Sangre
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- Los infartos tienden a adoptar forma de cuña, con el vaso ocluido en el vértice y la
base formada por la periferia del órgano; si la base es una superficie serosa, puede
haber un exudado fibrinoso por encima resultante de una reacción inflamatoria
aguda a los mediadores liberados por las células dañadas y necróticas. Los infartos
recientes están mal definidos y son ligeramente hemorrágicos, pero, en unos dias,
los bordes tienden a definirse mejor por un cerco estrecho de congestión atribuible a
inflamación. Tiempo después, los infartos secundarios a oclusiones arteriales en
organos con vascularización doble se vuelven tipicamente más claros y mejor
definidos (v. fig. 4-18B). En contraste, en el pulmon. los infartos hemorrágicos son
la norma (v. fig. 4-184). Los eritrocitos extravasa- dos en los infartos hemorragicos
son fagocitados por macrófagos. que convierten el hierro del hemo en hemosiderina:
en cantidades pequenas no cambian apreciablemente el color del tejido, pero una
hemorragia extensa deja un residuo firme y marron, rice en hemosiderina.
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- La caracteristica histológica dominante del infarto es la necrosis coagulativa
isquémica. Resulta importante destacar que., si la oclusión vascular se produjo poco
tiempo (de minutos a horas) antes del fallecimiento de la persona, pueden faltar los
cambios histológicos; se necesitan 4-12 h para que el tejido muerto muestre
evidencias microscópicas de necrosis clara. La inflamación aguda aparece en los
bordes del infarto en unas horas, y suele ser bien definida en 1-2 dias. Finalmente
comienza una reacción roparadora en los bordes preservados. En los tejidos estables
a lábiles, puede producirse la regeneración del parénquima en la periferia, donde
está preservada la arquitectura del estroma. Sin embargo, la mayoria do los infartos
son reemplazados en ultimo termino por una cicatriz. El encéfalo es la excepción a
esta norma, ya que los infartos del sistema nervioso central resultan en necrosis
licuefactiva.
- Los infartos sépticos se producen en caso de embolia de vege- taciones infectadas
de válvulas cardíacas o cuando los microbios colonizan el tejido necrótico. En estos
casos, el infarto se convierte en un absceso, con una reacción inflamatoria
correspondientemente mayor. No obstante, la secuencia final de organización sigue
el patrón descrito.