Arqueologia de La Italia Prerromana
Arqueologia de La Italia Prerromana
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1. ARQUITECTURA CIVIL
1.1) Urbanismo y ciudades.
El conocimiento de la arquitectura etrusca es muy limitado debido al empleo de materiales
deleznables.
Constante: la elección del lugar, siempre cercano a la costa, pero nunca al mar por el miedo a la
piratería; a menudo cerca de un río que facilita el acceso al mar y al interior. Esto implica instalaciones
portuarias para facilitar el comercio.
Hay ciudades que surgen de manera “espontáneas” y aquellas que son claramente “fundaciones”. La
mayor parte son del primer grupo y provienen en gran parte de asentamientos de la Edad del Hierro
condicionados por la geomorfología del terreno.
En un principio las ciudades se construyen sin seguir ningún plan urbanístico. Ha partir de los siglos
VII y VI a. C. se producen unos cambios sociales, es cuando la ciudad etrusca llega a su mayor
apogeo. En el siglo VI, como consecuencia de un esfuerzo de racionalización de las ciudades de nueva
planta que lo etruscos urbanizaban siguiendo rígidos rituales fundacionales. El ritual se articulaba en
varias fases:
1. la primera es la toma de augurios, tras lo cual se delimitaba el pomerium mediante el
trazado de un surco realizado por un buey y una vaca blancos uncidos a un arado; se
debía intentar que la tierra levantada cayese hacia el interior de manera que quedasen
simbolizados la muralla y el foso.
2. En el interior del pomerium se trazaban dos grandes calles que constituían la base de la
retícula. Esta operación denominada limitatio, era realizada por los gromatici, término
que deriva del instrumento con que la realizaban, la groma, que tenía forma de cruz y
de cuyos brazos colgaban hilos con plomo que permitían mantener el nivel.
De las ciudades fundadas de nueva planta, hay que destacar Marzabotto, su urbanismo presenta una
estructura ortogonal y está orientada atendiendo a los puntos cardinales, cuyo eje es una arteria con
orientación norte-sur, que está cortada en ángulo recto por tres calles. Vemos que hay una mezcla de la
disposición regular de tradición griega y la orientación de tradición etrusca.
1.2) Viviendas.
En la vivienda etrusca, se puede constatar una evolución. Comienzan siendo cabañas ovales o
rectangulares, de arcilla con estructura de postes y constaban de una sola estancia.
A medida que evoluciona la cultura etrusca, la arquitectura doméstica evoluciona hacia plantas
rectangulares con divisiones internas, construidas con cimientos pétreos y muros de adobe o ladrillo,
con techo de tejas y un vestíbulo a veces porticado.
En los palacios, el vestíbulo porticado parece relacionado con las ceremonias de representación de las
clases aristocráticas. Se puede destacar el palacio de Murlo; en esta residencia de carácter principesco,
donde se podía realizar alguna actividad religiosa relacionada con la dinastía, lo que más destaca es la
decoración arquitectónica, acróteras, antefijas y lastras relivarias . Las lastras tienen una iconografía
relacionada con la vida aristocrática, y se piensa que debían estar relacionadas con las funciones de las
estancias. Las esculturas acroteras son figuras humanas sentadas masculinas y femeninas, completadas
con animales fantásticos, y pueden evocar las imágenes de los antepasados exhibidos.
En un principio los etruscos realizaban los enterramientos de simples fosas excavadas en el suelo,
propias de la cultura villanoviana; los cadáveres eran incinerados y sus cenizas introducidas en tumbas
de pozo que ha veces adoptaban la forma de una choza o cabaña primitiva.
Hacia el siglo VIII la incineración deja paso a la inhumación, aunque ambos tipos perduraran hasta el
final. Se transforma la tumba de pozo por la de fosa. A principios del VII a. C., las tumbas fosas
comienzan a adquirir proporciones monumentales utilizando para su cubrición la falsa cúpula o
bóveda, construida por aproximación de hiladas. Eran tumbas excavadas en el llano y rematadas en el
exterior por un túmulo, la planta era cruciforme, con un corredor central o dromos y dos pequeñas
cámaras laterales, al final del dromos la cámara principal de planta circular y falsa bóveda.
