Toro San Marcos Prerromano Abadalejo. Ciudad Real.
Toro San Marcos Prerromano Abadalejo. Ciudad Real.
Toro San Marcos Prerromano Abadalejo. Ciudad Real.
Aportación al
origen prerromano de los ritos taurinos de la Península Ibérica”, en Revista de Estudios Taurinos.
18. Fundación de Estudios Taurinos. Sevilla. pp. 143-183. ISSN 1134-4970.
1. INTRODUCCIÓN
23 de julio, tarde:
La vaca se trae a la villa arropada por bueyes y vaqueros;
era conducida a un corral donde se agasajaba -comida y bebida
abundantes- e incluso era custodiada por la Hermandad. En esos
momentos, la vaca, que era denominada Santa Vaca, tiene todas
las atribuciones de un santo. Es considerada como tal y recibe
24 de julio, tarde:
Entre las 17 y 17,30 horas se llevaba la vaca ensogada a la
iglesia, donde interrumpía la misa y, después de permanecer allí
por unos instantes sin oraciones ni palabras oficiales de por
medio, era sacada en procesión -escoltada por los Hermanos y
por todos los habitantes (sin autoridad ec1esiástica)- por todas
las calles hasta que no quedara ninguna vía por la que no hubie-
se pasado, por 10 que la duración del recorrido estaban en fun-
ción del paso del animal. A la puerta.de algunas casas, el padre,
hermano o novio de una joven casadera -y como tal se supone
virgen- pagaba cierta cantidad en dinero o en especie a la caja
de la Hermandad para poder subir a la moza en los lomos de la
Santa Vaca. Una vez encaramada la joven, debía palmear la pale-
tilla derecha de la vaca y lanzar vivas en honor a Santiago, a lo
que los vecinos respondían con otro sonoro «viva»4.
Entretanto, durante toda la procesión la gente le colgaba en
los cuernos, a modo de limosna, las roscas de Santiago. De igual
forma transcurría el día grande, el 25 de julio, Santiago Apóstol.
4 En fechas más cercanas los vivas al santo fueron sustituidas por blasfe-
mias: «iViva Santiago Bendito, mecagüen Dios!» (sic).
Un toro de San Marcos en Albaladeja... 149
Fig. n.O 48.- Vaca ensogada de Albaladejo en su versión moderna. Foto corte-
síade Daniel Lillo (también recogida por GarcíaRodero, 1992: 218, lárn. 147).
cial, las quejas de Clemente VII a finales del siglo XVI, así como
las arremetidas del padre Feijóo en 1736(Caro, 1974: 83-90).
El toro de San Marcos se extiende a priori, si exceptuamos
el caso de Beas de Segura en Jaén (Romero de Salís, 1998), a lo
largo de un eje axial desde las inmediaciones de Zamora hasta la
provincia de Huelva y con un área central en la provincia de
Cáceres que se difumina entre las provincias de Badajoz y
Salamanca (DolIÚnguez, 1987: 55). La mayoría de los testimonios
directos o indirectos que nos han llegado, ya sean descriptivos o
censuradores, proceden de tierras extremeñas, pero he aquí que
conocemos otros ejemplos de los que, aunque no son denominados
propiamente como toros de San Móreos, se relacionan o responden
a gran parte de su ritual y a su significado. Es el caso de una canti-
ga de Alfonso X en la que un toro pierde su fiereza por intercesión
de la Virgen y resulta finalmente ser un estandarte de Fe (Caro,
1984: 17); correr toros en honor a Santa Ana en el convento de
Tudela o la celebración de una corrida en las nupcias de Lucrecia
Borgia y Alfonso de Aragón en la catedral de Palencia (Cobaleda,
2002: 91); de igual modo, el obispo de Salamanca denunció en el
siglo XVIII la común entrada de un toro en la parroquia de Torrijas
en las vísperas de San Gil, y las Sinodales de Oviedo de 1786 pro-
hibían «que en festividad ni en tiempo alguno se introduzcan seme-
jantes animales [buey o novillo] en la iglesia». Dichos animales
también eran llevados en procesión e incluso visitaban hospitales y
los domicilios de enfermos (Casas, 1950: 228-229).
Valiéndonos de la terminología de Caro Baroja, la distri-
bución de los casos parece mostrarnos un área de difusión del
toro de San Marcos mayor que la tradicionalmente propuesta.
Las referencias al fenómeno en poblaciones tan distantes como
Alosna y Castillo de las Guardas, en Huelva y Sevilla respecti-
vamente, o en la diócesis de Oviedo, pasando por la toledana
Torrijos y otras localidades de Ávila (Dorninguez, 1987: 56),
establecen un marco menos localista que el considerado como
152 Pedro Reyes Moya Maleno
6 Luis Zapata recoge, de esta guisa, a finales del siglo XVI, las palabras
que enuncia el Hermano Mayor de la cofradía de Brozas (Cáceres) para que el ani-
mal salga tranquilamente y le .acompañe a la celebración: «Marcos, amigo, ven
conmigo a las Bro\as, que de parte de San Marcos te llamo para su fiesta»
(Domínguez, 1987: 51)
154 Pedro Reyes Moya Maleno
7 Justo término utilizado por Carlos Villar Esparza, otro amante del folclo-
re del Campo de Montiel que es digno de elogio.
Un toro de San Marcos en Albaladeja ... 155
Conocísteme Pastor,
conocerásme Ganado,
tan Novillo como Novio,
tan Marido como Gamo.
Bien puede ser que mi testa
tenga muchosembarac;os,
mas de tales cabelleras
ay pocos maridos calvos.
también he venido á ser
regocijo de los Santos,
pues siendo atril de San Lucas
soy la fiesta de San Marcos.
8 Con la misma naturalidad que le había citado (ver nota 6), también se le
despide: «Vete, Marcos» (Domínguez, 1987 : 52). Rodríguez Becerra no encuentra
testimonios suficientes de la inmolación de la res y, en este hecho, Álvarez
Miranda y algunos autores franceses niegan la organización de los rituales con
, reses en tomo a su sacrificio. La opinión no es compartida por Pedro Romero de
Solís (1998b, 248-250) Y el caso de Albaladejo podría ser muy significativo.
160 Pedro Reyes Moya Maleno
V. CONCLUSIÓN
19 En San Pablo de los Montes se celebra otra Fiesta de la Vaca (Casas, 1950:
230, nota 1) mientras que la saca también forma parte de la fiesta de las Calderas
de Soria, y no por ello las equiparamos directamente ala de Albaladejo.
Un toro de San Marcos en Albaladejo... 171
Toros en
San Marcos
. BIBLIOGRAFÍA