Guerra Nuclear

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Guerra nuclear

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Para otros usos de este término, véase Guerra nuclear (desambiguación).

A la izquierda el hongo atómico sobre Hiroshima (6/8/1945) y a la derecha el de


Nagasaki (9/8/1945). Estas dos ciudades japonesas han sido las únicas en sufrir un
ataque nuclear en la historia.

Antiguo ICBM del tipo Titán II, en servicio con la Fuerza Aérea de los Estados
Unidos entre 1962 y 1986.
La guerra nuclear es un tipo de guerra que se llevaría a cabo mediante el empleo de
armas nucleares, una clase de arma de destrucción masiva. Puede tratarse de una
guerra nuclear limitada o una guerra nuclear total. Este tipo de conflagración
tiene sus propias teorías, estrategias, tácticas y conceptos, distintos de los de
la guerra convencional, que han ido variando a lo largo de las décadas. Puede
librarse en la tierra, el mar, el aire, el espacio e incluso en el subsuelo, a
distintas escalas, con medios muy diferentes.

Se ha postulado que, en una guerra nuclear total, la radiación y el cambio


climático que ésta produciría dejarían la atmósfera de la Tierra muy afectada y
posiblemente la especie humana y el resto de seres vivos del mundo sufrirían los
efectos de un invierno nuclear. Los supervivientes deberían realizar la
reconstrucción de las infraestructuras del planeta en unas condiciones muy
difíciles. La flora y la fauna sería afectada por múltiples mutaciones.

Hasta el momento, el único ataque con armas nucleares de la historia ha sido


unilateral y se ha efectuado en el bombardeo estratégico de las ciudades japonesas
de Hiroshima y Nagasaki por parte de los Estados Unidos, que condujeron a finalizar
la Segunda Guerra Mundial. Estas dos bombas causaron en torno a 200 000 muertes y
un número aún mayor de heridos y afectados, la mayoría civiles. A pesar de ello, el
escaso número y reducida potencia de estas armas primitivas no permiten colegir los
resultados de una guerra nuclear a gran escala con armamento contemporáneo.

Algunos autores apuntan que una guerra nuclear a gran escala equivaldría a un
evento ligado a la extinción. Sin llegar a este extremo, existen pocas dudas sobre
su capacidad para aniquilar pueblos, naciones y modelos de civilización enteros,
con cientos e incluso miles de millones de bajas.

La posibilidad de una destrucción completa de la civilización humana como


consecuencia de la guerra nuclear inspiró también el movimiento pacifista
contemporáneo, a partir de los trabajos del Comité de Emergencia de los Científicos
Atómicos, compuesto por numerosas personalidades que habían participado en el
desarrollo de las primeras armas de este tipo y eran plenamente conscientes de sus
posibilidades aniquiladoras. Entre estos, se contaban Albert Einstein, Harold C.
Urey, Linus Pauling y Leó Szilárd.

Debido a su enorme poder devastador, las armas nucleares han sido frecuentemente
objeto de numerosos tratados y negociaciones internacionales, y están sujetas a
regímenes de vigilancia, protección e inspección especiales.

La guerra nuclear es un recurso utilizado comúnmente en la literatura de ciencia


ficción que se puso de moda durante la Guerra Fría debido a la tensión entre las
dos superpotencias, ambas poseedoras de armas nucleares, lo que derivó en multitud
de relatos en los cuales las armas nucleares y sus efectos eran las protagonistas.
La aparente inevitabilidad de este conflicto en caso de un enfrentamiento entre
grandes potencias ha conducido a muchas personas a considerar que guerra nuclear y
Tercera Guerra Mundial son sinónimos en la práctica.

La guerra nuclear ha inspirado también a numerosos autores y artistas como símbolo


del mal, el abuso de la razón de estado, la violencia, la muerte o la destrucción
absolutos.

Índice
1 Historia
1.1 El proyecto Manhattan: Hiroshima y Nagasaki
1.2 Preparativos para la Guerra Termonuclear Total
1.3 Situación actual
2 Armas nucleares
2.1 Clasificación tecnológica
2.2 Medios utilizados para su lanzamiento
2.3 Armas nucleares de propósito especial
2.4 Equipos necesarios para librar una guerra nuclear
2.5 Modelos actuales más relevantes de armas nucleares estratégicas
2.6 Sistemas de protección antimisiles
2.7 Sistemas para evitar la intercepción de misiles nucleares
3 Política y estrategia de la guerra nuclear
4 Actores principales
5 Efectos de la guerra nuclear
5.1 Efectos locales
5.2 Efectos globales
6 Protección y autodefensa civil en caso de ataque nuclear
7 En la cultura
8 Véase también
9 Referencias
9.1 Notas al pie
9.2 Bibliografía
9.3 Enlaces externos
Historia

Explosión nuclear en Nagasaki (9 de agosto de 1945). Foto tomada desde uno de los
B-29 que efectuaron el ataque.Bomba concebida por Szilárd.
Artículo principal: Historia de las armas nucleares
El siglo XX trajo consigo la Teoría de la Relatividad y el descubrimiento de la
Física Atómica, lo que permitió postular vías para obtener energía del núcleo del
átomo.

El día 12 de septiembre de 1933, cinco años antes del descubrimiento de la fisión y


sólo siete meses después del descubrimiento del neutrón, el físico húngaro Leó
Szilárd descubrió que era posible liberar grandes cantidades de energía mediante
reacciones neutrónicas en cadena.1 El 4 de julio de 1934, Szilard solicitó la
patente de una bomba atómica donde no sólo describía esta reacción en cadena
neutrónica, sino también el concepto esencial de masa crítica. La patente le fue
concedida, lo cual convierte a Leó Szilárd en el inventor de la bomba atómica.2

En noviembre de 1938, la física alemana Lise Meitner logró identificar trazas de


bario en una muestra de uranio. La presencia de este elemento sólo se pudo explicar
asumiendo que se había producido una fisión nuclear. El descubrimiento se le
adjudicó a Otto Hahn.3 En enero de 1939, Niels Bohr redescubriría la fisión en los
Estados Unidos. El físico teórico Julius Robert H. Oppenheimer, tres días después
de leer la conferencia de Bohr, se dio cuenta de que la fisión del átomo produciría
un exceso de neutrones utilizable para construir la bomba concebida por Szilárd.

El proyecto Manhattan: Hiroshima y Nagasaki


A inicios de la Segunda Guerra Mundial, por tanto, muchos científicos y gobiernos
eran conscientes de la posibilidad de crear un arma nuclear. Sin embargo, sólo
Alemania y Estados Unidos estaban en condiciones de embarcarse en el proyecto con
seriedad. Desde el principio, el programa alemán estuvo plagado de dificultades,
limitaciones y errores, probablemente por la ausencia de una percepción teórica
clara sobre sus posibilidades.45 Estados Unidos, en cambio, contaba con los
recursos industriales y los mejores cerebros de su tiempo: Albert Einstein, Leo
Szilard, Robert Oppenheimer, Enrico Fermi, Arthur Compton y muchos más. Eso les
permitió iniciar en secreto el monumental Proyecto Manhattan, con el objeto de
construir bombas atómicas que les otorgaran una ventaja decisiva en la Segunda
Guerra Mundial. 6

El Proyecto Manhattan les permitió fabricar al menos tres núcleos experimentales de


uranio y plutonio, pesados y primitivos. El primero de ellos, denominado
simplemente The Gadget (el dispositivo), fue detonado en el Desierto Jornada del
Muerto de Nuevo México (Estados Unidos continentales), a las 5:29:45 del 16 de
julio de 1945 (hora local). Se trataba de un arma de fisión de plutonio de 19 kt de
potencia. Fue la primera detonación nuclear producida por la especie humana.

Poco después, los días 6 y 9 de agosto de 1945, la Fuerza Aérea de los Estados
Unidos lanzó desde bombarderos B-29 sendas bombas atómicas sobre las ciudades
japonesas de Hiroshima y Nagasaki. La primera era una bomba por disparo de uranio
de unos 15 kt, llamada Little Boy, y la segunda funcionaba por implosión de
plutonio bajo el nombre Fat Man, con unos 25 kt de potencia. Esto equivale a la
vigésima parte de la potencia de las armas nucleares actuales, y una milésima de
las más potentes desarrolladas durante la Guerra Fría. Ambas ciudades resultaron
aniquiladas instantáneamente, con un saldo aproximado de entre 150 000 y 220 000
muertos,7 la gran mayoría civiles. Un número indeterminado de personas fallecieron
con posterioridad debido a sus heridas y a los efectos de la radiación. Se ha
producido un elevado número de mutaciones en bebés, durante varias generaciones.
Estos hechos, que constituyen el primer y hasta ahora único uso de armas nucleares
en un conflicto real, precipitaron la capitulación de Japón y el fin de la Segunda
Guerra Mundial.

