Alimentación Saludable
Alimentación Saludable
Alimentación Saludable
OBJETIVO GENERAL:
Sensibilizar a la población adulta mayor sobre la importancia de los habitos de vida saludable en
esta etapa del curso de vida y su influencia en su estado de salud física y mental.
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OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
MARCO TEÓRICO
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como “un estado de completo
bienestar físico, mental y social”, lo que supone que este concepto va más allá de la existencia o
no de una u otra enfermedad. En consecuencia, más que de una vida sana hay que hablar de un
estilo de vida saludable del que forman parte la alimentación, el ejercicio físico, la prevención de la
salud, el trabajo, la relación con el medio ambiente y la actividad social. (1)
Desde esta perspectiva podemos determinar que los hábitos necesarios para llevar una vida
saludable son los siguientes:
Dieta equilibrada: una alimentación saludable se rige por incluir todos los alimentos contemplados
en la pirámide nutricional, pero en las proporciones adecuadas y en la cantidad suficiente (no más)
para mantener las necesidades nutricionales del organismo en función del consumo energético
que éste realiza con la actividad diaria. El valor energético diario de la dieta debe ser de 30-40
kilocalorías por kilo de peso. Los hidratos de carbono deben ocupar un 50-55% de los nutrientes,
con no más de un 10% de azúcares simples. Las grasas han de ser un 30% del valor energético
total, repartiéndose del siguiente modo: un 15-20% de grasas monoinsaturadas, un 5% de
poliinsaturadas y no más de un 7-8% de saturadas. Las proteínas consumidas no deben superar el
10% de la dieta.
Finalmente, se debe aportar al organismo unos 20-25 gramos de fibra vegetal.
Las células del cuerpo requieren una nutrición adecuada para su funcionamiento normal, todos los
sistemas pueden afectarse cuando hay problemas nutricionales. La nutrición adecuada es un
factor fundamental para el vigor y el desempeño de una persona, y para que una persona funcione
en su nivel óptimo debe consumir las cantidades adecuadas de alimentos que contengan los
nutrientes esenciales para la vida humana.
Hay todo tipo de regímenes alimentarios, unos buenos y unos malos. Y usted tiene el poder de
decidir por cuál orientarse. La clave es saber cómo llevar una alimentación balanceada. (1)
1. Completa: debe contener todos los macro, micronutrientes (proteína, grasa, carbohidratos,
vitaminas y minerales), agua y fibra (4).
2. Equilibrada: debe incluir cantidades adecuadas de los grupos alimentos, los cuales al ser
combinados aportan la proporción de nutrientes para promover el crecimiento y /o mantenimiento
de la salud (4).
5. Inocua: es aquella que está libre de contaminantes, sustancias tóxicas y otros factores que van
en detrimento del estado de salud de quien la consume (4).
Los nutrientes que se ven aportados por cada alimento se clasifican en dos grupos:
Macronutrientes en donde se encuentran las grasas, proteínas y carbohidratos. Los
micronutrientes en los cuales están las vitaminas y minerales. (2)
MACRONUTRIENTES:
Grasas:
Estas son vistas como una de las principales fuentes de energía para el organismo, siendo que al
ser consumo de cantidad adecuado para el organismo se convertirán en elemento primordial que
ayuda al crecimiento, al desarrollo y a mantener una buena salud. Para ello, se reconocen tres
tipos de grasa: sólida (manteca), semisólidas (mantequillas o margarinas) o líquidas (aceites);
cada una de ellas tiene efectos diferentes en el metabolismo.
No todas las grasas son favorables; uno de estos casos es el de las grasas trans, un tipo
específico que se forma cuando los aceites líquidos se convierten en grasas sólidas como la
manteca o la margarina en barra.
Este proceso se llama hidrogenación, en el que se añade hidrógeno al aceite vegetal para
aumentar el plazo de consumo y la estabilidad del sabor. Las grasas trans se pueden encontrar en
mantecas, algunas margarinas, grasas vegetales, galletas, caramelos, dulces, alimentos fritos,
productos horneados y alimentos procesados y, en forma natural, en pequeñas cantidades en la
leche, productos lácteos y algunas carnes.
Su consumo continuo trae como consecuencia el aumento del riesgo de contraer enfermedades
coronarias, obesidad, diabetes, accidentes cerebrovasculares, alteraciones respiratorias y algunos
tipos de cáncer y en mujeres gestantes pueden influir en el peso del bebé al nacer. Según
estimaciones de los Centros para el control y la prevención de enfermedades, eliminar estas
grasas de la dieta diaria podría prevenir unos 20.000 casos de cardiopatías coronarias y hasta
7.000 muertes al año. (2)
Carbohidratos:
Estos, al igual que los anteriormente mencionados hacen parte de la fuente de energía de la
alimentación, son el combustible para desarrollar las actividades diarias, mantener la temperatura
corporal y el buen funcionamiento de órganos vitales del cuerpo. Pueden ser simples y complejos.
