Poemas para Terminar Nuestro Año

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Poesía para ti

Entre los siguientes poemas elegí uno o dos que te gusten. Te sugiero
practicar su lectura en voz alta para compartirlo en clase. Pensá ¿qué significa
y qué trae a tu mente esta composición? ¿Por qué la elegiste? ¿Hay alguna
palabra que haya quedado enganchada en tu mente? ¿Hay algo que te lleve a
pensar en expresarlo con un lenguaje artístico?
En la última hoja te hago una pregunta que quiero que pienses después
de leer los haikus (poemas japoneses breves que suelen mostrar escenas de la
naturaleza o la vida cotidiana).

CARTA A CAPERUCITA ROJA


Niña del cuento, te pido ayuda,
no me abandones con esta duda:
¿Andabas tan encaperuzada
que —a causa de eso— no veías nada?
¿Cómo es posible, Caperucita,
que confundieras a tu abuelita?
¿Tal vez tenía cara de loba?
¿Era taaan rara?  (¿O tú eres boba?)
Elsa Isabel Bornemann
Argentina

LIVIANA
Una mari mariposa
que volando mariposa
se mariposa en mi mano
¡y no maripesa nada!
Cecilia Pisos
Argentina
VERDAD DE VERDAD LA MADRE COTORRA
No para de hablar ¡será lora!
Si Pinocho nos dijo la madre cotorra sin pausa
la verdad que habla sin prisa y sin causa.
Peter Pan era mayor No piensa que estoy esperando,
de edad. no tiene consideración,
No fue el loco mambrú si encuentra una amiga en el horno
a la guerra ya sé que me toca plantón.
ni el famoso Aladino entró Me salen raíces al suelo
a la cueva. y ramas entre los tendones,
Era un perro con botas ella hablando por los codos
no gato y yo anidando gorriones.
y era feo el gran buitre Sigue hablando sin parar:
no el pato. se construyen los ratones
El zapatito de cristal una casa y su balcón
se rompió con la puerta en mis talones.
y con la bruja el príncipe Prosigue su blablabá,
se casó. sonriendo gesticula,
El lobo feliz era amigo llega un dragón a mis ramas
de la abuela a hacerse la manicura.
y la tal Caperucita Pasan años y hasta siglos,
una locuela. vuelven las eras glaciales,
La bella fue la bestia nos invaden los marcianos
del cuento con sus naves espaciales.
y la que tanto dormía ¡Soy un fósil ambarino!
un esperpento. un vestigio del pasado,
¿Blanca como la nieve? la cotorra sigue hablando
linda mulata y yo sigo aquí plantado.
¿y el príncipe azul? Ya no lo soporto más
toda una lata. ¿cómo se puede hablar tanto?
Soplaron los tres chanchitos Me montaré en el dragón
para derribar mi versión y me iré de aquí volando.
y este problema… digo, este poema Mar Benegas
a su fin llegó. España
 
Edgar Allan García
Ecuador
LA POBRE VIEJECITA
Érase una viejecita
sin nadita que comer,
sino carne, frutas, dulces,
tortas, huevos, pan y pez.
Bebía caldo, chocolate,
leche, vino, té y café,
y la pobre no encontraba
tqué comer ni qué beber.
Y esta vieja no tenía
ni un ranchito en qué vivir
fuera de una casa grande
con su huerta y su jardín.
Nadie, nadie la cuidaba
sino Andrés y Juan y Gil
y ocho criadas y dos pajes
de librea y corbatín.
Nunca tuvo en qué sentarse
sino sillas y sofás
con banquitos y cojines
y resorte al espaldar.
Ni otra cama que una grande
más dorada que un altar,
con colchón de blanda pluma,
mucha seda y mucho holán.
Y esta pobre viejecita
cada año, hasta su fin,
tuvo un año más de vieja
y uno menos que vivir.
Y al mirarse en el espejo
la espantaba siempre allí
otra vieja de antiparras,
papalina y peluquín.
Y esta pobre viejecita
no tenía qué vestir
sino trajes de mil cortes
y de telas mil y mil.
Y a no ser por sus zapatos,
chanclas, botas y escarpín,
descalcita por el suelo
anduviera la infeliz.
Apetito nunca tuvo
acabando de comer,
ni gozó salud completa
cuando no se hallaba bien.
Se murió de mal de arrugas,
ya encorvada como un tres,
y jamás volvió a quejarse
ni de hambre ni de sed.
Y esta pobre viejecita
al morir no dejó más
que onzas, joyas, tierras, casas,
ocho gatos y un turpial.
Duerma en paz, y Dios permita
que logremos disfrutar
las pobrezas de esa pobre
y morir del mismo mal.
Rafael Pombo
Colombia
(holán: Lienzo muy fino; papalina: Cofia de mujer; escarpín: Zapato de una
sola suela y de una sola costura; turpial: ave nacional de Venezuela)

NO SE VALE
En la fuente un angelito
hace pis, nadie se enoja.
Y encima tiran monedas
por si la suerte las moja.
Cecilia Pisos
Argentina

ESTORNUDINO
Pájaro estornudador,
alérgico a las ciudades.
Estornudan día y noche
y echan mocos a raudales.
Mar Benegas
España
—¡¿QUIÉN ANDA ESTORNUDANDO?!—
—¡¿Quién anda estornudando?!—
grita el rododendro, rodando
de un lado para otro.
—¡Soy yo!—
contesta el pobre regaliz,
que pasa regalando
agua por la nariz.
Y el rododendro grita:  —¡Que se vaya
bien lejos de este prado!
¡O mejor, del país!
El regaliz sólo contesta:  —¡Atchís!—
y deja al rododendro rociado.
Aramís Quintero
Cuba
(rododendro.  regaliz)
7 ¿DÓNDE?

La noche, navegando ¿Me extravié en la fiebre?


como ayer, ¿Detrás de las sonrisas?
como siempre, ¿Entre los alfileres?
por aguas de silencio, ¿En la duda?
de calma, ¿En el rezo?
de misterio, ¿En medio de la herrumbre?
Y el campo, las ciudades, ¿Asombrado a la angustia,
los árboles, al engaño,
lo inmóvil, a lo verde?
rodando por el aire,
como ayer, No estaba junto al llanto,
como siempre, junto a lo despiadado,
a miles de kilómetros, por encima del asco,
hacia el sol, adherido a la ausencia,
hacia el día, mezclado a la ceniza,
para seguir de nuevo, al horror,
sin descanso, al delirio.
sin tregua,
el mismo derrotero No estaba con mi sombra,
de oscuridad, no estaba con mis gestos,
de estrellas. más allá de las normas,
más allá del misterio,
¡Qué motivo de asombro! en el fondo del sueño,
¡Cuánta monotonía! del eco,
del olvido.
Oliverio Girondo
No estaba.
¡Estoy seguro!
No estaba.
Me he perdido.

Oliverio Girondo
LA NIÑA DEL ESPEJO YONOFUÍ
La niña del espejo ¿Quién sacó el dragón
me mira muy callada de mi galera?
cuando yo —Yonofuí.
sin decir nada ¿Quién desenredó
me paro frente a ella. la enredadera?
Pero se aleja si me alejo —Yonofuí.
y si me acerco, se acerca. ¿Quién sirvió mi té
¡Qué niña tan terca! en la regadera?
Aunque —Yonofuí.
la encuentro muy hermosa, ¿Quién lió este lío
¿saben una cosa?… por aquí?
Parece que se aburre, —Yonofuí.
porque no se le ocurre Mano invisible
ninguna idea propia: toca por mí…
¡Todo, todo me lo copia! Pícaro duende
¡Hasta usa mi vestido! que nunca vi…
¡Qué se habrá creído! Sólo su apodo
Sonríe si sonrío, pronto aprendí.
¿Ven?:  me imita. De cualquier modo,
¡Y claro!, tirita se esconde aquí…
cuando tengo frío. ¡Tiene la culpa de todo
Se enoja mucho el famoso Yonofuí!
si me enojo. Elsa Isabel Bornemann
Argentina
Pero entonces
yo le cierro un ojo
y ella me hace un guiño
con tanto cariño…
Saúl Schkolnik
Chile
En Poemas para volar
YOLLEO

Eh vos
tatacombo
soy yo

no me oyes
tataconco
soy yo sin vos
sin voz
aquí yollando
con mi yo sólo solo que yolla y yolla y yolla
entre mis subyollitos tan nimios micropsíquicos
lo sé
lo sé y tanto,
desde el yo mero mínimo al verme yo, harto en todo
junto a mis ya muertos y revivos yoes siempre siempre yollando
y yoyollando siempre
por qué
Si sos
por qué dí vos
no me oyes
tatatodo
por qué tanto yollar
responde
y hasta cuándo...
Oliverio Girondo
TROPOS

Toco 
toco poros 
amarras 
calas toco 
teclas de nervios 
muelles 
tejidos que me tocan 
cicatrices 
cenizas 
trópicos vientres toco 
solos solos 
resacas 
estertores 
toco y mas toco 
y nada 
Prefiguras de ausencia 
inconsistentes tropos 
qué tú 
qué qué 
qué quenas 
qué hondonadas 
qué máscaras 
qué soledades huecas 
qué sí qué no 
qué sino que me destempla el toque 
qué reflejos 
qué fondos 
qué materiales brujos 
qué llaves 
qué ingredientes nocturnos 
qué fallebas heladas que no abren 
qué nada toco 
en todo.
Oliverio Girondo
QUE LOS RUIDOS TE PERFOREN LOS DIENTES...

Que los ruidos te perforen los dientes, 


como una lima de dentista,
y la memoria se te llene de herrumbre,
de olores descompuestos y de palabras rotas.
Que te crezca, en cada uno de los poros,
una pata de araña;
que sólo puedas alimentarte de barajas usadas
y que el sueño te reduzca, como una aplanadora,
al espesor de tu retrato.
Que al salir a la calle,
hasta los faroles te corran a patadas;
que un fanatismo irresistible te obligue a posternarte
ante los tachos de basura
y que todos los habitantes de la ciudad
te confundan con un madero.
Que cuando quieras decir: "Mi amor",
digas: "Pescado frito";
que tus manos intenten estrangularte a cada rato,
y que en vez de tirar el cigarrillo,
seas tú el que te arrojes en las salivaderas.
Que tu mujer te engañe hasta con los buzones;
que al acostarse junto a ti,
se metamorfosee en sanguijuela,
y que después de parir un cuervo,
alumbre una llave inglesa.
Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto,
para que los espejos, al mirarte,
se suiciden de repugnancia;
que tu único entretenimiento consista en instalarte
en la sala de espera de los dentistas,
disfrazado de cocodrilo,
y que te enamores, tan locamente,
de una caja de hierro,
que no puedas dejar, ni por un solo instante,
de lamerle la cerradura.

Oliverio Girondo

 
LLORAR A LÁGRIMA VIVA...

Llorar a lágrima viva. 


Llorar a chorros. 
Llorar la digestión. 
Llorar el sueño. 
Llorar ante las puertas y los puertos. 
Llorar de amabilidad y de amarillo. 
Abrir las canillas, 
las compuertas del llanto. 
Empaparnos el alma, la camiseta. 
Inundar las veredas y los paseos, 
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto. 
Asistir a los cursos de antropología, llorando. 
Festejar los cumpleaños familiares, llorando. 
Atravesar el África, llorando. 
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo... 
si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos 
no dejan nunca de llorar. 
Llorarlo todo, pero llorarlo bien. 
Llorarlo con la nariz, con las rodillas. 
Llorarlo por el ombligo, por la boca. 
Llorar de amor, de hastío, de alegría. 
Llorar de frac, de flato, de flacura. 
Llorar improvisando, de memoria. 
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!

Oliverio Girondo
Selección de Haikus

Noche sin luna. Pasó el ayer,


La tempestad estruja pasó también el hoy;
los viejos cedros. se va la primavera. 
1 2

Al Fuji subes Corté una rama


despacio —pero subes, y clareó mejor
caracolito.  por la ventana. 
3 4

¿Es un imperio Hecho de aire


esa luz que se apaga entre pinos y rocas
o una luciérnaga?  brota el poema. 
5 6

tiembla el rocío en el sendero 


y las hojas moradas infinidad de flores 
y un colibrí  una amapola 
7 8

Despierta junio.  De madrugada, 


Habitan la mañana  en la ciudad desierta, 
coches y árboles.  los barrenderos. 
9 10

Y de repente  No me alojaron. 
una hoja tardía  Vi luces, y en la nieve 
vuela del árbol  casas en fila. 
11 12

Por el camino  por más que las cruzo, 


entre tilos esbeltos por más que las cruzo, 
luces y sombras montañas verdes 
13 14

Desde la rama,  Un relámpago


la gota de rocío,  y el grito de la garza,
cristal Swaroski.  hondo en lo oscuro.
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Primer amor. En octubre
Se arriman al farol, cayeron los días
cara con cara. como las gotas.
17 18

Lluvia de otoño, Vaga en el río


en el suelo, las hojas amarilla una hoja,
se desperezan. sin rumbo fijo.
19 20

En los viñedos, No te des prisa,


de dulce agua preñadas, que a donde te diriges
las rojas uvas. es a ti mismo.
21 22

“Flor de tristeza Lo peor del eco


que se abre cuando el llanto es que dice las mismas
del cielo empieza” barbaridades.
23 24

Por el arroyo Lejos un trino.


corre tras su reflejo El ruiseñor no sabe
una libélula que te consuela.
25 26

Huye el rocío. El espantapájaros


En este mundo sucio parece humano
no hago yo nada. cuando llueve.
27 28

Hecho de aire Recorriendo su tela


entre pinos y rocas esta luna clarísima
brota el poema. tiene a la araña en vela.
29 30

Un leve instante Por todas partes


se retrasa sobre las flores se precipitan las flores
el claro de luna sobre el agua del lago
31 32

33 Brisa ligera 34 El crisantemo blanco


apenas tiembla el ojo no encuentra
la sombra de la glicina la menor impureza

Al olor del ciruelo Lluvia de anoche


surge el sol cubierta esta mañana
sobre el sendero de montaña. por la hojarasca.
35 36

Llegó el otoño:
una lluvia tranquila
limpia las uvas.
37

¿Qué significará esta frase?:


“Un haiku es un dedo que apunta a la luna, pero si el dedo está ensortijado, el
lector se fijará en el dedo, y no en la luna”. 

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