Resumen Libro de Egipto
Resumen Libro de Egipto
Resumen Libro de Egipto
1.-El casamiento:
El sabio Ptah-hotep aconseja a sus discípulos que funden una casa y tomen una mujer (lo uno lleva a lo
otro). En muchos casos, los padres o superiores deciden los casamientos, aunque los papiros de Londres y Turín
indican que la gente joven goza de gran libertad.
En los cantos de amor, los enamorados se llaman “hermanos” entre ellos, moda establecida a finales de la
XVIII Dinastía. Algunos historiadores sostienen que el casamiento entre hermanos era regular en el Antiguo Egipto.
Ninguna ley lo permitía, pero una ley permitía al rey hacer lo que quisiera, por lo que algunos faraones se casaban
con su hermana e, incluso, con su hija.
Es probable que los casados se presentasen ante un funcionario, quedando registrada la constitución del
matrimonio. En el haber conyugal, el hombre aporta 2/3, frente al 1/3 de la mujer. Si uno fallece, el que sobrevive
tiene el usufructo de todo, pero solo dispone de la parte que aportó.
Aunque no hay documentos, es posible que se llevara algún ritual en el templo. Cuando un hombre
casado peregrina a Abidos, lleva a su mujer y, a menudo, van juntos al templo.
2.-La mujer:
Los pintores y escultores dan una idea de familia egipcia tierna y simpática. Sin embargo, la literatura
juzga duramente a la mujer. Se considera frívola, coqueta y caprichosa, incapaz de guardar un secreto, mentirosa y
vindicativa y, por supuesto, infiel. Los narradores ven en ella el germen de todos los pecados, el saco de todas las
malicias. La mujer no vale gran cosa, mientras el hombre es fiel, afectuoso, apegado y razonable.
Los cuentos nos dicen que la mujer infiel era castigada a muerte, pero el adulterio del marido no era
objeto de ninguna sanción. Tenían el derecho de introducir concubinas en casa. Se conocen casos de poligamia. El
marido tenía derecho a pegar a su mujer, y el hermano a la hermana, pero con la condición de no abusar. La injuria
era castigada, si un hombre injuriaba a su mujer era castigado y privado de toda adquisición hecha con ella.
3.-Los hijos:
Los egipcios amaban a los niños. Las familias de gran fecundidad se deben a la fertilidad del país y la
benignidad del clima. Los hijos no cuestan nada a los padres; mientras son de corta edad, van descalzos y sin
vestidos, los niños adornados con un collar y las niñas con un peine y un cinturón. Todos se alimentaban con tallos
de papiro, raíces crudas o hervidas.
Todos los hijos son bien recibidos, aunque el deseo de tener un varón era universal. Será éste quien haga
vivir el nombre del padre, debiendo inhumarlo y vigilar su tumba.
Ansiosos de conocer el porvenir de los recién nacidos, tenían a 7 divinidades: los Hators. Tranquilizados
por los augurios o no, se daban prisa en nombrar a la criatura, pues no tenía apellidos.
Los nombres a veces son muy cortos (Ti, Abi, Tui, To). La mayor parte de los padres prefería poner a sus
hijos bajo el patrocinio de una divinidad (Hor – Hori, Seth – Seti, Amón – Ameni).
Elegido el nombre, había que registrarlo en la casa de vida, una especie de Instituto de Egipto donde
astrónomos e historiadores conservaban las nociones adquiridas, con un registro de nacimientos, muertes y bodas.
El niño de corta edad quedaba con la madre, que lo llevaba contra el pecho en una mochila colgada del
cuello, con las manos libres. Las reinas y otras no se tomaban tanto trabajo, siendo confiados a servidores.
Cuando el niño se hacía mayor y no podía conformarse con un simple collar, al varón se le daba un
taparrabo y un cinturón, y a la niña un vestido. Esto era un acontecimiento en la vida. Era el momento de enviar al
niño a la escuela. Entre campesinos y artistas, el niño seguía en casa, aprendiendo a ejercer su oficio nato.
4.-Los sirvientes y los esclavos:
Los servidores eran retribuidos, mantenidos por el que los empleaba con sus propios medios. Algunos
servidores libres, que podían retirarse del servicio del señor, eran los escuchas, escanciadores y los chemsu.
Los verdaderos esclavos, los hemu, eran tratados duramente. Si escapaban, eran perseguidos. Casi
siempre eran de origen extranjeros. El señor podía alquilar o vender a su esclavo. Algunos se escapaban y
conseguían rehacer su vida pasando desapercibido.
5.-Los animales familiares:
El perro era el compañero y auxiliar del hombre en la caza, y ayudaba al pastor a organizar el rebaño.
Tenían nombres, y se han encontrado tumbas de perros junto a sus amos.
El mono fue más allá en el corazón del hombre. Divertía a toda la casa, que compartía con jorobados y
enanos, parte del personal de una casa importante. A falta de enanos y jorobados, los niños y unos negritos eran
habituales víctimas de sus bromas.
El gato parece no introducirse hasta el Imperio Nuevo. Es más atrevido que el perro.
Las aves de corral, como el Ganso del Nilo, también tenían cabida en la casa egipcia.