Finanzas Publicas Capitulo 5
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Finanzas Publicas Capitulo 5
cuentas
John Mill Ackerman
Todavía hay un largo camino por recorrer. Por un lado, hay problemas importantes con el diseño y la
aplicación de las reformas recientes. Hace falta revisar la legislación así como fortalecer su apli-
cación. Por otro lado, habría que emprender nuevas reformas para caminar hacia un verdadero siste- ma
nacional de transparencia, fiscalización y rendición de cuentas. El ensayo actual inicia con una
reflexión crítica sobre las nuevas reformas y después propone una nueva serie de reformas que nos
permitirían completar un sistema integral a nivel nacional
El autor identifico tres grandes debilidades, con las reformas recientes que apuntan hacia fortalecer la
rendición de cuentas del gobierno.
Federalismo
De palabras del autor no debemos confundir la autonomía de los estados con la autarquía y la
impunidad. El título quinto de la Constitución claramente establece un régimen federal coordinado y
armónico. Cada estado está obligado a organizarse políticamente e institucionalmente de forma
parecida al ámbito federal. Así mismo, otras partes de la Constitución directamente construyen
regímenes con aplicación general a todos los niveles de gobierno.
La reforma electoral de 1996 estableció un sistema parecido para la justicia electoral. En primer
lugar, homologó los organismos electorales de las entidades federativas con el nuevo organismo fe-
deral. El nuevo texto del artículo 116, numeral IV, fracción c) señala que “las autoridades que tengan
a su cargo la organización de las elecciones y las jurisdiccionales que resuelvan las controversias en la
materia, gocen de autonomía en su funcionamiento e independencia en sus decisiones”. Asimismo, el
nuevo artículo 96 constitucional da al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación el poder de
“resolver en forma definitiva y inatacable” todas las “impugnaciones de actos o resoluciones… de los
organismos competentes en las entidades federativas de organizar y calificar los comicios”.
Un sistema nacional de transparencia, fiscalización y rendición de cuentas debe seguir el ejemplo del
sistema nacional de justicia, de justicia electoral y nojurisdiccional de protección y defensa de los
derechos humanos. Habría que considerar la inclusión en el artículo 115 o 116 constitucional de un
listado de criterios mínimos para la reglamentación del acceso a la información pública en los
estados. Asimismo, se podría modificar el artículo 79 constitucional para obligar a los estados a dar
autonomía a sus entidades de fiscalización superior así como para dar facultades a la Auditoría
Superior de la Federación para conocer de impugnaciones o quejas en contra de las entidades
locales. Habría que contemplar también la creación de un registro nacional de servidores públicos y
proveedores sancionados. Finalmente, un sistema único de servicio civil de carrera para todos los
ámbitos de gobierno podría ser un objetivo a lograr en el mediano plazo.
Autonomía
La segunda gran debilidad con las nuevas reformas es que ninguna otorga autonomía plena a las
instancias responsables de fortalecer la rendición de cuentas del gobierno. La LFTAIP otorga al Instituto
Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI) “autonomía operativa, presupuestaria y de
decisión” (art. 33) pero lo deja firmemente dentro de la administración pública federal y el proceso
de nombramiento de los comisionados está enteramente controlado por el presidente de la República,
solamente otorgando al Senado el derecho de “objetar” dentro de los 30 días después de la
propuesta del Presidente (art. 34).
La Auditoría Superior de la Federación (ASF) también cuenta con “autonomía técnica y de gestión en
el ejercicio de sus atribuciones y para decidir sobre su organización interna, funcionamiento y
resoluciones”. Pero de forma parecida al IFAI, la ASF queda dentro de la Cámara de Diputados como
su “órgano técnico”. Sin embargo, la ASF está en una posición relativamente superior al IFAI ya que la
primera es un organismo constituido por medio del artículo 79 constitucional. Además, el proceso de
nombramiento del titular es mucho más objetivo, autónomo y abierto a la sociedad que el nombra-
miento de los comisionados del IFAI. El artículo 69 de la nueva Ley de Fiscalización Superior de la
Federación describe en detalle el procedimiento a seguir para la elección del titular de la ASF, inclu-
yendo una convocatoria pública, un proceso de evaluación de cada candidato, la presentación formal de
una terna a la Cámara de Diputados y el nombramiento por una votación de más de dos terceras
partes de los diputados presentes
Habría entonces que considerar una adición al artículo 6 constitucional, que constituya
formalmente al IFAI como un organismo público autónomo, que exija una amplia auscultación entre
la sociedad y que le otorgue un voto calificado en la Cámara de Diputados para el nombramiento de
los comisionados. También habría que explorar la posibilidad de fusionar a la Auditoría Superior de la
Federación y la Secretaría de la Función Pública en una sola entidad autónoma fiscalizadora,
profesionalizadota y evaluadora que rinde cuentas a los tres poderes de la unión.
