La Técnica Arqueológica en La Actualidad

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Varia

LA TECNICA ARQUEOLÓGICA EN LA ACTUALIDAD


Excavan, que ha sido durante decenios retirar de la tierra, con
más o menos éxito y dificultad, objetos antiguos, se va convirtiendo,
por fortuna,, etti una técnica rigurosa y complicada. No sólo intere-
sa ya el objeto en sí, sinoi —dilríamos aplicando una frase famo-
sa— "el objeto y su circunstancia". Pero además de la racionali-
zación de los trabajos de campo, la aplicación de procedimientos
de laboratorio al estudio de los objetos abre constantemente nue^-
vas posibilidadies dèi precisión en diversos sentidos.
Una breve, pero substanciosa puesta al día de tales' métodos,
se halla reseñada en la reciente obra que la casa Picard, de París,
ha publiicado con el título de La découverte du passé. Progres ré-
cents et thecniques nouvelles en préhisíorie et en archéologie.
(365 págjs., 45 figs., 16 larras,). Inteligentemente, se ha confiado a
distintos especialistas el estudio de cada una de las técnicas!, tan
diversas, que en él se resumen (muchas de ellas estando hoy sólo
en sus inicios), bajo la presentación y ordenación de A, Laming.
Precisemos, sin embargo, que buena parte de su contenido1 no
es nuevo para muchos de los arqueólogos que trabajan en el ám-
bito peninsular. Algunas de estas técnicas han sido ya más o me-
nos aplicadas en España, como por ejemplo la fotografía aérea.
Otras, quei no han sido' usadas entre nosotros, distan dei haber
conseguido la deseable seguridad mínima en sus resultados. Pero
bueno será conocer el estado actual de estos ensayos. Y bueno es
tener un manual donde' se dé todo resumido.
Así, pues, creemos que merece la pena analizar eil libro con cier-
ta calma, dientro de la brevedad obligada de estas notas.
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En ed proemio se señala el objeto y límites de la obra, indican-


do que se han dejado aparte los métodos clásicos, como la estrati-
grafía y l!a tipología, al alcance de cualquiera qn otros libros. A
continuación, en una breve introducción, se trazan las líneas gene^-
rales de la historia de la prehistoria. Se entra propiamente en ma-
teria con unas páginas expositivas de los problemas de localización
de yacimientos y objetos. En el primer caso juega un pfrpjel muy
importante, de todos conocido, la fotografía aérea, de cuya exposi-
ción sei han encargado G. Bailloud y P. Chotmlbart dé Lauve. Es un
buen resumen, señalando posibilidades y limitaciones del que no
entramos en detalles por ser unos de los aspectos menos nuevos de
la obra.
Muchoi más lo es, en cambio, la aplicación a los estudios de ar-
queología de los métodos eléctricos dé prospección (Capi. II, por
R. J. C. Atkinson), basados en las variaciones de conductividad
eléctrica del suelo en función de su estructura física. Usado por los
ingenieirois de minas y los buscadores de petróleo, y en escala más
reducida por geólogos y geofísicos, el autor sólo conoce dos ocasio-
nes en que se haya empleado en el campo que nos interesa:. Sus
propios ensayos en el yacimiento neolítico de Dorchester, cerca de
Oxfordl, a partir dé 1946, y los efectuados en Méjico, el año si-
guiente, que contribuyeron al descubrimiento dial hombre de Texa-
pan y que no han sido publicados en detalle. Aquéllosi, basados en
el estudio de la resistencia del terreno en prospección; éstos, a base
de las líneas equipotenciales.
El sistema usado por los ingleses, del que tampoco sie han dado
a conocer hasta ahora detalles, consiste en un generador de co-
rriente eléctrica, un instrumento para medir la resistencia del cir-
cuito, al que se aplican 4 electrodos (varillas de acero de 1 cm: de
diámetro y 1 m. de longitud), unidas al generador por hilos aisla-
dos. A intervalos regulares, a lo largo de una recta, se colocan las
varillas clavadas en el suelo y se engendra una corriente que pasa a
través de los electrodos 1 y 4 y el terreno que los separa, y otra
menor entre el 2 y el 3. La relación entre estas dios corrientes se
mide; con una aguja en un cuadrante graduado, que marca la re-
sistencia media de un volumen dado de terrenoi Los valores que
se van obteniendo en las distintas líneas del terreno que se' sondea
se' pasan a un gráfico sobre pareil milimefcrado, y su lectura permi-
te djediucir, a través dé los cambios de resistencia¡, las variaciones
internas1 del suelo que las provoca. Así, por ejemplo, a lo largo de
un muro enterrado se halJa una resistencia mayor que en el punto
en que éste empieza o en el que termina.
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La ventaja del método es su simplicidad. Su limitación, que


precisa se trate de un terreno limpio dei piedras, homogéneo y con
los vestigios bien delimitados unos de otros.
Be empleo más limitado parece el detector electromagnético,
usado en tiempo de guerra para la localization de minas explosi-
vas, para situar objetos metálicos en trabajos arqueológicos. Sa
resumen en el libro reseñado las experiencias de 1947, en Senlis, en
los yacimientos del Chateau y des Arenes, ensayando tres aparatos
distintos: uno ligero y portátil, manejable por una sola persona;
un segundo, más pesado, que requiere dos; y un tercero, mayor,
con soporte fijo. Con el primero, sensible, hasta medio metro de
profundidad se recorre todo el terreno a explorar, con el fin de
eliminar los objetos metálicos que se hallan en la superficie o en
sus proximidades, de origen moderno (clavos, latas, etc.), que casi
nunca faltjan y que entorpecerían la exploración. Con el aparato
de tipo medüo se repite la operación, alcanzando profundidades que
oscilan del i metro a 1,50.
Estos aparatos señalan con una aguja y con un silbido, simul-
táneamente, cualquier objeto metálico enterrado, hasta la citada
profundidad. Se ha comprobado también que además reaccionan
ante la presencia de tejas y ladrillos antiguos, por lo que su aplica-
ción podría ampliarse.
No llegando' su sensibilidad más allá de las cifras dichas, su uso
será limitado. Puede ser útil, sobre todo por el momento, más que
como detector de yacimientos como auxiliar de la excavación, tan-
nic para orientación antes de excavar una zona, como para evitar
que1 pase ningún objeto metálico' en las tierras que1 se vierten, si
bien este caso es difícil en toda excavación cuidada en que se criba
la tierra.
Un nuevo capítulo trata de las aplicaciones a la prehistoria de
la técnica del estudio de los sedimentos, importantísima para deter-
minar el medio físico en que se movían los hombres de un yaci-
miento determinado (clase del suelo, clima, aguas, etc.). El estudio
de los elementos del terreno es bien conocido, pero ya lo es menos
el de los elementos muy pequeños, corno granos do1 arena. El estu-
dio morfoscópico y litològico de los cantos, por ejemplo*: a base
de su forma; las partículas de minerales pesados, el análisis granu-
lome trico. Silgue las posibilidades del análisis químico de los sedi-
mentos y el de los vestigios zoológicos (por A. Leroi-Gourhan), del
que' no parecen desprenderse grandes novedades; así corno la cues-
tión del análisis polínico (por G„ Lemee), más conocido entre nos-
otros.
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Siguen unos capítulos sobre determinaciones de cronología por


medios diversos. En primer lugar se relata los intentos de estable-
cerla en determinados casos a base del crecimiento de los círculos
en la corteza de los árboles (A. Laming), nacido en América del
Norte y aplicado a la datación de los postes de madera en las rui-
nas de habitaciones de los indüos Pueblos, desarrollado sobre- todo
par A. E. Douglas; en Sueciá, se han hecho ensañes para su aplica-
ción en la Europa septentrional. Aparte de su inseguridad y de
que está en sus comienzos, no parece aplicable entre nosotros, dedo
la rareza de madera en los yacimientos prehistóricos; mientras
que en los postarioires hay sistemas más seguros.
Interesante para el paleolítico es la posibilidad dte fechar hue1-
sos fósiles por su contenido en fluoro (capítulo desarrollado por
K. P. Oakley). El principio es el siguiente: los huesos y dientes en-
terrados absorben el floro de las aguas que circulan por el suelo.
Conociendo el porcentaje de los huesos modernos, podrá determi-
narse s¿ un hueso determinado lo es o no, teniendo en cuenta,, claro
está, las condiciones del lugar del hallazgo, ya que a mayor hume-
dad el contenido del fluoro aumenta. Se ha calculado que los hue-
sos del Pleistoceno medào> tienen de 2 a 2'6 %, el cráneo de Swans-
combe de 1'9 a 2 %, el esqueleto de Galley-Hill, hallado en los are-
neros de Pleistoceno medio de Swanscombe, en cambio», sólo 0'-0'4,
con k> que se demuestra que, a pesar dei la posición en el mpmento
del hallazgo, es más moderno, por lo menos del final del Pleistoce-
no o posterior.
Dando sólo diferencias de gran volumen —alrededor de 10.000
años—i, sólo será útil en los estudios del paleolítico y sobre todo» en
el caso de' duda de remota antigüedad de un hallazgo1 aparecido en
circunstancias poco precisas. En este caso puede ser un buen au-
xiliar.
Pasamos los capítulos correspondientes a las aplicaciones del
carbono 14 (H. J. Movius Jr). y de la imantación termoremanente
d)e las tierras cocidas (A. Laming, basándose en los ensayos de E.
Thellier, de París), por ser el primer asunto ya conocido en líneas
generales. (Cfr. Zephyrus II, p. 43).
El análisis petrográfico, aplicado a las hachas neolíticas halla-
das en el SE. de Gran Bretaña (capítulo a cargo de J. F. S. Stone),
abre nuevos campos para el conocimiento de las antiguas vías de
comercio de la época. Técnicamente, el procedimiento es de resul-
tados' seguros, pero para llegar a conclusiones sejrá preciso un lar-
go trabajo, pues sólo examinando exhaustivamente grandes masas
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die materiales y por regiones, es útil históricamente. A. Laming ex-


pone a continuación, según G. Devendré, los balbuceos del estudio
de los microorganismos de los silex, que permitirá, quizá algún día,
cuando se hayan realizado, como en el caso anterior, multitud de
análisis, determinar procedencias de1 canteras.
Finalmente, H. Balíet resume las posibilidades del análisis mi-
croscópico diB1 la cerámica, que si bien no sustituirá al estudio tipo-
lógico, clásico en lois métodos de arqueología, puede ser, prudente-
mente usado, una importante ayuda. Y. A. FrancenLanord da cuen-
ta de los resultados de los análisis químicos y radiográficos para los
estudios de1 piezas de metal.—M. TARRADËLL.

CONSTRUCCIONES PALEOCRISTIANAS EN TRIPOLITANIA

La situación de Tripolitania entre dos potentes núcleos de arte


paleocristiano, como son la zona die Túnez, Argelia, y Mauritania, y
el arte copto egipcio, confiere un interés arqueológico especial a las
antigüedades cristianas tripolitanas, interés incrementado por el
hecho de que el aislamiento de aquella provincia y las dificultades
de comunicación entre los distintos distintos diera lugar a la apa-
rición de un interesante arte provincial dfe notable interés arqueo-
lógica, aunque artísticamente, excepto el templo construido barjo
Justiníano en Sabratha, su mérito sea relativamente escaso.
La exploración de1 las construcciones cristianas' en Tripolitania
fué iniciada por los arqueólogos italianos y continuada luego por
el Departamento de Antigüedades de la Administración Militar
Británica en Libia, y después de la independencia de este país, por
el Departamento, de Antigüedades del Reino de Libia.
Recientemente J. B. Ward Perkins y R. G. Goodchild^ adscritos
a este Departamento de Antigüedades de&de los primeros tiempos
de la ocupación y en los que, pese al estado de guerra, la colabora-
ción entre los arqueólogos italianos y británicos fué completa, han
dado a conocer el estado actual de los estudíios de la arqueología
paleocristiana en Tripoilitania y al mismo tiempo> han señalado
sus características (cfr. J. B. Ward Perkins y R. G. Goodchild, The
Christian Antiquities of Tripolitania, Arehaeologia, XCV, 1953, pagi-
nas 1-82, XXVI lámis. y 32 figuras). El interés de este trabajo es tal
que creemos merece ser divulgado,, cuando menos en sus conclusio-
nes, en nuestro país, máxime si se tiene en cuenta la importancia
y la influencia del cristianismo norteafricano en el cristianismo his-
pánico, en todos sus aspectos.
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El conjunto de la arqueología paleocristiana en Tripolitania es


bastante' homogéneo; de los tres centros más importantes: Leptis,
Sabratha y Ocea, los tres primeros fueron excevadbs en gran esca-
la durante la ocupación italiana, por lo> cual lo que resta por ex-
plorar es lógicamente1 de esperar que no ofrezca grandes sorpresas
en el interior; pese a las dificultades de comunicación, de las que
ya se lamentaban en los concilios provinciales las jerarquías epis-
copales trüpolitanas, es mucho lo descubierto y cabe esperar que se
descubrirá mucho más; pero, repetimos, el conjunto es muy unifor-
m,e y por otra parte, debido a que muchos centros urbanos, entre
ellos Leptis y Sabratha, fueron abandonados a partir de la con-
quista árabe, las edificaciones han llegado hasta nosotros en un es-
tado de conservación muy notable, en el que desde luego no puede
soñar un arqueólogo hispano hallarlo en su patria; por ello, las
edificaciones pueden ser estudiadas en planta y alzado privilegio,
que podamos considerar propio de las provincias orientales del
Imperio.
La seriación cronológica es, asimismo, bastante clara; el prác-
tico abandono de1 Leptis, a resultas de la invasión de los vándalos
(455 d. d. J. C ) , que refiere Procopio, es totalmente aplicable a
Sabratha; sólo en 531, a consecuencia de la ocupación bizantina,
renacerán estas ciudades.
Escasas son las referencias textuales de la difusión del cristia-
nismo en Tripolitania; prevaleció tempranamente, sin duda, en las
ciudades cual en otros lugares del Imperio y sin duda influyó en
ello el alto porcentaje de israelitas residentes en Cirenaica. Las
referencias más antiguas son las dé la sede1 episcopal de Leptis, si-
glo II d, d, J. C; en el siglo III había obispos en Sabratha y Oea,
así como en Girba y Tacapa, ciudades estas últimas situadas en el
actual Túnez y por ello no exploradas por los arqueólogos que
han trabajado en Libia. En la zona costera se' bailaban las cinco
sea es episcopales tripolitanas; pero la cristianización fué, asimis-
mo, muy notable, a juzgar por los testimonios arqueológicos, en la
zona montañosa del Djebel, próxima al limes y asentamiento de
los limüanei, desde Alejandro) Severo, es digna de mención la per-
sistencia del cristianismo tripolitano después de la conquista árabe;
así, en la necrópolis de Ngila, se descubrieron cinco tumbas fecha-
bles entre 945 y 1003, y la necrópolis de Ain Zara no &s mucho más
antigua; asimismo, la iglesia número 3 de Leptis, continuó abierta
al culto en época islámica, no> desapareciendo el cristianismo' hasta
el siglo XI, siendo posible hubiera supervivencias en el interior,
aunque hasta ahora no han podido ser comprobadas.
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En Sabratha, además de dbs necrópolis junto al teatro, existen


cuatro iglesias; la número 1, junto' al foro, fué excavada por Bar-
toccini. En su origen fué una basílica judicial romana, semejante
a la basílica de Septimio Severo, en Lcptis, aunque en una escala
mucho más pequeña y íechable en el siglo IV; la planta es típica
en las basílicas tripolittanas pre-bizantinas; junto ail ábside oeste
se halla adosado el baptisterio, correspondiendo el resto a la necró-
polis. En el siglo VI, durante la ocupación bizantina, se modificó la
disposición del templo, colocándose el altar en el centro y contra-
yéndose un baptisterio de planta cruciforme adosado al muro S-E,
junto al ábside. Las excavaciones británicas de' 1948 permiten fer
char la basílica judicial como del último cuarto del siglo IV y su
adaptación como templo a fines de esta centuria.
La iglesia número 2 fué también excavada por Bartoccini, cons-
truyéndose con materiales procedentes de otros edificios, algunos
identificados; muy destruida,, por lo que su planta no ha podido
ser reconocida en su totalidad^ tenía tres naves y altar central; el
pavimento era de mosaico; el mosaico de la nave central es com-
parable a las úlimas producciones de Antioquía. Los autores creen
que indudablemente se trata de la iglesia que, según Procopio,
Justiniano hiciera construir en Sabratha,
Las basílicas número 3 y número 4, se hallan junto al teatro.
La número 3 es la mayor y fué excavada por Guidi y Caputo, pero
en 1949 ios arqueólogos británicos realizaron excavaciones con el
fin de aclarar la cronología, en espera de un riguroso estudio es-
tratigráfico. La más interesante es la basílica número 3: tiene dos
baptisterios, el más antiguo es el sur, y un nartex construido sobre
unas termas; la planta es de tres naves, con ábside semicircular y
arco triunfal, y altar central. La primera fase de esta basílica co-
rresponde' a una fecha desconocida entre la invasión vándala y la
ocupación bizantina; bajo el dominio de éstos últimos se realizaron
transformaciones, a juzgar por las características de aquéllas, se-
ñaladas como> de la segunda fase. La pequeña basílica, designada
con el número 4, fué excavada en 1953; se aprecian claramente dos
períodos; sus características generales corresponden a las estable-
das por los bizantinos.
Olea no fué abandonada y por ello no se han conservado restos de
sus basílicas; pero sí se han hallado numerosos fragmentos arqui-
tectónicos. No lejos de Olea se halla Ain-Zara, con su necrópolis,
publicada por Aurigemma, y Ngila, cuyas tumlbas presentaní carac-
terísticas semejantes a las dé Ain-Zara.
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Muy rico es el conjunto de edificios cristianos de Leptis Magna.


La llamada basílica número 1, excavada por Bartoccini, Guidi y
Caputo, es de época justininea, no siendo- otra cosa que una adap-
tación de la basílica judicial de Septimio Severo. Es una gran ba-
sílica de tres naves; el altar se instaló en el ábside S., instalándose
el baptisterio junto al ábside N. Estei baptisterio tiene piscina bau-
tismal de planta crtuciiorme, tipo derivado de los baptisterios
sirios.
La basílica número 2 se instaló en el foro antiguo, aprrovechan-
do un templo pagano de fines del siglo I, principios del II, que se'
creyó estaba dedicado a la Gran Madre. Fué excavado por Bar-
toccini. Es una basílica de tres naves, con atrio. Junto a esta, basí-
lica hay un baptisterio de planta cuadrada y piscina bautismal
cruciforme. El estado de conservación, especialmente del alzado, es
muy notable.
La basílica número 3 se halla junto a la gran vía porticada,
construida en época de los Severos. La excavación fué iniciada por
Caputo y continuada por los arqueólogos británicos; falta excavar
la nave de la epístola. Es de tres naves y adosada a la prótesis hay
un baptisterio con piscina de planta cruciforme.
Como posible baptisterio interpretan los autores el edificio de
época oristiana existente junto al templo de Júpiter Eolichenus;
es de planta rectangular, con un posible ábside, orientado al NE
de planta cuadrada. Fué excavado par los ingleses en 1945.
Los restos le edificaciones en el Djebel del W. son numerosos.
La basílica de Asabaa fué excavada por Bartoccini. Tiene tres na-
ves y baptisterio, con pila lobulada, adosada al ábside. La cronolo-
gía es poco clara, pero un tesorillo' descubierto junto al altar seña-
la que este templo es anterior a la ocupación bizantina, Muy inte-
resante es una lápida sepulcral, cuya decoración y ornamentación
recuerda la de los mosaicos sepulcrales norteaí rie anos. Pequeños
templos, de tres naves, han sido descubiertos en Bür-el-Cur y Wadl
Creama.
Una construcción cristiana,, no excavada totalmente, existe en
el Msufiin; fué visitada ya en el siglo XVIII. Se trata de un edifi-
cio, de indudables finalidades litúrgicas, anejo a una residencia
fortificada.
Una pequeña basílica, de tres naves y altar central existe en
Tebedut; fué excavada en 1914 por las tropas italianas^ que la uti-
lizaron como puesto fortificado en los primeros tiempos de la con-
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quista. Los escasos restos conservados fueron estudiados por los


autores en 1948.
En el Djebeil Este los autores han estudiado una pequeña basí-
lica de planta rectangular en Ain Wif; asimismo, los arqueólogos
británicos han estudiado otra en Gasr Maarnura, pero la más inte-
resante es la de Bre vigli eri, cuya excavación iniciara Caputo y
continuó en 1946 Catanuso. Es die tres naves, con absidioias latera-
les; en época avanzada añadiósele un cuerpo de edificación ado-
sado a los ábsides y en el que hay el baptisterio con piscina de
planta cruciforme lobulada. Los materiales arquitectónicos decora-
dos y las incripciones aisladas, son bastante numerosos en esta
zona.
De las dos basílicas excavadas en el valle del Soffeggin, Chafa-
gii Amer y Gasr Es-Suq el Oti, la más interesante es la dfe' Chafagii
Amer; fué descubierta en el siglo XIX y visitada por numerosas
expediciones arqueológicas; es de tres naves y la especial disposi-
ción de su ábside hace suponer se construyera sobre la tumba de
un mártir; los diaconium comunican con un cuerpo de edificio pa-
ralelo al ábside y en comunicación a su vez con el baptisterio, con
piscina dé planta cruciforme. Esta planta presenta ciertas seme-
janzas con la de la basílica de Gasr Es-Suq el-Oti.
Pese a que' el propósito de los autores no es otro que el revisar
el considerable material, fruto en parte de las excavaciones italia-
nas, inéditas en su mayoría o no publicadas totalmente', no falta
en este trabajo un estudio de las características arquitectónicas de
las construcciones cristianas de Tripolitania y sus relaciones con
eil arte cristiano de Argelia y Túnez. Los autores señalan las difi-
cultades que se presentan para este estudio; la principal es la insu-
ficiencia de las publicaciones francesas; la relación es indudable,
máxime si se tiene' en cuenta que las sedes episcopales tripolitanas
dependían de Cartago, a lo que pueden añadirse las íntimas rela-
ciones geográficas, administrativas y militares, pero este estudio
requiere una revisión cronológica de las basílicas de Argelia y Tú-
nez. Por lo que a las basílicas prebizantinas conocidas en las ciu-
dades costeras, de las cuatro tres corresponden a un tipo cuyo mo-
delo es la '"Ecclesia Mater", del Mosaico de Tabarka, prototipo
de las basilicas norteafricanas y de las basilicas del Levante espa-
ñol; prototipo derivado, a su vez, de las basílicas del N. dfe' Siria.
Este tipo persistirá en el interior de Tripolitania a causa del aisla-
lamiento de este territorio, después de la ocupación bizantina. Uni-
ca influencia de la ocupación bizantina en las basílicas del interior
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fué la adiición de baptisterios db tipo bizantino. Meras excepciones


son la basílica número 2 de Leptis y la de Gasr Maamura. La plan-
ta trilobada es conocida en el Norte de Africa, pero este es el único
caso conocido en Tripolitania, frente a los paralelos de Tebesp
Kairoiuan, etc. La mayoría de las basílicas correspondían a núcleos
y comuni íaae s urbanas o rurales, pero los Gasr, equivalentes a los
castri, de cronología tardorromana o postromana, presentan edifi-
cios con notables semejanzas, p. e. Chafagi Aamer y Gasr Maa-
mura e incluso en Breviglieirii hay íntimas relaciones entre la basí-
lica y el gasr.
Por lo que a las basílicas bizantinas se refiere', los ejemplares
en las ciudades de la costa son tres: Sabratha número* 2, Leptis
número 1 y Lqptis número 3. Se distinguen estas basílicas de las
predecesoras por su rigurosa orientación absidal, por hallarse éste
en el mismo plano que la nave; por el altar central, la arquitectu-
ra eclesiástica trip oli ana del siglo VI sigue, al igual que sucede
en Oriente, unas normas rigorosas, fruto de la estructuración del
ritual litúrgico. Estas tres .:asílicas corresponden a los primeros
tiempos de la ocupación bizantina; dos de estas nuevas basílicas
incluyen un elemento claramente diferencial, la adición de un bap-
tisterio, e igual sucede en el interior, donde al igual que en las ba-
sílicas pre-bizantinas de las ciudades costeras, se añade a la basíli-
ca un baptisterio. Esto es notable, porque el baptisterio jugó un pa-
pel miuy importante en la litúrgica norteafricana; los baptisterios
pre-bizantinos en Tripolitania son hasta ahora muy escasos (Sa-
bratha número 1 y número 3, dudoso, Leptis número 4). Un aspec-
to interesante de las construcciones de este período es la riqueza de
los ornamentos, que contrasta fuertemente con la pobreza de la
técnica arquitectónica. Por ello, creen los autores que el vasto pro-
grama de Justiniano, por lo que a las construcciones eclesiásticas
so refiere, no debe atribuirse ai régimen teocrático, sino a un medi-
tado plan destinado a fortalecer los lazos culturales entre el poder
central y las provincias;, de un modo análogo a lo que sucediera en
el Alto Imperio, al estimular el culto de Roma y el Emperaodr.
Las características arquitectónicas, tales como la orientación, el
presbiterio, los ambones y los baptisterios, son objeto de un estudio
especial. Por lo que a la orientación se refiere, las basílicas pre-bi-
zantinas tienen el 'ábside orientado hacia el W; las bizantinas es-
tán todas orientadas hacia el E, orientación que es la más frecuente
en Túnez durante todos los períodos; pero, doadei, no obstante,
existen algunas basílicas orientadas hacia el W, orientación que en
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Argelia es mucho más rara. Las basílicas con ábsides contrapuestos,


Leptis número 1 y Sabratha número 1, son frecuentes en todo el
Norte de Aírica; las tres argelinas: Matifú, Orleansvillc, Tipasa, son
funerarijas; en Túnez hay, cuando menos, otras tres funerarias;
en cuanto a Jas de Mididi y Henchir Goraad ez Zid, no han sido su-
ficientemente estudiadas. En Sbeitla y Hr. Chigarnia, los dos ábsi-
des son coetáneos; sólo en Thelepte es claro se trata de una adición
posterior. Sin embargo, no debe olvidarse que en el caso de la ba-
lica de Leptis el doble ábside* es un puro "accidente", resultante de
la adaptación dtei la basílica judicial y por tanto sin ningún valor
como elemento para el estudió de1 este tipo de basílicas; más inte-
sante es que en Sabratha este ábside secundario corresponda a un
área, cimiterial.
La existencia del presbiterio en las basílicas africanas estaba
documentado por algunos textos, y asimismo, por los resultados de
las excavaciones de Announa y Diuogga, igualmente aparece en las
basílicas tripoJitanas Leptis número 1 y 2, Breviglieri, pero en las
más no debió existir una disposición arquitectónica para la colo-
cación de lo? sacerdotes, sino simplemente estructuras díei madera.
Los pulpitos sólo han sido hallados en iglesias de tipo bizantino:
Sabratha número 2, Leptis númeiro 1 y 3; sus tipos son, asimismo,
bizantinos, comparables a los de la iglesia de San Menas y otro en
Santa Solía.
La evolución de la prothesis y el diaconium es interesante; sólo
en Gasr Es-Suq se cumplen exactamente las disposiciones canóni-
cas: diaconium en comunicación directa con eí ábside, prothesis en
comunicación directa con la nave. Un caso especial es la dei la
basílica de Breviglieri, con sus tres ábsides; es un tipo raro en toda
la arquitectura paleocristiana, aunque existen algunos ejemplares,
como la basílica de Kal'at Siman y Baalbek, únicos etjempilares an-
teriores a Justiniano conocidos.
De los once baptisterios conocidos, sólo dos, Sabratha números 1
y 3, son claramente pre^bizantinos; el resto-, excepto el casoí del de
la basílica número 4, de Leptis, es bizantino. Sólo dos: Leptis núme-
ro 2 y 4, ocupan edificio propio; el resto forman parte de la basíli-
ca o han sido añadidos a ella. Las dos pilas bautismales pre^bizan-
tinas son sencillas, pero interesantes; la difusión de los tipos de
planta cruciforme y lobulada es bien conocida. En cuatro casos el
baptisterio' se instaló adosado al ábside1, pero sólo en el casoí de la
basílica número 1, de Sabratha, puede explicairise esta disposición
por simple comodidad!; en el resto db los casos fueron necesarias
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considerables alteraciones, esto si bien existen paralelos norteafri-


canos: Morsoti,, Mactar y Henchir Deheb, es excepcional.
Este es, en resumen, el estado actual de los conocimientos de las
antigüedades cristianas en Tripolitania; este territorio no aporta,
hasta ahora, bellos monumentos, pero ofrece una interesante tipo-
logia, en la que* abundan tipos escasos en el Norte de Africa, o des-
conocidos, como la interesante basílica triabsidal de Breveglierl; la
influencia del arte cristiano del Norte de Siria, tan manifiesta en
Algeria y Túnez, lo es también Tripolitania; los últimos hallazgos
conclusión de las excavaciones en la basílica número 3 de Leptis, y
descubrimiento de otra nueva en la vía porticada o de las columnas,
no aporta, por el momento, variaciones en el cuadro descrito. El
temor a hacernos prolijos nos impide entrar en la descripción de
los numerosos fragmentos escultóricos hallados, algunos dei época
cristiana, pero aún paganos, que se publican sumariíamente en
apéndice y que ofrecen un considerable interés.—A. BALIL ILLANA.

EL DESCIFRAMIENTO DEL MINOICO LINEAL B

La aparición en otoño de 1953 del tomo 73 del Journal of Hel-


lenic Studies conteniendo, p. 84-103, un artículo titulado "Evidence
for Greek Dialet the Mycenaean Archives" y filrmado por M. VEN-
TRIS y J. CHADWICK, ha venido a confirmar plenamente los ru-
mores insistentes que circulaban desde junio de dicho año entre los
arqueólogos y lingüistas interesados acerca, del desciframiento del
más moderno de los tres tipos de escritura que Sir Arthur Evans es-
tableció en sus memorables excavaciones da Cnosos. Los epígrafes de
la escritura minoica lineal B (en su inmensa mayoría tablillas de arci-
lla con inventarios, cuentas y recibos seguramente escritos en los
meses que precedieron a la destrucción del palacio, notando los ob-
jetos y mercancías por medio de ideogramas, pero utilizando la
escritura fonética en cuestión para nombres propios, otras palabras
e incluso frases enteras) proceden, como es sabido, no sólo de Cnosos
(Minoico reciente II, ca. 1400 a. C ) , sino también de la Grecia penin-
sular, principalmente de Pilos de Mésenla, pero también de Micenas
y de Tebas (Micènico III B, ca. 1300-1200 a. C.). La lengua en que
este material epigráfico resulta estar escrito es griego, de tipo dialec-
tal poco diferenciado todavía, pero visiblemente afín al arcadio-chi-
priota, conocido por inscripciones casi nunca anteriores al s. V a. C.
Aunque sea susceptible de ulteriores precisiones y rectificaciones, la
interpretación a que nos referimos (que viene a coronar varios años
V A R I A 49

de tenaz esfuerzo del joven arquitecto inglés Mr. Michael Ventris)


reúne en conjunto —digámoslo desde ahora— todas las garantías
exigibles (lectura de frases enteras con un sentido adecuado al que
los ideogramas hacen esperar, lectura de topónimos y nombres pro-
pios conocidas, perfecta coherencia ortográfica y gramatical) y ha
de ser por consiguiente calificada de definitiva.
Fácilmente se comprenderá la trascendencia de esta conquista,
una de las más importantes de nuestro siglo en el dominio de las
ciencias históricas, si se tiene en cuenta que la historia documentada
de Grecia comienza, gracias a ella, 600 años antes, que; ahora poseemos
un griego moiy anterior a los poemas homéricos y que este hallazgo
puede tener repercusiones enormes en nuestro conocimiento de la
prehistoria cultural y lingüística del Egeo y del Mediterráneo en
general. Por ello, no podía ZEPHYRVS dejar de dar cumplida noti-
cia de tan trascendental acontecimiento tratando dé situarlo en el
lugar correspondiente de la breve pero fecunda historia de estos es-
tudios cretenses, en la seguridad de que el conocimtento sistemático
del método seguido y dé sus resultados podrá tener efectos estimu-
lantes y aportar puntos de vista y elementos de juicio interesantes
para la solución de otros problemas similares que en otras partes si-
guen desafiando a lingüistas y prehistoriadores.
1.—Materiales. El material epigráfico encontrado en Creta co-
rrespondiente a los tipos jeroglífico y lineal A, fué ya publicado en
1909 por el mismo Sir Arthur Evans (Scripta Minoa I, Oxford). Sobre
esos datos y sobre otros materiales publicados esporádicamente se ha
venido trabajando' hasta hace muy pocos años. Pero desde 1939 va-
rios hechos importantes sé han sucedido con rapidez. En ese año, las
excavaciones llevadas a cabo, bajo la dirección de K. Kuruniotis y
C. W. Blegen, en Ano Englianos (cerca de Pilos de Mésenla, sin duda
en el emplazamiento del palacio micènico de Néstor, el héroe homé-
rico), obtuvieron más de 600 tabletas de arcilla, completas o frag-
mentarias, con inscripciones die ideogramas y de escritura lineal B,
las cuales,, debido a la guerra, fueron custodiadas en los subterrá-
neos del Banco Nacional de Atenas, paira protegerlas de posibles
ataques aéreos. En 1945, G. Pugliese Carratelli publica las inscrip-
ciones en lineal A de, Hagia Tríada y las pocas procedentes de la
Grecia peninsular (^e iscrizioni preelleniche di Haghia Triada in
Creta e della Grecia peninsulare, Milán), de las cuales en 1948 apa-
rece un índice directo e inverso debido a E. Peruzzi ( Apart aciones a
la interpretación de los textos minoicos, Barcelona, p. 91-133). En
1951, Emmet L. Bennett, Jr., publica, basándose en reproducciones
fotográficas, los textos de Pilos, encontrados en 1939, en una trans-
JJephyrvs V - 4
50 Z E P H Y R V S

cripción a pluma que prudentemente califica de "preliminar" por no


haberla podido comprobar con un examen personal de las tabletas
(The Piylos Tablets. A Preliminary Transcription, Princeton). En
1952 el material en lineal B procedente de Cnosos fué publicado en
los Scripta Minoa II, al cuidado de Sir John L. Myres (Evans había
fallecido en 1941). Por fin, la aparición de A Minoin Linear B Index,
New Haven, 1953, cuidadosamente confeccionado por Bennett, hizo
posible de un modo cómodo y eficaz la utilización de todo el material
publicado del lineal B, el cual recibirá un notable incremento cuando
sean accesibles a todos las 39 rvn^va* tabletas halladas por Wace en
Mieeinas en 1951 y 1952, y las 300 encontradas por Blegen en Pilos
en 1952.
2.—Tentativas anteriores. El problema que presentaba la inter-
pretación de lois textos cretenses y micénicos era doblia Se trataba de
descifrar un sistema o tal vez sistemas de escritora desconocidos,
utilizados para escribir una lengua o tal vez varias lenguas descono-
cidas tamibién. ,
La incógnita de la lengua se trató de despejar con la hipótesis de
que la de los textos cretenses (hasta hace poco los únicos conocidos)
no era otra sino la del substrato pre-griego, cuyo conocimiento me-
diante el análisis de los elementos! léxicos no indoeuropeos del griego,
tanto había avanzado desde la obra fundamental y pionera de
P. KRETSCHMER, Einleitung in die Geschichte der griechischen
Sprache, Gutersloh 1896 (1). El parentesco con el etrusco y con len-
guas anatólioas que parecen presentar esos elementos de substrato
ofrecía en opinión de muchos una base suficientemente segura para
el dtesciframinto. El supuesto era el mismo, aunque las ideas sobre el
substrato pudiesen variar. Así últimamente, ese substrato ha sido
identificado, mediante una serie die correspondencias fonéticas bas-
tante claras y completas, como una lengua indoeuropea anterior al
griego mismo (2).

(1) Puede verse una exposición 'de conjunto mas al dia en Sprache, del mismo
autor, p. 144-157 de la trad. esp. per M. F. GALIANO y S. F. RAMIREZ (Introduc-
ción a la lingüística griega y latina, Madrid, 1946).
(2) V. GEORGIEV, Vorgriechische Sprachwissenschaft I, Sofia, 1941; cf. del
mismo el resumen ceñido a etimologías más claras, en Studia linguistica 2, 1948,
p. 69-92. Esta tesis ha sido desarrollada por A. J. VAN WINDEKENS, Le Pélasgique.
Essai sur une langue indo-européenne préhellénique, Lovaina, 1952. Para W. BRAN-
DESTEIN, Griechische Sprachwissenschaft I, Berlín, 1954, p. 22 s., el pueblo
portador de esta lengua penetró en Grecia en el período suib-micénico, hipótesis que
tiene a su favor, aparte de otros indicios, cierta verosimilitud lingüística, ya que
es difícil admitir un fonetismo tan evolucionado en fecha anterior a las primeras
inmigraciones griegas,
V A R I A 51

La incógnita dte los valores fonéticos de los signos se trató de des-


pejar por un doble procedimiento. Por un lado se consideraba segu-
ro que el silabario chiprota, utilizado incluso por los griegos de esa
isla para escribir griego hasta la época de Alejandro Magno y ya
interpretado! en el pasado' siglo, era un tenaz superviviente, en un
rincón apartado y conservador, de los sistemas de escritura uti-
lizados en el mundo egeo en el II milenio a. C. Según este principio,
se establecieron semejanzas de forma entre signos chipriotas y mi-
noicos A o B y se atribuyó a éstos el valor fonético del signo chipriota
similar (3). Al mismo tiempo se recurría al método' acrofónico, para
el que el mismo fenick> ofrecía puntos de apoyo por analogía (el
nombre die la A, aleph, significa "buey", cuya cabeza está en el
origen de1 la forma de esta letra). Es decir, se admitía que de la es-
critura pictográfica se habría pasado a la silábica (que por analogía
con la chipriota se suponía también la minoica) atribuyendo a un
pictograma el valor fonético de la primera sílaba de la palabra del
substrato con que1 en griego se designaba el objeto en cuestión, Así,
el signo "trono" como pictograma habría designado originariamen-
te al "rey", "soberano", cuyos nombres en griego no son indoeuro-
peos; e>l signo "trono" tendría en el sistema silábico' el valor ba
(sileús) o pa (si se admitía que, como en chipriota, no había distin-
ción de oclusivas sordas y sonoras). Por este mismo* procedimiento
el signo que1 parece ser una estilización de la doble hacha, fué leído
laí-brys); el que se asemeja a una vasija alta y alargada con un asa
fué interpretado le(-kythos) (4).
Los desciframientos así obtenidos han sido considerablemente
dispares, como no podía ser menos, dado el carácter hipotético y
variable dé las bases de que se partía.
El orientalista checo Bedrich Hrozny, a quien se recuerda sobre
todo por la memorable interpretación del hitita cuneiforme en 1916,
ha tratado de desentrañar el enigma del minoico¡ lineal B, después
de varios estudios preliminares, en una extensa monografía apareci-
da en 1949 (5). Esperando encontrar una lengua indoeuropea idén-
tica al hitita jeroglífico', pero mezclada con elementos muy diversos,
Hrozny no ha vacilado, para confirmar su petitio principa, en

(3) E. gr., E. SITTIG, La nouvelle CUo 3, 1951, p. 14, asigna valores fonéticos
a 14 signos cretenses sobre la base de su identidad o semejanza con signes chiprotas.
Sólo 3 de estos valores así atribuidos han sido confirmados con el desciframiento de
Ventris.
(4) Estos tres signos han resultado tener como valores fonéticos o, a y ki, res-
pectivamente.
(5) Lies inscriptions Cretoises. Essai de déchiffrement, Praga, 1949.
52 ZEPHYRV S

recurrir a un procedimiento sumamente arbitrario que utiliza pre-


tendidas identidades de signos cretenses con otros chipriotas, hititas
jeroglíficos, egipcios y de otros sistemas de escritura del Oriente
Medio. Pero ni aun con valores fonéticos tan arbitrariamente asig-
nados puede Hrozny proponer lecturas con sentido verosímil.
Por el método aplicado, apenas difiere de la de Hrozny, la inter-
pretación intentada por C. D. Ktistópulos desde 1945 (6). Recurriendo
al silabario' chipriota, a la escritura egipcia, al alfabeto fenicio y al
griego, Ktistópulos pretende leer topónimos y antropónimos en los
textos del lineal B. Pero ni siquiera al mismo autor se le oculta el
carácter puramente hipotético dé esta empresa.
Por su parte, V. Georgiev, en 1949, (7) ha pretendido, con ayuda
del silabario chipriota, encontrar en los textos minoico» la lengua
indoeuropea pregriega que había logrado ya antes définir mediante
un análisis fonético histórico del léxico griego, y que no sería sino
un dialecto del hitita jeroglífico. Tam(poco esta tentativa ha mere-
cido crédito alguno. Georgiev opera con una libertará e inconsistencia
que pocos pueden estar dispuestos a conceder en estos estudios en
los que la coherencia sistemática es casi la única garantía.
Otro intento de interpretación se debe a E, Sittig, que ha publi-
cado varios trabajos desde 1948. (8). Partiendo de la identidad del
silabario chipriota y del signario cretense1, y postulando al mismo
tiempo la identidad de estructura de las lenguas eteochipriota y
minoica, ha creído poder identificar signos minoicos con signos
chipriotas, basándose en el orden de frecuencia de cada unoi en cada
sistema». No hace falta advertir que, aun admitida la doble hipótesis
de partida, este método sólo puede' dar resultados aproxiimativos;
basta una ligera diferencia de estructura fonológica entre dos dia-
lectos y, aun más, basta la simple diversidad die los textos sometidos
a la estadística, para que se altere el orden de frecuencia de los
signos.
3.—El método interna combinatorio. El camino que había de
conducir al feliz éxito de Ventris fué iniciado por dos jóvenes espe-
cialistas norteamericanos, que introdujeron en este tipo de investi-
gaciones un sano rigor metódico: Miss Alice E. Kober (fallecida
prematuramente en 1950) y el profesor Emmet L. Bennett.

(6) E. gr. L'énigme minoenne en Symbolae B. Hrozny I, 1949, p. 52U-424.


(7) Le déchiffrement des inbcriptions minoennes, Sofia, 1949. Vid. también sus
Problèmes de la tangue minoenne, Sofia, 1953, en ruso con resumen en francés.
(8) E. gr. Entzifferung -1er atiesten Silbenschrift Europas, der kretisçhen Linear-
thrift B. La nouvelle Çlio 3, 1951, p. 1-40,
V A R I A 53

Miss Kober, considerando que cada tipo de escritura constituye


un sistemai, postulò la necesidad de partir del estudio de uno solo,
del lineai B, que era ©1 que por la cantidad y naturaleza de los textos
ofrecía mayores posibilidades de éxito, y negó como contraria al
buen método y muy problemática toda identificación de» signos del B
con los de otros sistemas de escritura, aunque éstos sean mmoicos o
chipriotas: en la misma Creta, la autora negó que hubiese una ro-
tación clara entre signos lineales y signos pictográficos, lo que
equivalía a negar uno de loa dos postulados del método acrofónico
aplicado a la escritura cretense. Pasando a la parte' positiva, Miss
Kober tiene en su haber un estudio del contenido dé las tabletas
que pudo examinar personalmente; reconoció los Meogramos; de-
terminó el ¡sistema numeral de pesos y medidas (a loi que e¡l
Profesor J. Sundlwall, de Helsinki, ha hecho aportaciones sustan-
ciales); delfinio con seguridad el sentido de la escritura (de izquierda
a derecha) e identificó grupos dé signos que precedían a la indica-
ción numérica como fórmulas de totalización, en las cuales la
variación del último signo garantizaba la naturaleza flexiva de la
lengua. (9).
El Profesor Emmet L. Bennett, Jr., de la Universidad dé Yale,
New Haven, ha hecho un estudio puramente epigràfico de los sig-
nos para tratar de identificar las variantes con criterios puramente
formales. El estudio de los grupos de signos (separados siempre por
un pequeñoi trazo vertical) llevó a Bennett a concluir que la lengua
escrita en el lineal B era la misma en Cnosos que en la Grecia
peninsular. A este especialista americano se debe la edición de las
tabletas de Pilos (citada en el apartado 1) en las que las tabletas
aparecen clasificadas por sus signos ideográficos, unas estadísticas
de la frecuencia de signos y grupos de signos (10)*, unas correccio-
nes a Scripta Minoa II distribuidas particularemente, y el índice
de lineal B ya mencionado.
4.—¡El desciframiento. Ventris, que llevaba ya algún tiempoi de-
dicado al estudio de los textos minoicos y que distribuía a un re-
ducido número dé especialistas informes mtulticopiados sobre la
marcha de sus investigaciones con objeto de recibir sugerencias
(Work Notes on Minoan Language Research) intuyó en la prima-

ts) Vid. sobre todo su importante artículo The Minoan Scripts: Fact and Theory
en el Am. Journal of Arch. 52, 1953, p. 82-103.
(10) Vid. suis Statistical Notes on the Sign-Groups from Pylos, Minos 1, 1951,
p. 100-137. Cf. tb. las importantes observaciones estadísticas de K. D. KTISTOPULOS
en Platon 5, 1953, p. 161-170.
54 Z Ê P H Y R V S

vera de' 1952 (Note 20 del 1 de junio) la posibilidad de que fuese


precisamente el griego la lengua subyacente a los epígrafes en
lineai B. A decir verdad, Ventris podía para ello basarse en los tra-
bajos d!e varios arqueólogos que habían sido llevados a anticipar la
fecha diel auge de Micenas y de la decadencia de la talasocracia
cretense, lo- que hacía muy probable la hipótesis de que el último
palacio de Cnosos (destruido definitivamente ca. 1400) fuese ya la
morada de un príncipe aqueo y de que, por lo tanto, las tabletas B
de Cnosos, procedentes de ese palacio, estuviesen escritas en grie-
go (11). Por otra parte, desechada por razones evidentes la hipótesis
de que las tabletas encontradas en la Grecia peninsular fuesen
mercancía ümpprtada de Cnosos (se trata de tabletas de cuentas en
su mayor parte), la hipótesis de Ventris era el mejor modo de ex-
plicar la evidente unidad de la lengua escrita en todo el lineal B
(cf. supra), pues (resultaba muy inverosímil el que la lengua creten-
se die Cnosos siguiiesei siendo empleada en la Grecia peninsular
hasta 200/250 años después de la ruina total de la talasocracia cre^-
tense al ser conquistada la isla por los griegos micénicos ca. 1450
ó 1400. Estaba, pues, suficientemente justificado proceder al desci-
framiento del sistema de escritura operando con la, hipótesis de
trabajo de que la lengua era el griego, que era de esperar estuviese
en un estado más arcaico' que el conocido hasta entonces y que
desde luego no debería participar de innovaciones dialectales dóri-
cas, ya que' llamada invasión dórica es posterior a la cronología de
las tabletas.
Sobre esta base, Ventris y Chadwick comienzan haciendo una
sistemática aplicación del método interno y combinatorio propugna-
do, y en parte desarrollado, por Miss Kober y el Profesor Bennett,
Las etapas de su labor1 han sido sustancialmente las siguientes (con
los naturales y necesarios tanteos, vacilaciones y rectificaciones):
1) El número (ie signos fonéticos (88) garantiza que se trata de
un silabario, no1 de un alfabeto, para el cual unos 30 signos suelen
ser suficientes, como ya se había visto antes.
2) L a s estadísticas de las frecuencias de cada signo, de sus
combinaciones y de su frecuencia en comienzo o en final á& grupo,
permiten sacar algunas inferencias en cuanto al valor fonético de
los signos. Por ejemplo, aquellos signos que aparecen casi exclusi-
vamente en inicial dfe grupo ( = palabra) es de presumir que sean

(11) Cf. el resumen de H. KANTOR, The Aegean and the Orient in the 2nd.
Millenium B. C , Am. J. Arch. 51, 1947, p. 49-55. También el sumario de WACE,
citado en el apartado 7.
V A R I A 55

vocálicos, ya que en interior de palabra una vocal no es notada


casi nunca sola, sino combinada con la consonante que la acompa-
ña e. gr. en chipriota pa, pe, po, etc.).
3) Reconocido ya el carácter flexivo por sufijación de la len-
gua por la alternancia, del último signo de un mismo grupo (cf. su-
pra) y determinado por los ideogramas, los signos numéricos y
otras peculiaridades, el contexto aproximado de cada tableta, se
pudo intentar una clasificación puramente combinatoria de los sig-
nos por sus valores, sin concretar sus equivalencias' fonéticas» Si un
grupo de signos aparecía varias veces alterando únicamente su
último signo, era muy verosímil que estos signos que variaban tu-
vieran un mismo valor consonantico, pero distintos valores vocáli-
cos (cf. latín domi-no, domi-ni, domi-na). Este proceder suponía
unas normas ortográficas distintas de las del chipriota (el nomina-
tivo en -os se nota en chipriota -o-se; Ventris operó con la hipótesis
de una ortografía -o que sugería el mismo material). Por otro lado,
era die suponer que palabras que aparecen en contextos similares,
como enumeraciones, estuviesen en la misma categoría gramatical
y que por lo tanto muchas de ellas tuviesen la misma vocal. Así se
establecieron afinidades de signos cuyo valor vocálico sería el mis-
mo. La cuadrícula o casillero* resultante de esta clasificación com-
binatoria ordenaba los signos de tal modo que los de una serie
vertical contenían una misma vocal y los de una serie horizontal
contenían el mismo elemento consonantico. El problema del desci-
framiento quedaba ya reducido a probar en ese casillero valores
fonéticos experimentales para unos pocos signos: un valor po
atribuido a un signo producía una "reacción en cadena", de suerte
que implicaba un valor vocálico -o para la serie vertical y un valor
consonantico p- para la horizontal. La verificación ofrecía así una
garantía mucho mayor y sugería nuevos valores o bien invitaba a
la rectificación.
4) Las lecturas obtenidas debían de dar un sentido adecuado al
contenido' previsto por los ideogramas, etc. de cada tableta. Ade-
más los grupos de signos comunes a las tabletas de todas las proce-
dencias era de esperar que fuesen elementos gramaticales o de vo-
cabulario común, en tanto que los atestiguados en tabletas de
solo lugar serían verosímilmente nombres propios en su mayoría,
sobre todo topónimos.
La atribución de valores fonéticos experimentales se basó en
hipótesiis sugeridas unas veces por el contexto, otras por hechos
combinatorios, otras, en fin, por la semejanza de algún signo con
otro del signario chipriota.
56 Ë E P H Y R V g

El resultado ha sido, como hemos anticipado, un impresionante


desciframiento que ha permiitido fijar valores fonéticos para 65 de
los 88 signos del silabario B y leer ya una cantidad considerable de
material, encontrando frases enteras adecuadas, nombres propios
y series morfológicas que hacen que la posibilidad de error sea infi-
nitamente pequeña (en algún caso de 1/1.000.000.000.000).
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Talla de valores fonéticos según Ventris

Lo que hace más lento eil desciframiento es la imperfecta adap-


tación del sistema de escritura para la notación del griego, de modo
que después de la transliteración es necesaria un interpretación para
encontrar la realidad! fonética de lo leído. No obstante, las normas
de ortografía son coherentes y constantes. Lo más destacado es la
omisión de l, ra, n, r, s, cuando son finales o cuando en posición
interior de palabra preceden a otra consonante; lo mismo suele
ocurrir con i, segundo elemento de' diptongo. Por lo demás, el sila-
bario no parece distinguir las vocales breves de las largas, confun-
de l- y r-, que nota con una sola serie de signos; no nota las oclu-
sivas sordas die las sonoras (salvo en el caso de las dentales, para
las que cuenta' con una serie d- y otra t-). Cuenta además con una
serie para las antiguas labiovelares indoeuropeas, cuya evolución
griega resulta ser notablemente reciente.
Las lecturas interpretadas lo son de frases de hasta 7 y 8 palabras, que
V A R I A 57

no son ciertamente frecuentes dada la naturaleza del material. Como es


natural, los nombres de oficio son abundantes, casi todos ellos palabras
compuestas. Los paradigmas flexivos tienen especial fuerza probatoria:
nominativo Aofoxag (a-ko-so-ta), genitivo AoÇorao (a-ko-so-ta-o)^ A¡ua-
Qvviao (a-ma-ru-ta-o), dativo JIUQO Afxaovvxao (pa-ro a-ma-ru-ta-o). Entre
los topónimos leídos figuran: Kvcoooog (ko-no-so), &aioxog (pa-i-to), IlvXoç
(puro). Entre los nombres de dioses e s t á n : ' A d a v a noxvia (a-ta-no-po-ti-ni-
e
ja), Ilooeiôacov (po-se-da~o), Hoa (e-ra), AiFsc (di-we), AiFovvaoio (di-
wo-nu-so-jo). Produce cierta emoción hallar nombres de varón como:
Ayáltvg (a-ki-re-u), ©rjoevg (te-se-u), AiFag (ai-wa), AlFoXog (ai-wo-
ro), 'AÁxjuaiojv (a-ka-ma-jo), 'EXTCOQ (e-ko-to), 'ExeFoxleFrj'tbg (e-te-wo-ke-
re-we-i-jo).
El desciframiento, cuyo proceso hemos expuesto, puede sin temor
ser calificado de definitivo, lo cual no quiere decir que toda la tarea
esté realizada. La investigación tiene todavía ante sí una ingente
tarea, cuyos aspectos más importantes son seguramente los si-
guientes:
l.9 Hallar el valor fonético de los 22 signos restantes, que por
ser poco frecuentes no han podido ser interpretados en esta primera
aplicación del métodb combinatorio.
2.9 Comprobar, y en su caso rectificar, mediante mayor núme-
ro de lecturas (de todo eil material a ser posible), los valores foné-
ticos fijados por Ventris. Es posible que se encuentre una diferencia
entre los signos provisionalmente, tenidos por equivalentes.
3.- Interpretar la transliteración de los textos. Debido a la or-
tografía imperfecta, suelen ser varias las interpretaciones griegas
formalmente posibles. No sería extraño que, sobre todo en los epí-
grafes de Cnosos, se analicen elementos de una lengua distinta
del griego.
4.? Emprender de nuevo el desciframiento de las inscripciones
en lineal A, que revelarán muy probablemente la lengua "minoi-
ca". Los numerosos signos de B que continúan signos del sistema A
en su forma gráfica —y, es de esperar, tanlbién en su valor foné-
tico— constituyen una buena base de partida.
5.—Perspectivas. Las posibilidades que quedan abiertas con este
desciframiento son realmente enormes y lo serían aun más si se
tuviese la fortuna de encontrar textos rituales, crónicas históricas,
archivos oficiales, como ha sucedido en otras partes del Oriente
Medio. Sin esperar a ese' momento (que quizás no lleguei nuneai), la
lingüística cuenta ya con datos de inapreciable valor para estudiar
la historia del griego en el II milenio; a pesar de lo deficiente de
£>8 Z Ë P H Y Ë V S

la notación, la lectura de las tabletas permitirá bosquejar el mapa


lingüístico de Grecia antes de la invasión doria (Cnosos, Pilos, Mi-
cenas, Tehas). La historia posee ya un pirecioso material para com-
pletar su estudio de la cultura y de la economía. En lo que se
refiere a la epigrafía, es seguro que el desciframiento del minoicoi B
señala el comienzo de una nueva fase en la investigación de las
escrituras mediterráneas y del Asia anterior. Es cierto que las es-
casas equivalencias de signos entre el lineal B y el chipriota son
poco alentadoras y que,, por otra parte, el minoico B se encontraba
en unas condiciones especialmente favorables (o, al menos, así lo
parece ahora, después de haber sido descifrado): gran cantidad de
textos pana permitir el empleo de la estadística y del método com-
binatorio, conocimiento muy aproximado del contenido d© cada
tableta gracias a los signos ideográficos y otros indicios; lengua
subyacente que ha resultado ser una de las mejor conocidas. Pero
parece razonable pensar que el conocimiento del minoicoi B afectará
no sólo al estudio de¡l minoico A, indirectamente, al del minoico y
del hitita jeroglíficos, sino también, aunque mucho más indirecta-
mente, al de nuestras inscripciones tartesias. En suma, toda la
protohistonia del Mediterráneo sacará ventajas de este descifra-
miento, lo cual es tanto más de esperar cuanto que los descubri-
mientos de los últimos años están mostrando la gran difusión de
los elementos micénicos hacia Oriente y Occidente.
6.—Algunas deducciones. Aparte de la confirmación de la teoría
de algunos arqueólogos sobre la ocupación de Creta por los griegos
antes de la fecha generalmente admitida (1.400 a. C ) , lo que per-
mite concluir que el silabario B es el producto de una reforma del A
hecha ppr los griegos, el desciframiento de Ventíris permite ya es-
tablecer algunos hechos lingüísticos e histórico-culturales que con-
firman o <rectifican teorías anteriores.
En el artículo citado del JHSt, los autores observan ya, por
ejemplo, que la lectura de la palabra ku-ru-so-jo, que ha de ser
interpretada xQVOOí0 "oro", obliga a cambiar la idea de que este
semitismo fué introducido en griego por los fenicios hacia los si-
glos X M X a. C. La lista de nombres de persona, que nosotros
conocíamos por la leyenda heroica, pudiera ser, como apuntan los
autores, una confirmación de la tesis de Nilsson sobre el origen
micènico de aquélla, siempre que se admita que el uso de dichos
nombres resulta de la popularidad de los héroes.
El nombre del dios Dionisio puede sorprender, ya que se suponía
generalmente que esta divinidad había sido introducida desde
V A R I A 59

