Lectura, Novel y Alteridad
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Leo el título y descubro (aunque en realidad modo de consejo que no aconsejan nada:
rememoro) que este mismo libro lo he tenido al
menos diez veces, con la salvedad de que cada Y le voy a dar un consejo, amigo: no crea que se las
vez, era una edición diferente. Era otro aunque sabe de todas todas y que puede decir quién es quién.
Todos a la larga somos todos, y en cierto infinito
fuese el mismo. Cambia la portada, la tipografía mar de las transfiguraciones nos repetimos, con una
usada en el título y la editorial; el nombre y el terca obstinación. De suerte que el ‘yo’ tarde que
que la sigue escribiendo permanece inmutable. temprano se hace usted. (Vallejo, 2008, p.40)
Leo el inicio, las primeras líneas (que son de mis
preferidas) y son las mismas. Se dibuja una sonrisa Se hace nosotros…
en mi ceño cómplice, sonrisa equiparable a las
lágrimas, la ira, el hastío, el disgusto, el acuerdo y Lectura (alteridad y novela)
desacuerdo; que algunas veces han acompañado
la lectura de esas mismas líneas. Hoy mis líneas Lo que no sabe es si encontrará la paciencia necesaria
favoritas no dicen nada. El libro no dice nada. No para leer el libro con el espíritu que pide
obstante, el silencio, esa supuesta nada dice más Trilogía de Nueva York
que cualquier palabra. Paul Auster
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nos vuelve la atención. Una pausa, una demora
que podemos encontrar en la lectura…pues, el
tiempo de la lectura es el tiempo de la demora.
Leer requiere atención. Requiere hacerse presente
en lo que se lee. El tiempo de la lectura en tanto
tiempo de la demora se mantiene solo a través de
un gesto poético. En otras palabras, el tiempo de
la lectura es el tiempo de la tortuga, no el de la
liebre.
Yo soy tú cuando soy yo. (Paul Celan) En relación con lo otro, se hallan especie
de obstáculos (que paradójicamente tampoco
Yo es otro. (Rimbaud) son prefijados e inamovibles, pues, también son
incomprensibles) que no permiten un acceso
Lo otro. Digo lo otro como si supiera qué total, una comprensión integral, un acercamiento
es. Pronuncio lo otro y lo enmarco, lo limito. veraz y total, en otras palabras, tener control.
Convoco lo otro y lo desvirtúo. Evoco lo otro y El control es una ilusión, sobre todo cuando
lo hago un conocido, un invitado, un sujetado. en frente tenemos lo otro, o mejor dicho, la
¿Dónde (y no es en el discurso) lo otro se nos experiencia con lo otro. Incluso, decir tener en
presenta como lo otro, lo radicalmente otro? frente a lo otro, es también una ilusión. ¿Quién
¿Dónde se nos presenta como un intruso? dice que lo otro sólo está en el ex/terior y no en
Un intruso que “Se introduce a la fuerza, por el in/terior? Pensando y sintiendo radicalmente lo
sorpresa o engaño, en caso, sin derecho y sin otro, acaso ¿Está trazado con certeza el ex y el
estar previamente admitido.” (Nancy, p.129). in? ¿Hay afuera y adentro de manera separada?
El pensamiento platónico y cartesiano (Piedra
Lo otro es lo extraño, lo que permanece en angular de la moral cristiana) expulsa lo otro
su extrañeza. Y si acaso eso extraño nos invade, (Han, 2017) afuera, para preservar la armonía de
su misterio no toma claridad; por el contrario, nos adentro, de esa polis que creemos erigida en cada
sume en ella haciéndonos unos extraños para los uno, en el mismo, en el yo.
otros, para nosotros mismos.
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Novela (lectura y alteridad) to) de aproximarme a la lectura, a la alteridad y
a la novela, esta última ha estado latente en cada
La novela es más un acto ético que un acto una de las palabras escritas, pensadas y sentidas.
estético Dándole la vuelta al cogito ergo sum de Descartes,
Héctor Rojas Herazo
al siento luego existo de Kundera, digo más bien:
La única moral de la novela es el conocimiento; leo novelas mientras siento, pienso y existo.
es inmoral aquella novela que no descubre parcela alguna
de la existencia hasta entonces desconocida; así pues: La novela como género literario, que en
llegar al alma de las cosas otras palabras equivale a decir literatura, es
Milán Kundera aquello que nos forma (o bien nos deforma), nos
dice, nos muestra, nos adentra (o expulsa) a la
alteridad radical y nos sitúa marginalmente de la
moralidad. En ese sentido, decir que la novela es
(solamente) un género es sólo entrar en ese juego
de clasificar, ubicar, diseccionar científicamente.
Ya lo dijo mefistofélicamente Lord Henry:
“Definirse es limitarse” (Wilde, 2010, p.206). Y
es eso lo que “encontramos” en la lectura literaria,
la lectura literaria de novelas: incertidumbre,
ambigüedad, esa cuestión Hamletiana “Ser o no
ser” (Shakespeare, 1997, p.206) a la que Cioran
contesta “Ni lo uno ni lo otro” (2011, p.88)
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Nos revelamos, entonces, como otros, alteridad, lectura, novela, escritura… como Vida.
nos rebelamos como otros, nos transformamos
en otros; percibimos lo otro sin encasillarlo en ***
categorías imperativas. Al contrario, la alteridad
se hace presente a través de la ambigüedad, lo Vale despedir estos fragmentos, girones de
contradictorio, lo paradójico, lo contingente, lo pensamiento, resaltando y recalcando el valor de
finito, lo abierto y lo múltiple; dinámicas propias la lectura de novelas para abrirnos a la alteridad.
de la vida, de una vida que en ocasiones parece Que sea un novelista desde su propia experiencia
olvidada gracias a la lógica que buscamos darle. de lectura y escritura el que nos convide a esta
¿Qué acontece cuando leemos una novela, un aventura (la aventura en tanto viaje de formación
cuento, un aforismo… aquello que consideramos es la que nos permite regresar ilesos, siendo los
literario? ¿Hallamos una ruta predeterminada mismos). Apertura:
que nos lleve a comprensiones eficaces y óptimas
de la vida? ¿O encontramos un recetario moral “Leer una novela significa mirar el mundo a través
sobre cómo se debe vivir la vida? De repente ese de los ojos, la mente y el alma de los personajes
de la novela. (…) Visto a través de los ojos de los
cliché que dice que leer literatura es vivir, sí diga personajes, el mundo de la novela nos parece más
algo. Nos dice que al igual que no entendemos próximo y comprensible. Es esta proximidad la que
todo lo que leemos, en cuanto a la vida tampoco otorga al arte de la novela su poder irresistible. Sin
entendemos todo lo que acontece en ella. embargo, el foco principal no es la personalidad y
la moralidad de los personajes principales, sino la
Por eso, volviendo a Melich, él se sitúa en la naturaleza del mundo. La vida de los protagonistas,
su lugar en el mundo, el modo en que sienten, ven
prosa para aproximarse a la novela; no obstante, y se relacionan con su mundo: este es el tema de la
la prosa no como técnica narrativa, sino como novela literaria” (Pamuk, 2011: 51-52).
la vida. “En la prosa, mi vida está implicada en
otras vidas. Mi vida no es sólo mía. En la prosa, Leer novelas, un gesto solidario,
mi vida necesita apoyo de las de los otros, es una cooperativo, alterado. De apertura a la
vida inclinada al otro, a su compasión y también imaginación compasiva3…
a su violencia” (2016, p.38). Prosa como ética,
3 Valgan las palabras de Compagnon (2008: 57), para corroborar este camino: “Por su parte, la teoría moral analítica y la teoría de las emociones em-
plean cada vez más textos literarios; esta vez estoy pensando en las investigaciones de nuestros colegas Jacques Bouveresse, sobre Musil, Jon Elster,
sobre Stendhal, o Thomas Pavel, cobre la novela; y muchos otros más, tanto aquí como en los Estados Unidos. La lectura de novelas –porque se trata
sobre todo de ese género- sirve, dicen ellos, de iniciación moral en Occidente desde dos siglos. Fuente de inspiración, la literatura contribuye al desa-
rrollo de nuestra personalidad, o a nuestra ‘educación sentimental’, como hacían las lecturas devotas entre nuestros antepasados. La literatura permite
acceder a una experiencia sensible y a un conocimiento moral que sería difícil, incluso imposible, adquirir en los tratados filosóficos. Contribuye, por lo
tanto, de forma insustituible tanto a la ética práctica como a la ética especulativa”.
Referencias bibliográficas
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