Wojtyla-Amigos Del Esposo

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J- CENTENAR

I0 -
1920 • 2020

KAROLWOJT

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Homilías y escritos
sobre el matrimonio y la familia
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D EL MATR IM ON IO Y D E LA FAM I L IA
SECCIÓN MEXICANA
Esposos , amigos del Esposo
HOMILÍAS Y ESCRITOS
SOBRE EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA
Karol Wojtyla

Primera edición:
Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo ll
para las Ciencias del Matrimonio y de la Familia
Mayo de 2019

Coordinadores de la edición:
Mtro. Gerardo Echeagaray
P. Gaspar Guevara, L.C.

Traductores:
Dr. Fernando Zamora
Mtro. Gerardo Echeagaray

Revisores de la traducción:
P. Gaspar Guevara, L.C.
Fernando Cortés Garduño

Diseño:
Taller de sueños/ contacto.taller.ds@)gmail.com

Derechos reservados:

© Librería Editrice Vaticana


© 2019, Investigaciones y Estudios Superiores, S.C.
Universidad Anáhuac México
Av. Lomas Anáhuac # 46 Col. Lomas Anáhuac
Huixquilucan, Estado de México C.P. 52786
Teléfono (55)5328 8080 ext. 7874
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www.familia.edu.mx
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tra-
tamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cual-
quier medio , ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro
u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del
Copyright.

ISBN: 978-607-8566-38-9
Printed in Mexico - Impreso en México
HOMILÍAS Y ESCRITOS
SOBRE EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA

Karol Wojtyla
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lntro
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ucc1on . e a
e 1c1on mexicana
Gaspar Guevara Espinosa, L.C.

Pocas semanas después de conc luid o el Concilio Vaticano


11, Karol Wojtyla pronunció en la Catedral Metropo litana de
Wawel la homilía con la cual se abre esta publicación, en la que
se puede observar cómo el autor es un verdadero padre conci-
liar. Dicha paternidad, toma su nombre en la paternidad misma
de Dios (cfr. Ef. 3, 14-15), y tiene abundantes frutos en su futuro
pontificado. Aquí se recogen homilías, cartas pastorales y otros
escritos comprendidos entre los años 1966 y 1978.
Esposos,amigos del Esposo, reúne una serie de intervenciones
destinadas a matrimonios y familias, quienes se congregaron
en diversas celebraciones litúrgicas y encuentros de oración
presididos por el arzobispo de Cracovia, por monseñor Karol
Wojtyla. Fueron pronunciadas, como solía hacerlo, de forma es-
pontánea y a la vez profunda, con la guía de un pequeño texto
manuscrito, el cual sostenía en la mano. La primera traducción,
del origina l polaco, fue hecha al italiano con base en los regis-

INTRODUCCIÓN DE LA EDICIÓN MEXICANA 15


tros audiovisuales y con la aprobación misma del autor. El texto
que tiene el lector en sus manos, en español, busca conservar la
mayor fidelidad en la traducción, con el deseo de no distorsio-
nar el pensamiento y la intención con la que fueron pronuncia-
das. En esta traducción, presentada por el Pontificio Instituto
Teológico, Juan Pablo 11para las Ciencias del Matrimonio y de
la Familia, se conservan las reglas ortográficas propias; sin em-
bargo , se respeta el estilo del autor, quien aprovecha el uso de
algunas mayúsc ulas , con la intención de señalar y evidenciar
algunos conceptos clave y algunas reiteraciones. Cabe resaltar
que el texto mantiene el estilo del pensamiento de Karol Woj-
tyla; es decir, un pensamiento eslavo en sintaxis italiana.
Hemos decidido conservar, para esta edición, la introducción
que el Dr. Estanislao Grygiel, quien fuera alumno del mismo Ka-
rol Wojtyla en su época de profesor , presenta para la edición ita-
liana , en la que Grygiel explica que se han recopilado textos de
Karol Wojtyla en las columnas Senderosde la verdady Senderosdel
amor; y de estas columnas, se han compilado homilía s, cartas y
exhortaciones dirigidas a matrimonios y familias.
Esposos,amigos del Esposo se encuadra en el marco del Jubileo
por el Centenario del nacimiento de san Juan Pablo 11:el papa
de la familia. Es un honor para nosotros , presentar estos tex-
tos a través de los cuales se puede observar la forma en que va
madurando la visión del autor y se vislumbra el modo en que el
futuro papa contribuirá a la edificación de la Iglesia a través de
la familia, que es Iglesia doméstica en el contexto del mundo
,
contemporaneo.
Que nuestro santo fundador , Juan Pablo 11, el papa de la fami-
lia, nos acompañe y nos ayude en la misión que Dios mismo ha

6 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO


confiado a nuestro Instituto en la construcción de una cultura
de familia.

8 de marzo de 2019
LVaniversario de la ordenación episcopal
de Karol Wojtyla como arzobispo de Cracovia

INTRODUCCIÓN DE LA EDICIÓN MEXICANA 1 7


lntro ucción
. ., . . e a
e 1c1on ita 1ana
Estanislao Grygiel[IJ

Cada marca del pensamiento y los actos de los grandes hombres


deben ser custodiados con sumo cuidado. Es necesario salvar
del olvido todo aquello que han dejado como herencia porque
todo, incluso el gesto más pequeño que realizan por los demás ,
es mucho más significativo de lo que pudiera parecer . Los hom-
bres pequeños que conviven con los hombres grandes se vuel-
ven así, grandes también. Se vuelven grandes en la medida en
que la consciencia les recrimina su pequeñez. Esa pequeñez que
miran cuando los penetra la plenitud de los grandes hombres .
Los grandes hombres caminan sobre los "senderos de la verdad"
y al mismo tiempo sobre los "senderos del amor". Visto que am-
bos senderos se entrecruzan, resulta difícil distinguir unos de
otros. Son caminos que determinan la grandeza del hombre que
los recorre y recorriéndo los, el ser humano madura para que

1 Director de la Cátedra Karol Wojtyla,

8 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO


estos mismos caminos dejen dejar de entrecruzarse y se vuelvan
un solo y único sendero.
La consciencia de estas verdade s no s ha llevado, en la Cátedra
Karol Wojtyla en el Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estu-
dios sobre el Matrimonio y la Familia a investigar, si así se pue-
de decir , esta verdad; en este espíritu hemo s decidido publicar
además de la columna Senderos de la verdad, otra llamada Sen-
deros del amor. Estoy convencido de que, caminando en ambos
senderos, sin hacer mucha distinción entre ellos (de hecho, es a
través del amor que entramos en la verdad ) nos encontraremos
má s pró ximos a la figura del cardenal Karol Wojtyla, de modo que
podremo s verlo mejor, es decir , conocerlo mejor.
El cardenal Karol Wojtyla concebía la verdad del hombre en es-
tos senderosdel amor. En ellos caminó junto a quien es lo siguie-
ron. Caminaba como sacerdote y amigo de quienes, a su vez, se
le presentaban así, como amigos. No debemos olvidar este hecho
sobre todo ahora que, con su ayuda, queremos entrar más pro-
fundament e en la realidad de conocimiento del amor que signi-
fica también conocimiento de la persona humana. Es necesario
estrecha r amistad no sólo con el padre Wojtyla sino con todos
aquellos que junto a él caminaron estos senderos de verdad y
amor. La ayuda que él ofrecía a los amigos que bu scaban la verdad
y madur aban en el amor será también la ayuda que él no s ofrece-
rá a no sotros para que nosotros también podamos ofrecerla. Así,
los difuntos trabajan junto a nosotro s, pero lo hacen de forma
diversa. Communio Sanctorum es también comunidad de amor y
conocimiento.
Los "Sendero s de la verdad y del amor" son los sende ros de la
libertad. Esa libertad y ese amor que buscamos y pedimo s. Son

INTRODUCCIÓN DE LA EDICIÓN ITALIANA 19


ellos quienes nos otorgan una libertad que, en la medida en que
nos transforma y nos acompaña, nos asegura también que esta-
mos caminando sobre de ellos y en la dirección justa. Vayamos
pues hacia aquella patria sobre la cual Karol Wojtyla pronunció
tan hermosas palabras en el poema Pensando patria ... La patria
es la tierra paterna, la patria es la casa familiar hacia la cual con -
<lucen los "senderos de la verdad y del amor".
Los senderosde la verdady del amor nos conducen a la patria
a través del matrimonio , la familia, la nación y la Iglesia. Quien
no echa raíz en una de estas manifestaciones de la verdad y el
amor cae en un error antropológico. Su pensamiento y sus actos
terminarán por alejarlo para siempre y cada vez más de los otros.
Se llenará de cinismo. Para justificar su pensamiento y su vida
comenzará a creer en filosofías cada vez más sofisticadas en tor-
no a lo que significa ser humano. Ninguna de estas ideas será la
antropología que Karol Wojtyla llama la adecuada antropología.
Porque todas las antropologías hablan de fragmentos del ser hu-
mano, pero no indican nunca la totalidad del ser personal, esto
es la trascendencia prometida y confiada como complemento del
amor. Nos interesan los textos y los testimonios personales que
ha dejado el sacerdote que se volvería papa. Hasta los más gran-
des que a veces se nos aparecen como los más pequeños o caren-
tes de significado. También nos interesan, claro, los testimonios
del obispo y del cardenal Karol Wojtyla y los de quienes estuvie-
ron relacionados estrechamente con él. Queremos aproximarnos
a estos testimonios con esmero y con la esperanza de ver mejor
cómo vivían la misión a la que estaban destinados. Esto es, cómo
iba formándolos el "don de Dios" que es la santidad. En el primer
volumen de esta nueva columna Senderos del amor, ofrecemos al
lector veintidós homilías del metropolitano de Cracovia en torno

10 1 ESP OSO S, AMIG OS DE L ESPOSO


al amor humano, al matrimonio y a la familia; gran parte de estas
homilías no habían sido publicadas nunca en lengua italiana y
algunas ni siquiera en polaco. Alguno dirá que son "migajas del
pensamiento" y puede que sea verdad. Sin embargo, las migajas
del pensamiento de los grandes hombres casi siempre arrojan so-
bre nosotros una luz que revela la verdad del hombre. En esta
verdad todos vivimos un momento importante de nuestra pro-
pia existencia. Convencidos pues de que nuestra fatiga no será en
vano, nos aventuramos en este camino y confiamos que, a lo largo
de estos senderos , otros se unirán a nosotros.

INTRODUCCIÓN DE LA EDICIÓN ITALIANA I II



ojty a, e amigo
e Esposo
Femando Zamora

¿Acaso pueden ayunar los amigos del Esposo, mientras el


Esposo está con ellos? (Me. 2, 19)

En este estudio introductorio se analizan las influencias de san


Juan Pablo 11en las homilías y escritos sobre el matrimonio y la
familia, esposos,amigos del Esposo. Se hace este análisis en dos
sentidos. En primer lugar , se revisan someramente los textos fi-
losóficos , teológicos y místicos que influenciaron a Karol Wojtyla
cuando escribió estos textos, a menudo en un papel en que bo-
cetaba lo que iba a decir. Se repasan también los trabajos que , ya
como papa , influenciaron estas mismas ideas. Las homilías sobre
el matrimonio y la familia son el equivalente de los estudios mu-
sicales que otro polaco notable , Frédéric Chopin, compuso como
preparación para sus grandes obras: los conciertos. Al igual que
los estudios y preludios de Chopin, a estas charlas y homilías no
les falta ni belleza ni validez propia ; al contrario, anuncian y ela-
boran en los temas importantes en la vida intelectual y mística
de san Juan Pablo 11.En ellas se leen el antes y el después de un
filósofo, un teólogo y, en suma, un papa cuya vida dio forma al

12 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO


siglo que le tocó vivir. Su pensamiento fue tan decisivo que aún
ho y influye nuestra forma de ser cristianos. Es, en efecto, una luz
en tiempos tan llenos de dudas.
El epígrafe en esta introducción pone de relie ve la pregunta que
condujo a Juan Pablo 11a reflexionar en tomo a la teología de la
filiación y a la teología esponsal. Si en la teología de la filiación ,
Jesús no s revela que el verdadero nombre de Dios es "Padre ", en
la teología esponsal Cristo es el Esposo que , encarnado de María
la Virgen, ha venido al tiempo y al mundo para dejar se conocer
por su pueblo y ofrecerle una alianza. Vale la pena recordar que
estos conceptos -filiación , matrimonio místico con Dios , etc.-
son analogías, de modo que no es necesario tomarlas en forma
textual. ¡21
A lo largo de su vida Karol Wojtyla estudió ambas forma s de
ver al Padre: como el Esposo que en la Biblia tiende su mano para
amar a su pueblo y como el Padr e amoroso, pero firme , que sal-
va a su s hijo s en Egipto. Estas visione s de Dios permit en apro-
ximamos a la primer a gran influencia de Juan Pablo 11en estas
homilía s: la encíclica Humanae vit~. En ella, Pablo Vl previene
ante la posibilidad de que el varón, "hab ituándo se al u so de las
práctica s anticonceptivas, acabe por perder el respeto a la mujer
y, sin preocupar se más de su equilibrio físico y psicológico, llegue
a considerarla como un simple in strume nto de goce egoísta y no
como a una compañera respetada y amada". (HV 17) Palabra s profé-
ticas que se han cumplido a la letra en este siglo XXI y que han pro-
ducido el individualismo que rige hoy por hoy a la sociedad. Pero,
además, este individualismo se ha traducido en el pan sexualismo , el

2 Cfr. Mauricio Beuchot, 2015, La hermenéutica y el ser humano.

WOJTYt.A, EL AMIGO DEL ESPOSO 113


emotivismo y la ideología de género que se interponen entre la
Iglesia y la cultura contemporánea en la recepción del Evange-
lio. [3J Fiel al llamado del Concilio Vaticano II que invita a la Iglesia
a ser luz del mundo (cfr. Mt. 5, 14-16) que resplandece para guiar
a los hombres;l 41 Wojtyla hizo de la familia el centro de sus me-
ditaciones como obispo de Roma. Lo hizo pues se daba cuenta,
como Giambattista Vico desde el siglo XVIII, que la familia es la
columna vertebral que sostiene el cuerpo vivo de la civilización
humana. Como en Vico, hay en Wojtyla la visión profética de que
una cultura que no escucha a la ley natural en sus instituciones ,
tarde o temprano perecerá_¡sJVolveremos a Vico más adelante.
Es justamente por la consciencia de que la familia es la piedra
angular de la civilización que Juan Pablo II desarrolló la teolo-
gía esponsal. Ella lo llevaría a construir las ciento veintinueve
catequesis sobre La redención del cuerpo y la sacramentalidad
del matrimonio que hoy se conocen con el título más sucinto de
teología del cuerpo. Como se ha dicho , la teología esponsal de
Wojtyla, está presente también en estas charlas, homilías y medi-
taciones que hoy se ofrecen al lector en español. Que no por ser
pequeñas en extensión resultan menos profundas.
Tanto en la teología del cuerpo como en estas homilías sobre el
matrimonio y la familia, Wojtyla reconsidera el hecho -formu-
lado por primera vez en el Concilio de Vienne en 1311- de que la
historia de la salvación tiene una base material. En el siglo XIV,

3 Ver Stephan Kampowsk, Pluralidad de modelos de familia, ¿expresiones im-


perfectas de un mismo ideal?
4 Constitución dogmática sobre la llgesia, Lumen Gentium, 1964.

5 Ver Giambattista Vico, Principios de una ciencia nueva, 1725.

14 1ESPOSOS , AMlGOS DEL ESPOSO


en Vienne, se aceptó la formulación aristotélica de que el alma es
"forma " del cuerpo.r 61 Si no fuese así, no tendría sentido el sufri-
miento corporal de los mártires ni, en última instancia, el sacri-
ficio mismo de Dios. Así pues, esta base material dota al cuerpo
de una dignidad única. Y es una dignidad que custodia tanto el
matrimonio como el celibato.
Juan Pablo 11fue un gran escritor, a él le debemos algunas de las
página s más hermosas que se han escrito en dos mil diecinue ve
años en tomo a este concepto, el cual es, que Dios quiere aliarse
con sus creaturas en forma esponsal. En Wojtyla la comprensión
humana del Creador da cuenta tanto de la analogía de la filia-
ción -Dio s como Padre- como de la ana logía esponsal -Dios
como Esposo-. Pero los suyos no son descubrimientos fortuitos;
echan raíces en numerosas fuentes que conformaron su pensa-
miento y sus ideas antropológicas, es decir su noción de lo que el
ser humano es. Esta antropología suya converge en la noción que
da título a estas homilías pues, ¿qué deben ser los esposos?: ami-
gos del Esposo, amigos del amor mismo que, encarnado, viene al
encuentro. Para recibirlo es necesario esta r preparado s, como las
vírgenes prudentes (Mt. 25). En muchos sent idos esto es ju sta-
mente lo que el autor quiere de sus lectores y escuchas: que estén
preparados para el encuentro con el otro, con su Creador.
Efectivamente, en la conformación de la antropología de san
Juan Pablo 11hay muchas influencias. Desde el punto de vista fi-
losófico se reconocen, desde Personay Acción a Tomás de Aquino
y a Emmanuel Kant. En este primer gran texto filosófico, Karol
Wojtyla consiguió unificar en un solo cuerpo metodológico dos

6 Forma porque "informa." No debe confundirse "forma" con figura.

WOJTYLA, EL AMIGO DEL ESPOSO j 15


pensamientos tan dispares como lo son la escolástica y el idea-
lismo alemán. c71 En Personay Acción influyen también una gran
cantidad de pensadores entre los que destacan el personalista
Max Scheler y el fenomenólogo Edmund Husserl de quien Karol
Wojtyla fue , en cierto sentido , un "nieto " intelectual. El filósofo
Roman lngarden, alumno directo de Husserl, fue a su vez maes-
tro del joven Karol Wojtyla quien en julio de 1948 se volvió bachi-
ller en teología por la Universidad de Lublín. csi
En sí misma, Lublín y su universidad fueron otra importante
influencia en el pensamiento de Karol Wojtyla. En esta ciudad el
joven presbítero se encontró no sólo con una escuela de pensa-
miento filosófico en la que pudo contactar con el milenario dis-
currir del cristiano en tomo al misterio de Dios hecho hombre.
Lublín fue, además, capital de la mancomunidad polaco-lituana
que se reconoce aún hoy como antecedente directo de las demo-
cracias occidentales. En Lublín, Karol Wojtyla asimiló un intenso
amor por la democracia y la libertad.
Habiendo finalizado la guerra en que Alemania invadió Polo-
nia, tanto este país como Lituania fueron conquistadas por el Im-
perio Soviético. En este sentido resulta importante dar cuenta de
que también estas ideologías perniciosas influenciaron -nega-
tivamente- en Juan Pablo II. La imposición del nazismo y del
comunismo permitieron a Wojtyla saborear el horror de las ideo-
logías que ahogaron el continente europeo una vez que perdió

7 Ver, Karol Wojtyla , Persona y Acción , 1969.

8 La Universid ad Católica de Lublín , fund ada en 1918 con el nombr e en latín


de Universitas Cathol ica Lublínensis hoy se llama Univers idad Católica Juan
Pablo 11de Lublín.

16 1ES PO SOS, AMlGOS DE L ESPOSO


sus raíces cristianas. Como se verá, también de esto, del intento
comunista por conquistar las almas polaca s - y muy particular-
mente de los niños polacos- se habla en las páginas de este libro.
Cuando la ideología se impone sobre la sociedad se hace difícil
pen sar. Aún así, el joven Wojtyla, navegando contra la corriente
del materialismo histórico mar xista , consiguió graduarse como
doctor en teología en 1948 en la Pontifica Universidad de Santo
Tomás de Aquino en Roma, conocida como el Angelicum. Aquí
defendió su trabajo de tesis el 19 de junio con un trabajo llamado
Doctrina de fide apud S. loannem a Cruce: La doctrina de la fe en
san Juan de la Cruz. Este místico español es una de las influencias
más permanentes en el desarrollo de la teología esponsal de san
Juan Pablo 11.San Juan de la Cruz con su Noche oscura del alma,
hace eco a su vez de los libro s sapienciales de la Biblia. En ellos
particularmente Dios se presenta a Sí mismo como el Amado.
En otro orden intelectual , el pensamiento de san Juan Pablo 11
se identifica también con el existencialismo cristiano que hunde
sus raíces en Kierkegaard y más atrás en el tiempo en una lectura
profunda del Éxodo, cuando Moisés pregunta el nombre de Dios
y Él responde somera y categóricamente: Yo Soy el que Soy (Ex.
3, 14-16).C9J En estas palabra s el Creador confirma que Él es ya lo
que es, como invitando -a sí lo entendieron los existenc ialistas-
a que el ser humano llegue él mismo , gracias a su libert ad a ser
lo que es. Justame nte por ello Karol Wojtyla defiende la pos-
tura de que el ser humano es ante todo un ente moral. Para
serlo nece sita aprehender su libertad. Conocedor del bien y del
mal , el hombre - varón y muj er- se define en su acción. Esto no

9 Ver Raúl Echáuri , Dios y el Ser, Universidad de Navarra .

WOJTYt.A, EL AMIGO DEL ESPOSO 1 17


significa, claro, que pierda nunca su dignidad. En Dives in miseri-
cordia,ya en tiempos de su pontificado, Juan Pablo 11hablará de
ello, pero es cierto que en su pen sam iento el ser humano llega a
ser quien es de acuerdo con cada una de sus acciones. Ellas le con-
figuran el cuerpo glorioso del que habla Wojtyla en la teología del
cuerpo y que está profundamente basada en la primera carta a los
Corintios (1Cor. 15) de san Pablo. En la libertad y en la capacidad
de encontrar con ella su propio sentido estriba en cierto sentido
del hecho de que el ser humano ha ya sido creado a imagen y seme -
janza de Dios. Si Él es lo que es, el humano mediante sus acciones
puede llegar a ser también lo que es, un hijo de Dios y, en sentido
amplio, un aliado de Dios: amigo del Esposo, que es Cristo.
En las homilías que se pres entan a contin uación resuena tam-
bién el eco del gran encuentro filosófico qu e san Juan Pablo 11tuvo
con dos mentes brillantes cuya unión, antes de él parecía imposi-
ble. Entre la objetividad de la ley que no cambia y la sub jeti vidad
del ser humano cuyas circunstancias son siemp re irrepetibles,
Juan Pablo 11consigue unir a Tomás de Aquino y a Emmanuel
Kant. Para semejante prodigio filosófico, Wojtyla echó mano del
método fenomenológico (Husserl) y del personalista (Scheler).
La importancia de esta síntesis entre opuestos estriba en que,
como ha dicho el filósofo mexicano Mauricio Beuchot, "uno pue-
de ser todo lo relativista que refiere a cuestiones estéticas y filo-
sóficas; sin embargo, cuando el relativismo toca la vida del ser
101
humano es necesaria mayor cautela". C La vida humana debe ser
custodiada desde el inicio hasta su fin natural y esto es una reali-
dad objetiva en la que no caben subjeti vismos.

10 Cfr . Mauricio Beuchot , La Hermenéutica y el Ser humano .

18 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO


El pensamiento de san Juan Pablo 11 consiguió, como nadie ,
hablar a los hombre s de su tiempo desde el Evangelio. Dialogó
con la patrística, con san Agustín y con santo Tomás. Del Doc-
tor Angélico retomó sobre todo una sección que el pensamien-
to católico tenía olvidada. Y es que luego del cisma luterano , el
Concilio de Trento pidió a sus obispos que resguardara la recta
doctrina. Para ello se realizaron los famosos manuales de confe-
sión en que se "contabilizaba" el pecado. Esto que hoy nos parece
tan impropio era una necesidad en esos momentos. Pero se olvi-
dó el destino del hombre. Hay que recordar que Tomás de Aquino
divide la Suma Teológicaen tres partes , la parte sobre Dios (1),la
parte sobre el hombre (11)y la parte sobre Cristo (111)-Dios he-
cho Hombre-. La segunda parte, Tomás la dividió así mismo en
dos partes. La primera (1-11)trata de la bienaventuranza mientras
que la segunda (11-11)de la ley moral. Se trata de una importante
estrategia pedagógica , el Doctor Angélico plantea que el destino
humano es la buena ventura, esto es la salvación. Por ello habla de
ella antes que de la ley moral. Esta última sólo tiene sentido en
función del destino perseguido, el encuentro con Dios. Y sin em-
bargo a causa del cisma luterano fue necesario hacer énfasis en la
segunda parte con lo cual, poco a poco , se olvidó que la finalidad
de la ley es la buena-aventura de vivir bien. El Concilio Vaticano 11
reconoce esta verdad y por ello fomenta una fe que san Juan Pablo
11puso en práctica. La fe amorosa que invita al creyente a buscar
la felicidad de agradar a Dios, no por miedo, sino por amor.
El tema de la predestinación del hombre -predestinación en el
sentido de que es un destino natural que, sin embargo, a causa del
pecado puede perder- a la bienaventuranza se desarrolla aquí en
forma sucinta, es en la teología del cuerpo donde la idea encon-
trará su máximo desarrollo.

WOJTYt.A, EL AMIGO DEL ESPOSO 119


Porque el fin último del hombre es esta alianza esponsal. De
ella habla el título de estas homilía s sobre el matrimonio y la fa-
milia. Para encontrar a Jesús, al Esposo del pueblo de Dios hay,
sin embargo, dos caminos; el de la virginidad y el celibato y el del
matrimonio entre un hombre y una mujer abiertos a recibir la
vida que emana de este amor. Es de esta clase de amor que Víctor
Frankl llamaba "el portento", de lo que se habla particularmen-
te en estas homilías_[nJEn efecto, este amor complementario, el
de un hombre por una mujer y viceversa, remite "al principio", al
plan original de Dios y, al mismo tiempo, nos proyecta al desti-
no escatológico. Si hay una forma plausible de experimentar la
"imagen y semejanza " con Dios, está en la capacidad de dar vida
mediante el portento amoroso de la unión esponsal.
Giambatista Vico dice en Principiosde una ciencianueva, que la
Providencia actúa a través de la ley natural poniendo al ser hu-
mano la siguiente cuestión: ¿cómo educar a los niños? Con base
en esta int erroga nte los hombres de todos los tiempos han teni-
do que organizarse en familias que se vuelven así, origen de toda
cultura y civilización. Wojtyla en tanto arzobispo sabía -como lo
supo Vico- que una cultura que no procura la educación de sus
hijos ni la salvación de sus miembros está perdida de antemano.
Justame nte por ello hay también en las páginas que siguen una
invitación sentida para educar a los hijos en las verdades de la fe.
Se pide a los padres que defiendan el domingo, que no permitan
que se vuelva un día cualquiera, que siga siendo el día dedicado a
Dios. En el entorno comunista de la Polonia de aquellos tiempos,
Wojtyla nos recuerda , como Pío XI, que peor que la destrucción

11 Ver Víctor Frankl, Psicoanálisis y existencialismo, de la psicoterapia a la lo-


goterapia.

20 1ESPOSOS , AMlGOS DEL ESPOSO


de una imagen sagrada es ser negligentes en la educación de un
niño.¡ 121 De este modo, el bien último de toda nación está vin-
culado desde el principio con la educación de los niños , con la
apertura de los padres a la vida, a la piedad y al respeto por Dios
.,
y por su creac1on.
Hasta aquí hemos visto las influencias que propiciaron el pen-
samiento de Karol Wojtyla cuando compuso las homilías que se
presentan a continuación. Pero san Juan Pablo 11siguió pensando
y desarrollando un corpus intelectual cuya fuerza sigue alimen-
tando la fe de millones de católicos en todo el mundo. Compuso
así, para comenzar, la teología del cuerpo y aquel mismo año de
1979 la Encíclica Redemptor hominis (1979). En ella, Juan Pablo 11
se une a la tradición humanista del renacimiento, sin correr el
riesgo de investigar frívolas definiciones de lo que el ser humano
es. Con base en la revelación, el papa afirma que es Cristo quien
da la clave última para interpretar la actuación del hombre pues
el verdadero humanismo es éste que ofrece al fiel un paradigma
de conducta: Cristo. Dios hecho hombre es el paradigma que nos
muestra la fuerza de la fe entendida como entrega esponsal de
amor. Así, el humanismo de san Juan Pablo 11tiene al centro al
Hijo de Dios. Cristo muestra el Hombre al hombre.
Durante todo su pontificado , el papa siguió su lucha de llevar
la verdad del Evangelio a todo el mundo. Y esta verda d también
es Cristo: la Verdad. En este sentido las páginas que siguen for-
man parte de las grandes encíclicas sobre la verdad que presentó
san Juan Pablo 11a fieles y obispos, a saber, la Veritatissplendor
y Pideset ratio. Si la primera analiza la verdad desde el punto de

12 Pío XI, Mit Brennender Sorge.

WOJTYt.A, EL AMIGO DEL ESPOSO 121


vista moral , la segunda lo hace desde el punto de vista filosófico
y científico. Porque la verda d existe, pero, como ha dicho Luigi
Pareyson, no es una proposición lógica ; es una Persona y es Dios.
Justamente por ello, porque la Verdad es una persona , resulta
inagotable y se nos presenta con tantas facetas como seres huma-
nos. Esta idea , lejos de propiciar el relativismo nos recuerda que
el amor hacia otra persona, angélica divina o humana, no se ago-
ta nunca. Nunca terminaremos de conocer la verdad, lo cual no
significa que no exista. Al contrario, tiene la cualidad inagotable
de ese amor que san Juan de la Cruz bu scaba "estando ya su casa
sosegada" y qu e encontró "ent re las margarit as olvidado." Es el
corazón de Jesús que se esconde en el silencio y la oscuridad que
propicia la meditación.
Es por esta importante amalgama de influencias, que resu lta
necesario este estudio introductorio, para mostrar que estas ho-
milías son un parteaguas en el pensamiento de Karol Wojtyla. Y
es por ello también que el Pontificio Instituto Teológico Juan Pa-
blo 11ha querido dar a conocer estas páginas que, en su aparente
simplicidad contienen la sabiduría de un hombre que supo con-
jugar las influencia s más heterodoxas para llevar el Evangelio a un
mundo aquejado por el relati vismo. Es en este diálogo con pen-
sado res de todos los tiempos y todas las filiaciones que san Juan
Pablo 11no s invita, en cualquier tiempo y en cualquier rincón del
mundo a no tener miedo, a caer en la cuenta de que Dios existe y
es amor; un amor que se manifiesta en la entrega de cuerpo, alma
y espíritu al Esposo que es Dios; el Dios fuerte que ha venido en
la persona de Cristo para desposar a su pu eblo. En ello estriba la
antigua definición tomista de que el ser humano es capax grati~.
Porqu e a diferencia de todas las otras creaturas somos capaces de

22 1 ESPOSOS , AMlGOS DEL ESPOSO


recibir la gracia de Dios. Y no hay más gracia que el amor incon-
dicional que nos invita a ser amigos del Esposo y aliamos con Él.

Ciudad de México, 25 de mar zo del 2019


Solemnidad de la Anunciación del Señor

WOJTYLA , EL AMIGO DEL ESPOSO 1 23


PRIMERAPARTE
Homilías
Traducción Dr. Fernando Zamora
HOM ILÍA EN LA CATEDRAL DE WAWEL,
9 DE ENERO DE 1966.

atrimonio
"'
en a ensenanza
e Conci io
3
Vaticano II [I l

Queridos míos. Como saben, antes de la conclusión del Conci-


lio, el Santo Padre pro mulgó un jubileo extraordinario en toda la

13 Matrimonio y familia en la enseñanza del Concilio Vaticano 11, la primera


traducción italiana de la homilía que ofreció el arzobispo Wojtyla en la ca-
tedral de Wawel el 9 de enero de 1966, después de la clausura del Concilio
Vaticano 11y en presencia de los representantes de todas las comunidades y
de las arquidiócesis es una presentación sintética de las reflexiones concilia-
res sobre la identidad y la misión del matrimonio y de la familia. La trans-
cripción se conserva en el archivo del Centro de documentación y estudio el
pontificado de juan Pablo 11en Roma (AODiSP 1/66).

26 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


Iglesia. Dicho jubileo ha de durar del 1 de enero al 29 de mayo del
año en curso. La finalidad de este consiste en hacer que la verdad
del Concilio se nos haga más próxima y, al mismo tiempo, que en-
tren en nosotros las gracias de las que dispone la Iglesia. Aquellas
que siempre se encuentran en su tesoro; gracias a los méritos de
Nuestro Señor Jesucristo, de su Madre y de todos los santos desde
los primeros momentos de la Iglesia. Por tanto, para atender a
este tesoro, el Santo Padre ha promulgado este jubileo extra .ordi-
nario y ha decidido que el único, o por lo menos el principal lugar
de este jubileo en cada diócesis, fuese la catedral. Es por este mo-
tivo que les he pedido venir hoy aquí. Celebramos la solemnidad
de la Sagrada Familia. Les he pedido venir a la catedral en esta
solemnidad de la Sagrada Familia para presentarles, al menos en
grandes líneas, la mirada del Conci lio sobre la verdad de la familia
y, en particular, de la familia cristiana. Si entre los documentos
del Concilio Vaticano buscáramos uno titulado "sobre la familia",
no lo encontraríamos. Y sin embargo en muchos documentos de
este Concilio, está presente la enseñanza sobre la familia. Es ne-
cesario, sin embargo, buscarla en primer lugar en la Constitución
Dogmática sobre la Iglesia. Ahí se habla mucho del sacramento
del matrimonio, de la vocación de los cónyuges, de la santidad a
la cual son llamados en Cristo y, en la Iglesia, todos los hombres
por medio de un camino particular: el de los esposos y padres.
El segundo documento que nos muestra la enseñanza del Con-
cilio sobre el matrimonio y la familia (en un capítulo aparte) es la
Constitución Pastora l que tiene como título La Iglesia en el mun-
do contemporáneo. En la segunda parte de esta Constitución se
encuentra un capítulo especial titulado Dignidad del matrimonio
y de la fami lia y su valor . Este capítu lo habla del matrimonio y de
la familia en el mundo contemporáneo. Habla del matrimonio y

MATRIMONIO Y FAMILIA EN LA ENSEÑANZA DEL CONCILIO VATICANO 11127


de la familia cristiana de hoy y entra en detalle en sus problemas.
Independientemente de esta Constitución , es necesario también
estudiar otros dos documentos del Concilio que son el Decreto
sobre el laicado (sobre "el laicado ", como decimos a veces usando
el nombre griego) y finalmente el Documento sobre la educación
cristiana. En todos estos documentos del Concilio Vaticano II se
encuentran muchas frases e ideas, pero sobre todo se encuentra
la Verdad divina y humana al mismo tiempo; la realidad sobre el
tema del matrimonio y la familia. Es una verdad de la cual está
colmada la fiesta de hoy.
Buscando en los documentos conciliares la enseñan za de la
Iglesia sobre el matrimonio y la familia tenemos que ir más allá
de analizar sólo los títulos de los documentos o los capítulos. Es
necesario ir más allá de las palabras y las frases que hablan espe-
cíficamente del matrimonio y la familia. Tenemos que ver el con-
junto de la enseñanza del Concilio , su misión entera dentro de la
Iglesia y hacia todo el mundo contemporáneo. Deben saber que
el papa Juan XXIII definió esta misión cuando promulgó el Con-
cilio y dijo entonces que el trabajo del Concilio -lo expresaré en
latín- es accommodata renovatio Eccles~, es decir, una renova-
ción de la Iglesia que debe adaptarse a las necesidades de nuestros
tiempos. En el contexto de esta renovación de la Iglesia, adaptada
a las necesidades de nuestros tiempos, el matrimonio y la familia
son piedras angulares. De hecho, es sobre el matrimonio y la fa-
milia que se apoyan tanto la Iglesia como la humanidad entera.
Tanto la nación como el Estado.
El matrimonio , en el diseño de Dios y en plena verdad humana ,
ha sido definido por Cristo de una vez y para siempre. No se debe
y no se puede cambiar nada en torno a esta enseñanza. Tenemos
sí, que reflexionar en torno a la forma en que debemos realizarla

28 1ESPOSOS, AMIGOS DE L ESPO SO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


y ponerla en práct ica en los tiempos de hoy, esta doctrina sobre
el matrimonio que es, al mismo tiempo, perfectamente divina y
perfectamente humana. El Concilio ha trabajado justamente so-
bre el tema y la Iglesia sigue trabajando sobre ello todavía hoy.
Deben saber que, de hecho , para reflexionar sobre cuestiones de
la moral conyugal en los matrimonios contemporáneos, el San-
to Padre ha convocado a una comisión particular compuesta de
varios especialistas que iluminaron el tema desde distinta s pers-
pectivas. Se trata de un asunto difícil de la moral humana que es
la moral conyugal. Por tanto, es como si el Concilio no lo hubiese
dicho todo. Seguramente dentro de poco, el Santo Padre integra-
rá en un documento, la doctrina que sigue al Concilio y comple-
tará esta accommodata renovatio, es decir, la renovación adaptada
a las nece sida des de nue stros tiempos en lo que respecta al matri-
monio y la familia.
A la luz del tesoro que poseemos desde el principio , desde el mo-
mento en que Dios dijo: "los dos serán una sola carne" (Gen.2,24),
y desde el momento en el que Cristo dijo, "por tanto, aquello que
Dios ha unido, el hombre no lo separe" (Mt 19,6), a la luz de todo
eso que aún tenemos y de la luz que nos permite ver al hombr e
contemporáneo, su perfección y su santidad, podemos observar
mejor la vocación de la persona humana en el matrimonio. El ma-
trimonio primero y después la familia que es fruto de una elección
consensuada , libre y plenamente responsable. Una elección que
cumplen las personas humana s, tanto el hombre como la mujer.
Se trata de una elección informada que nace del amor y al mi s-
mo tiempo sirve al amor. Esta elección deriva del hecho de que el
hombre , la persona humana -sea hombre o mujer- es capaz de
participar de la vida del otro. La plena participación en la vida del
otro, del hombre en la vida de la mujer y de la mujer en la vida del

MATRIMONIO Y FAMILIA EN LA ENSEÑANZA DEL CONCILIO VATICANO 11129


hombre, es el fundamento profundamente per sonal y humano de
la liga conyugal. De un matrimonio entendido así, nacen los hom-
bre s nue vos, siempre siguiendo este mismo principio , es decir , el
principio de participación de la persona en la vida de los otros.
Tanto el marido como la mujer, mediante el sacramento del
matrimonio y con el vínculo conyugal, se escogen recíprocamen-
te para poder participar plenamente en la vida del otro y consti-
tuir así la unidad familiar. De este modo, los hijos, son llamados a
la vida a través de la colaboración con el Creador mismo y nacen
con una vocación de participación en la vida de los mismos pa-
dre s, mientra s que los padres a su vez son llamados a participar
en la vida de los hijos. Al interior de esta participación se forma
un hombre nuevo. La participación de los pequeños hombres, de
los neonatos , de los niños, de los jóvenes, en la vida de los adultos,
en la vida de los padre s, determina de hecho el proceso educativo
también. La finalidad del matrimonio, la finalidad de la familia
no es sólo generar -es decir, donar- vida, sino también educar.
Y es en la educación, en la formación de la humanidad plena , de
estos nuevos hombre s, que el matrimonio y la familia alcanzan
su propio fin.
Queridos míos, sabemos bien todo esto, pero las muchas cir-
cunstancias de la vida personal y social no s confunden y obstacu-
lizan. El matrimonio de ho y, el matrimonio y la familia cristiana
deben afrontar condiciones externas y dificultades internas para
llegar a esta perfección, a este nivel en el cual Dios Creador puso
al matrimonio en un eterno diseño suyo y sobre el cual nue va-
mente introdujo Jesucristo , Nuestro Redentor al matrimonio.
Cristo habló del matrimonio a través de toda su enseñanza, a
través de todo el Evangelio. Lo hizo incluso asumiendo la vida

30 1 ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


familiar como parte fundamental de su misión terrena. Dicha
misión del Redentor se cump lió en gran parte gracias a que fue
miembro de una familia; fue hijo. Un Hijo que tenía una Ma-
dre aquí en la tierra . Tuvo también un padre adoptivo que con
su Santísima Madre era un reflejo del Padre Eterno. Justamente
porque Jesucristo , nuestro Redentor vivió en familia e hizo vida
familiar es que realizó gran parte de su misión terrena. Es por ello
por lo que, tanto tiene que decir Él a los esposos, a los padres, a las
familias. Y lo dice continuamente.
Queridos míos , tan solo hoy se los recuerdo brevemente. Deli-
neo sólo el pensamiento de la Iglesia contemporánea y del Con-
cilio sobre el tema del matrimonio y la familia. Les recuerdo esta
vocación que es grande; tanto como su responsabilidad, pero les
recuerdo también, queridos hermanos y hermanas , la enorme
gracia divina que nos ha sido entregada en el sacramento del ma-
trimonio. Es a ella a la que apelo .
Por eso ofrezco esta Santa Misa celebrada hoy en esta catedral,
por todas las parejas y las familias en la santa Iglesia de Craco-
via, en la arquidiócesis de Cracovia. Lo hago por todas las parejas
sin excepción, sean las más jóvenes o las más maduras ; a todas
las familias sin excepción ofrezco esta misa: las que tienen más
hijos , las que tienen menos hijos. Para todos. Celebro esta santa
Misa por las parejas que deben afrontar las dificultades internas
y externas . Lo hago por aquellas que encuentran obstáculos en
la educación de nuestros niños y jóvenes. La celebro por los ma-
trimonios que se están destruyendo, por los cónyuges que se di-
viden o que de hecho ya se han separado. En realidad , siempre
tengo frente a mis ojos esta Verdad divina: "Por tanto, aquello
que Dios ha unido , que el hombre no lo separe" (Mt 19,6). Siem-
pre tengo presente a todos los matrimonios de la misma manera

MATRIMONIO Y FAMILIA EN LA ENSEÑANZA DEL CONCILIO VATICANO 11131


en que ellos, desde el momento de la promesa sacramental , se
encuentran frente a los ojos del mismo Dios.
Supliquemos a Cristo para que la gracia de este Sacramento
santo que es el matrimonio sea eficaz para todos. Pido a cada uno
de los presentes que han acogido mi invitación a venir ; a ustedes
esposos y padres cristianos , que recen junto a mí durante esta
Santa Misa. Hagámoslo por todas las parejas y por todas las fa-
milias de nuestra arquidiócesis , las familias de la santa Iglesia de
Cracovia , de toda Polonia y también de la Iglesia en todo el mun-
do. Amén.

32 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


CARTA A LOS ESPOSOS NUEVOS,
CRACOVlA, 19 70

Una casa que nunca


141
está esierta[

Queridos esposos nu evos, en el día de sus bodas muchas perso-


nas los han felicitado. Deseo yo también ser uno de ellos. Cuando
se han hin cado sobre las gradas frente al altar , para expresar las
sagradas prome sas matrimoniales frente a Dios mismo , la Iglesia
les ha dado su bendición en este nu evo camino de vida. En esta
bendición se inclu yen las felicita ciones más profundas. Deseen
por tanto acoger las felicitacion es de la Iglesia como la bendición
del obispo par a lo cual con atención cordial abraza el sacramento
del matrimonio a todos aquellos que se un en para toda la vida.

14 Una casa jamás desi erta, la primera traducción italiana de la carta pastoral
preparada en 1970 con la que el cardenal deseaba reunir a los esposos de toda
la arquidiócesis en el día de su boda . Las palabras de felicitación y de ben -
dición evidencian sobre todo el carácter fecundo del amor humano vivido
en el sacramento del matrimonio. El texto del título List do nowozenców
(Carta a los nuevos esposos) fue publicado en polaco en una colección de
documentos pastorales: K. Wojtyla - Zarzé¼dzenia. 1959-1978 a cargo de M.
Jagosz, Osrodek Dokumentacji Pontyfikatu Jana Pawla 11, Rzym 1987, pp.
358-359.

UNA CASA QUE NUNCA ESTÁ DESIERTA 133


Dios bendice a los esposos desde el principio de la existencia
del hombre sobre la tierra. Bendecir significa desear el bien y
transmitir el bien. Y estos bienes enormes de los que los esposos
deben participar , pueden ser transmitidos solamente por Dios.
Antes de cualquier cosa está el bien del amor que une a dos
personas, el hombre y la mujer , así como hoy los ha unido a uste-
des. Confíen el uno en la otra durante toda su vida para expresar
el amor y colmar esta vida de amor. Recuerden que sólo Dios es
amor (cfr. Gen.4 ,8) y que el hombre debe aprender a amar y pro-
gresar siempre en el amor porque "la caridad es paciente " como
enseña san Pablo en la Carta a los Corintios (r Co 13,4). Lean aten-
tamente este maravilloso texto y de vez en cuando , con su luz, ve-
rifiquen su amor. Recen también incesantemente para perseverar
y progresar siempre en el amor. Recen más intensamente sobre
todo cuando dicho amor sea expuesto a las pruebas y tribulacio-
nes propias de la vida cotidiana.
Nuestro amor debe dar inicio a la familia, debe ser fecundo ,
hablamos de aquella fecundidad verdaderamente humana que
dan los hijos a los padres y los padres a los hijos. También en esto
se expresa la bendición particular de Dios que desea la Iglesia y
la sociedad para ustedes. De hecho , si para los esposos , los hijos
son una confirmación y una corona del amor y de la comunidad
conyugal, para la Iglesia y para la Patria , ellos son una realización
del futuro de la sociedad. Ténganlo siempre en mente. Las leyes
del amor conyugal y familiar son parte esencial de la gran ley del
amor social que nos ordena siempre buscar el bien común. Amen
por tanto desde hoy a sus futuros hijos, dónense a ellos y vice-
versa. Dónenlos también a la Patria y a la Iglesia. En esto tienen
que ser generosos y magnánimos. Sin reducir su paternidad y ma-
ternidad a cálculos puramente materiales o a la comodidad del

34 1ESP O SOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


momento. En su vida conyugal los bienes materiales y las cosas
no suplen nunca al hombre; la persona del hijo. Este es el bien
supremo.
La Iglesia reza hoy por todo su porvenir. Por el porvenir de su
matrimonio y de su familia. Lo hacemos para que sean fieles el
uno al otra, para que conserven toda la nobleza y la castidad de la
convivencia, para que edifiquen a sus hijos con todo su compor-
tamiento: sobriedad, devoción, laboriosidad, moderación. Para
que su casa "no esté nunca desierta" (cfr. Mt 23, 38) sino que esté
siempre llena de seres humanos, de cosas humanas, de alegría hu-
mana, también de dificultades humanas y preocupaciones, pero
que no esté nunca desierta.
Que el Señor no cese nunca de bendecirlos. Para esto, perma-
nezcan fieles a Él. Observen sus mandamientos y recuerden su
presencia entre ustedes. Hoy Cristo se ha hecho presente entre
ustedes y los ha unido con su gran sacramento. Que los una y
guarde siempre y que no permita nunca a ningún hombre ni a
ninguna fuerza humana separarlos o dividirlos. De hecho, su
fuerza es más potente que cualquier debilidad humana.
La Iglesia no cesa de rezar por ustedes, queridos esposos nue-
vos. Ella, en el pensamiento y en el corazón, los une continua-
mente con esta misma unidad con la que hoy los ha unido. Es la
unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

UNA CASA QUE NUNCA ESTÁ DESIERTA 1 35


HOMILÍA DURANTE LA CELEBRACIÓN
DE LAS BODAS EN CRACOVIA
EL 7 DE NOV IEMBRE DE 1970

La fami ia
no es una is a[151

Queridos mío s, las palabras que pronunciarán dentro de poco de-


ben volverse la regla de toda su vida . ¿Qué palabras? Pienso que ya
las conocen, al menos porque las han escuchado por ahí. Tal vez
porque han participado en otras bodas. Tal vez incluso las cono-
cen porque las han meditado. Si hasta ahora no las han meditado,
háganlo lo antes posible porque estas palabras deben volverse la
regla de toda su vida.

15 La familia no es una isla. Nos hemos basado en la primera traducción ita-


liana de la homilía que tuvo lugar durante la celebración del sacramento
del matrimonio el 7 de noviembre de 1970, en la capilla de la Curia metro-
politana de Cracovia. Analizando la fórmula de las promesas nupci ales, el
metropolitano explica la novedad sacramental eclesiástica y social de la co-
munidad familiar naciente. El texto polaco con el título Do nowozeríców (a
los esposos nuevos) ha sido publicado en K. Wojtyla ., Kayania 1962-1978, a
cargo de A. Bardecki, Znak, Kraków 1980, pp. 446 -449.

36 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


Entonces, ¿cuáles son estas palabras? El no vio dice a la no via:
"yo te tomo a ti como esposa y te juro amor, fidelidad y honesti-
dad conyugal y no dejarte hasta la muerte ".Cl61
Vemos que son palabras mu y cargadas de contenido . De conte-
nido humano: el hombre toma a la mujer ¿la toma en posesión ?
No es posible apropiarse de una persona. No es posible apropiarse
de un ser humano. Y sin embargo uno puede perte necer a la otra
persona. Y este pertenecer del uno a la otra puede llegar a aquella
plenitud que el Creador pre vió en el matrimonio "serán dos una
sola carne" (cfr. Gen .2,24). Sin embargo, el hombre no puede apro-
piar se de la mujer; la persona debe siempre permanecer como don.
"Juro". Quiere decir mucho más que "prometo ". Aunque tam-
bién significa "prometo ". Prometo empeñarme para llevar a cum-
plimiento. "Juro ". Declaro una total disponibilidad y decisión.
Juro a ti.
Todo aquello está en el esquema del don recíproco , el don se
expresa con este "juro ": el don de persona a persona. El don recí-
pro co, el don que debe ser escuchado y reenviado al nivel ju sto.
Por esto también: "te juro am or", porque el amor significa exacta-
mente esto : es justament e un don que se acoge y que se reenvía al
mi smo nivel, siguiendo la misma medida: "te juro amor" .

16 Este es el texto de la fórmula sacramental del mat rimonio en lengua polaca


en vigor en 1963: "Yo N te acepto a ti N como esposa (esposo) y te juro amor,
fidelidad y honestidad conyugal y no dejarte hasta la muerte. Ayúdame oh
Señor Dios Omnipotente, Uno y Trino con todos los Santos". Véase la Carta
del episcopado de Polonia a propósito de la ratificación de la nueva edición
del Ritual (24 de marzo de 1963) en "Notificationes e Curia Metropolitana
Cracoviensi" 7-8 (1963),pp . 202-205.

LA FAMILIA NO ES UNA ISLA 1 37


El amor entendido en este modo quiere decir fidelidad. No sólo
un sentimiento pasajero que puede cambiar. La fidelidad significa
la certeza , la solidaridad y esto es: "siempre contigo , en el bien y el
mal ". La fidelidad es un fruto del amor y es un signo también de
su cumplimiento. Es algo a lo que el hombre puede y debe aspirar.
"... y honestidad conyugal ": en un cierto , sentido significa me-
nos que el amor, que la fidelidad, pero en otro sentido inclu ye
tanto al uno como al otro. Es necesario escuchar atentamente a
la propia consciencia para ser recíprocamente honestos al grado
de unión de uno con el otro. Esto es exactamente el matrimonio.
Pero no termina aquí. Las palabras que han escuchado y que
pronto pronunciarán aquí , están cargadas de contenido humano
y son la base del consentimiento. Esta es la dimensión del Sa-
cramento. No se trata sólo de una declaración de carácter social
en un orden horizontal , frente a quienes son iguales a ustedes ;
en esto consiste el Sacramento. Todos los aquí presentes somos
testigos de su matrimonio.
Al mismo tiempo , el sacramento apunta hacia una dimensión
diferente. Dirán: "ayúdame oh Señor Dios Omnipotente , Uno y
Trino , con todos los santos ". Esto significa que invocarán a Dios
en primer lugar , como testigo. Aún así, no sólo como testigo. ln-
voc.arán su ayuda. "Ayúdame ... " Me parece que esto habla más de
la esencia del Sacramento. Sepan , por tanto, que el sacramento
ha sido instituido por Cristo para dar al hombre la gracia divina.
La gracia quiere decir la vida nueva. La vida nueva de Dios en el
hombre. Es así desde el momento del bautismo.
La gracia , sin embargo , significa también ayuda. La ayuda para
custodiar y desarrollar esta vida de Dios, para custodiar la pro-
pia vida humana. Y las consecuencias de esta vida de Dios es su

38 1ESP O SOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


gracia. Por eso dicen "ayúdame" ... "ayúdame" quiere decir: te lla-
mo como testigo. Al mismo tiempo, sin embargo, te confieso que
soy sólo un ser humano. Frente a ti confieso mi debilidad. Lo sé.
Todos sabemos que todo aquello que expresan nuestras palabras
debe volverse regla de nuestra vida en la medida del hombre; pero
también es difícil desde el punto de vista humano. Por eso, sa-
biéndolo, buscamos ayuda, nos dirigimos a ti; a ti que conoces
nuestros corazones.
Queridos míos. Queridos hijos. Piensen ahora que están no
sólo frente a todos nosotros, frente a mí sino, que están frente a
Él que conoce su corazón. Y abran a Él sus corazones. Ábranlos, el
uno al otro, porque, en la apertura de este momento que llama-
mos el sacramento del matrimonio, para que, a través de ella, en-
tre todo su futuro. Él que conoce sus corazones, conoce también
el futuro. Ábranle los corazones de manera que todo su futuro
sea fruto de aquello que ahora pronunciarán. Para que haya en
ello una consecuencia simple y, al mismo tiempo, muy profunda
y madura.
Recuerden que en el amor que escogen y en el cual hoy se vin-
culan, hay leyes particulares. En el amor gobierna la ley de la fe-
cundidad. El hombre, dos personas, la pareja, debe confirmar el
propio amor con nuevos seres humanos y en este sentido se pue-
de uno perder fácilmente. También a esto pertenece la totalidad
frente a la cual hoy es necesario abrir el corazón a Dios, para que
en esta apertura penetre todo su futuro: el de ustedes dos y el de
aquellos a quienes donarán la vida. Su familia. Este es el significa-
do pleno del sacramento del matrimonio.
Vean que este es un sacramento muy simple, profundamente
humano, y al mismo tiempo también abierto hacia Dios. Tan

LA FAMILIA NO ES UNA ISLA 139


transparente a su presencia, a sus obras: hacia Dios que es Crea-
dor. El matrimonio se pone en un cierto modo frente al Creador;
se pone a su servicio. Debe emprender la obra de la creación, se
pone frente Dios que es Padre.
Aquello que ahora llaman amor de u stedes, no está comple-
tamente maduro todavía. Madurará plenamente a través de la
paternidad y la maternidad. Entonces madurará plenamente , en-
tonces adquirirá un carácter total.
Quería decirles estas verdades simples de la vida que, al mismo
tiempo, son profundamente evangélicas y cristianas, para inser-
tar, en las palabras que dentro de poco pronunciarán , un conteni-
do; el contenido más pleno. Para que estas palabras se vuelvan la
regla de toda su vida. La regla quiere decir la base y el fundamen-
to; aquello sobre lo cual se construye.
Y por tanto son palabras sobre las cuales, siendo coherentes en
su significado, desarrollando en su vida su contenido de princi-
pio a fin, es posible construir toda la vida humana ; la vida de los
dos. La vida de la familia. Y siempre más profundamente. Porque
ningún hombre es una isla, porque ninguna familia es una isla.
Cada familia vive en sociedad. No es posible aislarla. Si bien tie-
ne su propia interioridad; si bien es consistente y compacta en sí

misma.
En fin, que todos nosotros, reunidos en torno a ustedes que,
como ya les he dicho, somos testigos de su boda , en particular
sus madres porque sus padres no están ya junto a ustedes y los
hermanos y sus seres queridos, todos nosotros, durante este
santísimo sacrificio de Cristo, rezaremos ardientemente. Se los
prometemos. Para que efectivamente aquello que dentro de poco
pronuncien se vuelva la regla de toda su vida. Para que llegue a

40 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


serlo día con día, para que se confirme en ustedes y así confir-
mando la gran regla del vínculo en el cual ahora están entrando,
en la pareja , en la familia, se encuentren a ustedes mismos, en-
cuentren su propia felicidad y salvación .
Es por todo esto por lo que rezaremos junto a ustedes y por us-
tedes en tanto participante s de este gran momento de sus vidas.
Amén.

L A FAMILIA NO ES UNA ISLA 141


HO MILÍA A LAS PAREJAS D E ESPO SO S,
C RACOVIA, 15 D E ABRIL DE 1973

oméstica[ 171
Ig esia
Que ridos herm anos y hermanas, parroq uianos de Santa María .
Con ocasión de la visita canónica a su parro quia, perm itan que
me refiera otra vez a esta esplénd ida iglesia, a un tem plo de nues-
tra histo ria en el que hoy nos encontramos . Quisiera decirles que
este te mplo existe desde hace muchos siglos. Aquí llegan siempre
las nuevas generacio nes. Se ha vuelto un te mplo que pertenece a
toda Cracovia y a Polonia; lo visitan a menudo hu éspedes del ex-
te rior. Dur ante la visita canónica de la parr oquia de Santa María,
hemo s buscado estudiarlo y hemos con firmado que, en efecto,

17 Iglesia doméstica, es el nombre de la primera publicación de una homilía


inédita que tuvo lugar el 15de abril de 1973 durante la visita canón ica a la ba-
sílica de Santa María en Cracovia. En la reflexión del cardenal, resuena con
fuerza el eco de la enseñanza conciliar sobre la Iglesia, Cuerpo de Cristo edi-
ficado con piedras vivas en el matrimonio y la familia . Es necesario recordar
que el diálogo con los novios, cónyuges, viudos y familias fue un momento
central en todas las visitas pastorales de Karol Wojtyla . Al final del encuen-
tro, las parejas de esposos, los niños pequeños y todas las familias reunidas
recibían una bendición especial e individual de su pastor. La transcripción
con el título de Kazanie wygloszone w czasie wizytacji w bazylice Mariackiej ,
15.IV.1973r. (dla malzentsw ) (Homilía ofrecida durante la visita canónica en
la basílica de Santa María el 15 de abril de 1973 (a las parejas de esposos))
estuvo guardada en el Archivo de la curia metropolitana de Cracovia y está
signada con el número AKKW E 11117/52.

42 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIME RA PARTE: HOM ILÍAS


este templo sirve a toda la ciudad de Cracovia y a las personas de
toda Polonia que encuentran aquí, en la iglesia de Santa María,
un lugar privilegiado de encuentro con Dios. Es una iglesia de
mucha oración. Es una iglesia en la que se confiesan personas de
toda Polonia; a veces de hecho vienen aquí desde ciudades muy
lejanas, específicamente para confesarse justamente en la Iglesia
de Santa María. Es por tanto un tabernáculo divino, una morada
de Dios entre los hombres, un lugar de gracia divina.
Les pido queridos párrocos de Santa María, que miren así a su
templo parroquial, a su basílica. Nos damos cuenta de que la igle-
sia de Dios, aún encontrando su signo visible entre los edificios
sagrados, grandes o pequeños, está construida por seres humanos
de antes o de ahora y son, sobre todo, edificios de piedras vivas.
La iglesia se eleva en el hombre. Es un edificio espiritual. Tiene
un significado fundamental inmenso esta construcción espiri-
tual, este tabernáculo interior que posee la comunidad fami liar.
No sin razón, los padres de la Iglesia la llamaban así a la más pe-
queña de las iglesias: ecclesiola.Así les decían.
Por esto estoy tan contento de que hoy, respondiendo a la invi-
tación de su párroco, prelado de la iglesia de Santa María, hayan
venido aquí con parejas y familias de esta parroquia. Durante la
visita canónica, monseñor me mostraba muchas obras de la igle-
sia y de la parroquia de Santa María como prueba de su cuidado
pastoral. Lo confirman tanto la instalación de una caldera para
calefacción, como toda esta serie de aparejos nuevos . Sin hablar
de los consu ltorios de los cuales, el ser humano de hoy tiene tan-
ta necesidad y para lo cual el párroco ha abierto las aulas que se
encuentran junto a la basílica.

IGLESIA DOMÉSTICA 1 43
Son grandes en los últimos años las obras de este párroco tan
cuidadoso, pastor al que llamaría muy diligente. Este es el prelado
de la iglesia de Santa María y sus colaboradores. Lo quiero decir
frente a todos ustedes aquí presentes. La visita canónica a la pa-
rroquia es, de hecho , una buena ocasión para evidenciar ciertos
hechos de la vida parroquial.
La última vez que hice esta visita pastoral fue en 1962. Puedo
verificar, por tanto, todos los cambios y mejorías que se han he-
cho. Y sin embargo todo aquello que se puede decir a propósito
de las obras materiales de la iglesia y de la parroquia son sólo me-
dios destinados a un fin. Y el fin es el hombre que vive. Por tanto,
mi alegría nace sobre todo de este encuentro con ustedes. El en-
cuentro con los esposos que son también padres; han venido aquí
junto con sus hijos , sobre todo con aquellos más pequeños para
participar en la Santa Misa que celebra su obispo y para recibir
finalmente la bendición a las parejas y a sus familias.
Queridos hermanos y hermanas , deseo impartir a ustedes esta
bendición , así como lo hago yo y como lo hacen todos los obispos
durante las visitas canónicas en las parroquias particulares. Lo
hacemos siempre con un acento fuerte; ponemos en evidencia
el lugar que tiene cada matrimonio y cada familia en la Iglesia. Se
trata entonces no sólo del lugar físico, sino sobre todo del lugar
moral. Este es el significado y la misión de cada matrimonio y
cada familia en la iglesia.
También ho y deseo hablarles, al menos brevemente, antes de
impartirles la bendición. Déjenme recordar lo que he dicho en la
liturgia de la palabra del Domingo de Palmas. Hemos escuchado
ya que la liturgia resalta la figura de Jesucristo como siervo: siervo

44 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


de Dios. Aún siendo igual a Dios, se hizo siervo: siervo de Dios y
al mismo tiempo siervo de nuestra salvación.
Queridos esposos, el modelo que nos ha dejado Jesucristo es
un modelo muy importante y muy próximo a todos ustedes. Tan-
to a los maridos como a las mujeres, tanto a los padres como a
las madres. De hecho, habiéndose unido por amor en comuni-
dad conyugal, han traído a esta comunidad a ustedes mismos en
su totalidad. Se han donado recíprocamente para toda la vida.
Se han jurado y prometido el amor, la fidelidad y la honestidad
conyugal. Han prometido "no dejarse hasta la muerte". Y de este
modo han elegido un ministerio particular y divino. No debemos
pensar que el ministerio divino lo escogen sólo los sacerdotes o
las religiosas. El ministerio divino es escogido también por cada
esposo y cada esposa sobre el camino de su propia vocación y su
propia reflexión. He aquí por qué el Señor Jesucristo instituyó el
matrimonio como Sacramento, para indicarnos que sobre este
camino de Dios debemos participar de su ministerio. Jesucristo
siervo de Dios comparte con ustedes, queridos esposos y padres,
este estupendo ministerio. No hay para el ser humano una voca-
ción más grande que esta. Ha sido dicho, con toda justicia, que
servir a Dios significa reinar.
Con ocasión de nuestro encuentro de hoy, busquen la renova-
ción en el espíritu y en la memoria, de sus promesas matrimo-
niales. Busquen recordar bien las palabras y los momentos; todo
el pasado y en cierto modo, traten de escoger de nuevo este gran
ministerio divino que es el contenido de su vida y de su vocación
al matrimonio.
Este es también un ministerio de salvación. Jesucristo se ha
vuelto el Siervo de nuestra salvación y lo es siempre. Lo es porque

IGLESIA DOMÉSTICA 1 45
nos nutre de Él. Padres: tambié n ustedes alim entan a sus hijos
mismos. No los alimentan sólo con el pan y con todos los ali-
mentos que los niños necesitan tanto . Los han nutrido de ustedes

mismos.
Son ustedes, sobre todo , quienes deben volverse el pan para
ellos: pan y bebida. Su humanidad, su madurez, su paternidad y
maternidad son el alimento y la bebida para sus hijos. Y es por
esto por lo que Jesucristo está tan cerca de ustedes. Él es El siervo
de nuestra salvación. Y cumple el servicio de la salvación nutrién-
donos de Él mismo : con su Cuerpo y con su Sangre.
Jesucri sto está cerca de ustedes. Y espero que siempr e sea así.
Les he indicado ya que cosa signifi ca ser padre y ser madre. Y si un
día pierden este aspecto de la condición de padres, ya sea como
padre o como madr e (de hecho , es muy fácil perderlo en esta con-
fusión de los términos presentes en nuestro tiempo) vue lvan a
Cristo. Y pidan para que Él les enseñe de nuevo lo que sign ifica
ser padre y madre. Lo que significa donarse recíprocamente a us-
tedes y a sus hijos. Regresen a Cristo. Tienen todo el derecho. El
sacramento del matrimonio otorga a los esposos y a los padres el
derecho de volver continuamente a Cristo para cosechar la ver-
dad, la caridad y la gracia. Tienen el derecho. Pero ¿lo aprovechan
lo suficient e?
Queridos hermano s y hermana s, he aquí al meno s dos de los
pensamientos que he extraído de la litur gia de hoy, Domingo de
Ramos. Una liturgia que nos pone frente a los ojos la ima gen de
Jesucristo, siervo de Dios y siervo de nuestra salvación. Acojan a
Cristo en su vida matrimonial. Que sea para ustedes el compañe-
ro perpetuo de este camino. No escapen de Él, no hu yan. Inclu so

46 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


si Él juzga sus obras hay en este juicio siempre todo el amor. Ca-
minen con Él. Aférrense a Él.
Al mismo tiempo, que Jesu cristo sea su Redentor, su maestro.
De hecho , todos somos sus discípulos mediante el bautismo. Que
sea Él su educador y les ayude a ser educadores de sus hijos.
Con estos pen sam ientos queridos esposos y padres acojan pues
la bendición que deseo impartir a todos ust edes y también a los
padre s y a las familias de la parroquia. Son muy num erosas y han
venido a este encuentro gracias a la invitación de mon señor, el
,
parroco.
Pido que se junten los marido s y las mujeres en parejas hasta las
escaleras del altar mayor. Aquí, frente al altar de Veit Stoss¡181• Ben-
deciré a cada matrimonio. Si tienen hijos , y veo que los hay, que
se aproximen con ustedes. Será una bendición de toda la familia.
Es estupenda la basílica de Santa María. Sirve a la parroquia de
Santa María y es necesario evidentemente que esta basílica hecha
de piedra, de obras de arte, sirva sobre todo a las personas. Que
sea un apoyo para la Iglesia edificada con piedra s vivas. Con las
almas humanas que forman en cada matrimonio y cada familia
de esta parroquia. Amén.

18 El altar mayor de la basílica de Santa María en Cracovia fue creado en los


años de 1477 a 1490 por Veit Stoss (Wit Stosz ), artista de Núremberg y consi -
derado el segundo altar más importante esculpido en el estilo gótico.

IGLESIA DOMÉSTICA 1 47
HO MILÍA EN LA PARROQUI A A B1At.A,
17 DE MAYO D E 1974

E erec o
e os pa res
.,
a a e ucac1on
• •
re 1g1osa

19 El derecho de los padres a la educación religiosa de los hijos fue la primera


traducción italiana de la homilía que tuvo lugar en la parroquia de Biala el
17 de mayo de 1973, al término de la Primeraconferenciaregional de los sacer-
dotes sobre la catequizacióny sobre la educación de la juventud. La homilía es
respuesta al nuevo decreto en mérito, promulgado por el parlamento pola -
co. El cardenal y sus obispos auxiliares visitaban diversos centros pastorales
de la arquidiócesis de Cracovia para sensibilizar a la comunidad católica en
torno a las cuestiones de la educación de la juventud y las generaciones más
jóvenes. El texto fue publicado en polaco: K. Wojtyla, Prawa rodziców do
religijnego wychowania dzieci, en "Nasza Rodzina" 9 (1973),pp. 10-12.

48 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PART E: HOM ILÍAS


Recientemente la Conferencia Episcopal Polaca se ha reunido
en Jasna Góra. 1201Lo ha hecho el 3 de mayo para la solemnidad
de Santa María Reina de Polonia y ha continuado sus trabajos
en los días sucesivos; del 4 al 5 de mayo. Los participantes en la
conferencia, es decir los obispos polacos , reunidos bajo la guía
del primado , han dedicado particular atención a una cuestión; es
una cuestión que posee significado fundamental para la vida de la
Iglesia y de la sociedad en Polonia.
Hace algunos años el parlamento de nuestro Estado aprobó
el decreto sobre la educación de la juventud. 12u En preparación
al decreto, fue publicado una relación particular sobre el estado
actual de la instrucción en Polonia elaborado por un grupo de
expertos.
Todos nos damo s cuenta que la cuestión de la educación de
las nuevas generaciones es un asunto de máxima importancia
para cualquier sociedad, para cualquier nación e incluso para
cada familia. Por eso todas las iniciativas que tienen como fina-
lidad la educación del ser humano, la educación de la juventud
en nuestra nación, deben de ser consideradas como iniciativas de
máxima importancia. El episcopado polaco ha presentado , por

20 El santuario de )asna Góra (Czestochowa, sur de Polonia) es el principal cen-


tro de peregrinación del país pues alberga un icono de la Virgen (la Virgen de
Czestochowa) que se atribuye a san Lucas.

21 El 5 de julio de 1961 el parlamento de Polonia (Sejm) pasó un acta para el


desarrollo del sistema educativo que introdujo dos años obligatorios de en -
trenamiento agrícola y vocacional. Las escuelas fueron secularizadas oficial-
mente y se elevó el nivel de edad para graduarse de los 14 a los 15años. Esta
serie de reformas se fueron implementando poco a poco entre 1962 y 1966.

EL DERECHO DE LOS PADRES A LA EDUCACIÓN RELIGIOSA DE SUS HIJOS 149


esto, sus propias observaciones y propuestas con respecto a la
fase preparatoria.
Por desgracia, El decreto del parlamento que apenas he men-
cionado, presenta la perspectiva de la educación de la juventud
como si esta no proviniera de padres católicos; como si no fuese
bautizada, como si no fuese creyente y no estuviese obligada a
participar en la catequesis, en la instrucción de las verdades del
amor y de la fe.
Un decreto de este género, promovido por la más alta instancia
legislativa que es el parlamento, ha preocupado profundamente
y ha herido a nosotros , obispos, juntos con la comunidad católi-
ca. Lo expresamos así en el comunicado posterior a la conferen-
cia de Jasna Góra que se leyó el 3 de junio en todas las iglesias.
Seguramente también en las suyas.
Y yo he venido ho y a su parroquia para encontrar a todos los
sacerdotes del decanato de Biala y de los dec.anatos vecinos para
discutir juntos esta importante cuestión.
Ahora má s bien estoy aquí, cerca del altar para presentarles el
problema y, de cierta manera , discutirlo con ustedes.
Queridos hermanos y hermanas , padres de familia. También
me dirijo a los jóvenes. Estoy ante ustedes como su pastor , obispo
de la Iglesia de Cracovia. Y como tal quiero exponerles la gran
preocupación que el susodicho decreto , con respecto a la educa-
ción de la juventud en Polonia , debe producir en el alma de cada
pastor, de cada obispo, de cada sacerdote y de cada católico.
De hecho , este es un derecho humano, un derecho fundamen-
tal: que los padres puedan educar a sus hijos en cada sociedad.
Los padres tienen el derecho de que sus hijos sean educados y for-

50 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


mados de acuerdo con sus convicciones y no en oposición a ellas.
Los padres católicos tienen el derecho a pedir que sus hijos , hijos
bautizados y creyentes, sean educados y formados en espíritu de
su fe, de sus opiniones y no en espíritu de ateísmo.
Esto es, como ya he dicho, un derecho humano, un derecho
natural , pero también es un derecho divino. La ley divina y la ley
humana nos ven a nosotros , creyentes. Y nosotros , creyentes, por
nuestra parte, tenemos el deber de exigir que nuestro derecho sea
respetado en la vida social. Con mayor razón porque nosotros, los
creyentes católicos, somos la gran mayoría de la sociedad y no se
pueden tomar decisiones con respecto a la educación de nues-
tros hijos sin que nos pregunten a nosotros o incluso que decidan
contra nosotros.
Estoy aquí, frente a ustedes , como su pastor , como obispo de la
Iglesia de Cracovia para hacerlos conscientes. Porque nosotros ,
los obispos polacos hemos visto claramente el peligro que ame-
naza la fe de nuestra nación, de las generaciones jóvenes, en este
programa educativo en el cual la palabra "Dios" ha sido volunta-
riamente eliminada. Tenemos demasiadas pruebas de los lugares
hacia los que lleva la educación sin Dios y es por eso por lo que
vemos en este programa un terrible peligro.
Pero no basta ver este peligro. Es necesario también hacer-
se conscientes de los derechos y de los deberes que, como con-
secuencia, caen sobre nosotros. Nuestro deber es garantizar
a nuestros niños y a nuestros jóvenes también en este sistema
programado de educación. También en el sistema de las llamadas
escuelas colectivas, que ocupan a los niños todo el día. Tenemos
que garantizar y asegurar la enseñanza indispensable de la reli-
gión. Este es nuestro deber común y es nuestro derecho civil. De

EL DERECHO DE LOS PADRES A LA EDUCACIÓN RELIGIOSA DE SUS HIJOS 151


hecho, vivimos en un estado cuya constitución garantiza la liber-
tad de conciencia y de confesión. Vivimos en un estado que se
ha comprometido a observar la convención sobre la exclusión de
cualqui er tipo de discriminación en el campo de instrucción, in-
cluida la discriminación religiosa. Y esta convención está en vigor
en nuestro estado también como ley. Tenemos por tanto razones
para pedir que la ley del Estado sea observada por las estructuras
estatales. Esto es, que en este nuevo programa de educación y de
instrucción, nuestros hijos tengan las condiciones, los espacios y
el tiempo para la enseñanza de la religión y la catequesis .
Esta última se desarrolla al interno de la pastoral, se desarro-
lla en la parroquia. Queremos todavía continuar de esta manera,
sólo que debemos tener el tiempo necesario para poder hacerlo.
Por estas razones nuestros hijos no pueden ser detenidos en la
escuela todo el día, porque esto impide encontrar el tiempo para
la catequización en la parroquia. Repito: nuestras tentativas y
nuestras peticiones a este respecto son nuestro deber y nuestro
derecho.
Queridos hermanos y hermanas. He venido para decírselo con
las mismas palabras mías. Han escuchado ayer el comunicado de
la Conferencia Episcopal Polaca dedicado a este tema. Sin embar-
go, la palabra viva de su obispo se los confirma todavía más.
Estoy delante de ustedes como pastor, obispo de la iglesia de
Cracovia a la cual pertenece su parroquia y todo el decanato de
Biala. Comparto con ustedes esta gran preocupación , porque no
se trata sólo de una preocupación mía , es nuestra preocupación.
Es nuestra preocupación común y todos nosotros juntos , el pue-
blo de Dios, de la entera iglesia de Polonia. El pueblo de Dios de
toda la iglesia de Cracovia tiene que unirse para pensar juntos

52 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


cómo realizar , en estas condiciones, la cuestión más importante
para nosotros, esto es: la cuestión de la catequización, la in struc-
ción y la educación según nuestras propia s convicciones: educa-
ción religiosa , educación católica.
Queremos ser buenos ciudadanos del estado en que vivimos.
Muchas veces, sobre todo en los momentos difíciles, se han diri-
gido a nosotro s, se nos ha pedido ayuda y colaboración a todos los
creyentes. Y no sólo por parte de los no creyentes. Por tanto, ho y
los creyentes dicen a aquellos que pedían y todavía piden nuestra
colaboración: respet en nue stros derechos , respeten los derechos
sagrados de la conciencia humana , el derecho a la libertad reli-
giosa, el derecho a la educación católica de los hijo s católicos, el
derecho de la Iglesia a anunciar la verda d divina y catequizar.
Queridos hermanos y hermana s se lo he dicho bre veme nt e;
en modo esencial y conc iso. Creo que será nece sario volver aún
todavía sobre este asunto. Creo que volverán a nosotros mu-
chas veces sus pastore s, los sacerdotes. Pues par a todos noso-
tros esto es, como ya les he dicho, el objeto de la más grande
preocupación. Y debemos abrazarla juntos porque somos la na-
ción polaca , bautizada desde hace mile s de años, con tradicio-
nes culturales y nacionales; y somos también un solo pueblo de
Dios que sigue a Cristo, Buen Pastor. Y no queremos perder la
relación con Él.

EL DERECHO DE LOS PADRES A LA EDUCACIÓN RELIGIOSA DE SUS HIJOS 153


HOMILÍA EN LA PARROQUIA DE CzYZYNY,
EL 16 DE FEBRERO DE 1975

La gracia e
sacramento
221
e matrimonio[
Queridos hermanos y hermanas. Durante esta santa misa, he-
mos rezado en la plegaria universal de la Iglesia para que el Señor
renueve la gracia del sacramento del matrimonio en los esposos
aquí presentes. La gracia del sacrame nto del matrimonio ha sido
dada a los hombres desde el principio. La palabra de Dios leída

22 La gracia del sacramento del matrimonio está basada en la primera traduc-


ción italiana de una de las dos homilías pronunciadas por el metropolitano
el 16 de febrero de 1975, con ocasión de la visita pastoral en la parroquia de
Czyzyny. El presente discurso , dirigido sobre todo a las parejas más madu-
ras (las cuales habían festejado ya el aniversario número veinticinco de sus
bodas) acentúa la concepción del matrimonio como fuente de gracia sacra-
mental. El texto fue publicado en polaco con el título Kazanie wygloszone
w Czyzynach w czasie blogoslawierístwa malzerístw dnia 16 lutego 1975 r.
(Homilía pronunciada en Czyzny durante el rito de bendición de las parejas
el 16 de febrero de 1975), en K. Wojtyla, Wybór kasarí nowhuckich oraz ho-
milie Jana Pawla 11w Krakowie - Nowej Hucie, edición a cargo de J Stozek,
Calvarianum , Kalwaria Zebrzydowska 1989, pp. 70-72.

54 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMIL ÍAS


hoy, en el primer domingo de Cuaresma, nos recuerda esta pri-
mera gracia donada a los hombres. Al hombre y a la mujer, es
decir la gracia del sacramento del matrimonio.
Ambos fueron creados de hecho para volverse una sola carne y
dar vida a nuevos seres humanos. Esta gracia primordial del sa-
cramento que después fue ofuscada y debilitada en tantos modos,
tanto en el Antiguo Testamento en el pueblo elegido como aún
hoy, por otros pueblos, esta gracia del sacramento del matrimo-
nio fue renovada plenamente por Jesucristo.
Todos ustedes aquí presentes, queridos esposos, esperan la
gracia del sacramento instituido por Jesucristo atribuyéndole el
carácter de un vínculo exclusivo y para toda la vida. Es un sacra-
mento monogámico e indisoluble. Todos han recibido la gracia
en el día de su boda. Sobre ella han construido, queridos espo-
sos, y todavía están construyendo, su vida conyugal y familiar. La
gracia del sacramento del matrimonio ayuda de hecho a los dos:
al hombre y a la mujer, para permanecer juntos y permanecer en
el amor, en la fidelidad y en la honestidad conyugal; a transmitir
la vida a los nuevos seres humanos, a los propios hijos y, además,
también a ayudar en la educación de estos nuevos seres genera-
dos por ustedes para hacerlos plenamente humanos mediante la
propia palabra y el ejemplo.
Ésta es brevemente la esencia del sacramento del matrimonio.
En esto nos ayuda la gracia que Jesucristo adquirió para todos los
esposos con su redención.
Hoy, al tiempo que nos encontramos con ocasión de la visita
canónica en su parroquia quisiera, con mucho fervor, que este en-
cuentro y la bendición ligada a él, contribuyese a la renovación de
la gracia del sacramento del matrimonio en cada uno de ustedes,

LAGRACIA DEL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO 155


en cada pareja aquí presente. De hecho , como bien saben, la gra-
cia recibida en el día de sus bodas debe ser siempre custodiada
y renovada para ayudarnos a realizar aquel lo que las promesas
matrimonia les inician en nosotros. Se trata de un empeño estu-
pendo de dos que ahora solemnemente, frente a Dios y a la Igle-
sia, se escogen recíprocamente como compañeros de vida hasta
la muerte, construyen la comunidad y la unidad indiso luble para
que, al interior de esta comunidad, puedan venir al mundo nue-
vos seres humanos formados verdaderamente en forma humana.
Queridos hermanos y hermanas. Esta es una vocación grande .
Y es su vocación. Y agradeciendo hoy al Señor porque hasta aho-
ra han podido realizarla , durante este encuentro pedimos que la
puedan seguir realizando. He aquí porque renovamos hoy la gra-
cia del sacramento del matrimonio , porque ella debe ser renova-
da continuamente para que los esposos pueden siempre realizar
la propia vocación . En cada etapa de la vida.
Probablemente esta vocación se forma en modo diverso en los
primeros años de matrimonio, en los inicios de la familia. Des-
pués de algunos años, sobre todo, después del aniversario núme-
ro veinticinco, el párroco invita a este encuentro a las parejas más
maduras aquellas que tienen juntos más de veinticinco años. La
vida conyugal y familiar se estructura diversamente cuando los
hijos maduran y son ya adultos, cuando los esposos permanecen
en un cierto sentido ya solos el uno con la otra. Sin embargo, esta
gracia es necesaria en cada período de la vida conyugal y familiar.
Es necesario renovarla en la comunidad conyugal y es necesario
reno varla para los otros: para los hijos, quizás ya autónomos, ado-
lescentes, adultos . Para aquellos que tal vez hayan ya fundado sus
propias familias. Veámoslos para saber si han tenido de nosotros
un buen ejemplo. Veamos cómo son sus matrimonios y sus fami-

56 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


lías. El encuentro de hoy debe ayudarnos en todo esto. Debe crear
un clima de oración, sacrificio y de esa renovación espiritual cuya
fuente es la gracia del sacramento del matrimonio.
Queridos hermanos y hermanas, cuando en el día de las bodas
se hincaron frente al altar para expresar las promesas matrimo-
niales y unirse para toda la vida en un vínculo que dura hasta la
muerte, la Iglesia, mediante su sacerdote, bendijo su unión y los
ha bendecido a ustedes dos. Hoy aprovechando que vengo a esta
parroquia deseo repetirlo. Deseo repetir hoy la bendición de la
Iglesia para renovar en todos ustedes la gracia del sacramento del
matrimonio.
Al mismo tiempo, deseo renovarla para que en esta gran comu-
nidad de tantas parejas y de tantas familias presentes aquí, sepan
constituir la Iglesia; su Iglesia parroquial que es de hecho una fa-
milia hecha de muchas familias. Y ella es una familia porque to-
das las familias que la componen se edifican alrededor de la gracia
del sacramento del matrimonio.
Ahora les pido que se acerquen al altar mayor: pareja por pa-
reja; marido y mujer. Así como suelen hacerlo para recibir la co-
.,
mun1on.

LA GRACIA DEL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO 157


HOMILÍA EN LA PARROQUIA DE CzYZYNY,
16 DE FEBRERO DE 1975

La vocación
e esposos

Es costumbre que , al término de la santa misa , todos los parti-


cipantes en la asamblea eucarística reciban siempre una bendi-
ción general. Hoy, sin embargo, dicha bendición será impartida
por mí y en forma particular a las parejas de esposos reunidas
por invitación de su párroco. Será, por tanto, una bendición para
cada pareja y, por tanto, para cada familia que se encuentra en la
comunidad de esta parroquia. Esta bendición será también una
renovación de la bendición de la Iglesia, como la que recibió cada

23 La vocación de los esposos y los padres. Nos hemos basado en la primera


traducción italiana de la segunda homilía ofrecida en Czyzyny, el 16 de fe-
brero de 1975y dirigida a las parejas más jóvenes. Pone de relieve la grandeza
de la vocación y de la responsabilidad de esposos y padres. El texto con el
título Dla malzenstw najmlodszych (A las parejas más jóvenes) fue publicado
en lengua polaca en K. Wojtyla, Wybór kasan nowohuckich oraz homilie
Jarra Pawla 11w Krakowie - Nowej Hu cie, a cargo de J Stozek , Calvarianum,
Kalwaria Zebzydowska 1989, pp. 72-75.

58 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


pareja al inicio del camino de su vida matrimonial en el día de
su boda. Parece que para las parejas reunidas aquí el día de sus
bodas no está muy lejos en el tiempo pues el párroco ha invitado
a este encuentro a parejas muy jóvenes. Ustedes tienen aún vivo
el recuerdo de ese día, el momento de su boda.
El juramento que hicieron mutuamente , quienes ahora son
esposos, es un sacramento. Posee una fuer za que viene de Dios
mismo y que ha sido concedida por Jesucristo en la Iglesia para
constituir el matrimonio de dos bautizados: del hombre y la mu-
jer. El matrimonio es su vocación. Ha sido elegida por ustedes y
elegida por Dios para ustedes. Es el camino sobre el cuál deben
caminar durante toda la vida para llegar a su fin. Y el fin de la
vida humana es la salvación, la unión con Dios. Ustedes, queridos
esposos deben unir este fin con el camino de la vida conyugal.
He aquí por qué han iniciado con un sacramento: para caminar
juntos en el camino que lleva a Dios.
El sacramento del matrimonio une a dos personas. Al hombre
y a la mujer, con un vínculo particular. La fuerza de dicho vín-
culo ha sido testimoniada con las palabras de las promesas ma-
trimoniales. Las recuerdan todos; y las repito: "yo te tomo a ti
como esposa, te tomo a ti como esposo y te juro amor, fidelidad
y honestidad conyugal y no dejarte hasta el día de la muerte ". Se
trata de un voto confirmado por el juramento: "ayúdame, oh Se-
ñor Dios Omnipotente , Uno y Trino con todos los Santos". Estas
palabras hablan de la fuerza del vínculo conyugal. Es necesario
volver una y otra vez con el pensamiento a estas palabras , a este
juramento, para que el vínculo creado entre ustedes, queridos es-
posos , adquiera más fuerza. Sea tan fuerte como las palabras que
pronunciaron aquella vez.

LAVOCACIÓN DE ESPOSOS Y PADRES 159


Y es necesario volver a menudo con el pensamiento, con el co-
razón y con la voluntad a estas palabras porque en nuestra civili-
zación de hoy día , domina una alteración del peso de la palabra.
Hemos llegado al punto de que esto afecta a la palabra que vincu la
a dos personas. Por eso ustedes, cónyuges cristianos, deben reno-
var siempre toda la fuerza de estas palabras sacramentales .
Comprenden por tanto que hoy que estoy aquí con ustedes,
visitando su parroquia, deseo facilitarles y, en cierto modo , cum-
plir junto a ustedes esta vocación. En cierto modo , deseo crear la
ocasión para que puedan volver a estas palabras sacramentales y
renovar su fuerza en sus vidas.
Para nosotros , cristianos, estas palabras crean la indiso lubilidad
del víncu lo conyuga l. Se trata de una cosa mara villosa. Por otra
parte, la idea de que es posible disolver los víncu los matrimonia-
les, un concepto tan de moda en el mundo laicista que vivimos,
es una degradación. Y sin embargo se sigue hablando de ello. Se
le promueve en nombre de un supuesto progreso , en el nombre
de una libertad que sólo es aparente. La grandeza del matrimonio
está en su indisolubilidad. Dicha indisolubilidad nos habla de un
amor del tamaño de este vínculo que es el matrimonio. El matri-
monio , de hecho , significa un amor grande y este es su significado
más profundo. La grandeza del amor se da en la medida en que
dura hasta la muerte.
El matrimonio es un amor grande. Es justamente este gran
amor lo que concede el derecho y al mismo tiempo verifica su
fecundidad: en la vida transmitida a los nuevos seres humanos , a
los propios hijos. Se trata de un bien comp leto que no debe ser di-
vidido nunca. No se debe separar el amor conyugal expresado en
la convivencia de los cónyuges, de la fecundidad que da la genera-

60 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


ción de los hijos. El amor conyugal es fecundo por su naturaleza
misma , es don de vida. En esto consiste su grandeza . Arrancar el
amor conyugal de la fecundidad significa humillarlo, deprimirlo,
privarlo de su significado profundo, de su propia fuerza.
Nosotros, cristianos, teniendo una visión tan clara de la cues-
tión, extraída de la Palabra de Dios y de la Ley de Dios, buscamos
custodiar la verdad completa del amor ; del amor de los cónyuges.
Dicho amor de los cónyuges cristianos debe ser, por tanto, un
amor fecundo , expresado entre el marido y la mujer en el cuidado
de una nueva vida. Un cuidado que se expresa desde el momento
de la concepción en el cuidado por el hijo. De hecho, dar vida al
ser humano y educar al ser humano es la misión más maravillosa
del ser humano. Este es el trabajo más extraordinario de la co-
munidad conyugal, del marido y de la mujer: dar vida a los hijos,
educar a los hijos, crear una auténtica comunidad familiar.
Amen esta misión , queridos hermanos y hermanas, queridos
esposos . Que ella llene sus mentes, sus corazones, su voluntad.
Que sus manos y sus mentes trabajen por ello. No pretendan de
ninguna manera evadir los sacrificios que todo esto conlleva, por-
que ellos son el testimonio de la verdad del amor, de todo el amor
y, en modo particular , del amor de los esposos y padres.
Los cristianos sabemos bien cuáles son los deberes conyugales
y familiares. En los tiempos en que vivimos, en los que, en gene-
ral, crece la sabiduría del hombre en diversos campos, se habla de
una "procreación responsable". Me refiero a lo más esencial de la
cuestión porque sé que esta cuestión de la procreación responsa-
ble les ha sido referida ya y que en su parroquia estos temas les
han sido anunciados con guías para profundizar en ello de forma
detallada . En el espíritu de la enseñanza de la Iglesia, su Madre y

LA VOCACIÓN DE ESPOSOS Y PADRES 161


Maestra, busquen la conducción responsable de su paternidad y
maternidad.
Amen a sus hijos. No tengan miedo. El hijo es la riqueza má s
grande del hombre, de la familia, de la nación , de la Iglesia. Re-
cuerden, queridos esposos; recuerden, jóvenes esposos, que a
causa de una política demográfica mu y desconsiderada e impru-
dente, una política planeada hace más de un decenio, estamos
amenazados hoy por la falta de este bien mayor de la nación que
es el mismo ser humano. Se invierte en muchísimas cosas, en las
instituciones, en los puestos de trabajo. Y todo ello tiene un lugar
y un fin. Sin embargo, la inversión más importante es esta que se
da en el ser humano y es el ser humano mismo.
Llegados aquí los cristianos, las parejas y las familias cristianas,
deben comprender bien su vocación y su respon sabilidad. Recen
a menudo, queridos hermanos y hermanas , para saber realizar
bien sus vocaciones de esposos y padres. El encuentro del día de
ho y es, ante todo, un rezo común por todas las parejas y las fami-
lias de esta parroquia , para que sean así como quieren el Señor
mismo, Jesucristo , y la Iglesia.
Que nuestra Madre Santísima les socorra en los caminos sobre
los que caminaron el día de sus bodas, para expresar cuán gran-
de es este pro yect o, cuán grande es su vocació n y que la Iglesia,
Madre y Maestra, este muy cerca de ustedes , de cada pareja y de
cada familia. Deseo aprovechar la ocasión de la visita pastoral a su
parroquia para renovar la bendición que cada pareja ha recibido
el día de sus bodas. Lo haremos ahora mismo. Amén.

62 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


HOMILÍA DURANTE EL PEREGRI NAJE
DE LOS HOMBR ES, l<ALWARIA ZE BRZYDOWSKA
DEL 8 DE JUN IO DE 1975

La fami ia
241
transmite a fe[
¡Sea loado Jesucristo ! El 8 de mayo de este año , en la cated ral de
Wawel, junto a la tumba de san Estan islao, tuvo lugar la cua r-
ta asamblea plenaria del Sínodo Pastoral de la arquidiócesis de
Cracovia. Sepan bien que hemos iniciado el Sínodo en 1972 esto
es, en el aniversario núm ero noveciento s de la inaugur ación del
mini sterio pastoral de san Estanislao como obispo en la sede de
Cracovia, nu estra iglesia. Sepan tambié n que el Sínodo en sí mis-
mo se extiende por diversas parroquias y en la comunidad de la
arquidiócesis de Cracovia a través de sus grupo s, esto es, en los

24 La familia transmite la fe. Nos hemos basado en la primera traducción italia-


na de la homilía pronunciada por el metropolitano de Cracovia el 18 de junio
de 1975con ocasión del pe regrinaje tradicional de los hombres y la juventud
masculina hacia el santuario mariano de Kalwaria Zebrzydowska . Del dis -
curso, profundamente consciente del momento social de la Polonia de los
años Setenta emergieron los trabajos de cada marido y padre, hijo y herma -
no en la transmisión de la fe en familia. El texto polaco Rozina przekazujélca
wiar~, fue publicado en K. Wojtyla, Kazania w sanktuarium kalwaryjskim,
Calvarianum, Kalwaria Zebrzydowska 1982, pp . 88-95.

LA FAMILIA TRANSMITE LA FE 163


llamados grupos de estudio. Pensemos , de hecho, que ahora mis-
mo , luego del Concilio Vaticano 11, es necesario que esta asamblea
del Pueblo de Dios obtenga reflexiones no sólo de los obispos y
sacerdotes , sino también de los laicos. He aquí por que , como ya
he dicho , se han difundido en la archidiócesis de Cracovia , varios
grupos que en el mismo ámbito estudian la temática de nuestro
Sínodo: por este moti vo ellos se llaman grupos de estudio. Los
representantes de todos los grupos de la arquidiócesis han ve-
nido el 8 de ma yo a la catedral para la cuarta asamblea plenaria
y han tocado , sobre todo este tema: "la familia transmite la fe".
Dicho tema es el hilo conductor de los trabajos sinodales para el
próximo periodo y con él, los representantes de cada parroquia y
comunidad han vuelto a sus propios grupos para reflexionar en
torno a esta cuestión de acuerdo con el proyecto recibido. Se tra-
ta de darle una forma de vida propia de todo el Pueblo de Dios
en nuestra arquidiócesis. Si hoy hemos peregrinado a Kalwaria
Zebrzydowska , lo hemos hecho para rezar frente a nuestra Madre
Santísima, por este asunto , sobre todo: por el tema principal tan-
to del trabajo sinodal como de la vida entera de nuestra Iglesia.
Este peregrinaje ha tenido precedentes importantes en el periodo
de la posguerra. Por ejemplo , en el peregrinaje de los hombres
jóvenes que tuvo lugar en la organización de la Juventud Católica
Masculina y que después fue cancelada violentamente. Aún así
con todo y este hecho, no han desaparecido ni los hombres cre-
cidos en ella ni los muchachos que son hijos de aquellos antiguos
miembros de la Asociación Católica Masculina.
Después de años , cuando celebrábamos el Milenio del Cristia-
nismo en Polonia , estos hombres decidieron venir de nuevo a la
cruz que en aquel tiempo se alzaba sobre el colegio de Kalwaria
como un recuerdo perenne. Y así siguen haciendo , desde hace ya

64 1ESPOSOS , AM IGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


algunos años, en el periodo que sigue a la fiesta del Corpus Do-
mini: tanto los hombres como la juventud masculina de la arqui-
diócesis de Cracovia peregrinan a Kalwaria Zebrzydowska. Son
grupos más o menos numerosos que vienen de acuerdo con sus
posibilidades. Siempre es muy sugestivo, como sea. Un grupo de
hombres y muchachos, que aquí en Kalwaria recorren el Vía Cru-
cis y luego se quedan para rezar y celebrar el Sacrificio de Cristo.
Hoy nos hemos reunido aquí, en tomo al altar después de ha-
ber hecho el Vía Crucis que es la parte primordial de nuestro pere-
grinaje a Kalwaria. En este altar hay nuevos sacerdotes de nuestra
arquidiócesis. También está el rector del semi nario mayor en el
que ellos se prepararon al sacerdocio y al ministerio en las di-
versas parroquias de nuestra arquidiócesis. Ahora deben unirse
a dichas parroquias una vez que ya han recibido su nómina, cada
cual para su respectivo puesto.
En este altar hay también diáconos que se preparan a recibir el
sacerdocio el año próximo. Hoy deben heredar de sus colegas más
grandes el primado en el camino hacia el sacerdocio en nuestro
• •
sem1nar10.
En esta comunidad particular nos encontramos pues , en el san-
tuario de la Virgen de los Dolores de Kalwaria para rezar juntos.
Deseamos , además de rezar, reflexionar en tomo a la cuestión
fundamental que el Sínodo Pastoral de la Arquidiócesis de Cra-
covianos propuso a todos nosotros: "La familia transmite la fe".
Pensemos bien lo importante que es esto; qué fundamental tie-
ne que ser esta cuestión, para que haya llegado hasta nuestros
tiempos. En efecto, todos nos damos cuenta perfectamente de
los tiempos que estamos viviendo, son tiempos muy distintos a

LA FAMILIA TRANSMITE LA FE 165


los que vivieron nuestros antepasados, nuestros abuelos e incluso
nuestros padres.
Son distintos a los de quienes vivieron inmediatamente des-
pués de la Segunda Guerra Mundial y luego de la ocupación de
Polonia. De quienes levantar on la cruz en Kalwaria, también
ellos, digo, vivieron en tiempos más bien diversos de los nuestros.
Y es que los tiempos en que vivimos no favorecen la transmi-
sión de la fe. La vida pública -sus instituciones , los medios de
los que se sirve-, han separado de forma constante a Dios de
nosotros y por tanto impiden la transmisión de la fe. El nombre
de Dios se ha vuelto palabra prohibida en nuestras escuelas, en
nuestras oficinas, en nuestros lugares de trabajo y aún en nue s-
tros hospitales. Obviamente , los creyentes pueden siempre pedir
practicar su fe, por ejemplo, en los hospitales , pero la institución
como tal es "laica!'. El nombre de Dios está prohibido.
Así vivimos en esta sociedad; en un sistema que ya no tiene
como fin transmitir la fe sino al contrario: combatir la fe. En esta
ocasión no queremos entrar en particulares ni analizar los moti-
vos de este programa, decimos simplemente que así sucede. Esta
es la realidad en la que se encuentra la familia católica polaca.
Y encontrándose en esta realidad , ella debe decirse a sí misma
con mayor fuerza que nunca y con mayor convicción: "soy yo, la
familia, quien debe asumir la responsabilidad de transmitir la fe".
Y así, asumiendo esta responsabilidad, la familia tiene que darse
cuenta de que no puede contar con la ayuda ni del Estado, ni de
las instituciones , ni de la escuela, no. Así dice la familia: "debo
contar conmigo misma , con Dios y con la Iglesia". Esto debe de-
cirse la familia polaca , la familia católica en nuestra arquidióce-
sis y en todas partes de nuestro país. Se trata de una verdad que

66 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


nuestro sínodo hace presentes a todos con particular claridad
durante este año de trabajos: antes de cualquier cosa pues , no
podemos engañamos. Además, porque asumimos estos trabajos
con mucha fe en la transmisión de nuestras convicciones a través
de la familia. La fe quiere decir eso mismo: la convicción de que
nosotros sabemos hacerlo.
La experiencia de treinta años que tenemos detrás de nosotros
radica en esto: en que nosotros sabemos hacerlo. Además, quere-
mos hacerlo. La familia católica en nuestra arquidiócesis quiere
transmitir la fe. Quiere hacerlo porque la familia misma surge de
la fe. Es verdad que la familia es una institución natural. Tanto
creyentes como no creyentes fundan familias y viven en familia,
pero si profundizamos un poco en la realidad de la familia, en la
plenitud de la dimensión de esta realidad, llegamos a la confirma-
ción de que la familia encuentra su raíz más profunda en la fe en
el Dios viviente.
De creer en Dios nace la posibilidad de creer en el hombre y
para construir la familia con plenitud y compromiso, es necesario
creer en el hombre. En efecto, la familia inicia la generación, el
llamado a la vida del ser humano. Quien llama al ser humano a
la vida son los otros: el hombre y la mujer , el marido y la esposa,
el padre y la madre. Si ellos llaman al ser humano a la vida, cier-
tamente deben, antes que nada , creer en esta humanidad. Deben
tener esta convicción: que vale la pena que el ser humano exista
para que la familia misma pueda existir. El conocimiento, la con-
vicción de que hay un valor último en la existencia del hombre es
la condición para que exista este llamado a la vida. Un llamado
que adquiere su plena dimensión cuando los padres están real-
mente convencidos de que el hombre tiene un fin último , que el
hombre tiene la posibilidad de ser feliz. Pero esta perspectiva de

LA FAMILIA TRANSMITE LA FE j 67
felicidad plena no está en el mundo, sólo está en Dios. Es necesa-
rio creer muy profundamente en Dios para construir una familia
y formarla, dejándonos guiar por esta creencia en el ser humano.
Obviamente, es posible mirar a la realidad familiar desde una
perspectiva puramente materialista y puramente biológica. Vista
así, la familia es sólo consecuencia del instinto sexual. Hay que sa-
tisfacerlo de algún modo y luego afrontar las consecuencias. Pero
ver las cosas así no basta. Esto no es la imagen de una familia.
La familia es ante todo la conciencia del hombre -y aquí me
refiero sobre todo a los varones- de que transmitiendo la vida
estamos poniéndonos en el lugar del Creador. Somos sus siervos,
pero también en esta transmisión somos sus representantes. Para
construir una familia es necesario tener una enorme consciencia
de la dignidad de la paternidad y en consecuencia de la enorme
dignidad de la maternidad. Esta consciencia sólo puede nacer de
la fe en Dios. La fe en Dios concede al hombre una majestad ligada
a la dignidad del padre en la transmisión de la vida. Todo hombre
debería reflexionar al menos un poco en torno a la elocuencia del
hecho de que cada día nos aproximamos a Dios con estas palabras:
Padre nuestro. Vale la pena que los padres piensen que también sus
hijos los están llaman así: padre. En la raíz misma de la familia está
la fe. La fe es el fundamento. De la fe nace todo el sentido de lavo-
cación de padres y madres. Todo el sentido de su responsabilidad.
Este sentido y esta vocación deben repartirse adecuadamente entre
hombre y mujer, padre y madre. Como ven, ahora que me dirijo a
los maridos estoy subrayando sobre todo la paternidad.
Queridos hermanos, a la paternidad pertenece el cuidado de la
madre que es tu esposa , la compañera de tu vida; la madre de tus
hijos. Hoy la cuestión de la paternidad y la maternidad en esta

68 1ESPOSOS , AM IGO S DEL ESP O SO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


tierra polaca -sin excluir la arquidiócesis de Cracovia- sufre un
peso terrible. Podemos decirnos incluso que tal vez no estamos
superando el examen en lo que respecta a nuestra creencia en
Dios y en el hombre. No me refiero a los presentes, porque a decir
verdad los aquí presentes representan a aquellas decenas y cente-
nares de miles, aún, de millones de hombres, maridos que junto
a las mujeres polacas llevan en su consciencia la responsabilidad
tremenda de una paternidad o una maternidad incompleta. Estoy
tratando de decir lo que pienso en la forma más delicada posible.
Aquí no se trata sólo de incompetencia. Sabemos bien que sobre
las conciencias de los polacos y las polacas pesa algo más. ¡Pesan
las culpas!
Por esto queridos hermanos, maridos y padres, es necesario re-
cordar que la paternidad significa también tener cuidado de la
madre. No se puede decir a ella, como hacen a veces los maridos:
"piénsalo tú, te daré dinero". No. No se le puede dejar a ella sola
con su maternidad. Hermanos amadísimos. No estoy pensando ,
de verdad, en ninguno de los presentes, pero no puedo dejar de
hablar de este problema que es una cuestión social de enorme
peso en nuestra patria y en nuestra arquidiócesis.
La familia que transmite la fe es una familia que transmite la
vida. Esta es la primera manifestación de la transmisión de la fe:
la responsabilidad hacia la vida que ustedes han prodigado , ésta
es su vocación. Justamente por eso ustedes, maridos y mujeres,
justamente por eso ustedes, padres y madres, tienen esta voca-
ción que es sólo suya. Y es también ella la primera manifestación
y la primera verificación de la transmisión de la fe en la familia.
La fe en la familia no puede venir sin esta dimensión funda-
mental de la vida familiar que es la transmisión de la vida. Sen-
timos justamente que aquí está el peligro más grande de todos.

LA FAMILIA TRANSMITE LA FE 169


El enemigo de la fe quiere aprovechar sobre todo esta debilidad.
Él quiere aprovechar la debilidad de la familia , la debilidad de
las parejas, la debilidad de los hombres para que la familia no
transmita la fe; para que no pueda transmitirla. De hecho , para
poder transmitir la fe, es necesario tener una garantía. Es decir,
es nece sario tener la conciencia limpia. Y si uno tiene la con-
ciencia apesadumbrada por sus pecados necesita purificarla por
medio de la penitencia y el arrepentimiento.
Pero no sotros hemos sido testigos de una enorme indiferencia
social que domina a Polonia. Se habla cada vez má s frecuentemen-
te de que esto de lo que estamos hablando es una "in terve nción
médica" y nada más. Se trata de una noción que se ha incrustado
aún en las consciencias de las generaciones más antiguas. Hace
algunos días tuve una charla con una mujer jovencita, una madr e
joven, que me hablaba de su suegra. Esta joven madre tuvo que
defender su maternidad frente a la generación más vieja.
Si en el ámbito del Sínodo Pastoral de la Arquidiócesis de Cra-
covia tratamos este tema: la familia transmite la fe, lo debemos
hacer yendo hasta las raíces más profundas. Sabemos bien que
cada uno de nosotros ha bebido la fe del seno de la madre. Los pa-
dres y madre s plenamente conscientes de su dignidad han dado
vida a sus hijos. Lo han hecho hone stamente, de acuerdo con el
plan de Dios y la verdad sobre el hombre. Ahora también debe-
rían dar fe con sus acciones siguientes . Si el clima de la casa fami-
liar es honesto , entonces todas las acciones de los padre s sirven y
contribuyen a la transmisión de la fe. Entonces: la fe se transmi-
te de acuerdo con las convicciones y el empeño. Los padres , no
solo las madres, también los padres, gozan de la capacidad para
transmitir la fe a los hijos. Gozan haciendo el signo de la cruz en
estas pequeña s manos. Gozan con las primera s palabras pronun-

70 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


ciadas por el hijo cuando son palabras de rezo. Gozan de su de-
sarrollo humano, de su capacidad, de su carácter; gozan también
con su desarrollo religioso. Gozan cuando el hijo va al catecismo
y lo procura. Gozan cuando el hijo hace la primera comunión y
cuando pueden acompañarlo en cada pequeño paso. La familia es
quien transmite la fe. No olvidemos que se trata de una respon-
sabilidad grande.
Ciertamente, a veces es necesario poner correcciones. Hemos
sido testigos de que los padres (tal ves más las madres que los
padres, aunque a veces ambos) se empeñan firmemente en la fe
de sus hijos desde que son muy pequeños y, en efecto , los con-
ducen hasta la primera comunión. La primera comunión se pre-
senta entonces como la culminación de un largo trayecto. Es un
evento familiar que a veces también inflamos con exageraciones.
A veces desgraciadamente (incluso lo dicen en los periódicos) se
festeja esta primera comunión en forma más bien laica. Es decir
que la fiesta religiosa solamente sirve como pretexto para hacer
un evento laico.
Los pastores hemos observado que el trabajo en favor de la fe
en las nuevas generaciones (en los hijos) con el paso del tiempo
cada vez es menor. Y, sin embargo, mientras más crecen los hi-
jos, más necesitan de la fe de los padres , sobre todo de la fe del
padre. A él tienen que poder acogerse para poder vivir de nuevo
la fe. Mientras más pasa el tiempo en los hombres más necesario
resulta renovar la fe.
La familia transmite la fe, es un programa grande y rico. Qué
bueno que hoy venimos al Santuario de Kalwaria para rezar y re-
flexionar frente a la Virgen sobre el programa anual del Sínodo de
nuestra arquidiócesis.

LA FAMILIA TRANSMITE LA FE 171


Queridísimos hermanos y hermanas. Obviamente en una ho-
milía no puedo más que indicar algunos detalles del programa,
sus grandes líneas. Es imposible decir en un discurso todo aquello
que se comprende en un programa tan basto.
Queridísimos hermanos , sólo quisiera que retomaran este
tema hoy, aquí, durante su peregrinaje. Durante esta concelebra-
ción, pero también, en sus parroquias, en los grupos de estudio y
antes que nada en sus familias.
Hoy se acercan al altar, como he dicho al inicio, junto al rector,
los nuevos presbíteros, los sacerdotes apenas ordenados. Son sus
hijos, hijos de nuestras familias. La vocación sacerdotal que se
desarrolla en ellos es una prueba de la transmisión de la fe en toda
la Iglesia de Cracovia. En sus respectivas parroquias y sobre todo
en sus respectivas familias. Evidentemente ha sido una transmi-
sión de la fe muy eficaz, una transmisión de la fe verdaderamente
convincente.
De hecho, estos jóvenes sacerdotes han debido superar diversas
dificultades en su camino hacia el sacerdocio. Sepan bien que hoy
en las escuelas superiores se introducen diversas iniciativas para
obstaculizar, entre quienes terminan el bachillerato, la posible
vocación a los estudios teológicos. Este año, han aparecido di-
versas cartas anónimas que decían que estudiar teología era una
cuestión vergonzosa. Este hecho confirma nuevamente la forma
en que estamos viviendo . Ahora bien, si aún en estas condicio-
nes los hijos de nuestras familias van a los seminarios y deciden
superar estos obstáculos y estas dificultades, quiere decir que la
transmisión de la fe en nuestra Iglesia, en las parroquias y en las
familias, ha sido eficaz. Por otra parte, estos jóvenes sacerdotes
han debido superar no sólo estos obstáculos; han tenido que

72 1 ESPOSOS , AMlG OS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


superar también otros problemas ligados al camino vocacional.
De hecho, muchísimos de ellos (aunque en general está prohi-
bido) han debido hacer el servicio militar durante el cual, como
sabemos bien, no se les preparaba tanto para defender a la patria
como para buscar que abandonaran la idea de la vocación sacer-
dotal y aún la fe. A pesar de esto sólo una pequeñísima parte de
ellos no volvió al seminario. La mayoría de quienes hicieron el
servicio militar han vuelto y hoy viven en tomo al altar. La trans-
misión de la fe, por tanto, hasta hoy, es eficaz y fuerte. Sin embar-
go, tenemos que darnos cuenta de las dificultades que están en
aumento. El programa de la negación de la fe dispone de todos
los medios más potentes, a pesar de que esto hace tanto daño a la
mayoría de los ciudadanos, porque todos nosotros poseemos los
mismos derechos de usufructuar, por ejemplo, los diarios, la ra-
dio, la televisión. No sólo quienes son ateos. Incluso me atrevería
a decir que en primer lugar deberíamos aprovechar estos medios
nosotros, los creyentes porque somos la mayoría de este país, de
esta sociedad.
Si estas iniciativas emprendidas con la finalidad de combatir
y calumniar la fe, lanzadas en forma programada y dotadas con
medios tan potentes, también nuestro empeño debería verse
reforzado e intensificado: nuestro empeño pastoral, el empeño
apostólico de nuestra Iglesia, de cada parroquia, de cada familia
tiene que intensificarse para que, a pesar de todo, la transmisión
de la fe permanezca siempre eficaz. Para que la fe venza a la nega-
ción de la fe. Esta es una victoria muy importante. Es la victoria
fundamental del cristiano. Como dice san Juan: "esta es nuestra
victoria y nuestra fe (Jn. 5, 4)".
Queridísimos hermanos, ofreceremos sobre este altar el Santí-
simo Sacrificio y uniremos este sacrificio al de los representantes

LA FAMILIA TRANSMITE LA FE 173


de los varones de nuestra arquidiócesis con una plegaria llena de
fervor para que la familia , así como hasta hoy e incluso aún más ,
sea el primer ámbito de transmisión de la fe. Que sea una trans-
misión eficaz, una transmisión madura. Que nuestra familia sea
capaz, en nombre de sus inalienables derechos cristianos , huma-
nos y civiles, de defender la propia misión que consiste en trans-
mitir la fe en la familia y mediante la familia en toda la sociedad.
Con todo esto vienen aquí, queridos hermanos, a seguir a la
Madre de Dios quien desde hace tantas generaciones comparte
las preocupaciones de todo el pueblo de Dios en nuestra arqui-
diócesis. Ella comparte las preocupaciones de nuestra generación.
Apoyados en su ayuda materna , esperamos poder abrazar estos
trabajos tan difíciles y realizarlos con la gracia de Dios. Amén.

74 1 E SPO SOS, AM IGO S DEL ESP O SO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


H OM ILÍA EN LA PARROQ U IA DE N o wA H UTA - M oGI TA,
14 DE DI CIEM BRE DE 1975

Testimonio

Queridos herma nos y he rm anas, dur ante la visita canó nica, jun to
con su párroco los invite a un encuentro . Este tien e com o finali-
dad la renovac ión de la conciencia en la vocación m atrim onial.
He aqu í la razón po r la cual ho y, después de la Santa Misa, recita-
rem os las oraciones qu e la Iglesia un a vez rezó al inicio de su vida
conyugal y familiar. Les imp arti ré la bend ición que el sacerdote

25 Testimonio y educación. Nos hemos basado en la primera traducción italia -


na de la homilía que tuvo lugar con ocasión de la visita pastoral a la parro -
quia de Nowa H uta - Mogila , el 14 de dic iembre de 1975. Cómo dirá algunos
años después Juan Pablo 11, fue en aquella comunidad que tuvo inicio la nue -
va evangelización, gracias a las familias que en mitad de sus casas levantaron
y defendieron una gr an cruz, signo de l amor del Redentor (cfr . Juan Pablo
11, Homilía en el Santuario de la Santa Cruz en Nueva Huta - Mogila , 9
de junio de 1979, n. 3 en Enseñanzas de Juan Pablo 11,vol. ll/1979 , pp . 1508 -
1509). El texto fue publicado en polaco con el título Kazanie wygloszone w
czasie wizytacji biskupiej w Nowj Hucie - Mogila (Homilía pronunciada
durante la visita canónica a Nowa Huta - Mogila ), en K. Wojtyla., Wybór
kazalÍ. nowohuckich oraz horni lie Jana Pawla 11w Krakowie - Nowej Hucie ,
edición a cargo de J. Stozek, Calvarianum, Kalwaria Zebrzydowska 1989, pp.
43-46.

TESTIM O N IO Y EDUCAC IÓN 175


una vez les dio en el día de su boda. Todo esto tiene como finalidad
una renovación de la conciencia de su vocación matrimonial. Me
parece que durante la visita pastoral mi trabajo consiste en en-
contrarme con las parejas y, a través de ellas, encontrarme con las
familias. Así, todos juntos nos volveremos conscientes de nuestro
lugar , nuestro trabajo y nuestro fin.
El matrimonio , como ya les he dicho, tiene como finalidad
principal transmitir la vida y el amor. Los esposos pueden trans-
mitir vida gracias al derecho mutuo recibido con el sacramento
matrimonial. Transmitiendo vida a los nuevos seres humanos ,
también los recrean. En sus hijos también los esposos se aman
el uno al otra. He aquí la particularidad del amor conyugal: no se
detiene en los cónyuges mismos, esto es, en el amor del marido
por la mujer y viceversa , no. Se retransmite a los hijos. Los cónyu-
ges se aman el uno al otra en sus hijos y en ellos experimentan su
propio amor. En la educación de los hijos , cada día ofrecen una
prueba de amor.
La educación es un trabajo muy propio de la familia , es su tra-
bajo principal. Obviamente en la familia este trabajo recae sobre
todo en los padres, aunque todos, incluso los hijos , participan
del proceso educativo. Por ejemplo, sabemos bien que los hijos
se educan entre ellos. Aún así, son los padres quienes guían de
forma consciente el proceso educati vo.
La educación consiste en un "crear al hombre " para la siguien-
te generación. Y esta generación no es posible sin la educación.
Para que al ser humano le sea dada una plena madurez, para que
se les regale aquello que tienen los padres de mejor , es necesario
que ofrezcan no sólo todo su esfuerzo físico, sino también el del
alma. Es necesario transmitir al hombre nuevo , al hijo , a los hijos,

76 1ESPOSOS , AMIG O S DE L ESPO SO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


todos los bienes que los padres tienen en el alma. Y si estos bienes
se encuentran en el alma y, por tanto, están en el pensamiento,
también están en la voluntad, en el corazón . De todo esto está
hecho el proceso educativo.
Estas son las razones por las que la familia es insustituible.
Esta es la vocación familiar. Y ha sido comunicada directamente
por Dios a los hombres. Todas las otras instituciones educativas,
sobre todas las instituciones suplementarias (por ejemplo, los
orfanatos) deben ser muy respetados, pero no llegarán nunca a
sustituir a la familia. Son más bien tristes los hechos que llevan
a estos lugares a un niño. La falta de responsabilidad de los pa-
dres, por ejemplo, o ciertas pruebas que pone la vida . Estas son
las razones por las que un niño no tiene familia, no tiene padres,
un ambiente natural para educarse con su gente, con sus padres.
Con ocasión del encuentro de hoy, queridos hermanos y herma-
nas, deben reflexionar sobre aquello que pensaron seguramente
alguna vez antes de formar una familia. Su vocación cristiana en
la iglesia. La vocación de esposos y padres se expresa y se realiza
en primer lugar en la educación de sus hijos. Y para dar a estos ni-
ños la mejor educación es necesario sacrificarlo todo, sin guardar
fuerzas, sin guardarse a uno mismo.
Al decir esto me refiero a todos los aspectos del trabajo que im-
plica educar a la juventud, pero sobre todo pienso en la educa-
ción religiosa. Nos encontramos en la iglesia y les estoy hablando
como obispo. Mi trabajo es anunciar el Eva.ngelio. Por ello quiero
decirles que el obispo y todos los pastores comparten conmigo
este trabajo: anunciar el Evangelio con las familias, con los padres
cristianos en cada una de sus casas. De todo esto, cada uno sabe
• • •
por propia expenenc1a.

TESTIMONIO Y EDUCACIÓN 177


Las primeras palabras de verdad divina, los primeros signos de
la salvación nos llegaron a través de nuestros padres. Tal vez, si
no por ellos, por algún otro miembro de la familia. Antes que de
los pastores o de cualquier otro educador, la Verdad nos llegó por
la familia de modo que aquí también ella, la familia, es insusti-
tuible. No puede faltar el testimonio de los padres: la prueba de
fe, la prueba de comportamiento. Como saben, el hijo todo lo ve,
el hijo todo lo absorbe, todo lo verifica. Saben que el hijo es un
observador atento y crítico. Mientras más grande es, más crítico
y atento se vuelve.
En consecuencia, para tener fuerza educativa, el testimonio
de la fe ofrecida por los padres debe ser cuidadoso, sin que nada
pueda resultar sospechoso. Sólo así el testimonio de fe formará
a estos jóvenes que el Señor les ha encomendado como hijos en
Cristo.
Se trata de un estupendo trabajo que requiere de una atención
y empeño muy particular en estos tiempos. De hecho , podemos
ver que, hoy por hoy, la familia , en lo que respecta a la educación
católica, no es ayudada ni por la escuela ni por la sociedad laica.
En efecto, estamos combatiendo para que la educación en la es-
cuela no sea ideológicamente atea. Y lo pedimos en nombre de
nuestros derechos civiles.
Pero no podemos dejar de ver que la educación en la escuela
ya no es cristiana. Así es. Y con el gran pesar de muchos padres
y maestros. No quiero entrar en detalles con respecto a estos he-
chos. Simplemente veamos los resultados. En conclusión, la edu-
cación en la familia católica debe ser aún más católica todavía.
Aún más atenta y coherente. Sólo de esta manera podemos crear

78 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


un terreno fértil en el niño, en la juventud para que podamos
transmitir en ellos la fe en Dios.
Llegados a este punto hay que decir que necesitamos unir to-
das las fuerzas de la Iglesia, es necesario hacer un acuerdo forma
entre padres de fami lia y pastores. Pienso que tal acuerdo existe
en forma implícita -sólo hay que mirar la vida en su parroquia-,
vemos el trabajo catequético de tantos grupos y vemos los en-
cuentros de jóvenes, padres, parejas. Creo que el acuerdo existe,
pero debemos hablar de él. Verificar su eficacia . Tenemos que ser,
además, exigentes con nosotros mismos porque estos son los sig-
nos de los tiempos. Nosotros vivimos aquí de modo que es aquí
donde hay que edificar la Iglesia y prolongar la vida del pueblo de
Dios en nuestra tierra polaca que es cristiana desde hace ya miles
de años. Aquí en Nowa Huta , signo de los tiempos nuevos de la
tierra polaca.
Por eso aprecio tanto los encuentros con ustedes que rid os
hermanos y hermanas, esposos y padres. Tengo mucho deseo de
otorgar les la bendición siguiendo la usanza de las visitas pasto-
rales. Que sea esta bendición, un recuerdo del día de su boda.
Que renueve la conciencia de su vocación de cónyuges y padres.
Que sea un sostén para ustedes. Que sea, en suma, un darnos
la mano los unos a los otros. No están solos como cónyuges. En
efecto, han conseguido darse la mano el uno al otra, pero dénsela
también a su obispo en signo de la unidad que el matrimonio y la
familia católica representan en la Iglesia de Dios.
Es con este espíritu que quiero darles mi bendición. Les pido
también que se aproximen pareja por pareja. Si sucediera que al-
guno de los esposos no está aquí, que se acerque quien esté, el
esposo o la esposa . Que acoja la bendición a nombre de los dos, de

TESTIMONIO Y EDUCACIÓN 1 79
sus familias y sus hijos. Yaestamos cerca de las fiestas de Navidad.
Quiero que esta bendición sea también una forma de felicitarlos
como su obispo.
Durante el periodo de Navidad nuestros pastores vendrán a
bu scar a las familias. Bendecirán las casas, bendecirán a las perso-
nas que pertenecen a esta comunidad parroquial ; se encontrarán
con ustede s. Deseo conjugar todo esto en el encuentro de hoy
mismo y sobre todo en esta bendición. Acojan este encuentro
como si los hubiese visitado directamente en su casa y, al mismo
tiempo, como deseo que tengan una Santa Navidad y un feliz Año
Nuevo. Esto deseo para todas las pareja s y familias en esta parro-
quia. Amén.

80 1 ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


CARTA POR LA CUARESMA
DEL 24 DE FEBRERO DEL 1976

Honra a tu pa re

La cuaresma es tiempo de renovación de fe en Jesucristo y en


su obra de salvación: es tiempo de examen de concienc ia y
de preguntas: ¿hasta qué punto nuestra vida se ha conformado
a los mandamientos de Dios? Despu és de hab er reflexionado en
otras cartas cuaresmales los primeros mandamientos de Dios
(mandami ento s que hablan directamente sobre su Santísima Per-

26 Honra a tu padr e y a tu madre , la versión completa y revisada de la carta


pastoral pronunciada con motivo de la cuaresma y firmada por el cardenal
Karol Wojtyla el 24 de febrero de 1976 fue leída durante el primer domingo
de cuaresma en todas las celebraciones de cada iglesia de la arquidiócesis. La
contribución es parte de un gran proyecto pastoral de renovación de la fe,
sostenida por el trabajo y la oración del sínodo pastoral de la arquidiócesis
de Cracovia en los años que van de 1972 a 1979. El texto fue parcialmente
publicado en italiano con el título Los vínculos del amor en K. Wojtyla , El
poder y la cruz , edición a cargo de L. Castiglione , traducción de A. Cantarini ,
Edicion es Lagos, Roma , 1989, pp. 35-41. El texto polaco con el título Czij
ojea twego i matk~ twojq . List pasterki na Wielki Post, fue publicado en K.
Wojtyla , Nauczyciel i pasterz. Listy pasterskie - Komunikaty - Zarzqdzenia.
1959-1978, edición a cargo de M. Janogsz , Osrodek Dokumentacji Pontyfika -
tu Jana Pawla 11, Rzym 1987, pp. 618-622.

HO NRA A TU PADRE Y A T U MADRE 181


sona, digna de todos los honores) en esta carta queremos llamar
la atención sobre el cuarto mandamiento en el que Dios, con ab-
soluta seriedad y autoridad, confía el hombre al hombre en esta
institución fundamental que es la familia. Una comunidad hu-
mana fundamental unida por vínculos de sangre y amor. Única
,
en su genero.
1) Hoy por hoy la familia ha sido puesta prácticamente en duda.
Al menos hay sobre ella un signo interrogativo. Dicho sig-
no ciertamente surge de un mundo y un ambiente que no
son cristianos. Ejercita, sin embargo, cierta presión inclu so
en el ámbito de las personas creyentes. Aquí y allá aparecen
en publicaciones, que se definen cristianas, consideraciones
de este tipo: ¿la familia ha sido superada? ¿Es capaz de desa-
rrollar su trabajo en estos tiempos? ¿Es nece sario un nuevo
modelo de familia?
En vez de hacerno s estas preguntas, deberíamos más bien
interrogamo s con respecto a los miembros de la familia: ¿está
realizando cada persona lo que su familia requiere? ¿El con-
junto de la sociedad y el estado cumplen sus deberes frente
a la familia y garanti zan todo aquello que la familia necesita?
Antes de juzgar a la familia como tal, es necesario juzgar al
hombre que vive en la familia.
Es en este trasfondo que quiero recordar el mandamiento
de Dios que define los deberes recíprocos de aquellos que vi-
ven en la familia y con los que ésta asume un significado muy
particular.
En el Antiguo Testa mento Dios, por boca de Moisés, pro-
clam ó una breve y concisa ley familiar: honra a tu madre y a
tu padre para que tus días se prolonguen sobre la tierra (Ex.

82 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


20, 12). En este mandamiento adquiere relevancia la Alianza
de Cristo que es imagen del Padre y que ha venido a revelar
su pensamiento. Él ha dicho que no caería un solo ápice de la
ley (Le. 16, 17). Por tanto, ha confirmado también esta ley fa-
miliar de respeto y honor, ilustrándola precisamente durante
aquellos treinta años de vida que transcurrió con su familia
de Nazaret.
2) ¿Quién está vinculado por el cuarto mandamiento de Dios?
Antes que nadie los padres mismos. Este cuarto mandamien-
to acoge en sí, dos dimensiones distintas de sujetos: aque-
llos sobre quienes recae el mandamiento (pero los presupone
como punto de partida sobreentendido) y aquellos de quie-
nes habla expresamente el mandamiento: los hijos frente a
sus padres en el ámbito de la familia. La necesidad de tener
hacia ellos amor, honor y respeto. Ahora bien, estos segundos
sujetos de la ley, los hijos están radicados de modo natural
y necesario en los primeros sujetos de la ley. Aunque no los
nombre directamente el mandamiento, los padres están se-
ñalados aquí como la fuente de este honor y este respeto.
2.1. Antes de comenzar a hablar a los hijos del respeto hacia
el padre y la madre es necesario referir los deberes de honor y
respeto a la vida que los adultos están obligados a profesarse
entre ellos, particularmente quienes son padres y madres. El
honor, el respeto que los hijos manifiestan y deben manifes-
tar hacia sus padres es un hecho derivado, una respuesta y
un reflejo del respeto que los padres se manifiestan entre sí y
que viven recíprocamente. Dicho respeto recíproco de la dig-
nidad humana crea en la familia un clima muy especial, una
atmósfera singular en la casa, incluso si a ella no han llegado
todavía los hijos.

HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE 183


Para crear este clima es necesario un modo de pensar al
otro con amor y responsabilidad. Ese otro de quien se dice:
"mi esposa", "mi marido". Con estas mismas palabras se está
indicando ya una cierta manera de cuidar a esa persona.
Nuestras miradas , como sabemos, son objetivas y significati-
vas. A veces pueden decir más de lo que transmiten las pala-
bras. Así pues, para crear este ambiente familiar contribuyen
el lenguaje y la palabra con las cuáles los adultos transmiten
el contenido cotidiano de su vida personal y común. Se en-
tiende que los padres pueden conocer una serie de palabras
que incluso le pueden servir para la vida, pero hay que tener
cierto cuidado. Dentro de los muros de la casa hay que evi-
tar que el marido y la mujer digan ciertas palabras , que las
excluyan de raíz, que no tengan derecho de ciudadanía bajo
el techo familiar, que simplemente no puedan encontrarse
en ninguna parte de la casa, es necesario que el padre y la
madre decidan conscientemente que hay ciertas palabra s que
no usarán nunca entre ellos; palabras que sus hijos nunca es-
cucharán de su boca. La casa familiar es el único sitio en el
cual ejercemos aún un poder completo y podemos formarlos
según nuestros mejores deseos y ambiciones, podemos pro-
tegerlos, preservarlo s de toda la malicia y fealdad de la vida,
de la invasión de todo el mal que está llevando al ser humano
a volverse vil y que lo daña tanto y tanto lo hace sufrir. Hay
que usar sólo aquellas palabras que la civilidad y urbanidad
cristianas reconocen como propias de un ambiente y una
convivencia familiar. Con base en una convivencia fundada
así, el otro se volverá fuente profunda de felicidad, de reco-
nocimiento. Veremos no sólo el valor y la dignidad de quienes
queremos; veremos su lugar en el diseño divino, en el plan

84 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE : HOMILÍAS


que Dios mismo ha iniciado y continúa realizando en su crea-
ción. En efecto, el hombre ha nacido para el Reino de Dios.
Es indispensable que reconozcamos en el ser humano esta
obra divina que Dios lleva a cabo en nuestra propia presen-
cia y con nuestra ayuda o, por desgracia, a veces a pesar de
los obstáculos que nosotros mismos estamos poniendo con
nuestra presencia y nuestras acciones.
El discernimiento de este plan, de este misterio. El respeto
hacia el ser humano otorga a la existencia un estilo verda-
deramente cristiano de vivir. Un vivir divino. Cuando en un
clima familiar que se ha cuidado así llega un niño, comienza
desde el primer momento a absorber esta atmósfera con toda
su sensibilidad infantil; esa que irradia hacia todos, bondad,
amor y respeto. Es una atmósfera que testimonia que el niño,
desde que es todavía muy chiquito puede llamarlos por lo que
son. Antes de que los niños comiencen a tener las primeras
charlas con sus padres, deberían haberse empapado de este
estilo de vida. El niño debe crecer de modo natural en una at-
mósfera de familiaridad bien entendida, debe informarse en
este ambiente para que poco a poco se haga una visión justa
de la relación cristiana entre los unos y los otros.
2.2. El respeto de los padres frente a los hijos. Un justo sen-
tido de la realidad y un orden lógico de vida requiere que los
padres, antes de comenzar a exigir que los hijos los respe-
ten a ellos, muestren ellos mismos respeto hacia sus hijos.
El elemento fundamental en el respeto de los padres hacia
los hijos está sobre todo en el respeto al niño como todo un
evento en torno al cual gira la familia. Es un reconocimien-
to positivo; una forma de acogerlo, de darle la bienvenida

HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE 185


por el solo hecho de su existencia. Este segundo elemento,
el reconocimiento de los padres hacia los hijos, es parte de
una verdad que deben desarrollar ellos mismos, es decir:
es parte de la verdad de la vocación eterna del diseño de Dios
y que los niños traen consigo desde el primer momento de su
aparición en el seno de la familia. La fe debe hacer nacer en
los padres la profunda convicción de que las manos de la ma-
dre y las manos del padre no son las únicas que se ofrecerán
amablemente como ayuda para este nuevo ser humano. La fe
debe enseñarnos que Dios mismo , desde el primer momento
está ofreciendo también sus manos amorosas. Es Dios quien
confía en ustedes , en esas manos. Son los padres quienes sus-
tituyen a Dios en este ámbito que Él ha confiado a la madre
y al padre con base en las leyes que gobiernan su propio dise-
ño. Es en este ámbito que Dios ofrece los niños a sus padres
para que los pequeños confíen totalmente en su padre y en
su madre; primero inconscientemente , por el hecho mismo
de que carecen de autonomía, pero más adelante reclamando
conscientemente la ayuda de esas manos: tanto con sus ges-
tos como con sus palabras.
En condiciones favorables, en cierto momento comienza
a formarse en la conciencia del niño la convicción de que es
alguien que es respetado y tenido en cuenta al interior de la
familia. El niño sabe que cuenta con esas manos de padre y
madre que lo han cuidado y lo mantienen con su corazón, su
premura , con sacrificio y dedicación. La radicalidad de esta
convicción del niño constituye la verdadera base de la educa-
ción que necesita y que tendrá que completar por sí mismo.
Si en este ámbito confiado por Dios a los padres y las ma-
dres, ellos no han conseguido dirigir rectamente , con sus

86 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


propias manos esta nueva vida o, peor aún, si no han queri-
do acogerla (porque han cedido vilmente a presiones y suge-
rencias), estos padres y madres deben darse cuenta de que su
comportamiento pesa en la conciencia de esos nuevos niños.
En las nuevas generaciones. Son actitudes que contribuyen a
debilitar los vínculos familiares, la fe de los hijos en los padres
que son dadores de vida y que por tanto se están ofreciendo
a través de su maternidad y su paternidad. En la conciencia
de muchos jóvenes se ha creado un complejo de incertidum-
bre. No saben si fueron queridos o no. Surge la vergonzosa
sospecha de que son sólo una casualidad feliz que consiguió
sobrevivir.
2.3. Deberes de los hijos hacia los padres. De las considera-
ciones anteriores resulta suficientemente claro que la actitud
de los hijos es la respuesta natural al comportamiento de los
padres. En verdad, sin embargo, que una madre o un padre
indignos también deben ser respetados por sus hijos, pero
también es cierto que este respeto, los hijos lo generan con
mucho más trabajo, con mucha resistencia.
Cuando la Iglesia, refiriendo al cuarto mandamiento y en
el nombre de Dios obliga a los hijos a ofrecer honor y respeto
hacia sus padres, tiene en mente a todos los hijos. No sólo
aquellos que porque son pequeños llamamos "niños". No.
También aquellos que, aún siendo adultos siguen siendo en
verdad nuestros hijos e hijas. Porque todos los seres huma-
nos hemos tenido un padre y una madre, de modo que todos
estamos obligados a honrar a nuestros padres estén vivos o
muertos. Este mandamiento realmente no se refiere sólo a
los niños pequeños. Habla de los hijos, de las hijas sin preci-
sar la edad.

HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE 187


El problema no se nos presenta en modo suficientemente
claro en la conciencia de una sociedad cristiana, pero causa
mucho s equívocos a causa de la intolerancia o la ing enuidad.
Para comenzar, los grandes creen que el cuarto mandamien-
to solamente se refiere a los pequ eños; por otro lado , los pe-
queños no ven la hora de poder decir a sus padres : "no soy
un niño", para sentirse libres de todo vínculo familiar y sobre
todo de la obediencia juicio sa, de la exigencia de participar en
el trabajo de cuidar y tener en cuenta a los otros miembros de
la familia. Sucede a veces que, por desgracia, los niños sólo
tienen privilegios y dan la espa lda a los padr es sustrayé ndose
de la solidaridad familiar, de la obediencia. Aprenden a ig-
norar así este hecho indiscutible : que conform e vayan cre-
ciendo cada vez tendrán que ser más respon sables del bien
común y del bien de la familia. Por eso es necesario que sean
conscientes de este bien cuanto antes, para que lo creen jun-
to a los otros miembros de su familia.
El joven debe entender que durante años enteros fue él
quien recibió , al interior de su familia y gratuitamente todos
los bienes: la vida, la benevolencia, el amor, el pan, los vesti-
dos, la educación , la prot ección, toda clase de cuidados. Pero
este orden de cosas no puede durar infinitamente. La justicia
y el amor exigen que en cierto momento de la vida los jóvenes
comienc en a devolver los bienes recibidos. Primero los bienes
espirituales y en segundo lugar también los bienes y las ne-
cesidades materiales. De la misma man era en que los padres
está n obligados a reconoce r las necesidades vitales de sus hi-
jos, debe llegar un tiempo en que los hijo s deben comenzar
a reconocer las condiciones de vida y las necesidades de sus
padr es. No sólo recono cerlas. Deben actuar rectamente con

88 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE : HOMILÍA S


respecto a ellos. Una infancia alegre, llena de afecto y seguri-
dad debe ser restituida en forma de una serena vejez para los
padres y las madres quienes también deben estar rodeados
de afecto y amor. Se paga así tranquilidad con tranquilidad,
seguridad con seguridad. Pan por pan, protección por protec-
ción, cuidado con cuidado, sacrificio por sacrificio, rezo por
rezo. Es aquí donde debe aplicarse el principio "gratuitamen-
te han recibido, den gratuitamente" (Mt 10, 8).
Tal vez la vida no siempre requiera que los hijos y las hijas
devuelvan literalmente lo que les ha sido dado, sin embargo,
siempre será justo que ofrezcan un comportamiento de dis-
ponibilidad en este sentido. Los padres también tienen que
sentirse tranquilos en caso de que si hay una necesidad real
puedan contar con sus hijos.
Hemos dicho que Dios confía los hijos a los padres. Afir-
mamos también que, en nombre de nuestra fe, Dios confía
los padres a los hijos. A unos y otros impone la obligación de
cultivar y mantener los vínculos sagrados del amor cuyo últi-
mo fundamento es "el más grande y el primero de los manda-
mientos" (Mt 22, 38). Este es el mandamiento del amor.
Quienes se han formado en una atmósfera familiar de res-
peto por el hombre y de responsabilidad frente a los hombres,
puede transferir sin dificultad estas actitudes al terreno de la
vida social hacia comunidades más grandes como la parro-
quia, la Iglesia universal, la patria o, incluso, la familia huma-
na. Sólo gracias a estas actitudes podemos realizar, al menos
en cierta medida, los deseos del corazón de Cristo: "que todos
sean una misma cosa" (Jn 17, 21) juntos en el amor y en la paz;
una sola cosa con el Padre y el Hijo en el Espíritu Santo.

HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE 1 89


Cristo, quien en Nazaret "creció en sabiduría y gracia " (Le
2, 52), quien permaneció sometido a la ley de la familia; Él
mismo , nos conduzca a todos por estos mismos caminos ; que
nos fortifique con la gracia y haga crecer en todos nosotros la
sabiduría que tanto ama.
Cristo crucificado nos ayude a comprender que el amor
pleno no se puede custodiar sin sacrificio y dedicación. Que
su madre al pie de la Cruz proteja nuestras familias y se vuel-
va la abogada nuestra. Nuestra auxiliadora.

90 1ESP O SOS, AMIGOS DE L ESPOS O - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


HOMILÍA DURANTE LA PEREGRINACIÓN
DE HOMBRES A l<ALWARIA ZEBRZYDOWSKA
EL 27 DE JU N IO DE 1976


E om1ngo
271
en fami ia[
¡Sea loado Jesucristo! Nuestra reunión en junio, a los pies de la
Virgen Adolorada de Kalwaria se remonta a una vieja tradición
secu lar, retomada después en nuestro siglo, sobre todo ahora
que han pasado treinta años de conc lusión de la Segunda Guerra
Mundial. Siempre permanece bajo el monte de Kalwaria aquel la
Cruz levantada por los hombres y los muchachos al final de aque-
lla terrible guerra y la ocupación. Esta Cruz habla y nos llama.
Por esta razón, en el periodo primaveral vienen a Kalwaria hom-
bres y muchachos para rezar juntos. Este rezo común del mun-
do masculino nos mantiene conectados con todos aquellos que

27 El domingo en familia. Nos hemos basado en la primera traducción italiana


de la homilía pronunciada con ocasión del peregrinaje anual de los hombres
a Kalwaria Zebrzydowska , el 27 de junio de 1976. Esta homilía continúa con
la reflexión del año precedente. El arzobispo subraya el derecho y el deber
de las familias de santificar las fiestas para , a su vez, santificar al mundo y al
hombre. El texto polaco con el título Niedziela w zyciu rodziny (El domingo
en la vida de la familia) fue publicado en K. Wojtyla , Kazania w sanktuarium
kalwaryjskim, Calvarianum , Kalwaria Zebrzydowska 1982, pp. 95-101.

EL DOMINGO EN FAMILIA 191


trabajamos en la Iglesia de Cracovia en los últimos cincuenta años
buscando reno var la Iglesia en el espíritu del Concilio Vaticano
11.El centro de todas estas tentativas ha tenido lugar de modo
específico en el Sínodo Pastoral de la Arquidiócesis de Cracovia
inaugurado con ocasión del aniversario número no vecientos del
ministerio pastoral de san Estanislao, mártir y obispo en la sede
de Cracovia .
El sínodo sigue en curso, está trabajando. Una de sus manifes-
taciones más significativas es la voz de los laicos. Realmente se ha
hecho sentir la voz de los hombres y las mujeres; de los jóvenes
junto a los sacerdotes. Todos ellos reflexionan no sólo en torno
a las enseñanzas del Concilio Vaticano 11, más allá de revisar ca-
pítulos y temas, analizan la vida de La Iglesia de Cracovia. Cómo
vivió en el pasado , cómo vive ahora, cómo debería vivir.
Para poder extraer frutos de esta reflexión, tenemos que estar
estrechamente unidos en la oración. Por eso aprovechamos todas
las ocasiones que nos encontramos para rezar. Así, hacemos obje-
to de nuestros rezos todo aquello que es tema de nuestros traba-
jos durante los encuentros del Sínodo, en los grupos de estudio .
Esta es la razón má s profunda de nuestro peregrinaje masculino
en el mes de junio. Algo similar sucede en el peregrinaje femenil
en el que participan las madres y las hijas durante el mes de sep-
tiembre. También Este tiene un sentido parecido al peregrinaje
de Cracovia hacia el Santuario de la Cruz de Cristo en Mogila a
mediados de septiembre. Todos estos son variados caminos de
oración durante los cuales no solamente reflexionamos sino, so-
bre todo, buscamos la luz y la fuerza para que todo aquello que
ya hemos reflexionado y hemos encontrado en nuestro discerni-
miento y nuestro análisis, pueda tomar forma concreta en una
vida de empeño y oración. Con mayor razón porque los tiempos

92 1 ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


que vivimos requieren de una nueva consciencia, un nuevo com-
portamiento de todos los católicos en nuestra patria y en nuestra
arquidiócesis. Requiere una movilización espiritual, como ha sido
confirmado por las palabras de su representante , pronunciadas al
inicio de la Santa Misa cuando les di la bienvenida.
En fin, que de todos estos trabajos y de la oración de la Iglesia
de Cracovia, ofrecidos en diversos lugares y en diversos tiempos,
cada año emergen temas profundamente radicados en nuestra
vida. Cuando nos encontramos aquí, en Kalwaria, el año pasa-
do, a principios de junio, el tiempo era completamente distinto al
de hoy. Llovía muy fuerte y nuestro encuentro, nuestra oración,
tuvo que llevarse a cabo entre los muros del templo y el convento.
Hoy tenemos una recompensa. Nos reunimos bajo una fuerte
luz de sol. Nos saluda el clima de junio. Agradezcamos a Dios por
esto, así como el año pasado agradecimos por la lluvia: tenemos
necesidad de ambas cosas.
El año pasado , cuando nos encontramos aquí, el tema principal
de nuestra reflexión fue una cuestión sugerida y propuesta por
el sínodo de Cracovia a todos los grupos: "la familia transmite
la fe". Les hablé hace un año, durante la concelebración con los
nuevos sacerdotes, apenas ordenados, exactamente como hoy,
si bien este año nuestro grupo es un poco más pequeño, porque
ha habido menos ordenaciones sacerdotales. Este tema ha sido
tratado también por otros predicadores en el pasado , pero sobre-
todo nuestra oración común está dirigida a este tema: "la familia
transmite la fe" se trata sin duda de un tema esencial en la vida de
nuestra Iglesia y de nuestra sociedad católica.
Con base en las condiciones de las cuales ha hablado mi pre-
decesor al inicio de la Santa Misa, la responsabilidad hacia la fe,

EL DOMINGO EN FAMILIA 193


hacia su manifestación y su transmisión cae sobre las espaldas
de cada cristiano , de cada creyente en Cristo , de cada familia ;
mucho más hoy con respecto a lo que sucedía en el pasado. De-
bemos darnos cuenta. Lo testimonia el hecho de que cuando
la comisión central del sínodo distribuyó entre los grupos de
estudio el cuestionario con el tema de la transmisión de la fe
en la familia , llegaron numerosas respuestas. Muy atentas. Aquí
podemos ver que los laicos, no sólo los pastores , sino también
los padres y los jóvenes , reflexionaron mucho sobre este tema.
Podemos ver que tienen mucho que decir al respecto. Con todas
las respuestas sobre este tema particular podríamos ya preparar
un libro muy interesante. Sería un libro sobre la vida de la Igle-
sia de Cracovia en el año del Señor 1975-1976.
Por todo ello, también este año deseamos seguir con las suge-
rencias que emergieron durante el curso de los trabajos de los
grupos de estudio en el curso de nuestras reflexiones en torno al
sínodo. Estamos tratando también toda una serie de sugerencias
que provienen de la observación de la vida cotidiana en nuestra
querida Polonia. Hoy el tema principal de nuestra oración, de
nuestra reflexión religiosa es la cuestión del domingo en la vida
familiar. Sabemos bien el mandamiento de Dios: "santificarás las
fiestas". Sabemos también el mandamiento de la Iglesia que nos
obliga a participar en la Santa Misa y abstenemos de realizar pe-
sadas labores físicas, esas que son llamadas "labores de servicio"
durante los domingos.
Estos mandamientos de Dios y de la Iglesia forman un todo in -
tegral. En cierto sentido son un único mandamiento que esconde
un significado profundo. Para poderlo entender, debemos dirigir-
nos con el pensamiento hacia el principio de la humanidad: a la
obra de la creación. Es muy relevante el hecho de que el Creador ,

941 ESP O SOS , AMlG O S DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


al hacer al hombre , le dijera: Sometan la tierra (cfr. Gen.r, 28). A
los hombre s ha confiado el mundo, la tierra y sus riquezas. Todo
ello debe servir al ser humano como precio del trabajo mediante
el cual nosotros, orientados por la razón debemo s saber dirigir es-
tos tesoros y estas riqu ezas de la creació n hacia nue stras propias
necesidades para hac erlas útiles para nosotros mismo s. De esta
manera , el ser humano , la humanidad entera cumple la llamada
de Dios: "someten la tierra".
En esta frase escrita en los prim eros capítulos de la Sagrada
Escritura se encuentra un gran testimonio de la importancia del
trabajo humano. Se trata en verdad de una bendición. Ninguno
de no sot ros duda aquí que el trabajo sea la misión del hombre en
la tierra, que el hombr e viviendo aquí, tenga que trabajar.
Sin embargo , el mismo Creador quien al principio se había di-
rigido de esta forma al hombr e y quien había orientado en este
sentido toda su historia ha sta nue stros tiempos, hasta el siglo XX
y XXI, el mismo Creador, como podemo s leer en el libro del Gé-
nesis, "descan só el séptimo día" (cfr. Gen.2, 3). El primer capítulo
de este libro reporta la histo ria de la creación hacia el fin de la
cual se menciona evident emente el reposo del Creador. El reposo
del Creador deriva de la semejanza que liga al Creador-Dios con
el hombr e. El ser humano ha sido creado a imagen y semejan za
de Dios. Por esto, hablando de Dios, de crear y de la obra de la
creació n, el libro del Génesis concluye la narración hablando del
repo so de Dios: "descan só el séptimo día".
Aquí encontramos también varias indicacione s significativas
par a no sotros: el hecho de que el ser humano tiene que descan-
sar. Pero no sólo esto: hay aquí también un signo sugestivo sobre
la manera en que debe reposar. ¿Qué quiere decir el reposo?

EL DOMINGO EN FAMILIA 195


Existen teorías contemporáneas sobre el tema. En el mundo
contemporáneo se difunde cada vez más una cierta praxis. En el
periodo de la gran intensificación del trabajo y visto que el acento
está puesto hoy radicalmente en la productividad y el hombre es
visto sólo en una dimensión (se trata de una visión materialista
del hombre) en este periodo, el reposo significa exclusivamente y,
ante todo, distanciarse de la fatiga. Es una pausa, un ceder, una
regeneración de fuerzas. Todo esto es verdad, pero no es toda la
verdad.
El ser humano para poder reposar debe encontrarse a sí mismo
en totalidad. Y el hombre en totalidad es un ser bidimensional.
No es solamente físico, no es solamente psicofísico: es un ser es-
piritual y corporal al mismo tiempo. El hombre debe por tanto
encontrarse a sí mismo confirmando su propio espíritu, confir-
mando la superioridad de aquello que hay en él de espiritual. El
hombre reposa sólo cuando se encuentra de esta manera, cuando
de cierta forma, consigue superarse a sí mismo.
Y es que este ser humano (físico, corpóreo) está ligado a la tie-
rra, casi encadenado a sus lugares de trabajo ya sean industriales
o intelectuales. Este ser humano (físico, psicofísico) está amarra-
do a todos estos lugares de trabajo. Pero el mismo ser humano
está por encima de todo esto. Es más grande. Porque es bidimen-
sional. Debe tener las condiciones necesarias para estar sobre
esta, su primera dimensión, el material, la que lo liga sólo a la
tierra, al lugar de trabajo físico o intelectual, pero si entendemos
así la verdad sobre el hombre (y es ésta una comprensión com-
pleta, no reducida) si entendemos la verdad sobre el ser humano,
entenderemos profundamente el sentido del tercer mandamien-
to del Decálogo: "Santificarás las fiestas". No basta sólo separarse
del trabajo. No basta tomar un autobús y andar a alguna parte

96 1ESPOSOS , AM lGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


a pasear, come r cierto número de cosas, embor rachar se, pecar y
luego volver de nu evo a dejar se abrazar por el mismo trabajo. No.
Esto no basta. "Santifica rás las fiestas" dice Dios porque a esto
corr espond e la plenitud de ser hum ano.
Para no perder se, par a no cancelarse a sí mismo, el ser huma-
no debe superar se a sí mi smo , debe abrirse a Aquél de quien es
ima gen y semejanza. Porqu e tal vez Él escriba otra vez algo sobre
mí en alguna parte y, sin embargo, el pr ograma del laicismo, des-
acralización y seculari zación es al mismo tiempo, un programa
que cancela al ser hum ano quien se encuentr a ya plen amente a
sí mismo cuando santi fica el misterio del mundo, el misterio de
la creació n , cuando santifica el mi sterio de su propia existencia.
Y el ser humano celebra el misterio de la creació n y de la propia
humanidad cuando santifica el nombre de Dios, cuando se abre a
Dios, cuando busca vivir en Él.
En consecue n cia, tanto el tercer mand ami ento del Decálogo
como el mandamiento de la Iglesia, que le está estrecha mente
unido , esco nd en dentro de sí contenidos profundamente huma-
nistas. Nuestro gran poeta Cyprian Kam il Norw id escribió en al-
guna part e que el hombre reposa sólo cuando se recrea y no sólo
cuando se repone. r281 Para reposar el ser humano debe crearse de
nu evo a sí mismo. Y el hombre no puede rena cer plenam ente más
que en Dios, frente a Dios, en referencia a Dios, en la comunión
con Dios.

28 Cfr. C.K. Norwid, Promethidion IW Bibljote ka Polska, Warszawa 1923. p. 21.


Cyprian Kamil Norwid (1821-1883), poeta polaco que ha influido profunda -
mente el pensamiento de Karol Wojtyla. Véase: C.K. Norwid, Poesías, tra -
ducción italiana de S. De Fanti y G. Origlia, CSEO, Boloña, 1981.

EL DOMINGO EN FAMIL IA 197


He aquí el sentido profundo de la cuestión que el Sínodo Pas-
toral de la Arquidiócesis de Cracovia ha propuesto a través de sus
grupos de estudio como el tema del rezo durante nuestro pere-
grinaje y durante todo este año: "El domingo en familia". En el
ambiente más humano, auténticamente más humano , que es y
debe ser la familia, el hombre se encuentra a sí mismo gracias al
domingo. Aquí se encuentra el ser humano a sí mismo, junto, en
comunidad.
No hay programa humanístico si el domingo el padre se va para
una parte y la madre para otra. Menos aún si los hijos se van a
otro lugar. Se trata de actitudes que sólo sirven para destruir a la
familia o dañarla irremediablemente. Es más fácil verificar los da-
ños en el campo de la economía, de la producción y de los consu-
mos. No se puede, en cambio, controlar los daños en el campo de
la educación y de la formación del ser humano. Y sin embargo los
daños en el campo de la educación y de la formación del hombre
son irrecuperables porque son daños sustanciales. No se puede
evadir con algunos recuentos puramente económicos este asun-
to. Es nece sario considerar los daños y beneficios en el campo de
la formación y de la educación del ser humano. Y el domingo en
familia contribuye a esto. La separación de las familias en el do-
mingo las destruye y les impide florecer.
Privar al domingo de su carácter sagrado, reducir la inmensa
obra del reposo, de este recrearse del ser humano y reducirlo a la
función de un reposo cualquiera, en un día cualquiera no signifi-
ca un progreso. Al contrario, es un regreso, no hay en ello respeto
al ser humano. Mucho menos a los seres humanos creyentes. Es
una falta de respeto. Alguno podría estar contento con el hecho
de que crece también el número de días libres. Que tenemos tam-
bién los sábados libres. Podemos decir sí, que estamos contentos.

98 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


Diversos reformadores de la vida social requerían (justamente)
esta reducción del trabajo semanal. Se podría estar contento si
esto no significara al mismo tiempo un ataque frontal a la sacra-
lidad del domingo
Porque ahora los días realmente libres son los sábados, mien-
tras que el domingo se organizan todo tipo de trabajos sociales. 1291
Y, sin embargo, antes se han abolido muchísimas fiestas religiosas
de carácter profundament e social. Fiestas que eran una fuent e
superior de ese reposo espiritual que necesita el ser humano. Ho y
no se habla más de esto. Los trabajos sociales organizados en el
domingo tienen un carácter claro. Se sabe de qué estamos ha-
blando. Se trata de evitar que este día que es el día del Señor y
también nuestro día , siga teniendo su verdadero significado , su
sacralidad , su valor al mismo tiempo familiar y humano.
Queridos hermano s y hermanas. Que esta reflexión sea una
palabra más respecto de todo aquello que ustede s ya piensan y
sienten sobre este tema. En consecuencia, simplemente debe-
mos hacer todo lo po sible para que el domingo permanezca en
nuestras familias católicas como día del Señor, el día santo. Que
permanezca así para los padres y para las madres, para los jóvenes
y para los niños. "Santificará s las fiestas". Sólo así el domingo te
santificará a ti.
Si ho y vemos con preocupación las diversa s manifestacion es de
un derrumbe de la moral social e individual , es necesario buscar
las razones. Hay una que sin duda no se puede dejar de ver: no se

29 En tiempos del comunismo el término czyny spoleczne ("obras sociales" o


"trabajos sociales") se refería a los traba jos no pagados que se hacían en be-
neficio de toda la comunidad.

EL DOMINGO EN FAMILIA 199


santifica al ser humano. Esto lo vemos sobre todo en el hecho de
que no santificamos el día de Dios. "Santificará s las fiestas", sólo
así las fiestas te santificarán a ti, es decir, te volverán santo.
Queridos hermanos y hermana s. Que, para todos ustedes aquí
presentes, para los maridos y para los jóvenes, para todas las fami-
lias de la arquidiócesis de Cracovia el domingo sea otra vez un día
santo. Todavía más que antes. Que la Santa Misa dominical tenga
para cada uno de ustedes una nueva elocuencia, un nuevo signi-
ficado. Este es el sacrame nto de la santificación del mundo, de lo
creado, del hombre , de la sant ificación mediante el Sacrificio del
Hijo de Dios. Que el domingo sea para ustedes no sólo un pre-
cepto o un manda miento sino una verdadera necesidad del alma.
Justo por esto rezaremos por todas las familias de la Iglesia de
Cracovia en el altar sobre el cual ho y celebramos la Santa Misa
dominical. Pediremo s suplicando al Corazón del Hijo de Dios
que en la Cruz ha sido atravesado por su amor hacia no sotros. Lo
pediremos por la int ercesión de la Virgen Dolorosa de Kalwaria,
patrona de todas las familias de la Iglesia de Cracovia. Amén.

100 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HO MILÍAS


HOMILÍA DU RAN TE LA PEREGRI NACIÓ N
DE LAS MUJERES A KALWARIA ZEBRZYDOWSKA
EL 12DE SEPTIEMBRE D E 1976

Eucaristía
301
en f ami ia [
¡Sea loado Jesucristo ! El 8 de septiembr e y hoy, domin go 12 de
septi embre, la Iglesia recuerda con ven eración y gratitud el naci-
miento de la Madr e de Dios a quien sus padr es dieron por nom-
bre María.

30 Eucaristía en familia, es la versión acabada y revisada de la homilía pronun -


ciada durante el tradicional peregrinaje de las mujeres y la juventud femeni -
na a Kalwaria Zebrzydowska, el 12 de septiembre de 1976. El cardenal Woj-
tyla medita nuevamente en el significado de l tercer mandamiento y señala
que la Eucaristía es fuente y garantía de la vida familiar . En este contexto
emerge sobre todo la figura de la mujer llamada a encamar el mismo servicio
de la Virgen María. El texto fue parcialmente publicado en italiano con el
título Homilía con ocasión del peregrinaje de las mujeres a Kalwaria Zebr-
zydowska, 12 septiembre 1976, en K. Wojtyla, Discursos al puebl o de Dios,
edición a cargo de F. Felice, traducción de D. Grirnand i Trzaskowska - A.
Setola, Rubbettino , Soveria Mannelli 2006 (2), pp . 99 -103. El texto polaco
con el título Niedziela dniem eucharystycznej wspólnoty (Domingo , día de
la comunidad Eucarística ) fue publicado en K. Wojtyla , Kazania w sanktua -
rium kalwaryjskim , Calvarianum , Kalwaria 1982, pp. 101-106.

EU CARIST ÍA EN FAMILIA 1101


El nacimiento es un gran misterio del ser humano y sin embar-
go, en este misterio del hombre se esconde siempre el misterio de
Dios , de Dios-Creador.
Dios-Creador expresa su poder en el misterio del nacimiento
del ser humano. Cuando un niño viene al mundo , concebido en
el vientre de su madre, entonces los padres, consientes del miste-
rio que trae consigo, le dan un nombre. Así a la niña apenas na-
cida le dieron este nombre: María. Al dar un nombre al niño, los
padres saben que para toda la vida lo llamarán así. Lo pensarán
con este nombre , lo amarán en este nombre.
Aún más , visto que el nombre refiere al hombre nacido por el
poder de Dios, gracias a su acto creativo , en el nombre dado por
los padres terrenos, por el padre y la madre en este mundo, está
escondido el llamado de Dios. Un llamado dirigido al nuevo ser
humano que aquí en la tierra es hijo de sus padres.
Eternamente llamado por Dios, el hombre nace para la eterni-
dad en el mismo momento en que es concebido en el seno de la
madre , porque esta es la dimensión de su propia humanidad. De
hecho, la vocación de todo ser humano es la eternidad. Así se une
a la llamada de Dios, a la vocación de Dios mismo.
El nombre que dan los padres a su hijo expresa también esta
llamada y esta vocación divina. Por esto , los padres cristianos es-
cogen para el hijo el nombre de un santo , para que cada uno de
nosotros , hijos humanos e hijas humanas, llevando este nombre,
sepamos ser llamados , como los santos, a la comunión con Dios.
A la unión con Dios , a la participación en su vida por todos los
siglos de los siglos.

102 1ESPOSOS, AMI GOS DEL ESPO SO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


La Iglesia nos recuerda todo esto el 8 de septiembre, pero tam-
bién el 12 de septiembre , cuando conmemoramos el nacimien-
to de la Madre de Dios a quien sus padres terrenos pusieron por
nombre María. Y cuando nos alegramos por el nombre de esta
niña apenas nacida, nos alegramos con toda la Iglesia. Cuántas
obras estupendas han sido escritas sobre este tema , el tema del
nombre de María. Los padres de la Iglesia, teólogos, poetas y es-
critores. Cuántas veces este nombre ha estado presente en los
labios del ser humano. El nombre en el cual cree aquel que ha
dejado de creer en todo , dice un poeta polaco contemporáneo.
Estoy contento de que justamente en este día en que venera-
mos el nacimiento de la Madre de Dios y el nombre que recibió ,
pueda encontrarlos , queridas hermanas aquí en el santuario de
Kalwaria Zebrzydowska durante el peregrinaje y durante el rezo
común. Estoy contento de estar con el obispo Jan.¡311 Estoy con-
tento de estar con los representantes del capítulo y de todo el
clero. Les doy la más cordial bien venida. Agradezco las palabras
que me han dirigido a través de su representante. Les agradezco
por los rezos que me han acompañado durante el largo viaje hacia
el Congreso Eucarístico para encontrarme con los polacos que
viven en Estados Unidos y Canada, en América del Norte. (321
Sin embargo, antes que todo, me alegra de todo corazón que
hoy podamos estar juntos en este lugar tan querido para mí , en el
santuario de la Virgen de Kalwaria, el centro de la vida mariana en
la arquidiócesis de Cracovia.

31 Mons. Jan Pietraszko (1911-1988 ), Siervo de Dios , obispo auxiliar de Cracovia.

32 El viaje del cual habla el card enal Wojtyla tuvo lugar del 23 de julio al 11 de
septi embre de 1976.

EUCARISTÍA EN FAMILIA 1103


Doy la bienvenida también a sus esposos, a sus hijos e hijas ve-
nidos con ustedes. Esta es su peregrinación. Desde hace algunos
años ya, vienen aquí siguie ndo una tradición todavía más anti-
gua. Vienen para confiar a Dios , en la oración común, sus pro-
blemas personal es y familiares, para orar por todos los problema s
sociales de nuestra nación , de nuestra patria. Los problemas de la
Iglesia de Polonia, de nuestra arquidiócesis.
De unos años a esta fecha está teniendo lugar el Sínodo Pasto-
ral de la arquidiócesis de Cracovia. Este sínodo colabora ya des-
de hace mucho tiempo con toda la comunidad católica, con los
laicos, tanto hombres como mujeres, con la juventud masculina
y femenina. Trabaja con los nuevos retos de la vida de nuestra
Iglesia de Cracovia.
Con ocasión del noningentésimo aniversario de la muerte de
san Estanislao obispo de Cracovia, aprovechamos también el re-
cuerdo de su ministerio pastoral en esta sede durante siete años.
Han pasado novecientos años y seguimos trabajando en la misma
tarea en la que este obispo se empeñó. ¡Novecientos años atrás!
El sínodo ha propuesto como tema de la peregrinación de ho y,
el mismo que se propuso a la peregrinación masculina a fines de
junio. Se trata de una cuestión simple, aparentemente obvia. Es
una cuestión fundamental: "el domingo en familia". A este pro-
blema qui siera dedicar una pequeña meditación refiriéndome
por otra parte a mi más reciente peregrinaje al Congreso Eucarís-
tico en los Estados Unidos.
Este congreso tuvo lugar en Filadelfia y puso el misterio de la
Eucaristía al centro de la vida de toda la humanidad contemporá-
nea. Volviendo la mirada de nuestra fe hacia el Alimento Eucarís-

104 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


tico hemos analizado las diversas formas de hambre que tiene el
ser humano contemporáneo, toda la familia humana.
Está en primer lugar el hambre de pan que se hace senti r en al-
gunas naciones , socie dades y continentes. Dicha hambre de pan
es también un reto para todos aquellos que tienen demasiado. Es
una oportunidad para que lo dividan con quien no tiene, en un
espíritu de justicia y amor.
Pero no sólo el hambre de pan aflige al hombre contemporá-
neo . Existe n otros tipos de hambre, que en el programa del Con-
greso Eucarístico de Filadelfia fueron minucio samente tratados y
vue ltos a pensar. Se trata de un tipo de hambr e que está más rela-
cionado con el espíritu humano. Se trata de algo que siempre ha
estado en el ánimo humano. También hoy, como siempre, pero
tal vez se hac e sentir más que en ningún otro momento: el ham-
bre de ver dad y de libertad. Estas dos forman parte de un ánimo
que se conjuga con el hambr e de ju sticia, amor y comprensión.
Estas formas de inanición demu estra n que el hombre tiene su
dimensión espiritual, que está dirigido ha cia Dios y hacia la eter-
nidad; que el "corazó n humano está inquieto hasta que no reposa
en Dios".r33l
Jesucri sto, hijo de Dios, quien se ha hecho hombre y ha nacido
de la Virgen María, ha venido para que el ser humano se de cuen-
ta de este tipo de hambre, pero sobre todo para enseñamos cómo
satisfacer esta inanición.
La Eucaristía, Sacramento de la muerte y resurrecció n de Jesu-
cristo; Sacramento de Su Cuerpo y Su Sangre, cuando es puesto

33 Cfr. San Agustín, Confesiones , 1, 1.

EUCARISTÍA EN FAMILIA l 105


al centro de la vida familiar, responde a todos los tipos de hambre
del hombre contemporáneo.
Es esta verdad la que el Congreso Eucarístico quiere proponer
a los hombres de todo el mundo. Lo ha hecho desde una perspec-
tiva muy amplia. Y yo quiero traer dicha perspecti va de alguna
forma hasta este sitio tan querido para nosotros. Aquí donde es-
tamos reunidos hoy.
La Eucaristía es la comida de nuestras almas. La Eucaristía es
la fuente de la comunidad de todo el pueblo de Dios. Queridas
hermanas: María, de quien recordamos hoy el nacimiento y el
onomástico , es la primera sierva de la Eucaristía. Es ella quien, a
través de mi boca , les pide que reúnan a todas las mujeres y jóve-
nes de la Iglesia de Cracovia para que ellas sean también siervas
de la Eucaristía.
María es la primera sierva de la Eucaristía porque en ella el Ver-
bo se ha hecho Carne. Esta es la misma Carne que nosotros reci-
bimos. El alimento de nuestra alma en una perspectiva temporal ,
pero también desde la perspectiva de la eternidad.
Ustedes, queridas hermanas, son madres, mujeres; son ustedes
también hijas , novias, hermanas. La vocación de su vida es dar
vida a los hombres , dar vida a los seres humanos que están por
nacer. Su vocación es modelar la comunidad humana , la más fun-
damental. Su vocación es ofrecer a la sociedad aquello sin lo cual
todos nosotros estaríamos privados de raíces: la comunidad de la
familia que constituye en sí misma la fuerza de las naciones y el
estado. De la Iglesia, la humanidad. La comunidad de la familia
debe su cohesión a ustedes: tú, madre y educadora, madre y maes-
tra , madre de corazón. Siempre , a través de todas las generaciones
a ustedes las hemos visto así. A lo largo de todas las generaciones ,

106 1ESPOSOS , AM IG OS DE L ESP O SO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


a ustedes las hemos visto de esta forma en esta tierra polaca, por-
que ustedes son el corazón de la familia. Sabemos que el hom-
bre muere cuando cesa de batir su corazón. Así, la familia muere
cuando cesa de batir el corazón de la madre.
Hoy se habla mucho de progreso, de civilización. Se habla de
promoción social. No sólo del hombre, también de la mujer. Y
son palabras en las que uno ciertamente comprende que hay mu-
cho de razón, mucho de verdad. Pero debemos también damos
cuenta de que estas palabras, que estos programas no están sepa-
rados de verdades aún más profundas y fundamentales. La mu-
jer contemporánea, la polaca contemporánea en medio de todos
estos programas ¿es aún el corazón de la familia? No es posible
comparar semejante grandeza con ninguna otra; no hay forma
de comparación. Ser el corazón de la familia es la vocación más
grande a la que pueda aspirar el ser humano.
Es por ello, queridas hermanas que quiero rezar hoy junto a
ustedes para que puedan ser el corazón de su familia o de aquella
que será su familia. Para que sean el corazón de esta unidad que
da origen a la parroquia, la Iglesia y la nación.
Quiero hoy rezar junto a ustedes por esto. Deseo decirles que
en esto consiste su servicio eucarístico. Recuerden que la Euca-
ristía les ha sido dada en forma particular para que a través de
ella ustedes reúnan a las personas que les son más próximas: su
familia, el marido, los niños, los hermanos, los novios, los colegas.
La Eucaristía les ha sido encomendada a ustedes de modo muy
particular. Ustedes tienen que formar, a través de la Eucaristía a
la comunidad humana.
Porque también de esto se desprende el verdadero significado
del domingo en la vida de las familias. El domingo, desde aquellos

EUCARISTÍA EN FAMILIA j 107


primeros tiempos apostólicos, es el día de la comunidad eucarís-
tica. En este día recordamos el misterio de la muerte y la resu-
rrección. Los cristianos reciben este Sacramento los domingos.
El Sacramento en que Cristo dejó el misterio de su muerte y su
resurrección, el misterio de sí mismo para que fuese el alimento
de las almas.
Pero ahora vemos que el domingo ha sido amenazado de diver-
sas formas. Es amenazado como día de reposo porque en este día
se organizan a menudo los llamados trabajos sociales. Pero sobre
todo se le amenaza en tanto día Eucarístico porque se bu sca dar al
domingo un carácter completamente laico. Pero este es el día del
Señor. Y ustedes , justamente ustedes son quienes deben lanzarse
en defensa de este día del Señor. El día de la Eucaristía. Este debe
ser el grito de su corazón: no nos quiten a Cristo en este día. No
seremos capaces de unir e integrar a la sociedad porque nosotras
mismas nos disgregaremos por completo. Aún su unión matri-
monial se puede romper porque , por desgracia , esto no es algo
de lo que nos debamos sentir orgullosos: el número de divorcios
está aumentando.
Así que griten con el más profundo instinto de la fe, hacia todos
los rincones , ahí donde sea posible ; en su comunidad o en sus
lugares de trabajo, en todas las circunstancias que les sucedan,
griten: no quieran quitarnos el día del Señor. Dejen la Eucaristía.
Nosotras somos sus siervas porque la Eucaristía nos permite a
nosotras , mujeres, ser el corazón de la sociedad y seguir siendo
nosotras mismas, pues de cada una de nosotras emerge una nue-
va creación, una nueva realización de la Virgen, Madre de Dios ;
Madre de Dios y de los hombres: María.

108 1 ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


Queridas hermanas , acojan estas palabras. Medítenlas . Re-
flexionen en ellas durante el encuentro de ho y. Piénsenlas bien y
llévenlas hasta sus casas, a sus ambientes de trabajo. Repitan estas
palabras a los otros, cuenten a todo el mundo esta verdad . Cuen-
ten que ha sido su cardena l quien les ha dicho esto y se ha dirigido
a ustedes y a través de ustedes a todas las mujeres de Cracovia: a
sus madres e hijas . A toda la Iglesia.
Supliquen también a María, primera sirva del Señor, primera
sierva de la Eucaristía para que, siguiendo su modelo, sepan ser
ustede s también siervas del Señor y siervas de la Eucaristía. En un
cierto modo , en el nombre de cada una de ustedes está inscrito
el nombre de María. Si bien cada una de ustedes lleva un nombre
distinto, en el nombre de cada una de ustedes , de cada mujer o
jovencita , en el nombre de cada cristiana está inscrito en modo
particular el nombre de María, Madre de Dios y de los hombre s.
Recuérdenlo: con este nombre no sólo están siendo llamadas
cordia lmente. Son llamada s e iluminadas con este nombre para
significar vocación de todas ustedes.
Recen por tanto para que, en estos tiempos difíciles , y que, sin
embargo, esperamos que sean también muy fecundo s, todas se-
pan reconocer su vocación femenina . Para que la sepan realizar
plenamente con ayuda de aque lla que la realizó antes que nin-
guno y cuyo nombre es María, Madre de Dios y de los hombres.

EUCARISTÍA EN FAMILIA 1109


HOMILÍA A LOS JÓVENES ESPOSOS
EN MISTRZEJOWICE EL 10 DE NOVIEMBRE DE 1976

La Ig esia
en os corazones
umanos[ 341

Querido hermanos y hermanas. Esposos y padres. En esta nue va


parroqu ia de Mistrzejow ice desea mos no sólo edificar una iglesia
visible, sino también edificar la en nuestros corazones. Cuando
sent imos los golpes de los martillos , nuestro corazón goza con
el progreso de los trabajadores de la construcción en esta iglesia
visible. Recordamos siemp re al hom bre y al sacerdote a quien su

34 La Iglesia en los corazones humanos, fue la primera tradu cción italiana de


una de las dos homilías pronunciadas por el metropolitano de Cracovia el 10
de noviembre de 1976 con ocasión de la visita pastoral a la parroquia de Mis-
trzejowice. Este discurso estuvo dirigido sobre todo a los jóvenes esposos y
hacía referencia al proyecto de toda la vida que inicia con el sacramento del
matrimonio. El texto, con el título Kazanie do mlodych malzonków w czasie
wizytacji w parafi w Mistrzejowicach , dnia 10 listopada 1976 r. (Homilía a los
jóvenes esposos durante la visita canónica a la parroquia de Mistrzajowice,
10 de noviembre de 1976) fue publicado en K. Wojtyla , Wybór kazan nowo-
huckich oraz homilie Jana Pawla II w Krakowie - Nowej Huc ie, edición a
cargo de J. Stozek, Calvarianum , Kalwaria Zebrzydowska 1989 , pp. 172-174 .

110 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMI LÍAS


parroquia debe su inicio y su desarrollo. Al mismo tiempo , llenos
de gozo por todo esto , nuestros pensamientos se dirigen siempre
y, sobre todo , a los cora zones para los cuales es necesario cons-
truir esta iglesia. A ella se dirigen también los pensamientos de
don Józef Kurzeja de venerada memoria. 1351 Él ha sido su primer
párroco y quien buscó sentar las bases para la obra que se inició
aquí por voluntad de Dios y que ha sido puesta para el servicio de
Jesucristo. La primera Iglesia es la que se edifica en los corazones
humanos y es una Iglesia que se seguirá construyendo durante
toda la vida del hombre. Se edifica dentro de cada uno de noso-
tros , personalmente , pero también en comunidad. Este templo
elevado en los corazones humanos está formado en modo muy
particular por el sacramento del matrimonio: un hombre y una
mujer que inician la vida en común y constituyen la comunidad
humana más fundamental. Podemos incluso decir que esta co-
munidad lo es tanto del alma como del cuerpo y sigue el diseño
del Creador. Habiendo entrado en comunión mediante el sa-
cramento del matrimonio, los esposos y esposas están al mismo
tiempo dando origen a la familia. Porque el matrimonio, además
de ser la liga más fuerte entre el hombre y la mujer, indisoluble
por la voluntad de Dios mismo , es también fuente de vida para los
nuevos seres humanos.
Siguiendo el programa que han indicado sus primeros pastores
y por tanto edificando la iglesia visible que es también , invisible ,
en los corazones humanos, hoy nos encontramos juntos. En esta
Santa Misa hemos rezado para renovar la gracia del sacramen-
to matrimonial. Ustedes se han hecho partícipes de esta gracia ,

35 Don Józef Kurz eja (1937-1976), siervo de Dios , el prim er pastor de la comun i-
dad parro quial de Nowa Huta - Mistrz ejowice.

LA IGLESIA EN LOS CORAZONES HUMANOS 1111


queridos hermanos y hermanas, queridos esposos, desde el mo-
mento en que han recibido el sacramento y han jurado solemne-
mente: "te tomo a t1. como esposa; te tomo a t1. como esposo y te
juro amor, fidelidad y lealtad conyugal y dejarte hasta el día de la
muerte ".
Han expresado recíprocamente este voto y lo han jurado frente
a Dios, llamándolo a Él como testigo: "ayúdame , oh Señor, Dios
Omnipotente , Uno y Trino , con todos los santos". Desde aquel
momento comenzó su comunidad, su unidad. El día de hoy, du-
rante la visita canónica a esta parroquia suya, deseo confirmar
esta unidad porque ella es un sacramento en sí mismo , es la tarea
de su obispo , custodiar todo el orden sacramental en la Iglesia.
Así que deseo confirmarla solemnemente y decir que este sacra-
mento existe, que nos salva y nos une. Gracias a él, uste des son un
matrimonio cristiano y construyen familias cristianas.
Además, deseo renovar esta unión. Esta es la razón por la cual
hemos rezado juntos. Esta es la razón del Santísimo Sacrificio y
de la bendición que deseo otorgarles . Para recordar la primera
bendición que recibieron al inicio de su camino común, el día de
su boda.
Queridos hermanos y hermanas , queridos esposos . Hagan todo
lo posible para cumplir en la vida estos santos votos matrimo-
niales. Esta es una verdad profunda , es un bien muy grande . Tal
vez a menudo se les haga difícil. A menudo al hombre le pare-
cen difíciles la fidelidad, el amor, la lealtad conyugal. En la vida
muchas veces nos hemos visto seducidos en nuestra debilidad y
nos hemos visto tentados. Además, hoy día giran en la sociedad,
corrientes que desdeñan el valor de la Verdad y los bienes ligados
estrechamente al sacramento del matrimonio.

112 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


Pero ustedes: resistan tanto a sus debilidades como a estas co-
rriente s de pensamiento que les vienen de afuera. Busquen ver
cada día mejor el valor de este santo juramento y de la vida cons-
truida coherentemente sobre de él. El amor es la semejanza más
grande para con Dios en la tierra porque Dios es amor y todo
aquello de lo cual nace el auténtico bien y la pareja se reduce al
amor verdadero del que tanto la fidelidad como la honestidad
conyugal son expresiones. Los frutos de este amor son la paz ,
el gozo, la unión entre dos personas , la confianza recíproca y la
consciencia de que pueden apoyarse el uno en la otra y la otra en
el uno. Tener un segundo yo. Los frutos de este amor, además,
son frutos visibles. Son sus hijos.
Hay aquí muchas personas el día de hoy. Han venido hasta aquí
jóvenes esposos, jóvenes padres y por ello tenemos entre noso-
tros también a un montón de niños pequeñitos. Ellos participan
de modo muy especial en la bendición que han recibido al inicio
de su camino común. Sus hijo s son aquellos a quienes ustedes
han donado la vida, aquellos por quienes ofrecen y sacrifican no-
ches de insomnio, ansiedades, preocupaciones. Por su salud, por
su desarrollo. Y sin embargo ... ¡Cuánta felicidad! El Señor Jesús,
pensando en la madre que está por tener un hijo afirmó que a me-
nudo está triste porque ha venido su hora. Y es que el nacimiento
del ser humano está ligado profundamente al sufrimiento de la
madre , pero también Jesús nos dice que luego no se acuerda ya
de las aflicciones por la alegría de que ha venido al mundo un ser
humano (cfr. Jn 16, 21).
Ésta es su alegría. Es la alegría pagada con múltiples sacrificios
y renuncias. Pero es una alegría verdadera. Participen de esta ale-
gría. Sean buenos padre s, den vida a sus hijos, porque ustedes
pueden hacerlo. Edúquenlos lo mejor posible con el ejemplo de

LA IGLESIA EN LOS CORAZONES HUMANOS 1 113


su vida. Esta es una ley santa de la vida conyugal. Y se cumple al
ser padres: el ser humano , sea varó n o hembra , debe ser exigente
consigo mi smo para poder exigir de sus hijos , para darse a ellos
con buenos ejemplos. Pero esta es la cosa que construye más , que
edifica más, que crea más. El hombre debe dar mucho de sí en la
comunidad conyugal y familiar.
Este programa comienza en el sacramento del matrimonio. Los
vuelve conscientes de todo ello. Ahora pien sen en ello, transfór-
menlas en sus corazones, recen por el matrimonio y a través de
esta bendición , acepten otra vez este proyecto como el sí de us-
tedes. Porque esta es la verdad, el santo principio en el cual que-
remos permanecer, construyendo nuestra vida en la comunidad
conyugal y familiar.
Para expresar hoy todo esto, queridos hermanos y hermanas ,
renovaremos sus promesas matrimoniales. Luego bendeciré a to-
das las parejas de esposos que estén aquí presentes. Si los esposos
han venido con sus hijos , por favor aproxímense con ellos para
recibir la bendición. Si sucediese que estuviera aquí sólo uno de
los cónyuges, el padre o la madre , la mujer o el marido, como ho y
es un día de trabajo, puede haber diversos impedimentos para ve-
nir , así que pido que se aproxime quien esté aquí para recibir la
bendición por ambos y más: por toda la familia. Que la bendición
impartida por su obispo sea signo y prenda de la bendición de
Dios mismo . Amén.

114 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


HOMILÍA EN LA PARROQUIA DE MISTRZEJOWICE,
ro DE NOVIEMBRE DE 1976

ueremos
,
a Dios
en e c1rcu o e
361
nuestras fami ias[
Queridos hermanos y hermanas, esposos y padres. Pienso que
su parroquia de Mistrzejowice; ésta que tiene como patrono al
beato Maximiliano Kolbeí371ha nacido de un canto o, mejor, que
expresa lo que dice este canto : "Queremos a Dios en el círculo

36 Queremos a Dios en el círculo de nuestras familias. Nos hemos basado en


la primera traducción italiana de la segunda homilía que tuvo lugar el 10 de
noviembre de 1976 en Mistrzejowice. Se trata de un testimonio excepcional
en el contexto de la comunidad eclesiástica de las parroquias. El texto fue
publicado en polaco con el título Kazanie wygloszone do malzonków w cza-
sie wizytacji parafi w Mistrzejowicach, dnia 10 listopada 1976 r. (Homilía a
los esposos pronunciada durante la visita canónica a la parroquia de Mistr-
zejowice , ro noviembre de 1976), en K. Wojtyla , Wybór kazarí nowohuckich
oraz homilie Jana Pawla 11w Krakowie - Nowej Hucie, edición a cargo de J.
Stozek , Calvarianum , Kalwaria Zebrzydowska 1989, pp. 175-178.

37 Fue beatificado por Pablo VI en 1971 y canonizado por Juan Pablo 11 el 10


octubre de 1982 sin haberse comprobado un milagro. Muria en Auschwitz el
4 de julio de 1941 a los 47 años de edad (nota del editor)

QUEREMOS A DIOS EN EL CÍRCULO DE NUESTRAS FAMILIAS l 115


de nuestras familias". De hecho , hace poco el pueblo de Mistrze-
jowice era una localidad tranquila que pertenecía a la parroquia
de Raciborowice. Lo hemos recordado hace poco durante la visita
canónica en aquella parroquia. Y ahora desde hace poco menos
de diez años ha comenzado a crecer velozmente en la comunidad
de Nowa Huta.
Este gran puesto de trabajo, hacia el cual se aproximan miles de
personas, ha traído aquí a muchas familias que han comenzado
lentamente a habitar edificios que se construyeron poco a poco.
Sin embargo, al ocupar estas casas, las familias se dieron cuenta
de esta verdad: "queremos a Dios en el círculo de las familias".
Por esto el ministerio sacerdotal, la misión pastoral de don Józef
Kurzeja de venerada memoria, se ha ligado desde el inicio al grito
de las familias católicas de Mistrzejowice: "queremos a Dios en
el círculo de las familias". Como sacerdote, él visitaba sus casas,
las bendecía. Se encontraba con los esposos y con los hijos, con
sus padres. Venía a encontrarlos sobre todo durante el periodo
de Navidad. 1381También lo hacía después de las fiestas y en otras
ocasiones. Así, a través de la familia, que es la comunidad humana
más fundamental, comunidad divina y humana porque ha sido
Dios quien la ha llamado a existencia, progresa la construcción
de una comunidad más grande, una familia más grande que se ha
convertido finalmente en esta parroquia.
¿Qué quiero hacer hoy? Como en los días anteriores en toda
esta visita pastoral , como ya les anunciaron, quiero, sobre todo,
queridos esposos, renovar en su consciencia y en sus almas, la

38 Koleda, la tradicional visita pastoral a las familias durante el periodo de Na-


vidad , ligada al rito de bendición de las casas.

116 1ESPOSOS , AM IGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


gracia de Dios en la cual participan gracias el sacramento del
matrimonio.
Hay algunos sacramentos que en la vida recibimos muchas ve-
ces. La Iglesia nos invita a recibir más a menudo la Eucaristía,
incluso diariamente y durante las grandes fiestas. En ocasiones
muy particulares, se nos permite a veces comulgar dos veces en
un mismo día. Hay, sin embargo, sacramentos que recibimos
una sola vez porque dan una dirección a la vida entera. A esta
clase de Sacramentos pertenecen el bautizo , la confirmación y
el sacerdocio .
El matrimonio puede ser contraído más de una vez en la vida,
a condición de que se cumpla plenamente aquello que los espo-
sos han jurado en el sacramento . Todos ustedes recuerdan bien
cómo suenan estas palabras. Han dicho: "te juro amor, fidelidad
y honestidad conyugal y que no te dejaré hasta que la muerte nos
separe". He aquí los términos de sus promesas matrimoniales y
de la fuerza vinculante, demandante del sacramento del matri-
monio Por esta razón he dicho que algunas personas reciben el
sacramento más de una vez en la vida. Si luego de la muerte del
cónyuge desean de nuevo vivir en matrimonio , pueden hacerlo.
Sin embargo, es un sacramento que en general se recibe sólo una
vez y aún cuando Este fuese recibido en otras ocasiones, siempre
define el camino para toda la vida. Por otra parte, el recuerdo de
esas palabras , de las promesas matrimoniales lo indica claramen-
te. Estamos hablando de palabras sagradas y vinculantes. Palabras
que indican la dirección de la vida e implican por tanto una gran
responsabilidad para ustedes dos: el esposo hacia la esposa y la
esposa hacia el esposo. Son palabras que hablan , además, de una
responsabilidad común como padres de familia.

QUEREMOS A DIOS EN EL CÍRCULO DE NUESTRAS FAMILIAS l 117


Todo esto que forma el sacramento del matrimonio e instituye
nuestra vida, todo esto requiere de vez en cuando de una reno-
vación espiritual. Es por ello por lo que lo hacemos en esta visita
canónica. Como obispo , al visitar esta parroquia siento una gran
necesidad de renovar con los esposos la consciencia y la gracia de
este sacramento. Sus pastores los invitaron justo por eso. Los han
invitado a venir divididos por generaciones, porque el número
de los parroquianos aquí en Mistrzejowice es muy alto. Además,
como decía don Kurzeja, de venerada memoria , es una parroquia
con muchos jóvenes esposos, por tanto, tenemos que encontrar
la forma de organizar nuestra tarea. Y es una tarea muy impor-
tante . De ella depende tanto su vida conyugal como su vida fa-
miliar y, por tanto, la vida de esta parroquia. Diría incluso que,
en un cierto sentido, toda esta sociedad depende de cómo son las
parejas de esposos de Mistrzejowice, de cómo son sus familias.
Todo depende de esto, porque ésta es la célula fundamental de la
vida humana: social, nacional; de la vida entera de la Iglesia y de
la Patria.
Es por ello por lo que sentimos la necesidad de renovar la cons-
ciencia del matrimonio y, sobre todo, la gracia del sacramento del
matrimonio. Hoy quiero hacerlo por ustedes y junto a ustedes ,
queridos hermanos y hermanas aquí presentes , antes de cual-
quier otra cosa, haciendo a ustedes algunas preguntas que les ha-
rán recordar cosas fundamenta les: las promesas que expresaron
en su juramento el día de la boda. Estas preguntas les recordarán
los votos y todo lo que viene ligado a ellos. Al mismo tiempo, esto
que les será recordado , se renovará frente a los ojos de Dios.
Se trata de cuestiones relacionadas con su unidad matrimonia l,
su fe en el matrimonio, la inviolabilidad de este santo vínculo que
refiere tanto al alma como al cuerpo. La Iglesia lo dice a menudo,

118 1ESPOSOS, AM IGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


defiende mucho esta santidad del vínculo conyugal tanto con res-
pecto al alma como al cuerpo.
Vamos a renovar entonces, los empeños de los padres que de-
rivan del juramento hecho en tanto esposos y que trae a la luz a
nuevos seres humanos dándoles vida. Los esposos como padres
de familia asumen una tarea estupenda, pero también es cierto
que su trabajo educativo no es fácil. Ser madre o padre es una ma-
ravillosa vocación humana y cristiana. Vamos, incluso diría que
es la mayor. En nuestros tiempos, en nuestra Patria, es necesario
pedir mucho al Señor para que nos conceda el mayor número de
buenos padres y madres. Hay muchas, muchísimas cualidades
humanas que son exaltadas, glorificadas y reconocidas como im-
portantes para la vida de la sociedad y para su progreso, pero creo
que se han olvidado un poco de esta que es la más importante,
la de ser padres y madres. Se ha olvidado en la sociedad, pero la
Iglesia no lo olvida nunca. La Iglesia que es don del Padre Eterno
al ser humano, a la familia humana , la Iglesia que se llama a sí
misma madre, viendo a la Madre de Cristo, sabe que esta es la
dignidad más grande de los seres humanos y su vocación mayor:
ser padres o madres, ser dignos de aquello que encierran estas
palabras: papá, mamá.
Es por eso por lo que queremos renovar con tanta fuerza todo
esto en nuestra consciencia. A través del rezo común queremos
pedir la gracia del sacramento del matrimonio o más bien, la gra-
cia de la paternidad y la maternidad para que puedan ustedes ser
cada vez más dignos de aquello que está encerrado en las palabras
madre, padre; esposo y esposa. Rezamos, pues para que puedan
realizar lo mejor posible esto que les ha sido encomendado en
esta vocación. He aquí nuestra plegaria común: el signo de la re-
novación del sacramento matrimonial, su consciencia y la gracia,

QUEREMOS A DIOS EN EL CÍRCULO DE NUESTRAS FAMILIAS l 119


que son las bendiciones que, como bien saben, acompaña siem-
pre a los esposos desde el primer día de la boda, cuando hicieron
las promesas y cuando se unieron en el sacramento eclesial. La
Iglesia los ha bendecido en el sacerdote que en aquel tiempo ofi-
ció su boda. Hoy la Iglesia quiere hacer lo mismo por medio del
obispo que viene a visitar su parroquia. Yo quiero reno var la ben-
dición de sus bodas , quiero bendecirlos de nuevo para que pue-
dan caminar en la vida con la bendición de Dios, realizando sus
promesas, asumiendo sus tareas, estos deberes suyos tan difíciles.
Para que los cumplan de forma humana y divina. Educando a las
nuevas generaciones de polacos y católicos aquí en Nowa Huta y
en esta nueva parroquia de Mistrzejowice .
Queridos hermanos y hermanas , ésta es la finalidad de nuestro
encuentro . Sus pastores les han llamado para esto y yo, ahora, si-
guiendo esta finalidad, deseo impartir a ustedes la bendición para
el futuro de su vida conyugal, para que sigan avanzando en su
camino común; para que recorriéndolo puedan alcanzar juntos
la salvación, ustedes mismos, sí, pero auxiliados con la gracia de
Dios y la de sus hijos. Amén .

120 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


HOMILÍA CON OCASIÓN DEL SEMINAR IO
DE ESTUDIOS DE CRACOVIA EL 6 DE FEBRERO DE 1977

Beatos os puros
e corazón 1391

Queridos hermanos y hermanas, hay que decir esto: acógenos


Señor . Ahora, por favor, reúnanse todos en tomo al altar en el
mismo lugar en que nos encontramos ayer por la tarde durante
el curso de nuestro coloquio. Acógenos señor. Acógenos en este
mismo lugar; en la misma mesa que sirve como centro de estas
char las. Acógenos de modo que esta mesa se vuelva la mesa de tu
Palabra, de tu Eucaristía .

39 Beatos los puros de corazón. Nos hemos basado en la primera traducción


italiana de la homilía pronunciada por el cardenal Wojtyla el 6 de febrero de
1977 con ocasión del seminario de estudio Castidad prematrimonial organi -
zado por El Instituto de la familia en el Convento de los padres dominicos
en Cracovia el 5 de febrero de 1977. La reflexión demuestra que la pureza del
corazón es parte esencial del amor humano que abre al hombre y la mujer a
la comunión con Dios mismo. El texto polaco ha sido publicado en K. Woj-
tyla, Blogoslawieni czystego serca albowiem oni Boga oglé1daéb~dq (Mt 5,8).
Homilia podczas Mszy sw. koncelebrowanej w kapitularzu 6 lutego 1977 r.
(Beatos los puros de corazón porque verán a Dios (Mt 5, 8). Homilía durante
la Santa Misa concelebrada en la sala capitular el 6 de febrero de 1977), en
"Rodzina Katolicka" 1-2 (1968), pp. 106-108.

BEATOS LOS PUROS DE CORAZÓN l 121


Acoge a todos nosotros Señor, así como somos . Acógenos a los
sacerdotes que juntos celebramos esta Eucaristía, a las personas
que vienen de toda Polonia , a los que representan al mundo de
la medicina , de la salud; a quienes colaboran activamente con la
pastoral de las familias y con la pastoral de jóvenes . Acógenos a
todos, Señor.
Acoge nuestro trabajo. El mismo que realizamos desde ayer
hasta el domingo de hoy. También, te lo pedimos , acoge el traba-
jo que realizamos día con día, año con año . Acoge todas nuestras
preocupaciones, porque nuestro trabajo está lleno de preocupa-
ciones, de responsabilidades que surgen del hecho de que somos
médicos, educadores, sacerdotes o pastores. Son preocupaciones
que emergen del hecho de que estamos volcados por comp leto al
servicio de los demás.
Te lo volvemos a pedir , Señor: acoge todas nuestras preocupa-
ciones hacia aquel los a quienes servimos y queremos servir. Entre
todos ellos está nuestra juventud. Ciertamente. Cuando decimos
"ellos" estamos incluyendo a toda la sociedad polaca , a la nación
del día de hoy y a la patria de mañana. Esta es la razón de nuestro
encuentro y en este contexto te pedimos: acógenos.
Acógenos porque queremos representar lo mejor posible a la
vida y a la vocación humana. Esa misma que nos dejaste con tu
Evangelio y que está reunido en las ocho beatitudes evangélicas
que acabamos de recordar.
De modo particular, en el contexto de nuestro trabajo de ayer
y de hoy, nos asombra mucho esta beatitud: "beatos los puros
de corazón porque ellos verán a Dios" (Mt 5, 8). Así lo dice la tra-
ducción de la Biblia de Tyniec. Algunas viejas traducciones dicen
"beatos los puros de corazón porque ellos ven a Dios ". Sea una u

122 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


otra la mejor traducción de lo que han dicho, ambas ofrecen una
verdad muy profunda.
En la primera , la traducción que leímos hoy, esta beatitud en el
Discurso de la Montaña indica la dimensión entera de la existen-
cia humana: la temporal y la eterna, indica el carácter escatológico
de nuestra vida. La pureza de corazón es condición imprescindi-
ble para ver el rostro de Dios. Solo gracias a ella podemos aspirar
a la felicidad sobrenatural que prometió Dios en las palabras de tu
Hijo a quienes son puros de corazón.
En la segunda traducción, esa que todavía leemos de vez en
cuando, esta interdependencia resulta ser más próxima a noso-
tros. Es como si en ella se estuviese realizando ya la dimensión de
la vida terrena. Y también esto es verdad: hay un vínculo muy es-
trecho que está conformado por la experiencia del hombre y que
relaciona la pureza del corazón con la visión de Dios. Es cierto
que Dios es visto sólo por los puros de corazón, pero también es
cierto que quienes ven a Dios ya son puros de corazón.
Esta verdad simple, como todas las verdades del Evangelio, es
base sobre la cual hicimos todas nuestras consideraciones de ayer
y de hoy. Esta verdad , esta vinculación entre pureza de corazón y
visión de Dios, es siempre válida en la vida de todos los hombres.
Y resulta especialmente verdadero en la vida de los jóvenes que
aquí, en el ámbito de nuestras consideraciones, se nos hace pre-
sente cada vez que meditamos. Es por ellos, por los jóvenes que
acogemos la verdad del Evangelio. Nos reunimos preocupados,
sobre todo, por la pureza del corazón de los jóvenes de hoy por-
que estamos preocupados por su fe. Escuchamos muchas cosas
con respecto a la impure za, la pérdida la moral en este campo.
Hay tantas circunstancias; tantas motivaciones que ciegan la vi-

BEATOS LOS PUROS DE CORAZÓN 1 123


sión de Dios. Apagan la vida interior de Dios que es la verdadera
riqueza del alma.
Nietzsche, uno de esos seres que combatieron con pasión la fe,
nos ha hecho notar que dicha pasión es tal vez ante todo un re-
sentimiento, una reacción causada por la pérdida de los valores.
La reacción justa debería ser otra , esto es: protegemos má s bien
de la pérdida de los valores . No permitir que nos arrancaran esta
visión de Dio s de la cual habla la beatitud de Cristo.
Pero quienes ven a Dios son puros de corazón. Se trata de una
realidad maravillosa. Es una realidad que emerge continuamente
de todo lo que compartimos aquí.
De hecho , en el fondo de todo lo que hablamos está el amor, ese
hermoso Amor cuya Madre es la Madre de Dios. Esto es lo que
queremos ofrecer hoy a la juventud. Por eso deseamos ardiente-
mente que su mirada interior contemple a Dios.
Y todo esto lo ponemos aquí frente a no sotros en este domingo
del calendario litúrgico que es el IV domingo del tiempo ordina-
rio. Antes del Concilio Vaticano 11a este periodo le llamábamo s la
Septuagésima. r4oJ Traemos aquí todo esto. Y pedimos: acógenos.
Pedimos aún más: sírvete de nosotro s. Finalmente pedimo s tam-
bién Señor: ayúdanos.
Querido s hermanos y hermanas , en su nombre deseo expresar
todo esto frente a Cristo en la Eucaristía , cuando con la misterio-

40 Antes del Concilio Vaticano 11, La Septuagésima era el periodo litúrgico de


tres semanas antes de la Cuaresma . Marcaba el inicio del tiempo de Carnaval
con el que se preparaba dicha Cuaresma . En este día comenzaba la abstinen-
cia de carne en algunos días laborales .

124 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


sa fuerza sacramental, junto a mis hermanos en el episcopado y
en el sacerdocio , haga pre sente el Sacrificio, su Sacrificio, nuestro
pan y vino, su Cuerpo y la Sangre, serán ofrecidas para la salva-
ción del mundo. Amén.

BEATOS LOS PUROS DE CORAZÓN l 125


HOMILÍA CON OCASIÓN DEL PEREGRINAJE
DE LOS HOMBRES A KALWARIA ZEBRZYDOWSKA,
5 DE JUN IO DE 1977

Catequesis
411
en fami ia[
¡Salve, Hija de Dios Padre! ¡Salve, Madre del Hij o de Dios!
¡Salve, Esposa del Espíritu Santo! ¡Salve, Templo de la
Santísi ma Tr ini dad!

Con este saludo venimo s hoy, queridos hermano s, al santuar io de


Kalwaria Zebrzydowska, para ver a la Madre Dolorosa de Kalwa-
ria. Venimo s para dar le grac ias pues es temp lo viviente de Dios

41 Catequesis en familia , la versión revisada y completada de la homilía pro-


nunciada con ocasión del peregrinaje de los hombres a Kalwaria Zebrzy-
dowska , el 5 de junio de 19 7 7 . Partiendo del misterio de la Santísima Trini-
dad y de la gracia del bautismo , el obispo explica el papel indispensable de
las familias en la obra de catequización . El texto fue parcialmente publicado
en italiano con el título Homilía con ocasión del peregrinaje de los hom-
bres a Kalwaria Zebrzydowska , 5 de junio de 19 77 en K. Wojtyla , Discursos
al pueblo de Dios, edición a cargo de F. Felice, traducción de D. Grimandi
Trzaskowska - A. Setola , Rubbettino , Soveria Mannelli 2006 (2), pp. 117 -124.
El texto polaco con el título Potrzeba katachizacji (Necesidad de la catequi-
zación ) fue publicado en K. Wojtyla, Kazania w sanktuarium kalwaryjskim,
Calvarianum , Kalwaria Zebrzydowska 1982, pp . 118 - 125.

126 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: H OMI LÍAS


Uno y Trino. Al mismo tiempo rezamos para que ella que conoce
mejor que nadie a Dios , Padre, Hijo y Espíritu Santo, acoja nues-
tras plegarias , nuestro sacrificio, nuestro peregrinaje , nuestras
loas. Para que las lleve hasta el Padre , el Hijo y el Espíritu Santo.
Lo pedimos en el día en que toda la Iglesia venera ardientemente
a la Santísima Trinidad.
Cuando Jesucristo dejó a sus apóstoles, cuando les dijo las últi-
mas palabras de su ministerio , les dio esta orden: "vayan y hagan
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (cfr. Mt 28, 19-20). En el
nombre de la Santísima Trinidad, Jesucristo ha terminado su mi-
sión terrena, pero al mismo tiempo, en nombre de la Santísima
Trinidad, del Padre , del Hijo y del Espíritu Santo, ha dado inicio a
la misión de los apóstoles y la Iglesia.
Dicha misión completada por los apóstoles, por sus sucesores
y por la Iglesia misma , por todas las generaciones del Pueblo del
Dios viviente sobre la Tierra y sobre esta tierra polaca , nos reúne
hoy aquí, al pie de la Madre Dolorosa de Kalwaria.
El señor Jesús dice: "hagan discípulos ... vayan y hagan discí-
pulos, hagan discípulos bautizando ... " y así nos indica que entre
hacer discípulos y bautizar hay un vínculo muy estrecho, casi
, .
organ1co.
¿Qué es el bautismo? r421 Cada niño durante la confirmación res-
ponde que el bautismo es el primero y el más necesario de los

42 En términos generales puede decirse que la diferencia entre bautizo y bau-


tismo es esta: bautismo es el sacramento, mientras que bautizo es la acción
de bautizar.

CATEQUESIS EN FAMILIA j 127


sacramentos. Que arranca el pecado original y que nos da la vida
divina y nos hace miembros de la Iglesia.
¿Qué es el bautismo? Dice el señor Jesús "deben nacer de nuevo"
(cfr. Jn 3, 7). Este es el nuevo nacimiento del hombre. Ha nacido
de la carne y de la sangre de sus padres , pero el nuevo nacimiento
del ser humano viene de Dios: "Deben nacer del Espíritu Santo"
del agua y del Espíritu Santo (cfr. Jn 3, 5). Este renacimiento por
el Espíritu Santo es el fruto incesante de la muerte y la resurrec-
ción de Cristo. San Pablo ciertamente nos enseña que durante el
bautizo somos inmersos (por eso el agua , el poder del agua), nos
vemos inmersos en la muerte de Cristo para renacer junto con Él.
El bautismo recibe , por tanto, la acción misma de Dios. Es la
acción del Padre , del Hijo y del Espíritu Santo . Es administrado
no sólo en el nombre de la Trinidad, sino que es administrado por
la Trinidad misma en el alma de cada ser humano. El bautizo es la
acción de Dios, la acción de Cristo . Es completado por la Iglesia,
pero siempre y en todas partes está marcada por su significado
divino , por su poder divino.
He aquí que el Señor Jesús mandando a los apóstoles dijo: "va-
yan y hagan discípulos; hagan discípulos bautizando ". Así nos
indica el estrecho vínculo que hay entre la acción de Dios, la ac-
ción de la Santísima Trinidad que se completa en el sacramento
del bautismo en cada uno de nosotros y la acción del hombre. El
ser humano debe enseñar, así como enseñaba Cristo: como ser
humano. Así debían enseñar los apóstoles, siguiendo sus pasos ,
andando; en el camino hacían discípulos. Y sobre los pasos de los
apóstoles debe enseñar la Iglesia, debe enseñar el ser humano. Es
necesario ligar íntimamente esta acción con la acción humana ,
con la enseñanza profunda , esta unión prácticamente orgánica

128 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


que se realiza entre la acción de Dios mediante la gracia en los
santos sacramentos y la acción del hombre que es la acción de la
Iglesia docente que se llama catequesis.
Hoy estamos reunidos aquí, queridos hermanos y también us-
tedes queridas hermanas para dedicamos a este problema: al de
la catequesis en modo muy particular. Sus rezos, sus reflexiones y
su sacrificio están dirigidos en este sentido. La catequesis que en
un modo muy íntimo une la enseñanza de la Iglesia con la acción
de Dios en el sacramento, debe adecuarse a esta acción divina
desde sus inicios. Jesús decía: "Hagan discípulos bautizando ..."
Recordemos que, entre las primeras generaciones de cristianos, el
bautizo era impartido más frecuentemente a personas adultas y
por eso la enseñanza, la catequesis y el catecumenado venía antes
del sacramento del santo bautismo. Sólo después de muchas ge-
neraciones se estableció la costumbre del bautizo para los recién
nacidos y, en consecuencia, la enseñanza debe venir después del
santo bautizo, debe suceder después de él. Así nos hemos forma-
do en esta costumbre durante tantos siglos. Es la experiencia de
la catequesis en la Iglesia la que nos enseña que debemos hacer
esto. El santo bautismo se recibe sólo una vez, pero su sello per-
manece en nosotros durante toda la vida. Cuando somos bautiza-
dos, permanecemos cristianos. El sello del bautismo se imprime
para siempre en nuestras almas.
Es por eso por lo que, si hemos recibido el bautismo cuando
éramos recién nacidos, necesitamos asociar dicho bautismo de
modo contundente con la enseñanza, es decir: tenemos que vin-
cular el bautismo con el hombre que se desarrolla y madura. Que
vaya junto con el desarrollo del niño o la niña que van crecien-
do en sabiduría y madurez humana. Junto a todos sus progresos
debe avanzar también la enseñanza de la fe, para que sigan siendo

CATEQUESIS EN FAMILIA 1 129


sus discípulos. El bautismo siempre permanece en nosotros. Por
eso nece sitam os unirlo íntimamente con la instrucción duran-
te cada etapa de nuestra vida. Comenzar en la infancia , sí, pero
seguir durante la juventu d hasta el periodo prematrimonial, la
edad en que los jóvenes ya son autosuficiente s y cuando llegan
a la madurez humana. En cada etapa es nece sario unir bautizo
e instrucción. En cada eta pa , en cada periodo de la vida humana
el bautismo está impreso en nosotro s y no s vuelve cristianos si,
además, acompañamos el crecimie nto de los niños con esta ins-
trucción "hagan discípulos " porque hay que "ir y hacer discípulos,
bauti zando ".
Por todo lo anterior, creo que la enseñanza debe crecer. No po-
demo s quedarnos satisfechos con una enseñanza elemental, con
una catequesis básica y nada más. Si nos contentamos con esto,
nos estaríamos condenando al llamado analfabetismo religio-
so secundario el cual hoy desafortunadamente se manifiesta en
grandes círculos de cristianos poco responsables. La ense ñanza
debe caminar paralelamente con los varios niveles y orientacio-
ne s de la educación. Es por eso por lo que la Santa Iglesia guía las
catequesis no sólo para los niños , no sólo para los jóvenes, no sólo
para los adultos. Guía las catequesis para todos y para ello se sirve
de muy diverso s programas.
Por eso se organizan, por ejemplo, los seminario s. Hoy aquí hay
seminaristas y diáconos. Hay sacerdotes que se han ordenado re-
cientemente. El seminario ha sido hecho para preparar al cristia-
no en la vocació n sacerdotal. En él se enseñan las tareas propia s
del ministerio sacerdotal y repre senta también un aspecto muy
particular de la catequesis.

130 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


También hay universidades católicas. En Polonia, por ejemplo,
existe la Universidad Católica de Lublín que funciona para ade-
cuar la enseñanza en los varios niveles de la educación humana ,
de la cultura humana. Porque también el hombre que es huma-
nista o el que es un físico o un matemático o aquel otro que es
un filósofo o médico; cada cual desde su disciplina debe poder
conservar y desarrollar el carácter del bautismo a través de una
enseñanza eficiente.
Pero, sobre todo , es importante la catequesis que prepara a los
jóvenes cristianos al sacramento del matrimonio. Si en los semi-
narios la preparación al sacramento del sacerdocio se efectúa me-
diante catequesis tan particulares, tanto que dura seis años o más,
entonces también este segundo sacramento social de la Iglesia, el
matrimonio, debería requerir una preparación fundamental. Para
que en su ámbito cristiano pueda desarrollarse esta vocación.
Todo esto es un tema fundamental en las catequesis. La cate-
quesis de la Iglesia en el mundo contemporáneo es un tema en
tomo al cual se reunirán los obispos de todo el mundo en octubre
de este año en Roma durante una sesión del sínodo. l43 l Dicho sí-
nodo reflexionará sobre el tema "La catequesis en nuestro tiem-
po". Los obispos se reunirán explícitamente para ello, porque se
trata de un problema que refiere a toda la Iglesia. También a la
Iglesia de Polonia.
Sabemos que, a causa de la supresión de la enseñanza de la re-
ligión en las escuelas, un hecho que tuvo lugar veinte años atrás

43 IV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos (30 de septiembre


- 29 de octubre de 19 77) .

CATEQUESIS EN FAMILIA 1131


y que luego se siguió realizando durante los años de 1930, la cate-
quesis es el trabajo principal de la Iglesia de Polonia.
El tema de la catequesis y la catequización es uno de los prin-
cipales problemas que afronta nuestro Sínodo Pastoral de la
Arquidiócesis de Cracovia. Justo ahora está en preparación un do-
cumento que recoge las principales indicaciones sobre este tema.
La catequesis es el problema principal de la Iglesia porque fue
Jesús mismo quien lo puso en estos términos. Jesús no dijo a sus
apóstoles sólo "vayan y bauticen", dijo "vayan y hagan discípulos
bautizando ". Es por eso por lo que la acción de Dios, la acción
sacramental debe estar acompañada de la acción humana , de la
enseñanza. Jesús confió esta enseñanza a los apóstoles, la puso
en manos de sus sucesores, muy particularmente en las manos
de los obispos y los sacerdotes, pero en realidad lo confió a toda
la Iglesia.
Por eso no podemos contentarnos con que el niño vaya al ca-
tecismo. A esta catequesis del muchacho debe corresponder una
catequesis completa dentro de su familia.
Y los padres y las madres, sobre todo los padres , no deben pen-
sar que este mandato de "hacer discípulos" la reali zará alguno
más en su lugar; que ellos pueden quedarse tranquilos sin mo-
ver un dedo. ¡No! Los padres no deben pensar que pueda ser así.
Puede que aún hoy lo piensen , porque sucede que los muchachos
van al catecismo, pero luego , el domingo se van de paseo. Somos
testigos de que hay muchachos que van más al catecismo que a
la Santa Misa dominical. La causa de esto sólo puede ser que los
padres y las madres entienden en modo equivocado sus deberes
cristianos.

132 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


La catequesis es el trabajo de toda la Iglesia: de los pastores, de
las hermanas. Todos ellos son de gran ayuda, pero es sobre todo
un trabajo de los padres y los laicos. Es necesario que nosotros,
sobre todo en los tiempos que vivimos, si queremos ser fieles a
Jesús, hagamos lo que él nos ha ordenado , esa misión sobre la
que Él mismo fundó la Iglesia. Si debemos ser fieles a esto, es ne-
cesario también que afrontemos el problema de la catequesis, la
catequización, como una cuestión universal que corresponde a
todos y cuya solución todos, cada uno de acuerdo con sus propias
posibilidades, tiene que ayudar a concretar.
¿Qué conclusiones prácticas podemos extraer de todo esto?
Muchas de ellas entran en lo que ya les dije hasta ahora, pero
vamos a tratar de examinar más detenidamente algunas de estas
conclusiones. Si la responsabilidad de la catequesis de la nueva
generación de cristianos en Polonia y en nuestra arquidiócesis,
de nuestros niños y nuestros jóvenes no sólo recae en obispos y
sacerdotes , si recae también sobre los adultos y en modo particular
sobre los padres, entonces los padres deben prestar su ayuda
muy particular en la obra de catequesis. Son ellos quienes deben
sostener la actividad de los pastores y de todos los catequistas en
sus respectivas parroquias.
¿Cómo deben prestar esta ayuda? Como ya sucede en la escuela.
Aquí hay muchos comités de padres. Pues bueno , que haya
también comités de padres para el catecismo. Que sea este un
trabajo social de los padres para la obra de catequización tanto
para los hijos propios como para los hijos de los demás, porque a
veces también es necesario preocuparse de los hijos de los demás.
Para aquellos cuyos padres están de acuerdo en que es necesaria
la catequesis, pero no hacen nada al respecto , ésta es una primera
solución.

CATEQUESIS EN FAMILIA l 133


En segundo lugar , es necesario que junto con la catequización
de los niños y los muchachos se eche a andar la de los adultos.
Los adultos o aquellos que están por serlo, hombres maduros al-
gunos u otros que están en fase de maduración. Ellos deben en-
tender que su fe, en lo que refiere al grado de consciencia debe
corresponder al grado de su instrucción profesional y al nivel de
consciencia social en la que viven. Hoy esta consciencia general
de la sociedad se ha elevado, no cabe duda. Puede ser que haya su-
cedido en una sola dirección , pero sin duda se eleva. Sin embargo,
es necesario que también nuestra consciencia católica se eleve en
modo proporcional. Todo esto está relacionado con la exigencia
de hacer una catequesis para los adultos.
No voy a entrar aquí en detalles de cómo debe de organizarse
esta vida , pero es claro que es necesaria. Es más: es indispensa-
ble. Pasamos a través de una prueba histórica mu y importante.
La Iglesia y el cristianismo en nuestra tierra polaca no sólo debe
resistir. Tiene que crecer, volverse más adulta, más plena. Esto, si
realmente tomamos en serio las palabras que Cristo dirigió a los
apóstoles y a todos nosotros "vayan y hagan discípulos. Bauticen
a todas las nacione s".
Yales he dicho que pasamos a través de una prueba histórica di-
fícil y ahora, habiendo llegado al final de mi reflexión , deseo decir
todavía algo con respecto a este propósito. Quiero decirles algo
para subrayar esto que es lo que más debemos defender como ca-
tólicos, como cristianos y como creyentes en Cristo, como nación
bauti zada: tenemos que defender, antes que nada, el derecho a
una escuela que no vuelva ateos a nuestros hijos. Tenemos este
derecho. Ninguno puede desconocerlo. Se pueden urdir complots
para acabar este derecho , pero no podemos permitir que dichos
complots se introduzcan en forma constitucional. Ello iría con-

134 1 ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


tra el respeto a los derechos humanos y nacionales. Frente a esta
clase de escuela que se quiere imponer ho y, tenemos que defen-
demos.
Hace algunos años me expresaba yo sobre el mismo tema, por-
que en aquel tiempo algunos órganos se movieron para llevar a
cabo un nuevo programa de instruc ción y educación que se mo-
vía en una sola dirección. Entonces comenzamos a alzar la voz y
la cuestión se atenuó un poco, pero los mismo s de entonces no
han renunciado.
Ha pasado el tiempo, pero el problema de la defensa del perfil
de escuela que es propiedad de la nación y de la sociedad es to-
davía nuestro. Pagamo s no sot ros mismo s por esta escuela, para
que nuestros hijos sean in struidos ahí. Defender el programa de
una escuela que no vuel va ateos a nuestros hijo s es fundamental.
Esta es la primera tarea de la cual depende también el problema
de la catequesis. Porqu e, ¿cómo se puede quitar el catecismo a
los niños a quienes se les imponen leyes supuestamente científi-
cas? Y lo recalco: supuestamente científicas, porque una cosa es la
ciencia, una cosa es la relación hone sta frente al trabajo científico
y otra es el ateísmo como programa político. Para un programa
como este último no puede servir la escuela.
Todos debemos defender la escuela. En esta cuestión no po-
demos dejar atrás el compromiso. Así afrontan el problema los
obispos polacos, lo enfrentan continuamente. Se busca tergi-
versar el concepto de la supuesta escuela colectiva, algo que va a
ocupar a los niños todo el día, los va a llevar lejos de sus padre s.
Los van a encerrar en internados para que puedan aprender má s
eficazmente. Eso dicen, pero no sot ro s sabemos que los progra-
ma s de este tipo no son aceptables en una soc iedad católica. El

CATEQUESIS EN FAMILIA l 135


obispado polaco lo repite continuamente a las autoridades de
nuestro estado.
Todo esto sin hablar también de las tentativas de reducir la
enseñanza de la religión a uno o dos días por semana. Se trata
de algo absurdo. En las parroquias grandes, en las que la hora de
religión alcanzan apenas una centena, se ha intentado reducir el
catecismo a uno o dos días a la semana. Esto es simplemente una
.,
provocac1on.
Ciertamente, todo lo que he dicho no es un hecho consumado.
Por ahora son proyectos , pero es mejor comenzar a hablar de los
proyectos para que no nos sorprendan con hechos. Hemos habla-
do de esto en un modo decisi vo unos años atrás aquí en Kalwaria.
Esta voz de la sociedad, expresada especialmente a través de los
obispos y los sacerdotes, ha sido escuchada. Ahora debemos de-
fender esto. Debemos defender nuestra nación contra el ateísmo
forzado, sea dónde se quiera llevar a cabo: en la escuela, en las
oficinas o en el ejército. En cualquier sede. El estado no tiene el
derecho de volvemos ateos porque el poder le viene de la nación.
Debemos defendernos frente a las diversas formas de esta laici-
dad forzada, de esta forzada secularización.
El señor Jesús dice: "vayan y hagan discípulos en todas las nacio-
nes ". Nosotros, reunidos aquí en el monte de Kalwaria , a los pies
de la Virgen Dolorosa deseamos poner en manos de nuestra Ma-
dre y Reina , el más caluroso agradecimiento por el hecho de que
nuestra nación haya sido bautizada hace miles de años. Porque
las órdenes de Cristo: "hagan discípulos de todas las naciones "
se realizó aquí hace ya mucho tiempo y aún se sigue realizando.
Al mismo tiempo debemos hacemos conscientes también de que
los tiempos que vivimos en nuestra católica nación polaca son de

136 1 ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


gran prueba. Tenemos que asumir juntos toda la responsabilidad,
expresar una disposición enorme para que esta enseñanza de las
ver dade s divinas que se inició hac e mil años, pueda seguir adelan-
te en nu estro tiempo a pe sar del supue sto desarrollo.
Justo por eso venimos aquí, para confiar todo esto a la Madre
de Dios: lo ponemos frente a ella. El lugar en el que no s encontra-
mos ha sido particularmente santificado por generaciones ente-
ras del pueblo de Dios de la arquidiócesis de Cracovia. Lo h emos
santificado por el contacto particular , cordial, filial y confiado.
Por nu estro contacto con la Madre de Dios. Hoy volvemos a este
lugar a confiar a Ella nues tro s problemas , nu estra vida, nuestras
familia s, nuestros hijos y la juventud, nuestro futuro, nue stra Pa-
tria, la Iglesia y nuestro pueblo. Venimo s para confiar todo esto
a Ella.
En este día de la Santísima Trinidad no s dirigimo s a Ella: Dios
te Salve, Hija de Dios Padre , Dios te Salve Esposa del Espíritu
Santo. Dio s te Salve, Templo de la Santísima Trinidad. Amén.

CATEQUESIS EN FAMILIA 1137


HOMILÍA CON OCASIÓN DEL 25 ANIVERSARIO
DE LAS BODAS DE BOZENA Y GABRIEL.
CRACOVIA, 26 DE DICIEMBRE DE 1977

Una vi a ogra
Queridos amigos Bozena y Gabriel, la Navidad del Señor porta
con ella una luz fundamental para cada persona. Esta luz es par-
ticularmente necesaria en el momento en que dos individuos de-
ciden unirse en matrimonio, construir una familia y asumir sus
empeños de padres ligados a la transmisión de la vida. Con res-
ponsabilidad hacia los nuevos seres humanos, los hijos. Es decir:
ustedes se han comprometido a educarlos. En este sentido, la luz
de la Navidad posee un significado particular. Incluso diría que
posee un significado fundamental porque hace crecer en noso-
tros la convicción con respecto al enorme valor que tiene el ser
humano.

44 Una vida cumplida. Nos hemos basado en la primera traducción italiana de


la homilía que ofreció el arzobispo Wojtyla en la capilla de la curia metro-
politana de Cracovia , el 26 de diciembre de 1977, con ocasión del veinticinco
aniversario del matrimonio de Bozena y Gabriel Turowski. La participación
en la fiesta de los amigos del grupo Srodowisko (Ambiente) permite apreciar
de cerca el misterio de la creación y la redención que se realiza en la historia
de cada pareja y cada familia. El texto polaco fue publicado en el libro de G.
Turowski , Karol Wojtyla . Przyjaciel, Kardynal, Papiez, Bialy Kruk, Kraków
2007, p. 58

138 1 ESPOSOS , AMlGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


A la luz de la Navidad vemos y sentimos que vale la pena ser
hombre s porque la humanidad merece estar personalmente uni-
da a Dios. Es por ello por lo que el ser humano tiene un sentido
tan profundo. Ser hombre o mujer no es cualquier cosa que ca-
rezca de sentido. Al contrario, repr esenta un valor. Vale la pena
ser humano. Pero es nece sario presentar a la humanidad unida ,
en comunidad con ella misma, así como nu estro Creador y Padre
pensó al ser humano desde el principio de los tiempos. El hombr e
no fue creado para la soledad. No, fue creado para relacionarse
con los demás. Así se realiza la humanidad , en una relación. El
matrimonio es un vínculo muy particular que además se puso
en evidencia desde el inicio , en Creación. Se confirmó y se pro-
fundi zó en el Evangelio, en la obra de la redención. Por eso vale
la pena ser hombr e y vivir la propia human idad en esta relación
particular cuya forma es el matrimonio y por tanto la familia. Vale
también la pena transmitir esta humanidad.
Al tiempo que vuelven ustedes a recordar cuando se casaron,
hace ya veinticinco años, en un día como ho y, ven todo esto
como un plan que en muchos sentido s se cumplió ya. Sí, en
muchos aspectos ya se reali zó. Y sin embargo vuel ven ustedes
para confirmar aquello que tuvo inicio hac e veinticinco años.
De hecho , han expresado que quieren volver a intercambiar los
mismos votos nupciales. Esos mi smo s que expresan la fidelidad
que han mantenido hasta hoy. También quieren expresar sus
deseos con respec to al futuro. Todo tuvo inic io frente al altar.
Fue un sacram ento al interior del misterio de la Navidad del
Señor; bajo su manto. Así inició y así dura hasta el día de hoy.
Han pasado veinticinco años . Cuántas cosas han pasado, cuán-
tas cosas han madurado. Pero aquello que hace veinticinco años
comen zó, sigu e durando. Ojalá que se desarrolle en una nueva

U NA VIDA LOGRADA l 139


dirección, en una nueva etapa de vida completada y confirmada
por la experiencia vivida. Esto que ho y tienen es fruto de gran
trabajo sobre ustedes y, al mismo tiempo, del sacramento de en-
tonces. El sacramento que plasma en la vida de dos seres huma-
nos, de dos personas, toda esta dimensión: "no te abandonaré
en todos los días de mi vida".

140 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


HOMILÍA EN EL INSTITUTO DE LA FAMILIA DE CRACOVIA,
15DE ENERO DE 1978

Esposo,

¡Sea loado Jesucristo! Deseo darles la bienvenida, queridos míos


al nuevo año de 1978. Deseo como ya he hecho otras veces, expre-
sar la alegría que me da el hecho de que se encuentren aquí en el
domingo, dedicados al estudio de la teología del matrimonio y de
la familia. Que la bendición de Dios los acompañe durante estos
encuentros en el curso del año que apenas inicia.
También quiero entrar en el tema del día que será definido de-
talladamente con ocasión de cada encuentro. Hoy hablaremos de

45 Esposo , siervo apóstol. Nos hemos basado en la primera traducción italia -


na de la homilía pronunciada el 15 de enero de 1978 en la capilla de la de
curia metropolitana de Cracovia a los participantes del Instituto de la Fa-
milia. Con este hecho se inauguró una nueva etapa de formación y estudio.
El cardenal profundiza en la visión evangélica de la peculiar vocación del
hombre en diversas etapas del amor y de la vida. El texto polaco con el tí-
tulo Odpowiedzialna milosé m~zczyzny. Homilia wygloszona na Studium
Teologii Malzerístwa I Rodzini (El amor responsable del hombre. Homilía
pronunciada en el Instituto de Teología del Matrimonio y la Familia) fue
publicado en K Wojtyla , edición a cargo de A. Bardecki, Znak , Kraków 1980 ,
pp. 482-48 7.

ESPOSO , SIERVO , APÓSTOL l 141


lo siguiente: la masculinidad. Se trata de un tema que confirma
que sistemáticamente deben ser analizados diversos aspectos de
la realidad del matrimonio y la familia vista como una vocación
del ser humano en general, pero en particular como una vocación
cristiana.
La masculinidad define al hombre como varón. Así lo define a
sí mismo , pero también con referencia a otro ser humano que es
la mujer. Seguimos aquí una realidad que vemos todos los días
con los ojos. Leemos la palabra de Dios que expresa dicha verdad
fundamental en el libro del Génesis, en las palabras del primer
capítulo: "Varón y hembra los creó" (cfr. Gen.I , 27).
La creación del ser humano se presenta en esta realidad única,
homogénea y al mismo tiempo dual. Esta dualidad se encuentra
en el hombre desde el principio de los tiempos. Es obra del Crea-
dor y en ella se expresa el misterio de Dios cuya profundidad es
impenetrable.
Lo que dice el libro del Génesis se confirma en la experiencia
cotidiana, pero invita a un análisis profundo del tema que han
escogido ustedes para la jornada de hoy. Quisiera profundizar en
ello a la luz de todo lo que nos ha dicho la liturgia de la Palabra.
Si seguimos atentamente las lecturas , encontraremos tres figu-
ras: el siervo, el apóstol y el precursor del Señor. El precursor del
Señor, Juan Bautista ha sido llamado por Cristo "amigo del Espo-
so" (cfr. Jn 3, 29). También aquí lo llamaré así.
Seguiremos estas tres definiciones del ser humano ofrecidas
por la Liturgia de la Palabra de hoy. Creo que podemos extraer
de ella una visión evangélica de las cuestiones en las que deben
ocuparse durante estos cursos y seminarios.

142 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


Comencemos por la última. Cristo ha llamado a Juan "amigo
del Esposo". Lo ha llamado así considerando la misión que tenía
que cumplir, pero sobre todo considerando la relación interior
con él. Se trata de una cuestión particular la relación entre Juan y
Cristo. Comenzó a evidenciarse en la Visitación que es parte ya de
la llamada divina. Culminó en el martirio del mensajero de Dios,
del precursor de Cristo. Jesús llamó a Juan "amigo del Esposo"
porque Cristo mismo es el Esposo. El Esposo del ser humano, el
Esposo de la Iglesia, el Esposo de la castidad, el Esposo de toda
alma humana. Bajo esta forma se le presenta en el Evangelio y
en las cartas de san Pablo. Desde hace mucho aparecía también
así en el Antiguo Testamento, particularmente en los profetas, en
lsaías, en Oseas y en Ezequiel: el Esposo.
El hombre está llamado a ser esposo. En particular está llamado
a ello si decide emprender el camino de la vida matrimonial y
a construir su propia familia. Además, abrazando esta vocación,
volviéndose esposo (hay otras expresiones más populares, pero
sólo quiero usar la evangélica) debe acordarse siempre de ser
"amigo del Esposo". Debe acordarse pues de que , antes de que
iniciase su amor, ella a quien él ama ya era amada.
Antes que nada , ella es hija de sus padres. Ya era amada por
ellos, pero más allá de esto, ella era y continúa siendo amada por
Dios eternamente. Se trata de un amor expresado en cada una
de las obras de la creación y de la redención. Dios es coherente
en su amor. Ni siquiera después del pecado del hombre , Dios ha
cesado de amarlo. Cumple la obra de redención para restituirl e
al ser humano la santidad, la plena dignidad y el valor que a los
ojos de Dios posee su criatura racional y espiritual, pero nunca ha
dejado de amarlo.

ESPOSO, SIERVO, APÓSTOL l 143


Es necesario por eso, recordar que la marca esencial de la mas-
culinidad, de los esposos, ya sea en la etapa de la amistad o en la
del noviazgo o en la etapa del matrimonio, en los diversos perio-
dos de su realización hasta la vejez, él es "el amigo del Esposo".
Porque ella ya era amada antes por Dios mismo.
Todo esto que ella es: su personalidad, su dignidad, su femini-
dad. Todo ello es don de Dios. Nosotros, como hombres, frente a
estos dones debemos recordar a Aquel a quien se los debemos. Se
trata de una dimensión poco conocida del amor. Creo que mu-
chos ya la han olvidado.
En el amor como se entiende hoy, como se habla de él, como se
le canta, se siente todo el subjetivismo y el egoísmo. Llamamos
amor aquello que sólo es un sentimiento momentáneo. Y lo lla-
mamos así hasta que desaparece. Cuando desaparece esta clase de
amor efímero, ya no hablamos de Él. Aparentemente termina el
amor en la vida humana, en las relaciones recíprocas de los mu-
chachos y las muchachas. A menudo, después de las bodas , en las
relaciones recíprocas de los maridos y las esposas ya no se habla
de esto porque creo que tenemos una concepción demasiado su-
perficial del amor.
Digámoslo claramente, los esposos han dejado de ser "amigos
del Esposo". Con muy poca frecuencia observan los deberes para
con Él. Y son deberes que están relacionados con la forma en que
se relacionan con sus novias y esposas.
Con respecto a la masculinidad, creo que necesitamos volver a
pensar detenidamente nuestra concepción del amor. Entenderlo
en todas sus dimensiones. La liturgia de la Palabra de hoy nos
habla también del siervo en la primera lectura del profeta lsaías.

144 1 ES PO SOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


Esta expresión, "siervo" aparece muchas veces en la Sagrada Es-
critura, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo. Se
puede decir que es una expresión continuada. Porque el Nuevo
Testamento no ha re tirado la "servidumbre ", no la ha suprimido
y, sin embargo, la ha colmado de un contenido nuevo. El conteni-
do nue vo de la palabra "siervo" se hace senti r sobre todo cuando
Cristo en vista de su pasión se inclina frente a los pies de los após-
toles y comienza a lavarles los pies diciendo que lo hace como
siervo, para darles un ejemplo de servicio.
En la mentalidad de hoy, una mentalidad caracterizada por la
tendencia a dominar, no se habla con gusto del servicio, de ser
servidor . Se trata de expresiones que, más bien han desaparecido
de nuestras relaciones sociales, porque el hombre no quiere ser
siervo, no quiere servir; cada uno busca ser superior e indepen-
diente . Y, sin embargo, en el Evangelio, el término existe, -en el
Antiguo y en el Nue vo Testamento-, y po see un sentido inextin-
guible y profundo. Otra vez, se trata de uno de esos términos que
no s permiten juzgar la verdadera masculinidad .
El hombre debe ser siervo, sobre todo cuando quiere ser esposo
al igual que Cristo, Cristo Esposo quien lavó los pies de sus após-
toles y subió a la cruz. Él mismo dijo que les había dado ejemplo
para que también ellos sirvieran como Él (cfr. Jn 13, 15).El hombre
debe ser siervo. Debe ser siervo de tantas cosas. En su profesión ,
en su vocación, en el matrimonio, en la familia. Debe ser siervo
de la sierva de Dios .
Porque la mujer en el matrimonio es sierva de la vida ; así como
María que dijo: "He aquí la sierva del seño r" (Le 1, 38), cuando
fue concebida en ella la Vida, la vida del Hombre que era Hijo
de Dios, Verbo Eterno. La mujer es sierva de la vida y ésta es su

ESPOSO, SIERVO, APÓSTOL l 145


vocación. En esta dirección camina la feminidad. Se trata de un
servicio expresado en toda la estructura de la feminidad. Un ser-
vicio que la feminidad madura debe poder apoyar en el siervo.
Si hoy por hoy el problema de la responsabilidad con respecto a
la vida , sobre todo con respecto a la vida recién concebida , la que
está por nacer , es tan urgente , necesitamos buscar las raíces en el
drama de la masculinidad , en la confusión de lo que es en reali-
dad ser varón. Se trata de una tendencia natural al dominio que
más bien debe armonizarse con la disposición a ser vir.
Si estas dos disposiciones no se entrecruzan y no encuentran en
el ser humano un equilibrio o, más bien , si el hombre no quiere
ser siervo , entonces destruye la feminidad; a la sierva del Señor , la
sierva de la vida. Este es el segundo carácter de la virilidad y sobre
de este necesitamos reflexionar profundamente. Para empezar
simplemente porque de este carácter se nos habla en la liturgia
de la Palabra del día de hoy.
No hemos agotado todo lo que podemos decir con respecto a
este tema. Hay tantas cosas que decir. Además , en las relaciones
actuales de pareja, en que los esposos comparten las responsa-
bilidades , ciertamente que se tiene que hacer sentir aún más el
llamado al servicio hacia los otros. En fin, que necesitamos re-
flexionar profundamente sobre este tema , sobre todo en sus pun-
tos más esenciales , ligados a la más grande responsabilidad del
hombre-esposo.
Por último, hay que hablar de la tercera marca que aparece en la
liturgia de la Palabra del día de hoy. En la carta de san Pablo se ha-
bla del apóstol cuya palabra también está ligada al varón. Porque
Cristo escogió a una mujer como Madre Suya y en ella confirma
y engrandece la maternidad. En tanto hombre también ha esco-

146 1 E SPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


gido a doce apóstoles para que fuesen prolongación de su minis-
terio. Ellos debieron crear los fundamentos de la Iglesia. Apósto l
significa enviado . En esta palabra, envío, se encierra un conten ido
grande, una espera, una apertura. ¿Qué significa enviar? Enviar
significa dar a alguien algo para que lo lleve a los demás.
Por eso necesitamos confirmar que el ser humano puede ser
enviado de muy distintos modos. Sin embargo, siendo esposos,
maridos o novios, lo primero a lo que hemos sido enviados es a
esta viña del Señor para que con sus parejas la trabajen desde el
inicio y la hagan crecer . Como buenos trabajadores de la viña,
tienen que cultivarla. Es aquí a donde han sido enviados. Esta es
su misión. He aquí su apostolado.
Se trata de un apostolado que se expresa en modos muy diver-
sos, sobre todo en la gran responsabilidad hacia las personas que
junto con el esposo constituyen a la familia. Es una responsabili-
dad compartida con la mujer en tanto persona , con toda su femi-
nidad , con toda la específica riqueza del contenido humano que
debe a su Creador y Redentor. El hombre debe compartir con ella
la responsabilidad de los hijos, su educación. La educación de los
hijos es el apostolado del hombre como esposo, como marido ,
como padre. Es un apostolado que determina por comp leto su
masculinidad. Educar requiere de esta virilidad, sobre todo frente
a algunas cuestiones relacionadas con la vida y muy particular-
mente en ciertos periodos de la vida de los hijos.
He aquí otro tema sobre el que tenemos que poder reflexionar
al interior de ese otro tema del día de hoy, la masculinidad. En
fin. Termino aquí. Estoy contento de que traten ustedes con tanta
profundidad estas cuestiones de la preparación al matrimonio y
la familia. Que ellas sean aquí, en esta casa, objeto de un estudio

ESPOSO , SIERVO, APÓSTOL l 147


particular de teología y de vida familiar. Les deseo a todos ustedes
y a sus maestros, abundantes gracias y la bendición del Señor en
el nuevo año que inicia para nosotros con el recuerdo del naci-
miento de Jesucristo, nuestro Salvador. Amén.

148 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


HOMILÍA DURANTE LA CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO
DE PEDRO y MARTHA
EN CRACOVIA EL 28 DE ENERO DE 1978

461
Sean una cosa so a[
Apenas ha terminado la litur gia de la Palabra. Hemos escuchado
un fragmento de la Carta de san Juan y un fragmento de su evan-
gelio. La carta de san Juan , como sucede siempre con el apóstol,
habla del amor. El evangelio de Juan en el fragmento de hoy in-
cluye la oración a Cristo por la unidad: "sean también ellos en
nosotros una cosa sola" (cfr. Jn 17, 21). El Salmo cantado entre la
primera y la segunda lectura, entre la lectura y el Evangelio , ofre-
ce gloria a Dios con las palabras: "de la gracia del Señor está llena
la tierra" (cfr. Sal. 33, 5).
Toda la liturgia, la Palabra de Dios que hemos escuchado, es
para nosotros aquí reunidos y particularmente para ustedes , para

46 Sean una sola cosa, primera publicación de una homilía inédita que fue pro-
nunciada por el cardenal Karol Wojtyla el 28 de enero de 1978 en Cracovia,
durante la celebración del sacramento del matrimonio. Es una reflexión
sobre el origen y la perspectiva sobrenatural del amor conyugal y familiar,
basada en el testimonio de san Juan Evangelista. La transcripción con el tí-
tulo de Homilía wygloszona w czasie slubu, 28 l 1978 Homil ía pronunciada
durante una celebración de bodas el 28 de enero de 1978) se conserva en el
archivo de la Curia Metropolitana de Cracovia y tiene la signatura AKKW E
11117/126.

SEAN UNA COSA SOLA j 149


ti Pedro y para ti Martha, para ustedes , como si fuese escrita y
proclamada justo para el día de sus bodas. Dentro de un mo-
mento deben acercarse aún más al altar, deberán contraer ma-
trimonio, intercambiar promesas y jurar delante de Dios. Será un
momento grandioso.
Pero antes de que suceda todo esto, antes de recibir sus jura-
mentos en nombre de la Iglesia y en nombre de Dios, antes de
bendecirlos , no pudo dejar de recordar hoy que hace veinticinco
años bendije a tus padres. Esto testimonia que el tiempo pasará-
pido, que los hijos son la medida vital de la de los propios padres.
Testimonia también que, aunque todo lo que hagamos en la tie-
rra y en el cielo pasará , la Palabra de Dios no pasará. No cambiará
nunca (cfr. Mt 24, 35).
Por tanto, aférrense a esta Palabra que no cambia, esto que para
ustedes es hoy más importante que nunca. Cada día más impor-
tante durante toda su vida. Aprendan la verdad sobre el amor. Así
como se les presenta el día de ho y. Exactamente así. De ninguna
otra manera.
Se puede decir que en este momento todo les habla del amor.
Todos hablan del amor que ho y los conduce al altar. Les habla del
amor el corazón, sus afectos, sus sentimientos.
Con todo y todo, aún así, deben reflexionar mucho en tomo a
lo que del amor les está diciendo la Palabra de Dios , es decir, lo
que escribió san Juan. Escribe algo aparentemente muy extraño.
Al menos así podría parecer a quien piensa que el amor proviene
del hombre; a quien quiere ver la fuente del amor en el corazón
humano o tal vez sólo en los sentidos del ser humano. Al límite ,
tal vez, pero siempre dentro del ámbito de la voluntad humana.
Pero san Juan escribe que Dios no s ha amado primero (cfr. Jn 4,

150 1 ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


19). Antes de cualquier amor humano está Su Amor. Su Amor por
cada uno de nosotros.
De modo que, si es verdad que el amor de los esposos, de los
novios, de los cónyuges ha sido concebido en el corazón y en la
voluntad, también es cierto que este amor corresponde con toda
una realidad psicofísica del hombre. Se trata de algo que incluye
al alma y al cuerpo. Todo esto es verdad, pero hay algo todavía
más profundo. La verdad divina es esta: que Dios nos ha amado
primero, que el amor encuentra en Él todo principio.
¿Por qué les digo esto? Antes que nada, para que puedan
entender bien su amor, así como ha sido concebido y como se
está concibiendo dentro de ustedes en este momento. Si bien vie-
ne de ustedes, al mismo tiempo, en su nivel más profundo, en
su plenitud auténtica, es un don y es una gracia. Este amor suyo
es, por tanto, un don y una gracia de Dios mismo para ustedes.
Necesitamos agradecer este don acogiéndolo, así como lo hacen
hoy. Acogiéndolo como un camino que los dirige toda la vida en
una vocación común. Esta es la primera razón por la que les hablo
de esto.
La segunda razón va más allá. Quiero hablar del sentido de los
días y de los años recorridos, por ejemplo, por sus padres y otras
tantas personas que ustedes conocen. Ustedes recorrerán poco a
poco este mismo sendero. Poco a poco irán pasando los días, las
semanas, los meses y los años de su vida común. Una vez en el li-
bro de un gran escritor polaco contemporáneo leí una frase muy
interesante. Es un libro autobiográfico en que el autor describe su
propio noviazgo. Y hay ahí una expresión que parece bastante ex-
traña en la pluma de un joven escritor, un novio. Es algo que dice a
su compañera que también es muy joven, como Martha y como tú,

SEAN UNA COSA SOLA 1151


Pedro. Dice: "de ahora en adelante envejeceremos juntos ". Hay que
pensar al amor desde esta perspectiva. Aquello que dirán dentro
de poco los obliga a pensar en el amor desde esta dimensión: que
se amarán hasta el día de su muerte. Sólo en esta verdad existe el
amor. Y se trata de una verdad referida al amor suyo, pero no sólo
a él, también al de todos aquellos que han emprendido un camino
similar. "El amor es más fuerte que la muerte" dice el Cantar de los
cantares (cfr. Ct. 8, 6). No te dejaré hasta que la muerte nos separe.
Al amor hay que pensarlo desde esta perspectiva. Sé que uste-
des piensan así. Seguramente cuentan con la fuerza que sienten
dentro de ustedes. Justo por eso deseo pensar con ustedes en la
frase del apóstol a la que apenas me he referido: "Dios nos ha
amado primero".
En el camino compartido de esta vida humana sucede que el
amor joven, fresco; esta fuerza que acompaña el periodo del no-
viazgo y hasta el día de las bodas, de pronto parece extinguirse.
Pero es justamente entonces que debe abrirse su dimensión más
profunda. Es entonces que tenemos que entender de lo que está
hablando el apóstol. El amor es de Dios y Dios es el amor. Por
esto les pido encarecidamente que tomen conciencia de esto. De
que deben acoger hoy mismo su amor como una gracia y un don.
Porque justamente se trata de un don que los va a empeñar de
modo profundo durante toda su vida. También es cierto que el
don posee en sí mismo una fuerza mucho más grande de lo que
pensamos. Es una dimensión más grande que cualquier otra cosa
que provenga del hombre, ya sea de sus sentidos o de sus senti-
mientos. El amor de Dios es el más importante.
Todos nosotros nos reunimos aquí para participar en este gran
evento de su vida. Es un momento decisivo. Y todos nosotros es-

152 1E SPO SOS , AMIGOS DEL ESP O SO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


tamos muy agradecidos con Cristo porque ahora, cuando deben
unirse frente a esta perspectiva tan grande: "hasta la muerte",
Cristo se presenta ante ustedes como quien reza por la unidad:
"Padre , que ellos se vuelvan una misma cosa". Cristo lo dijo di-
rectamente a quienes participaron con Él en sus rezos en el ce-
náculo , la tarde de su pasión. Lo dijo a todos los hombres hasta
el fin del mundo y al mismo tiempo a cada uno personalmente.
Podemo s, por tanto, también nosotros atrevernos a decir: "Padre
que ellos sean con nosotros una sola cosa".
Hoy en este altar se renovará el Sacrificio, la Eucaristía. Con
ella se renovará su rezo lleno de significado particularmente di-
rigido a ustedes. Todos nosotros , participantes en este misterio,
queremos rezar con todo el corazón esta oración de Cristo. Ora-
remos por su unidad, para que sean fieles para toda la vida, para
que construyan unidos una familia como la que crearon, antes de
ustedes, sus padres. Esto es la familia, unidad. Rezamos también
para que sepan transmitir esta unidad a los hombr es nuevo s, a sus
hijos. Para que transmitan esta herencia mara villosa de verdad y
amor que viene de Dios.
Se trata de una herencia que implica que sólo el amor salva.
Sean ustedes mismos partícip es de la obra divina de salvación.
Sean realizadores de los caminos de su vocación matrimonial.
Amén.

SEAN UNA COSA SOLA l 153


CARTA PARA LA CUARESMA. 30 DE ENERO DE 1978

No cometerás
a u terio[ 471

1. Orden moral
En el contexto del jubil eo ligado al aniversario número no vecien-
tos del mini sterio pastoral de san Estanislao, cada año, al inicio de
la Cuaresma, nuestra reflexión se centra en los mandamientos
de Dios. Siguiendo este camino buscamos resalta r los fundamen-

47 No cometerás adulterio, es la versión mejorada y revisada de la carta pastoral


para la Cuaresma sobre la dignidad de la sexualidad vivida en el sacramento
del matrimonio. Fue firmada por el cardenal, el 30 de enero de 1978 y fue
leída más tarde en el primer domingo de Cuaresma , el 12 de febrero de 1978
en todas las Misas celebradas en cada iglesia de la arquidiócesis. El texto
fue parcialmente publicado en italiano con el título Dignidad matrimonial:
una vocación. Carta cuaresmal en K. Wojtyla , Cristo ha renacido . Homilía
para la Pascua , edición a cargo de C. Giarrana - M. Grzes iuk , traducción
de C. Giarratana y J. Korzeniewska , Librería Editrice Vaticana , Ciudad del
Vaticano , 1983, pp. 36-41. El texto polaco con el título List paterski na Wielki
Post (Carta pastoral de Cuaresma) fue publicado en K. Wojtyla , Nauczyciel i
pasterz. Listy pasterskie - Komunikaty - Zarzqdzenia . 1959-1978 edición a
cargo de M. Jagosz , Osrodek Dokumentacji Pontyfikatu Jana Pawla 11, Rzym
1987, pp 725-729.

154 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


tos del orden moral por el que san Estanislao se volvió, en tierra
polaca , intérprete y patrono.
Este año queremos tocar en la carta cuaresmal dirigida a toda
la Iglesia de Cracovia el sexto mandamiento del Decálogo: "no
cometerás adulterio" (Ex. 20, 14). Si bien este tema será tratado
indirectamente en la carta anual del episcopado con motivo de la
solemnidad de la Sagrada Familia, vale la pena poner ahora aten-
ción sobre este hecho y analizar la unidad y la continuidad de
la ley moral expresada en los diez mandamientos de Dios. Por
ello nos sentimos obligados a tratar este año la cuestión del sexto
mandamiento. Aun así, sin repetir las cuestiones que ya recuer-
dan, nuestra intención es tocar esta raíz sobre la que crece el ár-
bol completo de la moral cristiana y humana.

2. El bien que Dios mismo quiere


proteger

Los mandamientos conciernen los momentos fundamentales


de la convivencia humana y asumieron expresión en la Antigua
Alianza. Se trata de este "no" que más de una vez dictó Dios a los
hombres: "no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no
pronunciarás falso testimonio ... " (Ex. 20, 13-17). En las cuestio-
nes fundamentales, este "no" de Dios posee una fuerza expresi-
va muy particular. El mandamiento "no cometerás adulterio,"
refiere directamente al matrimonio que , siguiendo la misma ley
divina, constituye la unión sacramental indisoluble entre un

No COMETERÁS ADULTERIO l 155


hombre y una mujer: "el hombre dejará a su padre y a su madre
y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne" (Gen. 2,
14). Esta unión como la apreciamos en el mandamiento es la
misma que en las costumbres de diversos pueblos y culturas.
Se concreta en la unión de la casa y del tálamo. "No cometerás
adulterio " significa que no romperás y no destruirás esta unión.
Debes preservarla y protegerla como bien fundamental del or-
den humano, social y moral.
Dicho bien ha sido puesto de relieve en toda su simplicidad
junto con toda su profundidad por el juramento prestado por los
esposos que reciben en la Iglesia el sacramento del matrimonio.
Ellos se prometen "amor, fidelidad y honestidad conyugal hasta
la muerte". Las palabras del juramento confirman plenamente el
bien que el sexto mandamiento está salvaguardando. Y si bien
la forma de prohibición, "no cometerás adulterio ", indica sobre
todo el mal del que el hombre debe guardarse , la autoridad de
esta prohibición está dirigida a un bien, el bien primario que
Dios defiende. Se trata del bien de dos personas que, expresando
la promesa sacramental , se vuelven cónyuges. Por extensión se
trata también de defender a los hijos y en última instancia a la so-
ciedad cuya fuerza moral y cuyo bienestar dependen del amor , la
fidelidad y la honestidad de todo matrimonio. Por consiguiente ,
todos estos bienes están ligados con el sexto mandamiento del
Decálogo: "no cometerás adulterio".
Este mandamiento se refiere directa e inmediatamente a los
cónyuges. Indica la absoluta necesidad de limitar las relaciones
conyugales a una comunidad humana fundamental que en el
juramento de la fidelidad sacramental implica una unión "hasta
la muerte ". Los cónyuges reciben la bendición divina para poder
acoger y educar a los hijos fruto de esta relación. Así, el man-

156 1ESP O SO S, AMIGOS DE L ESPOS O - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


damiento refiere indirectamente a todas las otras personas, a
todos los seres humanos impone el respeto hacia un hombre o
una mujer que ya son una carne con otra persona. En un sentido
amplio el sexto mandamiento procura el respeto de una sexua-
lidad ordenada pues, en efecto, la sexualidad está en conexión
estrecha con la dignidad humana y con la responsabilidad hacia
toda vida nueva en lo que respecta a la paternidad y la mater-
nidad que desde el inicio del sacramento está presente en las
relaciones conyugales del hombre y la mujer. El mandamiento
"no cometerás adulterio" requiere, por tanto, la castidad en la
vida personal y social mientras que condena todo aquello que la
violenta o la amenaza.
Contrasta también lo que respecta a las costumbres, las artes,
ciertos espectáculos o los medios de comunicación masiva que
tienden a destruir este clima de castidad y, al mismo tiempo,
amenazan el gran bien que Dios quiere proteger. Dios, en tanto
creador, en tanto Padre redentor; Dios que ha amado al hombre
llamándolo a la existencia "en el alma y en el cuerpo", a su ima-
gen y semejanza, indica al ser humano el camino de la verda d y
el amor.

3. ''Sean reconocidos ... Den frutos''

Tratamos de entender plenamente el amor que mueve a Dios a


decir al hombre "no cometerás adulterio". A la luz de estas sim-
ples y contundentes acciones, queremos mostrar las consecuen-
cias que tendría el rechazo al sexto mandamiento del Decálogo

No COMETERÁS ADULTERIO l 157


como principio moral que sigue las palabras de Cristo Señor: "Por
sus frutos los serán conocidos ... no puede un árbol malo producir
frutos buenos" (Mt 7,17-18).
Antes que nada , tenemos que preguntarnos si, ignorando este
mandamiento, podemos realmente servir al ser humano , a la
familia, a la nación. ¿Qué sucedería si renunciáramos a él? Es
obvio que, a pesar de todas las apariencias o formas de enmas-
carar la realidad, la desobediencia de este mandamiento devalúa
la existencia humana y los bienes más fundamentales del ser
humano. El amor comienza a ser sobrepasado por la explota-
ción, la fidelidad por el cálculo, la honestidad por la disolución.
En todos los casos se pierde el verdadero valor del ser humano.
Es cierto que Cristo Señor salvó a la mujer adúltera de ser lapi-
dada: "quien entre ustedes esté libre de pecado que tire la pri-
mera piedra ", pero también es cierto que después le dijo: "vete
y no peques más" (Jn. 8, 6-11). Lo que El Señor estaba haciendo
era salvar a la persona humana de la vergüe nza y el desprecio
para después reclamar de ella mismo el respeto a sí misma, a
su propio valor y su dignidad. Debemos acoger la elocuencia
de estas palabras de Cristo también hoy. Todo aquello que es
contrario al mandamiento "no cometerás adulterio" amenaza
directamente la dignidad humana y por ello está completamen-
te equivocada esa frase que tanto se cita: "a aquellos que aman
todo les está permitido". Esta frase no dice toda la verdad, que
es muy distinta: quienes siguen el verdadero amor no pueden
nunca separarlo del profundo sentido de responsabilidad frente
a todo lo que están haciendo.
Se trata por de una responsabilidad frente al otro. Del hombre
por la mujer y de la mujer por el hombre. Dicha responsabilidad
se extiende a los hijos quienes tienen el derecho pleno de tener

158 1 ESPOSOS , AMlGOS DEL ESPOSO - PRlMERA PARTE: HOMILÍAS


una absoluta confianza en sus padres y por tanto en la recíproca
fidelidad conyugal que ellos se deben. A este derecho corres-
ponde el deber de los padres y de toda la generación adulta. Los
hijos merecen esta confianza. Sin ella serían destruidos los vín-
culos fundamentales de la familia. Se perdería toda seguridad,
vendría la inseguridad y, finalmente , una atmósfera de cinismo.
Se trata sólo de unas pocas consecuencias, muy dolorosa s, de lo
que sucede a quien ignora el mandamiento de Dios: "no come-
terás adulterio".
Cristo Señor, después de haber dicho a la mujer salvada de la
lapidación: "ve y no peques más," dijo a otra mujer, a la samarita-
na en el pozo: "ese que ahora tienes no es tu marido, porque has
tenido cinco" (cfr. Jn 4,17-18). Estas palabras resultan elocuente-
mente en los tiempos que vivimos y en los que ha crecido tanto el
número de divorcios.
Que los maridos cambien fácilmente a su mujer y que las
mujeres cambien a sus maridos, ¿no es síntoma de una cierta
corrupción del principio de fidelidad? ¿No pagamos con ello la
falta de obediencia hacia el sexto mandamiento del Decálogo?
Esta corrupción alcanza muchas veces el corazón de los más
jóvenes. La falta de respeto hacia la castidad prematrimonial
conduce a epílogos trágicos. A veces sucede que las menores
de edad inician una nueva etapa de su vida destruyendo la
vida que llevan en su vientre. Han destruido una vida a causa
de la falta de castidad antes del matrimonio. ¿No vemos en
estos resultados la supresión de la voz del Amor eterno que
dicta Dios mismo en el mandamiento? "Por sus frutos los co-
nocerán " (Mt 7,17).

No COMETERÁS ADULTERIO l 159


4. Buscar los caminos

En estos tiempos nuestros que están marcados por el signo de la


duda con respecto a los valores fundamentales, debemos buscar
todo camino posible que permita salvaguardar la fidelidad del amor
y la honestidad conyugales. Si Cristo Señor dijo: "El hombre no se-
pare lo que Dios ha unido " (Me 10 , 9), quiere decir que el hombre
no sólo debería observar el sexto mandamiento divino , sino que
puede hacerlo , que tiene que aprender a colaborar con la gracia de
Dios que no se le niega nunca a quien la busca sinceramente.
La colaboración con la gracia divina en este campo debe seguir,
por tanto, el camino personal de oración, vigilancia y trabajo con
uno mismo . Estamos hablando de una lucha contra las tentacio-
nes y la concupiscencia de la carne. Es un camino de búsqueda de
la verdad con respecto al cuerpo y el sexo. Un camino propio del
Evangelio y la tradición noble de moral de toda cultura humana.
El hombre vive junto a los otros. Por ello, para crear un clim a de
castidad, es necesario un auténtico empeño social. Debemos hacer
todo lo posible para que los seres humanos, sobre todo los jóvenes ,
no duden del valor de la castidad y la fidelidad matrimoniales , para
que evalúen la posibilidad de dedicarse al servicio del amor y la vida
en un matrimonio indisoluble, esto es, a la medida de la vocación
de quien sólo está buscando realizarse en la vida eterna .
Por otra parte , el clima que existe en la cultura actual impide y
obstaculiza este propósito. Cada vez resulta más importante una
preparación cuidadosa del matrimonio , el sacramento sobre el que
está basada no sólo la familia sino, indirectamente , toda la comuni-
dad humana: la comunidad de la nación, la comunidad de la Iglesia.

160 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


La preparación al sacramento del matrimonio constituye, por
tanto, una forma particular de catequesis en que se hacen sentir
tanto las verdades de Dios como las verdades de la ciencia huma-
na. Porque los novios al iniciar su vida conyugal aprenden a dis-
tinguir aquello que edifica el amor, la fidelidad y la honestidad de
todo lo que, por otra parte, la amenaza y destruye. Justamente por
eso es necesario acompañar esta preparación con fervorosas ora-
ciones, pidiendo la gracia de perseverar en el bien que Dios quiere
proteger tanto en los mandamientos como en los sacramentos.
Hoy que entramos en tiempos de Cuaresma, nos acercamos a
Dios con disposición nueva. Para escuchar todas sus palabras y
mandamientos. Una de estas palabras es este contundente "no
cometerás adulterio". Busquemos de nuevo esta verdad y su fuer-
za vinculante. Demos al mandamiento ciudadanía plena en nues-
tra consciencia. Tanto en la vida personal como en la vida pública.
Son palabras de verdad eterna. La verdad del amor. Seamos fieles.
Es verdad que el sexto mandamiento presenta exigencias al ser
humano, pero lo ayuda a actuar bien. Y sin duda es difícil actuar
bien sin ponerse exigencias, sin aceptar estas exigencias.
Que la Cuaresma sea para todos nosotros un periodo en que, a
través de la escucha de la Palabra de Dios, la oración y la memoria
de la pasión de nuestro Redentor, encontremos nuestras almas
confortadas con la palabra de Cristo: "quien haya perdido su vida
por causa mía y del Evangelio, la encontrará" (cfr. Mt 10, 39). Ora-
mos también para ser capaces de ayudarnos a llevar los pesos que
cada uno de nosotros cargamos (cfr. Gal 6, 2) y para que a todos
se nos conceda compartir la alegría de la resurrección de Cristo
Nuestro Señor.

No COMETERÁS ADULTERIO 1161


HOMILÍA DURANTE LA CELEBRACIÓN
DE UNAS BODAS EN 1978

,
E amores mas
gran e ue e
om re 481

Todos los que estamos aquí reunidos representamos a la Iglesia


que desea hoy a estos nuevos esposos la bendición y la gracia de
la vocación que han elegido. Los bendecimos en el camino de la
vida matrimonial y la gracia mediante las cuales, los caminos
de la vida conyugal conducen a Dios.
La Iglesia aquí reunida ruega por ello. Con esta intención ce-
lebramos el Santísimo Sacrificio. Con esta intención hablan no
sólo nuestras bocas , también nuestros corazones. Abracemos

48 El amor es más grande que el hombre, primera publicación de una homilía


inédita que probablemente, y de acuerdo con el número de catálogo, fue
pronunciada en 1978. El cardenal repite con claridad que la medida del amor
de pareja y familia es el misterio divino revelado en los espo nsales de Cristo
con la iglesia. La transcripción con el título Homilía wygloszona w czasie
slubu (Homilía pronunciada durante una celebración de bodas) está custo-
diada en el Archivo de la Curia Metropolitana de Cracovia y tiene la signatu-
ra AKKWE 11117/127.

162 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


a los nuevos esposos con todo el corazón. Deseamos para ellos
todo aquello que el Señor mismo desea para los hombres, para
sus hijos. Un camino sobre el que, desde el principio de la historia
humana (habiéndolos creado hombre y mujer) Él quiere unir en
el amor a dos personas que, a su vez, darán vida a nuevos seres
humanos. Desde el principio de los tiempos el Creador ha queri-
do que el matrimonio y la familia fuesen un sacramento primor-
dial, vocación fundamental en el ser humano.
Hoy, Él lo quiere para ustedes. Así lo vemos y así lo entende-
mos a la luz de la fe. Esto que tendrá lugar dentro de poco es
fruto de su decisión y su amor. A la luz de la fe vemos también
una elección de Dios mismo: su voluntad y su camino. Deseamos
que ustedes procedan por este camino portando en sus corazones
la bendición de Dios mismo, Padre, Hijo y Espíritu Santo y que,
además, lleven con ustedes su gracia, la de la vocación matrimo-
nial, la gracia del sacramento matrimonial.
Que todo esto se les conceda, queridos novios, cumplir en su
vida este amor del que hablan las lecturas de hoy, la Palabra de
Dios durante la Santa Misa. Que el amor del que Cristo dice: es
el mandamiento más grande; el amor que san Pablo define bajo
todos sus aspectos como benévolo, paciente y que no busca su
propio interés (cfr. 1Cor 12, 4-5) se cumpla en ustedes.
Tal vez la característica más completa del amor, la más pene-
trante de todas sea la que encontramos en el capítulo 13de la Pri-
mera Carta de san Pablo a los Corintios: el amor es más grande
que el hombre. La Sagrada Escritura dice que "Dios es amor". (cfr.
1 Jn 4,8). Sin embargo, todo hombre en el camino de su propia
vida debe realizar una pequeña parte de dicho amor. En el camino
de su vida común deben también realizar una pequeña parte de

EL AMOR ES MÁS GRANDE QUE EL HOMBRE 1163


este amor, una parte que es única , irrepetible y que está destinada
sólo a ustedes , está proyectada por Dios y pagada con la Cruz de
Cristo. Es un amor que ha sido trabajado por Él. Es en esta direc-
ción particular de la felicidad hacia la cual ustedes deben dirigirse
desde el día de hoy.
Les deseamos con toda el alma, que puedan llevar a realización,
hasta el fin de sus vidas este proyecto único , irrepetible y deseado
por Dios, esta parte del amor que tendrá lugar cada día, paso a
paso. El amor es más grande que el hombre , pero esta parte que
hoy será destinada a ustedes, confiada a ustedes, este amor debe
colmar toda su vida.
Por esto ahora, hincados frente al altar dentro de poco, se ju-
rarán amor, fidelidad y honestidad conyuga l. Jurarán que no se
abandonarán nunca, hasta el día de su muerte. Porque ésta es la
medida del Amor. La medida que conocemos aquí en la tierra,
entregar la vida. Y sin embargo hay una parte desconocida , un
misterio divino inscrito en el corazón mismo de Dios. Deben
alcanzar este misterio ayudándose recíprocamente y contribu-
yendo a su salvación al mismo tiempo que acompañan a quienes
Dios confía hoy como cónyuges suyos y a quienes confiará como
hijos más adelante.
Los acompañe pues, queridos, respetables futuros esposos, la
bendición de Dios y la gracia por todos los días de su vida. Amén .

164 1 ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


FELICITACIONES DE PASC UA
A LOS TRABAJADORES DEL EDIFICIO
PARA LA PASTORAL DE LA FAMILIA,
CRACOVIA, 8 DE ABRIL DE 1978

Hay do s tiempos del año vinculados ent re sí, en los que podemos
encontramos con nosotros mismos. Ambos está n ligados a Jesu-
cristo . Uno de ellos es el sitio en que directamente lo encontra-
mo s a Él; es un sitio en que gozamos porque ha nacido : el pesebre
de Belén. Nos encontra mo s en to mo Suyo. Es un niño pequeño
que apenas ha nacido en una gruta, sobre el heno. Cuánto quisié-
ramo s conservar todo el tiempo posible esta presencia del niño

49 Serán mis testigos. Nos hemos basado en la primera traducción italiana de


la meditación que tuvo lugar el 18 de abril de 1978 en la capilla de la Curia
Metropolitana de Cracovia , durante el tradicional encuentro con los cola -
boradores de la Oficina para la pastoral de la familia de la arquidiócesis de
Cracovia en tiempo de Pascua. Un momento de oración siguió a la consigna
de las misiones canónicas entregadas a los nuevos colaboradores de la pasto -
ral familiar . El arzobispo aprovechó la ocasión de estos dos momentos para
hacer ver que la comunión conyugal y familiar es una forma particular y vital
de las misiones de los laicos en la iglesia . El texto polaco fue publicado en K.
Wojtyla , "B~dziecie mi swiadkarni ..." Zyczenia wielkanocne dla wspólpra -
cowników Duszpartertwa Rodzin ("Seréis mis testigos... "Felicitaciones
pascuales a los colaboradores de la oficina para la pastoral de la familia ) en
"Nasza Rodzina" l (1978) 3, pp. 4-5.

SERÁN MIS TESTIGOS 1165


frente a nosotros. Así es el clima de nuestros encuentros en el
periodo de la Navidad del Señor tan lleno de intercambios, de
felicitaciones y tradicionales cantos de Navidad.
Sin embargo, la vida tiene sus reglas. También el año litúrgico
las tiene. Así pues , hay otro tiempo en que nos encontramos, es
un lugar en que Jesús no está. Es su tumba. La primera noticia
que tenemos de la resurrección se expresa en estas palabras: "no
está aquí, la tumba está vacía" (cfr. Mt. 28, 6). Estas palabras sobre
la tumba de Jesús son la primera evidencia para entender quién
es realmente Él, el resucitado. Aunque fue crucificado y sepul-
tado, como todos los hombres , ha resucitado. En ese tiempo de
encuentro vivimos con él el misterio de Jesucristo.
Hoy nos encontramos en este segundo momento. El de ho y es
un encuentro pascual. Siguiendo nuestra s tradiciones polacas ,
este tiempo está ligado a la bendición de la comida y así debe
ser. rsoi
Sin embargo, quisiera decir algo sobre estas palabras que recor-
damos con ocasión del encuentro pascual , "no está aquí, ha resu-
citado" (cfr. Le. 24, 6). Ellas son sólo unas pocas de las primeras
palabras en torno a la Verdad de la Pascua. Hay otras palabras de
dicha Verdad que deri van de Cristo mismo. Porque Cristo resu-
citado no deja a sus discípulos. Ni a los primeros los ha dejado ni
a los sucesivos, de modo que no nos ha abandonado. No nos deja
solos en este evento, frente a esta tumba vacía. Más adelante ven-
drá hacia sus apóstoles y esto es muy significativo. Cuando viene

50 El Sábado Santo en Polonia se celebra tradicionalmente el rito de la bendi-


ción de la comida (swü;cone). Esta comida después se comparte en familia
durante el Domingo de Pascua.

166 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


a sus discípulos, lo hace como Aquel que dice "serán mis testigos"
(cfr. Jn 20, 22; Hch r,8). He aquí por qué nuestros encuentros pas-
cuales no forman sólo un clima sino más bien un peso específico,
es algo muy distinto. Todo lo que vivimos durante los encuentros
cercanos a la Vigilia de Navidad son sólo la anticipación, el pre-
ludio , de aquello que debe suceder en nuestros encuentros pas-
cuales.
Porque estos encuentros deben ser vividos con toda autentici-
dad, empaparnos de la presencia de Cristo. Deben resonar en no-
sotros como en los discípulos estas palabras: "recibirán el Espíritu
Santo" y también: "serán mis testigos". Por ello tal vez, estos se-
gundos encuentros resultan más exigentes y quizá incluso menos
difundidos. Las tradiciones no se han enraizado tan fuertemente
en tomo a este segundo tipo de encuentros, los pascuales , porque
el hombre siempre prefiere todo lo que resulta más fácil.
Pues bueno, nos encontramos en esta reunión de Pascua para
vivir, antes que nada, el estupor ante la tumba vacía: la alegría de
la resurrección. Sobre todo, nos encontramos para escuchar otra
vez las palabras de Cristo: "reciban el Espíritu Santo" y "sean mis
.
testigos ".

Quiero dar la más cordial bienvenida a todos los presentes que


representan aquí justamente este testimonio de lealtad que los
matrimonio s y las familias de la Iglesia de Cracovia quieren dar
al Cristo resucitado. De hecho , de esto se trata. Nosotros aquí
somos los representantes del mandamiento misionero.
Los cónyuges, los padres , las parejas y las familias han sido pie-
dra angular sobre la que se levanta este proceso que es el Concilio
Vaticano 11.Somos representantes de esta misión en la que todos
somos conscientes del mandamiento misionero hacia los laicos.

SERÁN MIS TESTIGOS 1167


Se trata de un mandamiento dirigido específicamente a quienes
están formando una vida matrimonial y familiar.
Porque no se trata tan solo de una forma de vida sino, sobre
todo, de una misión y un mandamiento. Y tanto el uno como el
otro emergen de la resurrección y de todo el misterio de Cristo. El
mismo misterio al que se refieren las palabras: "sean mis testigos".
Cuando nos encontramos aquí, queridos señores, pienso siem-
pre en el hecho de que a través de ustedes se expresa un caluroso
deseo de nuestra familia católica, de la familia de nuestra Iglesia
de Cracovia: la de ser testigos de Cristo. No es un testimonio fá-
cil. Ni siquiera es un testimonio menor al que tenemos que dar
nosotro s, el clero, los pastores o los religioso s. Este testimonio
tal vez sea el más difícil, pero no se trata de comparar niveles de
dificultad. Lo que necesitamos antes que nada es confirmar que
se trata de un testimonio ofrecido a Cristo mismo que posee una
especificidad de la que debemos aprender muchas cosas.
Muchas veces he escuchado estas palabras: si los curas se pre-
paran al sacerdocio durante seis años de seminario; si el novicio
y el postulante se preparan para la vida religiosa , debería haber
instituciones que prepararan en forma similar para la vida matri-
monial. Y es cierto. El laicado es una vocación que tiene su propia
especificidad importante y difícil. Creo que todo aquello de lo que
se ocupa tanto la pastoral familiar como el Instituto de la Familia,
es el equivalente del semi nario diocesano; es un equivalente del
noviciado en lo que refiere a la creación de parejas y familias. Es
un equivalente que no es del todo suficiente, pero en efecto, es
real.
Por todo lo anterior aprecio mucho su presencia aquí ho y y so-
bre todo el hecho de que sean así, que pien sen así, que hayan sen-

168 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


tido esta necesidad; que en el nombre de la urgencia de la misión
que se les ha encomendado se hayan reunido en torno a sus pas-
tores y su obispo. Que lo hagan con tanto sacrificio y también con
esa consciencia de que cada día su compromiso será más grande.
Todo esto nos confirma el crecimiento de un proceso realmente
grande e importante: el apostolado de los laicos en nuestra ar-
quidiócesis desde su base más profunda. Les agradezco caluro-
samente por esto. Cada encuentro me da mucha alegría, sobre
todo por una razón fundamental: que están aquí trabajando en
todo esto. Dedicando tanto tiempo a este tema que requiere tan-
ta atención, tanto tiempo y estudio . Así debe ser hecho.
La vocación cristiana es una realidad muy rica. No se pue-
de responder a ella con fórmulas superficiales. Necesitamos
prestar atención a sus misterios , aprehender los. Este grande y
multiforme "aprender a ser cristianos" es una característica par-
ticularmente compleja de nuestros tiempos . En este proceso de
aprender el cristianismo resulta muy importante aprender de la
vida conyugal y familiar. Estamos hablado de algo enorme y, al
mismo tiempo, muy específico.
Si hay algo que quiero desearles con ocasión de este encuentro
es que cada día participen más de estas palabras del Señor: "serán
mis testigos". También de las palabras "reciban el Espíritu Santo".
Deseo que cada día participen más y que cada día reciban más
plenamente el Espíritu Santo . El mismo que se les otorgó con el
bautismo y en el matrimonio. De hecho , el matrimonio litúrgico
no puede celebrarse si no es invocando al Espíritu Santo. El Es-
píritu Santo les es dado en el matrimonio, en el sacramento, para
que dependan cada vez más de Él y encuentren en Él cada día más
luz y fuerza para ser sus testigos. Antes que nada, lo serán con
ayuda de este testimonio inmanente , interior, dentro de ustedes

SERÁN MIS TESTIGOS 1169


mismos. El marido será testigo de la mujer y la mujer del marido,
los padres de los hijos. Más adelante serán testigos mediante el
testimonio que empapa a toda su comunidad. Como subraya la
Iglesia contemporánea, por ejemplo, el Concilio y el Santo Padre
en la encíclica Humarz¿eVit.:ecuyo décimo aniversario recorda-
mos este año. Las parejas dan testimonio de las parejas. Efectiva-
mente, son testimonio de una vida coherente con la ley de Dios ;
un testimonio coherente con la bendición de transmitir la vida,
coherente con la gracia de la vocación educativa de quienes son
padres como ustedes.
Que Dios permita realizar en su s matrimonios esta bendición;
que les regale la gracia para servir a los otros, para que se cumpla
en ustedes esta irradiación salvadora. La de las parejas y las fami-
lias que viven en nuestra sociedad y nuestra Iglesia.
Deseo todo esto para ustedes. No son deseos fáciles de recibir,
pero creo que no puedo desear para ustedes otra cosa. Esta clase
de cosas tenemos que extraerlas de la Verdad de la resurrección y
de lo que Jesucristo otorgó después de su resurrección a sus após-
toles y a sus discípulos. Si hemos extraído estas verdades de la
resurrección, entonces no podemos desear otra cosa. Por eso les
deseo justamente esto. Espero que nos entendamos bien y que
ustedes escuchen estos deseos de su obispo así. Obviamente les
estoy deseando una copiosa bendición de Dios en su vida cotidia-
na , en su trabajo. Les deseo también alegría para su comunidad,
para su amor, para sus hijos, para su educación, para tener un éxi-
to auténtico. Les deseo todo esto: el verdadero bien del hombre ,
un bien hacia el cual nos encaminamos. Les deseo la consolación
y el apoyo necesarios para mantenerse firmes en los momentos
difíciles, cuando parezca que faltan fuerzas y que su vida no está
del todo bien. Cuando parezca que ya no serán capaz de reali-

170 1 ESPOSOS , AM IGOS DEL ESPOSO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


zar ciertas cosas. También esto es parte de la vida humana y por
tanto necesitamos particularmente de una consciencia que sepa
que todo está inscrito en el diseño de la Providencia y de que fi-
nalmente , como sea, el mal sirve al bien. Deseo también que sean
capaces de esta fe.
Por último , quiero agradecer al grupo musical que ha contri-
buido a este encuentro pascual. Este grupo nos ha recordado mis
deseos con estas palabras que acaban de cantar: "quiero caminar
junto a ti". Que también esto se realice en ustedes. "Quie ro ca-
minar junto a ti". Y grito: Señor, guíame. Que esto se realice en
todas las personas que están aquí presentes; en cada pareja y en
cada familia. Que Cristo camine junto a ustedes y ustedes junto
a Él. Que sea directamente Él quien los guíe. Que esto se realice
en todas las parejas y las familias de nuestra Iglesia de Cracovia.
¡Sea loado Jesucristo!

SERÁN MIS TESTIGOS l 171


DESPUÉS DE LA CONSIGNA DE LAS MISIONES CANÓNICAS A
LOS NUEVOS TRABAJADORES DE LA PASTORAL FAMILIAR

Los certificados que apenas hemos consignado son en cierto


sentido , una verificación exterior del trabajo que han hecho en
esta Oficina para la pastoral de la familia con la finalidad de pre-
pararlos para ser consultores familiares. Se trata de un encargo
muy complejo y delicado , pero hoy es más urgente que nunca.
Cada vez sentimos más la necesidad de ustedes en la Iglesia y
en la sociedad. Hay, además , muchos campos y orientaciones
diversas en este sentido. Algunos de estos campos son cristia-
nos , pero otros no. Hay algunos incluso que están marcados por
el laicismo y el naturalismo. Es mu y importante comprender el
motivo por el que estos comportamientos se distinguen radi-
calmente. Por qué la laicidad de nuestra sociedad, es decir , una
cierta descristianización , está teniendo lugar justamente al ni-
vel de los comportamientos más básicos. Son comportamientos
que no son cristianos , aunque la gente no siempre se de cuenta
de ello.
Por eso es importantísima la presencia en la sociedad de per-
sonas que tengan una plena consciencia de cuáles comporta-
mientos son auténticamente cristianos y por qué lo son. Sólo así
podremos frenar en cierta medida este proceso de laicidad de la
sociedad. Necesitamos promover todos los instrumentos a nues-
tro alcance
Obviamente no sólo tratamos de hacerlo desde el punto de vis-
ta de la acción o de la reacción , sino que tratamos de alcanzar
todo ello a nivel de un testimonio que queremos ofrecer a Cristo.
Es un testimonio al que estamos obligados y es por eso por lo que ,

172 1ESPOSOS , AMIGOS DE L ESPO SO - PRIMERA PARTE: HOMILÍAS


como ya hemos dicho antes en la capilla, deseo que sean testigos
de Cristo. Estos son nuestros deseos para la Pascua.
Quiero agradecer mucho a todas las personas que se han pre-
parado para este evento. Quiero agradecer sobre todo a la Oficina
para la Pastoral de la Familia y al Instituto de la Familia que, de
modo coherente, trabaja para aumentar el número de las perso-
nas conscientes y responsables en este campo del apostolado de
las parejas y de las familias en nuestra arquidiócesis. Les estoy
inmensamente agradecido. Creo que la colaboración de ustedes
es preciosa. Siempre en contacto con las misiones pastorales de
los obispos y los sacerdotes. Hoy, con ocasión de este encuentro ,
les agradezco cordialmente por ello.
A todos deseo también que este trabajo para el que se ha.n pre-
parado ya sea fructuoso y eficaz. Conociendo su diócesis, no sólo
por causa de estos encuentros, sino también desde la realidad pa-
rroquial, estoy consciente de lo difícil de su trabajo. A menudo las
personas bien preparadas se encuentran como frente a un vacío.
Parece que su disposición no rinde frutos, no encuentra destino.
Es así porque toda esta realidad es extremadamente delicada y
exige una gran cautela; requiere crear las condiciones adecuadas,
crear una mentalidad nueva para que las cuestiones más delica-
das de nuestra sociedad, las cuestiones más íntimas y humanas
puedan volverse objeto de su apostolado y su consulta.

DESPUÉS DE LA CONSIGNA DE LAS MISIONES CANÓNICAS 1173


SEGUNDA PARTE
Escritos
Traducción Mtro. Gerardo Echeagaray

ex1ones
so re e matrimonio
Las fiestas de la Natividad del Señor asumen para nosotros , de
manera particular, un carácter familiar. No es un hecho casual ,
más aún , tiene una base y un fundamento preciso que para la ma-
yoría de las personas es difícil comprender en su profundidad.
Hablamos , en este caso, de personas creyentes y de aquellos que
caen en el círculo de la influencia del pensamiento cristiano. En
Polonia, como sabemos, no son tantos. Cada año, las fiestas de
Navidad nos lo recuerdan. No tendría sentido sostener que con la
llegada de la noche buena las dificultades religiosas desaparecen
y el horizonte del pensamiento de todas las personas polacas, se
vuelve cristiano. Seguramente no es así. Sin embargo , no se pue-
de negar que estas fiestas desvelan una cierta dimensión la cual
concluye en un posible encuentro con la verdad cristiana, a pesar
de las diferentes dificultades ideológicas o incluso sus negacio-
nes. En nuestra reflexión buscaremos tomar y profundizar esta
dimensión. Obviamente , esta profundización debe ser necesa-
riamente de naturaleza teológica. Su objeto , de hecho , no puede
ser abordado diversamente ; en este caso, incluso un ateo debe
dejar espacio al teólogo, aunque no comparta el meritum de su
reflexión.
Tomar esta dimensión particular del pensamiento común de
tantísimas personas nos sirve como base para poder analizar , al
menos parcialmente, la fundamental cuestión de la vida humana.

