Análisis Del VIII Pleno Casatorio Civil

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ANÁLISIS DEL VIII

PLENO CASATORIO CIVIL

CURSO : Procesal Civil I.

SECCIÓN : S-001.

PROFESOR : Luis Alfredo Cuba Ovalle.

INTEGRANTES:

Alvarado Albarracín, Livia. 16100169

Duran Acosta, María. 12200060

LIMA-PERÚ

2017
(..) Debo y tengo que perseguir mi
derecho, cueste lo que cueste; si no lo
hago, no sólo abandono ese derecho,
sino el derecho.
Rudolf Von Ihering
DEDICATORIA

A nuestros padres.

Por habernos apoyado en todo momento, por sus consejos, sus valores, por la
motivación constante que nos brindan y sobre todo su amor.

A nuestros familiares.

Por brindarnos compañía, enseñanza, diversión y sobre todo por estar siempre al lado
nuestro.

A nuestros maestros.

Por dedicarnos su tiempo en cada momento, mostrando gentileza y paciencia cada vez
que se nos presenta una duda.

A nuestros amigos.

Por brindarnos su amistad y su apoyo en todo momento, porque están con nosotros en
las buenas y en las malas y nos demuestran muchas veces que la vida es única y no hay
que amargarse por cosas vacuas.
PRESENTACIÓN

El tema que abordara el trabajo es el análisis del ¨VIII Pleno Casatorio Civil¨ este será
desarrollado citando diversos autores, tanto nacionales como extranjeros, al igual que el
derecho comparado que mostrara las diversas concepciones que tiene este tema en
diferentes familias y ordenamientos jurídicos.

Cabe recalcar que para desarrollar todo el trabajo de investigación nos hemos planteado
como objetivo principal dar un aporte y reunir información esencial respecto a que
información que podemos sintetizar del VIII Pleno Casatorio, de tal manera que la
información sea procesada por nosotros integrantes del grupo e incluso también por
nuestros compañeros de clase.

Nuestro trabajo está dividido principalmente en dos capítulos: en el primer capítulo se


encuentra el marco teórico respecto, hemos iniciado con una definición de los términos
más relevantes del pleno casatorio, luego explicamos cómo es que los acontecimientos
históricos han ido aportando, posteriormente hemos estudiado la doctrina reconociendo
sus principales características, objetivos, corrientes filosóficas y escuelas que influyeron
en ella. Por otro lado, ya en el segundo capítulo se encuentra el marco operativo con los
dos casos planteados.

Finalmente, dicha formulación se irá completando parte por parte para llegar a una
conclusión, siguiendo el esquema del marco teórico dividido en premisa y conclusión.

Este trabajo es desarrollado en la provincia de Lima, capital de Perú, a pedido del Dr.,
Cuba Ovalle, Alfredo en el curso de Derecho Procesal Civil I que enseña en la
Universidad Esan. Dicho trabajo se basa en una monografía que ha de presentar el VIII
Pleno Casatorio Civil.
INTRODUCCIÓN

El VIII Pleno Casatorio Civil denota como principal objetivo el análisis de los actos de
disposición de todos los bienes sociales por un solo cónyuge.

Para conocer un poco de ello, primero debemos centrarnos en que se centra la discusión,
cuál es la sanción jurídica aplicable a estos actos de disposición realizados sin la
participación de uno de los cónyuges, y saber cuál es el propósito sustancialmente de la
interpretación de lo estipulado en el artículo 315 del Código Civil Peruano.

Por otro lado, sabemos que para entender el pleno es importante conocer sobre los dos
remedios o sanciones que se han desarrollado en nuestra doctrina como a su vez en
nuestra jurisprudencia respecto a la nulidad y la ineficacia del acto jurídico.

Dada esta introducción, podemos afirmar el VIII Pleno Casatorio Civil, abarca una
diversidad de temas que corroboran su sustento ya que lo que pretende este pleno es ir
más allá y sentar una posición jurídica. De tal manera nuestras dudas respecto a en qué
consisten los actos de disposición; y en qué es lo que se diferencia la nulidad y la
ineficacia del acto jurídico; queden resueltas.

