Derrumbe de Saludcoop

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Nuevas Tendencias de la auditoría para entes de control | Carlos Alberto Montes Salazar

DERRUMBE DE SALODCOOP

Revista semana, artículo publicado el sábado 14 de mayo de 2011

Analice la situación que se presenta a continuación y planten las posibles deficiencias


de control interno que se presentaron en esta EPS, explique en forma concreta que
debió hacer la auditoría y cuáles serían las propuestas para que esta situación no se
vuelva a presentar.

Tras ser considerado el zar de la salud, el redentor del cooperativismo en Colombia y


en Latinoamérica, y de haber creado un holding de empresas que movía 2,5 billones
de pesos al año, Carlos Gustavo Palacino Antia fue retirado el jueves 12 de mayo
de 2011 de la presidencia de Saludcoop, cuando veinte funcionarios de la
Superintendencia de Salud llegaron para intervenirla. Unos ocho mil cheques
girados y no pagados a proveedores, inconsistencias en el monto de
inversiones en activos fijos, discrepancias en las cuentas por cobrar al Fosyga y
giros no legalizados y destinados a actividades diferentes a su objeto social, que
tenían a esa EPS al borde de la quiebra, fueron razones suficientes para que el
gobierno tomara esa decisión. (Negrillas fuera de texto)

Palacino, profesor de matemáticas y actuario de seguros, una especialidad que se


encarga de calcular los riesgos y las proyecciones financieras estructuró un modelo
basado en la integración vertical, gracias al cual conformó un conglomerado de 26
empresas, entre clínicas, cooperativas, laboratorios y compañías de salud que
operaban no solo para beneficiar a los casi cuatro millones de usuarios que tenía,
sino, al parecer, para favorecer a su casa matriz. Las dudas, que se han multiplicado,
tienen que ver con el beneficio que saco Palacino y otros ejecutivos de la EPS de este
esquema de desarrollo corporativo.

Lo que muchos no entienden es cómo una empresa que nació con un capital de 2.700
millones de pesos aportado por varias cooperativas, que en el 2009 llegó a ser
considerada por el Boston Consulting Group, una de las cinco multinacionales
colombianas que hacia parte de las cien empresas más grandes de Latinoamérica, y
que tuvo tanto dinero hasta para comprar un colegio y adecuar un campo de golf,
perdió su rumbo y pasó de ser ejemplo de desarrollo a poner en jaque a todo el
sistema de salud en Colombia. ¿Qué hizo Carlos Palacino para pasar de héroe a
villano?

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Desde sus primeros años en el Líbano, Tolima, siempre fue un soñador y un hombre
ambicioso. Mientras que a comienzos de los año noventa empresarios como Luis
Carlos Sarmiento Angulo decidieron meterse de lleno en los negocios de pensiones y
riesgos profesionales, pero no invertir un solo peso en la salud, tal y como se lo
recomendaron varios expertos, seguros La Equidad contrató a Palacino en 1994 para
estudiar la posibilidad de crear una EPS solidaria. El informe fue tan positivo que él
mismo se encargó de reunir el aporte de capital de más de veinte cooperativas para
darle vida a Saludcoop. Desde ese momento, Palacino estructuró la ruta para
convertirla en la mejor de su sector e hizo todo lo posible para volverse el zar de la
salud. Lo increíble es que lo logró.

La estrategia inicial se enfocó en afiliar y atender a personas de ingresos medios y


bajos, donde había un mayor potencial de crecimiento. Por eso, comenzaron a
aparecer oficinas blancas en ciudades pequeñas y pueblos. Saludcoop contrató una
fuerza de ventas lo suficientemente grande para captar rápidamente a los usuarios
descontentos con el servicio del desaparecido ente de salud y pensiones del gobierno
el instituto de Seguros Sociales. De igual manera, empezó a alinearse con
cooperativas o pequeñas empresas de salud. Con este fin definió estándares de
calidad para lograr la lealtad de sus usuarios. Por ejemplo, estableció que las citas
médicas debían concederse como máximo en 24 horas y las odontológicas, en 72.

El objetivo al empezar a “colonizar” afiliados en pueblos de Cundinamarca y Boyacá, y


después en casi todo el país, era alcanzar en poco tiempo una masa de usuarios que
le permitiera recibir millonarios recursos del Estado a través de la figura de la
compensación, que también usaba el Instituto de Seguros Sociales (Que fue
reemplazado por las EPS y Colpensiones).

