Jurisprudencia de Acción Pauliana

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158-C-2006

Sala de lo Civil, Corte Suprema de Justicia, San Salvador a las nueve horas y diecisiete
minutos del veinte de diciembre de dos mil siete.

Vistos en casación de la sentencia definitiva pronunciada por la Cámara Tercera de lo Civil


de la Primera Sección del Centro, a las nueve horas y quince minutos del veintitrés de junio
del año recién pasado, la que resuelve en apelación, la pronunciada por el juzgado de lo
Civil del Municipio de San Marcos, departamento de San Salvador, a las doce horas y
cuarenta minutos del trece de marzo de dos mil seis, en el proceso ordinario de rescisión de
contrato de compraventa promovido en su carácter personal por el señor Pablo Alberto
Gómez Castro, conocido por Pablo Alberto Gómez, contra los señores Alfredo Armando
Villatoro Velásquez y María Santana García Reyes. En dicho proceso se demanda rescindir
el contrato de compraventa por el cual don Alfredo Armando Villatoro Velásquez vendió
un inmueble, objeto del juicio, a María Santana García Reyes, documento otorgado a las
dieciséis horas del tres de julio de dos mil tres, ante los oficios notariales del licenciado
Luis Alfonso Valle Deras.

Han intervenido en Primera Instancia, el actor personalmente en forma inicial, y,


posteriormente, representado por el licenciado Rodolfo Alfredo García Flores; y la parte
demandada, representada por el curador ad-litem José Rudesindo Posada. En Segunda
Instancia y en Casación, únicamente el licenciado García Flores, en el carácter dicho,
siendo el segundo y el tercero, mayores de edad, abogados, de este domicilio.

VISTOS LOS AUTOS, Y, CONSIDERANDO:

I.- El fallo en Primera Instancia dice:----"""POR TANTO: De conformidad a lo antes


expuesto y a los Arts. 1330, 1551, 1552, 1560, 1562, 2215 C.C., 127, 237, 321 Inc. 1, 417,
421,422, 427, 432 y 439 Pr. C., a nombre de la República de El Salvador, FALLO: a)
Declárase no ha lugar a la rescisión de la escritura pública de compraventa otorgada en la
Ciudad de San Salvador, por el señor Alfredo Armando Villatoro Velásquez a favor de la
señora María Santana García Reyes, a las dieciséis horas del día tres de julio del año dos
mil tres, ante los oficios notariales del licenciado Luis Alfonso Valle Deras, inscrito en el
Registro de la Propiedad Raíz e Hipotecas de la Primera Sección del Centro, bajo la
matricula sesenta millones sesenta mil setecientos veintisiete guión cero cero cero cero
cero, Asiento dos; b) Absuélvase a los demandados señores Alfredo Armando Villatoro
Velásquez y María Santana García Reyes, de la acción intentada en su contra, por parte del
señor Pablo Alberto Gómez Castro o Pablo Alberto Gómez; y, c) Condénase al actor al
pago de las costas procesales causadas en esta instancia. HAGASE SABER "" ".

