Los Años Del NODO - Rafael Abella
Los Años Del NODO - Rafael Abella
Los Años Del NODO - Rafael Abella
ePub r1.0
Titivillus 20.01.16
Título original: Los años del NODO
Rafael Abella & Gabriel Cardona, 2008
EN UN MUNDO ANGUSTIADO
Nace un noticiario
La Vicesecretaría de Educación Popular acuerda crear el NO-DO
(acrónimo de Noticiarios y Documentales) el 29 de septiembre de 1942,
publicándolo en el número 356 del Boletín Oficial del Estado el 22 de
diciembre de 1942. Su proyección es declarada obligatoria previamente a
cualquier película «con el fin de mantener, con impulso propio y directriz
adecuada, la información cinematográfica nacional», y se prohíbe que, a
partir del 1 de enero de 1943, se edite en España y sus posesiones ningún otro
noticiero cinematográfico ni documental.
El primer Nodo se proyecta el 4 de enero de 1943, llegando a sumar,
entre 1943 y 1975, un total de 4016 programas. Nodo producirá también unos
documentales monográficos, llamados «Imágenes», que no son obligatorios,
aunque frecuentemente se proyectan acompañando al noticiario fundamental
que también realizará ediciones especiales para América Latina, Portugal y
Brasil.
Su sintonía, que se mantendrá durante toda la vida del noticiario, es obra
del compositor Manuel Parada, autor también de la banda sonora de las
películas El escándalo (1943) y Los últimos de Filipinas (1945). Intervendrán
en la realización numerosos directores, directores de fotografía, cámaras,
montadores y locutores y se firmarán numerosos acuerdos bilaterales para el
intercambio con documentales extranjeros. Nodo se integrará en 1957 en la
International Newsreel Association, fundada este año.
También realizará numerosos rodajes para la televisión, cuando ésta se
inicie, hasta que la popularización de la información televisiva obliga a
sustituir las noticias por reportajes de interés más permanente y, desde 1968,
contará con una sección en color dedicada a cuestiones artísticas o
relacionadas con el turismo.
La exhibición dejará de ser obligatoria el 1 de enero de 1976, aunque
seguirá produciéndose como documental libre y, en 1977, se transformará en
Revista Cinematográfica en color, hasta desaparecer en 1981. El 10 de enero
de 1980, la Ley 4/1980, promulga el Estatuto de la Radio y la Televisión y
extingue el Organismo Autónomo Nodo, que se integra en el Ente Público
Radio Televisión Española.
El manifiesto de Lausana
Cuando ya se adivina el final de la guerra, el 19 de marzo de 1945 don
Juan de Borbón publica un manifiesto en Lausana, en el que resalta la
naturaleza totalitaria del régimen, pide a Franco que abandone el poder, a los
monárquicos que dimitan de sus cargos y afirma:
Cartilla de racionamiento.
Por su parte, el padre Laburu, sabio jesuita de bien ganada fama como
orador sagrado, analiza en su opúsculo Las playas en su aspecto moral el
deleite del hombre normal ante las carnes femeninas, expuestas sin rubor
alguno en el más sucinto de los atuendos. Éstas son sus frases relativas al
desnudo femenino: «La exhibición impúdica hace que las pasiones se
desborden en lujuriante actividad y violen, por tanto, procazmente los altos
fines de la Divina Providencia».
El auge de lo folclórico
Si algún género sobresale en este período de decaimiento es el de las
variedades en su versión folclórica, y más concretamente con la copla
andaluza.
Intérpretes como Concha Piquer, Estrellita Castro y una recién llegada,
llamada Lola Flores, crearon un boom de la canción cuyas creaciones fueron
el fondo musical de la larga posguerra española.
Los espectáculos montados por las artistas citadas en cuya elaboración
intervenían poetas y compositores como Quintero, León, Quiroga, Valerio y
Mostazo, entre otros, alumbran unas canciones cuya melodía evoca
inevitablemente el clima de una España de privaciones, de racionamiento y
de división entre vencedores y vencidos.
Entre estas canciones para después de una guerra las más destacadas son:
Tatuaje, La Parrala, El viento se lo llevó, A la lima y el limón, El Lerele,
Ojos verdes, No te mires en el rio y otras que harían esta lista interminable.
También ellos tienen su parte en este acompañamiento musical. Juanito
Valderrama populariza El emigrante, de rabiosa y triste actualidad cuando los
españoles marchan a trabajar a la Alemania en guerra arrastrando riesgos con
tal de huir de la miseria. Manolo Caracol con La niña de fuego es el
contrapunto vocal a Lola Flores. Y el riojano Pepe Blanco arranca suspiros de
España cantando Cocidito madrileño en esta época de hambruna.
El cuadro musical, evocador de toda una época, se completa con las
canciones de Bonet de Sampedro, Jorge Sepúlveda, Antonio Machín, los
corridos de Jorge Negrete y unas melodías inolvidables cuya mención basta
para situarse en un tiempo donde los deseos de vivir y de olvidar se imponen
a la tristeza del ambiente. Esas melodías son, entre las más conocidas,
Perfidia, Bésame mucho, Frenesí y Brasil.
Españoles descalzos
Medias de cristal
Causa sensación entre las señoras la aparición de las llamadas «medias de
cristal», que llegan de contrabando a España procedentes de Estados Unidos
y se venden a la friolera de trescientas pesetas el par. Su materia prima es una
nueva fibra artificial patentada por Dupont de Nemours, llamada nylon.
Cartel publicitario de las medias Asensio.
AQUELLOS AÑOS
La dimisión de De Gaulle
En la euforia de la derrota alemana, el general había sido proclamado
presidente de un gobierno provisional. Hasta que se cansa de una difícil
cohabitación con la izquierda y dimite el 20 de enero de 1946. Con él,
desaparece la atemperación de las presiones francesas contra el régimen de
Franco. Éste se sostenía con mano de hierro, aunque, a finales de mes, no
pudo evitar que un conflicto laboral en una fábrica de Manresa se convirtiera
en una huelga general que paralizó la ciudad. No obstante, fue un
acontecimiento excepcional y las autoridades controlaron rápidamente la
situación.
Existe una animadversión internacional contra el sistema imperante en
España y las mismas Naciones Unidas promueven una cadena de informes y
reconvenciones que se prolongan varios meses, conviniendo que se han
refugiado en España entre tres mil y treinta mil criminales de guerra.
Maquinaciones y enredos
Tensiones sociales
Durante el verano de 1947, los maquis mantienen una gran actividad en
Aragón, mientras la crisis industrial y el aislamiento hacen surgir un
entramado de fábricas y talleres orientados a una producción de baja calidad
y la copia de modelos extranjeros. La miseria y las pésimas condiciones de
trabajo provocan protestas y paros obreros en Cataluña y algunas grandes
empresas de Madrid que las informaciones oficiales atribuyen a los
comunistas. Luego prende la conflictividad en el País Vasco, donde se
añaden peticiones políticas como la demanda de libertades. El 14 de abril,
aniversario de la proclamación de la República, se concentran miles de
trabajadores en la calle de San Francisco de Bilbao, cuyas autoridades son
sorprendidas por el acontecimiento.
El éxito anima a las organizaciones clandestinas nacionalistas, socialistas
y comunistas a convocar secretamente un paro el 1 de mayo, que secundan
las tres cuartas partes de los trabajadores de Vizcaya. Las autoridades se ven
desbordadas y, por la noche, llegan numerosas fuerzas de policía y algunas
unidades militares. El paro se prolonga mientras Bilbao es tomado por la
Guardia Civil, la Policía Armada y el ejército. El 6 de mayo, la huelga se
extiende a Guipúzcoa. La detención de unas cuatro mil personas acaba con la
resistencia, aunque ya ha renacido el movimiento obrero en el País Vasco.
La ayuda de Perón
El gobierno francés reabre la frontera española el 10 de febrero de 1948,
mientras en Estados Unidos se prepara la aplicación del Plan Marshall, que
reparará la ruina causada por la guerra e impedirá que el comunismo avance
en Europa. Es muy polémica la inclusión de España en el sistema de ayudas,
a la que se opone la conferencia de naciones; en cambio, el lobby proespañol
de Washington logra la aprobación de la Cámara de Representantes. El
presidente Truman está irritado por la falta de libertad religiosa en España y
no desea indisponerse con la opinión pública francesa e inglesa que son
enemigas de Franco. Hace que el Comité Mixto del Congreso rechace la
decisión de la Cámara de Representantes y, el 1 de abril, zanja la cuestión
excluyendo definitivamente a España del Plan Marshall.
Poco después, el secretario de Estado norteamericano, general George G.
Marshall, viaja a París, donde manifiesta a Ernest Bevin y Robert Schuman
que Estados Unidos está dispuesto a reconocer a la España de Franco. Los
dos políticos europeos se oponen replicando que la opinión pública de sus
países no lo permitiría.
El aislamiento español queda consumado y el desabastecimiento conduce
a una situación angustiosa. La ayuda argentina salva a España del desastre
porque el viaje de Evita ha dado sus frutos y, en abril de 1948, se firma el
acuerdo entre Franco y Perón que compromete la venta de una gran cantidad
de alimentos a España, que serán pagados básicamente con productos
mineros. El pueblo español sufrirá graves dificultades, pero se libra de la
hambruna.
Viaje de Evita a España.
Títulos nobiliarios
El 22 de febrero de 1950, la policía detiene, en una redada nocturna, a
personalidades dinásticas, que son acusadas de «conspirar para la
restauración de la monarquía», aunque sus conciliábulos son apenas
conspiraciones de salón, que no constituyen un peligro para el régimen.
Poco después, y ya entrado el mes de marzo, el presidente Harry Traman
declara que no hay diferencia entre la Unión Soviética de Stalin, la Alemania
de Hitler y la España de Franco, que son estados policiales. Cuando Franco
recibe la noticia, echa mano a su recurso favorito y comenta que Truman
pertenece a la masonería y que su afirmación se debe a las presiones de la
secta para desprestigiar a España. Como siempre, se vale de afirmaciones
rotundas para demostrar la fortaleza de su posición y, el 28 de marzo, cuando
recibe en el palacio de El Pardo al IX Congreso del Frente de Juventudes, no
sólo arremete contra la masonería sino también contra la monarquía: «Con el
reinado de los Borbones, se introduce el vendaval masónico que había de
arruinar España».
Actuando como si fuera un verdadero rey, el 1 de abril, aniversario de la
Victoria, concede el título de marqués a dos generales enemistados entre sí:
Andrés Saliquet y Gonzalo Queipo de Llano. Este último estaba marginado
desde 1939 y se disgusta por haber recibido la misma distinción que su
enemigo. Se insinúa que le habría satisfecho haber sido nombrado duque en
lugar de marqués y, al cabo de unos meses, aprovechando la efeméride del 18
de julio, enviará una carta a Franco quejándose por ser marqués de Queipo de
Llano, «título que, pasados los años, podría ser confundido con el de
cualquier marqués de Casa López».
La guerra de Corea
Desde la explosión de la primera bomba atómica soviética, la política
norteamericana está enrarecida y la crispa definitivamente el senador Joe
McCarthy que, el 14 de abril de 1950, denuncia que el Departamento de
Estado está plagado de comunistas, iniciando la llamada caza de brujas.
La situación se complica todavía más el 25 de junio, cuando las tropas de
Corea del Norte invaden Corea del Sur por sorpresa y sin declaración de
guerra. Días después, fuerzas de la Organización de las Naciones Unidas,
sobre todo norteamericanas, a las órdenes del general Douglas MacArthur,
héroe de la guerra del Pacífico, entran en combate contra los invasores.
El diario falangista Arriba compara a las tropas de MacArthur que luchan
contra el comunismo en Corea, con la División Azul que lo hizo en Rusia y
Franco transmite al gobierno de Washington su deseo de ayudar enviando
tropas a la zona. Se trata de un ofrecimiento imposible, porque la campaña se
desarrolla bajo la bandera de las Naciones Unidas de las que España está
excluida.
La guerra intensifica las presiones navales y militares norteamericanas
para incluir a España en la OTAN y el Departamento de Defensa se hace eco
de ellas. En junio, el Consejo Nacional de Seguridad del Alto Mando
Conjunto estima posible un ataque soviético contra Europa occidental y
recomienda el ingreso de España en la defensa atlántica.
El Departamento de Estado no comparte esta opinión y, el 3 de junio, el
secretario, Dean Acheson, informa al presidente Truman de que tal alianza
resultaría inconveniente. No obstante, el 31, el secretario de Defensa, Louis
Johnson, recomienda secretamente a Truman que conceda ayuda militar a
Madrid y, el 25 de agosto, el Congreso aprueba un proyecto del gobierno para
conceder un crédito de 62 500 000 dólares.
Norteamérica está preocupada y las campañas de McCarthy agitan la
opinión pública, que teme un ataque de la Unión Soviética. El anticomunismo
exhibido por Lequerica en Washington y el ofrecimiento de Franco para
ayudar en Corea, comienzan a dar sus frutos. Parece inevitable una nueva
guerra mundial, incluso con el empleo de armas atómicas, y el Departamento
de Defensa insiste al presidente Truman para modificar las relaciones con
España.
Panorama católico
El cardenal Pedro Segura, obispo de Sevilla, es un hombre polémico, que
chocó con la República, luego con los falangistas y ahora publica una
violenta pastoral antiprotestante, acusando a Franco de perjudicar a la Iglesia
a cambio de dólares. El asunto acaba finalmente en Roma, que nombrará un
obispo auxiliar, congelando discretamente al furibundo Segura.
Para mostrar al mundo el rostro católico del franquismo, se celebra en
Barcelona un Congreso Eucarístico Internacional. Acude monseñor
Tedeschini, en representación de Pío XII, y están presentes dos importantes
católicos anticomunistas: el cardenal Spellman, arzobispo de Nueva York, y
el general Wladislaw Anders, antiguo jefe de las tropas proaliadas polacas. Se
concentran en Barcelona 12 cardenales y 300 arzobispos y obispos que
encabezan representaciones de 77 países y el acto central congrega trescientas
mil personas.
Como remate del congreso, Franco se desplaza al monasterio de Poblet,
donde preside un funeral por los antiguos reyes de Aragón. Inmerso en el
gentío extranjero llega también a España el pretendiente tradicionalista Javier
de Borbón Parma, que igualmente se desplaza al monasterio de Montserrat,
lugar sagrado de los carlistas catalanes, donde se proclama rey de España, por
su cuenta y sin que nadie se entere.
Respondiendo a su pérdida de influencia en el ministerio de Educación, el
Opus Dei emprende una gran campaña contra el ministro Ruiz Jiménez, a
quien sus enemigos apodan «Sor Intrépida». La Obra apuesta por una futura
monarquía franquista y su portaaviones ideológico, la editorial Rialp, lanza el
libro de Rafael Calvo Serer Teoría de la restauración, y el de Ángel López
Amo La monarquía de la reforma social. Rialp ya publicó en 1949 la obra de
Calvo Serer España sin problema y editará en 1953 La configuración del
futuro.
Por su parte, el régimen edita un semanario de pretenciosas ambiciones,
El Español, dirigido por Juan Aparicio, que contiene artículos políticos de las
mejores plumas del sistema. No logra desprenderse del aire oficialista y
fracasa en los quioscos, mientras en círculos minoritarios se abre paso una
revista católica y democrática, El Ciervo, dirigida en Barcelona por Lorenzo
Gomis.
Los coches de caballos han vuelto a verse con cierta profusión estos días por las
calles de Madrid, en ocasión de la reducción de los cupos de gasolina. Landós tirados
por magníficos ejemplares, asistidos por cocheros y lacayos, que recordaban los buenos
tiempos de los carruajes de principios de siglo, han sido puestos en servicio por
numerosos vecinos. También han aparecido simones, tirados por jacos famélicos que
más parecen caballos de pica para los ruedos, que se presentan como sucedáneos de
unos taxis escasísimos. Tílburis, charretes, calesas y tartanas son conducidos por sus
propios dueños, que así resuelven el problema del transporte. También en algún centro
militar se ha restablecido el tiro caballar.
Un país entre la ficción y la realidad
Los estraperlistas aprovechan los descuidos de los servidores de las máquinas de los
trenes, y esconden sacos de treinta, cuarenta o cincuenta kilos de género en la parte
trasera del ténder; en las máquinas eléctricas los ocultan en el «capot», con grave riesgo
de quedar electrocutados. En una ocasión, un tren rendía viaje en una estación de
Madrid, y alguien advirtió que las briquetas de carbón para alimentar la máquina, en
vez de disminuir por el consumo del trayecto, habían aumentado. Entonces se vio que
buena parte de las briquetas eran cajitas de cartón pintadas de negro, llenas de judías.
