Levantando Bandera de Victoria
Levantando Bandera de Victoria
Levantando Bandera de Victoria
INTRODUCCIÓN
Amada Iglesia, vivimos tiempos de gran bendición en la Iglesia pero también de grandes desafíos y
batalla. Por un lado vemos la obra poderosa del Espíritu bautizando, sanado, liberando y
fortaleciendo, pero también discernimos como el maligno se levanta para oponerse a nuestras
victorias. Problemas en los hogares, en el trabajo, conflictos en las relaciones personales,
situaciones diversas que muchas veces ponen a prueba nuestra fe y que revelan la continua lucha
entre la carne y El Espíritu. Carne que quiere derrotarnos y Espíritu que quiere darnos la bandera
de victoria. Estoy hablando de la eterna lucha interior de actuar como Dios manda o reaccionar
como no debemos.
Amados hermanos, en este tiempo maravilloso de la Iglesia Nueva Vida con Jesús, Dios quiere
levantar un gran ejército de hombres y mujeres llenos del Espíritu Santo, vestidos con toda la
armadura y diestros en el uso de las armas espirituales. Un ejército respaldado en el poder de
Dios, y que, con esa seguridad, le arrebata al enemigo todo lo que éste pretende retener. Y hoy la
enseñanza está basada en la primera batalla que Israel, como pueblo libre, debe librar contra sus
enemigos. Hasta ese entonces había sido Dios quien había combatido por ellos, tal cual Moisés lo
había dicho, Éxodo 14:14 “Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos” Ahora
ambos, El Señor y sus hijos, se unían para vencer. Leamos lo que El Espíritu nos enseña para que
todos juntos levantemos bandera de victoria.
Cuando un creyente empieza a buscar más de Dios sabiendo que debe crecer y madurar para
arrebatar las bendiciones, entonces la carne empieza a hacerle oposición, GÁLATAS 5:17.
Muchas veces ocurre que cuando un cristiano empieza a prepararse para levantarse como un
soldado victorioso en Cristo, también el enemigo lo hace, pero hermanos queridos, ¡Gloria a Dios!
Porque cuando el gigante se levanta ¡Es para ser derrotado! Y si no preguntémosle a Goliat como
le fue al levantarse contra David. En el libro de Deuteronomio capítulo 25 leemos que el ataque de
los amalecitas fue artero, porque atacaron la retaguardia de Israel que era donde estaban los
débiles. ¿Qué nos enseña esto? Que así ataca el enemigo, a traición y por la espalda y sobre todo
al que es débil en la fe. Por eso La Palabra nos manda a velar y orar, LEER 1 PEDRO 5:8.
¿Cómo pudo vencer Israel a su enemigo Amalec? Porque tenía un equipo excelente. Un cuadro
perfecto que nos ilustra sobre los miembros del cuerpo de Cristo actuando en armonía y
coordinadamente, pues tenían un intercesor en la cima del collado y un comandante en el campo
de batalla. Moisés en la montaña ilustra la intercesión de Cristo por sus hijos, y Josué con su
espada, al Espíritu Santo usando La Palabra de Dios contra el enemigo, LEER HEBREOS 4:12 Y
EFESIOS 6:17 Y 18.
Claro que Moisés es un cuadro imperfecto de Cristo y su obra intercesora, puesto que nuestro
Señor jamás se cansa ni necesita ayuda. El apóstol Pablo dice que los creyentes pueden “cooperar
con la oración” LEER 2 CORINTIOS 1:11.
Eso precisamente es lo que Aarón y Hur hicieron. Moisés tenía en su mano la vara de Dios, la cual
habla del maravilloso poder de Dios. Moisés había derrotado a todo enemigo en Egipto, así como
Cristo ha vencido al mundo en poderosa victoria.
Es importante que el pueblo cristiano coopere con Dios para ganar la victoria sobre la carne.