Adicionalmente las destacadas opiniones de los amicus curiae; los doctores Gastón
Fernández Cruz, Álex Plácido Vilcachagua, Enrique Varsi Rospigliosi, Rómulo
Morales Hervias y Giovanni Priori Posada, fueron de gran utilidad para aclarar nuestras
cuestiones respecto a los actos de disposición de bienes que le corresponde a cada
cónyuge e implican la modificación de la esfera jurídica patrimonial de cada sujeto.
ÍNDICE
MARCO TEÓRICO

CAPÍTULO I

NOCIONES GENERALES

 Los actos de disposición de bienes

Cuando se hace referencia a actos de disposición, a lo que se alude es,


en última instancia, a los negocios jurídicos o actos de autonomía
privada en virtud de los cuales se dispone de bienes o de derechos, y
que implican la modificación de la esfera jurídica patrimonial de un
sujeto. Es mediante los negocios jurídicos, principalmente contratos, que
se realizan la disposición, transferencia y/o gravámenes de bienes.
Dichas disposiciones pueden ser realizadas mediante un contrato de
compraventa, un contrato de donación, una permuta, un arrendamiento,
etc. Las sanciones o remedios de nulidad o de ineficacia (en sentido
estricto) recaen pues sobre estos negocios jurídicos.

 La formación de los Negocios Jurídicos

El hecho que el VIII Pleno Casatorio Civil pretenda determinar la sanción


aplicable a los actos de autonomía privada por los cuales se dispone
unilateralmente de bienes conyugales, teniendo que optar entre la
nulidad o la ineficacia (en sentido estricto), nos adelanta que dichos
remedios o sanciones son en sí mismos distintos. Pero, ¿cuáles son las
diferencias entre estas dos sanciones? ¿qué implicancias tiene el optar
por una u por otra sanción o remedio?

Para responder estas preguntas, lo primero que debemos mencionar


respecto a la nulidad y a la ineficacia en sentido estricto, es que éstas
son sanciones aplicables a los negocios jurídicos que se encuentran en
una situación patológica, esto es, actos que están en una situación de
anormalidad lo cual implica, en líneas generales, su no producción de
efectos jurídicos y con ello la no realización de ningún finalidad
práctica (2).

Ahora bien, para comprender qué es una situación patológica, debemos


entender en qué consiste una situación óptima o saludable en términos
jurídicos. En este punto es ineludible realizar una explicación de cómo es
que se forman y desarrollan los negocios jurídicos hasta alcanzar su
finalidad para poder advertir así en qué etapa de su formación aparece
una patología.

Los negocios jurídicos como hechos jurídicos que se presentan en la


realidad, pasan por un proceso que va desde su constitución hasta la
consecución de su finalidad. Así, para que un acto de autonomía privada
pueda llegar a cumplir su propósito práctico para el cual ha sido
concebido debe antes pasar por tres etapas secuenciales, esto es, debe
transitar por tres escalones hasta alcanzar su plenitud: (i) existencia, (ii)
validez y (iii) eficacia. Un negocio jurídico debe pues primero existir
como tal, luego ser válido y, asimismo, eficaz.

 Primer Escalón: Existencia e Inexistencia (3)

Como bien se ha dicho, ser, valer y ser eficaz (4) son situaciones


distintas con connotaciones y consecuencias jurídicas distintas también.
Para calificar a un hecho jurídico en la realidad social y jurídica éste
tiene primero que existir, es decir, tiene que presentarse en la realidad.
Por ejemplo, para decir que un contrato –negocio jurídico por
antonomasia– existe en la realidad, tienen que presentarse
conjuntamente todos aquellos elementos que lo estructuran y que nos
permitan identificar jurídicamente que estamos frente a un auténtico
acuerdo patrimonial.
Siguiendo a una autorizada doctrina nacional (5) consideramos que el
contrato tiene cinco elementos: las partes, el acuerdo, el objeto, la
causa y la formalidad obligatoria (6). De esta manera, si en un
determinado hecho de la realidad aparecen conjuntamente estos
elementos estructurales podemos decir entonces que estamos frente a
un contrato que existe; contrariamente, ante la ausencia de alguno de
ellos, diremos pues que el contrato no existe como tal, en cuanto no ha
logrado completar su formación.

Un contrato se estructura por los elementos antes mencionados, su


ausencia determina la “inexistencia del contrato”. (7) Esta inexistencia
contractual es “la primera forma patológica del contrato (negocio
jurídico)”, (8) una situación en la cual no se va a configurar este tipo de
negocio y por ende no podrá surtir efectos jurídicos ni llegar a cumplir
ninguna finalidad. (9) Esta situación de inexistencia negocial no es
susceptible de subsanación, en tanto no hay negocio que corregir, ni
efectos negociales que activar.

La existencia es el primer escalón que un negocio jurídico debe recorrer


en el camino hacia su plena eficacia, por el contrario, la inexistencia
constituye su primer gran obstáculo.

 Segundo Escalón: Validez e Invalidez

Corroborado que un negocio jurídico –el  contrato en este caso–


presenta todos los elementos configuradores de la categoría como tal, es
que podemos dar un paso adelante y transitar al análisis del siguiente
escalón: la validez. Los contratos, en cuanto actos de autonomía privada
que apuntan a cumplir determinadas finalidades prácticas, esto es, que
buscan satisfacer necesidades cotidianas mediante la reglamentación y
programación de los intereses de las partes que lo celebran, deben ser
acordes con los valores que propugna el ordenamiento jurídico. Así, los
negocios jurídicos deben ser compatibles con el sistema jurídico.
En tal sentido, no es suficiente que concurran todos estos elementos, es
decir, que exista un acuerdo, partes, un objeto, una causa y una
formalidad para afirmar que estamos ante un contrato digno de
protección que pueda surtir efectos. Será necesario que ese acuerdo
haya sido libre y sin vicios, que las partes sean sujetos capaces, que el
objeto sea física y jurídicamente posible, que la causa sea lícita, y que la
formalidad sea la requerida por la norma. Si todo eso se cumple
podemos decir que estamos frente a un contrato que existe y que es
válido, pues además de presentar los elementos configuradores de un
negocio jurídico, cumple con los requisitos de validez que postula el
ordenamiento jurídico.

Contrariamente, cuando los elementos que pretenden configurar un


contrato incumplen los requisitos de validez, se presenta la segunda
patología del negocio jurídico. Esta patología es conocida como invalidez.
Se puede llegar a la invalidez por dos caminos: la nulidad y la
anulabilidad. Un contrato puede ser nulo o anulable por estar inmerso en
las causales de nulidad o de anulabilidad, respectivamente.

Así, en el Código Civil (10) se regulan las causales que generan estas
dos formas de invalidez. Siendo un negocio jurídico sancionado con
nulidad cuando:

1. Falta la declaración de voluntad de las partes;


2. Haya sido realizado por persona absolutamente incapaz;
3. Su objeto sea física o jurídicamente imposible o indeterminable;
4. La causa o finalidad sea ilícita;
5. Cuando no revista la forma prescrita bajo sanción de nulidad;
6. Adolezca de simulación absoluta;
7. La ley lo declare expresamente.

Si un contrato incurre en alguna de estas causales, ello determinará su


no producción absoluta de efectos jurídicos.(11) El negocio jurídico nulo
no podrá cumplir ninguna finalidad en tanto la reglamentación en él
contenida no es idónea para satisfacer necesidades prácticas dado que
atenta contra el ordenamiento jurídico, por lo tanto no es digno de
protección estatal. “La nulidad implica la improductividad automática y
general de los efectos”. (12) 

La sentencia de nulidad por la cual se establece la invalidez de un


negocio jurídico es declarativa, lo cual significa que se limita a reconocer
una situación existente e insubsanable. En el Código Civil se establece
un plazo de prescripción de 10 años para pedir la nulidad de un negocio
jurídico, pudiendo solicitarla cualquier persona con interés. Incluso la
nulidad puede ser observada de oficio por el juez. La nulidad es la forma
más grave de la patología denominada invalidez, en la cual se protegen
intereses y valores generales de la sociedad.

Por otro lado, tenemos a la anulabilidad. En la anulabilidad, a diferencia


de la nulidad, su protección está circunscrita a las partes del negocio
jurídico, toda vez que la afectación de los vicios que la generan recae y
aquejan tan solo a ellos mismos. Por lo cual únicamente la parte
legitimada para solicitar judicialmente la invalidez por anulabilidad de un
acto de autonomía privada, es aquella que ha sido afectada por el vicio,
teniendo para ello un plazo de 2 años y siendo la sentencia que emita el
juez constitutiva, (13) esto es, la invalidez se constituirá a partir de ese
momento extendiéndose retroactivamente hasta el momento de la
celebración del negocio. (14) 

Una particularidad adicional de un contrato que incurre en anulabilidad


es que, a diferencia de un contrato nulo que no genera en ningún
momento efectos, éste sí llega a surtir efectos provisionalmente,
pudiendo estos efectos mantenerse y continuar en el tiempo en caso el
acto se convalide o confirme. Un acto se convalida cuando transcurre el
plazo de 2 años para alegar la anulabilidad; y se confirma cuando la
parte que ha sido afectada por la causal de anulabilidad reafirma la
validez del contrato celebrado e informa que desea sus efectos
(confirmación expresa) o simplemente ejecuta el contrato a pesar de
tener conocimiento del vicio sufrido (confirmación tácita), superándose
así la afectación inicial causada.

Un contrato incurre en causales de anulación en los siguientes casos:

1. cuando una de las partes está inmersa en incapacidad relativa


(natural y de obrar),
2. por estar viciado por error, dolo y violencia o intimidación
moral,
3. cuando así lo declare la ley expresamente

Es importante mencionar que las causales de invalidez, ya sea de


nulidad o de anulabilidad, se presentan en el momento de la formación
del negocio jurídico. Es decir, en el momento en que deben concurrir
todos los elementos configuradores del contrato y cumplir con los
requisitos de validez estipulados en el ordenamiento. Estas causales se
determinan en un momento específico en el tiempo y espacio: cuando el
contrato se forma. (15) 

 Tercer Escalón: Eficacia e Ineficacia en sentido estricto


(16) 

Habiendo transitado el primer escalón y corroborado que el negocio


jurídico existe -en cuanto presenta todos los elementos configuradores-,
y luego de haber ascendido al segundo escalón y haber comprobado que
es válido –ya que cumple con los requisitos de validez del
ordenamiento-, lo último a verificar es si ese negocio jurídico es también
eficaz, ósea, susceptible de surtir efectos jurídicos. La eficacia es el
tercer y último escalón que deben alcanzar los negocios jurídicos para
que puedan cumplir las finalidades prácticas por las cuales han sido
concebidos.
Así pues, como regla general un negocio jurídico que presenta todos los
elementos que lo configuran como tal y que cumpla además con todos
los requisitos de validez establecidos por el ordenamiento, debería surtir
efectos automáticamente. A saber, debería ser eficaz, ser apto de
cumplir su finalidad. Si se escala satisfactoriamente por el primer y
segundo escalón, se debería entonces alcanzar automáticamente el
tercer escalón: la eficacia. Por ejemplo, un contrato de compraventa que
está conformado por todos sus elementos y que no ha incurrido en
causales nulidad o anulabilidad, debería estar en aptitud de generar ya
las obligaciones de transferencia de la propiedad y del pago del precio
entre las partes e incluso incentivar su cumplimiento, modificando así las
situaciones jurídicas de las partes y satisfaciendo los intereses prácticos
que los llevaron a celebrar ese contrato.