[…] En el correo-expreso procedente de Santander, al observar un agente cómo una
viajera, que llevaba un niño pequeño tapado con un mantón, daba muestras de
inquietud, procedió a la inspección del equipaje infructuosamente. Como continuara el
malestar de la señora, en contraste con la tranquilidad del niño, que en todo el viaje no
había hecho el menor ruido, el agente descubrió que el presunto niño no era más que
una gran vejiga llena de aceite. El truco de la embarazada ha hecho entrar en sospechas
a más de una agente quien, con todos los respetos debidos al sexo, ha conseguido
descubrir que el falso embarazo ocultaba grandes tiras de longaniza enrolladas. A los
simuladores de joroba se les ha descubierto que esconden en la chepa saquitos de arroz
o de judías. […] Otras falsas embarazadas están grávidas de cantimploras llenas de
aceite, citándose éstos como los casos más ingeniosos usados por la muchedumbre
dedicada al pequeño tráfico de mercancías intervenidas. Pero los ardides no se agotan
con los trucos descritos. Los instrumentos musicales han resultado utilísimos a los
estraperlistas. De noche y con poca luz en el vagón, una bandurria puede pasar, en su
caja de resonancia, un par de kilos de lentejas, y como en estos grupos musicales que
animan las fiestas locales van laúdes, bandurrias y guitarras, pues la cosa puede resultar
provechosa. Y no hablemos de las judías que caben en el interior de un contrabajo. […]
También se utilizan el chaleco-bidón, las novelas huecas.
Los riesgos de una incautación son muchos, sobre todo al llegar a las
estaciones de tren, como lo muestra esta noticia:
¡Qué modas tan indignas, tan atentatorias al pudor! ¡Pierna al aire hasta el muslo,
brazos al descubierto hasta cerca del sobaco, escotes en el pecho y en la espalda,
vestidos ceñidos al cuerpo de un modo inverecundo! ¡Casi van peor que desnudas!
Porque en muchos de los figurines de la moda hay, señoras, una malicia profunda
del dibujante o del modisto que, más que vestiros, parece que se ha propuesto ejercer lo
que un crítico llamaba «el arte de desnudar con decencia», tal es la perversa intención
que delatan ciertos recortes.
Las parejas no deben salir solas. Los riesgos de la tentación son muchos y el
maligno no descansa en su empeño por pervertir las almas puras. Por eso, es bueno que
los jóvenes vayan siempre acompañados por persona formal, con años y moralmente
preparada, que sea para ellos como un escudo que les libre de las tentaciones. Esta sana
precaución no debe abandonarse ni cuando la formalización de las relaciones asegure la
proximidad del Santo Sacramento del Matrimonio. Antes al contrario: la cercanía del
tálamo vuelve a los hombres más rijosos, y las mujeres más fáciles a la concesión de un
anticipo. Por ello, ni las más firmes promesas deben eludir la vigilante compañía de un
familiar o «carabina», que los haga mantenerse castos y puros hasta la hora en que,
bendecida la unión, puedan entregarse a cumplir con los deberes estrictamente
procreativos, para los que se fundó y santificó la unión matrimonial.
Así reza el pie de foto. Poco después «el mundo de secretos» dejará de
serlo. El elegido de su corazón era el «alférez Bordiu». Luego se amplió la
referencia, resultando ser Cristóbal Martínez Bordiu, licenciado en medicina
e hijo de los condes de Argillo, familia de abolengo. Pero no muy boyante.
Como por ensalmo, el novio se convierte en marqués de Villaverde y antes de
la boda, lo hacen caballero del Santo Sepulcro para poder lucir el vistoso y
noble atuendo de «sansepulcrista».
La boda es el gran fasto social del franquismo. Franco actúa de padrino y
los invitados forman la flor y nata de las jerarquías franquistas, del generalato
y de los adinerados de la situación.
Como es obvio, se sirvió un agasajo a los pobres de El Pardo.
La muerte de Manolete
El día 28 de agosto de 1947 está anunciada en la plaza de toros de Linares
una corrida que, con ganado de Miura, debían lidiar los espadas Gitanillo de
Triana, Manolete y Luis Miguel Dominguín.
Llega el diestro cordobés a esta corrida fatigado, harto de verse
enfrentado con los públicos por las exigencias de su apoderado y, por tanto,
soñando con la llegada del fin de la temporada para, según había anunciado,
retirarse de los toros.
La corrida discurre sin relieve, habiendo destacado tan sólo Dominguín
en el tercer toro hasta que salió el quinto, Islero de nombre. El toro no es fácil
pero Manolete, siempre honesto con la afición, aprovecha el pitón derecho
que es el manejable para ligar unas series lucidas. Alcanzado el aplauso se
perfiló. Tal vez se confió buscando el volapié y a Islero le bastó alargar el
cuello para empitonarlo por la ingle. Cornada profunda que llegó hasta la
cadera y rompió la safena.
Lo que sucede en la enfermería de la plaza es de pesadilla: suturas,
transfusiones, insuficiencia de material quirúrgico, traslado al hospital,
desconcierto ante una hemorragia que no se podía cortar. Hasta Gitanillo de
Triana, conductor a altas velocidades, corre a Madrid en busca del doctor
Jiménez Guinea, que llega a Linares con Manolete agonizando.
Al amanecer del nuevo día deja de existir Manuel Rodríguez Manolete.
Los titulares del día siguiente proclaman: «¡De Leyenda! ¡A Manolete lo ha
matado en Linares un toro de Miura!».
Y el pueblo español, como cuando Espartero, Joselito, Granero o Sánchez
Mejías, llora a los ídolos ibéricos que se hacen entre sangre y arena.
Cartel de Gilda.
Hacia finales de los años cuarenta, al término de una década en la que las
victorias en las competiciones nacionales se han distribuido principalmente
entre el Atlético Aviación, el Valencia, el Barcelona y el Atlético de Bilbao,
el club catalán logra formar un equipo que impone su hegemonía y que
consigue casi todos los títulos en los años 1947 y 1948, hecho que volverá a
repetirse en el bienio 1952-1953. En este resurgir del club barcelonés,
concretamente en el del último bienio citado, tiene parte preponderante el
ficha je de un muchacho centro europeo de complicada genealogía
futbolística llamado Ladislao Kubala, huido de su patria. Su fichaje posee
caracteres rocambolescos hasta conseguir regularizar la situación federativa y
de nacionalidad, harto complicada. Con él se inicia la etapa de los grandes
divos futbolísticos. El solo nombre de Kubala llena los campos, lo que dará
lugar a la cimentación de una idolatría que confirma el acierto de las
autoridades federativas autorizando la contratación de jugadores extranjeros,
hecho del que inicialmente resultarán beneficiarios el Atlético de Madrid y el
Barcelona. Entrados los años cincuenta, dado que el equipo nacional,
formado tan sólo por españoles, no llega muy lejos ni en el encandilamiento
de las multitudes ni en el mantenimiento del clima enfervorizado que desea el
régimen, se pensó que el fútbol de club reforzado por extranjeros podría
proporcionar el ambiente triunfal que a toda costa se precisaba. En la política
de los regidores del deporte balompédico, condicionados por la Delegación
Nacional de Deportes y ésta por la Secretaria General del Movimiento, se
destierra cualquier consideración sensatamente nacional que propugne la
mejora de nuestros resultados por el más esmerado cultivo de la cantera
propia. Desde 1948 se da el paradójico caso de que un país que no tiene para
importar muchos productos vitales, se permita el lujo de importar jugadores
de fútbol.
La condición de España como Meca del fútbol tiene su más clamorosa
confirmación con la diáspora de los futbolistas húngaros por los sucesos de
1956. La gran mayoría de los componentes de aquel equipo que maravilló al
mundo escoge España como país de acogida. Al Barcelona fueron a parar
Kocsis y Czibor. Al Real Madrid, Puskas.
«Lo que no muere» fue una bomba radiofónica. Se escuchó con interés desde sus
primeros capítulos. De cinco a cinco y media de la tarde era una hora prohibitiva para
hacer visitas o llamar por teléfono. El radioyente comentaba las incidencias de Carlos
López Doria (el protagonista) en todas partes. En las peluquerías, las señoras pedían
que se les quitase el casco secador para escuchar «Lo que no muere». El que llegaba a
casa del radioyente a las cinco, debía permanecer mudo hasta que finalizaba el capítulo
y, antes de entrar en materia, estaba obligado a comentar lo que le sucedía a López
Doria con Nita y la pobre Margarita.
En pro de la pureza
En defensa de la castidad. Se divulga entre los escolares el «Decálogo de
la Pureza» en el que se expone:
San Jerónimo estudió el hebreo para apartar de su mente los malos pensamientos. A
nosotros puede sernos de utilidad el estudio de cualquier lengua moderna, por ejemplo
el inglés, el alemán o el japonés. Cualquier otro entretenimiento es bueno en momentos
de tentación como, por ejemplo, contar las losas de la calle, las vigas del techo o los
hilos de un tejido.
El escándalo de Ana
La sensación cinematográfica de 1953 es el filme Ana, protagonizado por
Silvana Mangano, en el que la actriz italiana baila el baiao brasileño
contoneándose de maravilla. En las poblaciones pequeñas las escenas de baile
provocan un clamor que obligan al encargado de la proyección a encender las
luces, volver atrás el rollo de la cinta y repetir la lasciva danza tantas veces
como reclama el alboroto.
Hacia 1950 todavía se contaban historias de fumadores que, en los años de la guerra
y en los cuarenta, habían sido capaces de cambiar arroz, aceite, azúcar y otros alimentos
por cuarterones de tabaco. Eran los tiempos del fumador heroico, dispuesto a fumarse
lo infumable. Se vendía tabaco de colilla (lo había «de primeras» y «de segundas») y
los recogedores modernizaron su utillaje, fabricándose un palo con un pincho en la
punta para hacer su colecta sin necesidad de agacharse.
Apenas entrada la nueva década, sin embargo, la situación mejoró un poco. La
ración a que daba derecho la cartilla de fumador se hizo más abundante y no tardó
mucho tiempo en desaparecer el racionamiento. La cartilla, mientras existió, fue para
los españoles una especie de credencial de virilidad. Se concedía exclusivamente a los
varones mayores de dieciocho años. Estaban impresas en papel amarillento y llevaban
unos cuponcitos recortables que permitían retirar las labores que hubiera en existencia
en los estancos. Los padres fumadores esperaban que sus hijos varones llegaran a la
edad para mejorar así su ración. Los fallecimientos tardaban en comunicarse al
organismo que extendía las cartillas, de manera que puede decirse que nunca los
difuntos fumaron tanto como entonces.
Era el tiempo en que los fumadores liaban. La petaca pasaba de mano en mano en
las reuniones. Las fábricas de Alcoy abastecían los estancos con Jean, Smoking, Bambú
y otros librillos de papel de fumar, se apagaba con frecuencia y la gente decía: «Tiene
bomberos». La libra llevaba tabaco más seleccionado. El caldo de gallina era tabaco de
lujo. Su paquete azul de cigarrillos preliados de papel engomado era signo de
distinción. La picadura, en sus variadas formas, suscitaba chistes populares como el que
hablaba de un fumador que había muerto, «de una picadura de la Tabacalera».
De los cigarrillos liados, los más corrientes eran los Ideales de hebra en papel
amarillo, de sabor muy fuerte, y los infumables, Diana. El Bubi, el Bisonte y el
Timonel eran labores de tabaco rubio de la época, lo mismo que el más o menos
mentolado Reno y los Jirafas que, como su nombre indica, eran de longitud king size.
Pero la verdadera revolución se produjo cuando llegaron las labores americanas.
Primero el Chesterfield y luego el Philip Morris, el Camel y el Lucky, todos ellos sin
filtro. «¿Quieres un chester?», decía uno sacando el paquete con un aire de infinita
complacencia. Y siempre había alguien que comentaba: «Como los americanos».
AQUELLOS AÑOS
Intrigas de García-Valiño
Mientras en la zona francesa del Protectorado de Marruecos se desarrolla
una dura lucha por la independencia, Franco y Carrero, como muchos
funcionarios coloniales, parecen creerse su propia propaganda de la
«tradicional amistad hispanoárabe». Opinan que los habitantes de la zona
española no desean una independencia, que sólo les aportaría problemas, y
ayudan a los independentistas de la zona francesa para responder a la inquina
antifranquista de la IV República.
El alto comisario en Marruecos, el general Rafael García-Valiño, acepta
que los refugiados políticos se establezcan en la zona española y, en una
granja cercana a Nador, guarden armas e instruyan a guerrilleros que
combatirán en Argelia y el Marruecos francés. La operación se redondea
cuando llega a Tetuán el agente egipcio Attef Abdou Saad, que se gana la
confianza de García-Valiño, como supuesto periodista de Al Joumhouria.
El 21 de enero de 1954, el alto comisario declara no reconocer al sultán
Mohamed Ben Arafa, impuesto por los franceses, ofrece un cargo a
Abdeljalak Torres, cabeza visible del independentismo en Tetuán, y organiza
un acto de adhesión al destronado sultán Mohamed ibn Yusuf, recibiendo a
partidarios del sultán ibn Yusuf en la hípica. La prensa informa de que los
manifestantes marroquíes han vitoreado a Franco y a España, mientras Radio
Tetuán se convierte en propagandista del antiguo sultán. El 9 febrero, García-
Valiño acompaña a Abdelkrim Hadad y una delegación de notables
marroquíes, que visitan a Franco para expresarle su lealtad al sultán depuesto
por los franceses.
Llegada a Barcelona del Semíramis, fletado por la Cruz Roja, con prisioneros de la
División Azul, liberados tras más de ocho años en campos de concentración de la Unión
Soviética.
Un turista excepcional
Con mayor alborozo que el que despertó la visita de la reina de Inglaterra,
se recibe al dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo y su numeroso
séquito, que llega al puerto de Vigo, en el trasatlántico Antillas, el 2 de junio
de 1954. Lo esperan en el muelle el ministro Martín Artajo y altos
funcionarios españoles, con honores militares. Al día siguiente los
dominicanos viajan por tren hasta Madrid, en cuya Estación del Norte los
reciben Franco, Carmen Polo, ministros, miembros del cuerpo diplomático y
numerosas personalidades. Después, escoltado por la Guardia Mora, Trujillo
se desplaza al palacio de La Moncloa, donde quedará alojado durante su
estancia.
La visita es celebrada por la prensa y los medios oficiales, mientras el
generalísimo Trujillo pasa casi dos semanas recorriendo España con sus
acompañantes, hasta que, el 14, embarca para visitar Italia.
LA TRIFULCA MONÁRQUICA
Un susto a la Falange
La economía se reactiva parcialmente importándose materias primas,
gracias a las facilidades derivadas del pacto con Estados Unidos. El beneficio
industrial aumenta con claridad y la situación política del régimen se
consolida gracias al apoyo de Washington, en una época de clara tensión
internacional.
Se han superado los anteriores apuros políticos y Carrero Blanco ha
recuperado la confianza de Franco, en quien delega los asuntos ordinarios
para dedicarse con intensidad a la caza y la pesca.
Hasta ahora, el ministro de Gobernación ha designado libremente a los
gobernadores civiles, quienes, a su vez, nombran a los alcaldes y concejales.
Ahora, el régimen pretende ganar alguna representatividad, celebrando, por
primera vez en 1954 y a modo de ensayo, elecciones municipales en el
Ayuntamiento de Madrid, en la confianza de que la candidatura organizada
por el ministerio de Gobernación logrará una pacífica victoria.
Para sorpresa general, aparece una candidatura paralela, formada por los
monárquicos Joaquín Satrústegui, Joaquín Calvo Sotelo, Juan Manuel Fanjul
y Torcuato Luca de Tena. El primero es un condecorado veterano de la guerra
civil, los dos siguientes, familiares directos de sobresalientes caídos, y el
último pertenece a la más importante familia del periodismo dinástico
conservador.
Fiel a su tradición, el diario ABC los apoya claramente, y en medios
oficiales se teme que puedan vencer, desplazando a la «candidatura del
Movimiento». La policía despliega una operación contra los monárquicos
madrileños, que concluye con la detención de 282 personas, y los falangistas
movilizan todos sus recursos para cortar el paso a los inesperados rivales.
El 21 de noviembre triunfa la candidatura oficialista, entre grandes
acusaciones de pucherazo por parte de los monárquicos y, el 2 de diciembre,
tres de ellos, el dramaturgo Joaquín Calvo Sotelo, el exministro Antonio
Iturmendi y el general Juan Vigón presentan al mismo Franco su indignada
protesta.
El rifirrafe de esta elección muestra la punta del iceberg de una opinión
monárquica que existe, aunque está integrada en el franquismo. El conde de
Ruiseñada, que dirige a los partidarios de don Juan de Borbón en España,
conspira activamente y mantiene contactos con varios generales,
especialmente con Juan Bautista Sánchez, capitán general de Cataluña, que
goza de amplias simpatías entre la población barcelonesa por su merecida
fama de honestidad. Su actitud ya resultó equívoca durante la huelga de
tranvías de 1951 y, anteriormente, aprovechó una audiencia para plantear a
Franco el caso de su sucesión después de muerto.
Ante esta situación, el Generalísimo decide adelantarse a las maniobras
dinásticas y, el 20 de diciembre de 1954, se reúne con don Juan de Borbón en
la finca extremeña Las Cabezas, del conde de Ruiseñada. Tratan sobre la
futura educación del príncipe Juan Carlos después del bachillerato y el padre
pretende que estudie sociología en la Universidad Católica de Lovaina, pero
Franco impone que curse en España unos estudios específicos para él,
basados en cuatro cursos en las academias militares de Tierra, Mar y Aire,
algún otro en la universidad y prácticas en la Administración.
Ramalazo antidinástico
La entrevista en Las Cabezas inquieta a sectores falangistas, que temen la
instauración de la monarquía y comienzan a agitar las conciencias de los
muchachos del Frente de Juventudes. La Guardia de Franco es una
organización de falangistas exaltados fundada en 1944 y, en febrero de 1955,
algunos de sus miembros vocean públicamente consignas contra Juan Carlos
de Borbón y protestan por la aproximación entre Franco y el pretendiente a la
Corona.
El Sindicato Español Universitario está perdiendo el control de la
Universidad donde pugnan entre sí pequeños grupos de falangistas disidentes,
socialistas, comunistas y monárquicos. Es costumbre que el sindicato
falangista celebre cada 9 de febrero el Día del Estudiante Caído,
conmemorando el asesinato de Matías Montero, primer estudiante falangista
asesinado en 1934. Durante la conmemoración de 1955, un estudiante de
derecho increpa al ministro secretario general del Movimiento, Raimundo
Fernández Cuesta. El muchacho es sancionado y sus compañeros
desencadenan la primera huelga universitaria.
Un santo de confianza
El 1 de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, es la efeméride
histórica de la izquierda. En la celebración de 1955, el papa Pío XII anuncia a
los obreros católicos concentrados en la plaza de San Pedro que cristianiza la
conmemoración, convirtiéndola en la fiesta de precepto de San José Obrero.
La decisión vaticana ocasiona un problema en España. Porque el
circunspecto vocabulario del franquismo designa a los trabajadores como
«productores», pues considera la palabra «obrero» como propia de los
comunistas y sus compañeros de viaje. No obstante, el régimen se define
como católico y debe respetar la nueva festividad instituida por el papa, que,
por ende, la ha declarado de guardar, so pena de pecado mortal. Los
capitostes de la Organización Sindical se resisten a machacar su propio
diccionario y apellidar «obrero» a un santo, aunque también comprenden que
asistir a misa en honor de «San José Productor» rebasaría los límites del
ridículo.
La cuestión se resuelve respetando simultáneamente el mandato papal y el
vocabulario políticamente correcto. Desde 1956, el 1 de mayo será festivo en
España, aunque no bajo la advocación de «San José Obrero» sino de «San
José Artesano», dado que ésta es una categoría laboral exenta de la lucha de
clases y evocadora de venturosos tiempos medievales, donde nadie se
declaraba en huelga y los trabajadores no se agrupaban en sindicatos
marxistas sino en gremios y cofradías bajo la advocación de un santo patrono.
Durante la jornada festiva, por la mañana, misa. Por la tarde, gran
Demostración Sindical en el Estadio Bernabéu, presidida por Su Excelencia
el Jefe del Estado y doña Carmen Polo de Franco. A pesar de todo, grupitos
recalcitrantes reivindicarán el 1 de mayo, laico y subversivo, intentando
manifestarse. Para disuadirlos, las Fuerzas de Orden Público y Televisión
Española desplegarán todos sus medios. Las primeras, situando piquetes en
los puntos álgidos de las ciudades, la segunda proyectando apasionantes
películas y retransmisiones deportivas, que invitarán a quedarse en casa.
EL NAUFRAGIO DE LA APERTURA
Marruecos independiente
SITUACIÓN ESTANCADA
REFORMAS Y ESPERANZAS
En la cuerda floja
A principios de 1959 se ha firmado el convenio de incorporación de
España a la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), que
se ratifica el 18 de marzo. España se dispone a abandonar la autarquía y
camina lentamente hacia la integración en los organismos económicos
internacionales. López Rodó prepara una astuta maniobra, amparada por
Carrero Blanco, destinada a terminar definitivamente con la preeminencia
falangista. El 17 de mayo, la ley de Principios Fundamentales del
Movimiento declara que éstos son permanentes y reduce a la Falange a ser
una parte del Movimiento, que pretende reunir a todos los españoles que
aceptan el régimen. Es el primer paso para desplazar a los jerarcas falangistas
de los puestos de decisión política y económica, a fin de que los tecnócratas
controlen resortes esenciales y modifiquen la economía terminando
definitivamente con los planteamientos autárquicos, que arruinan España. El
ministro Navarro Rubio prepara un Plan de Estabilización para sentar las
bases de un futuro crecimiento económico, apartándose de los presupuestos
económicos de la Falange y el primer franquismo.
La nueva política económica quema etapas como el decreto-ley de
incorporación de España al Fondo Monetario Internacional y el Banco
Mundial y la ley de Procedimiento Administrativo, obra de López Rodó
destinada a reformar profundamente la burocracia oficial. Una misión de la
Organización Europea de Cooperación Económica visita España para
elaborar un informe que posteriormente será referencia obligada para iniciar
una estabilización de la economía. La ley sobre reordenación del Mercado de
Crédito a medio y largo plazo cierra una nueva etapa en la ordenación
administrativa, que se desarrolla bajo una peligrosa crisis económica. El
Estado se encuentra al borde de la ruina.
El Plan de Estabilización
El ministro de Comercio, Alberto Ullastres, anuncia el 1 de junio que se
prepara un plan de estabilización económica y, a final de mes, el gobierno
dirige un memorando al Fondo Monetario Internacional y la Organización
Europea de Cooperación Económica en el que anuncia profundos cambios
estructurales. Ullastres viaja a Estados Unidos para solicitar ayuda económica
de las grandes entidades financieras y consigue una cobertura de 544
millones de dólares.
Se abre camino una nueva política y, el 6 de marzo de 1959, el gobierno
aprueba el proyecto de Plan de Estabilización, supervisado por el Fondo
Monetario Internacional y la Organización Europea de Cooperación
Económica. Sus puntos esenciales son devaluar la peseta, restringir el crédito
y recortar el gasto público, a fin de situar a España en la economía de libre
mercado, abandonando el autárquico paternalismo falangista. En su primera
época provocará desempleo, congelación salarial, carencia de artículos de
primera necesidad y algunos ministros se enfrentarán a Ullastres y Navarro
Rubio porque ven reducidos los presupuestos de sus respectivos
departamentos.
El decreto-ley de Ordenación Económica, de 21 julio, establece el Plan de
Estabilización, que no busca un simple equilibrio económico sino poner las
bases para abandonar las pautas seguidas hasta entonces, sanear la economía
para incorporarla a los mercados internacionales y lograr un posterior
desarrollo.
Una semana después, la Juventud Obrera Católica (JOC) replica con un
manifiesto en el que denuncia la repercusión del plan sobre las clases más
humildes, que soportarán el coste social del saneamiento económico.
Ciertamente, a corto plazo las clases más humildes pagarán un alto precio
y la erosión de sus condiciones de vida empuja a muchos españoles hacia la
emigración. Numerosos subempleados del campo se instalan en barrios
suburbiales de las grandes ciudades o marchan al extranjero, movilizando una
enorme fuerza de trabajo.
Sin embargo, las consecuencias positivas sobre la economía son
fulminantes. Crecen la competitividad, el turismo y la inversión extranjera.
Al acabar el año, se han incrementado las reservas de divisas y la balanza de
pagos registrará un superávit de 81 millones de dólares.
Un americano en Madrid
La administración norteamericana prepara un largo viaje del presidente
Eisenhower, que visitará Europa, Oriente Próximo, la India, Pakistán y el
norte de África. La diplomacia española conoce el proyecto y, en agosto, el
gobierno invita a Eisenhower a que aproveche el viaje para visitar también
España y, en noviembre, se tiene la confirmación de que el presidente visitará
Madrid, entre las estancias de París y Rabat.
El acontecimiento será un espaldarazo al régimen ante la sociedad
internacional y una buena ocasión para demostrar a la reticente Europa
occidental que Franco cuenta con el apoyo de Washington.
El alcalde de Madrid, José Finat, conde de Mayalde, es ducho en visitas
extranjeras de alto rango y, ya en 1940, organizó la llegada de Heinrich
Himmler, el jefe de las SS. Ahora hace distribuir miles de banderas y retratos,
ordenando que todas las empresas, oficinas y colegios de la ciudad cierren
sus puertas la tarde del lunes 21 de diciembre de 1959, cuando llegará el
mandatario estadounidense.
A las cuatro y media de la tarde del día previsto, el avión en que viaja
Eisenhower aterriza en la base norteamericana de Torrejón y la prensa
comenta que el encuentro entre ambos generales victoriosos es un acto que
puede cambiar la historia. Franco espera al pie de la escalerilla, con un
efusivo y sonriente abrazo latino, y ambos jefes de Estado suben a un
automóvil que emprende el camino de Madrid. En la plaza de Castelar se
trasladan a un coche descubierto para hacer un recorrido triunfal lleno de
público, arcos de triunfo y grandes fotografías de los dos generales.
Horas después se celebra la cena de gala amenizada por una pequeña
orquesta, con el guitarrista Andrés Segovia como solista. En su discurso,
Franco compara a Eisenhower con uno de los ángeles de la Navidad, que
prometen paz a los hombres de buena voluntad. Se desconoce si la
ascendencia luterana de Eisenhower le permitió comprender el símil, pero, en
todo caso, a las siete y media de la mañana siguiente, una niña de siete años
llega al palacio de la Moncloa, donde reside el huésped, para entregarle una
carta de bienvenida ante un grupo de periodistas. Ante tan curiosa forma de
iniciar el día, la formación militar del presidente le ayuda a dominar sus
naturales impulsos, sonríe, regala una muñeca a la criatura y le estampa un
par de besos.
El paso siguiente es desayunar con Franco, que se ofrece como aliado
incondicional ante la Unión Soviética y agradece la ayuda norteamericana,
que Eisenhower promete intensificar. Terminada la entrevista, suben a un
helicóptero que los traslada a Torrejón, donde el avión presidencial despega a
las 10.45 en dirección a Rabat, a las veinte horas de haber llegado a España.
Como expresión de cariño del pueblo español, el presidente
norteamericano se lleva varios regalos: varias mantillas, muñecas vestidas
con trajes típicos, libros sobre turismo, un par de cuadros, dos puros canarios
de un metro de longitud y cinco centímetros de diámetro y un documento que
le acreditaba como ¡alcalde honorario de Marbella!
Cartel instalado en la plaza de España de Madrid con una fotografía del presidente
estadounidense Dwight Wisenhower junto Franco, para festejar la visita del primero a
España.
COSAS Y CASOS
A bordo del Azor, recorrió S. E. las zonas del Cantábrico donde es fama que
abundan determinadas especies cuya captura exige mucha destreza, principalmente los
atunes y otros peces de parecido tamaño y fuerza notable. El Generalísimo evidencia
una especial habilidad en la pesca, toda vez que ciertas modalidades como ésta
requieren condiciones que sólo poseen los deportistas avezados. Las costas de
Guipúzcoa y de Santander y las bocas de las rías gallegas, han sido los parajes más
frecuentados por nuestro Caudillo. En todas cuantas localidades ha sido visto, el pueblo
le ha hecho objeto de entusiásticas muestras de admiración.
[…] su deseo de interesar de los poderes públicos para que, previos los trámites
legales a que hubiera lugar, se autorizase el que dicho vástago y su descendencia
masculina llevaran el nombre de Francisco Franco, en recuerdo de su ilustre
ascendiente, nuestro invicto Caudillo.
¿Acuerda la Cámara, solidarizándose con los deseos del excelentísimo señor conde
de Argillo, que son también los de los padres del recién nacido, y como homenaje de
las Cortes al Jefe del Estado, que su primer nieto varón pueda, previa trasposición de
sus dos primeros apellidos, ostentar en vida y para su descendencia el nombre de
Francisco de Asís Franco y Martínez y, en consecuencia, dirigirse al excelentísimo
señor ministro de Justicia, a fin de que por éste se dicten las disposiciones necesarias al
mejor y más exacto cumplimiento de este deseo de las Cortes españolas?
[Aclamación general].
Así se acuerda por aclamación.
Francisco Franco,
primer nieto varón de Francisco Franco,
Caudillo de España.
[Grandes y prolongados aplausos].
—¿Está claro?
—¡Clarísimo, maestro!
—Pues ¡oscurezcámoslo!
El mismo D’Ors explicaba, con fino humor a costa propia, una anécdota
protagonizada por dos franceses, muy interesados en la literatura hispánica y,
en una conversación, uno de ellos preguntaba al otro:
—¿Qué cosa cree S. E. que podrá aportar España para la mayor eficacia de la VI
Flota en el Mediterráneo, con las fuerzas que tiene?
—La Flota americana es potente por sí misma, porque en sí misma lleva todos los
elementos necesarios para la acción y para el mantenimiento. Sin embargo, llegada a
una situación de emergencia, la posición estratégica de España, sus posibilidades en
todos los órdenes y su voluntad de lealtad, habían de multiplicar esta potencia.
—¿Es la primera vez que S. E. sube a un barco americano?
—Sí.
—¿Es la primera vez que S. E. visita un portaaviones?
—Sí.
Extranjeros pervertidores
La continuidad del aluvión turístico aporta un contingente juvenil de
hábitos promiscuos y que «fumaba». Los destinos de su preferencia hacia
1955 son algún enclave de la Costa del Sol y la isla de Ibiza. Allí, entre sol y
mar, se van creando pequeñas colonias que marcarán la transición entre el
existencialismo y lo que vendría después: la contracultura hippy. Fray
Antonio, obispo de Ibiza, lanza una patética pastoral ante la crecida del
pecado. Éstas son sus palabras:
Es que esos indeseables, con su indecoroso proceder en playas, bares y vía pública
y, más aún, con sus hábitos viciosos y escandalosos van creando aquí un ambiente
mefítico que nos asfixia, y que no puede menos que pervertir y corrompe a nuestra
inexperta juventud. […] Nadie se explica por qué se autoriza la estancia aquí de
féminas extranjeras, corrompidas y corruptoras que sin cartilla de reconocimiento
médico vienen para ser lazo de perdición física y moral de nuestra inexperta juventud,
ni tampoco sabe nadie cómo pueden tolerarse ciertos individuos, carentes de medios de
vida, de los cuales dice la voz pública que viven exclusivamente del vicio que facilitan
y propagan descaradamente.
Y que nadie vea en estas líneas otra cosa que la voz de alerta, el grito de ¡socorro!,
del pastor de almas que contempla, angustiado e impotente, la riza, el destrozo que hace
el lobo entre las amadas ovejitas que el Señor le confiara, y de las cuales tendrá que
rendirle estrecha cuenta un día (El Español).
Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé en una Vespa por las calles de
Roma, en los años cincuenta.
Nace la televisión
El día 28 de octubre de 1956 se inauguran oficialmente las emisiones de
la televisión española. El diario Arriba da cuenta así del acontecimiento: «El
ministro de Información y Turismo, don Gabriel Arias Salgado, inauguró
ayer tarde oficialmente la estación de televisión de Madrid, instalada en la
avenida de La Habana 77».
El transmisor de la imagen y del sonido permitirá la recepción de
televisión en un radio de cincuenta a sesenta kilómetros alrededor de Madrid.
Las pruebas han demostrado que se recibe perfectamente en Toledo…
La emisión se abre a las ocho y media de la noche y, previas unas
palabras del locutor, el prelado doméstico de Su Santidad, monseñor Bulart,
celebra la santa misa, la primera que se televisa en España, en un altar
instalado en el estudio, presidido por una bella imagen de santa Clara,
patrona de la televisión española.
El ministro de Información y Turismo, de quien dependerá el nuevo
organismo, pronuncia las siguientes palabras:
Hoy, día 28 de octubre, día de Cristo Rey, a quien ha sido dado todo el poder en los
cielos y en la tierra, se inauguran los nuevos estudios de Televisión Española.
Mañana, 29 de octubre, fecha del XXIII aniversario de la Fundación de Falange
Española, darán comienzo de manera regular y periódica los programas diarios.
Hemos elegido estas dos fechas para proclamar así los dos principios básicos,
fundamentales, que han de presidir, sostener y enmarcar todo el desarrollo futuro de la
televisión en España: la ortodoxia y el rigor, desde el punto de vista religioso y moral,
con obediencia a las normas que en tal materia dicte la Iglesia católica, y la intención de
servicio a los principios fundamentales y a los grandes ideales del Movimiento
Nacional.
A las 18.00: Carta de ajuste. A partir de las 18.15: Cabecera de presentación. Misa
oficiada por monseñor Bulart. Discursos inaugurales del ministro de Información y
Turismo, señor Arias Salgado, y del camarada José Ramón Alonso, director de
Programas y Emisiones. Programa dedicado a Santa Clara. España Hoy. Actuación de
coros y danzas de la Sección Femenina del distrito de la Latina. Estreno de NO-DO A.
Más actuación de coros y danzas. Estreno de NO-DO B. Documental «Blancos
Mercedarios». Documental «El Greco y su obra maestra». Grupo provincial de coros y
danzas de Málaga. La orquesta de Roberto Inglez. Actuación de José Cubiles, pianista.
Himno nacional y banderas de cierre.
Franco, ¿cardenal?
En diciembre de 1957, un grupo de españoles propone que, por los
excepcionales méritos contraídos por el Caudillo en la defensa de la fe
católica, ha de ser elevado a la dignidad de cardenal. He aquí los términos en
los que está concebida la extraordinaria propuesta:
Un grupo de españoles, que conservarán por el momento su nombre en secreto, para
que los resentidos de siempre no puedan tacharles de oportunistas y aduladores, tienen
la iniciativa, y la hacen pública, de pedir el capelo cardenalicio para Francisco Franco
Bahamonde, por los grandes servicios que, durante más de veinte años, ha prestado a la
Iglesia.
Porque, en verdad, desde Constantino el Grande y Carlomagno, nunca soberano
alguno, nunca caudillo militar o civil, hizo tanto por nuestra Santa Madre Iglesia como
el glorioso Francisco Franco, el hombre que ha restituido España a Dios y Dios a
España, reparando así la más grosera y odiosa paradoja cometida por los regímenes
anteriores: la de una España sin Dios y sin fe.
La Divina Providencia, según confesión del propio Caudillo a un redactor de la
Agencia EFE, le ha venido asistiendo de manera especial, y de hecho milagrosa, a lo
largo de su extraordinaria y preciosa existencia.
Sí, ¡mil veces sí! No dudéis un momento. España, martillo de herejes, tiene en
Franco un gobernador excepcional, que su íntimo, su congénito catolicismo están
esperando desde centurias, el que ha arrancado de cuajo las herejías del liberalismo y de
la masonería. No en vano el ministro subsecretario de la Presidencia, señor Carrero
Blanco, hablando ante las Cortes en julio último, lo dijo en frase lapidaria, en expresión
que debería ser grabada en mármoles y bronces, en todas las ciudades y pueblos de
España: «El Caudillo es uno de esos regalos que la Providencia hace, cada tres o cuatro
siglos, a un pueblo, para premiarle los sacrificios que ha hecho por Dios». (Agencia
EFE).
La jalea real ha desprovisto de todo sentido a los famosos versos de Rubén Darío
que dicen:
[…] no se trata de una burda lisonja. Ya lo he dicho en otra ocasión, desde esta
misma tribuna, que creo que Dios nos concedió como premio, sin duda, al sacrificio de
nuestros caídos y como compensación a tanta sangre de héroes y mártires, a tanta
lágrima de mujer y a tanta angustia de huérfanos, la inmensa merced de un Caudillo
excepcional, que sólo podemos valorar como uno de estos regalos que, por algo muy
grande, hace la Providencia a las naciones cada tres o cuatro siglos.
¿Cómo nadie de buena fe, salvo que esté rayando en la demencia o en pleno sopor
mental, puede pensar en la conveniencia para España de un sistema liberal de
democracia inorgánica?
No hay que conceder, pues, la más mínima importancia, ni a las maquinaciones de
los rojos exiliados en su mendicidad de contubernios absurdos, ni a los enredos de
media docena de insensatos. El camino de España está trazado por el cauce
indeformable del Movimiento Nacional. España es un Reino, bajo la jefatura temporal
y vitalicia de Francisco Franco.
—Era una chica tan ingenua, tan ingenua, que creía que un pichón era una picha
grande.
Gila apareció corriendo con un teléfono debajo del brazo. Puso una conferencia con
Badajoz, esa que gracias a estar recomendado le pusieron al cabo de dos meses. Habló a
gritos con su primo Pepe y con una señora de Bilbao que se cruzó en la línea. Luego
nos contó, con la boina de los paletos sobre la cabeza, esas bromas inefables de los
pueblos, la hecha a aquel farmacéutico al que estallaron un cartucho de dinamita en las
orejas, la de aquel al que, engañándole, le hicieron trepar por un poste de «alta traición»
y después enchufaron la corriente… ¡Y se quedó «como la ceniza de un puro»!, o
aquella que le hicieron al hijo del tabernero, al que le dieron a comer una morcilla
rellena con los polvos matarratas de los que reparte el Sindicato… «¡Le matemos al
hijo! Pero ¡jo!, ¡cómo nos reímos!».
Nuestro Caudillo, con esa sencillez y ese señorío suyos proverbiales, se cuadró
militarmente ante su colega de armas y de victorias. Las manos de ambos se
estrecharon en un efusivo apretón, cuyos latidos parecían sentir el selecto concurso
circundante: ministros del gobierno, Consejo del Reino, procuradores en Cortes,
diplomáticos, etc. Invitó el Caudillo seguidamente a Eisenhower, con un ademán de
llaneza elegante, a situarse a su derecha para pasar revista a las tropas de Aviación que
rendían honores. Los himnos nacionales hicieron el aire sonoro, pero no solamente de
notas musicales sino de emociones y moralejas. ¡Qué contacto entre estos dos países y
sus jefes respectivos tan traídos por los buenos caminos de la mutua dignidad, del
mutuo respeto y del recíproco sentido de una responsabilidad histórica! Los españoles
sabemos muy bien los quilates de la serenidad y del aplomo de nuestro Caudillo ante
las encrucijadas gratas o adversas de su vida militar y de estadista. Pero yo estoy seguro
de que Franco, esta tarde, sin perder su genuina imperturbabilidad, se ha sentido, él
mismo, estremecido por un escalofrío en el que se entremezclaban tantas evocaciones
de vario linaje y tantas sugestiones para llegar a la conclusión de que, solamente por los
caminos rectos de la vida y de la honestidad, se llega, de una manera cierta y segura, a
conclusiones que antaño parecían inverosímiles y casi metafísicamente imposibles. […]
Tenía que ser en Madrid la realización de esta apoteosis nacional en nombre de España
entera y tenía que ser en el recoleto despacho del palacio de El Pardo, la dación de
cuentas del periplo histórico de Eisenhower al hombre que en esta punta de Europa —la
eterna Europa, clave del mundo— fue siempre el centinela gracias al cual, el Occidente
se ha podido salvar con el esfuerzo y con la obra gigantesca y benemérita del general
Eisenhower.
AQUELLOS AÑOS
LA VIDA CAMBIA
La educación de un príncipe
Don Juan de Borbón se entrevista de nuevo con Franco, el 9 de marzo de
1960, en la finca extremeña Las Cabezas y éste le impone un nuevo
preceptor, el general Juan Castañón de Mena —cabeza visible del Opus Dei
militar—, más un consejo de cuatro mentores, tres de ellos también de la
Obra, y un conjunto de profesores escogidos. Propone prepararle una
residencia en El Escorial, pero el padre logra eludir el desangelado proyecto y
consigue que le asignen el palacio de la Zarzuela.
Discrepancias católicas
El 4 de enero de 1960, Quico Sabater, el último maqui, muere a tiros en
Sant Celoni (Barcelona). El régimen parece haber solventado sus grandes
problemas y Franco se dedica a cazar y pescar, dejando los asuntos en manos
de Carrero Blanco, que confía en el equipo de López Rodó, cuyos planes
económicos navegan viento en popa: aumentan los turistas y las inversiones
extranjeras, mientras muchos españoles emigran a las zonas industriales
europeas o españolas en busca de trabajo. Ellos hacen «el milagro español» y
soportan la cara gris del desarrollo. Hasta que los arzobispos se conmueven y
publican una carta el 15 de enero, alabando la política del gobierno, aunque
pidiendo solidaridad a los ricos, porque es injusto que sólo los pobres
soporten los reajustes.
Franco asiste impertérrito a los cambios de decorado y declara al diario
Arriba: «Nuestro Movimiento no está enfrentado con la democracia»,
ofreciendo «la solución española» a los demás países, porque la democracia
liberal ha fracasado. El 24 de abril firma con su seudónimo Hakin Boor el
artículo «Masonería y descristianización» y, solapadamente, achaca a los
masones el cambio de actitud del Vaticano.
Mientras los trabajadores hallan comprensión en la nueva sensibilidad
que llega de Roma, el sindicalismo católico español crece vivaz y diverso. Un
sector de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y su editorial
ZYX intentan crear un sindicalismo anarquista y cristiano. Los jesuitas
forman las Vanguardias Obreras Juveniles y la Acción Sindical de
Trabajadores. Católicos catalanes se agrupan en la Solidaritat d’Obrers
Catalans Cristians. Católicos y sacerdotes de las regiones industriales apoyan
las protestas obreras. Como la Mater et Magistra los refuerza, algunos
obispos pretenden que Roma declare que estos planteamientos sociales no
son aplicables en España. El escritor católico José María Gironella publica su
novela Un millón de muertos, reflejo de la nueva mentalidad, y el libro es
atacado por los mismos franquistas que habían aplaudido Los cipreses creen
en Dios, la novela que hizo famoso al autor unos años antes.
El 1 de mayo, el gobierno prohíbe un manifiesto de la Hermandad Obrera
de Acción Católica y el ministro Solís envía una circular a los gobernadores
civiles en la que acusa de «infiltración marxista» a la organización y a la
Juventud Obrera Católica (JOC). El cardenal Pla y Deniel, que siempre ha
sido hombre del régimen, defiende a los sindicalistas católicos y afirma que,
si la Organización Sindical no reconoce los derechos laborales, éste será «un
régimen totalitario como el hitleriano o el soviético».
En cambio, otros católicos cierran filas en defensa del franquismo y crece
el número de miembros del Opus Dei en puestos del Estado. La postura del
clero es más compleja; en el norte, 339 sacerdotes vascos y navarros envían
cartas a sus obispos en las que se quejan de la ausencia de libertades y de los
malos tratos policiales. Los prelados no publican el documento y acusan a sus
autores de «estar cegados por la pasión política».
Las huelgas menudean y, en septiembre, se propagan a grandes empresas
del País Vasco y a Altos Hornos de Sagunto. Sectores católicos las apoyan en
el periódico Juventud Obrera de la Juventud Obrera Católica y se declaran
partidarios de los huelguistas de la Compañía Auxiliar de Ferrocarriles de
Beasain. El sindicalismo católico acabará alumbrando una nueva
organización, la Unión Sindical Obrera (USO).
Un tal Pujol
Desde que Luis Martínez de Galinsoga se enfretara al párroco que
predicaba en catalán, no cesa una campaña contra el director de La
Vanguardia animada secretamente por Jordi Pujol, que por entonces cuenta
con veintinueve años. El periódico sufre un boicot de publicidad,
suscripciones y ventas con pintadas, octavillas, declaraciones y ejemplares
rotos en las calles más céntricas. Hasta que el conde de Godo, temeroso por
su empresa, se entrevista con Franco, que cesa a Galinsoga contra la opinión
del ministro Arias Salgado.
Bullen el sindicalismo ilegal, la universidad, la Iglesia y los grupos de las
clases medias catalanas comienzan a mostrarse disconformes. Para
contrarrestar el desgaste, Franco y el gobierno se instalan en mayo en
Barcelona, donde el Generalísimo entrega a la ciudad el castillo de Montjuïc,
otorga una Carta Municipal, visita el monasterio de Montserrat y recibe a
personalidades representativas.
Promete asistir a un concierto el día 19 en el simbólico Palau de la
Música Catalana y en el programa figura el Cant de la Senyera que, a última
hora, prohíbe el gobernador civil. El acto transcurre sin incidentes y, al
terminar, parte del público, puesto en pie, entona la canción. Son detenidos
algunos activistas, seguidos poco después por Jordi Pujol, y se filtra que han
sido torturados. Josep Maria Pi i Suñer, decano del Colegio de Abogados,
presenta varias denuncias por malos tratos y el abad Escarré, superior de la
comunidad benedictina de Montserrat, rechaza por escrito una recepción
ofrecida por Franco. Un tribunal militar condena a Pujol a siete años de
prisión.
LA ERA KENNEDY
Mirando al exterior
Los españoles se interesan por noticias internacionales, que parecen llegar
con nuevos aires, como la escala técnica de Nasser en Barajas, el 23 de
septiembre. Éste es un reconocido aliado de la Unión Soviética y promueve la
descolonización africana; no obstante, Franco lo recibe cordialmente, porque
Egipto compra camiones a España y, al fin y al cabo, Nasser es militar y no
permite la existencia de los comunistas, que son la bestia negra del régimen.
Como se demuestra el 1 de octubre, en la Asamblea General de las Naciones
Unidas, donde chocan el representante español, José Félix de Lequerica, y
Nikita Jruschov, a pesar de los intentos de moderación del presidente
Frederick Boland.
La prensa española resalta que el católico John Fitzgerald Kennedy ha
ganado las elecciones norteamericanas del 8 de noviembre, pero intentan
disimular que es demócrata. Aunque el gran acontecimiento periodístico
español sucede el 15 de diciembre, cuando Fabiola de Mora y Aragón se casa
con el rey Balduino de Bélgica. El ministerio de Información y Turismo
intenta neutralizar las actitudes de Jaime de Mora, el hermano playboy de la
novia, que explota el filón presentándose como «el hermano de la reina».
Cuando se dispone a embarcar en Barajas para asistir a la boda, la policía le
obliga a quedarse en tierra y, como tantos españoles, presencia la ceremonia
por televisión.
En enero de 1961 toma posesión el presidente Kennedy y, el 16 de abril,
1600 cubanos anticastristas organizados militarmente desembarcan en la
bahía de Cochinos, donde son rechazados tras tres días de combate. También
fracasa, entre el 21 y el 26 de abril, una sublevación militar en Argelia contra
el presidente Charles de Gaulle, donde los paracaidistas rebeldes toman como
himno de guerra el último éxito de la canción ligera: «Mustafá, oh, oh
Mustafá…». El movimiento había sido preparado en España, donde reside el
general Raoul Salan el Chino, amparado por Ramón Serrano Súñer, el cuñado
de Franco. Salan vuela hasta Argel en un avión español y se pone al frente de
los rebeldes, pero De Gaulle moviliza a militares adictos y pronuncia un
memorable discurso por la televisión y la radio. Como telonera actúa una
joven cantante francesa de origen armenio, a quién la ocasión hace famosa,
Silvie Varían.
También son noticias de impacto las que ofrecen el soviético Yuri
Gagarin, primer astronauta en órbita terrestre, y el trasatlántico portugués
Santa María, secuestrado por el capitán portugués Enrique Galvao al frente
de un grupo deseoso de llamar la atención internacional sobre la dictadura
salazarista. España lo considera un acto de piratería y Franco ordena que el
crucero Canarias capture al trasatlántico. Aunque quien lo hace es la marina
de Estados Unidos, y es el almirante Allen Smith quien pacta una solución
con Galvao y el general portugués exiliado en Brasil Humberto Delgado. El 2
de febrero, el Santa María, rebautizado Santa Libertades atraca en el puerto
brasileño de Recife, donde el presidente Jánio Quadros concede asilo político
a los asaltantes. La prensa española silencia que los lugartenientes de Galvao
son dos españoles republicanos e imputa los hechos al comunismo
internacional y a la masonería, aunque ningún miembro del comando es
comunista ni masón.
Asegurar el futuro
El gobierno acelera sus trabajos para mantener el franquismo después de
Franco y, el 3 junio, se anuncian la Ley Orgánica del Estado y la Ley de
Prensa e Imprenta, advirtiendo que éstas no suponen el abandono del
«espíritu del 18 de julio». Para demostrarlo, en el gran Desfile de la Victoria
de este año, tras los soldados desfilan cincuenta mil excombatientes
franquistas vestidos de civil, con sus banderas, condecoraciones y distintivos.
ETA escoge la ocasión para su primer atentado terrorista y, el 18, levanta
la vía férrea entre San Sebastián y Bilbao para descarrilar un tren que lleva a
los excombatientes. Sin embargo, el atentado es descubierto antes de
producirse y la policía practica numerosas detenciones.
Otro foco violento se incuba en las posiciones africanas. El 31 de agosto,
los últimos soldados españoles abandonan el antiguo Protectorado de
Marruecos; sin embargo, en el África Occidental Española menudean las
escaramuzas con guerrilleros y el gobierno declara: «España contestará de
forma adecuada a las agresiones».
Conflictos de crecimiento
Casi un millón de trabajadores españoles se ha ido legalmente al
extranjero y gran parte de la población rural se desplaza a zonas industriales,
sobre todo del País Vasco, Barcelona y Madrid. La sociedad se conmueve
ante el impulso del desarrollo y las relaciones internacionales, aunque la
mejora de la economía y la ligera apertura cultural provocan continuos
conflictos porque no las acompaña el desarrollo político.
