Coe - 2020 - Recomendaciones-Bioéticas-Covid-19-Cordoba
Coe - 2020 - Recomendaciones-Bioéticas-Covid-19-Cordoba
Coe - 2020 - Recomendaciones-Bioéticas-Covid-19-Cordoba
I.- INTRODUCCIÓN
1.- Estas recomendaciones aunque provisorias atento a la naturaleza de la materia a la cual ellas
se dirigen, se recuestan en el paradigma establecido por la Declaración Universal sobre Bioética
y Derechos Humanos de la UNESCO, y por lo tanto, es que se deben entender enmarcadas en la
tradición del derecho internacional de los derechos humanos y el respeto intransferible de la
dignidad de las personas y los derechos fundamentales que de ella resultan evidentes.
A la luz de tales definiciones las presentes recomendaciones, respecto a los criterios que se han
formulado, como así también las consideraciones prácticas que se habrán de orientar, pues que
cobran su adecuada legitimación. A ello cabe agregar, que la misma tradición legislativa de la
provincia de Córdoba, permite y acompaña la presente formulación, por una dilatada tradición
en materia de bioética y derechos humanos y que en esta ocasión, viene a ser actualizada a la
luz de los eventos que se han producido como consecuencia de la enfermedad de SARS-CoV-2.
2.- La normativa internacional en materia de Derechos Humanos (DDHH) garantiza que todas las
personas disfruten del derecho al acceso a la salud en su más alto nivel posible, y por ello es
fundamental adoptar medidas para prevenir las amenazas a la salud pública que en tal orden se
pueden generar, para lo cual es por demás necesario ofrecer al conocimiento de la ciudadanía,
la existencia de criterios efectivos que dicha atención médica a quienes la necesiten, no se verá
afectada aun en situaciones de emergencia, por la existencia de una pandemia como lo actual,
lo cual también significa, que necesariamente en algunas circunstancias no podrá ser brindada
ella de igual manera.
El paradigma de DDHH exige que en contextos de emergencia que representan serias amenazas
a la salud pública y que ponen en peligro la vida de las personas, las acciones que se lleven
adelante tengan siempre sustento normativo que le acuerda la legitimidad respectiva a las
prácticas profesionales sanitarias que se cumplen, respeten la dignidad humana y los derechos
fundamentales que de ella se desprenden, sean las estrictamente necesarias según las
evidencias científicas con las que se cuente, no sean arbitrarias ni discriminatorias en su
aplicación, sean de duración limitada, estén sujetas a revisión y sean proporcionales para lograr
su objetivo. Estas consideraciones encuentran fundamento en la normativa internacional
vigente, en parte incorporada a nuestra Constitución Nacional a través de su artículo 75 inciso
22.
3.- La pandemia COVID-19 produce una situación especial con relación a los recursos sanitarios,
tal como puede acontecer también, en otras situaciones de catástrofe. Pero a diferencia de otros
eventos catastróficos, donde puede haber una suerte de diversidad de patologías y/o
requerimientos sanitarios, en el caso que nos ocupa son ellas prima facie más unidireccionales
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antes que pluridireccionales. A ello se agrega que la prevalencia de quienes requieren asistencia
se incrementa y mantiene por un período que supera en extensión al generado por otras
catástrofes de origen natural.
4.- En ese sentido, estas recomendaciones que se están proponiendo se inscriben en una
reflexión de naturaleza consecuencialista, esto es, un modelo de razonamiento en el cual frente
a una situación dilemática o suficientemente grave donde se deba decidir sobre la continuidad,
interrupción o reasignación de un recurso en un contexto de escasez, se legitiman éticamente
las decisiones a partir de las consecuencias que previsiblemente resultarán de ellas y su
aceptabilidad explícita o supuesta por parte de todos los miembros de la sociedad.
De tal forma, estas recomendaciones vienen a otorgan a los equipos de salud, herramientas para
la toma de decisiones y a los ciudadanos en general aunque especialmente aquellos que llegara
a ser pacientes de la nombrada enfermedad de COVID-19, las garantías para la protección de
sus DDHH, la justicia en el acceso a los recursos, el respeto irrestricto de su dignidad y el ejercicio
de su autonomía para la toma de decisiones dentro de las condiciones vigentes.
Hace al buen sistema de salud, como deber prioritario el planificar las acciones para con ello, no
solo optimizar la totalidad de recursos humanos de salud, materiales para la implementación y
especialmente para la tranquilidad de las personas enfermas, que bajo aspecto alguno, tengan
siquiera la sensación de afectación o desmedro del respeto a la integridad de su dignidad. Por
ello es que se impone, hacer la previsión de los diversos niveles posibles de gravedad. Es la mejor
forma de reducir la morbilidad, salvar el mayor número de vidas posibles y mitigar los daños al
sistema de atención médica y a la sociedad.
5.- Aunque el escenario de mayor severidad se considera el menos frecuente, hace a la buena
marcha el hacer la representación de escenarios críticos en materia sanitaria frente a situaciones
catastróficas, especialmente cuando el número de infectados puede ascender
exponencialmente, en cuya razón, los recursos necesarios (personal, camas, ventiladores, entre
otros) pueden eventualmente presentarse como insuficientes. En función de ello, es que el
equipo de salud tendrá que tomar decisiones científicamente justificadas y moralmente
aceptables para la selección de pacientes, a tales efectos las presentes recomendaciones
orientan en modo directo, a que ellas siempre sean evaluadas en el marco de la tradición
bioética de los derechos humanos y la dignidad de la persona.
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El respeto de los DDHH en todo su espectro será fundamental para el éxito de la respuesta de la
sanidad pública frente a la pandemia del COVID-19. Este difícil contexto obliga a redoblar
esfuerzos para preservar la salud de la población, garantizando sus derechos fundamentales,
evitando cualquier acción lesiva de la dignidad de las personas y efectivizando el derecho básico
de acceso a la salud.
6.- No escapa a las presentes recomendaciones, que las principales dificultades en situaciones
como las actuales, se inscriben en la inquietud generada por conocer acerca de la manera en
que se habrán de asegurar las mejores condiciones sanitarias, especialmente a los grupos más
vulnerables de potenciales pacientes de COVID-19; todo lo cual ha sido considerado en modo
atento y cuidadoso con respeto a los derechos humanos de los que estuvieran involucrados. A
tales efectos bien cabe destacar, que en situaciones pandémicas, cuando los recursos en general
pueden devenir escasos, el principio de protección integral de la sociedad no puede verse
lesionado.
De tal manera que sin afectar o negar derechos o garantías individuales, se habrán de cumplir
redistribuciones de recursos entre personas con iguales derechos y garantías, pero con
condiciones de viabilidad o aprovechamiento del recurso diferentes. En términos racionales,
este argumento parece admisible de modo universal.
● 9.- Justicia como equidad: Frente a la pandemia COVID-19 debe garantizarse el principio
de justicia distributiva y la maximización de los beneficios posibles. La igualdad al acceso
a los recursos exige, en épocas de escasez, que las decisiones estén guiadas por la
equidad que corresponde a las situaciones sanitariamente evaluables, y que no estén
afectadas por intereses inadmisibles (capacidad económica, valoración simbólica, etc.).
Aplicar las medidas necesarias para dar transparencia y publicidad a los diferentes
criterios que se utilicen en procesos sensibles como la categorización de pacientes, es
esencial para sostener en el tiempo la confianza social y evitar reclamos que minen el
sistema operativo propuesto.
● 14.- Priorizar a los trabajadores de la salud: Los recursos materiales deben ir primero a
los trabajadores comprometidos a combatir esta pandemia, debido a que son ellos
quienes mantienen operativa la infraestructura crítica y se consideran recurso humano
indispensable en esta situación. La confianza como valor social sirve de sustento ante la
decisión de priorizar, en determinadas situaciones, el acceso a cuidados intensivos del
personal de salud de primera línea.
