido en los principios italianos
que estamos poniendo en circulacion. P»ca
lograr este fin, despleguemos al viento to
das nuestras velas.... Ahora bien, e) señor
doctor ¿porqué no dice de una vez lo que es
la franc-raasoría? por qué querer engañará
¿us lectores? ha olvidado que lo peor en que
puede caer un escritor es cuando escribe
falsedades? y qué mayor falsedad que la
estampada por vd. en su fatal respuesta? No
negamos que se concibe que el hombre pue
de nó ser veraz; pero faltar á la verdad con
tanto descaro, faltar á la verdad echan
do por tierra á documentos del todo inne
gables y los mas justificativos, faltar á la
verdad dirigiéndose á un pueblo católico, y
faltar á la verdad queriendo refutar un es
crito, esto solo es propio de nuestro doctor
aleman para dar á luz su obra.
Caí. Basta, basta señor mio: ya compren
280
do un poco lo que son los masones; y veo
tambien que son el ídolo fatal de ia abomi
nacion, de la desolacion, colocado en medio
de la sociedad religiosa y civil: ahora com
prendo en fin que la orden masónica, no
solo entraña todo desorden sino que es ade
mas la sociedad mas criminal, mas perversa,
mas anticatólica, mas antisocial, mas peli
grosa: y es ademas, atea, materialista, 'deís
ta, comunista, racionalista, espiritista y tie
ne ademas, todo lo malo, todo lo perverso,
todo lo criminal y cnanto han tenido de in
fame todas las heregias y todos los cismas.
Esto es la franc-masonería, esto es. Basta
ya del primer párrafo, deseo que me diga al
go del segundo en el cual el señor doctor
;aleman nos regala con una parte histórica,
y .dssearia que vd. tambien respondiera á
ella.
9. SÉPTIMA FALSEDAD DE
NUESTRO BOCTORÓ PRINCIPIOS Y OBJETO
DE LA FRANC-MASONERIA.
3 REFUUTACION DE LA SEGWNDA
CALUMNIA. .
'..
Sac. Ni aun esto señor mio, porque la
desmoralizacion tan cacareada mas bien
existía en el fatal telescopio de los ojos^de
los oidos, de la lengua de los que así lo pu
blicaban; pero en realidad no es así. Para
probarle á vd. mi asercion, reflexione sobre
la conducta de los frailes y monjas echados
de sus conventos, por que si fuese verdad
lo que de ellos se publicaba, habríamos visto
sus consecuencias, habríamos visto innume
rables escándalos, y habríamos tenido noti
cia. de su apostasía. Mas como nada de esto
se verificó, si no que vemos á unas y á otros
edificando y dando á luz los actos de virtu
des mas heroicos, todo esto nos demuestra
de\ modo mas evidente, que lo que se decia
de los' conventos mas bien eran calumnias
<\ue realidad, No negamos que hubiese ha
300
bido algunos casos porque en todas partes
el hombre conserva sus pasiones; pero esto
mismo n<<s hace afirmar que entre algunos
granos de zizaña se encontraban grandes
haces del mejor trigo; y por consiguiente que
fué una medida altamente impolítica la es-
claustraeion, así como tambien que fué la
grande obra de los enemigos del catolicismo,
d» los protestantes, de los masones, y de los
católicos de nuevo (Miño, los cuales tuvieron
cuidado de ocultar su infernal malicia, con
el grito deReforma. Pobres señores! cómo
lo i hechos les hitn arrancado la careta de
su perfidia! cómo se han mostrado mas cie
gos que un topo en medio de lo que*ellos lla
man luces del siglo! Sí señores mios, por
que los hechos, los hechos claros, patentes
y de mayor bulto nos presenta á las mon
jas y á los frailes lanzados de sus conven
tos por la fatal mano de la revolucion, <^
miendo el pan del destierro y en medio de
mil privaciones; pero estos mismos hechos
nos loa presentan con una conducta edifi
cante, castos y puros como el caliz de la
flor; pobres, sumamente pobres, privados de
toda conveniencia, y aun mas todavía po
bres de espíritu; y tan obedientes que reco
nocen á sus prelados como el todo del con
vento. Y si á esta regla general puede dar-
301
sele alguna escepcion, solo puede señalarse
la de cuatro granos de zizaña, con una car
ga de buen trigo.
