Sedentarismo Jovenes
Sedentarismo Jovenes
Sedentarismo Jovenes
Autor:
Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), O.A., M.P.
Elaborado por:
Manuel A. Giráldez García. Doctor en Medicina. Médico especialista en Medicina de la Educación Física y el
Deporte. Profesor titular del Departamento de Educación Física y Deportiva de la Universidad de A Coruña.
Investigador del Performance and Health Group de la Universidad de A Coruña.
Gabriel Omar Tarducci. Doctor en Educación Física, Actividad Física y Salud. Profesor en Educación Física. Magíster
en Actividad Física y Salud. Profesor Adjunto de la Cátedra de Fisiología Humana (Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata - República Argentina). Investigador AEIEF IdHICS
CONICET UNLP.
Edita:
Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), O.A., M.P.
C / Torrelaguna 73, 28027 Madrid
Tel. 91 363 41 00, fax 91 363 43 27
www.inssbt.es
Composición:
El Hormiguero Comunicación y Producciones S.L.
Edición:
Madrid, septiembre 2018
Hipervínculos:
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Nuestras sociedades han sufrido en las últimas décadas grandes cambios sociales, demográficos,
económicos y culturales, además de una profunda transformación epidemiológica, relacionadas
con los padecimientos, accidentes y enfermedades. En el siglo pasado, las grandes epidemias y/o
pandemias que preocupaban fundamentalmente eran las enfermedades infecciosas y
transmisibles. En la actualidad, nos toca vivir con nuevos peligros para la salud que conforman
un conjunto de enfermedades no transmisibles y que tienen su origen es los estilos de vida de
las sociedades modernas. Estas enfermedades aparecen cada vez más precozmente en nuestra
población y, además, suponen una sobrecarga en términos de pérdida de calidad de vida y gastos
sociales, laborales y de las prestaciones de la atención sanitaria.
Entre los nuevos estilos de vida que más alteran esa calidad de vida de forma individual, grupal,
familiar y laboral están el sedentarismo y la inactividad física. Si no somos capaces de cambiar o
aportar soluciones preventivas, los resultados finales pueden conllevar enfermedades e
incapacitaciones laborales.
Conocemos que estos nuevos estilos de vida están relacionados en buena parte con la irrupción
de la tecnología en todos los ámbitos de nuestras vidas. Si somos conscientes de que son una
parte importante del problema, tenemos que saber buscar como contrarrestar y encontrar
soluciones. Cada día nos movemos menos, gastamos menos energía biológica y nos sumimos en
el vértigo de nuestras sociedades.
Quienes llevamos más de tres décadas promoviendo una nueva Cultura de la Salud sabemos que
la solución a estos problemas pasa por la Promoción de la Salud y la Educación para la Salud,
como herramientas para cambiar nuestras vidas y favorecer los estilos de vida saludables.
Afortunadamente, existe ya una importante bibliografía científica que aporta evidencias y
relaciona las alteraciones y/o enfermedades con los estilos de vida y con la salud.
La apuesta por lo intersectorial, por el trabajo transversal de toda la sociedad para promover la
salud, es una línea de trabajo que más recientemente se completó con los enfoques de los
determinantes sociales de la salud y con el impulso a la salud desde todas las políticas. Estas
últimas apuestas de los expertos sanitarios internacionales señalaban que todos los ámbitos de
una comunidad, y entre ellos el entorno laboral, tienen que implicarse para ofrecer a las personas
información, herramientas y recursos que les permitan tomar las mejores decisiones para su
salud y la de los suyos.
En ese empeño común de favorecer una Cultura de la Salud nos hemos encontrado con la
sensibilidad del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, que reafirma su
compromiso con la promoción de la salud en el ámbito de la empresa.
No es menor que en este momento tan significativo para el actual INSST, uno de los documentos
técnicos vaya dirigido a hacer frente al sedentarismo y la inactividad física. Que encare de forma
activa la irrupción de las tecnologías y lo que ha provocado en el ambiente laboral y en los
desplazamientos de las personas trabajadoras a sus lugares de trabajo.
Sin duda las nuevas tecnologías nos ofrecen muchas oportunidades pero generan profundas
transformaciones que no siempre son positivas, como es el caso de su impacto sobre los estilos
de vida. En este documento analizamos cómo esos cambios en nuestra forma de vida nos han
convertido en personas más sedentarias e inactivas, con la consecuente pérdida de calidad de
vida y bienestar, pero también se abre hacia el futuro con posibles nuevas líneas de investigación
y actuación con otras cuestiones que afectan cada vez más a las personas trabajadoras jóvenes,
como son la adicciones a las nuevas tecnologías y las ludopatías, por mencionar dos ejemplos.
Mientras tanto, en este documento técnico hacemos una llamada a la acción, ofreciendo el
diagnóstico pero también ideas sobre intervenciones concretas para hacer de las empresas
entornos activos y saludables. En este movimiento nos encontramos.
Introducción 6
Glosario de términos 89
Referencias bibliográficas 92
INTRODUCCIÓN
Los entornos laborales han cambiado radicalmente en las últimas décadas, y buena parte de esos
cambios están relacionados con la instauración global de las nuevas tecnologías. Además de
transformar las formas de organización y de producción de bienes y servicios, las nuevas
tecnologías generan nuevas dinámicas de trabajo que están influyendo de forma determinante
en la salud de las personas trabajadoras. Y esto se manifiesta especialmente en las personas más
jóvenes, muchas de los cuales sólo han trabajado en este mundo en el que las tecnologías son el
eje conector de las relaciones interpersonales y con el entorno.
El aumento del sedentarismo y de la inactividad física son dos de los principales problemas de
salud de las personas trabajadoras provocados por la irrupción de las nuevas tecnologías. Hoy es
habitual que muchas personas trabajadoras pasen muchas horas sentadas de forma continuada
durante la jornada laboral, y a esto se añade la práctica insuficiente de actividad física tanto en el
trabajo como en los desplazamientos o los tiempos de ocio.
La inactividad física y pasar mucho tiempo continuado en posición sentada son también causas
del deterioro de la condición física saludable, tal y como los expertos la definieron en 1994 en el
Consenso de Toronto sobre actividad física, condición física y salud: "el estado dinámico de energía
y vitalidad que permite a las personas llevar a cabo las tareas diarias habituales, disfrutar del
tiempo de ocio activo, afrontar las emergencias imprevistas sin una fatiga excesiva, a la vez que
ayuda a evitar las enfermedades derivadas de la falta de actividad física, a desarrollar el máximo
de la capacidad intelectual y a experimentar plenamente la alegría de vivir".
Precisamente por ello, fomentar estilos de vida más activos entre las personas trabajadoras es
uno de los principales retos a los que tendremos que enfrentarnos como sociedad en las próximas
décadas. Construir entornos más activos y saludables en el mundo de la empresa, para combatir
el sedentarismo y la inactividad física, supone trabajar para conseguir tres objetivos
fundamentales: el primero, conseguir una reducción en el tiempo que las personas pasan
sentadas de forma continuada durante su jornada laboral; el segundo, aumentar el nivel
de actividad física de las personas, tanto en el trabajo como en los desplazamientos y las
actividades de ocio; y tercero, es deseable ayudar a las personas a conseguir una condición
física saludable, de forma especial en el caso de las personas trabajadoras más jóvenes que
utilizan nuevas tecnologías y que están más expuestas a la inactividad y a muchas horas sentadas.
Este documento técnico, editado por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, del
Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, está dirigido a todos los actores que tienen
alguna capacidad de influir sobre esta cuestiones en el ámbito laboral: empresarios, tanto de
Tomando como punto de partida toda la evidencia científica disponible sobre las consecuencias
negativas que tienen el sedentarismo y la inactividad física en las personas y los efectos
beneficiosos de la actividad física, realizado por los autores de esta guía con la coordinación del
equipo técnico de FUNDADEPS, este documento tiene como objetivo ofrecer a los diferentes
actores del ámbito laboral un marco conceptual para entender este reto de salud pública y
orientaciones prácticas para diseñar e implementar acciones de promoción de la actividad física.
Las evidencias científicas que sustentan este documento se incluyen a lo largo de todo el texto
en forma de referencias bibliográficas, numeradas de forma consecutiva e identificadas con el
siguiente signo: [n].
- En el segundo bloque se analizan los diversos beneficios que tiene adoptar un estilo de vida
activa, señalando el rol que la actividad física tiene como factor protector de nuestra salud desde
el paradigma del gasto energético y precisando las recomendaciones de actividad física para la
salud.
Estamos convencidos de que este documento servirá para motivar a los actores involucrados en
el ámbito laboral a lanzarse a la difícil pero muy ambiciosa tarea de hacer de estos espacios
lugares más activos y saludables, mejorando a la vez el bienestar de las personas trabajadoras y
los resultados obtenidos por la empresa.
Para entender con precisión los conceptos que se utilizan en este documento y evitar confusiones
terminológicas, queremos comenzar por definir con claridad los significados concretos de
actividad física, inactividad física y sedentarismo y, de forma especial, las diferencias entre estos
dos últimos.
Entendemos la actividad física como cualquier movimiento corporal intencionado realizado mediante
los músculos esqueléticos, que produce un gasto de energía superior al basal, que supone una
experiencia personal y nos permite interactuar con los seres y el ambiente que nos rodean [1]. Se
contemplan así las dimensiones biológica, personal y sociocultural del concepto.
La actividad física puede tener lugar durante el desempeño laboral, en el hogar, en el tiempo de recreo
u ocio y durante los desplazamientos. Esto incluye, por tanto, los siguientes tipos de actividad:
• Actividades laborales. Son aquellas actividades realizadas en el entorno laboral y en el
tiempo de trabajo: desplazarse, transportar o manipular objetos, manejar máquinas, etc.
• Actividades domésticas. Incluyen las tareas propias del hogar (barrer, limpiar, cuidar a los
niños o a otros familiares, lavar, etc.) y en muchas ocasiones estarían clasificadas en el
apartado anterior.
• Actividades recreativas o en tiempo de ocio. Todas las actividades físicas que realizamos
en nuestro tiempo libre. Generalmente son lúdicas y no planificadas, aunque pueden tener
aspectos formativos o sociales (caminar, jugar, bailar, ir de excursión, cuidar el jardín, etc.) y
estar más estructuradas, como en los casos del ejercicio y el deporte.
• Ejercicio físico. Actividad física planificada y repetitiva, realizada con el objeto de
mantener o mejorar la salud o la condición física (correr, nadar, pedalear, etc.).
• Deporte. Definida en sentido estricto, sería la actividad física competitiva. En sentido
amplio, en consonancia con un concepto más anglosajón, incluye el ejercicio físico
realizado en actividades recreativas (jugar al tenis, al fútbol o al baloncesto; practicar
judo, remo, etc.).
• Desplazamientos. Cuando las personas nos trasladamos de unos lugares a otros (de los
hogares a los centros de trabajo o de esparcimiento, etc.) podemos hacerlo utilizando medios
motorizados (elección más frecuente) o caminando, en bicicleta, en patinete…
Desde el punto de vista de la salud, es interesante conocer cuál es el gasto energético que produce
cada actividad física, que suele medirse en MET (metabolic equivalent of task, equivalente
metabólico de la tarea). Un MET es la cantidad de energía gastada o consumida en una actividad,
definida como la proporción –múltiplos o submúltipos– de la energía gastada durante el reposo
en posición sentada (medida en cantidad de oxígeno consumido por cada minuto y kilogramo de
peso: 3,5 mL O2·kg−1·min−1). Por ejemplo, una actividad que consuma el doble de energía que
estando sentado y en reposo equivale a 2 MET, o a 7 mL O2·kg−1·min−1.
El término “sedentario” deriva del adjetivo latino sedentarius (el que está sentado o trabaja sentado)
y de sedent-, sedens (que permanece sentado). Sin embargo, por extensión este término se ha
venido utilizando en el ámbito de la salud como sinónimo de “inactividad física”, para referirse a
la conducta de las personas que no realizan suficiente actividad física.
Estas características nos ayudan a entender qué actividades son o no son sedentarias. Por
ejemplo, estar de pie, que normalmente supone un gasto energético igual o menor de 1,5 MET,
no se considera una conducta sedentaria porque sucede en bipedestación. Por el mismo motivo,
estar pedaleando en una bicicleta tampoco es una conducta sedentaria porque, aunque se realiza
en una posición sentada, el gasto energético es mayor de 1,5 MET. Del mismo modo, dormir, que
es una actividad con poco gasto energético y en posición acostada o reclinada, tampoco es una
conducta sedentaria porque sucede cuando las personas no están despiertas; pero sí es una
conducta sedentaria cuando pasan horas despiertas recostadas en la cama.
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Figura 1. Modelo conceptual de la
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terminología basada en movimiento
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organizado en un periodo de 24 horas. La
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Comportamientos
gasto energético. El círculo externo recoge
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Si se tiene en cuenta que una persona adulta puede pasar despierta dos tercios del día (16 horas),
podría cumplir con las recomendaciones de actividad física caminando de manera rápida durante
media hora cada día. De esta forma, dispondría de las restantes 15,5 horas para emplearlas en
otras actividades alternativas que no requieran necesariamente actividad física.
Por lo tanto, podemos encontrarnos con personas físicamente activas –que cumplen las
recomendaciones de actividad física semanal–, pero que pasan muchas horas sentadas a lo largo
del día. Se trataría de personas físicamente activas, pero muy sedentarias.
En una situación contraria, hay personas que apenas permanecen sentadas a lo largo del día, pero
que no cumplen con las recomendaciones de actividad física porque su actividad es demasiado
ligera, muy poco intensa. Serían personas no sedentarias pero físicamente inactivas.
Con los ejemplos anteriores se comprende fácilmente que ambas conductas –inactividad física y
sedentarismo– pueden darse en diversas combinaciones y variar dentro de una misma persona.
Desde luego, lo ideal es que las personas sean físicamente activas y no sedentarias.
0 1 2 3 4 5 6 7
Equivalentes metabólicos (MET)
Figura 2. El modelo de continuo energético del ejercicio. En los extremos se sitúan la conducta sedentaria y la actividad
física vigorosa o intensa. En el camino entre ambos, se puede transitar entre la actividad física ligera o moderada. En
cualquier caso, salir de la conducta sedentaria implica siempre un incremento en el gasto energético. Adaptada de la Red
de Investigación de la Conducta Sedentaria - Sedentary Behaviour Research Network: http://www.sedentarybehaviour.org
Pero como consecuencia de ese desarrollo tan espectacular en las sociedades modernas, la
especie humana también ha experimentado un profundo cambio en su forma de vida. A lo largo
de la Historia, las personas han utilizado su propio cuerpo como instrumento para atender al
cuidado del hogar y de la familia, trabajar, desplazarse, conseguir alimentos y divertirse paseando,
jugando, bailando o practicando deporte.
En el ámbito laboral se han reducido en gran medida las penosas cargas físicas que muchas
personas trabajadoras tenían que soportar de forma repetida durante sus jornadas y, con ello,
muchas de las enfermedades que les eran propias también disminuyeron. Todo ello ha
contribuido a aumentar la esperanza de vida de la población general y a mejorar su salud y
bienestar.
Sin embargo, este desarrollo tecnológico también ha generalizado la adopción de estilos de vida
en las tareas cotidianas que demandan muy poca actividad física y que se realizan, en la mayoría
de los casos, en una posición sentada. Ambas condiciones –inactividad física y conducta
sedentaria– se han convertido en una nueva amenaza para nuestra salud: constituyen factores
de riesgo que son responsables, en gran medida, de la presencia cada vez mayor de
enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT).
Según encuestas, en los países con mayor desarrollo económico de Europa, aproximadamente el
70% de las personas que padecen enfermedades cardiovasculares, diabetes o cáncer no alcanzaban
la recomendación mínima de 150 minutos semanales de actividad física moderada o intensa [4]. Si
en lugar de encuestas se utilizan métodos de medición objetiva de la actividad física, como pueden
ser los acelerómetros (o podómetros), la cifra supera el 95% de la población adulta [5,6].
En España, el informe monográfico sobre “Actividad física, descanso y ocio”, elaborado por el
Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad [7] a partir de los datos obtenidos en la
Encuesta Nacional de Salud (ENSE) 2011/12, nos ofrece datos preocupantes en relación con la
inactividad física y el sedentarismo de nuestra sociedad.
• Cuatro de cada diez personas se declaran sedentarias en su tiempo libre. El 44,4% de la
población de 15 y más años afirma que no hace ejercicio y que ocupa su tiempo de ocio de
forma casi completamente sedentaria.
• La falta de actividad física está más extendida entre las mujeres (49,8%) que entre los hombres
(38,8%). La diferencia por sexo desaparece en los grupos de edad intermedia (apenas existe
entre los 45 y los 64 años) y reaparece entre los de mayor edad.
• La inactividad física aumenta con la edad, con patrones diferentes para hombres y para mujeres.
El 21,4% de los hombres entre 15 y 24 años se declara sedentario, y este estilo de vida poco
saludable se va extendiendo hasta llegar al 46,3% en la población masculina de 45 a 54 años.
Entre los 65 y los 74 años los hombres retoman algo la actividad (36% de sedentarismo), para
abandonarla de nuevo progresivamente a partir de los 75 años. En las mujeres, el nivel de
sedentarismo se mantiene elevado y relativamente estable (entre el 43% y el 50% de las mujeres
se declara sedentaria en los distintos grupos de edad) hasta los 75 años, edad en la que se
observa un marcado incremento hasta alcanzar el 82,6% entre las mayores de 85 años.
• En los últimos veinte años el sedentarismo muestra una evolución desigual. En 1993 se
declaraba sedentaria el 54,2% de la población adulta y, en 2011, el 44,4%, pero habiendo
aumentado este último con respecto a 2006.
• En cuanto a la actividad física en el trabajo o durante su ocupación principal, el 44,8% de la
población adulta pasa la mayor parte de la jornada de pie, sin efectuar grandes
desplazamientos o esfuerzos, y el 37,8% pasa sentada casi todo el día. En 1993 estos
porcentajes eran de 51% y 34%, respectivamente. Como puede observarse en la Tabla 1, el
82,6% de la población apenas realiza actividad física durante su trabajo u ocupación
principal y, además, se está produciendo un aumento en el porcentaje de personas que
realizan su jornada laboral en posición sentada.
Total 85 82,6
A lo largo de los últimos 50 años, las personas que vivimos en los países desarrollados estamos
moviéndonos cada vez menos y la inactividad física constituye ya una verdadera pandemia [8]. Y
en el caso de las personas adultas, una de las principales causas es la reducción de la actividad
física que se realiza sobre todo en los desplazamientos y en el trabajo.
La conducta sedentaria puede darse en todos los ámbitos de la actividad humana y estar
condicionada por factores ambientales, sociales, políticos y culturales [9]. A lo largo de las últimas
décadas, las personas adultas han venido aumentado el número de horas diarias dedicadas a
actividades sedentarias en todos los ámbitos de la vida [10–16]: los desplazamientos, el ocio y el
tiempo libre, las actividades domésticas y las actividades laborales. La figura 3 muestra los
resultados de un estudio realizado en Reino Unido que ilustra precisamente esa cuestión.
250 45
200
35
2009:160 30
MET-h/sem
150
En 2020:142 25
MET-h/sem
En 2030:126
MET-h/sem
20
100
15
10
50
0 0
1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2015 2020 2025 2030
Años
Actividad durante el tiempo libre Actividad física en desplazamientos Actividad física doméstica
Figura 3. Actividad física (MET-horas/semana) y tiempo de conducta sedentaria (horas/semana) en las personas adultas
del Reino Unido, entre 1961 y 2005. Se incluye una estimación desde 2006 hasta 2030 [12]. Se puede apreciar que la
tendencia es a disminuir la actividad física total como consecuencia, sobre todo, de la reducción de la actividad física
ocupacional.
En las tareas domésticas se cuenta cada vez con más dispositivos que facilitan los quehaceres
diarios (lavadoras, lavavajillas, robots aspiradores, robots de cocina…), lo que reduce la cantidad
de actividad física de baja intensidad que sería necesaria para realizarlas.
Por último, en el ámbito laboral, el incremento del sedentarismo se debe a la presencia cada vez
mayor de máquinas que sustituyen a la fuerza física de las personas trabajadoras, que pueden
manejarlas cómodamente sentadas, y al desarrollo creciente de tareas que requieren la presencia
de los trabajadores delante de una pantalla de ordenador. Si consideramos el elevado número
de horas que las personas suelen dedicar a su actividad laboral, es precisamente este un ámbito
prioritario para intervenir con el objetivo de reducir el sedentarismo.
Estudios realizados en diferentes países, entre ellos España, indican que las personas permanecen
sentadas entre 5 y 8 horas por día [8,11,17–23]. Los valores menores se registraron cuando la
información se obtuvo a través de cuestionarios autocumplimentados; en cambio, los valores
más altos fueron los que se midieron a través de sistemas más objetivos, como acelerómetros.
Estos datos indican que la percepción de las personas sobre el tiempo que pasan sentadas no se
ajusta a la realidad y que tienden a minimizarlo.
>35%
30-34,9%
25-29,9%
20-24,9%
<19,9%
No hay datos
Figura 4. Proporción de personas de 15 años o mayores que estaban sentadas 7 o más horas cada día, según los países
[19].
Algún estudio sugiere que pasar mucho tiempo sentado aumentaría las cargas que soporta la
columna vertebral y facilitaría la aparición de sintomatología lumbar [40]. Sin embargo, una
revisión sistemática hecha en 2009 [41] no encontró evidencia de asociación entre estar sentado
en el tiempo de ocio y la lumbalgia.
"Todas aquellas partes del cuerpo que tienen una función, si se usan con
moderación y se ejercitan en el trabajo para el cual están hechas, se
conservan sanas, bien desarrolladas y envejecen lentamente, pero si no se
usan y se dejan holgar se convierten en enfermizas, defectuosas en su
crecimiento y envejecen antes de hora".
Hipócrates
Ya en los siglos V-IV a.c, Hipócrates advertía sobre las consecuencias negativas que la falta de
actividad física podía tener para nuestra salud. Hubo que esperar hasta mediados del siglo XX
para contar con datos objetivos que demostrasen los efectos perjudiciales que provoca la falta
de actividad física sobre la salud.
Incidencia relativa de
infarto de miocardio
2.0
1.5
1.0
0.5
Conductores Revisores
(mucho tiempo sentados) (poco tiempo sentados)
Figura 5. Riesgo comparado de muerte por cualquier causa en conductores y revisores de los autobuses de
dos pisos de Londres.
Apenas unos años después, otro eminente epidemiólogo, el profesor Ralph Paffenbarger, inició
un conocido estudio con los alumnos graduados en Harvard. Con este estudio consiguió
demostrar, entre otras cosas, que el riesgo relativo de muerte era mayor en las personas que no
realizaban actividad física y que disminuía en un 20% en aquellas que a lo largo de los años habían
caminado al menos 5 km por semana o habían subido las escaleras de al menos 20 pisos por
semana [45]. Se constató que la cantidad de actividad física para conseguir estas reducciones del
riesgo era muy baja, tan asequible como caminar algo menos de 1 km o subir unos tres pisos al
día; bastaba con incrementar el gasto calórico semanal en unas 500 kcal. Como puede observarse
en la tabla 2, esta beneficiosa reducción del riesgo era mayor cuando durante la semana se
acumulaban más actividad física y más gasto calórico.
Tabla 2. Riesgo relativo de muerte en los alumnos de Harvard según sus hábitos
de actividad física entre 1977 y 1985 [45].
Menos de 5 1
Caminar (km) 5-14 0,78
15 o más 0,67
Menos de 20 1
Subir escaleras (pisos)
20-54 0,79
55 o más 0,75
Menos de 1 1
Actividad deportiva moderada (hs.)
1-2 0,63
Más de 3 0,47
Menos de 500 1
500-999 0,63
1.000-1499 0,62
Gasto de calorías (kcal)
1.500-1.999 0,56
2.000-2.499 0,48
2.500-2.999 0,59
3.000-3.499 0,68
Más de 3.500 0,44
En 2004, con más evidencia científica todavía, la Organización Mundial de la Salud, en su 57ª
Asamblea, aprobó la que se conoce como Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario,
Actividad Física y Salud [47], en la que se recogen las consecuencias negativas del sedentarismo
para la salud y el bienestar de las personas. En la resolución se exhorta a todos los estados
miembros a tomar cartas en el asunto y adoptar las medidas necesarias, siguiendo las directrices
que en ella se establecen, para combatir el sedentarismo y fomentar la práctica regular de
actividad física saludable. Como consecuencia de ello, en nuestro país, el Ministerio de Sanidad y
Consumo publicó en 2005 la Estrategia para la nutrición, actividad física y prevención de la
obesidad [48]–conocida como Estrategia NAOS–, y el Consejo Superior de Deportes hizo lo propio
en 2009 con el Plan integral para la actividad física y el deporte [49].
Tabla 3. Los 10 principales factores de riesgo de muerte y de pérdida de años de salud en los
países desarrollados [51].
Además, debemos tener en cuenta que la inactividad física también está muy relacionada con la
aparición de otros factores de riesgo, como la obesidad, la hipertensión arterial, la glucosa elevada
o el colesterol elevado. Por ejemplo, si nos fijásemos en los efectos de la obesidad y los
sumásemos a los de la falta de actividad física, ambos serían responsables de:
• El 16,1% de los fallecimientos.
• El 10,6% de pérdida de años de vida con salud.
• El 14% del gasto sanitario.
16%
14,9% 14,9%
14% 13,4%
11,7%
12% 11,3%
10,3% 10,4%
10%
8,3% 8%
8%
6%
6%
4% España
Europa
2%
0%
Enfermedad Diabetes Mortalidad Cáncer de Cáncer
arterial tipo 2 por todas mama colorrectal
coronaria las causas
Figura 6. Fracción atribuible poblacional estimada para la inactividad física sobre las principales
enfermedades crónicas no transmisibles, en España y en Europa, en 2008 [53].
2000
1500
1000
Indirectos
500
Directos
0
Diabetes Enfermedad Cáncer Cáncer de
tipo 2 cardíaca colorrectal mama
coronaria
Figura 7. Costes económicos directos e indirectos (en millones de euros) de las principales enfermedades
crónicas no transmisibles y deterioro de la salud mental atribuibles a la inactividad física, en España en 2012.
Elaboración propia con datos de [53].
Como muestra este texto de Ramazzini, los efectos del sedentarismo durante la ocupación laboral
se conocían ya en el siglo XVII. Desde entonces se han publicado muchos estudios sobre las
consecuencias que tienen los diferentes niveles de actividad física ocupacional en la salud de las
personas trabajadoras. En cambio, las evidencias relacionadas solo con el tiempo que pasan
sentadas en el trabajo son más escasas y muchas de ellas poco concluyentes [54].
• A pesar de los estudios pioneros de Morris sobre los conductores y revisores en los autobuses
de Londres, los resultados actuales no encuentran una relación definitiva con la mortalidad
por cualquier causa [10,18,55,56].
• Los datos tampoco permiten asociar definitivamente el tiempo sedente en el trabajo con las
enfermedades cardiovasculares [55,57,58] ni con el incremento del IMC o la obesidad [30,59-
62].
• Sí se ha encontrado asociación entre el tiempo sentado en el trabajo y la aparición de diabetes
tipo 2 [63,64] y otros factores de riesgo cardiovasculares y metabólicos [62,65,66]: menor
colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad (colesterol bueno), mayor cantidad de
triglicéridos, más resistencia a la insulina y menor tolerancia a la glucosa.
• Aunque la asociación del sedentarismo laboral tampoco se confirma en su totalidad para
La conducta sedentaria es, efectivamente, un riesgo para la salud, pero su comportamiento y sus
efectos son ligeramente diferentes a otros factores de riesgo.
Por ejemplo, en el caso del tabaco, existe una relación dosis-respuesta lineal entre la cantidad
consumida y la aparición de enfermedades; es decir, los problemas serán mayores cuanto más
tabaco se fume y, además, los efectos negativos se producen ya con las dosis más bajas, desde el
primer cigarrillo [83]. Por lo tanto, el umbral de riesgo en el caso del tabaco es cero: ninguna
exposición, ni activa ni pasiva, ni en el puesto de trabajo ni en otro lugar.
Un metaanálisis [85] con datos internacionales ha concluido que no parece haber un incremento
en el riesgo de mortalidad por cualquier causa mientras las horas diarias de sedentarismo sean
menores de 7, pero el riesgo se incrementa un 5% por cada hora de más a partir de las primeras
7, aunque las personas realicen actividad física en otros momentos del día.
Con la información disponible, podemos afirmar que el umbral a partir del cual aumenta el riesgo
de muerte por cualquier causa se situaría alrededor de las 7 horas de sedentarismo al día. Es muy
probable que las consecuencias "no fatales" sobre la salud o sobre el trabajo, como la menor
productividad, se produzcan ya con menos de 7 horas. No se dispone de información suficiente
para establecer estos "umbrales" en relación solo con el tiempo sedentario en el trabajo.