II. En cuanto al fallo de Segunda Instancia se lee así:- - -"""POR TANTO: de


acuerdo a las consideraciones anteriores, razones expuestas, disposiciones legales
citadas y Arts. 1, 11 inc. Uno y 18 Constitución; 2, 417, 418, 421, 427, 428, 432,
439, 1026, 1060, 1061, inc. Uno, 1088, 1089 y 1091 Pr.C., a nombre de la
República, esta Cámara FALLA- - -1° DECLARASE, inepta la pretensión
contenida en la demanda interpuesta, por el señor Pablo Alberto Gómez Castro
conocido por Pablo Alberto Gómez en contra de los señores Alfredo Armando
Villatoro Velásquez y María Santana García Reyes; en consecuencia, REVOCASE
la sentencia venida en apelación, pronunciada por el señor Juez de lo Civil de San
Marcos en el Proceso de mérito, habida cuenta de lo considerado en la presente.----
2° CONDENASE a la parte perdidosa en las costas, daños y perjuicios- - -3°
Oportunamente, vuelva la pieza principal al juzgado de su origen, con certificación
de la presente, para los fines de rigor.
III. El recurrente en lo principal de su recurso se expreso así: Impugnación
objetiva- -El No.1° del art. 1 de la Ley de Casación contempla dos clases de
decisiones en cuya contra procede el recurso: la sentencia definitiva y las
interlocutorias que ponen fin al juicio haciendo imposible su continuación----En
este caso, la decisión que se identifica como objeto de impugnación a través de la
vía casacional es la sentencia definitiva pronunciada por la Honorable Cámara
Tercera de lo Civil de la Primera Sección del Centro a las nueve horas y quince
minutos del día veintitrés de junio de dos mil seis, por medio de la cual, entre otros
puntos, se declaró inepta la pretensión contenida en la demanda- - -Impugnación
subjetiva- -El recurso de casación, como cualquier medio impugnativo, le está
franqueado a la parte que directamente sufre el agravio causado por la decisión en
cuya contra se recurre. Siendo el suscrito el abogado que ha actuado como
representante procesal del señor Gómez Castro o Gómez, sujeto activo de la
promoción de la acción, a quien el resultado de la alzada le ha sido desfavorable, me
encuentro procesalmente habilitado para promover la presente actividad
impugnativa. --Agravio- -El desarrollo del agravio incorpora varias exigencias de la
ley especial, entre las que se encuentran aspectos meramente formales y aspectos
de fondo. Y paso a intentar desarrollarlo:---Fundamento Genérico La Ley
de
Casación en su art. 2 desarrolla dos motivos genéricos por los que procede la
reclamación por esa vía. En este caso específico el recurso se fundamenta en
infracción de ley, de acuerdo al art. 2 literal "a" de la ley citada Motivo
Específico La sentencia impugnada incurre específicamente en el vicio de
interpretación errónea de ley, según dispone el art. 3 numeral 2° de la Ley de
Casación, que a la letra dispone "Cuando el fallo se base en una interpretación
errónea de la ley o de doctrina legal y aún siendo ley procesal cuando ésta afecte el
verdadero fondo del asunto de que se trate ". Precepto- - -El precepto legal (o norma
sustantiva) erróneamente interpretado es el art. 2215 del Código Civil, que
literalmente regula: "En cuanto a los actos ejecutados antes de la cesión de bienes o
la apertura del concurso, se observarán las disposiciones siguientes:1 ° Los
acreedores tendrán derecho para que se rescindan los contratos onerosos, y las
hipotecas, prendas y anticresis que el deudor haya otorgado en perjuicio de ellos,
estando de mala fe el otorgante y el adquirente, esto es, conociendo ambos el mal
estado de los negocios del primero; 2a. Los actos y contratos no comprendidos bajo
el número precedente, inclusos las remisiones y pactos de liberación a título
gratuito, serán rescindibles, probándose la mala fe del deudor y el perjuicio de los
acreedores; 3a . Las acciones concedidas en este artículo a los acreedores expiran en
un año contado desde la fecha del acto o contrato ".---Concepto de la infracción---
- En primer lugar, a efecto de justificar la identificación de la causal invocada para
implementar la presente actividad impugnativa, la Sala de lo Civil ha tenido
oportunidad se (sic) sentar como criterio el consistente en que "La interpretación
errónea de ley consiste en darle a la norma un sentido distinto del que lógicamente
tiene, o una interpretación equivocada desatendiendo su tenor literal y los demás
elementos de interpretación, tergiversando los efectos jurídicos de la misma ".
(Sentencia 595SACA del veintiséis de marzo de dos mil uno) y que "hay
interpretación errónea de ley, cuando el tribunal sentenciador ha seleccionado
correctamente la norma legal aplicable al caso que ante él se controvierte, pero le da
a la misma un alcance o sentido que realmente no tiene ". (Sentencia 1325CasSS del
veinticuatro de abril de dos mil uno).....En esencia, en la sentencia impugnada la
Honorable Cámara, en su considerando atinente a la procedencia de la acción,
expresó que el legislador común al disponer (en el art. 2214) la procedencia de la
acción pauliana plantea como requisitos, primero, que se haya hecho cesión de los
bienes o, segundo, que se haya abierto el concurso de acreedores, condiciones sine
qua non para la viabilidad del ejercicio del derecho de actuar promoviendo la
acción. Posteriormente, para fundamentar los aspectos referidos a la cesión de los
bienes y el concurso de acreedores, hizo trascripción de los 1484 y 1485 del Código
Civil, y 659, 666, 696, parte del 716 y el inciso 1° del 722 del Pr., respectivamente,
y finalmente razonó diciendo que el demandante expresó en la demanda que "lo que
se ha iniciado, promovido y existe, es un proceso ejecutivo mercantil y no una
cesión de bienes o un concurso de acreedores ", circunstancias diferentes de las
previstas por el legislador sustantivo, lo que devendría en una ineptitud de la
acción, la que así declaró en el fallo Como se puede ver, pues, la Honorable Cámara
sentenciadora erró en la interpretación literal del art. 2215 cuando desatendió su
tenor literal bajo pretexto de consultar su espíritu, puesto que no había necesidad de
ello porque su tenor literal es clarísimo cuando dispone que los acreedores tienen el
derecho para demandar la rescisión de los actos o contratos fraudulentos incurridos
por el deudor antes de la cesión de bienes o de la apertura del concurso. Entonces, el
requisito que establece esta norma es que se reclamen los actos o contratos
fraudulentos antes de la cesión de bienes o de la apertura del concurso; por lo tanto,
¿cómo se puede concluir que el requisito para la aplicación del art. 2215 sea la
promoción del concurso de acreedores, si el legislador parte del supuesto de los
actos realizados antes de su inicio?----Para interpretar correctamente el art. 2215 no
hay necesidad de recurrir al art. 2214, como hace la Honorable Cámara ad quem,
puesto que se trata de dos disposiciones que regulan circunstancias diferentes: el art.
2214 dice claramente que los traspasos y gravámenes realizados después de la
declaratoria de concurso o quiebra son nulos de pleno derecho; en cambio, el art.
2215 regula el caso de los actos o contratos hechos en perjuicio de los acreedores
antes de que se inicie el concurso de acreedores. Por lo tanto, para interpretar
correctamente el art. 2215 no es necesario partir del supuesto del art. 2214 porque
ambas disposiciones regulan dos momentos diferentes, esto es, antes y después de la
cesión de bines o de la apertura del concurso----De igual manera, en la
interpretación del art. 2215 la Honorable Cámara de segunda instancia incurrió en
error de interpretación por adición, puesto que le agregó o adicionó un requisito que
el legislador no ha contemplado o previsto, cuando interpretó que es requisito de
procesabilidad que se inicie el concurso de acreedores, cuando el legislador lo único
que ha regulado es lo que sucede con los actos o contratos realizados antes de la
iniciación del concurso de acreedores; en ningún momento el legislador ha previsto
que la apertura del concurso de acreedores sea requisito necesario para el ejercicio
de la acción pauliana- - -En efecto, de su misma letra se entiende que el sentido de
dichas disposiciones dista del otorgado por el ente jurisdiccional y la doctrina así lo
regula, es decir, que para el ejercicio de la acción pauliana no se requiere que el
deudor haya sido declarado en quiebra, o sus bienes hayan sido sometidos a
concurso voluntario o necesario. Nuestro Código establece las reglas a que esta
acción se halla sometida en el título de la prelación de créditos que parece suponer
la existencia de un concurso de acreedores; pero la acción podría tener aplicación
respecto de un deudor que no ha hecho cesión de bienes a sus acreedores y que
pudiera no ser declarado en concurso, por no tener acreedores en número suficiente,
con créditos exigibles, para la declaración del concurso necesario. El caso más
ejemplificante es este precisamente, puesto que no se conoce de otro u otros
acreedores que hayan ejercido acciones ejecutivas emanadas de créditos morosos
del mismo demandado ni que hayan procurado desplegar acción alguna dentro de la
figura del concurso de acreedores y por tanto la exigencia que aparentemente hace
del legislador y de las que ha hecho acopio el tribunal de segunda instancia, carece
de sentido y de justicia----En el título donde están comprendidas las disposiciones
cuya interpretación ha errado el tribunal de segunda instancia, por lo demás,
principia por reconocer el derecho que tiene todo acreedor de obligación personal
para perseguir su ejecución sobre todos los bienes raíces o muebles de su deudor,
sean éstos presentes o futuros, exceptuándose solamente los no embargables –que es
el denominado derecho de prenda general-; y esta disposición no supone la
necesidad del concurso o quiebra del deudor, sino que se limita a consagrar el
principio según el cual todos los bienes que forman el activo del patrimonio
constituyen una especio de prenda general para todo acreedor que presta fe al
deudor, sin exigirle garantías reales, precisamente en atención a los bienes que
constituyen el activo del deudor. Reconocido este derecho a todo acreedor, y
colocándose en el caso de que todos ellos demandan la ejecución de sus
obligaciones el art. 2216 reitera la disposición del art. 2212 y establece el principio
del prorrateo del producto de los bienes entre todos los acreedores, cuando fueren
insuficientes para el pago íntegro, no habiendo causas especiales para preferir
ciertos créditos, causas de preferencia que entra a establecer; y que no exigen para
su aplicación que el deudor se halle en estado de concurso o quiebra, porque si un
acreedor común, por ejemplo, ha embargado un bien raíz del deudor que éste ha
hipotecado a otro acreedor, este último conserva su derecho a ser pagado
preferentemente de su crédito hipotecario y el ejecutante sólo podrá pagarse en el
todo o en parte con lo que quede del precio del bien raíz una vez pagado el
hipotecario- - -La ley no subordina tampoco la acción a la fecha de la declaración
del
concurso, sino a la fecha del acto o contrato, que podría fácilmente transcurrir antes
de la declaración del concurso, si el estado de concurso fuera exigido, no existe
razón alguna para negar lugar a la acción pauliana por no estar el deudor sometido a
concurso. Este hecho puede favorecer al deudor en cuanto puede ser un antecedente
para demostrar que su situación le permite hacer frente a sus compromisos y que el
acto o contrato atacado no ha perjudicado a sus acreedores; pero la insolvencia
puede existir, aunque no haya concurso. Por lo demás, este punto está relacionado
con las personas que pueden ejercitar la acción pauliana y para ello me limito a
decir que para entablar la acción no es necesario que el deudor se halle sometido a
concurso- - -El art. 2215 da este derecho a "los acreedores". Pero ¿qué ha entendido
la ley al referirse así, en general, a los acreedores? ¿Deben proceder todos los
acreedores de consuno, como podría ser la consecuencia de exigirse la precedencia
del concurso, o puede cada uno de los acreedores separadamente entablar la acción
pauliana?. Como el art. 2215 viene colocado inmediatamente después del artículo
que dice que "son nulos todos los actos ejecutados por el deudor relativamente a los
bienes de que ha hecho cesión, o de que se ha abierto concurso a los acreedores ", se
ha sostenido que el Código ha establecido la acción pauliana solamente para los
casos de cesión de bienes o de concurso y que en ellos su ejercicio corresponde a la
masa de acreedores representados por el síndico. Pero esta interpretación carece de
fundamento en la ley. En el texto del art. 2215 no hay nada que literalmente
restrinja el ejercicio de la acción pauliana a los casos de cesión de bienes y de
concurso. Si el artículo en referencia alude a estas circunstancias no lo hace sino
para determinar los actos y contratos a que va a referirse, y de modo alguno para
declarar que solamente en esos dos casos procede la acción revocatoria de los actos
fraudulentos del deudor, como habría tenido que hacerlo si tal hubiera sido el
propósito del legislador. Puesto que la acción pauliana tiene como razón
determinante evitar los efectos del fraude del deudor, habría carecido de toda lógica
su subordinación a la cesión de bienes o al concurso, dejándola sin aplicación al
mayor número de casos en que podría presentarse. No hay duda que según los
preceptos de nuestra legislación positiva, en caso de cesión de bienes o de concurso,
los acreedores en conjunto representados por el síndico, o los acreedores todos
personalmente o cualquiera de ellos en beneficio de la masa, pueden entablar y
sostener la acción pauliana para anular o para dejar sin efecto los actos y contratos
otorgados de mala fe por el deudor y en perjuicio de los acreedores. No hay, por lo
mismo, inconveniente alguno legal para que cualquiera de los acreedores haga uso
de la acción pauliana para eliminar el acto o contrato fraudulento que le perjudica.--
-La ley se refiere a los acreedores sin hacer distinción alguna; de modo que la
acción pauliana puede ser ejercitada por un acreedor hipotecario o privilegiado, lo
mismo que por un acreedor quirografario.---La doctrina por su parte ha expresado
que "las personas contra las cuales compete la acción pauliana pueden dividirse en
dos clases. Unas son sometidas a ella en razón de su propio fraude, y su obligación
es por lo mismo igual al perjuicio experimentado por los acreedores, según la regla
de derecho formulada por Papinianus: generaliter quum de fraude disputatur non
dquid habeat actor, sed quid per adversarium habere non potuerit considerandum
est. Las otras, al contrario, sólo están sometidas porque han aprovechado el fraude
de otro; y por consiguiente, la extensión de su obligación se mide por su provecho:
Entran en la primera clase: 1°) El deudor mismo fraudator. La acción debe dirigirse
contra él como autor del acto o contrato fraudulento, a fin de establecer el fraude
por él realizado al otorgar dicho (sic) o contrato que lo ha dejado insolvente o que
ha aumentado su insolvencia. 2°) Todos aquéllos que de mala fe, es decir,
conociendo el mal estado de los negocios del deudor, han tratado a título oneroso o
lucrativo con el fraudator. 3°) Los subadquirientes de mala fe que han tratado con el
cómplice del fraude, o primer adquiriente. La segunda clase de personas sometidas a
la acción pauliana comprende a los donatarios del fraudator cuando han ignorado su
situación y reciben por lo mismo de buena fe. Fundado en la personalidad de la
acción pauliana, Laurent sostiene que no pueden tenerla, sino los acreedores contra
el deudor como resultado de su esencia misma, que consiste en atacar lo hecho por
el deudor en fraude de los derechos de sus acreedores. La acción se dirige contra el
deudor, autor del fraude, y el tercero no figura en el juicio sino como cómplice; el
deudor disminuye fraudulentamente su patrimonio, prenda general de sus
acreedores; y lo que los acreedores atacan es el acto que ha hecho salir el bien del
patrimonio del deudor, el contrato consentido por el deudor, en que es parte la
persona con quien él contrató y a quien el deudor ha transferido la cosa y que, por lo
mismo, se halla interesado en la situación creada por el acto o contrato fraudulento."
(Luis Claro Solar, Explicaciones de derecho civil chileno y comparado, tomo
undécimo, De las obligaciones II, Imprenta Nascimento, Stgo. Chile, 1937, Pág
622.) La opinión anterior es pertinente al caso ya que tratándose del ejercicio de la
acción pauliana en contra de terceros que no tienen calidad de deudores –como el
comprador del bien inmueble que se sustrae del patrimonio del deudor para burlar
los derechos de los acreedores- tampoco se previó como condición de procedencia
de la acción en referencia en su contra la existencia de la cesión de los bienes o la
apertura del concurso.---Luis Claro Solar ha dicho que "en nuestro derecho
moderno, ya hemos dicho que ninguna dificultad puede presentarse si los acreedores
intervienen en el juicio; v fácil es reconocer que tienen derecho a intervenir en él y
participar del beneficio de la revocación todos los acreedores defraudados, es decir,
los anteriores al acto impugnado, si el deudor no ha sido declarado en quiebra; ya
que si lo ha sido, la acción es deducida en beneficio de la masa y naturalmente
puede aprovechar aún a los acreedores que no han figurado en el juicio.***... la
acción pauliana puede ser instaurada, aunque no haya cesión de bienes, ni concurso
durante un año contado desde que la realización del acto o contrato que causa
perjuicio a los acreedores se efectúa." (Los subrayados son míos. Ob. Cit. Pág. 632,
635.---En el CURSO DE DERECHO CIVIL, de Alessandri y Somarriva (tomo III
DE LAS OBLIGACIONES, edit. Nacimiento, Stgo., Chile, 1941, versión redactada
y puesta al día por Antonio Vodanovic H., Págs. 252 – 253) se encuentra la
siguiente consideración: "427. Para entablar la acción pauliana ¿se requiere que el
deudor haya hecho cesión de bienes o se haya declarado en concurso? - ¿O
procederá ella en todo caso, independientemente de la cesión de bienes o de la
declaratoria de concurso? La discusión tiene su cierto fundamento, porque si nos
ceñimos a la letra misma de la ley tendremos que aplicar la acción pauliana
restrictivamente. En efecto, dice el artículo 2,4681 que con respecto a los actos o
contratos ejecutados por el deudor "con posterioridad a la cesión de bienes o a la
declaratoria en concurso, se aplicarán las siguientes reglas". Esta misma redacción
ha motivado la discusión. Advirtamos que donde dice "concurso" debe leerse
"quiebra ", con la actual legislación, porque el concurso, que se aplicaba sólo a los
deudores civiles, ya no existe, y la quiebra se aplica hoy tanto a los deudores
comerciantes como civiles. La cesión de bienes, de acuerdo con el artículo 1,741, es
el abandono voluntario que el deudor hace de sus bienes, a un acreedor o acreedores
cundo por accidentes inevitables no está en situación de pagar sus deudas. La Ley
de Quiebras sólo la acepta con respecto al deudor civil, porque con respecto al
comerciante trae consigo la quiebra; o sea, la cesión de bienes sólo impide la
quiebra con respecto al deudor civil. Pero a pesar de la doctrina que sostiene la
aplicación restringida de la acción pauliana, la gran mayoría de los autores
considera que la acción pauliana procede en todo caso,
1 Tomar en cuenta que todas las disposiciones legales que se citan en esta cita son del
Código Civil Chileno.

