Capitulo 23 y 24

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Capítulo 23-Como huir de los aduladores

Los aduladores abundan en todas las corte. Los hombres se complacen tanto
en sus propias acciones de tal modo que se engañan y cuando quieren
defenderse, se exponen al peligro de hacerse despreciables. No hay otra
manera de evitar la adulación que el hacer comprender a los hombres que no
ofenden al decir la verdad; y resulta que, cuando todos pueden decir la verdad,
faltan al respeto.

Un príncipe debe preferir un tercer modo: rodearse de los hombres de buen


juicio de su Estado, únicos a los que dará libertad para decirle la verdad. Debe
interrogarlos sobre yodos los tópicos, y fuera de ellos no escuchar a ningún
otro.

Un príncipe debe pedir un consejo siempre que él lo considere conveniente y


no cuando lo consideren los demás. Y si pide consejo a más de uno, los
consejos serán siempre distintos y a un príncipe que no sea sabio no le será
posible conciliarlos.
Los aduladores, presentes en todas zonas, deben evitarse, y para hacerlo, se
necesita hacer comprender a los hombres que no ofenden al decir la verdad,
pero eso sí, sin que lo digan todos ya que faltarían el respeto. Por ello el
príncipe prudente debe rodearse de aquellos hombres de buen juicio a los que
le dé libertad para decir la verdad, aunque solo en las cosas en las que sean
interrogadas y cuando decida. Fuera de ese círculo no debe hacer caso a nadie
nunca.
CAPÍTULO 24-POR QUE LOS PRINCIPES DE ITALOA PERDIERON SUS
ESTADOS
Los hombres se ganan mucho mejor con las cosas presente que con las
pasadas, y cuando en las presentes hayan provecho, las gozan sin
inquirir nada; y mientras el príncipe no se desmerezca en las otras cosas,
estarán siempre dispuestos a defenderlo. Así el príncipe tendrá la doble
gloria de haber creado un principado nuevo y de haberlo mejorado y
fortificado con buenas leyes, y buenas armas, buenos amigos.
Las únicas defensas buenas, seguras y durables son las que dependen
de uno mismo y de sus virtudes.
Se observa mucho, más celosamente a conducta de un príncipe nuevo que la
de uno heredero, si los hombres la encuentran virtuosa, se sienten más
agradecidos y se apegan más a él que a uno de linaje antiguo.
El príncipe tendrá la gloria de haber creado un principado nuevo y haberlo
mejorado.
Si se examina el comportamiento de los príncipes de Italia, se encontrará en
primer lugar, en lo que refiere a las armas una falta común a todos. Unos
tuvieron un pueblo por enemigo, y el que lo tuvo por amigo no supo asegurarse
de los nobles.

Estos príncipes en épocas de paz nunca pensaron que podrían cambiar las
cosas, cuando se presentaron tiempos adversos, atinarían a huir y no a
defenderse.

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