Seminario de Hemostasia
Seminario de Hemostasia
Seminario de Hemostasia
Hemostasia primaria
Inicia a partir del momento en que ocurre la lesión en el vaso sanguíneo. Como respuesta a una
lesión, ocurre la vasoconstricción, con el objetivo de disminuir el flujo sanguíneo local y, de esta
forma, evitar la hemorragia o trombosis.
Hemostasia secundaria
Al mismo tiempo que ocurre la hemostasia primaria, la cascada de coagulación se activa haciendo
que las proteínas responsables por este proceso ejerzan su función. Como resultado de la cascada de
coagulación, se da la formación de fibrina, la cual tiene como función reforzar el tapón plaquetario
primario, tornándolo más estable.
Fibrinólisis
La fibrinólisis es la tercera etapa de la hemostasia, y consiste en el proceso de destrucción del tapón
plaquetario de forma gradual, para así restaurar el flujo sanguíneo normal.
La hemostasia se lleva a cabo por varios mecanismos:
El espasmo vascular.
La formación de un tapón de plaquetas.
La formación de un coagulo sanguínea como resultado de la coagulación sanguínea.
La proliferación final de tejido fibroso en el coagulo sanguíneo para cerrar el agujero en el
vaso de manera permanente.
Plaquetas
Las plaquetas comparten muchas de las características funcionales de las células completas, aunque
no tienen núcleos ni pueden reproducirse. En su citoplasma hay:
Moléculas de actina y de miosina, que son proteínas contráctiles similares a las que se
encuentran en las células musculares, y además hay otra proteína contráctil, la
trombostenina, que puede contraer las plaquetas.
Sistemas enzimáticos que sintetizan prostaglandinas, que son hormonas locales que
causan muchas reacciones vasculares y en otros tejidos locales.
Factor estabilizador de fibrina, un factor de crecimiento que hace que las células
endoteliales vasculares, las células musculares vasculares lisas y los fibroblastos se
multipliquen y crezcan, lo que provoca el crecimiento celular que finalmente ayuda a
reparar las paredes vasculares dañadas.
En la superficie de la membrana celular de las plaquetas hay una capa de glucoproteínas que evita
su adherencia al endotelio normal y provoca, sin embargo, la adherencia a las zonas dañadas de la
pared vascular, especialmente a las células endoteliales lesionadas e incluso más al colágeno
expuesto en la profundidad de la pared vascular.
Además, la membrana de las plaquetas contiene cantidades grandes de fosfolípidos que activan
múltiples fases en el proceso de coagulación de la sangre, como expondremos después.
Por tanto, la plaqueta es una estructura activa. Tiene una semivida en la sangre de 8 a 12 días, por lo
que después de varias semanas acaba su proceso funcional; después se eliminan de la circulación
principalmente por el sistema de los macrófagos tisulares. Los macrófagos del bazo, donde la
sangre atraviesa un enrejado de trabéculas densas, eliminan más de la mitad de las plaquetas.
El coágulo se compone de una red de fibras de fibrina que va en todas direcciones atrapando
células sanguíneas, plaquetas y plasma. Las fibras de fibrina se adhieren además a las superficies
dañadas de los vasos sanguíneos; por tanto, el coágulo sanguíneo se hace adherente a cualquier
brecha vascular y de ese modo impide pérdidas de sangre mayores.
Trombo
Es un coágulo de sangre que no se disuelve y permanece dentro del vaso sanguíneo en el que se ha
formado.
Hematoma
Es una zona de la piel que se tiñe de color rojo/amoratado y luego parduzco - amarillo al paso de los
días, al tener sangre en los tejidos fuera del torrente sanguíneo debido a un traumatismo o alguna
enfermedad de la coagulación. Puede haber hematomas debajo de la piel y por ello visibles, que son
los auténticos hematomas, pero en otras ocasiones son más profundos y aparecen en el tejido
muscular o incluso en la superficie del hueso (Periostio). Pueden ser más dolorosos los profundos
(del músculo y hueso) y durar días o semanas.
Púrpura
Es una lesión hemorrágica de la piel o las membranas mucosas que provoca el color púrpura. Esta
enfermedad se debe a una fuga anormal de los glóbulos rojos de los vasos sanguíneos que después
se acumulan en el tejido circundante.
Petequia
El sangrado que consiste en puntos de sangre pequeños se llama petequia, mientras que las áreas
planas más grandes, donde la sangre se ha acumulado debajo del tejido, hasta un centímetro en
diámetro, se llaman púrpura.
Equimosis
Es el sangrado interno de la piel provocado por la ruptura de algún vaso sanguíneo. Cuando la
equimosis ocasiona una elevación palpable de la piel sobre la misma, se le llama hematoma o,
comúnmente, moretón. Si su tamaño es muy pequeño, se le llama petequias.
En la sangre y los tejidos se han encontrado más de 50 sustancias importantes que causan o afectan
la coagulación sanguínea, unas que estimulan la coagulación, llamadas procoagulantes, y otras que
inhiben la coagulación llamadas anticoagulantes. El que la sangre se coagule o no, depende del
equilibrio entre estos dos grupos de sustancias.
o Mecanismo general
1. En respuesta a la rotura del vaso o lesión de la propia sangre, tiene lugar una cascada compleja de
reacciones químicas en la sangre que afecta a más de una docena de factores de la coagulación
sanguínea. El resultado neto es la formación de un complejo de sustancias activadas llamadas en
grupo activador de la protrombina.
3. La trombina actúa como una enzima para convertir el fibrinógeno en fibras de fibrina que atrapa
en su red plaquetas, células sanguíneas y plasma para formar el coagulo.
Debido a su gran tamaño molecular, se filtra normalmente poco fibrinógeno desde los vasos
sanguíneos a los líquidos intersticiales, y dado que el fibrinógeno es uno de los factores
esenciales en el proceso de coagulación, los líquidos intersticiales normalmente no se
coagulan pero cuando la permeabilidad de los capilares aumenta de forma patológica, el
fibrinógeno se filtra entonces a los líquidos tisulares en cantidades suficientes para permitir
la coagulación de estos líquidos de la misma forma que pueden coagular el plasma y la
sangre completa .
En cada caso, esto conduce la formación del activador de la protrombina, que después
convierte la protrombina en trombina y favorece todas las fases siguientes de la
coagulación.
Se considera que el activador de la protrombina se forma generalmente de dos maneras,
aunque en realidad las dos maneras interactúan constantemente entre sí:
1. Mediante la vía extrínseca que empieza con el traumatismo de la pared vascular y
de los tejidos circundantes.
2. Mediante la vía intrínseca que empieza en la propia sangre.
Factores de coagulación.
Los factores de coagulación son esenciales para que se produzca la coagulación, su
ausencia puede dar lugar a trastornos hemorrágicos graves como la hemofilia.
Estas proteínas incluyen a los factores II, VII, IX y X, así como a las dos proteínas
reguladoras proteína C y proteína S. Todas tienen estructuras similares en sus regiones con
cierta homología y contienen de 10 a 12 residuos Glu. En presencia de vitamina K, son
importantes para la unión del Ca y necesarios para la interacción de estas proteínas
vitamina K dependientes con membranas plaquetarias (fosfolípidos plaquetarios). En
ausencia de vitamina K o en el caso de tratamiento con anticoagulante con antagonistas de
la vitamina K, los factores II, VII, IX y X son sintetizados, pero están incompletos, carecen
de la unión de calcio al ácido -carboxiglutámico y en el plasma se encuentran como
factores no funcionales, incapaces de unirse adecuadamente a los iones Ca; estos factores
son conocidos como PIVKA (por sus siglas en inglés): proteínas inducidas por ausencia o
antagonismo de la vitamina K.
o Cofactores
o Procofactores celulares
La trombina actúa como una enzima para convertir el fibrinógeno en fibras de fibrina, que
atrapan plaquetas, eritrocitos y plasma para formar el coágulo.
Al iniciarse la coagulación se forma el activador de la protrombina el cual puede producirse por dos
vías:
Vía intrínseca.
Activación del factor XI. El factor XII activado actúa enzimáticamente sobre el factor XI
para activarlo. Este segundo paso de la vía intrínseca requiere la presencia de cininógeno de
peso molecular elevado (HMW).
Activación del factor IX por el factor XI activado. El factor XI activado actúa luego
enzimáticamente sobre el factor IX para activarlo.