aun cuando no haya cesión de bienes o declaratoria de quiebra. Las principales razones que
se dan, son: a) El articulo 2,468 está en un título donde las demás disposiciones vecinas se
aplican a cualquier acreedor: el 2,465 habla del derecho de prenda general que tiene el
acreedor, independientemente de la cesión de bienes y la declaratoria de quiebra; el 2,466,
de la acción subrogatoria, aplicable aunque haya un solo acreedor, independientemente de
la quiebra o la cesión de bienes; el 2,469, consecuencia del 2,465, manifiesta que el
acreedor tiene derecho a rematar los bienes del deudor para pagarse de su crédito,
disposición que también se aplica independientemente de la quiebra y la cesión de bienes.
Es lógico concluir que no se ve por qué se quiera restringir la aplicación del artículo 2,468.
b) Este es un medio que el legislador usa para establecer la diferencia que existe en ese caso
y el del artículo 2,467, que dice que son nulos los actos ejecutados por el deudor después de
la cesión de bienes o de la apertura del concurso; y entonces, si el 2,468 se refirió
nuevamente a la cesión de bienes o al concurso, fue para dejar de manifiesto la diferencia
que existe con respecto a los actos se ejecutan antes del concurso o de la cesión de bienes y
los que se realizan después de ellos; porque, si son posteriores, conforme al artículo 2,462,
son nulos, y, en cambio, si son anteriores, se aplicará la acción pauliana, c) Finalmente, el
propio plazo de prescripción para su ejercicio es otro argumento a favor de la aplicación
amplia de la acción pauliana. Esta acción prescribe en un año, contado desde la celebración
del acto o contrato, (No. 3, artículo 2, 468). Ahora bien, si para entablar la acción pauliana
fuera necesaria la declaratoria de quiebra o la cesión de bienes, en el hecho acontecería que
la disposición no tendría aplicación, porque la acción pauliana ya se encontraría prescrita en
virtud de este plazo perentorio de prescripción que fija el legislador. Alessandri, Claro
Solar y Somarriva adhieren a esta doctrina." (Los subrayados son míos). ---La conclusión
del tribunal de alzada, en el sentido de estimar que la acción es inepta por no haberse
cumplido con los requisitos que menciona el art. 2215 C. referidos a la cesión que ha hecho
el deudor de sus bienes a sus acreedores o a la realización del concurso de acreedores –
concurso voluntario o necesario-, está equivocada por adición, ya que a las normas les ha
dado un alcance mayor que, como lo dije anteriormente, no lo tienen, y por consiguiente la
ineptitud que se ha hecho de la acción promovida por mi mandante de ninguna manera
existe; por el contrario, es tan procedente como lo ha reiterado la doctrina,
consiguientemente debió haber entrado a considerar el fondo de la impugnación que motivó
su conocimiento. La solución que se pretende entonces, al conocer la Sala de lo Civil del
presente recurso, es de reconocer que el sentido correcto que tienen las disposiciones
legales dichas es en que el texto del art. 2215 C. no hay nada que literalmente restrinja el
ejercicio de la acción pauliana a los casos de cesión de bienes y de concurso, y que si lo
hace es para determinar los actos y contratos a que va a referirse, y de modo alguno para
declarar que es requisito para la procedencia de la acción revocatoria de los actos
fraudulentos realizados por el deudor, como habría tenido que hacerlo si tal hubiera sido el
propósito del legislador.---El error interpretativo es determinante del fallo injusto puesto
que de no haber mediado se habría llegado a la conclusión correcta que consiste en que no
es requisito para el ejercicio de la acción pauliana o revocatoria la apertura del concurso de
acreedores, sino que se trata de una acción autónoma que puede ser instaurada por
cualquier acreedor que llene los requisitos de legitimación activa, independientemente de la
participación de otros.---Deberá, en consecuencia, el tribunal de casación casar la sentencia
impugnada, otorgándole a las disposiciones legales citadas la interpretación correcta que
tienen, y ordenándole, consiguientemente, al tribunal de segunda instancia que entre a
conocer el fondo del punto litigado.—

