Historia
Historia
Historia
La literatura y las artes son una expresión fundamental de la elevación del espíritu humano en
todo el mundo occidental, ya que a través de ellas el hombre se ha reflejado a sí mismo y a la
percepción que ha tenido del mundo que le rodea, el cual ha interpretado a través del tiempo y en
base a sus propias creaciones dando forma a una imagen que ha transcurrido en un universo que
existe sólo en el interior del mismo ser humano. Esta forma de espejismo se inició desde que los
primeros homínidos dibujaron sobre piedra, escenas de su vida cotidiana, alcanzando una
comprensión mucho más compleja del mundo en que vivía. Junto con ello surgieron la estética, la
belleza y la creación, forjando la manera en que los humanos se lograron compenetrar en su
propio mundo, en su propio universo.
Sin embargo, en la literatura y en las artes también se evidencian otros aspectos de la vida
humana; como son sus profundos miedos, sus ideales, sus fracasos, su ira y todos los
sentimientos que de alguna medida logran comunicar a través de las creaciones que se han
desarrollado en el tiempo. Por ello, es necesario comprender antes que nada el contexto en el cual
emergen las artes y la literatura, ya que el mundo exterior y sus distintos procesos y
conformaciones dan al literato y al artista las herramientas fundamentales para la creación de sus
mundos, ya que el ser humano es en parte lo que logra captar o entender y a partir de ello es que
logra trascender por sobre todos los elementos que le guían o determinen.
Para ello, es necesario enfocar nuestra mirada de la literatura y las artes a través de los
diversos prismas que ofrece la historia, ya que sus métodos y planteamientos nos permitirán
lograr una comprensión más compleja de los procesos de creación humana y los escenarios en los
cuáles ella se ha producido. La historia como tal, es capáz de explicarnos el por qué de las
realidades actuales a través de las reflexiones e interpretaciones que de ello puede hacerse,
utilizando diversas técnicas y métodos de análisis que nos otorgan una guía para una mejor
compresión del surgimiento de la literatura y las artes contemporáneas.
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OBJETIVOS GENERALES DE LA ASIGNATURA
-Identificar los principales hitos históricos de la literatura y las artes en Chile y América.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
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UNIDAD I. INTRODUCCIÓN A LA INVESTIGACIÓN HISTÓRICA
Heródoto buscó entonces diversas explicaciones de los hechos que habían ocurrido entre los
griegos y lo hizo a través de distintas preguntas a los propios protagonistas, para luego dejar que
los lectores sean quienes saquen sus propias conclusiones en base a lo que se les había expuesto.
Heródoto le llamó le llamó a explicación: “ISTORÍA” que en lengua griega quiere decir
“pesquisas” o “averiguaciones.” Aplicó este método a sus investigaciones y gracias a él podemos
hoy en día saber acerca de las culturas de la antigüedad. Es por ello que en su extensa obra
llamada “Los Nueve Libros de la Historia,” Heródoto dice desde un principio que “Estas son las
historias de Heródoto de Halicarnaso.” Heródoto ha sido llamado el padre de la historia, pues
también explica cuál es la finalidad de ella, a lo que él comprendió que la historia tiene la
intención de “que no se pierdan en los tiempos los hechos memorables y dignos de ser
recordados.” Es decir, lo que se busca es dejar algún registro de situaciones que son importantes
para las personas y así poder tener algún tipo de explicación en el presente, frente a los
acontecimientos que han ocurrido en el pasado.
Con posterioridad a Heródoto, otro griego de nombre Tucídides también intentó realizar una
explicación sobre las guerras griegas, pero utilizando un método distinto, ya que él no se limitó
sólo a recopilar distintas versiones interrogando a las personas, sino que además, de la
información que logró disponer, intentó hacer él mismo una interpretación de los hechos
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descritos, de manera que así pudiese existir una versión mucho más completa y elaborada desde
el punto de vista de quién participó en dichas guerras. Así, ambos griegos, Heródoto y Tucídides,
fueron quienes iniciaron la investigación en la historia y sus textos fueron el inicio de una larga
tradición de pensadores que fueron desarrollando con el tiempo una disciplina, que también
puede ser considerada ciencia, llamada Historia.
El pensamiento griego fue también fundamental para el desarrollo del mundo romano, pues
éstos aprendieron de aquellos, la filosofía, las artes y las ciencias del mundo antiguo. Los
romanos también aprendieron a escribir la historia y entre ellos surgieron autores que
investigaron sobre los orígenes de Roma. Nombres como Vegecio, Flavio Josefo, Tito Livio o
Tácito, siguieron el viejo método griego de averiguar, investigar y documentarse acerca de los
hechos pasados de los antiguos romanos, dejando así un gran legado a la humanidad. Estos
escritos se conservaron en bibliotecas romanas y son hasta hoy en día, la gran fuente de
información de las características de la vida social del mundo antiguo.
Algunos siglos más tarde y luego de la caída del imperio romano en el siglo V, Europa
experimentó una serie de guerras internas entre los nobles que se disputaron todos los territorios
que ya no poseían la antigua administración romana, prevaleciendo el poder de los señores
feudales que consolidaban a través de las armas su autoridad territorial. En estas épocas,
denominadas como la Edad Media, la gran autoridad en el plano moral era el cristianismo, que
gracias a las vías de comunicación dejadas por el imperio romano y a la conversión de los últimos
emperadores en cristianos, se fue transformando en la única religión conocida del mundo
occidental. A su vez, los Papas, los monjes y otros sacerdotes se retiraron durante varios siglos a
vivir una vida monástica, encerrados en las abadías y monasterios. En este periodo, surgieron
algunos historiadores que buscaron contar las historias de los evangelios, profundizaron en
algunos hitos del cristianismo, de los santos y de las etapas de conformación de la iglesia
católica. En estos tiempos y hasta bien entrado el siglo XII no hubo un gran desarrollo de los
estudios históricos, pese a que en algunos lugares de Europa se habían logrado recopilar las
llamadas Sagas, que eran los relatos épicos de los grandes guerreros y sus aventuras en tierras
lejanas, bastante difundidas entre las gentes de la edad media que las relataban entre sí a manera
de cuentos infantiles.
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Ya a partir del siglo XV, el surgimiento del humanismo y la racionalización de los textos y las
escrituras, dieron origen a algunos historiadores que buscaron narrar algunos hechos propios de
los grandes imperios medievales o de las grandes familias nobles que ocupaban los tronos de
Europa. Sin embargo, el análisis históricos era sólo para los entendidos, de manera que durante
hasta el siglo XVIII, la historia estuvo bastante desaparecida.
Con la aparición de la ilustración en el siglo XVIII y bajo las propuestas filosóficas de Kant y
Hegel, surgió la expresión “nueva era,” que dio lugar a una profunda conciencia de que se estaba
en un periodo que se distanciaba de la época del cristianismo, pues ahora, la razón debía hacer
que los hombres dejaran de pensar sólo en términos religiosos y se debían guiar sólo por el
pensamiento racional, el cual puede ser demostrado a través de la comprobación. En esta época
comienzan a desarrollarse las ciencias modernas, en especial la física, la astronomía, la química y
la matemática, además de profundizarse la lógica en la articulación de los argumentos con los
cuáles se podía discutir, es decir un pensamiento racional que puede percibirse a través de los
sentidos. Además de las ciencias mencionadas, van surgiendo de manera tímida las primeras
ciencias que el pensador Wilhem Dilthey catalogó como las llamadas ciencias del espíritu, las
cuales eran principalmente el arte, la religión, la historia y el derecho. Sin embargo, la historia
como disciplina era todavía un tipo de pasatiempo para sabios que dedicaban su horas libres a
recopilar documentos y a elaborar relatos sobre los hechos pasados basándose en los historiadores
anteriores a ellos.
Si en épocas pasadas la historia no estuvo tan en boga, el siglo XIX fue denominado como “el
siglo de la historia,” pues en él surgieron varios elementos que consolidaron a la historia como
tal; la Revolución Industrial permitió que las ciencias físicas y la matemática aumentaran la
producción en las industrias, por lo que se transformaron en ciencias de utilidad universal. En
paralelo, se desarrolló el liberalismo económico que ayudó a impulsar a las ciencias que le
prestaban mayor utilidad. Por otro lado, el surgimiento del positivismo determinó que la ciencia
es el único saber válido y racional y por último, se desarrollaron las construcciones de los estados
europeos y sería a través de los nacionalismos, que surgió la necesidad de instrucción para la
población, creándose una gran cantidad de escuelas y universidades en la que las ciencias deberán
ser enseñadas. En este proceso la historia será fundamental, pues ella servirá para otorgar a los
ciudadanos conciencia de su propio pasado y la identidad o idiosincrasia que los países se
adjudicaban para sí. Es entonces en el siglo XIX que la historia emerge como un saber ya
científico, académico y especializado.
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A partir de entonces, se entenderá la historia como un estudio sobre los acontecimientos
relevantes del pasado. Los historiadores de la época creyeron que la historia debía ser una ciencia
como la matemática o la física y debía explicar la realidad y la verdad de los hechos. Para ello
debía aplicarse el método científico de la pregunta, la hipótesis, un proceso investigativo y luego
la extracción de las conclusiones que darán como resultado una explicación. Este método fue
principalmente utilizado por historiadores alemanes como Leopoldo von Ranke, Theodoro
Mommsen y otros. Estos autores consideraron que los históricos debían surgir desde una visión
general que pudiese narrar con exactitud el desarrollo de las naciones, pues sólo así se conseguía
la modernización y progreso de las sociedades, de manera que la historia debía estudiar los
procesos políticos y los conflictos que los países han tenido en su conformación. La llamada
escuela alemana tuvo fuertes seguidores en Europa y América y hasta el día de hoy, hay quienes
ven la historia como el relato de sucesos políticos y militares. La influencia de la escuela alemana
puede apreciarse en historiadores chilenos como Diego Barros Arana Benjamín Vicuña
Mackenna.
Durante el periodo europeo de entreguerras (1918-1939) historiadores franceses como Marc
Bloch y Lucien Fevbre, fundaron una revista dedicada a difundir estudios históricos, llamada Los
Annales de la Historia. En esta revista se propuso un estilo de investigación histórica distinto al
que ya habían inaugurado los alemanes y en vez de centrar los relatos en los aspectos políticos y
militares, los franceses, optaron por observar también otro tipo de realidades como la economía,
la cultura, la geografía, la música y el folclore, de manera que la explicación histórica fuese
mucho más completa que la simple enumeración de los procesos políticos. La escuela de los
Annales rompió también con el método investigativo que habían diseñado los alemanes y
utilizaron para desarrollar más ampliamente sus historias, al resto de las demás ciencias sociales
disponibles, tales como la sociología, la antropología o la psicología, llegando incluso a utilizar
los datos matemáticos y estadísticos en sus relatos, por lo que las explicaciones históricas
resultantes se volvieron cada vez más complejas y académicas, enriqueciendo aún más la
percepción de los periodos estudiados.
Pese a este importante avance disciplinar, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el mundo
intelectual se volcó a un profundo pesimismo respecto a la vida y la muerte, lo que llevó a las
ciencias sociales a considerar que la modernización y el progreso que se había propuesto en el
siglo XIX no se había alcanzado y que las ciencias no lograron todos sus propósitos sino que sólo
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sirvieron para la construcción de armas destructivas y dominación política y económica. Esta
posición intelectual llevó el nombre de Post-Modernismo y una gran cantidad de historiadores se
plegó a dichas tendencias. Autores como Levi-Strauss, Michel Foucault, René Girard y Pierre
Bourdieu entre otros, elaboraron teorías de control y dominación, lo que permitió el desarrollo
cada vez más fuerte de otras corrientes históricas preocupadas de las relaciones de poder en las
sociedades, fortaleciéndose los estudios de la historia social y la historia de los oprimidos. El
Post-Modernismo rompió con los esquemas de verdad, certeza, objetividad y validez científica,
por lo que los historiadores tomaron sus propias estructuras de investigación, surgiendo así otras
modalidades de investigación, como la historia de las mentalidades, de los miedos, historia
cultural, de la muerte, etc.
En síntesis, debemos tener claridad de que la historia en sí, no posee una definición de carácter
estandarizada debido a que no existe una sola percepción de ella, aunque si hay un consenso de
que la historia es eminentemente un conocimiento, o una forma o tipo de conocimiento surgida
en el siglo VI A.C. y que ha tenido una constante evolución a través de los siglos. Tampoco
existe un objeto de estudio definido, aunque también existe un consenso de que la historia se
ocupa esencialmente de los hechos del pasado, pero no de todos los hechos, sino los que
adquieren cierta relevancia para la sociedad. En este sentido la historia tampoco tiene una
objetividad como la podría tener la física o la matemática, ya que la importancia de los hechos
está determinada por los historiadores o bien por las propias personas que le otorgan cierta
importancia a los hechos que han marcado quiebres o han provocado cambios importantes. Por
otro lado, la historia no sigue un método único de investigación, sino que puede variar
dependiendo de lo que pretende estudiar, pero ello no quiere decir que no pueda lograr un
conocimiento acabado de los procesos que pretende estudiar. Por último, la historia como una
ciencia dependerá de la visión de ciencia que tengamos, pues ella no es universal y no se definen
sólo por el método o el objeto que estudian, ya que existen las ciencias nomotéticas y las
ideográficas. Las primeras son aquellas que obedecen a las leyes universales lógicas y las
segundas estudian sucesos que pueden variar o cambiar.
1-Las Categorías que Pretenden Estudiarse: Estas categorías podrían ser los pobres, las
elites, los niños desamparados, los héroes de Iquique, las formas de vida campesina, los apagones
de luz durante las protestas, etc. En historia puede estudiarse prácticamente cualquier tipo de
realidad social existente o también cualquier imaginario colectivo.
2-La Contextualización del Estudio: La cual podría ser Concepción en el siglo XIX, el
periodo de la Conquista de Chile, la ciudad de Santiago durante el terremoto de 1985, la época
medieval, el 18 de septiembre en Curicó, etc. La contextualización abarca siempre el lugar
geográfico en donde se realizará el estudio y el periodo que se pretenderá analizar, los cuales
dependerán siempre de la elección del historiador, ya que es él, quien está interesado en la
realidad que pretende estudiar. Así, y una vez que se definen a través de las preguntas problemas
los temas que se pretenden estudiar, se inicia recién el proceso investigativo y se proponen los
métodos que se van a utilizar. Para muchos historiadores, esta parte del proceso es la que requiere
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una mayor reflexión, puesto que se necesita escoger y definir de manera muy acotada el objeto de
estudio, lo cual necesita un periodo interno de análisis.
1.3. El Método
Como ya hemos mencionado anteriormente, en las investigaciones históricas no existe un
método único para una investigación, ya que a diferencia de otras disciplinas como la psicología
o la sociología, en la historia se trabaja sobre realidades que ya no existen, por lo tanto no se
puede estudiar el Imperio Romano o la Independencia de Chile desde el lugar o el momento
mismo en que éstos sucesos ocurrieron. Sin embargo, la historia puede llegar a acercarse a los
periodos que estudia a través del análisis de los documentos o los vestigios que pueden quedar en
las acciones humanas, como las cartas, las órdenes de despacho, los diarios de vida, las bitácoras
de los barcos o los documentos oficiales de los gobiernos o de las instituciones que las emitieron.
A estos documentos se les denomina fuentes y son las que guían al historiador a través de su
investigación. A esto se le llamó durante gran parte del siglo XIX; Método Histórico, que
consistía básicamente en un proceso de recopilación de los datos y los documentos (Heurística)
para una posterior interpretación de los mismos. (Hermenéutica) Sin embargo, en la actualidad se
ha demostrado que este proceso no llevará siempre al historiador a un buen análisis histórico ya
que se requiere también la capacidad de interpretación de las fuentes recopiladas, como lo iremos
viendo durante el curso.
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1.4. Métodos Cuantitativos y Cualitativos.
A la hora de definir una investigación histórica, es necesario tener en cuenta cuál será el
enfoque de la investigación que se pretenderá realizar, ya que ello permitirá mantener la
coherencia de todo el proceso de investigación en historia. Por ejemplo, si el historiador se ha
centrado en estudiar la disminución de la población de Chile durante las epidemias de cólera en
1886 y 1891, deberá cuantificar las cantidades de fallecidos en aquellos periodos y compararlos
con el número de fallecidos en años normales. De ahí, su explicación final se hará de acuerdo a
los datos que haya logrado reunir. De ello se desprende que el enfoque que se ha utilizado en la
investigación fue Cuantitativo, pues se ha valido de componentes numéricos para el sustento
empírico de la investigación. Aunque los métodos cuantitativos son usados mayormente en las
investigaciones matemáticas, físicas o químicas. También son utilizados por los historiadores
para apoyar con datos las explicaciones obtenidas.
En contraparte, los enfoques Cualitativos son más utilizados en la historia ya que lo que se
pretende lograr es una explicación de una realidad que ha sido percibida a través de una
construcción lógica y desarrollada desde perspectivas intelectuales. La investigación cualitativa
en la historia siempre buscará explicaciones desde una mirada general hacia otra particular y
también puede lograrse de manera inversa, como en el caso de las historias locales que van
uniéndose a los grandes contextos nacionales e internacionales y luego de una mirada mucho
mayor, a los grandes periodos de la historia. Este enfoque investigativo no impide que también
puedan realizarse estudios históricos utilizando ambas perspectivas de manera simultánea, lo que
de por sí da un mayor soporte teórico a las investigaciones, haciéndolas mucho más ricas y
académicas. Por último, no se debe caer en simplificaciones entendiendo lo cuantitativo como la
simple visión numérica y lo cualitativo como la falta de ello. La diferencia entre ambas radica
principalmente en que una busca la explicación de un fenómeno de manera más exacta, que
pueda medirse y así generar explicaciones más lógicas y convincentes a través de datos
numéricos, mientras que la otra busca comprender los fenómenos desde las perspectivas teóricas
sobre las cuáles el objeto está construido.
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1.5. La Teoría versus la Praxis.
Pese a que algunos historiadores y aún en algunas escuelas se han buscado adaptar los
presupuestos metodológicos de las ciencias sociales a los trabajos hechos en historia, Esto no
siempre va a llevar a la definición de la investigación en sí. Es más, al adoptar esquemas rígidos
de investigación se corre el riesgo de presentar sólo algunas problemáticas pequeñas o una micro-
historia. Esto ya ha sido ampliamente discutido y criticado, especialmente por la escuela francesa
seguidora de Henri Ireneé Marrou, quien planteó que al utilizarse la historia bajo un criterio o
etiqueta de ciencia, la cual ha sido prestada de las demás ciencias sociales, la disciplina histórica
puede quedar convertida “en migajas” con lo que se perdería el grado de observación de los
problemas históricos y se terminará escribiendo sólo lo que el método de las ciencias sociales
permite hacer, resultando de ello una serie de trabajos irrelevantes. Para Marrou, la historia es
esencialmente conocimiento del pasado y por sobre todo de hechos relevantes para la sociedad y
no puede hacerse historia de cualquier cosa.
Pese a las críticas, en la práctica los métodos de las ciencias sociales y en especial el que
utiliza la sociología son ampliamente utilizados en los trabajos históricos, sobre todo en la
elaboración de las tesis de pre y posgrado que los estudiantes de historia deben elaborar en las
universidades ya que deben ceñirse a las exigencias académicas que estandarizan los distintos
programas de estudio para poder mantener un estatus de cientificidad, con lo que se llega a
constituir el denominado “monismo metodológico” que al menos resulta bastante práctico para la
psicología, antropología o sociología, pero no así para la historia, debido a que su objeto de
estudio es disperso y amplio. Pese a ello, se logran hacer diversos estudios históricos con dichas
bases metodológicas, pero ellos tienden a confundirse muchas veces con los trabajos de
sociología, el trabajo social u otras ciencias sociales, por lo que termina por difuminarse el real
alcance de la historia en el conocimiento. Por otro lado, se ponen en duda la realización de los
trabajos de historia que tienen un alcance menor en cuanto a los periodos estudiados. Por
ejemplo: una historia sobre las revueltas callejeras de la semana anterior, es un trabajo más
propio para el periodismo que para la disciplina histórica.
Otro de los elementos en los que aprecian las contradicciones y fisuras al interior de la
disciplina es la forma como se desarrollan los trabajos de historia propiamente tal. Autores como
W.W.Walsh, Paul Veyne o Collingwood, han hablado incluso que la investigación histórica tiene
un componente de artesanía, ya que en el proceso de construcción de un trabajo histórico, al no
seguirse una serie de métodos rígidos, se trabaja muchas veces sólo siguiendo la intuición y el
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razonamiento deductivo. Un ejemplo de ello es que en cualquier tipo de investigación en las
ciencias sociales, se definen el objeto que será trabajado y los límites de la investigación, así
como se fijan los objetivos específicos y la metodología que se deberá seguir, junto con la
hipótesis y luego de ello se deberán aplicará los resultados de la investigación. En la historia no
siempre se seguirá el mismo tipo de esquema, puesto que en el desarrollo de la investigación
pueden aparecer documentos o nuevos antecedentes que harán desviar el objetivo inicial del
proceso, transformando los esquemas con los que se había iniciado la investigación. Esto es
bastante común en el trabajo histórico.
Frente a estas disquisiciones nos podemos preguntar ¿Es que acaso en la Historia no se logra
alcanzar ningún grado de objetividad? Sí, se puede, pero no es la misma objetividad que se puede
observar en las ciencias matemáticas, la física o la biología, donde cualquier observador es capáz
de sacar las mismas conclusiones que pueden saltar a la vista de todos. La objetividad en la
historia se entiende cuando posee fuentes válidas que la respaldan, un cuerpo teórico que le
otorga una explicación lógica y entendible en cuanto al punto de vista que se piensa trabajar,
también cuando existe una comunidad académica que respaldará la investigación y cuando hay
una estructura comprensible de periodizaciones históricas. Es decir, los historiadores
profesionales saben distinguir a través de estos presupuestos, una investigación de profundidad
histórica y una historia que posee claros fines de instrucción o adiestramiento. La historia por un
lado busca generar conocimiento, tanto académico como también en el plano de la cultura
general, pero en la práctica, se le suele utilizar muchas veces con ciertos fines políticos
tendenciosos de adiestramiento colectivo o para establecer un tipo de control social con el cual se
pueda encausar el comportamiento de la población.
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1.6- Tipos de Teorías Utilizadas en la Historia.
Como ya hemos mencionado anteriormente, la historia no trabaja con teorías que sean propias
de la disciplina, sino que utiliza teorías elaboradas desde la filosofía o la sociología. Es necesario
detenernos aquí para explicitar que la historia utiliza dos tipos de teorías: una para elaborar las
explicaciones generales y otra para utilizar en los métodos específicos de la elaboración del
conocimiento. Las primeras se relacionan con las formas de concebir el mundo y están acordes a
la interpretación que se hace de la realidad y su movimiento. Así, en la época de los griegos, la
historia se concebía desde el Logos o el conocimiento en sí, bajo una concepción lineal del
tiempo, el cual tenía un principio y un final originados por los hechos sobrenaturales concebidos
por los dioses que podían determinar el acontecer de los hombres. Este modelo de concepción
del tiempo fue también traspasado a los romanos.
En la Edad Media, la historia estaba determinada por el cristianismo, que entendía que la
humanidad avanzaba a través del tiempo desde el génesis hasta la llegada del apocalipsis, para
finalmente lograr ascender a los cielos y conseguir así la salvación eterna. A esto se le ha
denominado bajo el nombre de Providencialismo. Ya en la Edad Moderna, con el surgimiento de
la Ilustración y la razón, la secularización del conocimiento y la concepción de modernidad unida
a los principios del liberalismo económico, el pensamiento humano se volcó hacia la idea de que
la ciencia era el único conocimiento válido y que la humanidad avanzaba a través de la
modernización hacia el progreso y la felicidad. La historia tomó también estas concepciones y se
plegó al Positivismo, centrando sus relatos en la evolución de las naciones, partiendo desde
primitivas tribus hasta la conformación del Estado y sus dificultades para lograr la estabilidad
política y económica. Al avanzar en el siglo XIX, la revolución industrial y las profundas
contradicciones que surgieron de ella en el plano social, provocaron un profundo cambio en la
filosofía, principalmente a través de la visión de Karl Marx, quien comprendió que a través de la
historia, se ha desarrollado de forma constante una lucha eterna entre quienes poseen los medios
de producción y entre quienes deben obedecer a ellos por no tener más que su fuerza de trabajo
en el proceso productivo.
La historia, al aplicar las teorías de Karl Marx, desarrolló todo un conjunto de explicaciones que
se unieron también al llamado Materialismo Histórico, en el cual se concibe que son los
fenómenos económicos los que deben estudiarse ya que son ellos los que determinan el
comportamiento social de todos los individuos y su cultura e incluso pueden moldear su propia
personalidad y carácter. Por último, al finalizar las dos guerras mundiales en el siglo XX y al
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iniciarse la llamada Guerra Fría que dividió al mundo en dos grandes bloques de poder militar e
ideológico, la filosofía y el pensamiento, conmocionados con el nivel de destrucción alcanzado
por la humanidad luego de las bombas atómicas y la carrera por las armas nucleares, cayeron en
una profunda desesperanza ante el destino de la humanidad y consideraron que la ilustración, el
positivismo y la ciencia habían llegado a fracasar en su búsqueda de la felicidad y que la excesiva
racionalización en el ámbito del pensamiento condujeron a toda una serie de desastres que
pusieron en duda todo lo que había logrado alcanzarse en los planos filosóficos. Se cuestionó
también la certeza de la ciencia, de la verdad, la objetividad, la razón, la ilustración y en general
se cuestionó todo lo que ha sido establecido en el ámbito del conocimiento, entrando en otros
modelos explicativos. A esto se le denominó con el nombre de Posmodernismo, cuyas
explicaciones rompieron todos los tradicionales modos de observar la realidad, incluida la
historia. En la actualidad nos encontramos bajo este postmodernismo, el que se ha profundizado
con el avance de la globalización, lo que nos ha hecho aún desconfiar más de los modelos
teóricos explicativos.
En síntesis, en la mayoría de las investigaciones históricas existe una incorporación a las
teorías explicativas de la realidad, las cuáles también pueden ser concebidas in situ, bajo la visión
del Paradigma de Tomas Kuhnn, quien en la década del 60 logró generar un amplio debate
filosófico a través de su libro “La Estructura de las Revoluciones Científicas,” en el cual
introduce la discusión de la finalidad de las teorías y su utilidad. De todas maneras, en la historia,
las teorías explicativas son el piso o la base sobre la cual se mueve el historiador y sobre la que
origina todo el universo en el cual se desarrollan los trabajos de investigación histórica, ya que
ellas les otorgan una mayor coherencia y una apropiada historicidad.
Desde el punto de vista de los métodos específicos para el desarrollo de la investigación, el
historiador utilizará diversas explicaciones con las cuáles genera una interpretación más precisa
de la historia que pretende estudiar. A partir de la incorporación de las ciencias sociales en la
historia, la Teoría Estructuralista es una de las más utilizadas, ya que en ellas el historiador se
mueve a través de realidades determinadas, que le son permanentes y estables en el tiempo. En
ellas, el ser humano se observa a sí mismo como un sujeto que observa y analiza el mundo desde
la objetividad y la racionalidad científica y a través de los diversos esquemas de interpretación
que ya le han sido preconcebidos. El Estructuralismo se complementa desde la llamada Teoría
Positivista de Augusto Comte y las Teorías del Psicoanálisis de Sigmund Freud, ya que el
hombre y su comportamiento están sometidos a estructuras que se mantienen en el tiempo, como
la economía, la religión o la política. En este mismo ámbito, se utilizan las Teorías
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Funcionalistas, que plantean que la sociedad se mueve en la realidad desde las distintas partes en
los distintos ámbitos, que combinados van generando un todo, de manera que la alteración de una
de aquellas partes, termina por la alteración de aquel todo. Estas teorías funcionalistas son
también complementarias con las llamadas Teorías de Sistemas, que entienden los aspectos de la
realidad como un sistema, es decir, un conjunto de interrelaciones que se mueven en el interior de
una totalidad. Por otro lado, existen también las llamadas Teorías Deterministas, que al igual
que en las ciencias físicas o matemáticas consideran que la realidad está determinada por una
realidad de causa y efecto, que a su vez, son una respuesta lógica de los determinados sucesos.
Un ejemplo de ello es cuando creemos que al existir un poder político opresor, los ciudadanos
terminarán por revelarse contra él y lo destruirán. El determinismo, si bien está lleno de fuertes
críticas desde otras teorías, tienen un uso bastante común en algunos historiadores
contemporáneos y en especial en los marxistas. Por último, debemos mencionar que existen
también otras teorías que son utilizadas en la historia, o más bien son subproductos o uniones de
otras, como por ejemplo el Constructivismo, el Conductismo, Evolucionismo o el
Modernismo. Algunas de ellas provienen de orígenes diversos como el arte y también existen
otras combinadas como el Estructural-Funcionalismo, muy utilizado en historia.
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Historia Oral Historia Local
Historia de la Literatura Historia de la Medicina
Historia del Tiempo Presente Microhistoria
Partiremos con La Escuela Positivista Alemana, que utiliza siempre una división de tipo
temporal y evolucionista, pues parte principalmente desde los orígenes de los tiempos, hasta
llegar al presente, como en el caso de la Historia de Chile de Diegos Barros Arana, que comienza
desde los primeros habitantes de América en la prehistoria y desde ahí se establece una línea de
tiempo hasta la propia actualidad. La historia positivista no posee una mayor interpretación
filosófica y menos sociológica del relato sino que se centra en ir describiendo los periodos de
acuerdo a la documentación disponible, por lo que muchas veces se le ha criticado como
simplemente un almanaque vacío de múltiples datos y fechas.
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La Escuela Marxista se ha caracterizado por escribir acerca de los grandes procesos
económicos que se han desarrollado en las sociedades, tales como el mercantilismo, el
liberalismo o el capitalismo. En los trabajos hechos por esta escuela encontramos también formas
de escribir la historia de acuerdo a las tesis de Karl Marx y de su materialismo histórico. Un
ejemplo de ello es la Interpretación Marxista de la Historia de Chile de Luis Vitale. La historia
marxista es criticada debido a que al seguir modelos teóricos marxistas, es una historia que ya
está determinada de antemano, por lo que si se conoce el marxismo es posible advertir a las
conclusiones que llegarán los trabajos en éste ámbito. Pese a ello, es invaluable el aporte que la
escuela marxista ha realizado, principalmente a través de los estudios económicos. Tomando
también estos aspectos, la Escuela Marxista Británica ha desarrollado un método de escritura
enfocado desde los propios protagonistas, pero desde las colectividades de oprimidos, es decir,
una historia desde abajo y no desde las cúpulas de poder. Esta escuela ha dejado marcado el
método para otras líneas de investigación, como en la microhistoria, la cual interpreta los sucesos
desde realidades pequeñas. Un ejemplo de ello, es el texto de Carlo Ginzburg, La Gran Matanza
de Gatos, que a través de un suceso callejero, el autor va desarrollando distintas apreciaciones
sobre las condiciones de vida de los franceses pobres en el siglo XVIII. Por otro lado, la Escuela
de los Annales, posee unas formas de escribir la historia bastante diversos debido a que toma de
las ciencias sociales los distintos enfoques y teorías. La Escuela de los Annales ha pasado por
escribir relatos de carácter estructuralista, funcionalista, posmodernista, etc. También hay
interpretaciones en las que el centro de los relatos se basa en el espacio geográfico, como en el
libro llamado Mediterráneo, del francés Fernand Braudel. La escuela de los annales utiliza de
igual forma la modalidad del ensayo, que consiste en reflexiones históricas y no en trabajos
meramente investigativos. Curiosamente, en Chile, los mejores libros de historia han sido los
ensayos hechos bajo la modalidad de la Escuela de los Annales, como Para una Meditación de la
Conquista, de Sergio Villalobos, La Fronda Aristocrática de Alberto Edwards, El Peso de la
Noche, de Alfredo Jocelyn Holt o Para una Meditación de la Edad Media, de Luis Rojas Donat,
de manera que esta escuela ha influido de una manera notoria en este país.
En términos generales, la historia es escrita bajo un orden cronológico y encerrada entre los
límites que detentan los espacios geográficos. Además, casi siempre se inicia un relato histórico
con una introducción, de manera de contextualizar el estudio. Luego viene el desarrollo de los
capítulos del texto y posteriormente las conclusiones obtenidas. Al final, se suelen mencionar
todos los textos y la bibliografía que el autor ha consultado para lograr su trabajo. Sin embargo,
existe una diferencia fundamental entre un estudio histórico de un carácter académico y otro que
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persigue fines distintos: El pié de página, el cual se utiliza generalmente para citar la fuente
utilizada, la posición intelectual de otros autores para sustentar las afirmaciones que ha hecho el
historiador y también se utiliza para alguna explicación adicional o bien para profundizar en
algunas de las ideas mencionadas. El pie de página rara vez está presente en los textos que no son
académicos y muchas veces acusa a quienes no son historiadores profesionales. Un ejemplo de
ello es Las Venas Abiertas de América Latina de Eduardo Galeano, el cual es un texto
periodístico, pero que muchas personas consideran precisamente que es un texto de historia
colonial y lo asumen así.
1-Fuentes Primarias: Son aquellas que están constituidas por los documentos que fueron
elaborados practicamente en el mismo momento en el que transcurrieron los hechos descritos y
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que no han sufrido alteraciones ni modificaciones, de manera que son vestigios directos del
pasado. Las fuentes primarias pueden ser escritas (tales como los documentos públicos o
privados, cartas, correspondencia, prensa, memorias o diarios personales, así como también
algunos trabajos literarios o de algún tipo de carácter científico. Otras fuentes primarias pueden
también ser iconográficas como en el caso de las fotografías, los afiches, las películas, las
representaciones artísticas, etc. Otras fuentes primarias pueden ser orales, como las entrevistas,
las conversaciones, aunque estas últimas conviene utilizarlas con cuidado debido al grado de
subjetividad e imprecisión que puede surgir de ellas.
2-Fuentes Secundarias: Son todas aquellas compuestas por antecedentes que le puedan
otorgar un cuerpo teórico al historiador en cuanto a los problemas y los planteamientos iniciales
de su trabajo y la profundización de las argumentaciones esgrimidas. Las fuentes secundarias
generalmente son los libros, revistas, artículos de revistas, tesis, papers y otros trabajos
académicos. En Síntesis, las fuentes secundarias son muy importantes para darle forma a la
investigación y las primarias son importantes para el fondo de la misma.
El historiador, una vez que ha logrado completar el arduo trabajo de recopilar las fuentes con
las que piensa desarrollar su trabajo de investigación, debe ahora realizar otro proceso distinto
que consiste en reunirlas y darles cierta coherencia para comenzar a interrogarlas y así “hacerlas
hablar,” es decir, debe realizar un proceso de interpretación, lo que también se denomina como el
“Proceso Hermenéutico.” Obviamente, las conclusiones que se puedan llegar a obtener pueden
ser varias, de manera que existirán tantas interpretaciones como los historiadores que logren
hacerlo, de manera que una fuente puede ser analizada desde las distintas maneras, pero siempre
siguiendo el criterio establecido por los historiadores, lo que no quiere decir que algunas de las
fuentes puedan llegar a servir más que en otras.
Respecto al párrafo anterior, debemos hacer una pequeña reflexión acerca del carácter y la
personalidad misma del historiador, ya que al ser un sujeto cognoscente que interviene en un
relato, ya que traerá consigo toda una carga emocional y cultural que de alguna manera terminará
plasmándose en su trabajo. Un ejemplo de ello sería que al líder de alguna banda o barra de algún
equipo importante, fuese designado por hacer una historia del equipo rival, lo que obviamente de
concretarse, representaría una distorsión de la realidad, ya que el historiador no puede
desprenderse de sus emociones, intereses o rencillas si es que las hubiese. Es por ello que el
historiador debe saber que existen fuentes que pueden ser lo bastante útiles para los determinados
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periodos de tiempo, pero si el historiador no posee una formación muy sólida en el plano cultural
o de otras índoles, sólo le dará un valor probatorio y no de un carácter más analítico. En
contraste, otro historiador podría obtener muchísima información de una fuente que no parecía
tan importante, sólo por que posee un mayor cúmulo de conocimientos en determinadas materias.
De manera que no existe solo una única forma de interpretar o interrogar a las fuentes, ya que ello
dependerá únicamente de la capacidad del historiador para poder hacerlo. Sin embargo, también
existen algunas técnicas que permiten realizar las críticas de rigor a las fuentes, tanto a las
primarias como a las secundarias. Estas técnicas, con algunas apreciaciones, deben ser siempre
utilizadas en la conformación de cualquier investigación histórica debido a su gran utilidad.
Una vez que el documento ha sido calificado como verdadero y se ha constituido como una
fuente histórica propiamente tal, el historiador deberá proceder entonces a tratar de otorgarle
algún significado a la fuente con la que trabajará. Para ello deberá interrogarla para saber qué
quiso decir el autor de la fuente, o bien que utilidad podría tener. Existen también las llamadas
técnicas de análisis de discurso, que permiten una interpretación más profunda de una fuente a
través de la identificación de los diversos elementos culturales, políticos o económicos que están
implícitamente presentes en los textos. Esta técnica es bastante compleja y requiere de un nivel
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de abstracción mayor, por lo que no siempre es fácil de entender cuando se lee por algunos
iniciados y la lectura a veces se hace un poco tortuosa para aquellos no entendidos. Por otro lado,
la fuente puede ser también criticada cuando el mensaje que entrega ha puesto en duda las
afirmaciones hechas previamente en la introducción de la investigación y puede hacer tambalear
la viabilidad de la misma.
En cuanto a la crítica de las fuentes secundarias, estas se realizan principalmente en el proceso
de búsqueda de la bibliografía especializada que apoye la investigación histórica. Por ejemplo, si
en el trabajo se ha de considerar que debería utilizarse alguna de las obras de Nietzsche, debemos
asegurarnos que el texto que ocupemos sea de alguna de las editoriales conocidas por hacer un
buen trabajo de traducción de la obra, así como también una adecuada nota introductoria de parte
del editor que especifique el trabajo de traducción en sí, lo que obviamente no ocurre en las
ediciones de bolsillo que se suelen vender en los supermercados o en el mercado más informal.
Por otro lado, se debe evitar la utilización de los manuales o recopilaciones y se debe centrar el
trabajo en los textos originales o las obras completas, ya que sólo ahí se alcanza una comprensión
más acabada de las mismas. En el caso de los artículos académicos, se debe asegurar que éstos
sean de revistas avaladas por los círculos académicos serios y universitarios, evitando utilizar
textos con un marcado contenido ideológico o político. Para la construcción teórica de la
investigación se deben utilizar autores y obras reconocidas por el mundo intelectual, en las cuales
existe un consenso de que dichos trabajos son un aporte al mundo del conocimiento y extraerse
así la información deseada y no textos sueltos o en revistas, que no son de un ámbito académico.
Una investigación histórica, por muy buenas fuentes primarias que posee, si utiliza los textos o
las ediciones inadecuadas podría correr el riesgo de ser duramente criticada por su poca seriedad,
su poca prolijidad e incluso podría cuestionarse la capacidad intelectual del historiador, puesto
que se pondría en duda la comprensión de los textos que se está citando o utilizando. De manera
que la crítica a ambos tipos de fuentes es importante, pues además de ser un ejercicio intelectual
para el historiador permite enrielar la investigación en ciertos grados de objetividad, puesto que
todos los historiadores concuerdan en que las fuentes deberán ser bien analizadas y serán parte de
la columna vertebral de las investigaciones que se habrán de realizar en el ámbito histórico. Si
bien es cierto, la crítica que se pueda a hacer una fuente podría ser interminable, es conveniente
utilizar como modelo la crítica que se ha hecho en investigaciones anteriores, contrastando los
resultados que se puedan obtener.
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TRABAJO PRÁCTICO GRUPAL N°1
Lean el siguiente texto
1-(CARTA DE PEDRO DE VALDIVIA AL EMPERADOR CARLOS V, 15 DE OCTUBRE DE 1550)
“Ocho días holgué allí, corriendo siempre a un cabo y a otro, tomando ganado para nos sustentar en donde
hobiésemos de asentar, e así hice levantar el campo. Torné a pasar el río de Nibequeten, e fui hacia la costa por el de
Biubíu abajo; asenté media legua dél, en un valle, cabe unas lagunas de agua dulce, para de allí buscar la mejor
comarca. Estove allí dos días mirando sitios, no descuidándome en la guarda, que la mitad velábamos la media
noche, y la otra la otra media. La segunda noche, en rendiendo la primera vela, vinieron sobre nosotros gran cantidad
de indios, que pasaban de veinte mil; acometiéronnos por la una parte, porque la laguna nos defendía de la otra, tres
escuadrones bien grandes con tan gran ímpetu y alarido, que parescían hundir la tierra, y comenzaron a pelear de tal
manera, que prometo mi fe, que ha treinta años que sirvo a V. M. y he peleado contra muchas naciones, y nunca tal
tesón de gente he visto jamás en el pelear, como estos indios tuvieron contra nosotros, que en espacio de tres horas
no podía entrar con ciento de caballo al un escuadrón, y ya que entrábamos algunas veces, era tanta la gente de armas
enastadas e mazas, que no podían los cristianos hacer a sus caballos arrostrar a los indios. Y desta manera peleamos
el tiempo que tengo dicho, e viendo que los caballos no se podían meter entre los indios, arremetían la gente de pie a
ellos. Y como fui dentro en su escuadrón y los comenzamos a herir, sintiendo entre sí las espadas, que no andaban
perezosas, e la mala obra que les hacían, se desbarataron. Hiriéronme sesenta caballos y otros tantos cristianos, de
flechazos e botes de lanza, aunque los unos e otros no podían estar mejor armados, y no murió sino sólo un caballo a
cabo de ocho días, y un soldado que disparando otro a tino un arcabuz, le mató; y en lo que quedó de la noche y otro
día no se entendió sino en curar hombres y caballos. E yo fui a mirar donde había los años pasados determinado de
poblar, que es legua e media más atrás del río grande que digo de Biubíu, en un puerto e bahía el mejor que hay en
Indias, y un río grande por un cabo que entra en la mar, de la mejor pesquería del mundo, de mucha sardina, céfalos,
tuninas, merluzas, lampreas, lenguados y otros mil géneros de pescados, y por la otra otro riachuelo pequeño, que
corre todo el año, de muy delgada e clara agua.”
RESPUESTAS:
1-¿Cuál es la principal dificultad del texto?
La Principal dificultad es la lentitud de la escritura, debido a las estructuras gramaticales propias del castellano
antiguo, que si bien, utiliza casi las mismas palabras que usamos hoy, están redactadas de una forma que nos parece
muy extraña a nuestro hablar cotidiano. En síntesis, cuesta digerir la lectura pues está escrito en una manera diferente
a cómo nos expresamos hoy en día.
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2-¿Si tuvieses que explicar en 5 líneas de qué se trata el texto, cómo lo sintetizarías?
Se trata de una carta enviada por Pedro de Valdivia al emperador Carlos V, en la cual le explica que habiendo
llegado a orillas de un río, decidió acampar en sus alrededores, siendo atacado por una cantidad desconocida de
indígenas, los cuales dieron muestras de ser tan bravos en combate que él jamás había visto en su vida soldados tan
feroces como éstos.
3-¿Qué reflexión hace Pedro de Valdivia respecto a la forma de pelear de los mapuches?
Qué él, siendo un soldado que ha peleado en distintas guerras en Europa y ha visto la muerte tan de cerca, apostaría
toda su fe a que él en su vida ha visto personas tan fieras en pelear como han sido los araucanos.
4-¿Qué descripción externa podríamos hacer del texto?
Se trata de una carta escrita en el siglo XVI, con un estilo propio del castellano antiguo, si bien se afirma que es
Pedro de Valdivia el autor, bien podría haber sido su escribiendo o su sirviente quien haya hecho las redacciones
luego que Valdivia le relatara lo sucedido, por lo que es también posible que muchas de las cosas que ahí se
mencionan hayan sido elaboradas a partir de la imaginación.
5-Enumera los espacios geográficos que menciona Valdivia en el texto.
El río Nibequeten hacia la costa
El río Biobío
Una serie de lagunas de agua dulce
Una bahía y un cabo de un río
RESPUESTAS
1-¿Qué opinión nos merece la carta de Diego Portales?
Esta respuesta es valórica, el alumno puede dar sus propias impresiones acerca del contenido la carta, pero siempre
debe dejar un argumento tal que se entienda que ha formulado una opinión respecto a lo que contiene la carta.
2-¿Por qué un hombre público, un ministro de Estado, está utilizando ese tipo de lenguaje?
Porque tiene rabia por el manejo que se ha hecho de la administración pública, al cual Portales cree que las familias
aristocráticas entorpecen con su constante accionar e influencia.
3-¿En términos prácticos, que podemos sacar en claro de lo que Portales está pensando acerca del gobierno?
En que el país debe gobernarse con fuerza y con autoridad.
4-¿Qué nos podría decir esta carta sobre la personalidad y el carácter de Diego Portales?
Que era un tipo individualista, violento, egoísta, calculador y tremendamente rencoroso de los grupos aristocráticos
de Santiago.
Desde el punto de vista meramente disciplinar, son lecturas complementarias básicas los
grandes sociólogos del siglo XIX y XX, tales como Augusto Comte, Talcott Parsons o Max
Weber, ya que entregan diversos marcos teóricos con los que se puede entender la realidad.
También son complementarias las grandes obras de la filosofía, principalmente las que se utilizan
en las ciencias sociales. Obviamente, como es imposible llegar a leer todo lo que se ha escrito, es
útil recurrir a algunos manuales o síntesis, elaborados por los entendidos en aquellos diversos
temas. Esto resulta bastante útil, pues se logra adquirir un conocimiento panorámico de cada
disciplina y es más fácil llegar posteriormente a los autores específicos. También son bastante
útiles todos los manuales de redacción y estructuración de textos, para ayudar a adquirir las
competencias necesarias para establecer un buen relato histórico.
Una buena investigación histórica, principalmente la que goza de aceptación y de la
credibilidad del mundo académico no sólo precisa de la utilización de las fuentes y la capacidad
de la interpretación que logre hacer el propio historiador, sino que también se puede lograr
cuando este posee la capacidad de conocer tres universos distintos: por un lado el historiador
debe conocer el mundo académico, las distintas teorías, las escuelas que las sustentan, las
publicaciones que se han realizado y los trabajos que recientemente se están llevando a cabo por
los demás especialistas de la disciplina. Por otro lado, el historiador debe tener un conocimiento
de la cultura general, las distintas ciencias que existen, de las otras disciplinas de las ciencias
sociales, también de la parasicología o los fenómenos paranormales, de conocimientos técnicos
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sobre determinadas materias, de las grandes obras de la literatura universal, las pinturas y formas
de expresión artística que han sido un gran aporte a los saberes universales, etc. El historiador
debe manejar todos los elementos del mundo que le rodea. Por último, el historiador también
debe ser capaz de comprender toda su realidad más inmediata, la que transcurre por los lugares en
donde camina, por donde él vive, de manera que debe poder leer todas las situaciones cotidianas,
de conocer el mundo del día a día en el cual habita. Es decir, debe manejar y comprender la
cultura de la calle, de la vida bohemia, de los suburbios y las periferias, del universo del bar, la
taberna y los lugares de juego. Todo ello en virtud que así el historiador conoce más de fondo al
ser humano y puede saber interpretarlo en los distintos ambientes en que éste se desenvuelve,
sobre todo en los aspectos más cotidianos. Por ello es necesario que el investigador no sólo
conozca de historia sino que también tenga acceso a todos los ámbitos del conocimiento, ya sean
de una índole académica o no. Por ello se debe manejar la información de todo lo que se escriba;
los diarios, las revistas, las notas de texto que se escriben en las redes sociales e incluso los
rayados callejeros pues todo lo que el ser humano exterioriza a través de lo que escribe va dando
cuenta de las realidades sociales que pueden ser estudiadas en la historia. Por ello, toda las
lecturas complementarias sirven para entregar todo tipo de información adicional y se hace
estrictamente necesario que el historiador logre primero identificarlas para luego utilizarlas en el
trascurso de todo su proceso de investigación histórica.
Es por ello que las obras artísticas muchas veces pueden causar una gran conmoción en el
mundo en el cual se realizan. De hecho, tradicionalmente ha sido siempre el arte quien rompe los
esquemas que luego seguirán los intelectuales, de manera que los pormenores de cómo las obras
se realizan, junto con las características de sus propios creadores, así como el impacto que las
obras logran generar, son los principales elementos de análisis para los historiadores, dejando los
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preceptos netamente artísticos para los críticos y los autores especializados. Por último, las
esculturas y otras expresiones artísticas son sometidas a las mismas miradas inquisitivas por el
historiador, ya que éstas han de cumplir con las mismas expectativas de análisis que pueden
hacerse de ellas, logrando así que para la historia, el arte sea una expresión más de las realidades
sociales que pueden ser estudiadas a través de ella y al revés, puede también el arte reflejar en sí
misma y a través de una sola creación, el conjunto de universos y dimensiones que la sociedad
logra establecer en todos sus ámbitos, de manera que su estudio y el análisis lleva a ampliar todo
el mundo del conocimiento.
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Responde las siguientes preguntas en una hoja aparte (5 puntos c/u)
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Responde las siguientes preguntas en una hoja aparte (5 puntos c/u)
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2- ¿A qué tipo de realidad histórica corresponde la acción que se desarrolla en el cuadro?
A los movimientos sociales que irrumpieron con fuerza en el siglo XX, reclamando sus derechos y mejoras salarias y
acceso a condiciones básicas de vida.
4-¿Qué comparaciones se pueden realizar en la realidad del cuadro con la realidad chilena?
Que en Chile existieron también manifestaciones y movimientos sociales y que al igual que en el resto de
Latinoamérica, también fueron reprimidos por los gobiernos de la época e incluso con un saldo de personas muertas.
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como auténtica y no como una falsificación, como suele hacerse con algunas técnicas de
laboratorio. La forma de hacerlo es a través del análisis químico del papel y del tipo de resolución
que ha logrado capturar el lente que encuadró la imagen estudiada, pues la capacidad técnica de
cada cámara va a depender de la tecnología de su construcción, por lo tanto no correspondería
una fotografía de 1914 con la calidad de la imagen que se logra con una cámara que fue
construida en 1970. Luego de ello, debe analizarse el propio encuadre de la foto, ya que
permitiría ver elementos que están dentro de él que pueden ser utilizados para una descripción
histórica, como los edificios que aparecen, el tipo de ropa que las personas utilizan, los
automóviles o los aparatos eléctricos o electrónicos. También pueden apreciarse una serie de
elementos publicitarios que darían cuenta de los elementos de consumo existentes en una
determinada época o las diversiones que las personas solían recrear. Por otro lado y ya desde una
posición del análisis del discurso, la fotografía puede mostrarnos una serie de realidades mucho
más complejas, como el abandono de niños, la proletarización de los sectores campesinos, los
abusos cometidos por algunas instituciones, los conflictos que han llegado a resolverse a través
de la vía de las armas etc. La fotografía, al igual que la pintura, hace que la realidad sea un espejo
de ella, a diferencia de que a través de los lentes, no interfiere la personalidad del autor, o bien no
directamente, pues las emociones no pueden retratarse en la fotografía de la forma en que los
pinceles lo hacen a través del trazo. Pese a ello, sí pueden identificarse las tendencias del
fotógrafo al retratar las determinadas imágenes, lo que le va otorgando una cierta personalidad.
La fotografía es importante para algunas de las corrientes históricas como por ejemplo la historia
urbana, que busca estudiar los procesos de transformación de la ciudad desde una visión material
y para ello requiere de registros visuales como la fotografía o las filmaciones caseras.
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RESPUESTAS
1-¿Qué tipo de escena está mostrándonos la fotografía? Descríbela.
La fotografía muestra un grupo de personas transitando por una población con casas que son ranchos o mediaguas,
por lo que se infiere que es un sector habitado por personas pobres o de escasos recursos. Además, en la calle puede
verse que no hay pavimentación ni tampoco alcantarillado, aunque si se aprecian postes de luz. En la foto un señor
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está trasladando algunos materiales, unos niños vienen del colegio y a lo lejos se pueden ver unos perros
acompañándolos.
2-¿De acuerdo a qué elementos que se muestran en la fotografía, podríamos aproximar una fecha y cuál sería?
En la foto se ven niños con uniformes escolares y luz eléctrica por lo que la fotografía aunque está en blanco y negro,
corresponde al siglo XX, además al fondo, a un costado de los pinos, pueden verse los techos de los edificios que
fueron construidos a mediados de la década de los años 60 por el gobierno de Jorge Alessandri.
FOTOGRAFÍA 2
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Respuestas
1-¿Qué elementos propios de la modernización están presentes en la fotografía?
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Se observa el transporte público, la pavimentación, los postes de la electricidad, también es posible ver las chimeneas
de las fábricas y las personas caminando dan cuenta de la existencia de los medios de transporte, ya no se transita a
caballo.
3-De acuerdo a la fotografía, ¿qué elementos crees tú que aún se mantienen como parte del proceso de
modernización? Ej: Aún existe un sistema de transporte público.
También se mantiene el edificio que servía a la estación de ferrocarriles, el alumbrado público y la contaminación
atmosférica que se genera con el humo de las fábricas.
4-Como una fuente histórica, ¿Qué podríamos probar con esta fotografía si hiciésemos una investigación en
Historia?
Que en Concepción existió una importante estación de ferrocarriles en la calle Prat.
5-¿En qué año crees que transcurre la imagen de la fotografía y cuáles son tus argumentos?
Corresponde a los años 70, debido a los modelos de las micros.
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PELÍCULA N°1
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Director: PATRICIO KEULEN
País: CHILE
Año: 1967
Argumento Principal: Un pequeño niño que vive un conventillo, asiste al funeral de su hermano
recién nacido, quien por ser un angelito, debe llevar alas de papel, las que se
pierden durante el funeral. El pequeño niño decide recorrer Santiago hasta
llegar al cementerio para llevar las alas. En su recorrido va encontrándose
con distintas escenas de la vida bohemia y callejera de Santiago.
La vida de los conventillos y las diferencias sociales existentes en el Chile de los años 60, la prostitución, la
vida en las calles y los niños abandonados y las costumbres campesinas que aún perduran en la vida de la
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ciudad.
Que durante los años 60, coexistían en Santiago dos realidades distintas; por un lado una ciudad moderna y
por otro lado la miseria y la pobreza de los sectores marginales, gente pobre viviendo al lado de grandes
departamentos y mansiones.
3-¿Qué tipo de análisis histórico podríamos hacer a través de la escena del funeral?
Podemos afirmar que en los sectores populares donde vivía las personas más pobres, seguían existiendo
costumbres campesinas, propias de los campos de donde provenían las personas que habían llegado a vivir a
la ciudad.
A los niños abandonados que vivían en las orillas del río Mapocho y que se dedicaban a robar y a cometer
hechos delictuales.
PELÍCULA 2
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Título de la Película: LA BATALLA DE CHILE
Año: 1975
Argumento Principal:
El documental muestra los últimos días del gobierno
de la Unidad Popular y las tensiones políticas que se
generan entre los distintos sectores que integran el
gobierno, así como también muestra la agresividad
que existe entre los distintos conglomerados políticos.
La profunda crisis política existente en Chile durante los últimos días del gobierno de la Unidad Popular, y las
reacciones de parte de quienes buscaron el golpe de Estado como única vía posible a las transformaciones que
se estaban llevando a cabo por el gobierno de Allende.
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2-¿Qué tipo de elementos de interés histórico se pueden probar a través de la película?
El quiebre democrático vivido en Chile durante los últimos periodos de la Unidad Popular. La intención de la
democracia cristiana de buscar salidas alternativas a los cauces democráticos.
3-¿Qué tipo de análisis histórico podríamos hacer sobre los debates de los obreros?
Que tenían una posición clara y firme respecto a la situación compleja en la que se encontraba el país y que de alguna
manera no estaban de acuerdo con resolver la situación a través de las vías democráticas
Querían que el gobierno les entregase armas y un plan estratégico para continuar con la resistencia ya que
entendían que el enfrentamiento entre clases era inevitable.
5-Desde un punto de vista general, y según lo que la película interpreta, ¿cuál es la situación que se vive
en el país desde un punto de vista político?
Un quiebre de las instituciones democráticas y un estado de desconocimiento absoluto de los derechos de cada cual,
no había tampoco una intención de diálogo entre los sectores políticos.
La Historia de Chile y América están estrechamente unidas por el mismo proceso que surgió
mediante el descubrimiento de América en octubre de 1492. En dicho año, las naves de Cristóbal
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Colón llegaron al continente en busca de nuevas rutas comerciales hacia las indias, ignorando que
estaban frente a tierras que no habían sido descubiertas. Una vez que las autoridades españolas
comprendieron que se trataba de un nuevo continente se inició el proceso de ocupación de las
indias a través de la hueste, que estaba compuesto por varios grupos de expedicionarios
financiados por un Capitán de Conquista. Así es como se fueron descubriendo los territorios de
México, Panamá, Venezuela y el Perú. Este último país fue conquistado por Francisco Pizarro y
Diego de Almagro. Este último, en1536 y según los datos obtenidos por los indígenas del Perú,
decidió expedicionar hacia el sur, a un territorio denominado Chile, el cual estaba lleno de oro y
riquezas, al igual como lo estaba el Cuzco.
Sin embargo, la riqueza de Chile fue sólo una treta de los indígenas peruanos para alejar a
Almagro del valle del Cuzco y así poder atacara a Pizarro. La decepción de Almagro se hizo
latente al ver que el territorio de Chile no ofrecía riqueza alguna y que el país estaba enteramente
cubierto por espesos bosques, montañas, ríos e indígenas belicosos, de manera que no valía la
pena poblarlo, siendo lo más conveniente dar la vuelta y regresar hacia el Perú, como así lo
acordó con sus capitanes. Una vez en el Cuzco, Almagro sostuvo una cruente guerra con Pizarro
y fue apresado por uno de los capitanes de este; el capitán Pedro de Valdivia, quién en
recompensa por sus sacrificios recibió una importante cantidad de plata y una mina. Sin embargo,
Valdivia solicitó a Pizarro la autorización para conquistar y poblar Chile. Como le encontraron
loco por querer ir a un país tan pobre, Valdivia salió del Cuzco con apenas unos 12 hombres y
unos cuantos indios de servicio, atravesando el desierto de Atacama, llegando al valle de
Aconcagua y luego a la cuenca del río Mapocho.
Fue en estos territorios donde fundó la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo y luego de
sostener varios combates con los indígenas que se alzaron ante su presencia, decidió solicitar
refuerzos al Perú en cuyo viaje fundó la ciudad de La Serena. Una vez llegados los refuerzos y
pacificado el territorio, Valdivia decidió emprender la conquista hacia el sur, donde fundó la
ciudad de Concepción en octubre de 1550. A partir del establecimiento de esta ciudad y mientras
en toda la América española se rebozaba de oro y se iniciaba la colonización, en Chile se inició la
Guerra de Arauco, siendo el pueblo mapuche el mayor adversario que los españoles tuvieron en
todo el continente. Esto motivó una serie de quejas de parte de las autoridades españolas, pues
debían desviar parte de los recursos hacia Chile ya que se consideraba que en virtud de la torpeza
de los gobernadores, Chile no podía aún pacificarse. Luego de la muerte de Pedro de Valdivia en
la batalla de Tucapel en 1553, sus sucesores no lograron pacificar el territorio y García Hurtado
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de Mendoza quien llegó a mediados de 1563 pudo en cierta medida controlar algunas de las
ciudades en guerra.
La situación de guerra se mantuvo inalterable hasta 1598, año en que tuvo lugar el Desastre de
Curalaba, que trajo como consecuencias la pérdida de todas las ciudades al sur del río Biobío, la
pérdida de todos los lavaderos de oro, el establecimiento de la frontera definitiva en el río Biobío
y la creación de un ejército permanente, profesional y pagado por el Estado español. Se comenzó
a enviar todos los años un auxilio en oro, armas, caballos, hombres y pertrechos, denominado
Real Situado. Con este situado se inició un extenso comercio entre Chile y el virreinato del Perú,
creándose intereses económicos por lado y lado. Además dejó a Santiago en una posición
favorecida pues sus habitantes no tuvieron que partir a la guerra, con lo que pudieron dedicarse
tranquilamente a las labores agrícolas, haciendo que la ciudad prosperara económicamente en
desmedro de Concepción. Durante todo el periodo colonial, Chile debió mantener un comercio
limitado, debido a que España determinó un Monopolio Comercial en que las colonias sólo
podían comercia con España y no con otros territorios, lo que originó una gran concentración
económica, a la vez que los contrabandistas recorrían toda América vendiendo productos y
novedades europeas.
Mientras la colonia pasaba tranquilamente sus días, en Europa se sentían los vientos de
cambio. La ilustración y las ideas liberales habían hecho que el pueblo francés iniciara una
revolución que sacó del trono al rey Luis XVI y que declarara la Primera República y una
declaración de los derechos del hombre, la cual estaba marcada por elementos liberales de
igualdad, fraternidad y solidaridad. Por otro lado, Inglaterra había perdido sus territorios más
importantes de América, debido a que varios de los estados se habían unido para hacer la guerra
al imperio británico y declarar su independencia en 1776, lo que había sido visto como un
ejemplo para los americanos de las colonias. Todas estas situaciones habían cambiado la
mentalidad de los criollos, que resentían la presencia española en América. Además, las reformas
borbónicas y la expulsión de los jesuitas causó una profunda antipatía por los llamados españoles
peninsulares, así como la desconfianza a las autoridades.
Bajo este clima de animadversión hacia los españoles, llegó en 1808 la noticia de que
Napoleón había invadido España y que había capturado al rey Fernando VII. Por su parte, el
pueblo español organizó una Junta de Gobierno en la ciudad de Cádiz y otra en Sevilla. Estas
juntas tuvieron como principal objetivo gobernar España en ausencia del rey, ya que desconocían
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la autoridad del hermano de Napoleón, quien había sido puesto en el trono. La formación de
juntas de gobierno motivó a que en América se hiciese lo mismo, primero en Venezuela y luego
en Argentina y México. En Chile, la formación de la Junta de Gobierno se produjo el 18 de
Septiembre de 1810 y se integró con los principales miembros de la aristocracia de Santiago y
con algunos miembros de Concepción. Esta primera junta de gobierno decidió gobernar el país
sin autorización de las autoridades españolas, por lo que se considera el inicio del proceso de
independencia. A partir de 1810, se sucedieron hechos tumultuosos, pues hubo una fuerte disputa
entre los miembros de Concepción, liderados por Juan Martínez de Rozas y los vecinos de
Santiago. En medio de estas pugnas, apareció la figura de José Miguel Carrera, quien decidió
tomar el poder por sí mismo y hacerse cargo de la Junta de Gobierno. Mientras esto ocurría, el
virrey del Perú decidió poner orden en Chile, pues consideró que la formación de la junta
atentaba contra los dominios del Rey.
Se envió desde el Perú una expedición con la intención de recuperar Chile, frente a lo cual, los
chilenos debieron organizarse militarmente. Carrera había creado un ejército y los primeros
símbolos patrios como la bandera y el escudo. Luego de destituir a Martínez de Rozas, las tropas
de Carrera contaron con más soldados provenientes de Concepción, al mando de Bernardo O
´Higgins, quien había llegado hacía poco tiempo al país a recuperar la herencia que su padre le
había dejado. La llegada de la expedición desde Lima marcó el inicio de los combates de la Patria
Vieja, que se sucedieron durante todo el año de 1813 y 1814. En este periodo surgieron fuertes
roces entre los hermanos Carrera y O´higgins, debido al curso que había tomado la guerra y las
cuestionadas decisiones de ambos líderes. La situación culmine fue la derrota que sufrieron los
patriotas en Rancagua, ya que los obligó a huir a Mendoza, en donde O´Higgins se encontró con
su amigo José de San Martín, con quien decidió formar un solo ejército y expulsar a los españoles
de América. Se prepararon tres años, saliendo de Mendoza y atravesando la cordillera de los
Andes con más de 5000 hombres. Una vez llegados al territorio chileno, derrotaron a los
españoles en las cuestas de Chacabuco y luego avanzaron sobre Concepción, desde donde
iniciaron la marcha hacia el norte. Luego de sostener varios combates, logran derrotar a los
españoles en Maipú, con lo que aseguraron definitivamente el territorio en la zona central. Luego
de ello, San Martín y O´Higgins comenzaron a planear una expedición para liberar el Perú.
Sin embargo, mientras se hacían los diversos preparativos para avanzar sobre Lima, el sur de
Chile había quedado sin protección y los restos de las fuerzas realistas comenzaron a reagruparse
en pequeños grupos que comenzaron a formar grandes bandas de asaltantes y montoneras,
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cometiendo toda una serie de delitos, robos y homicidios, principalmente en la provincia de
Concepción, en donde los hermanos Pincheira, el montonero Benavides y el cura Ferrabú
causaban el terror en la población. O´Higgins envió al general Ramón Freire a detener a estas
bandas, campaña que llevó el nombre de Guerra a Muerte y que extendió desde 1818 hasta 1823
para finalmente expulsar definitivamente a los españoles, cuyo último bastión en ser combatido
fue en Chiloé, en la batalla de Bellavista en 1826.
En el intertanto de las campañas militares, la situación política en el país era inestable ya que
no había consenso alguno en cuál sería la manera en que se organizaría de manera interna el país.
Algunos propusieron un gobierno de tipo federal, como Argentina o Estados Unidos y otros un
gobierno con un carácter centralista. Los bandos en pugna se reconocían como liberales, debido a
que proponían mayores aperturas en cuanto al comercio y a la instrucción pública, alejándola de
la influencia de la iglesia católica. A este grupo político se les tildó de “pipiolos” por ser
considerados “pollos” e inexpertos. Por otro lado, existía un sector que buscaba una mayor
presencia de las instituciones armadas y el apoyo de la iglesia católica para la creación de un
orden moral que conduzca al país a la decencia y a un estado digno de dicho nombre. Este sector
era un grupo de conservadores que habían sido apodados como “pelucones” en alusión a las
pelucas que usaban los españoles, ya que se les acusaba de querer restaurar la monarquía y
proclamarse como nobles. Las pugnas entre estos grupos llegó a una violencia armada. En Lircay,
en 1830, se batieron los dos bandos en una franca y abierta guerra civil. Los liberales sufrieron
una aplastante derrota y los conservadores lograron imponerse gracias a la ayuda prestada por
Diego Portales, un comerciante estanquero que había ganado ciertas simpatías en el bando
conservador por su visión de orden y gobierno. Los conservadores, una vez en el poder, lograron
colocar a José Joaquín Prieto en la presidencia de la república, quien llamó a Diego Portales a
ocupar los cargos de Ministro del Interior, Guerra y Marina y Relaciones Exteriores. Diego
Portales inmediatamente comenzó a organizar el país y a sus habitantes, a quienes llamaba “el
peso de la noche” debido a que consideraba que Chile estaba completamente habitado por gente
floja, ignorante, llena de vicios y que no tenían intención alguna de progresar. Por ello decretó la
prohibición de todas las diversiones populares, así como los presidios ambulantes, persiguiendo a
la delincuencia. A la vez, buscaba aperturas comerciales para las empresas. La idea de orden de
Portales quedó plasmada en la Constitución de 1833, la cual determinó que Chile era un Estado
Autoritario, Fuerte y Centralizado. El orden portaliano ha predominado en Chile a lo largo de
toda nuestra historia, pues la concepción de orden institucional que el país posee fue el ideado por
Portales en 1833.
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Una vez estabilizado el gobierno. Se produjo la muerte de Diego Portales producto de las
venganzas de los grupos de políticos exaltados que se oponían a una acción militar en el Perú, ya
que Portales había enviado una expedición al mando de Manuel Blanco Encalada a destruir la
unión militar denominada Confederación Perú-Boliviana. A juicio de Portales, la existencia de
esta confederación marcaría el fin de Chile, pues ambos países juntos eran más fuertes que Chile
en cuanto a población y proyección económica y por lo tanto debían ser destruidos. Además,
Portales creía que el puerto de Valparaíso debía ser superior al puerto del Callao del Perú y por
ende debía imponerse comercial y militarmente. Pese a ello, la muerte de Diego Portales, lejos de
aumentar los sentimientos pacifistas, causó el efecto contrario e incentivó aún más los ánimos de
guerra. El gobierno de Chile envió así al general Manuel Bulnes a derrotar a las tropas peruano-
bolivianas, lo que se logró en la batalla de Yungay en 1839. Con esta batalla, Chile se aseguró
una superioridad bélica en toda el área del Pacífico Sur y además, sirvió para cohesionar a la
población en una idea de país más unitaria de la ya existía, además de consolidar a los gobiernos
conservadores, cuyo próximo presidente fue Manuel Bulnes, el general vencedor de Yungay.
Los gobiernos conservadores lograron otorgar una estabilidad institucional a Chile, lo que se
hizo a través de la creación de diversas instituciones públicas como los Tribunales de Justicia, la
implementación de un Código Civil, una Ley de Instrucción Primaria y la Ley de Prisiones,
elementos con los cuales se intentó ejercer un orden social como la base fundamental para el
engrandecimiento de los pueblos según la propia visión conservadora. También hubo críticas a
este modelo, ya que era considerado autoritario por lo liberales que veían desde Europa una serie
de aires de cambio debido a la explosión cultural que emergía en dicho continente, lo que
también repercutió en América y Chile, creándose La Sociedad de la Igualdad, cuyos objetivos
eran la libertad y la emancipación de las personas en pos del progreso. Era la época de pleno
apogeo del liberalismo, corriente política que no tardaría en echar aires en Chile, presionando a
los gobiernos conservadores a generar cambios en cuanto a la política interna, la economía y la
distribución de los derechos entre las personas.