También aparecerán tumbas excavadas en la propia roca.
Ambas evolucionan complicando sus estructuras internas mediante la división en diferentes salas que
adoptan poco a poco la distribución de las viviendas de la época, al final del siglo nos encontraremos
con grandiosas casas subterráneas que reproducían fielmente el espacio doméstico, tanto en su
estructura arquitectónica como en sus detalles decorativos. En su interior estos monumentos se decoran
con esculturas y pinturas murales, con escenas amables, actitudes festivas, motivos naturales o de la
vida cotidiana. Estos motivos fueron evolucionando hacia un sentido trágico, reflejo de la evolución
que experimentan las creencias funerarias
A partir del s. VI a. C., se multiplican las variantes:
- Tumbas en las que se ha sustituido el túmulo por una superestructura, como la de Tarquinia
con techo a doble vertiente.
- Las que adoptan forma de mausoleo a modo de templete.
- Las tumbas dado que simulan verdaderos barrios de manzanas de casas rectangulares, como
por ejemplo las de Caere.
En cuanto al ritual funeraria, ha partir de la época orientalizante comienza la exposición del cadáver en
la casa, con lamentos y plañideras; el siguiente paso es el transporte del cadáver hacia la tumba, la
incineración o inhumación y la colocación de ajuar, compuesto por los objetos del difunto y las
ofrendas. Ya en el s. VI se incorporan nuevas ceremonias, como competiciones deportivas, bailes y
banquetes, tal y como nos muestran las necrópolis de Tarquinia y de Chiusi.
A través de la necrópolis de Tarquinia, se puede establecer las características y evolución de los
ajuares funerarios; En un principio son simples urnas, que se pueden cubrir con cascos de cerámica en
las tumbas masculinas, los ajuares estarán asociados al sexo, navajas de afeitar u objetos de guerra en
los hombres y en las mujeres elementos relacionados con el hilado y adornos personales. Mediante los
ajuares, comenzaremos a ver emerger una clase aristocrática.
4.1. Técnica.
En un principio la pintura se aplica directamente sobre la superficie alisada del tufo, posteriormente la
pared se enluce con una capa arcillosa o de cal y el dibujo previo se realiza mediante la incisión o bien
con líneas pintadas de color marrón. A partir del s. IV a. C., hay indicios de la técnica al fresco.
Los pigmentos proceden de sustancias minerales y vegetales. La gama cromática se reduce al negro,
rojo, blanco y en ocasiones amarilla, en el s.Va. C se incorporan el azul y el verde y se mezclan
colores.
En las pinturas más antiguas las figuras se bordean con una línea oscura y se rellenas con pinturas
planas y uniformes. A partir del s. IVa.C presentan innovaciones técnicas como el sombreado y el
sfumato y se abandona la línea de contornos.
4.2. Temática.
Las primeras pinturas, reflejan únicamente una intención ornamental, de formas geométricas y figuras
de animales reales o fantásticos de carácter orientalizante.
A partir del s. VIa.C. Aparecen los primeros temas relacionados con rituales funerarios y ceremonias
fúnebres. A partir del s. IV a. C., nuevas figuras de demonios infernales (cambio de percepción
religiosa), hay otras tumbas donde la icnográfica no esta relacionada directamente con el mundo
funerario sino con el social y político, los propietarios de las tumbas también se representan con un
carácter realista.
4.3. Interpretación.
No parece que sean simples decoraciones, sino que tienen una función precisa y ritual y hasta cierto
punto un carácter mágico-religioso con el intento de potenciar mediante imágenes la eficacia de las
ceremonias funerarias. Vemos que a partir del s. IVa.C hay un cambio iconográfico que revela las
transformaciones ideológicas.
La iconografía de los juegos fúnebres, se pueden interpretar como la evocación de los juegos fúnebres
realizados para exaltar el estatus social del muerto o también es posible que sean el recuerdo de juegos
sufragados en vida por el propio difunto.
EL LACIO ANTIGUO. ROMA Y EL LACIO