Tracia en la época arcaica!. Pero la existencia de ese dios en el Pan-


teón micènico no es incompatible con la corriente religiosa tracia,
a la que sin duda debe el dios su culto orgiástico.
El hecho de que en el índice del minoico B de Bennett no se
encuentren lecturas que? puedap equivaler al nombre de Artemis,
puede verse en cierto modb una confirmación provisional y ex si-
lenti® de mi teoría sobre el origen dorio-iliriio del nombre de esta
diosa (Ementa, 15, 1947 ; p. 1-60; ZEPHYRVS 2, 1951, p. 89-96).
El dialecto leído parece ser del tipo arcadie- (aunque en una fase
más arcaica, como es natural) a juzgar sobre todo por ciertos casos
de o por a, lo que grasso modo está de acuerdo1 con lai extensión por
las costas del Peloponeso que se atribuía al areadio (ya que die otro
modo no se explicaría el parentesco estrecho que tiene el chipriota
con él). Pero precisando más, este resultado es más bi^n inespera-
do, ya que se daba generalmente crédito a la tradición antigua (re-
ferida ya en el siglo VI a. C. por Mimnermo de Colofón, fragm 12,
Diehl 3.? ed.), según la cual los jonios de Colofón procedían de
Pilos. Sería prematuro, en tanto no se posean más datos, conside-
rar esa tradición como una genealogía ficticia de un tipo que cier-
tamente no era raro, o sacar ya deducciones sobre la formación
mixta de la estirpe jornia. En un pequeño detalle morfológico, note-
mos que muy probablemente el final verbal -to ha de ser interpre-
tado -toi en Eb35, 1 (Pilos) i-je-re-ja e-ke-qe e-u-ke-to-qe e-to-ni-jo
£l w£
e-ke-e te-o: UQEIO. £% * EV%ETOI X W E é-to-ni-jo ê%eev
esq) donde EV%EXOI sería un presente como ë%ei que precede. Las
desinencias del tipo -tai no se atestiguan al parecer. Todo ello
apoyaría en cierto modo la antigüedad indoeuropea que sostengo
para las desinencias del tipo -toi en Emerita 20, 1952, p, 8-31.
También sería precipitado rechazar, a la vista del griego que se
lee en el minoico B, la teoría del "pelásgico" de Georgiev y Van
Windekens, lengua indoeuropea anterior al griego, a que nos he-
mos referido más arriba.
7.—Bibliografía sumaria. Una. introducción al estudio de las
incripciones cretenses se encuentra en el libro de nuestro malogrado
compatriota BENITO GAYA NUNO (fallecido en febrero de 1953),
Minoika, Introducción a la epigrafía cretense, Madridl, 1952. Des-
graciadamente la obra fué terminada en 1947, por lo que el pano-
rama que presenta es anterior a la mayoría de los avances descritos
en esta nota informativa.
Un órgano internacional de estos estudios es la seríie de cuader-
nos Minas, publicados bajo la dirección de A. Tovar y E. Peruzzi
eu Z E P H Y R V S

como part© de las "Theses et studia philologica Salmanticensia".


Hasta ahora han aparecido tres fascículos.
Util en extremo es la bibliografia de E. PERUZZI en Minos II, 2
(a punto de aparecer). De gran valor es la bibliografía crítica de
li. DEROY, Revue hittite et asianique 8, 1948, fase. 47, p. 1-39 y 9,
1951, fase. 53, p, 35-60. Sobre problemas die sustrato pregriego,
vid. M. LEJEUNE, Linguistique préhellénique, Rev. Et. 49, 1947,
p. 25-35; cf. E. LAROCHE, Problèmes de linguistique asianique,
Conférences de l'Institut de Linguistique de l'Université de Paris 9,
1949 (1950), p. 65-93. De interés general es el Forschungsbericht, de
FR. SCHACHERMEYR, Die dgdische Frühzeit (Kreta unû My ce-
nai), Anseiger für die Altertumswissenschaft 4, 1951, c. 5-30, y 6,
1953, c. 193-232. Vid. también el sumario de A. J. H. WACE, The
History of Greece in the third and second MUleniurnvs B. C , Histo-
ria* Zeitschrift für alte Geschéchte 2, 1953, p. 74 ss. (firmado en
Alejandría en marzo de 1951).
Los juicios de especialistas publicados hasta ahora aceptan casi
sin reservas el desciframiento de Ventris. Así FR. SCHACHERMEYR,
art. cit. 6, 1953, c. 198 en una breve nota añadida en pruebas.
También A. FURUMARK, Aegaische Texte in griechischer Spra-
che, Éranos 51, 1953, 103-120 (continuación en el próximo fascículo
de 'la revista).—MARTIN S. RUIPEREZ.

BREVES IMPRESIONES ARQUEOLÓGICAS DE UN


VIAJE A SUDAMERICA

Un reciente y rápido viaje a Santiago de Chile, Buenos Aires y


Montevideo, nos ha permitido ponernos en contacto con los núcleos*
de investigadores de dichas ciudades y recoger algunas impresiones
que creo no será superfluo dar a conocer.
En primer lugar, es evidente que existe un interés extraordinario
y muy difundido por los temas de Prehistoria. En las conferencias
que pronuncié y en las gentes que se me acercaron, observé que
existe en aquellos países el mismo interés que emi Europa por estas
cuestiones. Y que los problemas generales de la Prehistoria intere-
san, tal vez más que en otros países americanos, donde existe una
arqueología nacional considerable.
Sobre todo observé nutridos grupos de jóvenes estudiantes que
desean venir a Europa, a estudiar, y que sienten pasión por la Pre-
historia. En> Santiago dte Chile existen dos Museos con colecciones
V A R I A 61

interesantes, aparte colecciones particulares, algunas tan notables


como la del profesor Lipscbtz. Uno de ellos es el Museo Histórico,,
que contiene series arqueológicas y etnográficas, que van (desde los!
fueguinos hasta los concheros del extremo norte. Otro es el Museo
de Historia Natural, donde, además de las salas ¡y laboratorios pro-
pios de la materia, existe una sección arqueológica-etnográfica, al
frente de la cual se halla la señora Grethe Mostny, que ha realizado
excavaciones recientemente en yacimientos septentrionales. Las co-
lecciones están aquí en reinstalación, mostrando excelente pro-
grama.
En Buenos Aires se adivina en seguida la existencia de numero-
sos arqueólogos y etnólogos, con presencia en la Universidad. En
mi breve estancia tuve sólo ocasión de visitar repetidamente el Mu-
seo Etnográfico, dependencia de la Facultad de Filosofía y Letras y
que se halla bajo la dirección del famoso etnólogo don José Imbe-
llenti. Una conferencia mía sobre los progresos de la Prehistoria es-
pañola en los últimos años, reunió allí un grupo de destacados in-
vestigadores, à los que acompañaba buen número de jóvenes alum-
nos y aficionados. Ello me dio idea del intenso interés que en esa
magnífica urbe existe para nuestra ciencia. Pero aquí había de
v>&r lo más notable de mi viaje: los hallazgos del Profesor Menghin,
a los que aludiré después.
Por último estuve en Montevideo, donde no creía encontrar in-
terés alguno por estos temas. Quedé sorprendido por el entusiasmo
con que labora una Sociedad de Amigos de la Arqueología, dentro
de la cual un grupo de jóvenes inten/ta pasar nuestra ciencia a un
primer plano de actividad. Con ella visité los restos de un poblado
charrúa: simples vestigios de fondos de cabana cercanos ai mar,
con numerosos silex y piedras talladas. Todo hace preveer un futu-
ro halagüeño para estos estudios en el Uruguay, al igual que en la
República Argentina y Chile.
Pero el mayor interés actual del viaje consistió en el examén de
los materiales descubiertos en cuevas de la Patagonia por el Profe-
sor Oswald Menghin.
Como es sabido, el ilustre profesor de Viena, reside deisde hace
unos años en la República Argentina y profesa sus enseñanzas en
en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad bonaerense.
De su actividad científica en los últimos años son testimonio varios
notables artículos que en algún caso han levantado gran polvareda.
A partir de enero de 1951, como nos cuenta el profesor O, Meng-
62 Z E P H Y R V S

hîh (Runa, V, 1952, peg. 23), ha realizado tres expediciones a la


Patagonia meridional. Hemos de resaltar el valor que la tradición
arqueológica, excavatoria europea tiene para propiciar nuevos estu-
dios en suelo americano, único medio de salir del impasse que du-
rante años ha sido la pesadilla de1 los americanistas. De este impasse
se está saliendo en Norteamérica y Centroamérica. Gracias a
Menghin y a quienes han hecho posible su labor desde la dirección
de la Facultad y el Museo, se ha dado el primer paso adelante en
la Arqueología sudamericana.
O. Menghin ha realizado tres expediciones y prepara unE cuarta
en la actualidad, Durante las mismas ha recorrido extensas comar-
cas y visitado numerosas estaciones, concheros y cuevas. Pude exami-
nar parte de sus fotografías y gráficos y del material pétreo recogido.
Me filaré en dos aspectos de su labor sobre los que acaba de pu-
blicar sendos artículos en la revista Runa (Fundamentos cronológi-
cos de la Prehistoria dv Patagonia, Runa V, 1952, pág. 23, y Las
pinturas rupestres de la Patagonia, pág. 5)..
Aunque se conocían ya pinturas rupestres em Patagonia, Menghin
ha descuibieirto otras, las ha sistematizado y las ha dado una crono-
logía. ¿Las pinturas pueden dividirse en motivos de míanos, general-
mente en negativo y raros pies; figuras humanas (disfrazadas mu-
chas veces) y animales; motivos geométricos y simbólicos.
Menghin distingue en ellas un grupo antiguo, otro mediano y otro
reciente. La gran novedad consiste en que basado en sus descubri-
mientos líticos y en las superposiciones de pinturas, supone que su
grupo antiguo es del final del Paleolítico y se debería a los cazadores
salidos del foco' asiático central de raza protoeuropoide.
Decisivos parecen ser sus hallazgos arqueológicos realizados en
diversos yacimientos patagónicos, en especial terrazas marinas con
concheros y cuevas. Estas últimas son de importancia extraordina-
ria, pues por veiz primera se nos da el resultado de excavaciones es-
tratigráficas para Sudamérica. Las cuevas de los Toldos, a unos
200 km. al Sudoeste de Comodoro Rivadavia, han resultado las más
expresivas por su estratigrafía. En ellas se encuentra una industria
de piedra de tipo arcaico debajo de una capa de depósito fluvial
estéril. Menghin supone a la cultura que llama Tóldense, contem-
poránea del magdaléniens© final y posiblemente precedida de indus-
trias encontradas en terrazas marinas (Oliviense, Solanense). Las
fases posteriores de dichas cuevas se incluyen en el llamado Casa-
pedrense.
V A R I A 63

Pudimos examinar el material de dichos yacimientos y nos im-


presionó el aspecto europeo que nos lo haría clasificar entre' nosotros
como de un paleolítico superior arcaizante, con] presencia clara de
técnicas levaisomusterienses, Y si la capa pluvial que recubría estas
industrias corresponde, como Menghin me exponía, al último esta-
dio del Würm, el Tóldense tendría una antigüedad perfectamente
asegurada.
Se impone inmediatamente la comparación con los hallazgos del
Sur de los Estados Unidos y Méjico, especialmente los de Ixtapan,
todos coinc udente s en hacer al hombre americano más antiguo de lo
que se había supuesto. Nos vino a la memoria la frase que oímos a
De Terra, el año anterior en Méjico, de que> podíamos esperar inclu-
so ia presencia del hombre musteriense en América.
Todo ello une a la vieja población americanai con la euroasiática
del paleolítico superior, y abre nuevos (y amplios horizontes a pro-
blemas que parecían sin solución.
Hemos de felicitar a nuestro querido colega el profesor Menghin
por sus brillantes descubrimientos. Su cuadro de correlación de los
niveles sudamericanos con los episodios geológicos e industriales
europeos, es tal vez en exceso ambicioso. Pero señala el camino, y sin
duda en los próximos años, pensando en el gran número de jóvenes
entusiastas que he conocido durante mi breve viaje, no puedo dejar
de tener absoluta confianza en que el esquema se perfeccionará y
completará,—L. PERICOT.

EL ENIGMA DE PILTDOWN, SOLUCIONADO

Como ocurre con todos los descubrimientos prehistóricos o ar-


queológicos sensacionailes, y más si envuelven un matiz de conflicto
escándalo, la prensa de todo el mundo ha divulgado hace pocas
semanas las noticia de haberse descubierto que en los famosos res-
tos de Piltdown había una parte falsificada. Conviene puntualizar
lo ocurrido.
Como es sabido de cuantos se han interesado por los problemas
de la Paleoantropologia, se ha discutido durante muchos años sobre'
el exacto valor de los restos que Dawson dio a conocer em 1912,
junto con Smith Woodward!, a los que se añadieron en 1915 otros
fragmentos. En 1952, ValJois reconoce que tras los análisis del con-
tenido en fluorina de los huesos publicados por Oakley y Hoskins
(New evidence on the Antiquity of Piltdown, Rev. Nature, 11 mar-
64 Z E P H Y R V S

zo de 1950, vol. 165¡, pág. 379), el problema paréete solucionado al


afirman dichos autores que lois fragmentos de bóveda craneana y
de mandíbula eran contemporáneos y que debían pertenecer a un
pleistoceno superior.
Pero1 estas conclusiones eran precipitadas. Resultaba tan raro
que ningún otro cráneo conocido de dicha época avanzada tuviera
una mandíbula tan simiesca, que J. S. Weiner sugirió que pudiera
tratarse de una failsificación. Volvió Oakley, con Weiner y Le Gros
Clark, a estudiar los originales y practicar nuevos análisis, y la
falsificación ha quedado demostrada (J. S. Weiner, K. Oakley y Le
Gros Clark. The solution of the Piltdown problem. Bull. British
Museum. (Nat. Hist.), Geology, vol. 2, n.g 3, 1953, págs. 141-146).
Se ha comprobado que los dientes habían sido aplanados artifi-
cialmente, desgastándolos; la mandíbula die Piltdown 1 y el frag-
mento de occipital de Piltdown 2, recibieron una pátina artificial,
to que les dio &l aspecto más semejante del que originariamente
poseían, con los fragmentos de cráneo que tenían una pátina fe-
rruginosa.
Por último, se han vuelto a analizar las piezas conservadas,
con métodos más perfectos. El resultado ha sido el siguiente:
Por su contenido en fluorina los restos conservados se dividen
en dos grupos: El grupo antiguo comprende el trozo de cráneo de
Pilltdown 1, con O'l % de fluorina, y 1'4 % de nitrógeno, y el frag-
mento de frontal de Piltdown 2 (probablemente del mismo crá-
neo), con O'l % de fluorina y l'l % de nitrógeno. Estos restos per-
tenecen ai pleistoceno superior, pero ya muy avanzado, como lo
hace suponer la proporción elevada de substancia orgánica que
contienen.
El grupo moderno lo forman la mandíbula (0'03 % de fluorina
y 3'9 % de nitrógeno), molar (0'04 y 4'3, respectivamente) y el
canino (0'03 y 5'1, respectivamente de Piltdown 1 el molar de
Plitdown 2 (O'Ol % de fluorina y 4'2 % de nitrógeno). El fragmen-
to occipital de Piltdown 2 debe ser moderno, pero de otro individuo,
pues su fluorina es 0'03 % y su nitrógeno 0'6 %.
¿Qué consecuencia tendrá el derrumbamiento del famoso
Eoanthropus Dmvsoni? Para algunos profanos será un episodio
más, que les hará sonreír ante las afirmaciones y las seguridades de
los prehistoriadores. Para los entendidos, significa un aviso> de que
no deben extremarse las deducciones cuando los elementos de que
se dispone son incompletos. Y esto se refiere, sobre todo, a las
V A R I A 65

piezas antropológicas. Significa, además, que con los medios de


análisis modismos no puede' tener éxito una falsificación.
Para las teorías evolucionistas, la conclusión a que han llegar-
do Oakley y sus colaboradores elimina un obstáctulo, un ele-
mento que no encajaba en las explicaciones posibles y parece de-
jar' más claro el proceso de evolución de la mandíbula desde losi
aust)ralopitéciidbs hasta el Homo sapiens. Este último sería, como
quería Weidíenreich, de aparición tardía Véase en este sentido la
crítica d¡e S. L. Washburn (The Pültdown Fossil, en American An-
thropologist, vol. 55, die, 1953., pág. 759), para el cual, en vista de
la experiencia dei caso dte Piltdown, hay que considerar incomplet
tos e inutiliizabJe's los fragmentos de Swanscombe y Fontechevade.
L. PERICOT.

LA LINGUISTICA Y LA POBLACIÓN DE
AFRICA DEL NORTE.
Werner Vycichl publica en el Journal of Near Eastern Stu-
dies, XI p. 198-204, un estudio sobre los restos púnicos que perviven
en el beréber. El artículo es de gran interés para los lingüistas, pero
quisiéramos señalar a los arqueólogos que el autor se inclina, re^
sueltamente! a dar a las lenguas camiticas un origen asiático, al
considerarlas conto la primera oleada que Africa septentrional hai
recibido die Asia occidental. Tras las lenguas camiticas quei consti-
tuyen hoy todavía los dialectos bereberes y el tuareg, fia señalan,
como tres repeticiones en el mismo sentido^, el fenicio», el hebreo de
las colonias judías, y finalmente el árabe, al que sólo los restos de
la primera oleada han resistido.—A. T.

Zephyrvs V-5
CF. Z E P H Y R V S

Cronica de Congresos

PRIMER CONGRESO ARQUEOLÓGICO DEL


MARRUECOS ESPAÑOL, Junio, 1953.
Durante los días 22 al 26 del pasado junio se celebró en la ciudad
cié Tetuán el primer Congreso Arqueológico del Marruecos Español,
convacado por el doctor don M. Tarradell, Director del Museo Ar-
queológico de Tetuán y del Servicio dei Excavaciones de Marruecos
Español, y con el valioso apoyo de S. E. el Alto Comisario de Espa-
ña en Marruecos.
Después de la solemn© sesión inaugural y la recepción ofrecida
a los congresistas en la Delegación) de Educación y Descanso y Cul-
tura,, se giró por la tarde una detenida visita al Museo Arqueológico
de la ciudad, dirigida por el profesor Tarradell, quien con sui entu-
siasmo y actividad ha hecho posible este Congreso. El Museo, cuyo
material procede en su totalidad de excavaciones realizadas en el
suelo marroquí, ofrece, en su todavía reducidas dimensiones, una
visión bastante completa del arte púnico y romano; interesantes
los bronces de tradición helenística, la abundante cerámica púni-
ca y terra sigillata y los bellos mosaicos, así como íel monetario, en
el que se ve la gran riqueza de la numismática mauritana.
Se celebraron cuatro sesiones de trabajo, consistentes en las
lecturas de ponencias, con la intervención de los señores congre-
sistas, estando entre éstos figuras muy destacadas en el mundo
arqueológico: Dres. Pericot, García y Bellido, Almagro, Bertrán,
Jordá, etc., entre los peninsulares, y Bal'ut, Etienne, Marconi1, etc.
La parte más interesante del Congreso fueron las numerosas
visitas efectuadas a los lugares de excavaciones. Se1 visitó la anti-
gua ciudad -del Lixus, situada en la parte1 alta de una colina, junto
al río Lucus, coni una importante fábrica de salazones, de amplias
dimensiones en su parte baja. En las excavaciones y sondeos reali-
zados en la ciudad, comenzados por el señor Montalbán y continua-
das desde 1948, por el señor Tarradell, se ha puesto de manifiesto
que sólo puede documentarse arqueológicamente a partir del: siglo
IV a. C , como colonia púnica, aunque su existencia anterior esté
documentada en fuentes clásicas.
También se efectuó una visita a las ruinas de Tamuda, que con
Lixus son los dos yacimieímtos más importantes de la cultura púni-
co-maurltana. TamMdá, situada sobre una plataforma bpcrdéada
V A R I A 67

por el río Martín, tiene dos partes fundamentales: una ciudad pre-
rromana fechable, por el material recogido, en el siglb III a. C. y
que llega a nuestra Era y un corto período imperiali, cuya funda-
ción remonta a fines del siglo II d. C. y que ha proporcionado
abundante sigillata clara y monedas del Bajo Imperio.
Continuando la serie de excursiones, los congresistas tuvimos
ocasión de ver otros yacimientos de época púnico-rnauritanai de
menos importancia que los ¡anteriores: Es el caso de la ciudad de
Sidi Abdeselam del Behar y de Emsa; y uni tipo de tumbía norte--
africana indígena, llamado Túmulo de Mezora, que con - seguridad
sirvió como tumba de algún reyezuelo. Impresionante' por sus gran-
diosas proporciones (54 metros diámetro ien dirección Norte^Sur y
58 en la de Este-Oeste) y su buen,estado ,,de conservación; el yaci-
miento prehistórico de las cuevas de Hércules, junto a Tánger, y
un yacimiento romano próximo a éste. ,
El Congreso fué clausurado con una brillante sesión, en la que
intevinimos los congresistas de las distintas nacioneis representa-
das en el Congreso, por el secretario del mismo, señor Tairradtell, y
con un discurso de S. E. el Alto Comisario, general Gareía-Valiño,
que ha lanzado la iniciativa ¡de crear una revista de investigaciones
marroquíes, cuya publicación creemos necesaria para la difusión
de los interesantes problemas y aspectos del Maruecos Español.—
A. SERRANO-C. GIL y <B. BRAVP.

CONGRESO INTERNACIONAL DE NUMISMATICA. París, 1953.


Del 6 al 11 de julio del pasado año se celebró en París el Congres-
so üntjernacional de Numismática al que asistió una nutrida reprer-
sfentaeión española que da buena idea del interés creciente en Es-
paña por los estudios numismáticos.
No se llegó a un acuerdo sobre el lugar de la próxima reunión
ni dei la fecha, pero se eligió un Comité internacional que se encar-
gará d;e resolver las cuestiones pendientes. El nuevo Bureau ha;
quedado constituido de la siguiente forma: Presidente, Jean Babe^-
lon (París); vicepresidente, C. H. V. Sutherland (Oxorf); secreta-
rio, H.~E. van Gelder (La Haya); ídem adjunto, O. Gil Farrés
(Madrid); tesorero, C. Martín (Lausana); asesores, D. Schwarz
(Zurich), W. Havernick (Hamfoiurgo), G. C. Miles (Nueva York).—
O, G. F,
GG Z E P H Y R V S

III CONGRESO ARQUEOLÓGICO NACIONAL.


GALICIA, Julio, 1953.
Durante la segunda quincena del pasado mes die julio, tuvo lu-
gar la tercera Sesión del Congreso Arqueológico Nacional (que se
reúne cada dos años, el primero fué en 1949 en Almería, y el segun-
dó en 1951, en Madrid).
El marco elegido era la región del noroeste peninsular y tema
central lo constituía la arqueología céltica del noroeste, aunque se'
aceptaron comunicaciones sobre la romanización de Galicia y te-
mas generales.
El Congreso, en lugar de centrar su actuación sobre un solo lugar,
prefirió recorrer la totalidad de las provincias gallegas con lo que se
ofreció una oportunidad única a sus participantes de conocer a
fondo esas tlerrate tan ricas como desconocidas del noroeste his-
pánico.
Se visitaron detenidamente los Museos de Orense, Lugo¡ y Pon-
tevedra, en el que se admiraron las ricas y bien expuestas colec-
ciones dei joyería que constituyen un conjunto verdaderamente
único, El Museo de Pontevedra, convertido por el dinamismo de su
director Filgueira Valverde en una magnífica institución investiga-
dora, causó verdadera sensación y no se regatearon elogios pon parte
de los congresistas a las autoridades provinciales que han hecho po-
sible tan maravillosa realidad.
Santiago-, por su tradición universitaria, se convirtió en sede del
Congreso, aunque se lamentó vivamente que no constituyera la ciu-
dad rectora de la investigación arqueológica gallega, que su tradición
universitaria parece exigir. Se visitó también La Coruna y Vigo,
siendo objeto todos los congresistas de las más delicadas atenciones
por parte de las autoridades provinciales y locales.
El congreso, que puede calificarse ciertamente de nómada, visitó
innumerables yacimientos prehistóricos, destacando la inolvidable
visita a Santa Tecla, cuya maravillosa situación no tiene par.
Como colofón, se efectuó una excursión a Portugal, celebrándose
sesiones científicas en Braga, se visitó Guimaráes con su magnífico
Museo Martins Sarmento'; la citania de Briteiros, Oporto y el castro
de Santa Luzia en Viana. Los congresistas fueron colmados de aten-
ciones por los colegas portugueses y las autoridades dei país herma-
no, que se desvivieron1 por hacer grata y agradable la estancia, des-
graciadamente demasiado breve, a estas maravillosas tierras.
De regreso a España el Congreso fué clausurado en solemne sesión
celebrada en Vigo, tomándose el acuerdo de celebrar su próxima se-
V A R I A 69

sión de 1955 en la ciudad de Cádiz, a propuesta del Ayuntamiento de


aquella ciudad!, que se comprometió por su parte a atender de un
modo decoroso durante estos db© próximos años las instalaciones ar-
queológicas del Museo Provincial.—M.
III CURSO DE TECNICA ARQUEOLÓGICA EN JACA, Agosto, 1953.
Como en años anterioreis, ha vuelto a celebrarse en éste el Cur-
so de Técnica Arqueológica de la Universidlad de Zaragoza, du-
rante los días 26 de agosto a 6 de septiembre, patrocinado por la
Facultad de Filosofía y Letras, con el apoyo die la Escuela Militar
die Montaña y del Instituto de Estudios Pirenaicos, y bajo la di-
rección del profesor de Arqueología de Zaragoza, doctor Beltrán
Martínez.
Las lecciones han sido desarrolladas por los profesores Malu-
quer de Motes (Salamanca), Tarradell (Museo de Tetuán), Reuseh
(Museo de Tréveris), Beltrán Villagrasa (Valencia), Woods (New
York) y Beltrán Martínez.
El doctor Maluquer expuso en seis lecciones los problemas
"célticos" en la Península, dando cuenta de los más recientes des-
cubrimientos en Cortes de Navarra, Cabezo de Monleón die Caspe
y otros. Explicó detalladamente las excavaciones y las piezas por
él encontradas en Cortes, la disposición de las casas y una síntesis
de los demias problemas.
El doctor Tarradell trató en sus lecciones de los conocimientos
actuales de Arqueología púnica. Dividió la materia en dos partes:
una referente a la dominación de los fenicios y cartagineses en el
Mediterráneo y otra dentro de España, dando gran amplitudi a la
primera por la importancia que tiene para el establecimiento de
este pueblo en la Península Ibérica. Expuso detalladamente la si-
tuación y planta de los poblados costeros africanos, así como las
necrópolis!, en especial las de Cartago. Para finalizar, expuso la
ocupación dé Hispania por este pueblo y describió las cuidadles y
territorios que fundaron y poseyeron.
Distinto carácter tuvieron las conferencias del doctor Reuseh,
quien habló de Germania romana, de sus vicisitudes; así como de
Tréveris y sus monumentos y de la organización y colecciones de
los Museos renanos.
El doctor Beltrán Villagrasa dio sus lecciones sobre Epigrafía
romana. El doctor Wooids habló de los problemas de datación de
los monumentos por el estilo artístico. Y finalmente, el doctor Bel-
trán Martínez completó el cursillo con lecciones sobre Problemas
70 % ËPHV R VS
ibéricos (cerámica, lengua, alfabetos), Numismática y cuestiones de
método y técnica arqueológica aplicadas a diversas épocas y yaciL
mientas: Cabezo de Montean de Caspe, cerámica excisa; poblado
de Fuentes de Ebro, esculturas de Zaragoza y otros materiales.
Los cursillistas fueron quince en total, procedentes de Madrid,
Zaragoza, Bilbao y Teruel, trabajaron además en sesiones prácti-
cas y realizaron excursiones complementarias a los dólmenes de
Guarrinza y a otro descubierto en Sierra Quara y aún inédito; así
como a los monumentos románicos de la región de Jaca (San Juan
de la Peña, Santa Cruz de la Seros, Siresa) y a la vía romana de
Candanchú y Somport.
El Curso se inició con parte de los cursillistas en las excavacio-
nes del Cabezo de Monleón, de Caspe, además dei realizar visitas a
los monumentos de Miralpeix y Fabara y pronunciar una confe-
rencia sobre "Caspe y la Prehistoria", el doctor Beltrán, y se cerró
con otra conferencia solemne, que clausuraba las tareas d& la Uni-
versidad de Jaca, del doctor Beltrán.—M. BESPíN.

PRIMER CURSO INTERNACIONAL DE ARQUEOLOGÍA


DE CAMBO. - GRANADA, Septiembre, 1953.
Los cursos Internacionales de Arqueología de Campo, creados
por O. M. de 22 de julio de 1952, son fruto de las conclusiones ele-
vadas al Excelentísimo Señor Ministro de Educación Nacional por
la II Asamblea Nacional de Comisarios de Excavaciones Arqueoló-
gicas, con el objeto preferente de perfeccionar la técnica de éstos,
de un modo p/ráctico y efectivo, poniéndolos simultáneamente en
contacto con especialistas extranjeros y sus métodos de trabajo.
La organización del Curso ha corrido a cargo de¡ la Comisaría
General de Excavaciones Arqueológicas, con el apoyo extraordina-
rio de la Dirección General de Bellas Artes y de la Dirección Gene-
ral de Relaciones Culturales, estableciéndose un número reducido
de plazas, indispensable1 por el especial carácter de los trabajos a
realizar (1). El punto escogido para celebrar el Curso fué la pro-
vincia de Granada —yacimiento inmenso de todas las épocas—,
con la capital como punto de residencia. El aspecto práctico del alo-
jamiento fué resuelto con la ayuda de la Universidad! de dicha ciu-
dad, que lo facilitó confortablemente en el Colegio Mayor Uniíver-

(1) Fué Director del Curso el Comisario General Prof. Martínez^ Santa Olalla y
Secretario la Srta. Joaquina Eguaras, Directora del Museo Arqueológico de Granada.
V A ft I Â lì

sitarlo Isabel la Católica, en cuyo salón se celebraron también las


sesiones de trabajo.
El total de asistentes efectivos fué de treinta y cinco. Die ellos
once fueron los siguientes profesores extranjeras: Alemania, profe-
sor Ernst Sprockhoff, de la Universidad de Kiel; profesor Ernst
Whale, de la Universidad de Heidelberg-Roihírbach; profesor Lothar*
Zetz, de la Universidad, de Erlangen; doctora Gisela Freund, idem
ídem; Holanda, profesor A. M. Van Griífen y señora, de la Univer-
sidad de Groningen; Gran- Bretaña, profesor Glyn E. Daniel, de la
Universidad de Cambridge; Manda, profesor Sean P. O'Riordain,
de la Universidad de Dublin; Italia, profesor Pía Laviosa Zambot-
ti, de la Universidad de Milán; Portugal, profesor Joaquím R. dos
Santos Junior, de la Universidad de Oporto, y Suecia, profesor Carl
Axel Althin, de la Universidadl de Lund (2).
El Curiso se desarrolló desde el 15 al 30 de septiembre, en Gra-
nada, y los días 14 y l.e úe octubre se emplearon en el viaje.
El resumen de los trabajos realizados en el campo, propiamente
dicho, fué el siguiente:
Excavaciones.—Poblado-, cueva y necrópolis dolménica del Bron-
ce Mediterráneo I, de las Peñas de los Gitanos, en Monteírío. Di-
rectores de la excavación: Señores Ruiz Argües y señor Van
Giífen.
Poblado del Bronce II en Monachil. Director, señor Posac.
Poblado ibero-romano del cerro del Cepero, en Baza. Director,
señor Presedoi. Una tumba de la necrópolis romano-tardía de Al-
múñecar.
Prospecciones.—Visita a los emplazamientos y ruinas de las co-
lonias orientales de Adra, Salobreña y Almúñecar; a las tumbas
de cúpula del Romeral, Menga y Viera; y emplazamiento del Ili-
turgis (Mengibar, Jaén).
Prospecciones aéreas.—Zona de Andalucía oriental: Motril, Al-
pujarras, Adira, Almería, El Argar y yacimientos inmediatos, Altoi-
zaraque, Los Millares, Baza, Guadix, Granada.—Zona dei Andalucía
occidental: Montefrío, Alcaudete, Anitequera, Vélez-Málaga, Almúñe-
car, Granada.
Como puedie verse, tres fueron los objetivos de trabajo: Presen-
ciar la forma de excavación de varios yacimientos típicos españo-

(2) Los asistentes españoles fueron los Comisarios Locales y Provinciales de


Excavaciones Arqueológicas de las provincias más relacionadas clon las culturas es-
tudiadas en Granada.
72 2 E P H Y R V S

les, cuya técnica había de discutirse en las sesionéis de trabajo; re-


correr los yacimientos más característicos de la zona, y realizar una
introducción a la prospección aérea, que ha de servir de partida
para la exploración total de la Península. Aparte de ello, se visita-
taron detenidamente todos los monumentos y museos de Granada
y pueblos citados.
Veamos, siquiera sea brevísimamente, los resultados obtenidos:
Excavaciones
Montefrío.—En primer lugar se exploraron los dólmenes del pie
de las Peñas des los Gitanos, algunos ya conocidos y otro total-
mente inexplorado, cuya excavación realizó el profesor Van piífen.
En él se encontró un pequeño ajuar y el excavador expuso sobre el
terreno la técnica empleada en el trabajo.
Después se estudió la forma de excavación practicada por el
señor Ruiz Argiles en el poblado-, quien presentó en forma muy
clara los sucesivos estratos que se suceden del Bronce I a la época
romana, así como' los materiales obtenidos por niveles.
Monachil.—La brevedad del tiempo de que se dispuso para po-
der presentar al Curso una estratigrafía, permitió excavar tan sólo
un pequeño espacio, que fué suficiente para mostrar sei trataba de
un poblado Argárico típico.
Basa.—'En el poblado dei Cepero, que se supone el emplazamien-
to de la antigua Basti, la excavación fué lo suficiente para dar a
conocer la gran importancia del yacimiento, pues desdé materiales
neolíticos encontrados en superficie, se llega a época romana tardía.
Sin embargo, en lo excavado los estratos profundos acusaban lo
ibérico con varios niveles, y lo superficial era ya romano», que lle-
gaba hasta lo paleocristiano. Las dificultades a resolver en la, ex-
cavación eran múltiples e interesantes.
En las sesiones de trabajo se plantearon todos los problemas
presentados, siguiéndose en la discusión el siguiente sistema: Los
profesoses extranjeros, de común acuerdo, fueron presentando al
Curso un cuestionario de dudas y aclaraciones, que fué contestado
por los asistentes españoles; y a la inversa, los arqueólogos nacio-
nales presentaron una serie de cuestiones, principalmente de técnica
excavato-ria, que fueron contestados por los colegas de otros países.
Prospec c i o ne s
'Las realizadas por tierra, particularmente las visitas a los se-
pulcros de cúpula de la zona de> Antequera:, permitió a todos, prin-
cipalmente a los extranjeros, ponerse en contacto con la realidad
de estos imponentes monumentos, que aunque conocidos poi' las
V A R I A 73

publicaciones, ofrecen un aspecto aún más grandioso que el forjado


por aquéllos, En cuanto a los establecimientos costeros de los pue-
blos colonizadores, pudo verse claramente el criterio sustentado
para su fundación en pequeñas islas o penínsulas frente a. la costa,
y admás, los fenómenos geofísicos de colmación d)e puertos y de
metamorfosis del litoral, aspectos ambos importantísimos para la
prospección de estaciones costeras. En Mengibar visitaron el empla-
zamiento de Iliturgis, con las características día una gran ciudad
ibero-romana y la colección de materiales de aquella procedencia,
de extraordinario interés, reunida por el Comisario Local, señor
Lachica.
En cuanto a las prospecciones aéreas, fué de gran interés, no
sólo para los Comisarios sino para los profesores extranjeros, com-
probar prácticamente lo aprendido teóricamente, y poder, para lo
sucesivo, iniciar estas prospecciones en las zonas de su jurisdicción.
Se estudió también la técnica de la fotografía aérea y se tomaron
negativos de todos los sitios de interés, estudiándose después en las
positivas.
Como accesorio al Curso, no dejaremos de mencionar, no sólo
las visitas a los sitios de arte y bellezas incomparables de la Grana-
da cristiana y musulmana, sino los innumerables agasajos de todo
orden, aderezados con lo más pintoresco del folklore andaluz, de
que fueron objeto por parte de las autoridades granadinas, no sólo
de la capital, sino de los pueblos visitados en la misma provincia y
en las vecinas.
Esperamos que este I Curso Internacional, perfeccionado en los
próximos, sea la verdadera escuela de la pléyade de abnegados Co-
misarios provinciales y locales, que repartidos por toda España, ve-
lan por la Arqueología española.—E. CUADRADO.
74 Z Ë P H Y R V S

Nuevas publicaciones

NUMARIO HISPÁNICO
El Instituto Antonio Agustín, del Consejo Superior de Investiga-
ciones Científicas, aparece en la palestra de la bibliografía española
con una nueva revista, Numario Hispánico,, con la que se hace rea-
lidad una aspiración del Instituto; que intenta desde su fundación es-
timular los estudios numismáticos en otros tiempos florecientes y
en nuestro siglo demasiado descuidados, Es director de la revista el
del Instituto, Dr. D. Joaquín MJ de Navascués y de Juan, y secre-
tario de la misma D. Octavia Gil Farrés.
En este tomo I de 1952, el (director hace la presentación de la
revista que dice aparecer modestamente, lo que en verdad es des-
mentido por las nutrida colaboración de lai que el sumario dará la
mejor idea:
M. LOPEZ SERRANO. Iconografía de Antonio Agustín; J. M. ? DE
NAVASCUÉS, En torno a las series hispánicas imperiales; C. FER-
NANDEZ CHICARRO, El tesoro de la Cuesta del Rosario de Sevilla;
Wm. REINHART, Las monedas célticas en Europa ¡durante la épo-
ca de La Tene; A. BELTRAN, Las monedas de 'i'ingi y los pro-
blemas arqueológicos que su estudio plantea; J. AMOROS y M. RI-
FA, Ensayo de un estudio geográfico de los elementos de intercambio
de la España antigua en relación con lu economía y las monedas;
O. GIL FARRES, Blancas a nombre de los Reyes Católicos del Mu-
seo Arqueológico Nacional; F. ALVAREZ OSSORIO, Virreyes de
Ñapóles que figuran en las medallas del siglo XVI conservadas en
el M.A,N.; F. MATEU LLOPIS, Panorama numismático de Euro-
pa y América; IDEM, Hallazgos monetarios (VII). Crónica y Bi-
bliografía.
Felicitamos al director del Instituto por la nueva publicación
que sin duda constituirá un valioso auxiliar para nuestras tareas
arqueológicas aparte de cumplir perfectamente su propia misión,
y deseamos a Numario Hispánico un próspero desarrolloi.—M.
TAMUDA.
Señalemos también el alto interés que para nosotros tiene la apa-
rición de Tamuda, nueva revista de investigaciones africanas, el pa-
sado año (1953), como expresión del interés y de la preocupación de
España hacia los problemas marroquíes.
Naturalmente, una revista como Tamuda tiene un campo dio
V A R I A 75

eión que desborda el marco arqueológico que interesa principalmen-


te á" nuestros lectores, ya que en ella se dan cabida a temas marro-
quíes en general alejados de nuestra actividad, pero no deja, de ser
sintomático el interés que tendrá para los arqueólogos una publi-
cación que adopta un nombre; tan evocador como el de Tamuda.
Ya en el primer número (primer semestre! de 1953 ) pesa la inves-
tigación arqueológica con un impotante trabajo de D. Miguel Tarra-
dell, director del Museo de Tetuám y del Servicio de Investigación
Arqueológica del Protectorado, sobre los grupos escultóricos de Hér-
cules y Anteo, y Teseo y el Minotauro (sin duda los hallazgos más
espectaculares en excavaciones españolas en los últimos años) cu-
yas primicias se publicaron precisamente en ZEPHYRVS (cf. I,
Í950, 49).
En la sección bibliográfica vemos con simpatía cómo Tamuda as-
pira a dar a conocer toda la bibliografía arqueológica Idei noroeste
africano, con lo que habrá de prestar uní gran servicio a la arqueo-
logía peninsular. Es interesante también) la crónica del Primer Con-
greso Arqueológico del Marruecos español, del que se da más amplia
noticia en otro lugar de esta publicación, y que gracias al dinamismo
y perfecta organización del director del Museo de Tetuán, D. Miguel
Tarradell, constituyó un señalado éxito acertadamente calificado por
uno de los primeros investigadores hispanos como la prueba más
evidente de la mayoría de edad alcanzada por la arqueología en el
Marruecos español.
La publicación de Tamuda, patrocinada por la Alta Comisaría de
España en Marruecos, está dirigida por la Delegación de Educación
y Cultura.—M.

LIBYCA
El éxito rotundo constituido por el II Congrès International de
Préhistoire, celebrado en Argel en. 1952, debido en buena parte al
Laboratoire d'Anthropologie et d'Archélogie Préhistoriques y en
particular a la capacidad de su director, Lionel Balout (cf. Zephyrus
III, 1952,244), ha cristalizado en la aparición de una nueva revista,
Libyca, estimulada por el auténtico e inteligente mecenazgo de
Mr. Roger Leonard, Gobernador general de Argelia, al que tanto
debe la investigación arqueológica argelina.
Libyca pasa a ser el Boletín del Service des Antiquités y como
tal es dirigida por Mr. Louis Leschi, y comprenderá cuatro fascículos
anuales, divididos en dos series distintas: 1 y 3, consagrados a la
76 Z E P H Y R V S

antropología y arqueología prehistórica africana en general, con-


tinuaran la magnífica labor de los Travaux du Laboratoire d'An-
thropologie et d'Archéologie Préhistoriques. El 2 y 4 se dedicarán
exclusivamente a epigrafía y arqueología clásica local, prometiéndose
dar a lós trabajos uru caráctes rápido e informativo, que permita
llegar a los investigadores el cuantiosa material que el ritmo de ex-
cavaciones pone cada día al descubierto y cuyo estudio detenido su-
pone largos años de trabajos futuros.
Este primer fascículo (enero 1953), prologado por la autoridad de
Albert Grenier, magnífico de presentación, contiene ya una densa y
valiosa colaboración:
G. LECOINTRE, Le Quaternaire de Rabat-Casablanca et ses
relations avec la Préhistoire; G. SOUVILLE, Les grottes à osse-
ments- et industries préhistoriques de l'Oued d'Alger; P. CADENAT
Une nouvelle station atérienne au Kondiat Bou Gherara; H. J. HU-
GOT, Préliminaires â une étude du Moustero-Aterien du Tidikelt;
J. MORET, Le capsien du Khanguet^el-Mouhadd; L. CABOT
BRIGGS, Tète osseuse du Khanguetel-Mouhaad; R. LE DiU et
SEREE de ROCH, Le Gisement Capsien de Bekkaria; J. FOREL,
L'outillage ïithique de la station du Kej-Oum-Touiza dans l'Est
constantinois; G. ESPERANDIEU, Remarques au sujet de figura-
tions d'animaux domestiques provenant de Djarf-Tarba (sud Ora-
nais) et conservées au Musée du Bardo.
La nueva estructura de Libyca es del mayor interés y esperamos
que el Service des Antiquités consiga mantener el rápido y difícil
ritmo de publicación. Por ello felicitamos efusivamente al Gouver-i
nement General de l'Algérie y a la Dirección des Beaux Arts, por
haber creado este nuevo magnífico instrumento de trabajo, del que
este primer número de Libyca constituye el mejor heraldo.—J. M.
de M.

BOLETÍN DE LA BIBLIOTECA MUSEO-BALAGUER.

La vitalización de las Instituciones y Museos locales que por


fortuna parece ser una die las características de los últimos años
en España, muestra una nueva realidad con la aparición de este
Boletín del Mtáseo-Biblioteca Balaguer de Villanueva y La Geltru
(Barcelona).
Su primer fascículo (1953) inicia la quinta época de su publica-
ción (la cuarta época se cerró en 1904) y constituye un símbolo de
la vitalidad: db un núcleo de investigadores agrupados en torno de
V A R I A 77

la prestigiosa Institución, que pretende continuar una tradición,


no por ocasional menos meritoria.
Este, primer número que llega a nuestras manos es una clara
prueba die una envidiable actividad local sumamente' valiosa por
cuanto se presenta con un carácter estrictamente científico que
muy raras veces consiguen publicaciones similares.
Como corresponde a la Biblioteca Museo Balaguer, el campo de
actividad es ampilio. Arte, Literatura, Biblioteconomia, etc., sin
descuidar el aspectOi que aquí nos interesa, es decir, las investiga-
ciones arqueológicas a través de su Sección arqueológica, presentes
en este primer número con un trabajo de A. Balil sobre La villa ro-
mana de Vilarenc (Calafell) y una interesante Crónica arqueológi-
ca, a cargo de A. Ferrer, que sin duda inte resanan at nuestros
lectores.
Expresemos nuestra satisfacción por el comienzo) de esta nueva
etapa del Museo-Biblioteca Balaguer, deseando al nuevo Boletín un
largo y próspero futuro.—M.
Bibliografía

HALLAM L. MOVIUS, Jr., The Mouste- cerno también cerámica en su parte su-
rian Cave of Teshik-TasH, Southeastern perior. Una prospección más intensa de
Uzbekistan, Central Asia, en American la zona Turgan-Darya dio como resultado
School of Prehistoric Research, Bull. 17, el hallazgo de numerosos yacimientos,
1953. seis de los Guales —Katta-Sule-Kamar,
2araugat-Gut, Dukau-Khan, Katta-Ka-
Como ya señala el A., este interesante mar, Amir-Temir y Teshik-Tash— .ofre-
articulo no está baslado en trabajos de cieron restos culturales del Paleolítico
campo propios y originales, y tan sólo inferior. Las reiteradas prospecciones y
es un resumen crítico de los trabajos trabajos demostraron que la región me-
llevados a cabo por una expedía "son rusa, ridional del Uzbekistán, es decir, la co-
bajo la dirección die P. Okladnikov, en marca de Baisun, es extremadamente
la cueva de Teshik-Tash, en el sudeste rica en yacimientos prehistóricos de to-
del Uzbekistán. La dlificufttad de adquirir das las edades.
bibliografía sobre yacimientos prehistó- Teshik-Tash contenía, como decimos,
ricos de la U. R. S. S., nos ha intíiudido un interesante yacimiento musteriense,
a dar una breve idea del contenido de cuya estratigrafía resumida es como
este trabajo, que es como un avance del sigue :
estado actual de la cuestión musteriense A) Superficial, arcilloso y estéril.
en una región del Asia Central, de la B) Nivel I: Fué el de más espesor y
que poseemos datos muy escasos, disper- riqueza de los varios niveles con restos
sos y, muchas veces, de escaso valor culturales musterienses. Contenía puntas,
científico. Teshik-Tash es el primer ya- raederas, núcleos, lascas y un posible
cimiento excavado con método y sistema buril. En él se encontraba un enterra-
en estas regiones, de ahí su interés, que miento de un niño neandertalense rodea-
viene acrecentado per señalarnos una do de cuernos de Cawa sibirica.
importante penetración de la clultura C) Arcilla estéril.
musteriense en el corazón de la Gran D) Nivel I I : Con escasos restos muste-
Asia. rienses. Las zonas Sur y Este del presen-
La riqueza prehistórica de esta región te nivel se encontraban en contacto con
viene señalada por el gran número de las tierras del Nivel I.
yacimientos que la misión rusa descubrió E) Arcilla estéril.
al explorar las comarcas vecinas a F) Nivel III: Restos musterienses y
Teshik-Tash. Las prospecciones abarca- de cuernos de cabra siberiana.
ron una extensa área que ocupa princi- G) Arcilla estéril.
palmente la cuenca del Sharaba d-Darya y H) Nivel IV: Con escasos restos mus-
de su afluente Turgan-Darya. En la terienses, pero con abundante fauna,
cuenca de este último se encontraron especialmente de pequeños roedores y de
cuatro cuevas o abrigos con restos neo- pájaros.
líticos, y en una quinta, Katta-Kurgan, I) Arcillas estériles.
se halló una punta triangular alargada, J) Nivel V: Rico, tanto en fauna co-
de jaspe verde, con retoques escalerifor- mo en materiales musterienses.
mes en los bordes, considerada como K) Detritus estériles. Fondo de la
musteriense, la cual se encontraba en cueva.
un nivel recubierto por otro, que con- Los oinco niveles presentan, en gene-
tenía instrumentos de sílex y hueso, asi rai, un caracterísjtico instrumental mus-
80 ZEPHYRVS

teriense. Abundan y dominan las raede- cuaternarios en estas regiones dei Asia
ras y en menor proporción se encuentran Central. No obstante, varias hipótesis
las puntas y tipologicamiente, sus íormas han sido sugeridas. Para una de ellas,
no se separan muaho de las que se en- parece claro que la ocupación musterien-
cuentran dentro del Musteriense europeo se de Teshik-Tash coincide con un pe-
y en el del Oriente Medio. Así, por ríodo anterior a los fenómenos de máxi-
ejemplo, Movius señala la presencia de ma glaciación ocurridos en el Asia Cen-
limaces, propias de la evolución cultu- tral y por qonsiguiente los depósitos pue-
ral de esta industria en Europa. Por ex- den fecharse durante los tiempos del
cepción, se encuentran algunos instru- Mindel-Riss. Otra opinión se apoya en
mentos masivos, del tipo "chopper" o el hecho de que el modelado del paisaje
bendidor, que podrían hacemos suponer de estas regiones ha permanecido más o
contactos entre el Asia Central y el Asia menos constante desde los tiempos mus-
SMdjoriental durante el Musteriense, difí- terienses, y teniendo en cuenta que esta
ciles de sostener por el momento con los "permanencia" del modelado puede ser
materiales con que se cuenta. asociada quizás con la general tendencia
al incremento de la aridez en la parte
Pero si el estudio de Teshik-Tash nos sur del Asia Certíral comenzada en los
ha revelado cuan profunda fué la expan- tiempos del Pleistoceno inferior, es posi-
sión musteriense, no menos interés pre- ble que Teshik-Tash fuese habitada do-
scrita la expansión étnica del tipo de rante una de las etapas iniciales del
Neandertal, cuyos restos se encontraron desarrollo de este proceso de desecación
en el Nivel I. Este hallazgo no sólo es progresiva, en un momento que podría
notable desde el punto de vista antropo- simarse en la transición de unas condi-
lógico, sino también desde el religioso- ciones frescas y húmedas de los prime-
cultural. Como hemos señalado, el ente- ros momentos hacia un ciclo más seco y
rramiento del niño neandertalense apa- más cálido, que puede intercalarse den-
recía rodeado de varios cuernos de cabra tro del Riss-Würm. Ambas posiciones,
siberiana, lo cual nos hace pensar en la tan separadas una de otra, parecen po-
existencia tie un ritual religioso, el cual sibles, pero la escasez de datos en que
debía ir unido a un profundo concepto fundamentarlas las hace a las dos igual-
espiritual, 'que de sí mismo tenía el mente hipotéticas.
hombre de Neandertal. Esto, que ya nos
era conocido por medio de hallazgos aná- Teshik-Tash nos ofrece, pues, una es-
logos en el Muslteriense de otras regio- pléndida muestra de la expansión cultu-
nes, adquiere en Teshik-Tash un relieve ral del Musteriense en estrecha depen-
y una calidad extraordinarios. Es posible dencia con las poblaciones neanderta-
que el rito funerario del enterramiento en lenses del bloque occidental euro-asiático.
"círculo", es decir, dei cadáver rodeado En otro lugar hemos dicho cuan poco sa-
de ofrendas de caza, esté en relación con bemos de la evolución y desarrollo de
ciertas ideas sobre el sol o sobre repre- esta cultura, aunque en estos últimos
sentaciones solares, o quie quizás repre- años el panorama se va ampliando gra-
senten un primitivo culto totèmico de cias a una constante investigación, de-
animales, propio del mundo cazador masiado dispersa y a veces inasequible,
musteriense, incluso puede representar por lo que creemos que ha llegado el
un simple culto a la muerte, pero el he- momento de intentar llevar a cabo una
cho en sí nos pone de relieve la compli- obra de conjunto sobre esta cultura, que
cada mentalidad del hombre primitivo y nos permita sistematizar sus distintos as-
su evidente preocupación por el más pectos y fases, sus elementos esenciales y
allá. los adquiridos, en fin, todo aquello que
nos puede facilitar la comprensión del
En cuanto a la posición cronológica Musjteriense como cultura, lo cual nos
de los niveles de Teshik-Tash es imposi- llevará a tener una visión más amplia
ble establecerla de un modo definitivo, que la que actualmente poseemos sobre
ya que es patente la falta de datos sobre estas remotas etapas de la historia del
la evolución y desarrollo de los tiempos hombre.—F. JORDA CERDA,
B I B L I O G R A F I A 81

ANDRE CHEYNIER, Stratigraphie de magníficas agujas, retocadores, etc. Los


l'abri Lachaud et les cultures des bords objetos de adorno se multiplican; las
abattus, en Archivo de Prehistoria Le- plaquetas grabadas contienen signos y
vantina, Vol. IV, 1953, Valencia, 11 pá- hay que destacar los posibles restos de
ginas y 20 figs. una lámpara o lucerna.
Separado del nivel anterior por una
Yacimiento de la rica región france- capa estalagmítica se hallaba el Proto-
sa de la Dordeña, el abri Lachauíd sir- Magdaleniense lía, caracterizado por Jas
ve al Dr. Cheynier para plantear y hojitas de borde rebajado cen un 50 %
atestiguar la serie de lases, propias do sobre el resto del material formado por
los comienzos del Magdaléniens e, que buriles, raspadores, perforadores, ho-
en atro lugar había planteado y que en jas, etc. La industria del hueso se en-
el trabajo que comentamos reafirma y cuentra bien representada por azagayas
expone, ilustrándolo de una manera con-
de sección oval, varillas fuisiformes, una
veniente. Cheynier prefiere denominar a
lezna, etc., y un posible mango de hojita
estas fases iniciales del Magdaleniense,
Proto-magdáleniense, y en centra de la de dorso rebajado, sobre costilla.
sistematización de Breudl, basada en la El autor insiste en la necesidad de va-
evolución ósea, establece las distinciones lorizar el material litico en el estudio del
industriales a base del instrumental Magdaleniense para cuyas tres primeras
litico. fases justifica el nombre de Protc-Mag-
dajeniense y las subdivide, como hemos
El abrigo presenta en la base un So- visto que hace en Lachaud, en varias
lutrense final con escasas puntas foJiá- subetapas. La evolución general de este
ceas üifaeiales y puntas de muesca; Prtotc-Magdaleniense —"raclettes, hojitas
abundan extraordinariamente las hoji- de borde rebajado, escálfenos— parece
tas de borde rebajado de retoque abrup- justificada, ya que son muchos los yaci-
to y directo, y son característicos los mientos de los comienzos del Magdale-
perforadores, unos pocos buriles y ras- niense en los que faltan los elementos
padores en extremo de hoja. Un micro- directores de la industria del hueso, se-
buril y un fragmento de un triángulo. gún Breuil, pero cl'asificables con arreglo
El material de hueso es pobre, punzones a la sistemi^ización de Cheynier.
y una aguja. Se encentraron varias pla- Una interesante disquisición sobre la
cas de piedra con grabados de animales cultura de hojitas de borde rebajado cie-
entre los que destaca la figura de un rra este nuevo estudio del prehistoriador
reno lamiendo (?) a su retoño. francés. La tècnica del borde rebajado
El Prcto-Magdal enien.se la, representa- parece ofrecer tres modalidades: retoque
do en Badegoule por los buriles sobre directo, producido desde la cara inferior
lascas y aJgvnas "raclettes", falta en de la hoja al dorso; inverso del dorso a
este yacimieni'o. El Prote-Magdalenien- l'a cara inferior; abrasivo, operando des-
se Ib se manifiesta por la abundancia de de las dos caras y típico, según Cheynier
las "raclettes" a las que se unen buriles, de La Gravdtte.
principalmente centrales y a dos planos, Cree que debe establecerse una distin-
raspadores en extremo de hoja, perfora- ción entre las culturas de puntas sobre
dores y numerosas hojas con golpe de hojas (Perigordiense) y la cultura de la
buril. Es importante señalar la falta ab- hojita de borde rebajado. Eslía debe tener
soluta de hojitas de borde rebajado. En un origen no lejos del Musteriense, comp
hueso, punzones una varilla de extremo la otra cultura, siempre que se encuentra
plano redondeado y agujas y, además, en el Auriñacjense clásico o medio y
ob jeitos de adorno. alguna vez en el Perigordiense inicial
Del Proto-Magdaleniense le señala un ( C ha telp erran).
material litico anáilogp con dominio de Según Cheynier. aunque con frecuencia
las "raclettes" y de las hojas con golpe coexiste con las primeras etapas del
de buril. La industria del hueso se Perigordiense, no se encuentra en la
desarrolla considerablemenr e : azagayas final (Perigordiense V), mas reaparece de
de sección cilindrica, de base en bisel, nuevo en el Solutrense superior y final
varillas con los extremos apuntados, y después en el Magdaleniense II, donde
gephyrvs V - 6
82 Z E P H Y R V S

llega a su apogeo. Respecto a su origen, vetíense. Por nuestra parte, aunque la


parece ser que se encuentra en Palestina, téch'ioa de borde rebajado pudo tener su
en el Auriñaciense inferior, y en el nivel origen en el Oriente medio, y producirse
de los "negroides" de la Grofce des En- aquí las primeras "lamelles", creemos
fants en Grimaldi, mas también aparece que fué en la Europa Sudoccidental don-
en el nivel chatelperroniense de La de se originó la tendencia a la microli-
Ferrassie (Perigordiense II de Peyrony) y tización de las mismas, siendo el Epigra-
en el Abri Mocchi, subyacentes al nivel vetiense la cultura en que se ooncretiza
de puntas de hueso de base hendilda. Su- como forma cultural propia, influyendo
pone que esta cultura de hojitas de borde en su contemporáneo el Mágdaieniense.
rebajado puede suponerse mediterránea y Mas en ésta, como en tantos problemas
que se propagó en dos direcciones, desde de la Prehistoria, nos falta aun mucho
un posible origen en el Oriente medio: por investigar y nos sobran opiniones
una hacia el Norte, por Italia, Francia personales. De todos modos, el Dr. Chey-
y España; otra hacia el Sur, por Egipto ntier ha sabido plantear una serie de
y Túnez, dando origen a Jas índusürias problemas, que aunque muy agitados y
capsienses. manoseados, carecían de esa cuidadosa
investigación del dejalle, del aspecto téc-
Es difícil precisar lo que haya de ver- nico intrínseco, de la valoración compa-
dadero en la sugestiva hipótesis de Chey- rativa intensiva (y no extensiva, como
nier. La distinción de los tres tipos de tante se acostumbra) y esa lección hay
tallado de borde es interesante y su com- que agradecérsela y ponerla en prácti-
probación en un número más amplio de ca. — F. JORDÁ CERDA.
yacimientos puede ser fecunda. Ello nos
llevaría a una revisión de grandes series
de materiales. Sin embargo, tenemos gran- H. KUHN. Die FelsWder Europas.
des dudas respecto a su dispersión. La Edit. W. Kohlhamimer. Stuttgart, 1952,
tendencia a rejuvenecer las indüsrias cap- 323 pp. con 144 figs, más 111 láms., f. t. y
sienses e hispanomauritániieas supondría 5 en color.
una excesiva separación temporal para El arte rupestre prehistórico apasiona
los dps amplios grupos propugnados. Lue- a todos los públicos porque está en rela-
go existe el hecho de que el microiitis- ción con problemas que cuadran perfec-
momo de las hojitas de borde rebajado tamente con la sensibilidad de nuestro
parece ser más bien un fenómeno propio siglo, ya que todas las tendencias de la
del Mediterráneo occidental, como hemos inquieta estética moderna hallan en las
señalado al estudiar el Epigravetiense de ricas series dei arte prehistórico, puntos
la España mediterránea, donde la hojita de contacto no meramente formales, que
de borde rebajado es elemento constan- son buena prueba de que la Humanidad
te, incluso su aparición en el Magdale- *no ha necesitado llegar al siglo XX para
¡Hiense II podía ser debida a una influen- hallar los caminos de expresión más ri-
cia del Epigravetiense sobre esta etapa. cos y variados. Prueba de la modernidad
Además la tendencia a rebajar los bor- del tema es el gran número de obras pu-
des está viva en todo el Solutrense es- blicadas en la última postguerra que tra-
pañol. Dejando aparte al Parpalló, donde tran en una forma u otra del arte pri-
esta tendencia es manifiesta, podemos mitivo.
señalar Bolinkoba en la zona cantábrica,
El libro de H. Kühn, no es simple-
donde es evidente la perduración de los
mente un libro más en la serie, sino que
elementos de borde rebajado en etapas,
es uno de los más importantes por la
que por unas pocas piezas foliáceas deben
riqueza de Meas que aporta y no preci-
ser consideradas como de los tiempos
samente en la línea de la ortodoxia
solutrenses. Es más, remontándonos a
ultrapirenaica, lo que habrá de contri-
tiempos anteriores, encontramos esa ten-
bujir, sin duda, a la polémica creadora.
dencia al microlltismo de las hojitas de
borde rebajado en el nivel gravetíense H. Kühn, con sencillez y maestría,
de la cueva del Reclau Viver (Seriñá, algún tanto teórica, analiza los grandes
Gerona) y en el mismo Parpalló hemos conjuntos de arte rupestre. El arte
señalado gu presencia en su nivel gra- cuaternario expuesto con sensibilidad de
historiador del arte, de ui* modo lógico
B I B L I O G R A F I A 83

pero valorando casi exclusivamente la do un cuadro de un mundo tan comple-


evidencia interna (con lo que se cae en jo, a base del elemento estético, pero no
en el propio defecto de las interpretacio- es distinta a la reacción que sentimos
nes ortodoxas, aunque los resultados ante ciertas historias del arte de positi-
pean distintos, por la aplicación a los vo valor, dedicadas a ciclos históricos
círculos prehistóricos de la secuencia bien conocidos.
experimentada en los ciclos históricos), Completan el libro nutridas páginas de
junto con el arte del Leva.nte español y bibliografía por grupos, útiles aunque en
con el escandinavo, forman los tres rigor no necesarias, dadas las caracte-
grandes capítulos de la primera parte del rísticas del íexto.
libro. El libro, magníficamente presentado
A les prehistoriadores españoles nos por la prestigiosa editorial W. Poní ha-
agrada 1 a decidida posición de Kühn mmer, contiene numerosas figuras que
en el debatido problema de la cronolog'a apoyan constantemente el desarrollo del
de arte levantino, en la que sigue la pensamiento de H. Kühn. Las láminas
trayectoria acertadíamente calificada, por aparte, muchas p>xo conocidas o a me-
M. Almagro de escuela española, que nudo mal reproducidas, constituyen un
niega la contemporaneidad del arte fran- admirable corpus presentado con gusto
co cantábrico y el levantino, posición y sentido editorial, por lo que.no duda-
que ha sido más voluntariamente igno- mos habrá de interesar a un amplio pú-
rada que discutida allende las fronteras. blico sin que puedan prescindir de él los
La evidencia, tanto interna como externa, iniciados en los problemas de la prehis-
expuesta con abrumadora densidad de toria, a los que muchas veces la conside-
argumentos en numerosas publicaciones ración de una trayectoria técnica o es-
de M. Almagro en los últimos años, ha tética ayudará a comprender mejor otros
sido en par!e utilizada, aunque sin agotar aspectos interesantes y huidizos de toda
sociedad humana. — J. MALUQUE'R UE
las posibilidades, pues apenas se utiliza
MOTES.
la verdadera prueba arqueológica que
constituye el estudio de todas las mani-
festaciones Induisfriales que no faltan en S. PIGGOT. Neolithic cultures o/ the
ninguna de las covachas con pinturas British Isles. A Study of the Stone-using
en las que existe posibilidad de yaci- Agricultural Communities of Britain in
miento. Claro está que este análisis no the Second Millennium B. C. Cambridge
University Press, 1954, 420 pp. con 63
entraba en la línea que se propuso el
figuras, más 12 láms. y un cuadro si-
autor.
nóptico cronológico.
De todos modos creemos que la apari-
ción de ea'e libro habrá de contribuir He aquí un libro admirable que nos
también a un estudio objetivo de la ofrece la Cambridge University Press,
cuestión, cuyo resultado no dudamos impecablemente presentado, sobre un
coincidirá con el propugnado por muchos toma apasionante como es el neolítico in-
prehistoriadores españoles que en ello glés, en definitiva área marginal de un
han coincidido partiendo de puntos de gran círculo neolitico que afecta profun-
vista diversos. damente la Europa occidental.
Aparte es tratado el arte del segundo S. Piggot, Profesor de arqueología pre-
y primer milenio con una serie de capí- histórica en la Universidad de Edinbur-
tulos muy interesantes como el del arte go, bien conocido por sus estudios de
esquemático español, el arte ligur, el del prehistoria inglesa y por su útilísimo
área megalít'ica francesa, el de Alema- manual de prehistoria de la India, da
nia y el del Norte. Constituyen capítulos cuya aparición, en su día, dimos noticia
llenos de ideas y de proocupaciones et- en esfías páginas (cf. Zephyrus II, 1951,
nológicas sugestivas, aunque a veces de 189), es una de las figuras universitarias
valer discutible, que muestran la amplia más representativas de la moderna es-
formación de su autor con atrevidas cuela de prehistoriadores ingleses que
calas en la sensibilidad primitiva del tanto contribuye a los actuales avances
continente negro o de la antigüedad clá- de nuestra ciencia prehistórica.
sica, Causa cierto desasosiego ver trata- En este libro, que constituye un mode-
84 Z E P H Y R V S

lo de método y clara exposición, saca un pobres, suponiéndose base de proyección


partido extraordinario de un tema difícil la costa francesa entre Gran Bretaña y
en el que no se le ocultan al autor las Bélgica, más por razones geográficas que
numerosas lagunas que ofrece por falta por evidencias comprobadas.
de materiales unas veces y por falta de Se subraya y creemos con razón la
precisiones sobre numerosos hallazgos persistencia de tradiciones mesolíticas
dtras, lagunas que oon todo rigor pun- maglemosienses y tardenoisüenses que
tualiza Piggott y que destacan, en par- rara vez se mezclan con la cultura de
ticular, cuando se trata de buscar la Windmill Hill en su momento puro.
filiación continental a elementos de un
Muy compleja es la gran parte del li-
determinado complejo cultural. En este
setido se nota el gran vacío causado por bro que en términos amplios, familiares
la failta de precisión y sistematización a la biblografía española, llamaríamos
de los materiales franceses. culturas megalíticas (término que no
coincide con el uso restringido y más
Por otra parte, ei desarrollo en Ingla- propio, que usan los prehistoriadores in-
terra de los estudios climáticos, permite
gleses). S. Piggott, que es uno de los que
al autor puntualizar una seriación cultu-
ral (al estilo de Clark), que suple en mejor conocen este problema, extrema
parte la existencia de una cronología más la cautela y claridad, pero así y todo
precisa. Las culturas estudiadas se des- constituyen unos capítulos sólo asequi-
arrollan dentro de las fases climáticas, bles a los prehistoriadores especializados
Atlántica y Sub Boreal. Para ello es de que se hallen familiarizados con la mo-
gran utilidad el minucioso estudio de la derna bibliografía inglesa.
vegetación y de la fauna, ccmo la distri- El problema capital estriba en agrupar
bución geográfica de los hallazgos sobre elementos muy numerosos pero que pro-
los determinados tipos de terrenos. Ello ceden casi exclusivamente de hallazgos
permite fijar a veces las relaciones entre sepulcrales y en primer término la pro-
los colonos neolíticos y los grupos resi- pia estructura de las tumbas. Con ello
duales mesoliticos. la visión que se obtiene es limitadísima,
La idea que preside el libro, es la exis- ya que sólo el análisis tipológico llevado
tencia de unas colonizaciones neolíticas a su extremo permite la formulación de
primarias, y el impacto sobre poblaciones agrupaciones cuyo valor real es siempre
residuales que a su vez reciben otros hipotético.
estímulos y crean culturas neolíticas Manteniendo la separación básica en-
secundarias. tre galerías cubiertas y sepulcros de co-
Destaca entre las primeras la de Wind- rredor, señala entre las primeras cuatro
mill Hill del Sur de Inglaterra, que re- grupos: de Severn-Cotswolú, de Clyñe-
presenta la primera colonización neolítica. Carlinaford, las galerías irlandesas bien
Esta es estudiada con todo detalle, en los conocidas, y un grupo mixto. En los se-
tres tipos principales de yacimientos cane- pulcros de corredor distingue muchos más
cidos: los causeways (probablemente ver- grupos: la cuitara del Boyne, los de las
daderas majadas, ocupadas estacional- Hébridas, el de Orkney-Cromarty del
mente, no poblados permanentes), las Norte de Escocia, el de Clava (Escocia),
el grupo de las Seti and, el del Sudeste
explotaciones de sílex en las tierras mar-
de Irlanda y Comualles, y grupos mix-
gosas convertidas en lugares de habita-
tos locales.
ción, y los long barrows, o túmulos
alargados sin cámara específica. El es- Todos estos grupos son minuciosamen-
tudio de esta cultura es completo, tanto te estudiados en cuadros de método ad-
en su propio territorio como en sus ex- mirable; pero las vacila cienes comien-
tensiones marginales hacia el NE. y el N. zan cuando se trata de Buscar la filia-
ción concreta de cada ¡uno en lo que
Constituye una cultura que debe re- juega un papel importantísimo tanto la
unirse a la gran área neolítica occiden- ruta atlántica como la continental. Es
tal de la que Camp de Chassey, Cor- realmente muy difícil, sin aplicar previa-
tailhod, Lagozza y en definitiva Michels- mente a todo el material y monumentos
Berg constituyen diversos momentos y conocidos del área continental, el mismo
grupos. Sin embargo, las precisiones son método de separación utilizado en las
B I B L I O G R A F I A 85

islas, resolver el problema. Sólo en la da cultura del vaso campan/iforme tiene


Península Ibérica tenemos bien repre- para toda ,1a prehistoria europea, pero
sentados todos los tip es de aquéllas, in- más especialmente para la española, in-
cluso las famosas plantas cruciformes teresa extraordinariamente llegar a fijar
el carácter que tuvo su expansión por
halladas en les sepulcros de Huelva úl- Europa. Toda clase de hipótesis se han
timamente y existen miles de kilómetros ofrecido, desde la suposición de unos
cuadrados del occidente sin la menor mercaderes o prospectores metalúrgicos,
exploración. La existencia en nuestras a la de una aristocracia guerrera, pa-
tierras de la totalidad de los tipos nos sando por la de suponerlos cazadores,
inclina a cierto escepticismo cuando se pastores o agricultores o simplemente
trata de apreciar la diferencia entre di- fugitivos de la Península en un período
versos estímulos, pero ello no resta mé- de hambre. Algo así como unos gitanos
rito alguno a la magnífica labor de de aquella época.
S. Piggott. El estudio metodológico de los ya nu-
merosos restos humanos acompañados
Las culturas neolítioas secundarias que- por ofrendas de la cultura del vaso cam-
dan aún envueltas en problemas difíciles. paniforme en España y en el resto1 de
En realidad se muestran como resultado Europa, es lo que podrá aclararnos al-
del impacto neolítico, destacando vigo- gún día este problema.
rosamente rasgos de tradición indígena Por esta razón recibimos con júbilo
quizás con aportaciones del área escan- esta obra, donde cton criterio antropoló-
dinava. Se estudia detenidamente la cul- gico moderno se estudian los restos hu-
tura de Peterborough, désarroi]ada pos- manos de la repetida cultura, proce-
dentes de la Alemania central y occi-
teriormente a la de Windmill Hill, con dental.
tradiciones arcaicas y una cerámica que
tiene un aire de familia con cerámicas El autor recoge datos en el grupo oc-
cidental de 18 tumbas con ajuar de la
del círculo báltico. Las restantes cultu- oudtura del vaso campaniforme y 66 en
ras residuales neolíticas se ilustran mi- el grupo oriental. En éste último hay
nuciosamente, cjnmo la de Sandhill en Ir- 27 tumbas de la época final de la cultu-
landa, que, más que indígena, como ra y del período pre-Aunjetitz, de la
quería Movirus, habrá de relacionarse se señalan 11 en la región occidental.
con la de Peterborough, la de la isla de Además, se incluyen seis tumbas de la
Man (Ronaldway), a de Rinyo-Clacton, cultura de Aimjetitz. En total, se estu-
etcétera. dian 130 restos.
El texto de lectura fácil y agradable, Tras una descripción metódica y deta-
a pesar de la alta especial ización del llada de todos ellos, indicándose tam-
tema, recomienda este magnífico libro bién la composición del ajuar que les
presentado con la pulcritud y perfección acompañaba, Gerhardt trata de fijar
los tipos raciales a que pertenecen, su-
de las prensas inglesas. Felicitamos al jetándose unas normas muy prudentes
Profesor Piggott por un esfuerzo digna- y juiciosas. Fijándose en los cráneos
mente aoronado, que desearíamos ver más fr'picos, se comprueba la existencia
aplicado a todo el complejo del neolítico del ;tipo alpino, del nórdico, del dolico-
occidental—J. MALUQUER DE MOTES. morfo grácil (mediterráneo), y el de ca-
beza alta o planooccipital. Otros cráneos
parece que deben corresponder a otros
KURT GERHARTD: Die G-lokenbecììvr- tipos mal conocidos. Estudia después los,
leute in Mittel-und Westdeutschland. al parecer mestizos, de alpinos y pla-
Ein Beitrag zur Pa ( láanthropologie Eu- nooccipitales, de nórdicos y alpinos, de
raírikas. Erwin Nagele, Stuttgart 1953, nórdicos y -planooccipitales y posible-
212 p., con 234 figs., 13 láms. y 10 ta- mente mediterráneos. Entre las otras po-
blais. sibles razas que aparecen con represen-
El historiador busca el apoyo de las tantes, están los cromagnónidos braqui-
ciencias hermanas y pocas le pueden morfos, que se comparan con los da
ayudar tanto como la Antropología. Muge o variante de cara baja de los
Pero ésta no siempre ofrece resultados planooccipitales; la raza fálica o dlalo-
claros. Sus datos son escasos y sus mé- nírdica; la atl anto-mediterránea o cro-
todos difíciles. Por esta razón, como magnidmediterránea; mediterráneo bajo.
prehistoriadores, hemos de recibir con al- Todo ello con gran detalle de conside-
bricias una obra como la que reseña- raciones.
mos. Dada la trasclendencia que la llama- Se "estudian luego los tipos de los res-
66 ZEPHYRVS

tes infantiles y jóvenes y los fragmentos, de Aunjetitz, se sigue encontrando el


así como la estatura en los diferentes tipo planooccipital.
tipos 'admitidos y según los huesos que Tendríamos, pues, para el vaso cam-
pernii ten medirla. paniforme, la probabilidad de conocer a
Por último, tiene un interés extraordi- sus difusores. Existiría un pueblo del
nario el capítulo dedicado a la estructu- vaso campaniforme con un tipo físico
ra racial de los restos pertenecientes a determinado. Tales sen las conclusiones
la época del vaso campaniforme. Para el de esta importante obra, muy bien ilus-
autor no existe un tipo racial único trada con los gráficos y tablas antro-
que pueda atribuirse al vaso campani- pológicos. Esperamos la reacción de nues-
forme. El tipo más frecuente es el lla- tros antropólogos, a quienes la reco-
mado planooccipital, al que sigue en fre- mendamos.—LUIS PERICOT.
cuencia el tipo alpino y en menor pro
porción el tipe racial nórdico. Aislada-
mente aparecen los elementos de otros DOMINGO FLETCHER VALLS: Inscrip-
tipos raciales que hemos señalado. ciones ibéricas del Museo de Prehistoria
Estudia el autor otros restos centro- de Valencia. Estudios ibéricos 2, Institu-
troeuropeos, que no modifican grande- to de Estudios ibéricos y etnología valen-
mente el esquema obtenido con los crá- ciana. Institución Alfonso el Magnáni-
neos objeto de la obra que reseñamos. mo. Diputación Provincial de Valencia,
Numerosas páginas de ésta están desti- 1953. Un volumen de 60 págs. y seis sec-
nadas a un estudio comparativo de re-
sultados para tratar de averiguar el ver- ciones de láminas en couché con repro-
dadero carácter y origen de los tipos ducciones de las inscripciones.
raciales que resultan predominantes en-
tre la gente del vaso campaniforme. Útilísima labor la de la Diputación de
Son interesantes las conclusiones. Los Valencia al publicar esta magnífica colec-
planooccipitales, predominantes, deben ción de inscripciones que avaloran su
sistematizarse y deben considerarse ar- Museo de Prehistoria. Aunque la mayo-
ménidos, sin que se pueda redhazar de- ría de estos documentos han sido ya edi-
finitivamente la posibilidad de que se tados en las monografías publicadas de
trate de descendientes de un fondo racial
originario del que derivaran también 1935 a 1949 bajo el título de La labor
arménidos y dináridos. del Servicio de Investigación Prehistóri-
Como es natural, el autor no deja, de ca y su Museo, y también en la funda-
utilizar el argumento arqueológico y las mental obra Misceláneas, de Gómez Mo-
últimas teorías, que vuelven a poner de reno (Madrid, 1949), Fletcher reproduce
moda el erigen oriental del vaso campa- con magníficos y exactos dibujos, que
niforme y de diversos elementos étnicos vienen a ser la última palabra en cues-
hispanos. Sus conclusiones parece aue tión de lectura, las inscripciones de
dan el predominio de un elemento racial
que indudablemente procede del Este. Liria publicadas con los núms. I-LXXVI.
Pero en nuestra opinión es prematura Al publicarlas de nuevo da, con la lec-
toda conclusión definitiva, y el dato que tura, que considera definitiva, las ante-
aporta el autor no resuelve el proble- riormente propuestas por Gómez Moreno,
ma, pues falta comprobar el papel que Caro Baroja, Vallejo a veces, y el que
pudo tener en España este tipo planc- esto escribe.
octiipita]. Las conclusiones que el autor
hace sobre la antropología de la España No hay que decir que habiendo podido
neolítica, tienen poco valor, pues se to- estudiar el material directamente y pu-
san en estudios deficientes. Hay que re- blicando los dibujos que pueden servir
hacer nuestra paleoantropologia y los de comprobación, hay que modificar al-
esfuerzos realizados en este sentido por gunas lecciones que iban valiendo como
la escuela de Barcelona, dirigida por el definitivas, así en la XV (69 de Gómez
profesor Alcobé, no han sido utilizados, Moreno) antorba l o n) ..en; en la XVI
sin duda por deficiencia de informa- (56 de Gómez-Moreno) duseatia. .egue-
ción, por Gerhardt.
gtar, con desaparición del emuegiar en
Este termina su estudio considerando en el que Beltrán, Zephyrus IV, p. 501
los restos patológicos y los restos de creía ver una palabra vasca; en la XXI
tumbas de la época pre-Aunjet'itz, en las (68 de Gómez-Moreno) el dibujo y la
que los tipos planooccipitales siguen lectura de Fletcher dan balcuser y no
abundando, aunque el elemento nórdi-
co es fuerte. En los restos de la época balduser; en la LXXV (52 de Gómez-
B I B L I O G R A F Í A 87

