POEMAS
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EL PIRATA ESCACHARRADO
Érase una vez un pirata, al que la mala suerte (sin saber por qué), le había venido a ver…
El pirata tenía un ojo de palo, una pata llena de ojos y hasta una larga melena, que se le había
mudado de la cabeza a los pies. ¡Parecía que le hubieran vuelto del revés!
Aquel corsario destartalado ya no tenía cuchillos, ni garfios, ni parche en el ojo… ni cara de
malo. Pero tenía unas uñas tan largas, que le servían de ancla cuando frenaba su barco, para
poder hacer pie. Y es que hasta las anclas se habían alejado de él.
Descansaba el pirata siempre en islas desiertas, puesto que todo desaparecía nada más posarse
en ellas. Y así vivía asustando al miedo, con su ojo de palo, su pata llena de ojos y sus pies
llenos de pelo.
La Tierra y el Mar me han olvidado…– se lamentaba el escacharrado pirata– ¡A pesar de haber
robado cien barcos, navegado mil horas y haber sido un pirata tan malo!
No le quedaban fuerzas ya a aquel pirata, para seguir intentando lo del ser un pirata malo. Y
decidió, tras mucho pensar, abandonar sus galones (cuatro jirones mal remendados sobre la
solapa de una chaqueta vieja y tiesa) en alta mar.
Y a partir de entonces, la mala suerte ya no vino a visitarle nunca más…
La Jirafa Dromedaria
Érase una vez una Jirafa Dromedaria que habitaba en la sabana africana…
Esta curiosa jirafa vivía al margen de su manada porque… ¡apenas se le parecía en nada!.
Su lomo asemejábase más al de un camello, o a un dromedario (o a un tobogán), y ni siquiera
gozaba del cuello largo y rectilíneo del que disfrutaban el resto de las jirafas de aquella sabana.
Ninguna de sus parientes jirafas podía ver en ella ni a una tía, ni a una hermana, ni siquiera a
una prima lejana; ni contemplaban tampoco al verla, a alguien con quien compartir el agua o
las sabrosas acacias. Recelosas, observaban muy erguidas en las alturas a aquel extraño animal,
cuasi jorobado, que tanto se les acercaba.
La Jirafa Dromedaria cansada, con el tiempo, de agazaparse y correr siempre al rebufo del
resto de la manada, decidió vagar sola por la sabana en busca de más jirafas dromedarias, en
busca de una auténtica familia que en apenas algo se le asemejara.
Tras un tiempo observando y buscando su nuevo hogar, la Jirafa Dromedaria creyó haberlo
encontrado al ver el pelaje de un leopardo, intentando camuflarse entre el pastizal.
Acercóse la insensata jirafa hacia el fiero animal, hasta que sus finos y largos bigotes pudo casi
palpar. Pero el leopardo (creyendo ver al mismísimo demonio en la piel de un camello con
sarampión) se quedó tan congelado cuando la llegó a observar, que concedió a la jirafa el
tiempo justo para lograr escapar. Y emprendiendo como pudo una carrera, al trote de un paso
muy vacilante y torpón, la Jirafa Dromedaria de nuevo retomó la búsqueda de su familia de
verdad.
Harta de trotar para escapar del leopardo y de un posible ataque fatal, creyó divisar a lo lejos
un paraíso de antílopes colosal. En la distancia, pudo olisquear el aroma de las hojas y de las
vainas frescas que cubrían parte de los terrenos de aquel esbelto y bello animal, y cansada y
apurada por el hambre, pensó haber llegado al hogar.
A su llegada, los antílopes no dudaron en dar la bienvenida a aquella invitada curiosa y
particular. Agasajaron a la jirafa con hierbas frescas de temporada y, al anochecer, la
acomodaron en un humilde rincón fresco de pasto para que pudiese reposar. Al día siguiente,
ya descansada, la Jirafa Dromedaria se divirtió de lo lindo con las pequeñas y juguetonas crías
del grácil antílope, las cuales se deslizaban por su espalda jorobada, como si recorriesen mil
rampas a lomos de un tobogán. Qué gracia en sus saltos y movimientos… ¡qué cariño en cada
uno de sus gestos!
La Jirafa Dromedaria, por primera vez, parecía formar parte de un grupo, de una manada; y
nunca más se puso en marcha en busca de familiares por la sabana.
Qué extraño resultaba verla en medio de aquella tribu africana. ¡Qué familia tan disparatada
formaban! Y qué felices los niños junto a su nueva amiga del alma.
LA TÍA RITA | Cuentos para niños de primaria
La tía Rita era una mujer de lo más peculiar.
Poseía una espalda curvada, con la cual aparentaba una edad de lo más avanzada. Joroba que le
hacía un cuerpo semejante, al caminar, al de una pobre grulla sin alas. Sin embargo, no era
aquello lo más singular. Todo el mundo comentaba que la tía Rita sufría de espasmos y que, por
ello, el cuerpo parecía habérsele partido en cuarto y mitad.
La tía Rita era una mujer de lo más “especialita”. Su hermana decía que era alérgica a la letra “i”
y que, por ese motivo, vivía en un sin vivir. Si la nombraban, estornudaba, y si estornudaba…de
nuevo, el cuerpo entero otra vez le temblaba: ¡aaachís! La pobre Rita ya no sabía, cómo de aquel
castigo escapar podría:
– «Ji, ji, ji…» –Carcajadas de señoras y señores…
– « ¡Piii! ¡Piiii! » –Sonido de coches en calles y callejones…
– «Din, don…Din, don… » –Repiques de campanas y relojes…
¡Quiquiriquí!…De la mañana a la noche, la tía Rita se encontraba inmersa en una extraña danza
(compuesta de muecas curiosas y muchos temblores) que parecía no tener fin. Hasta que un día
la hermana de Rita, ideó una manera de acabar con la caprichosa alergia en torno a aquella letra
tan estrechita.
Acordándose de que su hijo Martín, tartamudeaba y se atragantaba con la misma letra “i”, decidió
hurtarle la vocal a su hermana, para ponerla en el abecedario del pequeñín. Presurosa, acudió al
Consejo superior de los nombres de todos los reinos. En él, las personas más sabias acuñaban en
madera elegantemente tallada, todas las letras del abecedario en el Casillero Oficial de todos los
niños y niñas, conforme aprendían a hablar, leer y escribir.
Una vez informados del caso de su hermana Rita y de su hijo Martín, todos los sabios y sabias
del consejo, acordaron conceder al pequeño, la vocal que tanta alergia le había provocado a su
tía. Y, finalmente, tallaron a Martín, muy cuidadosamente, la dichosa letra “i”.
La «hermana Reta», como la llamaron a partir de entonces, pudo al fin relajarse y vivir feliz, y
Martín pudo de una vez pronunciar la “i”…
¡Achís!
LEYENDAS
EL POETA Y EL HERRERO
Existe una leyenda, acerca de un poeta muy famoso de la antigüedad, que conoceréis ahora. El
poeta, natural de Florencia, Italia, se llamaba Dante Alighieri. Dice su historia que, dando el
poeta una tarde un agradable paseo, quiso el destino que se cruzase con el taller de un herrero
que se hallaba batiendo el hierro sobre el yunque, al tiempo que canturreaba. En ese momento
Dante distinguió algunas frases de la letra de aquellas canciones que el herrero canturreaba, y
pudo entender que lo que cantaba el hombre era justamente su gran e importantísima obra de
la Divina Comedia, adulterada con invenciones propias y al ritmo de la música.
Dante entró entonces en el taller del herrero, y, agarrando su martillo lo tiró a la calle. Arrojó
después también las tenazas, la cizalla y cuantas herramientas encontró a su alcance.
Pero, ¿qué demonios hace? – Exclamó el herrero.
¿Qué hace usted?- Preguntó a su vez Dante.
¿Pues no lo ve? Trabajar en mi oficio. Y usted, sin más, arroja a la calle mis herramientas,
echándolas a perder. ¡Debería avergonzarse!
Si no quiere que le estropee sus herramientas, no maltrate usted las mías.
Pero, ¿qué dice? Está usted loco. ¿Qué es lo que he echado a perder, si se puede saber? Y, ¿qué
tengo yo que ver con usted?
Está cantando lo que yo escribí con mucho esfuerzo un día, y no lo canta como lo escribí yo,
sino quitando y poniendo lo que se le antoja al ritmo de una canción. De este modo usted echa
a perder mi oficio, y yo no tengo otro que el de escribir.
Entonces, tras aquella conversación, fue el herrero el que sintió que debía avergonzarse y
agachó las orejas marchándose. En lo sucesivo, el herrero tuvo mucho cuidado de lo que
cantaba, y dejó en paz la Divina Comedia de Dante.
Poblaron en una época el interior de la tierra, una serie de enanos famosos por sus excelentes
trabajos artesanos. En una ocasión, aquellos enanos se preparaban para fabricar regalos que
pretendían reglar a los dioses, cuando uno de los enanos, llamado Brok, se puso a fanfarronear
ante todos aquellos regalos:
– ¡Buah! Esos regalos no valen nada- Dijo muy ufano el enano- Mi hermano fabrica con oro y
hierro cosas muchísimo mejores.
– Pues si es así, que lo demuestre- Dijeron algunos enanos molestos ante lo que parecía
soberbia.
Tras aquello, Brok y su hermano se pusieron manos a la obra, y tras varios días, volvieron
cargados con un jabalí de oro, un anillo precioso, y un martillo con poderes mágicos. El juez de
aquella batalla fue el dios Loki, dios de las travesuras y del engaño, que convocó a todos los
dioses para que ellos mismos decidieran cuál les parecía el mejor de todos los regalos
fabricados.