IV.- Por resolución de esta Sala, pronunciada a las once horas y treinta minutos del
diecisiete de agosto de dos mil seis- fls. 15 de esta pieza- el recurso fue admitido por la
causa genérica de infracción de ley por el sub motivo Interpretación Errónea de Ley, siendo
el precepto infringido el contenido en el artículo 2215 del C.C. N° 1; habiéndose corrido el
término para que las partes expresaran sus alegatos habiendo hecho únicamente el
impetrante, abogado Rodolfo Alfredo García Flores, quien alegó lo pertinente a su
pretensión.

V.- SINTESIS DEL CASO: Al juzgado de lo Civil de San Marcos, fue presentada
demanda suscrita por el señor Pablo Alberto Gómez Castro, conocido por Pablo Alberto
Gómez, en su carácter personal, en contra del señor Alfredo Armando Villatoro Velásquez
y la señora María Santana García Reyes, ya que dicho señor vendió a la segunda dos
inmuebles de su propiedad, supuestamente en perjuicio del demandante en este juicio. Los
hechos se hacen consistir en que el señor Pablo Alberto Gómez Castro, teniendo un
negocio de venta de harina, vendió cierta cantidad de este producto al señor Alfredo
Armando Villatoro Velásquez y este le canceló con cheques que no estaban provistos de
fondos, por lo que el señor Gómez Castro inicio Acción Ejecutiva contra el señor Villatoro
Velásquez, librándose el mandamiento de embargo correspondiente en el respectivo juicio
Ejecutivo, anterior a la presente demanda, encontrándose que en un principio pertenecieron
al señor Alfredo Armando Villatoro Velásquez, fueron vendidos a favor de María Santana
García Reyes, por lo que estimando que dicha negociación se hizo en su fraude, ha iniciado
posteriormente Acción Pauliana o Revocatoria, a fin de que se rescinda el contrato en
mención, celebrado a las diecisiete horas del tres de julio del año dos mil tres. En primera
Instancia la sentencia fue adversa, al actor, ya que se absolvió a los demandados; en la de
segunda Instancia, la Cámara respectiva declaró inepta la pretensión, por lo que se revocó
la sentencia de que se conoció en apelación.