Moreno) prefiere leer bitiiba y nisuniba; original la propuesta. Con las estelas de
también h a y alguna diferencia en Benasal y de Sinarcas, ya bien conoci-
La LXXVI (119 de Gómez-Moreno). das, termina este valioso volumen de do-
Aparte estas correcciones, reconocere- cumentación ¡de primera m{ano sobre las
mos que no son numerales las ¿>S que en inscripciones ibéricas.
realidad como motive decorativo se ha- En cuanto al desciframiento, confese-
llan en las inscripciones LU y LXII. mos nos encontramos en un mal momen-
Las LXXVII a LXXXIII son pequeños to, mas por otro lado es uri saldo posi-
fragmentos que vienen a sumarse a lo tivo el haber eliminado ciertos fantas-
conocido. Sobre la inscripción del vasito mas que, como el vasco-ibérico, estor-
oe Liria Fletcher no acepta mi corrección baban para una solución del problema.
saguntico: reconozco que la n q¡ue está Esperemos, pmmero, que publicacicnea
delante del caballo va al revés, pero como la presente, más duraderas que las
también es verdad que la a está echada, meras hipótesis explicativas, nos den el
en una forma que también es única. material en condiciones para su estu-
Publica también Fletcher una nueva dio.—A. TOVAR. ,
lectura del plomo de Liria. Señalaremos
que la última palabra sobre este dif'cil F. LOPEZ CUEVILLAS. La civilización
monumento corresponde a don Manuel céltica en Gaücia. Porto y Cía. Edito-
Gómez-Moreno, que por última vez ha res. Santiago de Compostela, 1953. 520
vuelto sobre él en el Archivo de Prehis- págs. y XVI láminas.
toria Levantina IV, 1953, p. 223-29, pero
seguramente que el progreso en estos es- El gran investigador de la Prehistoria
tudios no permitirá nos olvidemos de las gallega F. L. Cuevillas, cuya labor es de
otras publicaciones anteriores del mismo todos cíonooida y admiradla, acaba de pu-
maestro, sobre las cuales recuerdo haber blicar esta recopilación sumaria de sus
hecho la comparación en Emerita XVII, estudios sobre la Edad del Hierro en el
pag. 345 s. Junto a las en total tres lec- Noroeste de la Península Hispánica, na-
turas de Gómez-Moreno habrá de tener- ciendo de esta manera más accesibles to-
se en cuenta la que ahora ofrece Fletcher. dos aqusllos Urabajos de investigación,
que publicados desde la iniciación de su
Material inédito son una pequeña ins- tarea científica, dedicó a diversos aspee-
cripción de Mogente y una nueva lectu- tros de la cultura de los castros del Nor-
ra del famoso cuanto todavía descuidado oeste.
plomo de esta localidad debida a don Pío Se abre el texto con unas páginas de-
Beltrán. Señalemos también que la cro- dicadas a Celtas y Prece! tas, en las cua-
nología de estos hallazgos sería, a juzgar les, previo centraste de opiniones de
por la cerámica que se encuentra junta, prehistoriadores, etnólogos y lingüistas,
mediados del siglo IV (Lamboglia cit. por y consideraciones sobre el periplo de
Fletcher, p. 45). Avieno, se llega a la conclusión —que
Nuevo también es un pequeño plomo el A. reitera siempre a lo largo de la
de Albaida, de escritura semejante al de obra— del predominio cultural de los
Mogente, pero de lectura mucho más di- preoeltas u Oestrimnios sobre los celtas,
fícil: parece se halla, invertida, ]a o tar- a los cuales imprimen el acento personal
tesia derivada del wau fenicio, así como la originalidad que distingue nuestra
la barra atravesada por tres palos en cultura del Hierro de las del resto de la
forma que recuerda el samech fenicio. Península. A continuación se señala el
Renunciamos a transcribir la difícil y marco geográfico, que en términos ge-
algo rara inscripción por no considerar nerales comprende el macizo galaico-du-
resuelta la lectura. riense, considerándolo según las fuentes
Inédita es también una inscripción de antiguas, inscripciones romanas, materia-
Castellnovo, donde nos atreveríamos, les arqueológicos e influjos de otras cul-
sobre el dibujo, a leer: ...ateuasabir/ turas, y estableciendo finalmente sus lí-
asortona... interpretando como r y signo mites. A los grupos políticos se dodicn el
vertical de separación los signos octavo siguiente capítulo, señalándose hasta
y noveno que al Sr. Fletcher le parecen cincuenta y una tribus de nembre cono-
dudosos. Sometemos a su juicio sobre el cido, según las fuentes antiguas, con sus
m Z E P H Y R V â

características políticas y sus diferencias nos de uso indeterminado, y también en


con las del resto de la Península, que se cuanto a su origen: diverso y en muchos
atribuyen al pueblo invadido, y recha- casos con reminiscencias evidentes del
zando la tesis de Mendes Correa y Car- Bronce. Fibulas, hebillas y alfileres se
d/ozo sobre la continuidad de la habita- filian plenamente en el Hierro, y se es-
ción de los castros en el Noroeste desde tudian someramente en otro capítulo.
el eneolítico, y creyendo inspiradas las Apenas esbozado, y es lástima, está el
fortificaciones de éstos en las que exis- tema de la cerámica, aunque se encuen-
ten en el Rhin. A este capítulo sigue otro tran algunas sugestivas observaciones
dedicado a características de los Rastros: sobre la temática decorativa. Algo más
densidad, emplazamiento, plantas, am- extenso es el capítulo que sigue, dedi-
pliaciones, magnitudes, elementos cons- cado a la escultura, en donde Cuevillas
tructivos, defensas especiales, anomalías, estudia las de verracos, las estatuas de
eneradas, agua, y se vuelve nuevamente guerreros, el coloso de Pedralva, las "te-
a insistir en la necesidad de un estudio tes coupeés", que no identifica totalmen-
comparativo con los oppida de las riberas te con las francesas.—nosotros creemos
del Rhin. que es lo misme—, y las decoraciones de
piedras (sogueados, entrelazos, trisque-
Se pasa a continuación al estudio de Íes, tetrasqueles, etc.). Hay en este ca-
las habitaciones y los poblados, tratán- pitolio unas observaciones sobre petrogli-
dose de las casas de paja y barro, de su
coexistencia con las de piedra, de ios íos que no nos parecen exactas. A la
aparejos, paramentos y enlaces de mures, religión se dedica el más extenso de les
marcos de puertas, plantas de las casas capítulos del volumen, ordenando les
y su ciasifioación, dimensiones, altura, númenes por formas culturales en 17 cla-
distribución, cubiertas, etc., y sobre el ses, y describiendo detalladamente cada
origen de la casa circular, que el autor una de ellas, casi siempre con su identi-
busca en el Mediterráneo. ficación epigráfica. Se encuentran aquí
E 1 vestido, costumbre y ctarácter, muchas posibles hipótesis de trabajo para
es objeto del siguiente capítulo, dán- futuras investigaciones, y aunque Cree-
dose aquí una interpretación muy racio- mos se equivoca al insistir nuevamente
nalista, a nuestro modo de ver, de las en "que es posible q u e las figuras
têtes coupées gallegas. La vida económi- zoemorfas llamadas de dos trazos, sean
ca se describe con da'tos inseguros, en por lo menos en parte obra de esta
los alimentos, salvo en cuanto a los mo- época", no incurre en error al afirmar
luscos y crustáceos hallados, en los con- la continuidad de los petroglifos, y no
cheros. La minería, herrería, aurivesaría por los hechos que señala, sino con se-
y cestería, y comercio exterior, tanto te- guridad por la existencia de svásticas,
rreare como marítimo, hacia el Sur o angulares (qruz gamada) y curvas, en
el Norte del Atlántico, son objeto de ati- tres de ellos. Particularmente interesan-
nadas observaciones. Las armas se estu- te es lo que dice respecto al apartado o),
dian tanto en representaciones como en referente a las prácticas con el cadá-
hallazgos, distinguiéndose espadas, puña- ver. El capítulo siguiente viene a ser
les (aquí se señalan reminiscencias del una mirada retrospectiva a los anterio-
Bronce), lanzas, hachas, cateias, escudos res. El penúltimo trata brevemente de la
y cascos; y corazas y knemidas (según cronología y el último se refiere a la
Estrabón y Diodoro). Las joyas ocupan declinación de la cultura de los castros.
el siguiente capítulo, y el segundo en Cierra el libro una amplia bibliografía,
cuanto a extensión en el volumen, des- en la que se notan algunas omisiones y
cribiéndose con todo detalle, desde los referencias incompletas, que podrán
metales, técnicas de fabricación y ador- subsanarse en futuras ediciones, que es
no, hasta la disposición y tipos de moti- de esperar se lleven a cabo, constitu-
vos, distribución geográfica, posibles es- yendo un volumen indispensable en la
cuelas, así como sus diversas clases: tor- biblioteca de cualquier estudioso de
ques, diademas, brazaletes, lúnulas, arra- nuestro pasado prehistórico.—R. SOBRI-
cadas, cellares y espirales y otros ador- NO LORENZO RUZA.
B I B L I O G R A F I A 89

A. GARCIA Y BELLIDO: La Penínsu- sadas por el autor, fruto de su profun-


la Ibérica en los comienzos de su Histo- da preparación arqueológica, cimentada
ria. Instituto Rodrigo Caro. Madrid 1953, por el manejo constante de las primiti-
6S6 págs., con 50 figs, y VIII láms. vas fuentes. , ,
En relación al contenido, podemos
He aquí un nuevo libro del director del decir que, agrupadas en 16 capítulos, i as
Instituto Rodrigo Caro y catedrático de 122 estampas que representa, abarcan
la Universidad de Madrid, doctor don todos los aspectos interesantes de nues-
Antonio García y Bellido, que se suma tra protohistoria, desde la toponimia an-
a la ya larga serie de importantes pu- tigua hasta las bodas de Viriate, a tra-
blicaC|lones, con las que ha remozado en vés de las creaciones de la mitología o
los últimos años el conocimiento de la la leyenda, las bases económicas, jurí-
etapa protohistórica y remana peninsu- dicas, estéticas, etc., del mundo hispano
lar. No se trata en este caso die una primitivo. Muchas de estas estampas se
obra monográfica más o menos amplia, entresacan de trabajos bien conocidos de
como constituye su Híspanme Graeca, especialistas, a menudo difíciles de ha-
su Escultura romana, su Dama de El- llar, lo que avalora en gran manera este
che, etc., o sus comentadas traducciones libro. Las más, o han sido remozadas y
de nuestras antiguas fuentes, sino de adaptadas al estilo nuevo de la narración
una obra de gran síntesis, presentado de o constituyen obra totalmente nueva.
un modo completamente; nuevo, en for- La introducción sobre las fuentes anti-
ma de estampas, en las que los textos guas y modernas, que precede al libro,
arqueológicos se conjugan de un modo es de gran utilidad, tanto para ios
armónico, para ofrecernos por sí mis- alumnos universitarios como para el
mos narraciones muy vivas de nuestra lector en general, que halla en esas pa-
historia antigua. , ginas muchos datos que no aparecen m
Dice su autor que no se trata de un ninguna otra publicación. Tipográfica-
manual de historia antigua y ello en mente está bien presentado, aunque pr-
parte es cierto, pero sin duda se trata de co cuidado de erratas, afortunadamente
un libro de verdadera historia, más in- no importantes. Es pobre de láminas
teresante que el tradicional cañamazo (solo VIH) y desglosadas de las estampas
cronológico, que sin embargo es im- respectivas, son en verdad innecesarias.
prescindible para su comprensión. El li- J. M. de M.
bro está dedicado a sus discípulos de
la Universidad, pero interesará, sin duda, MARTIN ALMAGRO: Las necrópolis de
a toda persona medianamente c u t a , Ampurias. Barcelona, 1953, 400 páginas,
que quizás con él pueda gozar por vez con numerosas figuras y XVIII lámi-
primera de nuestra historia antigua, he- nas f. t.
cha antipática para muchos sectores,
precisamente por esa sensación de leja- Dentro de la serie de monografías
nía, no ya en el tiempo, sino de nuestro ampuritanas publicadas por el director
espíritu, por la encaballada enumera- del Museo Arqueológico de Barcelona y
ción de datos, citas y opiniones, que des- catedrático de su Universidad, doctor don
orientan al no investigador. Sin embar- Martín Almagro, aparece con el núme-
go, este libro es estrictamente científico, ro 3 este primer tomo de las necrópolis
lo que sucede es que el lector es entra- de Ampurias^ con una riqueza de pre-
do en el meollo de los diversos aspectos sentación poco frecuente. El generoso
que se desgriben, de un modo tan sua- mecenazgo de don Julio Muñoz ha per-
ve, que ni se da cuenta muchas veces de mitido no regatear esfuerzo alguno para
que la narración, que le parece tan na- presentar del modo más completo po-
tural, es fruto de laboriosísimos años de sible el material único en España, pro-
trabajo de la investógación arqueológi- cedente de las necrópolis griegas, que
ca y que ha constituido problemas de so- constituye el primer tomo de una obra
lución difícil. de mayor envergadura (todas las necró-
La introducción de los textos antiguos polis de la ciudad de Emporicn), que
en la narración es, sin duda, un gran obtuvo en 1952 el Premio Martorell, del
acierto. A veces vemos cómo el propio Ayuntamiento de la ciudad de Barcelona.
autor ha adaptado su mismo léxico al El presente volumen contiene la des-
Uexto, que luego sigue, de modo que, sí cripción analítica de las necrópolis de
no existiera la diferencia tipográfica, di- campo: Martí, con 140 inhumaciones y
fícil sería desglosar ambos textos. Ello 32 incineraciones; Bonjoan, con 80 inhu-
constituye una prueba de que las estam- maciones y 4 incineraciones; Mateu, 6
pas narradlas han sido intensamente pen- inhumaciones y 11 incineraciones; Gra-
9U ZEPHYRVS

nada 14 inhumaciones y 1 incineración, PALLOTTINO, M. La Peinture Etrusque:


y Las Corts, con 158 incineraciones. Ello Editions Albert Skira. Genève (Suisse),
representa tan sólo parte del número 1952, 137 pâgs. más 64 láms.
total de sepulturas que contenían origi-
nariamente estas necrópolis y que fueron A. Pallottino le conocen todos los aman-
destruidas por los buscadores de teso- tes de la Antigüedad. Ha consagrado su
ros a lo largo de varias centurias. Sin
embargo, el material da una cjlara idea vida al fascinante estudio del Mundo
de las distintas etapas de utilización de Etrusco. Felicitamos a Albert Skira por
esas necrópolis. Martí, aproximadamen- encabezar su colección "Les Grands Siè-
te desde el siglo VI al III, a. J. C ; cles de la Peinture", con una historia del
Bonjoan en dos etapas, siglos VI-V y Arte Etrusco y alabamos el acierto en la
III-I, a. J. C ; Las Corts, siglos III-I, elección dèi autor. Pallottino lleva a su
a. J. C. libro las qonclusiones de muchos años de
Cada una de las tumbas, reconstruida estudio El libro está trabajado con un
según las notas y excavaciones de Gan- gran amor y admiración hacia el tema.
día o excavada en los últimos años por
M. Almagro, se describe minuciosamen- En un capítulo introductorio (págs. ;7-22),
te y s e representan sus materiales, por el autor fundamenta las razones que
pobres que sean. Ello es de una utilidad fuerzan a los editores a dedicar un volu-
extraordinaria, pues la agrupación de men al arte de este pueblo, dentro de una
las tumbas, fechadas ppr las cerámicas síntesis grandiosa de toda la pintura eu-
griegas de importación, sirve también, a ropea que intentan en diez tomos. Las
su vez, para confirmar la fecha de cier- razones son de varias clases. Unas exclu-
tos tipos de bronces (fíbulas) y a la par sivamente artísticas. La pintura Etrusca
para sentar las bases cronológicas de la
cerámica indígena. es el fenómeno más interesante y más
El ¡predominio de la inhumación sobre subjetivo de todo el arte antigup y qui-
la incineración, en una u otra necrópo- zás del arte Universal (pág. 7). En segun-
lis, depende del hecho, ya publicado do lugar, constituye el único conjunto
anteriormente por Almagro, del rito pictórico de testimonios directos que po-
ctonstante de la inhumación entre ios seemos sobre la gran pintura del Arte
colonos, mientras las incineraciones son Clásico antes de la época romana (pág. 7).
casi siempre indígenas, como correspon- Es el eje entre la griega y la romana.
de a una población que arranca de nú- Gracias a ella rastreamos la calidad de
cleos claramente hallstátticos. El análi-
sis de los ajuares nos viene a confirmar aquélla, y sin ella, no calibramos la pin-
en un hecho que hemos notadp ya en tura contemporánea de Roma y la Pom-
otros yacimientos, y es la necesidad de peyana del primer y segundo estilo
revisar la dronología normalmente acep- (pág. 22). La pintura etrusca, con jus-
tada en los últimos años para muchos tificado orgullo lo repite Pallottino, es
materiales, excesivamente baja, y cuya el primer capítulo del Arte Italiano
ausencia en tumbas indígenas de Ampu- (págs. 7 y 22). Otras razones que nos
rias, a pesar de tratarse de un dato impelen a su conocimiento son más bien
negativo, merece tenerse en considera-
ción. , de tipo histórico. Sin ella, se nos esca-
El libro constituye de hecho la pri- paría el mundo viviente y las creencias
mera aportación positiva, que permitirá de ultratumba de este pueblo, del que no
fijar las bases cronológicas de la cerá- traducimos la lengua y del que las fuen-
mica idígena, usada en el nordeste de la tes escasean (pág. 8). Sólo Egipto y
Península y en consecuencia conocer Etruria pintan tumbas antes del Impe-
con precisión la cronología de los pobla- rio Romano (pág. 9).
dos indígenas que oon Ampurias se re-
lacionaban. Esperemos que en breve tan El libro está concebido para el gran
importante elemento de trabajo se com- público dilettante en arte. Es un obra
plete con la publicación de las necró- de síntesis. Un estudio técnico, una rá-
polis romanas y ofrezca así la secuencia pida ojeada de la evolución artística de
completa, no sólo de un aspecto muy
importante de la antigua Emporion, sino siete siglos de pintura más bien, que u¡n
del desarrollo industrial de las cerámi- análisis minucioso de todos los proble-
cas, que han de servir para la sistema- mas planteados por ella. Sin embargo,
tización futura de toda la prehistoria continuamente afloran alusiones a los
del valle del Ebro.—J. M. de M. problemas artísticos, históricos, religio-
B I B L I O G R A F I A 91

sos que plantean las tumbas. Se poda en Un,o de los problemas más debatidos
la obra toda alusión o neta erudita, que por la crítica moderna es el de la nacio-
estorbe saborear rápidamente el arte de nalidad de los artistas. El autor admite
este pueblo. El libro es ante todo un es- que pintores griegos trabajasen en suelo
tudio de técnica artística, al mismo etrusco; para él, el problema estriba en
tiempo que uin esfuerzo per encuadrar definir la personalidad de estos artistas,
las diversas etapas dentro, del Arte Grie- su formación, preferencias y calidad, ba-
go, y señalar con trazos firmes la curva sándose en el estudio crítico de los mo-
de la evolución artística. En este aspec- numentos existentes. Niega rotundamen-
to es un libro mctìelo. La meta propues- te, creo que, con acierto, que la paterni-
ta la alcanza plenamente. El estilo es dad de las pinturas mejores logradas,
vigoroso y rápido. Las afirmaciones son haya que asignarlas a los griegos y las
tajantes y en seguida la pluma se des- flojas a ios etruscos. Admite la existen-
liza a otros conceptos. El autor no dis- cia de diversas escuelas que resolverían
pone de tiempo, ni espacio, para probar muchos problemas. El libro es ante todo
los distintos enunciados. Las lechas ele un estudio técnico y estilístico; en la in-
las tumbas, cerno el estudio técnico, se troducción en tres páginas, 18-20, presen-
apoya en la cerámica griega, a la que ta la técnica de estos artistas. El libro
todo el mundo se vincula. En una pági- tiene una ventaja inmensa sobre los an-
na de bibliografía orienta a¡l curioso lec- teriores que investigan idéntico asunto;
tor sobre puntos concretos que quisiera presenta 64 láminas soberbias a todo co-
ampliar. lor que valen por las más subjetivas ex-
Ya en la introducción, con cuatro bro- piraciones. El método seguido es pare-
chazos rápidos, encaja la pintura etnisca cido al desarrollado por Ducati en su
dentro de la griega y señala sus rasgos Arte Clásico, presenta de cada tumba
peculiares. Los griegos pintan en edifi-
bien un friso completo, bien una escena
cios públicos y civiles; los etruscos, ade-
aislada, o un personaje y sobre él reali-
más, la tumbas (pág. 11). El Arte Etrus-
za el estudio técnico y estilístico. Se de-
co es un arte profundamente religioso.
En la introducción (págs. 13-18), esque- tiene principalmente en el análisis de los
matiza las influencias exteriores que en diversos colores.
!a obra señalará concrete, mente: Este Ei libro se divide en cuatro grandes
punto es el fuerte del catedrático de Ro- capítulos. A cada uno de los cuales prece-
ma y delata la seriedad y profundidad de un breve esquema. Todas Das tumbas
de sus estudios. El s. VII y comienzos se estudian con un patrón parecido: im-
del VI es oriental izante. Es curioso (pá- portancia, fecha, lugar que ocupa en la
gina 13), que según Pallottino, este evolución artística, influencia griega.
orientalismo no es de transmisión directa, Siempre ofrece una descripción de la
sino que se presenta filtrado por Creta, tumba para fijarse en un trozo concreto.
Rodas y Corinto. En la primera mitad Las páginas se encuentran continuamen-
del VI, las aportaciones Jónico-asiáticas te salpicadas de alusiones a los proble-
se mezclan y superponen a la influencia mas religiosos, técnicos e históricos que
derida (Corinto). Etrurla se relaciona las pinturas plantean. Pallottino revisa
con Sicilia e Italia Meridional. En el si- las tumbas más significativas (18). El
glo VI, el mundo etrusco .ocupa el primer primer capítulo comprende el estudio de
plano en la producción artística medite- 8 tumbas. En la síntesis introductoria
rránea. En el V, por motivos económicos, perfila las ideas lanzadas escuetamente en
la calidad disminuye. A partir de esta la introducción ' general. Para el profe-
fecha, los artistas italianos asimilan los sor de Roma, el Orientalismo provendría
adelantos pictóricos de la Grecia Clásica, de Siria, Chipre y del Mar Egeo y se
sin embargo, no cae en lo profundo del extendería en Etruria por la importación
Arte Helenístico. Este es el período de joyas de oro, plata y marfil, vasos
en que los pintores se vuelven al re- pintados (Rodas y Corinto) y probable-
trato. Los cuatro siglos anteriores al mente tapices, esta hipótesis es aplicable
cambio de Era son un gigantesco cocktail a España. -En esta época, siglo VI, Etru-
de corrientes "diversas. ria nos confirma en la tesis de que el
èi ZEPHYR V S