En diciembre del año 1961 hay huelgas en Bilbao y crecerán en enero de
1962. El establecimiento o renovación de los convenios colectivos da lugar a
reuniones de trabajadores que fomentan su organización, especialmente entre
los mineros de Asturias. La conflictividad se extiende y, en Barcelona y
Madrid, aparecen las Comisiones Obreras, que ya existían en Vizcaya y
Asturias.
Algunos falangistas se debaten, como gato panza arriba, con malos
resultados. El intransigente Rodrigo Royo ataca al Opus y es cesado como
director de Arriba. Blas Piñar publica en ABC un violento artículo
antinorteamericano titulado «Hipócritas» y es fulminado como director
general de Cultura Hispánica, sinecura que disfrutaba en mérito a sus
incógnitos valores.
En enero de 1962 se afianzan los tecnócratas y Laureano López Rodó
pasa a dirigir la recién creada Comisaría del Plan de Desarrollo,
nombramiento que disgusta a Mariano Navarro Rubio, ministro de Hacienda
y su camarada en la Obra.
Solís, secretario general del Movimiento, comprende que abandonar la
autarquía es una derrota de la Falange, que la tuvo como instrumento en su
camino «por el Imperio hacia Dios». Un exfalangista y exdivisionario en
Rusia, hoy evolucionado, Fernando María Castiella, es ahora ministro de
Asuntos Exteriores, y escribe oficialmente al presidente del Consejo de
Ministros de la Comunidad Económica Europea, y le pide abrir
negociaciones para «establecer una asociación susceptible de llegar en su día
a la plena integración». Un vana pretensión, porque Europa no aceptará un
Estado sin libertades democráticas. El gobierno parece tener los pies tan lejos
del suelo como el astronauta John Glenn, que, por estas fechas, da tres
vueltas alrededor de la Tierra.
En abril, las huelgas mineras de Asturias se extienden al País Vasco,
León, Ponferrada, Peñarroya, Río Tinto, Cádiz, El Ferrol y tanto se
complican las cosas que, el 4 de mayo, se decreta el estado de excepción en
Asturias, Vizcaya y Guipúzcoa.
Dios y el César
La Universidad rebelde
Cuando se prohíbe una conferencia del catedrático Mariano Aguilar
Navarro, los estudiantes se constituyen en asamblea y, el 22 de febrero de
1965, la policía penetra en la Facultad de Letras madrileña. Responde una
manifestación estudiantil con los catedráticos José Luis López Aranguren,
Agustín García Calvo y Enrique Tierno Galván, apoyándola también los
profesores Aguilar Navarro y Montero Díaz.
Aranguren, Tierno Galván y García Calvo serán separados de sus cátedras
y Montero y Aguilar Navarro suspendidos temporalmente. El catedrático de
la Universidad de Barcelona, José María Valverde, renuncia a su cátedra en
solidaridad con los sancionados y se adhieren por escrito cuarenta y dos
catedráticos, entre ellos Pedro Laín Entralgo y Antonio Tovar.
El 2 de marzo, otra gran manifestación estudiantil recorre Recoletos y El
Prado como rechazo al falangista Sindicato Español Universitario. Fernando
Herrero Tejedor, vicesecretario general del Movimiento, decide sustituir el
agónico Sindicato Español Universitario por una Asociación Profesional de
Estudiantes. La Coordinadora de Estudiantes se opone y la Asociación nace
sin éxito para desaparecer al cabo de un año.
Para fundar el Sindicato Democrático de Estudiantes, profesores y
alumnos de la Universidad de Barcelona se reúnen clandestinamente el 9 de
marzo, en el convento de los Capuchinos de Sarriá. El gobernador civil,
Antonio Ibáñez Freire, rodea el convento de policías hasta que Franco ordena
asaltarlo y detener a los concentrados. Estalla entonces una oleada de huelgas
y asambleas en las principales universidades y Arriba insulta a los
capuchinos. Su provincial, fray Salvador de las Borjas, se querella y ciento
cincuenta sacerdotes visitan al obispo Gregorio Modrego para protestar.
Cuando éste se jubila, Franco hace que monseñor Marcelo González sea el
nuevo obispo de Barcelona, lo que provoca la campaña de protesta con el
lema: «Volem bisbes catalans».
La celebración en Barcelona de la semana de «renovación universitaria»
choca con las prohibiciones del rector Francisco García Valdecasas hasta que,
el 30 de abril, el gobierno cierra la universidad catalana. Uno de los líderes
estudiantiles, Joaquín Boix, es detenido y torturado y, el 11 de mayo, acude a
la jefatura con un centenar de sacerdotes con sotana para entregar una carta
en la que exige el cese las torturas. La Policía Armada carga contra ellos y les
propina una tremenda paliza en plena calle, mientras acuden otros sacerdotes
que también son apaleados. El entonces jesuita Ignasi Riera logra que el
Provincial de la Compañía formule una protesta oficial: la jerarquía
eclesiástica catalana reclama libertad de expresión para los sacerdotes, pero la
niega la Conferencia Episcopal española, cuyo secretario es monseñor José
Guerra Campos.
Bombas en Palomares
El 8 de enero de 1966, el ministro Manuel Fraga inaugura la nueva
factoría de Barreños en Villaverde, que se muestra como una demostración
del progreso económico. La empresa Barreiros se asoció, en 1963, con la
Chrysler Corporation para fabricar automóviles de las marcas Dodge y
Simca, logrando un éxito de ventas sin precedentes y una protección oficial
que hace de sus Dodge Dart los coches oficiales de los altos cargos.
Pocos días después, el 17 de enero, un bombardero nuclear
norteamericano B-52 cargado con bombas de 20 megatones colisiona en el
aire con un avión cisterna K-135 y se estrella en Palomares (Almería). El
gobierno tarda varios días en comentar la noticia, hasta que se ve obligado a
informar de que se han recuperado tres bombas atómicas. Parece que falta la
cuarta y la costa de Almería es tomada militarmente por la Guardia Civil y
tropas norteamericanas.
La noticia provoca protestas y manifestaciones, que son reprimidas por la
policía. Varias unidades navales norteamericanas buscan inútilmente la
bomba perdida en el mar, que, al cabo de ochenta días, se engancha a las
redes de un pescador, Francisco Simó, Paco el de la bomba. El
minisubmarino Alvin y un ingenio especial la rescatan a una profundidad de
869 metros. Las tropas norteamericanas retiran 1400 toneladas de tierra y
tomateras de la zona, pero queda esparcida una cantidad de plutonio
irrecuperable. Para demostrar que no existe peligro, Manuel Fraga, el
embajador norteamericano y altos cargos de su departamento se bañan ante
las cámaras en la playa de Palomares. La zona nunca ha podido recuperarse
completamente.
Fraga en su cénit
Los duros se irritan ante la nueva ley de Prensa e Imprenta, obra de Fraga,
que permite el libre nombramiento de los directores y la sustitución de la
censura previa por medidas posteriores a la publicación. Su dureza queda
demostrada cuando Luis María Ansón publica en ABC el artículo «La
monarquía de todos»: Fraga secuestra la edición y Ansón se marcha de
corresponsal a Extremo Oriente.
El ministro toma a su cargo la campaña para el referéndum de la Ley
Orgánica del Estado y se presenta como una revalidación popular del
régimen. Franco pide el voto por televisión y la consulta se celebra el 14 de
diciembre sin garantías de que lo validen y gana el «sí» por un 95,9 por
ciento de los votos emitidos.
ECONOMÍA
Un nuevo plan
EL SUCESOR
Nace el búnker
Los disturbios universitarios se complican cuando, el 17 de enero,
estudiantes radicales asaltan el rectorado de la Universidad de Barcelona y
amenazan al rector Albadalejo. El 21, muere en Madrid un estudiante de
apellido Ruano, al caer por una ventana de la Dirección General de Seguridad
donde estaba detenido, y el 24 se decreta el estado de excepción en toda
España, que durará hasta el 25 de marzo y permitirá grandes redadas de
etarras.
Mientras, Comisiones Obreras continúa infiltrándose en la Organización
Sindical y la Unión General de Trabajadores se reorganiza secretamente.
Surgen opciones de extrema izquierda clandestinas como la Organización
Revolucionaria de Trabajadores (ORT), la Organización de Marxistas-
Leninistas de España (OMLE) y una escisión maoísta de ETA que, años
después, tomará el nombre de Movimiento Comunista de España (MCE).
Una escisión del Partit Socialista Unificat de Catalunya funda Bandera Roja y
otra del Front Nacional de Catalunya crea el Partit Socialista d’Alliberament
Nacional. Este año se forma la primera plataforma unitaria catalana, la
Comissió Coordinadora de Forces Polítiques de Catalunya, que abarca desde
la democristiana Unió Democrática de Catalunya (UDC) hasta Esquerra
Republicana de Catalunya (ERC) y el Partit Socialista Unificat de Catalunya.
La oposición clandestina comienza a emplear la palabra «bunker» para
referirse al franquismo inmovilista donde destacan hombres como Girón,
Blas Pifiar, el general Pérez-Viñera, José María de Oriol, Luis Valero
Bermejo, marqués de la Florida, y el obispo Guerra Campos.
Particularidades de la censura
en el cinematógrafo
En la película Mogambo, de John Ford, la censura convierte el
matrimonio de Grace Kelly y Donald Sinden en hermanos. De esta manera,
se pasa del tema del adulterio —Clark Gable y Grace Kelly— a un tema peor,
porque la cosa quedó en incesto declarado.
En Las lluvias de Ranchipur, un tigre ataca a Michael Rennie —el marido
— y lo hiere. En la versión española se le da por muerto y el posterior
adulterio de la esposa se convierte en ligue de viuda alegre, pero la moral está
salvada.
En Su vida íntima, el protagonista Charles Boyer está casado pero tiene
una amante de larga data. En la versión española se le presenta como soltero
para evitar el adulterio. Y el paciente espectador no hace más que preguntarse
a lo largo de toda la película: «Si este imbécil es libre, ¿por qué no se casa de
una vez?».
Particularidades de la censura
en el vivir cotidiano
—Tengo ahí un chico, muy buena persona, y que está en la línea de los principios
del Movimiento. Quisiera que hicieras algo por él.
—Bueno, pero ¿qué sabe hacer o qué títulos tiene? —pregunta el jerarca.
—Pues la verdad es que no lo sé. Sólo sé que aceptará lo que le propongan y seguro
que te hará quedar bien porque es muy leal a Franco.
—Pues entonces —replica el jerarca— si no tiene ninguna especialidad y no
sabemos para qué va a servir… ¡a Televisión Española!
El que vale, vale, y el que no, ¡a Televisión Española!
—Pero la misa ¿no es siempre la misma? Pues se graba una vez en video-tape, se
enchufa cada domingo y asunto resuelto.
Y el otro contesta:
—No lo veo tan claro porque me parece que la misa enlatada no vale para cumplir
el precepto.
Así pues, hubo de consultar a la curia.
Irrumpe el biquini
—Señorita: tengo que advertirla de que no se puede circular con dos piezas. Está
prohibido.
—Pues bien —contestó la chica—, ¿cuál de las dos quiere que me quite?
La actriz alemana Elke Sommer, una de las «pioneras» del biquini en España.
Y he quedado pasmado esta mañana al ver que en los quioscos había un periódico
nuevo, El Diario Español de Atenas es su nombre. El mismo dice, bajo palabra de su
director, Víctor Salmador, que hace editar un diario español aquí en Atenas y que
promete publicarlo normalmente. Parece que ni siquiera es español, sino uruguayo, y
que ha traído un equipo de redactores del otro lado del Atlántico. Ha venido hasta con
el plomo necesario para la impresión.
Algunos incautos han creído oír el grito de Sagunto. Leído el diario, parece que
pretende perjudicar a los que parece proclamar alzar sobre el pavés. Como todas las
maniobras, presume de ser portavoz de amplias zonas de opinión. Yo sólo sé que un
grupo de leales a la causa que este diario aparenta defender, estaban dispuestos a ir esta
noche a la dirección del mismo y allí, a la vista de los atenienses, armar la de Troya.
La boda del príncipe Juan Carlos y la princesa Sofía en Atenas, en mayo de 1962.
No cabe duda de que la paz social y el orden público han de ser anhelo permanente
en el que coincidan, de pensamiento, palabra y obra, el capital y el trabajo, los
individuos o sectores sociales y el poder público […] la huelga es la última medida a la
que ha de apelar un sector laboral, cuando entienda conculcados sus derechos. […] El
derecho natural y la ética cristiana, nítidamente determinados en la doctrina pontificia,
al rechazar, por una parte, la lucha sistemática de clases y, en consecuencia, la
abstención masiva de trabajar como dialéctica marxista, han admitido, como arma
lícita, cuando el diálogo sindical agota sus recursos sin lograr un efecto equitativo, la
adopción de un paro voluntario que […]. Lo más posible, dentro de la obligada
anomalía, los intereses generales de la sociedad. […] Quedan más obligadas las
empresas a cuidar de que la justicia social rija en las relaciones con los obreros, dado
que a éstos, por ley, les están vedadas las medidas de excepción.
Sutiles argumentos contra la oposición
La presencia entre los grupos que aparecen en oposición al régimen de
Franco de personas como Julio Cerón, Ignacio Fernández de Castro, Nicolás
Sartorius, Javier Pradera, Rafael Sánchez Ferlosio, salidos de familias que
por sus antecedentes, clase social o formación se entendía debían ser
defensores del régimen, causa gran estupor. He aquí cómo el diario oficial
Arriba argumenta sobre este sintomático fenómeno el 27 de mayo de 1962:
Son hijos de hombres que han luchado en la Cruzada o han sido víctimas de ella y
que detestan a sus propios padres por la sencilla razón de que ellos empuñaron un día el
fusil, a fin de que sus hijos, en 1962, pudieran vivir en paz. […] Esta gente asquea,
ciertamente, pero no inquieta, porque cuando no se la puede acallar con argumentos
decisivos y eficaces, ya que tiene un cinismo que da respuesta a todo, un buen botellazo
en la cabeza pone fin a cualquier discusión.
1958 1965
Frigoríficos 21 000 325 000
Televisores 30 000 450 000
Automóviles 32 000 150 000
Dos hermanos de familia muy conocida se significan por lo dispar de sus vidas.
Uno de ellos es devoto, fiel esposo y hombre de piadosas costumbres. El otro es
vividor, mujeriego y noctámbulo. En cierta ocasión, alguien conocedor de la vida de los
dos hermanos comenta el contraste con un amigo y éste le aclara:
—¿Es que no lo sabes? Pedro, el hombre casto y de buenas costumbres, es miembro
del Opus Dei.
A lo que su interlocutor respondió:
—¡Pues el otro debe ser del Opus Night!
El mundo entero parece que se acaba de enterar de la talla política que tiene nuestro
General Franco. Desde Radio Moscú a los más importantes periódicos
norteamericanos, se dibuja una amplia explicación de la excepcional personalidad de un
hombre que ha sabido siempre estar por encima de las circunstancias.
Él comprende como muy pocos el fenómeno histórico, pero, a la vez, intuye la
suma grandeza del orden trascendente y duradero. Por esa su serenidad filosófica, que
nada tiene que ver con las argucias del político maquiavélico, jamás pudo permitir que
le convencieran las cifras fabulosas de los que en determinadas circunstancias mueven
el orden mundial. Él sabía, en 1940, cuál sería la Europa en 1945. Y en 1945, cuál el
mundo de 1963.
Desde Moscú a Washington, hoy se comenta la personalidad y la figura de Franco.
En los órganos comunistas se dice que Franco es el hombre solicitado por Occidente.
En Norteamérica, los periódicos subrayan que Franco «siempre ha logrado todo lo que
pudo para España». Y con ello, en este clima internacional de asombro, viene a
perfilarse la figura de un hombre que es realmente excepcional. Su secreto es que
estuvo siempre por encima de lo que le rodeaba, que con nervios de acero fue capaz de
olvidar lo que a otros políticos de menor talla hubiera impresionado. El asombroso
Franco, capaz de la neutralidad, de defender la soberanía, de darle a España un orden
auténtico, de hacer el país que el futuro de Europa exigía, tiene hoy en la prensa de todo
el mundo un puesto de honor. A nosotros, que le seguimos desde 1936, no nos asombra
esto.
Pero sí nos complace que, a quien aclamamos Caudillo, le reconozcan como gran
figura europea, incluso los mismos enemigos. El asombroso Franco será, no lo duden,
el hombre capaz de entroncar con el linaje de Carlomagno en esa historia que se
escribirá serena y honradamente el día de mañana.
Anecdotario franquista
Apocalípticas declaraciones
del almirante Carrero
Ante la apertura que patrocina el ministro Fraga y que permite cierta
tolerancia en lo cinematográfico, en lo periodístico y en lo literario, el
almirante Carrero expresa su disgusto por este relajo en estas declaraciones:
El 18 de abril de 1962
Se celebra en Madrid, en el Circo Price, una matinal en la que intervienen
Los Pekeniques, Los Relámpagos, Los Tonys (después Miky y Los Tonys) y
que supone el lanzamiento de un tipo de música joven y unos grupos —
vendrían después Los Bravos, Los Botines, Los Sirex y tantos otros— que
alimentarán los guateques de la juventud a base de pikú, tisana y ligue al
ritmo de twist o del madison.
El twist lo había lanzado Chubby Checker, Trini López se había hecho
famoso con Si yo tuviera un martillo, Tom Jones con Delilah, Elvis Presley
con el Rock de la cárcel. La década fue ciertamente fascinante desde el punto
de vista, de la música joven y no tan joven. Porque Gilbert Bécaud hace que
todo el mundo cante Et maintenant, Gino Paoli pone de moda Sapore di Sale
y Richard Anthony fusila al maestro Rodrigo para cantar Aranjuez mon
amour. La creatividad de una música destinada al consumo es extraordinaria.
En Brasil, sin postergar a la samba, aparece la bossa nova, traída por Astrud
Gilberto con La chica de Ipanema, y Tito Puente mantiene el vigor de la
música caribeña con Celia Cruz. Y sobre todo se impone el rock and roll.
Entre nosotros surge en Barcelona el fenómeno de la Nova Cançó que
alumbrará a Joan Manel Serrat, Ovidi Montllor, Quico Pi de la Serra, María
del Mar Bonet y Raimon, estandarte de la canción protesta.
Lo castizo correrá a cargo de Manolo Escobar que, con el Porompompero
y Mi carro, triunfa entre los turistas. Y todavía tendrá aliento para lanzar un
grito patriótico: ¡Y viva España!
Hacia el final del decenio se produce el auge de la canción yeyé en la que
destacan Karina (El baúl de los recuerdos), Jeannette (Cállate niña), Marisol
(El cochecito) y Rocío Dúrcal. Simultáneamente, aparece la figura del
cantautor, papel en el que destacan Víctor Manuel (El abuelo Víctor), Luis
Eduardo Aute (Rosas en el mar), Mari Trini (Amores), Andrés Do Barro (O
tren) y Serrat (El titiritero).
Acuerdos de mínimos
Con la intención de modernizar la enseñanza, a comienzos de 1970
desaparece formalmente el Sindicato Español Universitario, cuya existencia
era puramente formal y bastante conflictiva. El 3 de agosto se promulga la
Ley General de Educación, que transformará profundamente la enseñanza,
cuyo presupuesto superará, por primera vez, los gastos militares. Su impulsor
es el ministro José Luis Villar Palasí, que apuesta definitivamente por
extender los estudios universitarios al mayor número posible de españoles.
Incluso afirma que, si no hay en España trabajo para tantos titulados, siempre
será mejor que emigren como universitarios que como peones.
Una vez más, se está negociando la prórroga del acuerdo militar con
Estados Unidos. Mientras fue ministro de Asuntos Exteriores Fernando María
Castiella, las conversaciones gravitaron sobre mayores exigencias, porque el
ministro opinaba que las circunstancias habían cambiado desde el primer
acuerdo de 1953, cuando el régimen necesitaba asirse a un clavo ardiendo.
España ya no estaba aislada internacionalmente, era miembro de las Naciones
Unidas y podía exigir mejores condiciones a cambio de mantener bases
norteamericanas en su territorio. El ministro se dotó de un eficiente equipo
técnico, en el cual destacaba el general Manuel Diez Alegría, y mantuvo sus
exigencias frente a los duros negociadores de Washington.
En 1969, Castiella fue sustituido por Gregorio López Bravo, que se plegó
a la voluntad de Carrero Blanco, partidario de firmar rápidamente, por temor
a que Washington eliminara la ayuda militar, vital para las Fuerzas Armadas
españolas. A pesar de todo, no se corta radicalmente con la línea de Castiella
y el 22 de junio de 1970 se firma un acuerdo con Francia para adquirir algún
armamento, que libere de la exclusividad norteamericana. Pero la decisión
está tomada y López Bravo firma rápidamente con Washington un Convenio
de Amistad y Cooperación que sustituye el acuerdo de 1953.
Más complejas son las negociaciones con la Comunidad Económica
Europea, que no acepta la adhesión de estados no democráticos. Los
esforzados intentos españoles sólo logran el borrador de un Acuerdo
Preferencial, que se rubrica definitivamente en Luxemburgo, el 29 de junio.
Discrepancias y conflictos
A pesar de ser oficialmente sucesor de Franco, Juan Carlos es acosado
por partidarios de su primo Alfonso de Borbón Dampierre y, cuando pretende
consolidar su posición buscando apoyo popular, encuentra la oposición de
Carrero Blanco. El almirante es partidario suyo, pero no desea darle
protagonismo en vida de Franco. Se enfrentan cuando se impide que el
príncipe emprenda un viaje propagandístico por Andalucía, acompañado por
varios ministros, y Juan Carlos debe renunciar al proyecto.
Federico Silva Muñoz es un valorado titular de Obras Públicas, hasta el
extremo de que le llaman «el ministro eficacia». Sin embargo, su proximidad
a la democracia cristiana acaba enfrentándolo con los tecnócratas y dimite el
8 de abril. Le sustituye el integrista Gonzalo Fernández de la Mora, que ha
adquirido cierta fama como predicador del «crepúsculo de las ideologías»,
entendido desde la suya propia.
El Tribunal de Delitos Monetarios condena el 12 de mayo a 48 personas
por el caso Matesa. Entre ellos, altos directivos y el antiguo presidente, Juan
Vilá Reyes, condenado a tres años de prisión y 1638 millones de pesetas de
multa. Los ministros tecnócratas no pueden ocultar su malestar y buscan
calladamente un pretexto para decretar un indulto.
La conflictividad laboral se mantiene y se encrespa. En julio, los
huelguistas de la construcción apedrean a la policía en Granada, los agentes
disparan y matan a tres personas. No sangrienta, aunque más intensa, es la
huelga de los empleados del metro de Madrid, a quienes el gobierno
militariza, activando también unidades militares de Ferrocarriles para reforzar
el servicio y vigilarlo junto con la Guardia Civil. Aunque la capital de España
conocerá un conflicto mucho más intenso e imposible de militarizar. Una
gran huelga de la construcción.
El proceso de Burgos
Culebrón dinástico
Se concierta la boda de la nieta mayor del Generalísimo, Mari Carmen
Martínez-Bordiu Franco, con el primo de Juan Carlos, Alfonso de Borbón
Dampierre, embajador de España en Suecia y, según él, heredero del trono de
Francia. Gracias a la decrepitud de Franco, Carmen Polo adquiere
protagonismo y, secundada por Martínez Bordiu, emprende una campaña
contra Juan Carlos con la finalidad de que renuncie a la sucesión y Mari
Carmen sea reina de España.
Ya en diciembre de 1971, cuando Juan Carlos y Sofía estaban en Japón,
la familia Franco había solicitado un informe al Consejo del Reino, como si
se tratara de una boda real, y pretendió que Alfonso fuera nombrado Príncipe
de Borbón. Juan Carlos se opuso entregando a Franco una nota redactada por
López Rodó, que se oponía a reconocer rango regio a su primo y, por su
parte, don Juan de Borbón escribió a Antonio María de Oriol, Notario Mayor
del Reino, oponiéndose al título de Príncipe de Borbón.
La boda se celebra el 8 de marzo de 1972, oficiada por Tarancón y con
dos mil invitados. Franco no logra que Oriol reseñe a Borbón Dampierre
como príncipe en el acta de matrimonio y la pareja se establece en
Estocolmo.
Juan Carlos y Sofía aguantan el temporal y consolidan sus apoyos
internacionales. En septiembre, viajan a Alemania acompañados por López
Bravo, ministro de Asuntos Exteriores, y, al regresar, Juan Carlos pide por
escrito a Franco que únicamente conceda a su primo el título de duque de
Cádiz con tratamiento de Alteza Real. El 12 de octubre, cuando el príncipe
acude a Estoril para la boda de su hermana Margarita con Carlos Zurita
Delgado, aprovecha la ocasión para tratar con su padre la concesión de dicho
ducado de Cádiz.
La familia Franco no se conforma, sigue reclamando para Alfonso el
principado de Borbón y logra que Franco prohíba a Fernández de la Mora
invitar a Juan Carlos a las inauguraciones de obras públicas. El 14 de
noviembre de 1972, Alfonso argumenta el avanzado embarazo de su esposa y
solicita a Franco abandonar Suecia para ocupar un cargo en España. Cuando
pretende ser nombrado ministro de Deportes, Sánchez Bella pide al delegado
nacional, Juan Gich, que le ceda su puesto, pero Torcuato Fernández Miranda
descubre la maniobra y la desbarata. No obstante, Carmen Polo hace que los
criados de El Pardo den a su nieta consideración de reina.
El caso Reace
En primavera se descubre que faltan más de cuatro millones de kilos de
aceite propiedad de la Comisaría General de Abastecimientos y Transportes
(CAT), que los tenía en depósitos de la empresa Reace, de Redondela. El
presidente y principal accionista de la compañía es Rodrigo Alonso Fariña,
presidente del Real Club Celta de Vigo y relacionado con Nicolás Franco, a
su vez miembro del consejo de administración de Reace y de Frigoríficos de
Barcelona (Fribarsa), donde han desaparecido varios millones de kilos de
aceite. Mientras la policía lo investiga, el supuesto secretario de Nicolás
Franco tira por la ventana de un tren una maleta con trescientas mil pesetas y
sucesivamente seis personas relacionadas con el asunto mueren en
circunstancias novelescas. Después, el caso languidece en el juzgado.
Escisión socialista
En El Ferrol, cuatro mil trabajadores de Bazán se declaran en huelga el 1
de marzo: chocan con la policía, que mata a tres obreros, y toda la ciudad
queda paralizada. El 24 de junio, la policía detiene a diez dirigentes de
Comisiones Obreras reunidos en el convento de los Oblatos de Pozuelo de
Alarcón. Todos son procesados en el sumario 1001, entre ellos el sindicalista
Marcelino Camacho Abad, el abogado Nicolás Sartorius Álvarez de las
Asturias y Bohórquez, y el sacerdote Francisco García Salve Prieto.
El 15 de septiembre estalla una huelga general en Vigo que paraliza la
población y prosigue la agitación universitaria y política, hasta el extremo de
que el gobierno centraliza las universidades autónomas y suspende la junta
del Colegio de Abogados de Madrid. Se preconiza mano dura y cuando el
general ultra Carlos Iniesta es nombrado director general de la Guardia Civil,
once ministros acuden a su toma de posesión.
En agosto se celebra en Toulouse un congreso del Partido Socialista
Obrero Español y el partido se escinde entre los antiguos militantes dirigidos
por Rodolfo Llopis y los militantes jóvenes del interior encabezados por
Felipe González, que será reconocido por la Internacional Socialista. Desde
ahora, los socialistas del interior se consolidan y, en un año, logran que
Nicolás Redondo sea elegido secretario general de la Unión General de
Trabajadores.
Prohibido reírse
La revista satírica La Codorniz conserva su procacidad humorística y ha
encerrado al duque de Cádiz en su «cárcel de papel». El último día de 1972
publica un divertido artículo firmado por Juan Español (hijo), ridiculizando al
falangista Francisco Labadía Otermín y, por elevación, las obsesiones de
Carrero y el mismo Franco. El seudónimo Juan Español (hijo) apenas oculta
al diplomático Carlos Robles Piquer, cuñado de Fraga y antiguo director
general de Información y de Cultura Popular. Entre el regocijo de los
enterados, contraataca Emilio Romero desde Pueblo, la autoridad secuestra
La Codorniz y Robles Piquer es destinado a la embajada de España en Libia.
La amenaza terrorista
Al comenzar 1973, Franco está seriamente mermado por la enfermedad
de Parkinson, aunque no permite que se plantee su retiro. La incertidumbre se
cierne sobre el país, mientras crece el terrorismo de ETA que, el 16 de
febrero, secuestra al empresario navarro Felipe Huarte y lo libera a los nueve
días, tras cobrar el rescate. En el futuro, la banda multiplicará los secuestros.
El 19 de junio muere, en un tiroteo con la policía, el etarra Eustaquio
Mendizábal, Txikia y, el 24 de junio, en San Juan de Luz, ETA confunde a
tres jóvenes con policías, los asesina y los cadáveres de los desgraciados son
encontrados más tarde con evidentes signos de tortura. En septiembre, la
Guardia Civil localiza al histórico dirigente José María Zabarte Arregui, que
es herido y capturado tras un tiroteo en las calles de Bilbao.
Carrero, presidente
El 1 de mayo la policía reprime los habituales intentos de manifestación
y, en Madrid, el movimiento de extrema izquierda Partido Comunista de
España (marxista-leninista) se considera con fuerza suficiente para llevar a
cabo una concentración importante. Un «salto» de quinientos militantes es
interceptado por la policía y, en el enfrentamiento, muere a navajazos el
inspector Juan Antonio Fernández, siendo heridos de gravedad otros tres
policías, varios heridos leves y unos trescientos detenidos.
La policía y funcionarios ultras acusan de debilidad al «gobierno
monocolor» que, el 11 de junio de 1972, es sustituido por otro con menor
presencia de tecnócratas. Por primera vez, Franco sólo ocupa la Jefatura del
Estado y nombra a Carrero presidente del gobierno. El almirante, creyendo
que éste será el último gabinete en vida de Franco, consulta con Juan Carlos
la lista de ministros; sin embargo, Carmen Polo logra que su marido imponga
en Gobernación a Carlos Arias Navarro.
El grupo Tácito
En marzo son detenidos varios militantes del Partido Socialista Obrero
Español en Vizcaya y, en Sant Adriá del Besos (Barcelona), la policía dispara
contra los albañiles en huelga y mata a uno de ellos. Por su parte, los
Cristianos para el Socialismo se consolidan y extienden en círculos católicos
y, meses más tarde, un colectivo democristiano, que firma como Tácito,
pública su primer artículo en el diario Ya. Los círculos católicos se agitan
cuando, el 6 de noviembre, se amotinan seis sacerdotes presos en la «cárcel
concordataria de Zamora» y, encerrados en celdas de castigo, inician una
huelga de hambre que inquietará seriamente a varios obispos.
La muerte de un presidente
El 19 de diciembre, Carrero Blanco recibe al secretario de Estado, Henry
Kissinger, sin que la entrevista depare resultados. Al día siguiente está
previsto el inicio de la vista de los sindicalistas encausados en el proceso
1001, pero el juicio se aplazará por un hecho inesperado. Cuando el almirante
sale de su misa diaria, lo mata una mina enterrada por ETA bajo la calle que
recorría sin especiales precauciones.
Ante la inesperada muerte, se hace cargo el vicepresidente Torcuato
Fernández Miranda y no se informa de lo ocurrido hasta las siete de la tarde.
Ignorando al ministro de Gobernación y a los altos cargos del ministerio, el
general Carlos Iniesta ordena a la Guardia Civil ocupar los puntos clave y
«no restringir el uso de las armas». Posteriormente retirará esa orden, porque
Arias y Pita da Veiga le obligan a dejar el orden público en manos de las
autoridades. Pasadas las once de la noche, Fernández Miranda comparece en
la televisión, donde lee un comunicado oficial atribuyendo el atentado a ETA
y rematándolo con la frase: «Hemos olvidado la guerra civil, pero no
olvidamos ni olvidaremos la Victoria».
Juan Carlos preside el solemne entierro del presidente asesinado, mientras
la extrema derecha trata de capitalizarlo e increpa violentamente al cardenal
Tarancón, aunque sin llegar a las manos. Franco sólo asiste al funeral, donde
se emociona al saludar a la viuda del fallecido. Está muy desmejorado y tiene
la intención de que Carrero sea sustituido por el almirante Pedro Nieto
Antúnez. Sin embargo, Carmen Polo logra que nombre presidente a Carlos
Arias Navarro quien, el 29, forma un gobierno de diversidad franquista,
excluyendo a todos los integrantes del anterior.
El coche en el que iba Carrero Blanco cuando fue asesinado por ETA.
EL GOBIERNO ARIAS
El escándalo Sofico
Sábado Gráfico publica el 24 de mayo el auto de procesamiento por
estafa de los responsables de Sofico, un conjunto de sociedades basado en la
construcción y gestión de apartamentos en régimen de multipropiedad, en la
Costa del Sol. Su fundador, en 1962, fue Eugenio Peydró Salmerón, miembro
de los servicios secretos del coronel José Ungría durante la guerra civil, que
integró en la junta de la sociedad a personajes como Luis Nieto Antúnez,
hermano del almirante; los tenientes generales García-Valiño y Cabanillas
Prósper; el presidente de la Audiencia de Guadalajara Segismundo Martín; y
el coronel de la Guardia Civil, antiguo jefe de seguridad de Franco, Juan
Losada. En 1969, Peydró recibió la Medalla de Plata al Mérito Turístico.
