El Teatro en El Siglo XX
El Teatro en El Siglo XX
El Teatro en El Siglo XX
Desde el siglo XX, el teatro europeo venia cuestionándose sus reglas, pero en las primeras décadas
del XX, las vanguardias, con su programa de experimentación estético-político, convulsionaron
todos los aspectos del quehacer teatral, desde el texto hasta la puesta, la concepción del público y
el uso y creación del espacio teatral.
Los nuevos movimientos estéticos cambiaron las relaciones con el público y el mercado. Las
primeras operaciones de la vanguardia se orientaron a quebrar las barreras entre artistas y
espectadores. El teatro moderno presentó los siguientes rasgos:
Hacia 1950, se fue imponiendo un nuevo orden económico y político mundial que culminó con la
globalización y, en el campo cultural, en la posmodernidad.
Teatralidades y vanguardias
Durante el siglo XX, el teatro europeo generó distintas propuestas estéticas conectadas con los
debates culturales y políticos de su tiempo. Por su impacto en el teatro occidental, se destacan
dos: el teatro de la crueldad y el teatro épico.
El teatro occidental, había dado demasiada importancia a la palabra como medio de trasmisión de
ideas y emociones.
De las artes escénicas orientales, tomo la idea de ritual no verbal basado en gestos y movimientos
corporales altamente codificados. Su teatro quiso superar el peso de la palabra a través de la
violencia sensorial.
Bertolt Brecht aporto otra concepción de la teatralidad: el teatro épico. Este escritor se propuso
usar el placer y la diversión del espectáculo teatral para promover una crítica al sistema capitalista.
El teatro épico tenía una finalidad didáctica y política: mostrar/enseñar la realidad para denunciar
la alineación del hombre en el mundo y llevar al público a tomar conciencia revolucionaria. Para
logarlo, hizo visible la artificialidad del teatro, puso a los actores a expresarse en verso y a
interpretar directamente al público, la incorporo el narrador a la escena, usó la iluminación y la
música de manera no convencional y empleó dispositivos nunca antes utilizados en el teatro como
pantallas de cine, carteles que anunciaban acciones y pancartas con mensajes para el público.
Esta denominación proviene del concepto filosófico, de absurdo elaborado por los pensadores
existencialistas franceses Jean Paul Sartre y Albert Camus. En 1951, Camus publico el ensayo
titulado El mito de Sísifo. Sísifo es un héroe mitológico condenado a empujar una piedra enorme
cuesta arriba por la ladera de una montaña.
Camus metaforizó así la concepción del hombre absurdo: aquel que es plenamente consciente de
la completa inutilidad de su vida y de la falta de sentido de su existencia.
El automatismo de la rutina
La espera como tiempo vaciado de sentido
La incomunicación y el malentendido
Samuel Beckett y su teatro
Para los críticos Beckett había llevado a cabo una imposibilidad teórica: representar un drama en
el que nada ocurre y que, sin embargo, mantenía al espectador pegado a la silla. En sus obras, se
observan los siguientes rasgos: