Ramón Del Valle Inclán. Sonata de Otoño

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Sonata de Otoño

Ramón del Valle-Inclán

Concha y el marqués de Bradomín, su


• primo, se amaron con locura, pero las
infidelidades del marqués los separaron.
Ella está casada y muy enferma. Bradomm
acude al palacio y la pasión resuTge. Isabel,
la hermana de Concha, se encuentra aTIÍ.
Concha está en ellecho de muerte.

ejé abierta la ventana, y andando sin ruido, Un rizo de mi prima Isabel me rozaba los labios,

D como si temiese que mis pisadas desperta-


sen pálidos espectros, me acerqué a la puerta
que momentos antes habían cerrado trémulas (1) de
suave y tentador. Creo que lo besé. Yo soy un santo
que ama siempre al que está triste. La pobre Concha
me lo habrá perdonado allá en el Cielo. Ella, aquí en la
pasión aquellas manos ahora yertas. Receloso tendí la tierra, ya sabía mi flaqueza.
vista por el negro corredor y me aventuré en las ti- Isabel murmuró sofocada:
nieblas. Todo parecía dormido en el Palacio. Anduve a -¡Si sospecho esto echo el cerrojo!
tientas palpando el muro con las manos. Era tan leve -¿Adónde?
el rumor de mis pisadas que casi no se oía, pero mi -¡A la puerta, bandolero! ¡A la puerta!
mente fingía medrosas (2) resonancias. Allá lejos, en No quise contrariar las sospechas de mi prima
el fondo de la antesala temblaba con agonizante res- Isabel. ¡Hubiera sido tan doloroso y tan poco galante
plandor la lámpara que día y noche alumbraba ante la desmentirla! ( . . )
imagen de Jesús Nazareno, y la santa faz (3), desmele- ¡Ay! ... ¡Todos los Santos Patriarcas, todos los Santos
nada y lívida (4), me infundió miedo, más miedo que Padres, todos los Santos Monjes pudieron triunfar del
la faz mortal de Concha. Llegué temblando hasta el pecado más fácilmente que yo! Aquellas hermosas
umbral de su alcoba (5) y me detuve allí, mirando en mujeres que iban a tentarles no eran sus primas. ¡El
el testero (6) del corredor una raya de luz, que marca- destino tiene burlas crueles! ( ...) Isabel murmuró, so-
ba sobre la negra oscuridad del suelo la puerta de la focada por los besos:
alcoba donde dormía mi prima Isabel. Temí verla apa- -¡Temo que se aparezca Concha!
recer despavorida, sobresaltarla por el rumor de mis Al nombre de la pobre muerta, un estremecimien-
pasos, y temí que sus gritos pusiesen en alarma todo to (7) de espanto recorrió mi cuerpo, pero Isabel debió
el Palacio. Entonces resolví entrar adonde ella estaba pensar que era de amor. ¡Ella no supo jamás por qué
y contárselo todo. Llegué sin ruido, y desde el umbral, yo había ido allí! ( ... )
apagando la voz, llamé. Cuando volví a ver con mis ojos mortales la faz ama- .
( ...) rilla y desencajada de Concha, cuando volví a tocar
Había llegado hasta su cabecera y mis manos se po- con mis manos febriles sus manos yertas (8), el terror
saron al azar sobre los hombros tibios y desnudos de que sentí fue tanto que comencé a rezar, y de nuevo
mi prima. Sentí un estremecimiento. Con la voz em- me acudió la tentación de huir por aquella ventana
barcada grité: abierta sobre el jardín misterioso y oscuro. ( ... )
-¡Isabel! ... ¡Isabel!. .. Yo me estremecí, miré con horror el cuerpo inani-
Isabel se incorporó con sobresalto: mado de Concha tendido en mi lecho.
-¡No grites, que puede oír Concha!. .. Después, súbitamente recobrado, encendí todas las
Mis ojos se llenaron de lágrimas, y murmuré incli- luces del candelabro (9) y le coloqué en la puerta para
nándome: que me alumbrase el corredor. Volví, y mis brazos es-
-¡La pobre Concha ya no puede oímos! trecharon con pavura el pálido fantasma que había

34 •• Literatura VI
talmente hasta que se rompieron los queridos
y olorosos cabellos . .
Llegué hasta su alcoba que estaba abierta. Allí
la oscuridad era misteriosa, perfumada y tibia,
como si guardase el secreto galante de nuestras ci-
tas. ¡Qué trágico secreto debía guardar entonces! Cau-
teloso y prudente dejé el cuerpo de Concha tendido en
su lecho y me alejé sin ruido. En la puerta quedé irre-
...•ormido en ellos tantas veces. Salí con aquella fúne- soluto y suspirante. Dudaba si volver atrás para poner
sre carga. En la puerta, una mano, que colgaba inerte, en aquellos labios helados el beso postrero: resistí la
se abrasó en las luces, y derribó el candelabro. Caídas tentación. Fue como el escrúpulo de un místico. Temí
e el suelo las bujías siguieron alumbrando con llama que hubiese algo de sacrílego en aquella melancolía
agonizante y triste. Un instante permanecí inmóvil, que entonces me embargaba. La tibia fragancia de su
on el oído atento. Solo se oía el ulular (10) del agua en alcoba encendía en mí, como una tortura, la voluptuo-
!.a fuente del laberinto. ( ... ) sa memoria de los sentidos. Ansié gustar las dulzuras
¡Tuve miedo de aquella mirada muerta! Volví atrás. de un ensueño casto y no pude. ( . . )
Para llegar hasta la alcoba de Concha era forzoso Todavía hoy el recuerdo de la muerte es para mí de
dar vuelta a todo el Palacio si no quería pasar por la una tristeza depravada y sutil: me araña el corazón
antesala. No vacilé. Uno tras otro recorrí grandes sa- como un gato tísico (11) de ojos lucientes. El corazón
lones y corredores tenebrosos. A veces, el claro de la sangra y se retuerce, y dentro de mí ríe el Diablo que
una llegaba hasta el fondo desierto de las estancias. sabe convertir todos los dolores en placer. ( ...)
( ...) Al pasar por delante de los espejos cerraba los ojos
para no verme. Un sudor frío empañaba mi frente. A Valle·lnclán. Ramón. Sonata de otoño. Madrid. Espasa-Calpe. 1966.

veces, la oscuridad de los salones era tan densa que me


extraviaba en ellos y tenía que caminar a la ventura,
angustiado, yerto, sosteniendo el cuerpo de Concha en
un solo brazo y con el otro extendido para no tropezar.
Glosario ~~
En una puerta, su trágica y ondulante cabellera quedó
enredada. Palpé en la oscuridad para desprenderla. No 1. Trémula: temblorosa. 8. Yertas: rígidas por el frío
pude. Enredábase más a cada instante. Mi mano asus- 2. Medrosas: temerosas. de la muerte.
tada y torpe temblaba sobre ella, y la puerta se abría y 3. Faz: rostro. 9. Candelabro: elemento
se cerraba, rechinando largamente. Con espanto vi que 4. Lívida: pálida. para manteneruna vela.
rayaba el día. Me acometió un vértigo y tiré ... El cuerpo 5. Alcoba: habitación. 10. Ulular: sonido similar
de Concha parecía querer escaparse de mis brazos. Le 6. Testero: frente o princi- al del viento.
oprimí con desesperada angustia. Bajo aquella frente pal fachada de algo. 11. Tísico: que padece de
atirantada y sombría comenzaron a entreabrirse los 7. Estremecimiento: tisis. La delgadez era uno de
párpados de cera. Yo cerré los ojos, y con el cuerpo de temblorinvoluntario. sus síntomas.
Concha aferrado en los brazos hui. Tuve que tirar bru-

1. A partir de la lectura, respondan. 2. Caractericen al protagonista, su personalidad y


a. ¿Qué siente el marqués cuando contempla la sus actitudes. Justifiquen con citas textuales. Lue-
imagen de Jesús Nazareno? go, contrástenlo con Isabel.
b. ¿Con qué intención entra a la habitación de Isabel?
c. ¿Qué sucede entre Isabel y el narrador? ¿Cómo se 3. Describan los sentimientos que experimenta
siente luego? el narrador cuando lleva el cuerpo de Concha a la
d. ¿Por qué entra en terror el marqués? habitación de la dama. Explíquenlos.

Capítulo 2 •• 35
Ramón del Valle-Inclán y
DESDE c:v ~ la Generación del 98
EL MUSEO e._ ----__ •
l escritor español Ramón del Valle-lnclán nació en Galicia a fines del si-
Francisco de Gaya
y el esperpento E glo XIX. SU obra se inserta en el campo intelectual de la Generación del
98 junto a otras grandes figuras de la literatura española como Antonio
Machado. Miguel de Unamuno y Azorín, escritores nacidos entre 1864 y 1875.
Valle-Inclán en Luces de Bohe- Los rasgos distintivos de este grupo de intelectuales fueron:
mia afirma que «el esperpentis- • una experiencia de la crisis: en 1898, España debió firmar el Tratado de Pa-
mo lo ha inventado Gaya. Los rís. ya que Cuba conseguía su independencia y Filipinas y Puerto Rico quedaban
héroes clásicos han ido a pa- bajo el con rol de los Estados Unidos. Así. perdía sus últimas colonias.
searse en el callejón del Gato». • una visión crítica: los conflictos políticos y sociales de España los condu-
Francisco de Gaya fue un pintor jeron a una In erpretación de la crisis nacional como un problema filosófico.
y grabador de principios del si- • la búsqueda de nuevas estéticas: algunos reaccionaron contra el rea-
glo XIX. SU obra abarca pinturas, lismo y se orientaron hacia el modernismo y su exaltación de lo sensorial.
murales, grabados y dibujos. Otros. hacia la recuperación del castellano. su tradición expresiva y su so-
Es considerado precursor de briedad. y la crítica social.
las vanguardias del siglo xx. En Si bien la debilitada monarquía española permaneció neutral ante el con-
su serie «Pinturas negras» es flicto bélico de las potencias europeas en la Gran Guerra de 1914-1919. la
posible ver la representación de trágica experiencia de la destrucción y los millones de muertos también
una realidad distorsionada por afectaron a los artistas españoles.
las guerras de la época. Estas Ramón del Valle-lnclán aportó. en 1920, su teoría estética del esperpento.
pinturas representan seres de- En la obra teatral Luces de Bohemia (1920). el protagonista afirmaba: «Los
formes, enormes y grotescos. héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el esperpento. El
sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética siste-
máticamente deformada». Para expresar una realidad tan brutal, el realismo
literario tradicional no alcanzaba y era necesario el uso de lo absurdo y de
la deshumanización de los personajes para expresar el horror de la guerra.

