El Tiempo Cae
El Tiempo Cae
El Tiempo Cae
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Un día, como era costumbre, me encontraba jugando en la
habitación de mis papás con un camión rojo y amarillo que ya
estaba muy desgastado. El cuarto se encontraba en el segundo
piso de una casa que gozaba de zonas amplias en todo sentido:
tres patios, dos salas, un comedor, cuatro cuartos y cuatro baños.
De repente, y sin haberme percatado del paso del tiempo, ya
había anochecido. Cuando nos fuimos a dormir, decidí
acostarme en la gigantesca cama de mis papas, 2 x 2 metros,
era un verdadero potrero de sábanas y cobijas. Alrededor de las
tres de la madrugada me desperté. Bajé al primer piso mientras
continuaba jugando con mi camión, pero en tanto descendía,
me sorprendieron una serie de obras que estaban colgadas en
las paredes de la escalera. Lo interesante no era que hubieran
aparecido de repente, no; lo interesante era que siempre habían
estado allí, esperando su momento para ser descubiertos y
revividos.
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acentuada, y los cuadros, en consecuencia, se fugaban hacia
arriba con una perspectiva que ampliaba mi percepción de los
colores y del espacio.
4
L A
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Cuando tenía 11 años de edad, ya no vivíamos en la casa en la
que había crecido y en la que comenzó mi sensibilidad por la
pintura. En ese entonces habitábamos en un pequeño
apartamento dentro de un conjunto. Una noche, mi papá llegó
de una de sus rutinarias caminatas nocturnas. Entró al conjunto
y desde el patio central nos llamó a mí y a Ali, que era mi
hermano mayor.
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tanta contaminación lumínica como la de Bogotá, ver estrellas
fue toda una proeza.
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- ¿Sabían ustedes que el cielo que vemos es un cielo del
pasado?, de hecho, cada vez que alzamos nuestra mirada hacia
el firmamento, viajamos en el tiempo.
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C
A
I
D
A
Jackson Pollock
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Una vez tuve un sueño que se desenvolvió en las escaleras de
la primera casa en la que viví, las mismas en las que una vez
amanecí después de observar durante largo rato la relación
entre la pintura y el tiempo.
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Durante la caída sentí el vacío de mis órganos separándose los
unos de los otros por el efecto de la gravedad; aunque el vacío
que yo sentía no era tanto por el efecto de la caída, sino más
bien por el lugar en el que estaba a punto de caer. Por lo que
cuando llegué al suelo, rápidamente me toqué en varias partes
del cuerpo para inspeccionar que no tuviera ninguna herida de
gravedad. Me paré y salí corriendo lo más rápido que pude
hacia arriba; cuando llegué a la cima de la escalera, de nuevo
me paralicé, miré hacia abajo y aún se veía demasiado oscuro
y lúgubre. De pronto, y nuevamente sin saber por qué, me
encontraba otra vez colgando de la escalera a punto de caerme.
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Me lancé en caída libre hasta el primer piso, me sentía con
mucha vida. Subí otra vez hasta la cima de la escalera y volví a
arrojarme, me encantaba. Con el paso del tiempo en el sueño
comencé a percatarme de lo bien que me sentía en ese ciclo
natural: me gustaba lanzarme en caída libre hasta el fondo para
luego subir y volver a hacerlo, era muy a lo “Sísifo”, solo que
yo no cargaba nada más que a mí mismo.
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C
A
I
D
A
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Un sábado, más o menos a las 8:36 am, me despertó mi mamá
para que la ayudara a recoger las cosas de mi abuela que había
muerto unos días atrás.
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para coger impulso”, o, “Aaay mijito, y ¿usted cuántos años
tiene?”.
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hacer, respiración de boca a boca, cuánta fuerza utilizar
dependiendo la edad y la delicadeza de la persona, etc.
AAAAA
SSSSSSS
CCCCCC
AAAAAA
DDDDDD
AAAAAA
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“La cascada es increíble simplemente porque cuando ves el fondo de
la caída, también ves el tiempo pasando y cuando vez el tiempo
pasando, vez una clase diferente de espacio.”
Olafur Eliasson
Cascada.
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menos el agua, ella viaja felizmente con la caida sin preguntar
demasiado.
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tapetes persas que había en una tienda de iraníes amigos de mis
papás. Trapear la tela, barrerla, regarla, pisarla, todo era muy
parecido a las tardes de oraciones en el centro cultural islámico
de mis padres, y cuando me agachaba para sentir sus pliegues
mojados más de cerca, me hacía sentir como postrándome para
la oración. Pero una oración al tiempo y a la pintura.
Al mismo tiempo que uno cuelga algo sobre una pared, está
buscando la manera de vencer la gravedad, es decir, de no caer.
Pero el efecto de lo “colgado”, solo podría ser posible con la
existencia de la gravedad.
Georges Braque.
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Agradecimientos especiales:
• Natalia Gutiérrez
• Luis Roldan
• Paula Salamanca
Agradecimientos:
• Javier Gil
• Juan David Laserna
• Natalia Kempowsky
• Manuel Santana
• Daniel Velandia
• María Fernanda Rodríguez
• Daniel García
• Mario Opazo
• Camilo Perilla
• Yuli Rivera
• Laura Barreto
• Camilo Leiva
• Mauricio Cruz
• Santiago Rincón
• Leidy Jaimes
• Miguel Ruiz
• Ana María Coral
• Oscar Urrego
• Nicolás Giraldo
• Carlos Castro
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