Preparativos para la Guerra Termonuclear Total


El evidente poder que otorgaban estas armas inició una enorme carrera de armamentos
entre las potencias que ya se adivinaban enfrentadas en la Guerra Fría, tanto con
respecto a las armas atómicas en sí mismas como a los vectores de lanzamiento que
permiten llevarlas hasta sus blancos y los medios técnicos y humanos extensivos,
necesarios para operarlas eficazmente. La Unión Soviética, que venía siguiendo muy
estrechamente el Proyecto Manhattan desde al menos 1943 y había desarrollado ya sus
propias investigaciones en el Instituto Kurchátov, logró detonar una réplica de la
bomba de Nagasaki («Joe 1») en el polígono de Semipalatinsk, en la mañana del 29 de
agosto de 1949. Sin embargo, la URSS desarrollaba paralelamente un arma de diseño
totalmente propio («Joe 2») que detonó el 24 de septiembre de 1951, liberando 38
Kt. La Guerra Fría Nuclear había comenzado. Les siguieron el Reino Unido el 3 de
octubre de 1952 («Operación Hurricane»), Francia el 13 de febrero de 1960
(«Gerboise Bleue») y China, el 16 de octubre de 1964 («Dispositivo 596»).

Simultáneamente a estos acontecimientos, se había vuelto evidente que existía una


manera de desarrollar armas con potencias mayores por muchos órdenes de magnitud:
la fusión nuclear, que imita las reacciones energéticas de las estrellas. Mediante
una segunda fase compuesta de isótopos del hidrógeno y el litio, Estados Unidos
logró hacer estallar la primera arma termonuclear o bomba de hidrógeno el 1 de
noviembre de 1952 («Operación Ivy», Islas Marshall). Les siguió la Unión Soviética
menos de un año después, primero con una bomba de fusión parcial («Joe 4», 12 de
agosto de 1953) y luego con una de fusión completa. A diferencia de las armas
norteamericanas, estas primeras armas rusas de fusión eran utilizables
militarmente, no meros dispositivos experimentales. Estados Unidos no tendría un
arma de fusión militarizable hasta 1954.

Paralelamente, se libraba otra batalla entre las superpotencias: la carrera


espacial. Además de sus aplicaciones civiles y científicas, a nadie se le escapó
que la disponibilidad de grandes cohetes espaciales permitiría también desarrollar
misiles pesados de alcance intercontinental, muy superiores a los bombarderos
aéreos utilizados hasta entonces e imposibles de derribar. Generalmente inspirados
en la V2 alemana de la Segunda Guerra Mundial, estos misiles otorgarían el poder de
librar gran número de armas nucleares contra blancos remotos, situados en otros
continentes. La posibilidad de lanzar bombas atómicas con cohetes había sido
evidente desde el principio, pero no se disponía de vectores grandes y fiables para
hacerlo con eficacia.

R-7 8K72 Vostok exhibido en el Centro Panruso de Exposiciones, variante civil del
primer misil balístico intercontinental.
El primer misil balístico intercontinental verdadero fue el Cohete R-7 soviético
(llamado en Occidente SS-6 Sapwood), una variante del mismo propulsor utilizado
para lanzar el Sputnik, la primera nave espacial en órbita. Podía lanzar una bomba
de 3 Mt a 8800 km de distancia, lo que le permitía alcanzar los Estados Unidos
continentales, Europa y la mayor parte del Hemisferio Norte. Esta variante militar
se probó por primera vez el 15 de diciembre de 1959. Pronto les siguieron los Titán
norteamericanos de 9 Mt.

Por primera vez en la historia humana, era posible llevar la devastación más
absoluta al corazón del enemigo. La consciencia de este hecho significó profundas
transformaciones en la mentalidad política y social, por lo general pesimistas y
ominosas, y dio lugar a numerosas novedades culturales y en la civilización.
Militarmente, las armas nucleares adquirieron un carácter igualador que impedía a
cualquier potencia iniciar una guerra contra la otra, sobre todo desde que su
número y prestaciones garantizaron la destrucción mutua asegurada. Hubo que crear
nuevos conceptos, teorías, tácticas y estrategias para esta arma radicalmente
distinta, así como formar a generaciones de técnicos y soldados, y desplegar
numerosos equipos avanzados (desde radares y satélites hasta sistemas novedosos de
mando, control, comunicaciones e inteligencia) para poderlas usar eficientemente.
Esto estimuló el desarrollo de numerosas invenciones, entre las que cabe incluir
Internet (que se deriva de ARPANET, una red que contaba entre sus capacidades la de
ser especialmente resistente a un ataque nuclear limitado, aunque no fuera su
característica esencial). La aparente inminencia de una guerra nuclear dio alas
para la creación del movimiento pacifista contemporáneo, iniciado por los propios
científicos atómicos, más conscientes que los demás de sus riesgos.