Activación del factor X. El factor IX activado junto con el factor VIII, los fosfolípidos
plaquetarios y el factor III de las plaquetas dañadas, activan al factor X. Este paso de la vía
intrínseca es igual que el último de la vía extrínseca, es decir, el factor X activado se
combina con el factor V y con los fosfolípidos plaquetarios o tisulares para formar el
complejo llamado activador de la protrombina. El activador de la protrombina, a su vez,
inicia la escisión de la protrombina para formar trombina, poniendo en marcha el proceso
final de la coagulación.
Vía extrínseca.
Este proceso conduce a la consolidación del trombo, y ocurre por la interacción entre los
psedópodos plaquetarios y las hebras de fibrina, donde las plaquetas tiran de estas últimas,
produciendo tensión y garantizando así el paso de la sangre.
Por tanto, unos minutos después de que se haya formado el coágulo, este empieza a contraerse y,
por lo general, exprime la mayor parte del líquido del coágulo en 20 a 60 minutos.
El líquido exprimido se llama suero, porque se ha eliminado todo el fibrinógeno y la mayoría de los
demás factores de la coagulación; de esta manera, se diferencia el suero del plasma. El suero no
puede coagular porque le faltan estos factores.
Mecanismo de acción
Las plaquetas son necesarias para que el coágulo se retraiga. Por lo tanto, si el coágulo no se retrae
es que el número de plaquetas en la sangre circulante puede ser bajo.
Las microfotografías electrónicas, de las plaquetas en los coágulos sanguíneos, demuestran que
pueden llegar a unirse a las fibras de fibrina que, en realidad, unen fibras diferentes entre sí. Es más,
las plaquetas atrapadas en el coágulo continúan liberando sustancias procoagulantes, una de las más
importantes es el factor estabilizador de la fibrina, que causa más entrecruzamientos entre las fibras
de Buyen directamente a la contracción del coágulo, activando las moléculas de miosina, actina y
tromboastenina de las plaquetas, que son proteínas contráctiles de las plaquetas, que contraen
fuertemente las espículas plaquetarias unidas a la fibrina.
Esto ayuda además a comprimir la red de fibrina en una masa más pequeña. La contracción la activa
y la acelera a la trombina, así como los iones Calcio liberados de las reservas de calcio de la
mitocondria, el retículo endoplásmico y el aparato de Golgi de las plaquetas. A medida que se retrae
el coágulo los bordes de los vasos sanguíneos rotos se juntan, lo que contribuyen aún más a la
hemostasia.
Importancia fisiológica
Este sistema se activa con la formación de la fibrina, a la cual se une el plasminógeno y el t-PA,
para formar el complejo fibrina/t-PA/plasminógeno, que asegura una eficiente y controlada
generación de plasmina en el sitio de la lesión.
A nivel celular, el sistema fibrinolítico involucra receptores para plasminógeno, t-PA y, sobre todo,
para u-PA (u-PAR), así como proteínas adhesivas, anexinas, integrinas y matrices, entre estas la
fibrina, componentes que regulan la activación y función de este sistema en procesos celulares.
La plasmina, además de degradar fibrina, puede actuar sobre otras proteínas como fibrinógeno,
factores V y VIII de la coagulación y componentes extracelulares, facilitando procesos de
remodelación tisular, invasión de células tumorales, inflamación y embriogénesis, entre otros. Esta
enzima también actúa en procesos inflamatorios, al activar vías de señalización que incrementan la
liberación de mediadores proinflamatorios como IL-1 y metaloproteasas de matriz (MMPs), lo
que amplifica la reacción inflamatoria.
La activación del plasminógeno a plasmina tiene lugar por escisión del enlace Arg561-Val562 en la
molécula del Glu-plasminógeno por acción de los diferentes activadores. La plasmina así formada
es una serín-proteasa bicatenaria compuesta por una cadena pesada derivada de la porción amino-
terminal, que contiene 560 aminoácidos y 5 “kringles” en donde se localizan los LBS, y una cadena
ligera derivada de la posición carboxi-terminal compuesta por 241 aminoácidos, que contiene el
centro activo formado por los aminoácidos serina, histidina y ácido aspártico. En la actualidad se
distinguen varias vías de activación expuestas en la siguiente figura.
Conversión a plasmina
El plasminógeno es activado a plasmina por el clivaje del péptido Arg-Val en posición 560-
561 por dos de los mayores activadores fisiológicos de plasminógeno, t-PA (Activador
tisular de plasminógeno) y u-PA (Activador de plasminógeno tipo uroquinasa). Es notable
que el t PA activa al plasminógeno sólo en presencia de fibrina en sus dos isoformas,
soluble o insoluble.
Son todos los factores que intervienen directamente en la formación de los coágulos sanguíneos. Se
activan cuando existe una rotura o interrupción en el tejido, y su función principal es anular la
acción de los factores anticoagulantes, y así propiciar la aparición del coágulo sanguíneo.
La lista de factores procoagulantes que existen ya se expuso anteriormente en este trabajo, por
tanto, se hace énfasis en los siguientes:
o El mecanismo general de acción funciona así:
Fibrinógeno (Factor I)
Es una glicoproteína fibrosa y adhesiva, producida por el hígado, que está en el plasma
en una cantidad aproximada de 200 a 400 mg/dL, y que tiene un importante papel en
todas las fases de la hemostasia.
Sus funciones son múltiples: da origen a la fibrina por medio de la trombina, participa
como puente entre plaquetas para la agregación plaquetaria a través de la interacción
con la GP IIb/IIIa, es un inhibidor de la coagulación porque se une a la trombina, y es
un sustrato para la interacción con otras proteínas, como el factor XIII y las proteínas de
la fibrinólisis.
Protrombina (Factor II)
Es una proteína del plasma, una α2-globulina, que interviene directamente en el proceso
de coagulación.
Calcio
Este ion actúa directamente en el proceso de coagulación, excepto en los dos primeros
pasos de la vía intrínseca, por tanto, actúa como gatillo, disparando todo el mecanismo
de coagulación sanguínea.
El Factor VIII, junto con el factor IX, interviene en el último paso del proceso de
coagulación: la creación de una especie de red que cierra la lesión del vaso sanguíneo.
El complejo FT/VIIa puede activar al factor X y IX, de modo que el factor XI actúa
sobre el factor IX para activarlo.
Ahora, el factor IXa junto con el VIIIa, se unen a la membrana de las plaquetas,
formando en complejo de ¨ten asa¨.
El factor X activa al factor V y a otras proteasas no coagulantes, sin embargo, puede ser
inhibido rápidamente por la vía del inhibidor del factor tisular (TFPI, por sus siglas en
inglés) o por la antitrombina III (ATIII), si abandona el ambiente protector de la
superficie celular, por tanto, si el factor X no funciona adecuadamente, la reacción de
coagulación se interrumpe prematuramente y el coágulo sanguíneo no se forma.
Es una serina proteasa diméric de cada cadena, PM 80,000, y está compuesta de 607
aminoácidos. La activación por el factor XIa ocasiona una fragmentación de un enlace
único de arginina369 - leucina370, lo que da por resultado un producto activado de
cuatro cadenas, con dos cadenas livianas que contienen el sitio activo y dos cadenas
pesadas que contienen los sitios de enlace para el cininógeno de alto peso molecular.
El factor XII forma parte de un grupo de proteínas, que actúan en un orden específico
para formar el coágulo sanguíneo después de una lesión.
El factor XII circula libremente por su torrente sanguíneo hasta que se lo necesita.
Cuando el factor XII entra en contacto con la pared dañada de una vena, activa el factor
de coagulación XI. Esa interacción provoca una reacción en cadena, denominada
cascada de coagulación.
El gen F12 es responsable de que su cuerpo produzca el factor de coagulación XII. Las
mutaciones de este gen están relacionadas con el angioedema hereditario tipo III y la
deficiencia del factor XII.
Ahora, in vivo, la tendencia de la sangre a coagularse está equilibrada por reacciones que
impiden esto dentro de los vasos sanguíneos, las cuales desintegran cualquier coágulo que
se forme o ambas acciones. Tales reacciones incluyen la interacción entre el efecto
agregante plaquetario del tromboxano A2 y el efecto antiagregante de la prostaciclina, lo
cual induce la formación de coágulos en el sitio cuando se lesiona un vaso sanguíneo, pero
mantiene la luz vascular libre de dichos coágulos.
Factores anticoagulantes:
Probablemente son los factores más importantes para evitar la coagulación en el sistema
vascular normal, entre ellos encontramos:
Entre los anticoagulantes más importantes en la propia sangre están aquellos que eliminan
la trombina de la sangre. Los más poderosos son: las fibras de fibrina que se forman
durante el proceso de coagulación y una alfa globulina llamada antitrombina III o cofactor
antitrombina-heparina.
La heparina la producen muchas células diferentes del cuerpo, pero se forma en mayores
cantidades en los mastocitos basófilos localizados del tejido conjuntivo pericapilar de todo
el cuerpo. Estas células segregan continuamente pequeñas cantidades de heparina que
difunden al sistema circulatorio. Los basófilos sanguíneos también liberan heparina en
pequeñas cantidades dentro del plasma sanguíneo.
Los mastocitos son abundantes en pulmones e hígado debido a que reciben muchos
coágulos embólicos formados por la sangre venosa que fluye lentamente.
La plasmina
La plasmina provoca la lisis de los coágulos sanguíneos. Las proteínas del plasma tienen
una euglobulina llamada plasminógeno (o profibrinolisina) que, cuando se activa, se
convierte en una sustancia llamada plasmina (fibroinolisina). La plasmina es una enzima
proteolítica que se parece a la tripsina. Estas enzima digiere las fibras de fibrina y otras
proteínas coagulantes como el fibrinógeno, el factor V,factor VIII, la protrombina y el
factor XII, esto permite que la sangre sea menos coagulable.
Los receptores para plasminógeno están situados en la superficie de muchos tipos celulares
distintos y son abundantes en las células endoteliales. Cuando el plasminógeno se une a sus
receptores, se activa; por ello, las paredes vasculares intactas tienen un mecanismo que
desalienta la formación de coágulos.
Para la evaluación del sistema de coagulación se utilizan de manera rutinaria pruebas globales que
son el tiempo de protrombina (TP), el tiempo de tromboplastina parcial activado (APTT) y el
tiempo de trombina (TT). A estas tres pruebas se suma el dosaje de fibrinógeno como pruebas
mínimas en determinadas situaciones clínicas asociadas con hemorragias.
Tiempo de protrombina:
Evalúa las vías extrínsecas y comunes del sistema de coagulación. La prueba consiste en medir el
tiempo de coagulación de un plasma citratado en presencia de tromboplastina (mezcla de factor
tisular con fosfolípidos) e iones calcio.
Los niveles de fibrinógeno que son capaces de alterar el TP son aquéllos por debajo de 80 mg/dl, y
por debajo de 50 mg/dl de fibrinógeno la alteración del TP es considerable. Los resultados del TP
pueden expresarse en tiempo (segundos), % o en razones (TP paciente / TP normal). Si bien en
ciertos países es utilizado, se sabe que el informe en segundos y la razón dependen
significativamente del tipo de reactivo y del instrumento utilizado en la detección del coágulo
(coagulómetro). Este problema es mejorado si se expresa en % actividad. Para informar en % de
actividad se debe realizar una curva de calibración con un pool de plasmas normales o un calibrador
comercial, el valor de referencia está entre 70-120% o una razón < 1.2. Los valores normales en
niños son menores que en adultos.
Es una prueba de chequeo de la vía intrínseca del sistema de coagulación, detectando niveles
disminuidos de los factores implicados en esta vía: XII, XI, IX y VIII. Es menos sensible a los
factores de la vía final común (X, V y II).
o Déficit congénito y/o adquirido de los factores XII, XI, IX, VIII, X, II y V. Siempre hay
que recordar que es una prueba global y que la deficiencia ligera aislada de un solo factor
puede no modificar demasiado la prueba.
o Anticoagulación oral con anti vitamina K dependiendo del nivel de anticoagulación.
o Tratamiento con heparina de bajo peso molecular, especialmente a dosis terapéuticas
o Tratamientos con hirudina y otros inhibidores directos de trombina, como el inhibidor
directo de trombina oral, dabigatrán.
o Anticoagulación con anti Xa directos, aunque lo afectan poco (rivaroxabán > edoxabán >
apixabán).
o Es poco sensible a los niveles de fibrinógeno, sólo se altera cuando éste es muy bajo (menor
a 80 mg/dl).
o Inhibidores adquiridos de interferencia (anticoagulante lúpico) o específicos de factores (ej.
inhibidor anti factor VIII).
o La repercusión que provoca la deficiencia de un solo factor es menor que cuando hay
deficiencia de varios factores anticoagulación con heparina no fraccionada (prueba que se
utiliza para dosificarla).
