BALDIVIESO, SELMA - en El Viejo Cuarto de Infancia - BOLIVIA
BALDIVIESO, SELMA - en El Viejo Cuarto de Infancia - BOLIVIA
BALDIVIESO, SELMA - en El Viejo Cuarto de Infancia - BOLIVIA
Los tres personajes son viejos recuerdos de niños que fueron abortados y que aún
habitan en el vientre de su madre, amnésicos.
Hay un personaje al que hacen referencia, la pequeña hermana que no logró nacer.
Los personajes están atrapados en un cuarto de juegos, con juguetes viejos y rotos
tirados en el piso...
Confusión
Nos:... la mentira.
Ella: ...el fracaso...¡ven! Debemos tapar las puertas, que sus narices no lleguen a
nosotros... a ella.
Él: Ella ahora está en un largo sueño... ¡no podrán echarnos la culpa!
Ella: Uno de los dos... no lo recuerdo... pero este maldito cobarde no lo haría... o esta
vez fuiste capaz?
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Él: No interesa quién fue, de todas formas todos estamos manchados, nos escurren sus
auxilios, sus ganas locas de defenderse, su rabia...
Ella: Lo supo desde antes... ya habían elegido su nombre desde antes, mucho antes.
Nos: Es papá...
Ella: Nunca se dará cuenta... simulemos que estamos jugando y pasará de largo.
Viejos recuerdos
Ella: Aquella esquina del cuarto... siempre te supliqué que no te acerques a aquella
esquina del cuarto... ahí yacía envuelta en telas color pastel, en encajes, entre figurines
ridículos, sonrisitas piadosas...donde acaba todo, donde no fuiste capaz de sacarme...
maldita cuna ...maldito ataúd... maldito cobarde!... nunca olvidaré tu rostro grande
acercándose a mí con aquel almohadón rosa... había odio en tus ojos... balbuceabas una
excusa para que ellos no te crean demente, te recibía contenta iba a ser libre al fin...
maldita cuna...maldito ataúd...maldito cobarde!...te echaste para atrás, no hiciste nada...
lloré, grité todos escucharon menos tú, no pedía clemencia ...quería que lo hagas, que
me sofoques hasta volver, que no quede un pedazo de garganta, que el almohadón
absorba mi último pensamiento... no te apiadaste de tu pequeña hermana... me dejaste
detrás de la puerta y ahora vuelves a aquella esquina como un mal recuerdo que no me
dejas borrar...
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Nos: si te hubieses quedado dormida...o si nunca se te hubiera ocurrido venir...nadie te
habría sacado del cuarto...
Él: Pero aquí se la pasa bien... no tenemos frío, ni hambre, sólo un poco de calor...
Él: De qué? Si ya casi nunca abren la puerta, sólo el llanto de mamá nos despierta a
veces...y los gritos de papá son la vieja rutina...
Nos: Se imaginan? Que allá afuera esperen por ti, que cuenten los días por ti, los
minutos, los latidos, las patadas... los susurros que dibujen una esperanza.
Ella: Fantasear con el futuro, “tú futuro”, tus anhelos, sueños, “sus sueños”... lo grande
que llegarás a ser.
Nos: ...No me importaría quedarme sordo... sus rostros me mostrarían cómo sienten mi
música, sus rostros me dejarían escuchar.
Él: Yo asesinaría... lo haría con gusto, con la mirada, con el deseo, gritaría a todos en la
calle...no estaría de acuerdo con nadie. Escupir, patear, robar, correr...para que me
alcancen y me odien como yo a ellos...¡como yo a ellos!
Ella: Yo estoy bien aquí, no dejaría este cuarto nuevamente, aunque me abracen,
aunque me besen, aunque me den ilusiones...o por lo menos un nombre... del que me
acuerde, con el que sonría...la fuerte luz detrás de la puerta no la quiero volver a ver.
Él: Al menos te dejaron verla...los viste a ellos...a los ojos... ¿viste una lágrima?
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Ella: Nada...la fuerte luz detrás de la puerta te deja ciego...para qué ver esa luz, es peor
sentirla y que luego te la arranquen de tajo o en un lento asfixio; odios, impotencias que
aprietan el cuello... es mejor no verla nunca y creer que sigues dormido...aunque no lo
estés.
Él: Ya decía yo que fue pura envidia... tú lo hiciste, no dejarías que ella atravesara la
puerta... no dejaste que ninguno de nosotros lo hiciera... qué maldita hermana nos dieron
nuestros padres! Yo no cargaré una culpa que no es mía.
Nos: ¿A qué?
Él: A mí no me metan!
Él: Un momento...
Él: ¿Que no se dan cuenta? Si estuvimos jugando los tres no es posible que alguno de
nosotros lo haya hecho.
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Él: Ella no se cayó estúpido! Nadie da pelea por una caída, pero sí por un inminente
adiós...
Nos: Por qué no entran para darnos la cara? ¿Por qué no escuchan por lo menos detrás
de la puerta, para que sepan lo que sentimos
Ella: No puedes tapar los odios como tapas ahora tus oídos papá, los odios gritan más
fuerte que cualquier sonido, se huelen, se ven, se tocan ... pero tus sin sentidos crearon
una coraza, dime ¿es fuerte?, ¿por qué no me la prestas?, o ¿puedo entrar también en
ella?, dime ahí dentro ¿hay campo?, nunca fui muy grande ¿recuerdas? Una flemita
viscosa... un cuerpecito frágil... nada más, nunca fui nada más...
Él: El error de tu vida he sido yo mamá... tus mentiras, tus fracasos, tus miedos... nunca
vi ni tus ojos, o una lágrima tuya... escuchar un perdón sería como una canción de cuna
para mí... para que me quede dormido... pensando en ti... en un beso, en un susurro...
Nos: Un nombre... la gente te recuerda por el nombre, no importa lo que hiciste o lo que
pudiste ser... le rezan a Dios por tu nombre, dejan flores, comida, agua...llanto, sonrisas
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a tu nombre... y uno duerme tranquilo recordando el almohadón rosa que vela por los
sueños... pero nosotros no podemos dormir... no tenemos ni siquiera un nombre...
Nos: Y nosotros
Él: Nunca lo harán... ellos tienen olfato pero no oídos, los tapan siempre...