VI.- ANÁLISIS DEL RECURSO: Considera el impetrante, que la Cámara sentenciadora


ha cometido interpretación errónea de ley, en cuanto al precepto contenido en el Art. 2215
del Código Civil, el cual considera, que respecto de los actos ejecutados antes de la cesión
de bienes o la apertura del concurso, se observaran las siguientes reglas: señalando en el
numeral 1° lo siguiente: que los acreedores tendrán derecho para que se rescindan los
contratos onerosos y las hipotecas, prendas y anticresis, que el deudor haya otorgado en
perjuicio de ellos, estando de mala fe el otorgante y el adquirente esto es, conociendo
ambos el mal estado de los negocios del primero..., considerando el impetrante que la letra
de la ley, es clarísima al sostener que los acreedores pueden demandar la rescisión de los
actos o contratos fraudulentos iniciados por el deudor, antes de la cesión de bienes o de la
apertura del concurso por lo que, el requisito que establece dicha norma, es que se
reclamen los actos o contratos fraudulentos, antes de la cesión de bienes o de la apertura
del concurso y se pregunta entonces ¿cómo se puede concluir que el requisito para la
aplicación del Art. 2215 sea la promoción del concurso de acreedores, si el legislador parte
del supuesto de los actos realizados antes de su inicio?, sosteniendo el impetrante que para
interpretar correctamente el Art. 2215, no hay necesidad de recurrir al Art. 2214 como hace
la
Honorable Cámara Ad-quem, puesto que se trata de dos disposiciones que regulan
circunstancias diferentes: el Art. 2214 dice claramente, que los traspasos y gravámenes
realizados después de la declaratoria del concurso o quiebra, son nulos de pleno derecho; en
cambio, el Art. 2215 regula el caso de los actos o contratos hechos en perjuicio de los
acreedores, antes de que se inicie el concurso del acreedor, ratificando que para interpretar
el 2215 no es necesario partir del supuesto del Art. 2214, porque ambas disposiciones
regulan dos momentos diferentes, esto es, antes y después de la cesión de bienes o de la
apertura del concurso. Asevera quien recurre, que la Cámara sentenciadora incurrió además
en un error de interpretación por adición, porque agregó un requisito que la ley no ha
contemplado o previsto, considerando que interpreta, que es requisito de procesabilidad que
se inicie el concurso de acreedores, cuando el legislador lo único que ha regulado es lo que
sucede con los actos o contratos realizados antes de la iniciación del concurso de
acreedores, o lo que es igual, en ningún momento el legislador ha previsto que la apertura
del concurso de acreedores sea requisito necesario para el ejercicio de la acción pauliana,
considerando que de la letra de la misma, se entiende que el sentido de dichas disposiciones
dista de lo otorgado, por el ente jurisdiccional y la doctrina así lo regula, es decir, que para
el ejercicio de la acción pauliana, no se requiere que el deudor haya sido declarado en
quiebra o sus bienes hayan sido sometidos a concurso voluntario o necesario----Nuestro
código establece las reglas a que esta acción se halla sometida en el título de la prelación de
créditos, que puede suponer la existencia de un concurso de acreedores. Considera también
el impetrante que en el título donde están comprendidas las disposiciones, cuya
interpretación ha errado el tribunal de segunda instancia, principia por reconocer el derecho
que tiene todo acreedor de obligación personal, para perseguir su ejecución sobre todos los
bienes raíces o muebles de su deudor, sean estos presentes o futuros, exceptuándose
solamente los no embargables que es el derecho de prenda general y esta disposición no
supone la necesidad del concurso o quiebra del deudor. Para finalizar, considera el
impetrante que la interpretación de la cámara, carece de fundamento en la ley, pues
literalmente el art. 2215 no hay nada que literalmente restrinja el ejercicio de la acción
pauliana a los casos de cesión de bienes y de concurso, ya que esta acción tiene como razón
determinante evitar los efectos del fraude del deudor, careciendo de toda lógica su
subordinación a la cesión de bienes o al concurso, dejándola sin aplicación al mayor
número de casos en que podría presentarse, concluyendo que cualquier acreedor personal
puede entablar y sostener la acción pauliana para anular o para dejar sin efecto los actos y
contratos otorgados de mala fe por el deudor y en perjuicio de los acreedores. No hay por
lo mismo inconveniente alguno legal, para que cualquiera de los acreedores haga uso de la
acción pauliana para eliminar el acto o contrato fraudulento que le perjudica.

La Cámara Ad quen en ciertos párrafos de su sentencia sostuvo: "

"El proceso de mérito, el demandante con base al transcrito Art. 2215 C.C., como se ha
dicho, solicita se rescinda el contrato de Compraventa realizado entre los demandados
señores ALFREDO ARMANDO VILLATORO VELASQUEZ Y MARIA SANTANA
GARCIA REYES. Al respecto, es de subrayar que la facultad de ejercer la acción de
rescisión de contrato establecida en el transrito Art. 2215 C.C., se encuentra establecida
específicamente para los casos (actos o contratos) relativos a los bienes de que el deudor ha
hecho una cesión o se ha abierto el concurso de acreedores; o sea que éstas situaciones
prácticamente se erigen como requisitos o presupuestos de procesabilidad o de
procedibilidad para promover la Acción Pauliana.---El demandante manifiesta en la
demanda de fs. 1 a 2 p.p., que por operaciones mercantiles realizadas con el demandado
Villatoro Velásquez ha entablado Juicio Ejecutivo Mercantil, habiéndose decretado
embargo en bienes del deudor demandado; específicamente en el segundo párrafo de fs. 2
p.p., DICE: "El oficio contentivo de la medida cautelar en referencia se presentó al
Registro de la Propiedad Raíz e Hipotecas de la Primera Sección del centro con
fecha cinco de los corrientes mediante asiento de presentación número DOS CERO
CERO TRES CERO SEIS CERO SIETE DOS CUATRO CINCO NUEVE
(200306072459),
habiendo hecho notar verbalmente el empleado que recibe la documentación
pertinente en el registro público inmobiliario en el momento de hacerse la
presentación de la orden de embargo relacionada, que el primero de los inmuebles
tenía en trámite una escritura de compraventa otorgada por el ahora demandado,
señor Villatoro Velásquez, a favor de la otra demandada señora Garcia Reyes,
presentada al Registro según asiento de presentación número DOS CERO CERO
TRES CERO SEIS CERO CINCO SEIS SEIS CINCO CERO (200306056650); cuya
información precisa es la que he brindado en la presente demandada en los primeros
párrafo de ésta...". Conforme a lo anterior, es obvio que el actor acepta que lo que se ha
iniciado, promovido y existe, es un Proceso Ejecutivo Mercantil y no una cesión de bienes
o un concurso de acreedores; y siendo que, tal como se dijo anteriormente, es requisito
sine-quanon, que para que un acreedor tenga derecho a gozar de la facultad establecida en
el Art. 2215 C. C., es necesario que exista una cesión de bienes o un concurso de
acreedores, y en el caso de mérito, resulta notorio que no exista ninguno de los dos, ya que
los hechos planteados no son los establecidos en el supuesto hipotético planteado por la
norma, lo cual deviene en una ineptitud de la pretensión.---Es de aclarar que aún cuando el
demandante es acreedor, sus demandados no están concursados; y, además cuando ya existe
concurso, solamente al síndico del Concurso corresponde solicitar la nulidad.---En
consecuencia, habiéndose establecido la ineptitud de la pretensión contenida en el libelo de
demanda, conforme a lo expuesto en los considerandos anteriores debe declararse la misma,
y siendo que la sentencia dictada en primera instancia no ha sido pronunciada en
conformidad, se impone revocar la misma y pronunciarse la que conforme a derecho
corresponde."""""

