Explorando La Inteligencia Emocional

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EXPLORANDO LA INTELIGENCIA EMOCIONAL


P E R C I B I D A E N T R E S F R A N J A S E TA R I A S :
UN ESTUDIO REALIZADO EN LA ARGENTINA

Claudia Josefina Arias1


Maria Florencia Giuliani2

Estud. interdiscipl. envelhec., Porto Alegre, v. 19, n. 1, p. 123-140, 2014.


resumen
La inteligencia emocional percibida consiste en un conjunto de
habilidades de procesamiento emocional. Incluye la capacidad para
percibir los propios estados emocionales – Atención emocional –,
comprenderlos y expresarlos lingüísticamente – Claridad de senti-
mientos – y regularlos adaptativamente – Reparación emocional.
Este constructo se encuadra dentro del enfoque de la Psicología
Positiva, ha sido asociado a la resiliencia y funciona como amor-
tiguador de las respuestas de estrés y como un factor protector
contra el burnout. Este estudio explora y compara las características

1 Licenciada en Psicología, Magíster en Psicología Social. Docente de grado y posgrado e investi-


gadora. Facultad de Psicología. Universidad Nacional de Mar del Plata. Directora del proyecto Explora-
ción de las Relaciones entre dimensiones de las emociones percibidas y grupo de edad en personas
de Mar del Plata y Buenos Aires. E-mail: [email protected]
2 Licenciada en Psicología. Becaria de Investigación de la Universidad Nacional de Mar del Plata,
categoría Iniciación. Este trabajo se realizó con los fondos de dicha beca, dentro del marco del grupo
de investigación “Evaluación Psicológica”, en el proyecto “Exploración de las Relaciones entre dimen-
siones de las emociones percibidas y grupo de edad en personas de Mar del Plata y Buenos Aires”.
E-mail: [email protected]

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de la inteligencia emocional percibida en personas de tres grupos
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de edad: 1) 15 a 24; 2) 30 a 45 y 3) 60 a 75 años, mediante un


diseño transversal, descriptivo-correlacional. Se realizó un muestreo
no probabilístico-intencional de 252 sujetos de ambos sexos a los
que se administró la Escala de Metaconocimiento sobre Estados
Emocionales. Los resultados señalan que los participantes de 60 a
75 años presentan mayor capacidad de comprensión y expresión
emocional que los de los grupos restantes, así como mayor capa-
cidad de regular sus emociones que los del grupo de 15 a 24 años.
Estos resultados apoyan los antecedentes que señalan que los
adultos mayores presentan un perfil de mayor desarrollo de las habi-
lidades de Inteligencia Emocional que las personas de menor edad.
Esto implica que los adultos mayores tienen disponibles estos efec-
tivos recursos emocionales para afrontar y adaptarse a los desafíos
de la vida cotidiana en la vejez.

palabras clave
Inteligencia Emocional. Grupo de Edad. Envejecimiento Positivo.

1 Introducción
Estud. interdiscipl. envelhec., Porto Alegre, v. 19, n. 1, p. 123-140, 2014.

Dentro del estudio de las emociones y el procesamiento emocional, se


ha configurado un campo de investigaciones que aborda el estudio de las
habilidades para modificar los propios estados afectivos. La modificación
de la propia experiencia emocional se produce cuando la reacción afectiva
automática, influenciada por la calidad del estímulo, las características de
personalidad y la situación contextual, no favorece la consecución de las
metas deseadas. En tal situación, se vuelve necesario desplegar recursos y
habilidades personales con el fin de cambiar esa respuesta (KOOLE; VAN
DER LEEN; SHEPPES, 2011). Estas destrezas sirven para amortiguar las
respuestas de estrés producidas por los problemas de la vida cotidiana
(BLANCHARD-FIELDS, 2007) y funcionan como factores protectores contra
el burnout (EXTREMERA; DURÁN; REY, 2007) e ideas intrusivas en situa-
ciones de estrés agudo (RAMOS-DÍAZ; FERNÁNDEZ-BERROCAL; EXTRE-
MERA, 2007).
Para este estudio resultan de especial interés las habilidades de compren-
sión y regulación emocional metacognitivas. En este nivel del procesamiento
emocional es posible registrar explícitamente las emociones experimentadas,

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monitoreando y detectando desvíos del estado de ánimo basal. Este proceso

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de control de la propia experiencia facilita las respuestas de afrontamiento y
reparación afectiva (BRIÑOL; PETTY; RUCKER, 2006).
El procesamiento de las emociones mediado por procesos metacogni-
tivos es explorado a través del constructo “Inteligencia Emocional Percibida”
(IEP), propuesto por Mayer y Stevens (1994). Puntualmente, la inteligencia
emocional consiste en un conjunto de habilidades que facilita la resolución
de problemas de la vida cotidiana, mediante la utilización de conocimiento
metacognitivo acerca del funcionamiento de las emociones a nivel intra e
interpersonal (MAYER; SALOVEY, 1997). Se la considera una inteligencia en
tanto se trata de una habilidad mental y no de estilos conductuales; correla-
ciona con otros tipos de inteligencia pero no se solapa con ellas y se desarrolla
con la edad y la experiencia (MAYER; CARUSO; SALOVEY, 2000).
La inteligencia emocional percibida comprende tres dominios: 1) Aten-
ción Emocional, 2) Claridad Emocional y 3) Reparación Emocional. El primero
se define como la predisposición de los individuos a estar pendientes y a
registrar sus emociones y estados de ánimo. Incluye la capacidad de atender
a la expresión verbal de las emociones, las configuraciones faciales, los movi-
mientos corporales y el tono de voz, así como la habilidad para discernir entre
las expresiones sinceras y fingidas. Este dominio es el más básico, sin un buen
desarrollo de éste resulta poco probable que las otras ramas tengan niveles
de funcionamiento adecuados. La capacidad para reconocer emociones es

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fundamental para la interacción humana y la conducta prosocial, así como
para el aprendizaje social. Se desarrolla al momento del nacimiento y dentro
del primer año de vida, reflejando la emergencia de circuitos neuronales
precableados. Para lograr la maduración de la habilidad de reconocimiento
emocional se necesita de una mínima provisión ambiental que estabilice
ciertas conexiones y produzca el refinamiento de la red funcional. La adqui-
sición temprana de esta habilidad produce que los niños pequeños atiendan
preferencialmente a expresiones emocionales, facilitando el aprendizaje
de representaciones de patrones expresivos característicos de la especie
(LEPPÄNEN, 2011).
El segundo dominio, la Claridad de Sentimientos, refiere a la capa-
cidad de comprender los estados emocionales: desglosar las respuestas
emocionales complejas y multimodales – para poder reconocer sus compo-
nentes y categorizarlas –, entender sus posibles combinaciones, dinámica y
transiciones entre diferentes emociones y la aparición simultánea de afectos
contradictorios. Es una habilidad que puede utilizarse para anticipar y para
comprender retrospectivamente las causas de las reacciones emocionales y

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sus posibles consecuencias. También incluye a la posibilidad de referirse a
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ellas lingüísticamente (MAYER; CARUSO; SALOVEY, 2000). La Claridad de


Sentimientos es considerada una estrategia preventiva de regulación de los
estados emocionales, en tanto el acto de interpretar y otorgar sentido a la
experiencia emocional favorece que la misma no sea sentida como disruptiva
(EXTREMERA; FERNÁNDEZ-BERROCAL, 2005). En tercer lugar, la Repa-
ración Emocional refiere a las habilidades de regular las emociones adapta-
tivamente, decidir si se las considerará relevantes o no en alguna situación
específica. Esta capacidad implica poder incrementar o disminuir tanto las
emociones positivas como las negativas. El manejo de las emociones invo-
lucra el monitoreo y distinción efectiva de las mismas, la motivación para
regularlas y la percepción de autoeficacia en esa tarea, así como la posibilidad
de intervenir sobre ellas y modificarlas efectivamente (MAYER; CARUSO;
SALOVEY, 2000). La Reparación Emocional ha sido considerada una habi-
lidad paliativa, en tanto se despliega cuando los estados emocionales no
deseados o incompatibles con las metas son registrados conscientemente
(EXTREMERA; FERNÁNDEZ-BERROCAL, 2005).
Según Thayer et al. (2003), las personas con altos niveles de Atención
Emocional y similares habilidades de Claridad y Reparación presentan
los efectos positivos de un mejor procesamiento emocional – identificando
expresiones faciales con mayor exactitud, mayor complejidad emocional y
mayor sensibilidad –, mientras que elevados niveles de Atención pero no de
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los restantes dos dominios, se asocia con rumiación y síntomas depresivos.


Estos dos tipos de configuraciones pueden ser pensados como perfiles de
habilidades de IEP más y menos saludables, respectivamente. En relación a
la Inteligencia Emocional, se han investigado diversos factores moduladores,
entre ellos, la edad (LAWTON et al., 1992; KAFETSIOS, 2004; EXTREMERA;
FERNÁNDEZ-BERROCAL; SALOVEY, 2006), la teoría de la mente (DUVAL
et al., 2011) y los estereotipos de género y las pautas culturales (MAUSS;
BUNGE; GROSS, 2007). El presente estudio se centra en la edad como
variable moduladora de los niveles de IEP. Con el fin de comprender más
profundamente la forma en que incide este factor en la Atención Emocional,
la Claridad de Sentimientos y la Reparación Emocional, presentamos a conti-
nuación una serie de teorías desarrolladas específicamente para la explica-
ción de las características de las habilidades emocionales en el transcurso
vital y la vejez.
En primer lugar, la propuesta por Labouvie-Vief (LABOUVIE-VIEF
et al., 2007) señala que los adultos mayores presentan mayor optimización
emocional – más emociones positivas que negativas – que los jóvenes y los

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adultos de mediana edad, aunque éstas son de menor complejidad. Según

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los autores, esto implica que los adultos mayores procesan sus emociones de
una manera simplificada, dicotómica y estereotipada en relación a la variabi-
lidad que caracteriza al pensamiento emocional de los adultos jóvenes. Estas
características se deberían al deterioro normal de las funciones ejecutivas que
se produce a partir de los 60 años. Dicho deterioro está moderado por la clase
social, la educación y el perfil de salud física y mental. Asimismo, las diferen-
cias entre los grupos de edad desaparecen cuando se evalúan las emociones
referidas a problemáticas que involucran la seguridad, la moral y la verdad
o se produce una identificación importante con metas personales. Es decir
que a pesar de haber hallado evidencia de un deterioro normativo en lo que
hace a la compresión de las emociones, el desempeño estaría influido por
otros factores.
En segundo término, la teoría de la selectividad socioemocional
(CHARLES; CARSTENSEN, 2007; CARSTENSEN; MIKELS; MATHER, 2006)
explora los factores motivacionales, extrínsecos al deterioro cognitivo, que
afectan al procesamiento emocional. Esta teoría propone la existencia de
un cambio normativo en las metas motivacionales a lo largo de la adultez.
Este cambio se debe a que se percibe el tiempo vital restante como acotado,
finito, en contraste al carácter ilimitado que presenta en la juventud. La nueva
concepción produce que se prioricen metas relacionadas con el estado de
ánimo y la búsqueda de significado, en lugar de la acumulación de infor-

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mación para la obtención de ventajas futuras, característica de la juventud.
Este cambio motivacional repercute en el desarrollo de lo que los autores han
llamado “efecto de positividad” (CARSTENSEN; MIKELS, 2005). El mismo
consiste en un patrón normativo de selección de la información ambiental:
en la juventud se prefiere el material emocionalmente negativo, porque favo-
rece la adaptación al medio, mientras que a lo largo de la adultez el sesgo se
transforma en una preferencia desproporcionada por la información posi-
tiva. Esta nueva dirección en la selección de la información impacta en una
profundización de los significados personales asociados a las emociones y al
bienestar y una mayor implicación en actividades que produzcan satisfac-
ción personal. Al contrario de lo planteado por Labouvie-Vief (LABOUVIE-
-VIEF et al., 2007), esta línea propone que el incremento de la edad repercute
positivamente en la capacidad de distinguir las emociones, comprenderlas
con mayor riqueza y complejidad así como de optimizar las habilidades de
regulación emocional, debido a los cambios ya referidos.
Por otra parte, Blanchard-Fields (2007) presenta un enfoque del proce-
samiento emocional centrado en el estudio de problemas de la vida cotidiana,

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desestructurados y dinámicos, en los que se requieren habilidades y cono-
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cimientos prácticos para aprovechar las oportunidades y responder a las


demandas del ambiente. La investigadora afirma que los recursos que las
personas ponen en juego a la hora de resolver estas situaciones emocional-
mente problemáticas se mantienen y optimizan con la edad. En sus inves-
tigaciones estableció que los adultos mayores comprenden y regulan sus
emociones de manera cualitativamente distinta de los adultos jóvenes: los
primeros presentan respuestas más flexibles, complejas – heterogéneas –,
maduras y efectivas que los últimos (BLANCHARD-FIELDS; STEIN; WATSON,
2004). Asimismo, en situaciones de problemas con vínculos cercanos,
los adultos mayores prefieren la utilización de estrategias de regulación
emocional focalizadas en sí mismos, como la reflexión y reevaluación de situa-
ciones. La autora propone que los adultos mayores, además de los cambios
en las estrategias de selección (CHARLES; CARSTENSEN, 2007; SCHEIBE;
CARSTENSEN, 2010) y de la compensación ante el deterioro de funciones
cognitivas (LABOUVIE-VIEF et al., 2007), presentan mayor competencia para
regular sus emociones en tanto han aprendido y practicado estas habilidades
a lo largo de su vida, convirtiéndose en expertos en esta tarea.
Los antecedentes empíricos dan cuenta de trayectorias evolutivas dife-
renciales para las habilidades de procesamiento emocional que incluyen la
inteligencia emocional percibida. Mientras que la Atención emocional se
desarrolla en los primeros meses de vida y se mantiene estable a través de
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los años, la Claridad y la Reparación se desarrollan y modifican hasta las


últimas etapas de la vida, dependiendo en mayor medida de la experiencia
para adquirirse y optimizarse (LEPPÄNEN, 2011).
En lo referido a la Atención, Lobue y De Loache (2010) hallaron que
los niños de 6 a 7 meses diferencian entre las expresiones faciales de temor
y enojo. Esta capacidad se mantiene relativamente estable a través de la
vida. Específicamente en estudios sobre el reconocimiento de expresiones
faciales del miedo, los niños presentan desempeños similares a los adultos
(PASCALIS et al., 2005).
En cuanto a la relación entre la comprensión y regulación de las
emociones y el envejecimiento, los antecedentes muestran algunas discre-
pancias. En lo que respecta al control de las propias emociones, Lawton et
al. (1992), en un estudio pionero sobre el tema, encontraron que los adultos
mayores presentan mayor control emocional, estabilidad en el estado de
ánimo, moderación de los afectos, nivelación de los estados de ánimo posi-
tivos y menor surgencia – dominancia y competitividad –, responsividad
psicofisiológica y búsqueda de sensaciones que los más jóvenes. Gross et al.

