Lengua y Literatura
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LENGUA Y LITERATURA
2.1. EL RENACIMIENTO
El término rinascita fue usado por primera vez en el siglo xvi por el historiador del arte
italiano Giorgio Vasari, para referirse al continuo renacer que experimentaron las artes
desde el siglo anterior. Pero habrá que esperar al siglo xix para que la palabra Renacimiento
se emplee para nombrar un amplio movimiento ideológico y artístico que nació en Italia en
el siglo xiv y se propagó al resto de Europa durante los siglos xv y xvi gracias, sobre todo, a
la imprenta. En España abarca sólo el siglo XVI. Coincide, por tanto, con el inicio de la Edad
Moderna.
2.1.2. CARACTERÍSTICAS
La visión estática del universo, preponderante durante la Edad Media, será sustituida por
una visión dinámica donde se valoran la experimentación y el método científico como
fuentes de conocimiento, por encima de la fe religiosa que había dominado el Medievo. Esta
nueva visión lleva al desarrollo de un movimiento cultural, el humanismo, que pretende una
formación integral del individuo en todos los aspectos y que tiene su origen en el
conocimiento de las obras y autores grecolatinos, como Aristóteles, Cicerón, Horacio,
Virgilio y Ovidio.
Junto a ese espíritu científico se desarrolla una visión optimista de la existencia, que
supuso la superación del pesimismo medieval. Por tanto, si en el medievo la vida terrenal no
era más que el camino amargo y difícil hacia la otra vida, la celestial, que era la eterna, en el
Renacimiento se instaura la doctrina filosófica del epicureísmo, que busca la felicidad a
través del disfrute de los placeres, y que se manifiesta en tópicos como el del carpe diem,
que podría traducirse como "vive el momento". Por este motivo, el artista del Renacimiento
dará rienda suelta a las emociones y los sentimientos como el amor, el deseo, la ambición y
otros valores centrados en el disfrute de la vida terrenal.
Sin embargo, la corriente filosófica más importante en esta etapa será el neoplatonismo,
presente sobre todo en los Diálogos de amor, obra del judío sefardi afincado en Italia León
Hebreo. Según este pensamiento, los únicos vestigios que quedan en la tierra del mundo
perfecto de las ideas son la naturaleza, el arte y la mujer. A través del amor espiritual a una
dama idealizada, el hombre puede elevar su alma hacia la idea primera, la de Dios. Este
tipo de amor neoplatónico aparece en la obra de numerosos escritores de esta época,
desde los místicos a los autores de novelas pastoriles.
Más tarde, surge el luteranismo, representado por Martín Lutero, que acabará con la
división de los cristianos en católicos, que reconocen la autoridad del papa y mantienen
una organización única, y protestantes, que rechazan tanto la figura del papa como el culto
a la Virgen María, así como otras prácticas comunes en el seno de la Iglesia. Como
reacción a la Reforma, la iglesia católica lleva a cabo la Contrarreforma, que, desarrollada
durante el Concilio de Trento (1545-1563), pretende reafirmar la autoridad papal y los siete
sacramentos, así como promover la disciplina y austeridad en el clero para corregir abusos
y errores que se habían venido cometiendo. Las preocupaciones religiosas y la
Contrarreforma propiciarán el nacimiento de la literatura ascética y mística, que tiene como
principales representantes a san Juan de la Cruz, santa Teresa de Jesús y fray Luis de
León.
A lo largo del siglo xvi se produjo un debate sobre si la lengua empleada en la literatura
debía o no parecerse a la lengua hablada. Juan de Valdés afirmó lo siguiente: "el estilo que
tengo me es natural, y sin afectación ninguna escribo como hablo". Esta declaración se
toma como paradigma del estilo en la primera mitad del siglo, periodo que se denomina
primer Renacimiento, donde situamos a Garcilaso como principal representante, cuyo
estilo busca la naturalidad y la armonía, haciendo uso de un lenguaje sencillo pero lleno de
cromatismo y elegancia, que consigue con recursos como la abundante adjetivación y el
empleo de bellas imágenes que han trascendido a través de la historia de la literatura.
En cambio, fray Luis de León piensa que "el bien hablar no es común", sino que el buen
escritor, "de las (palabras) que todos hablan elige las que convienen, y mira el sonido de
ellas y aun cuenta a veces las letras, y las pesa y las mide y las compone, para que no
solamente digan con claridad lo que se pretende decir, sino también con armonía y dulzura".
Esta opción estilística, donde no se rechaza lo natural, pero se niega la pretendida
espontaneidad anterior, sirve de modelo a lo que se ha dado en llamar segundo
Renacimiento.
La lengua literaria del Renacimiento se caracteriza, pues, por el equilibrio entre fondo y
forma. La serenidad con que se abordan los temas y el optimismo en la visión de mundo se
corresponden con una lengua brillante, pero sencilla y natural.
2.1.6. PASOS
Uno de los elementos más definitorios de la literatura del Renacimiento es que se cultiva,
tomando como modelo al poeta italiano Francesco Petrarca y su Cancionero, una manera
nueva de expresar se a través de una poesía lírica que muestra una sensibilidad extrema y
donde se habla, ante todo, del amor y de los sentimientos del poeta. Este modelo poético
viene a reforzar las tendencias que ya se apreciaban en la lírica cortesana del siglo xv.
Desde el punto de vista formal, junto a los versos tradicionales (octosílabo), se incorporan
de la literatura italiana estrofas nuevas que usan el endecasílabo solo o en alternancia con
el heptasílabo (soneto, octava real, lira, silva-estancia). En este proceso de adaptación de
las formas italianas al castellano fue determinante la labor de tres poetas: Garcilaso de la
Vega (en la lírica profana) y fray Luis de León y san Juan de la Cruz (en la poesía
religiosa).
Garcilaso de la Vega.
b. En una segunda etapa, Garcilaso asimila el clasicismo gracias a sus contactos con
Italia. La obra que marca el cambio, con influencias de Petrarca, es la Canción III, en la que
domina un tono resignado y armonioso.
c. La tercera etapa, claramente petrarquista, está marcada por la muerte de Isabel Freire.
Es el momento más fecundo y equilibrado y en el que el arte de Garcilaso llega a su
plenitud. A este período corresponden la Canción V, algunos sonetos y las tres églogas.
Destacan las églogas I y III, que son diálogos líricos de amor entre pastores en el marco de
una naturaleza idealizada:
La Canción V es conocida como "Oda a la flor de Gnido". Su primer verso, "Si de mi baja
lira", ha dado nombre a la estrofa utilizada en ella por primera vez en castellano: la lira.
La obra de fray Luis de León abarca tanto la prosa no ficcional como el verso, así como
una amplia labor traductora de textos bíblicos (hecho por el que fue acusado y condenado);
sin embargo, destaca por su poesía, que fue publicada de forma póstuma, por Quevedo, en
1631. Comprende un total de veintitrés poemas en los que predominan las estrofas que
usan el endecasílabo y el heptasílabo. De entre todas sus composiciones, destacan las
odas, que siguen el modelo clásico de Horacio, en las que se vale de la lira, para expresar
su tema más recurrente: el ansia de paz en una vida retirada en la que poder acercarse a
Dios.
Sus poemas más valorados son Oda a la vida retirada, donde aparecen los tópicos del
beatus ille (feliz aquel que vive en paz) y del aurea mediocritas (la dorada medianía, vida
ideal, sin lujos, pero libre de ambiciones), Noche serena, que presenta el deseo de la gloria
a través de la contemplación de una noche, y Oda a Francisco Salinas, en la que la
música de este amigo suyo eleva su alma y lo transporta, por un instante incluso, a la unión
con Dios.
Su estilo se caracteriza por la claridad y la armonía, fruto de un cuidadoso proceso de
selección y depuración, con el que concilia el espíritu cristiano con la versificación italiana.
Entre las figuras retóricas que utiliza con más frecuencia están algunas de repetición, como
paralelismos, anáforas o geminaciones, o las que contribuyen a dotar a su poesía de gran
musicalidad, como aliteraciones o encabalgamientos.
Para este poeta, la poesía es un medio que permite nombrar lo inefable: la unión mística
con Dios. Su producción poética es breve, pero bastan tres poemas, escritos en liras, para
situarlo en la cima de nuestra poesía:
● Cántico espiritual, donde la esposa, que simboliza el alma, busca al esposo, símbolo
de Dios. en la naturaleza; este, tras ver su insistencia, se deja ver y se une a ella.
Esta unión entre amado y amada representa la unión mística del alma con Dios.
● Noche oscura del alma, poema que se refiere a las tres fases de la experiencia
mística: la muchacha, símbolo del alma, abandona su casa (el cuerpo) para
encontrarse con su amado, Dios (vía purgativa); una vez fuera, aunque es de noche,
la muchacha es guiada por la luz de su amor al amado (vía iluminativa), al que
finalmente se une (vía unitiva).
● Llama de amor viva, un poema de júbilo y exaltación por la unión mística del alma
con Dios.
En lo que se refiere al estilo, puede decirse que por ser la experiencia mística algo
inefable, es decir, que no puede explicarse con palabras, ha de hacerse por otro tipo de
medios: uno de ellos son los símbolos, como el encuentro sexual entre los amantes para
representar la unión del alma y Dios. El otro medio son las imágenes, expresiones
exclamativas y figuras de contraste (oxímoron, antítesis y paradojas), con los que intenta
hacer gráfica una experiencia indescriptible; no de otro modo pueden entenderse
expresiones como "la música callada" o que la amada deje sus preocupaciones "entre las
azucenas olvidadas". Además de estas características particulares de la mística, san Juan
combina el estilo popular (observable en que es una muchacha la que canta, la sencillez del
léxico y la sintaxis, la noche como tiempo de encuentro de los amantes, etc.) y el estilo
culto, con elementos propios del amor cortés y temas y motivos bíblicos (con la influencia
perceptible del Cantar de los cantares, atribuido a Salomón).