Santoral Lasallista 2021
Santoral Lasallista 2021
Santoral Lasallista 2021
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alabanza a todos nuestros “santos desconocidos” que
han hecho la contribución más preciada a la gloriosa
historia de nuestra Congregación. Su santidad, aunque
nunca llegará a los altares, ha transformado vidas
aparentemente ordinarias en auténticas obras maestras de la gracia
y ha atraído muchas bendiciones a la labor apostólica de todos. Por otra
parte, si comparamos las vicisitudes de estos hombres de Dios con las de
nuestros santos que han alcanzado oficialmente la gloria de los altares,
constataremos que los caminos recorridos son los mismos, que son
similares las opciones, los comportamientos y las respuestas a las llamadas
de la gracia.
Residuos del pasado e inútiles figuras de los santos, o, por el contrario, ¿no
necesitamos hoy más que nunca modelos significativos de vida? Para el
que el lector reflexione y responda.
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He aquí un santo que, aunque vivió entre los
años mil seiscientos y mil setecientos, tiene
mucho que enseñar a los católicos de hoy. En primer
lugar, es más válida que nunca la intuición de que la
educación es un derecho de todos, incluso de los pobres;
a continuación, que la escuela es un asunto tremendamente
serio, que requiere personas adecuadamente preparadas.
Nacido en una familia noble el 30 de abril de 1651, siguiendo la
costumbre de la época, a los once años recibe la tonsura; a los dieciséis
la canonjía, a los diecisiete es maestro en artes y en 1678 es ordenado
sacerdote. Pero él no es uno de esos sacerdotes pre confeccionados para
quienes el camino lo decidían otros: La Salle se lanza al ministerio con
entusiasmo y fe. Entra en contacto con varias instituciones educativas para
la juventud pobre, pero encuentra en ellas un personal poco capacitado,
escuelas indisciplinadas y desorganizadas, decide dar vida a una comunidad
de maestros de inspiración cristiana que sean capaces de entender lo que
debe ser una auténtica escuela. Pero pronto choca con los puntos de vista
de los ambientes clericales, sobre todo cuando piensa en una comunidad
exclusivamente de laicos: una especie de herejía para aquellos tiempos, que
a la vez se anticipaba casi tres siglos al Concilio Vaticano II.
Para liberarse de toda atadura, La Salle renuncia a la canonjía y distribuye
sus bienes a los pobres, hace voto de vivir de limosna, si fuera necesario, y
se va a vivir con los maestros para formarlos. Así nacen los Hermanos de
las Escuelas Cristianas, a los que el Fundador llega a prohibir el uso del
latín para que se sumerjan totalmente en el pueblo y en su cultura.
Deberá sufrir mucho para llevar adelante su proyecto, tanto por su fidelidad
al Papa (se vivía en pleno galicanismo) como por la desconcertante
modernidad de sus escuelas, donde incluso se enseñaba lengua, comercio
y dibujo técnico.
Por intrigas debidas a los responsables de las escuelas de pago, que
consideraban la educación perjudicial (sic) para las clases populares, es
también depuesto como superior, mientras que algunos fidelísimos de los
primeros momentos lo abandonan. El santo acepta todo y muere en la
serena convicción de que su obra es voluntad de Dios. El tiempo le dará la
razón: beatificado en 1888, fue canonizado en 1900, y en 1950 fue
proclamado patrono de los educadores.
Angelo Montonati (*)
(*) Con permiso del autor
SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE
1651 – 1719
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1679 - 1682 Principales etapas de la nueva Sociedad de Escuelas Cristianas:
a) Con el fin de perfeccionarlos en el espíritu y las
costumbres y de formarles moralmente, alquila para
el grupo ambulante de maestros del señor Nyel una
casa junto a la suya (en otoño de 1679).
b) 24 de junio de 1680: los acoge en su casa y los admite
a la mesa familiar. Esta fecha se considera el inicio de
la Congregación de los Hermanos de las Escuelas
Cristianas.
c) Asume la completa responsabilidad de los maestros:
alquila una casa en la Calle Nueva y también se va a
vivir con ellos (24 de junio de 1682).
1683 - 1684 Opción radical por Dios:
Se da cuenta de que no puede conciliar sus deberes de
canónigo con los de director y guía de los maestros. Y así,
aconsejado por el padre Barré:
- renunciar a la canonjía en favor de un pobre
sacerdote; Te Deum con los Hermanos… ¡Tempestad en
la familia de La Salle!
- distribuye sus bienes a los pobres (otoño de 1684,
gran hambruna en la región), en lugar de destinarlos
a la nueva fundación. Se confió a la Providencia.
10 de junio de 1686 Peregrinación a Nuestra Señora de Liesse (a 40 Km. de
Reims) y Voto de Obediencia con 12 discípulos.
27 de febrero de 1688 Primera escuela en París: calle Princesa, parroquia de San
Sulpicio.
1689 - 1690 Incomprensiones de los eclesiásticos y abandonos entre
los suyos.
21 de noviembre de Voto heroico, junto con Nicolás Vuyart y Gabriel Drolin,
1691 de “... sostener juntos a las escuelas, aunque se vieren
obligados a pedir limosna y a vivir sólo de pan...”.
6 de noviembre de Votos perpetuos con 12 Hermanos.
1694
Settembre 1702 Envía a Roma a los hermanos Gabriel y Gérard Drolin para:
- demostrar su fidelidad a la Iglesia de Roma (firmaría
“Sacerdote romano”).
- abrir una escuela del Papa.
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1703 - 1705 Dificultades:
- con los eclesiásticos: nuevo
superior impuesto, pero
rechazado por los Hermanos.
- con los maestros calígrafos: asaltan y
destruyen…
- multas y la prohibición de la autoridad
municipal de París de abrir nuevas comunidades
de maestros.
Agosto 1705 Traslada el noviciado a Saint-Yon, en las afueras de
Rouen.
..... 1705 Buenas noticias de Roma: el H. Gabriel, por fin, es
maestro, interino, no remunerado, pero tiene una clase
“Alli Otto Cantoni” (actualmente Largo dei Lombardi).
1705 - 1706 Apertura de escuelas en el sur de Francia: Aviñón,
Grenoble, Marsella.
..... 1709 Al Hermano Gabriel se le confía finalmente una escuela
del Papa, en la Via dei Cappuccini de Roma.
..... 1711 Viaje al sur de Francia.
1713-1714 Dificultades, persecuciones. Se oculta y se refugia en
Parmenia.
….. 1714 Los Hermanos lo localizan y le ordenan que regrese y
vuelva a tomar la dirección de la Sociedad.
22 de mayo de 1717 El primer Capítulo General elige Superior al Hermano
Bartolomé.
7 de abril de 1719 Muere en Rouen la noche del Viernes Santo.
26 de enero de 1725 Benedicto XIII promulga la Bula de aprobación del
Instituto “In apostolicae dignitatis solio”.
19 de febrero de 1888 León XIII lo proclama Beato.
24 de mayo de 1900 León XIII lo declara Santo.
15 de mayo de 1950 Pío XII lo proclama Celestial Patrono ante Dios de todos
los educadores.
Escritor, académico, santo
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No se restableció y murió en aquella ciudad el 19 de
mayo de 1919.3
El proceso canónico, iniciado en la diócesis de
Antananarivo el 1 de junio de 1995, terminó en Roma
el 17 de diciembre de 2007 con el “Decreto sobre las
virtudes heroicas”, que le confirió el título de
Venerable.
El 17 de enero de 2009, el “Decreto sobre el milagro”
abría las puertas de su beatificación, que se celebró
con gran solemnidad y una impresionante
participación del pueblo en Antananarivo el 7 de
junio de 2009.
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Un testigo creíble
de los valores del espíritu
Hay quien lo juzgó excesivamente riguroso,
exigente y poco sensible. Tal vez. Lo cierto es
que riguroso y exigente lo era sobre todo consigo
mismo. Sin embargo, a través de los testimonios de
quienes lo conocieron y estudiaron atentamente su
personalidad como hombre y como religioso, encontraron
muchas otras cualidades que lo sitúan entre las figuras
preminentes del Instituto en el siglo XIX. George Rigault, autor de la
monumental Historia del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas
(Librairie Plon, París, 1953), lo veía sobre todo como un “renovador
espiritual”4 siendo también extensa su obra en el campo social.
Una publicación más reciente del historiador Gérard Cholvy lo reconoce
además como un “maestro de la energía espiritual”5.
Vocación probada la suya: la acomodada familia Mas, de práctica religiosa
tibia, tenía otros planes para el primogénito Adrien. Para hacerle desistir
de su deseo de ser religioso, su padre lo envió a Niza, huésped de un amigo
de la familia. Esperaba así que, entre el lujo y las tentaciones mundanas, la
tenaz idea del joven se desvanecería o desaparecería por completo. La
distancia, sin embargo, no influyó nada en la intención de Adrien, que
regresó a su pueblo natal aún más decidido a seguir su propio camino. Así
que a la edad de 18 años fue Hermano de las Escuelas Cristianas.
Eminente profesor de letras en la escuela secundaria de los Hermanos de
Béziers, director del noviciado de la calle Oudinot de París en 1862, en 1873
fue llamado a tareas más importantes. El prestigioso y comprometido cargo
que le fue confiado le dio la posibilidad de obrar con mayor libertad y
eficacia. Para una mejor formación cultural de los Hermanos jóvenes,
organizó el llamado Escolasticado superior. Debían participar en él los
Hermanos que ya llevaban varios años enseñando, para perfeccionarse en
cultura general, pedagogía y ciencias religiosas.
Para los Hermanos más avanzados en edad, fue el artífice de esa institución
que sigue presente en el Instituto, aunque haya cambiado de nombre y de
planteamiento. Siguiendo el modelo de la “Tercera Probación” de los
jesuitas, diseñó y puso en marcha un curso de renovación espiritual para
los Hermanos entre 40 y 50 años, que llamó “Segundo Noviciado”,
actualmente Centro Internacional Lasaliano (CIL).
Notable fue también lo que consiguió realizar para los colaboradores
seglares de los 76 colegios de los Hermanos en París: además de organizar
para ellos retiros regulares de formación espiritual y lasaliana, creó una
forma verdadera y propia de asistencia que podríamos comparar con
nuestro Fondo de Inversión.
Con motivo de la guerra franco-prusiana (1870-71), el Hermano Exupérien
fue puesto por las autoridades municipales a cargo de la creación y del
funcionamiento del mayor hospital móvil de París, llamado “la gran
ambulancia de Longchamp”. Se sirvió, entre otros, de la colaboración de
centenares de Hermanos, a quienes utilizó como enfermeros y camilleros.
Fue la mente y el brazo de otras poderosas organizaciones de toda
categoría en la región de París en beneficio de los jóvenes.
Entre estas:
- Oeuvre des Patronages de la Seine, con sede en las escuelas de los
Hermanos. Se trataba de una serie de actividades extra-académicas,
comparables a las que se realizan hoy en Italia en los oratorios;
- La Société de Saint-Bénoit-Joseph Labre, para aquellos que no se
contentaban con lo que se hacía con el patronato y querían
perfeccionarse para poder, a su vez, ayudar a los demás. Al cabo de unos
años los jóvenes adscritos a esta asociación eran cerca de un millar y,
después de unos 40 años de vida, habían salido de sus filas más de 300
sacerdotes y religiosos, centenares de familias verdaderamente
cristianas y los fundadores de la CFTC (Confédération Française des
Travailleurs Chrétiens), la JOC francesa (Jeunesse Ouvrière Chrétienne) y
los Pequeños Cantores de la Cruz de Madera. Algunos de los pilares de
su formación eran: la dirección espiritual, la comunión frecuente, y el
retiro anual de tres días.;
- El Cercle des Francs-Bourgeois y el llamado Cercle de St. Nicolas: el
primero para acoger a los jóvenes estudiantes católicos, en su mayoría
pertenecientes a las clases medias; el segundo para los jóvenes
trabajadores, obligados a mantenerse alejados de sus familias;
- La Maison d’accueil, donde los jóvenes empleados en el comercio podían
acercarse a comer en buena compañía;
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- El Syndicat des employés du commerce et
de l’industrie el primer sindicato católico de
Francia, que será el origen de la CFTC.
De 1897 a 1904 el Hermano Exupérien fue miembro del
Consejo Superior de la Educación Francesa como
representante de la escuela libre. Su fuerte influencia espiritual
convenció a algunos miembros de aquel alto consejo y condujo a
auténticas conversiones, como las de los académicos Xavier Marmier y
François Coppée. Fallecía 31 de enero de 1905, a los 76 años de edad,
acompañado por un pesar general y la conciencia de que había muerto un
santo.
En 1922 era introducida su causa de beatificación y canonización en la
diócesis de París; en 1990 la causa recibía un importante reconocimiento
en Roma con el “Decreto sobre la heroicidad de las virtudes” que dio al
Siervo de Dios el título de Venerable.
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Cariñosamente llamado
Hermano Juanito
La fundación de la primera congregación
religiosa femenina lasaliana - las Hermanas
Guadalupanas de La Salle - se debe a la iniciativa de
este religioso, cuya vida transcurrió entre Francia, su
tierra natal, España, donde pasó sus años de formación,
Cuba, México y nuevamente Francia, donde debió permanecer
durante 19 años en una especie de “exilio”, y nuevamente México,
donde terminó su vida terrena.
La vida de este Siervo de Dios no fue fácil, no sólo por las incomprensiones
e interferencias que acompañaron a su fundación, sino porque más de una
vez tuvo que dejar atrás a personas y lugares que le eran particularmente
queridos; separaciones sufridas que sin embargo le fortalecieron
espiritualmente. Supo hacer méritos de sus desventuras, interpelándose a
sí mismo con compromiso y humildad, hasta conseguir el pleno dominio
de sí y una serenidad que le hizo soportar sufrimientos morales y físicos.
Siempre encontró consuelo y apoyo en la oración, en el recogimiento
interior y en una fe que le hizo superar innumerables pruebas y aceptar
plenamente la voluntad de sus superiores canónicos como expresión de la
voluntad de Dios, sin faltarles nunca al respeto y mostrando una profunda
gratitud cuando le permitieron, ya cerca del final de su vida, disfrutar de la
cercanía y del cuidado de “sus” Hermanas.
El tipo de santidad que nos presenta este Venerable no es el clásico, que
confirma todo el bagaje tradicional, pero poco puede sugerir a la vivencia
actual de la fe, que debe afrontar problemáticas nuevas, una santidad
“embalsamada”, se podría decir, más que una provocación vital. Aquí se
encuentra de nuevo la categoría de la “cercanía”, del descubrimiento de
las necesidades del otro, tal vez incluso de la “culpa”, si así puede llamar
una cierta facilidad para interpretar las disposiciones de los superiores;
esa frescura evangélica de la caridad, de la que siempre se habla, pero que
no siempre, en la práctica, ocupa el primer lugar. “Por los frutos se conoce
el árbol” (Mt 7, 20). Es innegable que la obra de este hombre ha
transformado cientos de vidas, que podrían haberse arrastrado banalmente
y sin sentido, en personas de fe, de esperanza, de caridad, dedicadas a los
demás. Hablamos, evidentemente, de los cientos de excelentes religiosas
de la Congregación por él fundada, que está en constante crecimiento y ya
ha arraigado sólidamente en tres continentes.6
El Hermano Juanito murió el 5 de diciembre de 1978, siete días antes de la
fiesta litúrgica de Nuestra Señora de Guadalupe (patrona de México), que
celebró en el cielo.
Sin embargo, antes de cerrar los ojos, el Hermano Bernardo Felipe había
tenido la satisfacción de ver aprobada por la Santa Sede la Congregación
de las Hermanas Guadalupanas de La Salle el 10 de abril de 1976. Las dos
cartas que envió al arzobispo de la Ciudad de México Cardenal Miguel Darío
Miranda y a S.S. San Pablo VI para solicitar este reconocimiento son
también las únicas en las cuales se califica explícitamente como fundador.
En 1995 se introdujo en la Ciudad de México su causa de beatificación y
canonización, que recibió validez canónica de la Congregación para las
Causas de los Santos en Roma el 1 de diciembre de 2000.
En 2012 fue examinada por la Comisión Teológica y luego por los
Cardenales y Obispos. El decreto sobre sus “virtudes heroicas” lo ha
declarado “Venerable”.
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Un precursor:
Hermanos y seglares juntos
Con la creación de la Unión de Catequistas del
Santísimo Crucifijo y de María Inmaculada, el
Hermano Teodoreto tuvo una intuición profética y
ha dado a la Iglesia una familia religiosa formada por seglares de
toda condición. Sin lugar a dudas fue un auténtico profeta en promover el
laicado, del que se interesará de manera autorizada el Concilio Vaticano II,
pero cincuenta años después.
El fenómeno de los Institutos seculares fue algo verdaderamente nuevo en
la vida de la Iglesia, y la novedad fue mucho más profunda de cuanto puede
parecer a primera vista. En la historia de la Iglesia aún no se había
intentado unir la riqueza de la consagración religiosa con su presencia en
el mundo.
“Viven en el siglo, es decir, en todos y cada uno de los deberes y ocupaciones
del mundo, y en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social, con las
que su existencia está como entretejida. Allí están llamados por Dios, para
que, desempeñando su propia profesión guiados por el espíritu evangélico,
contribuyan a la santificación del mundo como desde dentro, a modo de
fermento” (LG 31).
Los seglares, junto con otros seglares, muestran cómo se puede ser
plenamente fiel al Evangelio sin separarse del mundo, apreciando los
valores auténticos. Así llegan a ser luz que ilumina, sal que sazona, en
medio de los que se ocupan de los asuntos terrenos, mostrando con su
pobreza cómo se puede usar los bienes de aquí abajo sin apego, cómo no
se puede reconstruir el mundo si no es en el respeto y en la obediencia a
las leyes que Dios nos ha dado; mostrando cómo todo amor humano no
vale sino en la medida en que está inserto en el amor de Dios y en el amor
abierto a todos los hermanos.
La obra del Hermano Teodoreto es plenamente lasaliana. A este respecto
tomo prestadas algunas magníficas expresiones usadas por el postulador,
el Hermano Leone di María, que escribe:
"El Hermano Teodoreto es el primero y hasta ahora el único Hermano que
ha intentado, consiguiéndolo, una empresa de la que es demasiado poco
decir que no está fuera del espíritu del Instituto fundado por La Salle. Por
el contrario, es necesario afirmar, con total convencimiento, que se inserta
hasta el fondo y a título pleno, haciendo expresar desde su seno lo que
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de lo más alto está llamado a producir. Con esta
fundación el Hermano Teodoreto ha sabido llevar
hasta su apogeo la obra de la educación cristiana
a la que el Santo Fundador llamó la Congregación de los
Hermanos, conduciendo a los mejores alumnos hasta las cimas
del cristianismo representadas por los consejos evangélicos; situándoles
en aquella plenitud de adhesión cristiana que es la vida de consagración a
Dios: infundiendo en ellos el ideal de santidad vivido por él, el espíritu de
su familia religiosa y su misma pasión de educador y catequista.
Considerar la obra del Hermano Teodoreto como si estuviera al margen
apenas de la empresa lasaliana es alterarla. Quien la observe
inteligentemente debe, por el contrario, admitir que se halla en el centro,
o mejor todavía en el vértice, como coronamiento de la espléndida pirámide
que, apoyándose sobre el sólido punto de partida de la instrucción profana
y de una educación civil y religiosa ordinaria, descuella después en los
cielos libres de la Fe y del Amor, esto es de la santidad más auténtica. No
todos, cierto, llegan hasta la cima; pero el Hermano Teodoreto ha preparado
los posibles, aunque no fáciles caminos de acceso.”7
Así, he aquí el fruto más maduro y fecundo de la escuela lasaliana: al lado
de los religiosos educadores, el de los laicos religiosos profesionales,
religiosos empleados, religiosos obreros, que viven en el mundo y en la
propia familia; he aquí la llama catequística llevada a todos los ambientes
y a todas las profesiones.
La causa de beatificación y canonización del Hermano Teodoreto,
introducida en la diócesis de Torino en 1961, recibió el “Decreto sobre la
heroicidad de las virtudes" del papa San Juan Pablo II el 30 de abril de 1990.
Ahora es Venerable.
24
Incansable constructor
del bien en Cuba
Había ingresado hacía poco tiempo en el Instituto
de los Hermanos de las Escuelas Cristianas cuando,
por motivo de la persecución religiosa a principios del
siglo XX en Francia, fue obligado a exiliarse. Era el año 1905.
En aquel año había en Francia 10.826 Hermanos de las Escuelas
Cristianas, que dirigían 1.359 las escuelas. De éstas, mil fueron
confiscadas; las otras continuaron funcionando con Hermanos
“secularizados” (fueron llamados así los 3000 Hermanos que optaron por
esta formula ambigua, para poder continuar dirigiendo algunas escuelas).
De los otros religiosos, 2.500 se retiraron en casas de ancianos, 1.500
dejaron el Instituto y los 3.000 restantes marcharon al extranjero. A éstos,
para completar la suma, hay que añadir los 350 Hermanos que murieron y
los 450 llamados al servicio militar.
El Hermano Nymphas-Victorin, después de una breve estancia en Montreal,
se ofreció a ir y fundar nuevas escuelas en Cuba. Ciertamente no pensó
que Cuba sería su patria de elección, hasta el punto de encariñarse con
ella. Le gustaba decir: “¡Soy un cubano nacido en Francia!” Permaneció allí
de 1905 a 1961, cuando otra persecución le obligó a un segundo y más
amargo exilio.
En Cuba no sólo se adaptó de forma maravillosa, sino que también trabajó
de forma igualmente extraordinaria. Encontró entusiasta acogida a sus
numerosas iniciativas apostólicas.
De hecho, él fue el fundador:
- de la Asociación La Salle en 1919;
- de la Federación de la Juventud Católica Cubana, masculina y femenina
en 1928;
- del Hogar Católico Universitario en 1946;
- del Movimiento Familiar Católico en 1953.
Todas estas iniciativas tuvieron un enorme éxito y dieron una gran
popularidad al Hermano y, más en general, a la labor apostólica de
vanguardia llevada a cabo por todos aquellos religiosos que no eran
sacerdotes, sus Hermanos.
Exiliado por segunda vez en 1961, hasta su muerte seis años más tarde,
dedicó sus energías restantes a tratar de reorganizar las diversas
asociaciones que había fundado entre los exiliados cubanos en Nueva York,
Miami y Puerto Rico.
Murió el 16 de abril de 1966 en San Juan de Puerto Rico, donde se abrió el
proceso de investigación el 8 de septiembre de 2000 y concluyó el 8 de
enero de 2003.
La fase romana, que comenzó el 6 de mayo de 2005, terminó el 6 de abril
de 2019 con el Decreto sobre la heroicidad de las virtudes y el consiguiente
título de Venerable.
27
A
l lado de los Hermanos a los que hemos hecho referencia
anteriormente y que, gracias a su fuerte personalidad, marcaron la
época en la que vivieron, hay otros que también han llegado al honor
de los altares por un camino mucho más ordinario.
Los llamamos “santos cotidianos” porque su camino y su trabajo entre los
hombres ha sido menos espectacular. Y por esta razón están quizás más
cerca de nosotros. Su camino hacia la perfección se ha realizado
concretamente en las dificultades de la vida cotidiana: intolerancias y
antipatías, descortesías y rudezas, disgustos y adversidades llegan a ser
otros tantos estímulos para cumplir actos virtuosos, para transformar lo
negativo en positivo, las sombras en luces; cada dificultad se convertía en
una oportunidad de superar los propios instintos y las propias reacciones
espontáneas; los servicios más humildes eran cumplidos como si fuesen
los preferidos y las tareas más mortificantes vividas con total entrega.
De todos esos y de otros permanece aún la santidad diaria; esto es, el haber
transformado una existencia sencilla, ligada al lugar y a la simple repetición
de gestos y acciones ordinarias, en una donación continua de sí mismo a
Dios y a los demás. “La santidad no consiste en las cosas extraordinarias
sino en las cosas comunes hechas de manera no común”: éstas son las
palabras autorizadas con las que Pío XI ensalzó, en grado heroico, el
“terrible cotidiano”.
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La escuela, amor fecundo
llevado a la práctica
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sinfonía en el discurso público del 6 de enero de
1928, la posibilidad de alcanzar el heroísmo con el
solo cumplimiento perfecto de los múltiples
deberes diarios: verdad que había permanecido hasta aquel
momento en la penumbra y colocada por él sobre el candelero
para que resplandeciera para siempre”.
En aquel discurso admirable, pero del que sólo cito lo esencial, el Papa
Ratti (Pío XI) se expresa así:
“Las cosas extraordinarias, los grandes acontecimientos, las bellas
empresas con sólo presentarlas suscitan y despiertan los mejores deseos,
los actos generosos, las energías adormecidas que tan a menudo yacen
en el fondo de las almas... Pero lo común, lo vulgar, lo cotidiano, lo que
no tiene ningún relieve, ningún esplendor, no tiene en sí ciertamente
nada de estimulante o fascinante. Sin embargo, así está hecha la vida
de la mayoría que ordinariamente no se teje sino de cosas comunes y de
sucesos diarios. Por esta razón la Iglesia se nos muestra tan próvida
cuando nos invita a admirar e imitar los ejemplos de las virtudes
cotidianas más humildes y comunes tanto más preciosas cuanto más
humildes y comunes. ¿Cuántas veces las circunstancias extraordinarias
se presentan en la vida? Bien raras veces: y ¡ay de la santidad que
estuviese reservada solamente a las circunstancias extraordinarias! ¿Qué
haría la mayoría? Sin embargo, la llamada a la santidad se dirige a todos
sin distinción. He aquí pues la gran lección que este humilde Siervo de
Dios viene a traer‑ nos aún otra vez, que la santidad no consiste en hacer
cosas extraordinarias sino en hacerlas de manera no ordinaria.” 8
De este modo, sin quererlo y sin saberlo, el Hermano Benildo ofrece a un
gran Pontífice la ocasión de dar un viraje preciso en la valoración de la
heroicidad de virtudes, de lo excepcional y extraordinario, a lo normal y
cotidiano. Así la santidad es presentada como doméstica, como natural en
el cumplimiento mismo de todas aquellas tareas que constituyen la trama
de la vida de cada día: vida familiar, profesional, civil, religiosa. ¡Cuánta
diferencia entre la realidad exterior y la interior! ¡El mundo interior del
Hno. Benildo, ése si que era extraordinario!»9
Su proceso canónico fue muy largo. Comenzó el 23 de noviembre de 1899
en Le Puy, y llegó a Roma el 22 de abril de 1903. Obtuvo el Decreto sobre
las virtudes heroicas el 6 de enero de 1928 y tuvo que esperar hasta el
4 de abril de 1948 para ser beatificado por Pío XII. El 29 de octubre
de 1967 alcanzó el objetivo final de la canonización, que tuvo
lugar bajo el pontificado del papa San Pablo VI.
32
Una suave presencia
de Dios entre los hombres
La fiesta litúrgica
es el 30 de enero
El humilde Hermano belga Muciano María Wiaux,
después de haber completado sus estudios
primarios, se dedica a trabajar en el taller de su padre, herrero
en Mellet. Pero este no es “su camino”, porque se siente atraído
por esos maestros que el Señor ha puesto en sus pasos. Ingresa
en el Instituto de los Hermanos, donde, primero, antes de poder dedicarse
al apostolado activo, debe estudiar. Lo hace con gran dificultad, hasta el
punto de que corre el riesgo de ser apartado de la Congregación porque
no es apto para la enseñanza.
Aquella dura prueba marca el comienzo de una actividad humilde y de
tareas muy modestas: vigilancias, clases complementarias de dibujo y
música en el gran colegio de Malonne. Allí permanecerá desde 1859 hasta
su muerte.
Vigilancias, clases de refuerzo y oración: son las tres ocupaciones de su
vida, todas ellas caldeadas de ese amor total a Dios y al prójimo que le
llevará ya en vida a ser considerado “el santo”, “el Hermano que reza
siempre”, “el devoto apasionado de la Eucaristía y la Santísima Virgen”.
La fidelidad al deber cotidiano será el distintivo de su vida. “Para él no
había nada más importante que la obediencia, nada más alegre que la
pobreza, nada más urgente que las obligaciones de la vida común, la
acogida de sus alumnos o de cualquiera que acudía a él. Fiel a las tareas
modestas que le eran confiadas, día a día el Hermano Muciano María
ofrecía su vida al Señor, en un olvido de sí que se había vuelto natural”.
El mismo día de su funeral se señalan muchos favores atribuidos a su
intercesión.
Apenas seis años después de su muerte, se inició el proceso canónico que
le llevó a los altares.
El 30 de octubre de 1977 fue beatificado por San Pablo VI y el 10 de
diciembre de 1989 fue canonizado por San Juan Pablo II.
34
Un maestro
de espiritualidad
Su memoria litúrgica
se celebra el 23 de octubre
Primogénito de una familia de condición modesta.
Acude a la escuela del pueblo hasta los 11 años.
Después empieza a trabajar para contribuir en el mantenimiento
de la familia. Sin embargo, sus allegados perciben su sincero
sentimiento religioso, junto a una notable capacidad para
entretener y animar a sus compañeros. Era un signo de la misión a la que
el Señor le habría llamado.
A los 24 años ingresa en el noviciado de los Hermanos de las Escuelas
Cristianas, donde inicia la vida religiosa con gran compromiso y seriedad.
Cuando comienza su apostolado escolar en el Colegio San José de Reims
demuestra cordialidad, buen humor, paciencia inquebrantable con los
alumnos. Permanece 13 años en aquel colegio. A los 39 años es nombrado
maestro de novicios. Es una tarea muy delicada, que no puede confiarse a
cualquiera, porque se trata de formar a los futuros Hermanos de las
Escuelas Cristianas.
El Hermano Arnoldo demuestra un gran celo en la formación de aquellos
jóvenes quienes se inician en la vida comunitaria según las reglas de San
Juan Bautista de La Salle y son destinados a la educación cristiana de la
juventud. Se dedicó a esta delicada tarea hasta el final de su vida, cuando
sólo contaba 52 años de edad, el 23 de octubre de 1890.
Después de su muerte fue grande su fama de santidad.
Su causa de beatificación se inició en 1938, con ocasión del centenario de
su nacimiento y duró muchos años. No fue hasta 1986 cuando se emitió el
decreto sobre la heroicidad de virtudes. Pero un milagro estaba ya listo, el
tiempo se acortó considerablemente y el Hermano Arnoldo fue beatificado
el 1 de noviembre del año siguiente, 1987, por San Juan Pablo II.
36
Defensor de los
débiles y de los esclavos
38
La pobreza era su riqueza
Alemán de nacimiento, pero italiano de residencia,
a los 17 años llega a Italia desde Villingendorf, donde
había nacido. Al terminar el noviciado expresa su
deseo de ir a las misiones, pero Dios tenía otros planes. Después
de algunos años en los internados de Benevento, Martinafranca y
el Colegio San José de Roma, en agosto de 1923 es destinado a la
comunidad del noviciado. Allí permanece 50 años, primero como profesor
y luego como subdirector. Su intensa vida espiritual se alimentaba de la
oración, de la Eucaristía y del amor filial a la Santísima Virgen.
Practicaba todas las virtudes cristianas, aunque mostraba predilección por
la pobreza: había comprendido la esencia del Evangelio. En efecto, no se
puede amar al prójimo si no se ama verdaderamente a Dios y se ejercitan
todas las virtudes, si antes no nos desprendemos completamente de todos
los bienes de este mundo y, en primer lugar, de nosotros mismos, de
nuestro espíritu, de nuestra inteligencia y voluntad, e incluso de nuestro
cuerpo. El Hermano Gregorio vivía este tipo de pobreza. "Es el hombre más
pobre que he conocido", leemos en un testimonio del proceso canónico.
"Para pertenecer completamente a Dios hay que hacerse primero pobre.
Hay que tener amor a la pobreza como los ricos tienen a las riquezas. Ese
es el primer paso que nos pide Jesucristo si queremos entrar en el camino
de la perfección.12
Murió santamente en Torre del Greco el 11 de diciembre de 1973.
La causa de beatificación, iniciada en Nápoles el 15 de diciembre de 1981,
concluyó en Roma el 6 de abril de 1995 con la proclamación de las virtudes
heroicas y el título de Venerable. Como todos los Venerables, necesita un
milagro, obtenido por su intercesión, para llegar a proclamarlo beato.
40
Ni siquiera su corazón
enfermo lo detuvo
Nel 1879 gli venne affidata a Parigi la direzione di
una grande e bella opera, la “Mission Saint Joseph”,
in Rue Lafayette, una scuola frequentata da ragazzi
di famiglie alsaziane e lorenesi emigrate a seguito della guerra
franco-tedesca del 1870-1871. Gli uomini di queste famiglie
emigrate erano impiegati nella costruzione di due grandi stazioni
ferroviarie di Parigi, la “gare de l’Est” e la “gare du Nord”.
I bambini di queste famiglie venivano accolti in questa scuola, nella quale
il direttore, come loro, era di origine alsaziana.
Abile educatore, seppe unire bontà e fermezza nella formazione dei ragazzi.
Questi risposero generosamente all’ardore del suo zelo partecipando
all’orazione notturna a Montmartre e all’Associazione di S. Benedetto Labre,
fondata dal Venerabile Fratel Exupérien.
Ammalatosi gravemente, affrontò gli ultimi anni della sua vita col coraggio
dei martiri, “lasciandosi educare dalla verità della croce, in unione con
Cristo crocifisso, Signore della gloria”, come sarà detto da Edith Stein.
“Come membra del corpo mistico di Gesù Cristo, anche voi dovete
considerarvi onorati di soffrire come lui e per lui; dovete, sull’esempio di
san Paolo, non cercare altro vanto che nella croce del vostro Salvatore (Gal
6, 14)”.13
Morì il 6 aprile 1898.
Il suo corpo riposa ora nella “Église Saint Joseph” di Rue Lafayette a Parigi,
dove tante volte aveva condotto i suoi ragazzi.
Il 12 gennaio 1996 è stato dichiarato Venerabile da S.S. Giovanni Paolo II.
42
Tras los pasos de Dios
Comenzó su apostolado como maestro de los
pequeños. Como joven director, demostró una
notable capacidad didáctica para la preparación
humana y cristiana de profesores y alumnos. Amaba en particular
la oración, porque "nos hace hablar con Dios", decía. Explicaba y
enseñaba a orar, a confiar en la oración como fuerza que cambia la vida.
Siempre repetía: "Es la oración la que da sentido a la vida, porque hace viva
la amistad con Dios y nos hace semejantes a Él”.
Como Visitador Provincial demostró una gran caridad hacia los Hermanos,
especialmente hacia los jóvenes, a quienes animaba en su apostolado y
alentaba en sus resultados.
"Si dijerais que para vivir en comunidad hay que ser santo, os respondería
que uno viene a una comunidad para ser santo, no porque ya lo sea”.14
Durante la guerra civil española sufrió varios meses de prisión.
Murió en Griñón el 11 de marzo de 1969. Su causa de beatificación,
introducida en España el 7 de octubre de 1974 y llegada a Roma en 1989,
fue examinada con resultados positivos por los teólogos el 24 de noviembre
de 2006 y por la comisión especial de cardenales y obispos el 20 de mayo
de 2008.
Fue declarado Venerable el 3 de julio de 2008.
44
"Quiero dar alegría"
Adolfo Chatillon nació en una familia de artistas el
31 de octubre. Fue un alumno modelo e ingresó en
el noviciado de los Hermanos de las Escuelas
Cristianas donde tomó el nombre de Théophanius-Léo. Trabajó
durante 10 años como profesor y luego como director de escuela,
antes de ser formador de novicios y superior provincial en los Estados
Unidos. Su lema era: "Hacer felices a los hombres para hacerlos mejores".
"Tendrá y manifestará un afecto y una ternura de corazón muy especial a
todos los Hermanos que están bajo su dirección, y cuidará mucho de no
disgustarse interiormente, ni de manifestarlo nunca respeto de alguno de
ellos"15
Murió el 28 de abril de 1929.
La Causa, iniciada en Montreal (Canadá) el 1 de diciembre de 1987 y
finalizada el 31 de marzo de 1990, recibió validez el 16 de noviembre de
1991, fue examinada por los teólogos el 18 de junio de 2010 y por la
comisión de cardenales y obispos el 22 de marzo de 2011.
El 2 de abril de 2011 el Hermano Adolfo obtuvo el “Decreto sobre las
virtudes heroicas”, que le otorgó el título de Venerable. Un milagro,
realizado por su intercesión, estudiado y reconocido como válido por las
diversas comisiones de la Congregación para las Causas de los Santos, lo
llevará a la beatificación.
46
Escuchaba a todos
Enseñó durante 40 años en el Colegio La
Salle-Montemolín de Zaragoza. Pasó su vida
amando a Dios y a los hombres como hermanos. Los
que lo conocieron lo recuerdan como un modelo de vida,
de equilibrio y de serenidad.
Puso en práctica al pie de la letra la enseñanza de su Fundador:
"Haced todo lo posible para que os guíe el espíritu de fe y no el
capricho, la imaginación o el estado de ánimo, los intereses o las
costumbres de los pueblos del mundo, ni la razón. Sólo la fe y la palabra
de Cristo deben ser la regla de su modo de actuar".16
Su principal cuidado fue plasmar en el alma de sus alumnos el auténtico
ideal cristiano, de fieles seguidores de Cristo. Murió el 14 de marzo de 1976.
Sus restos mortales, enterrados en San Asensio, fueron trasladados el 13
de junio de 1980 a la capilla de "su" colegio La Salle-Montemolín en
Zaragoza. El proceso diocesano tuvo lugar desde 1987 a 1990 en la diócesis
de Zaragoza. Dos años más tarde, en 1999, la documentación definitiva fue
presentada a la Congregación de los Santos, donde obtuvo el Decreto de
Validez el 22 de noviembre de 1991 y el de la heroicidad de las virtudes el
17 de diciembre de 2015. Ahora es venerable.
Los mártires lasalianos
EL REGALO DE LA VIDA
¿Por qué nos empeñamos en celebrar y “poner en los altares” a los
mártires? ¿Una denuncia contra los totalitarismos homicidas? ¿Un grito de
alarma sobre las consecuencias del paganismo idolátrico? ¿Un deseo de
celebrar el heroísmo de la Iglesia? Nada de eso. Juan Pablo II ha captado
con gran sensibilidad histórica y espiritual el valor de los mártires en la
vida de la Iglesia. “La Iglesia del primer milenio nació de la sangre de los
mártires. Al término del segundo milenio, la Iglesia ha vuelto a ser Iglesia
de mártires. Es un testimonio que no hay que olvidar” (Tertio millennio
adveniente, 37).
El martirio no es considerado como un gesto único y aislado, sino como
una actitud permanente en la vida de un cristiano: esto diferencia y
caracteriza la visión cristiana del mártir del héroe de la ética laica. El
martirio es un dinamismo innato en la vida cristiana, no es el fruto de la
fortaleza natural o de la vanidad del héroe mundano o del impulso de un
momento. En el martirio no existe el mínimo desprecio de la vida, antes,
al contrario, el mártir busca la vida en la muerte.
En nuestro Instituto la comitiva de testigos heroicos de la fe hasta el
derramamiento de sangre está formada por un número impresionante de
Hermanos, cerca de 200. Comienza con las vidas violentamente truncadas
durante la Revolución francesa y se prolonga hasta nuestros días, con los
golpes de arma de fuego disparados al rostro del Hermano Jaime Gutiérrez,
con bárbara arrogancia por los sicarios de los traficantes de droga el 21 de
mayo de 1991.
En este número están comprendidos Hermanos de todas las edades: el más
joven, el Hermano Raimundo Bernabé, de apenas 18 años; el de más edad,
el Hermano Raphaël Pantaillot, de 74 años. Pertenecían a naciones
diferentes: Francia, España, Estados Unidos, Vietnam, México, Polonia,
Filipinas, Rumanía... No podemos hablar extensamente de todos. Nos
limitaremos a algunos casos significativos.
49
El primer mártir
de la Congregación
Fiesta litúrgica:
2 de septiembre
Guillermo‑Nicolas‑Luis Leclercq pertenecía a una familia
burguesa. A los 22 años ingresó en el noviciado de Saint‑Yon cerca
de Rouen. Después fue profesor de ciencias, director de una gran
institución escolar, maestro de novicios, profesor en el escolasticado y
secretario del Superior General del Instituto, el Hermano Agathon. Cuando
llegaron los años más agitados y violentos que Francia haya conocido, los
de la revolución, fue una continua sucesión de violencia y atropellos de
todo tipo y, como siempre, fue la Iglesia quien más sufrió. Destrucciones y
muerte están a la orden del día. Quien puede, busca sustraerse a aquellas
vejaciones gratuitas.
El 15 de agosto de 1792 los revolucionarios invaden la escuela de los
Hermanos de Rue Neuve y arrestan al único religioso que estaba
custodiando la casa: el Hermano Salomón. Lo conducen prisionero al
convento de los Carmelitas. Después de algunos días será asesinado
bárbaramente en el jardín del convento, escenario de uno de los más
terribles exterminios acontecidos durante la Revolución francesa: 166 entre
sacerdotes y religiosos, hechos prisioneros por haberse negado a jurar la
Constitución Civil del clero, fueron masacrados sin juicio y sus cuerpos
arrojados al pozo del jardín el 2 de setiembre de 1792. Pocos días antes de
morir, el Hermano Salomón escribía así a una de sus hermanas:
“Soportemos con alegría y agradecimiento las cruces y aflicciones que nos
envían. De mi parte no soy digno de sufrir por Él, desde el momento en que
hasta ahora no he experimentado nada malo, mientras hay tantos
confesores de la fe en dificultad” (Boletín 244, p. 8). No se imaginaba que
aquella misma tarde sería arrestado y conducido al convento de los
Carmelitas, transformado en prisión.
El Hermano Salomón ocupa el 57 lugar entre los 151 mártires de la lista de
la bula “Teterrima ac miseranda seditio” con la cual el Papa Pío XI les
beatificó el 17 de octubre de 1926.
Un milagro, del cual se celebró la encuesta diocesana en Caracas en el
otoño del 2011, fue aprobado el 5 de mayo de 2016. El 16 de octubre del
mismo año, 2016, fue canonizado en la Plaza de San Pedro por el Papa
Francisco.
51
Su fiesta litúrgica es el
2 de septiembre
Los cambios socio-políticos causados por la Revolución Francesa
pronto se convirtieron en una feroz persecución religiosa.
La "Constitución Civil del Clero" de 1790 separó efectivamente a
la Iglesia Francesa de Roma y tendió a transformar a los sacerdotes en
funcionarios del Estado, obligándolos a prestar un juramento de lealtad.
Decretos posteriores ordenaron que los "refractarios" salieran de Francia y
que los ciudadanos denunciaran a los escondidos. Comenzó una feroz
cacería. Las prisiones estaban llenas.
Se ordenó la deportación de todos los "refractarios" a Guyana o Madagascar.
Así comenzó el triste viaje desde todas partes de Francia a los puertos de
Burdeos, Blaye y Rochefort, a pie o en carros tirados por bueyes, en medio
de insultos y violencia brutal. Los deportados a menudo eran obligados a
pasar entre multitud furiosa y blasfema que bailaba e imitaba las funciones
sagradas obscenas con túnicas litúrgicas.
A Rochefort llegaron 829 presos. Fueron amontonados sobre dos
“pontones”, viejos barcos abandonados, que servían de depósito de
material o de prisión. Los guardianes se mostraron sumamente crueles,
imponiéndoles castigos durísimos, insultándolos y mofándose de ellos, y
con mucha frecuencia blasfemando y ultrajando la religión.
Al principio vivieron con la esperanza de zarpar pronto; pero los días fueron
pasando y al final se convencieron de que el viaje nunca se realizaría. Los
navíos franceses no se podían aventurar en los mares a causa de la flota
de Inglaterra, enfrentada a Francia. Los presos se resignaron a la triste
situación de los pontones, en una existencia convertida en martirio.
La mala alimentación, la falta de higiene, el hacinamiento, la in‑
temperancia de los guardianes y la debilidad dieron sus frutos. Empezó
pronto una epidemia que hizo morir muchos presos. Así murieron 542. Los
restantes 287 sobrevivieron y quedaron libres el 12 de abril de 1795.
De los 542 que murieron, desafortunadamente, sólo de 64 ha sido recogida
una documentación suficiente sobre su vida y sobre los últimos momentos
de su heroica muerte: son los 64 proclamados beatos el 1 de octubre de
1995 por San Juan Pablo II, con ocasión del 2° centenario de su martirio.
53
Beato Hermano Roger (Pierre Faverge)
Orléans, 25 de julio de 1745 - Rochefort,12 de septiembre de 1794
Pierre-Sulpice-Christophe Faverge nació en Orleans el 25 de julio de 1745.
Ingresó en el noviciado de Maréville, cerca de Nancy, en 1767, y recibió el
nombre de Hermano Roger.
Conocemos poco sobre el trabajo apostólico del Hno. Roger en su servicio
educativo. Pero, después de algunos años como maestro, fue nombrado
director de la escuela de Moulins.
Sobre sus cualidades pedagógicas, et abad Labiche de Reignefort escribió:
“Fue persona amable y maestro muy entusiasta de jóvenes; mostró habilidad
poco común en la administración y dirección de la escuela de Moulins”.
El 11 de junio de 1793, el Hermano Roger fue encarcelado en el antiguo
convento de las Clarisas, que había sido expulsadas. Ese mismo día también
fue encarcelado el Hermano Léon, que compartió la prisión con su director
y varios otros sacerdotes y religiosos. Todos iban a ser deportados a
Guyana.
Partieron hacia Rochefort el 25 de noviembre de 1793, después de
numerosos acosos e insultos, tuvieron que esperar en Saintes hasta el 28
de marzo de 1794. El 2 de abril, el Hermano Roger fue embarcado en "Les
Deux Associés", donde sufrió los malos tratos comunes a todos los
prisioneros. Afectado por la epidemia, fue transportado a Madame Island,
donde murió el 12 de septiembre. Fue enterrado en la arena con una gran
cantidad de cal para acelerar la descomposición del cadáver.
54
Después que los revolucionarios cerraron la
escuela, dice el abad Guillon que el Hermano
Uldaric “muy apegado a los niños pobres de Nancy,
para ellos se quedó en esta ciudad y continuó
instruyéndolos clandestinamente en la piedad y el arte de la
lectura y la escritura”. Descubierto, fue condenado a la
deportación y se unió a la caravana que salía para Rochefort el 1 de
abril, donde llegó el 28 de abril. El Hermano Uldaric fue encerrado en
"Les Deux Associés". Afectado por la epidemia y víctima de los sufrimientos
murió el 27 de agosto de 1794. Fue enterrado en la Isla Madame.
56
El verdugo, después de guillotinarlo, tomó su
cabeza por los cabellos y la levantó, mostrándola
a la gente, que gritaba y aplaudía.
La causa de beatificación del H. Moniteur está incluida,
desde 1938, en el grupo llamado "los bretones" de la diócesis
de Rennes.
59
Otra barbarie se cometió esta vez en Rumania
después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se
lanzó una feroz campaña antirreligiosa inspirada en la doctrina
del ateísmo marxista-leninista.
Entre obispos, sacerdotes y religiosos, varios Hermanos también fueron
encarcelados y condenados a trabajos forzados.
La figura más representativa de todas ellas es la del Hermano Tiberiu Rata.
Tenía 24 años en 1948 cuando los Hermanos fueron expulsados de las
escuelas y sus propiedades fueron nacionalizadas. El Hermano Tiberiu fue
arrestado en 1958 después de diez años en la clandestinidad, sufrió una
farsa de juicio y, con cargos ridículos, fue sentenciado a 15 años de trabajos
forzados en la colonia penal de Stoinesti. Junto con otros 800 prisioneros
fue empleado en la construcción de una presa en el Danubio. La situación
en los campos de trabajo rumanos podemos decir que es bien conocida,
porque no había ninguna diferencia con las que hemos oído y visto tantas
veces en los campos de trabajo nazis y marxistas: falta de comida, poca y
mala agua, falta de higiene, palizas y abusos constantes, enfermedades que
diezmaban diariamente a los prisioneros. El Hermano Tiberiu estuvo al
borde de la muerte.
Por fortuna para él, en 1964 se declaró la amnistía y muchos prisioneros la
disfrutaron. Entre ellos el Hermano Tiberiu. Sin embargo, la nueva condición
era igualmente dolorosa, porque en la práctica se trataba de una libertad
condicionada y vigilada, con controles y restricciones humillantes de todo
tipo. No se aceptaron ni calificaciones ni aptitudes para hacer ningún
trabajo. Desde Roma y Viena, los Hermanos, con varias estratagemas,
trataron de ayudarlo a él y a otros desaparecidos en varios lugares.
Finalmente consiguió encontrar trabajo en una empresa forestal en Baia
Mare y luego en una mina. En 1991, tras el trágico final del tirano Ceausescu,
con la llegada de los Hermanos españoles a Rumanía, se reconstituyeron
algunas comunidades y el Hermano Tiberiu fue acogido en Iasi. Sin
embargo, el obispo ya le había ofrecido una habitación en el seminario,
donde los Hermanos españoles también acudían para sus prácticas
religiosas. Después de más de cuarenta años de calvario, al menos los
últimos años de este auténtico "mártir" fueron serenos, transcurridos
entre la estima y la admiración de todos los que le rodeaban.
61
63
Fiesta litúrgica: 13 de febrero,
el día de su martirio
Era un joven Hermano de los Estados Unidos,
culpable sólo de ser religioso y de estar al lado de
los oprimidos, haciéndose apóstol del amor de Cristo,
anunciador de su justicia y su paz. Defendía a sus jóvenes del
mal y trabajaba por un futuro mejor para ellos; les alejaba de la
de la violencia, de la ignorancia y del crimen. Como tantos otros, sabía
conjugar la evangelización con la promoción humana, a riesgo de su propia
vida. Lo mataron, de hecho, cobardemente a quemarropa, mientras
trabajaba en la reparación de un muro en la escuela donde se encontraban
sus muchachos, en la ciudad de Huehuetenango, Guatemala, el 13 de
febrero de 1982. Tenía 37 años.
Actualmente el centro donde trabajaba lleva su nombre.
El proceso sobre su martirio se celebró en la diócesis de Huehuetenango
en 2009 y tuvo dos procesos rogatorios en las diócesis de Chicago y
Stevens Point, IL (EE.UU.).
El 7 de diciembre de 2019 fue beatificado en Huehuetenango durante la
ceremonia litúrgica celebrada en el gran polideportivo del Colegio La Salle,
escuela en la que había enseñado en 1980-81 y 1981-82.
65
ESPAÑA ENSANGRENTADA
Del Anuario Pontificio obtenemos los datos que en 1936 había en
España 29.902 sacerdotes y algo más de 10.000 religiosos. Al final
de la persecución resultaron muertos 13 obispos, 4.171 entre
sacerdotes y seminaristas, 2.648 religiosos y religiosas y un
número de católicos militantes no precisado. En porcentajes,
fueron asesinados cruelmente el 13% del clero secular y más del
25% del clero regular, incluidos los Hermanos y Hermanas.17
En el mismo año vivían en España 1.087 Hermanos de las Escuelas
Cristianas, divididos en tres provincias: Barcelona, con 353
religiosos, Madrid, con 311 y Valladolid con 423. Al final de la
persecución resultaron asesinados 165 hermanos, el 15,7% del
total. Diferente es, sin embargo, el porcentaje en las tres
provincias, donde el resultado fue de 97 muertos en Barcelona,
con una media del 28%, 60 en Madrid, con una media del 17% y
8 en Valladolid con una media del 2%.18
De los 165 Hermanos españoles que murieron en la persecución
religiosa de los años treinta conocemos con detalle las dolorosas y
heroicas vicisitudes porque tenemos las declaraciones de los
testigos directos, a veces de los mismos verdugos, recogidos en los
11 procesos canónicos oficialmente celebrados en las varias diócesis.
Perseguidos y asesinados, ¿por qué? Las muy diversas razones, en
particular las razones políticas, que a menudo se plantean, no
bastan para explicar y dejar intacta la pregunta básica: asesinados,
¿por qué?
La verdadera razón conduce inevitablemente a la perenne lucha
del mal que trata de oscurecer el bien, del odio que trata de
detener el amor. La situación se repite desde que Jesús dijo a sus
discípulos: "Os envío como corderos en medio de lobos" (Lc 10,3).
Y los lobos no saben que, al sembrar la muerte, paradójicamente
demuestran cuán vigoroso y oportuno es el ejemplo de Cristo que
se entrega a la cruz: “Con su sacrificio [los mártires] prolongan y
difunden en el mundo la victoria de Cristo sobre el pecado y la
muerte” (San Juan Pablo II, Ángelus del 24.03.96). Entre nuestros
mártires de España hay 9 Hermanos canonizados y 144 beatificados.
67
69
8 SANTOS HERMANOS
DE LA COMUNIDAD DE TURÓN (Asturias)
Fueron las primeras jóvenes víctimas en cuanto al tiempo, asesinados en
Turón, un pueblo minero de Asturias, en 1934, junto con su capellán, delante
de la escuela a la que asistían los hijos de algunos de sus verdugos. Fue el
comienzo del huracán que estallaría veinte meses después en todo el país.
Se trata de los Hermanos:
Cirilo Bertrán (José Sanz Tejedor), director de la Comunidad, de 46 años
Marciano José (Filomeno López y López), de 34 años
Victoriano Pio (Claudio Bernabé Cano), de 29 años
Julián Alfredo (Vilfrido Fernández Zapico), de 33 años
Benjamín Julián (Vicente Alonso Andrés), de 26 años
Augusto Andrés (Román Martínez Fernández), de 24 años
Aniceto Adolfo (Manuel Seco Gutiérrez), de 22 años
Benito de Jesús (Héctor Valdivieso, nacido en Buenos Aires), de 24 años.
Es el primer santo argentino.
Estos 8 Hermanos fueron beatificados el 29 de abril de 1990, junto con el
Hermano catalán Jaime Hilario (Manuel Barbal Cosán), de 36 años.
La heroica y dramática muerte de este religioso suscitó asombro y espanto
en los mismos componentes del piquete encargado de fusilarle. Como el
Hermano permaneció de pie después de la primera descarga y también
después de la segunda, los asesinos tiraron sus rifles y huyeron con miedo.
El comandante, lleno de ira, se acercó al Hermano y descargó sobre su
rostro todas las balas de su pistola.
Los 8 religiosos de Turón, junto con el capellán P. Inocencio de la
Inmaculada, pasionista, y el Hermano catalán, llegaron a la suprema gloria
de la canonización el 21 de noviembre de 1999. El milagro que se produjo
por su intercesión, estudiado y aprobado por los órganos competentes del
Vaticano, fue la curación inexplicable de la señora Rafaela Auxiliadora
Bravo Jirón, de León (Nicaragua) acontecida el mismo día de su
beatificación.
La fiesta litúrgica es el 9 de octubre.
70
7 BEATOS HERMANOS
DE ALMERÍA
En 1936 la ciudad de Almería (sur de España) contaba con 19 Hermanos de
las Escuelas Cristianas: 15 trabajaban en el Colegio San José y 4 en la
escuela de Las Chocillas. Entre ellos, 7 fueron elegidos por el Señor para
ser glorificados con la palma del martirio. Murieron en circunstancias
diversas, pero todos de la misma manera: conducidos a la zona de
Tabernas, en la localidad de “Venta de los Yesos”, donde había pozos sin
agua abandonados, fueron asesinados y echados dentro. Son los Hermanos:
Aurelio María (Bienvenido Villalón María), director de la Comunidad,
de 46 años.