Desempeño institucional
Las leyes correspondientes dan al IFAI, la ASF y la SFP una amplia gama de facultades. Así mismo, más
allá de una lectura formalista de la ley, estas instituciones siempre podrán reinterpretar su mandato
de una forma proactiva para exigir la rendición de cuentas más enérgicamente.
En algunos casos estas instituciones han demostrado una proactividad importante. Los esfuerzos
de la ASF por reducir el costo fiscal de Fobaproa, controlar las tendencias privatizadoras de la
Comisión Reguladora de Energía y auditar a las universidades públicas son ejemplos importantes. La
independencia que ha demostrado el IFAI al obligar la apertura de información sensible dentro de la
administración pública federal también ha sido muy importante. La SFP ha demostrado su capacidad
de gestión al sancionar algunos funcionarios como Óscar Espinosa Villarreal.
Sin embargo, las tres instituciones han demostrado cierta timidez en la persecución de su
mandato. A pesar de que la Ley de Fiscalización Superior faculta a la ASF para presentar demandas
pena- les y sancionar directamente a los servidores públicos, la institución pocas veces se atreve a hacer
uso de estas capacidades. Desde el inicio de la actual administración, la Secretaría de la Función
Pública explícitamente ha privilegiado un enfoque “preventivo” sobre uno basado en el “castigo”.
Esto se refleja en un número muy bajo de servidores públicos sancionados. El IFAI ha demostrado
debilidades en el seguimiento a sus fallos y en el castigo a funcionarios que hayan obstaculizado
intencionalmente la divulgación de información pública. A nivel estatal la situación es aún más
preocupante.
En general, esta timidez responde a una actitud prudente de no querer crear más enemigos antes
de consolidarse institucionalmente. También es evidentemente un resultado de la falta de autonomía
de las tres instituciones que ya hemos señalado. Sin embargo, estaría enteramente dentro de sus
facultades perseguir la rendición de cuentas de una forma mucho más enérgica.
Además de fortalecer y potenciar lo que ya existe habría que impulsar algunas otras iniciativas
novedosas para dar filo y mayor coherencia al Sistema Nacional de Rendición de Cuentas que
estamos proponiendo. Dos áreas de oportunidad particularmente estratégicos serían el fortalecimiento
e institucionalización de la participación ciudadana en la fiscalización del gasto público, y la
reforma del marco legal que regula la investigación y sanción de la corrupción.
Participación ciudadana
Para fortalecer la rendición de cuentas del gobierno se dispone de dos estrategias generales. En
primer término, los gobiernos pueden fortalecer los elementos de “mando y control” gubernamentales.
Esto supone el forzar a los funcionarios públicos a seguir lineamientos “desde arriba”, obligándolos a
cumplir en forma más estricta las metas de desempeño y haciéndolos más vulnerables a las
sanciones de sus superiores. De otro lado, los gobiernos pueden permitir que se ejerza una presión
“desde abajo”. Esto implica entablar una relación sana entre el Estado y la sociedad, de manera que
tanto los actores sociales como los ciudadanos particulares estén investidos de facultades para
obligar al gobierno a mantener el Estado de derecho y a cumplir sus promesas.
Los efectos directos de la presión externa “desde abajo”, las acciones de la sociedad civil pueden
fortalecer la eficacia de los mecanismos de rendición de cuentas horizontales existente en el interior
del propio Estado. Como lo ha expresado Jonathan Fox: “las exigencias de la sociedad civil respecto a la
responsabilidad del Estado adquieren su mayor importancia cuando contribuyen a facultar el propio
mecanismo de equilibrio de poderes del Estado. Sacando a la luz los abusos de poder, elevando los
estándares y expectativas públicas sobre el desempeño del Estado y ejerciendo presión política, la
sociedad civil puede instar a las instituciones de vigilancia y supervisión a actuar y a concentrarse en
debilitar a los opositores más arraigados de la rendición de cuentas”. Lo que se pretende en este
caso no es la acción directa de la sociedad contra los funcionarios públicos, como en la primera
forma de participación, sino más bien un mecanismo más directo de aplicar presión sobre los
organismos existentes para que cumplan su trabajo de modo eficaz. Por ejemplo, en su análisis de la
respuesta social a los asesinatos extrajudiciales ocurridos en Argentina, Catalina Smulovitz y Enrique
Peruzzotti documentaron la forma cómo una combinación de movilización, acciones judiciales y
exposición a través de los medios de comunicación pueden garantizar que, en efecto, el sistema
judicial obre de manera imparcial, incluso cuando los autores de los delitos están bien conectados
con el propio aparato estatal e incluso forman parte de éste. Otro ejemplo de este tipo de
participación de la sociedad civil sería la de los defensores de los derechos humanos (ombudsmen), una
institución claramente “horizontal” cuyas acciones se ven fortalecidas constantemente por las
exigencias sociales y que, en ocasiones, son dictadas por éstas.
Los estados, con frecuencia de modo unilateral, organizan la participación de la sociedad civil y
las sociedades, por su parte, suelen presionar sus exigencias ante el gobierno en forma también
unilateral. Sin embargo, los resultados más productivos se producen cuando ambos lados participan
activamente en la apertura de espacios para la participación de la sociedad civil. La acción unilateral
del estado algunas veces se convierte en una manipulación o en una “rendición de cuentas vertical a
la inversa”, en la que los ciudadanos resultan siendo responsables por sus acciones ante los
funcionarios del gobierno, mientras que la acción unilateral de la sociedad por lo general conduce a
una reacción represiva y violenta del Estado.
Cualquier estrategia orientada a esto tiene que partir de un enfoque integral, institucional y amplio
sobre la corrupción y la rendición de cuentas. No es suficiente combatir únicamente el sobor- no, la
“mordida” y la pequeña corrupción. Hay que enfrentar la corrupción en todas sus formas y niveles. No
es suficiente “educar” a los ciudadanos y a los funcionarios públicos. Hay que transformar también el
sistema de incentivos que facilita y estimula la “cultura” de la ilegalidad. No es suficiente combatir el
problema únicamente en el gobierno federal. Hay que construir un sistema de rendición de cuentas
general articulado entre todos los ámbitos de gobierno.
Fortalecimiento institucional de la rendición de cuentas y
la fiscalización superior en México
Jorge Manjarrez Rivera*
La rendición de cuentas
La rendición horizontal de cuentas corresponde a una relación entre iguales y se refiere a que
alguien, que tiene el mismo poder que otro, puede fiscalizarlo y hacer que éste le rinda cuentas
de sus acciones.
Jorge Manjarrez Rivera
La rendición vertical de cuentas corresponde a una relación entre desiguales donde quien tiene
el poder puede exigirle rendición de cuentas a quien se encuentra subordinado a éste.
Se consideran factores de la rendición vertical de cuentas, las elecciones, los órganos
internos de control, las demandas sociales articuladas y libres y una cobertura relativamente
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amplia y críti- ca de los medios de comunicación sobre las denuncias de actos de corrupción por
parte de servidores públicos.
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Fortalecimiento institucional de la rendición de cuentas y la fiscalización superior en México
La rendición de cuentas electoral debe ser vista como un elemento básico de un sistema
demo- crático por medio del cual el ciudadano puede premiar o castigar con su voto al
gobernante. Esto necesariamente implica (O’Donnel, 1991):
■ Definición clara sobre programas de gobierno, objetivos, metas y responsables de los mismos.
■ Información pública accesible, oportuna y objetiva sobre el quehacer público.
■ Un sistema electoral justo e imparcial para campañas y precampañas, que respete el
voto ciudadano y evite la manipulación del mismo.
■ Una activa participación ciudadana que esté bien informada y que emita su sufragio.
Así, con la rendición de cuentas electoral, mediante elecciones libres, competitivas y de alta
partici- pación, se promueve que los gobiernos actúen en representación de los intereses
ciudadanos.
Control interno
Los órganos de control interno (contralorías internas) constituyen un importante instrumento para
la verificación de los actos administrativos de índole financiera y presupuestaria. Mediante su
inter- vención pueden reducirse las irregularidades y vicios en los actos de los servidores públicos.
En diver- sos países se observa cada vez más una mayor interacción entre los órganos
fiscalizadores externos y los internos, tanto en el intercambio de información como en la
aplicación de normas y técnicas de auditorías comunes.