Cat. Pero Señor Padre si esto así como
se explica los terribles gritos, de abajo los
frailes, y abajo las monjas de todo el pue~
Mol El pueblo sabe lo que le conviene, el
pueblo estaba al tanto de sus procederes, el
pueblo vio que no cumplían, y por consi
guiente ese pueblo soberano los echó de sus
conventos.
Sac. Y por qué los hecho ¿quizás porque
no eran observantes?
Uaí. Si señor, por esto mismo; porque no
cumplian con sus deberes.
Sac. Y asi lo cree vd./
Cat. Tanto lo creo que lo he dicho y lo
digo otra vez; y asi concibo yo cómo la ex-
cluastracion ha sido una medida de alta po-
líficaydel gobierno.
4.,—REPUTACION DE LA TEHCEXA
CALUMNIA.
2. —VOTOS DE LA RELIGION.
3. VOTO DE OBEDIENCIA.
.4 —VOTO DE POBREZA.
5. VOTO DE CASTIDAD.
V.
343 .
rios. Qué bienes para el pueblo y para to
das las naciones los que reciben por medio
de la oracion de los religiosos! Bien pode
mos afirmar, que hace años, que las ciuda
des cristianas habrian sido arruinadas eomo
Jas de Sodoma y Gomorra, si no hubiera
sido la ferviente oracion que hacen los frai
les en favor del pueblo cristiano.
IV. El ayuno y la abstinencia es otra de
las grandes observancias regulares, y cada
religion á su modo, y segun los fines que
se propuso ha sido mas ó menos abstinen
te y ha establecido mas ó menos ayunos.
Los monges de Egipto llevaban la abstinen
cia á una perfeccion, tal que solo se alimen-
taoan de pan y agua. San Benito permi
te. á sus monjes dos platos y un poco de vi
no: los mínimos hacen el voto especial de
no comer nunca carne, alimentándose tan
solo c»n yerbas, legumbres y pescado; otros
ayunan medio ano entero y muchos dias con
abstinencia de carne; otros hacen dos ó tres
cuaresmas, estableciendo en cada semana
uno ó dos ayunos. En una palabra, todos
los fundadores han establecido el ayuno y
la abstinencia, mas ó menos, conforme al
género de ocupacion que desempeñan sus
hijos en la Iglesia de Dios: y todos han en
cargado en sus reglas que comieran los pro-
•
344
ductos de cada país y tomasen de ól los
alimentos mas comunes, y loa menos costo
sos, ó bien un término medio entre lo mai
caro y lo mas barato. Y esta conducta en
el modo de comer y beber, no acababa las
naturalezas, sino que hemos visto entre las
monjas y los frailes una multitud numerosa
que pasaban de cien años, y nosotros he
mos visitado un monasterio donde tuvimos
el gusto de pasar ocho dias de retiro, y eu el
espacio de mas dc'doscientos años sus indi
viduos unos con otros pasaban de sesenta
años de vida; tal es el resultado del ayuno,
de la abstinencia, del trabajo y de la cas
tidad.
'Min. Muy bien padre: ya conocemos lo
que son los frailes, ya no clamaremos con
tra ellos, antes bien, dando á cada uno* io
que es suyo, seremos sus defensores; pero
nos llama mucho la atencion el hábito reli
gioso, porque segun hemos visto en el dic
cionario de las órdenes religiosas, son nada
menos que seiscientos noventa y ocho (698^
el numero de hábitos, y á la verdad esto rae
parece muy chocante porque supone que
hubo de hecho otras tantas instituciones mo
násticas ó religiosas.
Gat. Lo mismo he dicho yo muchas ve
ces, señor padre, y cuando los veo me parece
345
un carnaval ambulante. A la verdad rae
repugna el hábito de los frailes y deseo sa
ber la razon.
