Ensayo Quehacer Docente

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La investigación de la práctica docente resulta siempre relevante, debido tanto a

las controversias que a la misma se le adjudican, como a los contratiempos y


desvalorizaciones con las que se enfrenta en la actualidad el trabajo de la
actividad docente. Se plantea la necesidad de investigar la complejidad de la
práctica docente, atendiendo concreta mente a: la reflexión sobre el propio
quehacer del docente; los contextos de enseñanza/aprendizaje como ámbitos
promisorios para la generación de conocimiento científico; los métodos y
contenidos intervenido en la práctica; la relevancia de la etnografía en la
educación; y por último, algunas discusiones finales.

Ante todo se debería tener en cuenta que como señalan Edelstein y Coria (1995
se pasa de una manera de comprender la enseñanza a pensarla como práctica
docente, para poder resinificarla y pensarla en otro sentido. Ya que en las aulas
-según investigaciones que retoman Edelstein y Coria (1995)-, existe pocas veces
una toma de posición consciente por parte de los docentes sobre ciertos aspectos
de su práctica.

Como expresan Edlestein et al. (2008), como práctica social la enseñanza es de


tipo personal, pero en realidad va más allá de lo individual, es decir, responde a
necesidades e intenciones que van más allá de los intereses individuales, de esta
manera, solo pueden entenderse dentro del contexto social.
En consecuencia existe una influencia socializadora de la escuela, que crea tanto
en el alumno como en el docente, concepciones pedagógicas arraigadas que se
tienden a reproducir en la práctica del futuro profesional (Pérez Gómez, 1993).
Se rescata la relevancia del señalamiento de estos autores, pues consideran que
al aula, tanto el alumno como el docente, llevan mucho más que el libro o la clase
preparada para el día, porque ante todo está la impronta de las personas que son,
con las creencias que sustentan, con los problemas que tienen, inmersos en la
sociedad particular en la que viven y eso es imposible de dejar de lado en
cualquier lugar al que se asista, por lo tanto todos estos aspectos estarán en juego
tanto a la hora de enseñar como de aprender. En consecuencia, también la
práctica docente entendida como un tipo de práctica que no se limita al contexto
áulico, sino que trasciende dicho contexto, en tanto que el docente se involucra en
actividades que van más allá del aula y que dependen de lineamientos políticos,
de lineamientos ideológicos, creencias, habitus de una cultura determinada,
aspectos que se ven involucrados implícita o explícitamente en el accionar diario.

La conducta que adopte el docente en el desarrollo de su práctica, demarcada por


sus experiencias e ideologías adquiridas o impuestas de manera implícita en las
instituciones por las que transita, también influirán ciertas concepciones sobre sí
mismo y sobre los demás, con las que se manejará en dicha práctica. Pensando
ya en una definición que acerque un poco más a comprender a qué se hace
referencia cuando se habla de prácticas docentes.

En resumen, ante todo lo expresado coincido con la idea de la práctica docente


como una práctica compleja, en la que se deberán desarrollar diversas habilidades
a utilizar según el contexto particular; ya que el docente hoy en día debe
desempeñarse como docente que enseña y conoce el contenido académico
concreto, pero además debe funcionar como contenedor del alumno, con apoyo
de orden psicológico, asistencial y afectivo, frente a las falencias que presenta la
sociedad posmoderna, falencias en cuanto a valores, en cuanto a estructuras
familiares sólidas, falencias en cuanto a la demostración afectuosa, a la presencia
de los padres en el hogar, etc.; cuestiones todas que no pueden dejarse afuera del
aula ya que forman parte de ese sujeto inserto en el proceso de
enseñanza/aprendizaje.

Por lo tanto, para ese docente no consiste solo en preparar una clase e ir al aula a
desarrollarla tal como la preparó, sino que surgirán estos factores imprevistos así
como otros factores, tales como las cuestiones económicas, la disponibilidad de
recursos, y además, la era de la tecnología que pareciera exigir como requisito
ineludible para aprender estar sentado frente a una computadora, sin percatarse a
lo mejor desde lo político si el colegio tiene luz o tiene un techo en condiciones;
pues son estas las situaciones ante las que el docente se enfrenta con
imprevistos, ya que muchas veces en vez de poder desarrollar los contenidos
previstos tiene que darle paso a la creatividad y adaptar los contenidos a la clase
en particular, e incluso a los acontecimientos diarios.

De esta manera, creo que la importancia de rescatar la investigación en la


práctica, entra en un inter juego necesario de hacer consciente estas imposiciones
y adquisiciones ideológicas y técnicas que se realizan a diario en la misma
práctica, para así llegar a un mejor alumbramiento de los porqué, del para qué y
del cómo de un accionar que se espera llegue a optimizarla.

Entiendo el valor de la reflexión sobre el propio quehacer del docente, para que
así pueda traer a la luz aquello que inconscientemente muchas veces realiza de
forma mecánica y establecer las bases para la investigación sobre la propia
práctica; así, poder desarrollar una práctica de la manera más óptima posible,
tanto para el alumno que aprende como para su propio enriquecimiento
profesional.

Pienso que el aula y la institución en sí, siendo el espacio donde se concretizan


las prácticas docentes, no dejan de ser un contexto interesante para la generación
de material que permita ahondar en el conocimiento e indagación que puedan
volcarse a una investigación más profunda de muchos de los acontecimientos que
allí ocurren y que afectan a la práctica cotidiana. Sin embargo, pareciera existir
una tendencia a raíz de la cual todo lo que proviene del exterior, “lo científico”, es
mejor; pero en realidad creo que no hay mejor conocimiento que aquel que pueda
tener el aporte de los protagonistas del accionar, en este caso los docentes, por
supuesto con bases en la investigación científica, pero con el aporte del propio
docente.

Entiendo entonces la relevancia de esto que expresan los autores, en cuanto que
el docente no debe restarle importancia al conocimiento que puede obtener para
su práctica en el accionar diario y con la experiencia del “hacer” en el contexto de
su propia aula; estableciéndose así una retroalimentación entre dicho contexto
De esta manera es tarea del docente, por un lado, comprender que él también es
un profesional que en el propio desarrollo de su accionar va generando
experiencia y conocimiento sobre el mismo, a la vez, que entienda su capacidad
para crear.

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