Carbohidratos simples:
Carbohidratos complejos:
El 70% del colesterol que circula en nuestro cuerpo es producido por el hígado, el otro 30% debe
ser aportado por la alimentación, pero los aportes mayores producen daños a la salud. Existen 2
tipos de colesterol:
Colesterol HDL: llamado comúnmente colesterol bueno, tiene un efecto protector contra
enfermedades cardiacas y evita el aumento del colesterol LDL en sangre.
Colesterol LDL: conocido como colesterol malo, tiene un efecto nocivo en el organismo ya que
aumenta el riesgo de obstrucción de las arterias del corazón, predisponiendo a las personas a
padecer enfermedades cardiovasculares como el infarto o el accidente cerebrovascular.
Los alimentos fuentes de colesterol son la yema del huevo, el hígado de res, los riñones, la piel de
las aves, el chicharrón, las salchichas, el jamón, la morcilla, la manteca de cerdo, el chorizo, los
quesos cremosos, la crema de leche, la mayonesa y la mantequilla, entre otros alimentos de
origen animal (2).
Proteínas:
Estas son las responsables de la formación de células, los tejidos y órganos, así como de construir
los músculos, parte de las hormonas, de las enzimas que transportan ciertas moléculas (como la
grasa) y transmitir señales.
Las fuentes de proteína pueden ser de origen animal como huevos, pescados, leche, carnes
magras, pavo, y pollo; o de origen vegetal como las leguminosas (frijol, lenteja, garbanzo, arveja),
nueces y frutos secos, quinua, entre otros. (2)
MICRONUTRIENTES
Minerales:
Hierro:
Calcio:
Presente en las neuronas y la sangre, el líquido intracelular, los músculos, entre otros. Es
necesario para mantener y desarrollar huesos y dientes sanos, para relajar músculos, vasos y
arterias sanguíneas, para secretar hormonas y enzimas. Dentro de las fuentes alimenticias para
este mineral se encuentran los derivados lácteos como leche, queso, kumis y yogurt.
Yodo:
Zinc:
Vitaminas:
Vitamina A:
Mantiene el funcionamiento del sistema inmune, la piel, los ojos, contribuyendo en la reparación de
las vellosidades intestinales y el tejido pulmonar, además de hacerse participe en la prevención de
procesos infecciosos. Se encuentra en alimentos de origen animal como carne, hígado y vísceras,
en frutas y verduras de color naranja y amarillo como ahuyama, papaya, melón y tomate, entre
otros.
Vitamina C:
Ayuda en la producción y mantenimiento del tejido conectivo del cuerpo (huesos, dientes, piel, y
tendones), en la cicatrización de heridas y tiene funciones antioxidantes, siendo parte de ella todas
las frutas y verduras. (2)
Llevar una dieta sana a lo largo de la vida ayuda a prevenir la malnutrición en todas sus formas,
así como diferentes enfermedades no transmisibles y trastornos. Sin embargo, el aumento de la
producción de alimentos procesados, la rápida urbanización y el cambio en los estilos de vida han
dado lugar a un cambio en los hábitos alimentarios. Actualmente, las personas consumen más
alimentos hipercalóricos, grasas, azúcares libres y sal/sodio; por otra parte, muchas personas no
comen suficientes frutas, verduras y fibra dietética, como por ejemplo cereales integrales.
Comer al menos 400 g, o cinco porciones de frutas y verduras al día reduce el riesgo de
desarrollar enfermedades no transmisibles y ayuda a garantizar una ingesta diaria suficiente de
fibra dietética (3).
Grasas
Reducir el consumo total de grasa a menos del 30% de la ingesta calórica diaria contribuye a
prevenir el aumento insalubre del peso entre la población adulta (3).
● limitar el consumo de grasas saturadas a menos del 10% de la ingesta calórica diaria;
● sustituir las grasas saturadas y las grasas trans por grasas no saturadas, en particular
grasas poliinsaturadas.
Para reducir la ingesta de grasas, especialmente las grasas saturadas y las grasas trans de
producción industrial se puede:
Las personas no suelen ser conscientes de la cantidad de sal que consumen. En muchos países,
la mayor parte de la ingesta de sal se realiza a través de alimentos procesados (por ejemplo,
platos preparados, carnes procesadas tales como tocino, jamón, salame; queso o tentempiés
salados) o de alimentos que se consumen con frecuencia en grandes cantidades (por ejemplo, el
pan). La sal también se añade a los alimentos cuando se cocinan (por ejemplo, caldos,
concentrados de caldo de distinto tipo, salsa de soja y salsa de pescado) o en el lugar en que se
los consume (por ejemplo, la sal de mesa) (3).