No obstante, ello no siempre es así. Hay determinados supuestos en que


si bien se tiene un acto de autonomía privada perfectamente
conformado, tanto a nivel de existencia como de validez, este aun no
cuenta con la aptitud de producir efectos, de poder modificar esferas
jurídicas, de poder cumplir su finalidad. Cuando ello sucede nos
encontramos frente a un negocio jurídico que si bien es existente y
válido, no es eficaz. Cuando esta situación se presenta es que estamos
frente a la tercera patología del negocio jurídico, a la cual se le
denomina ineficacia en sentido estricto.

La ineficacia en sentido estricto es la patología que se presenta por


causales distintas a las de la inexistencia e invalidez, toda vez que estas
patologías se ubican en diferentes escalones. “Un acto de autonomía
privada válido es ineficaz cuando no produce sus efectos por factores
extrínsecos o por el incumplimiento de un requisito legal”. (17) La
ineficacia solo puede determinarse una vez que se ha corroborado que el
negocio jurídico no está inmerso en supuestos de inexistencia o en
causales de invalidez. La ineficacia en sentido estricto se reputa de
negocios existentes y válidos, se analiza necesariamente en el tercer y
último escalón en el camino de los negocios jurídicos.

Son ejemplos de causales de ineficacia en sentido estricto: “la ausencia


de legitimidad de contratar, la falta de realización de la condición o la
ausencia de inscripción”, (18) la resolución, entre otros. Como se puede
notar, estos son casos en los cuales un negocio no surte o deja de surtir
efectos por causales distintas a las de inexistencia o de invalidez.

La ineficacia en sentido estricto puede ser a su vez provisional o


definitiva. Es definitiva cuando el negocio ya no surtirá en adelante
efectos jurídicos, ejemplos de ello son la resolución del contrato, la no
realización definitiva de una condición suspensiva, el cumplimiento de
una condición resolutoria o de un plazo de vigencia. Es provisional
cuando el negocio si bien en un momento no surte efectos, es posible
que posteriormente cobre eficacia, como por ejemplo, en el caso de un
contrato sometido a un determinado plazo de inicio de vigencia, un
negocio que falta ser inscrito, (19) un contrato celebrado por alguien
que carece de legitimidad para contratar. En todos los casos de
ineficacia provisional, el negocio jurídico podría cobrar eficacia y
modificar situaciones jurídicas.

Determinados supuestos de negocios jurídicos inmersos de manera


provisional en causales de ineficacia, pueden ser subsanados mediante
la ratificación, como por ejemplo los contratos celebrados por personas
que carecen de legitimidad. (20) Muestra de ello es el contrato celebrado
por el falsus procurator. En este supuesto se estipula que aquel negocio
realizado por un falso representante o por un representante que excede
sus poderes de representación es ineficaz (en sentido estricto) o
inoponible respecto al representado lo cual significa que ese negocio a
pesar de existir y ser válido no surte efectos respecto al titular de las
situaciones jurídicas inmersas en el contrato, salvo que opte por
ratificarlo. La figura que aquí subyace es la falta de legitimidad del falsus
procurator para disponer por medio del contrato de situaciones jurídicas
ajenas.

Otro ejemplo es el contrato de arrendamiento realizado por un


copropietario sin la participación de los otros copropietarios, donde el
contrato es válido para las partes que celebraron el contrato pero
ineficaz para la copropiedad, toda vez que el copropietario que arrendó
unilateralmente carece de legitimidad para contratar. El negocio
celebrado se convertirá en eficaz totalmente cuando los otros
copropietarios lo ratifiquen. (21) 

El negocio jurídico realizado por uno sólo de los cónyuges sería pues
también un caso en el cual el cónyuge que dispone unilateralmente
carece de legitimidad para contratar. (22) 

La ausencia de legitimidad no es pues causal de inexistencia o de


invalidez del negocio jurídico, sino causal de ineficacia en sentido
estricto.

Como se ve, una de las peculiaridades de la ausencia de legitimidad para


contratar como supuesto de ineficacia en sentido estricto es que puede
ser susceptible de subsanación, esto es, el negocio jurídico carente de
efectos respecto al verdadero titular de las situaciones jurídicas
comprometidas puede llegar a surtir efectos de manera definitiva en
caso opere la ratificación del negocio por su parte. Se entiende por
ratificación al negocio jurídico unilateral por el cual se atribuye eficacia al
contrato (de por sí ineficaz) celebrado por el sujeto carente de
legitimidad. (23) 

Otra particularidad de la ineficacia en sentido estricto por ausencia de


legitimidad es que el afectado por esta patología puede pedir la
declaración de ineficacia del negocio jurídico en cualquier momento, en
cuanto no se ha establecido expresamente un plazo de prescripción.
(24) 
 La disyuntiva del VIII Pleno Casatorio Civil

Así en el VIII pleno casatorio civil se busca determinar si la patología de


los negocios jurídicos realizados por un solo cónyuge se ubica en el
segundo escalón, es decir, si son inválidos o si, por el contrario, están en
el tercer escalón, esto es, si son ineficaces en sentido estricto.

Serían inválidos por nulidad, según se ha dicho, (25) por tres razones: i)
por ausencia de declaración de voluntad del cónyuge no participante, ii)
porque su objeto es jurídicamente imposible y/o iii) porque tiene un fin
ilícito. Y serían ineficaces en sentido estricto en cuanto son realizados
por una parte que carece de legitimidad para contratar.

El optar por una u otra opción, como se ha visto hasta este momento,
tiene consecuencias jurídicas distintas, en cuanto se ubican en etapas o
escalones distintos de la vida del negocio jurídico y toda vez que
responden a causales distintas también.

Si se opta por la nulidad, lo cual determinaría la invalidez del negocio


jurídico, ello significaría la improductividad de efectos jurídicos del
negocio desde un inicio, tanto para las partes contratantes como para el
cónyuge no participante, así como la imposibilidad de subsanación. “La
nulidad del Contrato impediría también que el adquirente de buena fe
actuase remedios contractuales supletorios establecidos por ley, tales
como las garantías de saneamiento, resolución por incumplimiento y
otros remedios sinalagmáticos”. (26) 

La parte que contrató con el cónyuge no autorizado sólo podría pedir


jurisdiccionalmente que se le indemnice la afectación a su llamado
“interés negativo” (27) por haber celebrado un contrato inválido, esto
es, que se le reestablezca a la posición inicial en la que hubiera estado
antes de celebrar este negocio. El plazo para solicitar la nulidad es de 10
años.
En cambio, si se opta por la ineficacia en sentido estricto, ello significaría
que el negocio jurídico no surte efectos provisionalmente respecto al
cónyuge preterido, pero éste tiene el poder de ratificar ese negocio
jurídico o dejarlo sin efectos definitivamente con respecto a su persona
(oponibilidad), pudiendo ejercer esta pretensión en cualquier momento
dada su imprescriptibilidad.

En caso esto último suceda, quedaría a salvo la vinculación entre las


partes que celebraron el contrato, para quienes el contrato sí surtiría
efectos. En este caso la parte que celebró el contrato podría exigir el
cumplimiento del contrato y, toda vez que ello no va a ser posible de
realizar, dada la negativa de ratificación, podría demandar el
resarcimiento por la afectación a su “interés positivo”, (28) es decir, el
interés en el cumplimiento efectivo del contrato que se verá reflejado en
el daño emergente y lucro cesante que el incumplimiento de su
contraparte le haya generado. La protección del tercero, así como del
cónyuge afectado, quedan aseguradas con esta posición.

Finalmente, sea cual sea la decisión de la Corte Suprema respecto a este


tema, esperamos que lo aquí desarrollado coadyuve a una mejor
comprensión de los aspectos jurídicos sometidos a discusión en este
Pleno Casatorio Civil.
MARCO HISTÓRICO

Nulidad del acto jurídico

En el Derecho Romano primitivo la nulidad era una sanción por defectos en la forma
del acto jurídico.