Romanos 6 nos dice que nos consideremos muertos al pecado, nos sometamos y por fe hagamos
morir las obras del cuerpo. Moisés solo en la montaña no podía ganar la batalla, ni tampoco Josué
solo en el campo de batalla: la victoria requería de ambos. ¡Qué maravilloso es que tenemos al
Hijo de Dios intercediendo por nosotros! LEER ROMANOS 8:34.
También tenemos al Espíritu de Dios que mora en nosotros y que es por nosotros, LEER
ROMANOS 8:26. Y como si esto fuera poco tenemos además la Palabra inspirada de Dios en
nuestros corazones.
La victoria de Israel fue extraordinaria. Un pueblo unido, cada uno ocupando su lugar,
esforzándose cada uno en su puesto. Unos orando e intercediendo, otros sosteniendo los brazos
del líder, y otros desenvainando sus espadas para vencer. Un cuadro perfecto sobre lo que Dios
quiere para nuestras vidas y nuestra Iglesia. Un pueblo que soporta a pie firme, basado en el poder
y las armas de Dios, y que vence toda tentación del maligno. El triunfo de Israel representa el
triunfo del espíritu sobre la carne. Y esa lucha, hermanos amados, debemos librarla hasta el último
instante de nuestras vidas.
Nótese que Josué no destruyó por completo a los amalecitas; los “deshizo”, (derrocar, debilitar)
verso 13. La carne nunca será destruida o erradicada definitivamente de nuestra vida. Lucharemos
contra ella hasta la muerte. En 1 Samuel 15 vemos que el pecado de Saúl fue negarse a destruir en
su totalidad a los amalecitas; ¡Y 2 Samuel 1:6,10 nos informa que fue uno de los amalecitas que
Saúl dejó con vida quien le mató! Dice Pablo “No proveáis para los deseos de la carne” Romanos
13:14 (B).
Por último La Palabra nos dice que tras la victoria Moisés erigió un altar que sirviera como
recordatorio perpetuo de ese glorioso triunfo. Y puso por nombre a aquel altar, “Jehová Nissi”,
que significa Jehová es mi bandera. La bandera es el símbolo bajo el cual los ejércitos y los pueblos
se colocan. Cuando ésta se levanta llama al pueblo a la batalla, a congregarse o a instruirse. La
frase pudo haber sido un grito de guerra. Al erigir un altar Moisés reconocía la presencia de Dios.
Ante este altar Moisés honraba a Dios como el autor de la victoria sobre los amalecitas.
Amados hermanos de la Iglesia Nueva Vida, ¡Hoy El Señor nos manda a enarbolar bien en alto su
estandarte glorioso y marchar unidos a la victoria sobre todo amalecita que se levante en nuestra
contra!
La conclusión del mensaje es clara. Para poder resistir a la carne y su continuo ataque a nuestra fe,
debemos mantener íntima comunión con El Espíritu Santo, ya que él junto a la intercesión de
Cristo en los cielos, son los Aarón y Hur que Dios puso a nuestro lado para darnos la victoria segura
contra el mal. Iglesia a levantar la bandera de victoria en el poderoso nombre de Jesucristo de
Nazareth. ¡Amén!
Plantando bandera de victoria
La palabra " hebrea Nissi " quiere decir mi estandarte, o mi tejado, mi protección y, también,
mi victoria. Y la palabra estandarte, significa: Mantener firme y en alto.
"...Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim. 9Y dijo Moisés a Josué: Escógenos
varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la
vara de Dios en mi mano. 10E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y
Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado. 11Y sucedía que cuando alzaba
Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. 12Y
las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él,
y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro;
así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol. 13Y Josué deshizo a Amalec y a su
pueblo a filo de espada. 14Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y
di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo. 15Y Moisés edificó
un altar, y llamó su nombre Jehová- nisi; 16y dijo: Por cuanto la mano de Amalec se levantó
contra el trono de Jehová, Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en generación..."
(Éxodo 17:8-16).