Además del número de horas diarias de sedentarismo, el riesgo para la salud depende también
del patrón de exposición al mismo. Los estudios epidemiológicos han demostrado que
interrumpir con frecuencia el tiempo sedentario disminuye los riesgos [86], pero todavía no se
ha establecido con certeza cuál sería la mejor forma de hacerlo, es decir, no está claro cada cuánto
tiempo deben realizarse las interrupciones, ni cuánto deberían durar o cuál sería la actividad que
se debería realizar durante las mismas.
Algunos estudios sugieren que las interrupciones cada 20 o 30 minutos tienen efectos metabólicos
[87] y musculoesqueléticos [88] positivos a corto plazo.
Con la información disponible, podemos afirmar que estar sentados de forma continua supone
más riesgo para la salud que hacerlo de forma discontinua. Las evidencias apuntan a que las
pausas cada 30 minutos deberían tener una duración de 2 minutos, con una actividad física ligera,
como caminar [87]. Opcionalmente, se pueden alternar periodos de 30 minutos sentados con
otros de 30 minutos de pie (con mesas regulables en altura), que ayudan a reducir las molestias
musculoesqueléticas [88].
Así como existen fuertes evidencias sobre los efectos negativos para la salud que tiene el
sedentarismo en general, las evidencias sobre los efectos del sedentarismo en el ámbito laboral
son todavía insuficientes. Esto es así por varias razones:
• Los estudios sobre el tiempo que las personas trabajadoras pasan sentadas son muchos
menos.
• Esos estudios utilizan métodos subjetivos de evaluación, a través de cuestionarios.
• La mayoría de esos estudios son de carácter transversal.
• Las categorías utilizadas para establecer el grado de sedentarismo son relativamente groseras
(“principalmente sentado”, “principalmente de pie” o “trabajo físicamente exigente”).
• No se suele cuantificar el número de horas, por lo que las categorías resultan poco precisas.
Aún así, es un hecho objetivo que muchas personas adultas dedican la mitad o más de su tiempo
diario al trabajo, y que las horas que allí pasan sentadas contribuyen a la mitad del tiempo total
de su sedentarismo [89]. En consecuencia, se estima que el tiempo sedentario en el trabajo sería
también responsable del 50% de los efectos negativos sobre la salud atribuibles al sedentarismo
[90].
Es importante identificar los mecanismos a través de los cuales el sedentarismo supone una
amenaza para la salud, para poder actuar contra ellos de una forma más eficaz. Aunque todavía
no se conocen completamente, se considera que sus efectos podrían ser los siguientes [54]:
El trabajo ocupa un lugar destacado en la vida de las personas, e inevitablemente forma parte y
condiciona su estilo de vida. Al menos un tercio del tiempo total y la mitad del que las personas
pasan en vigilia está dedicado a la vida laboral.
El trabajo influye y condiciona la salud y la calidad de vida de muchas personas. Según la Encuesta
Nacional de Condiciones de Trabajo. 2015/6ª EWCS – España [91], referida a datos del año 2015,
el 45% de las personas considera que el trabajo influye sobre su salud: el 7% dice que influye
positivamente, mientras que el 38% opina que lo hace negativamente. Esta percepción negativa
en la relación es más frecuente entre los hombres y los trabajadores de más edad.
2%
8%
37% 53% NO
SÍ, principalmente de forma NEGATIVA
SÍ, principalmente de forma POSITIVA
NS/NC
En relación con los problemas de salud, la encuesta señala que el 45,2% de las personas
trabajadoras ha padecido dolor de espalda durante los últimos 12 meses y casi la mitad de las
personas que dicen padecer enfermedades ven afectada su capacidad para realizar esfuerzos. El
mismo porcentaje (45,2%) refiere haber padecido dolor de hombros, cuello y/o extremidades
superiores en el último año.
Un 11% de las personas trabajadoras sufre alguna enfermedad o problema de salud de larga
duración. Esta prevalencia se incrementa notablemente a medida que aumenta la edad y llega a
afectar al 16% de las personas de 50 o más años.
A lo largo de los 12 meses previos a la encuesta las personas que padecieron algún problema de
salud presentaron con mayor frecuencia: dolor de espalda (46%), dolor muscular de hombros,
cuello y extremidades superiores (45%) y cansancio general (45%). Es de destacar que los
problemas de ansiedad pasaron del 10% al 17% entre 2010 y 2015.
39%
Cansancio general
45%
10%
Ansiedad
17%
28%
Dolor de cabeza, fatiga visual
36%
44%
Dolor de espalda
46%
6%
Problemas de piel
6%
2010
6%
Problemas de audición 2015
5%
Hay dos datos que ofrece la encuesta y que son muy relevantes para valorar la incidencia del
sedentarismo en el ámbito laboral: el tiempo que las personas trabajadoras pasan sentadas
durante la jornada laboral y la cantidad de horas en las que están trabajando con tecnologías de
la información y la comunicación, como ordenadores de sobremesa o portátiles.
Esta situación sin dudas afecta a la salud integral y al rendimiento de un porcentaje considerable
de las personas trabajadoras. Actualmente, la inactividad física y el sedentarismo constituyen
factores de riesgo relacionados con el puesto de trabajo y, en buena medida, son responsables
de los problemas de salud más prevalentes (dolor de espalda, dolor de hombros y extremidades,
cansancio general y ansiedad).
En el apartado inicial se definió la actividad física como cualquier movimiento corporal intencionado
realizado mediante los músculos esqueléticos, que produce un gasto de energía superior al basal, que
supone una experiencia personal y nos permite interactuar con los seres y el ambiente que nos rodean
[1].
Otro concepto muy importante es el de “condición física”. Muchas personas tienden a pensar que
este concepto se relaciona con la búsqueda del rendimiento deportivo, y es cierto que existe una
perspectiva de la condición física relacionada con el rendimiento. Pero en este documento
queremos referirnos a la condición física relacionada con la salud, a la que definimos como el
estado dinámico de energía y vitalidad que permite a las personas llevar a cabo las tareas diarias
habituales, disfrutar del tiempo de ocio activo, afrontar las emergencias imprevistas sin una fatiga
excesiva, a la vez que ayuda a evitar las enfermedades derivadas de la falta de actividad física, a
desarrollar el máximo de la capacidad intelectual y a experimentar plenamente la alegría de vivir [94].
El paradigma o modelo de Toronto [94] nos permite entender las relaciones positivas que existen
entre actividad física, condición física y salud.
Herencia
Condición física
saludable
Actividad física Morfológico Salud
Recreativa (ocio) Muscular Bienestar
Laboral Cardiorrespiratorio Morbilidad
Otras actividades Metabólico Mortalidad
Motor
Otros factores
Estilo de vida
Atributos personales
Entorno social
Ambiente físico
Figura 10. Modelo de Toronto sobre las relaciones entre la actividad física, la condición física y la salud [94].
De este modelo podemos extraer algunas conclusiones muy importantes para la promoción de
la actividad física.
El mismo paradigma de Toronto sirve para entender los efectos perjudiciales de la inactividad
física en el estado de salud según puede observarse en la figura 11.
Inactividad
Sedentarismo
Figura 11. Relación entre la inactividad física y la pérdida de condición física con la pérdida de capacidad
funcional, los factores de riesgo y la enfermedad.
Figura 12. Relación entre la actividad física y la disminución del sedentarismo con la mejora de la condición
física, el aumento de la capacidad funcional y la disminución de los factores de riesgo.
Como ya se ha dicho, la carencia de actividad física constituye el cuarto factor de riesgo para las
ECNT más importantes en el mundo [51] y eleva el riesgo independientemente del sobrepeso, la
obesidad, la dislipemia y la hipertensión arterial, entre otros. Pero debemos prestar atención a la
otra cara de la moneda: la inactividad física es el único factor de riesgo que, cuando se modifica,
también modifica todos los demás. Es decir: la actividad física es beneficiosa por sí misma e influye
favorablemente sobre muchos factores de riesgo, además de constituir un recurso terapéutico y
fuente de salud y bienestar de muy bajo costo.
Analizadas ya las relaciones entre actividad física, condición física y salud, en este apartado
queremos centrarnos en la importancia del gasto energético como factor protector de la salud.
Ya en tiempos de la antigua Grecia, el ejercicio físico constituía uno de los tres pilares de la
terapéutica hipocrática (junto con una alimentación y un entorno saludables), que tuvo su máxima
expresión en el Olimpismo. En Roma, su más destacado médico, Galeno, dedicó parte de su tarea
a explicar cómo ejercitarse para cuidar la salud. En realidad, se observaba la indisoluble dualidad
entre cuerpo y espíritu que permitía un desarrollo sano y equilibrado: mens sana in corpore sano.
En la Modernidad se produce un fenómeno que la Humanidad nunca antes había vivido: aunque
subsisten el hambre y la desnutrición en grandes regiones del globo, la mayoría de las personas
acceden de forma relativamente fácil a alimentos ricos en energía, al tiempo que disponen de
todo tipo de facilidades mecánicas y tecnológicas que les llevan a moverse menos y, en
consecuencia, a gastar menos energía biológica.
Los problemas de salud pública que representan las ECNT pueden solucionarse con un
abordaje desde el paradigma del gasto energético. Hasta el momento, el paradigma imperante
se centraba en atribuir las mayores responsabilidades de esta situación a la mala alimentación. Y
aunque es verdad que en las últimas décadas nuestra alimentación se ha modificado, no es
menos cierto que la mayor responsabilidad en el desequilibrio energético debe atribuirse a la
reducción del gasto energético provocada por el sedentarismo y la inactividad física. Si hace
algunos siglos los seres humanos necesitaban de sus manos y sus músculos para realizar las
actividades que les permitieran sobrevivir, hoy en día vivimos en una dependencia casi absoluta
de medios mecánicos y tecnológicos que suponen un gasto energético mucho menor.
Gaziano [95] señala que la transición epidemiológica que estamos viviendo se caracteriza, entre
otras cosas, por la falta de actividad física, y que las ECNT están más fuertemente ligadas a esta
carencia que a los problemas nutricionales. En ese mismo sentido, en 1995 Prentice y Jebb [96]
encontraron más relación entre el incremento de la obesidad y el número de horas semanales
que se ve la televisión o el número de automóviles por familia (variables ligadas al sedentarismo),
que con el incremento de calorías de las dietas o su contenido en grasas.
% de personas con obesidad % de personas con obesidad
200 200
Ingesta de energía (Ml/d) Horas de TV
Ingesta de grasa (gr/d) Uso del auto (traslados a casa)
Variables de actividad física
Porcentaje de la media
Variables dietarias
100 100
0 0
1950 1960 1970 1980 1990 1950 1960 1970 1980 1990
Décadas Décadas
Figura 13. Evolución desde 1940 hasta 1990 de la obesidad la ingesta calórica, el % de grasas de la dieta, el
número de horas que se ve la televisión y el número de coches por hogar [96].
Precisamente por todas estas evidencias, Tarducci y otros [97] proponen el abordaje de la
prevención de los factores de riesgo de ECNT y la promoción de la salud desde un enfoque
centrado en el papel protector del gasto calórico.
Caso 1 : baja ingesta calórica con bajo gasto de energía porque la persona se mueve muy poco.
Es muy probable que en estas condiciones la persona pueda mantener un peso corporal normal
y a priori esta situación podría considerarse positiva y saludable; pero no lo es, se trata de un
equilibrio que predispone para la enfermedad. A pesar de mantener normales el IMC y el
equilibrio energético, su escasa actividad física favorece la pérdida de masa magra y el aumento
de la masa grasa a nivel central, sumando así dos factores de riesgo de ECNT (la falta de actividad
y el exceso de grasa). Ya existe evidencia científica para considerar a este tipo de personas como
“delgadas obesas”: personas que tienen un peso corporal normal, pero que presentan problemas
metabólicos y cardiovasculares propios de las personas obesas como consecuencia de su
inactividad, sedentarismo y escasa condición física [98–100].
Caso 2: alta ingesta calórica con alto gasto energético. En este caso, opuesto al anterior, estarían
las personas que aunque no pierdan peso y puedan tener un IMC mayor del deseable, sí son
físicamente muy activas, con lo que obtienen los beneficios derivados de un gasto energético
elevado y una mejor condición física.
La protección proporcionada por una forma activa de vida y una buena condición física contra
varias enfermedades crónicas, con independencia del peso corporal, fue demostrada por Lee y
otros en 1999 [101]. En la Cooper Clinic de Dallas se hizo el seguimiento durante 18 años de 21.925
hombres, de entre 30 y 80 años, y se comprobó que las personas que tenían sobrepeso o eran
obesas y con buena condición física tenían menor riesgo de padecer enfermedades crónicas
relacionadas con la obesidad o de sufrir muerte prematura que las personas delgadas o con peso
normal y con baja condición física (Figura 14). En definitiva, es más sana una persona obesa
con buena condición física que una delgada con baja condición física.
7.5 38
3.0
0.0 0.0
Magro Normal Obeso Magro Normal Obeso
Figura 14. Grasa corporal y riesgo relativo (RR) de mortalidad por todas las causas y enfermedad
cardiovascular con respecto a categorías de condición física cardiorrespiratoria. La categoría de referencia
para calcular el RR fueron los hombres con buena condición física y delgados (RR = 1). El grupo de baja
condición física estuvo integrado por los hombres en el primer cuartil de consumo de oxígeno (ml/ kg masa
magra/min) en cada grupo de edad, y se consideró como buena condición física a los demás. El RR fue
ajustado para edad (años), año del examen, hábito tabáquico, consumo de alcohol, historial familiar de
cardiopatía isquémica. Las categorías de grasa corporal fueron: delgados (<16,7%), normal (16,7% a <25%) y
obesos (≥25%). Los números por encima y debajo de las barras representan el nº de muertes [101].
Además, como puede apreciarse en la figura 15, el efecto protector de la actividad física alcanza
también a las personas que están enfermas o tienen otros factores de riesgo como la
hipertensión, la diabetes o el tabaquismo. Puede afirmarse sin ninguna duda que cuanta mejor
es la condición física, menor es el riesgo de muerte [102,103].
4.0
3.0
Riesgo relativo de muerte
2.5
2.0
1.5
1.0
0.5
0.0
Hipertensión EPOC Diabetes Tabaquismo Obesidad Hipercolesterolemia
Figura 15. Riesgo relativo de muerte por cualquier causa entre personas con diferentes factores de riesgo o
enfermedades (hipertensión, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, diabetes, tabaquismo, obesidad y
colesterol elevado) [102].
Si se acepta que el beneficio para la salud proviene de un aumento en el gasto energético y que
se puede conseguir a través de la incorporación de más actividad física en la vida cotidiana, sin
que resulte imprescindible participar en programas estructurados de ejercicio, se tendrá la
oportunidad de promover la actividad física en el medio donde las personas viven o trabajan, una
estrategia válida para prevenir la obesidad y otras ECNT [104,105].
Estar sano es más que no estar enfermo. Es poder hacer aquello que queremos o necesitamos,
sin fatigarnos excesivamente. Es tener energía para realizar el trabajo y disfrutar del tiempo libre.
Es tener capacidad, fuerza y ánimo para enfrentarnos a las emergencias imprevistas. Es desarrollar
al máximo nuestra capacidad intelectual y experimentar la alegría plena de vivir. El estado de
energía que nos permite hacer todo esto es lo que se denomina “condición física”. Una buena
condición física disminuye el riesgo de morir por cualquier causa y nos permite gozar de mayor
autonomía, salud y bienestar.
La condición física va de la mano de nuestra capacidad de reserva, que se puede entender como
la cantidad de una determinada cualidad o condición que podemos perder sin que eso signifique
un deterioro de la salud o las capacidades funcionales. Cuanta más capacidad de reserva tenga
una persona, mejor para su salud y la calidad de vida.
Las personas físicamente activas tienen una mayor capacidad de reserva a todos los niveles y
están en mejores condiciones para soportar los avatares de la vida cotidiana sin perjuicios para
su salud y su rendimiento laboral.
En términos prácticos, las personas con buena condición física se desenvuelven mejor en su vida
cotidiana y pueden afrontar los imprevistos sin fatiga excesiva. Quienes carecen de una condición
física saludable, no son capaces de hacerlo y tratan de modificar las tareas para adaptarlas a sus
limitaciones.
Lo mismo ocurre en cualquier otra situación de la vida cotidiana. A medida que una persona
envejece, su condición física muscular (fuerza, resistencia, potencia y flexibilidad) va declinando.
Una mejor condición física muscular (o su mejora) las aleja del umbral y aumenta su capacidad
para atender las demandas de la vida diaria y les permite mantener una independencia funcional
durante más años [102,106-108]. Si no tenemos una condición física saludable, la capacidad
funcional va disminuyendo y se llegará a una situación de pérdida de autonomía y
dependencia.
Condición músculo-esquelética
Vida independiente
Umbral de dependencia
Discapacidad
0 10 20 30 40 50 60 70 80 100
Edad en años
Figura 16. Relación teórica entre la condición física musculoesquelética y una vida independiente [102].
En el rendimiento laboral ocurre algo similar. Las personas deberían tener una condición física
suficientemente saludable para afrontar la jornada laboral con capacidad de trabajo,
concentración y atención óptimas, y sin acumular demasiada fatiga. Sin embargo, cuando se
carece de la condición física necesaria, las personas trabajadoras se ven obligadas a disminuir el
ritmo de trabajo o tienen problemas para mantener la concentración y la atención, lo que
aumenta los errores y disminuye la calidad del trabajo. Esto se evidencia mucho más en trabajos
donde la demanda física es mayor.
El concepto y los componentes de la condición física han ido evolucionando a lo largo de las
últimas décadas, con una progresiva tendencia hacia un concepto holístico de la salud y el
bienestar. Dicha evolución puede verse resumida en la tabla 7.
Durante las décadas de los años cincuenta y sesenta del siglo XX, se consideraba que la fuerza
muscular era la base de la condición física. Los años setenta fueron los del ejercicio aeróbico, a
partir de los métodos desarrollados por Kenneth Cooper -conocido por el famoso test de Cooper-
[108] para estimular el corazón y los pulmones en periodos de tiempo largos y producir cambios
beneficiosos a través de ejercicios de resistencia cardiorrespiratoria (correr, nadar, montar en
bicicleta, etc.). A principios de los 90 se llegó por consenso a la definición moderna y vigente de
condición física, aptitud física o forma física (fitness), estrechamente ligada con la salud y el
bienestar, definida al comienzo de este bloque.
La condición física incluye diferentes componentes. Los relacionados con el rendimiento deportivo
dependen en gran medida de los factores genéticos. Los componentes de la condición física
relacionados con la salud están más influidos por el nivel de práctica de actividad física, y se
asocian a la prevención de factores de riesgo y de enfermedades derivadas de la inactividad física
y el sedentarismo.
En la actualidad, se acepta de modo unánime que los componentes más importantes para
conservar la salud y la capacidad funcional en la mayoría de las personas son:
• La resistencia cardiorrespiratoria.
• La composición corporal.
• La fuerza y resistencia musculares.
• La flexibilidad.
• El equilibrio.
Muchos de los componentes y factores tienen relación entre sí o mejoran paralelamente al realizar
actividad física. Por ejemplo: el ejercicio aeróbico regular mejora la resistencia cardiorrespiratoria,
pero también tiende a reducir la tensión arterial, a mejorar la tolerancia a la glucosa, a controlar
los niveles de colesterol y triglicéridos, a reducir el peso graso y a mantener la fuerza y la
resistencia muscular.
Conviene no confundir el disfrute de una buena condición física, objetivo deseable pero difícil de
conseguir para una mayoría de las personas, con alcanzar un nivel de condición física saludable,
es decir, el nivel necesario para disfrutar de los beneficios que ofrece el ejercicio, con un mínimo
de riesgos indeseables y de inversión en tiempo y en esfuerzo.
El consumo de oxígeno es una medida que indica la capacidad que tiene el organismo para captar
oxígeno del medio ambiente, transportarlo hasta las células y utilizarlo en ellas para obtener
energía. Cuanto más capacidad de consumir oxígeno, mayor será la resistencia cardiovascular.
Para poder ser eficientes y consumir todo el oxígeno que se necesita en los procesos metabólicos,
deben darse ciertas condiciones sin las cuales el sistema se torna insuficiente. Entre otras, debe
existir un ambiente rico en oxígeno, con aire libre de contaminantes y, en especial, libre de humo.
Cada minuto que permanecemos en un ambiente con humo, impedimos la captación de oxígeno
y aumentamos la captación de monóxido de carbono que interfiere en la capacidad para
transportar el oxígeno a las células. Cuando no se aporta el suficiente oxígeno al metabolismo
para la producción de energía aeróbica, se necesita una mayor participación del metabolismo
anaeróbico, lo que crea condiciones para un estado de acidosis que disminuye la resistencia,
merma la capacidad de trabajo físico y genera fatiga prematura. Con ello, queda claro que no solo
La composición corporal se refiere a la proporción en que los distintos tipos de tejidos contribuyen
a la masa corporal total. Esquemáticamente, la masa corporal puede ser dividida en masa grasa
(una parte muy importante es el tejido adiposo) y la masa magra o libre de grasa (músculos,
huesos, piel, vísceras y líquidos corporales). La obesidad suele definirse como la acumulación
excesiva de grasa corporal y, por tanto, como el aumento de la masa grasa.
Habitualmente se utiliza el índice de masa corporal (IMC = peso en kg/talla en metros2) para
valorar este componente. Si bien es útil en estudios poblacionales, no se considera adecuado en
las evaluaciones individuales, porque una persona puede ser “delgada” y, en cambio, tener un
porcentaje de grasa elevado [98,100]. Este porcentaje de masa grasa corporal es el índice más
utilizado para evaluar la composición corporal de una persona. Aunque puede variar según la
etnia y el estilo de vida, los porcentajes óptimos de grasa corporal para adultos son de menos del
15% para hombres y del 22% para mujeres.
La composición corporal está muy relacionada con las enfermedades cardíacas, la hipertensión
arterial y la diabetes mellitus tipo II. Los elementos reguladores de este componente son, en orden
de importancia: la actividad física, la dieta y algunos factores metabólicos y hormonales.
La composición corporal también define en alguna medida las capacidades de una persona para
llevar a cabo las actividades de la vida cotidiana. Alguien con poca masa muscular y mucho
porcentaje graso tendrá dificultades adicionales para desplazarse y, por ejemplo, subir escaleras
o trasladar la compra.
Incrementar la masa magra y reducir hasta niveles aceptables la masa grasa es deseable en todo
programa de actividad física para la salud. Pero las ocupaciones que obligan a las personas a
permanecer quietas durante mucho tiempo predisponen a todo lo contrario: aumentan la masa
grasa y disminuyen la masa magra o libre de grasa, sobre todo a expensas de la pérdida de masa
muscular.
3.1.3. Fuerza
La fuerza puede definirse como la capacidad del músculo para generar tensión y, por tanto, para
vencer una resistencia. La fuerza se manifiesta de varias formas, siendo la fuerza máxima, la
fuerza rápida y la fuerza de resistencia las tres principales.
La fuerza es una cualidad que resulta imprescindible en nuestra vida cotidiana. Contrariamente
Para mantener y desarrollar la fuerza se requiere algún tipo de carga externa que estimule la
contracción muscular más allá de valores mínimos, con el fin de producir una adaptación positiva.
Justamente por esto resulta difícil incrementarla. Aquellas personas que se mantienen físicamente
activas y cumplen las recomendaciones mínimas de cantidad e intensidad de actividad física
semanal pueden mantener niveles aceptables de fuerza, sin necesidad de acudir a un gimnasio
o de entrenar específicamente la fuerza.
Disponer de más fuerza implica beneficios para muchos aspectos relacionados con la salud. En
primer lugar, una masa muscular más desarrollada y con más tono muscular implica un mayor
gasto metabólico basal. Con más fuerza, las tareas de la vida cotidiana se realizarán con un
esfuerzo relativo menor, porque requieren un porcentaje menor de la fuerza disponible. Una
musculatura en buenas condiciones y activa es fuente de numerosas sustancias que contribuyen
a mejorar la salud y evitar el desarrollo de algunas enfermedades [109].
3.1.4. Flexibilidad
La flexibilidad es necesaria para sortear un obstáculo, agacharse, atarse los cordones, vestirse,
asearse, alcanzar objetos alejados… Para conservarla o aumentarla es necesario mover con
frecuencia las articulaciones en su mayor rango y elongar (alargar, estirar) los músculos de forma
suave, sostenida y submáxima.
3.1.5. Equilibrio
El equilibrio es una cualidad compleja que requiere el control efectivo de la motricidad por parte
del sistema nervioso. Permite a las personas permanecer en bipedestación y caminar. Requiere
la organización de las sinergias musculares utilizando la información que recibe el cerebro
procedente de los órganos cinestésicos y de los sentidos.
Hoy en día no cabe duda de la relación positiva que existe entre la práctica de actividad física y la
salud. La evidencia científica es tan extensa que los estudios actuales se centran ya más en
averiguar cuál es la naturaleza de esa relación entre los dos elementos que en determinar si esta
relación existe. Un claro ejemplo de la evidencia es el estudio de la SemFYC [110], en el que se
afirma que las personas activas viven tres años más de media, con mayor calidad de vida y
autonomía personal que las personas inactivas.
Entre los principales beneficios que la actividad física proporciona a las personas adultas,
demostrados científicamente, se encuentran los siguientes [46,111–156]:
• Ayuda a reducir la mortalidad por todas las causas, incluso en las personas que ya padecen
una enfermedad. En el caso de España, se podrían evitar 54.000 muertes anuales.
• Previene las enfermedades cardiovasculares y coronarias.
• Reduce la presión arterial y previene la hipertensión.
• Mejora los lípidos sanguíneos (colesterol y triglicéridos) y las lipoproteínas.
• Influye positivamente sobre los factores de coagulación y hemostáticos.
• Influye positivamente sobre los mediadores inflamatorios.
• Previene el sobrepeso y la obesidad, reduce y mejora la distribución de la grasa corporal y
aumenta la masa magra.
• Previene y mejora la diabetes tipo 2 y los efectos de los programas educativos para personas
con diabetes.
• Reduce la incidencia de cáncer de colon y de mama, y algunas evidencias sugieren que podría
prevenir el de páncreas.
• Previene y mejora el dolor lumbar, la artrosis y la osteoporosis.
• Mejora la autoestima.
• Mejora la capacidad de relación social y combate el aislamiento.
• Reduce el riesgo de enfermedad crónica y mejora la salud mental.
• Previene y mejora la depresión y la ansiedad.
• Mejora el rendimiento cognitivo.
• Mejora la calidad de vida y la autonomía.
Además, la actividad física tiende a asociarse con otras conductas saludables, como pueden ser
una alimentación más sana y la abstinencia del tabaquismo. Por esta razón, puede ser útil cuando
se quieren modificar hábitos poco saludables [157].
Los beneficios de la actividad física también son muchos desde una perspectiva social:
• Una vida activa proporciona a las personas una oportunidad para interactuar con otras, con
la comunidad y con el ambiente. En particular, dedicar el tiempo libre al deporte o a otras
actividades físicas supone una oportunidad para desarrollar nuevas habilidades y conocer a
otras personas.
Los beneficios también son de índole económica. Si la población española fuese físicamente
activa, se podrían ahorrar unos 6.600 millones de euros anuales en costes directos e indirectos
ocasionados por las principales enfermedades crónicas no transmisibles y otros problemas
mentales, asociados a la inactividad. Solo con que una quinta parte de la población española
inactiva siguiese las recomendaciones de la OMS sobre actividad física, el ahorro sería de 1.300
millones de euros al año [53].
Basándose en diferentes estudios sobre población europea y estadounidense, la OMS estima que
el coste de la inactividad para los Estados se sitúa entre 150 y 300 euros por persona al año, que
se podrían ahorrar si las personas fuesen físicamente activas [161]. Por cada euro gastado en el
fomento de la actividad física se obtendría un retorno de 13,1 euros [162].
Aumentar los niveles de actividad física de la población reduciría los gastos públicos en atención
sanitaria y dependencia. Incluso si los niveles de práctica de actividad física no aumentaran,
merece la pena conservar los actuales porque supondrían un ahorro para las arcas públicas. Un
estudio realizado en Suiza estimó que el ahorro en tratamientos directos gracias a las personas
que ya eran activas se acercaba a 1.700 millones de euros al año [163].
La disminución de las horas que las personas pasan sentadas aumenta su cantidad de actividad
física diaria y el gasto energético total. Además de la reducción del número de horas totales, evitar
estar sentado más de 30 minutos seguidos introduciendo pequeñas pausas activas añade
beneficios metabólicos y cardiovasculares considerables [29,86,87,165–167].
En el año 2010, la Organización Mundial de la Salud estableció unas recomendaciones para cada
grupo de edad dirigidas a combatir la pandemia de obesidad y otras enfermedades crónicas no
transmisibles, atribuidas en gran medida a la falta de actividad física [3]. El requerimiento mínimo
es acumular 150 minutos semanales de actividad física aeróbica moderada, o bien al menos 75
minutos semanales de actividad aeróbica vigorosa, o bien una combinación equivalente de
actividad moderada y vigorosa. Estos consejos se refieren, sobre todo, a la actividad física
moderada o intensa que se practica en el tiempo de ocio.