José Cecilio (Bonifacio Rodríguez González), de 51 años
Edmigio (Isidoro Primo Rodríguez), de 55 años.
Amalio (Justo Zariquiegui Mendoza), de 50 años.
Valerio Bernardo (Marciano Herrero Martínez), de 27 años.
Teodomiro Joaquín (Adrián Sáiz Sáiz), 29 años.
Evencio Ricardo (Eusebio Alonso Uyarra), de 29 años.
Fueron beatificados por San Juan Pablo II el 10 de octubre de 1993. La fiesta
litúrgica, establecida por primera vez el 16 de noviembre, se cambió más
tarde al 6 de noviembre, junto con todos los beatos mártires de la
persecución religiosa española del siglo XX.
5 BEATOS HERMANOS
DE VALENCIA
Honorato Andrés (Andrés Zorraquino Herrero), de 28 años
Florencio Martín (Álvaro Ibáñez Lázaro), de 23 años
Ambrosio León (Pedro Lorente Vicente), de 22 años
Bertrán Francisco (Francisco Lahoz Moliner), de 24 años, y
Elías Julián (Julián Torrijo Sánchez), de 36 años.
73
Benito Clemente (Félix España Ortiz),
de 37 años, Colegio La Salle-Bonanova.
Cándido Alberto (José Ruiz De La Torre), de 30 años,
de la Residencia Provincial.
Cayetano José (Ramón Palos Gascón), de 51 años,
colegio La Salle-Bonanova.
Celestino Antonio (Ismael Barrio Marquilla), de 25 años,
colegio La Salle-Bonanova.
Cirilo Pedro (Cecilio Manrique Arnáiz), de 27 años,
de la Residencia Provincial.
Crisóstomo (José Llorach Breto), de 55 años, de la Residencia Provincial.
Dionisio Luis (Mateo Molinos Coloma), de 46 años,
director de La Salle-Bonanova.
Edmundo Ángel (Pedro Massó Llagostera), de 39 años, escuela de Salt.
Eliseo Vicente (Vicente Alberich Lluch), de 30 años, escuela del Carmen.
Emerio José (José Plana Rebugent), de 36 años, escuela de Girona.
Esiquio José (Baldomero Margenat Puigmitja), de 39 años,
escuela de Fortianell.
Eusebio Andrés (Eusebio Roldán Vielva), de 41 años,
escuela La Salle-Josephets.
Félix José (José Trilla Lastra), de 28 años, escuela de Monistrol.
Florencio Miguel (Ruperto García Arce), de 28 años, escuela de Berga.
Francisco Alfredo (Francisco Mallo Sánchez), de 20 años,
escuela de San Juan de Palamós.
Francisco Magín (Antonio Tost Llabería), de 21 años,
escuela de Santpedor.
Hilarión Eugenio (Eugenio Cuesta Padierna), de 24 años,
escuela de San Juan de Palamós.
Honesto María (Francisco Pujol Espinalt), de 42 años,
escuela de Manresa.
Honor Alfredo (Agustín Pedro Calvo), de 23 años,
escuela de San Hipólito.
Hugo Julián (Julián Delgado Diez), de 31 años, escuela de Girona.
Ildefonso Luis (José Casas Lluch), de 50 años, director de la escuela de Horta.
Indalecio de María (Marcos Morón Casas), de 37 años, escuela de Condal.
Jacob Samuel (Joseph Henri Chamayou Aucles), de 52 años,
escuela de La Seu de Urgel.
Jaime Bertino (Antonio Jaume Secases), de 31 años, escuela de Manresa.
José Benito (José Más Pujolrás), de 23 años, escuela de Montcada.
Lamberto Carlos (Jaime Mases Boncompte), de 42 años,
colegio La Salle-Bonanova.
Leonardo José (José María Aragonés Mateu), de Visitador Provincial, 1950.
Leónides (Francisco Colom González), de 49 años,
director de la escuela de Santa Coloma.
León Justino (Francisco del Valle Villar), de 30 años, escuela de Manresa.
Lorenzo Gabriel (José Figuera Rey), de 24 años, escuela de Condal.
Luis de Jesús (Joseph-Louis Marcou Pecalvel), de 55 años,
escuela La Salle-Josepets.
Mariano León (Santos López Martínez), de 26 años, escuela de Moncada.
Miguel de Jesús (Jaime Puigferrer Mora), de 38 años, escuela de Condal.
Olegario Ángel (Eudaldo Rodas Saurina), de 24 años,
escuela de San Hipólito.
Onofre (Salvio Tolosa Alsina), de 56 años, colegio La Salle-Bonanova.
Raimundo Eloy (Narciso Serra Rovira), de 60 años,
director de la escuela Santpedor.
Valeriano Luis (Nicolás Alberich Lluch), de 38 años, escuela de Condal.
Vicente Justino (Vicente Fernández Castrillo), de 24 años,
escuela de Moncada.
Victorio (Martin Anglés Oliveras), de 49 años,
director de la escuela de Manlleu.
75
El 13 de noviembre de 1952 el arzobispo de Barcelona abrió
las sesiones del proceso diocesano, que fueron confiadas al juez
delegado, un arzobispo capuchino. El proceso tuvo lugar en 542 sesiones,
que finalizaron el 7 de junio de 1959. Cuando los pliegos con la
documentación recogida en Barcelona llegaron a Roma, fue necesario
esperar hasta el 18 de octubre de 1991 para obtener el Decreto de Validez
de la Investigación Diocesana y así comenzar la composición de la “Positio
sobre el martirio”. El 22 de junio de 2004 se concluyó finalmente el
procedimiento canónico con la proclamación del Decreto sobre el martirio
por San Juan Pablo II.
Fueron beatificados el 28 de octubre de 2007.
76
5 BEATOS HERMANOS
DE LA COMUNIDAD
DE SANTA CRUZ DE MUDELA
(Proceso de Ciudad Real)
79
hicieron subir en un camión diciendo que los llevarían a otro
lugar para ser interrogados. En cambio, los condujeron a los
alrededores del pueblo, sobre una colina donde había una mina de azufre.
El jefe les ordenó sentarse, atados como estaban. Un pelotón de milicianos
se puso detrás de ellos y el jefe les ordenó disparar. Luego con su pistola
le dio a cada uno el golpe de gracia. El testigo añade que algunos milicianos
bailaron y maltrataron los cadáveres. Cortaron las cuerdas y, aferrándolos
por los pies, los arrastraron hasta un pozo de azufre, donde los arrojaron.
"Es lo suficientemente profundo como para que nadie se dé cuenta de que
están aquí, y si los católicos triunfan, no vendrán aquí a venerar los restos",
dijo uno de los milicianos. Actualmente el pozo es conocido como "Pozo
de los Mártires".
El proceso ordinario tuvo lugar en la diócesis de Cartagena del 27 de
octubre de 1958 al 18 de marzo de 1959. Hubo 24 testigos en un total de
44 sesiones. La documentación recogida en la diócesis fue enviada a Roma,
donde obtuvo el Decreto de Validez sólo el 29 de mayo de 1992.
El camino de esta Causa terminó el 16 de diciembre de 2006 con la firma
del Decreto sobre el Martirio por S.S. Benedicto XVI.
Fueron beatificados el 28 de octubre de 2007 y su fiesta litúrgica es el 6
de noviembre.
80
39 BEATOS HERMANOS
DEL PROCESO DE TARRAGONA
Los Hermanos agrupados en el proceso canónico celebrado en Tarragona
del 28 de abril de 1952 al 2 de julio de 1959 pertenecían a varias escuelas
no sólo de la ciudad sino también de los alrededores y fueron martirizados
en diferentes circunstancias y en lugares diversos. Cuando la persecución
se hizo feroz y ya no era posible vivir con seguridad en las escuelas, los
Hermanos se vieron obligados a encontrar refugio donde mejor creían. El
peligro a ser reconocidos y denunciados a los Comités estaba siempre al
acecho. Esto es lo que sucedió con 6 Hermanos que se habían refugiado
en el Hotel Nacional de Tarragona: fueron descubiertos y asesinados junto
con el propietario del hotel que los había hospedado y no los había
denunciado. Suerte aún más dolorosa fue la de otros dos Hermanos de la
comunidad de Cambrils, uno enfermo y el otro enfermero: fueron cargados
en un coche y conducidos fuera de la ciudad. Habiendo llegado a un lugar
solitario, ordenaron a un nuevo miembro del Comité Revolucionario que
los matara. Había trabajado en la casa de los Hermanos, los conocía bien
y se negó. Cuando fue amenazado con ser fusilado junto con los dos, llevó
a cabo la orden temblando, entre las risas y las bromas de los presentes.
Muchos otros Hermanos, acorralados aquí y allá, fueron depositados junto
con sacerdotes, otros religiosos y laicos católicos en el viejo barco "Rio
Segre", desde el cual, en pequeños grupos, fueron enviados al pelotón de
fusilamiento, lo que generalmente tuvo lugar lejos de ojos inoportunos.
Estos son sus nombres:
Agapito Modesto (Modesto Pamplona Falguera), de 29 años,
comunidad del Sagrado Corazón de Cambrils.
Alberto Joaquín (Alberto Linares de la Pinta), de 23 años,
colegio La Salle-Bonanova.
Alejandro Antonio (Alejandro Arraya Caballero), de 28 años,
colegio de Tarragona.
Alejandro Juan (Fermín Gellida Cornelles), de 47 años,
escuela del Carmen.
Alfeo Bernabé (Bernabé Núñez Alonso),
de 34 años, colegio de Tarragona.
Anastasio Lucas (Lucas Martín Puente), de 28 años,
colegio de Tarragona.
Andrés Sergio (Andrés Pradas Lahoz), de 28 años, colegio de Tarragona.
Ángel Amado (Maximiano Pérez Fierro), de 31 años, escuela de Tortosa.
Anselmo Félix (Modesto Godo Buscató),
director de la Casa “Sagrado Corazón” de Cambrils, de 47 años.
Antonio Gil (Alejandro Gil Monforte), de 33 años, comunidad de San José
de Cambrils.
Arístides Marcos (Pedro Cano Cebrián), de 30 años, escuela de San Feliu.
Arnoldo Cirilo (Juan Font Taulat), de 46 años, escuela de Mollerusa.
Augusto María (Arsenio Merino Miguel), de 42 años, colegio de
Tarragona.
Benildo José (Francisco Casademunt Ribas),
director de la Casa “San José” de Cambrils, de 64 años.
Benito Juan (Juan Bautista Urgell Coma), de 30 años, escuela Condal.
Buenaventura Pío (Pío Ruiz de La Torre), de 36 años, escuela de Tortosa.
Claudio José (Manuel Mateo Calvo), de 34 años, escuela de Tortosa.
Clemente Adolfo (Juan Clemente Vea Balaguer), de 38 años,
escuela de Tortosa.
Clemente Faustino (José Fernández Sáenz), de 21 años,
colegio de Tarragona.
Daniel Antonino (Nicolás Rueda Barriocanal), de 42 años,
comunidad de Cambrils.
Eladio Vicente (Cesáreo España Ortiz), maestro de novicios, de 50 años.
Elías Paulino (Javier Pradas Vidal), de los años 40,
comunidad de San José de Cambrils.
Elmo Miguel (Pedro Sisterna Torrent), de 58 años,
comunidad de Cambrils.
Exuperio Alberto (Miguel Albert Flos), de 55 años,
escuela de Condal.
Fausto Luis (José María Tolaguera Oliva),
director de la escuela gratuita de la Bonanova, de 32 años.
Félix Adriano (Francisco Vicente Edo), de 33 años, colegio de Tarragona.
Fulberto Jaime (Jaime Jardí Vernet), de 35 años, escuela de Manlleu.
Gilberto de Jesús (José Boschdemont Mitjavila), de 56 años,
Residencia Provincial.
Honorio Sebastián (Sebastián Obeso Alario), de 26 años,
colegio de Tarragona.
Hugo Bernabé (Francisco Trullén Gilisbarts), de 41 años,
comunidad de San José, Cambrils.
Jacinto Jorge (José Camprubí Corrubi), 48 años, comunidad de Cambrils.
Jenaro (Mariano Navarro Blasco), de 33 años, colegio de Tarragona.
Justino Gabriel (Gabriel Albiol Plou), de 26 años, escuela de Condal.
Leoncio Joaquín (Joaquín Palleroa Feu), de 44 años,
comunidad de San José de Cambrils.
Luis Alberto (Ildefonso Alberto Flos), de 56 años,
director de la escuela de Alcora.
Magín Pedro (Francisco Salla Saltó), de 18 años,
comunidad de San José de Cambrils.
Marciano Pascual (Pascual Escuin Ferrer), de 29 años, colegio de Tarragona.
Nicolás Adriano (Juan Pérez Rodrigo), de 22 años, colegio de Tarragona.
Rafael José (Patricio Gellida Llorach), 65 años, escuela de San Feliu.
El proceso diocesano, que tuvo lugar del 1952 al 1959, fue tan largo porque,
además de los 39 Hermanos, incluyó 1 obispo, 69 sacerdotes y seminaristas,
20 monjes de Montserrat, 7 Claretianos, 10 Terciarios Carmelitas y 1 padre
Capuchino. Los testigos llamados fueron 984 y las sesiones 354. Obtuvo el
decreto de validez el 4 de diciembre de 2002 y el decreto sobre el martirio
al 28 de junio de 2012.
Fueron beatificados en Tarragona el 13 de octubre de 2013 y su fiesta
litúrgica es el 6 de noviembre.
83
19 BEATOS HERMANOS
DEL PROCESO DE MADRID – Griñón
En Griñón, localidad a pocos kilómetros de Madrid, los Hermanos siempre
habían tenido su casa de formación con aspirantado, noviciado y
escolasticado. A estos grupos se unía un pabellón reservado para los
Hermanos ancianos o enfermos.
Cuando el 28 de julio de 1936 la casa fue asaltada por un grupo numeroso
de la F.A.I. (Federación Anarquista Ibérica) y la C.G.T. (Confederación
General de Trabajadores), sólo quedaban una decena de religiosos; los
demás habían conseguido llegar a Madrid antes de la llegada de esos
sinvergüenzas.
Ordenaron a todos agruparse frente a la fachada de la capilla, y mientras
lo hacían, un grupo de milicianos entró en la capilla y comenzó a destruir
imágenes, muebles y objetos sagrados. Un empleado de la casa, José
Gorastazu, un hombre muy piadoso y honrado, les reprochó lo que estaban
haciendo. Respondieron con balas que dispararon inmediatamente. El
Hermano Ángel Gregorio, que era enfermero, cuando registraron la
enfermería lo confundieron con un empleado del hospital que atendía a
los enfermos. Pero cuando vio que querían matar a los Hermanos, él mismo
dijo: "Yo también soy religioso". Le ordenaron que se uniera al grupo frente
a la capilla. Sin más explicaciones, el jefe del grupo ordenó al pelotón
disparar. Todos los Hermanos cayeron traspasados por las balas. Al final,
volvieron a subir sobre los camiones con los cuales habían llegado, dejando
los cadáveres donde los habían asesinado. La gente de Griñón, al conocer
lo que había sucedido, quedaron consternados. Un grupo de personas del
pueblo junto con el juez que había realizado el reconocimiento oficial,
transportaron a los cadáveres, excavaron una fosa en la misma propiedad
de los Hermanos y los sepultaron con la cabeza dirigida hacia la capilla.
84
Estos son los nombres:
Orencio Luis (Antonio Solá Garriga), de 38 años.
Aquilino Javier (Celestino Ruíz Alegre), de 34 años.
Ángel Gregorio (Germán Arribas Arribas), de 41 años.
Mario Félix (Manoel José Sousa de Sousa), de 76 años.
Arturo (Joaquín Oliveras Pujalrás), de 61 años.
Sixto Andrés (Andrés Merino Bascones), de 62 años.
Benjamín León (Graciliano Ortega Marganes), de 31 años.
Crisóstomo Albino (Lázaro Ruíz Peral), de 17 años.
Mariano Pablo (Teodoro Pérez Gómez), de 23 años.
Javier Eliseo (Evencio Castellanos López), de 24 años.
Don José Gorastazu, laico, de 29 años.
87
Ireneo Jacinto (Joaquín Rodríguez Bueno), di anni 26, della
scuola Santa Susana.
Junian Alberto (Alberto J. Larzábal Michelena), di anni 43. Era direttore
della rivista “Vida y Luz”.
Luis Victorio (Eusebio Angulo Ayala), di anni 43, della scuola di S.Cruz de
Mudela.
Rogaciano (Ignacio González Calzada), di anni 51, della scuola Peñuelas di
Vallecas.
Vidal Ernesto (Ramiro Frías García), di anni 30, del Colegio Maravillas di
Madrid.
Virginio Pedro (Vicente López y López), di anni 52, della scuola Santa
Susana.
88
Perseguidos, pero no abandonados...
1
Rivista Lasalliana, LI (1984) 4, 28.
2
L. Drive, Un corazón para la escuela. Vida del Hermano Miguel de las Escuelas
Cristianas, LIEF, Vicenza 1977, p. 141.
3
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Antananarivo 1989; R. Martin, Le C. F. Raphaël-Louis Rafiringa des Écoles
Chrétiennes (1854-1919). Contribución al estudio de su vida, Tesis, Facultad de
Letras y Ciencias Humanas de Madagascar, 1970.
4
G. Rigault, Un rénovateur spirituel, Ligel, París 1953.
5
G. Cholvy, Un Maître d'énergie spirituelle, Salvator, París, 2008.
6
Cfr. L. Lauraire – F. Mazariegos, Hermano Juanito, Impresora Ideal, Ciudad de
México, 1996.
7
H. Leone di María, Hermano Teodoreto, A&C, Turín 1956, pp. 209-210.
8
Rivista Lasaliana, XXXIV (1967) 4, 327.
9
G. Savoré, L. Napione, El Santo Hermano Benildo, A&C, Milán 1967.
10
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11
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Roma 1990.
12
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81, 1.2. San Ambrosio. Obras completas, p. 410, Ed. San Pío X, Madrid 2001.
13
S. Juan Bautista de La Salle, Med. n. 28, 3, Sábado Santo.
14
S. Juan Bautista de La Salle, Med. 55, 2, viernes después de la octava del Santísimo
Sacramento.
15
S. Juan Bautista de La Salle, Regla del Hermano Director, n. 21.
16
S. Juan Bautista de La Salle, Colección de varios trataditos, Tratado X, p. 181,
Obras, Escritos Espirituales, 1.
17
Datos tomados de la Historia de la persecución en España (1936�1939) de A.
Montero, pp. 762�763, B.A.C., Madrid, 1961.
18
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ÍNDICE
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SEGU ROYA, Josep, La Salle, Centenario de la Provincia de Catalunya 1892-
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