Los Ejes Articuladores

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Los Ejes Articuladores, objetivos y características

Los ejes articuladores responden a demandas y necesidades de los pueblos, contribuyen desde la
educación a la consolidación del Estado Plurinacional, se constituyen en criterios políticos que
permiten dinamizar y articular los campos y áreas de saberes y conocimientos a través de un
abordaje relacional de contenidos sobre los procesos sociales, culturales, económicos y políticos en
los procesos educativos de los subsistemas y los niveles de formación del Sistema Educativo
Plurinacional.

Se caracterizan por generar coherencia y cohesión entre los contenidos de los campos y áreas de
saberes y conocimientos en las respectivas etapas y niveles del Sistema Educativo Plurinacional. Son
de aplicación obligatoria ya que están concretizadas en las Temáticas Orientadoras las cuales son
base para el desarrollo curricular.

Los ejes articuladores son:

➢ Educación intracultural, intercultural y plurilingüe.


➢ Educación para la producción.
➢ Educación en valores sociocomunitarios.
➢ Educación en convivencia con la Madre Tierra y salud comunitaria.

1. Los ejes articuladores y sus características.

1.1 Educación Intracultural Intercultural y Plurilingüe

El proceso de colonización ha eliminado, excluido y encubierto los saberes y conocimientos de los


Pueblos y Naciones Indígena Originarias, lo que significó que muchos de ellos se pierdan
definitivamente y otros pervivan de manera fragmentaria. Es decir, hubo un proceso de deterioro
de las formas de vida de los pueblos indígena originarios, en el largo proceso colonial. Cuando se
habla de recuperación de saberes y conocimientos indígenas es algo coherente que responde a la
situación de algunos conocimientos y prácticas que están en peligro de desaparecer. Por ejemplo,
algunas lenguas indígenas que hablan muy pocas personas. Es por ello, fundamental considerar la
necesidad de un proceso de reconstitución de la cosmovisión y de las formas de vida de nuestros
pueblos.

Por otra parte, actualmente la hegemonía de la globalización impone un multiculturalismo formal


que mantiene la monoculturalidad del modo de vida occidental, impuesta a través de un único
modelo de desarrollo, de democracia, de relacionamiento entre pueblos, que ha impedido la
posibilidad de convivir y aprender de otras culturas. Estamos en un tiempo en que el elogio de la
diversidad se ha vuelto más mistificador que nunca. Se necesita pensar por ello maneras de trabajar
la intraculturalidad y la interculturalidad en la educación de un modo auténtico, sin caer en las más
que marchitas formas de respeto abstracto a la diferencia propugnadas por el multiculturalismo
capitalista.

En este sentido, el eje articulador Educación Intracultural Intercultural y Plurilingüe se constituye en


el elemento fundamental del currículo, porque permite dinamizar e integrar los campos y áreas de
saberes y conocimientos, a partir del fortalecimiento y la reconstitución de las culturas de las
NyPIOs, y de la búsqueda de un auténtico aprendizaje mutuo entre culturas. Es fundamental
entender que toda la educación, en cualquier nivel o área, tiene que desarrollarse de modo
intracultural, conociendo y produciendo conocimientos desde cada pueblo y cultura de Bolivia y
fortaleciendo la identidad propia.

La intraculturalidad así puede ser entendida como la recuperación, revalorización y potenciamiento


de las culturas de los pueblos y naciones que conforman Bolivia para fortalecer y reconstituir sus
saberes, conocimientos, identidades, lenguas y modos de vivir, promoviendo la reafirmación de la
identidad cultural.

La interculturalidad, por su parte, es una alternativa de convivencia armónica y de aprendizaje


mutuo entre culturas distintas para generar una conciencia plurinacional. La interculturalidad no es
una relación abstracta de respeto entre culturas desiguales sino un proceso de transformación y
construcción de una alternativa de convivencia que como tal no existe aún en la realidad boliviana,
por eso la articulación entre interculturalidad y descolonización es íntima, pues no es posible hablar
de interculturalidad sin descolonización al mismo tiempo.

Se entiende por plurilingüismo al uso y desarrollo de las lenguas oficiales del Estado Plurinacional
con el mismo nivel de importancia, en la educación y en otras instituciones. No se trata sólo de que
las lenguas indígenas sean recuperadas para su uso privado y familiar, sino generar espacios
institucionales locales que puedan darse en lengua indígena. Lo mismo en la educación no se trata
de enseñar lenguas, sino de desarrollar procesos educativos en lenguas indígenas, de permitir que
en algún momento las y los bolivianos podamos comunicarnos, pensar y producir conocimiento
alternativamente en lengua indígena y castellana.

1.2 Educación para la Producción

Desde la creación del sistema educativo en Bolivia, éste tuvo un fuerte énfasis en la educación
humanística; esto significó el desfase entre la educación y la producción, es decir, condenó a la
educación a tener un perfil más teórico y repetitivo sin utilidad práctica para la vida, lo que también
se tradujo en la sobrevaloración del trabajo intelectual y el menosprecio del trabajo manual,
ahondando la dependencia del país, ya que no generó las condiciones subjetivas en la población
para generar conocimiento propio y pertinente, ni ciencia y tecnología propias ni un sentido propio
sobre el proyecto de sociedad que se debería buscar.

Los pocos intentos de llevar a cabo una educación productiva se redujeron al desarrollo de
capacidades técnicas para satisfacer la demanda laboral del mercado, sin la posibilidad de superar
la dependencia estructural de la economía en Bolivia. En este sentido, la educación no desarrolló las
capacidades creativas y creadoras de la población, condenándonos a ser simples aplicadores y
consumidores de tecnologías y productos foráneos. Incluso la propia educación técnica se ha
desarrollado bajo una pedagogía que solo ha repetido modelos predefinidos en técnicas y
contenidos, divorciando al sujeto que produce del sentido de lo producido (y, por tanto, también de
la intencionalidad que se tiene al producir). Esta es la lógica que está presente en una educación
pensada sólo para la generación de mano de obra para el mercado, que produce sujetos que no
piensan con cabeza propia, sino que solo aprenden a ser simples instrumentos técnicos que pueden
producir, pero sin un sentido propio. Una educación productiva no es sólo una educación técnica
sino una educación que produce sujetos que producen realidades alternativas, es decir, una
educación creativa y descolonizada.

Entonces la exigencia que atraviesa la educación en Bolivia es generar las condiciones subjetivas
para que los sujetos puedan aprender a producir con un sentido propio; que tengan la experiencia
pedagógica de producir respondiendo a problemáticas de la realidad, reconectándose con la
dimensión útil del conocimiento, pensando a partir de las necesidades concretas para generar
respuestas creativas a las mismas. Solo bajo estas condiciones será posible generar conocimiento
propio y por tanto tecnología propia que nos permita salir de la dependencia cognitiva y económica
que vive nuestro país.

Bajo estos criterios, la educación productiva es la educación creativa que recupera y aplica
tecnologías propias y pertinentes, revalorizando el trabajo manual y técnico, generando una
productividad con conciencia responsable de las necesidades, vocaciones y potencialidades de los
contextos, que permite la reproducción de las condiciones de vida de la comunidad y de la
naturaleza, fortaleciendo la seguridad y soberanía alimentaria como alternativa a la productividad
neoliberal.

1.3 Educación en Valores Sociocomunitarios

En la actualidad, los valores y el sentido de la vida están siendo definidos por las relaciones
mercantiles, donde lo que prepondera es el interés individual y el puro cálculo racional medio-fin,
en este contexto es más exitoso aquel que es más competitivo y más eficiente para realizar los fines
que le exige el mercado. Un furor de individualismo está avanzando sobre la subjetividad de las
nuevas generaciones del mundo globalizado; los propios padres de muchos “países desarrollados”
como nunca antes ya no saben qué aconsejar a sus hijos en términos éticos porque ven que
replegarse en el interés individual parece ser la única alternativa, incluso contra sus convicciones,
en un mundo cada vez menos comunitario. Los valores del mercado que constituyen a la gente
generan consecuencias no intencionales que afectan a la vida, provocando la exclusión y pobreza
de gruesos sectores de la población y el deterioro de la naturaleza, lo que imposibilita la convivencia
y acrecienta la erosión de las relaciones humanas y con la naturaleza.

Ante esta problemática, la educación tiene que ser el lugar para generar prácticas y relaciones de
convivencia que pongan como centro a la vida, antes que al interés individual, o la ganancia, criterio
de la vida que podemos aprender de los pueblos indígenas originarios que organizaron la vida de
millones de personas alrededor de los valores comunitarios.

Los valores sociocomunitarios tienen como una de sus fuentes centrales a la experiencia de vida de
los pueblos y naciones indígena originarios, donde han sido prácticas concretas, vivencias, en las
interrelaciones de las personas y en la relación con la Madre Tierra, que hicieron posible la
convivencia armónica, equilibrada, solidaria y complementaria dentro de la comunidad amplia.
Estos valores sociocomunitarios no pueden ser enseñados como contenidos (bajo un esquema
convencional de transmisión de conocimientos), sino que se los enseña como prácticas concretas,
mediante actividades que desarrollen en las/los estudiantes y el/la propio/a maestro/a la capacidad
de dar respuestas a los problemas cotidianos, teniendo como criterio la reproducción de la vida de
todos, antes que el mero interés individual.
1.4 Educación en convivencia con la naturaleza y salud comunitaria

En la actualidad estamos llegando a los límites de la capacidad reproductiva de la Madre Tierra. Los
efectos de las formas de vida modernas y hegemónicas, las políticas extractivistas y de crecimiento
económico ilimitado relacionadas con la centralidad del capital y el uso irracional de los recursos,
han ocasionado desequilibrios en diferentes niveles y ámbitos de la vida tanto de los seres humanos
como de la naturaleza. El deterioro del medio ambiente, las transformaciones climáticas aceleradas,
junto a las imposibilidades de responder adecuadamente a los desastres naturales y la generación
de enfermedades y otros problemas que antes no existían, son los efectos de relacionarse con la
naturaleza sólo como un objeto, una cosa, un recurso ilimitado que se debe explotar y aprovechar
sólo en interés de los seres humanos (y en realidad, solo en beneficio de los privilegiados de este
modo de vida capitalista).

