Plancha Las Virtudes Teologales
Plancha Las Virtudes Teologales
Plancha Las Virtudes Teologales
Trazado burilado por el Q:.H:. M:. M:. José Yamil Méndez Mojica
¿Qué se entiende por virtud? Despejemos, primero, esta incógnita antes de querer
comprender el tema en cuestión.
Virtud para Nietszche, el filósofo, deriva de la voz latina “vir”, que significa hombre,
masculino, guerero, vocablo del cual deriva la palabra virilidad. Lo que pretendía Nietszche
era forzar la creencia de que la virtud es una condición solamente alcanzable a los varones.
En cierto modo es entendible, dado que virtud, en latín, “virtus”, hacía referencia al coraje
de los guerreros, se comprenda el origen machista de la palabra, pero no es más esta su
connotación cerrada a un solo género si no que se entiende hoy en día como cualidad
humana en general ya que a su vez, vir necesitaba de la palabra vis para explicar la fuerza,
la potencia y potencia tiene un significado más general, neutral y universal de lo que puede
llegar a ser.
Por tanto, virtud es tanto el valor propiamente dicho, requerido para ejecutar una acción,
como la potencialidad interna del ser, antes de llegar a dicha acción.
De esa forma aterrizamos en lo que son las virtudes.
La masonería ha heredado estas categorías, del cristianismo. Para la Iglesia católica, virtud
se define como: una firme y habitual disposición para hacer el bien. Permite a la persona
no sólo realizar actos buenos, sino dar lo mejor de sí misma. Con todas sus fuerzas
sensibles y espirituales, la persona virtuosa tiende hacia el bien, lo busca y lo elige a través
de acciones concretas.
Las virtudes se clasifican en teologales y cardinales, las teologales son: la Fe, la Esperanza
y la Caridad; las cardinales: la Prudencia, la Templanza, la Fortaleza y la Justicia.
En el presente trabajo nos atinge hablar de las primeras tres:
La fe
La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha dicho y
revelado, y que la Santa Iglesia nos propone, porque Él es la verdad misma. Por la fe “el
hombre se entrega entera y libremente a Dios”. Por eso el creyente se esfuerza por conocer
y hacer la voluntad de Dios.
Pero, “la fe sin obras está muerta: privada de la esperanza y de la caridad, la fe no une
plenamente el fiel a Dios.
La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él
mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios.
El apóstol san Pablo ofrece una descripción incomparable de la caridad: «La caridad es
paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es
decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la
injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo
soporta» (1 Co 13, 4-7).
Si no tengo caridad —dice también el apóstol— “nada soy...”. La caridad es superior a todas
las virtudes. Es la primera de las virtudes teologales: “Ahora subsisten la fe, la esperanza y
la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad” (1 Co 13,13).
En la religión cristiana, la caridad es considerada la más importante de las tres virtudes
teologales, por encima de la fe y la esperanza. Como tal, el objeto de la caridad es el amor
a Dios por sobre todas las cosas, lo cual también se traduce en el amor al prójimo. La
caridad exige la práctica del bien; es desinteresada y generosa, y proporciona al espíritu
los sentimientos de gozo, paz y misericordia.
La caridad es fundamental para la vida del masón pues, no es posible vivir una vida
filantrópica haciendo a un lado la caridad.
Bibliografía: