Trabajo Final de San Juan
Trabajo Final de San Juan
Trabajo Final de San Juan
II Configuración
INTRODUCCIÓN
PROLOGO
EL MINISTERIO DE JESÚS
1. EL ANUNCIO DE LA NUEVA ECONOMÍA
A. LA SEMANA INAUGURAL
El testimonio de Juan
Los primeros discípulos
La boda en Caná
B. LA PRIMERA PASCUA
La purificación del Templo
Estancia en Jerusalén
Entrevista con Nicodemo
Ministerio de Jesús en Judea. Último testimonio de Juan
Jesús entre los samaritanos
Jesús en Galilea
Segundo signo en Caná: Curación del hijo de un funcionario real
2. LA PASIÓN
Prendimiento de Jesús
Jesús ante Anás y Caifás. Negaciones de Pedro.
Jesús ante Pilato
Condena a muerte
La crucifixión
Reparto de los vestidos
Jesús y su madre
Muerte de Jesús
La lanzada
La sepultura
3. EL DIA DE LA RESURRECCIÓN
El sepulcro vacío
Aparición a María de Magdala
Apariciones a los discípulos
4. PRIMERA CONCLUSIÓN
EPÍLOGO
Aparición a orillas del lago de Tiberíades
Conclusión
INTRODUCCIÓN
El siguiente trabajo sobre el cuarto evangelio, pretende dar una mirada o interpretación al
evangelio de Juan, no como una reflexión catequética ni existencial, y tampoco pretende ser
un estudio riguroso y exegético del mismo, sino que se mantiene en el límite de una
interpretación personal, una lectura interpretativa donde se expone en con otras palabras lo
que hemos entendido al situarnos frente al texto.
Así pues, se ha tomado el esquema y las secciones que presenta la Biblia de Jerusalén, y
apoyados en algunas ideas o directrices del Comentario Bíblico Latinoamericano de
Armando J. Levoratti, se ha logrado tener una visión panorámica de lo que el evangelista ha
querido plasmar en la mente y el corazón de cada lector. El testimonio que da y La
profunda teología cristocéntrica dejan muy claro la finalidad del evangelista. es por esto
que se ha querido mantener la estructura propia del evangelio y exponer en el mismo
sentido los hechos que aquí se nos narran.
PROLOGO (1,1-18)
El prólogo del cuarto evangelio es un himno al Verbo Encarnado, luz y vida de los
hombres, rechazado por el mundo y los suyos y aceptado por los creyentes a quienes
concede el don de la filiación divina. El himno proclama el acontecimiento grandioso de la
Encarnación. El Verbo encarnado es la suprema teofanía divina, es el Hijo unigénito lleno
de gracia y de verdad. El Verbo Encarnado es el revelador del Padre y el camino hacia el
Padre. El Prólogo es la clave del Evangelio1.
El cuarto evangelio nos muestra en su prólogo una síntesis de su teología cristocéntrica y
especialmente refiere a la Gracia, la luz y la vida que sólo nos ha sido dada por medio de
Cristo, que desde el inicio de la misma creación, aludiendo al texto de libro de la Sabiduría.
“Todo se hizo por ella, por la Palabra, y sin ella no se hizo nada…” (1,3), nos dice el texto
bíblico. Se remonta pues al génesis de la existencia y de la historia humana para que
continuando lo que por la ley se conocía, es decir, lo que por Moisés se conocía de la
voluntad de Dios, encontremos la conexión y al tiempo el sentido y la plenitud del
cumplimiento de esas leyes. No contradice, sino que asume el antiguo testamento y lo
conecta con el acontecimiento de la encarnación. Un acontecimiento del que ya Juan daba
testimonio; alguien que venia desde antes y que sería la revelación del Padre, el único que
verdaderamente puede darnos a conocer a quien nadie nunca ha visto, a Dios. Él ha venido
a poner su morada entre nosotros, la shekinah, y en ella, sólo en ella, encuentra el hombre
la gracia santificante, que le justifica, le libra de la esclavitud del pecado y de la muerte.
EL MINISTERIO DE JESÚS
1. EL ANUNCIO DE LA NUEVA ECONOMÍA
A. LA SEMANA INAUGURAL
1
mundo. Ya no es necesario que se sigan ofreciendo sacrificios expiatorios, sino que Cristo
es el elegido de Dios, el Ungido, para saldar la deuda de Adán, del primer pecado.
B. LA PRIMERA PASCUA
La purificación del Templo (2,13-22)
De nuevo nos encontramos con la referencia a los “tres días”. Decíamos que alude a la
manifestación divina. Y es precisamente a lo que se refiere Jesús en este pasaje. Aquellos
que se encontraban en el templo, vendedores y cambistas que fueron sorprendidos por la
actitud de Jesús, quien volcó las mesas y les echó fuera, pues habían convertido el templo,
la casa de su padre, en un mercado. Es interesante que nos detengamos aquí para notar un
aspecto que al parecer desde siempre ha invadido y desvirtuado lo sagrado, y es aquello que
se maneja como negocio. Los mercaderes le piden un signo para justificar sus acciones. No
les importa ni entienden el trasfondo de lo que pide Jesús, y por tanto no entendieron lo que
Jesús les quiso decir con destruir el santuario. Es imposible para alguien que sólo ve en lo
material, en el negocio, en el dinero, entender lo que Jesús quiere decir con restaurar el
santuario. El mismo evangelio da la explicación de que Jesús se refería al santuario de su
cuerpo y se adelanta al tiempo para explicar que los discípulos se acordarían de estas
palabras y entenderían en el momento en que Jesús ya haya resucitado.
4
Ibid. 619p.
Jesús en Galilea (4,43-45)
“El recibimiento que hacen a Jesús en Galilea como consecuencia de los milagros obrados
en Jerusalén entraña un reconocimiento mesiánico, aunque, como veremos, se trata de fe en
un mesianismo de dimensiones terrenas”5. En este pequeño párrafo el evangelista nos
empalma con el segundo signo que realizará Jesús en Caná.
5
A. J. LEVORATTI. Comentario Bíblico Latinoamericano. Nuevo Testamento. 624p.
verdadera salud no es la que Jesús le da, sino la que luego le advierte de conservar. Así es,
ante la orden de levantarse, tomarla camilla y andar, el que estaba enfermo aún no reconoce
quién le ha sanado; solo después que Jesús le dice: “no peques más para que no te suceda
algo peor” (5,14), es cuando reconoce quién es el que lo ha curado y cuál es la verdadera
enfermedad. Finaliza el pasaje mencionando cómo los judíos empiezan a tener motivos en
contra de Jesús, por curar en sábado, faltando a la ley, y por llamarse a sí mismo Hijo de
Dios.
La despedida (13,31-14,31)
El Discurso comienza con una exhortación a la confianza: “No se turbe vuestro corazón.
Creéis en Dios: creed también en mí” (14,1). Este “creer” del que aquí se habla entraña sin
duda alguna la confianza. La frase que sigue expresa el motivo para esta confianza: “En la
casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos
un lugar” (14,2). El pensamiento de Jesús está ya en la casa del Padre. Su ida precisamente
es para preparar a los discípulos un lugar en el cielo (cf. 17,24). Este anuncio de la partida
de Jesús es seguido de un anuncio de su vuelta: “Y cuando haya ido y os haya preparado un
lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros” (13,3).
2. LA PASIÓN
La crucifixión (19,16b-22)
Es significativo el hecho de que Jesús «cargue con la cruz». La imagen de Isaac “cargando
con la leña del sacrificio” parece estar en la mente del evangelista. La identificación del
nombre hebreo del Calvario puede tener también su significación, pero es más difícil
afirmarla con seguridad. El hecho de la Crucifixión se describe escuetamente: “Y allí le
crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio” (19,18).
6
A. J. LEVORATTI. Comentario Bíblico Latinoamericano. Nuevo Testamento. 681p.
Jesús y su madre (19,25-27)
Lo fundamental aquí es la presencia de María y del discípulo a quien Jesús tanto amaba.
Estas palabras que dirige desde la cruz a su Madre, tienen como intención encomendarle el
cuidado de sus hijos, de la Iglesia naciente representada en Juan, quien la acoge en su casa.
Jesús encomienda, sin embargo, a que este discípulo reconozca en María a su Madre; “y
desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa” (19,27b).
La lanzada (19,31-37)
De nuevo se cumplen las Escrituras, y esta vez, nos señala al verdadero Cordero, a quien no
le quebrarán ni uno de sus huesos. El verdadero Cordero Pascual es Cristo. Pues bien,
estaban el la preparación y se acercaba el sábado. Los judíos no querían que una
celebración tan solemne se viera vulnerada por la impureza de tres malhechores
crucificados. Así que por orden de Pilato fueron y quebraron las piernas de los dos
ladrones, pero al ver que Jesús estaba ya muerto, le traspasaron el costado, de donde brotó
sangre y agua. Una forma de interpretar este momento que quedó en la memoria de aquél
soldado es encontrar en este torrente el nuevo bautismo, la nueva alianza.
La sepultura (19,38-42)
José de Arimatea, un discípulo en secreto se atreve a reclamar ante Pilato el cuerpo de
Jesús. También Nicodemo quien había ido a Jesús aquella noche y había reconocido en él al
maestro, lleva aromas para embalsamar a Jesús. “Tomaron el cuerpo de Jesús y lo
envolvieron en lienzos con los aromas conforme a la costumbre judía de sepultar” (18,40).
El lugar donde Cristo es sepultado es un sepulcro nuevo en un huerto cercano al lugar de la
ejecución. La razón de sepultarlo aprisa es la conciencia de la Preparación, es decir, la
víspera del gran día solemne de la Pascua, que en ése año caía en sábado.
3. EL DIA DE LA RESURRECCIÓN
EPÍLOGO
Conclusión (21,24-25)
Esta segunda conclusión nos aclara que el evangelista no ha abarcado todo lo que en
realidad se puede decir de Jesús y sus obras, sino que hay muchos otros temas, pero que en
particular él da testimonio de estos que ha expuesto en su evangelio.