El eje articulador Educación en Convivencia con la Madre Tierra y Salud Comunitaria se lo entiende
como una manera de orientar la educación en torno a esa fuerte exigencia de reponer una manera
de relacionarse armónica y equilibrada con la Madre Tierra. El ser humano, para reproducir su vida,
tiene que relacionarse, convivir y compartir en armonía con las diferentes formas de vida. Se vive
en convivencia cuando existe complementariedad, equilibrio y relacionalidad con la Madre Tierra a
través de despertar una conciencia integral-holística en la educación, es decir, a través de formar
un ser humano integral. Otra vez, este eje, como ningún otro, no debe concretarse en contenidos
puramente cognoscitivos, sino en maneras de despertar en los estudiantes esa dimensión de la
conciencia que permite relacionarse con la naturaleza como parte de nosotros mismos. 2.2. Los ejes
articuladores y la dinamización del proceso educativo

Los ejes articuladores son un componente fundamental de la estructura curricular. Los ejes han
articulado en su organización distintos elementos del currículo. La cuestión de debate ha sido si los
ejes deberían tener un espacio de concreción propio o más bien deberían ser trabajados de un modo
ubicuo. El problema de esta segunda opción es que no estando en ninguna parte en específico, los
ejes articuladores de modo efectivo podrían no trabajarse. Pero tampoco deberían ser trabajados
como simples contenidos en las áreas específicas. La aclaración de cuál es la mejor opción
finalmente será procesual. Esto es algo fundamental en el proceso de producción del Modelo
Educativo, es decir, cómo el modelo en el proceso de ser implementado, de modo participativo,
encuentra las limitaciones, aclaraciones y alternativas para desplegarlo con más sentido. No es un
sentido de coherencia lógica el que mueve la implementación del currículo, sino uno de exigencia
política, de sentido transformador de la educación. Es en ese entendido que los ejes tienen un papel
fundamental, porque sintetizan grandes exigencias del momento histórico actual. Cómo la
educación debería ser intracultural, intercultural y plurilingüe, no como una asignatura sino toda la
educación; lo mismo el resto de los ejes. Este es el sentido de los ejes articuladores, garantizar que
la educación orientada por esos grandes principios no se reduzca a un espacio, a una asignatura, a
un momento sino que toda la educación se dinamice por esos ejes.

Los ejes entonces deben tener una influencia orientadora sobre todos los elementos curriculares.
Así, por ejemplo, los contenidos educativos se han organizado a partir de la articulación de los ejes.
Los ejes definen las temáticas orientadoras, como se explica más adelante, dentro de las cuales se
plantea la identificación de contenidos. Cada contenido está articulado así a uno o más ejes
articuladores. No hay un contenido que vaya sólo, sino que siempre está articulado en su
formulación a un eje articulador. Esto ha generado la presencia de contenidos que necesitan ser
desarrollados, y exigen un trabajo de recuperación de conocimientos indígenas y de producción de
conocimientos. Esta es una de las maneras fundamentales donde los ejes articuladores están
funcionando como dinamizadores del currículo, principalmente el eje educación intracultural,
intercultural y plurilingüe.

Otros ejes por su orientación se han articulado a otros elementos curriculares más de índole
metodológica. Por ejemplo, el eje de educación en valores sociocomunitarios, está presente en el
trabajo de la dimensión del ser. Esto es fundamental en una formación integral y holística. Todo
proceso educativo debería planificarse de tal modo que se pueda formar en valores, aparte de
formar en determinadas capacidades o saberes específicos por áreas. Los valores no se pueden
aprender como un contenido sino como una práctica a ser vivida, por tanto, deben trabajarse desde
la experiencia. Lo mismo el eje educación para la producción se ha articulado al momento de la
producción en la metodología del modelo, pues no puede haber tampoco proceso educativo que se
contente con la simple formación teórica, sino que debe propender a la transformación que se logra
en la producción creativa de algo. La educación para la producción no es tampoco un contenido
específico de cierta área sino que es una lógica por la que se comprende todos los procesos
educativos en todas las áreas, a partir de la necesidad de concretar lo aprendido en procesos de
producción, no solamente de bienes o tecnología, sino también de obras, de ideas, de alternativas.

Finalmente, la educación en convivencia con la Madre Tierra y Salud Comunitaria plantea una
articulación alrededor de la visión holística del modelo que no centra la realidad en el ser humano,
sino en la relacionalidad de la que el ser humano es una parte. De nada serviría transformar el tipo
de relaciones que tienen los seres humanos entre ellos, si al mismo tiempo no trabajamos en la
transformación de la relación que tienen los seres humanos con la naturaleza de los que son parte.
Esto es vital y plantea una apertura a una conciencia diferente de la realidad que la que hasta ahora
se ha promovido en la educación. Esto tiene que ser una apuesta otra vez metodológica, que no
puede resolverse de un modo cognitivista. No es con clases de mero ambientalismo que se va a
poder establecer esas relaciones holísticas, sino con una apertura de la conciencia hacia el misterio
de la realidad.

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