Derrumbe de Saludcoop
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DERRUMBE DE SALODCOOP
Lo que muchos no entienden es cómo una empresa que nació con un capital de 2.700
millones de pesos aportado por varias cooperativas, que en el 2009 llegó a ser
considerada por el Boston Consulting Group, una de las cinco multinacionales
colombianas que hacia parte de las cien empresas más grandes de Latinoamérica, y
que tuvo tanto dinero hasta para comprar un colegio y adecuar un campo de golf,
perdió su rumbo y pasó de ser ejemplo de desarrollo a poner en jaque a todo el
sistema de salud en Colombia. ¿Qué hizo Carlos Palacino para pasar de héroe a
villano?
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Nuevas Tendencias de la auditoría para entes de control | Carlos Alberto Montes Salazar
Desde sus primeros años en el Líbano, Tolima, siempre fue un soñador y un hombre
ambicioso. Mientras que a comienzos de los año noventa empresarios como Luis
Carlos Sarmiento Angulo decidieron meterse de lleno en los negocios de pensiones y
riesgos profesionales, pero no invertir un solo peso en la salud, tal y como se lo
recomendaron varios expertos, seguros La Equidad contrató a Palacino en 1994 para
estudiar la posibilidad de crear una EPS solidaria. El informe fue tan positivo que él
mismo se encargó de reunir el aporte de capital de más de veinte cooperativas para
darle vida a Saludcoop. Desde ese momento, Palacino estructuró la ruta para
convertirla en la mejor de su sector e hizo todo lo posible para volverse el zar de la
salud. Lo increíble es que lo logró.
Mientras sus críticos dice que la empresa inflaba las cifras y registraba más personas
de las que tenía, otros señalaban que al irse a esos lugares incursionó en un negocio
más lucrativo, pues sus usuarios, al tener una baja educación, demandaba muy pocos
servicios médicos, lo que termino por generar unos altos dividendos.
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Para 2003, cuando ya estaba entre las EPS más grandes del país, Palacino, quien ya
ejercía su influencia en el sector, enfocó a Saludcoop hacia las grandes ciudades.
Gracias a su generosa chequera, adquirió la EPS chilena Cruz Blanca con sus
560.000 afiliados. Y, un año después, compró Cafesalud y sus 650.000 afiliados, lo
que le permitió tener un patrimonio de 240.000 millones de pesos. Esas dos han sido
las transacciones más grandes y costosas en el sector de la salud. En diez años, el
pequeño grupo de cooperativas habían multiplicado su capital casi por cien.
Con este respaldo, a partir de 2005 Saludcoop empezó a destinar recursos para
continuar con la adquisición de clínicas y hospitales, además del montaje de otras
cooperativas para seguir cubriendo sus servicios. En muchas ciudades, centros
médicos, clínicas y hospitales tuvieron que trabajar bajo el control y regulación de sus
tarifas. Y, según denuncias que llegaron a la Supersociedades, llevó a muchas
empresas al borde de la quiebra para comprarlas o para llevarlas al cierre. De hecho,
las primeras alertas contra este grupo aparecieron en 2004, cuando la
superintendencia de salud y la Dian, con el apoyo del vicepresidente Francisco
Santos, hicieron una profunda auditoría que acusó a Saludcoop de evadir impuestos y
de adquirir empresas en Colombia y en el extranjero con recursos de la salud. Tras un
gigantesco pleito, el grupo se vio obligado a dejar sus activos en Ecuador, Panamá,
República dominicana, pero no sus prácticas comerciales.
Así entre los activos de Saludcoop empezaron a figurar la clínica de Armenia, la Juan
Corpas, la Clínica Martha, la Clínica Pamplona, la Clínica Santa Cruz de la Loma y
otra serie de empresas como óptica, consultorios odontológicos y farmacias, entre
otras. Al cierre de 2006, Saludcoop había aumentado su patrimonio a 362.000
millones de pesos y registraba ventas por 1,3 billones de pesos. Era ya la primera
EPS del país.
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La decisión del entonces superintendente, Mario Mejía Cardona, desato una guerra
jurídica entre Saludcoop y su poderoso pool de abogados contra el gobierno. Incluso
el entonces presidente, Álvaro Uribe, tuvo que salir a respaldar la decisión del Estado.
Aunque impugnada, la medida de la Supersalud obligó a Saludcoop a no usar los
excedentes que le quedaban de la UPC, aportes o pagos que hacían sus usuarios
para ser invertidos en infraestructura, inversiones y donaciones.