Durante toda la Guerra Fría ambas potencias y otras menores se amenazaron con
decenas de miles de armas nucleares prestas para disparar, según un concepto
denominado overkill que garantizaba la destrucción total del enemigo decenas de
veces. Hubo varias ocasiones en que estuvieron a minutos de ser lanzadas, debido a
errores o situaciones conflictivas, la más conocida de las cuales es la Crisis de
los misiles de Cuba. Sin embargo, no fue la única, ni la más grave. Generalmente se
considera que el más peligroso de todos los incidentes sucedió en el entorno de las
maniobras de la OTAN «Able Archer 83», diseñadas en un contexto de operaciones
psicológicas contra la Unión Soviética, que fueron percibidas por los dirigentes de
este país como una amenaza directa real. Esto llevó a las fuerzas nucleares
soviéticas al estado de máxima alerta durante semanas, mientras en Occidente se
tenía una falsa impresión de tranquilidad, por lo que incluso un incidente menor
podría haber disparado la respuesta nuclear.8910111213141516 Poco antes había
sucedido el Incidente del equinoccio de otoño, donde las fuerzas nucleares
soviéticas pudieron estar a escasos minutos del lanzamiento, lo que contribuyó a
tensar la situación aún más.1718

Situación actual
Este grado de peligro y tensión dio lugar a numerosos tratados, tratando de limitar
su despliegue y efectos. El primero de todos ellos fue el Tratado de prohibición
parcial de ensayos nucleares (1963), por el que terminaron las pruebas nucleares
atmosféricas. Le siguió el polémico Tratado de No Proliferación Nuclear (1968), que
restringe la disponibilidad de armas nucleares a los países que ya las tenían en
esas fechas. Más relevantes fueron los Acuerdos SALT de los años 1970 entre las
principales superpotencias, así como el Tratado INF. Ambos limitaban el número de
lanzadores y cabezas; este es el inicio en la práctica del desarme nuclear.

Al finalizar la Guerra Fría y reducirse por tanto el grado de confrontación entre


las superpotencias, se implementó el tratado START I (1991); esto redujo finalmente
el número real de cabezas en un plan de desarme que culminaría en 2001, con unas
2000 ojivas desplegadas. Sin embargo, la denuncia norteamericana del Tratado sobre
Misiles Anti-Balísticos de 1972 impidió la ratificación por parte rusa del tratado
START II (1993), que habría reducido esta cifra a 2000 cabezas en 2012. También
bloqueó la negociación del START III. El Tratado de Reducciones de Ofensivas
Estratégicas (SORT) de 2003 propuso un objetivo muy difuminado y del que cualquiera
de las partes puede retirarse en cualquier momento. Posteriormente, en 2010, se
aprobó el tratado New START que reduce el número de cabezas estratégicas activas a
1550 por cada una de las dos grandes potencias nucleares.

Aunque el número de armas nucleares listas para disparar y su nivel de alerta ha


descendido considerablemente, éstas siguen conformando la columna vertebral y
primera garantía de seguridad en muchos países industrializados del mundo. Tales
reducciones se han traducido en un "olvido" social de esta amenaza mientras se
favorecía el temor hipotético de que tales armas acaben en poder de grupos
terroristas, sobre todo desde algunos gobiernos y medios de comunicación.1920212223

Si bien el peligro de guerra nuclear entre naciones persiste gravemente, existen


serias dudas sobre las posibilidades reales de un grupo terrorista para hacerse con
un arma atómica. Además de la dificultad para apoderarse de componentes esenciales
de la misma, o de un arma completa, se trata de un sistema tecnológicamente
complejo con exigencias de mantenimiento y operación poco compatibles con la
naturaleza clandestina e irregular de las organizaciones terroristas. Sólo la
reposición y reforja de los componentes radiactivos —que van decayendo conforme
avanza su vida media— requieren una infraestructura tecnológica e industrial
únicamente al alcance de estados o grandes corporaciones privadas. El resultado es
que nunca se ha detectado un arma nuclear o componentes sustanciales de la misma en
manos de un grupo terrorista, ni tampoco la voluntad clara de poseerlas.2425

Armas nucleares
Artículos principales: Arma nuclear y Bomba atómica.