En 1972, algunos testaferros ya han muerto o abandonado la empresa,
aunque aún figuran en la junta el general Cabanillas, el magistrado Martín y
el coronel Losada. El Tribunal Supremo no autoriza el procesamiento de los
personajes, sólo son encausados Peydró y su hijo, que tras años de dilaciones
resultarán condenados respectivamente a nueve y a dos años y cuatro meses,
debiendo pagar cinco mil millones de pesetas a 3200 perjudicados, mientras
la insolvencia ascendía a 8 182 555 731 pesetas. Ambos recurrirán la
sentencia, no irán a la cárcel, ni pagarán las indemnizaciones.
LA MUERTE DE FRANCO
Terrorismo y antiterrorismo
Situación crítica
Durante el verano, los generales han hecho detener a nueve miembros de
la Unión Militar Democrática, aprovechando que Arias se encuentra en
Helsinki. A su vuelta, el presidente no se atreve a desautorizar a los generales
y, poco después, el capitán de aviación Juan Ignacio Domínguez celebra una
conferencia de prensa en París para anunciar la existencia de la organización
militar que se opone al franquismo. La noticia, aunque manipulada por la
censura, provoca un gran revuelo en España.
El Tribunal Internacional de La Haya desestima las tesis de Marruecos
sobre la descolonización del Sáhara. Sin embargo, Hassan II cuenta con el
apoyo de Washington y París y acorrala diplomáticamente a España.
Menudean los incidentes fronterizos en el desierto y el rey de Marruecos
anuncia una «marcha verde» destinada a liberar los territorios. Ocultándolo a
Franco y a los militares, Arias máquina para entregar el Sáhara a Marruecos y
encarga la gestión a José Solís, que visita a Hassan II.
Ante la gravedad de Franco, el príncipe asume de nuevo sus poderes el 30
de octubre y, el 1 de noviembre, vuela a El Aaiún para tranquilizar a los
inquietos militares del Sáhara. El día 6 se inicia la «marcha verde» de
trescientos mil marroquíes desarmados, organizados y abastecidos por el
gobierno real. Al día siguiente, el ministro Antonio Carro viaja a Agadir,
donde se entrevista con Hassan II que, el 9 de noviembre, ordena suspender
la «marcha verde» porque dice que ha cumplido sus objetivos.
El estado de Franco se agrava el 13 de noviembre y este mismo día el
príncipe se reúne con los ministros militares para recabar su apoyo.
Seguidamente envía un mensaje a su padre, en el que le anuncia que cuenta
con las Fuerzas Armadas y pidiéndole que no haga comentarios a la prensa
cuando muera el Generalísimo. El conde de Barcelona contiene su disgusto.
En cambio, Arias dimite al conocer que Juan Carlos se ha reunido con tres
ministros a espaldas suyas, deja a España sin gobierno y se niega a regresar, a
pesar de las peticiones del príncipe. Tras mucho insistir, Nicolás de Cotoner,
marqués de Mondéjar, logra que el presidente reasuma su puesto.
Durante la agonía de Franco se firma el acuerdo de Madrid para dejar el
Sáhara bajo la administración de Marruecos y Mauritania; regresan López
Rodó de la embajada de Viena, y Fraga Iribarne de París, mientras el país
contiene el aliento y vive pendiente de los avances informativos. Hasta que, a
las 4.58 horas del día 20 de noviembre de 1975, la agencia Europa Press
comunica la muerte de Franco.
SE PROCLAMA UN REY
La dimisión de Arias
Inesperadamente, el 2 de junio, el rey comparece ante las dos cámaras
norteamericanas y anuncia una monarquía democrática para España. Al
regresar, inicia un tira y afloja con Arias, entre acontecimientos de distinto
significado como la prohibición de un Congreso de Comisiones Obreras; el
nombramiento del aperturista general Manuel Gutiérrez Mellado como jefe
del Estado Mayor Central; la celebración del Congreso del Partido Socialista
Popular de Tierno Galván y la fundación del Partido Popular de Óscar
Alzaga, Modesto Fraile, Pío Cabanillas y José Pedro Pérez-Llorca. Sin
embargo, todavía se celebra el Desfile de la Victoria, presidido por el rey.
Hasta que, el 1 de julio, Juan Carlos I consigue la dimisión de Arias y
Torcuato Fernández Miranda maniobra en el Consejo del Reino la
composición de la terna que se ofrecerá al rey y logra colocar a Adolfo
Suárez, un joven burócrata del régimen vinculado a Carrero y a Fernández
Miranda, secretario general del Movimiento en el segundo gobierno Arias.
Ante el estupor general, el rey nombra presidente a Suárez que, el 6 de
julio, comparece ante la televisión prometiendo partidos políticos y
elecciones libres, un referéndum el 15 de diciembre de 1976 y elecciones
libres antes del 30 de junio de 1977.
Suárez, presidente
Para implicar al poder militar en su proyecto, Suárez conserva al
vicepresidente y a tres ministros militares de Arias, aunque cambiando a dos
de sus titulares. Forman el resto del gabinete antiguos franquistas de su
generación, conscientes de que, para sobrevivir políticamente, deben
abanderar una reforma democrática, antes de que lo haga la oposición, aún
desorganizada.
Las Cortes despenalizan el derecho de reunión, manifestación,
propaganda y asociación, el rey renuncia al «derecho de presentación» y se
publica un decreto de amnistía parcial. Entre agosto y septiembre, el ministro
Enrique de la Mata se entrevista con dirigentes de Comisiones Obreras,
mientras Suárez lo hace con los socialistas Felipe González y Enrique Tierno
Galván y convoca a los altos mandos militares para explicarles la futura
reforma política, asegurándoles que no legalizará al Partido Comunista.
El 11 de septiembre se autoriza la Diada de Catalunya, a condición de
celebrarla en Sant Boi de Llobregat, localidad próxima a Barcelona. En la
convocatoria se habla con total libertad y la concentración transcurre sin
incidentes.
El sobresalto llega diez días después, cuando dimite el vicepresidente, el
general De Santiago, por oponerse a la legalización de los sindicatos y
partidos de izquierdas; en su lugar, Suárez nombra al general Gutiérrez
Mellado. Desde las páginas del diario El Alcázar, De Santiago e Iniesta
critican al gobierno, que decreta su pase a la reserva y, cuando recurren,
Gutiérrez Mellado no sabe articular los mecanismos jurídicos militares para
sostener la sanción, que acaba anulándose.
El referéndum para la reforma
EL GRAN DESAFÍO
La semana sangrienta
A comienzos de 1977 el gobierno disuelve el Tribunal de Orden Público,
autoriza la ikurriña, nombra príncipe de Asturias al hijo del rey y también
parecen abrirse las puertas del infierno. En Madrid, el día 23, un grupo
ultraderechista asesina al estudiante Arturo Ruiz, durante una manifestación
proamnistía; al día siguiente, los estudiantes se manifiestan en protesta y un
bote de humo de la policía mata a la estudiante Mari-Luz Nájera; los Grupos
Revolucionarios Antifranquistas Primero de Octubre, que mantienen
secuestrado a José María de Oriol y Urquijo, capturan también al general
Emilio Villaescusa Quilis y, al anochecer, pistoleros falangistas entran en un
despacho de abogados laboralistas comunistas, sito en la calle de Atocha,
asesinan a cinco personas y hieren a otras tantas. Es una provocación para
que los comunistas se lancen a la calle y el gobierno se vea obligado a
declarar el estado de guerra.
Sin embargo, tanto el gobierno como la dirección del Partido Comunista
saben controlar los nervios y, el día 26, una gran multitud asiste al sepelio de
los asesinados, en el que el Partido Comunista aparece a la luz pública con
sus banderas, cánticos y símbolos, controlado por su propio servicio de
orden, para demostrar que es compatible con la democracia.
El día 28, los Grupos Revolucionarios Antifranquistas Primero de
Octubre asesinan a tres policías y un guardia civil, cuyo sepelio tiene lugar al
día siguiente, presidido por el general Gutiérrez Mellado y el ministro
Rodolfo Martín Villa, en el Hospital Militar Gómez Ulla. Asiste una multitud
en la que predominan los militares, policías y guardias y, cuando aparecen los
féretros, estalla un griterío de vivas al ejército, a Franco y a la Guardia Civil.
Gutiérrez Mellado intenta contener el escándalo y ordena silencio, pero se le
encara el capitán de navío Camilo Menéndez, a gritos y vestido de uniforme.
El gobierno suspende dos artículos del Fuero de los Españoles, el presidente
Suárez declara en televisión: «somos conscientes de la importancia del
desafío», pero el marino Menéndez sólo sufre una semana de arresto.
EL AÑO DE LA CONSTITUCIÓN
El cambio es verdad
En 1978 comienza a concretarse el futuro mapa autonómico con la
constitución del Consejo General del País Vasco en enero, la Junta de Galicia
y los regímenes preautonómicos de Aragón, Canarias y País Valenciano en
marzo; Andalucía en el mes de abril; Baleares, Extremadura y Castilla y León
en julio; y Asturias y Murcia en septiembre. A finales de año, los
parlamentarios vascos, excepto los de Herri Batasuna, aprueban su proyecto
de autonomía, el Estatuto de Guernica.
Diversas medidas muestran la realidad del cambio: ingresa la primera
mujer en la Real Academia, Carmen Conde; el Premio Cervantes se otorga al
escritor cubano Alejo Carpentier; se celebran en libertad el primer Aberri
Eguna y el 1 de mayo, y llegan a Madrid ilustres exiliados además de los
restos mortales de Francisco Largo Caballero, presidente del gobierno
durante la guerra civil.
Las fuerzas políticas toman medidas de cara a las elecciones que deberán
celebrarse una vez aprobada la Constitución. La Unión de Centro
Democrático, antigua coalición electoral ahora convertida en partido político,
celebra en octubre su I Congreso, preparándose para hacer triunfar la
candidatura encabezada por Adolfo Suárez. Se unifican el Partido Socialista
Obrero Español y el Partido Socialista Popular, los dos partidos socialistas de
ámbito estatal, y, durante el verano, se integran en las siglas PSC-PSOE los
tres partidos socialistas existentes en Cataluña.
El Partido Comunista prepara un importante viraje ideológico y
programático, que consolida en su IX Congreso de julio. Tras una dura
discusión se aprueba la propuesta de la dirección para abandonar el leninismo
y reelegir, una vez más, a los históricos Dolores Ibárruri y Santiago Carrillo.
También los sindicatos atraviesan un proceso constituyente. Una vez
desaparecida la Organización Sindical del franquismo, predominan
Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores. En cambio, la
Confederación Nacional del Trabajo (CNT), que ha crecido
espectacularmente, se automargina del proceso y, en su seno, se enfrentan
hasta escindirse los anarquistas y los sindicalistas moderados. El movimiento
confederal se arruina después de su mayor éxito. Una enorme manifestación
en Barcelona hace temer que renazca el antiguo movimiento libertario. Horas
más tarde se incendia misteriosamente la sala de espectáculos Scala donde
mueren cuatro personas y la policía acusa del hecho a varios cenetistas,
mientras se rumorea que todo es una manipulación organizada desde el
poder. El caso nunca será desvelado, pero hunde para siempre a la
Confederación Nacional de Trabajadores.
Aprobar la Constitución constituye el principal problema político. El 10
de abril la ponencia termina sus trabajos y, el 5 de mayo, se inician los
debates en la comisión del Congreso de los Diputados. El pleno inicia su
discusión el 4 de julio y, ya terminándose el trámite, los diputados del Partido
Nacionalista Vasco abandonan las sesiones sin votar el texto constitucional,
que es aprobado por 325 votos sobre 350. El 14 de septiembre se aprueba una
enmienda vasca sobre los derechos forales y luego se inicia la discusión en el
Senado. Una vez aprobado el texto en una sesión conjunta de las cámaras, el
gobierno convoca un referéndum. La consulta se celebra el 6 de diciembre y
el texto constitucional es aprobado por quince millones y medio de votos, el
87,87 por ciento de los votantes. Tres días después se publica la Ley de
Partidos Políticos y, el 29 de diciembre, el rey, a propuesta del gobierno,
disuelve las Cortes y convoca elecciones generales y municipales para 1979.
Ruido de sables
El desmantelamiento del franquismo y la acción terrorista inquietan a
amplios sectores militares, que se encrespan ante el anuncio de una
Constitución, que establecerá un sistema político distinto al franquismo. El
día 11 de octubre, el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero y el
capitán de la Policía Armada Ricardo Sáenz de Ynestrillas citan a otros
militares en la cafetería Galaxia de Madrid y les invitan a participar en un
golpe de Estado, previsto para el día 17. Cuando algunos de los asistentes
denuncian la trama, el gobierno la desbarata, aunque intenta ocultarla, pero la
prensa publica los hechos y obliga al ministerio de Defensa a reconocer lo
sucedido y procesar a Tejero e Ynestrillas.
La «Operación Galaxia» coincide con una campaña del vicepresidente
Gutiérrez Mellado, que recorre diversas guarniciones para explicar a los
mandos militares el proyecto constitucional. La gira transcurre sin novedad,
hasta que, el 19 de noviembre, el vicepresidente militar es insultado
públicamente en Cartagena por el general de la Guardia Civil Juan Atarés
Peña, que es procesado. Gutiérrez Mellado interrumpe su campaña y regresa
a Madrid.
NAVEGANDO EN LA TORMENTA
Son los títulos esgrimidos como garantía de la bondad de los candidatos lo que pone
de manifiesto, una vez más, la inagotable vena folclórica del país. El primero de estos
avales de calidad municipal es la posesión de una familia numerosa, mucho mejor
avalista cuanto más numerosa y ello es perfectamente lógico de unas elecciones
familiares…
Por tu distrito…
vota a Fulanito.
Sociedad
Se casa el cantante Julio Iglesias con la señorita Isabel Preysler. A esta
boda se unirá la de la infanta Margarita, hija de don Juan de Borbón, con el
doctor Zurita. Estas bodas hacen crecer la tirada de la llamada prensa del
corazón, gremio que por lo inocuo de su contenido se ve a salvo de las
acechanzas de la Ley de Prensa. De este decenio parte el auge de ¡Hola!,
Semana, Lecturas, etc., cuyas tiradas sobrepasan las de cualquier publicación.
La jet marbellí, las andanzas de las folclóricas, la vida y escándalos de la
corte de Mónaco se convierten en tema habitual de la prensa cardiaca,
generosa a la hora de conceder exclusivas bien pagadas cuando los personajes
y personajillos comprenden que es rentable airear sus peripecias e
interioridades.
En diciembre se hace público el compromiso matrimonial entre don
Alfonso de Borbón Dampierre y la señorita Carmen Martínez-Bordiu Franco,
nieta del Caudillo. Desde este punto y hora, don Alfonso cuenta con un
séquito de secuaces que empieza por su propio suegro, el doctor Martínez-
Bordiu, que sueña con ver a su yerno convertido en Alfonso XIV a poco que
su suegro se debilite y caiga en una chochez capaz de arrancarle un cambio
en sus decisiones sucesorias.
La inimitable dialéctica
del profesor Fernández Miranda
El gran tema de debate en lo nacional es el del asociacionismo político
previsto en la Ley Orgánica para dar cauce a lo que se acepta (sobre el papel)
como «contraste de pareceres» o «concurrencia de criterios». El quid de la
cuestión es si las asociaciones que van a aceptarse son partidos políticos o no.
Los cambios de 1969 habían llevado al gobierno en el puesto de ministro
secretario general del Movimiento a don Torcuato Fernández Miranda, como
ya hemos visto antes, catedrático en posesión de una dialéctica de lo más
enrevesada. También él se pronuncia acerca del asociacionismo en esta pieza
oratoria pronunciada en un discurso ante las Cortes Españolas:
Estoy aquí como ministro y, por lo tanto, es obvio que no hablo a título de
vicepresidente del Consejo Nacional, ni en nombre del Consejo. Estoy como ministro,
pero tampoco hablo en nombre del gobierno aunque sí, ciertamente, desde él como
miembro que soy del mismo. Hablo desde mi exclusiva responsabilidad, pero,
naturalmente, vinculado a mi condición de ministro secretario general del
Movimiento…
Nosotros queremos asociaciones políticas que no sean partidos políticos. Pero para
hacer esta afirmación hay que buscar cuáles son las notas características del partido
político, y si nosotros quitamos de esas notas alguna, echamos agua al vino, pero
seguirán siendo partidos políticos más o menos modificados. Y si quitamos todas las
notas, más o menos destruidos. ¿Queda algo que de verdad se puedan llamar
asociaciones políticas?
Estrambote:
Que ambos plumíferos tienen buenos motivos para no arañarse por añejas
historias lo certifica este soneto de autor anónimo aparecido en el Diario
Español de Tarragona:
La prostitución no decae
Curiosamente, a la mayor permisividad de costumbres imperante y cuyo
signo externo más patente es el desahogo con el que las parejas se besan en
público y hasta llegan a ser sorprendidos haciendo el amor en algún parque o
descampado, corresponde un aparente crecimiento de la prostitución.