La llegada del gobierno de Juan Manuel Santos y la alarma que encendió su equipo
por la crisis en la que estaba la salud llevaron a que todo el estado, incluido los
organismos de control, trabajara en llave. De ahí las múltiples investigaciones y
acciones que en menos de ocho días dejaron en evidencia el cartel del Fosyga y otros
que se tomaron la salud. Aunque también terminó por desencadenar la intervención
de Saludcoop.
Al tomar el control de la EPS más grande del país, la Supertendencia advirtió que lo
hallado en una auditoría en marzo era tan grave que la intervención y la salida de su
presidente y representante legal, Carlos Gustavo Palacino, se hizo porque “de
acuerdo con la situación actual en la opera Saludcoop, hay un riesgo inminente, no
solo en la prestación de los servicios de salud ofertados a sus usuarios, sino también
a la entidad financiera de la empresa y del sistema de salud. Si a esto se suma, sin
lugar a equívocos, la existencia de graves inconsistencias en la información
suministrada, se desprende que a la superintendencia no le quedaba otra opción que
actuar de inmediato para proteger la salud y la vida de los usuarios”.
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A diciembre del 2011, el grupo tenía obligaciones con entidades financieras por
260.000 millones, había girados 8.013 cheques que no han sido entregados a los
proveedores y acreedores por 270.000 millones de pesos, “con el fin de distorsionar la
realidad económica del grupo”. En un escueto comunicado que emitió tras su
destitución, Palacino dijo que la crisis del grupo se debía a la mora en los pagos por
parte del Fosyga. Sin embargo, al hacer el análisis financiero, para los investigadores
quedó claro que había un problema estructural en el grupo que ni con el pago total de
los recobros, cosa que era absolutamente imposible, hubiera garantizado el equilibrio.
Por ejemplo, en 2010 Saludcoop pidió en recobros 509.885 millones al Fosyga, pero
solo le fueron aprobados 302.000 millones. (Subrayado fuera de texto).
Lo increíble de toda esta historia es que, a pesar de que desde hace diez años había
alertas y denuncias por el crecimiento desmedido de Saludcoop, y en el sector era un
secreto a voces las conductas non santas de Palacino, los organismos de control
prácticamente no hicieron nada. Se habla de su cercanía a más de 35 parlamentarios,
de financiación de campañas y partidos y de tener un destacado grupo de asesores
que blindaron la rápida expansión. “Así como Saludcoop creció usando las zonas
grises que había en el complejo sistema de salud, Palacino también se movió en estas
zonas para crecer y enriquecer al grupo y, a la vez, hacer negocios propios. Esas
jugadas siempre fueron legales y blindadas por sus abogados, pero ahora parece que
en algunos casos pudo haber cruzado la línea de la ilegalidad”, dijo un proveedor que
ha estado con él muchos años. Incluso, a mediados de mayo empezaron a salir
denuncias sobre extrañas ceremonias de funcionarios con el grupo solidario.
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Dado que los contadores y los revisores fiscales son los responsables en el evento que se
suministre datos contrarios a la realidad y/u ordenen, tolere, hagan o encubran falsedad en la
información remitida a la Superintendencia de Salud en los términos que señala los Artículos
10 de la ley 43 de 1990, 207 y siguientes de Código de Comercio y 43 de la ley 222 de 1995,
es de presumir que los contadores y revisores fiscales no hicieron bien su labor, por cuanto
los estados financiero que representaron a las autoridades mostraron que eran empresas
sólidas, lo que les permitió poder participar en licitaciones o en negocios estatales. Lo
anterior fue hecho por estos profesionales de la Contaduría Pública a lo mejor por conservar
su empleo, olvidando por completo la ética profesional, la cual es vital sobre todo porque
estos profesionales deben priorizar el interés general.
Como se mencionó anteriormente, los contadores públicos y revisores fiscales no dieron
cuenta oportuna de la irregularidades de la EPS, por tal motivo ,por presuntas faltas en el
ejercicio de la profesión contable, el Tribunal Disciplinario de la Junta Central de Contadores
ordenó de oficio el 12 de mayo de 2011 la apertura de Diligencias Previas contra los
profesionales de la contaduría pública que ejercieron Y/o ejercen sus funciones en
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Saludcoop y sus empresas vinculadas, como contadores, revisores fiscales y demás cargos
que impliquen labores contables, con el fin de establecer su grado de responsabilidad y , de
ser hallados responsables, sancionarlos hasta con la pérdida de su tarjeta profesional.
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