Vehículo lanzador del ICBM ruso Tópol, Moscú, 2008.


Un arma nuclear es un explosivo de alta energía, que obtiene la misma mediante la
fisión o fusión del núcleo atómico. Para la fisión, se utilizan átomos pesados como
el uranio o plutonio, y para la fusión átomos muy ligeros como ciertos isótopos del
hidrógeno (deuterio y tritio) y el litio. Se trata de un uso militar de la energía
nuclear. Su característica fundamental radica en la posibilidad de liberar una
potencia explosiva equivalente a miles o millones de toneladas de TNT con un
dispositivo de pocos kilogramos de peso, fácilmente militarizable.

No existe ningún material estructural en el universo conocido capaz de resistir el


impacto térmico, mecánico y radiológico de una detonación nuclear a corta
distancia. Una carga nuclear de potencia común, adecuadamente ubicada en las
proximidades del blanco, desintegrará cualquier objetivo civil o militar y causará
enormes daños y mortandad en los alrededores, incluso a kilómetros de distancia.
Por esta razón, las armas nucleares se consideran el máximo exponente de las armas
de destrucción masiva.

Clasificación tecnológica
Tecnológicamente, las armas nucleares se dividen en bombas atómicas o de fisión,
por un lado, y bombas de hidrógeno, armas termonucleares o de fusión, por otro:26

Las bombas atómicas o de fisión son dispositivos que fragmentan átomos pesados de
uranio o plutonio mediante una reacción en cadena ultrarrápida. La fisión es un
proceso exotérmico que libera cantidades sustanciales de energía, mucho mayor que
en las reacciones químicas de los explosivos convencionales. Esta energía escapa en
forma de radiación gamma y energía cinética de los fragmentos del núcleo,
calentando así rápidamente la materia que se encuentre alrededor. Esta materia (por
ejemplo, el aire), al dilatarse, provoca una poderosa onda de choque a alta
temperatura. El material fisible idóneo es el plutonio-239, y la técnica más
corriente es la implosión geométrica.
Las bombas de hidrógeno, armas termonucleares o de fusión constan de dos o más
etapas. La primera de ellas (primario) utiliza una pequeña bomba atómica para
iniciar un proceso de fusión nuclear de los núcleos de átomos ligeros de hidrógeno
y litio que se encuentran en la segunda (secundario). Este proceso es análogo al
que se da en los soles, y se ha definido como encender una estrella sobre una
ciudad. La diferencia de masa entre los núcleos componentes del secundario y el
resultante (normalmente, helio y berilio o nuevos isótopos de litio y tritio, que
realimentan la reacción) se transforma íntegramente en energía, según la conocida
fórmula E = mc². Algunas de estas reacciones, como la de deuterio + litio-6, se
cuentan entre las más energéticas del universo conocido, solo por debajo de la
reacción materia-antimateria. Una carga de fusión puede producir temperaturas
locales equivalentes entre 20 y 400 millones de grados centígrados,27 más que en el
núcleo del Sol y muchos órdenes de magnitud por encima de cualquier posible rango
de estabilidad de la materia.
La mayoría de armas atómicas modernas son termonucleares de potencia variable, pues
la tecnología de fusión pesa menos y aporta mayor seguridad, economía y
flexibilidad. Esta flexibilidad incluye poder graduar la potencia explosiva de la
bomba a voluntad, variando la presencia de tritio en el secundario. También
permiten elegir, al menos en parte, el tipo de energía producido por el arma.

Medios utilizados para su lanzamiento

Prueba de los vehículos de reentrada MIRV del cancelado ICBM norteamericano LGM-
118A Peacekeeper, 8 disparados desde un solo misil (podía llevar 10). Cada traza
indica el descenso de una cabeza de ataque, y cada una tenía una potencia
comparable a 25 bombas como la de Hiroshima. En la actualidad, hay en servicio
armas similares.
Normalmente, al hablar de armas nucleares nos referimos tanto a estos explosivos
atómicos como a los medios utilizados para llevarlos hasta su blanco, y
generalmente también a los medios de apoyo para lograrlo. Así, entendemos las armas
nucleares como un sistema integrado complejo, científico, industrial, militar y
humano, que culmina cuando el blanco es alcanzado por una explosión nuclear. Entre
estos medios, cabe destacar de manera significativa los vectores de lanzamiento: la
llamada tríada nuclear. Clasificándolas por estos lanzadores, pues, las armas
nucleares suelen dividirse en:28

Armas nucleares con base en tierra. Se trata de cohetes, normalmente guiados, con
diversos alcances y capacidades, operados desde tierra firme en plataformas fijas o
móviles. Los conocidos misiles balísticos intercontinentales (ICBM) pertenecen a
esta categoría, pero también otros proyectiles de menor alcance para su uso táctico
en el campo de batalla, incluso disparados desde piezas de artillería. Estos
vectores se tienden a considerar, en general, como una forma de artillería
terrestre superpesada. Los ICBM son verdaderos cohetes espaciales, que vuelan fuera
de la atmósfera de la Tierra y pueden recorrer miles de kilómetros en pocos
minutos. Algunos de ellos pueden lanzar varias ojivas MIRV simultáneamente, con un
explosivo nuclear cada una, utilizando un solo vector.
Armas nucleares con base en el mar. Se trata de cohetes similares a los que tienen
base en tierra, pero que se lanzan desde plataformas navales de superficie o
submarinas. Esto les aporta una capacidad de maniobra y ocultación generalmente
superior a los misiles con base en tierra, pero también puede exponerlos a riesgos
superiores. Los misiles balísticos de lanzamiento submarino (SLBM, un ICBM naval)
pertenecen a esta categoría, así como ciertos torpedos, misiles de crucero y otros
misiles más generalistas para guerra naval. Algunos de estos vectores se suelen
considerar como una forma de artillería naval superpesada. Al igual que los ICBM,
los SLBM viajan por el espacio y pueden atravesar continentes en menos de treinta
minutos, así como lanzar cabezas MIRV múltiples.
Armas nucleares de lanzamiento aéreo, que suelen ser bombas de aviación o misiles
de crucero o de otros tipos lanzables desde aeronaves en vuelo (normalmente,
bombarderos supersónicos). Se considera una forma más arriesgada y lenta de liberar
armas nucleares, debido a la posibilidad de que los aviones sean derribados y a la
inherente lentitud comparativa de los proyectiles atmosféricos; pero también un
método más flexible y adaptativo.
Existen otros lanzadores posibles, prohibidos por tratado, como los sistemas de
bombardeo orbital fraccional (FOBS), desde satélites artificiales que pueden
iniciar el ataque por sorpresa aproximándose por cualquier ángulo y trayectoria.29
30

Pruebas para proteger un Boeing 747 de mando contra ataque de pulso


electromagnético de gran altitud (HEMP). El HEMP tiene la capacidad de destruir
todos los equipos eléctricos y electrónicos que carezcan de protección especial en
miles de kilómetros a la redonda.
Armas nucleares de propósito especial
Además, se han producido armas nucleares de propósito especial, como las
siguientes:

La bomba de neutrones, también llamada bomba N, bomba de radiación directa


incrementada, bomba de fisión-fusión o bomba de radiación forzada, cuyo objetivo es
causar una mayor mortandad directa por irradiación incrementada contra los seres
vivos, con una menor destrucción de los objetos inertes.31 Este tipo de arma fue
objeto de grandes polémicas durante la Guerra Fría, debido a la percibida
indignidad moral de matar a grandes cantidades de personas y otros seres vivos
mientras se protegen los bienes materiales.32
La bomba de pulso electromagnético, también llamada bomba E, HEMP o bomba del arco
iris debido a las auroras boreales artificiales que induce. Se trata de una
explosión en el espacio exterior que, por efecto Compton de electrones, degrada o
disloca los sistemas eléctricos y electrónicos a escala continental. Por su
capacidad de paralizar instantáneamente las sociedades atacadas, se considera que
estas armas constituirían el compás de apertura de una guerra nuclear.3334
La bomba de oscurecimiento o iónica, que detona en las capas superiores de la
atmósfera para bloquear por ionización electromagnética las señales radioeléctricas
de los sistemas de comunicaciones y teledetección, con el objeto de dislocar la
defensa enemiga y las guías de sus sistemas antimisil.3536
La bomba radiológica o bomba sucia, para causar gran mortandad mediante la
diseminación de grandes cantidades de radiación contra las personas o sus fuentes
de alimentos y agua potable.37 Considerada en general un arma barata y de baja
tecnología para hipotéticos terroristas nucleares, sus versiones de alta
tecnología, utilizadas por las potencias, podrían incrementar enormemente los
efectos demográficos de un arma nuclear. Se ha postulado una llamada bomba
ultravioleta con objeto de esterilizar los pastos y campos de cultivo, cuyo grado
de realización en la práctica es desconocido. Leo Szilard propuso también una bomba
de cobalto o bomba del juicio final, capaz de diseminar dosis letales de radiación
en áreas enormes o incluso en toda la Tierra.3839
Equipos necesarios para librar una guerra nuclear
Otros equipos imprescindibles para librar con eficacia una guerra nuclear son:

Una infraestructura científica, industrial, humana y tecnológica suficiente y


capaz.
Medios de teledetección de largo alcance y alerta temprana con base en tierra, mar,
aire y espacio.
Un sistema de mando, control, comunicaciones e inteligencia concebido a tal efecto.
Medios convencionales suficientes para la logística y defensa del sistema de guerra
nuclear.
Una cultura militar, social y política idónea.
Modelos actuales más relevantes de armas nucleares estratégicas
Existen muchos tipos de armas nucleares. Entre las más relevantes actualmente se
encuentran:

Los ICBM Tópol, Tópol M y RS-24 (Rusia); LGM-30 Minuteman (Estados Unidos); DF-41,
DF-31 y DF-5 (China).
Los misiles de alcance medio Agni (India); Ghauri y Shaheen (Pakistán); y Jericó
(Israel).
Los SLBM de lanzamiento submarino Trident II D5 (Estados Unidos y Reino Unido); R-
39 y Bulava (Rusia); y M-45 SLBM (Francia).
Los misiles de crucero de medio alcance BGM-109 Tomahawk (Estados Unidos y Reino
Unido); y Raduga Kh-55 (Rusia), que pueden ir equipados con cabezas convencionales
o nucleares.
Sistemas de protección antimisiles
Se ha planteado la posibilidad de crear sistemas antimisil para detener un ataque
nuclear mientras se produce, el más conocido de los cuales fue la Iniciativa de
Defensa Estratégica de EE. UU. Sin embargo, el único sistema antibalístico que
realmente ha llegado a estar operativo es el Sistema de Defensa de Moscú.
Actualmente, los Estados Unidos tratan de desplegar un escudo antimisiles más
limitado.

Existen serias dudas sobre la posibilidad de crear un escudo antimisiles eficaz.


Rara vez un sistema antimisil ha logrado derribar un misil en una batalla real, al
tratarse de una maniobra tecnológicamente muy crítica y con poco tiempo de
preaviso, cuyas posibilidades verificables sólo se pueden conocer el día del ataque
real, de naturaleza inherentemente impredecible.404142

Sistemas para evitar la intercepción de misiles nucleares


Además, resulta relativamente sencillo modificar las armas atacantes y sus tácticas
para dificultar enormemente su intercepción, a un coste muy inferior al de los
sistemas antimisil que deberían detenerlas; esto es especialmente cierto para los
misiles más sofisticados, usando técnicas especiales entre las que se encuentran:

Impulsión acelerada, que aleja rápidamente el misil del suelo y de posibles


interceptores en la fase de lanzamiento (les "gana" durante el ascenso).
Adicionalmente, esto reduce el tiempo de vuelo intercontinental (Rusia-Estados
Unidos) de 23 minutos a menos de 20, lo que constriñe también el tiempo de
prealerta.
Rotación incrementada; haciendo rotar el misil, se reduce la eficacia de las armas
láser y de haces de partículas al aumentar la dispersión energética en el punto de
impacto (el haz enfoca un punto determinado del misil durante menos tiempo) durante
la fase de lanzamiento y primer tramo de vuelo espacial. En todo caso, las armas
láser y de haz de partículas son ineficaces dentro de la atmósfera terrestre, por
problemas de dispersión óptica, y su presencia en el espacio fue cancelada junto
con el resto del proyecto Guerra de las Galaxias.
Uso de cabezas MIRV múltiples, que multiplica el número de cabezas a interceptar
por un factor entre tres y diez.
Pronta libranza de las cabezas, para que esta multiplicación se produzca lo antes
posible, lejos del alcance de los interceptores en la fase terminal, y antes de que
cualquier hipotético sistema de defensa espacial tenga tiempo de reaccionar.
Cabezas MIRV maniobrables, que complican enormemente las soluciones de intercepción
en el espacio exterior, durante la reentrada y en la fase terminal por no tener una
trayectoria predecible.
Uso de blindajes de bajo peso contra láser, haces de partículas, pulso
electromagnético y varias formas de metralla.
Inclusión de señuelos y otras ayudas a la penetración (perturbadores, expansores,
chaff, etc).
Ataque de pulso electromagnético inicial, para dislocar la sociedad atacada y
degradar sus sistemas defensivos de fase terminal.
Ataque de oscurecimiento al inicio de las reentradas, para cegar los sistemas de
teledetección y comunicaciones radioeléctricas del defensor en la fase terminal.
Deriva calculada de las cabezas, atacando el blanco desde puntos periféricos (pero
dentro del área de aniquilación), lo que incrementa el volumen de intercepción,
multiplica las trayectorias posibles y por tanto dificulta la solución de tiro por
varios órdenes de magnitud durante la reentrada y la fase terminal.
La acción combinada de todas estas técnicas y otras más esotéricas resulta en
problemas insuperables para los sistemas antimisil de nuestro tiempo y del futuro
próximo. Generalmente, se considera que los sistemas antimisil del presente y del
futuro próximo sólo serían capaces de derribar las armas de atacantes poco
sofisticados.43444546474849