El rey David dice en uno de sus salmos: "Muchos son mis enemigos; muchos son los que se
levantan contra mi" Y todos sabemos que de la misma forma, muchos son los enemigos de los
hijos de Dios; muchos son los que se levantan contra nuestra vida, contra nuestro propósito;
muchos son los que se levantan contra nuestra bendición. A veces estos enemigos se
levantan a modo de crítica, de calumnia, de palabras de maldición; o se presentan como
quebranto de salud etc. Y este texto del capítulo 17 del libro de Éxodo, nos muestra
literalmente un levantamiento de millares de enemigos del pueblo de Dios: "Entonces vino
Amalec y peleó contra Israel en Refidim" (v.8). Pero también nos muestra las estrategias de
los hijos de Dios contra sus enemigos: "Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a
pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi
mano" (v.9) En ese verso nueve, vemos decisiones importantes que tomaron los israelitas
contra sus enemigos. Veamos:
Los israelitas a la par de tomar acciones de guerra contra los enemigos que venían en su
contra, además, subieron al monte de Dios. Y el creyente de hoy; Tú y yo, debemos imitarles.
No solo debemos tener actitud de vencedores, sino que debemos potenciar esa actitud
subiendo al monte de Dios. Y, ¿Que significa subir al monte de Dios? Bueno para Moisés fue
literal el subir al monte de Dios; pero para ti y para mí; para los creyentes de hoy, subir al
monte es llegar al trono de gracia; es disponernos a estar delante de la presencia de Dios, en
ruego, intercesión y súplica por la victoria. Éste es el ejercicio más vital de toda lucha del
creyente que llega a ser victorioso. Pero este ejercicio no es fácil de ejecutarlo
cotidianamente, pues cuando hablamos de intercesión, no estamos hablando de la oración
relajada, sino de una búsqueda intensa del auxilio de Dios; de su favor, su protección y
defensa. El creyente por general está acostumbrado a orar relajadamente, y es capaz de
mantener este estilo de oración de manera continua en su vida; Es como caminar en terreno
llano y limpio; pero la intercesión es profunda; es intensa; Y muchas veces es como subir por
escarpadas montañas, pues la misma adversidad y las duras circunstancias a través de las
cuales hay que ejercer la intercesión, se constituyen en serios obstáculos que hacen una
fuerte resistencia a nuestro avance cotidiano hacia la cumbre del monte de Dios. Con todo y
eso, si quieres que tu lucha sea efectiva para alcanzar la victoria, subir al monte de de Dios se
hace una necesidad vital e imprescindible. Si examinamos bien el texto del que toma base
este sermón, veremos que lo mas vital en la conquista de la victoria del pueblo de Dios sobre
sus adversarios, fue el significativo hecho de que Moisés subió a la cumbre del monte, No se
quedó de camino en lo llano, ni a medio subir el monte; él subió hasta la cumbre del monte.
¿Que le dio la vitalidad y la fortaleza a Moisés para subir hasta la cumbre del monte? Veamos:
Esta vara en la mano de Moisés, no es cualquier: Es la vara de Dios; es la misma vara que
partió el mar en dos, la misma que hizo prodigios en Egipto, la misma que sacó agua de la
peña, la misma que oscureció el sol, es la misma vara que sostenía a Moisés camino hacia la
cumbre del monte. Así que no es un pedazo de madera especialmente bendecida, sino una
vara en la mano de un siervo de Dios que le creía y le obedecía a Dios.
Pero para que la victoria sea completa, no solo vasta tomar acción y guerrear contra nuestros
enemigos, no solo vasta con subir al trona de la gracia en vehemente oración intercesora; sino
que hay que mantenerse en la cumbre del monte; mantenerse en constante oración hasta ver
la victoria total contra nuestros problemas o adversidades de cualquier índole. Moisés no solo
tomó la vara de Dios en su mano, sino que una ves que estuvo en la cumbre del monte, se
mantuvo allí hasta ver la derrota de sus enemigos. De la misma manera debemos actuar
nosotros, no debemos dejar de estar en el monte de la oración, no debemos dejar de
interceder hasta ver la victoria total sobre todos nuestros enemigos. El problema de porqué no
vemos muchas de nuestras luchas ganadas, se debe al hecho de que muchas veces
desistimos de la oración, desistimos de de la intercesión, no somos constantes en ello; o
somos tibios. Y si bien es cierto que uno de los ejercicios mas difíciles y agotadores de la vida
de creyente es el ejercicio constante de la oración intercesora; también es cierto que podemos
y debemos ser constantes para alcanzar la victoria total.