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(1997) hallaron que el control emocional aumentaba con la edad. Por otra

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parte, Nashiro, Sakaki y Mather (2011) mostraron que en tareas de regula-
ción emocional, los adultos mayores presentan mayor actividad en la corteza
cerebral prefrontal que los adultos jóvenes, es decir mayor control cognitivo
sobre la experiencia emocional.
También en un estudio comparativo, Kafetsios (2004) y Extremera,
Fernández-Berrocal y Salovey (2006) hallaron puntajes más altos en compren-
sión, facilitación y manejo de las emociones en el grupo de más edad. Según
Shiota y Levenson (2009), los adultos mayores, en comparación con los adultos
jóvenes, implementan menor reevaluación cognitiva desapegada – focalizada
en aspectos racionales –, mayor reevaluación cognitiva positiva – atención
en aspectos y consecuencias negativas y positivas – y similar capacidad de
supresión conductual; por lo que los primeros parecen tener una compresión
más compleja de las situaciones conflictivas que los últimos. En un estudio
longitudinal, Carstensen et al. (2011) hallaron que el envejecimiento estaba
asociado positivamente con el bienestar emocional, la estabilidad emocional
y la complejidad afectiva. Por su parte, Hay y Diehl (2011), en un estudio
realizado con sujetos de 18 a 89 años, hallaron que los adultos mayores no
presentaban diferencias significativas respecto de los jóvenes en lo referido
a complejidad afectiva – diferenciación emocional y co-ocurrencia en afecto
positivo y negativo – y mostraban patrones más adaptativos de regulación
emocional. Específicamente explorando la relación entre edad y uso de la

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compresión emocional para la regulación de los estados afectivos, Blan-
chard-Fields y Coats (2008) no hallaron asociación (r = 0.04), sugiriendo que
la complejidad emocional no sería un factor determinante de la regulación
emocional. Al contrario, Márquez González et al. (2008) encontraron mayores
puntuaciones en estrategias más saludables de regulación emocional en las
personas jóvenes. Asimismo, Mendes (2010) afirma que la información inte-
roceptiva resulta crítica para comprender las propias emociones. La inves-
tigadora afirma que este tipo de registro decae en los adultos mayores, por
lo que confían más en los estímulos externos para comprender sus estados
emocionales y la comprensión de las emociones se ve deteriorada con el
incremento de la edad.
En función de los desarrollos teóricos y hallazgos empíricos revisados,
la presente investigación propone el estudio de la inteligencia emocional
percibida, explorando y comparando sus características en tres grupos de
edad. Se propone como hipótesis de trabajo que los adultos mayores presen-
tarán niveles similares de atención emocional y mayores de claridad de senti-
mientos y reparación emocional que los restantes grupos de edad.

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2 Materiales y metodos
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Este trabajo fue realizado en el marco de una beca de investigación obte-


nida mediante concurso. El proyecto fue aprobado por una comisión evalua-
dora de investigadores expertos y fue subsidiado por la Secretaría de Ciencia
y Técnica de la Universidad Nacional de Mar del Plata. El mismo se insertó
en un proyecto de investigación mayor, denominado: “Exploración de las
relaciones entre dimensiones de las emociones percibidas y grupo de edad en
personas de Mar del Plata y Buenos Aires”, dentro del grupo de investigación
“Evaluación Psicológica”, radicado en la Facultad de Psicología de la Univer-
sidad Nacional de Mar del Plata.
Durante el proceso de recolección de datos, las personas que formaron
parte de la muestra firmaron un Consentimiento Informado. En el mismo se
explicitaba que su participación era de carácter voluntario, anónimo, confi-
dencial y que la información derivada de la investigación se utilizaría con
fines exclusivamente científicos, bajo la jurisdicción de la Ley Nacional 25.326
de protección de los datos personales.
En cuanto a los aspectos metodológicos, el diseño de la investigación
fue de tipo no experimental, transversal/correlacional. Se trabajó con una
muestra intencional de personas residentes en la ciudad de Mar del Plata. La
recolección de datos se realizó entre septiembre del 2010 y marzo del 2011.
Los criterios de inclusión para formar parte de la muestra fueron cumplir con
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la edad requerida y no presentar dificultades para la comprensión del cues-


tionario. Se seleccionaron personas que fuesen autoválidas y que vivieran en
hogares particulares. Los instrumentos fueron administrados por los inves-
tigadores en espacios de entrevistas individuales. Para establecer el contacto
con las personas e invitarlas a participar, se pidió autorización a organiza-
ciones que trabajaran con población general o grupos etarios específicos
(por ejemplo, escuelas secundarias y clubes para personas de tercera edad).
También se contactaron personas en lugares de esparcimiento público, como
plazas y espacios peatonales.
La muestra quedó conformada por 252 sujetos, de los cuales 146 (57,9%)
fueron mujeres y 106 (42,1%) varones. Se consideraron 3 grupos de edad: de
15 a 24 años (grupo 1), de 30 a 45 años (grupo 2) y de 60 a 75 años (grupo
3). Las medias de edad fueron: para el grupo 1 de 17,4 años (DS 2,9), para el
grupo 2, de 36,5 años (DS 4,9) y para el grupo 3, de 67,5 (DS 5,3). En cuanto a
la distribución del género según grupo de edad, los porcentajes de hombres
y mujeres en los tres grupos fue similar (ver tabla 1), presentando la mayor
diferencia el grupo 2, que estuvo compuesto por 51 mujeres y 33 hombres. En

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cuanto al nivel de escolarización (ver tabla 2), la mayoría de los sujetos perte-

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necientes al grupo 1 (75,0%) presentaron nivel primario completo. En el caso
del grupo 2, el 53,6% había completado el nivel universitario y en el grupo 3,
el 42,9% de los entrevistados había finalizado el nivel secundario. Respecto
de las características del grupo de convivencia de los entrevistados (ver tabla
3), en el caso del grupo 1, la mayoría de los sujetos vivían con familiares,
al igual que el porcentaje mayoritario del grupo 2. Respecto del grupo 3, el
34,5% de los entrevistados no convivía con otras personas.

Tabla 1 - Género de los participantes de la investigación según grupo de edad.


Mujeres Varones Total
Grupo de edad
n % N % n %
15 a 25 años 45 53,6 39 46,4 84 100,0

40 a 55 años 51 60,7 33 39,3 84 100,0

65 a 75 años 50 59,5 34 40,5 84 100,0

Total 146 57,9 106 42,1 252 100,0

Tabla 2 - Nivel de escolarización máximo alcanzado por los participantes de la investigación


según grupo de edad.

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Sin estudios Primaria Secundaria Universitario Total
Grupo de edad
n % n % n % n % n %
15 a 25 años 0 0 63 75,0 21 25,0 0 0 84 100,0

40 a 55 años 0 0 4 4,8 35 41,7 45 53,6 84 100,0

65 a 75 años 1 1,2 24 28,6 36 42,9 23 27,4 84 100,0

Tabla 3 - Grupo de convivencia de los participantes de la investigación según grupo de


edad.
Solo Familia Pareja Otros Total
Grupo de edad
n % n % N % n % n %
15 a 25 años 3 3,6 73 92,8 3 3,6 5 6,0 84 100,0

40 a 55 años 5 6,0 42 50,0 17 20,2 20 23,8 84 100,0

65 a 75 años 29 34,5 8 9,5 27 32,1 20 23,8 84 100,0

131
3 Instrumentos
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En el trabajo de campo se implementaron los siguientes instrumentos


de recolección de datos:
• Cuestionario de datos sociodemográficos. Se exploró edad, sexo, grupo
conviviente y nivel de instrucción a fin de caracterizar la muestra.
• Escala Rasgo de Metaconocimientos sobre Estados Emocionales (FERNÁN-
DEZ-BERROCAL; EXTREMERA; RAMOS, 2004). Este instrumento evalúa
los niveles de inteligencia emocional intrapersonal percibida, explorando
tres factores: 1) atención emocional, 2) claridad de sentimientos y 3) repa-
ración emocional. El primero refiere a la tendencia a registrar y pensar
acerca de los estados anímicos (p.e. el ítem 3 “Normalmente dedico tiempo a
pensar en mis emociones”). El segundo, Claridad de sentimientos, evalúa la
comprensión de los propios estados emocionales (p.e. el ítem 13 “A menudo
me doy cuenta de mis sentimientos en diferentes situaciones”). Por último,
Reparación emocional explora las habilidades de regulación emocional intra-
personales (p.e. el ítem 21 “Si doy demasiadas vueltas a las cosas, complicán-
dolas, trato de calmarme”). Si bien la escala no provee de un puntaje total,
es posible evaluar globalmente el constructo a partir de la interpretación de
los puntajes de las tres dimensiones en términos de un perfil de inteligencia
emocional (THAYER et al., 2003). El formato de la escala es de tipo Likert,
consta de 24 ítems con 5 opciones de respuesta según grado de acuerdo
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(1: nada de acuerdo a 5: totalmente de acuerdo). Las dimensiones poseen ocho


ítems cada una, pudiendo obtener una puntuación mínima de 8 y máxima de
40. Regner (2009) investigó las propiedades psicométricas de la prueba en
población argentina. Respecto del índice de consistencia interna, Salguero
et al. (2010) encontraron que la escala tenía muy buenas propiedades psico-
métricas (Atención emocional: α = .90, para Claridad de sentimientos, α = .90
y para Reparación emocional α = .86). A partir del análisis de los datos de
la presente investigación, se encontraron valores similares a los anteriores:
Atención emocional α = .86, Claridad de sentimientos α = .85 y Reparación
emocional α = .83.

4 Análisis de datos

Se efectuó un análisis estadístico de los datos mediante el uso del


paquete informatizado InfoStat. Luego de comprobar que se cumplieran los
supuestos para su aplicación, se utilizó el Análisis de Varianza (ANOVA) a
fin de identificar si existían diferencias significativas (con un α de .05) entre

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las medias de los grupos de edad en cada dimensión de la IEP. En los casos

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en los que se identificó la existencia de diferencias significativas, se aplicó
como prueba de contraste a posteriori y con el objeto de comparar los pares
de medias simples el Test de Comparación múltiple de Mínima Diferencia
Significativa, también considerando un nivel α de significación de .05.

5 Resultados

En cuanto a las medias de Atención, pudo observarse que los grupos


de edad presentaron medias muy similares entre sí. Por su parte, en el caso
de Claridad, el puntaje promedio de grupo de 15 a 24 años fue menor que el
hallado en el grupo de 30 a 45 años y la media de éste, a su vez, menor que la
hallada en el grupo de 60 a 75 años. En el caso de Reparación, el grupo de los
más jóvenes presentó una media más baja que los dos grupos de mayor edad,
y éstos últimos presentaron promedios similares entre sí.
A partir de la identificación de estas diferencias, se procedió a realizar
un ANOVA. A partir de esta técnica estadística se pudo establecer que en la
dimensión Atención Emocional los grupos no presentaron puntajes estadísti-
camente diferentes, mientras que en Claridad de Sentimientos y Reparación
Emocional se encontraron diferencias significativas. En cuanto a Claridad,

Estud. interdiscipl. envelhec., Porto Alegre, v. 19, n. 1, p. 123-140, 2014.


el grupo de 60 a 75 años presentó puntajes significativamente superiores a
los del grupo de 15 a 24 (4.28; p<0.01) y del grupo de 30 a 45 (2.03; p<0.01).
Respecto de Reparación, el grupo de 15 a 24 años presentó una media signi-
ficativamente inferior a la del grupo 3 (-3.50; p<0.05) y al del grupo 2 (-3.61;
p<0.01), mientras que éstos no se diferenciaron significativamente entre sí
(ver Tabla 4).

Tabla 4 - Medias, desvíos y valores F de análisis de la varianza para Atención Emocional,


Claridad de Sentimientos y Reparación Emocional según Grupo de edad.
Atención Claridad Reparación
Grupo de edad 
Media Desvío Media Desvío Media Desvío
15 a 24 años 24,34 7,01 25,11 5,72 26,04 6,43

30 a 45 años 24,34 6,70 27,36 6,35 29,66 6,18

60 a 75 años 23,96 7,07 29,40 6,25 29,54 6,25

Valor F 0,08 10,31** 8,51**

*p<0.05 ** p<0.01

133
6 Discusión
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Los resultados generales brindan apoyo a la perspectiva positiva del


envejecimiento, en tanto que el grupo de mayor edad presentó mejores
puntuaciones en las habilidades de inteligencia emocional, lo que podría
interpretarse como el logro de un mayor desarrollo en este aspecto. Específi-
camente, la capacidad de comprensión de las emociones de los adultos
mayores fue mayor a la de los restantes grupos, y su habilidad de regulación
fue superior a los más jóvenes y similar a la reportada por el grupo de 30 a 45
años. Estos resultados concuerdan con los antecedentes de investigación de
Kafetsios (2004), Extremera, Fernández-Berrocal y Salovey (2006), Gross et al.
(1997) y Nashiro, Sakaki y Mather (2011), entre otros.
En el presente estudio, la Atención emocional fue la única dimensión
que no presentó características diferenciales en los grupos de edad. Kafetsios
(2004), en una investigación realizada en Grecia, obtuvo resultados similares.
Estos hallazgos aportan evidencia sobre el desarrollo temprano y la estabi-
lidad de las habilidades de percepción y reconocimiento emocional a través
de la vida, así como un desarrollo tardío de las capacidades de comprensión
y regulación (LEPPÄNEN, 2011).
En cuanto a la Reparación Emocional, los adultos jóvenes y mayores
superaron al grupo de 15 a 24 años respecto a la capacidad de modificar
deliberadamente los estados emocionales. Esto implica que los dos grupos
Estud. interdiscipl. envelhec., Porto Alegre, v. 19, n. 1, p. 123-140, 2014.

de mayor edad presentan más confianza en sus habilidades para modificar


sus estados emocionales mediante estrategias reflexivas, sean sus emociones
negativas o positivas. Asimismo, el grupo de adultos mayores superó a los
grupos de menor edad en lo referido a Claridad de Sentimientos, es decir,
que los adultos mayores de la muestra confían más en la eficacia de sus inter-
pretaciones acerca de las dinámicas de su vida emocional y que disponen de
mejores recursos lingüísticos para la comunicación de los afectos.
Siguiendo lo propuesto por Thayer et al. (2003) y Extremera y Fernández-
-Berrocal (2005), estos resultados pueden interpretarse en términos de perfiles.
El grupo 1 presentó un perfil menos saludable de IEP, en tanto poseen simi-
lares niveles de atención emocional que los de más edad, pero menos claridad
y reparación, lo que implicaría que poseen menores recursos para afrontar y
procesar las vivencias emocionales. El grupo de 30 a 45 años, por su parte,
presentó mejores habilidades que estos últimos en la comprensión y regula-
ción de las emociones, por lo que presenta una configuración de inteligencia
emocional más rica respecto al grupo de menor edad. Por último, el grupo de
60 a 75 años presenta mejores habilidades de comprensión emocional que los

134
restantes grupos, dando cuenta de un procesamiento emocional más rico, con

ARTIGOS
mayor capacidad de comprensión y expresión emocional e igualmente efec-
tivo en lo relativo a la regulación emocional reactiva, ya que sus puntaciones
en esta rama fueron similares. El conjunto de estos dos sets de habilidades
hacen que los adultos mayores presenten mayores recursos y una configura-
ción más rica y desarrollada de IEP que los restantes grupos de edad.
Tomando en cuenta los antecedentes empíricos respecto de Claridad
de Sentimientos y de Reparación Emocional, es posible considerar diversas
aristas de estos hallazgos. Los resultados de este estudio respecto de la
Claridad de Sentimientos son coherentes con lo hallado en las investiga-
ciones de Scheibe y Carstensen (2010), Blanchard-Fields (2007) y Extre-
mera, Fernández-Berrocal y Salovey (2006). A su vez, contradicen la idea
de que los adultos mayores presentan menor complejidad en su vida afec-
tiva (LABOUVIE-VIEF et al., 2007). Como señalamos previamente, los
procesos de regulación y comprensión emocional parecen estar modulados
por diversos factores – edad (EXTREMERA; FERNÁNDEZ-BERROCAL;
SALOVEY, 2006), socialización (MAUSS; BUNGE; GROSS, 2007), metas
motivacionales (CARSTENSEN et al., 2011), centralidad del conflicto para
el individuo (BLANCHARD-FIELDS; COATS, 2008), además de los factores
cognitivos involucrados, por lo que consideramos que la contradicción con
los hallazgos de Labouvie-Vief podría deberse a la complejidad misma del
estudio de las emociones y a factores culturales, entre otros.

Estud. interdiscipl. envelhec., Porto Alegre, v. 19, n. 1, p. 123-140, 2014.


Trabajos previos señalan que el desempeño de los adultos mayores en
problemáticas de corte emocional podría ser más eficaz en esa etapa de la vida
debido al cambio en las metas motivacionales, ya que los adultos mayores se
caracterizan por priorizar la obtención de bienestar emocional por sobre la
información de otro tipo (CHARLES; CARSTENSEN, 2007). Asimismo, Blan-
chard-Fields (2007) afirma que en la vejez se produce una optimización del
conocimiento situacional, estratégico y procedural de la regulación emocional
debido a la experiencia vital (SCHEIBE; BLANCHARD-FIELDS, 2009). Estas
dos perspectivas permiten pensar que los adultos mayores tengan mayores
habilidades en la comprensión de sus vivencias emocionales gracias a que
éstas se han vuelto más relevantes para su bienestar y porque a lo largo de la
vida han acumulado experiencia y conocimiento en relación a su propia vida
afectiva y a la de los demás.
En relación a la Reparación Emocional, los resultados señalan que las
habilidades percibidas de la regulación de las emociones son menores en el
grupo de 15 a 25 años en comparación con el grupo de 30 a 45 y el de 60 a 75
años, y estos dos grupos no se diferenciaron entre sí. Estos últimos resultados

135
no concuerdan con la mayoría de los antecedentes, que señalan a los adultos
ARTIGOS

mayores como el grupo etario con mayores y más complejas habilidades de


Regulación de las emociones (BLANCHARD-FIELDS, 2007; KAFETSIOS,
2004; EXTREMERA; FERNÁNDEZ-BERROCAL; SALOVEY, 2006; GROSS
et al., 1997). Dada la complejidad del fenómeno de la regulación de las
emociones (KINKEAD BOUTÍN; GARRIDO ROJAS; URIBE ORTIZ, 2011) y
de los numerosos aspectos que inciden en la eficacia de ésta, es probable que
el instrumento utilizado no sea lo suficientemente sensible a las particulari-
dades de la Reparación de las emociones en la vejez. Los estudios empíricos
señalan que los adultos mayores prefieren controlar sus emociones mediante
la selección de situaciones en las que se involucran (CHARLES; CARS-
TENSEN, 2007) y que presentan mayor flexibilidad que los adultos jóvenes
en el afrontamiento de problemas poco estructurados, por lo que no siempre
recurren a la regulación emocional reactiva o posterior al desarrollo de la
emoción (SCHEIBE; CARSTENSEN, 2010; BLANCHARD-FIELDS, 2007), tal
como evalúa la escala seleccionada para este estudio. Esto repercute en la
necesidad de ajustar los instrumentos para lograr mayor validez al medir las
características de la reparación de las emociones en la vejez.
En relación a la posibilidad de transferencia de este estudio, sus resul-
tados podrían ser utilizados como insumos para el desarrollo de interven-
ciones específicas en prevención y promoción de la salud para el contexto
cultural local.
Estud. interdiscipl. envelhec., Porto Alegre, v. 19, n. 1, p. 123-140, 2014.

Por ejemplo, sería posible diseñar dispositivos para el entrenamiento


en estrategias de comprensión y regulación emocional para adolescentes y
jóvenes, con el objetivo de fortalecer estas habilidades y así lograr un mayor
ajuste emocional y bienestar psicológico. En cuanto a los adultos jóvenes,
podrían diseñarse dispositivos similares a los ya mencionados, así como
programas clínicos que hagan hincapié en el desarrollo de habilidades para
profundizar la comprensión de las propias emociones y el aprendizaje de
estrategias de regulación emocional, con el objetivo de facilitar la adaptación
flexible a situaciones complejas y dinámicas. Respecto de los adultos mayores,
resultaría de interés proyectar dispositivos orientados a la difusión de estos
resultados para contrarrestar los efectos de los estereotipos sociales que
afectan negativamente a este grupo etario, desempoderándolos (IACUB;
ARIAS, 2011) en cuanto a su autonomía, comprensión y capacidad de adap-
tación a situaciones complejas y-o novedosas. La creación de dispositivos de
reflexión y discusión que cuestionen los supuestos de deterioro cognitivo,
depresión y enfermedades mentales (SÁNCHEZ PALACIOS, 2004) durante
la vejez, así como la reflexión sobre sus propias habilidades de inteligencia

136
emocional, podrían producir el incremento de eficacia de las mismas – ya que

ARTIGOS
la creencia en la propia capacidad es un requisito para un buen desempeño
– y impactar positivamente sobre las narrativas sobre la propia identidad de
los mayores.
Si bien el presente estudio presenta alcances limitados y los resultados
no pueden ser generalizados a la población, pueden elaborarse conclusiones
del mismo así como delinear líneas futuras de investigación. Respecto de
éstas últimas, resultaría importante, para lograr un mayor conocimiento del
tema explorado, utilizar diversos tipos de instrumentos que permitan captar
distintos aspectos que hacen a la complejidad del fenómeno estudiado. Por
ejemplo, la utilización de cuestionarios y técnicas específicos para adultos
mayores, así como la implementación de diseños de corte experimental y de
triangulación metodológica, en los que se combinen estos tipos de abordajes
con técnicas cualitativas.
En relación a los alcances, consideramos que las conclusiones de esta
investigación dan cuenta de que las habilidades de Inteligencia Emocional,
como parte del procesamiento emocional, se mantienen e incrementan su
funcionamiento en la vejez. Debido a esto, pueden ser consideradas como un
recurso eficaz y disponible para el logro de una adaptación exitosa frente a
los desafíos de la vida cotidiana en esta etapa del desarrollo.

Estud. interdiscipl. envelhec., Porto Alegre, v. 19, n. 1, p. 123-140, 2014.


EXPLORING PERCEIVED EMOTIONAL
INTELLIGENCE IN THREE AGE GROUPS:
A S T U D Y R E A L I Z E D I N A R GE NT I N A

abstract
Perceived emotional intelligence is a set of abilities of emotional
processing. It includes the capacity to recognize the own emotional
states – Emotional attention –, the ability to understand and express
them linguistically – Clarity of feelings – and also the ability to adap-
tively regulate them – Emotional repair. Developed within the Positive
Psychology framework, it has been associated with resilience and
works as a buffer for stress responses and also as a protective factor
against the burnout. This study explores and compares the charac-
teristics of perceived emotional intelligence in three age groups,
1) 15 to 24; 2) 30 to 45 and 3) 60 to 75, using a cross-sectional,
descriptive-correlational design. A non-probability intentional sample
of 252 subjects, both male and female – for whom the Scale of
Metacognition about Emotional States was administered – was

137
carried out. The results showed that subjects from 60 to 75 years
ARTIGOS

have a greater capacity for understanding and emotional expression


than the other groups, and greater ability to regulate their emotions
than the 15 to 24 group. This findings support previous studies
which point out that the elderly have a more developed profile of
perceived emotional intelligence abilities than younger people. This
implies that the elderly have effective emotional resources to cope
and adapt to everyday challenges.

keywords
Emotional Intelligence. Age Group. Positive Aging.

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Recebido: 09/08/2012
Aceite Final: 06/02/2014

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