Duelo a garrotazos Viejos comiendo sopa


Fecha: 1820 - 1823 •• La violencia se Fecha: 1819 - 1823 "Los rostros
Lugar de exhibición: expresa en la pelea de Lugar de exhibición: deformados de los dos
Museo del Prado, Madrid. dos hombres con sus Museo del Prado, Madrid. ancianos transmiten
armas, congelados en la mirada grotesca y
el instante previo a la deshumanizada del fin
acción, al golpe. de siglo.

36 •• Literatura VI
Sonata de otoño: música de seducción
y de muerte
Ramón del Valle-Inclán publicó las Sonatas entre 1902 y 1905. Estas na-
rraciones, supuestas memorias del marqués de Bradomín, cuentan cuatro
aventuras amorosas del personaje.
En el presente de la narración, el noble seductor es ya un anciano que
recuerda y reflexiona acerca de lo vivido. Cada sonata corresponde a una
estación del año y a una etapa de la vida del personaje. 1. Rastreen en Sonata de otoño
En Sonata de otoño, el protagonista recibe una carta de su prima Concha, fragmentos en donde se pue-
quien está muriendo y desea verlo. El marqués acude y viven unos días inten- da leer una crítica a la hipo-
sos de amor prohibido. Como puede verse en el reencuentro inicial: cresía de los aristócratas.
«[Dice Concha]-Abre esa caja larga. Escógeme unas medias de seda. ( ... )
[Cuenta el marqués] Para ponérselas me arrodillé sobre la piel de tigre que 2. Comparen el uso de la
había delante de su cama ( ... ). Sus pies quisieron huir de mis manos. iPo- máscara que hacen Don Juan
bres pies que no pude menos que besar! Concha se estremecía y exclamaba y el marqués de Bradomín.
como encantada.
-iEres siempre el mismo! iSiemprel». 3. Según lo leído, respondan.
El personaje de Concha, la aristócrata católica, no puede dejar de pensar a. ¿En qué parte de Sonata de
que está engañando a su marido y arriesgando su alma a caer en el infierno. otoño se manifiesta lo grotesco
Bradomín, descreído y cínico, acepta y disfruta de ser la última alegría de la del esperpento?
moribunda, con la misma actitud con que acepta y disfruta el no buscado en- b. ¿Podría leerse la teoría del
cuentro sexual con Isabel, la prima de Concha, cuando esta acaba de morir. esperpento en El burlador de
La obra se presenta como una fuerte crítica a la hipocresía en la que vi- Sevilla . . ?
vía la nobleza española, sus rasgos decadentes y sus conductas perversas, c. ¿Hay alguna deformación
como los amores entre los primos. Al mismo tiempo, la visión de la muerte y de la realidad en la obra de
la encarnación del satanismo que ve Concha en el marqués ilustran el peso Tirso? ¿Por qué?
de las creencias religiosas.
Algunos críticos han podido leer en Sonatas la raíz del esperpento en las
escenas macabras y morbosas. Por ejemplo, la reacción del marqués de
Bradomín tras la muerte de su amada: la relación con Isabel y el largo camino
que recorre con el cuerpo de la muerta en sus brazos y el deseo de poseerla
una vez sin vida.

Don Juan y el marqués de Bradomín


•• Notas al margen
Creados en contextos históricos lejanos, el Don Juan de Tirso y el marqués
de Valle-Inclán tienen grandes afinidades:
• La visión de la mujer como objeto: en Don Juan es más claro por las
burlas que realiza con el solo objeto de divertirse. En el caso del marqués,
también es posible ver una cosificación. Por ejemplo: «Dudaba si volver atrás
para poner en aquellos labios helados el beso postrero: resistí la tentación

( ... )>> dice el marqués ante su prima deshumanizada por la muerte.
• La crítica a la hipocresía social. Don Juan y el marqués representan a
un sector de la sociedad que se ocultaba detrás de una fachada de moral y
buenas costumbres. Por ejemplo: «Temíverla [a Isabel] aparecer despavo-
rida ( ... ) y temí que sus gritos pusiesen en alarma todo el Palacio".
• La transgresión a los mandatos de su propia religión. Bradomín y Don
Juan son católicos pero no respetan los mandatos religiosos y viven en el
pecado: «Yo soy un santo que ama siempre al que está triste. La pobre Con-
cha me lo habrá perdonado allá en el cielo. Ella, aquí en la tierra, ya sabía de
mi flaqueza».

Capítulo 2 •• 37

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