Mientras sus críticos dice que la empresa inflaba las cifras y registraba más personas
de las que tenía, otros señalaban que al irse a esos lugares incursionó en un negocio
más lucrativo, pues sus usuarios, al tener una baja educación, demandaba muy pocos
servicios médicos, lo que termino por generar unos altos dividendos.

Como el esquema cooperativo no permite repartir los excedentes, la estrategia de


Saludcoop a partir del 2001 fue usar esos recursos para crear empresas alrededor de
la salud. Inicialmente aparecieron cooperativas y compañías de confección de ropa
hospitalaria, de servicios de lavandería, de seguridad, de informática y de
comercialización, entre otras. De esta manera Saludcoop garantizaba el suministro y
autoabastecimiento de bienes y servicios, supuestamente a precios razonables. Sin
embargo, estas causas se fue degradando en una maquillada integración vertical, que
le permitió a la EPS ejercer una posición dominante, tanto en usuarios como en
control de precios, que ahora son materia de investigación y análisis de la
superintendencia de sociedades, para determinar si Saludcoop es un grupo
económico. (Subrayando fuera de texto).

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Para 2003, cuando ya estaba entre las EPS más grandes del país, Palacino, quien ya
ejercía su influencia en el sector, enfocó a Saludcoop hacia las grandes ciudades.
Gracias a su generosa chequera, adquirió la EPS chilena Cruz Blanca con sus
560.000 afiliados. Y, un año después, compró Cafesalud y sus 650.000 afiliados, lo
que le permitió tener un patrimonio de 240.000 millones de pesos. Esas dos han sido
las transacciones más grandes y costosas en el sector de la salud. En diez años, el
pequeño grupo de cooperativas habían multiplicado su capital casi por cien.

Con este respaldo, a partir de 2005 Saludcoop empezó a destinar recursos para
continuar con la adquisición de clínicas y hospitales, además del montaje de otras
cooperativas para seguir cubriendo sus servicios. En muchas ciudades, centros
médicos, clínicas y hospitales tuvieron que trabajar bajo el control y regulación de sus
tarifas. Y, según denuncias que llegaron a la Supersociedades, llevó a muchas
empresas al borde de la quiebra para comprarlas o para llevarlas al cierre. De hecho,
las primeras alertas contra este grupo aparecieron en 2004, cuando la
superintendencia de salud y la Dian, con el apoyo del vicepresidente Francisco
Santos, hicieron una profunda auditoría que acusó a Saludcoop de evadir impuestos y
de adquirir empresas en Colombia y en el extranjero con recursos de la salud. Tras un
gigantesco pleito, el grupo se vio obligado a dejar sus activos en Ecuador, Panamá,
República dominicana, pero no sus prácticas comerciales.

Así entre los activos de Saludcoop empezaron a figurar la clínica de Armenia, la Juan
Corpas, la Clínica Martha, la Clínica Pamplona, la Clínica Santa Cruz de la Loma y
otra serie de empresas como óptica, consultorios odontológicos y farmacias, entre
otras. Al cierre de 2006, Saludcoop había aumentado su patrimonio a 362.000
millones de pesos y registraba ventas por 1,3 billones de pesos. Era ya la primera
EPS del país.

Las dudas sobre su crecimiento volvieron aparecer en 2009, cuando la Supersalud


descubrió que, entre 2004 y 2008, la EPS había destinado 318.250 millones de pesos
para adquirir y construir clínicas, hospitales e infraestructura con recursos que eran de
la salud y no, como alegaba el grupo, con utilidades de su operación. De igual manera
le ordenó atender con su propia caja el pago de 308.958 millones que les adeudaba la
EPS a los bancos y acreedores, cifras muy similar a la deuda de hoy en día con el
sector financiero, que asciende a 300.000 millones de pesos. En total, el ente de
control y vigilancia encontró un faltante del orden de 627.000 millones de pesos,
monto que había que llevar a la caja de la empresa, lo que significaba que Saludcoop
– que ya operaba como una holding de salud – no tenía otra alternativa que pensar
vender la mayoría de los activos que había adquirido en los año recientes. Ahí se
intensificaron los vacíos contables, y la integración vertical empezó a ser demasiado
costosa de mantener.

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La decisión del entonces superintendente, Mario Mejía Cardona, desato una guerra
jurídica entre Saludcoop y su poderoso pool de abogados contra el gobierno. Incluso
el entonces presidente, Álvaro Uribe, tuvo que salir a respaldar la decisión del Estado.
Aunque impugnada, la medida de la Supersalud obligó a Saludcoop a no usar los
excedentes que le quedaban de la UPC, aportes o pagos que hacían sus usuarios
para ser invertidos en infraestructura, inversiones y donaciones.