Algunos lugares de alterne optan por el topless y los salones de masajes
empiezan a proliferar, ofreciendo desde una sauna a servicios mucho más
sofisticados. En Barcelona se descubre una red de call-girls para altos
ejecutivos, y entre las que se prestan a endulzar las noches de los atareados
profesionales hay jóvenes estrellas del destape y alguna señora deseosa de
aliviar la nómina familiar con las treinta mil pesetas en que se valora una
noche de amor con show y cena incluida. En Mallorca, se dan cuenta de la
existencia de una amplia red de prostitución que actúa en hoteles de lujo,
nutrida, en su mayoría, por chicas extranjeras de las que se dice que «si sólo
vinieran a la isla para hacer turismo, lo más probable es que no vinieran». En
1977 se calcula que España cuenta con más de medio millón de prostitutas,
entre las que hay que consignar la presencia de portuguesas, francesas,
argentinas, libanesas, guineanas, marroquíes y filipinas. La mayoría de estas
últimas han llegado a España para dedicarse al servicio doméstico, ya que las
españolas que quieren trabajar de criadas son cada vez más raras. La traída de
fámulas filipinas, deseosas de salir del subdesarrollo y del hambre de su país,
se pone de moda entre la burguesía. Cierto número de estas muchachas de
Mindanao, o de Panay, sea mediante engaños o chantajes, acaban por ejercer
el viejo oficio, menester que se lleva a cabo en Madrid desde la calle de la
Ballesta hasta la Costa Fleming y calle del Capitán Haya. En Barcelona, esta
actividad se constata en zonas del Ensanche, con la consiguiente alarma del
vecindario sorprendido por tan desacostumbrada presencia. En Bilbao, de las
célebres Cortes se pasa a los aledaños de la Plaza Elíptica.
Una encuesta hecha entre mujeres de la vida, en 1977, revela sus amargas
quejas por lo que llaman la existencia de una competencia desleal o
«competencia coyuntural de la aficionada». Se trata de muchachas de la
burguesía baja y media, estudiantes y dependientas de grandes almacenes,
que se introducen en el oficio de manera descontrolada al objeto de conseguir
unos ingresos complementarios que les permitan vestir a la moda, poder
comprarse un apartamento o pagarse un viaje exótico de vacaciones. En esta
prostitución coyuntural se descubre la bajada del tono moral del país, así
como un alza alarmante de las enfermedades venéreas.
Ante el juicio de las once mujeres de Bilbao sobre el aborto y las detenciones de
Sardañola y ante la creciente represión en contra del aborto, nosotras, mujeres,
exigimos la amnistía de todas las mujeres y hombres encausados por aborto, la
inmediata libertad sin fianza de los detenidos de Sardañola y un cambio en la
legislación que contemple el aborto libre y gratuito. Por tanto, las abajo firmantes,
conscientes de las consecuencias y de las repercusiones penales que nos pueda reportar,
declaramos:
Yo he abortado.
La radio revive
Ante la aplastante superioridad de la innovación televisiva, la radio,
distracción exclusiva de los españoles, sobre todo de los desfavorecidos en
los años cuarenta y cincuenta, pierde audiencia. No obstante, nuevas figuras
empiezan a recabar oyentes haciendo valer su personalidad y una manera
especial de entender el alcance populista que podía tener el medio. Éste es el
caso de Luis del Olmo con su programa «De costa a costa», magazine
matutino de alcance nacional que se beneficia de no tener competencia
televisiva. Encarna Sánchez empieza a acaparar la atención de la audiencia
noctámbula con su «Encarna de noche», una especie de teléfono de la
esperanza radiofónico, ante el que se revelan problemas humanos, situaciones
límite de seguro impacto sobre el oyente. Un periodista deportivo procedente
del diario Pueblo —José María García— encuentra en el micrófono la caja de
resonancia para superar una limitación cultural, causa de divertidas pifias.
García no deja títere con cabeza al tomar el tema del deporte como un
sucedáneo de la crítica político-social, vedada todavía en los últimos años del
franquismo. Otras figuras de la radio como Iñaki Gabilondo, José Domingo
Castaño, José Luis Pecker y Joaquín Prat emergerán acusadamente en esta
década. Algunos de ellos se sirven de su popularidad en la radio para dar el
salto a la televisión, donde su desparpajo les vale como conductores de
concursos. Otros hombres salidos de la radio, como José María Íñigo o
Alfredo Amestoy, se convierten en personajes populares de la televisión
gracias a la gran audiencia de programas como «Estudio abierto» y
«Directísimo», en el caso del primero, y «Los Botajara», en el caso del
segundo. Otros programas muy seguidos son «Hora 25», «Carrusel
deportivo» y «Clásicos populares».
Como dato económico revelador del ascenso radial, baste decir que si los
ingresos por publicidad se sitúan en 1976 en tres mil millones de pesetas, en
1978 ascienden a cinco mil cuatrocientos millones.
España se droga
Otro fenómeno que provoca un aumento de las visitas a los Montes de
Piedad y la alarma de la sociedad española es la droga, cuyo consumo crece
en progresión geométrica. Del980al981 casi se duplica la cantidad de droga,
concretamente heroína, decomisada. Todo apunta a que el azote no ha hecho
más que empezar.
La imperiosa necesidad de conseguir fondos para poder comprar droga y
saciar el «enganche» lleva a las familias al infierno. Los objetos de valor
empiezan a desaparecer de los hogares. En el mejor de los casos para ser
llevados al empeño. En el peor, para ser malvendidos. El decenio de los
ochenta tendrá que afrontar la problemática de la droga como una de las
plagas de mayor incidencia sociológica, sanitaria y delictiva, y la principal
causa de desestabilización de la cotidianeidad familiar, rota por la presencia
de un drogadicto, capaz de devorar un patrimonio y destrozar toda armonía,
convirtiendo la existencia colectiva en una pesadilla. Porque, en escasamente
ocho años, España ha pasado de ser un país de tráfico, a serlo de consumo de
drogas.
Puede afirmarse sin temor que ningún joven, llegados a la mitad del
decenio, se ha visto libre del «camello» que ofrece su terrible mercancía. El
número de detenidos por tráfico de drogas llega en 1984 a once mil
quinientos y el de heroinómanos se calculaba en unos cien mil; se estima en
cuatro millones los consumidores habituales de algún tipo de droga, incluido
el alcohol.
La droga, la cultura underground, la abierta promiscuidad sexual rinden
culto a fenómenos como la estética punk, todo un desenfreno de la «nueva
ola» y en no pocos casos abocado a la sobredosis mortal. Poco tiempo
después, la aparición de los primeros casos del síndrome de inmuno
deficiencia adquirida (SIDA) elevará un riesgo que se convierte en auténtica
amenaza para la salud pública, y no son pocas las víctimas jóvenes
sacrificadas en pleno furor de vivir a la última. Entre ellas, hijos de
personajes harto conocidos de la vida intelectual y científica española.
En la villa de Madrid,
la del Oso y el Madroño,
pronunció un guardia civil
un seco y sonoro coño
que se oyó en Valladolid,
en Pamplona y en Logroño
y en el resto del país,
y que nos dejó pasmados
a mayores y retoños.
Estando en el Parlamento
todos juntos en sesión,
entró un civil con bigotes
y dijo «Eso se acabó».
«Rendios», gritó Gutiérrez
y con Tejero se peleó.
Al suelo saltaron todos,
menos Suárez y otros dos.
Suárez, que aguantó el tipo,
explicaciones pidió.
Tejero se ha molestado
y al escaño le envió…
La gran novedad que apasiona: el vídeo
En 1982, y a manera de pórtico del año entrante, se hace saber que a los
tres años y medio de aparecer los «lilas» (los billetes de mil duros con la
efigie de Carlos III), la inflación se ha comido un 50 por ciento de su valor, y
el paro se sitúa en los 2 150 000 desocupados. Pero como seguimos siendo el
país donde cualquier paradoja puede tener cabida, al propio tiempo se
anuncia el ficha je del futbolista Diego Armando Maradona por el F. C.
Barcelona al precio de mil millones de pesetas, el más caro de la historia del
balompié. En pleno auge del dinero de plástico, y para facilitar nuestro
inveterado hábito de aficionados, los cajeros automáticos (la banca
electrónica) se han puesto de moda. Las cajas de ahorros —se anuncia— van
a invertir ocho mil millones de pesetas en la instalación en los próximos tres
años de mil doscientos cajeros automáticos, lo que aumentará su número de
ochocientos a dos mil. En cuanto al uso de las tarjetas de crédito, se estima
que un 40 por ciento de los españoles hace uso de éstas habitualmente,
habiéndose doblado el número de usuarios en apenas tres años.
En el permanente tránsito de una novedad tecnológica a otra, 1982 es el
año del lanzamiento del vídeo. La proximidad de los campeonatos del mundo
de fútbol que van a tener lugar en nuestro país, dispara la venta de vídeos a
aficionados ávidos de registrar, para su solaz, los momentos gloriosos de
nuestro deporte nacional. En 1981 ya se venden en España noventa mil
vídeos y todas las expectativas anuncian una duplicación de las ventas para
1982. Algunos aventuran una venta de doscientos mil, lo que supondrá para
el comercio de electrodomésticos unos ingresos de treinta mil millones de
pesetas. Como la coyuntura es favorable, algunos hipermercados hacen una
oferta que incluye un vídeo, un televisor y un casete por 125 000 pesetas.
Algunas entidades bancarias, con tal de que se haga una imposición mínima
de 250 000 pesetas, regalaban un televisor en color; si se dobla esta cantidad,
el cliente puede llevarse a su casa un vídeo.
Es el boom del vídeo, a cuyo amparo florecen los videoclubes, negocio
que crecerá como la espuma. Ante una oferta televisiva basada en productos
como «Los camioneros» y «Los invasores», es de todo punto preferible
alquilar un largometraje. Sin desdeñar a aquellos que gracias al vídeo pueden
grabar series como «Arriba y abajo», «Viaje con André Malraux» o «Los
gozos y las sombras». Sea como fuere, el vídeo representa la liberación
respecto a los horarios de los programas de televisión, el acceso a las cintas
pregrabadas y la posibilidad de hacerse una videoteca con material propio o
adquirido.
A partir del mes de febrero de 1982, toda España está pendiente del juicio
contra los treinta y tres militares implicados en la intentona golpista del 23 de
febrero del año anterior. En el Servicio Geográfico del Ejército se habilita
una sala que va a ser escenario de las sesiones de un proceso al que se le
atribuyen caracteres de prueba para la democracia: es su enfrentamiento con
un sector militar tras del que se ocultaba una trama civil que nunca ha sido
debidamente esclarecida. Con motivo del proceso sale a relucir, gracias al
periodista Pepe Oneto, una conversación telefónica sostenida entre el teniente
coronel Tejero y Juan García Carrés, el único civil inculpado. El diálogo se
produce cuando Tejero tiene al Congreso en su poder y está esperando —
nervioso— la llegada del personaje clave que nunca hizo acto de presencia.
Vale la pena reproducirla como botón de muestra del estilo y del léxico de los
golpistas, y como documento de valor histórico y documental:
Rara vez el español medio ha tenido una vivencia tan activa de los
problemas económicos, ni nunca ha estado más cerca de seguir los avatares
del IPC (índice de Precios al Consumo) o del PIB (Producto Interior Bruto)
en la sabiduría de lo que significan estas siglas. Y como en toda ocasión en la
que algo preocupa a la colectividad, no falta quien la deriva hacia los terrenos
de la broma. Los chistes sobre asuntos económicos, en especial los relativos a
Hacienda, pasan a formar parte preferente del catálogo de los humoristas.
Los cambios sociales experimentados entre 1979 y 1984 dan pie al
establecimiento de nuevos estatutos legales, como el estado civil de
«divorciado/divorciada» que, debidamente reflejado en el DNI, equivale a
una situación de disponibilidad que autoriza a contraer nuevas nupcias. Si
tras la implantación del divorcio la curiosidad se concreta en conocer su
aceptación y en cifrar el número de parejas con el nuevo estatus, una vez
sabido esto se trata de tener idea del cómputo de reincidentes, porque hay
quien sostiene que «una de las ventajas de que no hubiera divorcio en España
es que así nadie se volvía a casar. Con una vez para toda la vida parece
suficiente». Ciertamente, el divorcio lo toman los españoles más como
portillo de evasión del matrimonio que como vía libre para contraer otro. Y
así, frente a los diez mil divorcios que se han tramitado desde su aprobación
hasta abril de 1982, el número de reincidentes sólo se acerca a los mil. Lo
curioso es que estos ciudadanos no pertenecen al fastuoso mundo del
espectáculo. Son gente corriente, en muchos casos personas mayores que
quieren solucionar una situación de matrimonio natural, de unión libre de
larga duración, para legalizar su situación y cobrar una pensión. Algunos
casos descubren secretos llevados durante largo tiempo, como un anciano de
setenta y cinco años que explica su historia de este modo:
En el barrio, nadie sabe que estamos sin casar. A mí no me importa pero a mi mujer
sí, por eso me divorcié hace un mes y ahora me vuelvo a casar. Mi señora es soltera y lo
que más trabajo me ha costado ha sido encontrar a mi primera mujer, hasta que la
localicé en Valencia en donde vivía con otro señor y del que tiene hijos. El follón era de
aúpa porque nosotros también teníamos hijos, que eran como hijos de soltera. Ahora,
gracias a unos abogados jóvenes, amigos de mis hijos, hemos solucionado la papeleta.
En general, son más los reincidentes varones que las hembras, porque
éstas suelen quedarse con los hijos y una nueva boda acarrea más problemas.
También es posible admitir que dado el grado de independencia adquirido por
las mujeres, les importa menos casarse por segunda vez. Al margen de estos
casos de reincidencia, es de notar que el número de uniones libres crece en
España, confirmando los temores del ministro Fernández Ordóñez,
expresados al promulgarse la ley del divorcio.
Recursos extremos
para hacer frente a la crisis
Una estadística hecha a comienzos del año 1983 en el sector industrial da
cuenta de que desde 1974, año del comienzo de la agudización de la crisis
económica, cerca de cien mil empresas pequeñas, medianas y grandes han
dejado de existir. Las difíciles circunstancias son un buen caldo de cultivo
para que los empresarios recurran a todos los trucos y artimañas (léase
fraude) con vistas a subsistir. Prueba de ello es el descubrimiento en
Barcelona de una descomunal estafa a la Seguridad Social, en la que
aparecieron implicadas setenta y dos empresas y cincuenta y tres personas,
algunas con apellidos de rancia solera entre la burguesía catalana. El monto
de la defraudación ascendía a 1600 millones de pesetas.
Entre los varios signos de la creciente existencia de capas de pobreza
resultantes del paro, uno de ellos es el rebrote de la actividad en los
gimnasios. El boxeo, al que la sociedad del bienestar ha reducido a un rango
residual entre los deportes, vuelve a ser señuelo para muchachos forzudos
que ven en el pugilismo, como antaño, la redención de la pobreza. La
mayoría están «empleados en el paro», usando su propia expresión, y así
disponen de todo el tiempo libre para entrenarse.
Un preparador, al constatar la afluencia de pupilos, da esta clarísima
explicación: «Entre las doce cuerdas no se conoce la piedad si se quiere ser
figura. Pero también otras cosas no conocen la piedad, como la miseria y el
paro. Y los que vienen aquí soñando con abrirse camino a base de puñetazos,
lo saben».
Otro indicador sociológico del empobrecimiento es el volumen de objetos
pignorados en los Montes de Piedad, reflejo de la miseria vergonzante de la
clásica clase media que quiere y no puede aparentar cierto bienestar, mientras
malvive de unas rentas de por sí insuficientes y reducidas, día a día, por la
inflación. Se trata de conseguir dinero para salir de un apuro o poder llegar a
fin de mes: de poder pagar la letra del televisor o la cuenta de un tendero que
no está dispuesto a fiar ni un día más. Y hoy hay que comer. El Monte tiene
una capa de clientes habituales, integrada mayormente por señoras: son las
víctimas de su pasión por el juego del bingo que las lleva a agenciarse dinero
con el que poder seguir entregadas a su vicio, porque en el Monte se puede
empeñar de todo, no sólo alhajas. El paso del tiempo, y la creación de un
nuevo repertorio de enseres que rodean y sustentan nuestra vida cotidiana, se
evidencia en un cambio en la clase de objetos. Ya no se empeñan colchones
como cuando en los años cuarenta ése era el último recurso para poder
pagarse una entrada para ver torear a Manolete. Pero se siguen empeñando
juegos de sábanas o mantelerías de hilo. Y, por supuesto, lo tradicional: el
abanico de nácar, el mantón de Manila de la abuela o el reloj del abuelo.