Jorge Manjarrez Rivera
■ Lograr la rendición de cuentas en tiempo y forma de la gestión presupuestaria, económica, financiera, patrimonial y
legal de la totalidad del sector público.
■ Examinar si la gestión de los recursos públicos se ha realizado de manera eficiente, eficaz y legal.
■ Mejorar la gestión del sector público y la detección de todo tipo de ilegalidades con espe- cial énfasis en el
fraude y la corrupción.
■ Promover y aplicar las sanciones y observaciones correspondientes.
Para cumplir sus funciones los OFS efectúan revisiones y auditorías a la cuenta pública.
Asimismo, para que un OFS, ya sea en el ámbito estatal o federal, cumpla efectivamente su
responsabilidad fis- calizadora, debe contar con los siguientes principios rectores:
■ Autonomía administrativa y de gestión y que su competencia y relación con el Congreso esté definida
claramente en la ley.
■ Protección contra presiones por parte del Ejecutivo y de la influencia de grupos y partidos políticos.
■ Perfeccionamiento de la tarea de fiscalización y adopción de nuevas y modernas técnicas de auditoría.
En el país son múltiples los órganos de control interno y externo cuyo objetivo es el combate a
la corrupción y la fiscalización de los recursos públicos. Entre los principales se encuentran:
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Fortalecimiento institucional de la rendición de cuentas y la fiscalización superior en México
Como otro factor de insuficiencia de los esfuerzos realizados, destaca también la falta de
coor- dinación con otros órganos de control, principalmente con los gobiernos estatales y
municipales y con el Poder Judicial.
Los Congresos estatales y la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, cuentan con su
respec- tivo órgano de fiscalización que se encarga de revisar las cuentas públicas de la entidad
federativa en cuestión y de los municipios. Su función es similar a la que desarrolla la
Auditoría Superior de la Fe- deración (ASF). Sin embargo, en la práctica, hay diferencias
importantes y un alto grado de heteroge- neidad entre los OFES. Por ejemplo, el marco jurídico
que los regula varía en cuanto al alcance de sus facultades y entre otras diferencias destacan:
el nivel profesional de su personal técnico, el presu- puesto anual, el marco jurídico que define
responsabilidades y alcances y su grado de autonomía (Manjarrez, 2003).
Los OFES prácticamente no realizan auditorías al Poder Legislativo ni al Poder Judicial
de sus respectivas entidades federativas. Si bien es cierto que la mayoría de los Congresos y el
Tribunal Su- perior de Justicia cuentan con sus órganos de control interno, también lo es que
la función de éstos es limitada por ser parte de la estructura de los propios organismos. Un
órgano de fiscalización ex- terno está, teóricamente, dotado de mayor autonomía para efectuar
una revisión más efectiva del manejo de los recursos. Sin embargo, ésta no se realiza por
limitaciones políticas y por una pobre cultura de rendición de cuentas.
La alta rotación de los titulares de los OFES es otro problema importante. Por ello se requiere
es- tablecer mecanismos efectivos para evitarla; sólo aproximadamente 25.0 de los titulares
termina su periodo oficial. Esta alta rotación afecta la eficiencia de los organismos de control e
impide establecer programas de trabajo a mediano plazo. Además, es un reflejo de la falta de
autonomía, pues una parte la rotación se explica básicamente por las presiones políticas a las
que son sometidas los titulares por parte del Ejecutivo estatal y los partidos políticos a través
de sus representantes en los Congresos.
También es importante destacar que las cuentas públicas estatales y municipales
presentan un alto grado de incompatibilidad, lo que significa un serio problema de análisis e
intercambio de informa- ción. Al respecto es necesario promover la modernización y homologación
de los sistemas contables y la generación de información compatible en todo el país. Por ello, se
requiere impulsar la homologación de los informes de la cuenta pública de los estados en cuanto
a: contenido, cobertura y profundidad y calidad de la información.
Los OFES también enfrentan fuertes obstáculos políticos para el buen desempeño de sus
funcio- nes. El principal de ellos es la persistencia de un modelo centralista caracterizado por
un Ejecutivo estatal con amplios poderes; en muchas entidades federativas, la división de poderes
es prácticamen- te inexistente.
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Fortalecimiento institucional de la rendición de cuentas y la fiscalización superior en México
Conclusiones y propuestas
Para la consolidación del proceso democrático es necesario que las funciones que desempeñan
los Poderes de la Unión, los tres niveles de Gobierno y las entidades que administran o ejercen
recursos federales, sean realizadas con eficiencia, eficacia, ética, austeridad y legalidad.
Asimismo, las cuentas que se rinden deben ser claras y verificables.
La transformación de los órganos de fiscalización superior (OFS) es una tarea de alta prioridad:
■ Unificar esfuerzos para lograr una más efectiva aplicación de las leyes correspondientes en materia de fiscalización.
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Fortalecimiento institucional de la rendición de cuentas y la fiscalización superior en México
Como parte del Consejo se propone conformar el Instituto Nacional de Rendición de Cuentas
y Fiscalización Superior, que deberá promover las mejores técnicas de auditoría y establecer
mecanis- mos y medidas para superar la tradicional fiscalización financiera y de cumplimiento
normativo para privilegiar las auditorías al desempeño y la evaluación del impacto de las
políticas públicas. Asimismo, deberá impulsar la capacitación para que en la Administración
Pública se apliquen criterios de con- tabilidad gubernamental aceptables y se normalice la
información, obteniendo uniformidad y comu- nicación adecuada entre todos los organismos
que componen el sector.
El Instituto también promoverá:
■ La fiscalización integral que debe incorporar criterios sustantivos que superen lo estricta-
mente contable o financiero, para considerar aspectos propios de la actividad
específica que se evalúa, especialmente en cuanto a la calidad técnica alcanzada,
según el respectivo campo de actividad.
■ La fiscalización de sistemas y procesos en vez de fiscalización de actuaciones. En
relación con el énfasis tradicional de fiscalizar las actuaciones de los servidores
públicos, se deben realizar esfuerzos orientados hacia la fiscalización de los sistemas de
control y procesos de operación. Lo anterior debido a que es necesario modificar los
sistemas que propician la corrupción y el manejo inadecuado de los recursos
públicos.
■ El desarrollo de técnicas para la realización de auditorías ambientales.
■ La cultura de la rendición de cuentas, la austeridad y el apego a la legalidad en
coordina- ción con autoridades educativas y culturales.
La rendición de cuentas y la fiscalización de los recursos públicos son distintivos de las democracias
modernas y forman parte de la reforma del Estado.
La fiscalización que realizan las entidades federativas es de gran relevancia para lograr una efectiva
rendición de cuentas en México. Una reforma política para el fortalecimiento del federalismo debe contemplar el
impulso de una reforma financiera, jurídica, estructural y operativa de la mayoría de los OFS de la República
Mexicana. Asimismo, la consolidación de la democracia en cada uno de las entidades federativas
fortalecerá una auténtica división de poderes, se reflejará en la pluralidad de los Congresos estatales e
impulsará la rendición de cuentas y una efectiva fiscalización al avanzar en la imparcialidad, objetividad y
autonomía de los OFS locales.
Los servidores públicos deben entender y aceptar que tienen la obligación de rendir cuentas a la
sociedad porque manejan recursos públicos. Deben cambiar la forma de ver su labor y orientarla hacia el
concepto de responsabilidad buscando la eficiencia, la eficacia y la austeridad en el desem- peño de su
actividad, todo ello dentro de un marco de ética pública y de legalidad en sus acciones. Es necesario avaluar
el desempeño de todos los servidores y empleados de la Administración Pública, crear conciencia de un
buen gobierno y arraigar la cultura de la rendición de cuentas.
Una nueva cultura de rendición de cuentas precisa aceptar que manejar recursos públicos lleva
implícita, por una parte, la obligación de informar a la ciudadanía, con veracidad y oportunidad, sobre el
cumplimiento de programas y la utilización de los recursos públicos a los que tiene acceso el go- bernante.
Por otra parte, conlleva la responsabilidad administrativa o penal en la que puede incurrir el servidor
público al hacer uso indebido de los recursos de la sociedad.
La honestidad y transparencia en el uso de los recursos públicos debe ser un valor prioritario de la
sociedad en general y del servidor público en lo particular. En tanto esto no se alcance, en tanto prevalezca
la cultura de la norendición de cuentas, todos los mecanismos de control, supervisión y fiscalización serán
insuficientes.
La integración del Consejo Nacional de Rendición de Cuentas y Fiscalización Superior, en el marco
constitucional requerido y con una participación ciudadana activa, promoverá un desempeño efectivo de los
mecanismos de rendición de cuentas y fiscalización superior en todos los niveles de la Administración
Pública, promoviendo un mejor gobierno, el desarrollo sustentable y una distribución más equitativa de la
riqueza.