En cuanto a la utilización del APTT para dosificar la heparina no fraccionada, los valores de APTT
que corresponden a niveles de heparina terapéutica (0.2-0.4 UI/mL ó 0.3-0.7 U anti Xa/mL) varían
de acuerdo al reactivo y al sistema de detección (coagulómetro). Es por ello que cada laboratorio
debería establecerlo a través de medir la heparinemia de muestras de pacientes y el APTT, y obtener
el rango a través de una curva de regresión lineal entre ellos.
Tiempo de trombina:
Esta prueba permite evaluar la etapa de fibrinoformación, ya que mide el tiempo de coagulación del
plasma citratado cuando se le agrega como reactivo trombina. Es independiente de posibles
alteraciones que afecten las vías extrínseca e intrínseca. El valor de referencia se encuentra en
general entre 13-20 segundos, dependiendo de la concentración de trombina utilizada.
Esta técnica muestra buena correlación con el método de Clauss para valores de fibrinógeno dentro
del rango normal, entre 2,0 y 4 g/l. Pero fuera de ese rango es necesario realizar la determinación
por el método de Clauss, así como para pacientes recibiendo anticoagulantes orales anti vitamina K
o anticoagulantes directos. Para situaciones de sangrado por trauma o coagulación intravascular
diseminada (CID) está claramente no recomendado.
Los valores normales de fibrinógeno oscilan entre 1,8 y 4 g/l. Se observan valores aumentados en
procesos infecciosos e inflamatorios, cirugía, sepsis, cáncer o aterosclerosis, ya que es un reactante
de fase aguda. Los niveles de fibrinógeno aumentan además con la edad, masa corporal, embarazo,
tabaquismo, estrés y el uso de anticonceptivos orales. Los niveles de fibrinógeno plasmático
disminuyen en hepatopatías severas, trauma con sangrado crítico, CID, por efecto de
estreptoquinasa (drogas fibrinolíticas) y L-asparaginasa.
Caso Clínico Nº1
Paciente femenina de 16 años, acude al Centro de Salud por presentar alzas térmicas de
38ºC desde hace tres días, dolor en el abdomen, mialgias, artralgias, dolor retro ocular,
cefalea, presencia de petequias diseminadas en miembros inferiores. La prueba del lazo es
positiva. El recuento de plaquetas reporta 44,000/mm3.
1. ¿Con los datos anteriores, cuál sería el diagnóstico probable de este paciente?
¿Cuál sería el estudio diagnóstico de confirmación?
Dados los datos provistas podríamos pensar en primera instancia que los dolores que la
paciente presenta podrían estar ligados a un proceso infeccioso al coincidir con la fiebre, no
obstante, es la presencia de petequias en las extremidades inferiores que nos alejan de esta
teoría y apunta en su lugar a alguna patología relacionada con el sistema circulatorio lo que
es reforzado por la prueba positiva del torniquete.
Una vez hecho el examen de sangre, nuestras sospechas son corroboradas con un valor
abismal de tan solo 44.000 plaqueta por microlitro de sangre, un valor de tan solo un tercio
del que debería de ser en condiciones normales lo que conlleva a pequeñas hemorragias en
vasos menores que se manifestaron como motas y causaron los distintos dolores a nivel
sistémico.
Con todo esto en mente podemos establecer esta situación como un caso de púrpura
trombocitopénica.
Anemia aplásica.
Cirrosis.
Deficiencia de folato.
Infecciones en la médula ósea.
Síndrome mielodisplásico.
Por otra parte, hay que destacar que no solo las enfermedades pueden afectar a la médula
ósea y por consiguiente disminuir la producción de plaquetas, sino que también existen
ciertos fármacos que pueden llevar a un resultado igual, ejemplo de esto son los
tratamientos con quimioterapia.