Sac. Pues señores voy á darles una del
todo concluyeme. Los frai¡es visten el há
bito propio de su instituto porque quieren
vestirse así y no de otro modo. Y vd.. e-
ñor ministro, por qué se ha puest? este pan
talon de paño negro' y por qué el de aver
era azul yelde hace un mes de rayas ne*
gvas? liespóndame vd. señor ministro ¿por
qué'! Dirá vd. que porque le da la gana,
pues esta misma es la «razon que tiene el
fraile para vestir el hábito de su religion, es
tablecido por su santo fundador. Y vd, se
ñor católico, por qué lo veo hoy vestido de
levita, ayer con el saco nuevo que estrenó,
y el oiro dia con su vesiido de casa? Haber,
señor católico, por qué? Pues bien, la misma
tazon que tiene vd. para vestirse como le
¿'lisia, la tiene el religioso [¡ara vestir el há
bito que usa.
Otra razon hemos de sacarla de la con
ducta general de los hombres, ya que ve
mos que visten todos seguir su clase, y. asi
°e un modo viste un paisano y de otro el
soldado; y aun entre los paisanos, de un
¡nodo vistea los pobres, de otra los1 artesa
nos acomodados y de olta los señora; del
23
346
mismo modo que uno es el vestido del sol
dado, otro el que lleva el capitan y otro el
general: pues bien, todas las razones que tie
nen los señores para llevar los vestidos que
usan, las tienen los frailes para llevar los
suyos: y así como seria una majadería po
nerse á oriticarel por qué del vestido seglar,
asi tambien se acreditan de solemnes maja
deros los que se entrometen en los hábitos re
ligiosos: vaya una cosa singular, por qué vis
ten los frailes de este modo y no de otro!
Oüa razon la sacaremos déla naturaleza
de las cosas, porque así como el carácter
del militar requiere el porte de|sus armas,
y aun empuñarlas en determinados tiempos,
así el carácter del religioso requiere el há*
bito que señaló su santo fundador, porque
está lleno de recuerdos que le indican su
fin; del mismo modo que la espada indica
el deber del soldado. Esto hacia decir á San
Gerónimo á los frailes: hablad conforme
vuestro vestido, y vestid como habeis de /¿a"
blar: y Casiano afirmaba que los frailes de
Egipto indicaban con su hábito la modes
tia y la sencillez de su conducta.
Otra razon que tienen los frailes para ves
tir su propio hábito y no otro, es porque el
mismo vistio su santo íhndador, porque el
mismo han vestido los hombres mas céle
347
bres que ha tenido su religion, porque su
vestido les basta para conservar la decen
cia y librarse de la intemperie del tiempo,
que es lo unico porque se ha establecido el
vestido; y en suma, usan su hábito tosco en
espíritu de penitencia, y por ser mas con
forme con el voto de pobreza que han hecho.
Cat. A la verdad, padre, tiene vd. razon,
solo un majadero y tan solemne majadero
q\te le convenga habitar unos cuantos dias
p.n San Hipolito, es capaz de hablar centra
el hábito religioso: tan justas y económicas
son las razones en que lo funda; pero en
conclusion suplico á vd. me diga el porqué
de su paternidad, vuestra reverencia, etc.,
etc. de los frailes.
Sac. A la misma pregunta debe contes
tarse con una misma sentencia: por qué lla
man á vd. el C. Señor D. N. N. pues por una
razon análoga llaman á los frailes padres, y
de ahí su paternidad: son llamados padres,
porque lo son de hecho de cuantas almas
han sacado del pecado, y lo son de urrtnodo
especial, los frailes antiguos, de los novicios;
y en suma, porque reside entre ellos la ver
dadera caridad y el amor mutuo de los dis
cípulos del Salvador. Tan falsa es la máxi
ma de los impíos y malos cristianos que ha
blando- de los frailes dice:
348
2.—aioio iv.
Sac. En el siglo IV aparece San Anto
nio, Antonio que vencía á los demonios en
singular batalla, Antonio con sus instruc
ciones y sus milagros, se ve colocado en po
co tiempo al frente de una familia inmensa
dé, frailes. San Pacómio traza una regla
351
para los monjes, los reune en congregacion
y santifica á millares. Los dos Macarios se
entregan á£!a práctica de las mayores aus
teridades y comunican su espíritu á innu
merables hermanos. Hilarion lleva la vida
monástica en la Palestina, en la Siria y en
la Mesopotamia, y despues Ue ciento cinco
años de haber servido á Jesucristo y dejan
do por sucesores de sus virtudes á millares
de hijos, parte al cielo á recibir su corona.
