Condena de Futuro Concepto y Naturaleza
Condena de Futuro Concepto y Naturaleza
Condena de Futuro Concepto y Naturaleza
Se trata de condena de presente con ejecución futura (Viada), condena de presente y prestación
futura (Prieto Castro).
La diferencia con las acciones declarativas es que éstas no pueden nunca dar lugar a ejecución (art.
521.1 LEC), en tanto que las de condena de futuro tienen como cualidad característica la generación
de la posibilidad de ejecución forzosa, es decir, la sentencia es título ejecutivo sin necesidad de
nueva declaración, aunque en las de condena de futuro la ejecutividad no sea inmediata o actual.
Esta nota puede permitir la configuración de las acciones de condena de futuro como dispensadoras
de una tutela jurisdiccional intermedia entre la de las acciones mero declarativas y las de
condena stricto sensu.
Expone Chiovenda (Instituciones, t. I, 2.ª ed., 1948, pp. 198 y 199) que "no siempre la sentencia
tiene como condición una violación, y aún menos una violación actual, del derecho; esto ocurre sólo
por regla general. Hay casos en los que se puede obrar por una prestación no debida todavía y que
no se deberá sino hasta después de la condena, por lo cual no hay ninguna violación del derecho en
el momento de la sentencia. En este caso, el interés puede consistir:
En todos estos casos, la sentencia es de condena, porque el juez tiene como punto de mira,
precisamente, la ejecución de la propia sentencia."
En el derecho alemán se admite ampliamente las condenas de futuro. Como expone Gian
Antonio Micheli (Estudios, 1970, IV, pp. 401 y 402), los parágrafos "257-259 de la ZPO prevén
expresamente acción para una prestación futura (Klage auf kuenflige Leistung) ya sea respecto del
libramiento de un inmueble, ya sea respecto de una prestación pecuniaria sometida a término, ya sea
todavía en el caso de prestaciones de carácter continuativo, cuando se pida la condena por las
prestaciones vencidas, donde se admite la acción para pedir la condena (eventual) por las futuras
prestaciones; incluso la acción a la futura prestación se admite también fuera de los casos indicados
cuando, según las circunstancias, es fundado el temor de que el deudor no cumplirá al vencimiento
la prestación. Esta última hipótesis se vincula más de cerca de la denominada acción preventiva,
aun refiriéndose ella no ya a una sentencia de declaración de mera certeza, sino a una verdadera y
propia condena que podrá, en el futuro, legitimar la ejecución forzada cuando el derecho a exigir la
prestación se convierta en actual y el deudor no cumpla."
La LEC de 1881, a diferencia de lo que sucede con la LEC 2000, no contiene ninguna norma más o
menos genérica en relación con las condenas de futuro.
En la doctrina se consideraba una manifestación de la misma los arts. 1614 y 1616 de dicha LEC en
relación con los alimentos provisionales, el primero de los cuales disponía que la sentencia que
condene a su pago determinará la cantidad y declarará que ha de hacerse por mensualidades
anticipadas, en tanto el segundo establecía que, "si el que fuere condenado al pago de alimentos no
hiciere efectiva la pensión el día en que deba pagarla según la sentencia, se procederá a su exacción
por los trámites establecidos para el procedimiento de apremio después del juicio ejecutivo; [y] lo
mismo se practicará con las mensualidades que vayan venciendo."
Por la doctrina se indican otros ejemplos, más o menos discutibles, como los de los arts. 148,
párrafo tercero, CC -"el Juez a petición del alimentista o del Ministerio Fiscal, ordenará con
urgencia las medidas cautelares oportunas para asegurar los anticipos que haga una Entidad pública
u otra persona y proveer a las futuras necesidades"-; el 158.3.º CC -"el Juez, de oficio o a instancia
del propio hijo, de cualquier pariente o del Ministerio Fiscal, dictará: [...] en general, las
disposiciones que considere oportunas, a fin de apartar al menor de un peligro o de evitarle
perjuicios"-; el art. 1318, párrafo segundo, CC -"cuando uno de los cónyuges incumpliere su deber
de contribuir al levantamiento de las cargas del matrimonio, el Juez, a instancia del otro, dictará las
medidas cautelares que estime conveniente a fin de asegurar su cumplimiento y los anticipos
necesarios o proveer a las necesidades futuras"-, y ya fuera del CC se tiene aludido al art. 50,
párrafo segundo, de la Ley Cambiaria y del Cheque, Ley 19/1985, de 16 de jul., y a la resolución
del contrato arrendaticio urbano de vivienda (arts. 62.1.ª, 63, 65, 68 y 114.11 LAU, Texto
Refundido aprobado por D. 24 dic. 1964, derogado por LAU 29/1994, de 24 de nov.).
