Bicentenario Cofradía
Bicentenario Cofradía
Bicentenario Cofradía
Se me ha pedido reseñar brevemente los 200 años de nuestra apreciada Cofradía del Santísimo
Sacramento. Hablaré pues como Cofrade de muchos años y también como vallero. Comienzo por
agradecer al P. Douglas Buenaño y demás organizadores de este acto, la oportunidad y el honor
que me han brindado. Dice el salmista:
“Es bueno dar gracias al Señor y tocar para tu nombre, Oh Altísimo” Salmo 91
Y más adelante:
“¡El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres!” Salmo 125
Para el decreto de la Cofradía se invocó una cédula real del 31 de Enero de “mil ochocientos y
seis”, dictada por el Rey Carlos IV de España. Eran tiempos del Papa Pio VII (1800-1823) y era
Arzobispo de Caracas el sacerdote catalán, Narciso Coll y Prat (1808-1822), quien no había tomado
posesión del cargo para esa fecha. La parroquia era regida por el Presbítero Juan Henrique de
Illescas, quien fue por tanto primer Capellán de la cofradía.
Después de un combate contra indios teques y mariches, ”continúa Lozada su camino hacia el
Valle de San Francisco y en vez de seguir por las riberas del río Guayre -temeroso de emboscadas-
se dirige por el abra de Caricuao, llegando a El Valle los primeros días de Abril de 1567. Lo llama
Valle de la Pascua, porque su arribo se realiza en los días de la Pascua de Resurrección” Oviedo y
Baños 1885 En: Barreto M y col. El Valle y sus cercanías. 1986: 12
En el Estatuto, ordena el Obispo que la Cofradía se integre con 30 seglares Numerarios, “los cuales
deberán ser hombres blancos, indios o mestizos, honrados, de buena vida y costumbres. Vestirán
en los actos una túnica encarnada, con cuello blanco y llevarán medalla de plata al cuello,
pendiente de cinta blanca. Pueden agregarse hermanos Supernumerarios, sin derecho a votar, que
pueden ser hombres o mujeres. Por tanto la incorporación de mujeres en el último cuarto de siglo,
no es nada nuevo.
A finales del siglo XIX, el P. Chuecos informa que la Cofradía estaba integrada por 11 hombres y 16
mujeres. Un poco antes, en 1886, el párroco Antonio Llamozas certifica que la Cofradía posee casa,
donada por la parroquia, cuya ubicación y destino no conocemos. Sin embargo, poco después, se
asegura que la institución carece de bienes materiales y que “celebraba sus fiestas con la
contribución de los cofrades” tal como ha sido en esta última centuria.
REINSTALACIÓN
Para noviembre de 1891 solo se mantenía activa la cofradía, la cual entró en receso en Abril de
1900, por lo que deducimos que no actuó en la Semana Santa de aquel año. En ese entonces,
regía la Iglesia el Papa San Pio X (1903-1914) y la arquidiócesis de Caracas, el gran Apóstol de la
Eucaristía Mons. Juan Bautista Castro. Para la fiesta de la Ascensión del Señor, el jueves 5 de Mayo
de 1910, el padre Chuecos anuncia la reinstalación de la Cofradía y convoca a varios caballeros
para el día siguiente, cuando se celebra la sesión. La directiva fue encabezada por el hermano
Germán Rodríguez Lange. Estimo oportuno recordar que durante muchos años la elección de
autoridades se efectuaba el domingo siguiente al de Resurrección, a las 4 de la tarde, en la casa
parroquial. La Directiva tomaba posesión el primer domingo de Mayo y en la Sesión Solemne se
leía el Acta de la Reinstalación. Al respecto me permito recomendar al P. Douglas y demás
directivos de la Cofradía, que se ponga todo empeño en recuperar esos libros de Actas, que
podrían aportarnos interesantísimos datos históricos.
Al P. Chuecos le sucedió el P. Antonio Luis Mendoza, hombre de firmes convicciones, quien incluso
sufrió prisión, por expresar ideas contrarias al régimen del General Juan Vicente Gómez. La
Cofradía vivió un nuevo receso, hasta 1926, en tiempos del padre José María Aranaga.
Creo no equivocarme al afirmar que la Cofradía del Santísimo tuvo momentos de máximo
esplendor, durante el presbiterado de Mons. Alejandro Rodríguez Morín (1934 - 1970)
Contribuyeron a ello diversas circunstancias y personas. Era hombre de gran humildad, entregado
a su ministerio y a su parroquia, de admirable fidelidad a la Iglesia, en la persona del Sumo
Pontífice y del Arzobispo de Caracas. Muchos recordamos y valoramos el celo de este sacerdote
por glorificar a Dios y por servir a sus parroquianos, de manera indiscriminada, como lo
reconocieron incluso notables valleros de todas las tendencias políticas y de todos los estratos
sociales. La Semana Santa se vivía intensamente y cuando llegaba el Viernes Santo ya Mons.
Rodríguez mostraba afonía y agotamiento, por el esfuerzo rendido, desde el Viernes de Concilio,
en consecutivas e intensas jornadas. Estaba pendiente de todo, aun cuando delegaba parte del
quehacer en su vicario, sus sacristanes y monaguillos y sobre todo: en sus sociedades religiosas,
que eran su timbre de orgullo, tanto como este hermoso templo que reedificó, agrandó y
embelleció, en los años 50’ y que luego tuvo que restaurar, debido a los graves daños causados
por el terremoto de Julio de 1967, cuando se habló incluso de derribarlo.
¿Cómo era la Cofradía modelada por aquel inolvidable párroco? Más de la mitad del centenar
de cofrades con quienes compartí hermosas jornadas, desde 1959, cuando ingresé a la institución;
no conocimos a otro párroco antes de él. Eso quiere decir que nuestro accionar era fruto de su
predicación, del afecto y del testimonio evangélico de aquel gran sacerdote. Las fiestas religiosas
de El Valle tenían renombre en toda la ciudad: fueran Misas de Aguinaldo, Navidades, Cuarenta
Horas, Semana Santa, Corpus, Coronación de la Virgen o Fiestas Patronales. El Lunes Santo lo
organizaba Nicolás Ortega, pero el resto de los días contaba con una sociedad responsable por el
brillo de los actos, la música para el templo y la procesión. Con mucha antelación se invitaban
sacerdotes para las Eucaristías solemnes y las predicaciones. Para el domingo anterior a Ramos,
bajo la dirección de Gonzalo Carrasquel y las orientaciones del párroco; se instalaba en la nave
derecha aquella Ultima Cena monumental, que tanto recordamos.
Cada primer domingo la Misa de Minerva se celebraba a las 6.30 de la mañana y la procesión
recorría el contorno de la plaza, en medio de una larga fila de hombres, con cirios en las manos.
Para 1968 la nómina pasaba de ciento sesenta cofrades. La asamblea de cofrades que la seguía,
fue el recurso promovido por el Párroco, para que las sociedades religiosas mantuviesen presencia
a lo largo del año y no fuese necesario convocarlas apresuradamente para la Semana Mayor. Por
eso la Sociedad del Divino Redentor, responsable de la fiesta del Miércoles Santo, también adoptó
esa sesión mensual, cuando se decidió restructurarla y fortalecerla, bajo la mirada atenta de su
presidente emérito, el hermano Armando Castrillo.
SESQUICENTENARIO
En ese clima llegaron las celebraciones del Sesquicentenario de fundación de la Cofradía y
Cincuentenario de la Reinstalación, que tuvieron lugar entre 1960 y 1961. La Comisión
preparatoria fue presidida por Émilio González, insigne cofrade, formado en las filas de la Acción
Católica y quien fue Presidente de la Unión Arquidiocesana de Cofradías. Nos reuníamos
semanalmente, en la casa de Jesús María Herrera, de Caraqueña a Muñingal. Para recolectar
fondos se organizaron vermouth dominicales, a las 11 de la mañana en el desaparecido cine
Jardines. Las películas eran seleccionadas por Gonzalo Carrasquel, quien –por razón de su trabajo-
mantuvo estrechos vínculos con salas de cine y empresas distribuidoras.
La Eucaristía solemne fue presidida por el señor Arzobispo, Cardenal José Humberto Quintero,
desbordado el templo de feligreses y adornado con flores y pendones y la magistral música de un
coro que dirigía el tenor Elio Malfatti. La Sesión de Gala tuvo lugar en casa de Jesús María Herrera,
el 24 de Junio de aquel año. Intervinieron como oradores Antonio Vitriago, Presidente de la
Cofradía, Mons. Rodríguez su Director, Juan José Domínguez, Secretario de Actas de la Unión
Arquidiocesana y Emilio González, quien como dijimos, presidía la Comisión Organizadora.
Nos preparamos ahora para la solemne celebración Eucarística del Bicentenario, que presidirá
nuestro amado Arzobispo, Eminentísimo Cardenal Jorge Urosa Sabino. En el Evangelio
recordaremos aquella frase de Jesús: “¡Animo, Soy yo! ¡No teman! (Evangelio de San Mateo 14,
27) dicha también para nosotros Finalizo pidiendo al Señor Sacramentado, larga vida para nuestra
institución y recomendando a la generación presente que sean consecuentes con esta honrosa
trayectoria eclesial y pongan el mayor empeño en acrecentar la devoción y el culto al Santísimo
Sacramento en esta querida parroquia de la Encarnación de El Valle. Muchas gracias a todos.
ANEXOS
“… Y tercero: que a los Indios y gentes que acrediten ser pobres, no se exijan por las diligencias
que para la fundación se practicaren, derechos ni otro gasto que el importe de papel y escrito; y
que se exijan solo en las parroquias, sin permitir en ellas cofradías de diversa clase, hasta que se
halle verificada y perfecta la sacramental. Lo que os participo para que como os lo ruego y
encargo tenga puntual cumplimiento esta mi Real resolución.-
Fecho en Aranjuez a treinta y uno de Enero de mil ochocientos y seis.- Yo el Rei
Por mandato del Rei Nuestro Señor Silvestre Collar. Se hallas tres rúbricas señales de firma.
Concuerda con la Real Cédula original en su contenido, existente en la Secretaría Arzobispal de mi
cargo… Caracas cinco de Abril de mil ochocientos y nueve.
DECRETO. Caracas, seis de Abril de mil ochocientos nueve.—Visto: fórmense constituciones para la
Cofradía del Santísimo Sacramento, que se intenta fundar en la Iglesia parroquial del Curato y
Pueblo del Valle de la Pascua ad instar de las aprobadas para el pueblo de Maracai, añadiéndose o
quitándose lo que convenga según las circunstancias locales.
1910 -
INGRESO DE COFRADES 1963
Relación elaborada por Luis Herrera García, con base en los Libros de Actas de la Cofradía.
EL TEMPLO: “La vieja iglesia de una nave, con paredes de tapia y mampostería, con techo de
tablas cubierto de tejas; se desplomó totalmente con el terremoto de 1812. Para 1886 estaba
construido este nuevo templo de tres naves.”
DOCUMENTO 05084:
Cofradía del Santísimo Sacramento instalada el 14 de julio de 1809 por el Señor Prov. Dr.
Vicente Hernández, casa propia que fue de esta parroquia La componen 24 miembros
El Corazón de María para las fiestas de Mayo, instalada por la señora Dolores
en el año de 1848, la componen 80 miembros.