En el presente caso, el señor Pablo Alberto Gómez Castro, conocido por Pablo Alberto
Gómez, ha demandado la rescisión (entiéndase resolución) de un contrato de compraventa,
fundamentado en la llamada acción Pauliana, contenido, en el artículo 2215 N° 1 del
Código Civil, basado en que el señor Alfredo Armando Villatoro Velásquez, vendió a la
señora María Santana García Reyes, un inmueble ubicado en la jurisdicción de San Marcos,
de este Departamento, por escritura pública, otorgada a las dieciséis horas del tres de julio
de dos mil tres, ante los oficios del notario Luis Alfonso Valle Deras, todo debido a que con
dicho señor, el demandante sostenía relaciones mercantiles, consistentes en que el señor
Pablo Alberto Gómez Castro, conocido por Pablo Alberto Gómez, vendía cantidades de
harina al señor Alfredo Armando Villatoro Velásquez y éste le pagaba con cheques, pero
que en las últimas transacciones hechas, los cheques no le fueron pagados al vendedor, por
lo que lo demandó en juicio ejecutivo y fue allí en donde al fracasar un embargo en bienes
del deudor, el señor Gómez Castro, se dio cuenta de que coincidiendo con el no pago de su
deuda, dicho señor Villatoro Velásquez, enajenó, dos bienes inmuebles a favor de la que el
considera, compañera sentimental del demandado. Esto hizo que el actor iniciara la
presente acción, al verse defraudado en la persecución de los bienes de su deudor, tratando
por medio de la acción en referencia, de inmovilizar los bienes de su deudor y de quienes le
acompañaron en el supuesto defraudamiento, mediante la acción que hoy utiliza. Como se
ha señalado, en la primera Instancia fue la pretensión declarada sin lugar, mediante
resolución de fondo y en segunda Instancia, esta ha sido declarada inepta, por cuanto la
Cámara, según dice el recurrente, ha interpretado incorrectamente el artículo 2215 N° 1 del
C.C. el cual literalmente dice: En cuanto a los actos ejecutados antes de la cesión de bienes
o la apertura del concurso, se observarán las disposiciones siguientes: 1ª) Los acreedores
tendrán derecho para que se rescindan los contratos onerosos, y las hipotecas, prendas y
anticresis que el deudor haya otorgado en perjuicio de ellos, estando de mala fe el otorgante
y el adquiriente, esto es, conociendo ambos el mal estado de los negocios del primero.

Esta Sala, considera que esta disposición es distinta del contenido del artículo 2214 del
Código Civil, el cual se está refiriendo, cronológicamente, a un momento distinto de las
oportunidades sancionadas y que la Cámara ha hecho precisamente por ello, una relación
que en nada le sirve para resolver el caso de autos. En efecto, el presente caso de
compraventa se ha dado en un momento en que no consta que haya habido cesión de bienes
o apertura de concurso; es más, se ignora si se dará o no cualquiera de esas situaciones,
pero en cualquier momento que sea (con exclusión de los eventos dichos), el acreedor tiene
la facultad de demandar la rescisión (entiéndase la resolución), en este caso del contrato
oneroso de compraventa, entre el señor Villatoro Velásquez y la señora Santana Reyes,
estando como se dirá, si el caso es necesario, de mala fe comprador y vendedor, conociendo
ambos los malos negocios del primero, debiendo entenderse, recalcamos, antes de la cesión
de bienes o la apertura del concurso, no constando en este caso que se haya dado ninguno
de esos acontecimientos e ignorándose si van a suceder o no, diferenciándose esta acción
de la de nulidad que se puede pedir, respecto de los actos ejecutados por el deudor, en
relación a los bienes, ocurridos después de que ha hecho cesión o de que se ha abierto
concurso a los acreedores. Siendo así, la Cámara debió aplicar lisa y llanamente el N° 1 del
Art. 2215 del C.C., pues a más de que de la letra de Ley se colige claramente lo dicho, y
que el recurrente ha ilustrado con abundante doctrina de eminentes expositores del
Derecho, esta Sala, transcribe lo que sobre el particular, ha dicho el tratadista chileno
Ramón Meza Barros, en su manual de Derecho Civil, de las obligaciones, 6° Edición, de la
Editorial Jurídica de Chile, cuando a las páginas 332 y 333 bajo el N° 462, textualmente
dice: """""Para intentar la acción no es menester que el deudor esté en quiebra o
haya hecho cesión de bienes.- El art. 2467 (2214 Ley salvadoreña) dispone que "son nulos
todos los actos ejecutados por el deudor relativamente a los bienes de que ha hecho cesión
o de que se ha abierto concurso a los acreedores ". La Ley de Quiebras ha reemplazado el
concurso por la quiebra, aplicable hoy tanto a los deudores civiles como comerciantes.---
Sancionados con la nulidad los actos del deudor posteriores a la cesión de bienes o a la
declaratoria de quiebra, se ocupa al art. 2468 (2215 del Código Civil salvadoreño) de la
suerte de los actos anteriores que son atacables por la acción revocatoria, ejecutados en
perjuicio de los acreedores y en fraude de sus derechos.---Fraude y perjuicios son los
fundamentos de la acción y nada justifica que, para intentarla, sea menester que el deudor
haya sido declarado en quiebra o haya hecho cesión de bienes. "(el subrayado es de la
Sala). En ese sentido, la Sala no tiene ningún reparo en subrayar que la Cámara
sentenciadora, interpretó erróneamente la Ley, al exigir requisitos adicionales a los
solicitados por el legislador y declarar por ello la ineptitud de la pretensión, por lo que así
habrá de declararse, casándose
la sentencia de mérito y pronunciándose, la que conforme a derecho corresponda, por
interpretación errónea del N° 1 del Art. 2215 del Código Civil.

Siendo que la sentencia será casada, la Sala se vuelve Tribunal de Instancia, por lo que
fallará con la prueba que aparece en autos, por lo que se procederá a analizar la que aparece
principalmente en la pieza de 1ª. Instancia, así:

1) Corre agregada prueba fehaciente, que el deudor Alfredo Armando Villatoro Velásquez,
otorgó contrato de compraventa del inmueble de que se trata, a la señora María Santana
García Reyes, según escritura pública otorgada en esta ciudad, a las dieciséis horas del tres
de julio de dos mil tres, ante los oficios del notario Luis Alfonso Valle Deras, extendida por
el Registro de la Propiedad Raíz e Hipoteca de la Primera Sección del Centro, bajo la
matrícula sesenta millones sesenta mil setecientos veintisiete cero cero cero cero cero,
asiento dos, lo cual le causa daño al acreedor, ya que estando a nombre de la compradora,
no pudo ser utilizado como medio de pago de la deuda reclamada anteriormente por el
actor; que asimismo, la mala fe de los señores Alfredo Armando Villatoro Velásquez y
María Santana García Reyes y que el conocimiento del mal estado de los negocios del
referido señor, motivó la realización de la escritura pública de compraventa relacionada y
que lo traspasó el comprador a su conviviente, con la finalidad de evadir la deuda con el
señor Gómez, quedó comprobado con las deposiciones de los testigos señora Cruz
Mercedes Palacios de Díaz y de don Natividad de Jesús Interiano.

El perjuicio causado al acreedor, además de comprobarse con el documento oneroso de


compraventa mencionada y con las deposiciones de los testigos citados; además, con la
compulsa practicada de los cheques debidamente protestados, así como también con la
presentación de los estados de cuenta que consignan los saldos adeudados por parte del
señor Villatoro Velásquez, lo cual ha establecido además, el mal estado en que se
encontraban los negocios de dicho señor, haciéndose evidente la insolvencia de pago del
mismo en las fechas inmediatas de aquellas en que se celebró la compraventa entre los
demandados.

Finalmente, otra prueba que evidencia el perjuicio ocasionado por la compraventa


que se trata de rescindir, es la certificación notarial del oficio librado por el juzgado de lo
Civil de San Marcos, al Registrador correspondiente, en donde se hace referencia a la orden
de embargo de los bienes propiedad del señor Alfredo Armando Villatoro Velásquez, lo
cual se efectuó sólo en un inmueble, por estar el otro bien, a la fecha de presentación del
referido oficio, traspasado a la demandada, señora María

Santana García Reyes, lo que imposibilitó dicho embargo, ocasionando perjuicio a los
intereses patrimoniales del señor Pablo Alberto Gómez Castro, conocido por Pablo Alberto
Gómez, por lo que habiéndose probado la relación contractual de los demandados, la mala
fe de los otorgantes del mismo, el conocimiento del mal estado de los negocios del señor
Alfredo Armando Villatoro Velásquez, así como que tal operación fue en perjuicio del
demandante procede acceder a lo solicitado por la parte actora, debiendo declararse la
rescisión de la escritura pública de compraventa otorgada en esta capital entre el señor
Alfredo Armando Villatoro Velásquez, a favor de la señora María Santana García Reyes, a
las dieciséis horas del tres de julio de dos mil tres, en los oficios del notario Luis Alfonso
Valle Deras, inscrita bajo la matricula sesenta millones sesenta mil setecientos veintisiete
guión cero cero cero cero cero, asiento dos en el Registro de la Propiedad Raíz e Hipotecas
de la Primera Sección del Centro con las consecuencias legales.

POR TANTO:

De acuerdo a las razones expuestas, disposiciones legales citadas, Arts. 1089 y


siguientes del Código de Procedimientos Civiles y 18 de la Ley de Casación, la Sala en
nombre de la República FALLA: 1°.) Cásase la sentencia recurrida por el sub motivo de
Interpretación Errónea de Ley, siendo el precepto vulnerado, el contenido en el Art. 2215
N° 1 del Código Civil; 2°) Rescíndese (revócase) el contrato de compraventa verificado en
los oficios del notario Luis Alfonso Valle Deras, a las dieciséis horas del tres de julio de
dos mil tres, por el cual, don Alfredo Armando Villatoro Velásquez, vendió a la señora
María Santana García Reyes, el siguiente inmueble: `predio urbano ubicado en el Barrio
San José de la Ciudad de San Marcos de las medidas y linderos siguientes; AL ORIENTE:
Veinticuatro metros, lindando con Calle vecinal con predios de María Teofila Crúz y Sara
Cortez; AL NORTE: Veintiocho metros diez centímetros con predio de Jerónima
Hernández, cerca de izotes y alambrado de por medio del predio que se describe AL
PONIENTE: Veintiséis metros veintitrés centímetros con predio de Tomás Pérez cerca de
izotes y alambrada de por medio de la solicitante y AL SUR: Veintitrés metros catorce
centímetros con el lote de Romilia Angel Crúz, alambrado en medio de la colindante,
habiendo también un borde. En este predio hay construida una casa de tejas sobre horcones
y paredes bajareque de doce metros sesenta centímetros de largo por doce metros ochenta
centímetros de ancho inclusive dos corredores que están al Norte y tiene la capacidad dicho
predio de SEISCIENTOS CUARENTA Y TRES METROS CINCUENTA Y SIETE
CENTIMETROS CUARENTA Y CUATRO MILIMETROS CUADRADOS." Inscrito en
el sistema de folio Real computarizado en la matricula número seis cero cero seis cero siete
dos siete cero cero cero cero cero, asiento dos, siendo un lote sin número; 3°) Reintégrese
al patrimonio de don Alfredo Armando Villatoro Velásquez, el inmueble en referencia; 4°)
Cancélese la inscripción de dicho inmueble a favor de la señora María Santana García
Reyes; así como la anotación preventiva de la demanda número dos cero cero tres cero seis
cero nueve cero nueve ocho cero, librándose para tal efecto los oficios correspondientes al
señor Registrador de la Propiedad Raíz e Hipotecas de la Primera Sección del Centro, para
lo cual la parte actora deberá cancelar los derechos regístrales correspondientes, y, 5°) No
hay condena especial en costas.

En su momento, expídase la ejecutoria de Ley y remítanse las piezas al tribunal de origen.

HAGASE SABER.-

M. E. VELASCO.--------------------------M. F. VALDIV.------------------PERLA J.----------


--------PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO
SUSCRIBEN.--------------------RUBRICADAS----------------ILEGIBLE.

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