Mediterráneo Oriental exportaba en gran principales villas etruscas con pinturas;


escala objetos hacia el Oeste. Otra hipó- una tabla cronológica, que constituye
tesis, creo que con gran acierto lanzadia, una sinopsis del libro, una nota sobre la
aplicable igualmente a nuestra querida nomenclatura de las tumbas, una pági-
patria, es que tedas estas oorri tintes na de bibliografia; un índqe de monu-
(Eolias, jónico-asiáticas y egeas) no tan- mentos según los lugares y museos; ín-
to se deben a un comercio cuanto a na- dice de nombres y materias y otro de
vegantes, colonos y refugiados greco- reproducciones. ,
orientales afincados en testas tierras, que El propósito creo está logrado, una vi-
se pliegan a las exigencias del mundo ar- sión rápida del parentesco y evolución
tístico de su nueva patria. Los numere- del arte etrusco. Es un estudio artístico
sos vasos pintados de estilo greco orien- y técnico. No busca una profundidad
tal de Caere probablemente son ejecuta- exhaustiva del tema. Un aperitivo para
dos por artistas emigrados de Jonia. Ce- profundiazar los otros en el fascinante
rno las placas de tierra cocha presen- mundo etrusco. — J. M. BLAZQUEZ
tan idéntiaos caracteres, es imposible MARTINEZ.
deslindar lo jónico puro de lo etrusco.
En el II capítulo, s. V, estudia técni- A. MAIURI: La peinture Romaine.
oamente otras seis tumbas: Biges, Mo- 153 págs., 84 láms. Editions d'art Albert
nos, de los leopardos, del Triclinium, Sikira. Genève (Suisse), 1953.
del lecho fúnebre, y Francesca Giustinia-
ni. Pallottino continúa buscando paráis- El libro es el segundo volumen de la
tos con la cerámica griega. En esta par- colección Les grands siècles de la Pein-
te (pág. 74) obtiene el autor una de sua ture, dirigida por A. Skira. Es gemelo
páginas poéticas más maduras al descri- del primer tomo: La Peinture Etrusque,
bir el ambiente del músico entre pájaros. de Pallotino. La concepción y desarrollo
El autor intenta seducirse y transmitir del tema son idénticos. Maiuri es uno de
a los lectores la misma inspiración que los mejores especialistas en pintura ro-
movía el pincel del artista. mana. Su monumental obra en dos to-
mos La villa dei misteri, Roma, 1947, es
La tercera parte analiza el sarcófago un libro insustituible; el autor, a sus
de las Amazonas y las tumbas Golini y conocimientos sobre el tema, une el ser
Orco. El problema más difícil con que el excavador de Her cui ano. En su obra
se enfrenta es discernir la naaionalidiad se reproducen láminas de reciente apa-
de los artistas; en último caso, prueba rición.
la asimilación del ambiente etrusco poi'
los artistas griegos. En esta parte logra Participa de todos los defectos de los
(pág. 100) otra de suis mejores páginas al libros de vulgarización. Los editores, sin
analizar técnicamente la cabeza de Velia. duda, más que un tomo de consulta, pre-
La última etapa comienza como ia>. tenden ofrecer al gran público una obra
anteriores, con una intrdiuccian breve, magni fica por la presentación de las lá-
acentúa el marcado carácter religioso de minas. Estas en La villa dei misteri eran
esta época. Estos siglos son de pleno do- soberbias, pero no estaban en colores.
minio del retrato. Recurre para explicar El libro de la colección Skira lo que
la fisonomía quejumbrosa de los perso- pierde en profundidad lo gana el lector
najes (pág. 109) al carácter de ultratum- al contemplar las magníficas reproduc-
ba de estas pinturas. Analiza cuatro tum- ciones en las. tonalidad es originales. Bas-
bas: La de los Escudos, del Orco, Fran- ta hojear el libro, se obtiene una visión
cois y Typhón. Continúa Pallottino es- relativamente exacta de la pintura ro-
forzándse en señalar la proyección del mana. Unas láminas de esta calidad son
mundo griego sobre el etrusco y la asi- el único sustitutivo de la visión directa,
milación por parte de és'a del mundo ellas equilibran la flojedad del texto.
mitológico de aquél, y señala el paren- Maiuri siente las limitaciones impues-
tesco con la naciente pintura romana. tas a recibir su trabajo. El fin propuesto
El libro está soberbiamente presentado lo señala tajantemente al escribir en el
y hasta en detalles secundarios es per- prólogo: "Ce livre se propose de donner
fecto. Acompaña al texto un mapa de las au lecteur une vue d'ensemble succinate
B I B L I O G R A F I A 93

mais aussi rationnelle et complète que latan la profundidad en los conocimien-


possible de la peinture antique en Italie, tos del autor.
des origines j u s q u ' a u x dernières mani- Comienza con una introducción, que es
festations avant 1'eruption du Vésuve en una ojeada generali a la pintura romana.
79 après J. C , exception faite de la pein- Con gran acierto, señala la profunda in-
ture étrusque..."; todo el libro se ajusta fluencia que en toda la pintura romana
perfectamente a este propósito. Es una tiene el arte helenísico. Ya en el prólogo
vision ràpida de la pintura romana. No indica este fenómeno, que confirma ple-
se plantean problemas. El estudio artísti- namente en el texto.
co, por necesidad, se resiente de super- El problema más endiablado y capital
ficialidad excesiva; los temas sólo se de toda la nintura romana, es señalar: el
esbozan. El librò es un cuadro impresio- autor se esfuerza continuamente en ello,
nista. Unas pinceladas sin rematar per- y este esfuerzo es el principal mérito
filan, muy someramente, el magnífico del libro, el arte pictórico helenista em-
panorama de la pintura romana. papando la pintura romana.
Este deferito es achacable. no al sabio El arte romano se encontraba en manos
italiano que trabaja su obra con toda se- de artistas griegos, sin negar que este
riedad; en todas las páginas aparece un contacto de las ciudades romanas con ios
e-fuerzo titánico por encuadrar del modo pintores helénicos, despertase en ellos
más perfecto posible el arte romano den- aficiones artísticas. El autor indica acer-
tro del estrecho marco disponible. Den- tadamente el sello romano que siempre
tro de las escasas posibilidades, se pre- presentan las obras ejecutadas por grie-
senta bien rematado y constituye un. gos, y cierra el libro con asuntos de tí-
ejemplo a imitar por Jos eruditos que se pica ejecución romana..
encuentran en parecida situación. Se divide en seis grandes capítulos:
Pintura pre-romana en Campania y Ro-
Maiuri sigue en el desarrollo una direc- mia. La pintura oficial en Roma. La Pin-
ción opuesta al prof. Pallottino. La si- tura mural en Campania. Los cuadros
tuación de ambos investigadores es dis- con representaciones. La Naturaleza, en
tinta. Pallottino se encuentra con una la pintura de Pompeya. La vida y cos-
pintura que evoluciona a lo largo de seis tumbres en la pintura popular.
siglos, sin contar con unos centros que
artísticamente eclipsen a los restantes; Sobre las láminas ejecuta el estudio.
Maiuri con tres localidades de primer Maiuri se fija poco en los colores. Exa-
orden, y concentra la fuerza dol estudio mina la situación del cuadro y general-
en ellas. No es un análisis de toda la mente pasa a un análisis artístico, en el
pintura remana, sino más bien de estas que se detiene brevemente señalando la
tres ciudades (Pompeya, Herculano, sta- corriente a que pertenece. El autor
bfes). Esta elección constituye uno de asienta que es dificilísimo distinguir loa
los grandes aciertes. artistas y las escuelas, sí las grandes co-
rrientes. Continuamente descubre el pa-
El libro no es completo: falta la pintu- rentesco con ©1 mundo griego. En esta
ra cristiana y toda la romana posterior época ya no existían vasos; como la pin-
al 79. Se ofrece la quintaesenqia del arte tura desgraciadamente se perdió, hay
pictórico romano. La pintura cristiana es que barruntar a través de las fuentes
sumamente importante. Todo el que la lo qué sería. Eu autor realiza un titánico
silencia, por fuerza, su conocimiento de esfuerzo. Con cierta frecuencia compara
este arte será manco. Aquí se presenta determinadas piezas con tendencias o
exclusivamente la parte más granada y artistas contemporáneos: el hecho acer-
llamativa, que es la que realmente inte- ca a nosotros la pintura romana. Las
resa al gran público. Maiuri elige las páginas están salpicadas de alusiones po-
84 láminas mejor logradas y significati- éticas que expliclan las pinturas; fechas
vas. La elección arasa el fino gusto ar- sobre su descubrimiento; referencias a las
tístico del investigador, que se pasea por fuentes escritas; a comparaciones con
la materia, con pleno dominio de ella. otras, señalando siempre el medio-ambien-
Continuamente afloran alusiones que de- te, que frecuentemente aclara las co-
M ZEPHYRVS

rrientes artísticas y la preferencia por En cada punto que trata, la primera


los temas, siempre recalca el carácter ne- y segunda página son un vistazo al tema
tamente romano que se cuela de rondón de conjunto para colocar al lector en el
en las corrientes típicamente griegas. El vendadero punto de vista.
enfrentarse con este problema e intentar Estos tres últimos capítulos se leen con
resolverlo someramente avalora el libro gusto. Las láminas se seleccionan con
y acusa la alta calidad del sabio italiano. acierto y presenta las más significativas
En el primer capítulo estudia el friso y de calidad art'stica mejor lograda. El
de Ruvo y las tumbas de Paestum y Cu- análisis estilístico es sumamente ligero.
mas. Acentúa que el arte de Campania Frecuentemente se citan pinturas no re-
está estimulado por los griegos; los frisos presentadas.
de Ruvo por los vasos áticos de pinturas El esfuerzo de Skira es laudable en
rojas e indica la diferencia con Etruria grado sumo. No conocíamos libros de
y la expresión libre y personal de esta arte antiguo tan maravillosamente pre-
pintura. sentados. Ofrece bastantes reproduccio-
En el segundo capítulo presenta la Casa nes que ocupan toda la página.
de Livia, Farnesina, las bodas Aldobran- Al t3Xto acompañan dos páginas de
dinas y Paisajes de la Odisea. En estos bibliografía.—J. M. BLAZQUEZ.
años hacen su plena aparición los artis-
tas griegos. Dos corrientes, neoclásica y E. GOSE: Gefasstypen der ròmisdhen
romana que se entremezclan y completan Keramik im Rlieinland. Rheinisches
El autor señala sitmpre el fuerte carác- Landesmuaeum Bonn, beiheft 1 der
ter romano de las obras. Bonner Jahrbücher, Verlag Butzon und
El tercer capítulo comienza con un Bercker-Kevelaer, Rlieinland, 1950, 47 pá-
análisis de los cuatro estilos pompeya- ginas y LXI láms.
nos; son,dos capítulos muy apretados dp El retraso con que se verifica la di-
contenido ; el estudio es profundo, dentro fusión de la biblografía científica ex-
de los límites posibles y resulta un tan- tranjera nos ha impedido dar a conocer
to pesado y de lectura lenta. anteriormente esta interesante aporta-
A continuación examina la Villa de los ción del museo de Bonn al conocimiento
Misterios de Boscoreale, la Basílica de de la cerámica romana, aportación tanto
Herculano, y el mosaico de Alejandro más notable cuanto que son muchos los
Tal vez, en la Villa de los Misterios v museos e instituciones que no cuentan
en el Mosaico de la Batalla de Alejandro ein sus bibliotecas con la totalidad de la
logre dps de sus mejores estudios. bibliografía referente a las excavaciones,
De las ochenta y cuatro láminas, se- de los castros renanos y sois resultados,
senta y dos se toman de Pompeya; la ésta es, sin duda, una de las caracterís-
Villa de los Misterios da once ; de Hercu- ticas más dignas de mención de esta obra
lano se eligen siete; tres del Vaticano: de Gose, recoger en una publicación
una de Boscoreale; una de Cumas; tres moderna y de aduerdo con la nomencla-
de Paestum; dos de Roma: una de Ruvo; tura científica generalmente adoptada,
Stábies ofrece cuatro. ia totalidad de los perfiles de los vasos
romanos hallados en Renania y comple-
Los restantes capítulos se ordenan por tando este corpus con un breve texto,
materias, cuadros con asuntos teatrales, casi un índice, señalando la procedencia,
retratos, paisajes, jardines y animales, la cronología y, en el caso de la terra
eftcétera. Esta disposición es acertada, ya sigillata, la nomenclatura tipológica, in-
que es la única forma de encuadrar los dicando asimismo la bibliografía "de pri-
temas. Para el gran público, es más tfà- mera mano" sobre ía estación, o esta-
ra la selección por temas que por estilos. ciones, donde ha aparecido aquel tipo
El estudio continúa, en ol mismo taño: de vaso. En cuanto al álbum gráfico, y
alusiones al parentesco entre una y ofra en consecuencia, la estructura del texto,
pintura; estudio estilístico; comparación el autor ha agrupado las cerámicas por
don modernos; con griegos; alusiones a especies, tipos o finalidades, prescindien-
problemas planteados y esbozo de so- do de realizar una seriación cronológi-
lución. ca, siempre algo difícil de realizar con
B I B L I O G R A F I A 95

exactitud y sin confusionismos cuando se los símbolos creados dentro del paganis-
trata de cerámicas por especies, a este mo. Un pequeño cambio basta para cris-
respeto la publicación de las cerámicas tianizar lo que de lejos se nos muestra
comunes, ya sean locales o de importa- separado por inconciíiable enemistad:
ción, es muy interesante y creemos era así cuando los rayos del Sol Invictius se
de gran necesidad, señalemos asimismo ordenan para formar la cruz en el auri-
que, en general, muchos de los perfiles ga del hipogeo de los Julios. Encontrar
correspondientes a vasos comunes, espe- en estas adaptaciones paganas la expli-
cialmente por lo que se refiere a la pri- cación de más de un texto de la liturgia
mera mitad del siglo I, corresponden al es lo que da a la sabia monografía
ambiente cultural del Mediterráneo Oc- tílel Sr. Rector O. Perler un valor pro-
cidental, con el cual mantenía el limes fundamente histórico.—A. TOVAR.
renano importantes relaciones económi-
cas, y son por ello muy interesantes en PH. CORDER: The Roman Town and
lo que a España, y no digamos en Fran- Villa at Great Casterton, Rutland,
cia, se refiere.—A. BALIL. University of Nottingham, Nottingham,
1951, 42 págs. 10 figs., 2 láms.
OTHMAR PERLER: Die Mosaiken der
Juliergiufc im Vatikan. Rektoratsrede La aportación de la Universidad de
zur feierlichen Eroffnung des Studien- Nottingham, pese a no tener este centro
docente la prosapia humanística de Ox-
jahres am 15. November, 1952. Univer-
ford o Cambridge, a la arqueología ro-
sitâfsverlag, Freiburg in der Schweiz,
manobritánica es muy notable y, sin du-
1953. 75 paginas y dece láminas. da lo será más aún, pues no debe olvi-
Este discurso rectoral está dedicado a darse que en este centro bía desempeña-
la interpretación de los mosaicos del hi- do durante largos años la cátedra de
pogeo de los Julios, investigado en las historia de ,1a Britania romana un inves-
excavaciones famosas realizadas debajo tigador de la talla de Oswald, asimismo
del Vaticano y situado a poca distancia este centro cuida escrupulosamente de
de la turaba de San Pedro. La importan- la preparación técnica de sus alumnos,
cia de este monumento deriva de su reaMzando cursos de verano eminente-
antigüedad, que sitúa a las representa- mente prácticos, en los que los propios
ciones de los mosaicos como miuertra pri- estudiantes excavan estaciones romanas,
merísima de la iconografía cristiana. estudian los materiales y discuten la
Tan poco formada todav'a aparece esta- cronología bajo la inspección del direc-
que la labor del Prof. Perler consiste tor del curso. El libro que reseñamos es
precisamente on interpretar como cris- fruto del segundo curso de esta escuela
tianas alegorías que no lo son a. primera veraniega de arqueología romanobritáni-
vista. Es la representación de Joñas la ca: el director del curso, Philip Corder,
que da en primer lugar seguridad de sólo figura en él como director y coordi-
que nos hallamos ante un momento cris- nador de la publicación, pero cada par-
tiano. Restos de un Buen Pastor lo don- te tiene su autor responsable; se trata.
firman. Pero es en ía interpretación del pues, de una auténtica labor de equipo,
pescador que echa su red y en la del tanto más meritoria si se tiene en cuen-
Cristo en figura srlar, conducido en ca- ta la pequenez material de esta obra, en
rro de dos caballos (auizá eran más, la que no falta el informe pericial de
pero el mosaico está destruido en esa destacados espedialistas. La técnica de
parte), donde el autor, con maravillosa excavación es, desdo luego, magnífica,
erudición, consigue interpretar estos tal y como nos tienen acostumbrados los
sfmbolo?. Textos de la escritura y de los arqueólogos ingleses; destaca especia1-
Padres, y monumentos cristlianos y pa- mente el estudio estratigráfico de un cor-
ganos, sirven para asegurar la interpre- te de la muralla, oonstruda con tierra
tación y expUcar históricamente los mo- y cascote, como es frecuente en las forti-
saicos. El resultado es algo más que una ficaciones romanas de Bri'ania. lo mi-
simple explicación: es un cuadro comple- nucioso de esta estratigrafía con sus ni-
to de la utilización por los cristianos de veles irregulares y sinuosos nos recuerda
dignamente el magnífico aorte estrati-
9Ç Z E P H Y R V S

gráfico de la Comandant House en Mar- gas en Alba Fucens (1949-50) habían sido
gidunum que publicara Oswald. Los publicados grosso-modo por De Visscher,
elementos cerámicos de estos niveles pe- el reciente trabajo de Mertens que r e
se a io escasos, han sido rigurosamente censionamos, tiene por objeto dar a co-
estudiados, y de ellos han deducido los nocer los interesantes resultados obteni-
autores, pues en este caso es más propio dos en lo que se refiere a la topogralla
hablar de autores, interesantes datos por de la ciudad y su evolución, especial-
lo que al nivel cultural y económico de mente en su centro urbano. Alba Fucens
la población se refiere. Muy digno de fundóse en 303 a. d. J. C , perdurando
mención es el estudio de la villa, exca- hasta la Baja Edad Media, por lo que
vada en un área muy reducida pero con sus excjavaoiones ofrecen un gran inte-
minuciosidad tal que ha sido posible, es- rés, en especial el estudio de sus estra-
tudiando conjuntamente las estructuras tos para la solución de los problemas
y superposiciones de las construcciones que plantean las cerámicas republicanas
en relación con los hallazgos cerámicos y del Imperio.
estudio que por su minuciosidad contras- Principal interés presenta el miercíade
ta fuertemente con el método consuetu- público, situado al sur de la basílica.
dinario de publicar una villa limitándose Bajo ios restos del mercado existen ocho
exclusivamente al estudio arquitectónico cámaras subterráneas, dispuestas en dos
y de los materiales musivos, cuando los series paralelas, separadas entre SÍ poi
hay, y olvidando totalmente la publica- muros, desgraciadamente muy destruidos,
ción de los materiales cerámicos, que sin que sea posible saber si esta separa-
ciertamente son, en la generalidad de los ción era total y completa. La techumbre
casos, pobres o más bien míseros, pero de estas cámaras, bóveda de medio ca-
de los que pueden deducirse importantes ñón, está agujereada en cuatro de ellas.
consecuencias; añadamos empero que en estos agujeros fueron obturados por
este - caso la minuciosidad no se ha li- construcciones posteriores, cubriéndolas
mitado a la cerámica, puesto que tan ri- directamente el pavimento, de grandes
guroso método ha sido aplicado a les losas, del mercado más antiguo. El estu-
hallazgos monetarios, a los hierros, que dio estratigráfico de una de estas cama-
han sido analizados tanto desde el punto ras ofreció, aparte numerosos huesos a?
de Vista químico como del metalúrgico, bóviüos y otros animales, un estrato, ba-
e incluso al único hallazgo die cierto in- jo los escombros de la bóveda, en el que
terés artístico, una plaquita de hueso de abundaba la terra sigillata y fragmentos
aplique, estudiado por J. M. C. Toyn- de ánfora, un vaso de terra sigillata,
bee: asimismo el único hallazgo vitreo Dragentìori 29, de La Graufesenque y
ha sido estudiado, estilística, cronológi- correspondiente a los reinados de Clau-
ca y técnicamente por D. B. Harden. dio-Nerón.
Deseemos, pues, vivamente la conti- Junto a la basílica se conservan cua-
nuación de estos cursos de la Escuela de tro tabernae que constituyen el lado NW,
Verano de Arqueología romanobritánica único conservado, del mercado antiguo,
y que sus miembros persistan en su es- paralela a estas tiendas una callejuela
píritu cooperativo sacrificando sus per- comunicaba el mercado con las dos
sonalismos al dejar de figurar como úni- grandes vías próximas. Una estratigra-
cos autores del trabajo, para realizar, fía realizada en una de las tiendas indi-
con riguroso espíritu científico, esta la- cadas permitió comprobar que este mer-
bor de equipo que culmina, como pue- cado fué destruido por un incendio hacia
de verse, en una señalada aportación al la mitad del siglo I d. d. j . c . Este incen-
progreso de la arqueología.—A. BALIL. dio motivó que después de algunas res-
tauraciones provisionales se construyera
J. MERTENS: L'urbanizzazione del cen un nueve mercado, éste de planta circu-
tro di Alba Fucense. Atti della Accade- lar, para lo cual se procedió a elevar el
mia Nazionale dei Lincei, anno CCCL, piso en 90 cm., aproximadamente, terra-
plenándolo. El estudio de los materiales
1953, Memorie, Serie VJII, volume V,
de relleno, que se usaron también para
fascicolo 4, págs. 171-94, 23 figs.
rellenar las galerías subterráneas, indica
Log resultados de lag excavaciones bei- que este trabajo es posterior al reinado de
B I B L I O G R A F I A 97

Domiciano y íechable a mediados del si- por un peristilo cerradio, y éste, a su


glo II d. d. J. C. Por lo que a la cons- vez, por el períbolos del mismo. El
trucción del meroado de planta cuadra- fanum fué construido sobre un podio que
da y las galerías se refiere, construccio- es la única parte que se conserva del
nes que indican el primer período de fanum y de la que pueden deducirse su
gran actividad urbanística y urbcniza- disposición: pronaos y ceZZa rectangula-
dora en Alba Fueens, los hallazgos mo- res, un conjunto posiblemente períptero
netarios y la cerámica tienden a señalar y frente próstila, tetrástila. La conserva-
este período de actividad en la edad si- ción de los muros del podio es buena
lana, fines del siglo II a. d. J. C. —pri- bajo las escaleras de acceso, extremo
mera mitad del I a. d. J. C. Las compa- Sur, se conservan dos cisternas. El pe-
raciones con las ccnstrucdlones bien da- ristilo está sobreelevado con respecto al
tadas, como el templo de la Fortuna en nivel del suelo, realizándose el acceso
Praeneste, confirma estos resultado?. mediante gradas, y delimita un ambula-
Este trabajo de Mertens constituye un torio. La escalinata que, por el muro del
modelo de método arqueológico tanto en períbolos, constituye el acceso principal
lo que a trabajo de campo se refiere co- al templo se halla cerrada por un muro
mo a publicación; el autor demuestra tardorromano.
sentir una despreocupación cronológica
que le permite enfocar su trabajo como En el ala E. del períbolos fueron des-
una aportación histórica. Señalemos final- cubiertos varios sacelli, un altar en .el
mente que el autor ha utilizado para el ángulo S. W. y cuya construcción, en su
estudio de las cerámicas la bibliografía estado actual, pertenece a dos épocas.
fundamental (Oswald, Lamboglia, Loesch- Junto a este altar hay algunos Bothroi (?)
cke, etc.) asá como para las monedas. y dos tinas rectangulares.
Es de desear que este trabajo, que mani- Entre el material hallado destacan al-
fiesta sobradamente la rigurosidad cien- gunos fragmentos epigráficos, entre ellos
tífica con que se han realizado las exca-
el de la inscripción dedicatoria del tem-
vaciones belgas en Alba Fueens, consti-
tuya un estímulo en los medios arqueoló- plo, fechada entre el 76 y el 79 d, d. J. C ,
gicos romanos tan impregnados de este- reinando Vespasiano. Algunas piezas es-
ticismo.—A. BALIL. cultóricas, entre ellas una estatua de
Isis, mutilada., en mármol de Paros; una
cabeza, inqompleta, de Harpócrates, et-
GENNARO PESCE: Il Tempio d'Iside in cétera. La ceramica es descrita a prisa
Sabratha. Monografie di Archeologia Li- y casi con disgusto: cinco fragmentos, de
bica IV, U Erma. Roma, 1953. 78 págs. terra sigillata, cuyas formas no se des-
XII lám-s. y 37 figs. criben, y muy sumariamente la decora-
Esta reciente monografía de Pesce es- ción, sólo se ilustra un fragmento que
tá destinada al estudio arquitectónico y parece corresponder a las especies tar-
artístico del Iseo de Sabratha, cuya ex- días decoradas con relieves aplicados y
cavación inició Guidi en 1934 y continuó sin barnizar, comparables al gran misso-
Caputo hasta 1940. Desde 1943 hasta la rium del M. A. N. o el de Tamuda, tam-
primavera de 1944, época en que el au- poco se ilustran las lucernas, que sólo
tor dirigió las actividades arqueológicas se describen sumariamente, y en cuanto
en Libia durante la ocupación militar a su tipología el autor se limita a indi-
británica, centró sus actividades en este car si tienen uno o dos mecheros. Con
templo continuando los trabajos durante mayor cuidado se describen los hallaz-
el bienio 1946-47 con autorización del gos numismáticos, en su mayoría peque-
Department of Antiquities de la British ños bronces constantinianos.
Military Administration for Tripolitania. Cronológicamente el primer Iseo debió
Este templo se halla situado en el ex- ser augusteó o algo más moderno, pero
tremo N. E. de la ciudad, junto al mar, no posterior' a Caligula, posiblemente
los embates del cual han destruido bue- contemporáneo del primero de Pompeya.
na parte del sector E. W. El santuario El segundo se fecha por la inscripción
se compone de un fanum. central rodeado dedicatoria, muy mutilada, siendo aban.?
98 Z E P H Y R V S

donado, quizás destruido, por los cristia- della Università di Pavia V. Fratelli
nos en el siglo IV. Bocca Editore. Milano-Roma, 1953.
En resumen, y esto parece ser una ca- En estos últimos años hemos podido
racterística general de la colección cita- comprobar un notable incremento de la
da, la presente obra es un estudio arqui- bibliografía dedicada al estudio del ejér-
tectónico y artístico de las ruinas del Iseo cito romano superando los resultados de
de Sabratha; inútilmente se buscará en Harster, Momsen, Ríitterling, Seeck,
ella alguna referencia a las condiciones Baer, Cuntz, etc. Nos referimos princi-
económicas de la ciudad, ninguna pre- palmente a los recientes trabajos de
ocupación de tipo histórico o social, el Birley, Durry, Passerini, Pagnoni, Kraft,
material, aparte del epigráfico y el es- Vittinghoff, Wdckert, Gigli, Afôldi (hi-
cultórico, ha sido publicado con desgana jo), Betz, Van Berchem, Wagner y Nes-
y no parece, a excepción de las monedas, selhauf. A esta copiosa serie de publica-
que el autor haya creído pudiera obte- ciones debe añadirse los numerosos estu-
nerse de aquél ninguna aportación para dios sobre fortificaciones, especialmente
el establecimiento de la cronología, tan de los limes, que han culminado en el
dudosa por otra parte, parece asimismo reciente congreso de Durham.
que el autor ignore, o quiera ignorar,
El presente libro de Forni es una apor-
los resultados obtenidos por tantos in-
tación fundamental sobre el tema del
vestigadores en el estudio de la terra
reclutamiento, sólo estudiado sistemáti-
sigillata o las lucernas. El curioso muro camente por Mommsen, los materiales
tardorromano que cierra el acceso al reunidos son copiosísimos, y a este propó-
templo no ha merecido otra preocupa- sito merece destacarse la utilización de
ción que señalar lo interesante de su de- la bibliografía epigráfica hispana, cesa
molición con el fin de obtener materia- que no acostumbra a ser muy frecuente.
les 'epigráficos.
Tras señalar en una breve introduc-
En resumen, la presente obra de Pes- ción las conclusiones fundamentales de
che cuadra con las manifestaciones aun Mommsen (derecho de leva, diferencias
recientes de Caputo (cfr. Giacomo Ca- del reclutamiento en la zona Oriental y
puto: Pentacoli Cirenaica, Orientamenti Occidental del Imperio, la exclusión de
nell explorazione di Tolemaida, La Pa- fos ciudadanos itálicos ordenada por
rola del Passato, Vili, 1953, ps. 48-52), Vespasiano y la "provinCializaclión bajo
quien cifraba el interés arqueológico de Adriano" y su universal aceptación, se-
Tolemaida, explicando así el motivo de ñalando la oposición de Seeck y las mo-
sus campañas, en la interesante evolu- dificaciones de Baer, indicando el predo-
ción del arte helenístico en aquel terri- minio ilírico en el siglo III, pasa Forni
torio. Es de lamentar que posiblemente al estudio del derecho de leva o recluta-
los únicos resultados que puedan espe- miento, demostrando que era plenamen-
rarse de la publicación de las grandes te imperial no sólo en las provincias im-
campañas italianas de excavación en Tri- periales, sino también en las senatoria-
poli tania, inéditas en su mayoría, y no les. El hecho de que el número de las le-
siempre controladas por el propio di- giones no aumentara de acuerdo con las
rector, sean varios volúmenes sin otra necesidades de un modo progresivo, no
finalidad que la publicación de algunos díebe atribuirse a la repugnancia del em-
monumentos de interés artístico. Espe- perador a someterse a una decisión se-
remos que los directores del Department natorial, sino a la falta de medios del
of Antiquities del Reino de Libia, sigan erario imperial.
otra orientación en sus planes y nos
aclaren tantos aspectos y problemas no La extensión del imperio motivó la
atendidos por los investigadores italia- aparición de reclutadores, de orden se-
nos.—A. BALIL ILLANA. natorial para las provincias senatoriales,
de orden ecuestre para las imperiales.
Cada región itálica y ciada provincia
G. FORNI: Il reclutamento delle legio- constituían un distrito de reclutamiento.
ni da Augusto a Diocleziano. Pubblica- No pocas veces esa funoión la ejercerían
zioni della Facoltà di Filosofia e Lettere centuriones o simples legionarios, Para
B I B L I O G R A F I A 99