En la Figura 17 se presentan varios ejemplos de gasto calórico semanal de personas con hábitos
de actividad física diferentes [168]. La actividad física no asociada al ejercicio es la que más
contribuye al gasto energético semanal en todos los casos, con independencia del ejercicio que
se haga. En la tercera columna se representa el caso de una persona que sigue las
recomendaciones actuales de la OMS y se entiende fácilmente que el gasto energético producido
por el ejercicio supone una proporción relativamente pequeña del necesario para conservar una
buena salud. Incluso correr casi 60 km semanales (5ª columna) genera menos gasto energético
que ser físicamente activo el resto del día (6ª y 7ª columnas). Esto no desmerece al ejercicio, que
es necesario para lograr una buena condición física, pero por sí solo no causa un gasto energético
suficiente para lograr el efecto protector sobre la salud.
25 60 km
Gasto energético de la actividad física
carrera/semana
60 min/día
20 caminata
moderada
semanal (kcalx103)
5d/semana
15 30 min/día
caminata ligera
5d/semana
10
0
ANAE ANAE intermedia ANAE
escasa elevada
Figura 17. Ejemplos de diferentes gastos energéticos semanales en personas con hábitos de actividad física
diferente. Se representan en diferentes combinaciones el gasto energético producido por el ejercicio y el
producido por la actividad física no asociada a este [168].
En la mayoría de los estudios epidemiológicos se considera que una persona es físicamente activa
si cumple las recomendaciones de la OMS. Pero el gasto energético producido por el ejercicio que
proponen sería claramente insuficiente. Desde finales del siglo XX y en el inicio del siglo XXI,
comenzó a reconocerse la importancia de la actividad física de intensidad más ligera, no asociada
al ejercicio, que se realiza durante los desplazamientos, en el trabajo y en el ámbito doméstico,
que también contribuye a un mayor gasto energético [8,14,168–170].
Desde el punto de vista de la promoción de hábitos de vida saludables, es más eficiente y menos
disruptivo fomentar un estilo de vida activo (desplazarse caminando o en bicicleta, no usar
ascensores, incorporar actividad física ligera en el ámbito laboral...) que insistir en la práctica
deportiva o de ejercicio físico, sobre todo cuando las personas no tienen el hábito de practicarlo
o no les gusta.
Trabajo con
Despertar Dormir 23:00
ordenadores
7:00 4 horas
Figura 18. Ejemplo del horario de una persona trabajadora que duerme 8 horas y hace media hora de
ejercicio cada día. Las obligaciones laborales, incluidos los desplazamientos, ocupan una parte importante
con actividades sedentarias. Lo mismo sucede con las actividades en el tiempo de ocio [171].
Actualmente son muchas las personas que invierten gran parte de su jornada en actividades
sedentarias, especialmente en su puesto de trabajo: pasan sentadas demasiado tiempo (Figura
18). Hace apenas diez años los estudios epidemiológicos pusieron en evidencia el riesgo para la
salud que supone pasar mucho tiempo sentado, con independencia de la cantidad de actividad
física o ejercicio que se realice en otros momentos [24,54,55,59,61,65,172–174].
Los efectos adversos del sedentarismo en el trabajo dependen del número de horas que las
personas pasan sentadas durante una jornada laboral, pero también de cuánto tiempo seguido
se permanezca en esa posición. Los efectos perjudiciales de estar sentado de forma prolongada
pueden combatirse con la sustitución de periodos en posición de pie y con la introducción de
pequeñas pausas [29,87,165–167] que permitan la activación muscular, el incremento del gasto
energético y la variación en las posturas [54].
En resumen, las recomendaciones vigentes de actividad física para las personas adultas, basadas
en las evidencias científicas disponibles, se recogen en la tabla 8.
• Evitar permanecer sentados más de 7 horas cada día cuando se está despierto,
preferiblemente menos de 4 horas.
Sobre el sedentarismo
• No permanecer sentado más de 30 minutos seguidos:
- Hacer pausas de unos 2 minutos con actividad física ligera, como caminar.
- Alternar 30 minutos sentado con 30 minutos de pie.
En este tercer bloque vamos a pasar a la acción. En un primer momento desarrollaremos algunos
principios conceptuales para la promoción de la actividad física y la interrupción del sedentarismo
en el trabajo; luego puntualizaremos el rol que tienen las empresas como agentes promotores
de actividad física saludable; y, por último, ofreceremos un conjunto de intervenciones dirigidas
a hacer de los entornos laborales espacios más saludables y activos.
Según Terris [176], la salud incluye al menos dos dimensiones: una subjetiva, el grado de
bienestar; y otra objetiva y mensurable, la capacidad de funcionamiento (Figura 19). Esta es una
cuestión fundamental a la hora de diseñar estrategias de intervención, ya que deben tenerse en
cuenta no solo los parámetros objetivos de cambios en la práctica de actividad física sino también
las percepciones de las personas trabajadoras sobre cómo las acciones promovidas en el entorno
laboral y en los hábitos y conductas afectan a su salud.
Salud Enfermedad
Bienestar
(sentirse bien)
Malestar
(sentirse mal)
Capacidad de
funcionamiento
La figura 20 permite entender fácilmente que salud y enfermedad forman parte de un continuo.
A la izquierda se sitúa el mayor grado de enfermedad (ausencia de bienestar y menor capacidad
de funcionamiento) y a la derecha el mayor grado de salud (mayor bienestar, ausencia de
enfermedad y mayor capacidad de funcionamiento). Entre ambos extremos caben todo tipo de
combinaciones.
Óptimo de salud
Muerte (Completo estado de
Pérdida de salud Salud positiva bienestar físico, mental y
social según la OMS)
Salud neutra
(No es posible distinguir lo normal de
lo patológico
Esta concepción de la salud nos pone en relación con otro concepto: la "calidad de vida", que se
relaciona con el grado de bienestar de las personas en las diferentes esferas y ámbitos de su
existencia. Se trata de un término complejo y multidimensional, que incluye tanto aspectos de
carácter positivo (capacidad de funcionamiento, movilidad) como negativos (fatiga, dolor,
medicación, sentimientos negativos).
Este concepto comenzó a utilizarse de forma habitual en la literatura científica médica a partir de
los años 70 del siglo pasado [178]. El grupo de trabajo de la OMS sobre calidad de vida la definió
como la percepción individual de cada persona sobre su posición en la vida, en el contexto cultural y
Esferas Facetas
Considerando que el trabajo es el medio por el que cualquier ser humano puede satisfacer sus
necesidades básicas y afirmar su identidad, la forma en la que puede sostener a su familia y vivir una
existencia conforme a la dignidad humana [181], se entiende que en los últimos años haya ganado
presencia el concepto de "calidad de vida laboral". Este concepto hace referencia a las condiciones
objetivas y subjetivas en las cuales las personas desarrollan su trabajo y se vinculan con él y con
su entorno; además, la calidad de vida laboral condiciona la salud y la vida familiar. Por lo tanto,
el trabajo y las condiciones en las que se realiza forman parte y a la vez influyen en otras esferas
de la calidad de vida de las personas. En sentido inverso, una mejor calidad de vida de las
personas trabajadoras influye positivamente sobre la calidad y productividad laborales.
Desde hace ya muchas décadas se entiende que la salud de las personas no depende
exclusivamente de las intervenciones sanitarias, sino que está condicionada y determinada por
las condiciones de vida y las opciones personales.
En el modelo ecológico propuesto por Bauman [182], se considera que el entorno laboral es
uno de los soportes sociales más influyentes para que las personas realicen actividad física,
junto con la familia y el grupo de amigos.
-económicas, cultura
s socio les
ale ym
r ed
ene Condiciones de vida ioa
s g y de trabajo m
e bi
on Ambiente Desempleo
en
i
ic
laboral
ciales y comuni
ta
nd
s so tar
le
e
Co
d ias
s
Re Calidad
e vida individ
del agua
Educación
sd ua
tilo l
s
es
E
Servicios
de salud
Agricultura
y producción
de alimentos
A partir del clásico informe elaborado por Lalonde en 1974 [183] y el estudio de Tarlov en 1999
[184], se conoce la importancia que tienen en el cuidado de la salud los comportamientos y los
estilos de vida de las personas, el ambiente y las condiciones sociales (Figura 22). El sedentarismo
y la actividad física juegan un papel fundamental entre esos comportamientos y estilos de vida.
Genética y biología
Por tanto, como nos plantea Salleras, debemos abordar esta cuestión desde una perspectiva
comunitaria [185] (Figura 23). Dado que la salud óptima es difícilmente alcanzable y la muerte es
inevitable, estos términos se pueden sustituir por los de “elevado nivel de bienestar y de capacidad
de funcionamiento” y “muerte prematura”, respectivamente. En esta representación se tiene en
cuenta que tanto la salud como la enfermedad dependen en gran medida de factores sociales,
culturales, económicos y ambientales, que actúan sobre la zona neutra e influyen en el camino
hacia la salud o hacia la enfermedad.
Elevado nivel de
Muerte Pérdida de salud Salud positiva
bienestar físico, mental
prematura y social y de capacidad
Incapacidad Síntomas Signos
de funcionamiento
Zona neutra
Figura 23. Propuesta operativa para la comunidad del contínuo salud-enfermedad. Adaptado de Salleras
[185].
Puesto que el control de los determinantes depende del colectivo y no solo de cada persona, el
gran reto que se plantea a una comunidad es evolucionar desde un modelo centrado en una
sanidad asistencialista, que interviene para restaurar la salud cuando se pierda, prestando
asistencia sanitaria, rehabilitación y reinserción social, hacia un modelo de promoción de la salud
y prevención de la enfermedad, en el que participen los diferentes actores que forman parte de
una comunidad, entre ellos las empresas y las personas trabajadoras.
Un concepto clave en este enfoque comunitario es el de "salud pública". Las primeras definiciones
aparecen a principios del siglo XX y la más importante es la de Winslow [186]: La salud pública es
Actualmente, se entiende que la salud pública es la ciencia y el arte de organizar y dirigir todos los
esfuerzos de la comunidad destinados a defender y promover la salud de la población cuando está
sana y de restablecerla cuando se ha perdido [177].
Las acciones de promoción de la salud pueden estar enfocadas tanto a promover cambios en las
conductas individuales de las personas como a transformaciones de mayor alcance comunitario,
por ejemplo modificando entornos físicos y regulaciones para favorecer la adopción de estilos de
vida más saludables. En la tabla 10 podemos ver los alcances diferenciales de intervenciones
basadas en el individuo o en la comunidad.
Objetivo inicial Cambio en la Cambios comunitarios en las conductas, las redes sociales, las normas
conducta individual. sociales y políticas, los entornos laborales y ambientales y las leyes.
Ubicación Un lugar concreto Cualquier lugar (no necesariamente con una ubicación convencional).
Tipo de actividad Programada; en el Programada; en el tiempo libre; relacionada con tareas del hogar;
perseguida tiempo libre. actividades rutinarias (subir escaleras, caminar); durante el transporte
(usar bicicleta, caminar) y en el lugar de trabajo.
De este modo, no es de extrañar que uno de los resultados más comunes sea que estas
intervenciones acaben incorporando a las personas que ya son relativamente activas y saludables
[189]. Estas intervenciones normalmente se ubican en lugares determinados (gimnasios, centros
deportivos, etc.) y se centran casi exclusivamente en actividades programadas para el tiempo libre,
con un horario limitado y por un periodo de tiempo concreto. Las teorías o perspectivas científicas
que se aplican en estos casos son fundamentalmente las teorías psicosocial y conductual del
cambio individual [190].
Con el uso de los medios de comunicación de masas, las iniciativas legislativas y las estrategias
de intervención a gran escala, la implementación de programas se extiende más allá de los propios
profesionales de la salud y supone la participación de otros profesionales de la comunidad,
organizaciones y agencias. De un modo similar, la localización de los programas trasciende más
allá de una ubicación concreta y contempla un entorno general más amplio, aumentando así su
Aceptar que el cuidado de la salud es una responsabilidad colectiva significa que en este proceso
debe estar implicado cada uno de los actores sociales: Gobierno, empresas, organizaciones
sociales y sindicales, grupos culturales, vecinos, individuos...
Si el objetivo común es lograr que la población adopte estilos de vida físicamente activos para
alcanzar mejor calidad de vida, habrán de tenerse en cuenta todos los elementos que pueden
influir en la adquisición, mantenimiento y pérdida de los hábitos individuales. Al hablar de hábitos,
conviene tener presente que las personas desarrollan su existencia relacionándose con otras y
en entornos físicos más o menos concretos. Su conducta viene en parte determinada por la
influencia de todos los elementos que las rodean:
• Las opiniones o creencias de sus familiares, amistades, compañeros de trabajo o vecinos.
• Las condiciones socioeconómicas y culturales en las que viven.
• El entorno físico y el acceso a las actividades y servicios, que pueden facilitarles o dificultarles
la adopción de unos u otros estilos de vida.
Dahlgren [198] propuso un esquema para entender la influencia del ambiente en las conductas
individuales relacionadas con la práctica de actividad física y la vida activa, diferenciando entre
un microambiente y un macroambiente (Figura 24).
o ambiente loca
Medi l
Individuo
Actividad física
Entorno físico y vida activa Entorno social
El Nordic Plan of Action on better health and quality of life through diet and physical activity [199]
enriqueció ese esquema, indicando las diferentes áreas de influencia sobre los hábitos
relacionados con la salud de las personas. Podrían dividirse en áreas de influencia cercanas o
inmediatas, como la familia y las amistades; otras intermedias, como la escuela y el entorno
laboral; y, finalmente, otras más lejanas, como la política, la cultura y los medios de comunicación.
Todas ellas deben formar parte del fomento de estilos de vida físicamente activos.
Nacional/mundial
Medios de
Política Cultura
comunicación
Municipio Trabajo Escuela Sanidad
Economía Educación
Hábitos de salud y
factores psicológicos
Fisiología y bioquímica
Genética
Figura 25. Serie de elipses concéntricas en la que se muestran los diferentes niveles posibles de intervención.
Traducida del Nordic Plan of Action on better health and quality of life through diet and physical activity [199].
Las repercusiones sobre la población son distintas en función de quiénes actúen y qué decisiones
se tomen: cuanto más elevado sea el nivel en el que se decide, mayores efectos se lograrán. Por
ejemplo: cualquier acción que se impulse desde la parte más elevada (ámbitos político, cultural y
de los medios de comunicación) tendrá repercusiones sobre un gran número de personas. A la
En la tabla 11, se presenta una lista de los posibles participantes y aliados en la promoción de
actividad física, propuesta por Edwards y Tsouros en 2008 [200]. Entre los integrantes necesarios
se contemplan las empresas del sector privado y del sector público.
En la primera parte de este bloque hemos ofrecido algunos principios de actuación desde la
perspectiva de la salud pública y la promoción de la salud. También hemos señalado la
importancia de que las empresas se impliquen en los esfuerzos por desarrollar lugares de trabajo
más activos y saludables. Ahora llega el turno de trasladar todas esas ideas y conceptos al terreno
concreto, a través de propuestas de intervención que permitan poner en marcha los cambios de
conductas y de entornos en las empresas.
Tenemos muy claro que esas transformaciones suponen promover un cambio cultural en las
empresas, sean estas pymes o grandes corporaciones. Un cambio cultural que tiene que afectar
a la forma de organizar el trabajo y los momentos de descanso o relajación; a la visión y el
compromiso de los empresas en relación con lo que pueden hacer por la salud de las personas
trabajadoras y por la promoción de ambientes saludables; y a la forma de organizar los espacios
y de facilitar el acceso a recursos para que la actividad física esté presente de forma natural y
sistemática en el entorno laboral.
A partir del análisis del sedentarismo y la inactividad física como problemas de salud pública
(bloque 1) y del planteamiento de que las soluciones pasan por la recuperación de niveles
suficientes de actividad física para alcanzar una condición física saludable desde el paradigma del
gasto energético (bloque 2), las fichas de intervención que se proponen están agrupadas en tres
grandes grupos, según el objetivo que persigan:
• Disminuir e interrumpir el tiempo que las personas trabajadoras pasan sentadas durante la
jornada laboral
• Aumentar la actividad física que se realiza en el entorno laboral.
• Mejorar la condición física de las personas trabajadoras.
Las fichas de intervención intentan ser una guía para actuar. Ofrecen a las empresas un menú de
acciones, de diferente complejidad y alcance, que luego cada empresa puede adaptar a su
contexto particular. Cada ficha incluye los elementos básicos que debe tener en cuenta la empresa
para poner en marcha la intervención, como se puede ver en la figura 26.
cambios en la organización del trabajo ACCIONES Elaborar una propuesta de reuniones activas, para debatir y consensuar con los
responsables de los diferentes departamentos de la empresa.
y las acciones de comunicación. Adecuar los espacios físicos y disponer de los recursos necesarios (mesas
elevadas, tablets, ordenadores portátiles o pizarras móviles) para hacer posible
reuniones de pie y dinámicas.
Divulgar la iniciativa a través de los medios de comunicación interna: Intranet,
correos electrónicos, newsletter corporativa, comunicados, mensajería móvil.
EVALUACIÓN Indicadores
• Cantidad de reuniones mantenidas con esta dinámica, en relación a la cantidad
de total de reuniones.
• Número de personas que participan de estas reuniones activas.
Evaluación. • Tiempo total que las personas participan de reuniones a pie por semana.
Metodología de evaluación
Se incluyen los indicadores que sirven • Observación directa.
para valorar los resultados de la acción ANTECEDENTES Y/O Mantenerse de pie es una buena estrategia para romper con el sedentarismo
(parámetros objetivos y percepciones EVIDENCIAS en el espacio laboral y produce beneficios para la salud de las personas
trabajadoras. Organizaciones de referencia como el Canadian Center of
subjetivas), así como la metodología Occupational Health and Safety han señalado los beneficios de esta estrategia
para romper con el sedentarismo.
de evaluación.
Además, al pie de cada ficha podrán encontrar un conjunto de íconos que describen los beneficios
para la salud de las personas trabajadoras y de la empresa que se pueden obtener por el
desarrollo de esta actividad. A continuación indicamos el significado de cada uno de esos íconos.
Beneficios metabólicos
La actividad física estimula el metabolismo, produciendo un aumento
significativo del gasto energético, el fortalecimiento de la inmunidad y
una mayor oxidación de las grasas en personas que mejoran su
condición física. El gasto de energía proveniente de la actividad física
regulariza el metabolismo de los lípidos sanguíneos, reduciendo el riesgo
de dislipidemias, y también previene la diabetes no insulino requiriente.
Beneficios psicológicos
La actividad física mejora la capacidad de atención, el estado de ánimo,
la capacidad de concentración y las funciones cognitivas. Además,
contribuye a regular las emociones, disminuye el estrés y la ansiedad y
aumenta la autoestima y el estado afectivo.
Beneficios sociales
La práctica de actividad física nos da oportunidades para mejorar la
capacidad de relación social y combatir el aislamiento, porque las
personas más activas aumentan las posibilidades de formar grupos de
pertenencia y ocupar su tiempo libre de forma creativa y lúdica.
Beneficios económicos
Además de los beneficios en la salud personal, la actividad física también
ofrece beneficios a las empresas porque aumenta la productividad y la
capacidad de trabajo físico e intelectual de las personas trabajadoras y
al mismo tiempo disminuye el absentismo laboral y el presentismo. A
nivel social genera una reducción del gasto en atención sanitaria.
ACTIVIDAD Promover una nueva cultura de reuniones en la empresa, que reemplace las
reuniones de trabajo largas y sedentarias por otras más breves y dinámicas en
las que los participantes puedan mantenerse de pie y en movimiento.
Cuando las personas están de pie, aun cuando no haya movimiento visible, el
gasto de energía es muy superior al de quedarse sentados. Estar de pie invita a
desplazarse, aunque sea por pocos pasos, y eso ya es suficiente para romper la
inmovilidad del sedentario.
ACCIONES Elaborar una propuesta de reuniones activas, para debatir y consensuar con los
responsables de los diferentes departamentos de la empresa.
Adecuar los espacios físicos y disponer de los recursos necesarios (mesas
elevadas, tabletas, ordenadores portátiles o pizarras móviles) para hacer posible
reuniones de pie y dinámicas.
Divulgar la iniciativa a través de los medios de comunicación interna: Intranet,
correos electrónicos, newsletter corporativa, comunicados, mensajería móvil.
EVALUACIÓN Indicadores
• Cantidad de reuniones mantenidas con esta dinámica, en relación con la cantidad
total de reuniones.
• Número de personas que participan de estas reuniones activas.
• Tiempo total que las personas participan en reuniones a pie por semana.
Metodología de evaluación
• Observación directa.
ANTECEDENTES Y/O Mantenerse de pie es una buena estrategia para romper con el sedentarismo en
EVIDENCIAS el espacio laboral y produce beneficios para la salud de las personas trabajadoras
[86,87,88,171]. Organizaciones de referencia como el Canadian Center of
Occupational Health and Safety han señalado los beneficios de esta estrategia para
romper con el sedentarismo [201].
ACTIVIDAD Durante la jornada laboral, algunas personas trabajadoras pueden pasar mucho
tiempo hablando por teléfono. Esta actividad se propone fomentar el uso de
telefonía móvil o inalámbrica para realizar llamadas, de modo que la persona
que habla pueda caminar mientras mantiene la conversación. Dependiendo
del tipo de trabajo que se realiza, muchas de las llamadas no requieren que el
trabajador se mantenga sentado en su mesa o frente al ordenador y, en cambio,
son oportunidades para ponerse de pie y caminar.
OBJETIVOS Disminuir el tiempo que las personas están quietas frente al ordenador.
Incrementar la cantidad de pasos caminados al día en el lugar de trabajo.
ACCIONES Establecer una estrategia para la implementación de esta acción, con normas
para que las conversaciones en movimiento no generen molestias. Se pueden
identificar algunas áreas alejadas de los escritorios en las que se pueda conversar
por teléfono.
Divulgar la iniciativa en todos los medios de comunicación interna: Intranet,
correos electrónicos, newsletter corporativa, comunicados, mensajería móvil.
Explicar la iniciativa a los trabajadores de forma presencial en las reuniones de
departamentos o áreas, consensuando la forma de implementarlo.
EVALUACIÓN Indicadores
• Espacios habilitados para conversaciones móviles.
• Cantidad de conversaciones telefónicas que se realizan de pie.
• Percepción de los trabajadores sobre el impacto de esta iniciativa en su salud.
Metodología de evaluación
• Observación directa.
• Entrevistas sobre salud percibida.
ANTECEDENTES Y/O Existen evidencias de que estar sentados de forma continua supone más riesgo
EVIDENCIAS para la salud que hacerlo de forma discontinua. Interrumpir el tiempo sedente
cada 30 minutos tiene efectos metabólicos y musculoesqueléticos positivos a
corto plazo [86,87,88,171,202].
OBJETIVOS Aumentar las posibilidades de que los trabajadores se desplacen dentro del
espacio de trabajo.
EVALUACIÓN Indicadores
• Cantidad de reuniones realizadas, distancias recorridas y tiempo que el
desplazamiento demanda a los trabajadores.
• Percepción de los trabajadores sobre el impacto de estas caminatas en su estado
de salud.
Metodología de evaluación
• Registro de reuniones realizadas.
• Cuantificación del tiempo empleado y distancia recorridas.
• Encuesta sobre percepción del estado de salud.
ANTECEDENTES Y/O Están demostrados los beneficios de caminar para interrumpir el tiempo
EVIDENCIAS sedente, lo cual es claramente aplicable al tiempo que pasamos en los espacios
de trabajo [86,87,88,171,202].
OBJETIVOS Disminuir el tiempo que las personas permanecen quietas en sus escritorios.
RECURSOS Equipo coordinador y personas que actuarán como guías en cada departamento.
NECESARIOS Señalización de recorridos y distancias entre departamentos.
Materiales de comunicación sobre los beneficios de romper con el sedentarismo,
adaptados a cada soporte (papel, intranet, móviles).
EVALUACIÓN Indicadores
• Cantidad de visitas realizados y número de participantes.
• Distancia recorrida por todos los participantes.
• Percepción de los trabajadores sobre el impacto de esta actividad en su salud.
Metodología de evaluación
• Registro de cantidad de participantes en las actividades y distancias recorridas.
• Encuesta sobre salud percibida.
ANTECEDENTES Y/O Están demostrados los beneficios de caminar para interrumpir el tiempo sedente,
EVIDENCIAS lo cual es claramente aplicable al tiempo que pasamos en los espacios de trabajo
[87,88,202].
OBJETIVOS Disminuir el tiempo que las personas permanecen quietas, a través del estímulo
de la música.
ACCIONES Elaborar un documento para poner en marcha esta actividad, que contemple los
mejores momentos para realizarla durante la jornada laboral y los recursos que
se necesitan para implementarla.
Crear un grupo de trabajo en el que participen directivos y personas que puedan
dinamizar este momento y motivar a sus compañeros de trabajo a sumarse a esta
pausa activa.
Divulgar la iniciativa en los medios de comunicación interna: Intranet, correos
electrónicos, newsletter corporativa, comunicados, mensajería móvil.
EVALUACIÓN Indicadores
• Cantidad de pausas musicales realizadas y de participantes.
• Percepción de los trabajadores sobre el impacto de esta actividad en su salud.
Metodología de evaluación
• Registro de la actividad mediante observación directa.
• Cuantificación del movimiento por podómetros.
• Encuesta sobre salud percibida.
ANTECEDENTES Y/O Existen evidencias de que estar sentados de forma continua supone más
EVIDENCIAS riesgo para la salud que hacerlo de forma discontinua. Interrumpir el tiempo
sedente cada 30 minutos tiene efectos cardiovasculares, metabólicos y
musculoesqueléticos positivos a corto plazo [86,87,88,171].
OBJETIVOS Eliminar barreras físicas para favorecer los desplazamientos en los lugares de
trabajo.
EVALUACIÓN Indicadores
• Modificaciones en espacio físico realizadas.
• Percepción de los trabajadores sobre las facilidades para circular de forma
cómoda por la empresa, comparando antes y después de las modificaciones
arquitectónicas y físicas.
Metodología de evaluación
• Observación directa.
• Encuesta de opinión de los empleados sobre impacto de la mejora en las
posibilidades de circulación.
ANTECEDENTES Y/O Está demostrado que modificar los espacios de trabajo favorece los
EVIDENCIAS desplazamientos de las personas dentro de las empresa, además de facilitar las
interacciones personales [203].
OBJETIVOS Disminuir el tiempo que las personas permanecen sentadas durante la jornada
laboral
ACCIONES Diseñar la actividad a través de un grupo de trabajo, que identifique los mejores
momentos para esas pausas e identifique los ejercicios más adecuados para
prevenir lesiones relacionadas con las rutinas laborales.
Divulgar la iniciativa en los medios de comunicación interna: Intranet, correos
electrónicos, newsletter corporativa, comunicados, mensajería móvil.
EVALUACIÓN Indicadores
• Cantidad de participantes y tiempo dedicado a esta actividad.
• Ejercicios y movimientos realizados en esas pausas.
• Percepción de las personas trabajadoras sobre el impacto de esta actividad en
su salud.
Metodología de evaluación
• Observación directa.
• Encuesta sobre salud percibida.
ANTECEDENTES Y/O Diversas investigaciones han demostrado las consecuencias negativas sobre la
EVIDENCIAS salud de pasar demasiado tiempo sentados y la importancia de interrumpir el
tiempo sedente. Interrumpir el tiempo sedente cada 30 minutos tiene efectos
cardiovasculares, metabólicos y musculoesqueléticos positivos a corto plazo
[86,87,88,171,204].
ACTIVIDAD Muchas veces durante la jornada laboral las personas trabajadoras se comunican
con sus compañeros a través del correo electrónico o del teléfono. Esa necesidad
de comunicarse puede ser también aprovechada como una oportunidad para
moverse y resolver la tarea en una conversación presencial cara a cara.
Esta actividad busca promover esas comunicaciones cara a cara entre las personas
que trabajan en la empresa, evitando que estén sentadas durante toda la jornada
laboral y promoviendo los desplazamientos en el lugar de trabajo.
Los beneficios de esta actividad no son solo físicos. Es, además, una forma
de promover una comunicación más humana y de mejorar las relaciones
interpersonales.
ACCIONES Generar una propuesta para promover esta nueva cultura de la comunicación
interna, entre trabajadores, indicando en qué situaciones se recomienda optar
por desplazamientos personales en lugar de usar medios tecnológicos de
comunicación.
Divulgar la iniciativa en los medios de comunicación interna: Intranet, correos
electrónicos, newsletter corporativa, comunicados, mensajería móvil.
EVALUACIÓN Indicadores
• Cantidad de personas que adoptan esta nueva forma de comunicación interna.
• Cantidad de pasos dados.
• Percepción de las personas trabajadoras sobre el impacto de esta actividad en
su salud.
Metodología de evaluación
• Encuesta sobre rutinas de comunicación interna y salud percibida.
• Cuantificación del movimiento con podómetros.
ANTECEDENTES Y/O Diversas investigaciones han demostrado las consecuencias negativas sobre la
EVIDENCIAS salud de pasar demasiado tiempo sentados y la importancia de interrumpir el
tiempo sedente. Interrumpir el tiempo sedente cada 30 minutos tiene efectos
cardiovasculares, metabólicos y musculoesqueléticos positivos a corto plazo
[86,87,88,171,204].
ACTIVIDAD Habitualmente, quienes trabajan en edificios que tienen varias plantas suelen
utilizar los ascensores para sus desplazamientos. Subir y bajar las escaleras
dentro del espacio de trabajo puede producir un importante aumento del gasto
energético biológico de las personas trabajadores.
Esta iniciativa requiere una campaña de comunicación para motivar a las
personas trabajadoras a elegir las escaleras como forma de desplazamiento.
Las personas que tienen dificultades para subirlas pueden optar por abandonar
el ascensor un par de plantas antes de su destino final o usarlas para bajar.
Como elemento motivador, puede establecerse un sistema de recompensas
para premiar a quienes utilicen las escaleras.
EVALUACIÓN Indicadores
• Cantidad de personas que utilizan las escaleras. Percepción de las personas
trabajadoras sobre el impacto de esta iniciativa en su salud.
Metodología de evaluación
• Observación directa. Encuesta sobre salud percibida de las personas
trabajadoras, incluyendo preguntas sobre uso de escaleras, frecuencia y
distancias.
ANTECEDENTES Y/O En España, varios gobiernos autonómicos lo han promovido. Es el caso del
EVIDENCIAS Gobierno Vasco, que realizó una campaña para estimular el uso de escaleras
dentro del programa Mugiment [204]; y de la Comunidad Autónoma de La Rioja,
que ha incluido esta actividad en el marco del Día Mundial de la Actividad Física,
el 6 de abril de cada año [205].
ACTIVIDAD Caminar o hacer excursiones en grupo mejora los niveles de actividad física y
fortalece los lazos entre las personas trabajadoras. Esta actividad fomenta la
creación de grupos de marcha y/o senderismo, en los que se integre personal
de la empresa que comparte el interés en caminar o hacer salidas al aire libre.
El grupo de marcha puede salir a caminar en la zona adyacente a la empresa, por
sendas seguras o parques, en los tiempos intermedios de descanso o al finalizar la
jornada laboral. El grupo de senderismo puede realizar salidas a entornos rurales
algunos fines de semana del mes.
OBJETIVOS Aumentar el nivel de actividad física de las personas empleadas con salidas
grupales a caminar o a hacer senderismo.
EVALUACIÓN Indicadores
• Número de participantes en los grupos de marcha y senderismo.
• Cantidad de kilómetros recorridos por los grupos.
• Percepción de las personas trabajadoras sobre el impacto de esta actividad en
su salud.
Metodología de evaluación
• Cuantificación de la actividad física utilizando podómetros.
• Encuesta a personal sobre salud percibida.
ANTECEDENTES Y/O Está bien documentado que caminar de forma regular, sea en entornos urbanos
EVIDENCIAS o en rurales, tiene beneficios para la salud [3]. Un antecedente de este tipo de
actividades es el Club de la Marcha del programa de salud laboral "A tu salud",
de Mahou San Miguel, que recorre rutas de diferente dificultad y duración en el
parque cercano a la sede de la empresa en Madrid [206].
ACTIVIDAD Esta actividad intenta fomentar la incorporación del caminar como un hábito
saludable dentro del espacio de trabajo, fijando una meta que las personas
trabajadoras deben cumplir cada día: caminar al menos 3.000 pasos diarios
durante la jornada laboral.
Para llevar un registro de la cantidad de pasos, la empresa puede entregar a las
personas trabajadoras un podómetro, dispositivo de bajo costo y fácil lectura que
sirve para cuantificar la actividad física. Además, se puede establecer un objetivo
colectivo de la empresa sumando los pasos que camine cada persona.
OBJETIVOS Promover la incorporación del hábito de caminar durante la jornada laboral, para
incrementar el nivel de actividad física y alcanzar las recomendaciones de 10.000
pasos diarios para adultos jóvenes.
ACCIONES Diseñar la actividad, con la meta individual de pasos diarios en al menos 3.000
pasos y una meta colectiva.
Gestionar la disponibilidad de podómetros o aplicaciones para teléfonos móviles
que permitan contabilizar y registrar los pasos diarios.
Divulgar la iniciativa en todos los medios de comunicación interna: Intranet,
correos electrónicos, newsletter corporativa, comunicados, mensajería móvil.
Realizar acciones de comunicación externa para mostrar que la empresa está
comprometida con la vida activa y la salud de las personas.
Realizar controles médicos preventivos a los participantes.
EVALUACIÓN Indicadores
• Cantidad de personas trabajadoras que participan de la actividad.
Metodología de evaluación
• Cuantificación de la actividad física, realizando una comparación antes-después
para conocer el impacto del programa.
ANTECEDENTES Y/O La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que los podómetros son
EVIDENCIAS instrumentos útiles para tener un seguimiento de los niveles de actividad
física. Se recomienda su utilización en el marco de programas en los que se
complementen con otro tipo de estímulos para alcanzar las recomendaciones de
10.000 pasos diarios para personas adultas jóvenes [3,207].
ACTIVIDAD Muchas personas argumentan que caminan poco dentro de los espacios de
trabajo porque no disponen de calzado cómodo y adecuado para hacerlo. La
solución que se propone es muy sencilla: que la persona trabajadora pueda
usar dentro del espacio de trabajo calzado cómodo y/o deportivo, que elimine
la barrera de la incomodidad para moverse en la jornada laboral.
Esta actividad requiere que la empresa flexibilice las normas relacionadas con la
vestimenta, permitiendo el uso de calzado cómodo o deportivo en los casos en
los que no esté autorizado o bien visto. Que los directivos de la empresa adopten
esta costumbre sería una forma de dar visibilidad e impulso a esta iniciativa.
También sería importante disponer de un espacio donde las personas
trabajadoras puedan dejar un calzado alternativo, por si requieren cambiarlo
durante la jornada laboral.
OBJETIVOS Mejorar las condiciones para que los trabajadores mantengan un estilo de vida
activo durante su jornada laboral.
ACCIONES Habilitar taquillas o zapateros en los que las personas trabajadoras puedan
guardar sus calzados.
Diseñar una campaña de comunicación interna, con materiales en los que se
describan los beneficios de moverse durante la jornada laboral y la importancia
de disponer de un calzado cómodo para hacerlo.
Divulgar la iniciativa en todos los medios de comunicación interna: Intranet,
correos electrónicos, newsletter corporativa, comunicados, mensajería móvil.
EVALUACIÓN Indicadores
• Número de personas que llevan calzado cómodo durante la jornada laboral.
• Percepción de las personas trabajadoras sobre el impacto de la iniciativa en su
nivel de actividad física en el trabajo y en su salud.
Metodología de evaluación
• Cuantificación de la actividad física mediante podómetros.
• Encuesta a las personas trabajadoras sobre salud percibida.
ACTIVIDAD Establecer un día al año en el que los empleados llegan al trabajo caminando,
al menos los últimos 500 metros. Es una actividad con un valor simbólico: ese
día, la empresa recuerda a las personas empleadas y a la sociedad en general
la importancia de incorporar el hábito de caminar en las actividades cotidianas,
en este caso en los desplazamientos al trabajo.
Para que esta actividad tenga un alto impacto se deberá coordinar la llegada
colectiva de las personas trabajadoras a una misma hora, estableciéndose
diferentes recorridos que confluyan en la sede de la empresa.
Esta actividad requiere coordinación con actores como la policía local, para
garantizar que el recorrido se realice con seguridad.
EVALUACIÓN Indicadores
• Cantidad de personas que participan en la actividad.
• Percepción de las personas trabajadoras sobre la importancia de incorporar la
vida activa en sus desplazamientos cotidianos.
Metodología de evaluación
• Observación directa.
• Encuesta sobre salud percibida.
ANTECEDENTES Y/O Está documentado que caminar alrededor de 10.000 pasos al día es una meta
EVIDENCIAS a seguir para mantener un buen estado de salud en adultos jóvenes [3,207].
Esta intervención tiene como antecedente el "Día mundial de ir caminando a
la escuela", una iniciativa para promover la actividad física de niños y niñas en
edad escolar que se viene desarrollando a nivel global desde el año 2000 con la
participación de más de 40 países [208].
ACTIVIDAD La iniciativa consiste en que las personas trabajadoras pueden llegar más tarde
a la empresa el día de su cumpleaños, a condición de que llegue caminando al
menos 500 metros.
De esta forma, la empresa brinda la posibilidad de que ese día el trabajador se
tome unos minutos extras para desayunar en familia y darse tiempo para cuidar
en su propia salud.
Esta actividad pretende hacer reflexionar a las personas trabajadoras sobre la
posibilidad de caminar en sus desplazamientos al trabajo y estimularlos para
que lo hagan todos los días del año.
EVALUACIÓN Indicadores
• Cantidad de personas empleadas que se adhieren a la iniciativa.
Metodología de evaluación
• Seguimiento mediante planilla de registro de participación.
• Entrevista a las personas participantes, para valorar si la iniciativa generó algún
cambio en sus desplazamientos al lugar de trabajo.
ANTECEDENTES Y/O Aunque no hay ninguna legislación que establezca beneficios para la persona
EVIDENCIAS trabajadora el día de su cumpleaños, en muchas empresas existen incentivos de
distinta naturaleza.
Esta propuesta pretende vincular ese beneficio con la mejora de la salud en el
sentido más integral, que no se limita a los cambios orgánicos sino que
contempla también el estado emocional [03,102,163,209].
ACTIVIDAD Vivimos en una sociedad en la que cada día cobra más sentido aquello de que "una
imagen vale más que mil palabras". Esta actividad pretende mostrar a través de un
vídeo cómo la vida activa está incorporada en las rutinas de trabajo de la empresa,
en una acción coordinada en la que participan los trabajadores.
Los vídeos flashmob son una estrategia de comunicación, muy utilizada en
la promoción de causas sociales, que pretende llamar la atención sobre una
situación e invitar a la acción. En este caso, el vídeo pretende dar visibilidad a los
esfuerzos que realiza la empresa para promover la vida activa, mostrando cómo
la actividad física está incorporada en las rutinas de trabajo.
El vídeo puede distribuirse de forma masiva a través de medios digitales (webs,
redes sociales, smartphones).
ACCIONES Elaborar guión del flashmob, con secuencia de escenarios y actores participantes.
Realizar ensayos para ajustar la secuencia.
Rodar el vídeo flashmob. Es muy importante que las imágenes reflejen que la
empresa ofrece un ambiente laboral amigable con la vida activa.
Edición del vídeo, con una música que transmita dinamismo.
Difundir el vídeo por diferentes medios digitales, buscando darle alcance masivo.
RECURSOS Responsable de comunicación para elaboración del guión, coordinada con jefes
NECESARIOS de área de la empresa.
Tecnología para grabación de un vídeo flashmob (cámaras profesionales o
smartphones y tabletas).
Editores del vídeo.
Canales de comunicación de la empresa (web, redes sociales) para su difusión y
viralización.
EVALUACIÓN Indicadores
• Cantidad de visualizaciones del vídeo en los diferentes medios utilizados (web,
redes sociales).
• Impactos en medios de comunicación convencionales (prensa, radio, TV).
Metodología de evaluación
• Registro de visualizaciones en medios digitales.
• Seguimiento de medios de comunicación convencionales para conocer si ha sido
difundido.
ANTECEDENTES Y/O El vídeo flashmob es un recurso utilizado cada vez con más frecuencia en causas
EVIDENCIAS sociales o de salud. Un buen ejemplo es el del Institute for Research in Biomedicine
de Barcelona, a favor de la investigación del cáncer, el alzheimer y la diabetes
[210].
RECURSOS Sala adaptada con equipo de sonido, colchonetas y elementos para realización
NECESARIOS de ejercicio físico.
Un monitor de actividad física con habilidades para promover salud y vida activa.
Materiales de comunicación para la difusión interna de la iniciativa, en diferentes
soportes.
EVALUACIÓN Indicadores
• Número de participantes en las sesiones.
• Cantidad de horas mensuales ejecutadas por el programa.
• Percepción de las personas trabajadoras sobre el impacto de esta actividad en
su salud.
Metodología de evaluación
• Observación directa de los grupos de actividad física y registro de las sesiones
ejecutadas al mes.
• Encuesta sobre salud percibida a las personas participantes.
ANTECEDENTES Y/O Hay evidencias científicas de que introducir una pausa en la jornada laboral
EVIDENCIAS y aprovechar el tiempo para moverse se traduce en mejor salud y previene
enfermedades metabólicas y cardiovasculares [03,102,163,209].
ACCIONES Creación del grupo de agentes promotores de vida activa, con representación de
diferentes actores de la empresa y de líderes motivadores.
Realizar sondeo de opinión entre el personal, para identificar sus intereses
relacionados con la actividad física.
Elaboración de una primera lista de actividades de promoción de la vida activa, a
realizar en el lugar de trabajo y/o al aire libre en el entorno de la empresa.
Difundir a través de los medios de comunicación interna la oferta de actividades
en las que se puede participar.
EVALUACIÓN Indicadores
• Cantidad de agentes promotores de vida activa.
• Cantidad de actividades de vida activa que se promueven.
• Cantidad de participantes en las actividades de vida activa que se promueven.
Metodología de evaluación
• Encuesta de opinión a las personas trabajadoras, para conocer las actividades
de vida activa que les interesan y valorar luego la adecuación de la oferta de
actividades.
EVALUACIÓN Indicadores
• Nivel de conocimiento sobre ejercicios para mejora de la condición física.
• Mejoras, percibidas y valoradas, en la condición física de las personas
participantes.
Metodología de evaluación
• Registro de participación de las personas trabajadoras.
• Encuesta sobre percepción del nivel de salud.
• Cuantificación del rendimiento físico mediante pruebas de esfuerzo.
ANTECEDENTES Y/O Realizar consejería sobre actividad física saludable parece ser una forma efectiva
EVIDENCIAS de mejorar la salud a través del ejercicio físico [214].
Incrementar el nivel de conocimiento redunda en una mejora de los planes de
actividad física [215].
EVALUACIÓN Indicadores
• Cantidad de personas que acuden al gimnasio a través de este acuerdo.
• Mejoras, percibidas y valoradas, en la condición física.
Metodología de evaluación
• Registro de asistencia de las personas trabajadoras a los gimnasios.
• Encuesta sobre percepción del nivel de salud.
• Cuantificación del rendimiento físico mediante pruebas de esfuerzo.
ANTECEDENTES Y/O En España son muchas las experiencias de empresas que, mediante convenios
EVIDENCIAS o sufragando parte del costo, facilitan el acceso de su personal a gimnasios y
centros deportivos. Facilitar el acceso a esos recursos es una estrategia que ayuda
a mejorar los niveles de actividad física de las personas trabajadoras [209,216].
ACTIVIDAD Los programas de mejora de la condición física pretenden que las personas vayan
ganando autonomía en el proceso. Esta actividad pretende instaurar la práctica de
actividad física en algún momento de la jornada laboral, haciendo que de forma
rotativa una de las personas participantes asuma el rol de entrenador personal
resto el equipo.
Para que esta actividad pueda desarrollarse de forma adecuada es muy
importante que las personas participantes reciban una formación específica por
parte de un profesional de la actividad física o la salud. Esta formación debe ir
dirigida a conocer qué ejercicios realizar y cómo hacerlos, para que no supongan
ningún riesgo para las personas participantes.
EVALUACIÓN Indicadores
• Número de sesiones y cantidad de empleados que participan en la actividad.
• Mejoras, percibidas y valoradas, en la condición física de las personas
participantes.
Metodología de evaluación
• Registro de participación de las personas trabajadoras.
• Encuesta sobre percepción del nivel de salud.
• Cuantificación del rendimiento físico mediante pruebas de esfuerzo.
ACTIVIDAD La falta de tiempo para realizar actividad física o de conocimientos sobre cuál es el
tipo de actividad más adecuada son dos de las principales razones que esgrimen
las personas inactivas para justificar su sedentarismo. Esta actividad se propone
facilitar el acceso de las personas trabajadoras a un profesional de la salud y/o
la actividad física, que pueda prescribir "a la carta" el programa de ejercicios más
adecuados para que cada persona pueda mejorar su condición física.
Este recurso de consulta y asesoría para las personas trabajadoras buscará
facilitar las opciones para que realicen actividad física de forma sistemática, grupal
o individualmente. Las personas trabajadoras podrán realizar esos ejercicios en
el ámbito laboral o fuera de él, y podrán hacerlo antes, durante o al finalizar la
jornada laboral.
EVALUACIÓN Indicadores
• Cantidad de empleados que solicitan asesoramiento y que realizan un programa
sistemático para la mejora de la condición física.
• Mejoras, percibidas y valoradas, en la condición física de las personas
participantes.
Metodología de evaluación
• Registro de participación de las personas trabajadoras.
• Encuesta sobre percepción del nivel de salud.
• Cuantificación del rendimiento físico mediante pruebas de esfuerzo.
ACTIVIDAD Acondicionar en la empresa un espacio que pueda ser utilizado por el personal
durante la jornada laboral como sala de ejercicio físico. El espacio debe estar
dotado con elementos simples para la realización de ejercicios, y poner a
disposición de las personas usuarias la información básica para realizar actividad
física de forma saludable y segura.
La falta de tiempo es uno de los argumentos más utilizados por las personas para
justificar su inactividad física. Esta actividad busca romper esa barrera, poniendo a
disposición de las personas trabajadoras un espacio dentro de la empresa.
OBJETIVOS Facilitar las oportunidades para que las personas trabajadoras realicen actividad
física durante la jornada laboral.
ACCIONES Adecuar como gimnasio alguna sala de la empresa y establecer los momentos en
que estará abierta para uso del personal.
Dotar la sala con los elementos necesarios para la práctica de ejercicio físico:
colchonetas, sogas, pesas, máquinas.
Diseñar circuitos con ejercicios saludables, con asesoramiento de profesionales
de la salud y/o la actividad física.
Difundir en los medios de comunicación interna: Intranet, correos electrónicos,
newsletter corporativa, comunicados, mensajería móvil.
Realizar controles médicos preventivos.
EVALUACIÓN Indicadores
• Cantidad de personas que usan la sala de ejercicio físico.
• Mejoras, percibidas y valoradas, en la condición física.
Metodología de evaluación
• Registro de participación de las personas trabajadoras.
• Encuesta sobre percepción del nivel de salud.
• Evaluación de la condición física mediante prueba de esfuerzo y motoras.
ANTECEDENTES Y/O Algunas de las empresas españolas que encabezan el ranking de mejores lugares
EVIDENCIAS para trabajar disponen de gimnasio dentro del propio centro de trabajo, lo
cual facilita la práctica regular y sistemática de actividad física por parte de sus
trabajadores [209].
Un estudio publicado en el American Journal of Health Promotion muestra que el
nivel de actividad física de las personas trabajadoras aumenta cuando existen
programas que facilitan el acceso a espacios para su práctica en la empresa y
pueden realizarlo durante la jornada laboral [216].
ACTIVIDAD El running y el ciclismo son dos actividades muy populares en España, con una
importante cantidad de seguidores y de personas que las practican. La empresa
puede canalizar ese interés y motivación creando un "club" propio y facilitando
que las personas trabajadoras puedan practicar estos deportes y mejorar su
condición física.
Cada empresa puede asumir diferentes niveles de implicación, de acuerdo con
sus posibilidades. Algunas se limitarán a promover la formación de un grupo,
por ejemplo de runners, y les facilitará su participación en carreras populares
abonando la inscripción. Otras empresas pueden ir más allá, creando un club
deportivo y financiando el coste de los entrenadores y los desplazamientos de
los deportistas a las diferentes competiciones.
ACCIONES Realizar una encuesta para conocer el interés de las personas trabajadoras en
sumarse a un club deportivo propio de la empresa.
Difundir la iniciativa en los medios de comunicación interna: intranet, correos
electrónicos, newsletter corporativa, comunicados, mensajería móvil.
Hacer adecuaciones necesarias para que las personas que participan en el club
puedan entrenarse antes, durante o después de la jornada laboral.
Crear los grupos de entrenamiento con personas trabajadoras de la empresa. En
su caso, contratar a los entrenadores correspondientes.
Realizar los controles médicos preventivos.
EVALUACIÓN Indicadores
• Cantidad de personas trabajadoras que integran el club.
• Mejoras, percibidas y valoradas, en la condición física de las personas
participantes.
Metodología de evaluación
• Registro de participación de las personas trabajadoras.
• Encuesta sobre percepción del nivel de salud.
• Evaluación de la condición física mediante prueba de esfuerzo.
ANTECEDENTES Y/O El nivel de actividad física de las personas trabajadoras aumenta cuando existen
EVIDENCIAS programas que facilitan el acceso a espacios para su práctica en la empresa y
pueden realizarlo durante la jornada laboral, según un estudio publicado en el
American Journal of Health Promotion [216].
EVALUACIÓN Indicadores
• Cantidad de participantes en el programa de mejora de la condición física.
• Mejoras, percibidas y valoradas, en la condición física de las personas partici-
pantes.
Metodología de evaluación
• Registro de participación de las personas trabajadoras.
• Encuesta sobre percepción del nivel de salud.
• Evaluación de la condición física mediante pruebas motoras y de condición física.
ANTECEDENTES Y/O Los sistemas de premios han demostrado su validez como incentivo para el
EVIDENCIAS cambio de conductas en programas para la cesación tabáquica, con el concurso
Quit&Win que desarrolla la Organización Mundial de la Salud desde hace décadas
[217].
ACCIONES Comprar una o varias cintas rodantes eléctricas, para instalar en el espacio de la
oficina que se determine más adecuado.
Difundir la iniciativa a través de los medios de comunicación interna; intranet,
correo electrónico, newsletter corporativa, comunicados, mensajería móvil.
Realizar algún material de comunicación específico, con indicaciones para un uso
saludable y seguro del equipamiento.
Realizar los controles médicos preventivos y de seguimiento a los usuarios de las
cintas.
EVALUACIÓN Indicadores
• Cantidad de cintas rodantes instaladas en la empresa.
• Cantidad de empleados que utilizan la cinta rodante.
• Mejoras, percibidas y valoradas, en la condición física de las personas
participantes.
Metodología de evaluación
• Registro de participación de las personas trabajadoras.
• Encuesta sobre percepción del nivel de salud.
• Evaluación de la condición física mediante prueba de esfuerzo.
ANTECEDENTES Y/O Caminar forma parte de la recomendaciones de muchos organismos sobre salud
EVIDENCIAS y calidad de vida. Hacerlo en el ámbito laboral puede ser beneficioso porque
estimula el estado de alerta, motiva y vigoriza, a la vez que mejora la condición
física relacionada con la salud y el rendimiento laboral [94,102,209].
Actividad física. Cualquier movimiento corporal intencionado realizado mediante los músculos esqueléticos,
que produce un gasto de energía superior al basal, que supone una experiencia personal y nos permite
interactuar con los seres y el ambiente que nos rodean [1]. Recoge las dimensiones biológica, personal y so-
ciocultural del concepto. La actividad física puede tener lugar durante el desempeño laboral (entendido este
como la ocupación principal, por ejemplo, en la escuela o durante los entrenamientos en los deportistas
profesionales), en el hogar, en el tiempo de recreo u ocio y durante los desplazamientos.
Absentismo o ausentismo. Según la Organización Internacional del Trabajo, el absentismo laboral se define
como “la no asistencia al trabajo por parte de un empleado que se pensaba que iba a asistir”, quedando ex-
cluidos los períodos vacacionales y las huelgas.
Años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD). Conocidos en inglés como DALYs (disability
adjusted life years), son el número de años de salud perdidos por salud insuficiente, discapacidad o muerte
prematura. Un AVAD se entiende como un año perdido de vida saludable. La suma de todos los años perdi-
dos en la población (carga de la enfermedad), sería una medida de la diferencia entre el estado de salud ac-
tual y la situación de salud ideal en la que la totalidad de la población viviese hasta una edad avanzada, libre
de enfermedad y discapacidad.
Comunidad. Grupo específico de personas, que a menudo viven en una zona geográfica determinada, que
comparten una cultura común, valores y normas. Se organizan en una estructura social en función de las
relaciones que la comunidad ha desarrollado durante un período de tiempo [218].
Condición física, aptitud física o forma física (fitness). Es el estado dinámico de energía y vitalidad que
permite a las personas llevar a cabo las tareas diarias habituales, disfrutar del tiempo de ocio activo, afrontar
las emergencias imprevistas sin una fatiga excesiva, a la vez que ayuda a evitar las enfermedades derivadas
de la falta de actividad física, a desarrollar el máximo de la capacidad intelectual y a experimentar plenamente
la alegría de vivir [94].
Costes de salud directos atribuibles a la inactividad física. Son los gastos sanitarios, tanto privados como
públicos, derivados del tratamiento de las enfermedades que pueden ser atribuidos a la inactividad física.
Costes de salud indirectos atribuibles a la inactividad física. Se calculan de acuerdo con el valor econó-
Deporte. Todo tipo de actividades físicas que, mediante una participación organizada o de otra clase, tengan
por finalidad la expresión o la mejora de la condición física y psíquica, el desarrollo de las relaciones sociales
o el logro de resultados en competiciones de todos los niveles [47].
Eficacia. Hace referencia a los resultados, efectos o beneficios obtenidos por un programa o intervención
en condiciones ideales [177].
Eficiencia. Estudia la relación entre costes o recursos utilizados y resultados obtenidos [6].
Ejercicio. Actividad física estructurada y planificada, que se realiza de forma repetitiva y persigue una fina-
lidad concreta [219,220].
Enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT). De acuerdo con la OMS [221], son afecciones de larga
duración con una progresión generalmente lenta. Los cuatro tipos principales de enfermedades no trans-
misibles son:
• Las enfermedades cardiovasculares (por ejemplo, los infartos de miocardio o accidentes cerebrovas-
culares).
• El cáncer.
• Las enfermedades respiratorias crónicas (por ejemplo, la neumopatía obstructiva crónica o el asma).
• La diabetes.
Las ECNT representan con diferencia la causa de defunción más importante en el mundo, pues acaparan un
60% del número total de muertes anuales.
Factor de riesgo. Cualquier rasgo, característica o exposición de un individuo que aumente su probabilidad
de sufrir una enfermedad o lesión.
Fracción atribuible poblacional (FAP). Conocida en inglés como PAF (population attribution fraction), se trata
de un concepto estadístico que nos permite cuantificar la reducción en la carga de una enfermedad o la
mortalidad atribuibles a un factor de riesgo, en el hipotético caso de que ese factor dejase de estar presente
en la población. En el caso que nos ocupa, nos indica cuál sería la reducción en la presencia de enfermedad
(con sus costes) o mortalidad temprana que se produciría si toda la población fuese suficientemente activa.
En sentido contrario, nos permite cuantificar los efectos negativos de la inactividad física.
Inactividad física. Nivel insuficiente de actividad física para cumplir con las recomendaciones de actividad
física actuales [2].
Medida o iniciativa. Se refiere a una intervención concreta, individualizada, para alcanzar algún objetivo. Debe
incluir resultados previstos y procesos para conseguirlos, así como el uso concreto de los recursos disponibles.
Las que se proponen en este documento estarán orientadas a uno o varios de los siguientes objetivos:
• Romper el tiempo total que las personas trabajadoras permanecen sentadas e introducir pausas para
que no lo hagan de forma continua.
• Aumentar la actividad física diaria.
• Mejorar la condición física.
MET (metabolic equivalent of task, equivalente metabólico de la tarea). Es la cantidad de energía gastada
o consumida en una actividad, definida como la proporción –múltiplos o submúltipos– de la energía gastada
durante el reposo en posición sentada (medida en cantidad de oxígeno consumido por cada minuto y kilo-
gramo de peso: 3,5 mL O2·kg−1·min−1). Por ejemplo, una actividad que consuma el doble de energía que
estando sentado y en reposo equivale a 2 MET, o a 7 mL O2·kg−1·min−1.
Pausa. En el contexto de este documento, se refiere a cualquier interrupción del sedenterismo (posición
sentada). Se pueden clasificar según varios criterios:
Salud. Un estado de completo bienestar físico, social y mental, y no solamente la ausencia de afecciones o
enfermedades [218].
Salud pública. La salud pública es un concepto social y político encaminado a mejorar la salud, prolongar
la vida y mejorar la calidad de vida de poblaciones enteras a través de la promoción de la salud, la prevención
de enfermedades y otras formas de intervención en salud. Actualmente existe una diferenciación entre la
“vieja” y la “nueva” salud pública. Esta nueva salud pública se distingue básicamente en que comprende de
forma global que los estilos y las condiciones de vida determinan el estado de salud, y mantiene el recono-
cimiento de la necesidad de movilizar recursos y hacer buenas inversiones en políticas, programas y servicios
que protejan y mantengan la salud mediante el apoyo de estilos de vida saludables, así como la creación de
ambientes propicios para la salud [218].
Sedentarismo o conducta sedentaria. Cualquier conducta realizada durante la vigilia (el tiempo que se
está despierto) caracterizada por un gasto energético igual o menor de 1,5 MET mientras se permanece en
una postura sentada o reclinada [2].
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