Shabat Airlines
Shabat Airlines
Shabat Airlines
“Shabat meen Olam Habá”, Shabat es como el Mundo Venidero. Nos preguntamos,
¿qué tiene que ver
Shabat con el Mundo Venidero?
Vamos a explicar esto comparándolo con un vuelo para entenderlo mejor.
Hay toda clase de vuelos, de placer, de negocios, pero hay un vuelo que es el vuelo
final, el vuelo que
la persona toma después de 120 años, un vuelo desde la Tierra hasta el Paraíso, y
antes de empezar el
vuelo, la persona pasa con sus maletas de vida por un escáner espiritual y se da
cuenta que no todo
sube al vuelo.
¿Qué no sube?
No sube el Rolex, no sube el auto, no sube el dinero… ¿Y qué sí sube? Tu Shabat, tu
tefilín, tu tzedaká,
tu bondad, tu amabilidad con la gente, etc.
Shabat tiene parecido a ese vuelo.
Antes de que empiece Shabat hay que saber que nos estamos subiendo a un avión de
la línea Shabat
Airlines y no todo puede subir al avión.
¿Qué no sube al vuelo de Shabat?
El shofar, ¿sube a bordo? No. Los tefilín, ¿suben a bordo? No. Al igual que los cuatro
minim de Sucot.
Son cosas que no se pueden usar en Shabat.
Hay cosas que pasan el escáner y hay cosas que no.
Entonces, ¿qué debemos incluir en nuestra maleta para viajar en Shabat Airlines?
Todo aquello que nos servirá para el viaje y que ya tenemos preparado de antemano:
comida y
bebida para la celebración de Shabat, etc. Y todo aquello que no puede subir al vuelo
habrá que
dejarlo: el iPad, el celular, etc.
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Como cuando viajamos en cualquier línea aérea debemos tener presente qué
empacamos en la
maleta de mano ya que no todo se puede subir al avión. Hay reglamentos que
debemos conocer
para saber qué empacar en esa maleta, por ejemplo, no se pueden subir navajas,
pistolas, ciertos
líquidos, etc. Y a pesar de haber empacado la maleta personalmente, antes de subir al
avión hay
una encargado de la línea área que te revisa la maleta con escáner e incluso te pueden
pedir que la
abras y decirte: “Esto no va”.
Y cuánta angustia se siente cuando nos sacan por ejemplo un perfume de más de 100
ml y nos dicen,
“Esto no va”. Y sin importar cuánto uno discuta es definitivo que eso no sube.
En este vuelo lo que se subió al avión se usa y lo que no se subió, no se usa.
Por ejemplo si una gallina puso un huevo en Shabat, si una fruta cayó del árbol en
Shabat, no se
pueden usar porque en Shabat no estamos en la Tierra, en Shabat estamos volando en
Shabat Airlines.
Todas las cosas que no subieron al vuelo no están con nosotros. Al momento de
empezar
Shabat esas cosas no estaban en la maleta por lo tanto, a la mitad de Shabat no se
pueden usar.
Si cada uno tomara el Shabat como un vuelo en el cual nos despegamos de nuestra
vida habitual,
en el que nos desprendemos de muchas cosas terrenales, nos sentiríamos como si
estuviéramos
volando en un día espiritual.
¿Cuál es la diferencia entre Shabat y los seis días de la semana?
En los seis días de la semana hay un mundo espiritual y un mundo terrenal. ¿Qué
hacemos durante estos
seis días? Bajamos las cosas espirituales a la Tierra. Cuando haces un acto de bondad,
una mitzvá o algo
espiritual, estás bajando una energía del mundo Celestial y bañas tu persona, tu vida,
tu casa con esa
energía.
En Shabat no se baja la espiritualidad. Uno se eleva a ese mundo espiritual.
La manutención de la semana corre a cuenta de uno, los gastos de Shabat no entran a
esa cuenta porque
en Shabat no estamos en la Tierra, entramos al avión de Dios donde comemos a
cuenta de la cocina del
avión. En el vuelo tu comida kosher está incluida, pero solamente si subes a ese
vuelo.
Siguiendo con ejemplo de que le impiden a la persona subir el perfume al avión y la
persona se niega a
sacar el perfume de la maleta de mano, entonces, ¿qué le dicen? “No vas a abordar el
avión. Quédate
con el perfume”. De la misma manera no todos vuelan en Shabat Airlines. Vuelan
los que están dispuestos
a desconectarse, por un día nada más, de muchas cosas terrenales para poder sentir
una elevación
espiritual muy grande.
La vida de un yehudí está basada en tradiciones, en leyes, en mandamientos. Si hay
una mitzvá dentro
de las 613 que siempre nos marcó como pueblo, como comunidad y como familia, es
el Shabat, el día
séptimo de la semana.
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Lamentablemente en los últimos 100 años debido a los cambios ideológicos,
tecnológicos, la apertura,
las distancias, etc., provocaron que los yehudim flaqueáramos en el cuidado de este
día espiritual.
He afirmado muchas veces que si Dios Bendito no nos hubiera dado el Shabat
nosotros lo hubiéramos
inventado. Porque más que ser un día religioso, es un día de paz y tranquilidad y
unión familiar para
quien lo sabe cuidar bien. Vivimos una época de mucho ajetreo, ¿quién tiene el
tiempo y la oportunidad
de estar con la familia, de comer tranquilamente en casa, de jugar con los hijos, de
platicar con
la esposa? Cuando cortamos los cables que nos unen al mundo, cuando apagamos los
celulares y nos
olvidamos de la telenovela, el baile, etc., nos desconectamos del mundo para
conectarnos en una forma
especial y única con nuestra familia.
Siguiendo con el ejemplo de la aerolínea, para tomar un vuelo se nos exige estar unas
horas antes en
el aeropuerto. Una vez terminado el check in tenemos que esperar en el aeropuerto
hasta que salga el
avión, de la misma manera cuando tenemos todos los preparativos listos para Shabat,
la comida preparada,
la cocina lista, la mesa puesta y esperamos para prender las velas. En el momento de
prender las
velas es cuando encendemos los motores y empezamos el vuelo.
Hashem dijo, “Cuiden Shabat zejer leyetziat Mitzraim”, cuiden Shabat en recuerdo a
la salida de Egipto.
¿Cuál es la relación entre Shabat y la salida de Egipto?
Cuando estábamos en Egipto éramos esclavos en un lugar cerrado. Mitzraim, meitzar
significa fronteras,
cerrado. No teníamos vida. Hashem nos sacó de Egipto.
El pasuk dice, “Y los saqué de Egipto y ‘vaesa etjem al kanfé nesharim’, los cargué
sobre alas de águila y
los traje hacia Mí”. Milagrosamente Hashem reunió a todos los yehudim de Egipto y
como en un vuelo
salieron todos al desierto y nos llevó hacia Él. Sobre este pasuk Hashem dice que
cada Shabat recordemos
Egipto.
¿Cómo se relaciona este pasuk con Shabat?
Durante la semana el trabajo, las ocupaciones, las transacciones, todo eso es nuestro
Egipto. Cuando llega
Shabat uno se sale de Mitzraim. Y el versículo que dice que nos cargó sobre alas y
nos llevó hacia Él, habla
de la sensación que debemos tener cada viernes cuando “volamos” hacia Dios.
No bajamos a Dios como toda la semana sino en Shabat nos elevamos a Él.
Al despegar en Shabat y empezar a volar, ¿qué pasaría si uno quisiera por ejemplo
tomar su celular y
hacer una llamada? Sería equivalente a ponerse un paracaídas y tirarse del avión a la
Tierra. Como el
celular “se había quedado en la Tierra”, y no estaba en el avión, el usarlo es como
bajarse del avión.
Es importante saber esto: una vez que uno usó el celular, ¿podría regresar de nuevo al
avión? Es decir,
¿existe un semi-cuidador de Shabat? ¿O el cuidado de Shabat es un concepto de todo
o nada?
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La Halajá dice que sí existe la posibilidad de cuidar Shabat en partes. No es lo ideal
pero no porque una
persona descuida unos momentos debe tirar por la borda todo el Shabat. Debe seguir
cuidando.
Puede regresar al avión. No debe quedarse en la Tierra hasta que termine Shabat.
Puede retomar Shabat
y a partir de ese punto cuidar bien. No es un concepto de todo o nada.
Esta elevación es una elevación que cada uno de nosotros necesita. Esto lo
aprendemos de la Creación.
Hashem creó el mundo en seis días y el séptimo descansó. ¿De qué descansó? ¿Acaso
Hashem se cansó?
El descanso al que se refiere Hashem no es un descanso debido a un cansancio. Es un
descanso espiritual.
Metafóricamente durante seis días de Creación, Hashem estuvo “abajo en la Tierra”,
es decir “Se
degradó” trabajando la materia. El séptimo día Hashem metafóricamente Se retiró
para “recuperarse”
espiritualmente.
Nuestra alma también necesita un retiro espiritual. Descansar de todo lo que se ocupó
de lo material
durante la semana.
“Yom hashebií nitalá beyashab al Kisé Kebodó”, el séptimo día Hashem se eleva y se
sienta en Su Trono
Celestial. Nosotros los que estamos pegados a Él toda la semana nos elevamos junto
con Él.
La Guemará relata: “Llamó Hashem a Moshé Rabenu y le dijo: ‘Querido Moshé,
tengo un precioso regalo
para el pueblo de Israel. Este regalo lo He sacado de Mi Tesoro personal. Este tesoro
tan preciado
se llama Shabat. Ve y dáselo al pueblo de Israel’”
Preguntan los Comentaristas: ¿Cuál es el regalo de Shabat? ¿Qué tiene de especial un
descanso de un
día a la semana? Responde la Guemará: “El regalo se llama Neshamá Yeterá, un alma
adicional que se
recibe cada Shabat”.
Sobre este regalo tan preciado hay cuatro opiniones entre nuestros Jajamim:
Rashí dice: “El regalo de Shabat es paz y tranquilidad”. No se refiere al alma
adicional. Es disfrutar el
descanso y la comida. Es una sensación maravillosa en la persona.
El Ibn Ezra dice: “El regalo es un regalo intelectual. Cada Shabat puedes ser más
sabio, más inteligente.
Si hay algo en el estudio que durante la semana fue difícil comprender, si se repasa en
Shabat se podrá
entender. En Shabat la mente es más aguda.
El Midrash Neelam dice: “El alma en Shabat se hace más potente, es decir, al ser
Shabat un día espiritual
nuestra alma espiritual se halla en su “medio ambiente” por lo que puede desplegar
todo su potencial”.
El Zohar dice: No se trata de la comida, ni del cerebro ni de un alma más potente.
“En realidad
recibimos cada Shabat un alma adicional, una partícula Divina que se insufla en
nosotros, para aumentar
nuestro nivel espiritual en ese día.
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Explica el Jasidut: son cuatro explicaciones distintas y no hay conflicto entre ellas
sino que son niveles
progresivos. Es como el vuelo. De la misma forma que el avión despega y va
elevándose poco
a poco hasta que se mantiene en el aire, de la misma forma avanzamos en la
intensidad de nuestro
Shabat.
Empezamos cuidando Shabat por puro placer para el cuerpo, la comida de Shabat no
sabe igual que
en la semana, y cuando uno está satisfecho con la comida, la mente se abre y está más
afilada. Por
eso hay que aprovechar la mesa de Shabat y hablar de sabiduría. Sembrar en la mesa
semillas de
Torá y valores. En el siguiente nivel, el corazón se siente mejor. Le damos lo que le
gusta. Le damos
al alma un momento espiritual y cuando todo esto pasa, la persona está apta para
recibir de Dios
una gran bendición espiritual, la neshamá yeterá.
Así como despegamos poco a poco y fuimos ganando altitud y velocidad, de la
misma manera
nuestro vuelo baja poco a poco hasta aterrizar donde empezó: en el mundo terrenal.
El aterrizaje
es la Havdalá. La Havdalá tiene cuatro bendiciones mediante las cuales bajamos
poco a poco hasta
aterrizar en la Tierra.
Conclusión:
Hay un vuelo semanal para cada uno de nosotros. Es un vuelo que merece que uno se
prepare subir
en él, dejando atrás parte de lo material y disfrutando lo que subimos al avión con
nosotros. Cada
Shabat es un ejercicio de desconexión para reconexión. Es un momento de mucha
espiritualidad
para que al bajar de él bajemos con muchas ganas y batería para la semana que llega.
Cada Shabat, Hakadosh Baruj Hu nos invita a Su casa. Hashem se retira a Su trono
Celestial y nos invita
a ir con Él. ¿Cómo podemos rechazar una invitación como ésta? Hashem nos invita al
mundo espiritual
con toda nuestra familia. Nos desconectamos para conectarnos con el Creador y
después volver a nuestra
vida cotidiana.
¡No rechacemos la invitación de volar de Hakadosh Baruj Hu!
SHABAT AIRLINES