el ingreso, aparte el ser ciudadano, con- en 3.000 denarios, bastaba a asegurar


dición que podía obtenerse al solicitar el cierto bienestar o sólo servía para evitar
ingreso, se revisaban los antecedentes que los antiguos soldados murieran de
penales y se exigían condiciones físicas inanición. Añadamos que el erario mili-
muy superiores a las exigidas en los tar no bastaba a cubrir estos gastos,
ejércitos modernos (una talla de 1,77 m. por lo que la creación del cuerpo de los
a 1,71, bajo Tiberio; 1,64 m. en el códi- vexilian motivó que se hallaran en ser-
go Teodosiano), en cuanto a la edad, pa- vicio activo soldados con 30 y 40 años de
uece ser que la preferente era de los servicio. Son muy abundantes las refe-
18 a los 23 años, aunque no faltan refe- rencias de soldados licenciados con 25
rencias de legionarios ingresados a los años de servicio. La sustitución de los
13 e incluso a los 35, cual sucediera en proemiate militiae por los repartos de
las levas obligatorias ordenadas bajo tierras, no pocas veces improductivas,
Augusto a raíz del desasiré de Varo. motivó no pocas protestas de los salda-
Jurídicamente, el servicio militar fué dos a quienes quería asentarse en terri-
siempre obligatorio. Causas sociales, bien torios alejados de su patria o del lugar
estudiadas por Riostovzeff, y económi- en que habían servido. Bajo Adriano,
cas, imposibilidad de mantener y equi- sin duda ante el aumento del valor de
par tan numeroso ejército, privación de la tierra, se interrumpió definitivamente
brazos a la agricultura y la industria, la creación de colonias militares. Pocos
obligaban a recurrir al reclutamiento fueron los veteranos que regresaban a su
voluntario, un reducido contingente, patria, permaneciendo la mayoría no
5.000 hombres por año, bastaba a «abrir lejos de sus antiguas guarniciones, pues-
las necesidades de las legiones de Augus- to que, aparte los motivos sentimentales,
to y Tiberio en tiempos de paz. El vo- las provincias lejanas ofrecían mejores
luntariado no excedía probablemente de perspectivas económicas y sociales que
esta cifra, ya guie Augusto no pudo cu- Italia u otros territorios más romaniza-
brir la pérdida de las tres legiones da dos, y estas perspectivas afectaban tam-
Varo, y para atender a la defensa del bién a ia familia de los veteranos y sus
Rhin debió recurrir al reclutamiento descendientes, aparte de la posibilidad de
forzoso, e incluso, ante las sublevaciones obtener ciertos empleos subalternos en
de las legiones en Iliria y Panonia, re- la administración imperial.
clutò libertos y gladiadores. Esta escasez
de hombres se expliüa por lo escaso del Por 1G que a la patria de los legiona-
sueldo (225 denarios anuales bajo Au- rios se refiere, los provinciales abundan
gusto, que Demaciano elevó a 300 y Sep- en las legiones de Marco Antonio y las
timio a una cifra desconocida), de tan augusteas, y asimismo reclutò numero-
reducida paga deducíase el valor del sos efectivos en Occidente, aunque do-
equipo, los gastos de manutención y una minando las tropas itálicas. La propor-
cantidad para la exención de ciertos ser- ción se invierte bajo los navios. Cabe
vicios gravosos. La paga de las fuerzas explicar esta disminución de los itálicos
auxiliares era, contra lo que se viene por el desplazamiento del país, bajo
creyendo, de 5/6 del stiperudium de los Marco Aurelio y Maximino, en que sa
legionarios. La insuficiencia de la paga recluían efectivos itálicos, se recurre a
era proverbial, como prueba la corres- las regiones septentrionales. Señala For-
pondencia de los soldados con sus fami- ni lo gradual de esta separación, que se
liares. Por ello Forni plantea el proble- inicia bajo Augusto. Señalemos, sin em-
ma de que las pretendidas liberalidades bargo, que los argumentos aducidos, pe-
de los emperadores del siglo III no fue- se a ser muy trabajados, son poco con-
sen sino simples pagas exraordiñarías vincentes, la exploración intensiva de
tendentes a atenuar la escasez del sueldo las ciudades itálicas señalará hasta qué
ante la carestía de la vida. Falta saber punto es lícito hablar de despoblación,
si el praemia militiae, que en concepto asimismo lamentamos el olvido de las
de retiro se entregó desde Augusto a los
páginas de Rostovzeff sobre esíe tema y
soldados licenciados, previo aumento de
la duración del servicio, consistente su tesis de tipo social. Es asimismo sen-
sible que Forni no señale las bases de
300 Z E P H Y R V g

su criterio de datación de los materia- el problema no nos parece resuelto por


les epigráficos utilizados. el hecho comprobado de la categoría so-
Por lo Que a las áreas de reclutamien- cial de algunos legionarios, no compren-
to se refiere, las legiones occidentales se demos qué atractivo pudiera ofrecerles
nutren principalmente, desde Augusto a lo dura vida militar, excepto la posibi-
Trajano, con soldados procedentes de las lidad de la obtención de la ciudadanía.
provincias occidentales. Los orientales, lo que en la mayoría de los casos aduci-
por igual motivo, dominan en las legio- dos parece deba descartarse; además, es-
nes de guarnición en Oriente. En el Ul- píritus aventureros y "ovejas negras"
rico dominan las tropas de origen occi- los ha habido siempre, creemos que vale
dental; en Messia dominan ios orienta- la pena insistir sobre este punto, así ce-
les. En suma, los límites de estas zonas rno las características económicas de las
coinciden con los límites étnicos y cul- zonas de reclutamiento.
turales. En apéndices se publican los documen-
En los siglos II y III domina el reclu- tes epigráficos probativos de la tesis del
tamiento territorial, nótese la frecuen- autor y que, sin duda, por ser el resul-
cia de la omisión del origo en las ins- tado de una investigación minuciosa, re-
cripciones. Aquellas provincias sin guar- curriendo a numerosa bibliografía de di-
nición legionaria en su territorio sumi- fícil adquisición, constituye un valioso
nistran tropas a las legiones de las pro- medio de trabajo, edad de reclutamiento,
vincias cercanas. No debe olvidarse c-n duración del servicüo, lugar de residen-
el caso de que aparezcan legionarios cia al licenciarse, hoja de servicios, pa-
procedentes de otros territorios con guar- tria, época de reclutamiento y finalmen-
nición propia, la posibilidad de trasia- te un cuadro cronológico de la composi-
tiones. La conclusión de Forni es iirme; ción étnica de las legiones.
la provincializatíión del ejército es muy En resumen, este libro de Forni es una
anterior a Adriano, puesto que no se aportación interesantísima a la historia
trata de una "ley", sino de un hecho interna del ejército romano en general y
progresivo. de las provincias en particular. Induda-
Imprescindible fué en los siglos I y II, blemente, los materiales aportados per-
para servir en las legiones, ser ciudada- mitirán obtener conclusiones muy inte-
no romano, aunque en Oriente, Augusto resantes para la historia económica del
y Tiberio reclutaron legionarios peregri- Imperio romano.—A. BALIL.
nos a causa de la escasa romanización
de aquellos territorios. Los ciudadanos F. BENOIT: L'archeologie sous-marine en
de nacimiento dominaban en los efecti- Provence. Rivista di Stvìdi Liguri, XVIII,
vos, aunque en algunos casos la ciudada- 1952, numeri 3-4, luglio-dee ambre, pági-
nía se concedió probablemente en el en- nas 237-307, 73 figs, y un mapa desple-
rolamiento. Cuando en casos excepciona- gable.
les recurrióse a reclutar libertos, éstos
En este trabajo el Prof. Benoit, direc-
formaron unidades autónomas.
tor del Museo Borei y de Marsella, da ne
En cuanto a la posición social de- les sólo un estado de la cuestión por lo que
legionarios, pese al deseo de Augusto de se refiere a los hallazgos y exploraciones
que los legionarios procediesen de la submarinas realizadas en las costas pro-
clase meidia, las escasas perspectivas eco- vénzales, de lo más importantes de lo»
nómicas de la carrera de las armas mo- Marsella, la nave de Lassius y la de
tivaron un predominio de las clases so- cuales como las naves de Sestius en
ciales humildes. La admisión de los pro- Saint-Trophez se tenían algunas noticias
vinciales aumentó este nivel social del de carácter informativo, sino que traza
ejército. Esta categoría social no se opo- un cuadro completo del modo y los ele-
ne para Forni a los sucesos del 69, ex- mentos que realizan estas investigacio-
plicables, según él, y frente a la opinión nes, entidades deportivas, grupos de in-
de Rostovzeff, por los distintos compo- vestigación local, grupos técnicos de la
nentes étnicos de los distintos ejercites marina de guerra etc., parece que en
y el enardecimiento de las pasiones, estas actividades, nacidas en estos últi-
propio de toda guerra civil. Sin embargo, mos años, se estíá superando totalmente
B I B L I O G R A F I A 101

!a fase inicial de diletantismo y "pesca" 212 págs. y 4 láms., un vol. de láminas


de souvenirs para convertirse en una la- con 16 láms. y 64 mapas. Hamburgis-
bor realizada con toda la rigurosidad ches Musoum volkerkudde und Verges
científica. Los hallazgos más interesantes chichte. Hamburg 1951.
son los ya señalados de la nave de Este libro es fruto de una investigación
Sesti us, hundida hacia el 200 a. d. J. C„ que tanto por las pasadas circunstan-
aproximadamente, y que contiene rióos cias bélicas, como por su propio conteni-
materiales campanienses del tipo A, de do, no ha podido ser breve, necesaria-
gran, interés para la datación de los po- mente; su redacción ha debido requerir
blados ibéricos levantinos; la nave de esfuerzos no escasos, pero creemos que
Saint-Trophez, cuyo cargamento consis- el resultado ha compensado éstos am-
tía en piezas arquitectónicas talladas en pliamente. La obra no es un libro de lec-
tura, ni de tesis, ni creemos que el A.
mármol de Carrara, transportadas cpn el se lo hubiera propuesto, pero sí constitu-
fin de reconstruir ei templo de Augusto ye un útilísimo instrumento de trabajo
en Narbona después de su destrucción, el y es un exponente más de las perspecti-
149 d. d. J. C. Al catálogo de hallazgos, vas del método cartográfico en la ni-
ánforas, anclas, objetos artísticos, etcé- vestigación arqueológica. El título no da
tera, ricamente ilustrados, sigue un dete- cabal conocimiento del contenido de esta
nido estudio de los materiales relacio- obra, puesto que el A. ha uti1 izado en
nados con el comercio vinícola entre la ella el concepto "Germania Libera" en
su sentido más lato, por lo que en este
Campania y la Narbonense, muy inten- libro resultan comprendidos todos los ha-
se a resultas de la prohibición de su llazgos de objetos procedentes del Im-
cultivo en aquella provincia, disposición perio, resultantes del comercio las más
emanada del senado romano a fines del de las veces de las Grandes Invasiones
siglo II a. d. J. C. El estudio de los ta- o'tras, realizados en la Alemania trans-
pones de ánfora, muy interesantes por renana, Austria transdanubiana, Paísen
sus inscripciones, que permiten identifi- Rajos, Dinamarca, Suecia, Noruega, Fin-
car, como lo ha hecho recientemente landia, Polonia y países bálticos, com-
prendidos desde el último período de La
Jacques Heurgon, los exportadores, si- Tene hasta la "Volkerwaruierung". El
gue el de otros tipos de opérculo, como meticuloso trabajo de Eggers, que para
los tapones de qorcho, anotemos a este la confección de esta obra no ha vacila-
propósito que el corcho fué uno de los do en revisar gran cantidad de publica-
productos de exportación de la España ciones y ha visitado personalmente nu-
romana, los anforiscos, tan abundantes merosos museos, supera a todos los ca-
en nuestro país y tan mal interpretados tálogos ya existentes. Fundamentalmente
hasta fecha aun reciente, para estudiar este libro se centra en el fascículo de
finalmente lo que, con frase feliz llama láminas, en el que se detallan en mapas
especiales los hallazgos realizados de
civilización del vino. Añadamos a todo bronces, cerámicas, vidrios, etc. ; la dis-
eHo un estudio de los restos de instala- tribución del total de los hallazgos apa-
ciones portuarias, localizadas en Fos, rece en un mapa especial, que ha cons-
Olbia, Antibes, etc., y de las industrias tituido la fuente principal de las conclu-
pesqueras provenzales, no en vano se siones del A. ; ello permite reconocer la
qonserva en Provenza la salsa de anchoas, orientación de las rutas comerciales, a
modalidad del garum. El trabajo conclu- las que se refiere la casi totalidad de
ye con un inventario de los abundantes éstas; aparecen también, y ello merecería
ser objeto de una investigación detalla-
materiales provenzales de iconografía y da, ciertos vacíes en la distribución, que
arqueología naval. Destaquemos el estu- han de ser atribuidos a ciertas diferen-
dio de los cepos, y otras piezas de an- cias de tipo económico o quizás social.
cla, idénticos a los de Cartagena, y cu- Buenos inventarios de hallazgos geográ-
ya reconstrucción coincide totalmente gráficos y tipológicos, completan esta in-
con la propuesta por Jáuregui.—A. BA- teresante obra, que a no tardar será la
LIL. fase fundamental de otras investigacio-
nes; así, el propio A. anuncia la pu-
blicación de un estudio cronológico de los
materiales relacionados especialmente
HANS JURGEN EGGERS: Der romische con los objetos indígenas, entre los que
Import im freien Germanien, Atlas der fueron hallados.—A. BALIL.
Urgesehic Me, Band I. 1 vol. de texto,
102 Z E P H Y R V S

JACQUES AYMARD: Essai sur les chas- la personalidad de los diversos autores
ses romaines des orígenes a la fin du de "cynegeticae".
siècle des Antonins (Cynegética) CLXAI, La segunda parte es un estudio de la
610 págs. y XL láms. Boccard. Paris caza, en su aspecto técnico, equipo, ar-
1951. mas, artes, trampas, redes, etc. Muy de-
tenido es el estudio de las distintas ra-
La presente obra constituye el mejor zas de canes utilizadas en la caza y
estudio publicado sobre la cinegética en otras actividades; este estudio es ins-
el mundo romano, tema que sólo había tructivo para nosotros, los españoles,
sido tratado, aparte el libro de Keller, puesto que muestra la labor realizada
Thiere des Classisch'en Aitertums in cul- en otras provincias del Imperio, especial-
twrgescMchtlicher Besiehung, en obras mente por los zoólogos germánicos, y lo
de conjunte aobre la vida romana, cua- que puede ser realizado en nuestra Pa-
les de Blumner, Friedlander, Pao;i, et- tria.
cétera, así como algunos estudios par- En la tercera parte se ocupa el A. del
ciales; a pesar de ello, el estudio de la valor y significación de la caza, prescin-
caza en el mundo romano no puede diendo de su aspecto religioso y funera-
considerarse, ni mucho menos, como re- rio, distinguiendo entre la ideología y la
suelto; la extensión del tema y la a b m - influencia helenística, insistiendo espe-
dancia de fuentes literarias y materia- cialmente en lo que se refiere a las ca-
les arqueológicos, permite ampliar mucho cerías imperiales, especialmente en lo
más este estudio, sin que ello sea nin- que se refiere no ya a las venationes de
gún menoscabo para su calidad; la ex- anfiteatro, sino muy particularmente a
tensión del tema y sus numerosos as- las representaciones públicas, sobre to-
pectos, ha obligado al A. a concertar el do a los medallones hadriáneos, reutili-
contenido de esta obra a la época repu- zados en el Arco de Constantino.
blicana y el Imperio hasta fines del si-
glo II, con lo que no entra en ella un El A. no deja de tener en cuenta, a
período sobre el que poseemos abun- lo largo de su obra, basada en especial
dantísimas fuentes literias, así como ma- en las fuentes literarias, los materiales
teriales numismáticos y arqueológicos y arqueológicos, sobre todo los mosaicos;
que es de desear trate el A. algún día; pero a este respecto la utilización no es
asimismo se advierte claramente que en ya completa, puesto que ello le habría
algunos puntos el A. se ha limitado a obligado a la realización de un verda-
trazar un breve esbozo, v. gr., al tratar dero "corpus", sino algunas veces discu-
de la caza en Hispania, enunciando, sin tible así, p. ej., al tratar de las razas
embargo, sus fuentes de información, caninas en la Galia, no tiene en cuenta
que indudablemente le habrían permiti- la existencia de mosaicos importados o
do, caso de proponérselo, extenderse simplemente que en sus temas imitan re-
mucho más sobre el tema. Todo ello no presentaciones, seguramentte pictóricas,
es obstáculo para que esta obra sea de no autóctonas; en cambio, no utiliza un
gran utilidad y que se hayan utilizado material tan valioso y auténticamente
en ella obras de notable calidad, que ha- galo, como son los temas decorativos de
cen que este estudio sea considerable- la "terra sigillata", en especial el moti-
mente denso y muy completo, en la ex- vo tan frecuente del can persiguiendo al
posición de diversos aspectos tédnicos, lepór'ido, y que, como puede observarse
no siempre conocidos. en las láminas del "Figure-types", de
Oswald, aparece una rica variedad de
Iniciase la obra con una introducción especies caninas, asimismo algunos va-
en la que el A. describe las especies de sos, en especial los d e 1 taller de
caza itálicas; para ello se han tenido en "Germanus" y algunos de sus imitado-
riuenta no sólo las noticias referentes al res, aparecen interesantes escenas venato-
período clásico, sino también otras me- rias.
dievales e incluso renacentistas. A esta Sin embargo, ello no empece en nada
introducción sigue una historia de la la utilidad de esta obra, completada por
caza en las diversas provincias y terri- un buen índice, de especial interés en
torios que habrían de formar parte del el estudio de todos aquellos materiales
Imperio y la influencia de éstas sobre arqueológicos, en los que aparecen re-
la mentalidad romana, en especial en la presentaciones o temas cinegéticos, por
Galia, en lo que el A. carga excesiva- lo que creemos que los directores de las
mente las tintas, a juicio nuestro; el des- Escuelas Francesas de Arqueología en
arrollo de este deporte en tiempos de Roma y Atenas han tenido un verdade-
Augusto y sus sucesores; la relación en- ro acierto incluyéndola en la prestigiosa
tre ésta y la ideología política de Au- colección de sus publicaciones monográ-
gusto, los iuvenes; estudiando, asimismo, ficas.—A. BALIL.
B I B L I O G R A F I A 103

C. H. V. SUTHERLAND: Coinage in Magie, que constituye no una historia de1


Roma Imperial Policy. 31 B. C.-A. D. 68. la romanidad minorasíática hasta Dio-
XII-220 págs, 17 láms. Londres 1951. cleciano, sino una completa exposición
de la vida interna de aquellos territorios
En el último cuarto de siglo, aproxi- imperiales hasta Diocleciano; ello au-
madamente, el estudio de la numismáti- menta su interés principalmente entre
ca ha evolucionado, hasta el extremo aquellos investigadores a quienes por di-
que desde en concepto puramente artísti- versas circunstancias no son asequibles
co, como máximo interesaba su valora- la mayoría de las publicaciones referen-
ción debido a las •^exigencias de los ar- tes a los territorios orientales del Impe-
queólogos, ha pasado a ser una ciencia rio y que en esta obra pueden hallar
de valoración fundamentalmente históri- una completa exposición del estado ac-
ca, aplicada unas veces a la economía, tual de los ccnoqimientos y en la que
otras a la sociología y otras, como ha se une al análisis crítico de las fuentes
ensayado brillantemente Grant, a la his el estudio de los materiales epigráficos
toria política e institucional. La escue- y numismáticos.
la numistática inglesa figura brillante- En los cinco primeros capítulos el A.
mente a la cabeza de este movimiento estudia los precedentes del dominio de
y en ello influye, a no dudarla, la va- Roma en aquellas provincias, ambiente
liosísima aportación d e Sydenham, al geográfico, físico y económiiee, la histo-
presentar en su monumental catálogo de ria de la colonización griega, la gestión
las series romanas del monetario del de les Atalidas y la primera interven-
British Museum o en The Roman Impe- ción de éstos en el reúno de Pergamo,
rial Coinage, una revisión de una obra con las variaciones que el dominio y
no pocas veces considerada insuperables, administración romanas impusieron en la
como es la de Cohen. estructura de éste; la carrera imperia-
En cierto modo este libro del professor lista de Mithridates, sobre el que Magie
Sutherland constituye una prolongación presenta acertados puntos de vista; su
y un resumen de las úlimas investiga- choque con Roma; las campañas de Sy-
ciones de Grant, sobre las acuñaciones 13a, con una magnífica exposición del
de la dinastía julicciaudia. y en especial estado económico de aquel territorio; la
de Augusto. Sin embargo, lo que la expansión romana por Licia, Bitinia y
obra de Sutherland ha perdido en minu- Pamfilia; la campaña de Pompeyp con-
ciosidad expositiva, lo ha ganado como tra Mithridates y los acontecimientos
obra de síntesis, eme ha de influir enor- que siguieron hasta la caída en Filippos
memente en la difusión de esta ideolo- del régimen republicano, que nada hi-
gía entre el coleccionismo anónimo. ciera en pro de aquellas provincias.
El A. valora especialmente el papel Las vida de las provincias asiáticas
jugado por las acuñaciones monetarias el Imperio, desde Augusto a Diocleciano,
como elemento de propaganda; sobre constituye en cierto modo la tercera
este aspecto s e había ocupado entre parte de esta obra; en ella se describe
otros Ailfoldi, al estudiar los contomiati. la anexión de Galacia y la política au-
Así se documenta la política do atrac- gústea de romanización. Capítulo aparte
ción del Oriente, realizada por Augusto; merece el estudio dedicado a la gestión
sus opiniones en cuanto a su sucesión imperial en el orden interno, en especial
v su variación; el automatismo de Cali- orientada a la atracción de los provin-
gula; la divulgación, con fines propa- ciales; la supresión de las luchas intes-
gandísticos, de las obras públicas. Inclu- tinas, la vigilancia en pro de la inco-
so, y ello es un mérito más a es'a obra, rruptibilidad de los magistrados, y en
la influencia de algunos personajes, co- cierto modo consecuencia, y en otro
mo Sejano, en las acuñaciones, todo ello origen de todo ello, la institución del
valora, esta obra, cuya divulgación cree- culto del emperador. Junto a ello apare-
mos puede aportar interesantísimos re- ce un desarrollo de la burocracia, gra-
sultados.—A. BALIL. dual pero incoercible, que lentamente
condujo a la estatiza ción y centraliza-
ción del Bajo Imperio.
DAVID MAGIE:x Roman Rule in Asia
Minor to the Th ird Century after Christ. La claridad y la simplicidad de esta
2 vols, XXI-1.162 págs. Princeton Uni- obra de Magie es verdaderamente nota-
versity Press. 1950. ble; siguiendo un sistema semejante al
de Rostowzeff, on su Social ad Eco-
No es frecuentte quepa a un recen- nomie History of the Hellenistic World,
sor el placer de recensionar obras de la el A. ha reservado el segunda vo'uim^n
extension y calidad de esta de Davidi para exponer los problemas sujetos a dis-
104 Z E P H Y R V S

cusión y su posición con la justificación rés, L' aspect des nouveaux venus, en el
de ésta, junto con varios apéndices dedi- que Salín ha sabido valorizar las nume-
cados a los magistrados provinciales, rosas descripciones del' aspecto físico de
al culto del Emperador y de Roma y fi- los invasores, conservadas en los textos,
nalmente a la exposición de las referen- Pero, sin duda, la parte más interesante
cias sobre habitantes extranjeros.
Junto a todo ello destaca, junto a la de este libro es aquella en que se estu-
amenidad de la obra, la honradez cien- dian, utilizando los textos, los materia-
mente con su meticulosidad en la expc- les arqueológicos, los hallazgos moneta-
tffica y la imparcialidad del A., junta- rios, etc., las vías comerciales que unían
sición de temas obscuros, en los que Oriente y Occidente, las rutas de EScan-
rehuye a las construcciones mentales fá- dinavia y el Ponto y la masa humana:
ciles y brillantes, pero sin base sólida. comerciantes, peregrinos y embajadores,
Por todo ello, no resta sino recomen- que por ellas discurrían. Los capítulos
dar esta obra de inmejorable calidad, dedicados a este tema serían suficientes
tanto científica come tipográfica, en cu- para considerar interesantísima esta
ya presentación la Princeton University
Press no ha regateado esfuerzos.—A. obra, y por otra parte, son los que so-
BALIL. brepasan más ampliamente el simple in-
terés nacional; creemos un acierto que
Salín haya valorado de tal manera un
E. SALIN: La Civilisation Mérovingienne aspecto cuyo estudio, sea cual sea la
d'après les sepultures, les textes et le la- época histórica, nunca ha sido tan mi-
boratoire. I; Les idees et les faits. Pi- nucioso como merece. ,
card, Paris, 1950. 519 págs., 150 figs.,
Concluye la obra con un detenido es-
XIII láms. y III mapas.
tudio de las características del pobla-
miento y las características de los luga-
Bien conocidas son la experiencia y
res de habitación manejando la abun-
la veteranía de Salín en ej campo de la
dante bibliografía francesa, dispersa en
arqueología altomedieval. Su profesión
publicaciones de escasa difusión las más
le ha dirigido hacia una mayor preocu-
de las veces, y por tanto inasequi-
pación por el estudio de la metalurgia y
ble en la mayoría de los casos. Este ca-
y la tecnología que le ha permitido ob-
pítulo se completa con un estudio antro-
tener resultados interesantísimos e in-
pológico de les pueblos invasores y un
sospechados. Sin embargo, esta preocu-
estudio toponímico, en colaboración con
pación tecnológica ha sido siempre en la
Paúl Lebel, de gran interés y de escasa
obra de Salín un medio y no un fin,
frecuencia en nuestro país, probable-
gracias a la tecnología ha obtenido re-
mente por reacción ante los excesos de-
sultados que le han permitido realizar
cimonónicos; complemento de todo ella
notables aportaciones a la histeria de
•es un detenido estudio de las caracterís-
dicho período.
ticas de los lugares de habitación, par-
La presenta obra es un trabajo de sín- tiendo de las villas tardorromanas y con-
tesis cuyo fin es el estudio to'al de la cluyendo con la descripción de Dijon,
civilización merovingia en todos sus as- En suma, la obra de Salín constituye
pectos, los fundía men tos los constituyen un singular ensayo de elaboración his-
los materiales arqueológicos complemen- tórica con materiales fundamentalmente
tados por las fuentes historiográfioas re- arqueológicos, del más alto interés, espe-
visadas especialmente por les colaborado- cialmente en períodos ta^i oscuros. La-
res de Salín (Albert France-Lanord, Ma- mentamos, sin embargo, el hecho, no por
rci y Mlle. Dunan). frecuente menos sensible, del escaso co-
Inicia la obra una introducción histó- nocimiento que el autor tiene de la bi-
rica en la que se estudia el período de bliografía hispánica sobre este período,
las Grandes Invasiones, siguiendo La fin puesto que desconoce todo lo que se ha
du monde antique et le debut du Moyen trabajado, especialmente sobre materia-
Age y Les invasions germaniques, de les hispanovisigodos, desde 1939, en
Ferdinand Lot; interés especial ofrece ^n cuanto a lo anterior a esta fecha su obra
esta introducción la descripción del me- se reduce, fundamentalmente, a los tra-
dio ambiente galorrcmano. A esta intro- bajos de Hans Zeiss, y de Raymond
ducción sigue un capítulo de gran inte- Lantier,—A, BALIL.

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