● limitar la cantidad de sal y de condimentos ricos en sodio (por ejemplo, salsa de soja, salsa
de pescado y caldo) al cocinar y preparar alimentos; no poner sal o salsas ricas en sodio en
la mesa; limitar el consumo de tentempiés salados; y escoger productos con menor
contenido de sodio.
La ingesta de potasio puede mitigar los efectos negativos de un consumo elevado de sodio en la
presión arterial. La ingesta de potasio se puede incrementar mediante el consumo de frutas y
verduras frescas (3).
Azúcares
Adultos y niños deberían reducir la ingesta de azúcares libres a menos del 10% de la ingesta
calórica total. Una reducción a menos del 5% de la ingesta calórica total aportaría beneficios
adicionales para la salud (3).
● limitar el consumo de alimentos y bebidas con alto contenido de azúcares, por ejemplo,
aperitivos y bebidas azucarados y golosinas (o sea, todos los tipos de bebidas que
contienen azúcares libres, incluidos refrescos con o sin gas; zumos y bebidas de frutas o
verduras; concentrados líquidos y en polvo; agua aromatizada; bebidas energéticas e
isotónicas; té y café listos para beber; y bebidas lácteas aromatizadas ); y comer, como
tentempiés, frutas y verduras crudas en vez de productos azucarados
CONSTRUCTORES O REPARADORES
● Frutas, verduras, legumbres (tales como lentejas y alubias), frutos secos y cereales
integrales (por ejemplo, maíz, mijo, avena, trigo o arroz moreno no procesados).
● Al menos 400 g (o sea, cinco porciones) de frutas y hortalizas al día, excepto papas,
batatas, mandioca y otros tubérculos feculentos.
● Menos del 10% de la ingesta calórica total de azúcares libres, que equivale a 50 gramos (o
unas 12 cucharaditas rasas) en el caso de una persona con un peso corporal saludable que
consuma aproximadamente 2000 calorías al día, aunque para obtener beneficios de salud
adicionales lo ideal sería un consumo inferior al 5% de la ingesta calórica total. Los
azúcares libres son todos aquellos que los fabricantes, cocineros o consumidores añaden a
los alimentos o las bebidas, así como los azúcares naturalmente presentes en la miel, los
jarabes y los zumos y concentrados de frutas (3).
● Menos del 30% de la ingesta calórica diaria procede de grasas. Las grasas no saturadas
(presentes en pescados, aguacates, frutos secos y en los aceites de girasol, soja, canola y
oliva) son preferibles a las grasas saturadas (presentes en la carne grasa, la mantequilla, el
aceite de palma y de coco, la nata, el queso, la mantequilla clarificada y la manteca de
cerdo), y las grasas trans de todos los tipos, en particular las producidas industrialmente
(presentes en pizzas congeladas, tartas, galletas, pasteles, obleas, aceites de cocina y
pastas untables), y grasas trans de rumiantes (presentes en la carne y los productos
lácteos de rumiantes tales como vacas, ovejas, cabras y camellos). Se sugirió reducir la
ingesta de grasas saturadas a menos del 10% de la ingesta total de calorías, y la de grasas
trans a menos del 1%. En particular, las grasas trans producidas industrialmente no forman
parte de una dieta saludable y se deberían evitar (3).
● Menos de 5 gramos (aproximadamente una cucharadita) al día. La sal debería ser yodada
(3).
1. Consumir diariamente una alimentación variada, incluir alimentos de todos los grupos,
aumentó la cantidad de frutas y verduras.
3. Consuma al menos 3 veces a la semana alimentos de origen animal ya que son fuentes
con bastante hierro(carnes rojas).
RECURSOS:
1. ¿Para usted qué tipo de alimentos son los principales a la hora de preparar una comida?
EVALUACIÓN POST:
ELABORADO POR ESTUDIANTES: Luis Carlos Fajardo Hernández, Kevin Johan Narváez
Caicedo, Dayana Andrea Ñungo Castellanos, Angie Yureidy Ortiz Ciprian, Laura Daniela Olarte
Romero, Laura Helena Suarez, Laura Daniela Vanegas Cobos.
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3. WHO. Alimentación sana [Internet]. 2018 [citado 6 de septiembre de 2020]. Disponible en:
https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/healthy-diet
5. Aneska Mariño García, Magdalys Núñez Velázquez,, Ana Ibis Gámez Bernal. Alimentación
saludable. 2016; Disponible en: https://www.medigraphic.com/pdfs/actamedica/acm-
2016/acm161e.pdf