176 1ESPOSOS , AM IGOS DEL ESP O SO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


Este artículo, de hecho, tratará del sacramento del matrimonio e
intentará presentarlo conforme a la verdad de la Natividad (como
explicaremos a continuación). El matrimonio, en cuanto a comu-
nión fecunda de personas , que da la vida, y en cuanto a fundamen-
to de la familia , en un cierto modo, es siempre un sacramento,
es decir, una realidad que lleva en sí el signo de Dios-Creador y
Dador de la vida. Es verdad que un ateo no podrá aceptar ple-
namente esta verdad, pero ya que no puede dejar de considerar
que el matrimonio es una comunión fecundada de personas y, en
efecto, sería difícil negarlo, ya en principio , encontramos que una
base común de pensamiento es una razón para tratar juntos los
mismo s problemas.
Estas reflexiones son una profundización teológica de algunas
cuestiones humanas fundamentales. El estudio teológico no les
quitará su carácter humano. Por el contrario, lo resaltará aún
más. Por lo tanto, solo es necesario liberarse de los prejuicios para
poder ver junto a las mismas realidades en la dimensión revelada
por las fiestas navideña s.

1. A las bases del personalismo

El cristianismo se funda en el misterio dela Encarnación. Dios-Hijo,


asumiendo una naturale za completamente humana, se hizo
carne de la misma manera que todo hombre es carne. Frente a
esto, todas las cosas de la carne, es decir, todas las preguntas del
hombre presuponen su corporeidad y se realizan claramente en
el cuerpo; han entrado en la órbita de este nuevo evento. En pri-

REFLEXIONES SOBRE EL MATRIMONIO 1177


mer lugar , fue necesario resaltar su contenido humano en este
evento. En el conocimiento de un creyente, el significado de esta
afirmación puede elevar el espíritu, iluminarlo , pero igualmente,
inquietarlo. Para poder penetrar en el contenido de esta afirma-
ción trataremos de distinguir tres órdenes que de alguna manera
surgen del mister io de la Encarnación: el orden de la persona , el
orden de la gracia y el orden del sacramento.

a. El orden de la persona

Debe recordarse que el misterio de la Encarnación suscitó, en los


primeros siglos del cristianismo una serie interminable de inves-
tigaciones y controversias sobre el problema de la relación entre
la persona y la naturaleza. Se trataba de una cierta comprensión,
accesible a la razón humana , de los misterios de Dios en Tres Per-
sonas y de Dios Encarnado. Estas investigaciones trajeron direc-
tamente un esfuerzo por comprender la pregunta sobre Dios, que
nunca más en la historia de la Iglesia se manifestó. En efecto, con
ello viene elaborado el concepto fundamental de persona , que
en relación con la naturaleza significa siempre un ser espiritual-
mente individualizado y libre. La dimensión espiritual -la inteli-
gencia y la libertad- , pertenece exclusivamente a la persona. La
naturaleza puede ser inteligente , es decir, dotada de inteligencia y
libre voluntad solo cuando existe en la persona , en cuanto sujeto
propio del ser y del actuar.
En aquel momento, todas estas afirmaciones y reflexiones se
referían sobre todo a la realidad divina. Sin embargo, se convir-
tieron en una preparación indirecta para una comprensión más
radical del hombre y fueron una introducción al personalismo en

178 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


las ciencias humanas. El hecho mismo de que ese tipo de per-
sonalismo se formó sobre la base del conocimiento de Dios, so-
bre la base del misterio de la Encamación, tiene un significado
elocuente. Esto determinó los matices cristianos específicos del
personalismo. Entre el hombre y Dios existe un cierto vínculo
fundamental , debido a que el hombre es una persona y también
Dios es un ser personal, en un sentido particular: la naturaleza
divina existe en lo inconcebible de Tres Personas. Este vínculo,
arraigado en una cierta similitud, no elimina la desproporción to-
tal de las naturalezas de Dios y del hombre , sin embargo, crea los
pasos para aceptar la existencia de un elemento de la naturaleza
divina en la humana. Después de la caída de Adán, toda la huma-
nidad encuentra el fundamento de esta identidad en el misterio
de la Encamación: la Natividad de Cristo.

b. El orden de la gracia

El orden de la gracia consiste en esto. La gracia lleva al hombre


cerca de Dios. Esta cercanía objetiva a Dios es igual a la santidad,
por lo tanto, la gracia santifica. Santifica porque compromete
la naturaleza del alma y sus facultades con los elementos de la
vida de Dios. Son esas características reales que llamamos gra-
cia santificante: fe, esperanza, caridad, dones del Espíritu Santo,
que representan las primicias de la vida nueva de la persona. La
persona humana en su vida espiritual se basa en estos recursos,
en esta dotación de la naturaleza que se ha arraigado en ella
como gracia. Aprovechando la gracia, la persona vive una nue va
vida espiritual, una vida sobrenatural cuyo grado depende de la
actualización de los recursos de la gracia. Gracias a la relación

REFLEXIONES SOBRE EL MATRIMONIO 1 179


entre hombre-persona y Dios-Tres Personas , se vuelven adecua-
das y corresponden con los planes e intenciones del Creador
hacia la humanidad. Estas reflexiones nos permiten entender
mejor el tema del sacramento del matrimonio. Las energías de
la sobre-naturaleza de la gracia están ocultas en la naturaleza ,
en la naturaleza de las personas que se unen por medio del ma -
trimonio. Estas fuerzas pueden actualizarse hacia arriba o hacia
abajo. Todo lo anterior depende de su actualización de la santi-
dad del hombre , su cercanía objetiva a Dios , el nivel de la unión
con Él. La santidad de su unión , su cercanía objetiva a Dios. De
la misma manera, el grado de actualización de las fuerzas so-
brenaturales en las personas unidas a través del sacramento del
matrimonio dependen de la santidad de su unión, de su objetiva
cercanía a Dios. El hombre es, ante todo, cercano a Dios y simi-
lar a Él gracias a su personalidad y, en segundo lugar, porque
la vida de la persona está llena de elementos sobrenaturales. El
matrimonio está, ante todo, cerca de Dios como una comunión
de personas fundadas en el amor; aquí encontramos una cierta
analogía con la unión de las Personas en la Trinidad. En una
característica superior, la pareja está cercana a Dios, como co-
munión amorosa de personas , de hombre y mujer, fundada en el
misterio de la Encarnación: el misterio de la gracia que penetra
y se fusiona en la naturaleza. Este es precisamente el sacramen-
to cristiano del matrimonio. Vemos que, a través del misterio de
la Encarnación, esta realidad humana que es el matrimonio está
profundamente arraigada en Dios. Este hecho, una vez más, es
capaz de levantar e iluminar, sin embargo, puede disgustar y
asustar, especialmente si se compara con la evidente debilidad
de los hombres que se convierten en partícipes de esa extraordi-
naria cercanía con Dios.

180 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


c. El orden del sacramento

Es precisamente la debilidad humana lo que explica el orden sa-


cramental de una manera especial. El misterio de la Encamación
de Dios entró en la totalidad de la naturaleza humana , y eso in-
cluye también el "cuerpo ", que de alguna manera es sinónimo de
esa naturaleza. De esta manera, el "cuerpo ", que es el cuerpo del
Hombre-Cristo , se convierte en un signo visible, es un prototipo
de todos los signos visibles de este género. Estos , durante muchos
siglos, han llevado en la Iglesia , el nombre de sacramentos.
El sacramento es un signo visible y efectivo de la gracia: el hom-
bre que es "cuerpo ", a través del sacramento se convierte en partíci-
pe de lo que es divino, esencialmente sobrenatural; de esta manera
todo sacramento, por su propia esencia, es como si estuviera re-
produciendo la Encamación a una dimensión menor , en la escala
de la persona o, si se trata de matrimonio , en la escala de dos per-
sonas. Así, reproduciendo la Encamación , al mismo tiempo , el sa-
cramento la prolonga y la extiende. De hecho, la Encamación debe
expandirse en todos los hombres, haciendo a todos partícipes de la
adopción como hijos de Dios, semejantes a Dios-Hijo Encamado.
El sacramento, como un signo efic.az de la gracia, crea en la na-
turaleza las fuerzas sobrenaturales que hacen posible la plenitud
de la vida de la persona humana; plenitud que significa la vida de
acuerdo con los planes y de acuerdo con las intenciones del Crea-
dor hacia la humanidad. Aquellas fuerzas hacen posible la vida
de la persona humana , pero aún no la llevan a plenitud. Extraer
de esta fuerza todo lo que contiene y hacer que entre en la vida
personal, es ya una tarea en la persona o de las personas que a
través del sacramento entran en la órbita de la gracia. En cuanto

REFLEXIONES SOBRE EL MATRIMONIO 1181


al sacramento del matrimonio, este hecho tiene un significado
especial, aquí en realidad hay dos personas que entran en la ór-
bita de la gracia al mismo tiempo. Más aún, una de las personas
debe entrar al mismo tiempo en el otro y justamente al entrar en
esta órbita, es cuando se crea el sacramento del matrimonio. Son
ellos mismos, los ministros del sacramento: si una de las perso-
nas careciera de su autonomía y de la expresión de una decisión
madura, no existe el sacramento y, al mismo tiempo, no habría
la gracia que crea el sacramento del matrimonio en las personas.
Estas dos personas son , el uno para el otro, instrumentos directos
de la acción de Dios y, en cierto modo , también conductores de
la corriente de vida que está en Él, y de la cual se convierten en
participantes a través de el sacramento. Completamos esta ima-
gen con todo lo que hemos dicho sobre el orden de la gracia y el
orden de la persona para obtener el cuadro integral del matrimo-
nio cristiano. Esta visión presupone el misterio de la Encarnación
en toda su profundidad , su contenido y su dinamismo específico.
Solo aquel que pueda asumir esa visión, al menos en cierta medi-
da, será capaz de comprender la santidad objetiva del matrimonio
cristiano y considerar las razones de su indisolubilidad con una
convicción profundamente arraigada.

2. Educación al matrimonio - cultura


de la persona

Todo hombre debe reconocer que el problema principal del ma-


trimonio es el problema de la persona. En su esencia, el matri-

182 1E SPOS OS, AMIGO S DEL ESPO SO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


monio es comunión de personas y no solo una combinación y
un vínculo de acuerdo con las reglas del sex-appeal de dos natu-
ralezas un poco diferentes -masculina y femenina-. Por otro
lado , el matrimonio es, sin duda, un vínculo de la naturaleza,
pero esto aún no determina su especificidad humana. En la na-
turaleza misma, en su diferencia sexual psicofísica aún no se en-
cuentran las bases suficientes de ese amor al que la pareja debe
su principio y su existencia. El amor humano es siempre un acto
de la persona y también se dirige hacia la persona. El rico y com-
plejo escenario de las manifestaciones psicofísicas que lo acom-
pañan o incluso lo determinan no puede, sin embargo, ocultar
su principal carácter personal. El amor no se puede descompo-
ner y reducir a una suma de estas manifestaciones , no se limita
solo a ellas. Es una totalidad, tal como es el hombre. El hombre
como totalidad es persona , por otro lado , el amor es un acto
del hombre; tanto total como profundamente involucrado, es
siempre un acto de la persona.
Solo la filosofía es capaz de comprender y explicar el núcleo
de este carácter de la persona y de este carácter del amor hu-
mano. Las ciencias exactas, requieren una cierta desintegra-
ción, una cierta división metodológica de la totalidad del ser
humano en una serie de temas y aspectos, analizándolos por
separado y estableciendo la regularidad propia de cada uno de
ellos. En consecuencia, la fisiología puede analizar uno de los
factores del amor sexual, pero por sí sola no es capaz de definir
completamente su esencia; solo puede iluminarla desde una
cierta perspectiva. Esta iluminación es preciosa para la com-
presión de la integridad del amor, pero no es suficiente para
este propósito. La psicología iluminará la misma pregunta des-
de otro lado , pero incluso si no captura su contenido completo,

REFLEXIONES SOBRE EL MATRIMONIO 1183


parece acercarse a ello más que la sexología fisiológica. Por otro
lado , incluso la sociología puede tener mucho que decir en este
campo, ya que iluminará el trasfondo social del problema , pero
también debe presuponer un concepto fisiológico de la persona
y del amor.
La preparación para el matrimonio significa la educación de
personas, hombres y mujeres , hasta la madurez específica que es
necesaria en la vida matrimonial. Esta preparación debe basarse
en el conocimiento, por lo que debe incluir todo lo que , sobre el
tema de la vida sexua l, del amor y de la familia dicen la fisiología,
la psicología , la sociología y cualquier otra ciencia que entre en el
campo de estos problemas. Sin embargo, todos estos elementos
deben siempre integrarse mediante la sumisión a la persona , al
hombre en su totalidad.
Por esta razón , el papel principal dentro de la preparación al
matrimonio pertenece a la ética. Hay dos enfoques para los pro-
blemas objetivos de la ética: uno parte de las mismas normas , de
su contenido formal y de las conexiones lógica s recíprocas ; la otra
parte más bien del sujeto al cual se refieren las normas, es decir,
mira el lado del hombre y sus acciones. Ambos enfoques deben
someter los aspectos particulares de la ciencia sobre el hombre.
La ética presupone a la persona integral, su potencialidad total y
también específica, por lo que se convierte en la dimensión prin-
cipal de la preparación al matrimonio , así como de cualquier pre-
paración a las cuestiones de la vida humana en cada tema. Sigue
siendo muy importante que la ética vea al hombre-persona (so-
bre todo en la esfera de la vida social) siempre en dos momentos:
como es y como debe ser. Siempre está iluminado por una visión
integral del hombre , del hombre perfecto, de la cual carecen to-
das las ciencias exactas.

184 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


Sobre la base de esta doble mirada sobre el tema del hombre, na-
ció la doctrina sobre las virtudes, significativa sólo para la ética; es
decir, sobre las disposicio nes típicas única y exclusivamente para
la persona , que la hacen buena en cuanto persona , contribuyendo
en varios aspectos a la bondad de su vida personal. Ninguna otra
ciencia humana pudo elaborar la doctrina sobre las virtudes sino
solo aquella que la ve como totalidad actual y potencial.
Gracias a la doctrina sobre las virt udes (areteología),la ética es
al mismo tiempo la base -la única base apropiada- para la peda-
gogía. La preparación al matrimonio es la educación de las perso-
nas a la madurez necesaria en la vida de pareja , y en principio , una
cuestión de virtud. Al meno s desde la época de Aristóteles, es sa-
bido que el camino que conduce desde la doctrina de las virtudes
a las virtudes humanas en la vida es bastante largo. Corre a través
del campo de la voluntad, la esfera de las emociones e impulsos
humanos ; luego la esfera analizada por el fisiólogo y el psicólogo.
El resultado de la investigación de cada uno de ellos será integra-
do por la ética gracias a su propia visión del hombre , a través de
dos momentos: cómo es y cómo debe ser. La comprensión de la
per sona parece ser un factor sin el cual, ni siquiera los resultados
más modernos de las ciencias empíricas, de la fisiología , de la psi-
cología o de la sociología, pueden contribuir realmente en la pre-
paración para el matrimonio. Más aún, pueden inclu so destruir
el trabajo y hacerlo unilateral. El matrimonio requiere , ante todo,
la cultura de la persona.
¿Qué es la << cultura de la persona >>
? Sin dar una respuesta ex-
plícita , solo digamos que es difícil poseer y cultivar si no incluye
una visión suficientemente fundada y fuerte sobre la visión de la
persona , de su ser, de las habilidades (superiore s e inferiores), de
su destino. De esta visión depende , entre otras cosas, si el mismo

REFLEXIONES SOBRE EL MATRIMONIO 1185


amor sexual corresponderá al nivel de la dignidad de las personas.
Obviamente, no se trata de formular una teoría sobre el problema
de la persona , se piensa en hacer posible que la visión de la perso-
na siempre modele efectivamente todo lo que pertenece tanto a
la preparación del matrimonio como al matrimonio mismo.
Además, la preparación al matrimonio es ciertamente una fun-
ción de la sociedad: la totalidad de la sociedad en el sentido más
amplio es implícito, y también en el sentido más restrictivo y más
explícito de aquella parte que se llama ambiente. Cuando en la
sociedad disminuye la cultura de la persona , - y esto puede su-
ceder, incluso de una man era tremenda, al contemporáneamente
al desarrollo de la prosperidad económica o, por decirlo mejor, el
lujo- entonces no hay otros medios para la preparación alma-
trimonio que la creación de ambientes y entornos en la socie-
dad en los cuales sea posible un crecimiento de la cultura de una
persona. Estos entornos, a pe sar de las pérdidas y derrotas, con-
tinuarán desempeñando su pap el. Al mismo tiempo, debemos
hacer presente a toda la socieda d, al mayor número de per sona s
posible, que el futuro del matrimonio, de todas las parejas y de
cada pareja depende de todos y de cada uno nosotros, del nivel de
cultura de la persona que hemos desarrollado.
La preparación del sacramento del matrimonio es un problema
un poco diverso. En las sociedades cristianas, simplemente se
identifica con la preparación al matrimonio , pero esto no sig-
nifica que no podamos o no debamos resaltar algunas diferen-
cias. Aunque no se puede dudar de que el matrimonio cristiano
fundado en el sacramento debe ser, en primer lugar , sano en el
sentido natural , la sacramentalidad aporta nue vos contenidos
que no se reconocen sin el apoyo del misterio de la Encarnación.
Sobre la base de este misterio del Evangelio, la cultura de la per-

186 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


sona adquiere nu evos significados. La preparación al sacramento
del matrimonio consiste en la asimilación de estos significados ,
en su interiorización en los pensami entos , en el corazón y en la
voluntad de cada hombre intere sado. Dado que toda la socie-
dad está implícitamente interesada , también ella en su totalidad,
debe asimilar radicalmente el hecho de que Dio s-Hijo "se hi zo
carne".
Pero cuando la sociedad ha reconocido que, a pesar de las apa-
riencia s, estos dos significados no se asimilan, que los contenidos
y valores ocultos en el sacramento del matrimonio fundado en el
sacramento de la Encarnación, han muerto de alguna manera en
la vida, en la práctica , en las motivaciones del actuar de la gen-
te, entonces tendrá que reanudar el trabajo de asimilarlos. Esto
repr esentaría una reeducaci ón en el ámbito del sacramento del
matrimonio. La cuestión de la preparación para el sacramento
del matrimonio se convierte así, en un sentido particular, en la
tarea de la socieda d y especialmente de todos aquellos que se han
dado cuenta de la importancia del probl ema. De este modo , re-
sulta nue vame nte que el método probablemente más apropiado,
es el de la creación de entornos en los que la preparación para
el sacramento del matrimonio se manifiesta como una función
social y el resultado del compromiso de los diferentes miembros
del entorno social.
Es bien sabido que en esta direc ción hay varias iniciati vas de
las socieda des católicas de Occidente. En Polonia , quizás todavía
no nos damos cuenta de la nece sidad de reeducación que cierta-
mente existe sobre todo entre los intelectuales, cuyas ideas sobre
el matrimonio son má s eclécticas que auténticamente cristiana s.
El adjetivo "cristiano " signi fica en este caso "según la verdad de la
persona ", "per sonalistica s" y, por lo tanto, "humana s".

REFLEXIO NES SOBRE EL MATRIMONIO 1187


Los métodos concretos de las iniciativas en el campo de la ree-
ducación pueden ser diversos, es importante que se refieran de-
finitivamente a un método único: a la cultura de la persona. En
el enfoque tota lmente cristiano, esta cultura surge de una visión
de la persona , de su ser, de sus habilidades y de su destino, que
encuentra su fundamento en el contenido y la dinámica objetiva
del misterio de la Encarnación.

3. Economía y personalismo
La cuestión de la preparación para el matrimonio y especialmen-
te la de la preparación al sacramento del matrimonio, tiene otro
aspecto de gran importancia. Se trata del aspecto económico-so-
cial. Esto no significa que este aspecto en particular estuviera au-
sente en otros períodos históricos. Sin embargo, no es necesario
explicar que día con día su significado ha crecido mucho. Sin en-
trar en los detalles socioeconómicos de la ruptura del matrimo-
nio y la familia contemporáneos, me gustaría llamar la atención
sobre algo, en mi opinión, centra l.
Está claro que la humanidad va en la dirección de los cambios
económicos fundamentales. Estos cambios traen consigo, al me-
nos en la etapa de hoy, enormes dificultades para el matrimonio
y la vida familiar. Basta recordar los eventos típicos, como la ne-
cesidad de trabajo profesional de ambos cónyuges con todas las
consecuencias de este hecho para la vida fami liar y para la educa-
ción de los hijos, luego la falta de fondos suficientes para sentar
las bases de la familia y mantener la, y eventualmente la dificultad
más dolorosa , especialmente en las grandes ciudades, la falta de

188 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


vivienda. Al observar estos hechos y sus consec uencias para la
moral , principalmente para la vida moral de las parejas y de las fa-
milias, siemp re se debe recordar una verdad práctica, o una regla
que la Iglesia elabo ró desde hace mu cho tiempo. De acuerdo con
dicha regla, colectivizaciónrequiere una especia l madurez moral
de las personas participantes. Sin una moral alta , se vuelve muy
peligrosa. En cambio , según las premisas mat erial istas, serían
más bien las mismas relaciones económ icas quienes cambiarían
la moral; lo cual llegaría a ser, una consecuencia del nuevo siste-
ma. Sin embar go, el cristian ismo siempre está convenc ido de que
la vida en comu nidad requiere , ante todo, una moral alta , en la
cual , el ideal espiritua l hace posible la renuncia de un cierto tipo
de bienes materiales, o de un cierto tipo de relación con estos bie-
nes. Por otro lado , este ideal espiritua l no nace mecá ni cam ente
gracias a las modificadas cond icion es econó micas, sino que debe
constituirse, como siemp re en el caso de los valores morales , gra-
cias al esfuerzo de la persona hum ana en la sociedad .
Hasta ahora , las condic ion es económicas han hecho bastante
difícil este trabajo relacionado con la cultura de la persona que es
el núcleo de la vida conyugal y fami liar. Una afirmación de este
tipo no sirve de nada. Es verdaderamente más importante reco-
nocer que los cambios en las condic iones socioeconómicas sim-
plemente requieren una cultura aún m ás elevada de la persona;
de mod o que la pareja y la fami lia puedan vivir en un nivel mo ral
correspond iente a su carácter humano y crist ian o. La pregunta
debe ser configurada de esta manera. Cualquier enfoque diferen-
te no traerá nada, no construi rá nada , como máximo puede servir
para justificar las derrotas y los fracasos en este asunto. La comu -
nidad cristiana está sorprendida por estos camb ios y las nuevas
relaciones económicas, que en la mayoría de los casos una ord i-

REFLEXIONES SOBRE EL MATRIMONIO 1189


naria moral humana no puede afrontar. Una de las consecuencias
de esta sorpresa son los numerosos fracasos e incluso desastre s
en la vida moral de las parejas y sus familias. Es una situación que
debe ser absolutamente reconocida. Los acontecimientos que
han ocurrido en la dimensión económica nos empujan a intensi-
ficar los esfuerzos en la dimensión moral, respecto a la cultura de
la persona en el terreno de la vida conyugal y familiar. A veces se
habla de la necesidad de un cierto heroísmo. Esta afirmación no
es en absoluto exagerada.
Obviamente , en las condiciones ordinarias no se puede obligar
al hombre al heroísmo , pero algunas condiciones extraordinarias
pueden requerirlo. Incluso de manera muy general , se debe afir-
mar que la cultura de la persona en la vida conyugal y familiar , en
el contexto de las condiciones económicas y sociales contempo-
ráneas , solo puede obtenerse al precio de empeñar cualquier cosa
que esté lejana de ser ordinaria. A pesar de todo , es necesario re-
conocer esta verdad exigente y luego tratar de encontrar su lugar
en el programa de la preparación al sacramento del matrimonio.
Aunque incluso en la época actual, no se debe confundir ni
obscurecer la doctrina evangélica de los así llamados estados de
perfección , se debe afirmar que el matrimonio, la vida conyugal
y familiar en nuestros tiempos , aun siendo estado de perfección
según las categorías del Evangelio , subjetivamente requiere una
perfección moral y un compromiso a adquirirla y mantenerla,
mucho más grande que nunca. Este hecho confirma una vez más
la necesidad de reeducación en la preparación para el sacramento
del matrimonio y la necesidad viva de que los miembros de cier-
tos entornos particulares , que deciden casarse, sean plenamente
conscientes de cómo esta decisión será exigente incluso desde un
punto de vista moral.

190 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPO SO - SEGUNDA PARTE : ESCRITOS


Pareciera que este fuera el único e indispensable enfoque del
problema. Incluso se podría decir que la misma Providencia nos
dirige en esa dirección. Por lo tanto, se debe elevar el nivel de las
exigencias que nos fijamos a nosotros mismos.
La propuesta de conducir a un nivel superior de exigencia en-
cuentra resistencia en el hombre. Entonces no queda nada más
que repensar toda la pregunta desde el principio, con calma y
profundidad. Un cristiano, lo debe repensar a la luz del misterio
de la Encamación: es justamente bajo el recuerdo de este miste-
rio, es decir de la Navidad, en donde debemos damos la oportu-
nidad de reflexionar sobre el matrimonio y la familia presentado
anteriormente. En una profunda reflexión a la luz del misterio de
la Encarnación, uno puede encontrar la respuesta y las diversas
dificultades desaparecerán gradualmente. Este misterio no es, de
hecho, exclusivamente divino, sino también humano: en él todas
las realidades del hombre se confirman o se implantan profunda-
mente en la medida del hombre , a través de la gracia y el sacra-
mento. La Encarnación no aconteció para acusar a la humanidad ,
sino justificarla, o para salvarla de la devaluación y debilidad ori-
ginal a la que el hombre se refiere con tanta frecuencia. Debemos
aprovechar no solo la luz que surge de este misterio, sino también
el poder que se encuentra allí y que nunca se agota.

REFLEXIONES SOBRE EL MATRIMONIO l 191


al sacramento
e matrimonio
1. Crisis de las instituciones y crisis
del sacramento

El vocablo "prop edéuti ca" habla de la preparación de la tierra para


una cierta esfera de ciencia o virtu d_csii Aunque usualmente con-
sideramo s la prim era de estas áreas (de ahí deriva la prop edéutica
a la filosofía o la medicina), des de el pu nt o de vista eti moló gi-

51 Realicé una conferencia del mismo título durante un curso pastoral en la


Universidad Católica de Lublín, en agosto de 1957. Sin embargo, el presente
trabajo fue completamente diferente del anterior . Este documento está pa-
sado básicamente mis observaciones y r eflexiones . La literatura sobre temas
matr imoniales y prematrimoniales es muy abundante, especialmente en los
idiomas de Europa Occidental. Una gran lista bibliográfica sobre este tema
se encuentra, por ejemplo, en el trabajo de B HARING,Das Gesetz Christi,
Moraltheologie (1956), en el capítulo Der Dienst der Liebe in Ehe u. ]ungfriiuli-
chkeit (pp. 1042 - 1153).En polaco hay que recordar A. DRYJSKI,zagadnienia
sekualizmu dziecka i mtodziezy szkolnej; Z. GoLIÑSKI,e czystosci wedlug sw.
Tomasza z Akwinu; Z. KozuBSKI, Podstawy etyki plciowej;W. ÜKOÑSKI,Wiel-
ka Tajemnica; F. SAWICKI,Fenomenologíawstydliwosci.

192 1ESPOSOS
, AMIGOSDELESPOSO- SEGUNDA PARTE: ESCRITOS
co, hay más razones para hablar sobre la propedéutica en la vida
moral. La vida moral del hombre se basa en las virtudes, en sus
disposiciones. La preparación de este terreno en la vida psico-fi-
siológica del hombre es una cuestión de gran importancia. Para
alcanzar el nivel digno del mismo , la vida conyugal debe proceder
con un carácter moral. La preparación del terreno para la vida
moral conyugal en el organismo, en la psique y en la conciencia
de las persona s es de particular importancia.
La importancia de esta preparación se vuelve evidente, especial-
mente en la era contemporánea, frente a los hechos que encon-
tramos en todas partes. Teniendo en cuenta todos estos hechos ,
algunos se han planteado la siguiente pregunta: ¿no s enfrenta-
mos a la crisis de la institución del matrimonio? Si la institución
humana está en crisis, es necesario buscar las razones de la rela-
ción de las personas con dichas instituciones. Esta relación no
surge solo cuando las personas ya viven en el matrimonio , sino
mucho antes, y de aquí surge la cuestión de la propedéutica al
matrimonio , es decir, de la educación para la madure z moral re-
querida para la vida en el matrimonio. Además, la relación de los
individuos con la in stitución del matrimonio nunca está estricta-
mente aislada de la relación de los demás con tal institución, la
propedéutica al matrimonio es por tanto una cuestión social de
importancia primaria , depende de la concepción del mundo y de
la moral de la sociedad.
Sin embargo, la preparación para el matrimonio es algo muy
importante , una nece sidad. El hecho que nos encontramos,
frente a una crisis del matrimonio, significa que se ha descuida-
do la preparación en este campo o que sus métodos habituale s
han resultado insuficientes. En nu est ro caso debemos conside-
rar ambas po sibilidade s. La preparación del terreno para una

PROPED ÉUTICA AL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO 1193


vida conyugal llena de valor requiere una profunda reflexión
por parte de todos los involucrados; en primer lugar, los mismos
novios , están comprometidos entre ellos y también con toda la
sociedad, sus educadores, padres y pastores. Nuestras conside-
raciones se harán sobre todo desde el punto de vista de los pas-
tores y esto no significa que no puedan adaptarse fácilmente a
otros educadores o incluso a los mismos futuros esposos, inte-
resados en la preparación para el matrimonio y, por lo tanto, en
parejas comprometidas.
Desde el punto de vista de los pastores, la crisis de la institu -
ción del matrimonio presente, en las personas que pertenecen a
nuestra sociedad contemporánea es particularmente dolorosa,
ya que está vinculada a una cierta crisis en el sacramento del
matrimonio. De esta manera , la crisis de la institución del ma-
trimonio debe evaluarse en un país donde la gran mayoría está
representada por los bautizados. El hecho de que estas personas,
en la etapa del matrimonio, por razones diversas se alejan de la
vida sacramental iniciada por el bautismo, debe convertirse en
un moti vo para la reflexión que se encuentra en muchos niveles.
Esta reflexión va no solo en el nivel de las causas, sino también
en el plano de la esencia misma del sacramento del matrimonio.
De hecho, la ciencia teológica, que proyecta una luz auténtica
sobre el sacramento del matrimonio, le da al pastor una nue va
concepción de la institución del matrimonio en sí. A la luz de
esta concepción, debe sentirse aún más dolorosamente la crisis
de esta institución en la vida de los bautizados, y así comienza
a reconocer algunos errores en la forma de tratar el sacramento
del matrimonio, en la preparación y en el acompañamiento en
la vida de los fieles. Así nace un mayor sentido de responsabi-
lidad ante este sacramento, dando inicio a una renovación del

194 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


inmenso campo de la vida social que permanece en la órbita del
sacramento del matrimonio.
La renovación solo puede venir gracias a los actos que se opon-
gan a todos los demás actos que contribuyen a la crisis del ma-
trimonio. La creación de estos actos requiere, a mayor razón, la
preparación del sacramento del matrimonio. De hecho , en ella,
no se trata tanto de evitar el mal , que es la crisis de la institu-
ción, sino, sobre todo, de extraer el bien que se puede lograr en
el matrimonio gracias a que es una institución sacramental. El
sacramento del matrimonio como fuente de gracia debe ser uti-
lizado constantemente por las personas que viven en él, de las
parejas y las familias. La vida entera conyugal, de hecho , la vida
entera de la humanidad redimida, desde el punto de vista de la
procreación y la educación, debería ser considerada, a la luz de la
Revelación como una colaboración con la gracia del sacramento
del matrimonio. Se advierte una fuerte falta de conciencia al res-
pecto. El matrimonio contemporáneo mu y a menudo demuestra
la falta de fidelidad a la naturaleza. En el caso de que sea aún más
o menos fiel a la naturale za, de todos modos, carece de suficien-
te conocimiento sobrenatura l, carece de una comprensión de
las consecuencias reales del hecho de que el matrimonio de los
bautizados es un sacramento y se basa en la redención objetiva
realizada por Jesucristo, que penetra en toda la vida subjeti va de
las personas que , a través del matrimonio , tienden al definitivo
fin sobrenatural.
Como se puede ver, hay muchas razones para abordar el pro-
blema que se ha planteado como el objeto de este trabajo. La
preparación al sacramento del matrimonio se impone como un
tema a examinar sea del lado de la crisis del matrimonio, reco-
nocida en todas partes , sea desde aquello de las per spectivas de

PROPEDÉUTICA AL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO 1195


la vida cristiana perfecta y plena ; cuyo fundamento se da en el
sacramento. Al abordar el tema, se podría seguir el camino ana-
lítico , profundizando detalladamente en un cierto aspecto de la
pregunta en cuestión, o el camino sintético, dibujando un cuadro
general sin entrar en detalles. Elijo el segundo camino aquí. El
artículo será más bien un boceto sui generis de la problemática
prematrimonial, y aquí los campos individuales merecerían una
basta elaboración aparte.

2. Notas sobre la concepción


del hombre

Una vez más intentamos tocar las causas de la crisis contempo-


ránea del matrimonio. Ciertamente, está vinculado a las rápidas
transformaciones de las sociedades de la cultura occidental , no
solo en las últimas décadas, sino prácticamente en los últimos
siglos. Estas transformaciones ocurren lentamente , y cada gene-
ración sucesiva reconoce los frutos de lo que había sucedido en la
generación anterior. Las nue vas formas de la estructura de la vida
social inciden cada vez más el campo del matrimonio y la fami-
lia. La progresiva democratización de la vida del estado encuen -
tra la correspondencia en la aparente equiparación del marido y
de la mujer con respecto al trabajo profesional. Como resultado ,
sin embargo, la mujer está al menos parcialmente distra.ída en
el papel de mujer y de madre , y se le excluye de la familia que
anteriormente representaba el ámbito exclusivo de su actividad.
También cambia la relación de los padres con los hijos, que ahora

196 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


son mayormente educados por la sociedad y el estado, mientras
que antes eran educados, sobre todo, por los padres. Tal proceso
conduce a la decadencia de la autoridad de los padres hacia los hi-
jos. En estas condiciones, la vida familiar es como si se convirtiera
en algo mucho más "contractual" y relativo. Parece que el matri-
monio solo sirviera para la generación de hijos. En sus manos las
actividades educativas, entendidas como una consecuencia natu-
ral de la generación, son cada vez más débiles. En consecuencia,
el matrimonio se ve privado del carácter y el clima específicos de
un laboratorio en el que se forma el hombre entero. Tal labora-
torio siempre ha determinado el vínculo moral del matrimonio ,
cuyo significado es mucho más profundo que la simple necesidad
fisiológica de las relaciones sexuales entre el hombre y la mujer.
La eliminación de la familia y las tareas educativas, sin duda im-
plican consecuencias devastadoras para la moral del matrimonio
e, indirectamente , para la moral de toda la sociedad.
Al comienzo de este proceso , los efectos de una naturaleza
económica se encuentran en el otro , por ejemplo, la necesidad
del trabajo profesional de ambos cónyuges para el mantenimien-
to de la familia. Sin embargo, estos hechos solo condicionan el
proceso destructivo de la coherencia natural de la sociedad con-
yugal y familiar: el crecimiento de los vínculos contractuales y
arbitrarios sobre los vínculos naturales y necesarios en la vida de
esta sociedad. Todo esto puede dar la impresión de una libera-
ción del hombre de estos vínculos, en particular de una idea cre-
ciente de libertad con respecto a la posición social de la mujer,
pero en realidad es una violación del orden requerido por el bien
objetivo del hombre , de la persona y de la sociedad. A la base de
este proceso se encuentra una concepción errónea del hombre y
de la sociedad.

PROPEDÉUTICA AL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO l 197


Al menos desde el siglo XVlll, con el hecho de que el hombre es
un individuo , se entendía que él, por naturaleza fuera un egoís-
ta. Pensadores como Hobbes , Hume o Rousseau han sostenido
el concepto de una persona racional, desarrollado por pensado-
res cristianos, con el concepto de "egoísta". El rasgo significativo
de la persona es que ella misma en todo su vivir y actuar, busca
realizar el bien objetivo , conocido a través de la razón. De esta
manera, ella es fiel a la propia naturaleza y al orden completo de
la naturaleza , y además es fiel al Creador. El rasgo significativo
del "egoísta" es que se sirve de la razón como una herramienta
útil para alcanzar el máximo bien para sí mismo. A lo largo del
camino que lo lleva a este fin, se da cuenta de que para alcanzar-
lo es mejor comunicarse con los demás y, por lo tanto, estipula
un contrato cuya observación y, por así decirlo , una función de
justicia (o más bien una función de cálculo). Por lo tanto, un in-
terés está a la base del actuar del hombre ; y la razón sirve exclu-
sivamente para definir el interés y para indicar los medios que
mayormente le corresponda. El concepto de interés está vincula-
do al concepto de un bien puramente subjetivo, experimentado
subjetivamente bajo la forma de placer. El utilitarismo va de la
mano con el sensualismo.
Al mismo tiempo, crece la convicción de que un hombre así,
portavoz de sus propios intereses , en mayor medida egoístas,
en principio sea un ser bueno y perfecto. El olvido del doloroso
conflicto entre los sentidos y la razón, sobre lo cual, la verdad
revelada sobre el pecado original y sobre sus consecuencias, ha
proyectado una luz tan potente que crea la base para un cierto
"angelismo" en la concepción del hombre. Este "ange lismo " co-
rresponde a las tendencias quietistas que declaran la primacía
del sentimiento, al primado de la emoción en la vida interior

198 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


del hombre. Entonces todo amor está en el sentimiento, con
él nace y con él muere; y el hombre, cuyo egoísmo principal ya
ha sido justificado, encuentra en el amor -tan intenso- una
ocasión particular para justificar algunas manifestaciones del
. ,
propio ego1smo.
Toda esta visión "idealistica" de la existencia humana está con-
templada en la concepción de la libertad del hombre. En esta eta-
pa, Rousseau, Smith y Kant se encuentran muy cercanos, aunque
cada uno de ellos, da a la propia tesis un matiz un poco diverso.
Kant reclama la libertad o la autonomía para la moralidad, sin
darse cuenta de que en su pensamiento la misma autonomía se
convierte en una moral. Smith reclama la libertad para el bien-
estar, y Rousseau lo hace para salvar o recuperar la perfección
original de la cual el hombre era partícipe, no antes del pecado
original sino antes de la aparición de la sociedad y de la propie-
dad. En realidad , la idea moderna de la autonomía del hombre , ha
contrapuesto la libertad a la moral. En el terreno preparado por
un estrecho empirismo y sensuali smo , este contraste adquiere un
caracter aún más peligroso. El hombre que, por principio , o por
naturaleza , está junto al concepto "ángel " y al concepto egoísta,
debe poseer la libertad como la base del pleno desarrollo de los
propios sentimientos, porque sobre todo en ellos, se experimen-
ta y se evidencía a sí mismo, y entonces siente la autonomía, la
singularidad y la "personalidad ". La filosofía antigua subrayaba
aquello por lo cual el hombre es persona, mientra s que la filosofía
moderna se inclina a aquello por lo cual el hombre se experimenta
a sí mismo como personalidad.
Sin embargo, el fruto más importante de este esbozo de los
cambios de la concepción del hombre, quizás demasiado conciso,
es la conclusión de que en el hombre y en la vida humana , prác-

PROPEDÉUTIC A AL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO j 199


ticamente no hay lugar para el amor. El amor es, de hecho , un
acto de la persona dirigida al bien de la otra persona. Y como el
egoísta ha ocupado el puesto de la persona , en sí mismo ya no po-
demos hablar de un acto de este tipo. Dirigir un acto de amor a la
persona significa que su bien representa el objeto del querer, del
desear , del proyectar. Un egoísta, por otro lado , puede querer y
desear solo el propio bien, el propio placer. Aceptando a la perso-
na , cuyo rasgo característico es aquel de dirigirse a la realización
del bien conocido y aprobado desde la razón , se puede compren-
der que también ella tiende a la realización del verdadero bien de
la otra persona. Por otro lado , aceptar un egoísmo sensualista,
que usa solamente la razón como instrumento para lograr el ma-
yor bien , o sea, el placer para sí mismo, se puede en el mejor de
los casos, admitir al límite un acuerdo óptimo, una armonización
del egoísmo, pero nunca el amor.
Esta reflexión , aunque teórica y con raíces en la historia del
pensamiento , es muy importante para nosotros, ya que esta
etapa de la historia del pensamiento permanece estrechamente
vinculada a la etapa correspondiente de la historia del actuar, de
la historia de la vida humana . La reflexión actual indica , no solo
teóricamente, las dificultades que se afrontan indudablemente ,
en el amor al otro, pero al mismo tiempo indica las dificultades
particulares que deben ser superadas sobre el camino que condu-
ce de una persona a otra. La cuestión de la educación del amor del
otro, del amor de la persona, representa el problema elemental
de la preparación al matrimonio, dado que el matrimonio debe
constituirse precisamente en el terreno preparado por el amor de
dos personas , del hombre y de la mujer, y debe permanecer enrai-
zado en este terreno también gracias al hecho de que el amor de
estas dos personas se fortalece y profundiza.

200 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


3. La educación del amor

Se puede decir que los diversos "ismos" presentes en la concep-


ción del hombre dentro de la filosofía moderna, ilustran perfecta-
mente la verdad sobre el pecado original. Sin embargo , la verdad
sobre el pecado original enseñada por la Iglesia no posee tales
acentos pesimistas. A la luz del Evangelio, el hombre custodia la
capacidad de amar, ya que el mandamiento del amor es la regla
principal del comportamiento. No hay razón ni motivos para po-
ner a un egoísta en lugar de la persona, ni para poner el prin-
cipio de la armonización de los egoísmos en lugar del principio
del amor. Sin embargo , para realizar el mandamiento del amor ,
el hombre debe siempre liberarse de su egoísmo. Contra Lute-
ro , la Iglesia enseña que la capacidad de liberarse del egoísmo, la
capacidad de amar a la otra persona no ha sido suprimida en el
hombre por el pecado original.
Por otro lado, está el problema de la educación del amor huma-
no , y es un problema fundamental en toda la pedagogía cristia-
na. La educación del amor se lleva a cabo al mismo tiempo hacia
Dios, el prójimo y de sí mismo. El amor ordenado de sí no tiene
nada que ver con el egoísmo y corresponde plenamente al amor
de Dios y del prójimo, más aún, su ausencia crea una cierta lagu-
na en aquel amor.
La educación al amor a una persona del sexo opuesto repre-
senta un problema pedagógico específico. Con certeza, esta es
seguramente más difícil que la educación al simple amor del
prójimo; más difícil porque aquí entra en juego, toda la trama de

PROPEDÉUTICA AL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO 1201


las experiencias de carácter afectivo que atribuyen a ese amor un
aspecto singular y una intensidad particular. Estas experiencias
nacen en el vasto terreno del impulso sexual, que es una de las
tendencias naturales del ser humano. Dado que el ser humano
es complejo como unidad corporal-espiritual, estas experiencias
también tienen un carácter complejo. Estas intervienen con una
fuerza particular en el cuerpo, pero esto no significa que su reso-
nancia espiritual y psíquica sea menos fuerte. La misma fisiología
no puede pretender explicar completamente el amor sexual entre
personas, entre hombre y mujer.
Ciertamente, los fenomenólogos (por ejemplo, Max Scheler)
han llamado la atención sobre el hecho de que también sobre la
base de los mismos procesos corporales, podemos notar las ex-
periencias de valor. Son los así llamados valores vitales y están
estrechamente relacionados al placer que el hombre siente en el
cuerpo. Sin embargo, esta experiencia sensual-vital, sentida con
particular fuerza en el amor sexual, requiere una confirmación
en la experiencia psíquica y afectiva. El objeto de esta experiencia
son los valores que se encuentran en la persona del sexo opuesto ,
percibidos con los sentidos, aunque la atención de los sentidos no
se refiera directamente al cuerpo y al sexo, concentrándose más
bien , en el fenómeno interno del "hombre " ("varón", "mujer ").
En esta experiencia, en primer lugar, intervienen los valores psí-
quicos de la masculinidad hacia la mujer y de la feminidad hacia
el hombre. Estos valores adquieren una importancia particular
y vinculan a ambas personas concretas que se encuentran en el
círculo de su influencia sugestiva. Normalmente, la experiencia
de estos valores es considerada como el síntoma má s importante
del amor entre el hombre y la mujer; la referencia a los valores

202 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


sensuales-vitales, de los que hemos hablado, aunque no están re-
saltados, ocupan el primer plano.
Se debe afirmar que el amor, especialmente el amor de los jó-
venes, -y de hecho son ellos el sujeto de la preparación al matri-
monio- es, sobre todo, un sentimiento intenso. Atienden este
sentimiento en la medida en la cual su madurez sexual crece.
Entonces, si el sentimiento posee ese carácter, apenas dibujado,
se posee aquella configuración de valores (mayormente "psíqui-
cos", mientras que los sensuales-vitales están solo en perspecti-
va), entonces debe reconocerse como una manifestación de una
psique sana y de un organismo sano; de una personalidad sana
y normal. Por el momento , podemos evitar entrar en todas las
diferencias causadas por los diversos temperamentos o por las di-
versas inclinaciones inherente s, en cuanto a que esto constituye
un objeto de estudios especializados, importantes y necesarios.
Cuando el sentimiento de amor no es completamente saluda-
ble, la tarea educativa y, en parte , la autoeducativa (presuponien-
do que los jóvenes de esta edad ya son capaces de autoeducarse),
consiste en llevarlo al necesario equilibrio. Siempre es necesario
recordar que el sentim iento simple, aunque es el más saludable y
más noble , todavía no es amor, pero es solo una cierta sustancia a
partir de la cual es posible construir el amor, aquel amor sobre el
cual, dos jóvenes podrán apoyar toda la vida común en el matri-
monio. Tal amor no puede sersolo un sentimiento, sino que debeser
una virtud. La ética cristiana entiende el amor sobre todo como
una virtud -la virtud más importante- y distingue claramen-
te estas virtudes de la experiencia sentimental , del sentimiento
abierto a los múltiples valores que desempeñan un papel tan im-
portant e entre el hombre y la mujer.

PROPEDÉUTICA AL SACRAMENTO DEL MATRIMON IO 1 203


Esta es la razón principal del malentendido entre la ética y la
pedagogía cristiana, construida sobre la base de reflexiones secu-
lares metafísicas y humanístic.as (la ética de Aristóteles) y la ética
y la pedagogía moderna , construida sobre la base de las premi sas,
recientemente mencionadas. Además, este malentendido no se
identifica con la línea divisoria entre creyentes y no creyentes,
sino que se extiende profundamente dentro de la comunidad
de los mismos creyentes, en la mente de los cristianos y los ca-
tólicos contemporáneos, probablemente y, sobre todo, aquellos
que provienen de l'intellighenzia y han tenido más contacto con
el movimiento moderno del pensamiento , y con sus errores en
el campo de la ética y la pedagogía. En la creencia de muchas de
esas personas , el amor es única y exclusivamente un sentimiento
o principalmente un sentimiento significativo, inmediatamente
capaz de hacer felices a dos personas. Esta experiencia sentimen-
tal suele ser espontánea y, por lo tanto, muchas personas no pue-
den ver el sentido y la posibilidad de una educación al amor. Solo
es posible cuando se asume que esta experiencia, rica en valores,
sea solamente una sustancia del amor auténtico, del amor que es
una virtud, es decir, una potencia habitual de la convivencia, el
poder de la unión de dos personas que continuamente produce
frutos buenos.
Es importante tener en cuenta que la definición del senti -
miento amoroso como sustancia y, por tanto, el desplazamien-
to del amor auténtico fuera de esta a la virtud hará surgir una
resistencia de muchas personas y también una incomprensión ,
especialmente entre los jóvenes. Por esta razón no siempre es
posible formularlo por completo. La preparación al matrimonio
no posee fines principalmente teóricos, sino prácticos. Sin em-
bargo , para actuar bien, se debe conocer esta importante verdad.

204 I ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


Un acento excesivo sobre la misma experiencia sentim enta l en-
tendida como sinónimo del amor, pre sente en muchos entornos,
es un indicador (del resto , en muchos casos probablem ente in-
conscientes) de aquella mentalidad utilitari sta de la cual se ha
hablado antes. El sentimiento a menudo se trata como un fin en
sí mismo , ya que produce un placer inmediato, no necesariamen-
te sens ual-corporal , sino también "psíqui co": el hombr e de cierta
cultura demuestra las inclinaciones a un epicurei smo , en lugar de
un hedoni smo primiti vo. En la prá ctica, poner demasiado énfa sis
en los sentim iento s es peligro so. En la conciencia de las personas
que piensan de esta man era, en el momento en qu e el sentimi en-
to se reduce, termina también el amor; es necesario, por tanto, o
abandonar tal emoció n o bien buscar otra. En consecuencia, el
matrimonio puede convertirse fácilmente en la primera de estas
posibilidades, porque segurame nt e obstaculizará la búsqueda de
una nue va emoción. Aquí está una de las causas psicológicas de la
crisis de esta in stitución.
En general, tal actitud no permite reconocer que a veces la per-
sona sea tratada de una manera puram ente utilitarista: como un
objeto que proporciona valores que son la fuente de diferente s
emociones, diferentes experiencias sentimentales. Estos valores
se encuentran en la mujer para el hombre y viceversa. El signifi-
cado de la vida sexual está en su consumación. La consumación,
sin embargo, siempre lleva al uso de los valores consumados y,
por lo tanto, por principio , de un amor entendido de esta mane-
ra , no puede quedar nada nada. El principal problema práctico y
educativo de la preparación al matrimonio consiste en liberar el
amor humano , el amor sexua l (que no deja de ser el amor de las
personas) de la actitud consumista, desde la atmósfera de "desfo-
gue" sensual y afectivo en los valores de los cuales dispone el otro,

PROPEDÉUTICA AL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO 1 205


la persona del sexo opuesto, y mueven el núcleo de la cuestión del
valor de la persona misma. Es un tema ético y pedagógico afron-
tado desde hace siglos, perfectamente interpretado por Santo
Tomás en la distinción del amor de la concupiscencia (amor con-
cupiscienti~), desde el amor de benevolencia (amor benevolenti~)
que es el fundamento auténtico de la amistad .
Todos los valores, tanto "psíquicos " como "sensual-vitales ",
experimentados en modo particular por un hombre joven y una
mujer joven (estas dos modalidades , se distinguen; es un tema
aparte), abren el camino que conduce de la persona a la persona ,
pero también pueden cerrarla. Así suce de cuando estos valores se
convierten en un fin en sí mismo, cuando a través de ellos - y, en
cierto sentido, más allá de ellos- no se ve a la persona, al otro,
simplemente al prójimo. Debido a que el camino del amor del
otro se puede abrir, debemos trabajar en la sumisión de todos los
valores parciales al único valor principal que es el valor de la per-
sona misma ("el hecho de que es una persona ", "el hecho de que es
un ser humano ", "el hecho de que es un hijo de Dios"). Por lo tan-
to, enfatizamos que es necesario trabajar en esta sumisión de va-
lores. Es precisamente en este trabajo que consiste la educación
del amor. Ahora podemos ver claramente que el amor no solo
puede ser, sino que también debe ser un tema de la educación. La
resistencia posterior a esta educación y las ideas acerca de su su-
puesta impo sibilidad son el principal obstáculo en la preparación
para el matrimonio. Lleva consigo, a menudo inconscientemen-
te, toda la carga de varios errores en la concepción del hombre
mencionada anteriormente.
Sabemos que la Iglesia está lejos de estos errores, principal-
mente debido a la verdad sobre el pecado original y la Redención.
Pero dado que la conciencia de todo lo que, como hemos visto,

206 1 ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


desempeña un pap el tan importante en la educación del amor,
má s bien no pert enec e aún, a los mismos jóvenes, el amor puede
convertirse en un objeto de autoeducación solo en un segu ndo
mom ento. Debe aceptarse que al frente de este proceso , sean las
perso na s las que han vivido y reflexionado estas cuest ione s, es
decir, padre s y pa sto res. En una tarea tan importante , estos últi-
mo s deben demostrar no solo la firme za de las convicciones y la
sugerent e fortaleza de la experi encia y la sabiduría de la vida , sino
también mucha delicadeza y discreción, mucho respeto hacia una
perso nalidad joven en el camino de formación, hacia sus senti-
mi ento s más profundos. Neces itamos poder evaluar junto con
ellos el "primer amor", debemos introdu cir mu y atentamente el
elemento de reflexión en la esfera de las experiencias sent im en-
tales que, según un joven, deberían perm anece r bajo el signo de
la total y exclusiva espontaneidad emo cional .
La educación del amor siempre requiere una cierta purificación
de la sen sualidad y la afectividad. La primera , como hemos visto,
está más bien dirigida hacia los valores vita les; la segu nda está di-
rigida hacia los valores "psíqu icos ". La purificación de la una y de
la otra no debe significa r absolutamente su eliminación; de esta
manera , ni la castidad, ni el amor ganarían nada. El objetivo prin-
cipal de la purificación de la afectividad y la sensua lidad es insertar
estos valores, a veces espontáneos, vividos de manera emocional
y sen sual , en el amor completo y pleno de la persona, sometién-
dolos a la misma persona de quien es supremo y principal refe-
rente. Este valor debe ser comprendido y vivido con el intelecto
y la voluntad; su sentimiento ven drá solo como consecuencia. Y
solo en esta configuración, las energías emocionales-sensuales
sonarán con un tono "afinado " y no falso. Sin ejercicio, sin trabajo
interno , tal entonación nunca sería alcanzable.

PROPED ÉUTICA AL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO 1 2 07


4. Perspectivas de la procreación

La educación del amor consiste, como vemos, en una cierta


de-subjetivi zación , en el extraer (en teoría, pero antes que nada
en la práctica) toda su magnitud objetiva. Esta dirección de la
educación es indisp ensable , sobre todo frente a las perspectivas
que se abren ante el amor del hombre y de la mujer en el ma-
trimonio. Es necesario recalcar nue vame nte que la mentalidad
contemporánea, empirista y subjetivista está lista para ver en la
unión corporal del hombre y de la mujer solo una coronación de
las experiencias eróticas experimentadas por los cónyuges. Desde
este punto de vista, el acto conyugal solo sería una experiencia
culminante en la que todos los valores que atraen a las personas
del sexo opuesto intervienen con la máxima intensidad. Al mis-
mo tiempo, esto sería el máximo del placer , y el máximo del pla-
cer, es entendido por los utilitaristas modernos como sinónimo
de la felicidad. Por lo tanto, es fácil acusar a la ética católica de
que , frente a tal experiencia, pone algunas exigencias objetivas de
un obscuro ascetismo y de hostilidad respecto a aquello que lleva
a la "felicidad" al hombre.
La preparación al matrimonio, incluso en una visión laica,
requiere desenmascarar las opiniones de este género y ordenar
de manera realista las opiniones sobre este punto. En la visión
cristiana, este realismo está al mismo tiempo lleno de profunda
nobleza. Obviamente, la enseñanza de la Iglesia para referirse al
redescubrimiento de la sana biología , fisiología y medicina, sin
embargo, posee una propia concepción de la procreación, ilumi-
nada a la luz de la verdad que emana de la Creación, desde la con-

208 1 ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


dición de las creaturas. Los jóvenes que ingresan en la órbita de la
preparación al matrimonio deben ser profundamente educados
sobre este concepto. Necesitamos hacerlos conscientes de la re-
lación entre generación y creación y, en particular , de la relación
entre la creación y la generación de la persona por parte de las
personas.
A la luz de esta formación, debe desaparecer de su mentalidad
la actitud que trata la relación sexual solo como fuente de un pla-
cer particular -tal visión es un soplo de hedonismo y de la pro-
paganda del sex appeal- o, en todo caso, como un coronamiento
natural del amor del hombre y de la mujer (tal acercamiento da
más espacio a los valores psíquico-afectivos). En realidad, la unión
corporal del hombre y de la mujer, una caro (una sola carne), no es
fundamentalmente ni el uno ni el otro. Representa un novum (un
ente nuevo) absoluto en toda la estructura de la convivencia del
hombre y la mujer , ligada por el amor más auténtico. El novum
consiste en el hecho de que ellos enfrentan cara a cara las fuer-
zas de la naturaleza en las cuales se graba el primer y principal
derecho del Creador, a saber, el de mantener con vida lo creado.
Frente a estas fuerzas de la naturaleza colocadas en sí mismas , los
jóvenes deben , sobre todo , darse cuenta de su finalidad objeti va,
y no solo del significado subjetivo de la experiencia sentimental .
Es difícil decir en qué medida en la mentalidad de las gene-
raciones contemporáneas la unión corporal y las relaciones
sexuales se han desapegado de este propósito objetivo, con el
desplazamiento del acento sobre el significado puramente sub-
jetivo de este acto. En cada caso debe aceptar que tal proceso ya
ha ocurrido, algo que sigue siendo fácil de explicar en el contexto
de las premisas del pensamiento y de la acción arraigadas en la
mentalidad contemporánea, ya tomada en consideración. Aque-

PROPEDÉUTICA AL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO 1 209


llo viene segu ido de la desaparición de su connota ción religiosa
del acto conyugal e, indirectamente, a toda la institución del ma-
trimonio. La crisis del sacramento se intensifica preci same nte en
este camino. Para pod er enfr entar la crisis de la institución y del
sacrame nto , la prepar ación al matrimonio deb e apoyarse sobre la
formación del cont eni do religios o y sobre el significado religio so
de la vida sexua l, del acto conyugal. Aquí no s enfrentamos a las
leyes claras de Dios-Crea dor.
Toda la firmeza, tan significati va para la ética sexual católica,
aquel "fácil" re conocimiento de "materia gravis" en este campo,
en última instancia, se deriva, por un lado , del respeto a la per-
sona y del otro, del sentido de responsabilidad por todo lo que
potencial o actualmente sirve a la transmisión de la vida y, por lo
tanto, toca de cerca la interven ción del Creador, del acto mismo
de la creación. En la preparación para el matrimonio, ambas ra-
zones -con respecto a la persona y el sentido de responsabilidad
por el acto que transmite la vida- , deben estar muy entrelazadas
para formar en la conciencia de las personas involucradas con-
viccione s adecuadamente sólidas, así como una correspondencia
esencial de los actos.
En un cierto nivel de madure z en la vida interior , es posible im -
plantar estos dos moti vos estrechamente conectados en el con-
texto de la verdad a la luz de la cual están representadas en la carta
a los Efesios: el matrimonio humano se asemeja al vínculo entre
Cristo el Señor y la Iglesia. De la misma manera que la segunda y
última unión en el orden sobrenatural de la gracia, el matrimo-
nio también es fecundo en el orden de la naturale za. La entrega
recíproca de las personas vinculadas en el matrimonio, incluida
también en el acto de la unión corporal, entra en la corriente de
la obra creativa de Dios . Desde el principio , tenemos que trabajar

210 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


duro para que los jóvenes acepten la especificidad y la grandeza
de este hecho. Este trabajo comienza ya en el momento de la así
llamada, educación sexual. El lenguaje de la biología no ilumina
toda la verdad. Por lo tanto, todavía hay una necesidad del len-
guaje de la filosofía y la teología.
Dentro de la misma preparación al matrimonio es necesario
decir una palabra para los médicos sobre las cuestiones de pro-
creación. Sin embargo, el problema de la procreación se les puede
confiar solo en esta condición: que ellos sean capaces de ver y
presentar aquella problemática bajo la misma luz bajo la cual, la
miran un teólogo y cada hombre verdaderamente creyente. No
se trata aquí de sustituir la conferencia médica celebrada por un
médico, con una conferencia teológica del médico. Se trata solo
de presentar en esta conferencia una perspectiva del problema de
la procreación conectada con el hecho de que ella sea una obra
de la creación, que en ella se prolonga la acción creativa de Dios.
La misma perspectiva está vigente en la enseñanza sobre el
tema de la regulación de la concepción, sobre el tema de los
métodos lícitos para evitar el embarazo, permitidos cuando el
embarazo y sus consecuencias superen de alguna manera las po-
sibilidades del matrimonio y la familia. ¿Debería este problema
entrar en cursos prematrimoniales? Ciertamente, es una parte in-
separable de la preparación a la vida matrimonial, especialmente
en lo referente a las actuales condiciones socioeconómicas. Sin
embargo, es importante que el enfoque del problema no deforme
la mentalidad de los novios. La preparación para el sacramento
del matrimonio significa la educación para la paternidad y para
la maternidad consciente . Se trata de la consciencia de un cre-
yente: al mismo tiempo, humana y sobrenatural. Sería malo si
en este punto la educación a la paternidad y a la maternidad solo

PROPED ÉUT ICA AL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO 1211


se degradara a la capacidad de un "desfogue" sexual consentido .
La técnica de la vida sexual nunca debe sustituir la ética, por lo
tanto, la enseñanza sobre el tema de los métodos de regu lación
debe estar seriamente preparada e insertada en un contexto en el
cual domine decisivamente el amor auténtico de la persona y el
respeto por su dignidad.
El famoso libro de Van de Velde, El matrimonio perfecto, se ha
encontrado en el índice C521, sobre todo porque relaciona la per-
fección de la vida conyugal ante todo con la técnica y no con la
ética. Aunque este error no está claramente formu lado en ningu-
na parte, penetra en toda la visión del problema. Debemos tener
en cuenta el hecho de que muchas personas jóvenes y muchas
parejas jóvenes tienen en sus manos este libro. Las personas cre-
yentes y que conocen el índice, piden el permiso y lo leen. Evi-
dentemente, necesitan información y consejo en el campo de la
sexología y las indicaciones y técnicas sobre la vida sexual que
están en dicho libro se recogen. Sin embargo, es necesario asegu-
rar que el concepto de "matrimonio perfecto" que allí se presenta,
no reniega del concepto de matrimonio perfecto y de perfección
conyugal hacia el que deben tender los cristianos que viven en el
matrimonio fundado en el sacramento y, por tanto, en el misterio
sobrenatural de la fe.

52 La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe (antes llamada El Santo


Oficio) elabraba una lista de libros llamados (lndex librorum prohibitorum) "El
Índice" en la cual, con la intención de dar una orientación a los católicos, se
incluían libros cuya lectu ra podría generar dudas o confusiones de fe o de
moral a un creyente . El índice fue creado en 1571por Pío V y suprimido el 8
de febrero de 1966 por Pablo VI. (Nota del Traductor)

2 12 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUN DA PARTE: ESCR ITOS


5. Fundamento de la indisolubilidad

La preparación a la vida matrimonial está entendida sacramen-


talmente y arraigada en la educación del amor, ya que las pers-
pectivas de la procreación se apoyan en ella. Sobre todo, en vista
de esto (considerando también a la persona con la cual nos com-
prometemos en la obra de la procreación) debemos trabajar en la
formación de las condiciones necesarias para garantizar la indiso-
lubilidad del matrimonio. La indisolubilidad dice al mismo tiem-
po toda la grandeza que debe caracterizar al amor humano en el
matrimonio , pero también dice toda la fatiga que el amor contie-
ne en sí mismo. De hecho , siempre debemos tener en cuenta la
movilidad de la psique humana , de la inquietud de los sentidos y
de la oscilación de los sentimientos. Por lo tanto, una de las tareas
principales de la preparación al matrimonio debe ser aquella de
crear las condiciones indispensables para una reciprocidad ma-
dura entra las persona s que deciden casarse.
Según la convicción más difundida , el concepto de reciproci-
dad se reduce a la contemporaneidad del sentimiento de dos per-
sonas: el hombre responde con un sentimiento al sentimiento de
la mujer , y la mujer responde con el propio sentimiento al senti-
miento del hombre. Es una convicción justa , pero no lo suficien-
temente precisa. Santo Tomás , definiendo la amistad, reconoce
en ella el amor mutuo (mutua benevolentia) basado en la comuni-
dad (in comunicatione) en un bien. Se debe poner atención en el
punto del último momento. El sentimiento debe estar al mismo
tiempo basado en la comunidad objetiva, y a menudo no suspen-
dido en el vacío. De lo contrario, todavía no es posible hablar de

PROPEDÉUTICA AL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO 1 213


una reciprocidad compl eta y en particular de una rec iproc idad
qu e garantice la ind isolubilidad del vín culo.
En este punto, debemos tener en cuenta el hecho de que los
matrimonios contemporáneos en general tienen, de por sí, ya
un inicio difícil de la vida. Las dificultades se refieren, sobre todo
-pero no exclusivamente- a la esfera económica. De hecho,
sabemos que a menudo las parejas jóvenes comien zan su vida
matrimonial sin una casa. En este momento, es necesario reno-
var todos los reclamos a la sociedad, al estado, al régimen, a la
humanidad, porque ante nuestros ojos, es un gran pecado contra
la justicia distributiva . Al mismo tiempo, sin embargo, en nom-
bre de la profundamente entend ida preparación al matrimonio,
se debe preguntar a los mismos jóvenes, acerca del fatigoso cuida-
do que mira a la creación de las justas condiciones materiales, de
acuerdo con sus posibilidades. No debemos iniciar la vida matri-
monial de mane ra imprudent e y, sin criterio. Se debe reconocer
que la fuente de bienes materiales se reduce hoy prácticamente
al salario laboral. Por lo general, los jóvenes comienzan su vida
común a partir del trabajo profesional de ambos, como la base de
la existencia material. ¿Cómo consolidar esta base teniendo en
cuenta cuándo los deberes de la madre exigirían de la muj er, más
bien , abandonar del trabajo profesional?
Teniendo en cuenta las dificultades para definir la comunidad
sobre la base del bien mat erial, debemos comprometemos aún
más a favor de la comunidad en el bien espiritual. La comunidad
en el bien es de hecho, un apoyo por la reciprocidad durad era
y, por lo tanto, también par a la indisolubilidad del matrimonio.
¡Muy a menudo , sin emba rgo, el matrimonio contemporáneo no
encuentra una justa correspondencia desde este punto de vista,
muy a menudo corren el riesgo de estar en un vacío int erior pe-

214 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUN DA PARTE: ESCRITOS


ligroso que comienza a distanciar y a alejar a los cónyuges! Esto
sucede si desde el inicio los vinculaba a una actitud de placer
inmediato de los sentidos y del sentimiento, sin ningún trabajo
común sobre la formación del carácter, sin ningún compromiso
serio en este sentido. El trabajo sigue siendo el medio más funda-
mental de la victoria sobre el egoísmo; el trabajo sobre sí mismo,
más aún del trabajo profesional. Sin embargo, muy raramente el
valor del amor se evalúa de acuerdo con el criterio de este trabajo.
Cuando se insta a dos jóvenes a trabajar en sí mismos, entonces
es bueno y creativo; cuando de esto se aleja, es superficial y lleva
dentro los gérmenes de la labilidad. Un día, las experiencias eróti-
cas se agotarán y la gente se dejará, no habiendo encontrado en sí
mismos ningún motivo sobre el cual mantenerse juntos. Aunque
no lo hagan externamente, en cualquier caso, esto sucederá den-
tro de ellos. Muchas parejas viven hoy el estado de una división
interna similar. A veces esto sucede precisamente porque antes ,
en el período en el que estos disfrutaban de la contemporaneidad
de los sentimientos y veían en esto, toda la confirmación de la
reciprocidad, no habían hecho nada para garantizar a esta reci-
procidad un apoyo objetivo en la comunidad interna madura.
En este campo puede obrar mucho, el confesionario y la pasto-
ral individual. No se debe ahorrar tiempo para los jóvenes , ya que
la construcción de la vida humana debe comenzar desde los ci-
mientos. En este sentido, también influye un ambiente adecuado;
el ambiente de ideas y también de realismo, que tiende a realizar
los ideales y no solo a vivirlos de manera abstracta .
La comunidad en el bien espiritual, como base de reciprocidad
e indirectamente, también de la indisolubilidad, siempre será, en
último análisis, una comunidad dentro del ideal. El ideal debe ser
grande y real al mismo tiempo, para que la reciprocidad del amor

PROPEDÉUTICA AL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO 1 215


humano pueda establecerse en él. El matrimonio católico, sacra-
mental, encuentra tal ideal en el misterio de la Encamación y la
Redención , es decir , en la unión fructífera de Dios-Hijo a la hu-
manidad entera en la Iglesia. Este ideal es sin duda grande, pero al
mismo tiempo real porque esta unión -el matrimonio de Cristo
y de la Iglesia- se fundamenta sobre el sacrificio. Solo si el ma-
trimonio humano, el vínculo fecundo del hombre y de la mujer ,
llega a asimilar este ideal, si logra recoger todas las verdades, así
como las energías y los valores que contiene; este es el problema
de un esfuerzo profundo , tranquilo y continuo : de una fatiga de
la fe, de un esfuerzo de reflexión, de un trabajo de la virtud. Y
todo este esfuerzo, que enseguida se convierte en un estilo cris-
tiano de vida matrimonial , puede y debe ser adoptado en la etapa
previa de la preparación al sacramento del matrimonio , como se
ha expuesto en estas reflexiones.

216 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


¿Por qué las bodas celebradas en la iglesia son más atractivas que
un matrimonio en la oficina del registro civil del municipio? De
ello, están convencidos la gran mayoría de las personas , incluso
aquellos realmente no creyentes. Obviamente, este enfoque tiene
sus límites: hay gente (probablemente más numerosas) para los
cuales, todo esto es bastante indiferente. Es difícil que alguien
pueda afirmar que sea más atrayente la celebración del matrimo-
nio en la iglesia, al matrimonio en la oficina del registro civil. Y el
hecho es que día con día, hay -más aún, aumentan- las perso-
nas para las cuales la cuestión es indiferente. Sin embargo, para la
mayoría de las personas , las bodas celebradas en la iglesia son to-
davía un atractivo: Ellos desean celebrar el matrimonio religioso
¿por qué es así? en el presente escrito, vamos a tratar de responder
a esta pregunta.
En primer lugar, sin embargo, hay que reflexionar sobre otro
problema , este es: ¿qué significa celebrar las bodas en la iglesia?
matrimonio civil implica dos etapas: la primera es el contrato
entre dos personas, seguido de la comunicación, de los compro-
misos ante la sociedad, frente al respectivo poder civil. ¿Cuál es,
entonces, per analogiam, el significado del matrimonio religioso?
Para poder recibir el sacramento del matrimonio de una ma-
nera válida y eficaz, los dos bautizados deben estar en un estado
de gracia santificante . Aquí vemos un elemento que en el muni-

, POR QUÉ CASARSE POR LA IGLESIA? 1217


cipio no se requiere en absoluto. Sin embargo, estos dos tienen
intenciones de estipular un acuerdo. Con respecto al derecho
canónico, al matrimonio es en su esencia un acuerdo, un contra-
to interpersonal. El contenido del contrato es extremadamente
personal, ya que se refiere a un derecho particular de la persona
a la persona, del hombre a la mujer y de la mujer al hombre. Este
contrato se realiza tanto en el matrimonio civil como en el matri-
monio sacramental. Hay un contrato tanto aquí como allá. Allá,
aparte del contrato, también tenemos una comunicación, una
declaración hecha ante el representante del poder civil e indi-
rectamente, ante la sociedad. Aquí también hay una declaración ,
pero apunta mucho más arriba y adquiere el carácter típicamente
religioso, incluso solemne. Y es el juramento para definir el ca-
rácter religioso de la declaración. El acto no tiene sentido si no se
acepta la existencia de Dios.
Pero no es suficiente detenerse en el terreno de una concepción
general religiosa o teísta del mundo , debemos reconocer, aún
más, debemos reconocer que las personas están en una relación
personal, definida internamente con Dios. El juramento reclama
al Señor como testigo. En el matrimonio civil hay una declaración
ante la institución humana que representa a la sociedad. En el
matrimonio religioso hay una declaración ante las personas
que representan a la comunidad de la Iglesia. Sin embargo, no
termina aquí. La declaración mira más alto, llega al Señor mismo
y no termina solo como una declaración, sino que nos estamos
introduciendo en el ámbito del juramento.
Y ahora comenzamos a responder la siguiente pregunta: ¿por
qué casarse en la iglesia? En primer lugar, porque esto corres-
ponde plenamente a la dignidad y al valor de la persona humana .
Sabemos que el matrimonio sacramental es la base del vínculo

218 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


indisoluble entre el hombre y la mujer, y solo esta visión del ma-
trimonio permanece en una relación correcta con la dignidad de
la persona humana en relación proporcional con lo que el hom-
bre es. La persona posee un valor particular de la persona y ese
valor de la persona merece una afirmación particular. La persona
no puede convertirse en un objeto para ser utilizado; lo cual sería
así, si las relaciones sexuales no fueran custodiadas por la institu-
ción del matrimonio, de hecho , por la institución del matrimonio
monógamo e indisoluble . Esta es, por lo tanto, la primera razón
para la cual casarse en iglesia.
Y, sin embargo, esta primera razón no es suficiente, debemos
buscar otra. Esta comienza a formarse en nuestra conciencia
cuando, con los ojos de la fe, miramos el destino y la vocación de
cada hombre. El hombre está destinado no solo a realizar grandes
obras en este mundo , a subyugar la tierra, a crear cultura y civi-
lización ; sino el hombre -la persona humana- está llamado a
encontrar personalmente a Dios , a unirse definitivamente a Él.
Cada hombre posee este destino y todos están llamados a esto,
cada hombre y cada mujer, cada muchacho y cada muchacha, in-
cluso cuando todavía no lo piensa y poco se da cuenta, incluso en
ese momento es llamado a esto . Tan pronto como es concebido
en el vientre de la madre, está llamado a esto y es este su desti-
no . Desde aquí también surge el derecho particular de Dios a la
persona humana. Pertenecemos a Él porque hemos sido creados
por Él y nuestra existencia depende de Él. Por esta razón, tam-
bién se podría aceptar la sugerencia de un celibato universal de
la humanidad entera o de una virginidad universal de la entera
humanidad. Todos caminan hacia Dios mismo , todos dirigen su
amor esponsal a Dios mismo: desde el punto de vista del orden
sobrenatural, esta sugerencia sería fundada. Sin embargo, el or-

, POR QUÉ CASARSE POR LA IGLESIA? 1 219


den sobrenatural no cancela el natural y en el orden natural el
matrimonio es fundamento de la existencia del género humano ,
de la existencia de la humanidad.
El matrimonio cumple así las tareas fundamentales de la vida
humana. Al mismo tiempo, para que un matrimonio pueda na-
cer, para que este matrimonio pueda durar, y por tanto no solo
nacer sino existir con estabilidad, es necesario el amor de dos
personas, el amor de la mujer y el amor del hombre , unidos en
un solo amor, en el recíproco don de sí de la persona a la per-
sona. Mirando tal amor de los dos desde el punto de vista del
destino sobrenatural de cada hombre , uno podría pensar que
mi enfoque es muy decisivo, radical , pero quizás gracias a este
enfoque haya una nue va luz para entender todo el problema del
matrimonio. He aquí , podría parecer que se le quita algo a Dios,
ya que Él mismo es el destino de la persona; el amor de Dios
trasciende todo, el amor , pero también el donarse a Él. Si tene-
mos esto en mente, si lo meditamos profundamente , podremos
acercamos a dar respuesta a la pregunta: ¿Por qué casarse en la
iglesia?, ¿es necesario tener un voto (juramento), un acto de vir-
tud religiosa para que dos bautizados, dos creyentes, un hombre
y una mujer , puedan unirse en el matrimonio para comenzar
una relación sexual media .nte la cual dos personas puedan do-
narse recíprocamente?, ¿por qué? Porque el Señor lo debe , de
algún modo, conceder, Él, que tiene el derecho de toda perso-
na humana , de cierta manera debe permitirlo. Y es aquello que
sucede en el momento de la celebración religiosa de las bodas ,
mientras ambos se arrodillan -exactamente- , se arrodillan
sintiendo sobre sí la majestad divina, viendo ante sí mismos la
grandeza de su amor y entendiendo plenamente su derecho so-
brenatural sobre cada uno de ellos.

220 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


Y mientras ambos juran prometiéndose el amor, la fidelidad y
la honestidad conyugal, por el hecho mismo del juramento reci-
ben el permiso del Señor, el derecho a pertenecer el uno al otro;
obviamente en la forma en la que dos personas -compuestas de
alma y cuerpo- puedan pertenecerse. Veamos ahora, cuál es la
justa dimensión de todo el problema . Veamos cuántas teclas de-
ben ser tocadas para hacer sonar esta sinfonía. Hay que decir que,
entre todas estas teclas, muy pocas son tocadas por la mayoría de
las personas que se dirigen hacia el matrimonio, hacia las bodas
en iglesia. Y es por eso por lo que uno no puede ver toda la gran-
deza de la cuestión, su grandeza natural , humano-personalística
y su grandeza sobrenatural.
¿Por qué entonces casarse en la iglesia? Porque el matrimonio
se convierte en un sacramento que transmite los recursos de la
redención de Cristo, aquella fuerza sobrenatural que permite a
los hombres , que al final de cuentas, continúan siendo humanos,
vivir de acuerdo con el plan divino , vivir como hijos de Dios. Para
vivir el matrimonio en esta forma, en el momento de la celebra-
ción, los esposos deben sacar fuerza de la gracia, para acoger en
el alma tantas de aquellas energías sobrenaturales que les permi-
tirán corresponder al pensamiento de Dios, al gran proyecto del
Creador y Redentor. De hecho , en relación con este gran pro yec-
to, el hombre se encuentra en un nivel inferior, es débil. Para vivir
en el matrimonio de acuerdo con el plan de Dios es nece sario
siempre trascender a sí mismo, salir de aquello que conforma la
propia debilidad. Hace falta salir juntos, salir ambos.

,POR QUÉ CASARSE POR LA IGLESIA? 1221


Re exiones
pastora es so re
a fami ia 1975
1. El Ministerio pastoral y el apostolado
Parece que la teología pastoral puede ser comprometida y realiza-
da de dos modos, en un sentido estricto y en un sentido amplio.
En un sentido estricto, se refiere a una investigación teológica so-
bre las tareas y actividades de los ministros ordenados, obispos,
sacerdotes y diáconos , que pertenecen a la estructura jerárquica
de la Iglesia. La teología pastoral en el sentido tradicional del ter-
minó, parece que puede ser reducida primariamente a este signi-
ficado. Su significado pleno, sin embargo, debe reflejar la visión
integral de la Iglesia que ha sido restablecida en nuestra concien-
cia por el Concilio Vaticano 11.El Concilio no creó esta imagen de
la Iglesia y del ministerio pastoral, sino simplemente la reestable-
ció, pues estaba ya contenida en la revelación, en las fuentes del
pensamiento y la vida de la Iglesia. En su sentido amplio, la teo-
logía pastoral no se limita solamente a la investigación teológica
de las tareas o actividades de los ministros ordenados, sino que
se concentra primariamente en el interés por la salvación , en el
interés por el completo bienestar temporal y eterno de la persona
y la comunidad humana , un interé s confiado al pueblo de Dios y

222 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


a sus individuos, según su vocación propia y "de acuerdo con la
medida del don de Cristo" (Ef. 4, 7).
Desde este punto de vista, el ministerio pastoral abarca más
realidades que el solo grupo de tareas y actividades de los que
han recibido el sacramento del orden. El concepto de ministe-
rio pastoral incluye todo lo que el Concilio llama apostolado y
en particular el apostolado de los laicos, que, como sabemos, se
basa directamente en los sacramentos del bautismo y de la con-
firmación. En sí mismo, el apostolado es algo diferente y sin duda
más amplio que el ministerio pastoral. El apostolado de los laicos
apunta a un diferente y más amplio sujeto en la Iglesia como en
la socieda d del pueblo de Dios. Una sutil pero esencial diferencia
del significado debe ser establecida desde el principio, de modo
que estas reflexiones sean lo más claras y precisas posible. Puesto
que intento adoptar el sentido amplio de la teología pastoral , sen-
tido que surge de la naturaleza y misión de la Iglesia como pueblo
de Dio s, estoy también dispuesto a mantener que ese sentido se
corresponde mejor con el punto de vista de la teología de la fami-
lia. Debo añadir que la perspectiva del ministerio pastoral como
algo que no se refiere solamente al grupo de tareas y actividades
jerárquicas de los ministros ordenados nos permite , e incluso nos
obliga a adoptar un punto de vista más profundo y completo so-
bre el mismo ministerio ordenado, particularmente en relación
con la familia, es decir, a contemplarlo en cuanto, como ya nos
hemos acostumbrado a llamarlo, ministerio de la familia.
En una reflexión pastoral sobre la familia , parece muy impor-
tante comenzar por establecer una coordinación adecuada entre
el ministerio pastoral y el apostolado, especialmente el aposto-
lado de los laicos. En sí mismo , el concepto de apostolado está
unido a una realidad básica de la revelación , de la fe y de la Iglesia,

REFLEXIONES PASTORALES SOBRE LA FAMILIA 1 223


especialmente la realidad de la misión. A este respecto, el Concilio
Vaticano II nos presenta algunos conceptos y enseñanzas clásicas,
qué introduciremos a lo largo de estas reflexiones. En el Decreto
sobre el apostolado de los laicos leemos: "La Iglesia ha nacido con
el fin de propagar el reino de Cristo en toda la tierra para gloria
de Dios Padre , y hacer así partícipes a todos los hombres de la
redención salvadora y por medio de ellos ordenar realmente todo
el univer so hacia Cristo. Toda la actividad del Cuerpo místico di-
rigida a ese fin recibe el nombre de apostolado y la Iglesia lo ejerce
a través de todos sus miembros, aunque de manera diversas. La
vocación cristiana es, por su misma naturaleza, también vocación
al apostolado" (Apostolicam actuositatem 2).
Esto nos enseña algunas cosas básicas con relación al aposto-
lado. Ante todo, el sujeto del apostolado es descrito universal-
mente: la Iglesia lleva adelante el apostolado "a través de todos
sus miembros", y "la vocación cristiana es también especialmente
vocación al apostolado". Esta finalidad universal del apostolado
corresponde a sus bases objetivas y a su forma múltiple. Extender
el reino de Cristo para gloria del Padre , traer a todos los pueblos
a compartir la redención salvadora, dirigir el mundo a Cristo, son
descripciones genéricas que encierran muchas formas de la vida
y la actividad cristiana o, para decirlo de otro modo, las vocacio-
nes. El texto conciliar adopta la analogía paulina del Cuerpo Mís-
tico para expresar del modo más conveniente posible dos ideas
principales. La primera es que , de modo similar a un organismo
vivo, cada uno de los miembros del cuerpo místico toma parte
en su actividad, gracias a lo cual "to do el cuerpo se desarrolla ,
conservando el área de actividad propia de cada uno " (Ef. 4, 16).
El segundo punto es consecuencia del primero , pero llega más
lejos: "los miembros que no contribuyen a su modo propio al

224 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


crecimiento del Cuerpo deben ser mirados como inútiles para sí
mismos y para la Iglesia" (Apostolicamactuositatem 2).
Desde este punto de vista se podría decir que el apostolado se
sitúa en lo que a veces llamamos autorealizaciónde la Iglesia,ba-
sada en la vivificadora fundación de Cristo. El apostolado puede
ser definido como la actividad humana , multiforme actividad hu-
mana, que por vías diversas contribuye a la autorealización de la
Iglesia. Ministerio, por otro lado , denota una particular esfera del
apostolado , o mejor , ilumina un cierto aspecto de él. Comprende
una preocupación de los bienes de la salvación, como preorde-
nados por Dios y llevados a cabo por Cristo, dirigida a todas las
almas. Ministerio se refiere entonces a toda actividad a través de
la cual el pueblo participa realmente de esos bienes. ¿Pertenece
esta actividad sólo a la jerarquía? ¿está conectado con la posesión
del sacramento del orden? Ciertamente este sacramento propor-
ciona un acceso especial a los bienes de la salvación y hace de
quienes lo reciben "servidores de los misterios de Dios" (rCor 4, r),
pero la preocupación por los bienes de la salvación, junto a la pre-
ocupación por otros bienes , debe residir en el corazón de cada
apostolado, incluyendo el apostolado de los laicos. Aquí, la fami-
lia es un terreno especial. Esta es una verdad que debemos tener
presente en unas reflexiones pastorales sobre la familia.
"Hay en la Iglesia diversidad de ministerios, pero unidad de mi-
sión. A los a los apóstoles y a sus sucesores Cristo les confirió el
encargo de enseñar, de santificar y de regir en su propio nombre
y autoridad. Los laicos , por su parte, han recibido participación
en el ministerio sacerdotal, profético y real de Cristo, cumplen en
la Iglesia y en el mundo la parte que les corresponde en la misión
global del pueblo de Dios" (Apostolicamactuositatem 2).

REFLEXIONES PASTORALES SOBRE LA FAMILIA 1 225


El Vaticano 11 enseña que la Iglesia entera, como pueblo de
Dios, se compromete con la misión de Cristo y participa en ella.
Esta misión tiene un triple aspecto: sacer dotal , profético y real
-en primer lugar, como un ministerio del mismo Cristo y secu n-
dariamente como participación en el de la Iglesia como pueblo
de Dios-. En el contexto de esta participación, que es universal
(todos los miembros participan de esa triple misión), Cristo es-
tablece en la Iglesia el oficio de enseñar, santificar y regir "en su
nombre y con su poder " y confía este oficio los apóstoles y sus su -
cesores de acuerdo con la suce sión la suce sión jerárquica. De ese
modo, la jerarquía se convierte en el sujeto responsable para rea-
lizar el servicio pastoral en la Iglesia en virtud de su oficio. Pero
este servicio en virtud de su oficio, servicio pastoral , permanece
estrictamente conectado con el hecho de que el conjunto de la
sociedad del pueblo de Dios, todos sus miembros, particularmen-
te todos los laicos , participan en la misión de Cristo básicamente
en unión con la jerarquía, o sea, con quienes son los ministros de
la Iglesia en virtud de su oficio. Por consiguiente, en la base del
orden pastoral hay una comunidad profundamente orgánica, que
obliga a que el servicio jerárquico del sacerdocio sea entendido y
realizado en el contexto de una básica unidad de misión. A esta
unidad básica los laicos le aportan su especial modo propio, un
aspecto que incluye a los casados y a la vida de las familias.
Todas estas premisas teológicas se deben tener presentes. Son
indispensables si tenemos que dar a la teología de la familia su
dimen sión pastoral completa. Parece que debemos traer aquí a
examen el sacramento del matrimonio , para sacar a la luz sus im-
plicaciones pasto rales. Estas implicaciones fueron recibidas en el
pasado de un modo más bien pobre y deben ser ahora exploradas

226 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


con mayor detenimiento, específicamente en el contexto de la
teología de la familia.

2. Significado pastoral del sacramento


del matrimonio
Tanto en la mentalidad de los clérigos como en la de los laicos,
el aspecto canónico o legal del sacramento del matrimonio está
fuertemente acentuado. Esto es comprensible, adecuado y nece-
sario y también genuinamente pastoral en sus efectos. El matri-
monio, en cuanto unión de un hombre y una mujer, debe recibir
una completa legitimación ante los ojos de la sociedad, incluyen-
do a la Iglesia. Debe ser socialmente justificado. Pero este no es
su único aspecto, ni siquiera el más esencial. El aspecto más fun-
damental del matrimonio en la Iglesia es su sacramentalidad. A
su vez, la sacramentalidad significa la inclusión en la actividad
salvadora de Cristo, proseguida continuamente por la Iglesia. La
Iglesia, de acuerdo con las palabras del Concilio Vaticano 11,es
"como un sacramento en Cristo", es la diversificada sociedad del
pueblo de Dios, un pueblo del que Cristo "hace ... una casa real
y sacerdotes de su Dios y Padre" (Ap r, 6), como el Concilio nos
recuerda también. Esta sociedad "ha sido actualizada a través de
los sacramentos y de las virtudes" (LG rr).
Entre los sacramentos, el matrimonio tiene un significado es-
pecial. La Constitución dogmática sobre la Iglesia expresa esto
sucintamente en el contexto de la enseñanza sobre el pueblo de
Dios: "los esposos cristianos, en virtud del sacramento del matri-

REFLEXIONES PASTORALES SOBRE LA FAMILIA 1227


monio, por el que significan y participan el misterio de unidad
y amor fecundo entre Cristo y la Iglesia (cfr. Ef. 5, 32), se ayudan
mutuamente en su vida de casados y en la procreación y educa-
ción de los hijos en su camino a la santidad. Por eso, los esposos
poseen un don especial dentro del pueblo de Dios, en su estado
y orden de vida (cfr. 1 Cor 7, 7)". Volveré en muchas ocasiones so-
bre este don especialde los casados, pues es extremadamente rico
en contenido. El texto continúa: "pues del matrimonio procede
la familia y en ella nacen los nuevos ciudadanos de la sociedad
humana , que , por la gracia del Espíritu Santo , quedan constitui-
dos por el bautismo hijos de Dios, que perpetuaran a través del
tiempo el pueblo de Dios. En esta especie de Iglesia doméstica,
los padres deben ser para sus hijos los primeros predicadores de la
fe, mediante la palabra y el ejemplo , y deben fomentar la vocación
propia de cada uno , con la atención especial hacia la vocación
sagrada " (LG 11).
Estas afirmaciones conciliares sobre el sacramento del matri-
monio , que pueden ser consideradas como afirmaciones clave,
son notables por el inequívoco énfasis que ponen en el significa-
do pastoral del sacramento. También contiene en germen toda
la teología de la familia desde su perfil pastoral. El resto de este
ensa yo estará dirigido a desarrollar este perfil.
El sacramento del matrimonio como realidad básica de la teo-
logía de la familia , comprendido y practicado de un modo pasto-
ral, debe ser examinado en su verdadera esencia, esto es, desde el
punto de vista de su sacramentalidad. La sacramentalidad , como
ya he dicho , significa la inclusión en la misma actividad salvadora
de Cristo , llevada a cabo por la Iglesia. Por eso el sacramento del
matrimonio debe ser visto también como una especial actividad
de Cristo llevada a cabo por la Iglesia. En este orden eclesial vi-

228 1 ESPOSOS, AM IG OS DEL ESPOS O - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


sible, los ministros del sacramento -pues cada sacramento tie-
ne su propio ministro- es la misma pareja que se casa, las dos
personas , el hombre y la mujer, que entran en el matrimonio. A
la vez, ser ministro de un sacramento es algo sacerdotal, una par-
ticipación activa en el sacerdocio de Cristo. La pareja que se casa,
como ministro s del sacramento -a través del cual se convierte n
en marido y mujer en la Iglesia-, expresa con ese acto, es decir,
actualiza de un modo especial, su participación en el sacerdocio
de Cristo, que ya han recibido en virtud de los sacramentos del
bautismo y la confirmación.
El Derecho canónico trata aquí especialmente el aspecto del
consentimiento , prestando atención al contenido e importancia
del mutuo acuerdo, que constituye la base del compromiso. La
teología de la familia, por otro lado , permite ver en el sacramento
del matrimonio, que es equivalente al inicio de una nueva comu-
nidad familiar, esos precisos aspectos que en su significado últi-
mo son pastorale s. Dos per sona s, un hombre y una mujer , que se
acercan al altar como miembros auténticos del pueblo de Dios,
aportan con ellos, junto a su carácter laical, la herencia que han
recibido de Cristo en la Iglesia, empezando desde el momento del
bautismo. Esta herencia inclu ye gracia y devoción. En el pasado ,
la teología parece haber examinado el sacramento del matrimo-
nio , como hizo con otros sacramentos, más desde el aspecto del
don y de la gracia que los esposos reciben y menos desde lado de
la vocación, que surge de la participación en la misión de Cristo
Sacerdote, Profeta y Rey. Este aspecto del sacrame nto del matri-
monio es tan nuevo y a la vez tan extraño para no sot ros que es
nec esario un gran esfuerzo para sacarlo a la luz y comprender su
significado pleno.

REFLEXIONES PASTORALES SOBRE LA FAMILIA 1 229


No pretendo decir que este aspecto fuese completamente des-
conocido y, en la práctica , ignorado al enfocar pastoralmente el
sacramento del matrimonio. La práctica general del pasado in-
dica que, en la mentalidad de los esposos, especialmente recién
casados, la sacramentalidad del matrimonio estaba conectada no
solamente con la gracia que el sacramento aporta, sino también
con la responsabilidad moral y el compromiso que competen a
los esposos en el ámbito de la vida de pareja y también en la vida
familiar, que ahora comienzan. Esta conciencia en la mente de los
esposos encuentra, sea como fuere , su correlato y confirmación
en la enseñanza sobre la vocación de los esposos, que se apoya en
la base de la participación en la misión misma de Cristo: "los es-
posos en su estado y orden de vida tienen su propio don especial
en el pueblo de Dios", tal y como proclama el texto de la Cons-
titución dogmática de la Iglesia. Este don especialse refiere a la
gracia del sacrame nto y a la vocación que acompaña en el sent ido
pleno que deriva de Cristo como Sacerdote, Profet a y Rey en la
comunidad de la Iglesia.
Por esta razón, también la Constitución Pastoral hace hincapié
en que este es un don especial de los esposos "en el pueblo de
Dios". Siempre había sido fuertemente subrayado, al menos en
la institución catequética, que el matrimonio es un sacrame nto
social. La mi sión de Cristo como Sacerdote Profeta y Rey, es una
misión heredada y llevada cabo por todo el pueblo de Dios en la
Iglesia. Tiene por base el vínculo social propio de ese Pueblo y
designa la tarea común y la función que los miembros individua-
les del pueblo de Dios deben llevar a cabo, de acuerdo con esta
descripción de su obligación y respon sabilidad. Por ello, podemos
decir con seguridad que esta participación en la misión de Cristo
da un esencial significado cristiano a la vocación de los esposos

230 1ESPOSOS , AMlGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


en la familia, en virtud del sacramento del matrimonio. En otras
palabras, el sacramento del matrimonio da comienzo a su espe-
cial apostolado, pues apostolado no es otra cosa que la misión del
mismo Cristo y la participación en esta misión. Esta es también la
esfera en la que se deben buscar las bases pastorales de la teología
de la familia .
En el pasado, en la teología y la catequesis sobre el sacramento
del matrimonio se hizo hincapié principalmente -y casi exclu-
sivamente- en la gracia como un don de Dios. Esta gracia con-
firma primariamente y profundiza la adopción sobrenatural de
los esposos, realizada por Dios a través de la gracia santificante,
que es también un toque de la asistencia divina en la nueva vida y
nuevas responsabilidades de la pareja, como esposos y como pa-
dres. Un incremento en la gracia santificante y sacramental son
efectos que el sacramento del matrimonio ocasiona en el alma de
los esposos, en la medida que no ponen obstáculos (non ponenti-
bus obicem).La enseñanza del Vaticano 11nos lleva a pensar esos
efectos también en las categorías de la especial vocación de los
laicos, a través de la que llevan adelante la misión del pueblo de
Dios en el matrimonio y en la familia, misión recibida de Cristo,
Sacerdote, Profeta y Rey. La realización de esa misión empieza,
obviamente, en los esposos mismos, pero también otorga a toda
la familia un perfil cristiano, hasta sus mayores profundidades
humanas. Este perfil puede ser descrito brevemente como sigue :
la familia es una comunidad, una especial communio personarum
en la que los padres transmiten la vida a sus hijos, a nuevas per-
sonas, condicionando en su misma esencia, a través de la educa-
ción, la fundamental y completa realización de la humanidad en
cada uno de sus miembros. En cuanto padres, los esposos deben
continuamente recomendar esta realización en la comunidad. El

REFLEXIONES PASTORALES SOBRE LA FAMILIA 1231


sacramento del matrimonio como su sacramento propio, es a la
vez el sacramento de la familia. Este sacramento tiene una base
pastoral completa: los esposos, en cuanto padres , son primera-
mente quienes realizan el ministerio de salvación con respecto
así mismos y a sus hijos.
Realizar un ministerio de salvación se identifica en cierto as-
pecto con "ofrecer un sacrificio espiritual", expresión que el Con-
cilio Vaticano 11 cita varias veces, como expresión básica de la
universal participación en el sacerdocio de la misión de Cristo .
Si analizamos la esencia de la familia como comunidad de perso-
na s (communio personarum), podemos detectar los fundamentos
de esta comunidad en la verdadera naturaleza del hombre , que,
como enseña el Vaticano 11,"no puede realizarse a sí mismo sino
a través del don desinteresado de sí mismo " (GS 24). Parece que
existe una conexión existencial entre este don de sí en la comuni-
dad conyugal y familiar y ese "ofrecer un sacrificio espiritual" que
es esencial para la vocació n cristiana como expresión de la par-
ticipación en el único sacerdocio de Cristo. El amor plenamente
dedicado de los esposos y padre s, junto al amor de los hijos , que
es una preparación para el desinteresado don de ellos mismos ,
es una reali zación de la familia como communio personarum y es
también una seña l del universal sacerdoc io a través del que la fa-
milia realiza su participación en la misión que Cristo, Sacerdo-
te, ha confiado a todo el pueblo de Dios. La expresión litúrgica
de este sacerdocio universal toma forma en la participación en
el sacrificio eucarístico, pero el lugar para ofrecer un sacrificio
espiritual es la vida misma, en este caso la vida de casados y de
las familias. Una familia que se esfuerza por llegar a ser en su vida
una auténtica comunidad de per sonas a través del diversificado
"don desinteresado de sí mismo" por parte de todos sus miem-

232 1 ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


bros, especialmente los padres, desarrolla el "sacerdocio real" del
que habla san Pedro y, después de él, el Concilio Vaticano 11.
También el contenido del ritual por medio del cual se imparte
el sacramento del matrimonio revela a esta luz su siguiente sig-
nificado pleno. Sabemos que un aspecto esencial de este ritual es
el compromiso mutuo de amor conyugal, fidelidad y honradez
que la pareja de esposos se hace el uno al otro, poniendo al Dios
Trino y a todos los santos como testigos de sus promesas. Este
compromiso precede a la declaración en que el novio y la novia,
cada uno por su turno, afirman que consciente y libremente quie-
ren entrar en un matrimonio indisoluble y comenzar una familia
("¿están dispuestos a recibir de Dios, responsable y amorosamen-
te los hijos, y a educarlos según la ley de Cristo y de su Iglesia?").
Toda la liturgia del sacramento del matrimonio contiene valiosos
elementos para una seria reflexión, pues claramente acentúa la
conexión entre donarse a sí mismo y ofrecer un sacrificio espiri-
tual. Toda la perspectiva de vida de los esposos está de ese modo
anclada en la realidad del sacerdocio universal de los fieles desde
• • • •
su rmsmo 1n1c10.
La realización de una comunidad de personas (communio per-
sonarum) en la familia, en el sentido en que lo hemos presentado
antes, en la parte teórica de este estudio, nos permite incluso nos
obliga a conectar toda la realidad de la vida de los esposos y de la
familia con la misión real (munus reale) de Cristo. Todo el pueblo
de dios y cada uno de sus miembros recibe esta misión de Cristo
para expresarla en su propia vida. Esta misión real se expresa en la
actitud espiritual de autogobiemo, que tan profundamente entra
en el ethos de la persona y de la comunidad humana. "cristo ha co-
municado este poder a sus discípulos para constituirlos en liber-
tad real y para que, por su entrega y vida santa, puedan vencer en

REFLEXIONES PASTORALES SOBRE LA FAMILIA l 233


sí mismos al reino del pecado (cfr. Rom 6, 12); más aún, para que
sirviendo a Cristo también en los demás conduzcan en humildad
y paciencia a sus hermanos al Rey, cuyo servicio equivale a reinar"
(LG 36). Ese reino espiritual , que está marcado por la libertad so-
berana y por la constante voluntad de servir es, por así decir , la
quinta esencia de toda exigencia ética; sin ella, ninguna auténtica
communio personarumpuede ser concebida ni realizada.
El don desinteresado de sí mismos, que conforma el matrimo-
nio y la familia como una comunidad interpersonal, no debe que-
dar en una mera frase o en un irrealizable ideal, Sino que debe
impregnar todo el contenido de la moral cristiana. De ese modo,
la familia expresa su participación en la misión real de Cristo. El
esfuerzo y la energía moral que la pareja, como esposos y padres,
junto a los demás miembros de la sociedad familiar , inter vienen
en realizar una comunidad de personas están bien el "ofrecimien-
to de un sacrificio espiritual". La dimensión real del pueblo de
dios y de cada uno de sus miembros está , desde luego, íntima-
mente conectada con su aspecto sacerdotal. En palabras de san
Pedro, reiteradas por el Vaticano 11,deben llegar a ser un "sacer-
docio real ".
Incluso sin descender por el momento los detalles , somos bien
conscientes de la medida y la forma en la que una pareja de es-
posos y padres, y todos los miembros de la sociedad familiar en
la órbita de influencia de los padres, necesita realmente este sa-
cerdocio espiritual y una madurez ética. El aspecto familiar de la
teología de la familia se refiere precisamente a esto y lo lleva a la
, .
practica.
La participación en la misión profética de Cristo (munus pro-
pheticum) va de la mano con esto. Cuando Cristo, Profeta , "pro-

2341 ESP O SOS, AMIGOS DEL ESPO SO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


clama el reino de su padre con el testimonio de su vida y el poder
de sus palabras", convierte a los laicos en "sus testigos y les con-
cede el sentido de la fe y la gracia de la palabra (cfr. Hch 2, 17-18;
Ap 19, 10) para que el poder del Evangelio brille en la vida dia-
ria , familiar y social". El Concilio Vaticano 11señala a la familia
como uno de los lugare s propios para la realización de la misión
profética: "los laicos quedan convertidos en poderosos heraldos
de la fe en las cosas que experimentamos (cfr. Heb 11,1), cuando
sin vacilación unen a la vida de fe la profe sión de fe... En esta
tarea resalta el gran valor de ese estado debido a santificados por
un sacramento, que es la vida matrimonial y familiar. En ella, el
apostolado de los laico s encuentra una vocació n de ejercicio y
una escuela excelente, cuando la vida cristiana penetra todo el
contenido de la vida y la transforma día tras día. Ahí los cónyu-
ges tienen su vocació n: ser, entre ellos y para los hijo s, testigos
de la fe y del amor de Cristo. La familia cristiana proclama en
altavoz tanto las virtude s presente s del reino de dios, como la
esperanza de la vida futura. De ese modo, con su ejemplo y su
testimonio, arguye al mundo de pecado ilumina a los que buscan
la verdad" (LG 35).
El Concilio Vaticano 11, como hemos podido ver, considera que
la misión de la familia tiene una gran importancia, y la describe
también como una participación en la misma mi sión profética de
Cristo. Esta misión se realiza dentro de la familia, en las relacio-
nes mutuas de los esposos, de los padres y de los hijos. Se realiza
también en la relación de la familia con la sociedad. Se podría
decir que el Concilio ve a la familia como una socie dad primaria
y básica del pueblo de Dios, que es heraldo y testigo del Reino de
Dios por el simple hecho de su realidad cristiana: siendo una au-
téntica comunión de personas y bu scando reali zar esta comunión

REFLEXIONES PASTORALES SOBRE LA FAMILIA 1235


en las relaciones mutuas , en el desarrollo y educación de todos
sus miembros.
"Los cristianos, al redimir el tiempo presente y distinguiendo lo
externo de lo temporal, deben promover con diligencia los bienes
del matrimonio y de la familia ... Los cónyuges hechos a imagen
de dios vivo y constituidos en el verdadero orden de personas ,
vivan unidos con el cariño, modo de pensar y mutua santidad,
para que , siguiendo a Cristo, principio de vida, en los gozos y las
alegrías de su vocación, a través de su fiel amor sean testigos de
aquel misterio del amor que el Señor con su muerte y resurrec-
ción reveló al mundo " (GS 52).
El significado pastoral del sacrame nto del matrimonio para
toda la teología de la familia consiste, sobre todo, en sacar relieve
de los aspectos cristianos, el apostólico y el estrictamente minis-
terial, que este sacramento pre supone y refuerza en los esposos
y padres y, a través de ellos, en toda la comunidad familiar. El
sacramento del matrimonio presupone estos elementos, pues se
encuentran en cada cristiano que recibe este sacramento en la
Iglesia. Están implantados en las almas de las parejas de prome-
tidos o recién casados como un depósito vivo desde el momento
del bautismo. A través del sacramento de la confirmación, esos
elementos se reafirman, refuerzan y orientan hacia una deter-
minada vocación cristiana, que normalmente toma la forma de
vida matrimonial y familiar. De ese modo, el sacramento del ma-
trimonio encuentra esos elementos especiales de semejanza con
Cristo, que están unido s a su misión sacerdotal, real Y profética ,
y que ya están present es en los jóvenes cristianos cuando entran
en la unión sacramental del matrimonio. Esos elementos están,
por así decir, inscritos en el perfil espiritual del novio y de la no-
via, en su formación anterior y en su actitud. Son también parte

236 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


del contenido de amor que conduce a un hombre y a una mujer
al altar, al sacramento, a las promesas matrimoniales. Hay que
hacer todos los esfuerzos necesarios para identificar este hecho y
ayudar a las parejas hacer consciente de ello. Naturalmente, estos
elementos de la vocación cristiana no están presentes en la con-
ciencia de la pareja en el mismo estado en que los encontramos
definidos por el magisterio del Concilio; pero los encontramos
con una presencia existencial de mayor o menor claridad y trans-
parencia. En esto es en lo que debemos fijarnos , ante todo.
A la vez, debemos notar que el sacramento del matrimonio re-
fuerza todos estos elementos de la vocación cristiana en las almas
de los esposos y futuros padres y les inicia en una nueva vida. Se
trata de un género especial de iniciación, cuyo desarrollo, confir-
mación y cumplimiento futuros, se convierte en esa tarea para
toda la vida que es el matrimonio y la familia. Los esposos deben
redescubrir su vocación cristiana en el contexto de su nueva vida
o, mejor todavía, deben descubrirlas constantemente. Unidos a
toda su familia ambos deben, de algún modo, vigilar y afirmar
esta vocación, pues tienen el encargo de llegar a ser "testigos de
aquel misterio de amor que el Señor con su muerte y resurrección
reveló al mundo". El sacramento del matrimonio proporciona
una base suficiente mente fuerte para ello. Toda la vida de familia
puede surgir a partir de esa base como un testimonio auténti-
co del amor que dios ha revelado al mundo. Este testimonio es
también la expresión de la realidad pastoral que constituyen la
familia y también está creado por la familia. No debemos perder-
lo de vista.
La familia es, ante todo, el sujeto responsable de cuidar los
bienes de la salvación y el sujeto responsable de realizarlos no es
simplemente objeto de ese cuidado y realización. En esa subjeti-

REFLEXIONES PASTORALES SOBRE LA FAMILIA 1 237


vidad, los padres juegan el papel primario. Son ellos, después de
todo, los ministros del sacramento del matrimonio. Sin embargo,
desde una perspectiva más amplia, los hijos tienen también un
papel en esa rica subjetividad, y no necesariamente cuando son
ya maduros e independientes; sino que participan en ella desde
el momento del nacimiento y especialmente desde el momen-
to del bautismo. La experiencia enseña mucho a este respecto y
podemos observar cuanto la vida cristiana de las familias, espe-
cialmente la de los padres , debe a los hijos. Podemos ver así en
qué medida los niños son ministros de los múltiples vienes de la
salvación, gracia y moralidad de la vida de la familia. Los esposos
cristianos, para llevar adelante su propia vocación, dirigiéndose
desde la boda hacia su futura familia, deben incluir en su visión
del futuro todos los niño s que llegarán al amor, fidelidad y hone s-
tidad conyugales. Claramente el sistema pastoral tiene aquí mu-
chas dimensione s y se corresponde con la estructura profunda de
la communio personarum que es, y que continuamente debe llegar
a ser, la familia.
Este sistema es también primariamente inmanent e. La realidad
pastoral de la familia y todas las potencialidade s para su desarro-
llo residen principalmente en la familia misma , en las personas
individuales y en sus vínculos mutuos. Vínculos que reciben su
forma básica en el sacramento del matrimonio, que les infunde
nuevo s elementos en la economía de la salvación. Tanto en los
que existían antes del sacramento, como los quede el proceden,
reciben todos los dones necesarios para hacerl es capaces, y a tra-
vés de ellos a la comunidad, de realizar en plenitud el bien de la
salvación al que han sido llamados introducidos por el sacramen-
to del matrimonio. Todo el ministerio de la familia, como una
tarea especial para la Iglesia, debe conocer cómo mantenerse con

238 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


seguridad en este terreno. Más adelante haré algunas observacio-
nes a este respecto. En la tradición de la Iglesia Católica, el sacra-
mento del matrimonio es el sacramento de los laicos. Ser laico
significa ir al mundo , tener una especial relación con el mundo.
Este mundo es "el teatro de la histo ria humana, con sus afanes,
fracasos y victorias; el mundo , que los cristianos creen fundado
y conservado por el amor del Creador, esclavizado bajo la servi-
dumbre del pecado, liberado por Cristo, crucificado y resucita-
do, roto el poder del demonio, para que el mundo se transforme
según el propósito divino y llegue a su consumación" (LG 2). La
vocación cristiana de los laicos, y especialmente la vocación al
matrimonio y a la vida familiar, está condenada con el mundo
entendido en el sentido integral dado por el Evangelio y por Cris-
to. Sabemos que el término mundo puede tener también otros
significados, Y que el significado de la existencia humana y del
curso de los acontecimientos en la vida puede ser formulado con-
servando estos otros significados. Pero la vocación cristiana de
los laicos , cuyo nombre mismo habla de "ir al mundo"[ 53l toma su
noción del significado de la existencia y del curso de los aconteci-
miento s desde el punto de vista evangélico sobre el mundo , desde
el significado que Cristo le da.
Esto sirve de un modo especial para la vida de la familia, y por
eso resulta adecuado para unir íntimamente el aspecto pastoral
de la familia con la misión de Cristo. Se podría decir que la fami-
lia y la vocación de padres son de un modo especial "del mundo",
pues la familia conforme el mundo de un modo básico, al traer

53 El término polaco que indica "laico", swiecki , Deriva de la palabra swiat, Qué
significa mundo , por ello en polaco el término "laico" literalmente significa
"los que son del mundo"

REFLEXIONES PASTORALES SOBRE LA FAMILIA 1239


continuamente nuevas personas a la realidad del mundo. Se po-
dría decir también, manteniéndose dentro de la per spectiva de
la revelación, que la creación, la tierra, se convierte en mundo a
través de los seres humanos , a través de cada ser humano sin ex-
cepción. En su vida en la tierra, las personas comparten el destino
del mundo y, como el mundo, están sujetos al desarrollo y al cam-
bio. Dentro de estos límites, entre el nacimiento y la muerte , las
personas deben también conformar el mundo. La familia es a la
vez el lugar donde ese proceso comienza y su entorno básico. La
familia es también la vocación más frecuente de los laicos , el pri-
mero y fundamental terreno de sumisión cristiana. "allí han sido
llamados por Dios, para que, desempeñando su propia profesión
guiados por el espíritu evangélico, contribuyan a la santificación
del mundo como desde dentro , a modo de fermento. Y así ha-
gan presente a Cristo ante los demás, primordialmente mediante
el testimonio de su vida, por la irradiación de su fe, esperanza y
caridad. De manera especial les corresponde a ellos iluminar y
ordenar las realidades temporales a las que están estrechamente
vinculados, de modo que se realicen y progresen conformes Cris-
to y sean para la gloria del Creador y Redentor" (LG 31).
La idea de la consagración del mundo (consecratio mundi) en-
cuentra su base primera y fundamental en la vida de la familia ,
en "las circunstancias ordinarias de la vida de familia " desde la
que se entreteje la existencia de muchos laicos católicos (LG 31).
Esta idea y, especialmente, su realización define también el ca-
rácter pastoral de la familia, pues la consagración del mundo
debe empezar por los seres humanos, ya que debe ser llevada a
cabo por ellos. La familia, que da al mundo su significado en este
sentido más básico , pues trae al mundo continuamente nueva s

240 1 ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


personas, debe ser también el lugar donde la consagración al
mundo comienza.

3. Las posibilidades y condiciones


del ministerio de la familia
Ahora que tenemos delante de nosotro s un esquema de las impli-
caciones pastorales del sacrame nto del matrimonio para la natu-
raleza íntima de la familia, estamos preparados para comprender,
también en esquema, las consecuencias básicas que rodean la
actividad de la iglesia conocida como ministerio de la familia. No
pretendo aquí entrar en una discusión detallada sobre esa activi-
dad; quiero solamente presentar algunos pensamientos básicos
sobre ella.
Si el sacramento del matrimonio indic.a que la Iglesia confía a
dos persona s que son marido y mujer lo que se refiere a los bie-
nes de la salvación en relación con su vida de familia, entonce s
el sacrame nto indica también que la Iglesia pretende compartir
esta preocupación con los esposos de un modo real y efectivo.
Aquí, de nu evo, podemo s reflexionar sobre el aspecto canónico
del matrimonio , no solo en su aspecto legal, sino también en su
significado pastoral. Sabemos que la ceremonia del matrimonio
debe celebrarse delante de una persona que actúa como testigo
oficial de la iglesia, un ministro ordenado autorizado a realizar
esa función , y también es la presencia de otros testigos. Éstos úl-
timos atestiguan el hecho de que el matrimonio ha sido "legal-
mente contraído anteriores y aprobado por la iglesia". Desde el

REFLEXIONES PASTORALES SOBRE LA FAMILIA 1241


punto de vista canónico, todo esto es necesario para establecer el
hecho legal de un matrimonio en la Iglesia. Desde el punto de vis-
ta pastoral , sin embargo, la participación de los testigos, ambos,
el oficial, que es un ministro ordenado, y los otros testigos pre-
sentes, indica que la Iglesia quiere compartir con los esposos esta
preocupación por los bienes de la salvación en relación con su
vida familiar, una preocupación que en este importante momen-
to de la iglesia confía primariamente a los esposos. Esto explica
también porque el matrimonio necesita la bendición de la Iglesia.
De acuerdo con la enseñanza expresada primero en la Cons-
titución pastoral del Vaticano 11Y repetida después de un modo
más detallado en la Human~ vit~, la tarea de fomentar esta pre-
ocupación es responsabilidad personal. El bienestar de c.ada ma-
trimonio y de cada familia, en virtud del sacramento, se convierte
en cierta medida en la preocupación de todo el pueblo de dios
en el amplio sentido del término: "los cristianos deben promover
diligentemente los bienes del matrimonio y de la familia , a la vez
con el testimonio de la propia vida y con la acción concorde de los
hombres de buena voluntad ... Para obtener este fin, ayuda rán en
gran medida el sentido cristiano de los fieles, la recta conciencia
moral de los hombres, y la sabiduría y competencias de las per-
sonas versadas en las ciencias sagradas" (LG 52). El documento
conciliar ha resumido , como de un tirón, los elementos consti-
tutivos de este gran importante proceso de la vida de la iglesia y
de la sociedad que constituye la esencia del ministerio de la fami-
lia. Éste es un proceso en el que las dimensiones más profundas
del ministerio cristiano, el sentido de la fe y la recta conciencia,
producen frutos. Es, por lo tanto, un proceso que desarrolla su
propia guía, pero también es un proceso consciente mente guia-
do por "la sabiduría y competencias de las personas versadas en

242 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


las ciencias sagradas". El texto conciliar habla de un modo básico
y general. Los versados en las ciencias sagradas son los teólogos.
Pero para realizar el ministerio de la familia se necesitan ambas
cosas, "sabiduría y experiencia", Y la última puede ser encontrada
en persona sin formación teológica e, incluso , en el pueblo llano.
A pesar de todo, "los especialistas, especialmente en las disci-
plinas de biología, sociología y psicología , pueden contribuir al
bienestar del matrimonio y de la familia y a la paz de la conciencia
si se esfuerzan por aclarar más a fondo , con estudios convergen-
tes, las diversas circunstancias favorables a la una honesta orde-
nación de la procreación humana " (LG 52). A la luz de la ciencia
moderna y de la experiencia de la Iglesia, lo que llamamo s minis-
terio de la familia debe ser visto como un proceso en el que in-
tervienen muchos factores. El más importante es, desde luego , el
factor interno del sentido de la fe y una conciencia recta. Pero la
iglesia es bien consciente de lo grande que es la influencia de este
proceso de varias condiciones de naturaleza social. Escuchar a la
opinión pública tiene un enorme significado a este respecto y por
eso tienen una gran responsabilidad los que conforman y crean
la opinión pública. El Vaticano II también aprecia en todo su va-
lor la portación de las ciencias, especialmente cuando se trata del
tema del nacimiento y de la transmisión de la vida, tema central y
esencial para cada familia.
En relación con lo más profundo de este largo y diversificado
proceso , los sacerdotes, como ministros ordenados, tienen un
papel especial que desempeñar en el ministerio de la familia. Al
llevar a cabo su función ministerial, deben tomar en considera-
ción este global proceso social; de algún modo deben encontrarse
en el medio del proceso y prestar su propio servicio a la familia.
Como sabemos por experiencia, este servicio tiene dimensiones

REFLEXIONES PASTORALES SOBRE LA FAMILIA 1 243


múltiples. "la tarea de los sacerdotes, debidamente preparados en
el tema de la familia, es fomentar la vocación de los esposos a la
vida conyugal y familiar con diversos medios pastorales , como la
predicación de la Palabra de Dios, el culto litúrgico y otras ayudas
espirituales; fortalecerles humana y pacientemente en las dificul-
tades y confortarles en la caridad, para que formen familias real-
mente espléndidas" (LG 52).
El servicio ministerial de los sacerdotes es un modo especial
despreocupación por la salvación traída por Cristo. Una condi-
ción básica para realizar efectivamente este servicio a favor de la
familia es una conciencia, una profunda conciencia, del hecho
de que la Iglesia, a través del sacramento del matrimonio, confía
desinterés primeramente a los esposos como padres, y después,
gradualmente, a sus hijos en la comunidad familiar. La función
de los ministros ordenados, por tanto, debe conformarse aquí
al principio de subsidiariedad. Esto está implicado en el mismo
orden sacramental. La tarea de los sacerdotes es preparar cada
pareja de novios para el sacramento del matrimonio y acompañar
a cada familia de su comunidad parroquial de tal modo que la
preocupación por los bienes de la salvación sea en ella lo primero.
El sacerdote debe encender en ellos la conciencia y la fuerza del
sacerdocio real , la responsabilidad conexas con la misión profé-
tica del pueblo de dios. Cada familia, en cuanto comunidad cris-
tiana singular, es una parte orgánica de la gran comunidad de la
iglesia, el pueblo de Dios. Por eso, comparte la misión de Cristo
de un modo particular, custodiando su propio don especialcomo
enseña la Constitución Lumen gentium, recordando palabras de
san Pablo. A este respecto , debe tenerse presente que el don espe-
cial conectado con el sacramento del matrimonio con lleva gra-
cias especiales:los carismas, de los que san Pablo enseñó en su día

244 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


en la Carta los Corintios y que el Vaticano 11nos recuerda hoy:
""cada uno recibe las manifestaciones del Espíritu para beneficio
público " (1 Cor 12, 7). Debido a que estos carismas, tanto los ex-
traordinarios, como los más habituales y ampliamente distribui-
dos, deben ser recibidos con gratitud y consuelo, porque son muy
adecuados y útiles para las necesidades de la Iglesia". Son gracias
especiales a través de las que el Espíritu Santo hace a los fieles
de cada estado "idóneos y prontos para ejercer las diversas obras
que sean útiles para la reno vación y el continuo crecimiento de
la iglesia" (LG 12).
El sacerdote, guiado por una fe viva en la actividad del Espíri-
tu Santo, que por virtud del sacramento del matrimonio pene-
tra toda la esfera de la vida de la familia, debe de algún modo,
desde el mismo punto de partida de su trabajo en el ministerio
de la familia , presuponer no solo la gracia sacramental, sino
también la posibilidad de los carismas en la vida de la familia.
Éstos carismas podrían ser "los más habituales y ampliamente
distribuidos", de los que habla la Constitución Lumen gentium,
pero también estos tienen la máxima importancia para "la re-
novación y el continuo crecimiento de la iglesia". En ningún
momento debe dudarse de que la vida de la familia sirve como
fundamento especial para el crecimiento de toda la comunidad
del pueblo de Dios y también de la sociedad secular. Desde ese
punto de vista, sucede con frecuencia que muchas expresiones
comunes del amor en la familia -la devoción de los padres por
sus hijos; el a veces heroico sacrificio por un marido o mujer,
hijo o pariente , que sufre o que tiene una enfermedad incurable;
el aveces sorprendente el talento pedagógico de gente que pare-
ce simple y sin educación- pueden ser manifestaciones de esas
gracias especiales o carismas.

REFLEXIONES PASTORALES SOBRE LA FAMILIA 1245


El sacerdote debe tener todo eso entre los ojos. El hecho de que
el mismo , al escoger el sacramento del orden , escoge permane-
cer soltero y, por lo tanto , no fundar una familia por sí mismo ,
le debe ser incluso más sensible a los verdaderos valores de la
vida matrimonial y familiar. Después de todo , también el debe
de algún modo su vocación sacerdotal a su propia familia y a su
atmósfera cristianas. Cuando ha decidido no fundar una familia,
cuando ha escogido el celibato, que es un carisma especial del
Reino de Dios en la tierra , Y lo convierte en su aplicación para
toda la vida , desde por virtud de ese mismo carisma dar testimo-
nio de un modo aún más desinteresado de los valores humanos y
cristianos conectados con la familia. Scheler observa, y probable-
mente no fue el primero en hacerlo, que la persona que es capaz
de sentir y comprender mejor los valores de aquel que renuncia a
ellos por una causa más alta. Parece que este testimonio interno
del sacerdote , la expresión de su creencia y actitud, desu madurez
espiritual, debe situarse como base de todo su ministerio hacia
las parejas casadas y las familias. Las personas que viven en una
familia, esposos , parientes, niños, deben ser capaces de percibir
con facilidad en el el testimonio del valor de su propia vocación.
El sacerdote consigue esto no a través de una comprensión hu-
mana de estos valores , sino a través de una fe viva en la Palabra de
Dios, una fe que le permite ponerse en contacto con los valores
divinos de las personas casadas y de la vida en familia y expresar y
comunicar este significado en el conjunto de su servicio.
De este modo, el tema del ministerio de la familia como una fun -
ción especial de los ministros ordenados alcanza profundamente
su formación sacerdotal, y el ámbito de las creencias y actitudes
que proceden de la fe y que se incorporan a la vida del sacerdo-
te. Esta es una materia difícil y delicada , que toca toda una serie

246 1ESPOSOS, AM IGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


de experiencias, que son también muy personales. Todo ello pide
que el sacerdote supere una forma de pensar cuadriculada y lle-
gue a ser al mismo tiempo firme y comprensivo. En el ministerio
de la familia, el sacerdote da también testimonio de su preocupa-
ción apostólica por todo el ser humano, por todos los problemas
de las personas, implicando a Cristo. Este ministerio pastoral es
un test de la madurez espiritual y constante mente presupuesto.
Las siguientes palabras del Concilio Vaticano 11,aunque dichas
en un contexto más amplio, se aplican perfectamente aquí: "los
laicos ... Tienen el derecho de recibir con abundancia de los pas-
tores los bienes espirituales de la Iglesia". A su vez, los pastores,
"con la ayuda de la experiencia de los laicos, están en condiciones
de juzgar con mayor precisión y objetividad tanto los asuntos es-
pirituales como los temporales. De este modo, la iglesia entera,
robustecida por todos sus miembros, puedes con mayor eficacia
cumplir su misión para la vida del mundo" (LG 37).
La teología de la familia debe ser completamente pastoral por-
que la revelación -en cuanto fuentes de la teología y del magis-
terio de la Iglesia, que es el canal auténtico y oficial a través del
que se transmite la revelación- es completamente pastoral. Por
esta razón y en este sentido, toda la teología de la familia debe ser
pastoral, tanto la parte que está relacionada con la teología teóri-
ca de la familia, como la parte práctica. Obviamente esto se reali-
za de diversos modos. La teología teórica de la familia es pastoral
de un modo y la teología práctica, de otro. Sin embargo no debe
dudarse que esta última tiene sus bases y raíces en la primera,
del mismo modo que la Constitución pastoral de la Iglesia en el
mundo contemporáneo tiene sus bases y raíces en la Constitu-
ción dogmática de la iglesia.

REFLEXIONES PASTORALES SOBRE LA FAMILIA 1247


Que la doctrina sea pastoral es algo característico, ante todo,
de la revelación misma, que nunca es, ni en su conjunto, ni en
cualquiera de sus elementos, un puro teorema o una mera ideolo-
gía. Se podría decir que el conjunto de la revelación , en tanto que
enseña Y actividad de dios en relación al hombre , es en su esencia
un trabajo y un proceso pastoral , una expresión de la preocupa-
ción de dios por el bienestar y la salvación de la humanidad. Una
imagen predominante de la escritura es la del pastor, el pastor de
Israel en el Antiguo Testamento, el buen pastor en el Evangelio.
La familia, como una realidad humana, que corresponde a la más
profunda naturaleza del hombre , entra en el plan eterno de la
salvación que fue impulsado y gradualmente revelado por dios.
Así la familia fue inscrita en la historia de la salvación desde su
mismo inicio y constituye el tejido vital de esta historia en cada
una de sus fases. Del mismo modo que la familia tiene su his-
toria humana -cada familia singularmente y cada una de ellas
en la corriente histórica de las grandes sociedades, naciones y
pueblos-, la revelación nos dice que la familia tiene también un
lugar en la historia de la salvación. Y este es un lugar también en
la iglesia, ya que la historia de la salvación es el hilo esencial de la
misión histórica e inalterable de la iglesia.
Abrir el aspecto pastoral de la teología de la familia es simple-
mente sacar a la luz el papel único de la familia en la misión de la
Iglesia como pueblo de dios, pues a través de ese papel la familia
se conecta con la historia de la salvación y asume constantemen-
te de nuevo su puesto en la historia. De nuevo porque la familia
es una realidad que continuamente comienza a vivir de nuevo ;
surge de nuevo cuando dos personas , un hombre y una mujer,
deciden transmitir la vida a un nuevo ser humano , tomando esa
decisión y llevándola adelante con total responsabilidad por el

248 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


bien de la vida de la familia, esto es por el pluri forme sistema
de valores que pertenece al plan divino de salvación. En el punto
de partida de su decisión, o, con mayor precisión, en el punto de
partida del hacer efectiva esa decisión, se sitúa el sacramento del
matrimonio.
En ese caso, la familia es continuamente realizada de nuevo s,
como resultado de que cada familia constituye una completa-
mente nueva y concreta realidad, con su propia histo ria y repeti-
ble y su propio En ese caso, la familia es continuamente realizada
de nue vo, como resultado de que cada familia constituye una
completamente nue va y concreta realidad , con su propia histo ria
y repetible y su propio lugar en la histo ria de la salvación. Éste
hecho, sin embargo, no nos impide ver la realidad de la familia
de un modo general o de concebir el bien , el sistema de valores
que le corresponde en el plan y en la historia de la salvación de
un modo general.en la historia de la salvación. Éste hecho , sin
embargo, no nos impide ver la realidad de la familia de un modo
general o de concebir el bien , el sistema de valores que le corres-
ponde en el plan y en la historia de la salvación de un modo ge-
neral. El hecho de que la familia sea histórica, lejos de oscurecer
lo que es básico y esencial, tiende a hacerlo aparecer y acentuarlo
incluso con mayor profundidad.

REFLEXIONES PASTORALES SOBRE LA FAMILIA 1 249


Amorfecun o
y responsa e 1979

1. El décimo aniversario
La ocasión para celebrar este congreso es el décimo aniversario de
la aparición de la encíclica Human;e vit~, publicada por el Santo
Padre Pablo VI el 25 de julio de 1968.
El Centro Internacional de estudios sobre la Familia nos invita a
considerar juntos el tema clave de la encíclica: el amor fecundo y
responsable. Lo abordamos, no solo como el tema de un documen-
to de la iglesia que expresa la enseñanza de su máxima autoridad,
sino también como un problema pastoral en el que el conjunto
del pueblo de dios participa de diferentes modos. Esto ha sido
claramente expresado en la tercera y última parte de la encíclica
Human;e vi~ Y, en una fecha anterior en la Constitución pastoral
del Concilio Vaticano 11.El documento pontificio ha desarrollado
con claridad indicacionespastorales,apelando, respectivamente, a
las autoridades públicas y a los hombres de ciencia, dirigiéndose a
quienes están más directamente implicados, es decir, los cónyuges
cristianos y las familias y también a través de un modo indirecto a
quienes están implicados con la paternidad responsable: médicos

250 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


y todos los que trabajan en la sanidad y, finalmente, a los pastores ,
sacerdotes y obispos de toda la iglesia del mundo de hoy[54J.
En algunas medidas, nue stra presente reunión es también una
respuesta a las diversas llamadas de la Iglesia, de Pablo VI y del Con-
cilio Vaticano II; la respuesta después de 10 años, y también desde
la perspecti va de esos 10 años, durante los que se ha desarrollado,
junto a diversas voces de protesta y oposición, un esfuerzo metó-
dico para mostrar la po sibilidad de respetar la ley divina en la vida
matrimonial , tan claramente expresada por Pablo VI en HV 20.
Ese esfuerzo, comprendido desde múltiples aspectos, es en sí
mismo un argumento tomado de la amplia gama de experiencias
y habla en favor de la verdad de la doctrina contenida en la encí-
clica y en su lógica esencial.
Puesto que esta verdad y esta rectitud se refieren, ante todo,
al problema de la coordinación entre los ritmos del amor conyu-
gal y la procreación, resulta también adecuado dedicar nuestra
atención al tema de ese congreso.

2. La Encíclica Humanéevitée
y la constitución Gaudium et spes
Para comenzar a hacerlo es necesario dirigirse a la fuente misma.
Es sabido que la encíclica está muy relacionada con la Constitu-
ción pastoral para el Vaticano 11,que, en el primer capítulo de

54 Cfr. HV23. Tambi én GS 2.

AMOR FECUNDO Y RESPONSABLE 1251


su segunda parte, titulado "Dignidad del matrimonio y de la fa-
milia", trata, entre otros temas, de "armonizar el amor conyugal
con el respeto a la vida humana" (GS 51). También sabemos que,
dentro de ese campo, algunos problemas que necesitan un análi-
sis y examen más profundo bajo todos sus aspectos fueron enco-
mendados a una Comisión (para problemas de población, familia
y genética) creada en 1964 por el papa Juan XXIII y ampliada por
Pablo VI en 1964. La Comisión tenía un carácter meramente con-
sultivo pero la decisión final sobre el tema correspondía al papa
mismo en virtud de su autoridad magisterial propia. Por esto no
podemos buscar en el texto de la Constitución pastoral solucio-
nes concretas, aunque es necesario referirnos a ella, algo que ya
hizo el mismo autor de la encíclica (HV 7), pues ahí se expresa lo
que se había dicho al respecto y de una forma altamente autori-
zada en el Concilio Vaticano 11.
En realidad, la exposición de Gaudium et spes sobre el tema
del amor conyugal (n. 49) Y sobre la fecundidad del matrimonio
(n. 50) es, incluso, más extensa que en la misma Human;e vit;e Y
también parece más analítica. Mientras que la encíclica trata el
tema de la vida conyugal de un modo sintético, la Constitución
pastoral usa un método más descriptivo, poniendo el acento en
los aspectos Cristo lógicos y sacramentales del matrimonio y
enriqueciendo el texto con muchas exhortaciones. De hecho ,
se puede decir que contiene el conjunto de la pedagogía y ética
cristianas. La exposición de la Human;e vit;e es más concisa, es-
trictamente teológica y sistemática y hace hincapié en el hecho
de que el amor conyugal tiene su "origen" en "Dios que es amor"
y Padre. "a través del tono recíproco decir mismos, que les es
propio y exclusivo, Marido y mujer tienden a la comunión de
sus seres en vistas de su mutua perfección Personal, para cola -

252 1 ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


borar con dios en la generación y educación de nuevas vidas"
(HV 8).
Después de esa afirmación, Pablo VI enumera la lista de las ca-
racterísticasdel amor conyugal. "este amor es, ante todo, plena-
mente humano, total, fiel y exclusivo, y fecundo ". Cada una de
esas cualidades es descrita concisa mente. El amor es plenamente
humano y, por ello, "pertenece a los sentidos y al espíritu al mis-
mo tiempo"; es engendrado y formado por un hombre y por una
mujer , no solo como "una simple fusión del instinto y del sen-
timiento", si no también y "principalmente como un acto de la
voluntad libre ". Al definir la totalidad del amor conyugal, el autor
de Human;e vit;e insiste en que "es una forma muy especial de
amistad personal, en la que marido y mujer comparten genero-
samente, sin reservas indebida s ni cálculos egoístas. Quien ama
verdaderamente a su cónyuge, lo ama no solo por lo que él recibe ,
sino por sí mismos, gozoso de poder enriquecerlo en el don de
sí". La plenitud del amor conyugal está de este modo conectada
con su siguiente cualidad: "es un amor fiel y exclusivo hasta la
muerte. Así lo conciben el esposo y la esposa el día en que asumen
libremente y con plena conciencia el compromiso del vínculo
matrimonial. El autor de la encíclica añade: "fidelidad que a veces
puede resultar difícil, pero que siempre es posible ... Nadie puede
negarlo ... La fidelidad no solo es connatural al matrimonio, sino
también manantial de felicidad profunda y duradera" (HV9).
Este amor, que es proporcional al don exclusivo de las personas
hasta el fin de sus vidas, tiene derecho a ser un amor fecundo.
Esta es la cuarta característica del amor, que se convierte en sello
de las demás cualidades. "es un amor fecundo, que no se agota
en la comunión entre los esposos, sino que está destinado a pro-
longarse suscitando nuevas vidas". Tal y como leemos en GS 50:

AMOR FECUNDO Y RESPONSABLE 1253


"los niños son, sin duda, el don más excelente del matrimonio y
contribuyen sobremanera al bien de los propios padres".
Como vemos, la imagen completa del amor conyugal, tras
aparecer y sistematizarse sus características principales, apunta
hacia la fecundidad, como compendio de la comunión interper-
sonal GS 48 define como "alian za matrimonial". A esto añade en
otro lugar la Gaudium et spes: "los cónyuges, hechos a la imagen
de dios vivo y constituidos en la verdadera dignidad de personas
(...) por los gozos y sacrificios de su vocación por medio de su fiel
amor, sean testigos de aquel misterio de amor en que el Señor
con su muerte y resurrección reveló al mundo" (GS 52).

3. Amor y responsabilidad
De ese modo , la encíclica Human~ vit~, refiriéndose con frecuen-
cia a Gaudium et spes, es un documento especial que contiene la
enseñanza actual de la Iglesia sobre el tema del amor conyugal.
Antes de abordar el tema principal del documento, el problema
de la paternidad responsable es necesario poner aún más de re-
lieve la dimensión básica de la responsabilidad que marido y mu-
jer tienen sobre sí mismos , es decir , la responsabilidad sobre su
amor cssJ. Este amor, con sus características especiales, enumera-
das en la encíclica, es un bien básico del matrimonio , al igual que
es un bien básico de los seres humanos y de la humanidad. Este
amor ha sido revelado por Cristo, juntamente con su auténtica

55 El autor ha desarrol lado estos problemas en su obra Amor y Responsabilidad,


BAC, Madrid, 1978.

254 1ESPOSOS , AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


fuente en Dios: "el amor de dios ha sido derramado en nuestros
corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado" (Rom 5, 5).
Este bien, en el que marido y mujer participan de un modo es-
pecial y característico, es el objeto básico de su responsabilidad.
Solo son capaces de un amor responsable en el matrimonio quie-
nes están persuadidos de la necesidad de una profunda responsa-
bilidad por el don del amor en sí mismo. Porque el amor es, ante
todo, un don y este es el contenido básico de la primera y las pos-
teriores experiencias al respecto. Aunque todo parece confirmar
que el amor es algo perteneciente al mundo, que nace en cuerpos
y almas como fruto de la emoción sensible y de la atracción sen-
sible, y alcanza hasta lo más profundo de la constitución sexual
del organismo, a través de todo eso y por encima y por debajo, el
amor es un don. El amor se presenta como un regalo para los ena-
morados y les permite descubrir e identificar al otro; es entonces
cuando se desarrolla hasta el nivel de madurez que confirma lo
que el Concilio Vaticano 11llama "alianza matrimonial", y que es,
de acuerdo con san Pablo, un gran sacramento en referencia a
Cristo y a la iglesia (cfr. Ef. 5, 32).
La responsabilidad por el don del amor encuentra su expresión
en una respetuosa conciencia de haber recibido ese don y, a la vez,
en el discernimiento y aprecio de las tareas que lo acompañan. La
responsabilidad por el amor no es un concepto abstracto, sino
que está conectado con un conjunto de valores, que el amor nos
permite apreciar en profundidad. Estos valores se nos muestran
como don y como tarea. Se abre de ese modo una nueva perspec-
tiva en la vida y la actividad se abre a la realización de estos valo-
res. Si permanecen como un don, si son realizados en plenitud,
conforman un proyecto maravilloso y fascinante y la vida es tes-
tigo de su realidad completa. La responsabilidad por el amor llega

AMOR FECUNDO Y RESPONSABLE 1255


a ser así responsabilidad por la vida en la que un grupo de valores
definidos encuentra su realización. De este modo podemos decir
que el amor engendra responsabilidad, que el amor es una fuente
especial de responsabilidad.
El valor central , del que dependen los otros valores del amor,
es el valor de la persona humana. La responsabilidad se refiere
esencialmente a la persona. Los textos del Concilio Vaticano 11
afirman repetidas veces que el amor , tanto en general como el
amor conyugal en particular, consiste en el don de una persona
a otra , un don que abraza al ser humano como un todo , alma y
cuerpo. Este don presupone que una persona en cuanto tal tiene
un valor único para otra persona, que se expresa con una parti-
cular responsabilidad , por su nivel y por su intensidad, hacia
ese valor. En relación con esa responsabilidad así concebida se
forma la esencial estructura del matrimonio , un vínculo a la vez
espiritual y moral. Este vínculo abraza y penetra todo lo que
constituye la salud psico-física, también lo que procede de la
masculinidad y feminidad de las personas unidas en matrimo-
nio, como su especifica donación psico-física. Esto está conec-
tado con una completa escala de valores humano s, cada uno de
los cuales entra a su manera en la responsabilidad básica del
marido y la mujer. La responsabilidad por el amor es también
responsabilidad por la persona con todo lo que le es propio. La
responsabilidadpor el amor así concebida llega a ser la fuente del
desarrollodel amor, que une en su corriente principal indisolu-
blemente a las dos personas y también les une en las diversas pe-
culiaridades y situaciones engendradas por las individualidades
masculina y femenina, con todo lo que hay de bello y noble en
ellos , y también con todas las dificultades , contrastes y a veces
desigualdades.

256 1ESPOSOS, AMIGO S DE L ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


Como hemos dicho antes, quizá la Constitución Pastoral añade,
gracias a su forma descriptiva, algunos elementos que muestran y
explican precisamente esta dimensión de amor y responsabilidad
por el amor: "la palabra bíblica de Dios invita muchas veces a los
novios y a los casados a que alimenten y fomenten el noviazgo
con un casto afecto, y el matrimonio con un amor único . Mu-
chos contemporáneos nuestros exaltan también el amor autén-
tico entre marido y mujer, manifestado de diversas formas según
las costumbres honestas de los pueblos y las épocas . Este amor,
por ser eminentemente humano, ya que va de persona a persona
con el afecto de la voluntad, abarca el bien de toda la persona
y, por tanto, es capaz de enriquecer con una dignidad especial
las expresiones del cuerpo y del espíritu y de ennoblecerlas como
elementos y señales específicas de la amistad conyugal . El Señor
se ha dignado a sanar este amor, a perfeccionarlo y a elevarlo con
el don especial de la gracia y la caridad . Ese amor, al asociar a la
vez lo humano y lo divino, lleva a los esposos al don libre y mutuo
de sí mismos, comprobado por sentimientos y actos de ternura, e
impregna toda su vida; más aún, por su misma generosa actividad
crece y se perfecciona. Supera en mucho, por tanto, la inclinación
meramente erótica que, por ser cultivo del egoísmo, se desvanece
rápida y lamentablemente" (GS 49).

4. Paternidad responsable
Parece imposible entender la paternidad responsable, de la que
Pablo VI habla en modo magistral en la Humanx vitx, si no se
busca su conexión con la responsabilidadpor el amor conyugal. En
cuanto norma ética aislada, el principio de la paternidad respon-

AMOR FECUNDO Y RESPONSABLE 1 257


sable es a la vez recto y convincente, pero de modo abstracto . El
indispensable poder de dar la vida, nece sario como principio para
formar la vida de individuos concretos, procede del amor, del
amor responsable, comprendido y vivido en el modo que hemos
tratado de dibujar previamente .
Este es el motivo por el que el autor de la Human~ vit~ basa
su detallada exposición en la paternidad responsable sobre el ca-
rácter teológico del amor y también sobre la premisa de la visión
integral del hombre , que es plenamente válida pre cisamente en
el amo r y a través del amor . Si el amor significa esa particular
responsabilidad de una persona hacia otra persona en la relación
recíproca del hombre con la mujer, a partir de esa responsabili-
dad también se desarrolla, como algo natural , la paternidad en su
forma responsa ble.
La paternidad pertenece a la naturale za de ese amor especí-
fico que es el amor conyuga l: constituye su rasgo esencial. La
paternidad conforma ese amor en la esfera de la finalidad y la in-
tención y le pone la marca de una particular reali zación. El amor
conyugal es llevado a plenitud por la paternidad. La re sponsab ili-
dad por el amor es desde el inicio hasta el fin responsabilidad
por la paternidad . Uno participa del otro y ambos se constituyen
mutuamente. La paternidad es un don que llega al hombr e y a
la mujer juntamente con el amor; es lo que crea una perspectiva
de amor en la dimensión de una mutua entrega que dura toda
la vida y es la condición de su gradual realización a través de la
vida de la acción. La paternidad -el don- es también al mismo
tiempo una amplia tarea que, al recibirla y también después, al
llevarla cabo , es sinón imo de recibir un don . De este modo, la
paternidad es un don que completa el don en que las personas
se han convertido una para la otra en el matrimonio: la mujer

258 1ESPOSOS , AMlGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRlTOS


para el hombre, el hombre para la mujer. El ofrecimiento re-
cíproco de lo que son, como hombre como mujer, alcanza su
sentido pleno a través de la paternidad, a través del hecho de
que como marido y mujer llegan a ser padre y madre. Esta es
precisamente la dimensión y el sentido de responsabilidad que
esencia lmente corresponde al don.
"El cultivo auténtico del amor conyugal y toda la estructura de
la vida familiar que de él deriva, sin dejar de lado los demás fines
del matrimonio, tienden a capacitar a los esposos para cooperar
con fortaleza de espíritu con el amor del Creador y del Salvador,
quien por medio de ellos aumenta y enriquece diariamente su
propia familia" (GS 50).
De ese modo, siguiendo la misma lógica, que es la lógica de la
conciencia humana y de la fe cristiana, aceptamos la responsabili-
dad de la paternidad como uno de los elementos, o mejor, como
el elemento constitutivo de la responsabilidadhacia el amor, en su
forma y sentido conyuga l. La Constitución pastoral dice a con-
tinuación: "los esposos deben saber que, en el deber de transmi-
tir la vida humana y de educarla, lo que deben considerar como
su misión propia, son cooperadores del amor de Dios Creador
y como sus intérpretes. Por eso, con responsabi lidad humana y
cristiana cumplirán su misión y con dócil reverencia hacia Dios se
esforzarán ambos, de común acuerdo y con común esfuerzo, por
formarse un juicio recto, atendiendo tanto al bien personal como
el bien de los hijos, ya nacidos o todavía por venir, discerniendo
las circunstancias de los tiempos y del estado de vida, tanto mate-
riales como espirituales y, finalmente, teniendo en cuenta el bien
de la comunidad, de la sociedad temporal y de la propia iglesia.
Por último, este juicio de los esposos debe formar los personal-
mente ante Dios" (GS 50).

AMOR FECUNDO Y RESPONSABLE 1259


Por esta vía, comenzando con el concepto de responsabilidad
por la paternidad, -en la forma y sentido específicos propios
del amor conyugal-, nos acercamos al problema concreto que
ha dado origen a la expresión "paternidad responsable".En toda
esta materia es indispensable, tanto para la consideración teóri-
ca de la ciencia y la enseñanza como para su aplicación práctica ,
asegurar la consistencia del punto de vista desde el que accede-
mos al problema, pues solamente esa consistencia nos permi-
te entender, plantear y resolver correctamente el problema. Es
una cuestión de consistencia de la perspectiva y también del
plan: la responsabilidad por la paternidad se origina a través del
amor conyugal, comprendido y experimentdo de un modo res-
ponsable, es decir, de acuerdo con toda su verdad interior, en
la plenitud de sentido y significado de ese amor. Entendida y
experimentada de este modo, la responsabilidad por la pater-
nidad permite al marido y a la mujer plantearse correctamenteel
problema de la paternidad responsableen su manera de pensar ,
en su manera de abordarlo y en su juicio, y también resolverlo
correctamente en su vida y en su comportamiento concreto. Si
esa corrección llega a alcanzar la esfera de los llamados métodos
de control de los nacimientos, incluso ahí el marido y la mujer
no pueden ir más allá de lo que constituye la auténtica medida
de la responsabilidad por el amor y por consecuencia del valor
esencial de la persona y la dignidad de la paternidad que lleva
asociada. Hablando de un modo más sencillo: no deben recurrir
a la contracepción, que se opone en su esencia al amor y a la
paternidad c561•

56 Cfr. P. Chauchard , Amour et contrac eption. Mam e 1967. Bajo este mismo
título , Chauchard dio una conferenc ia dur an te la sesiones sobre "Aspectos
esp eciales de l problem a d e la contracepc ión" , organizadas por el Instituto

260 1 ESPOSOS , AM IG OS DEL ESPOS O - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


Esta es la finalidad y la petición de la Iglesia, tal y como la ha ex-
presado en la encíclica Human.;evit.;e,mientras que en la Consti-
tución pastoral leemos: "en su modo de actuar, los esposos deben
ser conscientes de que no pueden proceder a su antojo , sino que
siempre deben regirse por la conciencia, que ha de ajustarse a la
ley divina misma, dóciles al Magisterio de la Iglesia, que interpre-
ta auténticamente esta ley a la luz del Evangelio. Dicha ley mues-
tra el sentido pleno del amor conyugal, lo protege y lo impulsa a
la perfección genuinamente humana del mismo " (GS 50).

5. Una conciencia recta


La enseñanza contemporánea de la Iglesia sobre la paternidad
responsable se refiere, como estamos viendo, a la ley divina , al
sentido auténtico del amor conyugal, a la visión interna del hom-
bre. A través de todo eso se esfuerza por llamar la conciencia del
hombre , a este punto en el que finalmente convergen y desde
donde proceden los juicios para la acción incluso de las mismas
acciones en su forma consciente y voluntaria. El punto de apo-
yo central es la candencia. Es evidente que, en todos los demás
campos de la moralidad humana , la conciencia es también, en
último análisis, el factor decisivo y el valor de los actos humanos
depende directamente de ella. Pero en el capítulo de la moralidad,
la concienciase convierteen el punto crucialde un modo particular.
Nos encontramos en la esfera de un tipo de acción y cooperación
en el que dos personas , hombre y mujer , se quedan completa-

de la Familia de la Pontificia Facultad de Teología de Cracovia en los días


7-8 de febrero de 1976.

AMOR FECUNDO Y RESPONSABLE 1 261


mente solos uno con el otro, abocados a lo que son , no solo en
su masculinidad o feminidad física , sino también en la experie n-
cia respectiva del otro, en esa experie n cia que por su natural eza
tiene un carácter íntimo, esco ndido al mundo y al juici o de los
dem ás. En esta situac ión , la propia conci encia par ece particular-
mente deci siva: una con cienci a recta y madura, una con ciencia a
la vez humana y crist ian a indi ca aquí y ahora la medida justa de la
responsabilidad. "Los padres mismo s deben, en último término,
hacer este juicio en la pr esencia de Dio s", leemo s en GS 50. La res-
ponsabilidad por el amo r y la responsabilidad por la pater nid ad
pueden ser reducid as, en último término , a los juicio s de con cien-
cia del marido y de la muj er, a esas decisiones en las que se expre-
sa corr ecta o erróneame nte una completa escala de valor es y, al
mismo tiempo, la completa escala de obligacion es contenidas en
ese acto . Cada acto de ese tipo la revela y la verifica, la fortalec e o
la debilita, la funda o la de stru ye.
Por este motivo , todo lo contenido en la Gaudium et spes y en
la Human~ vit~, y to da una comp leta serie de otros pronuncia-
mientos po ste rior es: cartas pa stora les, inst ru ccion es, exh ortac io-
ne s, además de publicaciones, curs os, conferencias y clases, etc.,
en resumen, toda la transmisión de una enseñanza de la lglesiacs71
está dirigidas,en último término, a formar una conciencia rectay
madura en el maridoy en la mujer.

57 Cfr. Por ejemplo, los comentarios a la Humana: vit.e publicados en Notifica-


tiones 1-4 (1969), editadas por la Curia Metropolitana de Cracovia; traducido
al italiano: lntroduzione all'enciclicaHumana: vita: delle Notificationes e Curia
Metropolotana CracovienseA.D. 1969,lanuaris-AprilisN. 14.
Ver también la Carta del Episcopado de Polonia dirigida a los sacerdotes para
preparar a los fieles para el sacramento del matrimonio y sobre la teología
pastoral de la familia, 12 de febrero de 1969 .

262 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITO S


El significado de la paternidad, y de modo particular de lapa-
ternidad responsable, sobre todo ético. La conciencia humana
está en su centro. Ese centro es el hombre, con la grave autoridad
de su conciencia y el valor que le es inherente y que le determi-
na básicamente. Debemos esforzarnos por hacer todo lo que es
posible para no permitir que el profundo sentido ético de lapa-
ternidad responsable sea alienado. La Human;;evit;;e,siguiendo a
la Gaudium et spes, repite muchas veces que la paternidad perte-
nece , por así decir, a la substancia del amor conyugal. El autén-
tico amor conyugal posee las características y el privilegio de la
fertilidad. La Iglesia hace justicia , a través de las palabras del papa
y del Concilio a las parejas casadas que generosamente acepten
la responsabilidad de una familia numerosa. La Iglesia toma en
consideración, sin embargo, varias condiciones y circunstancias:
"por consiguiente, si existen serios motivos para espaciar los na-
cimientos, derivados de las condiciones físicas o psíquicas de los
cónyuges, o de circunstancias exteriores, la Iglesia enseña que
entonces es lícito tener en cuenta los ritmos naturales inmanen-
tes a las funciones generadoras para usar del matrimonio solo en
los periodos infecundos , y así regular la natalidad sin ofender los
principios morales que acabamos de recordar " (HV 16).
El significado atribuido por Pablo VI a la paternidad responsable,
de acuerdo con el Concilio Vaticano 11y toda la enseñanza cris-
tiana sobre la fe y la moralidad , es esencialmenteético. Por ello, y
con gran insistencia, Pablo VI distingue estrictamente esta forma
de control de la natalidad que la Iglesia puede reconocer como
compatible con la ley divina y la que es llamada comúnmente
contracepcióny que en el documento pontificio es definida como
control artificial de los nacimientos. En el primer caso, marido y
mujer se valen de un modo correcto de una propiedad que les ha

AMOR FECUNDO Y RESPONSABLE 1 263


sido otorgada por la naturaleza; en el segundo, obstruyen el curso
natural del proceso conectado con la transmisión de la vida. A
pesar de todo, es cierto que en ambos casos los cónyuges, por un
consentimiento mutuo y explícito, desean evitar la transmisión
de la vida y asegurarse de que no habrá concepción de un nue vo
hijo. "Es verdad que, tanto en uno como en otro caso, los cónyu-
ges están de acuerdo en la voluntad pasiva de evitar la prole por
razones plausible s, buscando la seguridad de que no se seguirá;
pero es asimismo verdad que solament e en el primer caso renun-
cien conscientemente al uso del matrimonio en los periodos fe-
cundos, cuando por justos motivos la procreación no es deseable,
y hacen uso después en los periodos agenésicos para manifestar se
el afecto y para salvagua rdar la mutua fidelidad. Obrando así, dan
prueba de amor verdadero e integralmente hon esto" (HV 16).
El autor de la encíclica es consciente de las dificultades psíqui-
cas, y quizá también intelectuale s, que la po sición de la Iglesia
entraña. Por eso, quienes adoptan esta misma postura deben te-
ner una clara comprensión no solo de las propias decisiones , sino
también de todas las razones en que esas decision es están basa-
das. En la práctica , esas decisiones no deben permitir que la mo-
ralidad de la acción se confunda con la técnica de la acción, que
el principio se ha confundido con el método. Uno de los errores
fundamentales en la interpretación de la Human~ vit~ procede
precisamente de esa confusión. La moderna mentalidad procede
precisamente de esa confusión. La moderna mentalidad técnica
quiere ver ante todo una técnica, y una manipulación , también
en el caso en que dos personas, hombre y mujer, que son espo-
sos, deben afrontar la verdadcompleta de su mutuo don, guiadospor
su concienciarectay madura. La Iglesia quiere salvar el verdadero
sentido de su amor y la madura dignidad de un comportamien-

264 1ESPOSOS, AMIGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


to propio de personas. Esta es también la verdade ra razón, que
constituye la condición indispensable, no solo de la paternidad
responsable, sino también de la misma re sponsabi lidad por el
amor conyugal¡581•
Uno de los factores esenciales de este amor, cuyo ma estro
irrempla zable es Cristo mismo, es la capacidad de exigir y aceptar
esas demandas, sin las que el amor no puede realizarse. La preo-
cupación por esta auténtica forma de amor humano también ha
dictado esos requerimientos que Pablo VI ha formulado en la Hu-
man~ vit~ de acuerdo con la tradición de la enseñanza católica.
Esa preocupación se trasluce, por ejemplo, en el siguient e frag-
mento: "también podría temerse que el hombre , habituándo se al
uso de las prácticas anticonceptivas, acabase por perder el respeto
a la mujer y, sin preocuparse por el equil ibrio físico y psicológi-
co, llegase a considerar la como un simpl e instrumento del goce
egoísta y no como una compañera, respetada y amada" (HV 17).

6. Una preocupación común


Todos los aquí presentes hoy nos hemo s reunido en el nombre
de la misma preocupación que dictó a los padres del Concilio sus
palabras sobre la promoción de la dignidad del matri monio y de
la familia y a Pablo VI la encíclica Human~ vit~ , sin prestar aten-
ción a las voces de protesta y oposición, fácilmente previsibles. En
este décimo aniversario de la aparición del documento, releído
en el contexto de la Constitución Gaudium et spes, encontramos

58 Cfr. HV, 9 y 10; también GS 50.

AMOR FECUNDO Y RESPONSABLE 1265


las siguientes palabras que parecen especialmente pertinentes:
"los cristianos , redimiendo el tiempo presente y distinguiendo lo
eterno de lo pasajero , deben promo ver con diligencia los bienes
del matrimonio y de la familia , tanto con el testimonio de la pro-
pia vida , como con la acción concorde de los hombres de buena
voluntad , y de ese modo , cuando surgen dificultades , podrán ser
satisfechas las necesidades de la familia , también con la ayuda de
las ventajas surgidas en los tiempos modernos. Para alcanzar este
fin ayudarán mucho el sentido cristiano de los fieles, la recta con-
ciencia moral de los hombres y la sabiduría y competencia de las
personas versadas en las ciencias sagradas " (GS 52).
La causa que nos ha con vocado merece la común preocupación
y también nuestro mayor esfuerzo y compromiso. El matrimonio
y la familia se encuentran invariablemente en la raíz de todos los
asuntos del hombre y de la sociedad. Aunque en sí misma lafamilia
sea, se podría decir , algo privado, un asunto entre dos personas ,
marido y mujer , y del más pequeño grupo social, que es el que es-
tos forman junto con sus hijos , el destino de nacionesy continentes,
de la humanidad y de la iglesiadepende de ella. Probablemente en-
tre los aquí presentes hay algunos para quienes el problema de un
control de la natalidad ético es importante porque tiene un alto
índice de nacimientos en su país, pero hay también otros que , al
contrario, están preocupados por el proceso de descenso e inclu-
so de peligro demográfico en su país. Es evidente que el progre-
so político y económico encuentra su verdadero fundamento , su
punto de partida y su fin, en cada pareja casada y en cada familia.
Si el Concilio Vaticano 11,insiste en la necesidad de fomentar su
dignidad , también indica el método básico y la dirección de las
soluciones en este campo. Método y dirección que no son ante
todo cuantitati vos, sino esencialmente cualitativos , pues estos

266 1ESPOSOS, AM IGOS DEL ESPOSO - SEGUNDA PARTE: ESCRITOS


asuntos están profundamente insertados en el significado de la
vida humana , hablan del verdadero valor del hombre y le cons-
tituyen.
Todo esto es y debe ser objeto de una gran preocupación y de
una preocupación común. Nos hemos reunidos en el nombre de
esta preocupación; que el Espíritu Santo, el Espíritu de Jesucris-
to, a través de la intercesión de su Madre, la Madre espiritual de
todos los pueblos , acompañen nuestro diálogo. Que nuestra reu-
nión , reunión de personas de buena voluntad , partícipe del senti-
do cristiano,de la recta concienciay de la sabiduríay experienciade
las que habla el documento conciliar.
Estos dones del espíritu Santo, estos atributos del intelecto , de
la voluntad y del corazón son indispensables para esta tarea, cuya
finalidad es fomentar la dignidad del matrimonio y de lafamilia.

AMOR FECUNDO Y RESPONSABLE 1267


,
In ice . , .
e pasaJes 1 1cos
y ocumentos
e agisterio
e a Ig esia
Pasajes bíblicos

Génesis

Gen. 1, 27 142
Gen. 1, 28 95
Gen. 2, 3 95
Gen. 2, 14 156
Gen. 2, 24 37
Gen. 2, 24 156
Gen.4 ,8 34

Éxodo
Ex. 3, 14-16 17
Ex. 20, 12 82
Ex. 20, 13, 17 155
Ex. 20, 14 155

Salmos

Sal. 35, 5 149

Cantar de los Cantares

Ct. 8, 6
Mateo

Mt. 5, 14-16 14
Mt. 7, 17 159
Mt. 7, 17-18 158
Mt. 10, 8 89
Mt. 10, 39 161
Mt. 19, 6 29
Mt. 19, 6 32
Mt.22,38 89
Mt. 23, 38 35
Mt. 24, 35 150
Mt. 25 15
Mt. 28, 19-20 127
Mt. 28, 6 166

Marcos
Me. 2, 19 12
Me. 10, 9 160

Lucas
Le. 1, 38 145
Le.2,52 90
Le. 16, 17 83
Le.24 ,6 166
Juan

Jn. 3, 5 128
)n. 3, 7 128
Jn. 3, 29 142
)n. 4, 17-18 159
Jn. 4, 19 150
)n .5 , 4 73
Jn. 8, 6-11 158
Jn. 13, 15 145
)n. 16, 21 113
)n . 17, 21 83
Jn. 17, 21 149
)n. 20, 22 167

He cho s de lo s Apóstoles

Hch. 1, 8
Hch. 2, 17-18

Carta a lo s Romano s

Rom. 5, 5 255
Rom. 6, 12 234

Carta a lo s Hebreos

Heb. 11, 1 235


1° Carta a los Corintios

1 Cor. 4, 1 225
1 Cor. 7, 7 228
1 Cor. 12, 4-5 163
1 Cor. 12, 7 245
1 Cor. 13, 4 34
1 Cor. 15 18

Carta a los Gálatas

Gal. 6, 2 161

Carta a los Efesios

Ef. 3, 14-15 5
Ef.4 , 7 223
Ef. 4, 16 224
Ef. 5, 32 228
Ef. 5, 32 255

1° Carta de Juan

Apocalipsis

Ap. l , 6 227
Ap. 19 , 10 235
Docum entos del Magisterio

Con stitu ción dogm áti ca Lumen Gentium

LG2 239
LG ll 228
LG ll 228
LG 12 245
LG31 240
LG 31 240
LG35 235
LG36 234
LG37 247
LG 52 242
LG 52 243
LG 52 244

Con stitu ció n Pastoral Gaudium et spes

232
236

Carta Encíclic a Human re vitre

HV17 13
,
In ice
genera
Introd ucción de la edición mexicana,
Gaspar Guevara Espin osa, L.C. 5
Introd ucción de la edición italiana, Estanislao Grygiel 8
Wojtyla, el amigo del Esposo, Fern ando Zamora 12

PRIMERAPARTE

HOMILÍA EN LA CATEDRAL DE WAWEL , 9 DE ENERO DE 1966


Matrimonio y familia en la enseñanza
del Concilio Vaticano II

CARTA A LOS ESPOSOS NUEVOS . CRACOVIA, 1970


Una casa que nunca está desierta 33
H OMILÍA DURANTE LA CELEBRACIÓN DE LAS BODAS EN CRACOVIA,
7 DE NOVIEMBRE DE 1970
La familia no es una isla

H OMILÍA A LAS PAREJAS DE ESPOSOS. CRACOVIA , IS DE ABRIL DE 1973


Iglesia dom éstica 42

HOMILÍA EN LA PARROQUIA A BIAl:.A, 17 DE MAYO DE 1974


El derecho de los padres
a la educación religiosa de sus hijos

H OMILÍA EN LA PARROQUIA DE CZYZYNY, I6 DE FEBRERO DE 1975


La gracia del sacramento del matrimonio 54

HOMILÍA EN LA PARROQUIA DE CzYZYNY, 16 DE FEBRERO DE 1975


La vocación de esposos y padres 58
H OMILÍA DURANTE EL PEREGRINA JE DE LOS HOMBRES,
l<ALWARIA ZEBRZYDOWSKA, 8 DE JUNIO DE 1975

La familia transmite la fe

H OMILÍA EN LA PARROQUIA DE NOWA H UTA - MOGITA,


14 DE DICIEMBRE DE 1975
Testimonio y educación 75
CARTA POR LA CUARESMA, 24 DE FEBRERO DEL 1976

Honra a tu padre y a tu madre 81

H OMILÍA DURANTE LA PERE GRINACIÓN DE HOMBRES ,


l<ALWARIA ZEBRZYDOWSKA, 27 DE JUNIO DE 1976

El domingo en familia 91

H OMILÍA DURANTE LA PEREGRINACIÓN DE LAS MUJERES A l<ALWARIA


ZEBRZYDOWSKA, 12 DE SEPTIEMBRE DE 1976

Eucaristía en familia lOl

H OMILÍA A LOS JÓVENES ESPOSOS EN MISTRZEJOWICE,


ro DE NOVIEMBRE DE 1976
La iglesia en los corazones humanos llO

H OMILÍA EN LA PARROQUIA DE MISTRZEJOWICE,


ro DE NOVIEMBRE DE 1976
Queremos a dios en el círculo de nuestras familias 115

H OMILÍA CON OCASIÓN DEL SEMINARIO


DE ESTUD IOS DE CRACOVIA, 6 DE FEBRERO DE 1977

Beatos y puros de corazón 121

H OMILÍA CON OCASIÓN DEL PEREGRINAJE DE LOS HOMBRES


A l<ALWARIA ZEBRZYDOWSKA, 5 DE JUNIO DE 1977

Catequesis en familia 126


H OMILÍA CON OCASIÓN
DEL25 ANIVERSARIO DE LAS BODAS DE B OZENA Y GABR IEL.
CRACOVIA , 26 DE DICIEMBRE DE 1977

Una vida lograda

H OMILÍA EN EL INSTITUTO DE LA FAMILIA DE CRACOVIA,


15DE ENERO DE 1978
Esposo, siervo, apóstol 141

H OMILÍA DURANTE LA CELEBRACIÓN


DEL MATRIMONIO DE PEDRO Y MARTHA . CRACOVlA ,
28 DE ENERO DE 1978
Sean una cosa sola 149

CARTA PARA LA CUARESMA . 30 DE ENERO DE 1978


No cometerás adulterio 154
1. Orden moral 154
2. El bien que Dios mismo quiere proteger 155
3. "Sean reconocidos ... Den frutos" 157
4. Buscar los caminos 160

H OMILÍA DURANTE LA CELEBRACIÓN DE UNAS BODAS EN 1978


El amor es más grande que el hombre 162

F ELICITACIONES DE PASCUA
A LOS TRABAJADORES DEL EDIFICIO PARA LA PASTORAL DE LA FAMILIA.
CRACOVIA , 8 DE ABRIL DE 1978
Serán mis testigos 165

DESPUÉS DE LA CONSIGNA DE LAS MISIONES CANÓNICAS


A LOS NUEVOS TRABAJADORES DE LA PASTORAL FAMILIAR 172
SEGUNDA PARTE

Reflexiones sobre el matrimonio


1. A las bases del personalismo 177
a. El orden de la persona 178
b. El orden de la gracia 179
c. El orden del sacramento 181

2. Educación al matrimonio - cultura de la persona 182

3. Economía y personalismo 188

Propedéutica al sacramento del matrimonio


1. Crisis de las instituciones y crisis del sacramento 192
2. Notas sobre la concepción del hombre 196
3. La educación del amor 201
4. Perspectivas de la procreación 208
5. Fundamento de la indisolubilidad 213

¿Por qué casarse por la iglesia? 217

Reflexiones pastorales sobre la familia (1975)


1. El ministerio pastoral y el apostolado 222
2. Significado pastoral del sacramento
del matrimonio 227
3. Las posibilidades y condiciones
del ministerio de la familia 241
Amor fecundo y responsable (1979)
1. El décimo aniversario
2. La Encíclica Human;e vít;e
y la Constitución Gaudíum et spes 251
3. Amor y responsabilidad 254
4. Paternidad responsable 257
5. Una conciencia recta 261
6. Una preocupación común 265

Índices
Índice de pasajes bíblicos 269
Índice de documentos del Magisterio de la Iglesia 273
Esposos, amigos del Esposo
HO MILÍAS Y ESCRITOS SOBRE MATRIMONIO Y FAMILIA

Se terminó de imprimir el 13 de mayo de 2019.


38º aniversario de la fundación del Pontificio
In stituto Juan Pablo 11.En el contexto del Jubileo
por el Centenario del nacimiento de san Juan
Pablo 11

En los talleres de Beracah Valle Digital S.A.


de C.V, Ca lle 11, # 291, lnt. 301, Colonia Prohogar,
Alcaldía de Azcapotzalco, CP 02600,
Ciudad de México, CDMX

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