El Evangelio de La Vida

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3.

EL EVANGELIO DE LA VIDA
Seguramente, se pueden ver distinciones significativas entre los
problemas que consideramos en esta lecció n. La guerra y la pena de
muerte involucran al estado quien mata; la violencia, el aborto y la
eutanasia involucran a individuos con permiso del estado o sin él
quienes matan. Que ciertos desarrollos en la biotecnología involucren
el matar o no, es debatible.

Sin embargo, lo que une estos problemas, y esta lecció n, es la


convicció n bá sica de que la ética del reino resiste el matar, tal como
Jesú s lo hiciera; también de afirma fuertemente el valor de las
personas humanas, tal como Jesú s lo hiciera. Vimos estos temas en el
énfasis de la Bienaventuranzas sobre la virtud de la pacificació n, sobre
la paz como una de las características centrales del reino de Dios, y en
los tres pasajes que estudiamos Mateo5:21-26, 38-42, 43-48.

1. No a la violencia y la pacificación justa


Como cristianos comprometidos con un mundo má s justo y pacífico
estamos llamados a tomar una posició n clara, innovadora y activa a
favor de la no-violencia y en contra de todas las formas de violencia.

Es un llamado hecho por el pueblo de Dios que vive en Á frica, América,


Asia, Medio Oriente y Oceanía y que conglomera a laicos, teó logos,
miembros de congregaciones religiosas, sacerdotes y obispos, muchos
de los cuales viven en comunidades que sufren por la violencia y la
opresió n.

Vivimos en una época de grandes sufrimientos, traumas y miedos


generalizados que está n relacionados con la militarizació n, la injusticia
econó mica, el cambio climá tico y otra infinidad de formas específicas
de violencia.

Ahora es tiempo que confirmemos esa afirmació n. ¿Có mo cumplió


Jesú s la profecía de Isaías respecto a que el reino de Dios traía paz?
Para poder contestar esta pregunta, necesitamos investigarlo lo que
dicen las profecías de Isaías “Oh Señ or, tu estableces paz para
nosotros”.
Esto de clara la liberació n que el Señ or traerá en el futuro y por la cual
trabaja ahora para hacerla efectiva, y en la que nuestras acciones
participan. Por consiguiente, Isaías 31:1-5 pronuncia un juicio sobre
Israel por confiar en la ayuda militar de Egipto en vez de confiar en el
Señ or. Ninguna fuerza militar podía producir la seguridad.

Israel debía confiar en el Espíritu del Señ or derramado sobre nosotros


de lo alto Isaías 32:15 Confiar en el Espíritu Santo no quiere decir ser
pasivos; má s bien, quiere decir ser capacitado para hacer activamente
la voluntad de Dios.

En el corazó n de la voluntad divina esta la justicia para los oprimidos.


Una vez que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto,
entonces habitara el derecho en el desierto y la justica se establecería
en el campo fértil.

El efecto de la justicia será la paz; el resultado de la justicia será


tranquilidad y seguridad para siempre. Mi pueblo habitara en una
morada de paz, en habitaciones seguras y en frescos lugares de reposo
Isaías 32:15-18.

En hebreo, justicia quiere decir derecho libertad la clase de justicia


que libra a los oprimidos de la dominació n, haciendo que los
marginados entren a la comunidad. La paz, la justicia y la comprensió n
vienen como un solo paquete; ellas dependen la una de la otra, porque
son parte de la voluntad de Dios.

Mi pacto de paz será inconmovible, ha dicho el Señ or Isaías 54:10


Pondré paz como tus admiradores y la justicia como tus recaudadores.
Isaías 60:17-18

El reino y la misericordia de Dios traerá n la paz por medio del siervo


sufriente de Dios, que estará tan comprometido con la pacificació n no
hará ninguna violencia Isaías 42:2-3 Los pasajes de Isaías que
profetizan el reino venidero de Dios muy claramente establecen la paz
como una marca del reino.

SEMBRANDO LAS SEMILLAS DE LA PAZ


Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.
Estos son los frutos de la fe. Tiene que haber justicia antes de que
pueda haber paz. Nadie puede tener paz, sin justicia.
El salmista del Salmo 85: 10 dijo que llegará el día en que se besará n la
paz y la justicia. En la actualidad, podríamos decir que en la vida real, la
paz y la justicia no se conocen; ni siquiera se reconocerían entre sí.

Aunque no leemos de Jesú s resolviendo muchas disputas, lo que sí


sabemos es que É l “construyó puentes” al traer paz y sanar dolencias.
Lo hizo por medio de actos de amor tales como:

Lavar los pies de sus traidores. Comer con un cobrador de impuestos


despreciado y darle esperanza a una mujer a la cual la sociedad había
descartado. Las palabras de paz son como semillas; no producen fruto
de la noche a la mañ ana, sino despacio, silenciosamente trabajan bajo
la superficie, cambiando los corazones, las mentes, las actitudes, y el
futuro.

Hemos visto que en Sermó n del monte Jesú s nombro varios ciclos
viciosos de la violencia. Jesú s se preocupaba profundamente por lo
sagrado de la vida humana, indicando el camino de liberació n de la
violencia por medio de sus iniciativas transformador de la pacificació n.

Jesú s enseñ aba acerca del reino de Dios. El declaraba AQUÍ ES DONDE
SE ENCUENTRA DIOS. Jesú s puede tomar nuestra discusió n de la
violencia, como se ha mencionado, que parece partir de una ira
frustrada, del cinismo impotente y de un auto condena debilitante,
convirtiéndola en iniciativas transformadoras.

Imitando a Jesú s, queremos enfocarnos en las iniciativas que en


realidad si funcionan para evitar la violencia. Pero inmediatamente nos
damos cuenta de que estamos en una cultura que acusa, una cultura
que juzga, que desea señ alar la paja en el ojo ajeno. Mt 7:1-5

Pero la enseñ anza de Jesú s no juzguéis significa NO CONDENÉ IS no


quiere decir, No procuréis discernir la diferencia entre lo bueno y lo
malo. Jesú s discernía esa diferencia, y nos podía que hiciéramos igual.
Pero lo que no ayuda es condenar a otros, poniendo la atenció n en la
paja en el ojo ajeno.

Jesú s recibía a marginados tales como los pecadores y los cobradores


de impuestos los leprosos y las mujeres adú lteras, sin condenarlos.
Mateo 7:1,2 encontrando su eco a lo largo de NT Marcos 4:24, Lucas
6:37-42, Romanos 2:1, 14:4. 1 Corintios 4:5, 5:12 y Santiago 4:11,12,
5:9.
NUEVAS FROMTERAS EN LA BIOTECNOLOGÍA

Hoy, estamos aprendiendo el lenguaje por el cual Dios creó la vida.


Habiendo aprendido ese lenguaje, los seres humanos pasará n gran
parte del siglo veintiuno. Sea para bien o mal, tratando de hablarlo. El
descifrar el genoma humano es solo uno de los descubrimientos
científicos que actualmente convergen para hacer que merezca nuestro
naciente siglo, el siglo de la biotecnología.

La clonació n de animales, los avances en la ingeniería genética y el


descubrimiento de los poderes regenerativo de las células madre está n
entre los otros avances principales de nuestro tiempo.

Un nuevo y constantemente creciente vocabulario-la terapia de genes,


el xenotrasplante, los niñ os diseñ ados, la clonació n reproductiva, etc.,
desafía la habilidad del má s estudioso por mantenerse al día.

Si este ha de ser el siglo de la biotecnología, sus primeros añ os pueden


representar la ú nica oportunidad que tendrá n los no especialistas para
jugar un papel en la determinació n o los límites de los avances
tecnoló gicos.

Este momento marca una oportunidad especial. Los cristianos deben


participar en lo que ya se ha constituido en una conversació n
internacional respecto al papel de casi todo sector letreado de la
sociedad en torno a lo que será la humanidad una vez que lleguemos a
ser peritos en el manejo del idioma de la genética humana.

Para personas de la fe bíblica, el jugar un rol constructivo en esa


conversació n probara nuestra profundidad teoló gica, nuestro
conocimiento científico, nuestra visió n moral y nuestra destreza
política.

Frente a los postulados de una ciencia cada vez má s pujante, cuyos


adelantos, muchas veces, se enfrentan a principios éticos y morales
defendidos por instituciones como la iglesia, hay que plantear nuevas
respuestas ante los nuevos interrogantes que surgen con las
aplicaciones de la tecnología en los asuntos bioló gicos, como el respeto
por la vida y al buen desarrollo de las especies.
La iglesia, inspirada en las enseñ anzas del Evangelio, defiende el valor
y el derecho de la vida de cada ser vivo.
Dios dotó al ser humano de una gran inteligencia para que cooperara
con el plan divino. Sin embargo, el hombre, no só lo ha hecho de la
ciencia y de sus aplicaciones un uso que beneficie a sus semejantes,
sino que también la ha convertido en un instrumento de
experimentació n orientado só lo al lucro y al deterioro de la dignidad
humana.

¿QUÉ ES LA BIOTECNOLOGÍA?

En la actualidad, los científicos está n introduciendo modificaciones,


combinaciones y cambios en plantas y animales mediante una técnica
que utiliza células vivas, enzimas y tejidos de organismos previamente
seleccionados. Los cambios y combinaciones se realizan para lograr
"mejoras" de las especies, y para suplir ciertos requerimientos y
demandas del mercado de especies animales o vegetales.

Esta técnica se conoce como biotecnología. La biotecnología se aplica


en procedimientos comunes, como fabricar pan o cerveza, y procesos
nuevos como la transgénesis, es decir, la modificació n genética de
organismos vivos.

BIOTECNOLOGÍA EN HUMANOS

Los procedimientos biotecnoló gicos que se está n aplicando y


experimentando en plantas y animales, en el futuro son la base para
hacer aplicaciones e investigaciones en humanos. Entre las
aplicaciones de la biotecnología humana podemos señ alar: la
manipulació n genética, procedimiento en busca, entre otras cosas, la
modificació n de genes imperfectos; la duplicació n de genes, má s
conocida como clonació n; la lucha contra enfermedades, por ejemplo,
el cá ncer, etc.

Estos métodos y aplicaciones biotecnoló gicas en los humanos han


suscitado innumerables debates éticos y morales, sobre la
conveniencia de dichos tratamientos para la promoció n, preservació n
y desarrollo de la vida.

IMPLICACIONES SOCIALES Y ÉTICAS DE LA BIOTECNOLOGÍA

Los avances en genética y el desarrollo del proyecto Genoma Humano,


en conjunció n con las tecnologías reproductivas, han suscitado
preocupaciones de cará cter ético sobre las cuales aú n no hay consenso.
Por ejemplo: la reproducció n asistida del ser humano, el derecho
individual de procrear; la modificació n del genoma humano para
"mejorar" la naturaleza humana, etc. A pesar del intervalo entre el
contexto de Jesú s y el nuestro, la dimensió n de las convicciones
teoló gica bá sica permanece sin cambio.

En otras palabras, la narrativa bíblica bá sica con la que hemos venido


trabajando a lo largo de este tomo aun es verdad, siendo aun aplicable
en una época de grandes innovaciones biotecnoló gicas o en cualquier
época.

Dios es el Creador soberano y el Gobernador del universo. La tierra


gime bajo el impacto del pecado humano. Dios ha obrado
decisivamente en Jesucristo para restablecer su reinado efectivo. Jesú s
enseñ o maneras por las que podemos desenredarnos de la telarañ a del
pecado que creamos, pudiendo seguir adelante hacia la obediencia a la
voluntad de Dios, la que incluye la compasió n en acció n y la bú squeda
de la realizació n de justicia.

Los seguidores de Jesú s son estudiantes diligentes de las enseñ anzas y


la practicas de Jesú s, buscando cumplir con la misió n de la iglesia de
participar en el avance del reino hasta que Jesú s vuelva.

Amen

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