La Sala 1.ª del TS ha dictado diversas sentencias relacionadas con la condena de futuro de las que
no cabe extraer una línea unitaria. La regla general es que no se admite, aunque excepcionalmente
se tuvo en cuenta en relación con una cantidad aplazada (SS. 20 may. 1982 y 24 sep. 1984, aunque
la primera no examinó directamente el tema por constituir "cuestión nueva" en casación), y con
otros supuestos.
Precisamente en relación con las obligaciones a plazo se había mostrado favorable en la doctrina
Rodríguez Valcarce ("la acción de condena a una prestación futura", Rev. Dº Procesal, 1948.1, pp.
89-95) que dice que "en las obligaciones a plazo éste vincula por igual a los dos sujetos, activo y
pasivo... pero el deudor, antes del vencimiento, puede producirse con conductas atentatorias a la
relación creada, incluso negando su misma existencia, con actos de evidente perturbación actual.
Sería en verdad un contrasentido jurídico, una falta de protección estatal que, dados tales supuestos,
se negase al acreedor la posibilidad de patentizar su derecho mediante una sentencia que no sólo lo
declare para el porvenir, sino que también establezca la condena de futuro para el inexcusable día
de la prestación, sin necesidad, por ende, de promover nuevo proceso cuando la fecha llegue. La
economía procesal, por demás, proclama la validez de la tesis en beneficio de todos."
La nueva LEC incorpora un precepto novedoso en el art. 220, en el que, bajo la rúbrica "Condenas
de futuro" se establece que "cuando se reclame el pago de intereses o prestaciones periódicas, la
sentencia podrá incluir la condena a satisfacer los intereses o prestaciones que se devenguen con
posterioridad al momento en que se dicte."
Esta norma no sufrió ninguna alteración en el proceso de formación legislativa a pesar de que es
bastante defectuosa, tanto en relación con el ámbito reducido de aplicación con que está
configurada, desde luego menor al permitido con anterioridad por el Tribunal Supremo y el
Tribunal Constitucional, como sobre todo por los términos de su redacción, que va a dificultar al
intérprete, singularmente judicial, una labor, creemos deseable, de favorecer la utilización, y que,
con toda probabilidad, va a dar lugar a criterios diferentes en relación con supuestos que no encajen
en la literalidad legal. Con todo debe advertirse acerca de la dificultad de una norma genérica y de
los problemas que puede plantear en la práctica, y que nada obsta que el legislador vaya atendiendo
a las necesidades específicas mediante una concreta previsión normativa.
También debe destacarse su ubicación sistemática en la LEC entre una norma restrictiva respecto
del sistema anterior -sentencias con reserva de liquidación (art. 219)- y otra que amplía la previsión
legislativa -sentencias dictadas en procesos promovidos por asociaciones de consumidores y
usuarios-.
Por lo que respecta a la naturaleza de la sentencia entendemos que no tiene encaje rígido en uno de
los supuestos de la clasificación trimembre clásica (debida fundamentalmente a Adolf Wach y
recogida en nuestra doctrina por Beceña) porque no es propiamente declarativa, ya que genera un
título ejecutivo, aunque futuro, y no es propiamente condenatoria porque no permite la ejecución
actual o inmediata, sino que se difiere para el futuro.
Como notas más características del precepto de art. 220 LEC cabe señalar:
Más dificultad ofrecen los supuestos en que las rentas son contraprestación de otra prestación,
también de tracto sucesivo o duradero, a cargo del propio acreedor, como ocurre en los
arrendamientos. Opina Cavanillas Múgica que, sin embargo, la redacción del art. 220 LEC no da
pie a separar estos casos de la regla de admisión de la condena de futuro para prestaciones
periódicas: en consecuencia, hay que reconocer la posibilidad de reclamar conjuntamente en el
mismo proceso las rentas ya vencidas y las rentas por vencer. Somos partidarios de la mayor
flexibilidad posible, con aplicación a los contratos de arrendamiento y de suministro.
El artículo segundo, apartado seis de dicha Ley, de medidas de fomento y agilización procesal del
alquiler y de la eficiencia energética de los edificios adiciona al art. 220 LEC el apartado 2, y la Ley
4/2013, de 4 de junio, la puntualiza en relación al tipo de resolución que pueden contener la
condena de futuro, con el siguiente contenido:
"En los casos de reclamaciones de rentas periódicas, cuando la acción de reclamación se acumule a
la acción de reclamación se acumule a la acción de desahucio por falta de pago o por expiración
legal o contractual del plazo, y el demandante lo hubiere interesado expresamente en su escrito de
demanda, la sentencia, el auto o el decreto incluirán la condena a satisfacer también las rentas que
se devenguen con posterioridad a la presentación de la demanda hasta la entrega de la posesión
efectiva de la finca, tomándose como base de la liquidación de las rentas futuras, el importe de la
última mensualidad reclamada al presentar la demanda."
La singularidad procesal radica aquí en que la sentencia, auto o decreto pueden incluir un
pronunciamiento respecto de una prestación futura, es decir, no devengada al tiempo de la
presentación de la demanda, e incluso en el momento de dictarse la sentencia o el resto de
resoluciones procesales.
Las notas características de la regulación legal cabe sintetizarlas en los puntos siguientes:
Únicamente cabe en los procesos de desahucio, que pretendan poner fin al arrendamiento por falta
de pago o por expiración legal o contractual del plazo.
Debe resaltarse que se comprenden los importes periódicos hasta la entrega de la posesión efectiva
de la finca, a pesar de que la extinción del contrato se haya producido con anterioridad y no se trate
propiamente de rentas.
f) La sentencia, auto o debero deberán expresar la cuantía de la renta periódica tomando como
módulo el importe de la última mensualidad reclamada al presentar la demanda.
La mayor parte de la doctrina es contraria a extender la aplicación del art. 220 LEC a supuestos que
exceden de su literalidad. Para Damián Moreno (Comentarios) "el presupuesto material para su
admisibilidad deriva de la existencia de una prestación diferida o de carácter periódico. Por lo tanto,
en atención a la finalidad de la norma, quedarían fuera del ámbito de lo dispuesto en este artículo
todos aquellos supuestos cuyo fundamento resulte de la aplicación de las normas que facultan al
acreedor a anticipar el ejercicio de la acción por temor a un eventual incumplimiento del deudor
dentro del plazo establecido (art. 1129 del CC). Por lo demás, es claro [-añade-] que estas reglas no
son aplicables a las obligaciones sujetas a plazo por impedirlo así el Art. 1125 del CC ya que para
estas hipótesis existe un régimen especial que no es otro que el previsto en el Art. 578 de esta ley."
"1.º Sólo respecto de las obligaciones a término puede admitirse, para todas ellas o para alguna de
sus categorías -delimitadas por las variables [que denomina] probabilidad, perjuicio y complejidad,
apreciadas en abstracto-, la admisibilidad general de condenas de futuro.
El TS admitió la aplicación:
a) A supuesto de pago aplazado -S. 24 sep. 1984-. Creemos que hay buenas razones, si se
da el interés específico, para su aplicación cuando se fija un plazo para el pago de una
cantidad ex arts. 1128 y 1124, párrafo tercero, CC. El único obstáculo es la literalidad
del art. 220 LEC.
b) A supuesto de pendencia condicional en sentencia de 20 de may. 1982 -condena de un
demandado como heredero a cumplir la obligación exigible, pero sólo en el supuesto de que
acepte la herencia-. En este punto debe significarse que son numerosas las sentencias que
condicionan la operatividad de un pronunciamiento a que se realice u ocurra una
determinada conducta (cancelación de la garantía, con restitución de la finca a quien por tal
concepto la entregó, que se supedita a la devolución del préstamo -S. 28 sep. 1979-;
condena a otorgar escritura pública de compraventa que se condiciona a que por el
comprador, en el plazo de tres meses a partir de la firmeza de la sentencia, se pague la parte
del precio de compra adeudado -S. 5 dic. 1977-). Entendemos que se trata de sentencias
condicionales, con evidente utilidad práctica, que presentan otros presupuestos y matices
diversos de las sentencias de condena de futuro (ampliamente estudiados en la doctrina
italiana) por lo que es un tema ajeno al precepto objeto de comentario.
2. ¿Es preciso que se haya pedido la condena de futuro o cabe acordarla ex officio?
En la doctrina no hay una opinión pacífica. Para un sector rige el principio de rogación ( art. 216
LEC), en tanto para otro cabe la posibilidad de entender implícita la petición en la de condena al
pago de la prestación, por lo que nada obstaría a su plasmación en la sentencia. Totalmente
favorable a la apreciación de oficio se manifiesta de la Oliva Santos (Comentarios) que dice que "si
la naturaleza [del derecho y de la pretensión o acción] está clara, entendemos que el tribunal no
incurriría en incongruencia al dictar una sentencia de futuro (en parte) en el caso de que el actor
incurra en una omisión en el texto de la "súplica" de la demanda e incluso en ésta, considerada en su
totalidad."
Creemos que la inclusión de la condena de futuro, no pedida, siempre, claro está, que haya el interés
específico y cualificado (que a juicio de una parte de la doctrina se presume en el art. 220 LEC) no
agrava la situación del demandado, porque la ejecución forzosa sólo procede cuando no hay
cumplimiento voluntario [como decían los prácticos frustra petis quod intus habes -no tienes por
qué pedir lo que ya tienes en tus manos-), y porque no es conforme a la buena fe procesal pretender
como "más favorables" -a efectos de congruencia- soluciones que dilatan la liquidación de las
prestaciones debidas (STS 19 dic. 2000, núm. 1197). Y, en cualquier caso, la admisibilidad no
resulta dudosa si se trata de prestaciones con "interés público", como ocurre con las prestaciones
alimenticias de los menores.
En principio la condena de futuro tiene carácter complementario. Así se deduce del propio texto
legal, que se refiere a "cuando se reclame el pago de intereses o prestaciones periódicas". Resulta
incuestionable la necesidad de que se declare o reconozca el título jurídico determinante de las
prestaciones periódicas, pero entendemos que nada obsta a que, hallándose declarado o reconocido,
se pueda pedir la condena de futuro para los vencimientos de esta naturaleza como único objeto del
proceso. Con tal criterio se permite atender a situaciones anteriores a la LEC 2000 -o posteriores -,
en que no figura tal condena.
El único problema radica en la constancia del interés. En las acciones de condena de futuro, como
en las mero declarativas, el tema del interés en accionar adquiere una especial significación. Así lo
declara el propio Tribunal Constitucional cuando destaca que "este tipo de tutela jurisdiccional ha
de contar por parte de quien la impetra (de modo similar a lo que se exige en los supuestos de
ejercicio de acciones meramente declarativas -SSTC 71/1991, 210/1992 y 20/1993-) con un
específico y cualificado interés que le habilite y legitime para solicitar una tutela frente a quien aún
no ha incumplido la obligación que le incumbe, pero que, por su conducta actual, es previsible que
no la cumpla -STC 194/1993, FJ 5.º-" (STC, Sala 1.ª, 163/1998, de 14 de julio).
Entendemos que cabe considerar que existe interés cuando la perturbación en el cumplimiento se
manifiesta en demoras o cumplimiento irregular, que puede justificar la petición de creación del
título ejecutivo de futuro.
Las SSTC 194/1993, de 14 jun., y 163/1998, de 14 jul., señalan que la realización por vía ejecutiva
de una condena de futuro exigirá operaciones de liquidación, así como que el deudor ejecutado
pueda por la vía oportuna (incidental o de los recursos) alegar eventuales circunstancias que, siendo
distintas y posteriores al enjuiciamiento, puedan fundar una oposición de fondo a la ejecución por la
inexistencia de acción ejecutiva.
Por otra parte, expone de la Oliva que la condena de futuro es posible aunque los intereses que se
hayan de satisfacer no sean fijos, sino variables, siendo de aplicación los arts. 578 y 572.2 y
concordantes LEC, y que no es óbice que las prestaciones (p. ej., la de alimentos) sean revisables.