Para Moisés no fue nada fácil mantenerse en la cima del monte; porque aquella vara que le
ayudó a apoyarse en su camino hacia la cima, ahora tenía que sostenerla en alto durante
doce horas continuas. Esa era una tarea agotadora para las manos y los brazos de Moisés.
Seguramente que al cabo de unas pocas horas los brazos le pesaban como plomo, y aquella
vara no resultaba fácil de sostener, sino que se hacía una carga tremendamente pesada. De
la misma manera, para nosotros resulta en extremo difícil sostenernos en la cima del monte
de la oración intercesora; pero debemos hacerlo para que ondee el estandarte de victoria, y
Jehová Nissi siga combatiendo contra nuestros enemigos. Hay que saber que los ejércitos
celestiales pelean a nuestro favor, pero ellos no portan el estandarte sino nosotros; Los
ejércitos se mantienen en lucha mientras el estandarte está firme, pero si el estandarte se deja
caer, o huyen los portadores, el ejército se detiene. La fe y confianza en Dios y en sus
poderosas promesas; la oración intercesora, debe mantenerse constantemente delante de
Dios. Y esto, cual estandarte de Dios, será la señal evidente para que los ejércitos celestiales
sigan peleando en nuestro favor. Este revelador hecho queda claro al ver que cuando Moisés
tenía sus manos en alto con la vara de Dios, el enemigo retrocedía; Pero cuando Moisés
bajaba las manos, y con ello, la vara de Dios; sus enemigos prevalecían. Pero, ¿Cómo
mantenerse en la cima del monte? ¿Como mantener en alto las manos con la vara de Dios?
Es decir: Cómo mantenerse intercediendo, cómo mantenerse en esa constante actitud?
¿Cómo mantener en alto nuestra confianza en las promesas de Dios, cuando la lucha se
alarga hasta el agotamiento? Para encontrar respuesta a este importante asunto, es necesario
ver lo que hizo Moisés.
Si usted sabe que sus enemigos deben ser vencidos, y que no puede desistir de hacerles
frente sin importar lo largo de la lucha, usted debe ser resistente. Pero muchas veces se
acaban las fuerzas. Si esto llega a pasar en su vida porque ha estado atravesando por
adversidades que llevan años con usted, y siente que ya no puede más... Haga las de Moisés:
Encuentre apoyo. Moisés no subió solo al monte, y aunque a el le tocaba mantener en alto la
vara de Dios, tenía a dos colaboradores en el monte. El no estuvo solo en el monte esas
largas doce horas, siempre tuvo colaboración. Si Moisés no hubiera implementado la
estrategia de la colaboración, no habría podido tener éxito en su agotadora misión; su éxito se
debió en gran medida a la colaboración de sus hermanos y consiervos, Pues cuando sus
brazos se cansaban, allí estaban Aarón y Hur para sostenerlos; Y cuando los brazos de todos
se cansaron, encontró la sabiduría de sus colaboradores para procurarle un asiento donde
descansar mientras seguía sosteniendo sus brazos con la vara de Dios en alto.
Recuerda:
Si tus enemigos se han levantado contra ti, levántate tú también contra ellos en acción de
guerra; Sube al monte de la oración apoyado en las firmes promesas de Dios, y mantente allí
en intercesión constate. Y si la batalla es larga , o muy intensa, y sientes que tus fuerzas no
serán suficientes para permanecer con la bandera de Dios en alto, busca colaboradores que
te ayuden a mantener el estandarte de guerra en alto, hasta que el ejército celestial desbarate
a todos tus enemigos.