Basilio, Basilio el grande, se hace gefe de
innumerables monjes y religiosas, y con su
prudencia, con su sabiduría y su perfeccion
les da una regla que hace santos.... y de
esos frailee salieron los Gregorios de Nacian-
zo y los Efrens; los Amolaos, los Moises y
los Atanaeios; los Eusebios de Vercellee, los
Martínez, los Vicentes de Lerins y otros
mil: tales fueron los héroes del siglo IV/ á
tantos millares ascendio el numero de los
frailes/ tan perfecta y heroica fué su san*
tidad!
3.-—SIGLO V.
5.—SIGLO VII.
6. —SIGLO VIII.
7.—SIGLOS IX y x.
a.—SIGLO XIII
11.,—SIGLO XVI.
2.—FORMALIDADES NECESARIAS. ,
PROTESTANTISMO Y LA FRANOMASONERIA.
x
393
davía mucho menos las injurias. Si me res
ponden de esta manera me prueban de un
modo cierto que estoy en posesion de la ver
dad, y que ellos son los maestros del error,
Cat. 5T si algun periodico lo ataca así,
que hará vd
iSac. A la dignidad de un sacerdote de la
religion, no le conviene ocupaise en refutar
las injurias disolventes de semejantes ora
tes, porque ellas, que solo se apoyan en he
chos falsos ó en razonamientos injustos,
y. en la malignidad propia de un corazon
dañado, pero tan dañado que miente y ca
lumnia; por esto dejándolos en toda su ma
licia, les damos ya desde ahora su merecido
formulando su condenacion por esto prefiero
formular ahora la condenacion. Si algu
no en vez do razones emplea la menti
ra, la calumnia, la injuria en las obras, ca
pítulos, artículos ó párrafos que publica
re contra el Protestantismo y la Fran-
Masonería, lo condenamos desde ahora á
cien pitazos; si esto no bastare, serán añ»-
didos cien campanillazos, y á tan distin
guidos autores, los titulamos de Tan, Tan
como tres veces merecidos, á saber: por el
chiste, la mentira y la calumnia.
26
394
f
408
cosas buenas y optimas, no obstante el abu
so que los hombres han hecho de ellas.
Mas si alguno no recordando estos argu
mentos, esgrime la espada de sus artículos
contra "El Protestantismo y la Franc-maso-
nería." y las razones que alega están funda
das en los abusos que hombres apasionados
y iitrévidos han llevado á cabo bajo el pre-
testo de religion, á semejantes obras diez
pitazos, veinte campanillazos, docena y
media de hombronazos, otros tantos, y la
mitad mas de cabestrazos, y dejarle entre
ver que e! unico remedio es que se curé á sí
mismo, procurándose voluntariamente y á
su debido tiempo la cuarta parte de botella-
zos. Si la Iglesia católica ha clamado siem
pre, y siempre clamará contra tales abusos
¿á qué viene pues calumniarla? Semejantes
autores son almas bajas que juzgan á las
otras por sí mismas, almas vulgares inca
paces de sentimientos nobles, que para de
primir las acciones virtuo as les basta su
poner en ellas las intenciones bajas y los
motivos sin virtud que ellas entrañan: á la
verdad es bien débil de talento el que mues
tra su indigna destreza en producir seme
jantes obras!
Caí. • Muy bien, señor padre, muy bien:
ya veo su obra del Protestantismo y la
409
Franc- masonería asegurada completamen^
te, y veo á sus mismos enemigos ponién
dose un tapabocas, mal que les pese, ó
arrojando sobre su propia cabeza toda la des
honra que eHos mismos inspiran.
Veo á unos ligeros y ansiosos de hacer
daño, pero incapaces de ello por su debili
dad, y porque tto tienen mas razon que el
chiste, la zumba, la calumnia, la maledicen
cia; pues 6í se atreven á levantarse coutra
bu obra, por el mismo hecho quedan encer
rados por algunos meses en la casa de los
Orates. Veo á otros incrédulos, pero son en»-
migos tan imperceptibles, que su misma in
credulidad forma para un hombre de luees
una nueva razon para creer. Y esos igno
rantes mal intencionados, qué podrán hacer
contra su obra? Lo que el arador de la fa
bula, cuando creia cansar á un elefante con
el peso de su imperceptible existencia. E¡n
fin, los mas dignos de compasion son los in
crédulos á la moda, es decir, los libres pen
sadores esa turba de barbilampiños, dignos
de ser llamados necios, enemigos de Dios,
porque son impíos unicamente por aire, por
moda y por ligereza: y como son incapaces
aun de una mala lógica, tratan al menos de
ser peores de lo que pueden serlo. En una
palabra, señor padre, como su obra es la de
27
410
fenza de la religion, bajo este punto de vista,
yo la considero como un edificio que no
hubieran podido ni siquiera conmoverlo
los esfuerzos hechos por los hombres en
el espacio de diez y nueve siglos, porque
aun el lugar que lo amuralla, se encon
trare defendido |por lozas capaces de re
sistir las pisadas y los choques de todo el
género hnmano. Por tanto, á todos los con
trarios de su obra que se levantaren contra
elia, no con razones, sino con el chiste y la
zumba, con las vanas declamaciones, con
objeciones pueriles é indecentes, con obje
ciones imaginarias ocultas, empero con la
mágia de un estilo pomposo, con objeciones
que paiten de la fatal ignorancia y necedad,
y con aquellas objeciones que tienen su
asiento en los abusos cubiertos con el pie-
testo de religion, yo considero á semejantes
contrarios, repito, como otros tantos mucha-
chos que hubiesen formado el proyecto de
derribar tan soberbio edificio con pellas de
nieve arrojadas desde la parte opuesta. Qué
locura la de seméjantes muchachos! pues
así son de locos los sábios de nuevo cuño,
ya que se olvidan, ó al menos no tienen en
cuenta, que la piedra de que está hecho el
edificio de su obra, la solidez de su asien
to, y las argamasas que lo enlazan le pro
411
s
422
dioses que habia introducido en él la tan
poderosa é ilustrada GreGia; ellos desterra-
ron de la antigua Roma todas las supersti
ciones del mundo que se habian refugiado
en ella; y ellos han dejado á la tierra con
una nueva religion, que abomina y odia á
los supersticiosos;
Ahora pregunto ¿la religion cristiana que
esencialmente es antisupersticiosa, podrá
decirse que enseña la snpérsticion? De nin
gun modo, en ningun tiempo, y por ningun
título. Quiénes sonólos supersticiosos? No
la religion que la abomina, no los sacerdo
tes que la combaten sin cesar en sus ins
trucciones y enseñanza publica, y procuran
abolir las supersticiones groseras y ridiculas
que se hallan establecidas entre los pue
blos.
Ahora bien, ¿quiénes son los supersticio
sos? los libres pensadores. Quiénes son los
padres de la arraigada supersticion de nues
tros dias? los libres pensadores. Quiénes
son los que la defienden bajo el título de li
bertad de conciencia? los libres pensadores.
En efecto, esos hombres pon los que han
adoptado las supersticiones, y como Juliano
el apóstatn, en todo creen menos en Dios y
en su Iglesia; ellos son los supersticiosos,
porque desterrada de su corazon la fé, ad-
423
miten una credulidad pueril de cuanto les
dicen sus adeptos; ellos han renunciado á
las prácticas de la Iglesia, y siguen sus pro
pias y fantásticas prácticas; en una palabra,
los libres pensadores son supersticiosos en
sumo grado, porque creen en todo menos
en Dios, en el. Evangelio y en su Iglesia.
Miserables incrédulos! Miserables protes
tantes! Miserables masones/ Miserables li
bres pensadores! Como Saul, abandonan á
Dios y á su religion y consultan á una pi-
toniza, es decir, al demonio llamado Piton!