A pesar de los diversos problemas internos de Chile, entre los que se cuentan la guerra civil
ocurrida entre Concepción y Santiago en 1851, el liberalismo triunfó en Chile bajo la presidencia
de José Joaquín Pérez. Este gobierno mantuvo intacto el modelo de un orden portaliano, pero fue
liberal en el plano económico, otorgando facilidades a las industrias y empresas sin ponerles
restricción alguna. La visión liberal concebía que la industria era una necesidad fundamental para
lograr la modernización de la sociedad y que ello daría a las personas un trabajo, el bienestar y
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finalmente la felicidad colectiva, elementos que eran indispensables para una economía dinámica
y con libre competencia. Bajo estas ideas se inició un proceso de industrialización primaria en
Chile, principalmente en el norte con el trabajo guanero y salitrero, que trajo consigo la llegada
de los ferrocarriles y los motores a vapor. En el sur, se descubrieron las minas de carbón en Lota
y Coronel, así como también se creó una industria de textiles en Tomé junto a la actividad
ballenera también en la zona del Biobío. Por otro lado, la sociedad chilena comenzaba a disfrutar
de diversos artículos de consumo que se elaboraban en el extranjero, comenzando a generarse
profundos cambios en materia cultural ya que la apertura económica chilena puso a la población
en contacto con los principales centros mundiales como París, Berlín, Nueva York o Londres. Las
elites comenzaron a vestirse a la moda parisina, cambiaron el nombre de algunas comidas con
nombres en francés como el Bisté, el Bufétte o el Canapé. Se comenzó a comer en los Restoráns
y se comenzó a beber el té a las cinco de la tarde. Además de esto, la literatura tomó la moda
francesa de las grandes novelas y epopeyas caballerescas, además de la música y el teatro que se
consolidaban como expresiones artísticas preferidas por la gente.
Sin embargo, mientras se vislumbraba todo este futuro provisorio, comenzaron a verse las
profundas contradicciones entre un sector que accedía a la riqueza y los bienes y otro que vivía
miserablemente, en condiciones precarias y en estados totalmente insanos, llenos de suciedad y
enfermedades. Miles de personas pobres aparecían en las grandes ciudades de Chile con trabajos
de carácter inestable y una miseria que los llevaba a vivir en conventillos, con familias, hijos y
pocos recursos. Se iniciaba la llamada Cuestión Social.
Desde un punto de vista político, los gobiernos liberales mantuvieron un poder absoluto en los
escaños del congreso, mediante los cuales impulsaron algunas reformas como la Ley de
Matrimonio Civil y la Ley de Cementerios Laicos, lo que les valió algunas discusiones con la
iglesia católica que también velaba por sus propios intereses espirituales. La Guerra del Pacífico
trajo consigo una ampliación de las utilidades al incorporar las salitreras de las zonas nortinas de
Tarapacá y Antofagasta y la Guerra Civil de 1891 finalizó con la muerte del presidente
Balmaceda y una prolongación del liberalismo, que luego se conoció con el nombre de
parlamentarismo. Este modelo político concentraba todo el poder en manos del congreso mientras
el presidente de la república sólo tenía un rol decorativo y ninguna potestad en el gobierno. Bajo
la república parlamentaria, la cuestión social hizo erupción a través de las huelgas, las
manifestaciones obreras y los conflictos de intereses que se generaron entre los diversos grupos
políticos. El surgimiento de las ideas de Marx junto con el Anarquismo hicieron eco en los
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trabajadores, principalmente en los obreros salitreros, que solicitaban una serie de reformas
sociales, como una jornada laboral de 8 horas, las indemnizaciones por accidentes y el término
del sistema de fichas con las cuales se les pagaba su salario. La máxima concentración obrera se
produjo en la escuela Santa María de Iquique en 1907, donde fueron fusilados por las tropas del
ejército, pereciendo un número indeterminado de trabajadores, marcando un hito en las luchas
obreras de Chile.
Sin embargo, las organizaciones obreras habían proliferado por todo el país y en vista de que
no había ninguna voluntad política para sus reivindicaciones, decidieron por sí sólos la creación
de varias mancomunales, fondos mutuos y asociaciones de pensionados, con los cuales paliaron
de alguna forma la precariedad laboral existente en aquella época. Mientras, el gobierno caía cada
vez más en la ilegitimidad, ya que la ciudadanía no estaba conforme con el rumbo que la política
había tomado hasta entonces. Las celebraciones del centenario en 1910 dejaron tras de sí un
profundo sentimiento de desigualdad y desesperanza que comenzó a hacer eco en todos los
sectores sociales. Entre el sentimiento popular, surgió la figura de Arturo Alessandri Palma,
quien se convirtió en el candidato a la presidencia.
Las reformas propuestas por Arturo Alessandri eran bastante radicales, ya que pretendía
establecer el contrato de trabajo, fijar las horas de la jornada laboral, así como la asistencia
médica obligatoria para los obreros que se accidentaran en las jornadas laborales. Bajo estas
promesas, Alessandri ganó la elección de 1919, triunfando sobre su candidato opositor Luis
Barros Borgoño, quien era un miembro de la oligarquía. El triunfo de Alessandri marcó el
término del parlamentarismo en Chile e inició un nuevo proceso de reformas sociales, además de
poner en escena a los nuevos actores políticos, como los movimientos obreros y los profesionales
que se sumaban al gobierno. Sin embargo, este periodo de reformas no pudo concretarse debido a
la crisis del salitre luego de la Primera Guerra Mundial, que bajó los precios de las exportaciones
y las salitreras nortinas, las cuales comenzaron a cerrar sus puertas, dejando a miles de obreros
sin empleo, quienes comenzaron a emigrar a Santiago y exigieron soluciones al poder político,
las cuales no estaba en condiciones de cumplir. Esto fue el caldo de cultivo para los opositores de
Alessandri, que comenzaron a culparlo de los trastornos de las calles y los problemas del
desempleo. Además, el congreso vetó casi todos los proyectos de ley de Alessandri y le impidió
cumplir con las reformas sociales que se habían prometido. El caos en las calles y la precariedad
de las soluciones políticas hizo que en 1924 un golpe de Estado derrocara al gobierno de
Alessandri y se instalara una junta militar en el poder, presidida por Luis Altamirano quien
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decretó la disolución del congreso nacional. Posteriormente en 1925, otro golpe de estado
liderado por el Carlos Ibáñez del Campo se hizo con el poder y solicitó la vuelta de Arturo
Alessandri. Este accedió con la condición de que se dictara una constitución que debería abolir la
de 1833. La constitución de Alessandri se promulgó en 1925 y le quitó el poder al parlamento,
otorgándole mayores potestades a la figura del presidente de república, así como la modificación
del periodo de gobierno presidencial y la creación de los nuevos ministerios, entre ellos el del
trabajo. Pese a los cambios, los problemas en Chile no se eliminaron debido a la crisis mundial
por la caída del salitre y el auge de gobiernos totalitarios en la Unión Soviética, Italia y el
surgimiento del partido nacional socialista en Alemania que ya cobraba adeptos en distintas
partes del mundo. La situación en Chile se volvía cada vez más tensa y precaria.
En 1929 sucedió otro hecho internacional que terminó por sepultar la débil situación del
gobierno. La caída de la bolsa de Nueva York trajo como consecuencia una quiebra de la mayoría
de los mercados internacionales para los empresarios americanos. Los grupos económicos que
exportaban sus materias primas vieron con terror la caída de los precios en el extranjero, por lo
cual debieron disminuir su producción y despedir a gran parte de sus obreros y asalariados. Las
quiebras en el sector industrial se multiplicaron y los productos manufacturados llegaron a Chile
a precios exorbitantes y excluyentes que sólo una minoría podía pagar. Los textiles de Tomé, el
carbón en Lota y el precio de las frutas y verduras de la zona central se dispararon, a la vez que
los agricultores y los industriales se vieron en serios aprietos para cancelar sus deudas en los
bancos y casas comerciales. La crisis desatada generó una serie de movilizaciones sociales y la
década de 1930 fue para Chile un periodo de gran inestabilidad política. Por otro lado, el asenso
de Hitler al poder en 1933 puso de sobre aviso a las democracias occidentales, pues el
nacionalsocialismo se perfilaba como la única alternativa al capitalismo que todo lo devoraba y al
comunismo que todo lo empobrecía. En Chile la situación se tornó cada vez más caótica y se
evidenció en una profunda crisis social y política que terminó socavando a la sociedad con dos
hechos que fueron el golpe final a los problemas: la declaración de la Segunda Guerra Mundial
en el continente europeo y el Terremoto de Chillán en 1939. Estos hechos fueron gravísimos para
la economía del país, ya que el esfuerzo de la guerra necesitó de gran parte de las materias primas
que Chile también requería para iniciar la reconstrucción de las ciudades del sur, principalmente
en Chillán y Concepción. Esto puso en entredicho el modelo económico de exportación de
materias primas, ya que no generaba garantía alguna para un desarrollo a largo plazo y se
comenzaron a estudiar reformas para modificar dicha situación. Frente a ello, el Partido Radical
se alzó como una propuesta necesaria de progreso y desarrollo, ya que se entendió que se requería
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de un cambio del modelo económico por otro que asegurara la permanencia del mercado interno
a través de un proceso de mayor industrialización de la producción nacional. Fue así como el
gobierno de Pedro Aguirre Cerda impulsó todos estos cambios a través del llamado Modelo de
Sustitución de Importaciones.
Bajo la política del cambio de modelo, se creó en el mismo año de 1939 la Corporación de
Fomento de la Producción (CORFO) entidad con la cual el Estado pasó a tener un rol de
empresario principal en el país. A través de la CORFO, se fundaron una serie de industrias
nacionales como IANSA, CMPC, FENSA, LAN CHILE, CAP, ENAP, CTC y otras tantas que
vinieron a generar un proceso denominado como el desarrollo desde dentro, es decir los
productos básicos manufacturados serán ahora de producción nacional y tendrán como el
principal objetivo, la satisfacción de la demanda del mercado interno. Además de ello, se
impulsaron una serie de reformas destinadas a programas sociales, así como en el ámbito de la
educación, creándose nuevas universidades y escuelas, para así absorber la mano de obra que se
destinaría al control de las maquinarias, las operaciones y el manejo de la industria.
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En Chile, los grupos de izquierda fueron proliferando durante gran parte de la década de los
años 60 y propusieron una serie de cambios radicales que causaron gran alarma en los sectores
más conservadores. La creación del MIR en Concepción y la cubanización del PC y del PS
crisparon aún más las relaciones políticas y durante el gobierno de Frei Montalba los ánimos
llevaron incluso a la violencia armada. En este contexto se inició la campaña presidencial con
miras a las elecciones de 1970, en la cual se esperaba que las fuerzas políticas se enfrentaran en
las urnas, lo que era de plano, el enfrentamiento directo de las ideas que conducirían al país por
los próximos 6 años. Existían entonces una clara división ente los grupos de izquierda y las
organizaciones políticas de la extrema derecha.
Sin embargo, y para sorpresa de los partidos de derecha, las tendencias políticas en el año
1970 se dividieron en tres fuerzas, cada una con un amplio apoyo popular. Por un lado, se
encontraba Jorge Alessandri, quién buscaba una segunda presidencia y que representaba a los
sectores más conservadores y acomodados y que buscaba profundizar las relaciones comerciales
con los países democráticos y en especial con los Estados Unidos, declarando de paso un
marcado anticomunismo, el cual era compartido por amplios sectores del país. Por otro lado, se
levantó la candidatura de Radomiro Tomic, miembro de la Democracia Cristiana que agrupaba a
los grupos más progresistas, constituidos principalmente por los profesionales, latifundistas
menores, pequeños empresarios y miembros de la clase media. La candidatura de Tomic fue un
fuerte golpe para la derecha, debido a que pensaron que la Democracia Cristiana optaría por una
alianza política en vista de su marcado discurso en contra del comunismo. Sin embargo, la DC
optó por una candidatura propia y no por unirse a los grupos de derecha. Por último, el doctor
Salvador Allende, socialista y por cuarta vez candidato a la presidencia. Allende logró contar con
el apoyo de los diversos partidos de una izquierda que se agrupaba bajo la Unidad Popular y
constituían un conglomerado que había quedado fuera de las reivindicaciones sociales de las
políticas económicas de los años 60. Muchos de ellos eran llanamente revolucionarios por lo que
el clima de tensión política aumentó, sobre todo luego del triunfo de Allende ya que ello alertó a
diversos organismos institucionales y comunicacionales a temer por su continuidad, como el
diario El Mercurio o el propio Ejército, quienes vieron con gran temor la irrupción del
comunismo en el país, facilitando la intromisión de la CÍA, debido a que en el gobierno de los
EEUU tampoco se vio con buenos ojos el triunfo del marxismo a través de elecciones de carácter
democrática, por lo que comenzaron a realizar intervenciones en Chile a través de los diversos
órganos de inteligencia e información, iniciando un boicot anticipado contra Salvador Allende.
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Pese a ello, Allende logró triunfar con sólo el 36 % de los votos y un 64% en contra, fue
ratificado por los miembros del congreso como la primera mayoría, previa resolución del tribunal
constitucional. Es por ello que el gobierno de Allende se desarrolló con un amplio rechazo de
parte de una gran parte del parlamento que no era parte de la coalición que integraba a la Unidad
Popular. Ese fue el motivo por el cual no se le diera curso a todos los proyectos de ley que
Allende intentó impulsar. Sin embargo, la situación cambió con las elecciones de marzo de 1973,
ya que la Unidad Popular aumentó sus escaños, con lo que la intención de destituir
constitucionalmente a Allende, así como de terminar su gobierno por la vía democrática quedó
sin efecto alguno. A partir de entonces, las nuevas estrategias de los opositores de Allende será el
Golpe de Estado, para lo cual se buscó generar un clima de ingobernabilidad a través de las
protestas constantes, asonadas callejeras e incluso a través de atentados. La reforma agraria que
se llevó a cabo en los campos intensificó la violencia política a través de las organizaciones
paramilitares que impedían el traspaso de los predios a los campesinos y los trabajadores rurales.
Este clima llegó a su punto máximo cuando en junio de 1973, el coronel Roberto Souper sacó
varios tanques y vehículos blindados así como tropas de infantería a la calle, con la intención de
provocar una irrupción armada de parte del ejército. El coronel abrió fuego contra el Palacio de la
Moneda, siendo repelido por los carabineros de la guardia presidencial. La maniobra finalizó con
la interrupción de tropas leales. Sin embargo, ello fue un ensayo del golpe de septiembre, pues
permitió a los militares medir el apoyo callejero con que contaba Allende, así como analizar el
grado de poder militar que podrían tener los guerrilleros que supuestamente se formaban en
Chile.
Bajo estas circunstancias, la mañana del 11 de septiembre de 1973, un golpe militar al mando
del general Augusto Pinochet derrocó al gobierno de Allende, bombardeando el Palacio de la
Moneda y dando inicio a un gobierno militar que se extendería por 17 años. Durante este periodo
se iniciaron una serie de transformaciones estructurales en el sistema económico chileno, desde
un nuevo modelo neoliberal que se implementó con las políticas de los Chicago Boys hasta el
término de las garantías laborales que largas luchas habían costado a los sectores obreros. Bajo el
nuevo gobierno militar se terminó con los sindicatos así como también con el quiebre de las
fortalezas sindicales, precarizando el trabajo para así lograr una mayor flexibilización de la
economía interna, la cual también sufrió fuertes cambios ya que se comenzaron a vender las
empresas del Estado al mismo tiempo que se le otorgaron grandes créditos a los sectores
exportadores, abriendo la economía nacional a los mercados internacionales, los cuáles
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aprovecharon las ventajas comparativas que ofrecía la dura política represiva del gobierno. Desde
un periodo comprendido entre los años 1973 y 1977, se agudizaron las violaciones a los derechos
humanos a través de los organismos de inteligencia como la DINA, creando una situación de
miedo emergente en la población, elementos necesarios para la implementación de la llamada
“Terapia de Shock” como se le llamó a las condiciones para la inserción de los nuevos planes
económicos. Sin embargo, esto duraría sólo algunos años más, pues las presiones internacionales
al gobierno de Chile fueron haciendo cada vez más difícil las relaciones entre la junta de
gobierno. Pese a ello, el modelo neoliberal se consagró fuertemente a través de la Constitución de
1980, aprobada en un plebiscito que hasta el día de hoy genera un cierto escepticismo entre los
opositores al gobierno de Augusto Pinochet debido a que se acusa de haber sido falseados los
votos. Aún, así la constitución fue aprobada estableciéndose entre otras cosas, una serie de líneas
respecto al rol de las fuerzas armadas, del presidente de la república y de los organismos del
Estado, así como también se otorgaron a la ciudadanía una serie de garantías de orden
constitucional establecidos en el artículo 19° que establece entre otras cosas un listado de
libertades individuales. La constitución de 1980 ha experimentado hasta hoy una serie de
modificaciones, aun cuando hay sectores que piden su completa derogación.
A partir de la constitución de 1980 se sucedieron una serie de acontecimientos que hizo que el
gobierno militar tuviese cada vez más problemas frente a una ciudadanía que luego de varios
años de silencio comenzó a manifestarse y a cuestionar el régimen imperante. La crisis
económica de 1982 repercutió de una manera feroz en la economía, sobre todo en los sectores
constituidos por los grupos de personas más pobres, quienes vieron perderse sus ahorros y sueños
en las largas colas del empleo mínimo, medidas que buscaron mitigar en algo el problema social
que ocasionaba la cesantía que llegó incluso a un 23%. Por otro lado, el gobierno intentó generar
ciertas reformas económicas, que aunque lograron algunos cambios en cuanto a las ofertas
laborales, no pudieron remediar la animadversión que los chilenos mostraron al gobierno. Las
jornadas de protestas que se iniciaron durante la década de los 80, sirvieron para re estructurar a
las organizaciones políticas que se aliaron a través de la Concertación de Partidos por la
Democracia, la cual comenzó a preparar la caída de Pinochet a través de la utilización de la
misma constitución de 1980 que había fijado un plebiscito para 1988. La organización y el nivel
de propaganda que la concertación logró concretar hicieron que triunfara la opción NO, con un
escaso margen en relación a la opción SI. Esto logró que Augusto Pinochet dejara el cargo en
1990 y traspasara el poder al presidente electo Patricio Aylwin, retornando el país a una
democracia que se comenzó a reconstruir no sin pocas dificultades. Posterior a la salida de
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Pinochet, el periodo conocido como la transición a la democracia es el que transcurre entre los
años 1990 y 1996, ya que el país debe ajustarse de nuevo a los principios y los valores de la
democracia. El gobierno de Aylwin (1990-1994) debió esclarecer las principales informaciones
sobre las violaciones a los derechos humanos a través de la comisión Verdad y Reconciliación y
el informe Rettig, en el cual se aclararon varios de los casos de tortura, secuestro y desaparición
de personas. Por otro lado, la ciudadanía debió hacer frente a las odiosidades que generaba la
presencia de los ex comandantes en jefe como miembros permanentes del senado, según un
artículo constitucional que así los designaba. Por otro lado, a principios de los años 90 se vivió el
retorno a las actividades culturales y políticas y a también a la vuelta de los miles de exiliados
que habían vivido en el extranjero en los años duros del gobierno militar.
Luego de la presidencia de Aylwin, durante el gobierno de Eduardo Frei Ruiz Tagle, el país
comenzó a incorporarse a las estructuras de la globalización económica a través de la firma de
numerosos tratados comerciales con distintos países del mundo, en especial los que conformaban
el bloque Asia-Pacífico, así como también se puso en ejecución toda una serie de privatizaciones
de las empresas del Estado, las cuales fueron siendo completamente desmanteladas y vendidas a
los grandes conglomerados extranjeros. Por otro lado, la baja de los aranceles en los productos
que ingresaban a Chile terminó por sacar del mercado a la industria nacional, que ya no pudo
competir con las manufacturas extranjeras, quebrando varias empresas nacionales como fueron
IRT o FENSA. Pese a ello, la extensión del crédito se fue haciendo cada vez más inclusiva a la
sociedad y las AFP especulaban con las buenas rentabilidades que deberían dejar en un tiempo
futuro. Entrando al año 2000, las entradas de dinero al país se triplicaron y los valores crediticios
siguieron aumentado, mientras el aparato del Estado también crecía cada vez más. El gobierno de
Ricardo Lagos culminó con el proceso de privatizaciones iniciadas en el gobierno anterior,
además de concesionar una gran parte de los servicios públicos, como el agua, la electricidad, la
telefonía, autopistas y los puertos. Además, en materia internacional se debieron afrontar varios
conflictos con los países vecinos, como la revisión de los tratados de límites con Argentina por la
posesión de los campos de hielo sur, y los reclamos que Perú interpuso por los diferendos
limítrofes de las líneas costeras, además de la demanda marítima que Bolivia amenazo con
interponer en contra de Chile.
A partir del gobierno de Michelle Bachellet, Chile se ha sumado cada vez más a la idea de la
aldea global, erigiéndose como una de las economías más estables de América, junto con una
serie de ventajas económicas para los sectores exportadores. Sin embargo, muchas de las
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reivindicaciones sociales saltaron a la vista como la lucha estudiantil por educación pública y el
problema de los deudores habitacionales, traspasando aquellas deudas al gobierno de Sebastián
Piñera, quien llegó al poder en medio de los efectos del terremoto de febrero de 2010, iniciando
campañas de reconstrucción al asumir la presidencia.
Realiza un esquema comparativo en el cual se muestre un proceso histórico desarrollado en Chile y a continuación el
contexto latinoamericano en el cuál dicho proceso de desenvolvía. Debes basarte en las siguientes categorías:
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Proceso Histórico en Chile Contexto Latinoamericano
Conquista de Chile Se inicia con la llegada de Cristóbal Colón en 1492 y la
ocupación de los territorios de México, Panamá, Venezuela
y Perú.
Colonia Monopolio Comercial, Chile es una capitanía general y
depende de los mercados internacionales, especialmente el
virreinato del Perú.
Ilustración Re surgimiento de la racionalidad europea, en América
Latina coincidió con el periodo de las reformas borbónicas.
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el peso de la acumulación de los conocimientos lo que dará posteriormente un mayor sentido a
las creaciones. Así, en una época propia de chamanismo religioso, el artista también fue
concebido con alguna inspiración de origen divino, ya que se le atribuía una especie de don, un
presente otorgado por los dioses con alguna finalidad que el propio artista debía descubrir. Estas
percepciones también varían con el tiempo pues en la época de los griegos, el arte era una
expresión de sabiduría propia de los hombres de aquella época y al igual que la cosmovisión
griega de la vida, esta se logró traspasar al arte griego. En el plano de la literatura, las fábulas
griegas, las tragedias y las comedias daban cuenta de los diversos aspectos de la vida diaria, de
los miedos, los placeres, las alegrías y los quebrantos propios de la cultura griega, que buscaba
percibir las mismas emociones a través de la presencia de las obras que se exhibían en los teatros.
Estos aspectos artísticos fueron también elaborados por los romanos, quienes veían en el arte y en
los artistas un elemento propio de la civilización, lo que obviamente no poseían los pueblos
considerados bárbaros, pues se creía que no llegaban a percibir tales niveles de belleza en el
universo. En la Edad Media, el arte y los artistas se consagraron a Dios y a los santos,
principalmente a través de la lectura de los salmos y las construcciones que buscaron emular la
perfección, como en el caso de las artes góticas y sus majestuosas catedrales, las cuales se
construyeron en gran parte de la Europa central. Por otro lado, el arte medieval, si bien buscaba
alabar a Dios, también pretendía dejar ciertas enseñanzas morales a los hombres, debido a que
ellos estaban constantemente sujetos a las tentaciones del demonio para caer en el pecado.
Con la aparición del humanismo, el arte también se comenzó a secularizar, por lo que las obras
comenzaron a exponer al propio hombre como ente creador que también puede llegar a encontrar
la perfección terrenal. El arte humanista, conocido como el renacimiento, llevó aquel nombre
porque buscó elevar nuevamente el arte clásico de los pueblos grecoromanos a través de las
esculturas, las pinturas y las obras de teatro, así como también en la poesía y la literatura. La
divina comedia es una expresión de cabalismo, numerología y racionalidad combinada con
elementos cristianos, al igual que el Decamerón u otras obras renacentistas. Surgirán en el
renacimiento, nuevas fábulas, a imitación de las antiguas griegas. Sin duda que las fábulas
renacentistas se nutrieron de valores morales humanistas, relacionados con la amistad, los valores
de la familia, la lealtad y otros. El arte del renacimiento fue el punto de partida para una mayor
precisión, la objetividad y otros elementos que se harían parte de las ciencias humanas, de ahí su
gran importancia. La modernidad, la racionalización y la ilustración fueron un segundo tiempo de
aquel renacimiento. Al igual que en los periodos de los griegos, las obras artísticas fueron una
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expresión de ideas racionales que se lograron plasmar en las diversas creaciones hechas por
literatos, pintores y escultores.
Llegado el siglo XX irrumpió con fuerza la lírica y la poesía asociada al vanguardismo, con
exponentes como Pedro Prado, escritor de “El Llamado del Mundo” y “Los Pájaros Errantes.”
Otro exponente nacional es Gabriela Mistral, cuyos libros “Desolación” y “Tala” le valieron
importantes nominaciones y premios, siendo el más importante el nobel de literatura obtenido en
1945. Junto con Mistral, surgió también un estilo denominado como el creacionismo, de la mano
de poetas como Vicente Huidobro, Ángel Cruchaga y Pablo de Rokha, quienes serían la antesala
de las creaciones de Pablo Neruda, cuyas obras “20 Poemas de Amor y una Canción
Desesperada” o “Canto General” le valieron el premio nobel de Literatura en 1972. La poesía
chilena siguió desarrollándose durante la década de 1930, surgiendo también la literatura infantil,
con obras de una gran profundidad como “Cuentos para Marisol” de Marta Brunet y “Papelucho”
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de Marcela Paz, seguido de “Cuentos de mi Tío Ventura” de Ernesto Montenegro. En paralelo,
también surgió la novela social que recreaba las condiciones de vida existentes en los sectores
populares en autores como Manuel Rojas (Hijo de Ladrón) Oscar Castro (Llampo de Sangre)
José Santos González Vera (Alhué) Carlos Droguett (Eloy) Alberto Romero (La viuda del
conventillo)
Otros autores igualmente importantes dentro del género narrativo han sido Francisco Coloane
(El Último Grumete de la Baquedano) Luis Durand (Frontera) Especial atención merecen algunas
obras que han sido consideradas como grandes fenómenos editoriales, es decir que han vendido
miles de ejemplares. Curiosamente, uno de los grandes records de ventas en Chile es la Historia
de Chile escrita por Francisco Antonio Encina y resumida por Leopoldo Castedo. También
mencionamos Martín Rivas y Adiós al Séptimo de Línea, de Jorge Inostroza. La creación de la
Editorial Nascimento y posteriormente Quimantú y Zig-Zag contribuyeron a la generación de
estos fenómenos editoriales, los cuales fueron siendo sustituidos por los best-sellers
norteamericanos y europeos. Hoy en día el tiraje editorial es bastante mínimo debido al internet y
a la proliferación del papel digital y también se debe al alto costo de los libros en Chile.
En la segunda mitad del siglo XIX apareció la llamada Generación del 50, un grupo de
escritores que rompió con los conceptos tradicionalistas y costumbristas de sus antecesores y
escribieron una serie de libros y cuentos basados en situaciones urbanas propias de su época.
Entre ellos se cuentan Enrique Lafourcade (Palomita Blanca) Claudio Giaconi (La Difícil
Juventud) José Donoso (Coronación) Francisco Coloane (El Último Grumete de la Baquedano)
María Luis Bombal (La Última Niebla) Carlos Droguett (Eloy) Esta generación causó varias
polémicas debido a los contenidos de sus obras, principalmente el destape de escándalos
encubiertos de grandes familias, lo que muestra que reflejaron los periodos de decadencia moral
de las familias chilenas en la segunda mitad del siglo XX.