“En roma, por razones derivadas de la práctica procedimental, se distinguió entre la


sanción de derecho civil, en que se incurría por falta de uno de los requisitos de validez
del contrato (nulidad absoluta)- acto nulo acotamos nosotros, y la protección que el
pretor concedía, en virtud de su imperium a los menores, así como a los contratantes
cuyo consentimiento hubiera sido viciado ( nulidad relativa) -acto anulable, volvemos a
acotar pero a esta distinción, como veremos, se llegó luego de un largo proceso
evolutivo pues para el antiguo ius civile no existió el concepto de anulabilidad el que
solo surgió con el ius pretorium”1.

Actualmente, en nuestro código civil la nulidad invalida el acto jurídico por la ausencia
de uno de los elementos esenciales, los cuales son la declaración de voluntad, la causa o
forma del acto jurídico y por los presupuestos necesarios al tipo de acto jurídico, esto
constituye la carencia de efectos intrínsecos al momento en el que surge el acto jurídico.

“Articulo 140.- el acto jurídico es la manifestación de voluntad destinada a crear,


regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas. Para su validez requiere: de agente
capas, objeto físico y jurídicamente posible, fin lícito y observación de la información
prescrita bajo sanción de nulidad”.

Del articulo trascrito, “se aprecia que se ha modificado de un modo sustancial la


redacción contenida en el artículo 1075 del código primitivo. Como especialmente
notables son las inclusiones de los requisitos consistentes en la finalidad licita y la
declaración de voluntad”2.

1
Vidal, F. (1989). El acto nulo. En: Acto jurídico en el Código Civil peruano. (pp. 395-422). Lima: Cultural
Cuzco.
2
Lohmann, J., De Tena, L. (1986). Elementos de validez. En: El negocio jurídico. (pp. 49-99). Lima:
Studium.
Asimismo, en nuestro código actual la anulabilidad es una sanción por falta de un
presupuesto de validez, es decir un elemento esencial viciado, lo cual produce ineficacia
en sentido estricto del acto jurídico, con ello se refiere a que los elementos esenciales
están en regla pero que acontece una situación extrínseca al acto jurídico.

Artículo 315.- el cual nos dice que para disponer de bienes sociales o gravarlos, se
requiere de intervención conjunta de la pareja conyugal, sin embargo cada uno puede
ejercer la facultad del otro dando poder especial uno al otro.

Ahora bajo la referencia histórica en nuestro código civil de 1852 en el régimen de


sociedad de gananciales la administración y grávame de los bienes eran una gestión
marital, es decir la ejercía únicamente el esposo; más adelante en el código de 1836 se
mantuvo este sistema, donde lo máximo que se logro fue el agregar el consentimiento
de la mujer, sin embargo fue con la constitución de 1989 bajo el principio de igualdad
que se reconoció en el código una igualdad cualitativa y cuantitativa en una titularidad
conjunta y en la facultad de ambos para adoptar decisiones de la disposición de bienes
sociales.

En el código vigente se reconoce una gestión mixta para la sociedad de gananciales en


el artículo 292.-la administración ordinaria, la cual es indistinta, cualquiera de los dos
cónyuges puede realizar actos de gestión en provecho de la sociedad y el artículo 315.-
administración extraordinaria, aquella que es conjunta para actos de disponer y gravar.

Ahora, respecto a la titularidad y legitimidad que señala el código civil peruano en su


artículo 315 se refiere expresamente a la obligación en mano común, es decir, la
titularidad se ejerce por ambos cónyuges.

Cuando la doctrina hace referencia a la legitimidad nos dice que esta es la competencia
de los sujetos para producir o alcanzar los efectos jurídicos propios de la
autorregulación de intereses. Dentro de la problemática de la legitimidad, tenemos la
titularidad y capacidad o poder de disponer.