● 15.- Deber de atención y soporte vital garantizado: Todos los pacientes deben tener
acceso al mejor cuidado disponible en la atención de pandemia, desde la asistencia
básica a la más compleja. Frente a la objeción de conciencia de algunos de los miembros
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del equipo de salud, deberán preverse los medios para el cumplimiento del protocolo
clínico, ajustado a la ley vigente y las presentes recomendaciones.
V.- ESTRATEGIAS
16.- Estas recomendaciones, que pretenden ser una guía de apoyo bioético, deberán ser por
ello, debidamente consideradas para la toma de decisiones terapéuticas del equipo de salud
interviniente en situaciones sanitariamente hablando de máxima complejidad y donde el juicio,
debe ser hasta donde ello fuera posible, el más adecuado en lo individual y colectivo. No caben
dudas que se habrán de producir posibles dilemas en el curso evolutivo de la pandemia de
COVID-19, pues por ello y a partir de los valores, principios y criterios previamente expuestos,
se proponen las siguientes estrategias:
● 18.- Protección de recursos humanos. Los recursos humanos, por su parte, ameritan
particular cuidado y por ello, deberán garantizarse los elementos de protección exigidos
por los protocolos de atención de pacientes COVID-19. Se debe promover y facilitar las
tareas de apoyo psicológico para el equipo de salud mediante los medios disponibles a
tal fin (cba.gov.ar/contención+psicológica) para reducir el impacto generado por la
práctica profesional en el contexto de pandemia.
● 19.- Deliberación: El análisis de prioridades deberá comenzar por la reflexión sobre qué
conducta se asumiría con un paciente concreto por fuera de la situación de pandemia y
con recursos suficientes. El deber de asistencia es una exigencia ética en la atención de
todos los pacientes, sea paciente con COVID-19 o no. Ante una situación de escasez de
recursos, agotadas todas las opciones disponibles, deberán plantearse las opciones de
triaje –para lo cual existe un protocolo debidamente formalizado- lo cual no implica de
ningún modo dejar de asistir integralmente a ese paciente.
Estas Recomendaciones han sido preparadas por el Comité Experto, coordinado por la Dra.
Susana Vanoni (Médica - Bioeticista) e integrado por las siguientes personas: Dra. María
Fernanda Marchetti (Médica - Bioeticista), Mg. Lic. Iris Maders (Enfermera - Bioeticista), Dr. Lic.
Diego Fonti (Filósofo - Bioeticista), Ab. Alejandro Escudero (Abogado DDHH), Dr. Nicolás Crim
(Médico), Dr. Omar Hiruela (Médico) y Mg. Federico Robledo (Abogado - Bioeticista). Consultor
Externo, Dr. Carlos Soriano (Médico – Bioeticista). Ha sido revisado y validado por el Comité de
Bioética y Derechos Humanos, coordinado por el Dr. Armando S. Andruet (h) e integrado por las
siguientes personas: Dr. Horacio Bazán, Dr. Julio Bártoli, Dra. Analía Cudolá y Dr. Francisco
Fortuna. Córdoba, Abril 2020.
Bibliografía
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5. Recomendaciones éticas para la asignación de tratamientos de cuidado intensivo, en
excepcionales circunstancias de recursos limitados. Società Italiana di Anestesia
Analgesia Rianimazione e Terapia Intensiva SIAARTI. 16 de marzo de 2020.
6. Recomendaciones para la toma de decisiones éticas sobre el acceso de pacientes a
unidades de cuidados especiales en situaciones de pandemia. Documento de consenso
del OBD Marzo 2020, Observatori de Bioètica i Dret, UNESCO.
7. Downar, J, et al. Palliating a Pandemic: ‘All Patients Must Be Cared For’. J. Pain Symptom
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