Política y estrategia de la guerra nuclear


Artículo principal: Estrategia de las armas nucleares
La existencia de las armas nucleares redefinió las relaciones internacionales y
tuvo un hondo efecto en las estrategias militares y en la cosmovisión de la mayoría
de civilizaciones contemporáneas. El pavor inducido a todos los niveles por los
daños directos y colaterales previstos en una guerra nuclear dio nueva forma a la
doctrina de la disuasión, bloqueando efectivamente las hostilidades entre potencias
dotadas de este armamento y abriendo la era de guerras subsidiarias que caracterizó
a la Guerra Fría y sigue vigente en la actualidad.

La doctrina de la disuasión alcanzó sus extremos máximos cuando la cantidad y


capacidad del armamento nuclear desplegado por las superpotencias llegó al nivel de
destrucción mutua asegurada (MAD).50 La destrucción mutua asegurada se obtiene
aplicando el concepto de overkill, según el cual cada uno de los combatientes
principales dispone de medios sobrados para aniquilar totalmente al enemigo decenas
de veces. En un cierto momento de la Guerra Fría, existían armas para extinguir 23
veces a la especie humana. En la actualidad sigue habiendo medios suficientes para
matar a toda la Humanidad más de una vez.51

En un principio, las armas nucleares se concebían como una extensión de alta


potencia a la guerra convencional estratégica y los grandes bombardeos aéreos que
pudieron verse en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, su rápido progreso y
expansión, así como la llegada del arma termonuclear y el misil balístico
intercontinental que podía producirse económicamente en grandes cantidades,
obligaron a establecer una categorización según el uso previsto de cada arma:

Las armas nucleares tácticas suelen ser de menor potencia, del orden de kilotones y
de menor radio de acción. Aunque se encuentran bajo el control político, pueden ser
empleadas por los mandos militares en apoyo de las fuerzas convencionales en el
teatro de batalla.
Las armas nucleares estratégicas tienen un gran radio de acción y son armas de gran
potencia, con cientos de kilotones o incluso megatones. Se utilizan para destruir
la capacidad nuclear, militar, económica y demográfica del enemigo.

Secuencia de ataque de un misil balístico de lanzamiento submarino Trident.


Según esta categorización, se creaba una línea nítida entre un uso menor o legítimo
de las armas nucleares en el teatro de operaciones, como un medio más, y un uso
mayor de las mismas en un contexto de guerra total. Las dudas sobre el realismo de
esta frontera y sobre la posibilidad de que un uso limitado de las armas nucleares
condujera rápidamente a una escalada causaron grandes polémicas sociales por su
despliegue y disuadieron, en la práctica, de su uso. Al final, las principales
potencias terminaron adhiriéndose de hecho a la doctrina de no primer uso, según el
cual ninguna de ellas sería la primera en utilizar armas nucleares. Esta doctrina
contribuyó a prevenir una guerra nuclear e, indirectamente, también una guerra
convencional entre las grandes potencias.

Generalmente, todas ellas se reservaron el derecho de primer uso en propio


territorio. Hipotéticamente, este derecho permitía detener radicalmente una
invasión enemiga mediante el uso táctico de las armas nucleares en el propio
territorio nacional, sin empezar una guerra termonuclear total. No se ha producido
ocasión de verificar la funcionalidad de este derecho, pero existen serias dudas
sobre la posibilidad de detener la escalada subsiguiente.

Los países poseedores de armas nucleares disponen de unos planes de guerra


prediseñados para su uso, que se conocen en Estados Unidos y el Reino Unido como
SIOP (plan único de operaciones integradas)51 cuando se refieren al propio y RISOP
(plan único de operaciones integradas del "bando rojo") cuando se refieren al
enemig

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