En el caso de la titularidad los efectos del acto jurídico de disposición presenta dos
casos; el actuar en nombre ajeno por exceso o ausencia de poder en el cual la ineficacia
del acto es su remedio sanción. Asimismo para quien actúa en nombre propio con
titularidad total que no posee el remedio sanción está en la recisión del contrato.
DERECHO COMPARADO

Nulidad del acto jurídico

“La doctrina francesa formulo una sistematización de las nulidades distinguiéndolas en


nulidades absolutas o de orden público y nulidades relativas o de interés privado”3.

Esta sistematización fue recogida por la jurisprudencia y mediante esta las sentencias
declaradas nulas podían ser absolutas o relativas.

“La nulidad absoluta y relativa opera de manera retroactiva y produce el efecto de poner
las cosas en el estado anterior al día en que se celebró el acto jurídico que padecía la
nulidad, aunque con las limitaciones inherentes al hecho de la ejecución o no del acto”4.

Continuando con lo referido al artículo 315, la doctrina Italiana respecto a la eficiencia


del negocio jurídico, toma en cuenta a la legitimidad como presupuesto de validez y su
remedio sanción seria la anulabilidad, mientras que en nuestro código la legitimidad no
es un presupuesto de validez, sino una situación extrínseca del negocio jurídico muy
distinta a la capacidad.

También el artículo 315 se refiere a la intervención en concordancia a la actuación


conjunta o separa de los cónyuges.

Tomando como referencia al código civil y comercial argentino quien conservando su


tradición jurídica en su régimen de sociedad de gananciales en su artículo 470 denomina
a la sociedad de gananciales respecto de su administración como un sistema de gestión
separado, es decir, disponer por sí mismo de bienes sociales adquiridos y para
inmuebles el asentimiento expreso del otro cónyuge. A diferencia de nuestro código el
cual tiene un sistema de gestión en la administración y disposición de manera conjunta
debido al principio de libertad.

Como se puede apreciar en la doctrina comparada no hay soluciones uniformes en


cuanto a la ausencia de legitimidad.

3
Vidal, F. (1989). El acto nulo. En: Acto jurídico en el Código Civil peruano. (pp. 395-422). Lima: Cultural
Cuzco.

4
Vidal, F. (1989). El acto nulo. En: Acto jurídico en el Código Civil peruano. (pp.200-345). Lima: Cultural
Cuzco.
En el código civil venezolano de 1892 y el nuestro de 1936 la anulabilidad es
consecuencia de disponer un bien ajeno.

“articulo 221.- el acto jurídico es anulable: por incapacidad relativa del agente, por vicio
resultante de error, dolo, violencia o intimidación, por simulación, derecho de terceros y
cuando la ley lo declara anulable”.

“el articulo 221 y los sucesivos norman la anulabilidad cuyas características se


encuentran en preceptos legales y sus causales son las que pueden originar una
sanción”5.

Para el caso de nulidad en el código civil argentino antiguo y en el de México es la


consecuencia de la venta de un bien ajeno.

Y respecto a la validez del acto jurídico sobre la venta del bien ajeno es ineficaz se
encuentran los códigos de Colombia, Chile, Paraguay y Uruguay.

5
Lohmann, J., De Tena, L. (1986). La anulabilidad. En: El negocio jurídico. (pp. 427-433). Lima: Studium
MARCO OPERATIVO

CAPÍTULO II

PLANTEAMIENTO DE DOS CASOS


CONCLUSIONES

1. La jurisprudencia de la Corte Suprema y la de los diversos órganos jurisdiccionales de


nuestro país no ha presentado un criterio uniforme para resolver los casos de disposición
de bienes sociales por un solo cónyuge. En ocasiones, nuestros tribunales han optado por
declarar la nulidad de estos actos y en otras ocasiones la ineficacia. Incluso, recientemente
se llevó a cabo el IV Pleno Jurisdiccional Civil 2015 en Arequipa, a nivel de jueces
superiores, ocasión en la que la nulidad venció a la ineficacia en una ajustada votación.
SUGERENCIAS
BIBLIOGRAFÍA

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