Personajes como en senador Jorge Robledo y algunos economistas de la Universidad


Nacional creen que las restricciones de estos recursos y la presión de justificar unos
faltantes de caja llevaron a la EPS a buscar, a través del aumento de recobros al
Fosyga y el cobro desbordado de medicamentos, sus fuentes subterráneas de
financiación para mantener todos los negocios del grupo a flote. Saludcoop intensifico
sus recobros al Fosyga, no solo por tratamientos no incluidos en el Plan de Salud, sino
en el cobro de medicamentos esenciales, tal y como lo denunció la Universidad
Nacional. Muchos creen que el grupo Saludcoop tuvo que ver con la emergencia
social decretada por el gobierno Uribe en 2010 para salvar el sistema de salud.

La llegada del gobierno de Juan Manuel Santos y la alarma que encendió su equipo
por la crisis en la que estaba la salud llevaron a que todo el estado, incluido los
organismos de control, trabajara en llave. De ahí las múltiples investigaciones y
acciones que en menos de ocho días dejaron en evidencia el cartel del Fosyga y otros
que se tomaron la salud. Aunque también terminó por desencadenar la intervención
de Saludcoop.

Al tomar el control de la EPS más grande del país, la Supertendencia advirtió que lo
hallado en una auditoría en marzo era tan grave que la intervención y la salida de su
presidente y representante legal, Carlos Gustavo Palacino, se hizo porque “de
acuerdo con la situación actual en la opera Saludcoop, hay un riesgo inminente, no
solo en la prestación de los servicios de salud ofertados a sus usuarios, sino también
a la entidad financiera de la empresa y del sistema de salud. Si a esto se suma, sin
lugar a equívocos, la existencia de graves inconsistencias en la información
suministrada, se desprende que a la superintendencia no le quedaba otra opción que
actuar de inmediato para proteger la salud y la vida de los usuarios”.

En su visita y en su primer informe, que no fue respondido por Saludcoop, se encontró


que la entidad, entre sus activos contables, cuentas por cobrar al Fosyga por 346.000
millones de pesos, de los cuales 85.432 millones son cartera superior a los 360 días.”
Se puede concluir que las deudas de largo plazo pueden llegar al 94 por ciento.
Eso hace que la ESP no tenga capital de trabajo para dar cumplimiento a sus
obligaciones, lo que impide garantizar la presentación de los servicios a los
usuarios”, dice la superintendencia.

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A diciembre del 2011, el grupo tenía obligaciones con entidades financieras por
260.000 millones, había girados 8.013 cheques que no han sido entregados a los
proveedores y acreedores por 270.000 millones de pesos, “con el fin de distorsionar la
realidad económica del grupo”. En un escueto comunicado que emitió tras su
destitución, Palacino dijo que la crisis del grupo se debía a la mora en los pagos por
parte del Fosyga. Sin embargo, al hacer el análisis financiero, para los investigadores
quedó claro que había un problema estructural en el grupo que ni con el pago total de
los recobros, cosa que era absolutamente imposible, hubiera garantizado el equilibrio.
Por ejemplo, en 2010 Saludcoop pidió en recobros 509.885 millones al Fosyga, pero
solo le fueron aprobados 302.000 millones. (Subrayado fuera de texto).

Esta situación está en línea con advertencia hecha por la Superintendencia de


Industria y Comercio cuando denunció que en torno de la Asociación Colombiana de
Empresas de Medicina Integral (Acemi), que agrupara 14 de las mayores EPS, se
había creado un cartel que permitió convertir los recobros al Fosyga en una fuente de
financiación. Y las evidencias contables de Saludcoop ratifican esta teoría. Lo
increíbles es que, mientras que el grupo tenía problemas de liquidez, a muchos
proveedores les debían cuentas por encima de 180 días, y enfrentaba procesos de
embargo judicial por unos 12.000 millones de pesos por la paga, la EPS hizo
inversiones por 22.000 millones en otras empresas ---incluso en el exterior--- y
fidecomisos. Además, tenía promesas de compraventa de clínicas e instituciones por
71.363 millones.

Lo increíble de toda esta historia es que, a pesar de que desde hace diez años había
alertas y denuncias por el crecimiento desmedido de Saludcoop, y en el sector era un
secreto a voces las conductas non santas de Palacino, los organismos de control
prácticamente no hicieron nada. Se habla de su cercanía a más de 35 parlamentarios,
de financiación de campañas y partidos y de tener un destacado grupo de asesores
que blindaron la rápida expansión. “Así como Saludcoop creció usando las zonas
grises que había en el complejo sistema de salud, Palacino también se movió en estas
zonas para crecer y enriquecer al grupo y, a la vez, hacer negocios propios. Esas
jugadas siempre fueron legales y blindadas por sus abogados, pero ahora parece que
en algunos casos pudo haber cruzado la línea de la ilegalidad”, dijo un proveedor que
ha estado con él muchos años. Incluso, a mediados de mayo empezaron a salir
denuncias sobre extrañas ceremonias de funcionarios con el grupo solidario.

Proceso de responsabilidad fiscal

Seis meses después de que la Superintendencia de Salud interviniera Saludcoop, la


Contraloría General de la República Abrió un juicio de responsabilidad fiscal contra el
exministro de la Protección Social Diego Palacio, el exministro de comercio Exterior
Luis Guillermo Planta, y el exgerente de Saludcoop Calos Gustavo Palacino.

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Tras cerrar la indagación preliminar, la Contraloría Delegada para el sector social


solicitó a la Contraloría Delegada de investigaciones y juicios Fiscales la apertura del
proceso e imputación de responsabilidad fiscal por irregularidades sucedidas entre las
vigencias 2006 y 2011.

Según el comunicado de la Contraloría, el juicio de responsabilidad fiscal se abrió contra 77


directivos y contratistas de Saludcoop por el presunto detrimento patrimonial por 1 billón 367
millones de pesos, por la desviación de recursos parafiscales y los sobrecostos de
medicamentos.
Además de los exministros Palacio, Plata, y Palacino el exgerente de Saludcoop, al proceso
están vinculados las siguientes personas naturales y jurídicas: Saludcoop EPS y los
integrantes de Grupo Saludcoop, miembros de la Junta Directiva y del Consejo de
Administración de Saludcoop EPS, miembros de la junta de vigilancia de Saludcoop, la
Revisoría Fiscal de Saludcoop, contratistas con Saludcoop en las vigencias 2006-2011, un
Exsuperintendente de Economía Solidaria y Exdirector de Regulación del Ministerio de
Comercio Exterior.
Cabe recordar que Palacino ya afronta una investigación penal por su supuesta
responsabilidad en delitos contra la administración pública.

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El Espectador accedió a los documentos de la compleja investigación. Se trata de un dossier


de 65 expedientes con más de 13 mil folios y 44 discos compactos. Un proceso que también
contiene las declaraciones juramentadas de al menos 16 funcionarios y exfuncionarios de la
EPS efectuadas entre el 5 de abril y el 30 de septiembre de 2011. En ese periodo y durante
varias sesiones, palabras más palabras menos, los interrogantes prendieron el ventilador,
dieron nuevas pistas y ayudaron a la justicia a establecer el monto del daño patrimonial al
Estado, el mayor de los últimos años contra una entidad pública y cuyo afectado es el
Ministro de Salud.
El argumento central de la investigación para decretar la apertura formal de
responsabilidades es que los dineros de la seguridad social son públicos y las EPS y los
Fondos Solidarios y Garantía los deben administrar sin que en ningún instante se confundan
ni con el patrimonio de la EPS ni con el presupuesto nacional o las entidades territoriales.
Otro argumento es que las contribuciones de los afiliados al Sistema General de Seguridad
Social tienen que usarse exclusivamente en la prestación de servicios o entrega de bienes a
los afiliados.
Hallazgos en el proceso de responsabilidad fiscal
La indagación en Saludcoop arranco el 4 de abril de 2011. De inmediato se ordenó una visita
especial a la presidencia, así como a las compañías Efectiva y Audigroup. Si hizo después
una de la Superintendencia de Salud, a la empresa IAC Jurisalud. Luego vino la inspección al
Condominio Villa Valeria. Posteriormente, se hicieron nuevas visitas a la EPS y a otras de
sus subsidiarias y se recopilo abundante documentación. El 20 de octubre se cerró la
indagación preliminar y el 28 diciembre expidió el auto fiscal.
En concreto, y para citar algunos casos, se detectó que $17.140 millones de la salud fueron
invertidos en software para la empresa filial de la EPS Heon Health, pese que la propia
Saludcoop ya lo había desarrollado y entregado a las misma Heon. En pago a honorarios a
los abogados, asesores y consultores se destinaron, de manera indebida 23.624 millones.
En la cancelación de intereses para cubrir faltantes de la caja de la EPS también se giró una
suma muy significativa. Fueron 220.277 millones de destinación específica a actividades de
salud que se utilizaron en una actividad no permitida. Las investigaciones dan cuenta,
además, de que se destinaron $462.057 millones en inversiones distintas a la finalidad del
aseguramiento.
Entre 2006 y junio de 2011 se detectó también un inusual movimiento de dinero en efectivo
en los proyectos y las promesas de compraventa de las clínicas Bogotá, Materno Infantil,
Castellana, Medellín, Tunja y el edificio paralelo 108, en el norte de la capital. Según la
auditoría, por esta vía se desviaron $91.646 millones.
En otro proyecto, denominado Ciudades de la Salud, se encontró no justificada plenamente
en la contabilidad de la EPS una cifra de 23.734 millones. Según se señala en uno de los
expedientes del caso, esta cifra “presenta cierto reproche con ocasión de cierto ocultamiento
en la contabilidad, situación que será objeto de debate en la oportunidad procesal pendiente”.

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Saludcoop también desembolso en el periodo 2006-2010 pagos en efectivo para adquisición


de plata y equipo por $165.552 millones. Según los investigadores del caso, “la entidad uso
recursos para financiar adquisiciones de activos diferentes a los necesarios como EPS,
fortaleciendo el Patrimonio de otras empresas del grupo a costa de recursos parafiscales en
especial, aquellos ajenos a la red propia”.
Las investigaciones en Chile, México y Ecuador también son objeto de cuestionamiento
fiscal. Se concluyó que la EPS desvió recursos parafiscales en cuantía 57.811 millones.
Además la operación en México registra pérdidas significativas que debe asumir en
Colombia.
Otras operaciones en el país para adquirir acciones, cuotas sociales, aportes en
cooperativas, créditos mercantiles, amortizaciones, cargos diferidos, arrendamientos
(leasing) de plata y equipo, remodelaciones y hasta la compra de elementos de ropería y
lencería constituyen un grave daño patrimonial al Estado.
Sin embargo, es esta danza de los millones cuestionados ha causado indignación entre los
investigadores ya que es una extravagancia. Aparece que a través de la compañía
productora de medicamentos Epsifarma, entre el 2008 y 2010, se adquirieron baldosas o
porcelanato proveniente de china, con destino al complejo hotelero y condominio Villa
Valeria, ubicado en el municipio de Restrepo (Meta). Según la investigación, se encontraron
pagos a la empresa Guangdonng Dopeng Ceramic Co por valor de 2.326 millones.

PAPEL DE LOS CONTADORES Y REVISORES FISCALES


EN EL FRAUDE DE LA SALUD

Dado que los contadores y los revisores fiscales son los responsables en el evento que se
suministre datos contrarios a la realidad y/u ordenen, tolere, hagan o encubran falsedad en la
información remitida a la Superintendencia de Salud en los términos que señala los Artículos
10 de la ley 43 de 1990, 207 y siguientes de Código de Comercio y 43 de la ley 222 de 1995,
es de presumir que los contadores y revisores fiscales no hicieron bien su labor, por cuanto
los estados financiero que representaron a las autoridades mostraron que eran empresas
sólidas, lo que les permitió poder participar en licitaciones o en negocios estatales. Lo
anterior fue hecho por estos profesionales de la Contaduría Pública a lo mejor por conservar
su empleo, olvidando por completo la ética profesional, la cual es vital sobre todo porque
estos profesionales deben priorizar el interés general.
Como se mencionó anteriormente, los contadores públicos y revisores fiscales no dieron
cuenta oportuna de la irregularidades de la EPS, por tal motivo ,por presuntas faltas en el
ejercicio de la profesión contable, el Tribunal Disciplinario de la Junta Central de Contadores
ordenó de oficio el 12 de mayo de 2011 la apertura de Diligencias Previas contra los
profesionales de la contaduría pública que ejercieron Y/o ejercen sus funciones en

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Saludcoop y sus empresas vinculadas, como contadores, revisores fiscales y demás cargos
que impliquen labores contables, con el fin de establecer su grado de responsabilidad y , de
ser hallados responsables, sancionarlos hasta con la pérdida de su tarjeta profesional.

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