No creen en el ministerio del sacerdote que
funge en nombre de Jesucristo, y tienen la
debilidad de evocar á los muertos y aun de
conservarlos! No creen áDios ni en Dios,
y son tan crédulos que consultan á los de
monios. Tal es la historia del espiritismo,
el conjunto de las mas horribles snpers li
ciones! tal es la historia de los incrédnlos ó
impíos como lo dicen sus mesas parlantcsl
Tal es la historia de ios libres pensadores
como nos lo demuestran las mugeres que
aparecen feniendo á Piton/ Por consiguien
te, condenamos, odiamos y detestamos á to
da supersticion: suplicamos álos libres pen
sadores que clamen contra la supersticion
hasta mas no poder, y les suplicamos que
se acuerden que ellos son los supersticiosos,
424
y de ningun modo el catolicismc ó sus mi
nistros o los católicos que cumplen con el
Evangelio: y que son supersticiosos en tanto
grado, que son ya dos muertos los que con
servan sin enterrar en solo la ciudad de Mé
xico. Es probable que ni los antiguos in
dios les ganarían en esta clase de sopers-
ticion.
AL CLERO.
3. —CONDENACIOl* DE LA PRIMERA Y
■EGTfNDA ENTREGA DEL LIBRE PENSADOR.
4. — CONDENACION DE L,A
TERCERA ENTREGA DEL LIBRE PENSADOE
6. —CONDENACION DE LA QUINTA
Y SEXTA ENTREGA DEL LIBRE PEJtSADOR.
'V
•14
no aman á Jesucristo sino que entraremos
en la posesion de las bendiciones de JeBus,
que con el Padre y el Espíritu Santo vive y
reina por los siglos de los siglos. Amen
Jesus.
FIN.
CONCLUSIÓN.
DE LA JUTEXrTTO
POR MEDIO DKL CUARTO
EL MANUAL DE LA CARIDAD.
y cuyo autor es el sabio y ti>gllísimo sacer
dote francés Mr. Mulois
Para manifestar á nuesaus suscritores el
acierto que nos ha acompañado en su elec
cion, tan solo les suplicamos que reconcen
trándose un poco dentro de sí mismos se
piegunten qué es lo que vemos? qué es lo
que pasa en el seno de nuestra sociedad?
qué es lo que desgarra nuestra afligida y an
gustiada patria? Y verán el triste espectáculo
de ricos sin caridad y de pobres sin paciencia;
de opulentos á quienes néciamente llama el
mundo dichosos, y de verdaderos pobres de
Jesucristo segun son apellidados por la ca
ridad.
La obra que ofrecemos á nuestros lecto
res, traducida de la décima edicion francesa
es el remedio eficaz para todos estos males,
porque no solo manifiesta que los ricos sin
caridad son cristianos olvidados de sus her
manos los pobres, y que los pobres sin pa
ciencia no son otra cosa que cristianos ol
vidados de Dios su Padre Celestial; no solo
manifiesta que la caridad es paciente, es
benigna, no es envidiosa, no obra precipita
damente, no se ensoberbese, no es ambiciosa,
no piensa mal y que todo lo espera, todo lo
Boporta y todo lo cree; sino que como ver
dadero manual, pone por decirlo así, en las
manos de sus lectores, un modo sencillo,
ütil y meritorio de practicar la caridad con
todos los pobres de todo sexo, edad y con
dicion.
Los mexicanos ciertamente no somos de
lo menos caritativos, porque no obstante las
continuas revueltas que sin ceear paralizan
las obras buenas, con todo brilla, nuestra pa
tria en el firmamento de la caridad como
una estrella de primera magnitud; lo cual
nos ha obligado á publicar por vía de apén
dice un estado de los trabajos de la Socie
dad Católica; de la Sociedad de San Vicen
te de Paul, y de la Asociacion de las seño
ras de la caridad, para que se vea de un
modo claro y exacto lo que es la caridad
cristiana en la práctica, quedando así el
Manual de la Caridad, como una obra emi
nentemente mexicana, producirá en nues,
tro país los frutos que de su lectura se han
recogido en otras partes.
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LA EDUCACIÓN
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