Con posterioridad a la generación de los años 50, surgieron autores con gustos literarios
repartidos entre franceses y norteamericanos. Esta generación del 60, se inició con Juan Agustín
Palazuelos (Según el Orden del Tiempo) al tiempo que en México se publicó “Cuentos Pánicos”,
de Alejandro Jodorowski. Otros escritores de esta generación fueron Antonio Avaría, Carlos
Morand y Cristián Huneeus (Cuentos de Cámara) Carlos Ruiz Tagle ( El Joven Laurel.)
Pertenecen también a esta generación, Isabel Allende (La Casa de los Espíritus) y Antonio
Skármeta, autor de la premiada obra “Ardiente Paciencia.”
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Luego de la dictadura militar, surgió una nueva corriente de escritores, entre los cuáles se
cuentan Jaime Collyer con su libro “Todo el Poder para Nosotros,” “Los Años Perdidos” y “El
Infiltrado.” De este mismo movimiento literario aparece Adolfo Couve, quien publicó “Los
Desórdenes de Junio.” El exilio y la tortura fue uno de los grandes temas tratados por la literatura
chilena de los años 80 como “Morir en Berlín” de Carlos Cerda o el “Círculo Vicioso” del autor
Germán Martín. Estos escritores fueron en su época, denominados como los novísimos, para
separarlos de la generación anterior. Podemos también nombrar a otros autores como son
Gonzalo Contreras, Diamela Eltit y Marco Antonio de la Parra, Arturo Fontaine, Carlos Franz,
entre otros que han continuado con la senda de las letras en Chile.
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clásico “La Araucana,” las primeras crónicas del Inca Garcilaso de la Vega y Sor Juana Inés de la
Cruz, quién también entraría en los cronistas de la conquista.
Si bien el periodo colonial no fue tan fructífero para las letras hispanoamericanas, si lo fue el
proceso de la independencia, ya que los ideales de libertad se plasmaron en una serie de cuentos y
novelas que tenían como principal temática la redención y la independencia. Una de estas obras,
es el poema argentino Martín Fierro, arquetipo del americano libre que busca en sus raíces
indígenas la plenitud que no encuentra en la civilización generada por los europeos. Se debe tener
en cuenta que estos sentimientos son propios de un periodo de conformación nacional de los
estados americanos. Entre medio de estas temáticas surgió con gran fuerza el Modernismo, de la
mano de autores como Rubén Darío, Carlos Pezoa Veliz, Ricardo Gil o Amado Nervo. Este estilo
se caracterizó principalmente en la poesía a través de un leve refinamiento del lenguaje, así como
a través de una estética y una métrica más ordenada, es decir es una prosa y rima elegante, hecho
por las elites. Este movimiento surgió principalmente en la segunda mitad del siglo XIX. Otra
expresión latinoamericana fue el Vanguardismo, que surgió en la primera mitad del siglo XX y
cuyos autores usaban una manera libre de escribir y no a través de pautas métricas establecidas de
antemano. Los principales exponentes a nivel hispanoamericano fueron Vicente Huidobro, Pablo
Neruda, César Vallejo, Federico García Lorca o Carlos Oquendo de Amat. Durante el siglo XIX,
surgió el Indigenismo, que buscó alcanzar la comprensión y la valoración de las sociedades
precolombinas o bien mirar hacia el mundo occidental con prismas indígenas y no con los
europeos. Ejemplos son Clorinda Matto de Turner, Miguel Ángel Asturias, Diego Rivera o José
María Arguedes. Se debe dejar en claro, que el movimiento literario indigenista se generó
principalmente en los países con una gran concentración de población indígena.
Otra corriente bastante leída y apreciada por los lectores latinoamericanos es el llamado
Realismo Mágico, surgido a principios del siglo XX y cultivada inicialmente de la mano de
autores como Alejo Carpentier, Gabriel García Márquez o Miguel Ángel Asturias. En Chile sus
principales exponentes son Laura Esquivel e Isabel Allende. Se caracteriza por todo tipo de
relatos fantásticos, pero que han sido percibidos como normales por todos sus protagonistas,
existiendo una clara presencia de los sentimientos y los aspectos sensoriales en la narración.
Existe siempre una conciencia, una inconsciencia y una subconsciencia en los personajes. Por
otro lado, se extiende el tipo de literatura fantástica, con autores como Amparo Dávila, Adolfo
Bioy Casares o Enrique Barrios, que narran hechos sobrenaturales fuera de la realidad de los
propios autores. También podemos mencionar la Poesía Social, la cual tiene dos máximas
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fundamentales: El compromiso del autor con la realidad que lo rodea y la capacidad de las
personas para transformar el mundo en el que habitan. Esta expresión ha surgido principalmente a
través de la irrupción del comunismo y el auge de los gobiernos totalitarios en Europa. Sus
principales exponentes son César Vallejo, Mario Benedetti, Roque Dalton y Eduardo Galeano y
han tenido un mayor foco de creación y un eco de expresión durante el transcurso de los periodos
de las dictaduras latinoamericanas.
1977 No se concedió
1979 No se concedió
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Figura 2: Premios Nacionales de Arte
1944 Pablo Burchard Eggeling 1968 Alfonso Letelier (Música)
(Pintura)
1945 Pedro Humberto Allende 1969 Ana González ((Teatro)
(Música)
1946 Alejandro Flores Pinaud (Teatro) 1970 Marta Colvin (Escultura)
1947 Pedro Reszka Moreau (Pintura) 1971 Gustavo Becerra (Música)
1948 Enrique Soro Barriga (Música) 1972 Agustín Siré (Teatro)
1949 Rafael Frontarua de la Fuente 1973 No se otorgó
(Teatro)
1950 Camilo Mori Serrano (Pintura) 1974 Ana Cortés Jullian (Pintura)
1951 Domingo Santa Cruz (Música) 1975 No se otorgó
1952 Pedro de la Barra (Teatro) 1976 Jorge Urrutia Blondel (Música)
1953 José Perotti Ronzoni (Escultura) 1977 No se otorgó
1954 Próspero Bisquertt Prado 1978 Pedro Montheiru Salgado(Teatro)
(Música)
1955 Américo Vargas Vergara (Teatro) 1979 Carlos Pedraza Olguín (Pintura)
1956 José Caracci Vergara (Pintura) 1980 Víctor Tevah Tellias (Música)
1957 Alfonso Leng (Música) 1981 Fernando Debesa Marín (Teatro)
1958 Jorge Quevedo Troncoso (Teatro) 1982 Mario Carreño Morales (Pintura)
1959 Benito Rebolledo Correa (Pintura) 1983 Claudio Arrau (Música)
1960 Acario Cotapos Baeza (Música) 1984 Ernesto Uthoff Biefand (Ballet)
1961 José Rojas Ibarra (Teatro) 1985 Israel Roja Villagra (Pintura)
1962 No se concedió 1986 Federico Henlein (Música)
1963 No se concedió 1987 No se concedió
1964 Samuel Román Rojas (Escultura) 1988 Silvia Piñeiro (Teatro)
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1965 Carlos Isamitt Alarcón (Música) 1989 No se concedió
1966 Pedro Sienna (Teatro) 1990 Roberto Matta (Pintura)
1967 Laureano Ladrón de Guevara 1991 No se concedió
(Pintura)
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Diseña un cuadro esquemático con los principales exponentes regionales tanto de arte como literatura. Deben ser al
menos 15 por cada una de las categorías. (15 puntos.)
Pintura Literatura
1 Luis Guzmán 1 Nicanor Parra
2 Saúl Riquelme Riffo 2 Manuel Jesús Ortíz
3 Yasna Obrere Guirriman 3 Volodia Teitelboim
4 Rubén Fernández Silva 4 Alfonso Alcalde
5 Natalia Gajardo Flores 5 Nelson Álvarez
6 Leo Bello González 6 Fernando Santiván
7 Lorena Villablanca 7 Mariano Latorre
8 Ricardo Sepúlveda Quiroz 8 Marta Brunet
9 Sara Luna Alarcón 9 Gonzalo Rojas
10 Yuridia Vera Fuentes 10 Baldomero Lillo
11 Iván Contreras Rodríguez 11 Fernando Campos Harriet
12 Adriana Larraín 12 Armando Cartes Montory
13 Cristian Fuica 13 Oscar Sanzana
14 Katherine Garrido 14 Andrés Rodríguez Aranís
15 Sergio Moncada 15 Sergio Neira
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cambios drásticos, ya que dejó de ser exhibido sólo en galerías especializadas. Por otro lado, la
literatura comenzó a ser traspasada al paper digital, abaratando todos los costos que hasta le fecha
mantenían los libros. Ahora se podía obtenerlos en cantidades inimaginables y a un bajo precio,
así como también los archivos digitales permitían guardar las bibliotecas enteras en un par de
archivos. Sin embargo, y pese a las protestas de las distintas editoriales, galerías o los museos, el
arte siguió su normal curso de trascendencia y estuvo constantemente en movimiento, por lo que
las expresiones literarias y artísticas se fueron traspasando al mundo digital y en especial al
internet, incluso surgiendo un nuevo concepto como el net.art
A pesar que hay opiniones contrapuestas, el internet ha servido para comunicar artistas de todo
el mundo y ha expandido los dominios de la literatura a través de las redes sociales. Se desconoce
aún si esto tiene un alcance real o sólo es parte de un conocimiento superficial de la expresión
artística. Pese a ello, los artistas a través de internet han discutido y analizado las diversas
tendencias dominantes, a criticar las actuales y a difundir algunos trabajos. Eran épocas en que el
internet aún no se masificaba y no eran propiedad de las grandes compañías multinacionales, por
ende, no había mayor control que el que hacían los mismos artistas en sus propias comunidades
virtuales. Sin embargo, la masificación de las comunicaciones no dejó del todo fuera a las
expresiones artísticas y tanto la industria del cine como de los videojuegos recurrieron al arte para
sus distintas creaciones. Se formaron así, diversas compañías que prestaron asesorías artísticas a
las empresas que copaban los mercados del internet, lo que generó un mercado que tuvo sus altos
y bajos pero que no ha podido resistir frente a la circulación libre de obras de arte e incluso de
muchas de ellas que se difunden abiertamente como piratería consciente.
Hoy, en pleno siglo XXI el proceso tiende a repetirse sólo que en vez de los libros, hay un
formato digital que está haciendo que la literatura sea accesible a una mayor cantidad de
personas. Pero también se está desarrollando un nuevo modelo de escritura, ya que no sólo se
escribe siguiendo las reglas ortográficas y gramaticales sino que también es necesario aprender el
lenguaje digital de pegar, copiar, generar imágenes, producir videos, etc. Es decir, junto con la
escritura convencional, se debe manejar también una serie de elementos multimediales que hacen
de la comprensión un proceso cognitivo igual de complejo que leer una novela e imaginarse los
personajes en las acciones descritas. Las tecnologías digitales se llenan de aplicaciones que antes
no existían. Hoy en día un lector de algún tipo de literatura puede compartirla si así lo desea y si
quiere, puede seguir investigando sobre el mismo tema, pues existen una infinidad de
aplicaciones que lo permiten. Las nuevas maneras de escribir son también un aliciente para los
niños pequeños que pueden contar con los recursos digitales. Aunque también existen visiones
críticas a la masificación de la lectura y la escritura, ello obedece más bien al temor de una
vulgarización de las mismas, lo que también pone en cuestión el carácter sacro que algunos
pretenden otorgarle al mundo del conocimiento y principalmente a la ciencia. Hoy por hoy, todo
el conocimiento parece estar colgado en la red y los antiguos dioses de la antigüedad están
compitiendo hoy en día con los Blogs, las Fan Page, las redes sociales en general y a contramano
del siglo XXI.
La discusión entre lo nuevo y lo tradicional es tan antigua como discutir los orígenes del
pensamiento, debido a que hay en ello un componente de continuidad de las sociedades del
mundo occidental, el cual es la noción o conciencia de cambio, continuidad, decadencia o
ruptura. La visión del presente que rompe el esquema de lo tradicional es lo que desde el propio
mundo del arte se denominó como modernidad, ya que dejaba atrás el pasado que ya no puede
sostenerse frente a los avances del progreso. De cualquier forma, siempre ha habido detractores
de los grandes cambios y prefieren quedarse dentro de los parámetros de lo establecido. El
mundo del arte no escapa a aquellas discusiones y es posible que dichas pugnas sigan existiendo
mientras exista la reflexión y la crítica sobre la misma disciplina, ya que el día que ello se termine
será el fin de las expresiones artísticas, pues no habrá ya un motor que las pueda dirigir. De esta
forma, se piensa que el arte será siempre eterno.
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Responde las siguientes preguntas (5 puntos c/u)
1-¿Qué relación existe entre el dibujo de Quino y las discusiones que se dan dentro del arte?
En que el arte tiene la tendencia a romper los esquemas que ya se han establecido y siempre encuentra resistencias a
los cambios y a las modificaciones
2-¿Qué representarían para el Arte, todos los cuadrados que se pueden apreciar en el dibujo?
Representan las estructuras estáticas, que impiden que el arte pueda avanzar a través de los tiempos, representan el
conservadurismo y la estática que se da siempre en el mundo de las ciencias, las artes y el conocimiento en general.
3¿Qué impresión final te deja el dibujo en relación a tus propias experiencias?
Que en general, siempre estamos limitados por quienes creen que el mundo es tal cual se representa en las distintas
realidades que cada persona es capáz de interpretar.
BIBLIOGRAFÍA DE CONSULTA
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Alegría, Fernando. (1968) La Literatura Chilena Contemporánea. Centro de Editorial
Latinoamericana, Buenos Aires, Argentina.
Dussuel, Francisco (1954) Historia de la Literatura Chile, Ediciones Paulinas, Santiago de Chile.
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Madrid, España.
Galaz, Gaspar. (1981) La Pintura en Chile, desde la Colonia hasta Nuestros Días. Ediciones
Universitarias de Valparaíso. Chile.
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Rojas, Luis. (2011) Para una Meditación de la Edad Media. Ediciones de la Universidad del
Biobío. Concepción, Chile.
Villalobos, Sergio. (2006) Para una Meditación de la Conquista. Editorial Universitaria, Santiago
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