Cuando le llegó el turno a Brok, presentó en primer lugar su jabalí de oro, que brillaba más que
el sol y podía correr por la tierra, mar y aire. A continuación, sacó el anillo maravilloso que,
cada nueve noches, producía efectos cada vez más hermosos. Y para terminar, puso en manos
del dios Thor el poderoso martillo, diciéndole:
– He aquí la que será tu gran arma, ya que con ella vencerás siempre y nunca te abandonará…
Y el dios Thor, entusiasmado con el regalo, decidió tan solo con aquella satisfacción, a los
enanos que habían fabricado el mejor de los regalos.
Dice la leyenda, que la llamada semilla del helecho tiene la maravillosa propiedad de volver
invisibles a las personas. Esta semilla parece difícil de encontrar, debido a que su periodo de
maduración tiene lugar durante la noche del solsticio de verano y tan sólo durante una hora,
entre las doce y la una de la madrugada. Después, la semilla del helecho cae y desaparece.
En una ocasión, a un hombre le aconteció un suceso muy extraño relacionado con esta semilla.
Entre las doce y la una de la madrugada de aquel día, el hombre empleaba su tiempo en buscar
a un potrillo que se le había perdido cuando, de pronto atravesó por casualidad una pradera en
la cual maduraba la semilla del helecho.
A la mañana siguiente el hombre volvió a su casa, cansado por la búsqueda, y se sentó en su
sillón mullido favorito de la casa. Al observar que su mujer no terminaba de reparar en él,
exclamó:
– No he encontrado al potrillo, lo siento mucho.
Tras estas palabras, su mujer, y todos los demás que se hallaban en la habitación, se asustaron
terriblemente. Creían haber oído la voz del hombre, y sin embargo, no conseguían verle. Su
mujer le llamó entonces por su nombre creyendo que jugaba a esconderse y gastarles una
buena broma.
– ¿Se puede saber por qué me llamas así? ¿No ves que estoy aquí al lado?
Tras estas nuevas palabras el susto fue todavía mayor, ya que todos le oyeron de nuevo hablar,
e incluso escucharon el sonido de sus pasos, pero continuaban sin poder verle.
Fue entonces cuando el hombre al fin comprendió que todo aquello podía estar relacionado con
su paso por la pradera, ya que en el fondo de su calzado se habían metido unas semillas de
helecho, las semillas efímeras. Se quitó rápidamente los zapatos y sacudió las semillas de
helecho que le habían entrado y que hasta entonces había confundido con arena en los pies. Y,
en ese mismo instante, el hombre se hizo visible a los ojos de todos.
RETAHILAS
2- Marinero
Marinero que se fue a la mar y mar y mar,
Para ver que podía ver y ver y ver y
Lo único que pudo ver y ver y ver,
Fue el fondo de la mar y mar y mar.
3- El que se fue a Sevilla perdió su silla
El que se fue a Sevilla
Perdió su silla,
El que se fue a León
Perdió su sillón.
CANCIONES
Hasta mañana es mi despertador
Bueno días
Hasta mañana canto yo
hay que levantarse
hasta mañana el día ya empezó
Buenos días
este día terminó canto yo
si cantas con ganas
levanto mi mano
será un día mejor
muevo la mano
Buenos días
y con ella digo adiós canto yo
cantar es lo mejor
Buenos días
A guardar, a guardar
canto yo A guardar, a guardar
el sol dice hola cada cosa en su lugar
la luna dice adiós sin tirar, recoger
Buenos días que después hay que volver
canto yo A guardar, a guardar
el gallo cantó cada cosa en su lugar
son romper, sin romper Buenos días como estás
que mañana hay que volver buenos días como estás
A guardar, a guardar buenos días como estás
cada cosa en su lugar buenos días como estás
sin romper, sin tirar
que mañaana que que jugar. Aserrín, aserrán
REFRANES
1- No es oro todo lo que reluce. No hay que confiar en las apariencias.
5- Al mal tiempo, buena cara. Tener una actitud positiva a pesar de los
problemas.
9- Dinero llama dinero. Se refiere a que las personas con grandes riquezas
pueden aumentar sus beneficios y su fortuna.
TRABALENGUAS
Tres tristes tigres,
tragaban trigo en un trigal,
en tres tristes trastos,
tragaban trigo tres tristes tigres.
A Cuesta le cuesta
subir la cuesta,
y en medio de la cuesta,
va y se acuesta.
El rey de Constantinopla
Se quiere descontantinopolizar
el que lo descontantinopolice
buen descontantinopolizador será.
PAÍSES DE AMÉRICA
1. Antigua y Barbuda (Antigua y Barbuda).
4. Barbados (Barbados).
5. Belice (Belice).
8. Canadá (Canadá).
Fauna. Osos polares, morsas, focas grises y AVES. En el Polo Sur o Antártida existen focas,
pingüinos y aves. En las altas montañas habitan cabras, yaks, águilas, cóndores y roedores.
VEGETACIÓN MEDITERRÁNEA
Fauna. Formada por varios tipos de reptiles, jabalíes, linces, águilas y milanos.
BOSQUE SUBTROPICAL
A continuación, te mostramos qué otras herramientas necesitarás para poder completar cualquier
tipo de talla en madera: