Cristología Paulina
Cristología Paulina
Cristología Paulina
Se trata de la "carta apostólica", cuyo fin es guiar a los destinatarios, interpretar la tradición,
combatir las falsas doctrinas7; a veces se dirige a determinados grupos, a veces a los cristianos
reunidos en asamblea8; en otras ocasiones se busca la comunicación con otras iglesias, en
orden a la edificación común9.
8 Cf 1Ts 5,27.
9 Cf Col 4,16.
- Para Pablo Dios mismo es el "Padre de Nuestro Señor Jesucristo" (Rom 15,6; 2Cor 1,3;
11,31; Col 1,3; Ef 1,3)
- El Espíritu santo se connota cristológicamente: es el "Espíritu de Cristo" (Rom 8,9; Gal
4,6; Fil 1,19; vid Act 16,7).
- La salvación es un acontecimiento cristológico, ya sea que se considere en términos de
liberación, de rescate, de redención, de reconciliación, de reparación, de salvación o
de justificación; es Jesucristo quien derramó su sangre, y la cruz es siempre "la cruz de
Cristo" (Cf 1Cor 1,17; Gal 6,12; Fil 3,18)
- La Iglesia se define como "Cuerpo de Cristo", en cuanto que se identifica con Él. (Rom
1,16s; 1Cor 1,17; Ef 5,23; Col 1,18.24)
- El último día es llamado el "día de Jesucristo" (1Cor 1,8; Fil 1,6)
- La misma existencia del cristiano es considerada por el Apóstol como un "vivir en
Jesucristo" (Rom 8,1; 2Cor 5,17; 1Ts 2,14.)
- Cristo es colocado por san Pablo al puesto de la Torah, para conferir la justicia que ella
ya no puede asegurar (Rom 3,28; 6,18; 8,2; 10,4; Gal 2,16; 4,31–5,1.)
- La fe en Cristo abre la puerta de la salvación a los gentiles, pues en Él no hay distinción
entre judío y griego, siendo Señor de todos los que lo invocan (Rom 10,12.)
- Por ultimo, resalta en Pablo la mediación de Cristo por medio de la partícula griega
"dia" (Rom 5,9; 7,4; 2Cor 1,20.), y del sustantivo "prosagôgê": acceso a Dios por medio
de Jesucristo (Rom 5,2; Ef 2,18; 3,12)
Al cumplir una misión divina tomando una carne igual a la del pecado, asumiendo sobre sí la
muerte de un modo representativo y sustitutivo, nos libró del pecado y de la ley, "para que
llegáramos a ser justicia de Dios" (2Cor 5,21). 2Cor 5,14s.
6) "En Cristo". Es esta quizá la expresión más característica de la teología paulina, la que
resume en cierto modo todo lo dicho anteriormente.
Y se trata de un Cristo vivo, concreto: el Cristo —dice san Pablo— "que me amó y se
entregó a sí mismo por mí" (Ga 2, 20).
san Pablo sabe bien que él no se preocupó de narrar los hechos de la vida de Jesús
En los Libros sapienciales del Antiguo Testamento encontramos algunos textos que
exaltan el papel de la Sabiduría, que existe desde antes de la creación del mundo. En
este sentido deben leerse pasajes como este del Salmo 90: "Antes de que nacieran los
montes, o fuera engendrado el orbe de la tierra, desde siempre y por siempre tú eres
Dios" (v. 2); o pasajes como el que habla de la Sabiduría creadora: "El Señor me creó,
primicia de su camino, antes que sus obras más antiguas. Desde la eternidad fui
fundada, desde el principio, antes que la tierra" (Pr 8, 22-23). También es sugestivo el
elogio de la Sabiduría, contenido en el libro homónimo: "La Sabiduría se despliega
vigorosamente de un confín al otro del mundo y gobierna de excelente manera el
universo" (Sb 8, 1).
Un desarrollo posterior de este ciclo sapiencial, según el cual la Sabiduría se abaja para
después ser exaltada a pesar del rechazo, se encuentra en el famoso himno contenido
en la carta a los Filipenses (cf. Flp 2, 6-11). Se trata de uno de los textos más elevados
de todo el Nuevo Testamento.
Este texto puede estar estructurado en tres estrofas, que ilustran los momentos
principales del recorrido realizado por Cristo.
Kenosis: se anonadó.
Cristo como Mediador único, en la perspectiva del único Dios del Antiguo Testamento
(cf. 1 Tm 2, 5 en relación con Is 43, 10-11; 44, 6). Cristo es el verdadero puente que
nos guía al cielo, a la comunión con Dios.
cristología de san Pablo en las cartas a los Colosenses y a los Efesios. En la primera, a
Cristo se le califica como "primogénito de toda la creación" (cf. Col 1, 15-20). La
palabra "primogénito" implica que el primero entre muchos hijos,
ejemplos de himnos
Flp 2, 11:
[5] Tened entre vosotros los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús, [6] el cual,
siendo de condición divina, no consideró como presa codiciable el ser igual a Dios, [7]
sino que se anonadó a sí mismo tomando la forma de siervo, hecho semejante a los
hombres; y, mostrándose igual que los demás hombres, [8] se humilló a sí mismo
haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. [9] Y por eso Dios lo exaltó y
le otorgó el nombre que está sobre todo nombre; [10] para que al nombre de Jesús
toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, [11] y toda lengua
confiese: «¡Jesucristo es el Señor!», para gloria de Dios Padre.
1 Pe 3, 18-22:
[18] Porque también Cristo padeció una vez para siempre por los pecados, el justo por
los injustos, para llevaros a Dios. Fue muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu.
[19] En él se fue a predicar también a los espíritus cautivos, [20] en otro tiempo
incrédulos, cuando en tiempos de Noé les esperaba Dios pacientemente, mientras se
construía el arca. En ella, unos pocos -ocho personas- fueron salvados a través del
agua. [21] Esto era figura del bautismo, que ahora os salva, no por quitar la suciedad
del cuerpo, sino por pedir firmemente a Dios una conciencia buena, por la resurrección
de Jesucristo, [22] que, después de haber subido al cielo, está sentado a la diestra de
Dios, con los ángeles, las potestades y las virtudes sometidos a él.
Hb 1, 2-3:
[2] En estos últimos días nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien instituyó
heredero de todas las cosas y por quien hizo también el universo. [3] Él, que es
resplandor de su gloria e impronta de su sustancia y que sustenta todas las cosas con
su palabra poderosa, después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó
en los cielos a la diestra de la Majestad,
[4] y ha sido hecho tanto más excelente que los ángeles cuanto más les aventaja por el
nombre que ha heredado.
Ga 2, 20: vivo, pero ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y la vida que vivo ahora en la
carne la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Flp 2, 5-11
[5] Tened entre vosotros los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús, [6] el cual, siendo de
condición divina, no consideró como presa codiciable el ser igual a Dios, [7] sino que se
anonadó a sí mismo tomando la forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y,
mostrándose igual que los demás hombres, [8] se humilló a sí mismo haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz. [9] Y por eso Dios lo exaltó y le otorgó el nombre que está
sobre todo nombre; [10] para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la
tierra y en los abismos, [11] y toda lengua confiese: «¡Jesucristo es el Señor!», para gloria de
Dios Padre.
Col 1, 14-20
[13] Él nos arrebató del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor, [14]
en quien tenemos la redención, el perdón de los pecados. [15] El cual es la imagen del Dios
invisible, el primogénito de toda criatura, [16] porque en él fueron creadas todas las cosas en
los cielos y sobre la tierra, las visibles y las invisibles, sean los tronos o las dominaciones, los
principados o las potestades. Todo ha sido creado por él y para él. [17] Él es antes que todas
las cosas y todas subsisten en él. [18] Él es también la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia; él
es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que él sea el primero en todo, [19]
pues Dios tuvo a bien que en él habitase toda la plenitud, [20] y por él reconciliar todos los
seres consigo, restableciendo la paz, por medio de su sangre derramada en la Cruz, tanto en
las criaturas de la tierra como en las celestiales.
Ef 1, 3-10: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en
Cristo con toda bendición espiritual en los cielos, [4] ya que en él nos eligió antes de la
creación del mundo para que fuéramos santos y sin mancha en su presencia, por el amor; [5]
nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por Jesucristo conforme al beneplácito de su voluntad,
[6] para alabanza y gloria de su gracia, con la cual nos hizo gratos en el Amado, [7] en quien,
mediante su sangre, tenemos la redención, el perdón de los pecados, según las riquezas de su
gracia, [8] que derramó sobre nosotros sobreabundantemente con toda sabiduría y prudencia.
[9] Nos dio a conocer el misterio de su voluntad, según el benévolo designio que se había
propuesto realizar mediante él [10] y llevarlo a cabo en la plenitud de los tiempos: recapitular
en Cristo todas las cosas, las de los cielos y las de la tierra.
Ga 6,2: "Sobrellevad mutuamente vuestras cargas, y así cumpliréis la ley de Cristo". "la ley de
Cristo" se refiere a una nueva torah mesiánica, una nueva ley que condensa las enseñanzas
éticas de Jesús, que se puede traducir por el concepto el "amor".